Energia y Geopolitica en America_Latina

download Energia y Geopolitica en America_Latina

of 16

Transcript of Energia y Geopolitica en America_Latina

  • 7/31/2019 Energia y Geopolitica en America_Latina

    1/16

    Energa y geopoltica en Amrica Latina

    Paul Isbell

    27/02/2008Documento de Trabajo N 12/2008

  • 7/31/2019 Energia y Geopolitica en America_Latina

    2/16

    1

    Energa y geopoltica en Amrica Latina

    Paul Isbell

    (1) Un nuevo escenario geopoltico para Amrica Latina1

    Desde principios de este siglo, Amrica Latina se ha convertido en una regin cada vez msimportante dentro del mapa geopoltico mundial. Varias caractersticas econmicas y polticasdefinen el momento geopoltico para Amrica Latina y lo distinguen de otros episodios en lahistoria de la regin.

    Despegue econmico

    La primera caracterstica relevante de la Amrica Latina actual, que claramente condicionapositivamente su horizonte futuro, es lo que empieza a aparecer como su despegue econmico

    definitivo. Durante dcadas a la regin se le ha pronosticado un gran porvenir: siempre era unapromesa econmica o el continente del futuro en palabras de muchos analistas. Sin embargo, porotro lado, su desempeo econmico siempre resultaba decepcionante, especialmente en los aosochenta y noventa, y en comparacin con Asia.

    As, la historia econmica de la regin es una historia de alta volatilidad econmica y financiera, decrisis recurrentes y cclicas, con espordicas pero breves pocas de crecimiento que al finalresultaban ser fugaces e insostenibles, dejando a cientos de millones de personas viviendo en lapobreza en las economas ms desiguales del mundo. Sin embargo, la regin acaba de experimentar,

    junto con la economa mundial en su conjunto, el perodo ms largo de crecimiento econmicodesde los primeros aos setenta, con una tasa de crecimiento regional de entre el 4% y el 5%

    promedio anual despus de la crisis de 2002-2003. Aunque todava es demasiado pronto paradeclarar definitivamente que la regin ha superado la barrera de la gravedad para un despeguedefinitivo y sostenido, parece que por fin la eterna promesa tiene la posibilidad de convertirse enrealidad.

    Las llamadas reformas de primera generacin (privatizaciones de empresas estatales, progresivaeliminacin de dficit fiscales y desmantelamiento de barreras comerciales y controles de precios),implementadas durante los noventa y mantenidas con disciplina relativa a pesar de las crisis de1994-1995, 1998-1999 y 2002-2003, sentaron las bases para la eliminacin de la alta e inclusohiper inflacin, la consolidacin de un rgimen de precios bajos y estables, y la estabilizacin delos tipos de cambio en la gran mayora de los pases latinoamericanos. Este conjunto de logros

    macroeconmicos mejor de forma notable el clima inversor y los niveles de riesgo econmico yfinanciero percibido (Machinea, 2008).

    Por primera vez, una poca de fuerte crecimiento mundial ha coincidido con un perodo dedinamismo y estabilidad macroeconmica en Amrica Latina. La regin ha podido aprovechar bienel reciente boom econmico mundial, creciendo intensamente a base de un aumento significativo desus exportaciones que, a su vez, ha estimulado una acumulacin sin precedentes en sus reservas dedivisas (ms de 400.000 millones de dlares a finales de 2007). El efecto ltimo de todo ello ha sidouna mejora notable en las calificaciones de deuda de las principales economas y en los niveles deriesgo pas a lo largo de la regin. Como resultado, las tasas de inversin estn creciendo en casitodas las economas de la zona y esto se ve, gradualmente, en las tasas de crecimiento y en su

    1 Este documento de trabajo fue originalmente escrito como captulo del libroEnerga y regulacin en Iberoamrica,que la Asociacin Iberoamericana de Entidades Reguladoras de Energa (ARIAE) tiene previsto publicar en abril de2008.

  • 7/31/2019 Energia y Geopolitica en America_Latina

    3/16

    2

    composicin.

    Lo que ha distinguido este ciclo de crecimiento en Amrica Latina de otros anteriores y lo que esla caracterstica geopoltica ms importante de esta potencial transformacin econmica ha sido elaumento en la independencia y capacidad autnoma de las economas latinoamericanas, tanto en laformulacin y ejecucin de sus polticas econmicas como en su desempeo. Por ejemplo, la

    acumulacin notable de sus reservas de divisas ha vuelto a las economas latinoamericanasrelativamente inmunes al contagio financiero que las golpe fuertemente durante todas las crisisanteriores, aumentando su capacidad de aguantar y adaptarse a los choques externos, como la actualcrisis de las hipotecas subprime en EEUU y la relacionada crisis de crdito a escala internacional.As, a pesar de las restricciones de liquidez en los pases avanzados, los niveles de riesgo pas en lospases latinoamericanos se mantienen muy bajos.

    Por otro lado, algunas economas han ganado cierta credibilidad fiscal con la buena gestin de lascuentas pblicas durante los ltimos aos y con el competente manejo de la poltica monetaria,ejecutada cada vez ms por bancos centrales independientes. La resultante moderacin de los tiposde inters y de la carga de la deuda ha devuelto a las autoridades econmicas de la regin cierta

    capacidad autnoma para utilizar sus polticas econmicas de forma contra-cclica, lo que aademucho a la capacidad de las economas latinoamericanas para aguantar los choques externos conmucha menos volatilidad y mucha ms independencia econmica que en el pasado. Estamospresenciando un perodo econmico que puede ser el primero en el que una crisis en EEUU o porlo menos una crisis con dimensiones internacionales no provoca una versin local de la misma enalguna economa en Amrica Latina.

    Las reformas de segunda generacin son necesarias para reforzar las instituciones polticas,econmicas y sociales de la regin, y claves para crear un contexto en que el crecimiento puedasostenerse en el tiempo. Estas reformas institucionales han tenido resultados mixtos hasta la fecha,pero hay seales de una clara mejora en muchos pases, si bien tambin se han experimentadoalgunos reveses. De todas formas, aunque es demasiado temprano para saberlo con seguridad,podramos estar presenciando el verdadero fin de la teora de la dependencia o por lo menos de lapropia dependencia econmica que ha limitado el progreso de Amrica Latina en el pasado. Estanueva autonoma econmica se ha traducido rpidamente en un mpetu poltico ms independientey, por ende, en un nuevo papel de la regin para la geopoltica global.

    Nuevos alineamientos econmicos y polticos

    Una segunda caracterstica que est definiendo la situacin actual es la nueva lnea divisoria polticaplenamente visible en la regin: no entre incipientes democracias de mercado y regmenes militareso autocrticos como puede haber sido la categorizacin durante los setenta y ochenta sino entre

    socialdemocracias con lderes y polticas moderadas y neo-populismos ms intervencionistas y conlderes ms radicales (Santiso, 2006). De un lado est un grupo de pases con gobiernos mspragmticos (como Mxico, Chile, Brasil, Colombia, Per y la gran mayora de los pasescentroamericanos). Por otro, estn algunos pases con gobiernos ms radicales y proclives a laintervencin estatal, al cambio abrupto e incluso a la confrontacin poltica (como Venezuela,Bolivia, Ecuador, Argentina y Nicaragua), ms dedicados (por lo menos en trminos retricos) autilizar las riendas del Estado para incidir directamente en sus economas (con el supuesto objetivode eliminar la pobreza ms rpidamente) y a desafiar a las fuerzas mundiales que ellos percibencomo los promotores de una globalizacin econmica opresiva e injusta y como el origen de lamiseria de sus masas es decir, los EEUU y sus aliados y determinados organismos internacionales,como el Fondo Monetario Internacional).

    Este nuevo fenmeno tambin demuestra dos caractersticas que han estado ausentes de la regindurante mucho tiempo: por un lado, una competencia profesional, un rigor y una disciplina en laformulacin y ejecucin de la poltica econmica por parte de las socialdemocracias pragmticas

  • 7/31/2019 Energia y Geopolitica en America_Latina

    4/16

    3

    (de las cuales Brasil es el ejemplo mximo); y, por otro lado, un retorno de la ideologa delsocialismo incluso marxista en el discurso poltico de la regin, especialmente notable en laretrica, al menos, de los lderes de los pases bolivarianos (como Venezuela y Bolivia, y susamigos y aliados en Ecuador, Nicaragua y, en cierto modo, Argentina).

    El fin de la Doctrina Monroe

    El tercer factor que define la actualidad de Amrica Latina es, en parte, un derivado de los dosfactores analizados arriba y es lo podramos llamar el fin de la Doctrina Monroe. Aunque losnorteamericanos consiguieron que los soviticos nunca tuvieran xito en penetrar en la regin deforma profunda y permanente durante la guerra fra, en la siguiente poca de posguerra fra caracterizada por la globalizacin econmica no han podido evitar la entrada, primero, del capitalespaol (cuyos propietarios ahora constituyen la segunda presencia nacional en trminos deinversin directa detrs del mismo EEUU), y, segundo, de influencias asiticas, particularmente losactores chinos, tanto pblicos como privados, en el tradicional patio trasero de EEUU. Incluso losrusos y los iranes, entre otros, estn siendo mejor recibidos hoy en da (y por lo tanto ya estn mspresentes en ciertos rincones de la regin) que los propios norteamericanos. EEUU no est haciendocasi nada por frenar la tendencia actual; incluso parece que no puede o por lo menos que no se

    preocupa tanto por lo que sucede al sur como en el pasado (Malamud, 2007a y 2007b).

    El fin de la guerra fra, y el avance de la globalizacin es decir, la extensin y la profundizacin dela integracin de economas nacionales anteriormente cerradas o solamente integradas parcialmentecon la economa internacional ha producido dos resultados que se refuerzan mutuamente: (1) quelos pases latinoamericanos son ms robustos econmicamente y por eso cada vez msindependientes en sus polticas nacionales, regionales e internacionales; y (2) que las prioridadesdel gobierno y actores privados de EEUU estn ms orientadas hacia otras regiones del mundo quese han integrado ms rpidamente con la economa estadounidense en aos recientes (como Asia engeneral y China en particular), y cada vez menos preocupadas por las economas de una regin quedurante dos siglos ha sido considerada clave para EEUU.

    La gran paradoja de la poca de la globalizacin tiene una cara doble. Por un lado, la globalizacinposguerra fra ha ofrecido muchas ms oportunidades para la creacin de riqueza y para el aumentode la independencia y autonoma econmica y poltica de los pases en vas de desarrollo, incluidoslos de Amrica Latina. De hecho, este fenmeno ha tenido lugar en contra de lo que muchospensaban inicialmente, cuando durante los noventa pareca que el fenmeno de la globalizacin ibaa hacer a las economas emergentes ms vulnerables al ciclo de booms y crisis de la economamundial y, por ende, ms dependientes de las economas ms avanzadas y de las institucionesinternacionales como el FMI. Por otro lado, esta misma autonoma, cada vez ms palpable en larealidad econmica de la regin, en las polticas de sus gobiernos y en el comportamiento de sus

    lderes, puede tomar la forma de una oposicin en bloque a la continua evolucin de laglobalizacin econmica, provocando una fragmentacin del sistema econmico mundial yponiendo fin a esta poca de la integracin econmica liberal y a sus beneficios econmicos ypolticos para regiones como Amrica Latina. Es decir, el xito reciente, producto en gran partede la globalizacin, puede subrseles a la cabeza a sus beneficiados o por lo menos a algunos desus lderes y dar lugar a una nueva ola de nacionalismos y radicalismos en la regin.

    Una nueva geopoltica energtica en la regin

    Un cuarto fenmeno que ha influido en la actual configuracin geopoltica de Amrica Latina hasido la emergencia de la percepcin, casi universal, de la energa como un elemento clave en lageopoltica regional y global. La expresin ms visible de esta tendencia, que se ha desarrollado

    dentro de un contexto de mayor independencia poltica y autonoma econmica en la regin, es unanueva versin del nacionalismo energtico entre los grandes exportadores de hidrocarburos, no sloen Amrica Latina, sino tambin en otras regiones del mundo. Este nuevo nacionalismo energticoha cambiado, entre otras cosas, el equilibrio de poder entre el Estado y sus empresas nacionales, por

  • 7/31/2019 Energia y Geopolitica en America_Latina

    5/16

    4

    un lado, y las empresas privadas internacionales, por otro, en el sector energtico mundial. Estapercepcin de la centralidad de la energa en la geopoltica mundial tambin ha provocado actitudesy polticas de nacionalismo energtico entre los grandes consumidores energticos como EEUU ylas nuevas economas emergentes como China y la India, actores geopolticos que ahoracontemplan como regiones exportadoras netas de hidrocarburos como es el caso de AmricaLatina pueden encajar en sus estrategias exteriores para garantizar sus futuros suministros de

    energa.

    En el pasado, los grandes poderes econmicos pero particularmente EEUU habran mirado haciaAmrica Latina para encontrar fuentes tanto de productos agrcolas como de productosmetalrgicos. Hoy en da la materia prima de la energa particularmente el petrleo, peropotencialmente tambin el gas natural ha surgido como una de las ms importantes variables en elcontexto geopoltico mundial. Aunque Amrica Latina posee relativamente pocos recursosenergticos, comparado con Oriente Medio, el norte de frica, Asia Central o Rusia, en su propiocontexto regional de una zona que, en principio, pudiera lograr una auto-suficiencia energtica (ode un hemisferio relativamente bien abastecido de energa) podra desempear un papel muyrelevante en el juego geopoltico mundial de la energa.

    Para EEUU, Amrica Latina representa una fuente directa de oferta energtica; para Espaa, elasunto energtico en la regin es ms bien una cuestin de su posible impacto sobre la estabilidadmacroeconmica y el crecimiento, dos factores clave para los beneficios del ms de 100.000millones de dlares en inversin directa que las empresas espaolas mantienen en la regin.Expresado de otra manera: la seguridad energtica de Amrica Latina se enlaza directamente con laseguridad energtica de EEUU, mientras que para Espaa es una cuestin ms amplia de la saludeconmica de sus diversos intereses econmicos en la regin y, posiblemente, de la seguridadenergtica mundial.

    (2) Energa, el asunto geopoltico por excelencia en Amrica Latina

    Es difcil, si no imposible dada la naturaleza global de la problemtica energtica, separar elenfoque nacional o regional de un anlisis del contexto energtico global. De todas formas, sepuede explorar en qu manera Amrica Latina y sus pases de forma individual encaja en laproblemtica energtica mundial. Se puede concebir un sistema energtico latinoamericano, perotambin se puede pensar en trminos de un sistema hemisfrico, compuesto por tres subsistemas:(1) Amrica del Norte; (2) Amrica Central y el Caribe; y (3) Sudamrica (a su vez compuesta porla zona Andina y el Cono Sur). Por otro lado, es posible concebir el sistema energtico relevantepara Amrica Latina de otra forma, como un componente del llamado creciente menor, una de lasdos zonas mundiales, junto con el creciente mayor de Eurasia, en que se concentran casi todas las

    reservas de hidrocarburos.El sistema del creciente menor incluye las zonas productoras de todos estos subsistemas delhemisferio occidental ms las zonas productoras de frica occidental: un creciente que seextiende desde las aguas rticas de Alaska en el norte, pasando por las grandes extensiones de lasarenas asflticas de Alberta y la zona petrolfera del gran oeste de los EEUU (incluyendo Texas),continuando por el Golfo de Mxico (tanto la zona mexicana como la estadounidense) y la reginAndina de Amrica de Sur y siguiendo por las costas atlnticas de Brasil y Argentina, para terminaren el Golfo de Guinea de frica Occidental, donde se encuentran las grandes reservas africanas(incluyendo las de Nigeria, Guinea Ecuatorial y Angola).

    El creciente menor contiene el 17,6% de las reservas mundiales de petrleo convencional(comparado con el 13,6% del hemisferio americano, el 9,7% en Amrica Latina, el 8,6% enAmrica Latina excluyendo Mxico, el 8,4% en Sudamrica y el 6,6% en Venezuela, el productordominante en todo el creciente menor en trminos de geopoltica energtica). En trminos de

  • 7/31/2019 Energia y Geopolitica en America_Latina

    6/16

    5

    produccin, los pases del creciente menor producen el 31,3% de la produccin mundial depetrleo convencional (comparado con el 25,3% del total mundial que proviene del hemisferioamericano, el 13,5% de Amrica Latina, el 8,8% de Amrica Latina excluyendo Mxico, el 8,4% deSudamrica y el 3,7% de Venezuela). Por el lado de la demanda, el 36% del consumo mundial delpetrleo actualmente viene del creciente menor (mientras que el 35% procede del hemisferioamericano, el 8,3% de Amrica Latina, el 6,1% de Amrica Latina excluyendo Mxico, el 4,6% de

    Sudamrica, y slo un 0,7% de Venezuela) (British Petroleum, 2007).

    Analizando la misma situacin en trminos de gas, el creciente menor contiene slo el 11% de lasreservas mundiales (un 8,2% en el hemisferio americano, un 4% en Amrica Latina, un 3,8% enAmrica Latina excluyendo Mxico, un 3,5% en Sudamrica y un 2,4% en Venezuela). De todasformas, el mismo sistema es responsable del 32,5% de la produccin mundial de gas (casi todo, el31,5%, proviene del hemisferio americano y gran parte de Canad y EEUU, mientras que slo el6,5% de la produccin mundial de gas viene del conjunto de Amrica Latina, el 5% de AmricaLatina excluyendo Mxico, el 3,6% de Sudamrica y el 1% de Venezuela). Por el lado de lademanda, el creciente menor genera el 32% del consumo mundial de gas (casi todo el 31,9% segenera en el hemisferio americano, el 6,5% en Amrica Latina, el 4,6% en Amrica Latina

    excluyendo Mxico, el 4% en Sudamrica y slo un 1% en Venezuela) (British Petroleum, 2007;Giusti, 2008; y Arriagada, 2006).

    Dentro de estos crculos concntricos de sistemas energticos que engloban varias partes deAmrica Latina, se pueden identificar varias sub-regiones de produccin y de oferta excedente, almismo tiempo que se pueden definir tambin zonas de dficit y de importacin neta. Entre losprimeros se encuentran Alaska y Canad, el Golfo de Mxico, la zona Andina y el Golfo de Guinea.Las zonas de dficit y de importacin neta incluyen los EEUU continentales, Amrica Central y elCono Sur. Con la excepcin obvia de Alaska y Canad, las zonas de produccin y excedente deoferta corresponden a las zonas relativamente ms pobres. Este hecho tendr implicacionesinnegables para la geopoltica energtica de la regin, particularmente en el terreno delnacionalismo energtico y su impacto a medio plazo sobre la seguridad energtica regional ymundial.

    Aunque no resiste comparacin con el creciente mayor de Eurasia (donde se encuentra casi el75% de las reservas convencionales del mundo), el creciente menor de las Amricas y fricaOccidental contiene aproximadamente el 15%-20% de las reservas mundiales de los hidrocarburosconvencionales. Adems, podra poseer ms de la mitad de los hidrocarburos del mundo si seconsideraran en los clculos los hidrocarburos no-convencionales, como las arenas asflticas deCanad o los petrleos ultrapasados de la Faja del Orinoco de Venezuela. Estos dos tipos depetrleo son bastante ms caros de desarrollar y producir que los petrleos ligeros y dulces que

    tradicionalmente se han producido en Texas y Arabia Saud; pero recientemente, tanto el Gobiernocanadiense como el Gobierno venezolano han reclasificado gran parte de su petrleo noconvencional como parte de sus reservas probadas oficiales, ya que el precio global del petrleo sehan incrementado un 400% en poco ms de cinco aos para situarse en torno a 100 dlares porbarril, cuando se estima que la explotacin de estos hidrocarburos no convencionales resultanrentables con precios por encima de los 40 o 50 dlares por barril.

    De todas formas, de momento, el hemisferio occidental entero (y Amrica Latina en menor medida)padece un dficit energtico en el corto plazo. Adems esta dependencia externa aumentar en elfuturo, especialmente debido al declive en la produccin de hidrocarburos en EEUU y alsignificativo aumento del consumo energtico previsto para Amrica Latina (2,3% por ao hasta

    2030) a lo largo de las prximas dcadas (International Energy Agency, 2007). Esta tendenciaimplicar una dependencia cada vez mayor por parte de los pases americanos de los productoresdel gran creciente, en particular los del Golfo Prsico, los pases de Asia Central, y Rusia. Losnicos cambios que podran modificar este escenario de creciente dependencia del mundo entero

  • 7/31/2019 Energia y Geopolitica en America_Latina

    7/16

    6

    sobre este eje rabe-asitico-eslavo seran: (1) el desarrollo masivo de las arenas asflticas deAlberta y los petrleos ultrapasados de Venezuela; o (2) la transformacin profunda del sistemaenergtico mundial y la sustitucin de los hidrocarburos por otras fuentes energticas, tanto en laproduccin de electricidad como en la produccin de carburantes para el sector del transporte. Peroincluso con o sin estos cambios, la influencia relativa en trminos de geopoltica energtica tanto deCanad como de los pases andinos (y particularmente Venezuela) aumentar en cualquiera de los

    escenarios futuros posibles, siempre que dichos pases productores mantengan la eficiencia yproductividad de sus sectores de hidrocarburos algo que no est en absoluto asegurado, comoveremos ms abajo cuando analicemos las implicaciones de la actual ola de nacionalismoenergtico.

    El primer cambio posible el desarrollo masivo de las arenas asflticas de Canad podra cambiarlos equilibrios energticos de todo el hemisferio, pero particularmente el de Amrica del Norte.Canad posee 4.000 millones de barriles de petrleo convencional, pero tambin tiene ms de175.000 millones de barriles de petrleo no convencional (las arenas asflticas, de las cuales unos13.000 millones ya estn contabilizados como reservas probadas por BP en su revisin anual de lasestadsticas energticas mundiales). Con todo este petrleo contabilizado, Canad tendra casi el

    15% de todas las reservas probadas mundiales (contra el 22% actual de Arabia Saud), en lugar deslo el 1,4% que contabiliza en la actualidad. De todas formas, est claro que su petrleoconvencional ya est en declive por los lmites geolgicos. Actualmente Canad produce 3,1 mbd yen 2012 producir 3,7 mbd, de los cuales 2,8 mbd (o el 77% de su produccin total) seran petrleono convencional de las arenas asflticas (British Petroleum, 2007).

    Por este motivo, Canad se enfrenta con grandes obstculos incluso para mantener sus niveles deproduccin. Slo podra superarlos si logra seguir desarrollando las arenas asflticas a un ritmorpido. Pero para ello necesita grandes inversiones. Por cada barril diario de capacidad instaladapara el petrleo no convencional de las arenas asflticas hacen falta 40.000 dlares de inversin,comparado con solo 3.500 dlares para desarrollar la misma capacidad instalada para un barrildiario de petrleo saud (Giusti, 2008). Como consecuencia, mientras el petrleo saud escompetitivo incluso a precios de solo 10 dlares por barril, el petrleo canadiense, a partir de ahoraslo ser competitivo a precios de entre 40 y 60 dlares por barril, como mnimo, sin tener encuenta sus altos costos medioambientales externalizados.

    Por eso, aunque el desarrollo a gran escala de las arenas asflticas aumentar la percepcin enEEUU de una seguridad energtica mayor, esta seguridad percibida solo se conseguir a costa deuna degradacin medioambiental desastrosa en Canad, dnde el resultado en trminos deemisiones de CO2 por cada barril de petrleo producido es cinco veces mayor que en el resto delmundo. Ello se debe a que las arenas asflticas requieren mucha ms energa para extraer y procesar

    su petrleo, lo que implica una deforestacin mucho mayor a la del resto de las zonas de produccinde hidrocarburos convencionales.

    Otro cambio posible consiste en el desarrollo masivo de los petrleos ultrapesados de la Faja delOrinoco en Venezuela. Esto podra aadir otros 220.000 millones de barriles a las reservasvenezolanas actualmente cifradas en 80.000 millones de barriles, lo que aumentara suproporcin de las reservas mundiales desde el 6,6% actual hasta aproximadamente el 25%, ms delo que actualmente tiene Arabia Saud (aunque naturalmente seran reservas mucho ms caras deexplotar). Sin embargo, este desarrollo tambin implicara un deterioro medioambientalsignificativo (aunque menos que en el caso de las arenas asflticas canadienses) porque requerira lautilizacin de mucho gas natural para su extraccin y procesamiento.

    En cualquier caso, esta alternativa tambin producira un deterioro en la percepcin sobre laseguridad energtica estadounidense, e incluso sobre la de otros muchos pases. Adems, esteescenario de una Venezuela muy influyente en trminos energticos tanto a escala regional como

  • 7/31/2019 Energia y Geopolitica en America_Latina

    8/16

    7

    mundial podra tener consecuencias negativas sobre el sistema energtico internacional, as comopara la economa global, especialmente si la poltica energtica venezolana sigue por el mismocamino que hasta ahora ha ido abriendo su presidente Hugo Chvez.

    Al margen de estos posibles cambios, ms tarde o ms temprano, el hemisferio americanodepender cada vez ms de los recursos del gran creciente de Oriente Medio, Asia Central y

    Rusia (que contiene casi el 75% de las reservas mundiales de hidrocarburos convencionales peroque, al mismo tiempo, consume relativamente poco), igual que Asia y Europa. Sin embargo, por elmomento, en Amrica Latina, particularmente en Amrica del Sur, existe un excedente pequeopero real de la oferta sobre la demanda, lo que ofrece la posibilidad no slo de autosuficiencia sinotambin de cierta influencia geopoltica dentro del sistema energtico internacional, especialmentetras los recientes descubrimientos en Brasil y Per.

    Esta posibilidad resulta muy tentadora para la regin. Pero, de hecho, parece estar distorsionando lavisin de muchos de sus polticos a la hora de formular tanto polticas energticas comoeconmicas. Algo similar ya sucedi en el pasado con las polticas econmicas de industrializacinpor sustitucin de importaciones de los aos cincuenta, sesenta y setenta, que estaban inspiradas en

    el nacionalismo econmico y en un fuerte escepticismo frente a los supuestos beneficios del librecomercio. En la actualidad sucede algo similar con las polticas energticas, que se expresan cadavez ms mediante un nuevo nacionalismo energtico que esconde con una retrica anti-imperialista una nueva versin del mercantilismo que aspira tanto al espejismo de laautosuficiencia como al sueo (o la quimera) de maximizar la influencia geopoltica nacional en laarena global a travs del uso de exportaciones energticas como arma poltica. Aunque losaparentes objetivos de estas polticas la seguridad econmica y energtica nacional sonimposibles de conseguir mediante polticas nacionalistas que generen el aislamiento del sistemainternacional, la persecucin de los mismos tiene el efecto de minar la seguridad energtica global ycon ella de desestabilizar el sistema poltico internacional.

    (3) Nacionalismos energticos en Amrica Latina y sus implicaciones geopolticas

    El fuerte crecimiento econmico de los ltimos aos en la regin (cinco aos con un aumento delPIB cercano al 5%) y el aumento de autonoma poltica de la mayora de los pases tienen muchoque ver, por lo menos entre los pases productores de hidrocarburos, con la reciente ola denacionalismo energtico. La expansin econmica de esta dcada ha sido uno de los factorescentrales, si no el nico, del incremento significativo de los precios del petrleo. Los altos precios y los altos ingresos que potencialmente producen han coincidido tanto con la creciente sensacinde independencia poltica mencionada anteriormente como con una percepcin todava muyarraigada en ciertos pases latinoamericanos en contra de la globalizacin. De hecho, en los pases

    exportadores del petrleo y gas existe la creciente percepcin de que la globalizacin econmica hafracasado y que las polticas de liberalizacin e integracin no han podido estimular un desarrollosostenido o una disminucin de la pobreza.

    Suele argumentarse que la pobreza y la indigencia crecieron como resultado de las polticas dereformas estructurales puestas en prctica durante la hegemona de las ideas del Consenso deWashington de los aos noventa, pero que, desde los ltimos aos, con mayor intervencin pblica,estos indicadores estn mejorando. Esta coincidencia entre la promesa de un salto notable en losingresos nacionales si el Estado controla en mayor medida las rentas producidas por lasexportaciones energticas, por un lado, y la percepcin del fracaso de la liberalizacin econmica,por otro, han producido un potente cctel de coartadas para revertir la tendencia de los ao noventa

    de abrir y liberalizar los sectores energticos en Amrica Latina y han propiciado que los lderesms radicales se embarquen en una nueva ola de nacionalismo energtico.

  • 7/31/2019 Energia y Geopolitica en America_Latina

    9/16

    8

    La re-nacionalizacin de los sectores energticos, particularmente en los pases Andinos comoVenezuela, Bolivia y Ecuador basada en el endurecimiento estatal de las condiciones de acceso alsector, as como en las nuevas condiciones fiscales de explotacin para las empresas privadasinternacionales ha producido un aumento notable de los ingresos estatales por la exportacin dehidrocarburos. Este aumento, sumado al efecto de los mayores precios internacionales, ha reforzadoincluso ms la creciente percepcin de autonoma econmica y poltica de los gobiernos de los

    pases productores de la regin.

    Si la experiencia de Venezuela sirve de referencia, se puede apreciar claramente que el efectocombinado de la re-nacionalizacin y los mayores precios sobre el aumento de los ingresos porpetrleo ha sido muy significativo. Por un lado, los cambios en el entorno legal que han afectado ala explotacin de hidrocarburos han aumentado el nivel de impuestos y regalas que las empresasprivadas internacionales tienen que pagar al Gobierno venezolano, desde un promedio del 20%hasta un promedio del 80% de los ingresos por exportacin. Asimismo, el Gobierno ha forzado latransformacin de los diversos tipos de contratos anteriormente vigentes para crear nuevos jointventures en los que PDVSA, la empresa estatal venezolana, siempre tiene una participacinmayoritaria. (Isbell, 2007b; e International Energy Agency, 2007). Por otro lado, desde el ao 2001,

    mientras que Venezuela ha experimentado un descenso en su nivel de produccin deaproximadamente 500.000 barriles diarios, ha registrado un aumento en sus ingresos petrolferos,de 18.000 millones de dlares hasta 45.000 millones en 2007 (con ms de 50.000 millones previstospara 2008) (Center for Global Energy Studies, 2007)

    En cualquier caso, tal vuelta al dominio del Estado sobre los sectores energticos en la regin puedetener un impacto sumamente negativo en la perspectiva futura de niveles de inversin por parte delas empresas internacionales privadas. Varias de las mismas, como ExxonMobil, ConocoPhillips yTotal, estn llevando a cabo un proceso de retirada de gran parte de la regin, dejando este entornotan problemtico a empresas medianas con menores opciones en otras zonas, como Repsol, o aotras empresas estatales, como Petrobrs. Por lo tanto, el futuro de la explotacin de hidrocarburosest cada vez ms en manos de las empresas estatales de la zona, lideradas por PDVSA, y en lasdems empresas estatales de otros pases productores, ya sometidas al nuevo nacionalismoenergtico de sus gobiernos, como Gazprom de Rusia o la NIOC de Irn (Mabro, 2007).

    Al mismo tiempo, se est haciendo patente otra tendencia, que consiste en el aumento enocasiones con importantes deficiencias de gestin del gasto pblico en materia social por parte delos gobiernos de los pases productores. Dado que los recursos son limitados (incluso aunque seancrecientes), estos gastos se estn traduciendo en menores recursos pblicos para el aumento de lasnecesarias inversiones de las empresas energticas estatales Esta tendencia es particularmentenotable en el caso de Venezuela. Parece que el aumento del gasto pblico (e incluso del despilfarro)

    ha sido tan significativo que ha agotado el aumento de ingresos, desplazando fondos desde lasnecesidades de inversin hacia gastos gubernamentales y sociales que pueden incidirsuperficialmente en la pobreza a corto plazo pero que no estimulan un desarrollo econmicosostenido a largo plazo (Giusti, 2007; y Arriagada, 2006).

    Las implicaciones para el medio y largo plazo son claras: un impacto efmero sobre la pobreza y unlegado nefasto sobre los futuros niveles de inversin y de produccin, minando, ms tarde o mstemprano, los gastos sociales. De hecho, uno de los riesgos energticos ms graves a medio plazoen Amrica Latina es que los niveles de inversin, tanto en el mantenimiento de la produccinactual como en la exploracin y desarrollo de nuevos yacimientos de hidrocarburos, no seasuficiente para aumentar la produccin de manera que pueda satisfacer la demanda creciente o

    incluso para mantener los niveles actuales de produccin a pesar de importantes incrementos enlos ingresos energticos de las empresas estatales y de sus gobiernos (Isbell, 2007a).

  • 7/31/2019 Energia y Geopolitica en America_Latina

    10/16

    9

    (4) Venezuela y Brasil: dos actores claves con dos modeles distintos

    En la Amrica Latina actual, se puede distinguir entre varias categoras de pases segn la actitud desus gobiernos respecto a la poltica y el nacionalismo energtico. Gran parte de los exportadores dehidrocarburos de la zona andina han adoptado primordialmente una poltica nacionalista. Este grupo

    de pases, claramente liderado por Venezuela, incluye tambin a Bolivia y Ecuador. Por su parte,Colombia y Per siguen polticas desmarcadas del rumbo de los dems pases andinos, con susprioridades puestas en una integracin energtica ms internacional, liberal y abierta. Mxico siguesu tradicional poltica cerrada y de nacionalismo energtico. Sin embargo, existen grandespresiones, tanto desde dentro como desde fuera del pas, para que el sector se abra tras siete dcadasde absoluto cierre. Por otro lado, Argentina est dando seales en el sentido contrario, con larecompra, por parte de intereses privados argentinos, del 25% de Repsol. De todas formas, pareceque la produccin de hidrocarburos en tanto Mxico como Argentina est en declive o cerca de sucomienzo. Por ello, su actitud no tiene tantos efectos a largo plazo como la de otros pases delcontinente.

    Por su parte, el resto de los pases como Chile, Paraguay, Uruguay y los de Amrica Central y elCaribe son consumidores e importadores netos, y mantienen una posicin ms bien pasiva dentrode este contexto energtico regional Slo Brasil, entre los actores importantes de la regin, estcomportndose de una forma claramente distinta. Y, adems, dado su tamao y su liderazgo, tieneuna posibilidad real de influir en el panorama de la regin. En este sentido, Venezuela y Brasil, consus sectores dominados por sus propias empresas estatales (PDVSA y Petrobras), son los msimportantes del escenario energtico actual en Amrica Latina: son los nicos dos pases que, por eltamao de sus reservas y sobre todo por su influencia poltica, tienen la capacidad de influir en laspolticas de los dems Estados latinoamericanos, as como en el escenario energtico regional yglobal. Pero, como veremos a continuacin, las estrategias que estn siguiendo son muy diferentes.

    Venezuela

    Sobre el papel, Venezuela es el actor ms importante en el sector energtico latinoamericano. Es elsexto exportador mundial de petrleo (con algo ms de 2 mbd), un miembro fundador de la OPEP(y adems uno de los miembros actuales ms activos y radicales) y uno de los suministradoresprincipales de EEUU. Sus petrleos ultrapasados comprenden algunas de las reservas dehidrocarburos ms grandes del mundo, mientras que las de gas son las mayores de Amrica Latina(y las segundas ms grandes del hemisferio, solo detrs de las de EEUU). Su empresa estatal,PDVSA, a travs de su filial CITGO en EEUU, tambin cuenta con una amplia red de refineras yde puntos de distribucin en el downstream norteamericano.

    Entre todos los productores energticos de Amrica Latina, Venezuela es el que est mejorposicionado para beneficiarse de los cambios en el mercado de los hidrocarburos. Su posicin deprivilegio se deriva de que, de todos las grandes potencias del creciente menor (con la posibleexcepcin de Nigeria y Guinea Ecuatorial), es el productor que tiene menor produccin en relacina sus reservas (el 3,7% de la produccin mundial frente al 6,6% de las reservas de petrleo y el 1%frente al 2,4% en gas) y menor consumo en relacin a su produccin (0,7% del consumo mundialfrente al 3,7% de la produccin mundial de petrleo y el 1% frente al 1% en gas) (BritishPetroleum, 2007). Estas ratios demuestran un gran potencial exportador futuro, as como un margenmuy amplio tanto para el crecimiento econmico como para la acumulacin de poder geopoltico,siempre que gestione eficientemente esta posicin de privilegio. Adems, Venezuela es una fuentenatural para el consumo norteamericano al menos por tres razones: (1) su proximidad geogrfica;

    (1) el despliegue en el downstream norteamericano de activos de PDVSA, tcnicamente capaces deprocesar el relativamente pesado crudo venezolano; y (3) el fuerte incremento previsto en lasimportaciones norteamericanas de petrleo y gas durante los prximos aos.

  • 7/31/2019 Energia y Geopolitica en America_Latina

    11/16

    10

    De todas formas, Venezuela padece numerosas debilidades y se enfrenta a diversas limitaciones,tanto en la actualidad como en el futuro, respecto a su capacidad de influir en la geopoltica delpetrleo y el gas, e incluso para mantener su produccin actual. En primer lugar, en el terreno delgas, aunque Venezuela posee las reservas ms importantes de la regin, actualmente no exportanada. Toda su produccin se dedica al consumo interno, reinyectndose ms del 70% en los pozospetrolferos con el fin de mantener su nivel de produccin en los campos ms maduros. De hecho,

    debido a un desfase entre la oferta y la demanda en zonas distantes, Venezuela importa gas deColombia para abastecer a sus provinciales occidentales. La mayor parte (el 85%) de su gas estasociado a la extraccin y produccin de petrleo, hacindolo apto para ser utilizado en laproduccin petrolfera pero no tanto para exportar. El gran esfuerzo necesario para desarrollar susextensas reservas, particularmente las de offshore, apenas ha empezado. Adems, se ha incluido elsector del gas en los cambios jurdicos que han transformado los contratos para las empresasprivadas en el sector del petrleo. Aunque Venezuela podra tener un futuro interesante comoexportador de gas licuado para los mercados internacionales, hasta el momento ha concentrado susesfuerzos en promocionar el llamado Gran Gasoducto del Sur, para llevar su hipottica futuraproduccin a los grandes centros de consumo en el Cono Sur.

    En segundo lugar, en el terreno del petrleo, la futura produccin est amenazada por la posibleescasez de inversin a raz de la inseguridad jurdica y el endurecimiento de las condiciones fiscalesy de acceso que se han mencionado arriba. Aunque puedan quedar algunas empresas privadas endeterminados proyectos como socios minoritarios, el panorama para las inversiones en Venezuelano es muy prometedor a la luz de los hbitos de gasto, tanto de PDVSA como del Gobierno (Isbell2007b; y Giusti, 2008).

    En tercer lugar, existen limitaciones estructurales al uso de la energa como arma geopoltica porparte de Venezuela. A pesar de la retrica de Chvez respecto a un cambio en el patrn de lasexportaciones mundiales de petrleo hacia China (y en detrimento de EEUU), es difcil ver comoVenezuela podra ejercer una influencia geopoltica real sobre EEUU. Asia Oriental cuenta conmuy poca capacidad de refino para el petrleo pesado venezolano y tardar aos en desarrollarla.Hara falta el traslado del petrleo a travs de un oleoducto a las costas del Pacfico, pero a da dehoy las relaciones de Venezuela con los pases capaces de permitir tal traspaso (Colombia,principalmente) no admiten esta posibilidad. Por otro lado, en un mercado global para un productotan fungible como el petrleo, Venezuela nunca podra presionar a EEUU si el petrleo queexportara a China liberara la misma cantidad de petrleo de las fuentes tradicionales de Asia (lasdel Golfo Prsico), que podra ser exportado a EEUU. Tan slo se tratara de un cambio desuministradores. Si Venezuela opta, por otro lado, por reducir sus niveles absolutos deexportaciones, el resultado sera un aumento en el precio global que tendran que pagar todos losconsumidores mundiales, no solamente los de EEUU. Finalmente, el Gobierno actual de Venezuela

    sigue siendo enormemente dependiente de los elevados precios internacionales y de los ingresosque estos generan. No olvidemos que el petrleo es responsable del 75% de las exportacionestotales de Venezuela, de ms del 50% de sus ingresos pblicos y de alrededor del 30% de su PIB(International Energy Agency, 2007). Difcilmente podra contemplar una poltica que pudieraminar directamente el nivel de sus ingresos petrolferos.

    Adems, los altos ingresos por exportaciones de hidrocarburos y los gastos sociales financiados conlos mismos aseguran el apoyo y la lealtad de la mitad ms desfavorecida del pas, que es la basepoltica fundamental de Chvez y de su Gobierno. Tambin hacen posible las exportaciones delpetrleo subvencionado y las otras formas de ayuda internacional que Venezuela ha empleadopara crear una red de leales aliados en Amrica Central (Nicaragua), el Caribe (Cuba), la zona

    andina (Bolivia y Ecuador) e incluso en el Cono Sur (Argentina). Pero esta lealtad, tanto internacomo externa, depende crucialmente del dinero del petrleo. Si los precios del petrleo caen, o sisufren por un deterioro del nivel de produccin, este apoyo poltico podra erosionarsesignificativamente, poniendo en entredicho todo el proyecto bolivariano de Chvez, particularmente

  • 7/31/2019 Energia y Geopolitica en America_Latina

    12/16

    11

    a la luz del resultado del ltimo referendo presentado a los ciudadanos para cambiar la constitucinnacional, cuyo rechazo ha significado un batacazo para el presidente.

    Ms tarde o ms temprano, el Gobierno de Venezuela se dar cuenta de lo que los pases de OrienteMedio aprendieron hace varias dcadas. Un pas rico en petrleo puede aprovecharse de estabendicin para beneficiar a su poblacin, pero slo si maneja estos recursos con cautela, cuidado y

    astucia. En particular, es esencial que olvide la tentacin de malgastar su nica baza para eldesarrollo econmico de su pas el petrleo en un peligroso juego cuya eficacia adems escuestionable pensado para influir en la geopoltica internacional y para castigar a un enemigopoltico EEUU, mucho ms desarrollado, poderoso y econmicamente diversificado.

    Pero podra servir a los intereses norteamericanos el radicalismo de Chvez? Los altos precios ylos elevados ingresos estatales claramente contribuyen tanto al xito como a la confianza deChvez. Esta autoconfianza conduce al presidente venezolano a ser demasiado audaz, y a superarlas limitaciones de la prudencia. Su agresivo nacionalismo energtico limita la inversin que entraen el sector de los hidrocarburos venezolano por parte de las empresas privadas internacionales, queposeen la capacidad tcnica para desarrollar los petrleos ultrapesados de la Faja del Orinoco. Esta

    escasez de inversin se reduce todava ms debido a las prioridades fiscales de Chvez, que extraende PDVSA los fondos necesarios para invertir en mantenimiento y produccin futura. Esta falta dedesarrollo slo contribuye a los altos precios internacionales y a su vez incentiva el desarrollo de lasarenas asflticas de Canad, una preferencia estratgica clara para EEUU. Tambin contribuye afomentar las dems energas alternativas.

    Ignorar la Doctrina Monroe y desmarcarse de la poltica tradicional de intervenir en la polticalatinoamericana cuando parece ir en contra de su dominio de la zona podra ser la nueva polticanorteamericana. Dejar a Chvez a su suerte podra implicar la desestabilizacin de Venezuela acorto plazo. Pero, a medio plazo, EEUU podra utilizar a Chvez como un ejemplo del estrepitosofracaso de la izquierda radical en Amrica Latina. Por lo tanto, el potencial desastre que podra estaraguardando a Venezuela podra impulsar una futura apertura econmica ms ferozmente neoliberal,como ya ocurriera en la ex URSS (antes de la contrarreaccin de Putin) o como posiblemente leespera a Cuba en el futuro.

    Brasil

    Aunque Brasil tiene unas reservas del petrleo y de gas mucho ms modestas que las de Venezuela,se perfila como el otro gran actor regional con cierto peso en la geopoltica energtica regional.Tradicionalmente, Brasil ha sido un importador neto de energa, pero durante los ltimos 10 aostanto sus reservas como su produccin de petrleo y gas casi se han duplicado (British Petroleum,2007). En 2007, Brasil dej de ser un importador neto de petrleo, produciendo ms de 2,2 mbd

    (comparado con los 2,8mbd de Venezuela). A finales del mismo ao, Petrobrs anunci undescubrimiento offshore que podra aumentar sus reservas de petrleo de 12.000 miloones a 20.000millones de barriles.

    Desde los primeros choques petrolferos de los aos setenta, Brasil ha desarrollado una extensaindustria del etanol (basada en la explotacin de la caa de azcar) que ahora suministra hasta el25% de sus necesidades de combustible al sector del transporte. Con los aumentos en el precio delpetrleo de los ltimos aos, Brasil se ha convertido en el primer exportador mundial de etanol, apesar de las barreras comerciales, que en algunos pases como EEUU llegan a ser equivalentes ams del 50% del precio de exportacin. El impacto de esta industria en crecimiento, junto con losprogresos de Petrobrs en el desarrollo del petrleo y del gas, podra convertir a Brasil en un

    posible exportador neto de hidrocarburos en el corto y medio plazo.

    Para satisfacer su creciente demanda de gas, Brasil depende cada vez ms de las importaciones deArgentina y (principalmente) de Bolivia, dos pases que estn por lo menos parcialmente dentro

  • 7/31/2019 Energia y Geopolitica en America_Latina

    13/16

    12

    de la rbita poltica de Venezuela. Sin embargo, el ritmo de descubrimientos de yacimientos, ascomo los aumentos de produccin por parte de Petrobrs, auguran un futuro positivo para Brasil encuanto a la reduccin de su dependencia exterior. Ms all de estos aumentos, Brasil tambin estplanificando una diversificacin de sus futuras fuentes de importacin, con el desarrollo de sucapacidad de regasificacin, lo que le permitir importar gas licuado del mercado internacional.

    Pero otro factor que convierte a Brasil en un actor energtico clave en la regin ms all de suevolucin desde un perfil de importador neto hasta otro de posible exportador es la trayectoria ycomportamiento de Petrobrs, su empresa estatal, que ha llegado a ser una de las compaaspetrolferas punteras en el escenario internacional. Hace 10 aos, PDVSA era la empresa estatalms dinmica, profesional y poderosa de la regin, despus de haber liderado el proceso deliberalizacin y apertura en el sector venezolano. En aquel entonces, Petrobrs era un monopolio enel sector brasileo, con un papel relativamente pequeo. Sin embargo, en la actualidad la situacines completamente distinta. A consecuencia de la gran huelga petrolfera de Venezuela en 2002-2003, PDVSA ha sufrido el despido de la mitad de sus empleados, particularmente los ingenieros ytcnicos, la re-nacionalizacin del sector y la carga financiera impuesta sobre la empresa por lasnuevas prioridades de gasto de los gobiernos de Chvez. Mientras tanto, el sector brasileo se ha

    liberalizado y Petrobrs se ha convertido en una de las empresas petrolferas tanto estatales comoprivadas ms exitosas en trminos de aumentos de reservas y produccin, capacidad tcnica(particularmente en el mbito de la exploracin, desarrollo y produccin de reservas en el offshore yel profundo offshore) y desarrollo de proyectos internacionales.

    Brasil y Petrobrs tienen otra ventaja ms all de las mejoras en el panorama de la industria de loshidrocarburos. La economa brasilea est cada vez ms diversificada, de manera que el Gobiernobrasileo no tiene que depender de los ingresos de la empresa estatal. As, Petrobrs ha podidodesarrollar el sector brasileo de hidrocarburos y sus propias perspectivas internacionales sinintromisiones del Gobierno. Esto ha tenido un impacto muy positivo sobre la evolucin de laempresa, su posicin financiera y sus capacidades tcnicas, incluso sin disfrutar por lo menos, demomento de grandes ingresos por exportaciones.

    El impacto conjunto de todos estos fenmenos ha colocado a Brasil de forma inesperada en unaposicin privilegiada para influir positivamente en el sistema energtico de la regin. En primerlugar, la propia evolucin energtica de Brasil est reduciendo la presin sobre el mercado, con ladisminucin de sus importaciones de petrleo y sus crecientes exportaciones de etanol. En segundolugar, su modelo energtico ms abierto y liberal ofrece a la regin una alternativa respecto alnacionalismo energtico, tanto entre productores como entre consumidores.

    Algunos analistas apuntan a una creciente rivalidad entre las polticas energticas de Brasil y de

    Venezuela, y entre el petrleo de Venezuela y el etanol de Brasil. Aunque la poltica energtica deBrasil sea distinta, no se debera exagerar la importancia de un posible desafo del etanol para elpetrleo venezolano. La produccin de etanol en Brasil est creciendo rpidamente, aunque su nivelde produccin todava no llega a los 350.000 barriles diarios (International Energy Agency, 2007).La mayor parte de esta produccin se consume internamente y todava hay mucho margen parasuministrar al mercado brasileo. De hecho, aunque las exportaciones brasileas de etanol a EEUUse han cuadruplicado en solo un par de aos (llegando a casi 30.000 barriles diarios, principalmentepara sustituir al MTBE como aditivo a la gasolina), estas cantidades son insignificantes comparadascon el consumo de petrleo. Esto quiere decir que lo ms probable es que el etanol de Brasil puedallegar a ser un complemento en la oferta energtica para el sector del transporte, pero que nuncallegue a ser una alternativa capaz de rivalizar con el petrleo ni de amenazar a Venezuela en

    trminos geopolticos. De todas formas, podra ser un factor importante como fuente energtica parael mercado interno, clave en la transformacin de Brasil en exportador neto de petrleo.

  • 7/31/2019 Energia y Geopolitica en America_Latina

    14/16

    13

    Donde Brasil podra chocar con Venezuela es en relacin a la gestin de los flujos del posiblefuturo Gran Gasoducto del Sur, un enorme proyecto que est destinado a transportar 150 millonesde metros cbicos diarios a los pases del Cono Sur a lo largo de 8.000 km. Existen varias razonespara justificar cierto escepticismo acerca de la viabilidad de este proyecto: su elevado coste, que seestima en 20.000 millones de dlares; su impacto medioambiental (por tener que atravesar elAmazonas); y la insuficiencia de gas disponible en Venezuela, al menos en la actualidad. An as,

    este gasoducto, ideado por los presidentes Chvez, Lula y Kirchner, podra en principio resolver lafutura demanda de gas de los pases consumidores del Cono Sur. Sin embargo, tambinincrementar de forma significativa la dependencia energtica de los pases del sur con respecto aVenezuela, restando flexibilidad a sus economas. En definitiva, aunque el proyecto pueda servir decatalizador y de columna vertebradora para el conjunto del continente, dando soporte real al sueode la Unin de las Naciones del Sur, tambin crear una situacin asimtrica de interdependencia einfluencia geopoltica incluso ms pronunciada que la que Rusia tiene con los pases de Europa.

    En teora, esta situacin no implica necesariamente que el pas suministrador en el origen delgasoducto vaya a intentar utilizar su poder para influir polticamente sobre los pases importadoresen el otro extremo del tubo; pero Venezuela, bajo el liderazgo de Chvez, se ha mostrado dispuesta

    a sacrificar crecientes partes de sus propios ingresos para convertir su petrleo en un arma poltica(con sus exportaciones subvencionadas, por ejemplo), algo que ni siquiera el Kremlin ha llegado ahacer de forma tan clara. Aunque el uso del petrleo en este sentido es de dudosa eficacia (dada lanaturaleza del mercado), el uso similar del gas, en un contexto en el que los importadores soncompletamente dependientes de su red de gasoductos, s podra tener implicaciones geopolticassustantivas. En este sentido, es comprensible que Brasil se haya mostrado cada vez menosentusiasta con respecto al proyecto, as como que haya iniciado un proyecto para importar gaslicuado. Por otro lado, como Brasil sera el pas de trnsito ms importante sea cual sea el trazadofinal del Gran Gasoducto del Sur, nunca se quedar sin su propia influencia en tal juegogeopoltico. Si bien es cierto que Venezuela no es Rusia, tampoco Brasil es Ucrania: es decir, unpas de trnsito tan grande, diversificado y poderoso como Brasil servira para minimizar el peligrogeopoltico que podra representar una Venezuela que siguiera siendo tan revolucionaria en elsentido bolivariano, con la mano en el grifo del gas sudamericano. De todas formas, si talproyecto llegara a convertirse en realidad algn da, Brasil y Venezuela estaran condenados a ser osocios o rivales en la construccin de una unin econmica e incluso poltica para Amrica de Sur.

    Adems, en la actualidad, Petrobrs est desbancando a PDVSA en muchos lugares de la regin,incluso en los pases bolivarianos o afines al ALBA. Despus de los decretos de Morales en 2006,que muchos analistas temieron que forzaran la retirada de Petrobrs de Bolivia, la empresabrasilea se ha visto obligado a comprometer otros 1.000 millones de dlares en inversiones comoconsecuencia del incumplimiento de compromisos anteriores de PDVSA. Algo similar podra pasar

    en Nicaragua. Adems, tras la reciente visita a de Lula a Cuba, parece que Petrobrs entrar en estepas aliado primordial de Chvez y PDVSA con mayores inversiones para la exploracin ydesarrollo de los posibles hidrocarburos de Cuba. Si la capacidad de PDVSA para cumplir con loscompromisos con los aliados de Chvez est erosionndose por las consecuencias de los excesosdel nacionalismo energtico de Venezuela y por la gestin de sus ingresos energticos, puede queBrasil y Petrobrs lleguen a ejercer incluso ms influencia econmica y poltica en el escenarioenergtico de la regin en el futuro.

    De todas formas, Brasil est cuidando sus relaciones con Venezuela y los dems exportadoresandinos, particularmente Bolivia, su principal fuente de gas. A pesar de ser un ejemplo de la nuevacorriente de la socialdemocracia pragmtica latinoamericana, el Brasil de Lula est demostrando ser

    paciente e incluso solidario con sus vecinos ms radicales y traviesos. Su poder geopoltico estacumulndose paulatinamente, sobre todo en el escenario internacional. El hecho de convertirse(junto a Rusia) en el segundo pas BRIC autosuficiente en energa podra aliviar la crecientedemanda internacional de las economas emergentes, lo que sera una excelente noticia en trminos

  • 7/31/2019 Energia y Geopolitica en America_Latina

    15/16

    14

    de precios. Adems, en el contexto regional, Brasil sigue ejerciendo un papel de mediador y dealiado fiable y cauto, no de aspirante rival al liderazgo geopoltico.

    (5) Los lmites de la geopoltica energtica

    Dentro del contexto actual del escenario energtico internacional y antes de considerar el gran reto

    pendiente de transformar la base energtica mundial en una economa basada en la energa post-hidrocarburos, las trayectorias de Venezuela y Brasil representan dos caminos hacia el futuro de laregin. Uno persigue el nacionalismo energtico y su propia versin antiimperialista conconsecuencias que pueden contribuir a la fragmentacin del proceso actual de globalizacin. Elotro sigue un camino ms abierto, ms pragmtico y ms en consonancia con una globalizacininteligentemente concebida.

    Segn la percepcin de EEUU, el gran consumidor del hemisferio, Amrica Latina podra cambiarel equilibrio mundial de la geopoltica energtica en el futuro. Si EEUU pudiera depender slo de laenerga de las Amricas, es decir, si las Amricas pudieran ser autosuficientes en energa, quedaranlibres y apartadas de las rivalidades entre los grandes consumidores de Eurasia (Europa y Asia) por

    los recursos energticos del gran creciente (Oriente Medio, Asia Central y Rusia). Mientras tanto,los pases productores de Amrica Latina, particularmente los que estn siguiendo la poltica delnacionalismo energtico, podran soar con una diplomacia energtica que obstaculizara estosobjetivos norteamericanos, estrechando lazos con otros productores e incluso consumidoresclaves en Eurasia para tejer una alianza antiimperialista (lase antinorteamericana).

    Pero, en ltima instancia, las dos estrategias estn destinadas al fracaso, ya que el mercado globaldel petrleo, por su propia naturaleza, restringe las posibilidades de utilizar este hidrocarburo comoun arma geopoltica. EEUU no va a estar ms seguro por necesitar menos importacionesenergticas, o menos importaciones desde fuera de las Amricas. Por otro lado, Venezuela no puedepresionar a EEUU (por lo menos sin presionar al resto del mundo), recortando sus exportaciones almercado norteamericano, desvindolas a otros mercados (que no son aliados norteamericanos) oestrechando sus vnculos con Rusia, Irn o China.

    Solo en un contexto de guerra, en el que la lgica comercial dejara de regir las acciones de losprincipales actores econmicos, funcionara el arma geopoltica de la energa. Y slo en esecontexto tiene sentido la estrategia de los grandes consumidores, como EEUU, que persigue laindependencia energtica, o por lo menos la independencia de suministradores supuestamente nofiables. Brasil ofrece otro camino: un pas consumidor que intenta aumentar su propia produccinenergtica sin utilizar polticas que rompan con el patrn de interdependencia y sin salirse de laglobalizacin. En este sentido, Brasil puede convertirse en un lder, tanto regional como

    internacional, dentro y fuera del contexto energtico. Su estrategia es mucho ms seductora y leotorga mayor poder blando que la venezolana.

    Paul Isbell,

    investigador principal de Economa y Comercio Internacional y Director del Programa sobre

    Geoestrategia de la Energa, Real Instituto Elcano.

  • 7/31/2019 Energia y Geopolitica en America_Latina

    16/16

    15

    Referencias bibliogrficas

    Arriagada, Genero (2006), Petrleo y gas en Amrica Latina: un anlisis poltico y de relacionesinternacionales a partir de la poltica venezolana, Documento de Trabajo n 20/2006, RealInstituto Elcano.

    British Petroleum (2007),BP Annual Statistical Review of Energy.

    Centre for Global Energy Studies (2007), Global Oil Report, septiembre-octubre, Londres.Giusti, Luis (2008), Petrleo y gas natural en Latinoamrica, en Anuario Iberoamericano EFE-Real Instituto Elcano, 2007-2008, Editorial Pirmide, Madrid.

    International Energy Agency (IEA/AIE) (2007), World Energy Outlook.Isbell, Paul (2006), El gas: un asunto conflictivo en Amrica Latina, ARI n 48/2006, Real

    Instituto Elcano.Isbell, Paul (2007a), Reexaminando la seguridad energtica, ARI n 123/2007, Real Instituto

    Elcano.Isbell, Paul (2007b), Hugo Chvez y el futuro del petrleo venezolano (I): el resurgimiento del

    nacionalismo energtico, Documento de Trabajo n 14/2007, Real Instituto Elcano.Isbell, Paul (2007c), Hugo Chvez y el futuro del petrleo venezolano (II): el pillaje de PdVSA y

    la amenaza a su nivel de produccin, Documento de Trabajo n 15/2007, Real Instituto Elcano.Mabro, Robert (2007), El nacionalismo petrolero y sus implicaciones para la seguridad

    energtica, ARI n 114/2007, Real Instituto Elcano.Machinea, Jos Luis (2008), Bases, Problemas y Desafos del Crecimiento Sostenido en Amrica

    Latina, enAnuario Iberoamericano EFE-Real Instituto Elcano, 2007-2008, Editorial Pirmide,Madrid.

    Malamud, Carlos (2007a), Los actores extraregionales en Amrica Latina (I): China, Documentode Trabajo n 50/2007, Real Instituto Elcano.

    Malamud, Carlos (2007b), Los actores extraregionales en Amrica Latina (II): Irn, ARI n124/2007, Real Instituto Elcano.

    Santiso, Javier (2006),La economa poltica de lo posible en Amrica Latina, MIT Press.US Energy Information Agency (2007), varios perfiles nacionales: Brasil (septiembre), Venezuela

    (octubre), Washington, DC.