Emancipación y Sistema de Educacion Superior

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EMANCIPACIÓN Y SISTEMA DE EDUCACION SUPERIOR Comisión de Educación Superior En general, somos universitarios los que hablamos y escribimos sobre la Universidad. Y la pasión y el amor que tenemos por esa institución, en la que muchos hemos estado largos años de nuestras vidas, nos ha marcado en lo más profundo. No sólo lo ha hecho en nuestros conocimientos sino también en nuestros valores, lo que nos lleva, más a menudo de lo que creemos, a analizarla unilateralmente desde su lógica interna, lógica que en demasiadas ocasiones naturalizamos como si alguno de sus rasgos no fueran una creación humana, amlatina.jpghistóricamente determinada, como ocurre con todas las actividades, sino algo natural, con objetivos siempre iguales a si mismos, con mecanismos intocables, con conceptos definidos de una vez y para siempre. Así hablamos de la cátedra, del Departamento, del papel de los egresados en el gobierno universitario, etc. Más aún, terminamos usando una jerga de iniciados, como si la Universidad se encontrara más allá de los rasgos y las características de tantas instituciones que se estructuran y desestructuran en las sociedades. Así nos sorprendemos cuando escuchamos críticas de quienes ya no concurren a la Universidad porque ya están en la vida profesional, o porque no se recibieron y también de tantos que nunca pisaron sus "claustros" para decirlo con otro término consagrado. Nos escandalizamos frente a quienes desacralizan este ámbito señalando falencias, problemas y limitaciones, rompiendo el esquema de pensar a la Universidad desde su dinámica interna, tratando de reinsertar críticamente su significado y su rol a lo largo de la historia argentina. Nuestro país y, por ende, nuestro sistema de educación superior, ha atravesado momentos muy disimiles. Y la relación que la Universidad ha tenido con la sociedad y el Estado también ha reconocido diferentes signos. En algunos momentos ha acompañado procesos históricos, de diferente contenido, por cierto. En otros, la Universidad se ha mantenido distante de lo que sucedía en la Nación. Incluso se ha posicionado definidamente en contra de los rasgos principales que mostraba la sociedad. En ocasiones, política emancipatoria y universidad han sido sinónimos; pero en otras no ocurrió lo mismo. Incluso, a veces progresismo y emancipación constituyeron voces discordantes. En ciertas circunstancias, los sucesos universitarios siguieron a los eventos nacionales; en otras los precedieron. Por ejemplo, en 1918 el levantamiento de los estudiantes cordobeses por una universidad que incorporara elementos científicos, modernos y democráticos fue posterior, y acompañó la democratización simbolizada

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EMANCIPACIN Y SISTEMA DE EDUCACION SUPERIOR

EMANCIPACIN Y SISTEMA DE EDUCACION SUPERIOR

Comisin de Educacin Superior

En general, somos universitarios los que hablamos y escribimos sobre la Universidad. Y la pasin y el amor que tenemos por esa institucin, en la que muchos hemos estado largos aos de nuestras vidas, nos ha marcado en lo ms profundo. No slo lo ha hecho en nuestros conocimientos sino tambin en nuestros valores, lo que nos lleva, ms a menudo de lo que creemos, a analizarla unilateralmente desde su lgica interna, lgica que en demasiadas ocasiones naturalizamos como si alguno de sus rasgos no fueran una creacin humana, amlatina.jpghistricamente determinada, como ocurre con todas las actividades, sino algo natural, con objetivos siempre iguales a si mismos, con mecanismos intocables, con conceptos definidos de una vez y para siempre. As hablamos de la ctedra, del Departamento, del papel de los egresados en el gobierno universitario, etc. Ms an, terminamos usando una jerga de iniciados, como si la Universidad se encontrara ms all de los rasgos y las caractersticas de tantas instituciones que se estructuran y desestructuran en las sociedades. As nos sorprendemos cuando escuchamos crticas de quienes ya no concurren a la Universidad porque ya estn en la vida profesional, o porque no se recibieron y tambin de tantos que nunca pisaron sus "claustros" para decirlo con otro trmino consagrado. Nos escandalizamos frente a quienes desacralizan este mbito sealando falencias, problemas y limitaciones, rompiendo el esquema de pensar a la Universidad desde su dinmica interna, tratando de reinsertar crticamente su significado y su rol a lo largo de la historia argentina.

Nuestro pas y, por ende, nuestro sistema de educacin superior, ha atravesado momentos muy disimiles. Y la relacin que la Universidad ha tenido con la sociedad y el Estado tambin ha reconocido diferentes signos. En algunos momentos ha acompaado procesos histricos, de diferente contenido, por cierto. En otros, la Universidad se ha mantenido distante de lo que suceda en la Nacin. Incluso se ha posicionado definidamente en contra de los rasgos principales que mostraba la sociedad. En ocasiones, poltica emancipatoria y universidad han sido sinnimos; pero en otras no ocurri lo mismo. Incluso, a veces progresismo y emancipacin constituyeron voces discordantes. En ciertas circunstancias, los sucesos universitarios siguieron a los eventos nacionales; en otras los precedieron. Por ejemplo, en 1918 el levantamiento de los estudiantes cordobeses por una universidad que incorporara elementos cientficos, modernos y democrticos fue posterior, y acompa la democratizacin simbolizada por la ley Senz Pea de 1912 y el ascenso de la Unin Cvica Radical al gobierno.

De ah que una perspectiva sobre el papel del sistema de educacin superior debe tener en cuenta necesariamente el mundo sociopoltico con el que se relaciona. Y este ao 2008 ha sido pletrico en acontecimientos. La crisis econmica mundial, con el sufrimiento que va a significar para todos, pero en particular para los ms dbiles, tambin tendr como correlato el cambio de los ejes del pensamiento poltico: el mercado ya no ser ese sabio infalible del que nos hablaba Neustadt, la exigencia de normas incluso para los ms poderosos ser una necesidad. Pero que de esta encrucijada salgan polticas que favorezcan sistemticamente a los de abajo, est por verse y ello depender como siempre de la fuerza poltica que pueda estructurarse con este objetivo.

Y ello tambin es vlido para nuestro pas. El parteaguas que significaron los intentos de incrementar las retenciones a las exportaciones de granos, la nacionalizacin de Aerolneas y, por fin, la recuperacin del sistema de reparto para las jubilaciones, son hechos que prefiguran una discusin prctica sobre un modelo de acumulacin y distribucin ms apto y ms justo. Sin embargo, estos tres temas han tenido sus antecedentes desde 2003. Un tipo de cambio favorecedor de las exportaciones y de la reindustrializacin, un fuerte hincapi en la recuperacin del empleo, con un incremento sustancial de la economa formal, disminucin de la indigencia y de la pobreza, sindicalizacin creciente, pasos en la direccin de la distribucin del ingreso, supervits fiscal y de la cuenta corriente, incremento de las reservas en el Banco Central, ruptura de la ligazn con el Fondo Monetario, control de la especulacin financiera, son algunos de los elementos que van configurando, al menos como esbozo, un esquema distinto para los argentinos.

Qu relacin ha de tener el sistema de educacin superior con este diseo incipiente de pas? Obviamente, el vnculo actual es tributario de lo acontecido en las ltimas dcadas. Ingreso sin restricciones, nmero limitado de universidades, mucha desercin, fuerte desgranamiento, duracin largusima de las carreras, y muchas otras virtudes y defectos. Pero cualquiera de los rasgos que tomemos, tendr importancia y signo positivo o negativo en sintona con lo que estemos proponiendo. Y el desafo que hoy se impone a nuestro sistema de educacin superior es generar una perspectiva cultural alternativa a la que todava reina dentro y fuera del mismo.

Una perspectiva emancipatoria de la educacin. No slo una revolucin pedaggica, no slo un cambio didctico, no slo modificaciones instrumentales, sino una configuracin cualitativamente diferente a la actual. Ello implica cambios ticos, estticos, funcionales, de compromiso social y poltico. Ello supone una relacin distinta entre sociedad y universidad. Una articulacin diferente entre la educacin superior y la educacin bsica. Debemos pensar el futuro de nuestro sistema de educacin superior en el marco de construir un futuro distinto para los argentinos.

La Argentina apenas est saliendo de la crisis del 2001 y ahora ser vctima de la recesin mundial que asoma con toda fuerza en los pases centrales y comienza a despuntar en la periferia. Como universitarios, cmo podemos aportar a un pas ms justo, ms independiente, ms soberano, ms solidario con los pases en posiciones anlogas al nuestro? Responder a esta pregunta supone poner en cuestin posiciones cerradamente corporativas, propuestas centradas en los intereses estrechos de profesores elitistas; No es dable seguir aceptando que el grueso de la actividad recaiga sobre los hombres de los auxiliares docentes sin una contraprestacin en prestigio y salario que corresponda con la responsabilidad asumida; No debemos someternos a la cuantificacin de las actividades sin otro tipo de ponderaciones, a la presunta calidad sin pertinencia ni compromiso, al elitismo que slo esconde intereses particulares.

Abrir las puertas de la educacin superior es tambin aprender de los que estn afuera, escuchar sus insatisfacciones, sus anhelos por relacionar conocimiento y prctica, esforzarnos porque el ingreso irrestricto no sea slo una bandera que se desvirta con curriculas expulsivas, estructuras curriculares pensadas desde el limbo de las lites, que hacen el juego liberal a la demanda de ciertas profesiones y no contemplan las necesidades de nuestro futuro.

Estamos en un momento histrico crucial. La democracia est asentada, pero la discusin poltica carece de la profundizacin necesaria. Los medios se aferran a esquemas primitivos de pensamiento, muchas redes sociales estn rotas, ms que el individualismo en ocasiones prima el desconcierto y la anomia. Los universitarios podemos dar cuenta de esta situacin. Para ello tenemos que empezar por cuestionar las estructuras largusimas, de 8 aos y ms para recibirse, con la estafa que ello supone dado que se llega a la graduacin en licenciaturas con elementos que en el resto del planeta suponen maestras. Por cierto que la altsima proporcin de desercin se relaciona con este hecho, al privar a miles de estudiantes de la alternativa de ttulos intermedios. A pesar del crecimiento vertiginoso del conocimiento, el modelo profesionalista inalterado a lo largo de dcadas mancha y sesga la posibilidad de una educacin superior transformadora. Algunos hablan del anarquismo organizado, pero muchas veces la universidad es ms parecida a un feudalismo clientelstico, con seores anquilosados en sus castillos, rodeados de fosos, y un squito dispuesto a todos los elogios para seguir ostentando sus pequeas ventajas, la mera auto reproduccin de menguados privilegios. Para impulsar una profunda transformacin nacional es necesaria una profunda transformacin del sistema de educacin superior, que supere incluso al progresismo retrico y apunte a una decidida senda emancipatoria.

Algunos temas ineludibles.

Como dijimos, la altsima desercin es un problema gravsimo que debe ser abordado en sus diferentes dimensiones. En el plano socioeconmico a travs del establecimiento de convenios que hagan posible la media jornada de trabajo para muchos estudiantes y polticas de becas, en lo pedaggico a travs de sistemas de enseanza que pongan en el centro al estudiante (tutoras a cargo de estudiantes de aos avanzados, por ejemplo), en lo curricular atendiendo a que los ciclos remitan a las prctica reales de las posibilidades de enseanza, a la duracin de las carreras, reconociendo las modificaciones que en el plano mundial tiene la acumulacin de conocimiento. El dato al que nos enfrentamos y que tenemos que modificar es que apenas 18 o 19% de los ingresantes terminan su carrera, lo cual en definitiva torna falaz al principio del ingreso irrestricto: todos podrn entrar, muy pocos podrn continuar y muchos menos terminar. Las opciones pueden ser mltiples: cursos de ingreso, tutoras, flexibilidad de programas, una nueva concepcin de los ciclos, educacin a distancia, etc.

La modificacin del perfil excesivamente profesionalista tambin es prioritaria. Las ingenieras y las tecnologas son orientaciones a estimula en funcin de nuestras necesidades futuras. Deberamos preguntarnos qu carreras necesitamos. No se trata de suprimir las carreras profesionales, sino de contar con alguna herramienta que permita incidir en la proporcin que cada perfil de egresado (profesionalista, generalista, tecnlogo, acadmico) ocupa. La sobrerrepresentacin que tienen los profesionales en el total de egresados termina deformando todo el sistema universitario. Por otro lado, si de verdad estamos apostando a construir un pas con un desarrollo industrial propio es urgente multiplicar (geomtricamente si se quiere) la matrcula y los egresados de las ingenieras y otras carreras afines. Junto con esto, sera importante contemplar la posibilidad de concebir polticas activas que desestimulen las clsicas carreras de Abogaca o Contador.A la vez, la formacin general de todos y cada uno de los estudiantes constituye un imperativo en una poca donde la especializacin temprana es sinnimo de analfabetismo en la edad madura. Habra que hacer un fuerte hincapi en una formacin general en un primer tramo de todas las carreras. No slo por la debilidad con la que llegan los egresados de la educacin bsica sino porque la tan mentada sociedad del conocimiento requiere, para poder vivir en ella, del manejo de habilidades y conocimientos previos desde los cuales poder continuar aprendiendo, buscar informacin, crear pensamiento crtico. Gran parte del conocimiento acumulado en los ltimos tiempos est disponible en los medios electrnicos; pero, a menos que sepamos sobre lgica, idiomaspinos.jpg, historia o metodologa, no podremos aprovechar esa sabidura. Junto a esto, debe ser parte de una curricula bsica los elementos que permitan desentraar lo que se encuentra en nuestras races nacionales o regionales y que deben acompaar y orientar el conjunto de la formacin.

El compromiso de la universidad con la formacin en el nivel secundario es la primera y ms urgente forma de relacionarnos de una manera imprescindible con las necesidades sociales. Movilizar las potencialidades de los estudiantes ayudando a tcnicas de aprendizaje, a comprensin de textos, a visualizar la importancia de la educacin, conforman pasos pequeos pero decisivos para mejorar la situacin de una educacin bsica que muchas veces supera las posibilidades de los maestros y profesores del secundario.

Propender a convertir a lo que en la actualidad conocemos como Voluntariado en una actividad obligatoria de todos los planes de estudio es tambin un modo no slo en que el aprendizaje universitario se enriquece sino que coadyuva a modificar la relacin entre una juventud que, dadas sus caractersticas socioeconmicas, puede acceder a la educacin superior, y el resto de los sectores populares que no tienen igual posibilidad. La articulacin de esta orientacin con lo que en la actualidad se concibe como Extensin, deber apuntar en el mismo sentido.

Necesitamos docentes para llevar adelante este tipo de educacin. Necesitamos mejorar la calificacin y la dedicacin de los docentes: De una parte debe llamarnos la atencin que en Argentina egresen 700 doctores por cada 10.000 que lo hacen en Brasil, aunque esto se relaciona con la muy diferente concepcin en cuanto a la duracin de los ciclos en cada pas. Ms y mejores becas sera una de las herramientas con las que habra que contar; no obstante, la expansin del posgrado depender de cmo se desarrolle la duracin del grado (que en la actualidad oscila entre los 6 y los 8 aos), apuntando entonces a que al menos los ciclos de maestra sean tambin gratuitos. La falta de docentes con el mximo grado acadmico es consecuencia de estos desfasajes. Por otro lado, deberemos ocuparnos de reordenar las dedicaciones que tienen los docentes. Se requieren ms docentes full time que puedan articular de manera virtuosa la docencia, la investigacin y la formacin de recursos.Por ltimo, y teniendo en cuenta estas prioridades, debemos impulsar una reforma poltica para dotar a las instituciones de estructuras de poder que permitan gestionar y gobernar a las universidades. Se debera tender a instituir el voto directo ponderado. Asimismo, habra que diferenciar los derechos polticos y la carrera acadmica, que no exista la reeleccin indefinida, que se diferencien los organismos colegiados de los organismos unipersonales de ejecucin, que se asegure un cupo para las mujeres (sorprende la escasa proporcin de mujeres que ocupan cargos de rector o decano en relacin con la importancia que las mujeres tienen en otros espacios de gestin, administracin o poder de otros mbitos).

En las puertas de una nueva ley universitaria, debemos recordar algunas cuestiones sencillas. En educacin, cualquier accin del presente modifica necesariamente el futuro, pero muy en el largo plazo. Las orientaciones que debatimos hoy incidirn en la formacin de las futuras generaciones y en el ejercicio profesional, acadmico o cientfico de las siguientes. Por eso el rol del estado es clave: si la Argentina sigue creciendo como lo viene haciendo en los ltimos aos es de esperar que la matrcula educativa contine en expansin. No se puede dejar que las "fuerzas del mercado", el libre juego de oferta y demanda educativa organice ese crecimiento. El estado, como articular de intereses, podr ser quien oriente el crecimiento, lo regule asegurando calidad y pertinencia, defina carreras prioritarias y estimule el desarrollo particular de determinadas disciplinas para beneficio futuro de toda la nacin. En ese sentido, un Consejo de Planificacin de la Educacin Superior, a la que concurran tanto los estamentos universitarios, incluidos por supuesto, los estudiantes, como las propias fuerzas polticas con representacin, se hace imprescindible. Esa mirada del todo y del futuro debe estar inscripta en la nueva ley de educacin. La imprescindible autonoma universitaria tiene su correlato en la responsabilidad de nuestros universitarios para con nuestro pas.La discusin que envuelve hoy sobre el futuro educacional, sobre el papel del sistema de educacin superior, es a la vez la discusin sobre el futuro argentino y su papel en Amrica Latina. Ambas discusiones tienen todo en comn y sus especificidades apenas son modos de expresin en problemticas diferenciadas. De ah que esta preocupacin fundamental debe involucrar no slo a la comunidad universitaria sino a toda la sociedad y, en particular a quienes tienen una relacin especial con la produccin y la difusin de la cultura. Slo as podr crear el consenso suficiente, en la universidad y en la sociedad misma, que su razn de ser debe estar en funcin de su aporte al destino del pas, de Amrica Latina y del mundo.