L a vida plena

En la vida siempre hay algunos aspectos importantes nacer, crecer y envejecer, en la cual se viven varias experiencias, no solamente al haber sido padre y tener nietos. Si no, la perdida de seres queridos, y es ahí donde entra Rafael, un hombre senecto de 72 años, el cual ha vivido solo durante mucho tiempo, siempre con la misma rutina y una vida un poco estresante, Rafael era un medico estupendo, amaba su trabajo, tenia esa dedicacion que no se ve hoy en dìa, sin embargo, tras la perdida de su esposa cayo en una gran depresiòn, dejo de asistir al trabajo, y opto por tener una vida sedentaria y con el tiempo empezo a ganar peso, en ese tiempo aun no lo conocia, al contrario de ello Rafael en algun momento de mi joven vida llego a atenderme, y aun lo recuerdo.

“Tenia 12 años aproximadamente, recuerdo tener un miedo profundo por los medicos , era de esperarse, que me atendiera con esa sonrisa, ese trato tan comodo. Creo que esa fue una de las razones par la cual estudiara algo relacionado a la salud”

Rafael no todo el tiempo era visitado por sus hijos y cuando estos lo hacian lo trataban mal. Era algo increible como aquel hombre dedico años de su vida en darle la educaciòn y ahora eso no era valorado. Podria ser una de las razones

por las cuales solicito en servicio de cuidadores, y al enterarme de ello me apunte para cuidarlo.

Tardaron unas cuantas horas en enviarme, claro que habia una larga distancia del trabajo a su casa, pero eso no importaba si era por el bien del paciente. Tuve una gran sorpresa al verlo despues de tanto tiempo, y era claro que no tenia la misma apariencia de cuando tenia sus 35 0 40 años.

Se notaban las arrugas en su piel, como habia ganado peso. En la solicitud estaba escrito que Rafael era diabetico desde hace 18 o 20 años y padecia de hipertenciòn. Era triste observarlo de esa forma, debido a los tantos años padeciendo diabetes y al no llevar un adecuado cuidado comenzo con el padecimiento de retinopatia diabetica.

Verlo resulto ser un momento triste, el momento en el que abrio la puerta de su casa preguntando - ¿Eres del servicio de cuidadores?- al momento respondi que habia llegado para cuidarle, en ese momento no logre distinguir si era una sonrisa en su rostro o era la tristesa misma de que ya no pudiera valerse por si mismo. Y asi es como lo iba conociendo…

Llevaba unos meses cuidandolo, notaba varias de las necesidades que requeria, era tal la debildiad de sus piernas que necesitaba de instrumentos para su apoyo, como

medico se lo imagino y se preparo bien, barandales por cada pared y todo estaba forrado de una especia de alfombra super comoda por si se caìa, debido a los problemas en la visiòn tenia que ayudarle para asistir al baño… queria caminar - ¡dejame caminar!- exclamaba todo el tiempo - ¡dejame sentir lo que es caminar, porfavor – tenia las razones perfectas para tener sentir una gran debilidad, poseia una gran cantidad de medicamentos para su diabetes y la hipertensiòn ( como glargina porlagada la cual administraba una vez al dia, captopril, losartan).

Habian momentos en los que tomaba una botella y recordaba a su esposa, y despues se quedaba dormido…