En Algunos Casos Sólo Presento La Anécdota Más o Menos Como Me La Contaron

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En algunos casos sólo presento la anécdota más o menos como me la contaron, en otros casos le agrego algo, una historia, para dar cuerpo a la narración. Siempre que incluyo la historia de la persona cuya presencia permanece se trata de una historia imaginada; ningún fantasma nos ha contado por qué no ha podido irse, qué es aquello intenso que vivió en ese lugar, de modo que he tenido que suponerlo o inventarlo; los fantasmas han sido “reales”, las historias que acompañan a algunos de ellos son cuentos. Con excepción de tres, todas son historias “verídicas”, narradas por quienes dicen haber visto, oído o sentido la presencia extraña a la que llamamos fantasma. Algunas me la narró la persona misma y en otros casos, alguien que conoció a esa persona, pero en ningún caso pasa por más bocas. Sólo tres de las historias son totalmente inventadas por mí, sugeridas por un ambiente determinado o una situación, sin que haya habido la anécdota de por medio. Al final de todas las historias explico cuáles son, y propongo al lector un juego: trate de encontrarlas, en el transcurso de su lectura, adivinando cuáles de las historias no son reales, y al final compruebe sus anticipaciones. Sugiero no ir al final luego de leer alguna que parezca “sospechosa”, pues podrían verse en ese momento los títulos de las tres, arruinando la posible sorpresa; propongo mejor que, hasta conocerlas todas, el lector vea la respuesta en el epílogo.

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muy buennooooooaomo¡¡

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En algunos casos sólo presento la anécdota más o menos como me la contaron,

en otros casos le agrego algo, una historia, para dar cuerpo a la narración.

Siempre que incluyo la historia de la persona cuya presencia permanece se trata

de una historia imaginada; ningún fantasma nos ha contado por qué no ha podido

irse, qué es aquello intenso que vivió en ese lugar, de modo que he tenido que

suponerlo o inventarlo; los fantasmas han sido “reales”, las historias que

acompañan a algunos de ellos son cuentos.

Con excepción de tres, todas son historias “verídicas”, narradas por quienes dicen

haber visto, oído o sentido la presencia extraña a la que llamamos fantasma.

Algunas me la narró la persona misma y en otros casos, alguien que conoció a

esa persona, pero en ningún caso pasa por más bocas.

Sólo tres de las historias son totalmente inventadas por mí, sugeridas por un

ambiente determinado o una situación, sin que haya habido la anécdota de por

medio. Al final de todas las historias explico cuáles son, y propongo al lector un

juego: trate de encontrarlas, en el transcurso de su lectura, adivinando cuáles de

las historias no son reales, y al final compruebe sus anticipaciones. Sugiero no ir

al final luego de leer alguna que parezca “sospechosa”, pues podrían verse en ese

momento los títulos de las tres, arruinando la posible sorpresa; propongo mejor

que, hasta conocerlas todas, el lector vea la respuesta en el epílogo.

La serie se divide en dos partes; en la primera de ellas incluyo las historias

relativas al Museo Poblano de Arte Virreinal, que presento agrupadas

precisamente por ser muchas las que se cuentan de ese lugar, que para mí era tan

sugestivo; si no vi a sus fantasmas, sus columnas y las piedras de su patio, sus

corredores y sus salas me hablan de épocas pasadas, de amores y de dolores.

En esta parte coloqué también otras que no son de ese lugar, pero por la época en

la que se desarrolla la historia se perciben como afines: unas y otras

corresponderían a la Puebla de épocas antiguas.

Enseguida paso a narrar las demás historias, algunas de las cuales tienen como

escenario también a la ciudad de Puebla. Otras se desarrollan en diversos lugares,

como la ciudad de México, San Juan de Ulúa y otros lugares.

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En cuanto a la forma de contarlas, en primera persona o tercera, no obedece más

que a la comodidad o, si se prefiere, una especie de intuición sobre la forma

como quedaría mejor hacerlo. En algunas de ellas el narrador en primera persona

soy precisamente yo, la autora, que participo de alguna forma en la historia, aun

sin haber visto jamás a un fantasma.

La dominancia incompleta es la interacción genética en la cual los homocigotos son fenotípicamente diferentes a los heterocigotos. Los cruzamientos que tienen una dominancia incompleta son aquellos en los que no existe rasgo dominante, ni recesivo. Suponiendo que la forma de los ojos estuviera determinada por un gen cuyo homocigoto dominante da forma grande y redonda y el homocigoto recesivo da una forma semi-alargada, y el heterocigoto resulte con forma achatada y más alargada que la de cualquier progenitor homocigoto para esta característica, se puede tener el ejemplo en los progenitores IJ y KL y mostrándose en el heterocigoto IJKL'. 

Se denomina codominancia al proceso por el cual un individuo manifiesta dos características genéticas dominantes. 

Si es lo mismo, es cuando por ejemplo se cruzan dos individuos genéticamente dominantes y se obtiene una combinación de ambos, por ejemplo una rosa blanca (RR) y una Rosa roja (R'R') Producen una rosa rosada (RR'). Al hacer el cuadro de genotipo, ¿puedes decir cual es el dominante o el recesivo?. No, porque los dos padres lo son.