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IntroducciónSomos una familia francesa: los padres,Gwénolé y Charlotte, miembros de CVXdesde hace 7 años y nuestros tres hijos: Xa-vier de 12, Yann de 10 y Solenn de 7 años.Partimos en año sabático desde fines dejunio de 2015 hasta fines de junio de 2016en un viaje de ida y vuelta a Belén. Recorri-mos 4500 Km en bicicleta a lo largo de laciclovía europea 6 que conecta el OcéanoAtlántico, a través de Nantes y llega hasta elMar Negro. Luego continuamos a pie o en

transportes públicos. Después de la ciclovíaeuropea 6 llegamos a Estambul en autobúsy recorrimos el camino de San Pablo. Aprincipios de diciembre tomamos un aviónde Estambul a Israel. Allí, caminamos por eldesierto sobre los pasos de Abraham y deMoisés llegando hasta Belén para pasar allíla Navidad. Después de Belén seguimos lospasos de Jesús recorriendo Galilea hasta Je-suralén. Regresamos por Grecia por la víaEgnatia entre Tesalónica y Elbasan, despuésMontenegro, Croacia, Medjugorje en Bo-snia Herzegovina, Eslovenia y finalmenteVenecia en Italia, en donde dimos por fina-lizado nuestro periplo. Desde Venecia regre-samos en tren a Francia.

Experiencia de crecimientoen familiaPasamos un año en el que los cinco hemosestado juntos prácticamente las 24 horasdel día. En este caso, las fricciones entreadultos y niños, o entre padres e hijos, soninevitables. Nos hemos ejercitado en la pa-ciencia y el perdón, tratamos de olvidarnuestro orgullo cuando las cosas no han sa-lido a nuestro gusto.

Los encuentros que teníamos muy regular-mente nos permitían no vivir aislados y nosanimaban a relativizar nuestras irritacionesy molestias.

Después de un año en familia, el mayor re-sultado ha sido un conocimiento mejorentre padres e hijos. Entretanto somos ca-paces de imitar las manías y los defectos delos otros a la perfección. Nosotros, los pa-dres, conocemos mejor los talentos y lasaptitudes de nuestros hijos, gracias a las di-scusiones que hemos tenido sobre la mar-cha y también porque hemos sido susmaestros durante un año.

Tenemos muchos recuerdos en común,como una suerte de reserva de la que pode-mos aprovechar y que es base de nuestrahistoria familiar.

En familia hacia BelénCharlotte y Gwénolé Berchon

Arriba: la familia Berchon: Gwé-nolé, Yann, Charlotte, Solenn yXavier.

Abajo: las etapas principales delviaje de la familia Berchon.

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Experiencia de encuentroscon diferentes grupos CVXen diversos paísesNos encontramos con miembros de CVXen 7 lugares: Nevers en Francia, Passau enAlemania, Linz y Viena en Austria, Buda-pest en Hungría, Rijeka en Croacia y Triesteen Italia. En cada uno de estos encuentrosnos sentimos acogidos como en familia.Participamos de momentos de fraternidad yde alegría: comidas, baños, visitas, paseos,oración, Misa, cantos de Taizé, música.

Escuchamos a nuestros anfitriones hablarde su país, de su historia, a veces trágicacomo en Hungría o Croacia. Hemos ha-blado de la vida en CVX en cada país,sobre el desarrollo de una reunión CVX, dela práctica de los Ejercicios Espirituales.Hemos constatado que las comunidades lo-cales tienen menos acompañantes que enFrancia. En los países en los que hemosestado, son esencialmente los jesuítas losque cumplen ese papel varias veces al año.

En Rijeka, al final de una Misa, dimos te-stimonio ante una veintena de personas queacababan un ciclo de Ejercicios Espiritua-les en la Vida Diaria. Les explicamos nue-stro discernimiento en familia y en nuestracomunidad local para decidirnos a partirpor un año o permanecer en Nantes.

Como punto en común que encontramos en

las casas de quienes nos acogieron ha sidouna vida simple y al servicio de los pere-grinos, de las personas que sufren, de losrefugiados, de los enfermos psiquiátricos,de los jóvenes y de la comunidad.

Los puntos más sobre-salientes de nuestro viajeNos sentimos maravillados ante los paisajesque se nos ofrecieron. Tuvimos el tiempo ne-cesario para contemplar la creación: el Da-nubio, las montañas y los lagos de Turquíay de los Balcanes, el desierto de Negev, ellago de Tiberíades, el mar Adriático. Tam-bién nos hemos interesado mucho por lasculturas y la historia de los países que hemosatravesado.

Abajo: La cueva de la Natividadestá marcado por una estrellacon 14 puntas.- Calle de Belén por la noche.- Los iconos de la capilla delCentro María de Nazaret.

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Los grandes recuerdos de nuestro peregri-naje son los preciosos encuentros que hemostenido, rostros de Dios en nuestro camino.

Quedamos marcados por el padre Athana-sius en Hungría, sacerdote católico que nosofreció espontáneamente su hospitalidad. Elpadre Athanasius tiene problemas con suespalda, pero su rostro irradiaba bondad.Nuestros hijos le interpretaron algo de mú-sica, él nos ofreció un helado y se tomó eltiempo para conversar con nosotros. En Ru-mania, Lucian, un Patriarca ortodoxo casadoy padre de dos jóvenes, tenía una mirada be-nevolente. Vimos que él está a disposiciónde los jóvenes y menos jóvenes de su pue-blo. Viendo que uno de nosotros estaba em-papado por la lluvia, nos dejó dormir en laiglesia, invitándonos luego a la oración porlos muertos al día siguiente por la mañana.

En Belén, en donde hemos pasado dos se-manas para Navidad, encontramos tres gran-des testimonios. Los primeros fueroncatólicos griegos, en especial el padre Ya-coub, sus hijos y nietos. Ellos se quedaronen Palestina, pese a las dificultades de lavida diaria. Nos ayudaron a descubrir el ritobizantino impregnado a un mismo tiempo defestividad y de simplicidad. El segundo te-stimonio, Nicolas Oussama, un joven cató-lico griego que fue nuestro guía en Jericódurante un día. En su corazón reinaba la paz,pese a dos detenciones administrativas su-

fridas sin motivo por parte de los israelitascuando era adolescente. El tercero, Abdel-fattah, musulmán, es director de Alrowwad,una asociación educativa y de resistencia porla cultura en el campo de refugiados de Aida.Nos habló de la verdad, la paz y la justicia yél mismo vive cultivando su paz interior y lano violencia.

Albania también fue rica en encuentros,especialmente con una familia que no tienecasi nada para vivir y en cuya casa noshemos quedado casi 24 horas. Hemos coci-nado, jugado, vivido juntos. Ellos son mu-sulmanes y nuestras conversaciones fuerontraducidas por su sobrino adolescente, pro-testante evangélico que lee la Biblia, rezatodos los días y quiere ser misionero.

El testimonio de fe de los croatas de Bosniatambién nos ha marcado. Laicos o francisca-nos, su fe es viva y liberada del materialismoy del individualismo de la Europa occidental.

Las gracias recibidas,reflexiones y realizaciones através de nuestro viajeEn el transcurso de este viaje, hemos estadomaravillados por los signos de Dios en losimprevistos, como esa camioneta cargadade material que se detuvo en el medio de lanada en Rumania cuando teníamos una

Por debajo, de izquierda a de-recha: Los restos de la iglesiabizantina con la cueva de lacasa de María, lugar de laAnunciación.- Las piscinas de Solomon - em-balses construidos por el reySalomón y luego renovado porHerodes el Grande para ali-mentar Herodión y Jerusalén através de un acueducto.- El padre Yacoub con el uni-forme completo.

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llanta que nos había explotado, o tambiénel diente de Gwénolé, que se partió justocuando nos alojábamos en el departamentode un joven dentista en Macedonia.

Hemos sido sacudidos por la acogida de losmás pobres que no dudaron en ofrecernostodo lo que ellos tenían, especialmente enSerbia, en Rumania, en Turquía, en Pale-stina, en Grecia y en Albania. Esto nosplantea un interrogante acerca de nuestrapropia generosidad. Puede ser que nuestroshijos hayan sido un factor facilitador, peronosotros hemos vivido la benevolencia y laconfianza mucho más que la maledicenciay la desconfianza.

Nos llamó la atención por la importanciade la protección de la creación y su vínculocon las condiciones de vida del hombre,como lo explica el Papa Francisco en “Lau-dato si”. Hemos visto por ejemplo acumu-laciones de basura alrededor de los pueblosmás abandonados y donde la educación esdeficiente.

Inmersos en la actualidad en la “crisis delos refugiados” pudimos imaginar lo quepueden sentir esas familias que huyen de laguerra y buscando un país que los acoja enEuropa. En efecto, nosotros fuimos contro-lados varias veces por la policía, a vecespor denuncia, cerca de las fronteras hún-gara, griega, macedonia y croata.

Nuestra oración se ha enriquecido a lo largode la ruta por las diferentes tradiciones cri-stianas y de otras religiones. Recordamosespecialmente los íconos y los frescos bi-zantinos y ortodoxos que nos contaban elEvangelio. También recordamos la cena deShabat en casa de una familia judía en Je-rusalén. La repartición del pan y del vinopor el padre de familia, tal como Jesús lohizo con sus discípulos, nos hizo ver la Eu-caristía de una forma muy viva.

Finalmente, la mayor gracia que hemos te-nido fue la de disponer del tiempo. Un añopara contemplar la creación (incluídas laspequeñas y grandes criaturas que apasiona-ron a nuestros hijos), encontrarnos con loshabitantes, descubrir su cultura, sus preo-cupaciones, dejarnos interpelar por los pe-queños y grandes acontecimientos.

De regreso a nuestra casa, nos gustaría re-tornar a nuestra vida de antes, pero nada escomo era. Hemos notado que la gente con-fía más fácilmente en nosotros, nos gusta-ría seguir teniendo el tiempo delreencuentro.

También hemos decidido abrir nuestrapuerta a los viajeros de la red Warmshower.En cuanto a nuestros hijos tenemos la im-presión que ellos han ganado confianza ensí mismos y conocen mejor sus gustos ysus deseos. Esperamos que este año excep-cional continúe ayudándoles a crecer.

Original en francésTraducción de Liliana Ojeda

Arriba: En compañía de NicolasOsama, nuestro guía a Jericó.Debajo: salida de Venecia haciaFrancia.

3 Puede seguir el viaje de la familia Berchon en su blog: http://enfamilleversbethleem.blogspot.it/ (enfrancés).