En cuanto la campana del seminario, sus- pendida de la puerta del … · 2012. 12. 4. · piezas...

12
VI * E n cuanto la campana del seminario, sus- pendida de la puerta del monasterio de Bratski, en la ciudad de Kiev, desgranaba al amanecer sus sonoros tañidos, de todos los rin- cones de la ciudad acudían tropeles de escolares y seminaristas. Gramáticos, retóricos, filósofos y teólogos 1 se dirigían a clase con cuadernos 9 * Vi es una creación colosal de la imaginación popular. Los ucranianos designan con ese nombre al jefe de los gnomos, cuyos párpados llegan hasta el suelo.Todo este relato es una leyenda popular. No he querido cambiar nada y la refiero casi con la misma sencillez con que la oí contar. (Nota de Gógol.) 1 En los seminarios, los estudiantes de los cursos inferiores recibían el nombre de gramáticos y retóricos; los de los cursos más altos, a su vez, se conocían como filósofos y teólogos. Esas denominaciones se debían a las materias que se estudiaban en cada curso. (N. del T.)

Transcript of En cuanto la campana del seminario, sus- pendida de la puerta del … · 2012. 12. 4. · piezas...

Page 1: En cuanto la campana del seminario, sus- pendida de la puerta del … · 2012. 12. 4. · piezas espaciosas de techo bajo, con pequeñas ventanas,anchas puertas y bancos llenos de

VI*

En cuanto la campana del seminario, sus-pendida de la puerta del monasterio de

Bratski, en la ciudad de Kiev, desgranaba alamanecer sus sonoros tañidos, de todos los rin-cones de la ciudad acudían tropeles de escolaresy seminaristas. Gramáticos, retóricos, filósofos yteólogos1 se dirigían a clase con cuadernos

9

* Vi es una creación colosal de la imaginación popular. Losucranianos designan con ese nombre al jefe de los gnomos, cuyospárpados llegan hasta el suelo. Todo este relato es una leyendapopular. No he querido cambiar nada y la refiero casi con lamisma sencillez con que la oí contar. (Nota de Gógol.)

1 En los seminarios, los estudiantes de los cursos inferioresrecibían el nombre de gramáticos y retóricos; los de los cursosmás altos, a su vez, se conocían como filósofos y teólogos. Esasdenominaciones se debían a las materias que se estudiaban encada curso. (N. del T.)

Page 2: En cuanto la campana del seminario, sus- pendida de la puerta del … · 2012. 12. 4. · piezas espaciosas de techo bajo, con pequeñas ventanas,anchas puertas y bancos llenos de

debajo del brazo. Los gramáticos eran aún demuy corta edad; por el camino se empujabanunos a otros y se insultaban con voces atipladas;casi todos vestían ropas andrajosas o sucias y susbolsillos estaban siempre llenos de porquerías detodo tipo, a saber, tabas, silbatos fabricados conplumas, restos de empanada y a veces inclusopequeños gorriones, cuyo repentino piar enmedio del insólito silencio de la clase valía a supropietario unos buenos reglazos en ambasmanos y a veces unos azotes con una vara decerezo. Los retóricos marchaban con mayor gra-vedad: por lo común sus vestidos estaban com-pletamente inmaculados, pero en cambiosiempre lucían en la cara algún adorno a modode tropo retórico: bien un ojo morado o unaampolla que ocupaba todo el labio o cualquierotra marca distintiva. Conversaban y blasfema-ban con voz de tenor. Los filósofos hablaban enuna octava más baja y solo llevaban en los bolsi-llos tabaco fuerte. Nunca guardaban provisionesy se comían en el acto cuanto caía en sus manos;el olor a pipa y a aguardiente que desprendíanera a veces tan intenso que cuando un artesano

10

Page 3: En cuanto la campana del seminario, sus- pendida de la puerta del … · 2012. 12. 4. · piezas espaciosas de techo bajo, con pequeñas ventanas,anchas puertas y bancos llenos de

pasaba a su lado se detenía largo rato y olfatea-ba el aire como un perro rastreador.

Por lo general, a esa temprana hora el mer-cado apenas acababa de abrir, y las vendedorasde roscas, panecillos, pepitas de sandía y tortasde semillas de amapola se agarraban de los fal-dones de aquellos estudiantes que lucían trajesde paño fino o de cualquier tela de algodón.

—¡Señoritos! ¡Señoritos! ¡Aquí! ¡Aquí!—decían por todas partes—. ¡Mirad qué roscas,qué tortas, qué trenzas, qué pasteles! ¡Ah, québuenos! ¡Están hechos con miel! ¡Yo misma loshe preparado!

Otra, levantando un dulce de pasta enforma de lazo, gritaba:

—¡Mirad qué golosina! ¡Compradla, se-ñores!

—No le compréis nada a esa. Fijaos quepinta tan repugnante: tiene la nariz manchada ylas manos sucias...

Pero las vendedoras no se atrevían aimportunar a los filósofos y los teólogos, porquesabían que, aunque se servían a manos llenas,solo querían probar la mercancía.

11

Page 4: En cuanto la campana del seminario, sus- pendida de la puerta del … · 2012. 12. 4. · piezas espaciosas de techo bajo, con pequeñas ventanas,anchas puertas y bancos llenos de

12

Una vez en el seminario, todo ese tropel sedistribuía por las distintas aulas, habilitadas enpiezas espaciosas de techo bajo, con pequeñasventanas, anchas puertas y bancos llenos de man-chas. La clase se llenaba de pronto del zumbidode las distintas voces: los auditores2 tomaban lalección a los alumnos. La voz aguda de un gra-mático retumbaba en los cristales de las peque-ñas ventanas, que le respondían casi con idénticotimbre; en un rincón zumbaba la voz de bajo deun retórico, cuya boca y gruesos labios, almenos, le hacían digno de pertenecer a la filoso-fía; de lejos ese zumbido se percibía como un bu,bu, bu, bu... Mientras tomaban la lección, losauditores miraban de reojo debajo de los bancos,donde del bolsillo de alguno de los estudiantesencomendados a su tutela asomaba un panecillo,una empanadilla o pepitas de calabaza.

Cuando toda esa docta procesión llegabaun poco antes o cuando sabía que los profeso-

2 Recibían ese nombre los alumnos de las clases superioresencargados de verificar los conocimientos de los alumnos de lasclases inferiores. (N. del T.)

Page 5: En cuanto la campana del seminario, sus- pendida de la puerta del … · 2012. 12. 4. · piezas espaciosas de techo bajo, con pequeñas ventanas,anchas puertas y bancos llenos de
Page 6: En cuanto la campana del seminario, sus- pendida de la puerta del … · 2012. 12. 4. · piezas espaciosas de techo bajo, con pequeñas ventanas,anchas puertas y bancos llenos de

res se presentarían algo más tarde que de cos-tumbre, organizaba de común acuerdo unabatalla en la que todo el mundo debía tomarparte, hasta los censores, encargados de velar porel orden y las buenas costumbres de toda aque-lla población escolar. Por lo común, dos teólo-gos determinaban los términos del combate: sicada clase debía batirse con las demás o si todostenían que dividirse en dos bandos: escolares yseminaristas. En cualquier caso, los gramáticoseran los primeros en empezar, pero en cuantolos retóricos entraban en liza se retiraban ytomaban posiciones en lugares elevados paracontemplar el combate. Luego llegaba el turnode los filósofos de largos bigotes negros y porúltimo el de los teólogos, con sus tremendospantalones bombachos y sus anchísimos cuellos.Por lo general todo terminaba con la victoria delos teólogos, mientras los filósofos, rascándoselos costados, se refugiaban en las clases y se des-plomaban en los bancos para descansar.Al entrarel profesor, que en sus buenos tiempos tambiénhabía participado en refriegas semejantes, notardaba en adivinar, por los rostros acalorados de

14

Page 7: En cuanto la campana del seminario, sus- pendida de la puerta del … · 2012. 12. 4. · piezas espaciosas de techo bajo, con pequeñas ventanas,anchas puertas y bancos llenos de

sus alumnos, que la pelea había sido encarniza-da y, al tiempo que propinaba varazos en losdedos de los retóricos, en otra clase otro profe-sor prodigaba palmetazos en las manos de losfilósofos.A los teólogos, por su parte, se los tra-taba de una manera muy diferente: cada uno deellos recibía lo que los profesores llamaban «unamedida de garbanzos», es decir, unos cuantosazotes.

En los días solemnes y festivos, escolares yseminaristas recorrían las casas acomodadasmontando espectáculos de marionetas. A vecesrepresentaban una comedia, y en tales casossiempre se destacaba algún teólogo, casi tan altocomo el campanario de Kiev, que interpretabael papel de Herodías o de Pentefría, la esposa deun cortesano egipcio. Como recompensa se lesofrecía una pieza de tela, un saco de mijo, medioganso asado o algo por el estilo.

Toda esa docta gente, tanto escolares comoseminaristas, divididos por una animadversiónhereditaria, padecía de una escasez de mediosasombrosa, así como de una voracidad sin igual;en consecuencia, no había manera de calcular el

15

Page 8: En cuanto la campana del seminario, sus- pendida de la puerta del … · 2012. 12. 4. · piezas espaciosas de techo bajo, con pequeñas ventanas,anchas puertas y bancos llenos de

número de galushkas3 que cada uno de ellosengullía en la cena; por ello, los donativosvoluntarios de los propietarios ricos nunca eransuficientes. Entonces el senado, compuesto defilósofos y teólogos, enviaba a gramáticos yretóricos, bajo la tutela de un filósofo —que aveces se unía a las operaciones—, a que llenaransus sacos en huertos de los alrededores. En esasocasiones, en el pensionado se preparaba unpuré de calabaza. Los senadores, por su parte, sedaban tal atracón de melones y sandías que aldía siguiente recitaban ante los auditores doslecciones en lugar de una: la primera la pronun-ciaban sus labios, la segunda salía de sus estóma-gos en forma de gruñido.Tanto escolares comoseminaristas llevaban unas levitas largas que seextendían «hasta nuestros días», término técnicoque significaba «más allá de los talones».

El acontecimiento más solemne para losseminaristas eran las vacaciones, que comenzabanen el mes de junio, época en que los estudiantes

16

3 Plato ucraniano compuesto de bolitas de pasta cocidas encaldo o en leche. (N. del T.)

Page 9: En cuanto la campana del seminario, sus- pendida de la puerta del … · 2012. 12. 4. · piezas espaciosas de techo bajo, con pequeñas ventanas,anchas puertas y bancos llenos de

solían regresar a sus hogares. Entonces el cami-no real se llenaba de gramáticos, filósofos yteólogos. El que no tenía lugar al que ir, sedirigía a casa de algún compañero. Los filóso-fos y los teólogos daban clases a los hijos depersonas acomodadas y recibían a cambio unasbotas nuevas y a veces dinero para comprarseuna levita.Todo ese tropel se desplazaba comouna especie de campamento, preparaba lacomida en el campo y dormía al raso. Cadauno de ellos llevaba consigo un saco con unacamisa y un par de vendas de paño. Los teólo-gos se mostraban especialmente cuidadosos yprecavidos: para no gastar las botas, cuandohabía barro se las quitaban, las colgaban de unpalo y las llevaban al hombro; en tales ocasio-nes, se remangaban los pantalones bombachoshasta las rodillas y chapoteaban sin miedo enlos charcos. En cuanto divisaban un caserío,abandonaban el camino real, se acercaban a lajata4 de mejor aspecto, se alineaban delante delas ventanas y entonaban con todas sus fuerzas

17

4 Casa campesina en Ucrania. (N. del T.)

Page 10: En cuanto la campana del seminario, sus- pendida de la puerta del … · 2012. 12. 4. · piezas espaciosas de techo bajo, con pequeñas ventanas,anchas puertas y bancos llenos de

un cántico. El dueño de la jata, algún viejolabrador cosaco, les escuchaba un buen rato,con la cabeza apoyada en las dos manos, luegosollozaba con amargura y se volvía hacia suesposa.

—¡Mujer! Lo que cantan estos estudiantesdebe de ser muy juicioso. Dales un poco detocino y alguna otra cosa.

Y toda una fuente de empanadillas acaba-ba en el saco, junto con un buen trozo detocino, algunos panecillos y a veces una galli-na con las patas atadas. Tras reponer fuerzascon esas provisiones, los gramáticos, los retóri-cos, los filósofos y los teólogos se ponían denuevo en camino. No obstante, cuanto másavanzaban, más disminuía su número. Casitodos habían llegado ya a sus casas y solo que-daban aquellos cuyos hogares paternos estabanmás alejados.

Una vez, durante un viaje de ese tipo, tresestudiantes abandonaron el camino real paraabastecerse de provisiones en el primer caseríoque encontraran, pues sus sacos llevabanmucho tiempo vacíos. Eran el teólogo Jaliava,

18

Page 11: En cuanto la campana del seminario, sus- pendida de la puerta del … · 2012. 12. 4. · piezas espaciosas de techo bajo, con pequeñas ventanas,anchas puertas y bancos llenos de

el filósofo Jomá Brut y el retórico TiberiGorobets.

El teólogo era un hombre alto, ancho dehombros y tenía la costumbre bastante singularde robar cuanto caía en sus manos. En otrosmomentos tenía un humor bastante sombrío;cuando se emborrachaba se ocultaba entre losmatorrales y a los seminaristas les costaba bastan-te trabajo encontrarlo.

El filósofo Jomá Brut era de natural alegre.Le gustaba mucho tumbarse y fumar en pipa.Cuando bebía, nunca dejaba de contratar músi-cos y de bailar el trepak.5 Había probado más deuna vez «la medida de garbanzos», pero lo acep-taba con filosófica indiferencia: «No hay mane-ra de escapar a lo inevitable», decía.

El retórico Tiberi Gorobets aún no teníaderecho a llevar bigote, a beber aguardiente y afumar en pipa. Lucía en la cabeza un solomechón, señal de que su carácter aún estabapoco desarrollado. No obstante, los grandes chi-chones en la frente con los que solía aparecer en

19

5 Danza ucraniana. (N. del T.)

Page 12: En cuanto la campana del seminario, sus- pendida de la puerta del … · 2012. 12. 4. · piezas espaciosas de techo bajo, con pequeñas ventanas,anchas puertas y bancos llenos de

clase dejaban entrever que acabaría convirtién-dose en un gran guerrero. El teólogo Jaliava y elfilósofo Jomá le tiraban con frecuencia delmechón para testimoniarle su protección y seservían de él en calidad de mandadero.

Caía ya la tarde cuando se apartaron delcamino real. El sol acababa de ponerse, pero el