ENGENDRANDO EL AMANECER capítulo I

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  • 8/6/2019 ENGENDRANDO EL AMANECER captulo I

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    Eme-san

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    Edicin: 2013

    Copyright Eme-san

    Todos los derechos de la obra pertenecen a su autor/a.

    Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o compartida en cualquierforma sin autorizacin expresa del autor.

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    Buscando en la oscuridad?... Quiz sea

    mejor esperar el da.

    Entonces... Engendremos al sol y hagamos

    que amanezca!

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    Prlogo

    Mi nombre es Vassili Du Croiss

    Escribo porque temo que el tiempo haga frgil mi memoria.

    Escribo para sentir que no estoy solo.

    Escribo porque no puedo gritar

    Pero, sobre todo, escribo para crear la nefasta posibilidad de que

    todos los secretos que estoy obligado a guardar salgan a la luz y as las

    vctimas, que ahora slo pueden callar en sus tumbas, obtengan

    justicia.

    Debo admitir que he tenido una vida singular. Fui testigo del

    cambio de una poca y vi al mundo desmoronarse para volver a nacer

    frgil y orgulloso. Conoc a un hombre nico, capaz de desafiar al

    mismo universo y le am. Tuve la suerte de ser amado tambin.

    Suerte que con el paso de los aos y el peso de la soledad se ha

    convertido en un castigo. He llegado a pensar que sufro este castigo por

    intentar robar el fuego a los diosesAs que, ahora que no tengo nada

    que perder, voy a compartir ese fuego, voy a contar la historia que

    danza en sus llamas...

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    I

    Destinados a Encontrarnos

    Comenzar mi relato en el ao 1762, durante el reinado de Luis

    XV, una poca que engendrara grandes cambios en el mundo. Deboadmitir que a pesar de vivir en el apogeo de la Ilustracin yo me

    mantena en una cmoda penumbra. Todo estaba definido para m, no

    tena la ms mnima duda sobre nada y apenas me interes el

    movimiento intelectual de aquellos aos.

    Siendo mi padre un Marqus acaudalado, mi familia viva con un

    bienestar envidiable codendose con los Seores ms renombrados enVersalles. De ellos slo aprend la indiferencia por cualquier cosa que

    no fuera mi renta anual.

    Las cosas cambiaron cuando ingres a la vida clerical siguiendo el

    destino que me haban trazado por ser el segundo hijo. Por influencia

    de mi to, un Obispo con grandes aspiraciones, me adher al

    Jansenismo1y al Galicanismo2; y despert, o cre despertar. Encontr el

    1Jansenismo Doctrina que exageraba las ideas de San Agustn acerca de la influencia de la gracia

    divina para obrar el bien, con mengua de la libertad humana. En el siglo XVIII, tendencia quepropugnaba la autoridad de los obispos, las regalas de la Corona y la limitacin del poder papal.

    2 alicanismo Sistema doctrinal iniciado en Francia, que postula la disminucin del poder del Papa

    en favor del episcopado y de los grados inferiores de la jerarqua eclesistica y la subordinacin de laIglesia al Estado.

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    sentido de mi vida en la lucha que se entabl entre los adeptos a estas

    corrientes y los defensores del poder del Vaticano.

    Los principales abanderados del Papa eran los Jesuitas3, y debido

    a esto eran especialmente odiados por todos los que, sin tener intereses

    religiosos, eran partidarios de una mayor autonoma para cada nacin

    y rechazaban la pretensin de autoridad universal del sumo pontfice.

    Por tanto, no se trataba exactamente de una cuestin religiosa, sino

    poltica.

    Tal fue mi furor y la habilidad de mis argumentos contra los

    Jesuitas, quienes eran enemigos formidables, que a pesar de ser un

    novato con apenas una veintena de aos encima, era muy respetado y

    los aplausos me seguan por todos lados. Yo estaba en la gloria.

    Sin embargo, debido a mi humildad, me deca a m mismo que

    slo era un servidor indigno de Nuestro Seor y me paseaba por

    Versalles con un aire de asceta severo. Crea poseer una gran autoridad

    espiritual sobre otros nobles, la misma autoridad de la que durante

    aos haban gozado los Jesuitas.

    En ese tiempo estaba contento conmigo mismo, haba logrado

    mucho en poco tiempo y por mis propios mritos. Obviamente el

    pertenecer a una familia importante y haber recibido una esmerada

    educacin, supervisada por mi to, resultaba una gran ayuda, pero

    atribua a mi propio talento el haber ganado la ms alta estima de los

    privilegiados.

    3Jesuita Se dice del religioso de la Compaa de Jess, fundada por San Ignacio de Loyola.

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    Resultaba ridcula la manera como me engaaba a m mismo

    cubriendo con un manto de virtud lo que no era ms que vanidad. Me

    regocijaba no solo en mi intelecto y en mi intachable conducta, sino

    tambin en mi apariencia, porque saba que no pasaba desapercibido ydisfrutaba cuando ante m se ruborizaban las damas y los hombres se

    intimidaban.

    Posea las dotes naturales de mi familia: un rostro atractivo,

    rectangular, pero con rasgos suaves; nariz recta, bien proporcionada,

    labios gruesos y ojos grises, como los de mi madre. Tambin mi cabello

    era semejante al de ella: rubio oscuro. En esos aos lo llevaba siemprecorto y oculto bajo la peluca blanca, como era comn entre los abates.

    Yo era esbelto y muy alto, aquello me daba ciertos aires de

    superioridad y gozaba de que pocos pudieran verme a la cara sin tener

    que levantar la cabeza. La verdad es que interiormente no era ms que

    un enano suplicando reconocimiento y temiendo a cualquiera que

    pudiera hacerme sombra; recuerdo que, a pesar de haber sido tanagraciado por la naturaleza, me amargaba pensando que mi hermano

    mayor era ms atractivo y causaba un mayor impacto en los dems,

    mientras que yo, con una eterna cara de nio, deba esforzarme para

    que me tomaran en serio.

    Gracias a mis esfuerzos haba logrado tan buena fama que una

    importante familia me invit a permanecer con ella durante un tiempo

    indeterminado. Deseaban que les ayudara en la reforma de su hijo

    menor: el muchacho haba ingresado como novicio con los Jesuitas

    hasta que su padre lo arranc a la fuerza de sus garras. Como haba

    hecho varios intentos de escape para volver con ellos, su familia quera

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    que yo dispersara de su cabeza todos los errores y malas influencias

    que le haban sembrado.

    Nada me resultaba ms agradable que hacer esto y a la vez

    introducirlo en la doctrina que yo segua. Era como ganar un territorio

    ms en nuestra larga guerra. Pero el muchacho result ser... especial.

    Especial? Qu palabra tan inadecuada para describirte,

    Maurice!... Mas, por ahora, no puedo usar otras; sera adelantar mi

    relato y nadie podr nunca entender lo que llegaste a ser en mi vida sin

    conocer toda la historia. Yo mismo a veces me siento confundido sobre

    ti, porque siempre conservaste un aura de misterio inabarcable.

    Todo es culpa de su madre! Explic el Marqus Thophane

    de Gaucourt cuando quiso ponerme al corriente de la situacin.Ella

    viva en Espaa con l; por ser el ms pequeo dej que se lo llevara,

    ya sabe, pero esa loca lo dej entrar al convento de esos miserables. El

    muy ladino me pidi permiso para hacerse Jesuita muchas veces y por

    supuesto me negu. Lo que menos imagin es que me escriba desde

    esa cueva de zorros!... Vine a enterarme de todo hace unos meses,

    cuando ella muri y quise hacerme cargo de mi hijo.

    Cmo es posible? No fue a visitarlo alguna vez?

    Cuando era pequeo s, pero luego no pude hacerlo, el pobre

    hombre mostr honda pena en su rostro surcado por los signos de una

    larga y azarosa vida ella era una mujer difcil y nunca dej que

    volviera a acercarme a mi hijo desde... En fin, no viene al caso

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    El Marqus haba enrojecido de vergenza mientras hablaba; al

    lanzar una mirada furtiva sobre la joven que estaba sentada a su

    derecha, y que me haba sido presentada como la seora de la casa,

    comprend la situacin.

    Cuntos aos pas su hijo con los padres Jesuitas? dije para

    dar por terminado el asunto, no me interesaba ahondar en la moral de

    mi anfitrin. Mi nico inters era asestar otro golpe a mis enemigos.

    La insensata de Threse le permiti ingresar a los 15 aos!

    Cunto le faltaba para hacer los votos?

    Esa es la cuestin: ya estaba listo para hacerlos y por eso ha

    querido escaparse. Piensa que una vez que pronuncie sus votos yo no

    podr hacer nada para separarlo de la Compaa.

    Pierda cuidado le dije con una sonrisa llena de satisfaccin.

    el parlamento pronto prohibir a la Compaa de Jess mantener sus

    novicios y a estos no les quedar ms remedio que volver a sus hogares

    o buscar otra orden que los reciba. Es slo cuestin de tiempo el que su

    hijo se convenza de que sus aspiraciones son vanas.

    Mi hermano no es el tipo de hombre que se rinde fcilmente.

    La afirmacin vino del otro extremo de la mesa, del hijo mayor

    del Marqus, Joseph, quien haba tenido que salir en la noche tras su

    hermano y se haba visto obligado a utilizar la ayuda de tres hombres

    para hacerle volver. Tambin era el nico que se haba sentado a

    escuchar las razones del muchacho y el nico que senta respeto por

    estas.

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    Es muy firme en sus convicciones. Yo no tengo ninguna

    inclinacin hacia los jesuitas, como no tengo inters por la religin,

    pero la fidelidad de mi hermano hacia ellos es algo que me sobrecoge.

    Lo dejara hacer su voluntad si la Compaa de Jess no estuviera alborde de la ruina en Francia.

    Cmo te atreves a decir eso?! rugi el padre Dejaras

    que fuera parte de esos traidores, usureros, que tienen pacto con el

    mismo diablo?!...

    Y, acaso, no es peor lo que usted pretende, padre? l quiere

    ser Jesuita y usted quiere que este hombre le haga Jansenista... Lo

    mejor sera sacar todos los crucifijos de esta casa y hacerle un hombre

    libre de ideas absurdas!

    Dicho esto, se levant de la mesa y sali del comedor. Su esposa,

    tan joven como la amante de su padre, fue tras l. Vaya, una cena

    interesante! El padre, alguien que proclamaba ser jansenista como yo,

    pero de dudosa moral; el hijo mayor seguramente un ilustrado y el

    menor nada menos que un novicio jesuita. Mi trabajo consista en

    demostrar que, entre todos, slo yo estaba en lo correcto.

    A la maana siguiente tuve el honor de conocer al muchacho. Su

    padre me condujo hasta uno de los salones de la Villa en el queacostumbraba encerrarse a leer. El Marqus vea aquello como un vicio,

    quera que su hijo buscara ejercitarse en la caza o disfrutara de los

    bailes que frecuentemente se daban en su palacio de Pars; el resto de

    la familia pensaba que el muchacho prefera mantener vida de monje

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    slo para llevar la contraria pues, cuando su carcter sala a relucir, no

    haba en l ni el ms mnimo recato monstico, lo describan como

    orgulloso, autoritario y con un gran talento para incordiar a todos. Yo

    estaba ansioso por conocerlo...

    El Marqus abri la puerta de la habitacin sin avisar. Lo

    primero que apareci ante mi vista vi fue una gran estantera llena de

    esculturas orientales, un gusto extrao de la nueva seora de la casa,

    segn coment el viejo. Entramos y tuvimos que girar a la derecha para

    ver al jovenzuelo en cuestin, estaba sentado en el marco de una de las

    ventanas concentrado en un libro, y no se molest en mirarnos.

    El sol entraba con todo su esplendor por la ventana confirindole

    al muchacho una imagen bastante particular, aos despus reconocera

    que me pareci hermoso. Lo primero que llam mi atencin fue su

    cabello: era rojizo, muy abundante y un completo caos de mechones

    que ocultaban buena parte de su rostro. Tambin me fij en que vesta

    con una sencillez que no se espera en la casa de un Marqus. Haba unaire tosco en l.

    Maurice, este es Monsieur Vassili Du Croiss. Ser nuestro

    husped por unas semanas, muestra tu hospitalidad.

    Su hijo no dej traslucir ninguna emocin. Se acerc y cuando

    levant la cabeza pude descubrir su rostro debajo de la melenainmisericorde. Era un ovalo del ms delicado alabastro, adornado por

    unos enigmticos ojos de color verde y dorado, una delicada nariz y

    aquella pequea boca de labios carnosos y rojos que tanto extrao...

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    Ah! Maurice era en esa poca un jovencito menudo y frgil, tanto

    que provocaba dudas respecto a si en verdad haba cumplido los veinte

    aos. Pero ms vala no dejarse engaar por su apariencia y reparar en

    esa mirada desafiante que apenas lograba disimular.

    Espero que encuentre agradable su estada entre nosotros

    dijo con una mezcla de indiferencia y cortesa.

    Yo asent amablemente y no pude menos que rerme por lo bajo

    de la cara de asombro de su padre, este estaba tan confundido que me

    arrastr fuera de la habitacin tan pronto como pudo.

    Este muchacho...! Yo esperaba que quisiera sacarle a patadas y

    en cambio se ha mostrado muy civilizado.

    Bueno, l no conoce nuestras intenciones.

    Ja, no lo subestime! Le aseguro que las adivin antes de que yo

    abriera la puerta. Es un demonio de muchacho dijo esto con una

    amplia sonrisa cargada de orgullo y satisfaccin. Al ver mi cara

    asombrada, pens que se deba a la expresin poco cristiana que haba

    usado. Perdn!, quise decir...

    Le comprendo.

    Y comprend otras cosas, aquel viejo estaba fascinado por la

    personalidad de su hijo. Pude palpar algo de la ternura que el Marqus

    senta por este y me conmov, incluso sent algo de envidia pues mi

    padre siempre fue autoritario y distante. Thophane, en cambio, era

    un padre amoroso y abierto, que vea a sus dos hijos como regalos ante

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    los cuales maravillarse. Todo su empeo por doblegar a Maurice vena

    de un afn por protegerlo y mantenerlo a su lado.

    Maurice! Dnde te has enterrado? He venido a sacarte de tu

    sepulcro! se escuch gritar por toda la casa unos minutos despus.

    Ya ha vuelto...! exclam el Marqus lleno de satisfaccin y

    dej inconclusa la conversacin que sostenamos.

    Se dirigi con paso apresurado escaleras abajo, hacia el

    encuentro del joven que haba irrumpido en la casa vistiendo un

    elegante traje que llevaba desarreglado.

    Raffaele, este lugar se llena de vida cuando llegas! el viejo se

    vea feliz y le abraz como si fuera su propio hijo. Ah, veo que

    vienes de una de tus caceras!

    As es, Monsieur, anoche estuve en un baile y hoy he

    despertado entre los brazos de una bella y complaciente dama. Como

    ve, soy su fiel discpulo... y le hizo una solemne reverencia.

    Calla, calla, que tengo un invitado... le suplic el viejo

    conteniendo la risa, supongo que debi hacer alguna sea hacia m

    quien le haba seguido por no saber qu otra cosa hacer.

    Pero, Monsieur, le murmur al odo el joven lo bastante

    fuerte como para que yo escuchara Acaso va a llenar de monjes esta

    Villa? No le basta con nuestro amigo, el cachorro jesuita?

    No tengo que decir lo desagradable que me result. Algo en m se

    senta amenazado por su imponente presencia; posea una hermosa

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    melena negra que dejaba caer a un lado de su rostro, ese rostro de

    rasgos cincelados con firmeza, con sus pmulos marcados y el mentn

    fuerte. Sus grandes ojos negros estaban acompaados por largas

    pestaas y cejas pobladas y rectas. Su nariz aguilea era perfecta y suboca tena un permanente gesto sugerente y desdeoso. Pero lo que me

    sac de mis casillas fue que al quedar frente a frente se hizo evidente

    que era ms alto que yo.

    A quin llamas as? rugi una voz sobre nuestras cabezas.

    Era Maurice, que vena bajando las escaleras con una expresin terrible

    en el rostro.

    Pues a ti, mi querido primo el joven le esgrimi la ms

    encantadora de sus sonrisas. Me alegra verte del mismo humor de

    siempre.

    Deja ya de hablar estupideces, me aburres.

    Sali hacia el jardn haciendo una sea al otro para que le

    siguiera.

    Temo que el sermn de hoy ser largo.

    Anda, Raffaele, ve y cuntale de tus correras a ver si se anima a

    seguirte.

    Le aseguro, mi estimado seor, que pondr todo mi empeo

    volvi a hacer una reverencia, ms apropiada para un comediante de

    algn teatro que para un caballero, y sigui a Maurice. El viejo se qued

    mirndole lleno de satisfaccin.

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    Entonces comprend su juego. No buscaba el bienestar espiritual

    de su hijo, me llam por la misma razn que permita a ese joven tener

    amistad con Maurice: quera que su hijo desistiera de la idea de ser

    Jesuita sin importar qu eligiera a cambio. Con Raffaele intentabaseducirlo con placeres mundanos y conmigo, a travs de otra doctrina

    religiosa. El viejo apostaba a ganar jugando con dos barajas distintas e

    incluso opuestas.

    Me caus tal irritacin ser utilizado como marioneta y sin recibir

    el reconocimiento a mi verdadero valor que me excus como pude y me

    retir a mi habitacin. Pero tambin all me sent incmodo; querasaber qu clase de relacin haba entre ese libertino y el novicio Jesuita.

    Ya saba que eran primos, lo que deseaba averiguar era qu tan

    cercanos eran el uno del otro para medir mi oportunidad de ganar en la

    contienda. Mi orgullo estaba en juego.

    Fui al jardn aproximndome sigilosamente hasta el lugar en

    donde se haban echado en la hierba. S, estoy de acuerdo en que miproceder no tena excusa y actuaba igual que una verdulera chismosa, y

    no me arrepiento. Gracias a mi vulgar deseo de entrometerme en la

    vida de otros, logr ver por primera vez un cuadro que luego me

    resultara entraablemente familiar, y pude escuchar una de esas

    conversaciones tan originales que Maurice y Raffaele eran capaces de

    sostener, algo que siempre echar de menos.

    No sigas por favor! Suplicaba Raffaele conteniendo la risa.

    Me recuerdas a la Ta Sverine, aunque ella es ms breve cuando me

    amonesta.

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    Cada da haces un espectculo, no has ganado ninguna

    compostura con la edad. Ya no eres un nio!

    As divierto a tu padre. El pobre debe extraar el aire de Pars y

    Versalles. Por tu culpa se ha alejado de todos los bailes.

    Por m que se vaya a bailar, nadie se lo impide.

    Ah, pero l teme que te vuelvas a escapar y como tu hermano ya

    casi est de tu parte...

    Ser por eso que ha pedido refuerzos...

    Te refieres a esa ave negra...

    S, creo que se llama Du Croiss, Vassili Du Croiss...

    Oh, oh, oh, debo darle mis respetos a tu padre! Ese hombre es

    famoso! Y es tan jansenista como t jesuita.

    Deb imaginarlo. Lo ha trado para convencerme.

    Bueno, en ese caso no hay de qu preocuparse, a ti no te

    convencera ni una aparicin de ngeles jansenistas, incluso si cantan

    muy bien.

    Eso crees? En realidad estoy desesperado. Mi Padre no hace

    ms que jactarse de la indisposicin del Rey hacia la Compaa.

    El Rey? No, ms bien el parlamento en donde la mayora son

    Galicanos o jansenistas o ambas cosas. Y, por supuesto, Madame de

    Pompadour y el terrible Choiseul son los ms interesados en

    exterminar a tus viejos amigos.

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    Entonces, el Rey an nos apoya? recuerdo que me

    sorprendi lo identificado con los jesuitas que le haca lucir ese nos

    pronunciado.

    El Rey slo se apoya a s mismo. Ceder a las demandas de su

    amante y del Duque de Choiseul si estas le convienen. Y... mejor no

    sigo.

    Dime todo lo que sabes!...

    No es nada bueno. El Rey quiere dinero para seguir con su

    guerra. El parlamento puede negrselo, pero si l gana su favordndoles lo que ellos ms desean

    Entonces tendr su dinero...

    As es. No esperes mucho de su Majestad.

    Slo nos queda Dios...

    En mi opinin, l tambin parece haberse olvidado de tus

    Jesuitas. El mismo Papa no ayuda mucho.

    De la ayuda de Dios no tengo dudas. En cuanto al Papa es

    cierto que no ha hecho mucho por nosotros, pero a pesar de eso

    debemos seguir defendiendo su autoridad y no ceder ante el

    Parlamento o ante el mismo Rey.

    Si piensas as vas a estar ms solo que nunca, ya que muchos

    de tus Jesuitas intentan sobrevivir mostrndose ms fieles al Rey que al

    Papa.

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    Ms solo... Todava ms...?

    Bueno, bueno, t no ests solo en todos los sentidos, me tienes

    a m, tu bufn de palacio, como me llamas... acompa sus palabras

    ponindose de pie de un salto para hacer una graciosa reverencia

    haciendo sonrer a Maurice. Dejemos a un lado los curas, los reyes y

    al Parlamento pendenciero, hablemos de otra cosa... Por ejemplo: de

    nuestra querida prima! Raffaele comenz a danzar con una doncella

    imaginaria. Ah, Sophie, est ms hermosa que nunca!... Es increble

    que sea la misma nia con la que solamos jugar. Es toda una mujer, y

    lo digo en el sentido pleno de la palabra. Cuando la ves, no puedesevitar querer llevrtela a la cama!

    Raffaele!... exclam Maurice ponindose de pie al instante.

    Qu dices? Ella acaba de casarse!

    Y qu importancia tiene ese minsculo detalle? Su marido es

    un Conde con pocos sesos, ella es cortejada por muchos caballeros y,

    por supuesto, yo soy el ms devoto de todos.

    Lo ests diciendo en serio...?

    Amigo mo, no me importa ir al infierno si puedo experimentar

    el paraso entre sus piernas...

    Lo que sigui fue un monlogo bastante airado en el que Mauricetrat con todas sus fuerzas de convencer a su primo de alejarse de la

    dama en cuestin. Al cabo de un rato Raffaele le interrumpi

    abrazndolo y obsequindole un apasionado un beso que debi hollarle

    la mejilla.

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    As me gusta verte! Lleno de vida, discutiendo, batallando. No

    importa lo que pase con tus queridos Jesuitas, no pierdas ese espritu!

    T...! Todo ese cuento era...?

    Bueno. T bien sabes que hay alguien ms a quien preferira

    cortejar en lugar de Sophie seal con cierta melancola haciendo a

    Maurice volver a preocuparse. Te he contado esto para que

    tuviramos algo ms de qu hablar.

    Definitivamente, yo nunca podr reprocharte nada. Suspir

    Maurice Siempre sabes cmo ser... eso que t eres...

    En serio? dijo mostrando algo de tristeza en su rostro,

    Maurice no pareci percatarse.

    Claro, ya no quiero seguir condenando tu manera de ser

    aunque seas como eres

    En ese casoel joven descarado pas su brazo por la cinturade Maurice, y acerc su rostro al de este de una forma que casi me hizo

    gritar escandalizado. Djame decirte que t siempre sers mi

    amadsimo nio salvaje.

    Haca tanto tiempo que no me llamaban as, sonri

    incmodopreferira que no lo hicieras ms.

    Ah! Temes rendirte a mis encantos? Yo s muy bien cmo

    seducir a todo el mundo. Nadie se me resiste. Lo mismo pasar el da

    del juicio: Dios me mirar sonriendo y me pedir que juegue a las

    cartas con l.

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    Y t hars trampa? Maurice delicadamente intent liberarse

    de su abrazo.

    Tal vez, depende de qu apueste el viejo agreg con jactancia

    el muy idiota soltando una carcajada estentrea mientras mantena

    atrapado a su primo.

    Me molest tanto aquella escena que volv a mi habitacin en el

    acto. En la cena, me di cuenta de que el joven tena la costumbre de

    mostrarse demasiado cercano con todo el mundo: al entrar al saln

    bes y dio una flor a las jvenes seoras de la casa; abraz al hermano

    de Maurice con gran entusiasmo, y a m no dej de sacarme

    conversacin en toda la noche. Era increble cmo lograba crear un

    ambiente de alegra a su alrededor. Not que el Marqus le miraba

    embelesado, quiz aquel joven le recordaba su juventud ya perdida.

    Despus de la cena el ruidoso husped nos hizo una demostracin

    de danza, quera ensearnos los bailes que estaban de moda en Pars.

    Yo, que era el husped silencioso, me aburra como nunca y cada vez

    que le aplaudan su estupidez me senta enfermo. Ya que marcharme

    significaba dejarle todo el escenario al payaso, me qued estoicamente

    anclado en aquel silln. Adems, me interesaba ver la reaccin de

    Maurice.

    l contemplaba en silencio, sonrea y aplauda como todos. Mepareca que se mantena tan aparte como poda, o al menos eso es lo

    que yo quera creer. Qu desengao cuando le vi levantarse para bailar

    cuando su primo le invit! Queran ensearnos una ridcula danza que

    inventaron cuando eran nios.

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    Quedaba claro que el libertino atraa ms la atencin de mi futuro

    pupilo, yo estaba en desventaja en esta competencia. Odi al viejo

    Marqus por ponerme en semejante situacin, si Monsieur Thophane

    quera alejar a su hijo de los jesuitas tena ms posibilidad de hacerloempujndolo a una vida mundana, como la que llevaba Raffaele, que a

    travs de m. Esa noche decid regresar a Pars al da siguiente.

    Qu hubiera pasado de haberlo hecho? Se hubieran cruzado

    nuestros destinos como lo hicieron? Pienso que s. No importa cmo ni

    cundo, nos hubiramos encontrado de nuevo porque todo lo que

    existe fue creado para que nos conociramos. Al menos es lo que hequerido creer, y lo que seguir creyendo mientras tu recuerdo se

    mantenga y mi corazn an sangre: que t y yo estbamos destinados a

    encontrarnos, mi amado Maurice...

    Gracias por leer

    Engendrando el Amanecer.

    Para m es muy importante saber tu opinin, por

    eso me hars muy feliz si visitas mi blog y dejas

    un comentario

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