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UNA HIPOTESIS SOBRE LA TECHUMBRE

DE SAN MILLAN DE SEGOVIA

Siempre se ha presentado como una incógnita la solució nconstructiva de la antigua techumbre de la iglesia románica d eSan Millán en Segovia . Torres Balbás en su obra "Arte almoha-de, arte nazarí, arte mudéjar", da por cierto que : " Un techo pla-no, bajo una armadura a dos aguas, cubría la nave centra lde la iglesia románica de San Millón de Segovia, construidaal mediar el siglo XII. En 1669 fue sustituida por una de la-drillo, pero varias de las piezas que lo formaban se emplearo nen la armadura rehecha entonces, y permiten conocer su dis-posición . Componíase de una serie de jácenas tendidas hori-zontalmente a través de la nave, apeados sus extremos en ca-necillos, alternados los dos tipos más corrientes hispanomusul-manes: el de lóbulos o cilindros horizontales tangentes, co naleta central, y el aquillado, ambos derivados de formas de lsiglo X de la mezquita cordobesa . La techumbre más semejan-te a ésta de Segovia es la de la mezquita mayor de Qayrawan,fechada por Marcais alrededor de 1038. "

Como apoyo de lo anterior muestra una foto de la recons-trucción que se realizó con estas piezas, y que acompaño a es -te escrito . Hay sin embargo una serie de aspectos que pasarondesapercibidos a D . Leopoldo. En primer lugar la mayor canti-dad de piezas existentes, con las que pretendidamente se ha-bría de cubrir la nave tenían una sección de 10,5 x 20 cm, quecon un momento resistente de 667 cm 3, son incapaces de so-portar el peso de una techumbre cuya carga total sería de uno s500 Kg/m2, salvando una luz de casi siete metro, por muy pró-ximas que se colocaran .

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Detalle del ;echo que cubrió la Nave Mayor de la Iglesia de San Millón en Segovia .

Reconstrucción de la techumbre de San Millan publicada po rLeopoldo Torres Balbás, en Ars Hispanie .

En segundo lugar, si nos fijamos en la reconstrucción reali-zada en la foto vemos que la sección de los canes es claramen-te mayor que la de las jácenas, (10,5 cm es la medida de las su -puestas jácenas, y 14 la de los canes), y esta práctica no la h evisto realizada nunca . Lo normal es que el elemento que apoy asobre el can, sea jácena o tirante, tenga siempre la misma an-chura que la pieza que le sirve de apoyo .

Más crítico fue Lampérez, quien presupuso al encontra rmaderos de distintas secciones, que se trataba de cerchas trían-guladas sobre las que apoyarían correas . En base a esta suposi-ción, Arthur Byne propone unas imaginarias cerchas triangula-das que repiten la supuesta techumbre representada en la lá-mina publicada en Los Monumentos arquitectónicos de Espa-

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Reconstrucción de una hipotética cercha de San Millán realizada po rArthur Byne y publicada en Decorated Wooden ceilings in Spain .

Alzado poniente de San Millán según aparece en la lámina corres -pondiente de Los Monumentos arquitectónicos de España .

XIII-century Truss f.^om Churra oí' San Mina nSeeovia

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ña. No me cabe duda que esta cercha que aparece en dicha lá-mina tuvo que se imaginada por quien levantó los planos d emonumento, dado que de haber accedido al trasdós de las bó-vedas habría visto lo que describiría más tarde J . Cabello y elMarqués de Lozoya .

Sin embargo en descargo de la imaginación de Arthur Byne ,hay que decir que basa su reconstrucción en tratar de acopla rlas piezas que él debió ver en la iglesia "preserved y the littl eroom under the organ loft", con el texto que él leyó de Lampe-rez, "I believe that the nave and aisles of this church were ori-ginally covered with wood, framed up with tie-pieces, king-post, and ridge-pole over the central nave.", lo que refleja l omás fielmente posible en su dibujo, aunque para ello no tieneen cuenta que las piezas existentes sólo muestran tallada un ade sus caras, y para que fuera verosímil su interpretación habí-an de tener al menos talladas dos caras opuestas .

En 1929, J. Cabello y el Marqués de Lozoya subieron a losdesvanes y encontraron, aprovechados en la cubierta de la na-ve central «gran número de canecillos de madera, ricament elabrados y policromados, tirantes de piso, tabicas, cobijas yrestos de tablazón, todos muy bellos y de estilo hispano-africa-no del siglo XI. Los canecillos hacían funciones de nudillos enla actual armadura de cubierta, moderna y vulgar; los tiran-tes desempeñaban el papel de pies derechos apeando la parhi-lera y los trozos de tablas, tabicas y cobijas servían de cuñas adiversas piezas . (La parroquia de San Millán de Segovia . Uni-versidad y Tierra, I . 1934, p .17) .

Según este documento tanto J . Cabello como él Marqués deLozoya anduvieron sobre las bóvedas de la reforma barroca ,pero la descripción que nos hacen de lo visto tampoco arroj asuficiente luz .

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HIPOTESIS SOBRE LA TECHUMBRE DE SAN MILLA\ DE SEGOVI A

Los pares existentes muestra . n labrado su trasdós, sign ode haber sido reutilizados después de darles la vuelta .

Es frecuente encontrar armaduras en las que los pare sfueron dados la vuelta a fin de corregir la excesiva

flecha adquirida con el paso del tiempo .

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Para mi tan sólo queda claro que ellos vieron una armadur avulgar de par y nudillo . «Vulgar, en tanto que el labrado tras-dós de los pares, vueltos del revés como después explicaré, n opodía verse por estar oculto por la tablazón de soporte de lateja, si es que aquellos pares eran los reutilizados de la arma -dura original, como supongo por lo que después explicaré .

Esta suposición es también coherente con el hecho de queen la minuciosa descripción de las piezas vistas no menciona nla existencia de pares, a pesar de la abundancia y considerabl etamaño de estas importantes piezas entre los restos rescatadosde la techumbre .

Mencionan la utilización de canecillos como nudillos, aun -que la longitud de estos canecillos no es la más idónea par acumplir dicho cometido, de ahí tal vez el adjetivo de modern ay vulgar que dan a la armadura, en nada ajustada a los cánone sque imponen al nudillo una longitud cercana al tercio de la lu zsalvada por la armadura . Sin embargo llamo la atención sobr eel hecho de que el nudillo de esta armadura, queda exento po rsus cuatro caras, por lo que era fácil apreciar su talla, al contra-rio de lo que le ocurre al par, cuyo trasdós quedaba oculto . Loscanecillos mencionados podían tal vez asumir la función deotra pieza de la armadura que también recibe el nombre de nu-dillo : la pieza embebida en la coronación del muro sobre l aque se clavan las soleras que dan comienzo a toda la armadu-ra, en cuyo caso tendría sentido el referirse a una armadura d eparhilera, dado que en el primer supuesto la armadura habrí asido de par y nudillo . « . . .los tirantes desempeñaban el papel d epies derechos apeando la parhilera . . .», nos relatan, pero nomencionan en que modo, tal vez apeando directamente la hile-ra de la armadura, en cuyo caso no se trataría de una armadurade parhilera sino una de par y picadero, o tal vez apeando in -directamente los faldones . . . Es lógico encontrar imprecisionesen el lenguaje técnico de un arquitecto actual referido a tema s

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La reforma de 1669, al ocultar la armadura, permitía la reutilizació nde sus elementos una vez saneados, sin la menor preocupación po rsus características ornamentales . Esta práctica también ha sid omuy frecuente, un ejemplo de ello lo tenemos en la madrileña igle-sia de San Pedro, cuyos pares reutilizados testimonian la existenci ade una armadura de lazo de ocho anterior .

prácticamente perdidos como la carpintería de armar, pero n olo creo en un arquitecto del primer cuarto de nuestro actual si-glo en el que ni el hierro ni el hormigón habían desplazado d esu importante papel en el arte de cubrir edificios a los carpinte-ros de armar . Tal vez tras la reforma barroca se buscó uno solu-ción similar a la que Churriguera adoptó para mantener las ar-maduras que cubrían la iglesia del convento de Santa Clara d eSalamanca, apeando los faldones de la techumbre para evita runa costosa renovación de la misma .

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Desde hace algún tiempo, Antonio Ruiz Hernando, quien m efacilitó el interesante texto de Cabello y Contreras, me había em-plazado para examinar las maderas de la techumbre en cuestión ,que con motivo de las obras realizadas en 1975, se encontraba nordenadamente almacenadas en el nuevo sótano que entonce sse realizó bajo el pórtico norte. Con motivo de ver en el Alcáza rsegoviano los elementos de un artesonado allí almacenado, ( ainstancia de Miguel Fernández Cabo, quien trataba de recompo-nerlo), surgió la ocasión de reunirnos los tres en la iglesia de SanMilán para poder analizar las piezas de madera existentes .

Los elementos que aun quedan de la antigua techumbre seencuentran perfectamente apilados, lo que imposibilita por e lmomento contemplarlos todos, pero del examen de lo que s ealcanza a ver se pueden sacar conclusiones muy interesantes .

La primera impresión al contemplar las patillas con sus bar-billas y los copetes de la mayor cantidad de piezas existentes ,hace pensar en su calidad de pares de una armadura . Al esta rlabrada una de sus caras en toda su longitud, y no existir gar-gantas, pone de manifiesto que no se trata de una armadura depar y nudillo, sino de una de par-hilera .

Pero si situamos imaginariamente estos pares con su patill aapoyada en el estribo, sorprende comprobar que la cara tallad aes la del trasdós en vez de ser la que se vería desde el interio rde la iglesia .

De aquí hemos de deducir que los cortes realizados en di-chos elementos lo fueron con motivo de su reutilización, y e lhecho de dejar oculta la cara trabajada, hace pensar que est areutilización no iba a dejar la armadura a la vista, circunstanci aque pudo tener lugar al transformar el interior de la iglesia enla reforma de 1669, cuyas barrocas bóvedas ocultarían la te-chumbre, que desde entonces quedaría con función exclusiva -mente cobertora .

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Las secciones de las piezas largas existentes son de dos tipos : la smás numerosas son de 10,5x20 cm ., el resto, menos abundante d e14x22,5 cm . Estas últimas muestran en el extremo que se alcanza aver el rebaje típico de los tirantes para recibir el estribo .

La existencia de este rebaje a 45 grados, demuestra la existenci ade cuadrales .

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La razón de dar la vuelta a estas maderas es una práctic aque ya he encontrado en otras reformas, se trata de compensa rla flecha excesiva que con el tiempo va adquiriendo la madera ,lo que mejora su comportamiento resistente . Pero sólo se pue-de reutilizar lo que ya ha sido utilizado, es decir, para poder re -hacer una armadura, dando la vuelta a sus pares, era necesari oque antes existiera otra armadura similar.

La decisión de renovar la iglesia fue indudablemente un acuestión de cambio de gusto de la época, pero a estas decisio-nes suele empujar la necesidad de arreglos inaplazables, com opor ejemplo pueden ser las reparaciones de cubiertas por en-contrarse en estado de ruina o de amenazarla . Por experienciasé que el talón de Aquiles de nuestras armaduras se encuentr aen sus estribos y en los arranques de los pares que en ello sapoyan, donde el agua de las goteras acaba acumulándose, alo que contribuye eficazmente la arcilla que desprendida de lossucesivos retejos se va acumulando en el arranque de aquella stechumbre, impidiendo que la madera humedecida pueda se-carse rápidamente .

De ahí que la mayoría de los pares de la vieja armadura tu -vieran con toda probabilidad sus extremos inferiores podridos ,por lo que tan sólo sería posible sanearlos acortándolos algo .

Esta hipótesis de que existió una armadura de pares la re-fuerza la existencia de una serie de piezas de escuadría mayo rque las anteriores, y precisamente con el rebaje típico que sepractica en los tirantes para alojar en ellos el estribo, y qu eaunque no pude contarlas exactamente por la circunstancia deencontrarse perfectamente apiladas, en una estimación aproxi-mada su número guarda con el de las piezas de tipo par un arelación parecida a la que se da en una armadura de parhilera ,y que viene a ser de unos diez pares por cada tirante .

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El crucero estaba terminado antes que la nave . Desde la coronació nde los muros no quedaba espacio para trazar una bóveda de cañón .

Sección típica del arranque de una armadura de pares, donde s eacumula la arcilla de los sucesivos retejos que impide una buen aventilación de la madera en caso de humedecerse por goteras .

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Aunque estos datos ya eran bastante para convencerme deque se trataba de una armadura de par hilera, la existencia d eotras piezas apoya esta hipótesis . Asomándose por los recove-cos que la pila de maderas permitía, Miguel Fernández Cabodescubrió una pieza de sección similar a la de un estribo, co nun rebaje típico para alojar un cuadral, lo que no ofrece dud aalguna por estar realizado a 45 grados . También los canes tie-nen la misma sección que los tirantes, lo que ocurre sistemáti-camente en estas armaduras, como antes ya mencionaba .

Para poder determinar con precisión las características de l aarmadura antigua es necesario extender las piezas existente sde modo que se puedan analizar todos sus detalles : las acana-laduras de pares y tirantes, así como las de los canes, longitu-des de éstos, para ver si son todos iguales o existen de diferen-tes medidas, (lo que apoyaría una hipótesis de canes dobles), ycualesquiera otros detalles que permitirán definir exactament elas características de la armadura .

A pesar de no poder examinar aún todos estos detalles, s epueden avanzar una serie de definiciones que nos permite nimaginar de forma muy aproximada como fue la armadura ori-ginal de San Millán . .

Como mera sugestión surgida al dibujar la armadura, se meocurre una posible razón de la renuncia a la construcción de l abóveda . En un momento de la construcción, el crucero quedóterminado conforme el plan inicial . La nave llevaba camino deser abovedada, pero tal vez un error de cálculo hizo que se lle-gara demasiado arriba en el arranque de sus bóvedas, y quizá sel replanteo de las necesarias cimbras puso de manifiesto qu esu techumbre había de interferir con la del crucero, obligand oademás a realizar unas pendientes inusuales, que sólo se po-drían rectificar levantado aun más los muros de la nave princi-pal, con lo que el remedio posible era aun peor .

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Al sanear los pares, además de darles la vuelta para corregir su fle-cha, era preciso reducir algo su longitud para eliminar las partes po-dridas, generalmente en sus bases .

Un error de este tipo dificílmente tenía solución, lo que ta lvez hizo pensar en techar con madera . Este modo de cubrir la snaves de las iglesias románicas es muy frecuente en Castilla ,sin embargo la calidad con la que se estaba realizando estaiglesia románica hace pensar que aquí se trató de una mera im-provisación .

Fuera ésta o cualesquiera otra la razón que indujo a la n orealización de la bóveda, la realidad para mi evidente a parti rde las piezas de madera existentes, es que la nave principal d eSan Millán se cubrió con armadura de parhilera, cuyos elemen-tos se reutilizaron en la importante reforma de 1669 .

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Represento con línea de puntos la armadura correspondiente al alongitud de los pares existentes, cuya pendiente coincide con la de lpiñón occidental de la iglesia . De trazo contínuo aparece dibujada l aque pudo ser la sección original, deducida su pendiente de los ángu-los de patillas, barbillas y copetes de los pares reutilizados, al supo-ner que se trata de una copia de los antiguos, dado que sus corte sno eran los correspondientes a los que debieran tener en la armadu-ra reutilizada .

Ahora bien, para reutilizar dichos elementos era imprescin-dible sanearlos, para lo que había que eliminar sus extremo sdescompuestos . Esto supondría imprescindiblemente acortarlos pares existentes, lo que obligaría a realizar la armadura co nuna pendiente menor que la original .

Afortunadamente por lo que después mostraré, quien en-tonces pensó en la recuperación de la madera de la armaduraantigua, debió decidir reproducir literalmente las piezas exis -

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tentes, saneando sus podridos extremos, disminuyendo al mí-nimo imprescindible la longitud de los pares, a fin de poder se-guir utilizándolos en una armadura de parhilera, (lo que es po-sible siempre que se reduzca la pendiente de la cubierta) .

También decidió invertir la posición de los pares para con-trarrestar la flecha adquirida con el tiempo, y determinó sunueva longitud como la máxima posible una vez saneados su sextremos, y como antes anticipaba, para los cortes de la base ydel copete debió utilizar como modelo los existentes . Esta su -posición la hago al comprobar que reutilizados en la nave prin-cipal con su nueva longitud más corta, los ángulos de barbilla ,patilla y copete no están realizados correctamente, sino qu esus ángulos corresponde . a una pendiente mayor .

Se podría pensar que estos pares se podían haber utilizad opara cubrir las naves laterales, pero ni los cortes serían correc-tos para este empleo, (dado que el apoyo superior habría deser horizontal), ni la longitud era suficiente para alcanzar e lmuro central desde el exterior, -ni siquiera en posición hori-zontal-, por lo que con esta longitud tan sólo pudieron utilizar -se en la nave central .

Si supongo correctas estas hipótesis, queda realizar su com -probación dibujando la sección de la armadura posible con es -tos pares teniendo en cuenta su longitud actual, (y junto a ell adibujo también la que pudo ser la antigua, si efectivamente lo spares se rectificaron repitiendo los cortes de patilla y copete dela antigua) . El resultado es el que se ve en el dibujo . Con lalongitud actual de dichos pares se obtiene una pendiente coin-cidente con la del piñón de la nave, de unos 18 grados aproxi-madamente, mientras que con la que indican los cortes de lo sextremos de los pares, (entre 32 y 33 grados), se obtiene un apendiente que llega a la cornisa del crucero . El ángulo de la spatillas y copete, lo medí tan sólo en un par, por lo que habrí a

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a

. . .. ... .. ... .. ... .. ... ... .. .. .. . . .. ... .. ... ... .. .

Estribos y tirantes de la posible armadura, dispuestos conforme a las hipótesi sdescritas, dibujados sobre la planta de la nave de la iglesia .

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Aspecto que tendría el arranque de la armadura junto a una parej ade tirantes .

que cotejarlo con el de más pares para garantizar una mayorprecisión. En cualquier caso esta primera comprobación pro-porciona una pendiente de cubierta perfectamente verosími lcon las características de la iglesia .

Una vez conocida la sección original, queda determinar co-mo pudo ser la planta . Como ya he anticipado, Miguel Fernán-dez Cabo encontró entre las piezas existentes un corte típico d eencaje de un cuadral . Por otro lado, entre las piezas con la sec-ción correspondiente a los tirantes, había una de gran longitud ,(7,18 m), con la caja para el estribo en uno de sus extremos, pe -ro no en el otro . El tirante original de acuerdo con la sección di-bujada, habría de tener una longitud cercana a los nueve me -

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tros, por lo que la falta de los cortes correspondientes al segun -do extremo es completamente lógica . Pero este tirante tien euna característica peculiar : la acanaladura para encaje del alicerque debe existir en sus dos lados, no existe más que en uno deellos, lo que hace supone que se trata del tirante que corres-ponde al arco toral, que generalmente era único . Podría habersido también del arranque de la armadura en sus pies, pero estahipótesis la descarta la existencia de cuadrales, dado que esto simpiden la colocación de un tirante adosado al muro .

Los dos datos anteriores conforman ya una armadura co ncuadrales en un extremo y tirante único en el otro . La disposi-ción corriente en estos casos es que los cuadrales estén en lo spies, y el tirante sólo, junto al crucero . Al existir cuadrales espresumible que se siga la regla que aún vemos vigente en e lmanuscrito de Rodrigo Marco, escrito en Salamanca a media -dos o finales del siglo XVII, y que prescribe que la distanci aentre tirantes sea la misma que resulta al ochavar el testero, re-gla de indiscutible lógica al hacer trabajar al estribo tanto en e llado largo de la nave como en su testero o en el cuadral, siem-pre en las mismas condiciones al mantener sus luces de trabajosiempre iguales .

La separación entre tirantes nos la da uno de los pequeño saliceres existentes, (en esta caso sería más correcto hablar d euna tabica), cuya dimensión coincide con la lógica separació nentre tirantes colocados a calle y cuerda, es decir con separa-ción igual al doble del grueso del tirante . La separación entrelas parejas de tirantes, de acuerdo con la regla de Rodrigo mar-co, sería igual a la dimensión del cuadral . El resultado de apli-car esta regla se aprecia en el dibujo, y es perfectamente verosí-mil, lo que nos daría el número total de tirantes de la armadura .

La confirmación del empleo de la regla de calle y cuerda e nlos tirante, hace pensar que la misma regía la separación de lo s

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pares, no obstante, una serie de piezas cuyas dimensiones mehacen pensar que se trata de tabicar, distanciarían los paresmás allá de lo correspondiente a la regla de calle y cuerda . conlo que ya tendríamos la conformación total de la armadura ,con el número total posible de pares de la misma . Queda po raveriguar si estas posibles tabicas se encontraban colocada stambién en la coronación de los pares, como ocurre por ejem-plo en San Millán de la Cogolla .

Por supuesto que todo lo expuesto no es más que una hi-pótesis que habría que confirmar examinando detenidament etodas las piezas existentes y analizando más despacio sus ca-racterísticas . Pero la probabilidad de confirmación es tan gran -de que prefiero aventurarla por si ello contribuye al traslado d etodo el material existente a lugar en el que se pueda realizareste trabajo de inventariado y estudio pormenorizado de toda ssus piezas, de modo que esta mera hipótesis no se vuelva aconvertir en dogma a seguir como tantas veces ocurre, por e lmero hecho de considerar indiscutibles las hipótesis existentes ,sin tomarnos la molestia de juzgarlas a partir de lo que nues-tros propios ojos ven, y nuestra cabeza es capaz de razonar .

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