Arquitrave€¦ · Enriqueta Arvelo Larriva. 6 Seria la advenediza Señor, no me des ya la dicha....

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    Arquitrave

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    8 poetas Venezolanas© Rowena Hill© Arquitrave Editoreswww.arquitrave.comEdición y diseño Harold Alvarado Tenorio y Héctor Hernán GómezImpreso en Colombia - Printed in Colombia

    Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni entodo ni en parte, ni registrada en o transmitida por, un sistema de recuperación deinformación, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico,electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el permisoprevio por escrito de la editorial.

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    Nació en 1886 en Barinitas, un pueblo pequeño al pie de los An-des, donde vivió (por un tiempo fue responsable de la oficina de co-rreos) hasta 1948, año en que por razones familiares se mudó a Ca-racas; murió en 1962. Poemarios publicados: El cristal nervioso, 1930;Voz aislada, 1939; Poemas de una pena, 1941; Mandato del canto, 1946;Poemas perseverantes, 1960. Antología poética (póstuma), 1976.

    Enriqueta Arvelo Larriva

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    Seria la advenediza

    Señor, no me des ya la dicha.No sabría manejarlay con ella iría cohibidacomo una nueva rica.Déjame ir tranquila,sin las cosas, fútiles para otros,que fueran tempestades en mi vida.No me des nada...Pero déjame intuirlo todo.Deja sin aherrojar mi sentir,deja que lo glose mi voz.No me hagas nueva rica de la ventura.Sería la advenediza sin elegancia.Ya no sé aprender naday no quiero perdermi gracia y mi aplomo de desheredada.

    Destino

    Un oscuro impulso incendió mis bosques¿Quién me dejó sobre las cenizas?Andaba el viento sin encuentros.Emergían ecos mudos no sembrados.Partieron el cielo pájaros sin nidos.El último polvo nubló la frontera.Inquieta y sumisa, me quedé en mi voz.

    Instancia frente a una sabana amanecida

    Sin compartimientos la sabana.Unela un azul esponjoso, medio dormido.

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    El azul borró los pajonales y los árbolesy los desnudos trechos de suelo barrosoy los espejos falseadoresy el ensamble con el cielo.Está sin compartimientos la sabana.Háblame ahora, llano.Llegará a mi raíz tu voz sin grietas.Siento mis oídos más míoscuando escuchan tu mundo.Dime, llano, lo que en ti vaya más tierno.Amanecí ansiosa de tu «última hora».Llevas el alma desangrada y viva.Estás derrotado y vivo.Quiero oírte en tu azul englobante.Háblame.Sabré responder a la voz de todas tus vocesen la hora inocente.

    Suma de la voz aislada

    En el aire ancho y aromado ha ido sola mi voz.En vano busqué ansiosa. Todas las voces se habían ido.Ahuecaba mis manos y lanzaba mi voz.Y salía a recogerla. Yo misma.Qué dolor desolado, agrupadas voces,el de no tener voz compañera.En el ámbito soleado y ciego, en la zona sin voces,sobre la grama desmandada,he ido presente por caminos que no me oían.

    Rio

    Ramal viril de una empinada agua,potente y libre en el descenso firme,

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    te palpo suave y siéntome en tu sangre.Los dos hervimos en la calma tibia.Adhiérome a tus pulsos caminantes.Vuélvome hondura, remolinos, curvas,la espuma de tus noches destrenzadas,el golpe bramador de tu carrera.Me enrumbo por tu curso y me lastimocon las ceñosas piedras de tu origen.Sufro el miedo y la saña de los peces.Y al turbulento amor de tu contactolloro la humilde sed de tus orillas.Me conduces mordida al manso pozode rota flor y desterrada estrella.Río mío, creador de mi aventura:ennoblecerme hundida en tus pecados.

    Canto

    Canta la paraulata en lo extendidoy, dicho está, canta en los cuatro puntos.Desde el aroma del guayabo, cúbrelos.¡Cuánto logro plasmando el canto abierto!Giros, tonos, imágenes,lo nuestro, lo lejano, el claro libre,un esparcido amor y el morir vivo.¿Probará esta creación los cuatros punto?Su arcilla es la sabana reflectora,el formidable rayo de dulzura,la forma simple en el olor mecida.

    Caballo de fuego

    Me acerqué a candelas de bosques intensosy una chispa leve en mí escondió el viento.

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    La chispa me dio caballo de fuego.Lo colmé espontanea de forraje nuevo.Corría en mis venas, se paraba en seco.El desgaritado le llamó mi acento.Le busqué mimosa y abracé su cuellosi a ajustarle iba el bozal más recio.Tornábalo adusto fogoso deseo.Lo herraba mi mano con su calor tierno.¡Caballo encendido, le grité en secreto,no te puse sueltas y yo gusté el freno!El caballo un día salió por mi alientoy volvió cansado del hueco paseo.El sol le tiñó el pajonal seco,más él perseguía lo que hierve fresco:borlas de verdor después de febrero,con sol y garúa y quemado suelo.Escarbaba fijo aquel casco terco.Suave se movía mi almácigo eterno.Vibro hoy sin sentirme jazmín ni lucero,en el alma enhiesta un sabor terreno.Libre del nevazo que sigue al incendio.Disfrutando aroma sin daño de tedio.A cálida hambre di forraje fresco.Trepidante brío sembré de sosiego.No muero en ceniza ni en dejado leño.Y así me has tomado, amor de universo.

    Ven por la tierra simple

    ¿Por dónde vendrás ahora, nevada y fina?Si esconderme pudiera, me escondería.No por ti, lisa muerte, sí por lo triste:ancha fúnebre pompa o entierro humilde.¿Quién fijó tus arreos? Le mataría.

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    Y yo no soy tu amiga ni tu enemiga.No pide siemprevivas sin trayectoriami sed de girasoles y malvarrosas,mi sed del alpinismo de la campánula,y mi sed del nenúfar, porfiado nauta.No quiero pena en negro, ni diurno cirio,ni que giman badajos de mis domingos.No arribes por el agua ni por el aire.Ven por la tierra simple para halagarme.Picador desdeñoso de silla y frenoha de llevarme firme sobre su aliento.

    Marcas en el espacio

    Un rebaño de manchaso brochadas sin vínculo.La mañana les fija.Su derivo es la noche.¿Servirá su colorpara marcar mi polvo?¿Será gama durableo relámpago?

    Situaciones de la espiga

    1Sol de comienzo canta en valle puro,lucen azuleantes los verdores,hay rompientes aromas.El anhelar nace ligero y listo:ave soltada, con gozosa hambre.La espiga se destaca, amaneciente.Asirla es el impulso vigoroso.

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    Asirla, con la mano latiendo entre las brisas.Asirla sin recelo.Está la espiga en valle de rocío.

    2El bosque sumergido en zumosa tinieblacuartéase de almizcles frenéticos y densos.La espiga está madura, madura e invisible.Y la busca la sed de bravo viento,la sazonada ansia.La espiga está en el bosque de astros enterrados.Y el anhelo no acierta entre mazos de sombra.

    3Huir, sobrellevando el desgajado impulso,huir de lo medroso con el valor intacto,huir ante los ojos que lloran lo quebrado.Desde las crines del caballo muerto,huir hacia las formas aéreas de las aguasy ser infancia asida a la falda más tierna.En un bloque de nubes afíncase la espiga.Vibran gajos de ímpetu.

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    Nació en 1916 en Ciudad Bolívar; desde 1941 vivió en Caracas,Colaboradora con los más importantes periódicos del país; activa enorganizaciones culturales; fue agregado cultural de Venezuela en Chile.Poemarios publicados: Ronda, 1941; Variaciones en Tono de Amor,1943; Vaso de Resplandor, 1946 (Premio Municipal de Poesía; La espi-ga amarga, 1950; Canto al Orinoco, 1953; Sonetos nobles y sentimen-tales, 1956; La casa por dentro, 1965; Poemas sueltos, 1965; Sonetosa la sombra de Sor Juana de la Cruz, 1966; La ciudad instantánea, 1969;Soneterío, 1972; Palabra de honor, 1973; Retratos y tormentos, 1973;Poemas de Luz Machado (antología), 1986; A sol y sombra, 1992

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    La casa por dentroA la Poesía

    La casa necesita mis dos manos.Yo debo sostener su cal como mis huesos,su sal como mis gozos,su fábula en la nochey el sol ardiendo en mitad de su cuerpo.Deben dolerme las cortinas y sus gaviotasmuertas en el vuelo.Conmoverme el jardíny su antifaz de flores dibujado,el ladrillo inocente acusadode no haber alcanzado los espejos,y las puertas abiertas para las recién casadascon su rumor de arroz creciendo bajo el velo.Debo atender su réplica del universo,la memoria del campo en los floreros,la unánime vigilia de la mesa,la almohada y su igualdad de pájaros dispersos,la leche con el rostro del amanecer bajo la frentecon esa yerta soledad de una azucenasimplemente naciendo.Debo quererla entera, salida de mis manoscon la gracia que vive de mi gracia muriendo.Y no saber, no saber que hay un pueblo de trébolcon el mar a la puertay sin nombresni lámparas.

    Servidumbre y descanso

    La dueña dispone la materia doméstica,cuenta el orden creciente de las frutas,

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    sobre la mesa riega los hongos azules de las tazas,sus senos dorados de desprendimiento,sus finos hemisferios untados de colorcomo la primavera,los vidrios educados por los fuegos,los monogramas del café y las cartaspueriles de la leche,la hojarasca metálica que agostael ánimo diverso en las legumbres,los acuerdos comunes de la harina,sol del aceite, lunas del vinagre,gargantillas de azúcar al cuello de las frutasy alfileres de salpara el pecado capital de los aliños.Después ella en su lecho entre sábanas quedacomo un navío descubierto en la noche por la luz.Permanece su lirio.Suma los paraísos y se ve divididacomo una estrella rota.En las almohadas deja lentamente sus ojos,su frente, sus cabellosy su aliento, que en cada amanecer alza la sangrecomo si levantara una gran casa roja.

    Las agujas

    Nadie diría nunca que la lluviaremienda.Sin embargo, entre nubes y horizontes,por encima de todas las ciudadesy de los desgarrones de la tierra,ella pasa y repasacerrando los secretos más pequeños.Los de las cúpulas y los ramos de perejil,

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    los de los trenes donde viajan al sollos amantes del mundo,y los de las tinajas abiertas en los patios;los de las grúas y el paraguas,los del alpiste que el canariosostiene en el picocerrándose el propio canto;y los del brasero de las libélulassuspendido en la piel caliente del pantano.Porque el agua del cielo sólo conoce las ruecas celestesy juega con los gatos haciéndolos correrpegados del alerodonde ella suelta su fleco de alfilerescomo si fuera un ovillodesmadejándose impunemente.En mis manos, como una astilla cósmica,una sola agujarealiza los milagros más simples, sin salir de la casa.

    Fin de año

    Todo está en orden.El árbol iluminado,los manteles para la cena,el vino y el pan de la Navidad,todo cuanto es materia dispuesta desde el ánimo,ordenado para la víspera de la última nocheque escribe el calendario.Todo está dispuesto. La familiaarmoniza las cosas. Y la madrepreside melancólicalos brillos renovados,la transparencia limpia y el aroma.Recuerdo días

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    que ya son sólo un número,pausa en la meditación.Bajo el jazminero se suelta una estrellaen el último alcohol de la tarde, recuerdo.Y cierta pazdeja caer sobre mi corazón su levadura,un color de crepúsculo en el río.Cuando viene la sombraentro a la casa nuevamente.Después de medianocheadvierto que no queda en mi lechoni siquiera la arruga del día, obligatoria.

    Mesa con lotos

    Ha de llegar el día en que poco a pocome sumerja en la tierray esté rodeándome su palomar tranquilo,y juntos compartamosla mutua incontinencia del despojo.Ahora, todavía,igual que esos lotos purísimos,ebrios de claridad sobre la fuente,desnudos, ávidos en la conquista del resplandory entre la noche ciegos,cerrados en el gozo del florecimiento,resistiendo la sombra y el olvido,espesos, solitarios, breves de superficie,estoy como ellos, por el agua, viva,por el verbo, sedienta,y por el amor y poesía, quemada,y del color de las magnolias muertas.

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    Asco

    Trapo y basura hallarás siempre.Nervios, entrañas, carcomidos.Ojos para mirarlo,manos y oficio para su acabamiento,ningún sentido para devolverlosal origen,ya en ellos sola memoria.Trapos, basura, gusanos,hojas secas, desperdicios,cabellos como telarañas en el viento.Una flor?Cómprala.Hasta el jardinero trae a la puertasu cuota de mezquina indiferencia,se regocija si el gusano cae - azufre devorante -y sonríe pensando en más trabajoy más monedas.Combato –sólo yo– la ruina en el jardínentronizada.Polvo sobre las cosas,sobre una misma como sobre las cosas.Entiendo ese quererlo todo ya vencido.Es la única manera de olvidar la belleza.

    Narración de la tarde

    Cuando la luz se va con el ocasoy sobre el monte la cabeza inclina,la tarde quema lentas golondrinasen la pira solar de su regazo.Nubes de leve, silencioso paso,

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    campos de dalias son y mandarinas.Arde un solo fulgor en la opalinalejanía del azul, como en un vaso.Suelta la brisa se levanta. Apenasse mueve el árbol. Y un color se niegaa ser color ante el nocturno acoso.El cielo es playa de incendiada arena.Y un caracol de luz en sí repliegasus propias soledades, silencioso.

    La soledad se llena de nombre

    Pero estoy sola.Y no me acompañanlos seres que andany viven y mueren afuera, lejos de mí y de aquí.Me acompañan mis cosas,los objetos, la memoria si permito su comparecencia,mientras miro los lomos de los librosy los nombres, los nombres.Afuera la nochevive en la sombra que baja desde el cerro,con todas las criaturasque ocupan este lado del planeta.Y es al comenzar la lluviacuando el sonido colmael gran vacío de la sombra.Si buscara el movimiento en el espacio,sólo los astros responderíanfijos visibles a la mirada.Sin embargo me quedo en la nocturnaquietud como una semilla vivaen el seno de la tierra.Y escribo.

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    Nació en 1918 en Valera, en una familia de fuertes tradicionesculturales; reside ahora en Trujillo. Ha colaborado con periódicosnacionales y ha trabajado en el servicio exterior en varias oportuni-dades. Poemarios publicados: Al norte de la sangre, 1946; Verdor secre-to, 1949 (Montevideo); Presencia terrena, 1949 (Montevideo); De bos-que a bosque, 1970; Libro de los oficios, 1975; Música con pie de salmo,1985; Casa de hablas, 1991, que recoge toda su obra hasta esa fecha conalgunos poemas más; Albatros, 1992.

    Ana Enriqueta Terán

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    Soneto cuarenta y seis

    Clama mi sangre por un turbio lino,por mensajes de líquenes urgentes;ya no puedo andar entre las gentescon esta ciencia de árbol submarino.A menguadas estatuas di mi vinoy oí gemir mis fémures bullentes;ensimismada en bocas transparentesnació mi soledad de torso fino.Ahora sin sollozo y sin mezquinasfronteras, ya en el aire, ya en latidoso en vegetales silbos rigurosos,acecho la aridez de las esquinasdonde florecen los desconocidosen corbatas y labios misteriosos.

    Interrogación y paisaje

    Una vocal: un pájaro de hueso de tanto en tantolleva a la madera rezagada del fondo una severameditación sobre áspero suceso.Una olvidada casa de regresorompe a llorar silvestre y recupera falsa prudenciay sorprendida cera de novia y de mancebos en exceso.Si todo llega y todo parte un día,si olvidaron las manos vegetalesindicarme el lugar donde me hallo;y si el mismo verano desconfíade sus lejanos ojos a caballo,¿podré juntar mis muertes minerales?

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    Música con pie de salmo

    Distante bella lobezna desprendida de los bosques;inmensa y sombría como el descenso de las águilasen la soledad de los salmos;guardadora de verdades y máscaras opuestasal rostro común señalado de infinito;sensorial y eterna como el paso de las razassobre la brillantez oscura de las piedras:miserable y a veces púdicacuando la adolescencia razona el otoñofrente a las naciones fugitivas;indestructible y casi perfectadonde el hombre eleva sus ramos fúnebressus tazas ojerosas definitivamente castas,donde los que se amaronilustran la avenida de cada recuerdo,de cada estación construyendo su casa fresca,oscura en las riberas del poniente.Inacabada espléndida mía que ordena y fija sus avesen las sagradas visiones,que azuza enormes ligeras florescontra la locura, su implacable vigilia,que anda en sueños como la primaveraen las alturas de la patria,que hace oscura la fragancia del marde la noche sobre el reposo de los hartos.Esta es tu casa, tu fogón de hierba húmedasobre las brasas de mi carne,tú casa aún no mancillada por la gloria.Roe pues tu creencia, tu madero interno,tu sobriedad y antiguo pañosobre el relampagueo de mis huesosy deja que interrumpa una vez más tu girasol

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    para regresar a mi rostro para develary bruñir aún más la puerta sombría de mis actos,la sagacidad de los mármoles espaciados en el futuro.Inacabada espléndida mía que anda en sueñoscomo la primavera en las alturas de la patria.

    Los sueños, VIII

    Elaboramos la medida, la pausa entre alguieny el despojado absoluto.Afuera ladra la bestia de uno mismopuerta y más alláhasta alcanzar la madre y seguir pulso apenasempujando, cavando de regresoimpaciente de nada.Entonces, vivo, o sólo me nutre lo que habla de mí(no para mí) alguien que me sueñay no logra darme estatura, ni minuciosabien pulida osamenta:Afirmación de cal, último refugio del yomientras me salgo, me vuelvo humome dejo ir más insomne que el alma.

    Manto y grieta vivísimos

    Intempestivo alcance de la tiniebla;fino animal que emerge de las alabanzas y los salmos.Así la profecía, semejante al oscuro, desmesuradoporte de la extranjera y su más alta música.Sombrío,enjoyado silencio de reina en el palco fastuoso.Y los trémulos labios de la locuracomo animalejos súbitos

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    entre máscaras y niños furtivos.Alguien guía sus aves y pide treguas al desprecio.Alguien pues inevitableentre el primogénito y la nodriza enlutada.Manto y grieta vivísimosresponsables del girasol cuesta abajode la negra nupcial cuyas tetas se coronan de avispasy fugaces siseos. Intempestivo alcance de la tiniebla,fino animal que emerge de las alabanzas y los salmos.

    Piedra de habla

    La poetisa cumple mediday riesgo de la piedra de habla.Se comporta como a través de otras edadesy otros litigios.Ausculta el día y sólo descubre la nocheen el plumaje del otoño.Irrumpe en la sala de las congregacionesvestida del más simple acto.Se arrodilla con sus riquezasen la madriguera de la iguana...Una vez todo listo regresa al lugar de origen.Lugar de improperios.Se niegan sus aves sagradas,su cueva con poca luz, modo y rareza.Cobardía y extraño arrojo frente a la edady sus puntos de oro macizo.La poetisa responde de cada fuego,de toda quimera, entrecejo,altura que se repite en igual tristeza,en igual forcejo por más sombra,por una poquita de más dulzurapara el envejecido rango.

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    La poetisa ofrece sus águilas.Resplandece en sus aves de nube profunda.Se hace dueña de las estaciones,las cuatro perras del buen y mal tiempo.Se hace dueña de rocallas y peladerosescogidos con toda intención.Clava una guacamaya donde ha de arrodillarse.La poetisa cumple mediday riesgo de la piedra de habla.

    Escena de comienzo

    Bien estuvo señalar oficio, salud y situación de la torresedera y trapos para brillo y pulir objetos macizos.Que se reciban las llaves de este dominio de hembraacrecentado por la cercanía de las lluvias.También islas.También rescatar, prender hilo a sedas de fondosiguiendo contornos y libertad en lo escrito.Palpando de rodillas el dibujo a seguir.Adentrarse en la escena de comienzo:Místico Tráfico: acercar el ave a la sombra del corazón.

    Hombre y mujer

    De qué nos libra el retorno:ya estamos cerca, palpamos la rosaque debe guardarse y extenderse luegopara alegría del aire.Hombre y mujer acercando el mediodía a las casasatravesando cortinajes muy llenos de brisay buenas nuevas, portando regalosdonde arden flores de fortaleza y silencio.

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    Profecía dos

    Aquella, la más oscura en el poder y la levedad,la que dispuso del sueño, sus acomodos,dulces maneras de cumplir, podrá rescatar la trama,acariciar animales de tierra firme,teñir el canto de nuevos solesutilizando el año y sus ojos de oro sombrío,el favor y la nueva herida de la continuidadpara la resonancia y primera carne,balanceo y casi respiración del futuroen toda memoria de mujer (también en Octubre)de mujer con gusto y olor de portadora de banderasa casada después del vestido rojo en laFORTALEZA DEL MITO.

    Enojo circular

    Os presento la perra de oro macizobabeante de pedrerías en el enojo circular,alerta a cambios, sutilezas y merodeos del silencio;perra abismal surgida de cuanto se resiste a la dicha,de cuanto, amenazante,extiende sábanas para la delicada vigilia.Os presento la perra de humoen latitudes de mármol griego,deseosa de estatura final en lo ya respirado.Perra blanca hasta el hueso de luz centrado.Blanca, con listados de algo más blancopara el ceremonial inaudito.

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    Nació en 1946 en Italia y llegó niña a Venezuela. Fue profesoratitular de literatura en la Universidad Central de Venezuela, Cara-cas; actualmente es docente de Literatura Latinoamericana en la Uni-versidad de Massachusetts en Amherst. Es crítico literario y traduc-tora. Poemarios publicados: Restos del viaje, 1979; Brasa, 1979 (Pre-mio de Poesía del CONAC); Viola d’amore, 1986; Epica mínima, 1996(Premio de Poesía en la XI Bienal José Antonio Ramos Sucre, 1995);El diario íntimo de Sor Juana (poemas apócrifos), 2002; Poesie di duemondi (edición bilingüe español-italiano), 2003.

    Margara Russotto

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    Brasa

    toda la noche eterna permanece el TIZON en el centromira la oscuridad ajenael frío no le pertenece concede azulearnuestra asperezacon emanaciones perfectas de su calornuestra soledad míralo en absoluto silencioquiébrate de pacienciaalgún vestigio dorado podrá tocartevelo consumir tarde y exactamentesu sentido él que lo tiene su destino de brasa.

    Trabajo

    escribo como una mujer crececerca de una ventanacomo un hombre de lejosse lava los brazosy por las fisuras de un puertase injerta un naranjalcomo si la historia fuese la sombrade una liebre golpeaday su pulso una tempestad que nadie escuchara.

    Las vacaciones sin Hegel

    Pueblos enteros hemos vistoque se dejan estar a la sombra de un gran tamarindohiedra silvestre enroscado a los palos del caminoburros cabeceando sobre lo quebradode sus patas rombos en el agua temblorosaAquí el trabajo se reducea levantarse con el sol muy alto

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    a espaldas de esa fatigaque algún turista arrastraAquí vivimos días sin gloriasin moralsin horas fijasEchados el primer periódico que ofrecíasu abandono hemos leído:las muertes hemos leídolos mensajes amorososlas amenazas bancariassin ausencia ni concentraciónNada nos ha conmovidoNada nos ha impacientadoen el calor agobianteNuestros hijostal cual son nos han gustado:negros enjutosrascándose bajo la piellos mil huevecillos de insectosdiscretamente hambrientos sólo al caer la nochecomo si un repentino apetitolos igualara al ímpetu de cazadoresatizando el fuego en una vieja ilustracióntan lejanos entre los pliegues del arenaque parecieron de otrosde humo materia evaporada en la gasa del horizonteAl aire libre hemos comido desnudoscangrejos recién desmembradossin piedad sin otra precaución que estarseal abrigo del viento arremolinadosSucios:lo hemos sido sin juicio sin resonanciaEl mar:ha sido el mar

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    La luz:la luzA lo sumoun peso invisible sobre el lomoEl sopor de los animalesfue sorber ruidosamenteen paz cada espina de pescadocomo fin último:su hoja relucientesu escama de diamantea nadie hirióA nadie la agonía del pelícanoinspiró poema algunolos niños lo arrastraron penosamentede un extremo a otrolo torturaron con el ofrecimiento de lombricesy peces deshechosal oído de la ala rotale susurraron con cínica pacienciael infinito perdidoNo nos rozó siquierala ocurrencia de citas oportunasni el deber de pronunciaraquellas palabrasSólo interjeccionesPorque hablar lo que se dice hablarno hemos hablado E inferirtampoco hemos inferidoLa suciedadla miseria no la hemos comentadoni la exaltación de los pescadoresen su modo de echar la redy unas monedasa las que tapan rápidamente

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    con la palma de la manocomo si fuera un textoNinguna pasión redentoranos ha tocadoA nadie hemos humilladocon interpretacionescon falsos cantosEl canto vino solo como exhalaciónde noche abierta sus labios de salitre quemadonos rozaron en la oscilación de la luzsobre el libro leído hasta tardecon ignorancia y creenciasin entender cual estudiante infelizy desocupado del mundomientras el sueño de los niñosera la misma turgencia del alcatrazen su hondo vuelohondo y levísimoy rociado de espuma firme en la turbulencia

    Como los monos de Kipling

    Era hermosa la concha de Mainetan grande que no cabía en la manoy de algas limpiastecon felicidad de explorador.Fue jabonera de lujoy en ocasionesrecibió pequeños frutosganchos de pelocual siniestras garrapatasquizás fósforos.Fue hallada y celebradaen usos múltiples

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    no siempre apropiados.Con alborozollegué a beberle roncomo en un cáliz.No alcanzó a consumirsecomo se esperaría en su lugar y tiempo.Ni jamás se quebró.No fui capaz de cederla a otroscomo se transmite un placer un secreto.No supe guardarla ni arrojarla ni construirla.Simplemente la perdípor arrogancia evitándome el trabajode justificarla en el orden injustificable de las cosas.

    Las ovejas no sospechan de Mi

    No habrá de soñarse romance algunoentre el yo y las ovejas constato.Junto a ellas constatocerquísima se hedor de Polifemosla ciega plenitud que las deja estar a mi lado.Nada humano recuerdael desenfreno de la estampidasu insensible pezuña.La sonaja impacientesólo para mí significay alerta significan las abejas y su dolorido punzóny la casa invadida por la malezaque pronto es para desbravary el tilo salvajey el árido cilantro con su aromagrato que no teme fluctuarrindiéndose a la hondo fosforescenciade las tazas.

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    Vocación literaria

    Sólo yohe amado hasta el destello ambarinode tus liendras al soly me estoybuscadora de diamantessobre el agua dorada de tu peloy entre las líneas me detengocomo mono en cuclillashaciendo del espulgaruna razón de estadoy un instrumento de emancipaciónen todas las esferas.

    Sapo

    Veamos:si salta a la izquierdaes devorado por el gato.Si opta por ganar la orillalo perderemos para siemprezigzagueando traviesa corrida.Puede la gravedad desafiary ganar las ramas que lo tientan.O seguirnos hasta la casapor el camino de obstinado musgoentrar a la húmeda escena del armariocroar como un regalo de Navidad palpitaa la hora de su entrega.Pero anochecevamos antes que el tiempo nos cristalicecon sus gotas.No temas

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    pequeñas criaturas asítan arcaicas como la poesíasiempre se salvan.De ellas demasiado depende:truenos, tempestades, el equilibrio enterode las mareas y el curso de los continentes.Como la poesía son verdesrefrescantes clorofílicos mensajeros de la felicidad.

    Fragilidad sentimental

    A manotazos violentoscada nochepodríamosacariciarnoshasta rectificarel tibio arrebato de las proclamasel transcurrir abstracto de los díaslos surcos de cansancio entre los labiosTú podrías matar los mosquitossaltando sobre la camacomo un pequeño alcemientras de nuevo te diría:¡Qué ágil y graciosos eresen semejante oficio!Yo te serviría café hirviendocomo cuando respetaba tu trabajoy tú el mío¿Te parece mucho pedir otro verano?¿Un poco de mosquitos?

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    de Diario íntimo de sor Juana

    Cilicios, cruces, azotes, mordazas

    ¡Señor, ten piedad!Para un solo instantees mucha la turbulencia.Es húmeda la espalda del jardineroal final del díay hasta mí se desliza su cansancioque me enternece y pierde.Hasta aquí llegaardiente y frescala sombra de su cuerpoy como alfombra de eucaliptosme descansa.Es con vapores que me envuelve.Arden sus manosque cantanal apretar con suave firmezala tierra.También sus dedosque en gentil armoníase hunden,como si desbrozara de raícesuna amada cabellera.¿Qué clase de fineza es la suya,Señor?¿Por qué me habla?¡Ten piedad, Señor, y atóntame!que el tanto ver me ciegay me ha embriagadode tempestuosa intimidad

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    su viril espera.¡Amánsame!Ciérrame este cuerpotodo espasmospura boca hambrienta que se abrese frota sacudeTen piedad Ten piedad

    Animales en la noche

    Invisiblelevemente avanzanrozando la hierbaespectros amables de la vejez solitaria.Inútil ha sido escondersede la memoria,reposar la mano en la mejillao en gruesoscuadernos repujados.Aquel zopilote herido sigue muriendo,y un hombre entrando al sollanza su escupitajofuera del tiempo.Llegan como si fuesen nubesrodeando un palomar.Traen en el lomo nombres, tumbas, voces,la dulzura de tantos abrazos.O debe ser que reptan sigilososcon el vientre aplastado,cuerpo de hembra partido en dos.Crujidos de insectos leñososperforan la niebla,imponiendo sílabas truncas

  • 39

    de una culpa olvidada.Agiles patas danzany se desplazan entre los árboles,suavemente siguenla gracia ceremonial del pato mandarín.Desde el viento surgeuna explosión de chispas,rueda en la oscuridady me corona la frente con afilados clavos.Brillan como esmeraldasmiles de ojillos roedores en medio de la noche.¿Acaso merezco juicio?Inútil ha sido.Ni un codo avanzarás de ti.

  • 40

  • 41

    Nació 1946 en Caracas, de familia alemana; murió en 2002. Fueprofesora en la Universidad Central de Venezuela, y vivió en Atenasy en Londres. Además de poeta fue traductora y ensayista. Poemariospublicados: Espacios para decir lo mismo, 1975; Espacios en disolu-ción, 1976; Formas en el sueño figuran infinitos, 1976; Espacios deausencia y de luz, 1982; Hasta que llegue el día y huyan las sombras,1983; El reino donde la noche se abre, 1987; Cielo, tu arco grande,1989; Plegarias y penumbras, 1991; Casa de agua y sombras, 1992;El circo roto, 1996.

    Hanni Ossott

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    En negro, de gasas y lentejuelas

    A mi madre, a su hermosísimo vestido

    Llevo apegado a la piel vestido espléndidosus hilos desiguales cubren y permiten transparenciaslentejuelas trazan allí la flor imposibleel pensamientoesa flor cuyo centro luminoso se yergueentre el oscuro cálizNegro es el traje y da la luz de su negrurasaca hacia fuera cuerposmas no incita recata sólo es un diferimentouna lentitudun prolongado diálogosostenido siempre al rasLlevo inscrito en la más oculta pielel nocturno traje, el abrazosus gasas se despliegan ondulanpuntean círculos y tientos en torno a un fuegodibujan el néctar destino del inconsciente zánganoLeve, leve y suave entre los andaresse adhiere a su tramael objeto de la simpatía y la correspondenciaLeve, se enreda entre los hilosdescompone el dibujo originaly marca un puntoun lunar extraño al juegoAsí un nuevo pensamiento se borda y añadeun pensamiento de urdimbre contrariaque arriesga y desplazala unidad de tela, trama y florescenciaél es entonces el punto que amenaza el rigor de los enlaces la

  • 43

    severa belleza de la negra luzel negro sol soberbioen eclipseAfanoso se afana en hermanarse a la tejida flory espía el secreto de los hilosque en paciente abanico juntanuna a otra lentejuelasólo por mimesis.Antigua, casi arcaica es mi herencia: el trajeY vieja la florla acumulada y densaLo cruzan vientos, tempestades, curvaturasy un ruedo firmeun hilván aseguradopor la anterior de las abuelasLlevo en mí un telar de espera que cruza el mardesde largo tiempo atrás se hace el trajeLlevo en mí la niña que ríe suspicazmientras miraa través del ojo, del ojillode una lentejuelaEl ojo de una lentejuela, no el de diosel ojo que satura un pensamientoCargo de modo esforzado el milenario vestido difícil me es lucirloDespliego sus velosy cumplo y me cumplo- obligada estoy a elloEs un cáliz, una flor que soporta el vinola profunda conexiónentre la tierra, el dios y nadaEsparzo su trama secreta, religo, anudo, desatopor mí el telar de la Penélopela lucidez de Diotima

  • 44

    la extreme belleza, la de la diosapor mí la continuidad de sus nombres y sus hombresy la prolongación de la flor y los altaresdel pensamientopor mí la vulnerada hoja que ahora es páginaletra coaguladaHe heredado el vestido de enredos incitaciónel de la fiesta difícilVestal, sacrificialjuega al viento y se complacedeja destellosrasguñosencantamientosVen, míralo, entre la profunda oscuridad de mis pupilasse develaAsómate cruza pestañas y azulestoca el nervio que aborda mi nerviosa fibraasciende y ve, miraallí enrama el misteriola rara danza desigualque luego se riega y exige un vestidola paga...por el otrola imaginación de un terceroel único pensamientoDibuja ahora el dios en mi telarquiero su rostroCiego, perdido ya, a tientas, me buscaenvía mensajerosaprendicespícarosquijotes incendiariospuntos que desordenan mi regularidadMi traje trama la antigua tensión del tejedor

  • 45

    aquel que soñó la tierra circularla esfera absolutala plena inundación por un centrofervorosamente pensadodecididoelegidoHe crecido, me he regadosin testamentossólo un guiño una picardíauna ansia propagadoraComo lluviahe difundido mi trajehe bordado el único florel pensamiento«!ay mi niña comprende mi mirar y llévate este trajela flor, intensa y violadael motorel jardín hilado en la Nochelos ramos y las oscuras florecillaslos recodosaquellos que fundarán telares!»El, él me lanzó un puente, una carnada, un hilocomo si yo fuese un pezél, el pescador me soñócreó su cuerpo, la filigranay consumándose me consuma«aparta de mí ese cáliz»devora mata alimenta a los suyosse complace en la presay exige la bella, la del raro traje«¡un rey en estas trenzas está preso!»Por dios, ¿quién es tu más antigua madre?Es, dios, ¿la desnudez?No. No la quiero.

  • 46

    Llevo un trajeuna conquista hecha de abuelas fuertes.Llevo un vestido hecho a manotejido hilo a hiloLlevo una memoria que enlazaun círculo que da coherenciaque anuda el dios y lo cuida de lo libreLlevo en mí bordados de iniquidadmagnificenciasarrastro mi colaNo quiero desnudez, no quiero el denso vacíoquiero brocados, tintestelas, gasas, matiz- ¡que pueda verte alguna vez!- ¡que yo te trence entre mis trenzas!- ¡que me crea soberana tu secreta ley!Quiero bordar, quiero la aguja, mi ansia es un telar, la rueca- quiero, sabes, una murmuraciónel murmullo de un río y el choque de sus piedrasgolpeando rechazandomientras corro, ando, cuento hilos y ato cuerdasSoy la rueda de la rueca el destino el bordadome muevo entre suavidad y lentitudSoy la sacra memoria que se recuerda entre pespuntesaleteos, ruedosSalgo, aparezcoentre residuossoy un viejo vestido jamás raídomis nietas se disfrazarán de mísoy su vindicación y la míala costurera eternaHija, te he dado el telar que es cantoórnalotodos así lo desean

  • 47

    gloriosa soyy el dioshundido, más hundido se hundiráaguja y hilode otro pensar.

    Actividad de ángel y serpiente

    Ángel, dame las alas que cubranla majestad del horror que habita mi almadame el velamenque adorna y borda las superficiesdel hondo fuegoHondo, en el lugar donde amor y muerte son unodonde la sangre y la hendija se cobran una a otrasus razones y sus venasProfundoen el lugar de la única memoriael lugar arcaicoallí donde comienza la palabra y se propaga la demandael incisivo lugar la no cubrible aberturaque alberga cada gritoÁngel, téjeme un sudario elegantefino de rosas entreveradas, abrasadas,opuestas a todo centro de consumacióncomo si fuesen un prolongado adjetivola interminable sucesión de cualidadesy jamás, jamás la acción.Bórdame ese raro arquetipo soñadoque detiene la propia indulgenciay fortalece y otorga severidad- sobre humanidad.Dame máscara y gesto y el traje transparente

  • 48

    a través del cual toda cosa pasaun dardoun cansancioun descuido.Dame las alas las adolescentes adormecidas alasdel soporo la rarísima quietudque vacíaHazme descender sin gravedadsin ansiasobre cosas que no deseoapenas, apenas quiero posarme sobre ellasapenas quiero el rocenada de contactosnada de incendiosnada de luchas.Quiero ser un soy que es apenas hálitosoplodespliegueDame la suavidad en el ascenso y descensoequilibrio de aveno la urgencia imantadaMi ritmo ahora no es el de la fuenteirregular es este pulsoansioso de temblarFibra, nervio, savia oscura y ardienteentrañascarne y tejidossangreamor de sangre insaciableen el golpear, en la insistenciame riegan.Domina el influjo arbitrariola asestada certera

  • 49

    la primitiva hybrisel aguijón que en otro clavoQuiero cómo quiero deslizarmedesde el no saber, sabiendolo equilibrado y lo constanteQuiero moverme como la tierra en torno a su ejeciegadespasionadamudaapenas febrilacomodando sus propias cortezas de a pocode vez en cuandosacudiéndose, sólo a ratos.Quiero apenas esos leves tembloresMás ella también sabe del centrodel terrible fuego que se quema a sí mismolo expulsa.Ángel, roza con tus plumas el áspero cuerpo de la serpiente- como suelta piel entre nosotrosardientes escamassequedadesel mar aquí no basta para combatirlael mar ¿no es acaso su aliado?le concierne la furiaAy alma que es amor, mar, gravitación, serpienteAy dardo que dueleinsistenteactivo

  • 50

    Orfeo

    Te he dado mis sedasmi baile, mi danza, mis máscaras.Te he dado mi cama, mis hornos, mis cocinasla mesa puesta, adornada con flores y copas,los cubiertos.Y el invitado venía y admirabacasa y cuadrosalfombras y platos.La belleza.Te he dado esta larga pasiónque ahora se teje como memoria difícil.Te he amado, bajo cielos y techosen la calle más solitaria de París, de Grecia o de aquí- desde el abandono.Te he otorgado poros de poesía, surcos plenos de sudoralmas, carne, pelo, cuello, manos.Tú, hombre irascible... ¿dónde estás?¿qué mar te socava en mí?Eres duda y ángel. Promesa incumplida.Me hiere tu canto, Orfeo.Bacante soy de ti...Llevo en mi espalda el rasgo de tus manosla rajaday en mis pulmonesla respiración que quierola otra acallada respiración de la muerte.Carezco de mañana, mi hoy me rasga¡Tú presencia, Orfeo... tu presencia!Orfeo, ¿dónde estás? Socórreme.Amado.

  • 51

    Una playa sin finA Valentina Flamerich Ossott,

    por los poemas que quiere escribir.

    Sí, habría que escribirlo así, elevado, devoto, casi totalsi fuese posible, un gran poemaPero hay interrupciones, los ruidos de la casala respiración del marido. El gato.Y allí entraría sobre todo el marconvulso él, alto, encrespadogolpeando playa y costa, insaciabley el ardor, los cangrejos, siempre arrepentidos.La culpa. Lo echado a perder, las cosas rotas.Ese gran poema que lo contuviera todo.Los vientos. La melancolía. El arrastre.Las largas noches. Una enumeración de estados.Fiebres.Calores.Y habrían miradas que cruzan palabras para detenerlas.Ojos fijos, casi silentes, propios.Hablaría de la mentirala casi insostenible mentira, al ras.Expresaría lo imposible,instalado en el centro del corazón como esperanza.El poema podría ser como un fluir de aguasen torno a un centro improbable.Estarían allí los árboles, los amantes, las fuentes,Dios, la respiración, la sangre,los libros, las muñecas, las estrellas.Habría que escribirlo así, abrazado a una totalidadque se borra en la muertecomo si todo se desvaneciera y se crearaeternamente.

  • 52

    Habría que decir que en él late la pasiónuna sangre bullente, una efervescencia.Un poema fuegohonra de algún dioshonra de un lar de la casa, de un resquicioatento a la tensión de la calidez.Si se pudiera, si se pudiera escribirel poema innumerableel único, el enterotenso, vibranteel atravesado por la gravedad y la divinidadel zanjado por el horror.Pero el gato nos ocupala cocina nos llamala solicitud nos distrae.También irían allí atravesadas las calles, los hombreslas pugnas, las separacionesy «los pájaros que nos hablan en griego»cuando enloquecemosde tanto no entender.Por ello daríamos un salto al infinito.Por ello, el poema.Si llegase.Y si llega, viene con él la dicha de verla felicidad de contar todos los números del universolas funciones, los espectáculoslas rarezas, las individualidadessi llegase la totalidad inundaría mi alma.Lo absoluto invadiría.Un dios se haría en nosotros.Estoy ahora en una playa sin fin. Soy estrella y musgoMe encrespo.El poema ha llegado de mi carencia, de mi pobreza.

  • 53

    La palabra de la tierra

    SujétateAgárrate como un árbol a la tierratenso entre sus raíces fibra ya cuerpo para lo difícillos vientos la precariedad el beso de lunasAsiéntate con fervor entre lo duro y rocosoama eso que te debate pues te concentraen el secreto del íntimo horrorla palabra de la tierra.

    La enfermedad

    Una habitación oscurecidaun padre casi de rodillasuna hermana guiando de la manososteniendo, en silencio.Extraños en torno y mi madreyacente, frágil.Vi sus piesvi el movimiento suave de las sábanasVi el rostro volteándosea desgana de mí fatigado.Ella ya no era mía, era de la enfermedad.Yo ya no era de ella.En torno, el raro y sagrado silencio,ahuecándose, en ese cuarto;mi reverencia mi contenciónmi asombro mi espera mi pena.Grises líneas sobre su rostroyo no tuve palabrasno tuve hálitoPensé quizás que hablándole reviviría.

  • 54

  • 55

    Nació en 1955 en Caracas, donde vive. Estudió letras y ademásde poeta es ensayista y autora de cuentos para niños. Poemariospublicados: Casa o lobo, 1981; Correo del corazón, 1985; La canciónfría, 1989; Poemas del escritor, 1989; El cielo de París, 1989; Los bajossentimientos, 1993; La Otredad y el Vampiro, 1994; La épica del pa-dre, 2002; Poemas huérfanos, 2002; El hueso pélvico, 2002. En 2004publicó Poesía reunida (1981-2002).

    Yolanda Pantin

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  • 56

    Correo del corazóna Hugo Achugar

    Amigo mío preguntastantas veces bajo el cielo infinitosi estás como ausente poema de amordeclaras el beso fin de siglomientras sufro bella damaser mi novia galantelos goces del amor tan solocinta de raso de un salto color lila a tu cinturadesátame mi vida a la hora tenue que reclinas tu frentey sollozas alma entre los altos chopos de la noche

    El ojo de la caja«Te estoy mirando por el ojo

    de la cajita amor»Adriana Villalba

    Te estoy mirando amor por el ojo de la cajacómo levanta terso aromauna mujer sobre el recuadro¿crema en el café? ¿té?Te veo amor en el lavaborala brut cuando rasuras yardleySoy el ojo del amor en la persianaestoy mirando cómo giras el llaverocómo baja el ascensor hasta la nocheregresas de la noche en efectivocómo rúbrica tu estampa en el programao es que pita tu mujer el osterizer¿crema en el café? ¿té?te estoy mirando amor por el ojo de la cajano lo olvides

  • 57

    Poema de las dos cabezas

    Este es el poema de las dos cabezasSolCuello Cortadodescansa sobre la hierbaCabeza Soberbiapartió a los AustralesSolCuello Cortadodejó que un insectorevoloteara en sus labiosy durmió un instanteCabeza Soberbiacansada del viajehaló los pies a su amanteEstuvieron parloteando un largo ratoUna tormenta siguió a la otramas estas cabezas tenían mucho que decirseSolCuello Cortadosaltó sobre la nievey posó sus labiossobre la boca tumefactaque herviásobre un hervidero de palabrasSe contaron sus vidasEso era todo lo que tenía que decirsesus vidas sus amoresLa noche las encontróbajo un bloque helado- el viento ululaba en el paisaje blanco -«Es un presagio»

  • 58

    dijo SolCuello Cortado«No hagas caso»Cabeza Soberbiasintió pánicoy entrechocaron sus orejas en un largo abrazo

    La otredad y el vampiro

    V:- Otredad, contempla el fuego.Acércate a la ventana.Toma de mi copa el trago que apurael tiempo, el impasible tiempo.No temas: he sufrido con mesurano le temo a la muerte.Soy mi espejoy me sacio ante élcon piedad, con ternura.Otro que es Aqueldeseando lo imposible.Brilla y es eternoel fuego que contemplas.Soy el hombre que velay hambriento de tireclama un cuerpoque no existe.Mira: el mundo acaba.No he vivido.Soy un sueño,la palabra incomprensible.No te acerques,consúmete en el fuego.El amor te ha condenadohaciendo de mí sombra

  • 59

    tu verdad.El amor está en tus ojos,en mí está el Destinoque ha sellado con furiasus puertas de bronce.Qué rigor del extasiado,de aquel que por amorpermanece inmóvil, contemplando.

    O:- Señor:Estoy contigo.

    Erzebeth Bathory

    Las tinieblas eran antes que la luz y el infiernoantes que el cielo. Y para que el hombre

    comprenda también es necesario asomarse a esteabismo y mirar.

    Jakob Boehme, De signatura rerum

    El pesado carruaje se detiene al borde del caminoque conduce al castillo de la loba de CejtheHa sido larga la penosa travesíaa través de los Cárpathos desde Vienapinos y viñedosríos que fluyen en un gran silencioLa Señora está dormidaLas Damas de Honor a su ladotemen arrancarla del profundo sueñodescanso merecido a su altísima personaal ilustre apellidoheredero de las bestias que forjaron la patriacon hombríaEl piafar de un caballo

  • 60

    el roce de la sedadespierta la condesaHungría se cubre con un manto de nievehalconesque el viento elevaErzebethtemida y respetada por sus súbditos lealesfieles vasallosmaldita en la estima de Rodolfo IISacro Emperadorprotector de las Artes y las LetrasCasa de los HúngarosCasa de los Cuernoscuando soplo este veneno fuera de tiViena está dormidaErzebeth Bathoryaltiva esposa de Ferenc Nadasdyvestida de blancopedía a la sangre sus poderes secretosLa condesa despiertaOjos en la nocheel cuervoel animalabetos en la nieveparajes del infiernohelado de los cuerposla voz de la Señorahiere la tinieblapresagio de otro sueño que apenas comienza¿Quién ha sido?¿Quién me ha traído de nuevo a la tierra?Los árboles el cielose yergue inmune el castillo de CejtheSólo yo conozco un arroyo que fluye

  • 61

    Coronada la frenteuna malla de perlasel Este y el Oestealas de cuervohalcones que el magiarlanza contra el cieloLa joven en silencioespera la muertefrente a ellaBastó una mínima ordenun gesto imperceptibleApeada del carruajedespojada de sus ropasa la luz de las antorchas la doncellafue sometida al horrible tormento:el agua que torna la carne en hieloSostenida la pequeña por las brujas del bosquecontra nueve venenos nueve coronasLa Señora contemplaapartando las cortinas de cuero del carruajeel goce secretosolazada en el miedode la joven que suplicaerguida en la nievela boca entreabiertaal brutal silenciomanifiestael horror esculpidoestalactitaqueja sin términoAtiéndemeestoy cerca de tiEmprende el carruaje su caminoLa condesa duerme

  • 62

    Sólo se escucha el chirrido de los goznesel piafar de los caballosmientras cae la nieve sobre el cuerpoy borra en la doncella del horror el crimentu dolor es mi palabra

    El escritor esta enamorado

    El escritor está enamoradoEste sentimiento que podría ser gozosolo llena de dudasEs cierto que ha vivido momentos felicesdías de absoluta devociónnoches de absoluto delirioEl escritor está aterradoel amor muerde sus tobillos con deliciosa boca- labios gruesos sonrisa enigmática -y una serie de preguntas:por qué resume el verbopor qué un escritor debe hacerse tales preguntaspregunta el desgraciado a quién éste amaEl escritor medita una respuesta adecuaday todo lo que piensa lo lleva a una verdad que tememás que al amormás que a la persona amadamás que a sí mismoEl escritor está enamoradoEste sentimiento que podría ser gozosolo lleva a tomar un somníferoa las dos de la madrugadacuando la noche cae vertical sobre los árbolesy la luna se perfila contra el cielo obscenael escritor duerme

  • 63

    Ciudad capital

    El sumo sacerdotearroja el corazón del bien nacidoa los perrosllenándolos de sangre

    Son tres los zopilotes

    Mira volar los zopilotes son horrendosAllí están en la cornisa del otro edificioMientras sirvo el café las aves negrasse han posado en la antena parabólica diríase atalayaCada uno conserva el equilibrio que es suyo y no del Otro- ¿De quién comen?Ahora vuelan sin moverse no hacen ruidoSon tres los zopilotes Ya lo he vistouna madre y dos de sus pequeñoso una pareja de amantes y su sombra

    Los faxes borrados

    Voy a hablarles del dilema enquistadoo del miembro de un hombre o una mano o un hachaNo quedará de ellos ni un pedazo de amorYo te lo digoLlevas silicona en tu piel esponjadapero tu humanidad es trágicaCómo gozas sufrirMientras juntas los pedazos de esta cartalas palabras chorrean su desquiciada inconsistencia- te amo tanto -Borro el rastro del dilema enquistado

  • 64

    pero el timbre del teléfono en la madrugadaTe llena de nostalgia.

    Árboles y absoluto silencio

    Una parte de nosotras quiere dependertotalmente de la otra, una parte que necesita ser cuidada,una tristeza.Volver a mi casa donde alguna vez fui yo misma,contra toda realidad. Pero el Cercodesenfunda un arma,y estrella sus autos contra las verjas de los jardinesdonde los niños tampocoson inocentes.Un algo debe ser protegido, un espacio luminoso,sin estridencias,fijación de cuando antes y la vida no había pasadosobre el cuerpo de humedadque es el llanto.Tú erotizas la queja, dice mi analista. Y tiene razón,quizás.Pero,no creas que me interesa tanto.Porque tengo un sueño:árboles y absoluto silencio.

    Glaciar perito moreno

    El poema ha caído como un bloque estrepitoso de hielo.Aquí crecen arbustos de hojas ralasy hay ovejas que pastanen suaves desplazamientos;parecieran no moverse, pero avanzansobre la tierra.

  • 65

    Yo pensaba acerca del sentidofrente al paisaje,una manía tan infantilcomo hurgarse la narizhasta hacerla sangrar.Fue un momento de estupefacciónpoética: una masa de frío que se alzabasetenta metros sobre nosotras.Queríamos tener ante el glaciaruna certeza de impotencia.No es que fuéramos nada,es que el ruido de la mole al desprenderseretumbabacomo un corazón abierto.

  • 66

  • 67

    Nacida en 1956 en Caracas, estudió artes plásticas, fue diseñadoray actualmente trabaja como profesora de Poesía y Literatura Lati-noamericanas en Miami University, Oxford, Ohio. Poemarios publi-cados: Cuerpo, 1985; Ca(z)a, 1990; Pompeya, 1996.

    Maria Auxiliadora Álvarez

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    Hubiera podido reunirloel dinero doctoravaca amarga castrada que me agredepara tener mejor asistenciasu ojo más detenidosi el embarazo durara varios añosa medida que me hubiera ido inflamandocada arcada cada pelo que cayera cada estríalo hubiera ido guardando recordandosu baba bata blanca sanguinariaporque yo trabajo muchovaca baba bata blanca corrosiva que me agrededesde niña de haber tenido alguna pequeña inflamaciónque lo indicara a medida que usted fuera estudiandoyo lo estuviera contando abajoal centro de mis cuclillasdonde ahora usted lo buscasu baba blanca castradano se le hubiera ensuciadocon mis fragmentos acuososhijo carnicero órgano sementalhubiera podido reunirloel dinero doctora porque yo trabajo muchobata amarga vaca blancamamá es un animal negromanso extenso huelea aguas estancadascría batracios dulces en las encíasno comeno duermeno ríe es un espacio oscuroque recorro con la lenguay me sabe a semena sangre a agua de renacuajo

  • 69

    mamá es un animal quietoamarrado hinchado habitual muertoella me abre las piernasdesde el piso trata de ascendery no la dejo que aquí no hay nadase cerró la puertase acabó la casaella quiere devolverse por las tardesse me para entre las piernascalva y caliente y no entiendeque la apartoque esa puerta se acabóque no se puedeentrar ya ni salirni decidirlaque ya basta de quirófano y cabezapor las tardes amorosas y sangrientasy ella tiene miedoy quiere hundirseen el útero de nuevoen la noche y la comidaen su cuarto pegajosoentre mis piernasy no la dejo que ahí no hay nadase cerró la tarde para la cabezano hay sangre ni cuchillo que la conduzcani boca di perro que la defiendala tarde totalla estertorea te busquéentre los cuerposentre los bulto espasmódicosy no había nadieexento de abdomen grande oscuro de vaginade pie descalzo sangriento y lento

  • 70

    de ojo de miedocompañero tan relativono había nadie lleno de escrutinio de padre muertoy de madre abruptarojo mediterráneo observando asíhuesudo rigurosocon la boca para adentrocomo si no tuvieras dientescon esa naturalidadpara el sufrimiento ajenola tarde total era de tardede agujas y tubosy muertos alrededory Una deforme y desnudacon las piernas abiertascon los brazos abiertoseliminando toda la sangrey todo el hijo de que se es capazque no puede salirporque una tiene la aberturacomo cerraduracompañero tan relativorojo recto rigurosoexento mamá se fuetarda muchos años debajo de su puertasaliendo agua rojapapá la maldiceantes de irse mamá ya no hablabano abría los ojosdespués cerró la puerta de su cuartoy no quiso volverdetrás de la puerta nos llama a vecesy nos grita un cuento de una casa de dulceque se come y se ríe

  • 71

    y se oyen cosas que se quiebrany mamá habla por ratos ronco como un hombrecomo una noche lejosy da golpesy la oímos rasparseen las paredesy sale un río de mamá por debajo de la puertaun río rojizo y triste que no se muevela gran familia es un pasillo muy largoy una mujer sentadacon un niño crecido hasta el techola gran familia es una lengua roja y pesada en la cabezaen toda la parte derecha no para titienes que fijarte bienla gran familia es una herida de muerteque no se muereUn rencor tranquilo fíjate bienno te voltees para alláMe he descarnado en tocarlaEstá sola La Casa solo el cuerposolos los filos que hicimoshe cuidado los bultos del miedome he cerrado sobre ellosestán solos los bloque de metaldesprendidos del pisogolpeándoseyo que oscurezco La Casa y la aclaroque cada vez que me duermo tengo un hijoy una hendiduraen la tierra y tiene muerte La Casay tiene mala agua en su memoria quedoUn hueso alto afilado mi bocaes gruesa y oscura para Nombrarteo nuestra niñez

  • 72

    yo tenía miedo de tu lentitudcuando se caía el cieloy la nubes eran piedras de gran muerteNunca tuvieron otros ojostanto pájaro de ruegoyo corría y te arrastrabaen el silencio de los perrosabajo de la tierra resoplandoNunca tuvieron juntos otros ojostanto pájaro a salvotu peso es mi más grave pérdida

    Pompeya

    mi corazón había sido destruido en Pompeyael sol hería de nuevolas grietas del mundo estalladopequeñas piedras pulidasreflejaban todavíala luna de ayer:y yo pude reconocerel cuerpo de mi padreentre los escombrosy rocé a mis hermanas silenciosasen las rotas columnasAlgunos árboles producían flores de carney ofrecían entre las ruinassus manos pesadas sin olorlos niños del mediodíayacían inmóviles bajo la tierralo íntimo era el espectáculo ajenoy el respeto era un polvo entre los piesmi corazón se reconocióentre los suyos

  • 73

    toda su familia estaba allí:los rictus de sus rostrosvaciados en piedray contemplados por desconocidossin amor

    El acantilado

    madrequisiera que nuestro dolor fuera un barcodándose golpes contra un acantiladoy quisiera madreoírel estallido final de este cuerpo indivisibleen agua sangrey madera de saly sentir el acantiladoincrustarse en nuestro pechocon un sólo martillazo sordo y definitivoesparciendo el aire de nuestros pulmonescomo ronquidos de silenciosmucho más frágilesque el inmenso tamaño aparenteque llevan los barcoscomo los nuestrospor el medio de esta desgraciainacabable de mary quisiera madreque de una vez se abrieran en pleno las compuertasy entraran y salieran todas las aguas detenidasy todas las partes podridas y perdidasde esta embarcación compartidaque se nos ha dado por vida indeseabley engorroso trajinar

  • 74

  • 75

    Nació en 1960 en Caracas. Licenciada en letras; poeta, traducto-ra y ensayista. Ha vivido en Londres y en la India. Actualmente sedesempeña como investigadora en el Museo de Arte Contemporá-nea de Caracas. Autora de los libros Fatal, 1989 y Consideración de larosa, 2000.

    Alicia Torres

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  • 76

    Sacerdotisa

    A veces juego con la idea de matarte(después de todo, querido,nadie es inocente)y entonces pienso en sacerdotes antiguosataviados de oro y lino blanco,incienso rumbo a los cielos,la precisión de la obsidiana afiladaen noches de luna menguante,un pecho descubierto,la tensión rápida y certerade una mano educada para el puñal,el placer de los dioses,la satisfacción del deber cumplido.Y hay orden de nuevo en el mundo,la lluvia se derrama por los campos,el viento hincha las velas aqueasy la tierra es fértil otra vez,pero entonces tú te acercas, queridocon los brazos abiertosy yo sonrío culpablebesándote la garganta,las muñecas, la sien.La vida, allí donde late vulnerable.

    Magdalena

    Voy a ungirme con óleos levantinosa perfumarme con esencia de heliotropopara que mi piel sea delicia de la manomanjar del gesto lascivo donde me busco.Mírame bien:seda entre los muslos

  • 77

    malaquita en la sienlapislázuli pulido en las muñecas.Simulación perfectade una algarabía de los sentidospara no oírtepara no atendertegalileo melancólicoque domesticas piedraspidiéndome el alma.Escucha:en el fondo somos igualespues siendo de todosno somos de nadie.Mira, entonces, cómo escuposobre tu mano abiertacastísima palomanegándote el harapo de aire vacuoque me pides.Mira, seductor, cómo te pagocon la misma moneda.

    Judith

    ¿Quién recoge las migas de la mesa?¿Quién limpia la persistencia del polvo en las mañanas?Al presentir que desde otra tierra te interrogotu mano dormida se cierra sobre mi falda.¿Qué se sueña en el último sueño?Nunca sabré si me soñabasinclinada sobre ti como me encuentro ahoratratando de leerte el rostrocomo quien descifra un manuscrito iluminado.No te besa la nuca.No ajusto como siempre

  • 78

    la cobija sobre tu hombro.Este trasto afilado me pesa como el mundo.Se escuchan disparos a lo lejosy una sirena distanteme recuerda con su urgenciael destino nuevo de mi mano.

    Venus asiria

    Se viste de negro y luz fríaeligiendo un punto alto en la distanciadesde donde ve y es vistaaugurando con su quietud de astro fijoun cuerpo dócila las manos del viajantecapaz de propiciarla con anémonasy perfumes abisiniossin saber que en la noche más oscuraella se deja alcanzaren su templo de ónixrespondiendo a cada cariciacon un poco de muertehecha un veneno dulce para el hambre.A sus pies los amantes caídosson la alfombra mórbida de su descanso.

    Consideración de la rosa (a rose is a rose)

    Mira la rosarosa rosa de la otra inocenciarosa blanca lívida de pánicorosa roja de las urgencias de la sangre.Jamás se había vistotanta turbación ante lo impropio,

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    tanto oriental ofrecimiento:«lo que tú quieras, querido, quiero yo».Esta es la bella que crees colocartedía a día en el ojal, perenne ella en su atractivo,perenne también tú en tu desconcierto.Falso la modestia de la rosa,con esas garras que presagianintensas tardes de placer.Falsa la satinada complacencia de los pétalos,deseándose a sí mismos:«hay en ti algo oscuro y rapaz que me conmueve».Mírala altiva en el floreroadornando algún aniversario,esperando elegantísimauna hora que se pueda llamar suyaun lugar donde exhalarla inesperado fragancia de la verdad.

    Tantra

    Yo no fui a Puri, la de los templosal Señor del Universo,la de los santos que reniegan de sus huesos.Yo no fui a Puri, la sagrada,por acudir al llamadode aquel que me esperaba sin alientoen medio de una selva de este mundollena de monos impúdicos y pavorreales de tejado.Yo no fui a Puri pero llegué a aquel lecho destendido,rodeado de incienso y de lámparas de aceite,donde palpándonos los ritmos de la sangredescubrí que no es sino en el cuerpodonde la adoración hace justiciaa la íntima Puri que somos sin saberlo.

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    Antes de la consumación

    Es inquietante esta violencia.No digo de los nervios.No digo del deseoo de la lengua.Digo una violenciade bienvenidaa una abundancia que anida en cúmulosazules y grises más allá de horizonte.El amor o la muerte truenanen la bóveda del mundoy mi piel, salada de tiempo,se estremece como un flanco de yegua.Fuera de mi línea de visiónhay un destino eléctrico.Respiro y respiro:un animal esperando el diluvio.

    El árbol bajo el mar

    El viene cada día y me dice«Hoy estás tan bella».Yo contesto«Je suis toujours plus belle que toi».Luego me doy vueltay pienso en el árbol bajo el marcomo algo irremediable.Está ahíanclado en la sima de la simaplateado por el resplandor internode su propia soledad.Esta no es luz de luna:no conoce el rostro cambiante

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    de esa piedra que nos vence,tampoco el dedo lacerante del sol.Vive aposentado en su bienaventuranza vegetalsin sentirsin pensarcompleto en sí mismounido a sí mismo olvidado de sí mismo.Es así como su éxtasis silenciosoes el centro secreto hacia donde gravitanlas almas en peligro de perderseabsortas en su propia dicha.

    Avenimiento

    Llega el milenio, advieneen el fulgor cualitativo de las hojasrecién brotadas de los abetos,de las palmeras.Hasta aquí me llega el aroma de la rosarenacida de entre la cenizasy el humo de un cinismoaniquilado por sus propios ácidos.Hasta aquí me alcanzan las vocesde los más pequeños,los guardianes, los que nunca olvidaron:se trepan por mis zarcillos, por mis cabellos,todos cantan al éxtasis de la rosa,reconocida, alucinadaperfumede dos mil años de espera.

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    IndiceAActividad de ángel y serpiente 47Alicia Torres 75Ana Enriqueta Teran 21Animales en la noche 38Antes de la consumación 80Árboles y absoluto silencio 64Asco 18Avenimiento 81

    BBrasa 30

    CCaballo de fuego 8Canto 8Cilicios, cruces, azotes, mordazas 37Ciudad capital 63Como los monos de Kipling 33Consideración de la rosa 78Correo del corazón 56

    DDestino 6

    EEl acantilado 73El ajo 16El árbol bajo el mar 80El escritor esta enamorado 62El ojo de la caja 56En negro, de gasas y lentejuelas 42Enojo circular 27Enriqueta Arvelo Larriva 5Erzebeth Bathory 59Escena de comienzo 26

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    FFin de año 16Fragilidad sentimental 36

    GGlaciar perito moreno 64

    HHanni Ossott 41Hombre y mujer 26

    IInstancia frente a una sabana amanecida 6Interrogación y paisaje 22

    JJudith 77

    LLa casa por dentro 14La enfermedad 53La otredad y el vampiro 58La palabra de la tierra 53La soledad se llena de nombre 19Las agujas 15Las ovejas no sospechan de Mi 34Los faxes borrados 63Los sueños, VIII 24Luz Machado 13

    MMagdalena 76Manto y grieta vivísimos 24Marcas en el espacio 10Margara Russotto 29Maria Auxiliadora Álvarez 67Mesa con lotos 17Música con pie de salmo 23

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    NNarración de la tarde 18

    OOrfeo 50

    PPiedra de habla 25Poema de las dos cabezas 57Pompeya 72Profecía dos 27

    RRio 7

    SSacerdotisa 76Sapo 35Seria la advenediza 6Servidumbre y descanso 14Situaciones de la espiga 10Son tres los zopilotes 63Soneto cuarenta y seis 22Suma de la voz aislada 7

    TTantra 79Trabajo 30

    UUna playa sin fin 51

    VVen por la tierra simple 9Venus asiria 78Vocación literaria 35

    Y

    Yolanda Pantin 55

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    8 poetas Venezolanas de Rowena Hillse terminó de imprimir el 15 de Julio del año 2006

    en los talleres gráficos de la Editorial Arquitrave en Bogotá, D.C.y fue encuadernado a mano por Ricardo Aguirre Piñeros.

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    INDICEAActividad de ángel y serpiente Alicia Torres Ana Enriqueta Teran Animales en la noche Antes de la consumación Árboles y absoluto silencio Asco Avenimiento

    BBrasa

    CCaballo de fuego Canto Cilicios, cruces, azotes, mordazas Ciudad capital Como los monos de Kipling Consideración de la rosa Correo del corazón

    DDestino

    EEl acantilado El ajo El árbol bajo el mar El escritor esta enamorado El ojo de la caja En negro, de gasas y lentejuelas Enojo circular Enriqueta Arvelo Larriva Erzebeth Bathory Escena de comienzo

    FFin de año Fragilidad sentimental

    GGlaciar perito moreno

    HHanni Ossott Hombre y mujer

    IInstancia frente a una sabana amanecida Interrogación y paisaje

    JJudith

    LLa casa por dentro La enfermedad La otredad y el vampiro La palabra de la tierra La soledad se llena de nombre Las agujas Las ovejas no sospechan de Mi Los faxes borrados Los sueños, VIII Luz Machado

    MMagdalena Manto y grieta vivísimos Marcas en el espacio Margara Russotto Maria Auxiliadora Álvarez Mesa con lotos Música con pie de salmo

    NNarración de la tarde

    OOrfeo

    PPiedra de habla Poema de las dos cabezas Pompeya Profecía dos

    RRio

    SSacerdotisa Sapo Seria la advenediza Servidumbre y descanso Situaciones de la espiga Son tres los zopilotes Soneto cuarenta y seis Suma de la voz aislada

    TTantra Trabajo

    UUna playa sin fin

    VVen por la tierra simple Venus asiria Vocación literaria

    YYolanda Pantin