Capas de color, capas de historia es una instalación que enfatiza cómo a lo largo de su existencia la Casa del Florero ha sido testigo de algunos de los hechos más relevantes de la historia de Colombia. En esta muestra se señalan tres hechos que han sido de particular relevancia en los derroteros de nuestro país y que han dejado huella en la memoria de los colombianos y colombianas: el Grito de Independencia del 20 de julio de 1810, el Bogotazo ocurrido el 9 de abril de 1948, y la Toma y Retoma del Palacio de Justicia, sucesos ocurridos entre el 6 y 7 de noviembre de 1985. En la exposición se retoman estos tres significativos hechos para que lleguen a la mirada de los espectadores a través de imágenes representativas que se revelan al público de manera diacrónica. Cada uno de los sucesos se encuentran ilustrados en una capa de color luz y, gracias a efectos ópticos logrados con la iluminación y filtros de color, los asistentes pueden ver imágenes de cada acontecimiento en secuencia, dando la sensación de moverse a través del tiempo en un mismo espacio. Los colores se corresponden así:

En amarillo: 20 de Julio de 1810, la Reyerta. La casa ubicada en Santa Fe es recordada como el lugar de uno de los acontecimientos más relevantes del proceso de Independencia. Esta casa es el escenario del incidente sucedido en la tienda de José González Llorente, en donde una disputa por el préstamo de un florero desembocó en una gran revuelta popular, una de las más recordadas manifestaciones contra la Corona española.

En rojo: 9 de abril de 1948, el Bogotazo. Tras el asesinato del “Caudillo del Pueblo” Jorge Eliécer Gaitán, la gente se toma las calles, generando así una serie de disturbios que desembocaron en la destrucción de gran parte del centro Bogotano –afectando seriamente la Casa del Florero-, y en fuertes tensiones políticas entre los partidos tradicionales que abrieron la puerta al denominado tiempo de La Violencia. En azul: 1985, la Toma y Retoma del Palacio de Justicia. El 6 de noviembre un comando del M-19 se toma las instalaciones del Palacio, hecho al que la Fuerza Pública responde con un operativo cuyo puesto de mando se ubicó en la Casa del Florero.

El saldo de estos hechos, además de numerosos muertos y desapareci-dos, incluye aún muchas preguntas sin resolver sobre el desarrollo de los sucesos y la responsabilidad del Estado sobre los mismos.

La luz, como una especie de pátina del tiempo en este lugar de memoria, es la materia prima elegida para la realización de la intervención, no sólo por los efectos estéticos y prácticos que produce sobre las superficies, sino por su valor simbólico.

Bajo el concepto de ver lo existente en cada capa o periodo histórico, los efectos ópticos de la luz se convierten en el medio idóneo para descubrir lo que se esconde en los muros del Museo.