Encontrando a Mi Papá

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Encontrando a mi Papá ¡Siempre he tenido la intención de escribir! Durante muchos años fui blogguera en el ámbito secular, de niña escribia diarios y ahora tengo mi página en donde puedo plasmar un poco lo que vivo a diario y la percepción de lo que me rodea. Sin embargo decidí empezar a escribir este libro porque me lo debía a mi y a usted lector que esta en este momento acompañándome. Escribo para usted, para que más que una entretención este libro sea una puerta la libertad y al amor incondicional de Jesús. Le contaré algo, a mis 14 años conocí del Señor, no puedo decir que haya sido un día inolvidable, que sea algo fuerte, un único encuentro pues no fue asi. Fue paulatino, empece a asistir a un aiglesia de jóvenes en donde cantaban rock y danzaban todos celebrando el amor, aunque no entendia lo que pasaba me sentía en paz y decidi asistir más a menudo. Luego asistí a un encuentro, en donde conocí cara a cara el poder de Dios, su autoridad su fortaleza, su grandeza… dure unos años asistiendo a la congregación pero por motivos de la adolescencia y diferencias en la familia nos retiramos y poco a poco me aleje de allí. Luego de pasar por muchos procesos, volví al Señor pero siempre tenia delante de mi la culpa de haberme separado, de haber tenido mi vida a mi manera durante muchos años. La soledad del joven que con nada puede curar aunque lo intente con todo. Y allí, en medio de ese proceso conocí al Padre de los cielos. No era el Dios lejano y exigente que me había encontrado años atrás. No era el juez ni el verdugo, mucho menos el fiscal que tenía cuentas de todos los días que había permanecido en silencio. No, no era ese el Padre que ahora estaba tratando conmigo. Recuerdo mucho que tuve una visión que me ayudó a entender quien era aquel a quien entregaba mi vida. Estaba en un edifcio alto y

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Lectura acerca de la importancia de encontrar al Padre de los cielos en la ausencia del papa terrenal.

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Encontrando a mi Papá

¡Siempre he tenido la intención de escribir! Durante muchos años fui blogguera en el ámbito secular, de niña escribia diarios y ahora tengo mi página en donde puedo plasmar un poco lo que vivo a diario y la percepción de lo que me rodea.

Sin embargo decidí empezar a escribir este libro porque me lo debía a mi y a usted lector que esta en este momento acompañándome. Escribo para usted, para que más que una entretención este libro sea una puerta la libertad y al amor incondicional de Jesús.

Le contaré algo, a mis 14 años conocí del Señor, no puedo decir que haya sido un día inolvidable, que sea algo fuerte, un único encuentro pues no fue asi. Fue paulatino, empece a asistir a un aiglesia de jóvenes en donde cantaban rock y danzaban todos celebrando el amor, aunque no entendia lo que pasaba me sentía en paz y decidi asistir más a menudo.

Luego asistí a un encuentro, en donde conocí cara a cara el poder de Dios, su autoridad su fortaleza, su grandeza… dure unos años asistiendo a la congregación pero por motivos de la adolescencia y diferencias en la familia nos retiramos y poco a poco me aleje de allí.

Luego de pasar por muchos procesos, volví al Señor pero siempre tenia delante de mi la culpa de haberme separado, de haber tenido mi vida a mi manera durante muchos años. La soledad del joven que con nada puede curar aunque lo intente con todo.

Y allí, en medio de ese proceso conocí al Padre de los cielos. No era el Dios lejano y exigente que me había encontrado años atrás. No era el juez ni el verdugo, mucho menos el fiscal que tenía cuentas de todos los días que había permanecido en silencio. No, no era ese el Padre que ahora estaba tratando conmigo.

Recuerdo mucho que tuve una visión que me ayudó a entender quien era aquel a quien entregaba mi vida. Estaba en un edifcio alto y lujoso, y viendo por las ventanas desde las que se veía el mundo entero estaba un Señor inteligente, de mirada profunda y amorosa viendo todo lo que sucedia fuera. Al percatarse de mi existencia volteo a mirar, me sonrio, dejó todo lo que estaba haciendo y me abrazó. Se sentó conmigo y charlo durante horas como si fuera mi amigo más cercano, también la cobertura más grande. Un Padre de verdad.

Les contaré algo el amor de Dios es más grande que cualquier prejuicio de la tierra. No es el amor que idealiza ni que parte de una

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