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EN TORNO A UNA TEORÍA DEL ESTADO 171 Por otra parte, aun en las condiciones de cierto equilibrio, permanentemente inestable por cierto, existe la irreconciliable contradicción entre una liber- tad e igualdad abstractas que cada hombre enfrenta como ciudadano y ante la ley, y la desigualdad que como sujeto de relaciones económicas confronta, lo que acarrea, finalmente, su falta de libertad real; pues en con- diciones de desventaja frente a otros no puede ser realmente libre y, en última instancia, hasta su libertad meramente formal se ve quebrantada, ya que, en ocasiones, aun la posibilidad de hacer valer sus derechos ante los tribunales se ve limitada. Parece entonces que la única posibilidad real que existe de crear las condiciones de una libertad propiciatoria de la energía y capacidad creativas del hombre, sería la transformación de una sociedad basada en la desigual- dad, que para sostenerse tiene que apoyarse en un aparato de fuerza nece- sariamente autoritario, en otra, que por haber transferido a todos sus miem- bros la riqueza y el poder que unos cuantos tenían, se finca en la igualdad real de sus componentes y, en consecuencia, administra el proceso de pro- ducción y maneja los asuntos de la comunidad de forma autogestionaria, esto es: por medio de sus propios miembros directamente;" 2.0. Los elementos del Estado 2.1. Los elementos del Estado como condiciones de la unidad estatal Ha sido ya señalado que el Estado es una institución que tiene límites bien determinados en espacio y tiempo; que siendo un producto histórico del desarrollo económico, político y cultural de la sociedad humana aparece de Estado y régimen, que corresponde a una crisis política ... el fascismo no consti- tuye una simple forma diferencial del Estado capitalista en un estadio de su desarro- llo. El fascismo constituye una forma de Estado y una forma de régimen 'Iímite' del Estado capitalista. Por caso límite, no es preciso entender aquí una forma patológica del sistema pequeño-burgués, es decir, una forma que sería en cierta medida ajena a la 'democracia' parlamentaria, sino una forma debida a una coyuntura muy par- ticular de la lucha de clases". Poulantzas, Nicos. Fascisme et Dictature. La troisieme internationale face au fascisme. París. Maspero, 1970, pp. 8, 9, 58 y 59. a. Marx, C. "Sobre la cuestión judía", op. cit., p. 38: " ... sólo cuando el hombre individual real recobra en sí al ciudadano abstracto y se convierte, como hombre in- dividual, en ser genérico, en su trabajo individual y en sus relaciones individuales; sólo cuando el hombre ha reconocido y organizado sus forces propres como fuerzas sociales y cuando, por tanto, no desglosa ya de sí la fuerza social bajo la firma de fuerza política, s610 entonces se lleva a cabo la emancipación humana." Marx- Engels. La ideología alemana. Montevideo, Pueblos Unidos, 1968, p. 34... " en la sociedad comunista, donde cada individuo no tiene acota:do un círculo exclusivo de actividades, sino que puede desarrollar sus aptitudes en la rama que mejor le parezca, la sociedad se encarga de regular la producción en general, con lo que hace cabalmente posible que yo pueda dedicarme hoy a esto y mañana a aquello, que pueda mañana cazar, por la tarde pescar y por la noche apacentar el ganado, y después comer, si me place, dedicarme a criticar, sin necesidad de ser exclusivamente cazador, pescador, pastor o crítico, según los casos."

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EN TORNO A UNA TEORÍA DEL ESTADO 171

Por otra parte, aun en las condiciones de cierto equilibrio, permanentementeinestable por cierto, existe la irreconciliable contradicción entre una liber-tad e igualdad abstractas que cada hombre enfrenta como ciudadano yante la ley, y la desigualdad que como sujeto de relaciones económicasconfronta, lo que acarrea, finalmente, su falta de libertad real; pues en con-diciones de desventaja frente a otros no puede ser realmente libre y, enúltima instancia, hasta su libertad meramente formal se ve quebrantada,ya que, en ocasiones, aun la posibilidad de hacer valer sus derechos antelos tribunales se ve limitada.

Parece entonces que la única posibilidad real que existe de crear lascondiciones de una libertad propiciatoria de la energía y capacidad creativasdel hombre, sería la transformación de una sociedad basada en la desigual-dad, que para sostenerse tiene que apoyarse en un aparato de fuerza nece-sariamente autoritario, en otra, que por haber transferido a todos sus miem-bros la riqueza y el poder que unos cuantos tenían, se finca en la igualdadreal de sus componentes y, en consecuencia, administra el proceso de pro-ducción y maneja los asuntos de la comunidad de forma autogestionaria,esto es: por medio de sus propios miembros directamente;"

2.0. Los elementos del Estado2.1. Los elementos del Estado como condiciones de la unidad estatal

Ha sido ya señalado que el Estado es una institución que tiene límitesbien determinados en espacio y tiempo; que siendo un producto históricodel desarrollo económico, político y cultural de la sociedad humana aparece

de Estado y régimen, que corresponde a una crisis política ... el fascismo no consti-tuye una simple forma diferencial del Estado capitalista en un estadio de su desarro-llo. El fascismo constituye una forma de Estado y una forma de régimen 'Iímite' delEstado capitalista. Por caso límite, no es preciso entender aquí una forma patológicadel sistema pequeño-burgués, es decir, una forma que sería en cierta medida ajenaa la 'democracia' parlamentaria, sino una forma debida a una coyuntura muy par-ticular de la lucha de clases". Poulantzas, Nicos. Fascisme et Dictature. La troisiemeinternationale face au fascisme. París. Maspero, 1970, pp. 8, 9, 58 y 59.

a. Marx, C. "Sobre la cuestión judía", op. cit., p. 38: " ... sólo cuando el hombreindividual real recobra en sí al ciudadano abstracto y se convierte, como hombre in-dividual, en ser genérico, en su trabajo individual y en sus relaciones individuales;sólo cuando el hombre ha reconocido y organizado sus forces propres como fuerzassociales y cuando, por tanto, no desglosa ya de sí la fuerza social bajo la firmade fuerza política, s610 entonces se lleva a cabo la emancipación humana." Marx-Engels. La ideología alemana. Montevideo, Pueblos Unidos, 1968, p. 34... " en lasociedad comunista, donde cada individuo no tiene acota:do un círculo exclusivode actividades, sino que puede desarrollar sus aptitudes en la rama que mejor leparezca, la sociedad se encarga de regular la producción en general, con lo que hacecabalmente posible que yo pueda dedicarme hoy a esto y mañana a aquello, quepueda mañana cazar, por la tarde pescar y por la noche apacentar el ganado, ydespués comer, si me place, dedicarme a criticar, sin necesidad de ser exclusivamentecazador, pescador, pastor o crítico, según los casos."

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172 LECTURAS DE SOCIOLOGÍA Y CIENCIA POLÍTICA

en un momento preciso de su evolución en una, también precisa, delimita-ción geográfica.

La doctrina tradicional del Estado ha visto, en el territorio el puebloy el poder los elementos relativamente permanente que integran al Es-tado.:" Y es preciso aclarar que si el Estado es una unidad organizada,producto de un determinado grado de evolución histórica de la sociedad,estos elementos condicionan, a manera de estímulos y obstáculos, el naci-miento y la permanencia de la unidad estatal.:"

Así, entendido el problema, el Estado no puede ser concebido como unsimple reflejo, como un simple producto de sus elementos, ya que éstossolamente lo condicionan y, en consecuencia, no son suficientes para expli-carIo. El Estado no es ni meramente su territorio, ni sólo la población,ni el poder puramente, ni un simple conjunto de normas, ni tampoco lasuma de estos elementos, ya que está regido por sus propias leyes que le danuna peculiaridad distinta a la de sus elementos;"

2.2. El territorio del Estado

Nadie puede negar la enorme importancia que los factores geográficostienen para la vida del Estado: la geografía política y los grandes pensa-dores ocupados en la teoría política lo han señalado." Sin embargo, las cir-cunstancias geográficas en que se encuentra inserto un Estado, no explicanpor sí solas ni su existencia, ni su peculiaridad, pues ningún hecho geográ-fico tiene importancia política con independencia del obrar humano.f"

Históricamente, el territorio es la condición natural para el nacimientodel Estado. Erosionado por sus contradicciones internas y devastado porlas invasiones bárbaras, el Imperio Romano se derrumba y en el mundoconocido en ese entonces empieza un largo proceso que con el tiempo des-embocaría en la formación de las primeras naciones. Las tribus bárbaras,después de errante peregrinar, comienzan a fijar establemente su lugar deresistencia. La fundación de señoríos feudales, que coexisten con príncipesy reyes, y las pretensiones de hegemonía universal del Papa y del emperador,

35 Cfr. Jellinek, G. Teoría general del Estado, op, cit., pp. 321-354. Algunos auto-res como Groppali, Alesandro. Doctrina gen-eral del Estado. México, Porrúa, 1944,(trad. A. Vázquez del Mercado, pp. 149-188, consideran que los fines del Estadoson un elemento más. Otros, Vecchio, Giorgio del. Teoría del Estado. Barcelona.1956, traducción y estudio preliminar de E. del Estado.

36 Cfr. HeIler, Hermann. Teoría del Estado, op. cit., p. 158.81 Cfr., ibid., pp. 155-158.88 Cfr. Montesquieu. "L'Esprit des Lois et la querelle de I'Esprit des Lois", en

Oeuures Completes. Col. L'Integrale, París, Du Seuil 1964, caps. XIV, xv, XVI,XVII Y XVIII, pp. 613 y 640. Duverger, Maurice. Soeiologie Politiqueo Col. Thémis,París, PUF, 1968, pp. 33-56. -..

39 HeIler, Hermann. Teoría del Estado, op. cit., pp. 163~164.

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impidieron, o por lo menos pospusieron, la formación de fronteras nacio-nales. Pero las monarquías absolutistas, en cambio, sí lograron la delimita-ción geográfica, más o menos precisa, del ámbito de su dominio y, con ello,la cabal formación de las nacíonalidades.s?

Ahora bien, el Estado nace como Estado nacional, esto es, que fue labase social sobre la que se erigió la supraestructura política: el Estado, y,de manera general, las formas actuales de gobierno son especies del Estado-nación. u

El territorio no sólo es condición para el nacimiento del Estado, lo estambién de su permanencia. En efecto, el territorio es la garantía de la uni-dad nacional, en tanto que sirve de sustento a los propósitos de unidad yvida en común de una nación. Consecuentemente, es también el funda-mento de la unidad y permanencia estatal, por cuanto que permite a unpueblo vivir bajo un único gobierno central lo suficientemente fuerte paramantener su independencia frente a otras potencias.v'

Las consideraciones en torno al territorio del Estado traen aparejadoel problema de la soberanía territorial y la teoría del Estado ha señaladodos dimensiones de ésta: una exterior, de naturaleza negativa y una interior,de naturaleza positiva.

En su dimensión negativa o externa, la soberanía territorial excluye laintervención de otro y otros Estados, dentro del ámbito territorial de un Es-tado dado, y la doctrina ha utilizado el término de "impenetrabilidadestatal" para connotar la prohibición que las reglas de derecho internacionalprescriben para que un Estado intervenga dentro del territorio de otro.

En su dimensión positiva o interna, la soberanía territorial consiste en lafacultad ilimitada que una nación tiene de utilizar su territorio explotandoen beneficio de su población los recursos naturales, minerales y energéticosque dentro de él se encuentren."

2.3. El pueblo del Estado

Algunos autores, como Gumplowicz, atribuyen el origen del Estado ala lucha de razas; otros más, como Gobineau y Chamberlain, parten de lacreencia subjetiva en la existencia del común origen racial de ciertos pue-

40 Cfr., ibid., pp. 141-154. Así como Cueva, Mario de la. Teoría del Estado,apuntes mimeografiados de clase. México, 1969, pp. 11 y ss.

41 Grossman, R.H.S. Biografía del Estado moderno. Col. Popular núm. 63. México,'FCE, 1970, trad. Fernández de Castro y C. Villegas, pp. 18-19.

42 Cfr. Cueva, Mario de la. Teoría del Estado, op, cit., pp. 234 y ss.43 Cfr., ibid., pp. 240-254. Así como Tellinek, G. Teoría general del Estado, op. cit.,

pp. 321-331. También Laband, Paul. Le Droit Publie de L'Empire Allemand. París,Giard et Briére, 1900, t. r, pp. 287 y ss.

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impidieron, o por lo menos pospusieron, la formación de fronteras nacio-nales. Pero las monarquías absolutista s, en cambio, sí lograron la delimita-ción geográfica, más o menos precisa, del ámbito de su dominio y, con ello,la cabal formación de las nacionalidades."

Ahora bien, el Estado nace como Estado nacional, esto es, que fue labase social sobre la que se erigió la supraestructura política: el Estado, y,de manera general, las formas actuales de gobierno son especies del Estado-nación.t-

El territorio no sólo es condición para el nacimiento del Estado, lo estambién de su permanencia, En efecto, el territorio es la garantía de la uni-dad nacional, en tanto que sirve de sustento a los propósitos de unidad yvida en común de una nación. Consecuentemente, es también el funda-mento de la unidad y permanencia estatal, por cuanto que permite a unpueblo vivir bajo un único gobierno central lo suficientemente fuerte paramantener su independencia frente a otras potencias."

Las consideraciones en torno al territorio del Estado traen aparejadoel problema de la soberanía territorial y la teoría del Estado ha señaladodos dimensiones de ésta: una exterior, de naturaleza negativa y una interior,de naturaleza positiva.

En su dimensión negativa o externa, la soberanía territorial excluye laintervención de otro y otros Estados, dentro del ámbito territorial de un Es-tado dado, y la doctrina ha utilizado el término de "impenetrabilidadestatal" para connotar la prohibición que las reglas de derecho internacionalprescriben para que un Estado intervenga dentro del territorio de otro.

En su dimensión positiva o interna, la soberanía territorial consiste en lafacultad ilimitada que una nación tiene de utilizar su territorio explotandoen beneficio de su población los recursos naturales, minerales y energéticosque dentro de él se encuentren.P

2.3. El pueblo del Estado

Algunos autores, como Gumplowicz, atribuyen el origen del Estado ala lucha de razas; otros más, como Gobineau y Chamberlain, parten de lacreencia subjetiva en la existencia del común origen racial de ciertos pue-

40 Cfr., ibid., pp. 141-154. Así como Cueva, Mario de la. Teoría del Estado,apuntes mimeografiados de clase. México, 1969, pp. 11 y ss,

41 Grossman, R.H.S. Biografía del Estado moderno. Col. Popular núm. 63. México.'FCE, 1970, trad. Fernández de Castro y C. Villegas, pp. 18-19.

42 Cfr. Cueva, Mario de la. 7leoría del Estado, op, cit., pp. 234 y ss.43 Cfr., ibid., pp. 240-254. Así como Jellinek, G. Teoría general del Estado, op. cit.,

pp. 321-331. También Laband, Paul. Le Droit Public de L'Empire Allemand. París,Giard et Briére, 1900, t. 1, pp. 287 y ss.

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174 LECTURAS DE SOCIOLOGÍA Y CIENCIA POLÍTICA

blos, y de ello deducen una conducta política determinada. Estas ideassirvieron de fundamento a la concepción nacional socialista del Estado y elderecho, que con la pretendida superioridad de la supuesta raza aria, tra-taba de justificar su afán de dominio universal y las atrocidades cometidasdurante la Segunda Guerra Mundial, por el régimen nazi.

Hay que aclarar que la ciencia ha negado la existencia de razas purasy no se ha descubierto aún la relación entre raza y aptitudes políticas,por lo que se puede afirmar el carácter de ideología encubridora de exi-gencias de hegemonía de esas doctrinas!'

No es la raza, entonces, la que nos puede proporcionar un criterio válidocomo elemento del Estado. Busquemos los orígenes del pueblo, en una acep-ción cultural, como elemento del Estado.

La sociedad en las formaciones feudales se organizaba en una formapiramidal de obediencia, dividida en estamentos, cuya base era la propiedadde la tierra. En teoría, el rey o príncipe poseían toda la tierra, en la prácti-ca, entregaban la mayor parte a los nobles señores feudales a cambio dedeterminados servicios. Éstos, a su vez, y a cambio también de otros servi-cos, traspasaban parcelas de esas tierras a los inmediatamente debajo yfinalmente se hallaba el siervo, que atado a la tierra debía hacerla produ-cir y entregar los frutos de ella a cambio de la posibilidad de explotar unaparcela para su propia subsistencia."

En una sociedad como la descrita, en la desigualdad estaba reconocidapor la ley y la costumbre, el pueblo no podía contar para nada en la orga-nización política." Fue necesaria la aparición del modo de produccióncapitalista para que esta situación se modificara." En efecto, la modernasociedad de mercado se funda sobre la producción mediante el cambio,y para esto es indispensable la equivalencia e independencia formal detodos los hombres, para poder intercambiar libremente mercancías entresí!8 De ahí que la bandera de las revoluciones político-burguesas fuera:igualdad y libertad.:"

La propiedad de la tierra, que en la época feudal es fue~te de poderpolítico y que condiciona la organización de la sociedad en estamento s y

H Cfr. Duverger, Maurice. Sociologie Politique, op. cit., pp. 207-219. Así comoHeller, Hermann. Teoría del Estado, op, cit., pp. 164-174.

<5 Cfr. Ellul, Jacques. Histoire des Institutions, op. cit., pp, 142-156. Así comoCrossman, R.H.S. Biografía del Estado moderno, op. cit., p. 22 y 23. También Bloch,Marc. La société [éodale, op, cit., p. 335.

<6 Ibid., pp. 395, 402, 461.H Cfr. Grossman, R.H.S. Biografía del Estado moderno, op. cit., p. 18.48 Ver nota 24 de este estudio.49 Cfr. Matellone, Salvo. Storia ideologica d'Europa da Sieyes a Marx. Firenze,

Sansoni, 1974, pp. 34-41. Ver, a este respecto, Burdeau, G. Traité de Science Politi-que. París, LGD], 1971, t. VI, vol. rr, pp. 189-205.

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castas cerradas y que hace posible que las más bajas de ellas se encuentranpolítica y jurídicamente discriminadas, es abolida y sustituida por la pro-piedad privada de los medios de producción. 50 Las leyes, la costumbre y elaparato coactivo de la sociedad feudal protegían sólo al grupo privilegiadode detentadores de la tierra, pero el derecho y el Estado modernos pro-tegen en adelante a todos los hombres, en tanto que cada hombre es consi-derado como propietario de mercancías por intercambiar.

La vida del hombre moderno se encuentra, gracias a lo anterior, divididaen dos ámbitos: uno privado y otro público. Como hombre privado estáabandonado a las leyes de la economía y en este ámbito o esfera es sujetode las relaciones que establece con los demás hombres para producir suvida material. Es ahí donde el que sólo tiene su fuerza de trabajo, comomercancía que intercambiar por los satisfactores que le son necesarios parasu subsistencia, se ve obligado a entrar en una desigual competencia con elpropietario de los medios de producción. Como hombre público, en cambio,es el ciudadano, miembro igualitario de la comunidad, con iguales derechosy obligaciones que el resto de sus conciudadanos. En esta esfera, el dere-cho y la política reconocen en todo hombre, su calidad de participantesde la comunidad, independientemente de su condición social y, como tal,le conceden iguales derechos en la toma de decisiones y en la conducción desu comunidad, que se materializan en la facultad de darse representantes. 51

Por otra parte, el poder político, que en la polis griega no está separadode la comunidad de los señores propietarios de esclavos, sino que es ejercidopor ella misma, y que en la sociedad feudal está íntimamente ligado a lapropiedad de la tierra, en la eociedad moderna se separa y se erige por

50 "No hay Estado en el sentido propio de la palabra -dice Hauriou- sino hastaque se ha instaurado en una nación el régimen civil, es decir, cuando el poder políti-co de dominación se ha separado de la propiedad privada, cuando ha llegado arevestir el aspecto de una potestad pública y, de ese modo, se ha operado una separa-ción entre la vida pública y la vida privada." Hauriou, M. Principes de Droit Public.París, p. VII.

51 "Allí donde el Estado político ha alcanzado su verdadero desarrollo, dice Mane,lleva el hombre, no sólo en el pensamiento, en la conciencia,. sino en la reali~ad,en la vida una doble vida una celestial y otra terrenal, la Vida en la comunidadpolítica, e~ la que se considera como ser colectivo, y la vida en la sociedad cicil,en la que actúa como particular; considera a los otros hombres como medlos,_ sedegrada a sí mismo como medio y se convierte en j~guete de poderes ext.~nos.El Estado político se comporta respect~ a la sociedad civil de un I?odo ~an espl~ltua-lista como el cielo con respecto a la tierra ... El hombre en su inmediata realidad,en la sociedad civil, es un ser profano. Aquí, donde pasa ante sí mismo y ante ~osotros por un individuo real, es una manifestación carente de verd~~. Por el co~trano,en el Estado donde el hombre es considerado como un set generico, es el miembroimaginario de una imaginaria soberanía, se halla despojado de su vida individualreal y dotado de una generalidad irreal." Mane, C. "Sobre la cuestión judía", op, cit.,pp. 23-24.

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encima de ella.52 Separado el Estado de la sociedad, no puede, con todo,vivir divorciado de ella, por lo que es necesaria su vinculación a travésdel consentimiento y aceptación que el pueblo-ciudadano hace de sus go-bernantes.P

Surge entonces la necesidad que los gobernantes tienen en el Estadomoderno de recibir tal investidura de la voluntad popular y de buscar,también en ella, la justificación de su actuación política." Es de esta ma-nera que el pueblo deviene en un elemento del Estado." por cuanto queen la más pura tradición constitucionalista, la nación es anterior a laforma de organización estatal, ella funda al Estado y tiene siempre el inalie-nable derecho de cambiar esa forma de gobierno y darse la que más leconvenga." Sin embargo, es la nación, persona moral, ser intangible, la quelegitima el derecho de mandar de unos y la obligación de obedecer de otros,

52 "Pueden también (los poderes económico y político) separarse casi completa-mente. Ocurre esto último en el régimen del Estado, en que el gobierno se reservatan sólo el poder político desinteresándose del poder económico en benefici~ de ~osparticulares, a cuya libre iniciativa abandona la tarea de asegurar la subsistencia.Esta especie de compromiso produce en e! Estado la superponcioti y la compenet:a-ción de dos clases de sociedades: la sociedad política, que es de la esfera de la uidapúbl~ca, ~ la sociedad económica, que es d~ la esfera 1e .la vida,privada. La socie~~dpolítica ejerce un protectorado sobre la SOCIedad economlca, y, esta, en ~oml?ens!l-clOnnutre a aquélla." Hauriou, Maurice. Principios de derecho público y constitucional.Madrid, Reus, 1927, trad. Ruiz del Castillo, p. 165 (e! subrayado es mío).

53 Ver a este propósito e! libro clásico sobre el tema de la legitimidad: Ferrero,Guglie!mo. El poder. Los genios invisibles de la ciudad. Col. Vida del -Espiritu.Buenos Aires, Inter-Americana, 1943, trad. F. López Cruz, pp. 189-209. También:Bastid, Polin, D'Entreves, Bobbio, Eisenman, Chevallier y otros, en "L'idée de Legi-timité". Annales de Philosophie Politique núm. 7. París, PUF, 1967. Así comoBurdeau, Georges. Traité de Science Politiqueo París, LGDJ, 1966, t. l.

G4 Surgen así las diferentes concepciones contractualistas en las que, de una u otramanera, la voluntad y e! consenso son el fundamento de la sociedad -una nuevasociedad voluntarista- y de! poder político, que se ve así legitimado. Véase: Galány Gutiérrez, Eustaquio. "Esquema histórico-sistemático de la teoría de la escuelaespañola del siglo de oro acerca de la esencia, origen, finalidad y legitimidad deltitular por derecho natural del poder político", en Revista General de Legislacióny Jurisprudencia, año CI, 2' época, t. xxv, número extraordinario conmemorativo delcentenario. Madrid. Reus, 1953. Locke, John. Ensayo sobre el gobierno civil. México,FCE, 1941, trad. Carner. Hobbes, Thomas. Leviatan. O la materia, forma y poderde una república eclesiástica y civil. México, FCE. 1940, trad. Sánchez Sarto.Rousseau, J. J. Du Contrat Social, Geneve, Du Cheval Ailé, 1947.

55 Jellinek, G. Teoría general del Estado, op, cit., p. 346.56 "Pero que se nos diga -apunta Sieyés-c- según qué puntos de vista, según qué

interés se habría podido dar una Constitución a la Nación misma. Ella existe antetodo, y es el origen de todo. Su voluntad es siempre legal; es la ley misma. Antes deella, por encima de ella, no hay más que el derecho natural ... El gobierno no ejer-ce un poder real más que en tanto es constitucional; sólo es legal cuando es fiel a lasleyes que le han sido impuestas. La voluntad nacional, por el contrario, no tienenecesidad más que de su realidad para ser siempre legal, porque es e! origen de todalegalidad. .. No solamente la nación no está sometido a una constitución, sino queno puede estarlo, no debe estarIo, lo que equivale a decir que no lo está ... ¿Se diráque una nación puede por un primer acto de su voluntad, verdaderamente indepen-diente de toda forma, comprometerse a no querer para el porvenir más que una ma-nera de ser determinada? En primer lugar, una nación no puede enajenar, ni prohí-

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y la única que tiene el derecho de ser representada, no así los hombresreales miembros de la nación. 57

El Estado moderno es, entonces, un Estado re resentativo, en la medidaen que es la nación su base de sustentación yfuente de vida; pero como lanación no Ruede ejercer por sí misma el poder, necesita d representantesque lo hagan en su nombre.t" ASÍ, si bien el pueblo no es solamente unelemento má del Estado, sino el más importante de entre ellos, por cuantoque su función es la de justificarlo.t" no es menos cierto que el contenido

birse el derecho de querer, y cualquiera que sea su voluntad, no puede perder elderecho a cambiarla desde e! momento en que su interés así lo exija ... " Sieyes, J. E.¿Qué es el Tercer Estado?, op. cit., pp. 108, 110.

57 Efectivamente, e! pueblo que conciben los constructores teóricos del Estadomoderno no es un hecho real, sino una alegoría, una hipóstasis, que absorbe al pue-blo -mano de obra de carne y hueso lleno de vida, y que se llama la nación.

Esta concepción ideológica parte de la idea que estos autores, y en especialRousseau, se hacen de! hombre, concibiéndolo como un individuo abstracto, solitario,presocial y prehistórico al que le son consustanciales la libertad y la igualdad. Em-pero, esta libertad e igualdad, como "derechos naturales" del hombre, son sólo for-males o jurídicas y, por tanto, igualmente miticas y extrahistóricas, Queda, pues,fuera de este cuadro ideológico el proletario, e! hombre común en cuanto especifica-mente trabajador, y como tal hombre de masa, hombre social por excelencia, deter-minado por la historia y realizador actuante, determinante en la historia de la histo-ria. Ver a este respecto Volpe, Galvano deIla. "Rousseau y Marx" en Rousseau yMarx y otros ensayos de crítica materialista. Buenos Aires, Platina, 1963, pp. 17-19.

De esta manera, la nación, idea abstracta, global, indiferenciada y unitaria ex-cluye todo lo que en el pueblo real es división, distinción y oposición, o sea, la con-dición social, e! nacimiento, los recursos. En una palabra, en autores como Montes-quieu, Sieyés, Constant, Voltaire, Mably, y aun Rousseau, la idea de pueblo, la ideade nación no incluye la existencia de las clases sociales, y esto por la desconfianzaque les inspira el pueblo verdadero, e! bajo pueblo. Y así se explica porque la sobera-nía depositada en la nación, pueblo abstracto, sea solamente un principio de legiti-midad, que no implica en forma alguna que la voluntad de! pueblo real sea el únicomotor de la vida política, vale decir, que sea un concepto doctrinal urdido parasatisfacer e! postulado democrático de! origen popular del poder, al tiempo que alejade su ejercicio a la acción del pueblo concreto. Ver a este respecto Burdeau, Georges.Traité de Science Politique, op, cit., t. VI, vol. II, pp. 14_17, 48-50.

58 Que la soberanía sea indivisible y, como tal, se deposite en la nación, quieredecir que aquélla reside en el cuerpo nacional tomado en su universalidad y consi-derado él mismo como indivisible: es, pues, esta entidad colectiva, y no los naciona-les considerados ut singuli, la sede de la soberanía.

De aquí resulta que ningún individuo, ni sección del pueblo puede invocar underecho propio para ejercer la soberanía nacional, ya que si todo poder públicodimana de! pueblo, entonces, toda potestad ejercida por cualquier individuo debeemanar, en consecuencia, expresamente de la nación, lo que equivale a decir quetoda atribución, competencia o facultad debe haberle sido atribuida por la constitu-ción nacional. Ahora bien, si de la nación y sólo de eIla emanan todos los poderes,no puede, empero, ejercerlos directamente, por lo que tiene que delegar su ejercicio.y es preciso puntualizar que lo que se delega no es la propiedad o el disfrute de esaspotestades, sino sólo su ejercicio. Véase Carre de Malberg, R. Contribution ti laThéorie Générale de l'Etat. París, Recueil Sirey, 1922. Reimpresión fotomecánicade! Centre National de la Recherche Scientifique, t. II, pp. 200-201.

59 "El poder del Estado -dice Jellinek- necesita nacer, en algún modo, del pue-blo, esto es: el sujeto titular de este poder ha de ser miembro de la comunidadpopular •.. El poder de éste [el Estado] necesita descansar, salvo las épocas que hemosllamado de transición, en la convicción popular sobre la legitimidad del mismo;lo cual es aplicable a todas las formas de gobierno, incluso a las monarquías absolu-

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178 LECTURAS DE SOCIOLOGÍA Y CIENCIA POLÍTICA

real de esta función se reduce al sufragio que permite al pueblo nombrara sus gobernantes con cierta regularidad."

2.4. El poder del Estado

La organización política de la Edad Media no permitió la existenciadel Estado, en el sentido moderno de ser una unidad de dominio indepen-diente, en lo interior y en lo exterior, que actuará de modo continuo através de órganos de poder propios y claramente delimitados en lo personaly en lo territorial; pues casi todas las funciones que el Estado modernomonopoliza se hallaban entonces repartidas en diversos depositarios: laIglesia, los nobles latifundistas, los fueros y privilegios concedidos a burgos,ciudades, corporaciones, etcétera, y en lo exterior el poder de reyes y prínci-pes estaba limitado por el del Papa y el del ernperador.v'

Esta pugna por el poder se da también en el plano teórico y junto a losque afirman la superioridad del Papa,62 están los que, como el Dante,sostienen la soberanía del ernperador.:" Pero la lógica de la historia iba adarles durante un buen tiempo la razón a los que, aunque con diversosfundamentos, son partidarios de la soberanía y absolutismo monárquicos,como el autor del Leviatán, Tomás Hobbes.v' Maquiavelo;" o los soste-nedores del derecho divino de los reyes a mandar.t" En efecto, cerca del finde esta etapa histórica, los monarcas logran someter en el interior a losseñores feudales y a las corporaciones, y en el exterior llegan a afirmarsecomo un poder autónomo frente al Papa y al emperador.

taso Esta aprobación, expresada de distintos modos y con más o menos vigor, es unacondición permanente en la formación concreta del Estado, y constituye precisamenteuna de las funciones necesarias de la comunidad popular como elemento constitutivodel Estado." Jellinek, G. Teoría general del Estado, op. cit., p. 346. Por su parte,HeIler dice: "Puede afirmarse, sin exageración, que en los pueblos civilizados deldía no existe para la opinión pública otro modo de legitimación de la autoridadpolítica que la legitimación democrática, aunque ciertamente reciba nombres muydiferentes. Entendemos por legitimidad democrática la justificación inmanente delpoder del Estado por el 'pueblo'." HeIler, H. Teoría del Estado, op. cit., pp. 193.

60 " ••• la oposición entre este régimen [el representativo] y la democracia -diceCarré de Malberg- consiste esencialmente en que en ésta el ciudadano es legisladory en aquél no es sino elector." Carre de Malberg, R. Contribution a la ThéorieGénérale de l'Stat, op. cit., p. 257.

61 HeIler, H. Teoría del Estado, op. cit., p. 142.62 Tochard, Jean. Histoire des I dées Politiques, op. cit., p. 179 y ss.63 Alighíeri, Dante. De la monarquía. Buenos Aires, Losada, 1966, trad. E. Palacio.6* Hobbes, Thomas. Leuiatan, O la materia, forma y poder de una república

eclesiástica y civil, op. cit.6~ Machiavelli, Niccolo. 11 Principe. Firenze, Salani, 1931.66 Chevalier, J. J. Los grandes textos políticos desde Maquiauelo a nuestros días.

Madrid, Aguilar, 1965, trad. Rodríguez Huesear, pp. 70.85.

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EN TORNO A UNA TEORÍA DEL ESTADO 179

La monarquía absoluta cumple, pues, varias tareas históricas: la de uni-ficar los poderes que se encontraban díspersos," la de delimitar geográfica-mente las fronteras territoriales dei Estado nacional y, como consecuencia,la de vincular cultural, lingüística, religiosa e históricamente, etcétera, apueblos de origen distinto, lo que con el correr de los años engendra lasnacionalidadea/" Se puede afirmar que la monarquía absoluta es el antece-dente más inmediato del Estado moderno; prácticamente todos sus elemen-tos están dados en ella; sólo el pueblo no aparece todavía corno tal.IID

Para surgir corno Estado nacional, la monarquía absoluta tuvo que afir-marse como soberana frente a potencias externas y fuerzas internas que ledisputaban el poder.t? Y la evolución se iba a completar trasladando la titu-laridad de la soberanía del monarca a la nación."!

De esta manera, la soberanía como poder de autodeterminarse, auto-gobernarse y autolimitarse.P y que se resume en la facultad de darse unaconstitución, se deposita en la nación," la que para ejercer sus poderestiene que nombrarse representantes.I"

61 "En el pasado, las asociaciones más diversas --empezando por la familia-emplearon la coacci6n física como medio perfectamente normal. Hoy, en cambio,habremos de decir: el Estado es aquella comunidad humana que en el interior di: undeterminado territorio --el concepto de 'territorio' es esencial a la definici6n- recla-ma para sí (con éxito) el monopolio de la coacci6n física legítima." Weber, Max."La política como profesi6n", en Economía" sociedad. México, FCE, 1969, trad.Medina Echevarria, Roura Parella, García Máynez, Imaz y Ferrater Mora, t. n,p. 1065.

68 Cfr. Heller, H. Teoría del Estado, op. cit., pp. 150 y 175.69 Cfr. uu., p. 152.10 Cfr. Carre de Malberg, R. Contribution a la Théorie Générale de l'Stat, op. cit.,

pp. 149-151.11 Cfr. Burdeau, G. Traité de Science Politique, op. cit., t. VI, vol. n, p. 65. Así

como Duguit, Leon. Traité de Droit Constitutionnel, op, cit., t. 1, pp. 443-444.12 Cfr. Jellinek, G. Teoría general del Estado, op. cit., p. 392.13 Para Bodin la soberanía consiste en la facultad de emitir normas, en la inteli-

gencia de que el soberano --que para este autor es el monarca francér---- no seencuentra obligado por norma jurídica alguna, sea ésta emitida por sus antecesores,o por el mismo. Ahora bien, lo que Bodin concibe como la facultad que resume laesencia de la soberanía, Sieyés lo atribuye a la naci6n, la cual en tanto que soberanaestá colocada supra leges y permanece legibus solutus. Y con su teoría que distingueel poder constituyente de los poderes constituidos --que resuelve la antinomia de laindivisibilidad de la soberanía de Rousseau y el principio de la divisi6n de poderesde Montesquieu- concibe a aquél como un atributo indivisible, inalienable, impres-criptible v originario, perteneciente a la naci6n soberana, la que en e! acto de! esta-blecimiento constitucional crea y distribuye poderes. Hay, pue~, una relaci6n indiso-luble entre su idea soberanía de la naci6n y la supremacía del poder constituyente,vale decir, que la prueba que la naci6n es soberana radica en que es titular delpoder constituyente. Ver Jellinek, G. L'Stat moderas et son droit. París, Giard etBriere, 1913, t. n, p. 163. También Carre de Malberg, R. Contribution ti la TéorieGénérale de l'Stat, op. cit., pp. 516-517. Así como Burdeau, G. Traité d, SciencePolitiqu«, op. cit., 1950, t. ID, pp. 175-176.

140 ••••• para Marx la privatizaci6n de la gesti6n pública --que a estudiosos comoWeber y Kelsen les parece una consecuencia de la división del trabajo-- provienedel característico proceso de divisi6n 'social' del trabajo, a causa del cual, .la activi-dad individual se plantea como meramente privada, desligándose de las conexiones