Embestida ganadera pone en aprietos a José Félix Lafaurie · de Lafaurie por Fedegán “los...

8
Embestida ganadera pone en aprietos a José Félix Lafaurie Un grupo importante de ganaderos del país le exige al líder gremial renunciar a la presidencia de Fedegán, pero él no está dispuesto a dejarse sacar. Por: Económicas. / Medio: Semana. / Fecha: 28 de mayo de 2016 Otros artículos de interés Embestida ganadera pone en aprietos a José Félix Lafaurie La toma de poder de Santos en nombre de la paz "Los tiempos legislativos para la paz" Curiosa reunión semi secreta en Bogotá El diario del secuestro de Salud Hernández La Corte Constitucional defiende "intocabilidad" de la justicia Carta a Gabino Tras las motivaciones de la capitulación ISSN 0123-2894 Circulación nacional JUNIO 2016 SEPARATA SEPARATA ESPECIAL Artículos, columnas y notas de interés sobre el secuestro de Salud Hernández Mora, el proceso de paz, la pedagogía del proceso y los diálogos con el ELN. Pág 2 Pág 3 Pág 3 Pág 4 Pág 5 Pág 6 Pág 7 Pág 8 PATRIA - UNIÓN - PROGRESO 55 años ACORE Curiosa reunión semi secreta en Bogotá Por: Eduardo Mackenzie / Fecha: 15 de abril de 2016 El diario del secuestro de Salud Hernández La periodista relata qué sucedió desde que llegó a El Tarra, Norte de Santander, hasta liberación. Desde hace varios meses, dos asuntos enredan a los ganaderos del país. Uno de ellos tiene que ver con la crítica situación financiera de Friogán y el otro con la crisis del Fondo Nacional del Ganado (FNG). Realmente, ambos temas están estrechamente relacionados, pues el segundo avala las deudas del primero y los dos están conectados con la Federación Nacional de Ganaderos (Fedegán), que creó a Friogán y que, hasta hace muy poco, administraba el FNG. Pero estos no son los únicos escándalos en los que se han visto en- vueltos los ganaderos recientemente. Otro tiene que ver con la pugna que hay dentro del sector por la permanencia de José Félix Lafaurie en la presidencia de Fedegán, donde ya completa 12 años. Pasa pág. 2 ¿Sabe quien estuvo en Bogotá la semana pasada para discutir, comer y beber, durante varios días, bajo la protección discreta del gobierno de Juan Manuel Santos? Los voceros de los que han tratado de quitar- le a Colombia el archipiélago de San Andrés y Providencia, con los re- sultados que todos conocemos. Esa gente poco recomendable, y sus compinches colombianos y latinoamericanos, tuvieron reuniones en la capital para coordinar acciones con agentes de fuerzas nefastas que obran en Latinoamérica. La logística de todo eso estuvo a cargo del Polo Democrático. Sus activistas estaban uniformados con cha- quetas amarillas. No se sabe de dónde salió el dinero para pagar ese evento, sobre todo los pasajes de avión, los hoteles y los otros gastos de los invitados. La docena de activistas extranjeros que vinieron a dictarles la línea al PD era gente del Partido Comunista de Cuba y del Frente Sandinista de Liberación Nacional de Nicaragua, el que rechazó el tratado Bárcenas-Esguerra de 1928 y lanzó, después, el pleito contra Colombia en la Corte de La Haya. Esa gente estaba allí, en Bogotá, tranquilamente, y ningún diario, de los que se declararon escandali- zados con la pérdida de una parte de nuestro mar territorial en el Caribe, se atrevió a denunciar esa presencia ni a pedir la expulsión de esa chusma. La prensa optó por rodear de silencio ese coloquio. Pasa pág. 4 Por: Salud Hernández Mora / Medio: El Tiempo /Fecha: 30 de mayo de 2016 Llego a El Tarra el miércoles (18 de mayo) por la mañana, en una tar- tana, por carreteras de tierra. El pueblo, enclavado en el Catatumbo, región selvática y montañosa, fronteriza con Venezuela, sobrevive del cultivo y procesamiento de coca. Lo encuentro alborotado por la desaparición de dos jornaleros. Sus familiares señalan al Ejército como los culpables. Bloquean las salidas para obligar a buscarlos. Aunque hay policía, jamás abandonan su cuartel por temor a que los maten. Tampoco el batallón, situado a la salida de la localidad, im- pone autoridad alguna. El mando y control lo ejercen las Farc, el Eln y el Epl. Pasa pág. 5

Transcript of Embestida ganadera pone en aprietos a José Félix Lafaurie · de Lafaurie por Fedegán “los...

Page 1: Embestida ganadera pone en aprietos a José Félix Lafaurie · de Lafaurie por Fedegán “los ganaderos colombianos somos hoy más pobres que hace más de una década y los consumi-dores

Embestida ganadera pone en aprietos a José Félix LafaurieUn grupo importante de ganaderos del país le exige al líder gremial renunciar a la presidencia de Fedegán, pero él no está dispuesto a dejarse sacar.

Por: Económicas. / Medio: Semana. / Fecha: 28 de mayo de 2016

Otros artículos de interés

Embestida ganadera pone en aprietos a José Félix Lafaurie

La toma de poder de Santos en nombre de la paz

"Los tiempos legislativos para la paz"

Curiosa reunión semi secreta en Bogotá

El diario del secuestro de Salud Hernández

La Corte Constitucional defiende "intocabilidad" de la justicia

Carta a Gabino

Tras las motivaciones de la capitulación

ISSN 0123-2894 Circulación nacional

JUNIO 2016SEPARATA

SEPA

RATA

ESP

ECIA

LA

rtícu

los,

colu

mna

s y n

otas

de

inte

rés s

obre

el se

cues

tro d

e Sa

lud

Her

nánd

ez M

ora,

el p

roce

so d

e pa

z, la

ped

agog

ía d

el p

roce

so y

los d

iálo

gos c

on el

ELN

.

Pág 2

Pág 3

Pág 3

Pág 4

Pág 5

Pág 6

Pág 7

Pág 8

PATRIA - UNIÓN - PROGRESO

55 añosACORE

Curiosa reunión semi secreta en BogotáPor: Eduardo Mackenzie / Fecha: 15 de abril de 2016

El diario del secuestro de Salud HernándezLa periodista relata qué sucedió desde que llegó a El Tarra, Norte de Santander, hasta liberación.

Desde hace varios meses, dos asuntos enredan a los ganaderos del país. Uno de ellos tiene que ver con la crítica situación financiera de Friogán y el otro con la crisis del Fondo Nacional del Ganado (FNG). Realmente, ambos temas están estrechamente relacionados, pues el segundo avala las deudas del primero y los dos están conectados con la Federación Nacional de Ganaderos (Fedegán), que creó a Friogán

y que, hasta hace muy poco, administraba el FNG.Pero estos no son los únicos escándalos en los que se han visto en-vueltos los ganaderos recientemente. Otro tiene que ver con la pugna que hay dentro del sector por la permanencia de José Félix Lafaurie en la presidencia de Fedegán, donde ya completa 12 años.Pasa pág. 2

¿Sabe quien estuvo en Bogotá la semana pasada para discutir, comer y beber, durante varios días, bajo la protección discreta del gobierno de Juan Manuel Santos? Los voceros de los que han tratado de quitar-le a Colombia el archipiélago de San Andrés y Providencia, con los re-sultados que todos conocemos. Esa gente poco recomendable, y sus compinches colombianos y latinoamericanos, tuvieron reuniones en la capital para coordinar acciones con agentes de fuerzas nefastas que obran en Latinoamérica. La logística de todo eso estuvo a cargo del Polo Democrático. Sus activistas estaban uniformados con cha-quetas amarillas. No se sabe de dónde salió el dinero para pagar ese evento, sobre todo los pasajes de avión, los hoteles y los otros gastos

de los invitados.

La docena de activistas extranjeros que vinieron a dictarles la línea al PD era gente del Partido Comunista de Cuba y del Frente Sandinista de Liberación Nacional de Nicaragua, el que rechazó el tratado Bárcenas-Esguerra de 1928 y lanzó, después, el pleito contra Colombia en la Corte de La Haya. Esa gente estaba allí, en Bogotá, tranquilamente, y ningún diario, de los que se declararon escandali-zados con la pérdida de una parte de nuestro mar territorial en el Caribe, se atrevió a denunciar esa presencia ni a pedir la expulsión de esa chusma. La prensa optó por rodear de silencio ese coloquio.Pasa pág. 4

Por: Salud Hernández Mora / Medio: El Tiempo /Fecha: 30 de mayo de 2016

Llego a El Tarra el miércoles (18 de mayo) por la mañana, en una tar-tana, por carreteras de tierra. El pueblo, enclavado en el Catatumbo, región selvática y montañosa, fronteriza con Venezuela, sobrevive del cultivo y procesamiento de coca. Lo encuentro alborotado por la desaparición de dos jornaleros. Sus familiares señalan al Ejército

como los culpables. Bloquean las salidas para obligar a buscarlos.Aunque hay policía, jamás abandonan su cuartel por temor a que los maten. Tampoco el batallón, situado a la salida de la localidad, im-pone autoridad alguna. El mando y control lo ejercen las Farc, el Eln y el Epl. Pasa pág. 5

Page 2: Embestida ganadera pone en aprietos a José Félix Lafaurie · de Lafaurie por Fedegán “los ganaderos colombianos somos hoy más pobres que hace más de una década y los consumi-dores

2 SEPARATA MEDIOS/ junio / 2016

Embestida ganadera pone en aprietos a José Félix LafaurieUn grupo importante de ganaderos del país le exige al líder gremial renunciar a la presidencia de Fedegán, pero él no está dispuesto a dejarse sacar.

Por: Económicas. / Medio: Semana. / Fecha: 28 de mayo de 2016

Desde hace varios meses, dos asuntos enredan a los ganaderos del país. Uno de ellos tiene que ver con la crítica situa-ción financiera de Friogán y el otro con la crisis del Fondo Nacional del Ganado (FNG). Realmente, ambos temas están estrechamente relacionados, pues el se-gundo avala las deudas del primero y los dos están conectados con la Federación Nacional de Ganaderos (Fedegán), que creó a Friogán y que, hasta hace muy poco, administraba el FNG.

Pero estos no son los únicos escándalos en los que se han visto envueltos los ga-naderos recientemente. Otro tiene que ver con la pugna que hay dentro del sector por la permanencia de José Félix Lafaurie en la presidencia de Fedegán, donde ya completa 12 años.

Si bien se trata de un gremio privado, por lo cual el asunto no pasaría de ser una pelea de afiliados, la verdad es que es un tema de interés nacional por va-rias razones. La principal es que están involucrados recursos públicos, relacio-nados con la cuota parafiscal de fomento ganadero y lechero, que Fedegán admi-nistró por medio del Fondo Nacional del Ganado durante más de 20 años. Tarea de la cual el gobierno la relevó temporal-mente en diciembre pasado.

La otra razón poderosa es que este es un pilar muy importante de la economía rural y una actividad de gran impacto para el país. En Colombia hay cerca de 500.000 ganaderos, desde los más pequeños que tienen menos de 10 cabe-zas, hasta los más grandes que poseen más de 500 reses. Se estima que el hato ganadero asciende a unos 22 millones de bovinos.

Aunque Fedegán funge como gremio cúpula que cobija a todos los ganaderos del país, la realidad no es exactamente

así. Hay más de 100 asociaciones y co-mités de carácter regional y nacional integrados por personas que se dedican a la ganadería, y no todos están afilia-dos a Fedegán. Por esta razón, muchos sostienen que Lafaurie no los repre-senta y piden un gremio más abierto y democrático en el que quepan todos, o al menos casi todos.

En la última semana han aparecido con mayor claridad las profundas diferencias que separan a los ganaderos del país. Por medio de cartas, un grupo importante de ellos ha exigido a Lafaurie que se retire de la federación.

Si bien la quiebra de Friogán y el mal manejo del Fondo del Ganado son los motivos más fuertes del malestar que existe contra Lafaurie, ciertamente no son los únicos. Detrás hay otras razones de peso, como la falta de democracia en el gremio; la forma como este le ha ce-rrado las puertas a muchas asociaciones; el manejo que le ha dado a la vacuna con-tra la aftosa; las constantes peleas de la presidencia ejecutiva con el gobierno na-cional y la rivalidad que sostiene con el ministro de Agricultura, Aurelio Iragorri.

La salida de Lafaurie, sin embargo, está lejos de confirmarse, pues él no está dis-puesto a dejarse sacar y asegura tener el respaldo de la mayoría de afiliados. Según el dirigente, los reales motivos de sus contradictores tienen que ver con su oposición a los diálogos de La Habana. “¿A quién estorban Fedegán o Lafaurie?”, se pregunta, para darle peso a su tesis de que en el fondo se trata de un asunto político y que toda la crítica que se le hace está afectada por su ver-ticalidad frente a las negociaciones de paz. Mauricio Moreno, representante de Santander, comparte esta misma visión.

Por el contrario, otros opositores de

Lafaurie afirman que el dirigente quie-re ocultar con excusas políticas las de-ficiencias administrativas y financieras que afectaron a Friogán y al Fondo del Ganado. Otros dicen que el dirigente volvió personal un asunto institucional.

El presidente de Fedegán no solo rechaza estas críticas, sino los hallazgos discipli-narios de la Contraloría en el Fondo del Ganado. Alega que su administración no tomó decisiones unilaterales en el FNG y advierte que algunas de las fallas que detectó el organismo de control no son imputables a la federación misma, sino a la junta del fondo donde tiene asiento el gobierno. Lafaurie también respon-sabiliza al gobierno por el fracaso del fri-gorífico.

En medio de este escenario, queda la pregunta de si el presidente de Fedegán cuenta con suficiente apoyo para per-manecer en su silla. En un comunicado expedido la semana pasada, el gremio señaló que la junta directiva, reunida el 18 de mayo, apoyó por decisión unánime al presidente ejecutivo. “Respaldamos la gestión del actual presidente ejecutivo de Fedegán, José Félix Lafaurie Rivera, no solo en lo relacionado con la admin-istración de la parafiscalidad hasta el 31 de diciembre de 2015, sino en el desa-rrollo de programas propios en beneficio de los ganaderos y de sus organizaciones gremiales regionales”.

Sin embargo, el miembro de junta Pedro Jaller Dumar, quien representa a Córdoba, departamento ganadero por excelencia, rechazó este comunicado. Es decir, no hubo tal unanimidad. Jaller y la Federación Ganadera de Córdoba (Ganacor) emitieron un documento en el que se preguntan “¿Por qué el doctor Lafaurie habla de decisión unánime, si el departamento de Córdoba con su repre-sentante ratificó la solicitud de su renun-cia?”. Y cuestionan por qué emitieron un comunicado sin la autorización de sus miembros de junta directiva.

La presidenta ejecutiva del comité de ganaderos del Casanare, María Lucila Reyes, en una carta dirigida al ministro de Agricultura, se pronuncia sobre el grave daño que causa el enfrentamiento de Lafaurie con el gobierno. En esta co-municación, el segundo departamento ganadero del país afirma que “es nece-sario que el actual presidente ejecutivo de Fedegán, en un acto de grandeza pero también de decoro mínimo, presente su renuncia y le permita al sector y al gre-mio tomar un nuevo rumbo”.

Como estas, hay más cartas de comités y asociaciones -grandes y pequeñas-, algu-nas que no han logrado entrar a Fedegán, que piden un cambio en la dirección del gremio. “Nunca nos hemos sentido repre-sentados por Fedegán, queremos una en-tidad más incluyente”, dicen pequeños ga-naderos del sur del Atlántico. Benjamín Quiñones Mera de Demogan, asociación de ganaderos, dice que después del paso

de Lafaurie por Fedegán “los ganaderos colombianos somos hoy más pobres que hace más de una década y los consumi-dores participan cada vez menos de la producción de los bienes que generan nuestra actividad ganadera”.

Frente a esta arremetida en su contra, José Félix Lafaurie desestima las vo-ces que piden su renuncia y, en cambio, sostiene que el ministro de Agricultura está buscado fracturar al gremio, citan-do a reuniones en las que lo excluyen y hablan mal de él.

Al respecto, el ministro Iragorri le ex-plicó a SEMANA que la última reunión, convocada por su cartera, tenía como fin coordinar el nuevo ciclo de la vacuna antiaftosa y, dado que el gobierno retiró a Fedegán temporalmente de la adminis-tración del fondo, se citó directamente a cerca de 130 comités y asociaciones que son realmente los involucrados en el tema. Y rechaza la afirmación de Fedegán.

Precisamente, sobre el futuro de la ad-ministración del Fondo del Ganado, el jefe de la cartera de Agricultura señala que espera devolverles a los ganaderos esta importante tarea, pero con la adver-tencia de que deben cumplir los pará-metros exigidos por la ley, entre ellos, una mayor representatividad de los ga-naderos que pagan la cuota de fomento lechero y ganadero. Esta es una de las grandes fallas atribuida a Fedegán, que quedó plasmada en la auditoría que en su momento mandó a realizar el enton-ces ministro Juan Camilo Restrepo.

Para muchos críticos, la mala distribu-ción democrática se traduce también en la junta directiva de Fedegán, donde no hay una representación regional equilibrada, teniendo en cuenta la im-portancia relativa del hato colombiano. Por ejemplo, sobresalen las situaciones de Atlántico, que con menos del 1 por ciento del inventario ganadero participa con dos miembros en la junta directiva, y Antioquia, que con el 9 por ciento del inventario solo tiene una suplencia. Escasa participación, según el inven-tario ganadero, tienen Meta, Santander, Caquetá y Arauca. Varios departamentos de la costa participan con exceso como Magdalena, Bolívar y Sucre. Casanare es otro ejemplo, pues tiene 30 entidades ganaderas y solo tres están afiliadas a Fedegán. María Lucila Reyes, de este comité departamental, cita el caso de Yopal, que no ha sido admitido en el gre-mio, y el de Paz de Ariporo, el segundo municipio con más cabezas de ganado del país (391.300), que tampoco está en Fedegán.

El tema ganadero se seguirá calentando. Esta semana la Superintendencia de Sociedades se pronunciará sobre el caso de Friogán. Hasta el momento no hay acuerdo posible con los acreedores que permita reorganizar la empresa, lo cual hace inminente liquidarla. En el caso del Fondo del Ganado se vencieron los tér-minos y no quedó otro camino que la li-quidación.

En síntesis, con el ambiente tan caldeado, la embestida de muchos en el sector por propiciar la reestructuración de Fedegán no se ve fácil. Sería importante que todo se resolviera en favor de la instituciona-lidad, porque, como van las cosas, solo habrá perdedores.URL: http://www.semana.com/economia/articulo/fedegan-se-divide-por-jose-felix-lafaurie/475461#cxrecs_s

Page 3: Embestida ganadera pone en aprietos a José Félix Lafaurie · de Lafaurie por Fedegán “los ganaderos colombianos somos hoy más pobres que hace más de una década y los consumi-dores

3Edición 560 /SEPARATA MEDIOS

La toma de poder de Santos en nombre de la paz Por: Mary Anastasia O´Grady / Medio: Wall Street Journal

Hugo Chávez destruyó el pluralismo político en Venezuela al concentrar el poder en el ejecutivo. Ahora, el presi-dente de Colombia, Juan Manuel Santos, desea emular al hombre fuerte bolivaria-no y le está pidiendo al Congreso facul-tades para gobernar por decreto durante seis meses y un cheque en blanco para enmendar la Constitución en formas que aún no ha detallado. Puesto que el Partido Liberal, al que pertenece el man-datario, controla el Congreso, se cree que lo conseguirá.

Santos quiere este poder autorita-rio para cambiar unilateralmente la Constitución e incluir los términos de un acuerdo de “paz” que ha estado ne-gociando secretamente con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) por casi cinco años. Inicialmente, prometió un referendo sobre el acuerdo final para que los colombianos pudieran votar punto por punto sobre sus detalles, tales como si los delincuentes de la gue-rrilla podrían postularse a cargos de elec-ción popular. Pero hace mucho tiempo se retractó de esa promesa, así como de muchas otras.

Santos ahora propone una simple vo-tación de sí o no sobre el producto final, que aún no está listo. Su gobierno ha puesto miles de millones de pesos de los contribuyentes (millones de dólares) en una campaña publicitaria para con-vencer al electorado de que votar “no” equivale a votar por la guerra.

Santos también consiguió que el Congreso aceptara reducir el mandato constitucional mínimo de votantes para su plebiscito de la mitad más 1 del elec-torado a 13%. La semana pasada, el Partido Liberal propuso que se le per-mitiera a los colombianos desde los 14 años de edad realizar un voto simbólico sobre el plebiscito. Si la votación es es-trecha, se puede suponer que Santos usará las opiniones de niños que apenas empiezan la secundaria para comprobar la sabiduría de su acuerdo.

Según una encuesta de Gallup realizada durante la última semana de abril, la tasa de aprobación del presidente es de apenas 21%. Una razón de este malestar es que su obsesión con un pacto con las FARC lo ha hecho descuidar la economía y la seguridad pública, pero 66% de los entrevistados también dijo que su proce-so de paz va en la dirección equivocada.

La mayoría de los colombianos quiere la paz, pero pocos creen que los perpetra-dores de crímenes de guerra deban elu-dir la cárcel, quedarse con sus armas y las ganancias derivadas del narcotráfico y luego postularse a un cargo público. Santos, que en algún momento dijo que tales exigencias de las FARC no eran ne-gociables, ahora asegura que no dejará que sean puntos que estropeen la apro-bación de los acuerdos.

No son los únicos ejemplos de la dupli-cidad presidencial. Desde el principio

parece que Santos engañó al público porque sus intereses no coincidían con los suyos.

En agosto de 2012, cuando se supo de que su gobierno había sostenido nego-ciaciones con las FARC durante más de un año, contacté al presidente para so-licitar más información. En una entre-vista telefónica en septiembre de ese año, me indicó que los rebeldes habían iniciado el proceso y que él había comen-zado a negociar sólo porque, pese a estar disminuidos, continuaban sembrando el terror. Eso lo consigné en una columna del 17 de septiembre de 2012.

La explicación que me dio el presidente contradice la de su hermano mayor en su libro de 2014, “Así empezó todo”. Enrique Santos, quien tuvo un papel protagónico en la organización del diálogo con las FARC en La Habana, señala que fue cla-ro desde el día de su posesión que Juan Manuel buscaba “una agenda política y social diferente” a la de su predecesor Álvaro Uribe. Esto incluía la “búsqueda” de un acuerdo negociado con las FARC.

Según el testimonio de Enrique Santos, el presidente lo convirtió en “su delega-do personal” y emisario debido a que él es un “viejo periodista de izquierda que había simpatizado, incluso con la lucha armada y conocía personalmente” a nu-merosos líderes de las FARC.

Tenía que ser una misión ultra secreta debido a que el público no quería saber de negociaciones con “grupos terroris-

tas que considera arrinconados y casi liquidados”, escribió Enrique. Lo que no dice es que el presidente, que había sido ministro de Defensa de Uribe y forjó la reputación de ser de línea dura, seguro entendió la importancia de esconder las huellas de su hermano izquierdista.

En su relato, Enrique rechaza la estrate-gia militar que Uribe utilizó para pacifi-car al país y ni siquiera está seguro si la democracia es una buena idea: “Una to-tal victoria militar no es factible y quizás ni deseable”.

Según la versión de Enrique Santos, una vez que los subversivos aceptaron nego-ciar en Cuba, el gobierno de Juan Manuel Santos las transportó sigilosamente a la isla. Esto ocurría “en medio de una reactivación de ataques guerrilleros en distintas zonas del país y de un hostil y polarizado clima de opinión”.

Todo era altamente clasificado, ocultado al público “so pena de socavar la credibi-lidad política de un presidente, que cada tercer día reiteraba que no habría dia-logo alguno con las FARC hasta que no den muestras de su voluntad para dejar las armas”.

En otras palabras, el presidente Santos planeó y mintió en tiempo real a los co-lombianos mientras iniciaba las nego-ciaciones con las FARC con la intención de expandir su legado. Ahora está adquirien-do más poder para incluir su negociado acuerdo secreto en la Constitución. Eso difícilmente es una receta para la paz.

"Los tiempos legislativos para la paz"La Cámara de Representantes dio un paso histórico con la aprobación final de la reforma constitucional para la paz.

Por: Redacción Política / Medio: El espectador

La plenaria de la Cámara de Representantes aprobó, en último de-bate, el Acto Legislativo para la Paz, sin duda la iniciativa más importante que impulsa el Ejecutivo en el Capitolio Nacional. En él se consagra el último gran acuerdo conseguido en La Habana por las delegaciones de paz del Gobierno y las Farc, el cual establece la ruta que deberán tomar las leyes y reformas que exija lo pactado en la mesa de diálogos.

La más importante de ellas es la ley de aprobación del Acuerdo Final, en la que el texto del fin del conflicto se ele-va a Acuerdo Especial en el marco del derecho internacional humanitario, de manera que se incorpore al ordenamien-to jurídico del país.

Una vez más la aplanadora de la Unidad Nacional impuso con facilidad sus ma-yorías, sin embargo, en el Salón Elíptico se vivió una auténtica batalla campal por cuenta de las acusaciones del uribismo de que el Gobierno les entregó el país a las Farc. Al margen de la situación bo-chornosa, lo aprobado constituye un es-paldarazo vital del Congreso a la mesa de diálogos. Y es que la iniciativa incluye una

serie de momentos de cara al Acuerdo Final de Paz con la guerrilla. Así las co-sas, una vez aprobado en último debate, viene entonces la conciliación. Con un ingrediente adicional: el texto convenido en el Senado no contiene los elementos acordados en la mesa de diálogos en lo que se denominó “blindaje jurídico de los acuerdos de paz”, por lo que lo más probable es que el texto aprobado ayer sea la versión elegida.

De esta manera, los tiempos de este Acto Legislativo están en sincronía total con los ritmos del proceso de negociación. Es por esto que la única modificación que sufrió el informe de ponencia para su último debate fue la vigencia de la reforma, que entraría en vigor “a partir de la refrendación popular del Acuerdo Final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera, a través del mecanismo que el Gobierno Nacional ponga en marcha para tal efecto”. Esto indicaría que si el fin del conflicto se alcanza entre julio y agosto, la convocatoria de los ciudada-nos a las urnas para que refrenden lo pactado sería entre septiembre y octu-bre.

Con esto, la mesa de diálogos terminaría sus funciones y el proceso de paz se trasladaría del todo a Colombia, específi-camente al Congreso de la República. Una vez refrendado el acuerdo, se iniciará la fase de implementación. Y el primer paso está consignado en el Acto Legislativo. El artículo primero señala que, para imple-mentar las normas, leyes y reformas que la paz requiera, se implementará “un procedimiento especial” que regirá por seis meses, con posibilidad de prorroga-rlo seis meses más. Es decir, las iniciati-vas para poner en marcha lo pactado en La Habana tendrán un plazo de hasta un año que, contado a partir de la refrenda-ción, se extenderá hasta finales de 2017, en el ocaso del gobierno Santos.

Pero además de los tiempos políticos, la reforma implica unos tiempos legis-lativos especiales. Dice la iniciativa que las leyes ordinarias o reformas constitu-cionales para implementar la paz serán de iniciativa exclusiva del Gobierno y que tendrán prioridad en el orden del día sobre cualquier otra iniciativa. En el caso de los proyectos de ley, que hoy tienen cuatro debates separados por 10 días, se realizarán en tres debates, me-

diados por ocho días entre sí. De manera que el primer debate será en comisiones conjuntas, cosa que hoy sólo ocurre con proyectos que tienen mensaje de urgen-cia, no para actos legislativos.

En el caso de las reformas a la Constitución, su trámite se reducirá de ocho a cuatro debates y podrán apro-barse por mayoría absoluta —la mitad más uno del total de miembros de la cor-poración—, mientras que hoy se exige mayoría calificada, es decir, las tres cuar-tas partes de los miembros de las cor-poraciones. Este tipo de reformas sólo podrán incluir modificaciones avaladas por el Gobierno y podrán realizarse en sesiones extraordinarias. Con esto últi-mo se activan las funciones del Congreso para los meses de diciembre, enero, fe-brero y marzo, cuando normalmente está en receso.

Finalmente, el Acto Legislativo le pone límites al control de la Corte Constitucional, que actualmente puede tardar meses, y le da dos meses al alto tribunal para que emita sus conceptos, que sólo podrán ser de forma y toman-do como referencia el Acuerdo Final. Y deja claro que el primer proyecto que el Congreso conocerá cuando se firme la paz será una ley aprobatoria del Acuerdo Especial, con la cual el Legislativo incor-porará al derecho interno lo acordado en La Habana en un trámite especial: como ley ordinaria, con los requisitos del pro-cedimiento especial y con una votación en la que los congresistas sólo podrán aprobar o improbar lo acordado.

Page 4: Embestida ganadera pone en aprietos a José Félix Lafaurie · de Lafaurie por Fedegán “los ganaderos colombianos somos hoy más pobres que hace más de una década y los consumi-dores

4 SEPARATA MEDIOS/ junio / 2016

Curiosa reunión semi secreta en BogotáPor: Eduardo Mackenzie / Fecha: 15 de abril de 2016

¿Sabe quien estuvo en Bogotá la semana pasada para dis-cutir, comer y beber, durante varios días, bajo la protección discreta del gobierno de Juan Manuel Santos? Los voceros de los que han tratado de quitar-le a Colombia el archipiélago de San Andrés y Providencia, con los resultados que todos conocemos. Esa gente poco re-comendable, y sus compinches colombianos y latinoamerica-nos, tuvieron reuniones en la capital para coordinar acciones con agentes de fuerzas nefastas que obran en Latinoamérica. La logística de todo eso estuvo a cargo del Polo Democrático. Sus activistas estaban uniformados con chaquetas amarillas. No se sabe de dónde salió el dinero para pagar ese evento, sobre todo los pasajes de avión, los hoteles y los otros gastos de los invitados.

La docena de activistas ex-tranjeros que vinieron a dic-tarles la línea al PD era gente del Partido Comunista de Cuba y del Frente Sandinista de Liberación Nacional de Nicaragua, el que rechazó el tratado Bárcenas-Esguerra de 1928 y lanzó, después, el pleito contra Colombia en la Corte de La Haya. Esa gente estaba allí, en Bogotá, tranquilamente, y ningún diario, de los que se de-clararon escandalizados con la pérdida de una parte de nuestro mar territorial en el Caribe, se atrevió a denunciar esa pre-sencia ni a pedir la expulsión de esa chusma. La prensa optó por rodear de silencio ese coloquio.

Hubo también representantes del Frente Farabundo Martí de El Salvador, y del PT de Brasil, del PRD de México, de la Alianza País de Ecuador y hasta de Sortu, la fachada legal de ETA.

El Partido Comunista colom-biano y sus variantes --el PD, la Marcha Patriótica, la Unión Patriótica, la Alianza Verde, la Coordinadora Socialista y el Movimiento Progresistas--, fueron también anfitriones. Ellos y los citados grupos ex-tranjeros hacen parte de un mismo núcleo internacional fundado en julio de 1990 por Fidel Castro e Ignacio Lula da Silva, quienes trataban de res-ponder así, al menos a nivel regional, a la caída del Muro de Berlín y al derrumbe del comu-nismo que ya se veía en la URSS. Es lo que ellos denominan Foro de Sao Paulo (FSP). Romenio Pereira fue el representante del FSP en el “seminario” de Bogotá.

El común denominador de las discusiones del 10 y 11 de abril pasado fue el llamado “proceso de paz” en Colombia. Todos los oradores, sin excepción, estima-

ron que Santos debe acoger las condiciones de las Farc. Carlos Lozano, del PC colombiano, lo formuló así: “El gobierno se debe plegar a las exigencias de las FARC para firmar el acuer-do”. Andrés Álvarez, del mismo grupo, lo completó pidiendo “un acompañamiento internacional del Foro para la implementación y verificación de los acuerdos alcanzados”. Marcos Calarcá, ca-becilla de las FARC, les envió un saludo en video desde Cuba. Las Farc y el Eln hacen parte de la dirección del FSP desde el prim-er día. La propaganda del FSP dice que el congreso anterior, en México, reunió partidos co-munistas y de izquierda “de 150 países”. En Bogotá solo había un puñado de ellos.

El jefe del comunismo colombi-ano, Jaime Caicedo, se pronun-ció contra el proyecto de “zo-nas de ubicación” de las Farc y contra el plebiscito que Santos, según él, “quiere imponer”. Subrayó que si Santos no acoge las “reformas” que piden las Farc seguirá vigente el “régimen de contrainsurgencia”, y que no se podrán resolver los puntos más claves de las Farc: “justicia, amnistía, víctimas y narcotráfi-co” (léase impunidad, garantías electorales para un partido ar-mado, zonas de reserva, tierras y narcotráfico).

Al senador comunista Iván Cepeda le correspondió lanzar el ataque más violento contra el expresidente Álvaro Uribe. La gran culpa de éste, según Cepeda, es “oponerse a la paz”, “apoyar la oposición de países como Venezuela, Ecuador y Nicaragua” y “exportar” su mo-delo de seguridad democrática a nivel global: “Se ha pasado de un modelo de guerras con-tra la izquierda a un modelo de guerra permanente global, en la cual se busca la reproducción del capital y un poder político fuerte de la derecha”, recitó Cepeda. En eso fue secundado por David Flórez, del grupo Marcha Patriótica, quien em-bistió también contra el Centro Democrático, el Procurador Ordóñez y Fedegan.

La unanimidad también re-inó frente a otros seis temas: ganar las elecciones de 2018 en Colombia; revisión del sistema electoral; retoma de tierras como prevén los acu-erdos Farc-Santos; imponer la Asamblea Constituyente; con-trolar y censurar la prensa y las redes sociales y, finalmente, combatir la “extrema derecha de corte fascista de Colombia”, como vociferó la dirigente del PD, Clara López. Este punto fue rabiosamente retomado por oradores como Jaime Caicedo, Nidia Solano y Aida Avella de

la UP, Paola Cabezas del par-tido ecuatoriano y, obviamente, Omar García del PC de Cuba. Aida Avella señaló en particular a la “extrema derecha que es-tuvo reunida en el cumpleaños de Vargas Llosa”. Todos quieren barrer físicamente a los “anti-comunistas” y “paramilitares”. En los debates esa gente no dijo cómo piensan liquidarlos. Pero le sugieren a Santos que se ocupe de eso. ¿En conciliábulos más discretos pasaron las con-signas precisas?

Nadie en ese falso semina-rio defendió los intereses de Colombia. Sólo invocaron los intereses de las Farc y del cas-trismo continental, que pierde terreno en todas partes. No hubo una sola palabra en favor de las víctimas “del conflicto”, de sus derechos en la nego-ciación de La Habana. Solo hubo la cantilena de siempre: que la “extrema derecha es un peligro para el proceso de paz por sus tentáculos en el congreso, en empresarios y actores interna-cionales” y que el otro peligro es “el refuerzo de las políticas neo-liberales”. Y que tras la firma de la paz “se debe estar muy atento a la distribución de la tierra y su uso”.

La ceguera es idéntica ante las dificultades del FSP en el ám-bito internacional. En lugar de admitir que el ex mandatario brasileño Lula y la actual presi-dente Dilma Rousseff pagan los escándalos de corrupción que les descubrieron, los asistentes al seminario adoptaron la línea de La Habana: lo que hay en Brasil es un “intento de golpe de Estado de la derecha reaccio-naria” y hay que hacer reelegir a Lula. La miseria y la opresión que existe en Cuba desde los años 60 y la destrucción de la economía y de las libertades en Venezuela tampoco es culpa del socialismo castro-chavista. Para el FSP, eso es fruto de la “con-traofensiva del imperialismo”. Los agitadores congregados en Bogotá estiman que la cri-sis que viven Bolivia, Ecuador, Nicaragua y El Salvador, tiene el mismo origen. Ni una gota de reflexión seria hubo sobre lo que sufren los pueblos de esos países. El léxico usado allí sale del viejo recetario del estalinis-mo de los años 1930. “Se deben socializar los bienes industria-les en esos países” y de América Latina, recomendó el vocero del PC cubano.

Ninia Díaz contó cómo fue el proceso de paz en El Salvador y admitió en parte el fracaso de éste. En un momento, lanzó una frase que develó un objetivo central de ellos, el mismo que tratan de imponer en Colombia: “El ejército se redujo en un 51%,

hay que desmontarlo”. Por algo otro tema reiterado pero falso fue el de Colombia como “el país más militarizado después de Brasil”. Como Venezuela no envió delegados al seminario, nadie pudo preguntar por la militarización de ese país con ayuda de Rusia. Idéntico frente a la compra reciente de armas pesadas de Nicaragua a Putin.

Antonio Sanguino, de la Alianza Verde, sorprendió al auditorio al tirar línea como si fuera la eminencia gris de la reunión. Estimó que el pro-ceso de paz de Colombia busca “lograr la reinvención de las guerrillas como lucha políti-ca” y “modificar el Estado co-lombiano” en virtud “de los acuerdos donde tendrían par-ticipación las FARC y eventual-mente el ELN”. Para eso, ex-plicó, es indispensable acudir a una Asamblea Constituyente. Advirtió que es indispensa-ble conformar “un gobierno de transición que permita la implementación de los acuer-dos alcanzados, y buscar que

los opositores al proceso no gobiernen porque pondrían en riesgo todo el proceso, por lo cual se necesita un candidato de unidad” para las presiden-ciales de 2018. David Flórez de Marcha Patriótica prefiere la fórmula de “gobierno de avan-zada”. Para ambos ese tipo de “gobierno” deberá incluir a las Farc y al Eln y deberá excluir a los “opositores al proceso”.

Un punto final: el asunto de “la verdad” acaparó la atención de los profesionales de la mentira. Esperan que una “comisión de la verdad” diga que las Farc siem-pre fueron los buenos del paseo. Abordaron ese punto, en espe-cial, Jaime Caicedo, Ninia Díaz y David Flórez. Este último hizo el indiscreto al decir: “Si queda que la izquierda es culpable de todo va a ser muy difícil para las futuras generaciones”. Lo que quiere decir que intentarán suplantar la verdad histórica por un texto acomodaticio de historiadores militantes. Ya se sabe en qué terminan esas su-percherías.

Page 5: Embestida ganadera pone en aprietos a José Félix Lafaurie · de Lafaurie por Fedegán “los ganaderos colombianos somos hoy más pobres que hace más de una década y los consumi-dores

5Edición 560 /SEPARATA MEDIOS

El diario del secuestro de Salud HernándezLa periodista relata qué sucedió desde que llegó a El Tarra, Norte de Santander, hasta su liberación.

Por: Salud Hernández Mora / Medio: El Tiempo /Fecha: 30 de mayo de 2016

Llego a El Tarra el miércoles (18 de mayo) por la mañana, en una tartana, por carreteras de tierra. El pueblo, encla-vado en el Catatumbo, región selvática y montañosa, fronteriza con Venezuela, sobrevive del cultivo y procesamiento de coca. Lo encuentro alborotado por la desaparición de dos jornaleros. Sus fa-miliares señalan al Ejército como los cul-pables. Bloquean las salidas para obligar a buscarlos.

Aunque hay policía, jamás abandonan su cuartel por temor a que los maten. Tampoco el batallón, situado a la salida de la localidad, impone autoridad algu-na. El mando y control lo ejercen las Farc, el Eln y el Epl.

Concentración en la plaza de distintos movimientos sociales para concertar acciones que ayuden a dar con los dos ausentes. Miembros de las asociaciones campesinas Ascanca y Cisca me tildan de “periodista manipuladora” porque en el pasado escribí de sus nexos con Farc y Eln. Discutimos. Por la tarde intentan prohibirme hacer fotos y me recrimi-nan que entrara a El Tarra sin permiso. Volvemos a discutir, casi a gritos. A la misma hora están velando a un chico de 22 años que asesinó el Epl ese día. Quería dejar las armas, volver a su hogar, y no lo permitieron. Nadie osa protestar por el crimen. La ley del silencio es la única ga-rantía para seguir vivo.

Viernes

A las 7:45, en una calle solitaria, dos guerrilleros me obligan a subirme a su moto y parquean metros más adelante. Se presentan como integrantes del Eln. Preguntan por qué peleo con las aso-ciaciones. Me quitan cámaras, graba-dora, documentos, cuadernos, memorias USB etc. “Revisamos todo y esta tarde o mañana se lo devolvemos y de pronto puede hablar con el comandante. No puede salir de la plaza. Tenemos gente vigilándola”. Pienso en comunicarme con Bogotá, pero siempre siento ojos contro-lando. Hago una llamada rápida al diario EL TIEMPO, por temor a que puedan to-mar represalias contra quien me preste el móvil, para advertir que no mandaré la columna. “El lunes les explico”.

Sábado

A mediodía se me acerca un chico. “Suba a esa moto con su equipaje. Le van a de-volver lo suyo y sigue a Cúcuta (capital de Norte de Santander)”. Una hora más tarde llegamos al caserío Buenos Aires, sobre el río Catatumbo. Cambio dos ve-ces más de moto. Sobre las 3 p. m. damos con el comandante.

“Se va a quedar unos días con nosotros. Me llevo lo suyo y ya le traemos ropa. ¿Qué número tiene para las botas?”. Protesto por el secuestro: “Es un error lo que hacen. Si usted me cita, yo vengo encantada, pero así solo conseguirá re-proches. Fui idiota al fiarme de ustedes”.

Da media vuelta y me deja con dos hom-bres armados, en un bosque. Por la noche

me trasladan a una cabaña con una cama. Ocho guerrilleros vigilan fuera. El comandante, que dice conocer mi tra-bajo, dedica unos minutos a hablarme de revolución, de abandono estatal, de mul-tinacionales gringas que quieren chupar la sangre del Catatumbo.

“Secuestrar a una reportera es un error. No voy a cambiar de opinión frente al Eln”, digo. “No le veo sentido”. “Haremos un gesto humanitario devolviéndola con el CICR”, responde. Quedo más perpleja.

Domingo

Temprano, me llevan a una casa de labrie-gos. “No converse con ellos”, advierten. Al caer la tarde salimos hacia el río. El comandante insiste en que harán una demostración de humanidad del Eln en-tregándome más adelante al CICR. “¿No será que me matan?”, pregunto. “No, la vamos a entregar”, insiste. Comenta uno de los artículos que ha leído en una de las memorias que me quitó. Es sobre alias Gabino, líder del Eln. “Dice usted cosas terribles sobre él”, opina. “Y eso que no ha leído ni la mitad”, contesto.

Quedo en manos de cuatro guerrilleros armados, dos de fusil y dos con pisto-las 9 milímetros. Abordamos una lan-cha y surcamos el Catatumbo una hora. Pernoctamos en una casa abandonada.

Lunes

Escuchamos helicópteros por la tarde. Corremos a escondernos en uno de tan-tos sembradíos de coca que abundan en la región. Oscurece y a lomos de mula, que proporciona un miliciano, partimos. Tras un recorrido tortuoso de varias horas, por una trocha abierta entre abis-mos, arribamos a una casa solitaria. A las 2 de la mañana oigo helicópteros cerca. Salvo el de guardia, los tres guerrilleros que me vigilan duermen en hamacas. A las 3:55 a. m. me sorprende un desperta-dor. La salida estaba prevista a las 4. Como trabajadores citadinos, apuran los últimos instantes de sueño antes de po-nerse en pie y reanudar la marcha.

Martes

Llegamos a otro rancho abandonado. Deben entregarme a una comisión. Pero no hay nadie a la vista. Pasan las horas. Consigo entablar conversación. El más joven, de 16 años, tiene cara de crío.

“Si viene la plaga (Ejército) nos damos plomo”, reta, apretando su AK-47.

Su compañero, de 17 años, salió a un caserío de los alrededores, a comprar comida. Están muertos de hambre. Regresa con arroz, lentejas y pasta.

No conoce de guerras, sería la primera vez en enfrentarse al Ejército. “¿Qué harás si llegan muchos?”, quiero saber. “Ahí vemos”, indica.

El tercero está a punto de cumplir 20. Limpia a conciencia su pistola 9 milí-metros.

El jefe del grupo, que ronda la treintena, pide que nos mantengamos bajo techo por el avión fantasma que surcó el cielo. “Reconozca que con esos tres jóvenes no podría defenderse”, le digo. Hace un gesto de resignación y se aleja.

Cae la noche y arriban tres subversivos montando mulas. Los cuatro guardianes respiran aliviados. Me entregan y desa-parecen.

A ciegas, guiados por los animales, en si-lencio, cruzamos montañas con el nuevo grupo. Nos internamos en la selva hasta un punto en el que damos con un grupo de guerrilleros. Han preparado hamacas amarradas a los árboles bajo plásticos negros. “Ahí duerme usted”, y señalan una.

Miércoles

A las 3:30 de la madrugada recogen el campamento y me dejan con tres guar-dias bajo unos arbustos. Observo el ir y venir de un enjambre de guerrilleros. Ninguno quiere charlar conmigo. A últi-ma hora de la tarde, salimos los cuatro. Cruzamos un río y seguimos a pie hasta dar con tres motos. Nuevos carceleros. Recorremos un largo trecho y atrave-samos a toda velocidad dos caseríos. Cambiamos a un todoterreno y luego a otro con platón.

Flanqueada por guerrilleros armados de fusiles, volamos al siguiente punto. Es noche cerrada, sin luna. Descendemos y caminamos deprisa hacia una casa de madera, habitada por una familia. Por las voces adivino dos niñas pequeñas, la menor con lengua de trapo, vivaracha y corretona, que debe estar muy consen-tida porque monta pataletas en cuanto le niegan algo; así como dos mujeres y un campesino.

Los guerrilleros me encierran en un cuarto con una colchoneta y un par de sillas de plástico. Antes de echar el can-dado, me ofrecen comida y café.

En la habitación contigua está encendido el televisor. Por el noticiero me entero del rapto de dos colegas que estaban en la zona para informar sobre mi se-cuestro, de los operativos militares para rescatarnos, y de las contradictorias ver-siones sobre lo que ha ocurrido.

Jueves

Después de entrar a la habitación con un pocillo de café, dos guerrilleros me acompañan a hacer mis necesidades en el monte.

Pasamos por un laboratorio de base de coca y aguardan a prudente distancia. Termino y al volver junto a ellos, uno me pide que nos sentemos un rato. Roza la treintena y relata que ingresó hace cinco años porque los ricos lo quieren todo para ellos y el Eln lucha por los pobres. Que le empujaron a tomar las armas cuando le arrebataron toda espe-ranza de una vida digna. Respondo que la violencia no genera desarrollo. No me escucha, no le interesa intercambiar opiniones, solo descargar su hondo re-sentimiento. “No entregaremos nunca

las armas, no hay garantías de que el Gobierno cumpla. Nunca dan lo que prometen”, pronostica. “¿Cree que las en-tregarán los de las Farc?”, inquiero.

“No sé, pero no creo”, indica.De vuelta a la habitación, observo el paisaje. Es un escondite perfecto: en me-dio de la cordillera, entre laderas salpica-das de cocales y cultivos de frijoles y sin casas a la vista.

Por la tarde resuenan con fuerza los helicópteros y oímos ráfagas de fusil. Apagan todas las luces y ya solo se oyen murmullos. Sigo encerrada.

Viernes 27

Diez de la mañana. “Nos vamos. Aliste sus cosas”. Andamos rápido monte arri-ba. Nos recoge una camioneta. “La entre-gamos a una comisión local de la Iglesia católica, a dos curas”, informa un coman-dante. “Es un error que secuestren re-porteros. Así nunca cubriremos lo que pasa en estas zonas apartadas”, replico.

Bajo un árbol aguardan los sacerdotes de San Calixto y San Pablo, represent-antes de la institución más respetada en el área.

El comandante pronuncia unas palabras sobre los objetivos del Eln y las razones que les animan a seguir empuñando las armas. Piden que redacte y escriba una sencilla acta de entrega que firmamos los religiosos y yo. Hago dos copias, una para la Iglesia y otra para el Eln. Solo indica que “El Ejército de Liberación Nacional hace entrega a la Iglesia católi-ca de Salud Hernández-Mora”.

También dan un comunicado. Adelanto que no me haré eco de él y que regresaré al Catatumbo. “Nos deben dar garantías de que no volverán a secuestrar repor-teros”, le digo. “Necesitamos venir a estas regiones a informar sobre los problemas que existen, no solo grupos armados”. Preguntamos sobre los reporteros de RCN.

“Sus compañeros saldrán hoy o mañana por tarde”, anuncia. Añade que podré trabajar aunque lo más conveniente será pedir permiso. “A ustedes no hay quien los localice desde Bogotá”, replico.

Nos despedimos y emprendemos el camino de regreso a la libertad con los dos padres.URL: http://www.eltiempo.com/colombia/otras-ciudades/relato-del-secuestro-de-salud-hernan-dez-/16607173

Page 6: Embestida ganadera pone en aprietos a José Félix Lafaurie · de Lafaurie por Fedegán “los ganaderos colombianos somos hoy más pobres que hace más de una década y los consumi-dores

6 SEPARATA MEDIOS/ junio / 2016

La Corte Constitucional defiende "intocabilidad" de la justiciaPor: Juan Esteban Lewin / Medio: La silla vacía / Fecha: 2 de junio de 2016

Ayer la Corte Constitucional reiteró que es cada vez más parecida a las otras cor-tes. Su decisión de tumbar la reforma constitucional de Equilibrio de Poderes se basó sobre todo en que el gobierno de la Rama debe quedar en manos de los jueces y de nadie más, un enfoque corporativista que ha primado en las demás cortes pero solo hasta ahora en la Constitucional.

Esa decisión la tomó una mayoría de 7 magistrados que apoyaron la ponencia de Luis Guillermo Guerrero. Esta seña-laba que el Consejo de Gobierno Judicial que creó la reforma del Equilibrio de Poderes para reemplazar a la Sala Administrativa del polémico Consejo Superior de la Judicatura es inconstitu-cional porque su conformación viola la autonomía de la Rama Judicial, que es un principio constitucional.

En su contra estuvo solo Alejandro Linares, el único de los magistrados que era totalmente ajeno a la Rama (Luis Ernesto Vargas, el noveno magistrado, está en la asamblea de la OIT, en Suiza).

Cinco de los siete de la mayoría han sido magistrados titulares en otras Cortes - Jorge Iván Palacio de la Suprema, Gabriel Eduardo Mendoza del Consejo de Estado, Jorge Pretelt del Consejo Nacional Electoral - o auxiliares en la misma Constitucional, como son Gloria Stella Ortiz y Guerrero.

Los otros dos, María Victoria Calle y Alberto Rojas, eran cercanos a conseje-ros de Estado desde antes de ser elegi-dos. La primera, gracias a su matrimo-nio con el ex consejero Gustavo Gómez Aranguren y el segundo, por relaciones públicas que se hicieron evidentes cuan-do lo ternó ese tribunal para la Corte.

Como esta decisión llega después del hundimiento de la Reforma a la Justicia en 2012 y después de que en el trámite del Equilibrio de Poderes se hundieron propuestas como que el Ministro de Justicia participara del gobierno de la Rama, los políticos reaccionaron muy fuertemente contra el fallo.

Como mostraron varios medios, con-gresistas tan opuestos como la uribis-ta Paloma Valencia, el senador de La U Armando Benedetti y la verde Claudia López señalaron que va a tocar hacer una Constituyente para reformar la jus-ticia porque esta es "intocable".

La decisión

Aunque hasta el momento de publicar esta nota a la medianoche la Corte no había distribuido un comunicado de prensa para explicar su decisión y el fallo

como tal tardará meses en ser publicado, La Silla reconstruyó sus argumentos con varias fuentes de ese Tribunal.

El argumento central de la mayoría es que la conformación del Consejo de Gobierno Judicial ponía en riesgo el au-togobierno y la autonomía de la Rama. Pero no frente a otras ramas del poder (como el Congreso o la Presidencia) sino internamente.

Concretamente, consideraron que en-tre los nueve miembros del Consejo (los presidentes de las tres Altas Cortes, el delegado de los jueces y magistrados, el delegado de los empelados de la Rama, tres expertos elegidos por esos cinco y un gerente elegido por esos ocho), los cuatro últimos serían mucho más poderosos que los delegados de la Rama Judicial porque se dedicarían exclusiva-mente a ser parte del Consejo y tendrían períodos más largos, mientras que los primeros también tendrían sus labores de magistrados, jueces y empleados.

Esas diferencias harían, a su juicio, que rápidamente ganaran más incidencia los cuatro técnicos que los cinco que vienen de la Rama.

Además, según la mayoría, el gerente de la Rama concentraría demasiadas fun-ciones: como parte del Consejo estable-cería las políticas, las diseñaría y como encargado de la carrera judicial, califi-caría a los ejecutores. Es decir, sería un súper poderoso por encima de los ma-gistrados de las Altas Cortes, lo que a su juicio dañaría la autonomía y el autogo-bierno de la Rama.

Adicionalmente, por los períodos de un año que tienen los presidentes de las Cortes, sería "una junta directiva cam-biante, transitoria, no técnica ni capaz de ejercer control", según le dijo un magis-trado a La Silla. "Es válido que nos creen estructuras empresariales, pero no así, mal hechas".

Otro problema de la composición del Consejo de Gobierno, según la mayoría, es que pondría como iguales a magis-trados de Altas Cortes, a jueces o magis-trados de menor rango y a empleados. Y el problema es que en lo administrativo lo serían, pero en sus funciones como jueces, no, lo que confundiría dos lógicas opuestas y podría llevar a problemas.

Un error más, según ellos, sería que le da más votos a las Altas cortes que al resto de la Rama, lo que concentra más poder en los órganos superiores. Y les suma el poder que tienen de revisar las decisio-nes de los jueces de menor rango (lo que tiene sentido en la misión de administrar justicia), al de eventualmente intervenir

en sus carreras (lo que podría dar pie a abusos).

Además, la mayoría recordó que las de-cisiones del Consejo de Gobierno po-drían ser demandadas ante el Consejo de Estado, lo que a su juicio muestra que los controles quedaron mal diseñados, pues el órgano que administra estaría sujeto a uno de sus administrados.

En dos puntos, la mayoría fue de 5 - 3, pues Rojas y Calle (justo los que no han sido magistrados) se sumaron a Linares en uno de los efectos de la decisión: quién elige a los magistrados de la futura Comisión Nacional de Disciplina Judicial, que reemplazará a la Sala Disciplinaria de la Judicatura. La Reforma establecía que iban a ser elegidos de ternas que armaba el Consejo de Gobierno Judicial, pero con la decisión no era claro qué iba a pasar pues al desaparecer este Consejo nadie los podía ternar.

Para la mayoría, la respuesta es que nadie los podía ternar y por lo tanto la Comisión de Disciplina no podía funcio-nar y la muy criticada Sala Disciplinaria tenía que seguir viva. Pero para evitar revivirla decidieron modificar los cuatro artículos de la Constitución que dicen que el Consejo de Gobierno ternaba a sus magistrados, para decir que lo hará la Sala Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura.

Para Calle, Linares y Rojas, esa decisión hace que la Corte se meta en terrenos que no le corresponde, pues se apropia de la función de 'crear' la Constitución y no solo de interpretarla y aplicarla como es su deber.

Todos esos argumentos, para la Corte, no solo muestran que el Equilibrio quedó mal diseñado sino que atentaba contra la autonomía de la Rama hasta el punto de sustituir la Constitución pues la au-tonomía judicial es un principio funda-mental del Estado de Derecho.

A la larga, el efecto de la decisión de la Corte protege los intereses corporativos del gremio de los abogados y los jueces.

Mientras en el Consejo de Gobierno ju-dicial 4 de los 9 miembros podían no ser abogados, en la Sala Administrativa que 'resucita' todos lo son; mientras en el Consejo de Gobierno las altas cortes comaprtían el poder con empleados y jueces, en la Administrativa nombran los 6 magistrados; y mientras en el Consejo el Gerente de la Rama tenía voz y voto, el actual Director administrativo solo eje-cuta las órdenas de la Administrativa.

Pero sobre todo, refuerza la idea de que la justicia debe ser manejada entera-

mente por jueces, lo que corre el riesgo de reforzar su aislamiento de la sociedad y su falta de rendición de cuentas cuando su prestigio está cada vez más deterio-rado.

Con este fallo, la Corte actual también vuelve a demostrar que la teoría de la sustitución de la Constitución se puede usar con liberalidad. Ese argumento lo construyó la Corte anterior para sus-tentar que sí puede revisar las reformas constituciones, pero lo usó con mucho cuidado, apegada a la tesis de que solo se aplica cuando la reforma modifica un elemento central de la Constitución - si, por ejemplo, decide que Colombia es una monarquía o si se permite la reelección indefinida.

En esta decisión, hasta donde pudo averiguar La Silla, no es claro por qué una reforma que no le quita poder a la Rama ni la subordina al Presidente o al Congreso, atenta contra su autonomía.

El Equilibrio de Poderes solo tenía una frase en uno de los cinco artículos que tumbó la Corte, que permitía que otros funcionarios participaran en algunas reu-niones del Consejo de Gobierno:

"La ley estatutaria podrá determinar los temas específicos para los cuales los ministros del despacho, los directores de departamento administrativo, el Fiscal General de la Nación, así como repre-sentantes de académicos y de los aboga-dos litigantes participarán en las reunio-nes del Consejo de Gobierno Judicial.", dice.

Frente a esta posibilidad, la Corte sí alegó que abría la puerta para que se in-miscuyeran personas ajenas a la Rama a su gobierno. Pero era la excepción, el único argumento (hasta donde supo La Silla) que señalaba un problema de au-tonomía hacia afuera y no de repartición de poderes y funciones adentro.

En todo caso, el Consejo de Gobierno Judicial ya no verá la luz. Y con eso, la Corte puso el punto final a la comedia de errores que habían adelantado los mismos jueces en su creación, y que mostraba que en el nuevo organismo también estaban primando los intereses gremiales que la Reforma impulsada por el Gobierno quería remediar.

Duro de matar, parte 3

Originalmente, la reforma del Equilibrio de Poderes establecía que la Sala Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura debía funcionar hasta el 31 de diciembre pasado y desde este año el Consejo de Gobierno debería empezar a servir de primer filtro para elegira los nuevos magistrados de las Altas Cortes, o decidir dónde se crean o suprimen juzgados y cargos judiciales. Es decir, de-bía convertirse en el nuevo poder en la Rama.

Pero el proceso de elegir los miembros del Consejo se enredó en una mezcla de viejas costumbres politiqueras y errores administrativos.

Primero, en la elección del delegado de los magistrados y la delegada de los fun-cionarios ganó el espíritu de cuerpo del bloque costeño a punta de giras electo-rales.

Luego los presidentes de las tres Altas Cortes, que debían organizar el proceso

Corte constitucional / Sigue página 7

Page 7: Embestida ganadera pone en aprietos a José Félix Lafaurie · de Lafaurie por Fedegán “los ganaderos colombianos somos hoy más pobres que hace más de una década y los consumi-dores

7Edición 560 /SEPARATA MEDIOS

Carta a GabinoPor: María Jimena Duzán. / Medio: Semana. / Fecha: 28 de mayo de 2016

Qué bueno sería que a la liberación de Salud le siguiera otra buena noticia: la de que el ELN renuncia a la práctica del secuestro.

Le escribo estas líneas a pocos minutos de conocer la noticia de la liberación de Salud Hernández-Mora. Su libertad, debo confesarle, se produce cuando muchos empezábamos a pensar lo peor.

Probablemente ustedes dirán que no tenían la intención de secuestrarla, como de hecho tampoco la tenían las Farc cuan-do el general Alzate fue secuestrado hace año y medio en las selvas del Chocó. No obstante –tiene que aceptármelo–, el hecho de que ese no fuera el plan no hizo menos repudiable su secuestro.

Usted también recordará que hace año y medio, tras el secuestro del general Alzate, temimos lo peor. Sin embargo, las Farc, contra todos los pronósticos, no solo comprendieron el repudio que en todos los sectores suscitó este acto vio-lento sino que supieron leer el momento. Rápidamente admitieron que lo tenían secuestrado y su liberación se dio a los pocos días sin ninguna condición. La gran paradoja es que luego de este hecho desafortunado, las Farc anunciaron el cese al fuego unilateral, gesto que le dio al proceso un dinamismo que hoy lo ha hecho irreversible.

Uno desearía que en esta oportunidad se activaran los mismos resortes para que, de este hecho repudiable y lamen-table, pueda salir una luz que sirva para destrabar la negociación entre ustedes y el gobierno. Qué bueno sería que a la li-beración de Salud le siguiera otra buena noticia: la de que el ELN renuncia a la práctica del secuestro.

Sé que ustedes han sido claros en decirle al gobierno que están dispuestos a ir a una mesa de negociaciones pero sin condiciones, y que no van a renunciar al secuestro porque lo siguen consideran-do un instrumento legítimo para finan-ciar su lucha revolucionaria y un arma de la lucha de clases.

No puedo estar más en desacuerdo. Esa justificación del secuestro que us-tedes hacen de manera fría y hasta cíni-ca, no la avalan ni las comunidades del Catatumbo donde el ELN tiene una in-fluencia innegable. En esas comunidades que ustedes dicen defender y en las que afirman estar insertos como un partido

armado que se precian de ser, el ELN no ha sido una salvación sino un factor de poder armado al que hay que someterse de manera oprobiosa si se quiere sobre-vivir. “El ELN es el pueblo” es uno de sus lemas, tengo entendido. Pero no conozco hasta ahora ningún pueblo en Colombia que justifique el secuestro y la extorsión por el prurito de la lucha revolucionaria.

Más allá de las comunidades está la so-ciedad colombiana, comandante Gabino, a la que usted tanto le habla en sus co-municados. Compuesta por ricos, clase media, gente del Sisbén y desplazados. Por gente de diferentes vertientes políti-cas, de diferentes etnias. Ellos tampoco entienden sus justificaciones para legiti-mar el secuestro y mucho menos entien-den que insistan en él, mientras dicen es-tar dispuestos a abrir un proceso de paz con el gobierno.

Me preguntará usted por qué tanta mo-vilización por el secuestro de una pe-riodista de derechas que los ha señalado a ustedes de “ratas humanas” y con la cual no tengo mayor afinidad ideológi-ca. Fácil respuesta: porque ante todo Salud Hernández es una periodista a la que respeto y con la que he aprendido a caminar en la vida a pesar de andar en orillas distintas. Salud es, además, una reportera que ha cubierto esta guerra de manea valiente y que se fue a la zona del Catatumbo a cumplir con su trabajo a sabiendas de que su vida podía correr peligro, como muchos también lo hemos hecho. Pero, sobre todo, porque su voz crítica, así no la comparta, es necesaria. La democracia se trata de eso, comandante Gabino, de permitir que el periodismo de todos los tonos políticos pueda expresarse sin tapujos ni mordazas.

Con el secuestro de Salud y de los dos periodistas de RCN, comandante Gabino, no solo se coartó la libertad de unas per-sonas, sino que, además, se amordazó la libertad de expresión. Quisiera creer que en su liberación pesaron estas dos con-sideraciones.

No sé si estas palabras le llegarán al corazón o si se quedarán apresadas en la simplicidad con que ustedes miran a los periodistas que trabajamos en los

grandes medios considerados por us-tedes como parte del enemigo.

Pero, sobre todo, lo invitaría a que en-tendiera el momento histórico que vive el país y la región. Con todo respeto, hoy el ELN es una guerrilla que vive del oxígeno político que le da el régimen de Maduro. Cada vez es más evidente que ustedes están más interesados en jugar un papel en el polvorín que se está ar-mando en Venezuela, que en entender la oportunidad histórica que significa con-struir la paz en Colombia.

La mejor manera que usted tiene para llevar sus ideales al puerto que se mere-

cen y evitar caer en el abismo a donde parecen dirigirse es pactando una paz con el gobierno.

Usted, comandante Gabino, tiene la res-ponsabilidad de liderar su organización hacia ese acuerdo de paz y hacer gestos para convencer a personas que, como yo, tienen serias dudas sobre su voluntad de paz. Si no lo hace, pasará a la historia como sepulturero de una guerrilla que traicionó sus propios ideales.

URL: http://www.semana.com/opinion/articulo/maria-jimena-duzan-carta-a-gabino-por-secuestro-de-salud-hernandez/475505

para elegir a los tres expertos miembros del Consejo, incluyeron un requisito de tener experiencia en administración ju-dicial que no estaba en la reforma y que en la práctica casi que obligaba a que fuera alguien de la Rama, es decir, más rosca; y se demoraron en sacar las listas de admitidos a fines de octubre, cuando ya estaban apretados los tiempos.

A inicios de noviembre se equivocaron de nuevo: cuando la Silla mostró que esas listas no solo eran opacas sino que incumplían la ley de cuotas, incluyeron a la brava a nueve mujeres y aplazaron la elección algunos días, pese a que el tiem-po corría en su contra.

En todo caso, eligieron a tres expertos que reforzaban las roscas judiciales y el

poder de los que ya estaban en el Consejo. Es decir, los externos que señala la Corte que tendrían más poder, iban a ser alia-dos de los jueces, no sus enemigos.

En todo caso, los errores eran tantos que tres semanas después el Consejo de Estado suspendió la elección del delega-do de los jueces y magistrados porque encontró pruebas de una irregularidad grosera en el escrutinio de los votos.

Al día siguiente, el Consejo rechazó a 36 de los 58 candidatos que se habían pre-sentado para llenar el cargo que faltaba (el de gerente de la Rama), sin explicar las razones y a pesar de que la Reforma solo incluía un requisito de experiencia para elegir al gerente, por lo que algunos de los no admitidos interpusieron recur-sos y hablaron de tutelas.

Para enredar más el panorama, cuando quedaba menos de una semana para que toda la Rama se fuera a vacaciones y por eso era urgente elegir gerente, entre los jueces caribes se armó una tutelatón que buscaba que se postergara la elección del gerente.

Y el 14 de diciembre, cuando queda-ban solo dos días para elegir gerente, el Consejo de Estado suspendió a los tres expertos del Consejo de Gobierno Judicial, con lo que este se quedó sin los miembros suficientes para operar y significó que el Consejo de la Judicatura siguió vivo, por lo menos por varios me-ses e incluso le tocó designar dos magis-trados temporales para poder funcionar mientras se arreglaba todo ese caos. Un caos que muestra que incluso al crear la nueva estructura, el interés gremial de

los jueces era preponderante.

En paralelo con esa novela, la Corte Constitucional recibió cinco deman-das contra el reforma de Equilibrio de Poderes, que seguramente ya no se dis-cutirán pues ya no habrá Consejo de Gobierno Judicial. Pero tampoco se re-formará la Justicia, una rama que, según muestras las últimas encuestas, ha ido perdiendo a pasos acelerados su credibi-lidad frente a la población, incluyendo a la Corte Constitucional.

Falta ver si, en las otras demandas que están andando, termina de quitarle fuer-za a la reforma al Equilibrio de Poderes y solo deja viva la parte que nadie ha demandado y la que motivó todo el es-fuerzo del Gobierno: la prohibición de la reelección.

Corte constitucional / Sigue página 6

Foto: larazon.co

Page 8: Embestida ganadera pone en aprietos a José Félix Lafaurie · de Lafaurie por Fedegán “los ganaderos colombianos somos hoy más pobres que hace más de una década y los consumi-dores

8 SEPARATA MEDIOS/ junio / 2016

Tras las motivaciones de la capitulaciónAlgunas personas manifiestan que es un despropósito afirmar que el presidente Santos, exministro de Defensa de Uribe Vélez, miembro destacado de la oligarquía, capacitado en centros educativos de prestigio internacional, exministro de otras dos carteras, etc., le va a entregar el país a los terroristas y abrirle las puertas al modelo castrochavista.

Por: Darío Acevedo Carmona / Medio: El Espectador / Fecha: 29 de mayo

Para responder a este tipo de inquietudes deberíamos tener en cuenta distintos factores: ansias de gloria y de nobel de paz, exceso de confianza, conciencia de culpa o síndrome de Estocolmo, errores de cálculo y planeación, subvaloración del peligro e incapacidad manifiesta.

No considero grave que un mandatario sueñe con pasar a la historia acordando la paz y que tras ese objetivo contemple ser distinguido con el nobel respectivo. Eso lo podemos entender como algo propio del ego burbujeante de los gober-nantes. El problema es cuando en el em-peño se pierde el sentido de realidad y de las proporciones.

El exceso de confianza, en nuestro caso, se manifiesta al pensar que las FARC ya no son un peligro y que haciendo política sin armas no obtendrán una buena repre-sentación. Tal parece que los asesores del presidente no entienden o desconocen que los marxistas-leninistas no preten-den el poder por medio de mayorías elec-torales sino agudizando la división en las clases dirigentes, la crisis social, la movili-zación de las masas, atizando el desorden y el caos institucional mientras desde los puestos conquistados hablarán como ár-bitros, veedores y supervisores exigentes.Santos no es el primero que cae en esas

redes tramposas y que se deja llevar por una ciega obsesión y exceso de confian-za. La historia mundial ilustra casos de jefes de estado que cometieron errores de cálculo o se equivocaron al medir el peligro frente a un enemigo débil en apa-riencia pero astuto.

Los rusos liderados por Kerenski abatie-ron el zarismo pero descuidaron a esos monstruos de la táctica y la estrategia que eran los bolcheviques quienes ya en el poder fusilaron asus aliados tran-sitorios. El pueblo alemán en principio se burló del partido nacional socialista acaudillado por Hitler, luego se dejaron subyugar por su discurso xenofóbico, el militarismo y la idea de la superioridad de la raza aria y vivieron un infierno. Chamberlain confió en Hitler. Los fran-ceses nunca creyeron que las tropas na-zis invadirían su país. Los cubanos derro-caron al dictador Batista a través de una amplia alianza pero dejaron el liderazgo a un dictador que luego persiguió y fu-siló a sus aliados y que aún sigue hacié-ndole inmenso daño a su pueblo. Nunca creyeron, los demócratas cubanos que la isla se iba a convertir en plataforma de la Unión Soviética. Nuestros hermanos venezolanos nunca creyeron que su-frirían la pobreza, aguantarían hambre y serían privados de sus libertades.

Subestimar el peligro puede tener conse-cuencias fatales. Es un craso error pensar que movimientos totalitarios y crimina-les representan el “Otro” excluido. A nadie sensato se le ocurriría darle un trato tal a grupos nazi, entonces, ¿por qué dárselo a comunistas armados sí es razonable? ¿No hay en ello un doble rasero?

Claro, el presidente Santos es un hombre del stablisment, pero esa condición no ha funcionado como una garantía de estar acertando en las negociaciones de paz. Se ha desmentido, ha entregado asuntos que declaró intocables, ha retrocedido en toda la línea. Al cabo de cuatro años de conver-saciones lo único seguro es que las FARC tienen todo a su favor y el país ha perdido seguridad y confianza en el proceso.

Santos y sus consejeros en vez de es-cuchar a la Oposición exigen su ple-gamiento, han desoído a la Fiscal de la Corte Penal Internacional a la prestigiosa ONG Humans Rigths Watch, a los expre-sidentes Uribe y Pastrana, al Procurador General, y más recientemente a algunos juristas que le advierten la gravedad de sus propuestas y concesiones. Hasta la Corte Suprema, silenciosa, dejó oir su voz inquieta con la idea de suplantación de la Justicia interna y de la Constitución.

El empecinamiento y la terquedad en un mandatario en franca caída en picada de

sus índices de aceptación, es una señal de alarma pues puede indicar un estado de obnubilación que le interesa más su sueño de gloria que la suerte del país.

Gobernantes de otros países amigos de Colombia, intelectuales extranjeros, funcionarios de la ONU y organismos in-ternacionales miran con buenos ojos el proceso de paz. Eso no tendría por qué preocuparnos si sus apreciaciones coin-cidieran con el estado real del proceso. Si a ellos, hipotéticamente, se les colocara en la situación de que para salvar sus países de una guerra de 50 años hubiese que suplantar la constitución, castrar el congreso y darle poderes absolutos al presidente, seguramente pensarían dos veces antes de hablar. La experiencia, por desgracia, no se vive por cuenta ajena.

Los escépticos o dudosos del entreguis-mo de Santos, al menos deben reconocer que hay elementos de juicio suficientes para reconocer que se ha equivocado y que sus yerros están desinstitucionali-zando el país. Haber exhibido en la mesa una actitud de baja autoestima respecto de nuestra democracia y justicia les dio de hecho una condición de igualdad con el Estado y los convirtió en constituyen-tes. Todo un regalazo.

URL: http://www.elespectador.com/opinion/tras-motivaciones-de-capitulacion

Diálogos sociales por la paz: ¿a qué llaman pedagogía?Por: Augusto Ibáñez / Medio: Las dos orillas / Fecha: 2 de junio de 2016

Es difícil, pero se puede, se debe lograr. Vamos en la posibilidad de pasar de la violencia irracional, a la aceptación de la paz.

Sin embargo, no es fácil cambiar la cul-tura de la violencia, de la exclusión, por los contenidos de la cultura de la paz, del sosiego doméstico, de la tranquilidad pública. Lo vemos diariamente, el cam-bio se requiere, pero ¿cómo puede ser posible, si los discursos y las actitudes son del todo enervantes en la palabra y en los hechos? Miren ustedes:

Repasando los contenidos de la dis-cusión de los diversos opinadores, pa-rece que la respuesta a la oposición o la respuesta a la mera postura diversa, no es la argumentación, el diálogo, la razón o la explicación frente a la postura diver-gente o a los interrogantes, sino el se-ñalamiento de estar en bando contrario, la desconceptualización personal y el epíteto descompuesto. Así es la cosa: un pesar.

Desde luego, señoras y señores, la res-puesta aparentemente oficial -se habla

desde el atril público, desde el cargo, desde las funciones de los servidores públicos- que se va dando a la postura diversa, se escucha como respuesta de-stemplada, como cuando dicen ‘(….) no-sotros que creemos en la paz (…)’ como si los que opinan diferente no creyesen en la paz. Una falacia. Muchos creen y creemos en la paz, pero no necesaria-mente en los mecanismos en discusión; o, no se encuentra que el camino tran-sitado sea claro; o, se presenta una fór-mula de encuentro de manera apartada a la postura “supuestamente oficial” y entrecomillo el supuestamente oficial, pues como se sabe, y así lo ha expresado el presidente de la República, nada está acordado, hasta que todo esté acordado.

Y, qué tal la postura de otro, se supone, servidor público, que, en respuesta al expresidente Pastrana, como al excon-stituyente Leyva, apunta con furia, creo, apuntillando sus argumentos, con califi-cativos fuertes y del todo fuera de argu-mentación. Sí, señoras y señores, es de-sproporcionado comparar un referendo con una elección presidencial, pues son ejercicios diferentes, momentos políti-

cos diversos; pero aún más, refiere a que son interpretaciones ‘falsas’ y, agrega, como si fuera poco, que de allí alguna afirmación resulta ‘irresponsable y men-tirosa’; vaya, vaya, me sorprende que no haya paz en la discusión, que no se pu-eda discurrir en armonía con la inclusión y la aceptación del debate, que no es una debacle; no podemos llegar al punto de que sea mejor no opinar y, que cuando se opine, como se dice ‘Dios nos tenga de su mano’. Puede que la servidora pública tenga razón, pero la razón no se impone por la fuerza, por la vía fácil del epíteto, sencillamente se debe imponer por la razón misma. Hay que aprender a dia-logar, a discurrir, a comunicar, a concitar opinión y, a no crear exclusión.

Vale el crear un ambiente que aplique el sabio adagio popular según el cual ‘de las operaciones matemáticas, me gusta más la que suma y multiplica, que la que di-vide o la que resta’.En suma, nos preguntamos si la verdad oficial debe ser impuesta. O si, por el contrario, la verdad oficial debe concitar al argumento, la discusión y el plan-teamiento de avenencia. Por supuesto,

me quedo con la segunda: considero la más democrática.

Sí, se debe crear un ambiente de avenen-cia; se debe, es necesario, si se quiere obligatorio, para alcanzar la cultura de la paz; una pedagogía, con amplio espectro de inclusión. Así es, ni más ni menos: ‘lo que enseña y educa por doctrina o ejem-plos’; y, la verdad sea dicha, visto así el estado del arte, lo que sucede: estamos bien lejos de la doctrina y, por supuesto, del ejemplo.

Entonces: ábrase el diálogo social por la paz.

La llamada o mal signada contraparte, que curiosamente no es aquí vista como la subversión o las autodefensas, sino la postura de pensamiento diverso, ha to-mado el mismo camino -se debe acep-tar-, pero en este caso, se debe llamar la atención no para que merme su postura, sino para que lo haga de forma tal, que evite el desgaste de mucho argumento que puede ser de importancia o aten-dible.

La contraparte, la verdadera contrapar-te, se encuentra en otra orilla que no es oposición, está en la orilla del secuestro, de los hechos violentos, del ataque a la libertad de prensa; esa sí es la contra-parte.

¿A qué llaman pedagogía? Sin duda, no a la que están desarrollando.