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No han perdido un ápice de la energía con la que se dedicaron a crear y de- sarrollar Emakunde. Hablan con pasión y entusiasmo de lo que fue poner en marcha la institución que hoy sigue el mismo sendero que quedó trazado por sus dos pioneras: Txaro Arteaga Ansa e Itziar Fernández Mendizabal. Juntas hicieron frente a muchas incom- prensiones y resistencias que hoy, -en muchos casos, pero no en todos- , resul- tarían anacrónicas. Volvemos, ahora, al mismo escenario en el que se vieron por primera vez. Txaro e Itziar se conocieron hace 25 años en la sede de Herri Irratia; desde ese histórico lugar comienzan a rememorar, con contundencia, los ini- cios de ese intenso trabajo que fue dar vida al Instituto Vasco de la Mujer. I: Fuimos valientes y temerarias. T: Es que si no lo hubiéramos sido no ha- bríamos empezado con el Instituto. I: Porque decíamos lo que pensábamos y éramos consecuentes. Acostumbradas a trabajar en equipo, a expresarse en un continuo diálogo, la entrevista se teje con las declara- ciones de ambas, que intervienen sin pedirse la palabra y decididas a de- mostrar que dos voces conforman un mejor relato. T.: No teníamos nada más que un papel, el Decreto de Creación de Emakunde que decía una cosa tan amplia como que era un Organismo que tenía que conseguir la igualdad real y efectiva en- tre hombres y mujeres. I.: Teníamos la ley y tu nombramiento, nada más. Pero nosotras nos apoyamos en mujeres feministas, con mucho cri- terio y mucho bagaje intelectual. T.: De todo el mundo, porque si nosotras acertamos en algo fue en estar siempre con la antenas puestas. Nosotras íbamos a conocer qué se estaba haciendo por el mundo que pudiéramos aprovechar. I.: Nosotras acudíamos allí donde había experiencias nuevas, íbamos a mirar, a contactar con ideas, personas… T.: Lo que hemos hecho durante todos estos años es armar ideológicamente el feminismo institucional con los femi- nismos que hay en el mundo. Nosotras nos alimentamos de todos esos conoci- mientos. I.: Así es como se construye el pensa- miento, porque al final pocas cosas se inventan, son pensamientos que están confluyendo y al final formulas algo que parece mágico, pero no, y para noso- tras eso fue clave. T.: Pero no se puede entender Emakun- de si no se sitúa en la historia, es un eslabón más de la historia del femi- nismo, de la lucha de las mujeres por su libertad. Emakunde es un logro del feminismo que consiguió poner en las agendas públicas las demandas del EMAKUNDE 01 TXARO ARTEAGA E ITZIAR FERNáNDEZ Texto Bertha Gaztelumendi Fotografías Karlos Corbella “Emakunde es un logro del feminismo”

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No han perdido un ápice de la energía con la que se dedicaron a crear y de-sarrollar Emakunde. Hablan con pasión y entusiasmo de lo que fue poner en marcha la institución que hoy sigue el mismo sendero que quedó trazado por sus dos pioneras: Txaro Arteaga Ansa e Itziar Fernández Mendizabal.

Juntas hicieron frente a muchas incom-prensiones y resistencias que hoy, -en

muchos casos, pero no en todos- , resul-tarían anacrónicas. Volvemos, ahora, al mismo escenario en el que se vieron por primera vez. Txaro e Itziar se conocieron hace 25 años en la sede de Herri Irratia; desde ese histórico lugar comienzan a rememorar, con contundencia, los ini-cios de ese intenso trabajo que fue dar vida al Instituto Vasco de la Mujer.

I: Fuimos valientes y temerarias.

T: Es que si no lo hubiéramos sido no ha-bríamos empezado con el Instituto.

I: Porque decíamos lo que pensábamos y éramos consecuentes. Acostumbradas a trabajar en equipo, a expresarse en un continuo diálogo, la entrevista se teje con las declara-ciones de ambas, que intervienen sin pedirse la palabra y decididas a de-mostrar que dos voces conforman un mejor relato. T.: No teníamos nada más que un papel, el Decreto de Creación de Emakunde que decía una cosa tan amplia como que era un Organismo que tenía que conseguir la igualdad real y efectiva en-tre hombres y mujeres.

I.: Teníamos la ley y tu nombramiento, nada más. Pero nosotras nos apoyamos

en mujeres feministas, con mucho cri-terio y mucho bagaje intelectual.

T.: De todo el mundo, porque si nosotras acertamos en algo fue en estar siempre con la antenas puestas. Nosotras íbamos a conocer qué se estaba haciendo por el mundo que pudiéramos aprovechar.

I.: Nosotras acudíamos allí donde había experiencias nuevas, íbamos a mirar, a contactar con ideas, personas…

T.: Lo que hemos hecho durante todos estos años es armar ideológicamente el feminismo institucional con los femi-nismos que hay en el mundo. Nosotras nos alimentamos de todos esos conoci-mientos.

I.: Así es como se construye el pensa-miento, porque al final pocas cosas se inventan, son pensamientos que están confluyendo y al final formulas algo que parece mágico, pero no, y para noso-tras eso fue clave.

T.: Pero no se puede entender Emakun-de si no se sitúa en la historia, es un eslabón más de la historia del femi-nismo, de la lucha de las mujeres por su libertad. Emakunde es un logro del feminismo que consiguió poner en las agendas públicas las demandas del

EMAKUNDE 01

TxArO ArTEAgA E ITzIAr FErNáNDEzTexto Bertha gaztelumendi

Fotografías Karlos Corbella

“Emakunde es un logro del feminismo”

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movimiento feminista. Surge de la Con-ferencia Mundial de Nairobi que esta-bleció como estrategia la creación de Organismos que trabajaran desde los propios gobiernos. Y el nuestro fue uno de los primeros, junto con el catalán y el de Madrid. Luego nacerían otros más.

El trabajo en equipo ha sido algo inhe-rente a Emakunde desde el principio. Sin ir más lejos vosotras dos habéis con-formado un equipo compacto…I.: En nosotras, confluyó una cosa. Dos personas, que no nos conocíamos, con una carácter diferente, que yo creo que ha sido la virtud de nuestros 11 años jun-tas; somos diferentes y complementa-rias con un objetivo común. Teníamos ese impulso.

T: No sólo era ilusión sino que teníamos ideales y yo creo que hay que reivindi-carlo porque es lo que yo no veo en la gente joven de ahora. Teníamos idea-les, creíamos que podíamos cambiar el mundo, creíamos que podíamos cam-biar las cosas y por eso nos comprome-timos.

I.: Fueron cosas que fueron surgiendo de nuestra propia impronta, de lo que no-sotras éramos,-una mujer que era muy implicada en el mundo de los medios de comunicación que era Txaro y otra, que era yo muy implicada en el mundo labo-ral y sindical. Ahí hubo dos pilares clarísi-mos y ese continuo estar con las antenas puestas fuera y dentro. Dentro del go-bierno este era un tema complicado… Es más, nos sacaban chistes...

T.: Nos decían: ¿esto para qué sirve?

I.: No podíamos vencer, teníamos que convencer

Pero las complicaciones las afrontabais con mucho humor, ¿no?I.: Mucho, mucho.

T.: En medio de todo lo pasábamos bien, trabajando mucho.

I.: Y yo subrayo lo del equipo pero también el modelo. Emakunde nace con una virtud de la ley, que es que está adscrita a Lehendakaritza, que de-pende directamente del Lehendakari.

Eso lo tuvimos que defender con uñas y dientes.

El modelo de instituto fue toda una apuesta con mayúsculas, ¿una decisión arriesgada?T.: Muy pronto tuvimos que tomar de-cisiones estratégicas, y una de ellas fue tener claro que no queríamos ser un instituto asistencial. No fue fácil porque en ese momento no teníamos referen-tes. En el mundo se acababan de crear estos organismos y se pensaba que su labor era mayormente asistencial; sin embargo, nosotras apostamos por otra vía, más complicada, pero lo que a lar-go plazo tiene que dar respuestas a la situación de desigualdad. Consistía en que cada institución debía de ser capaz por sí sola de llevar adelante las polí-ticas. Siendo un organismo de impul-so no es fácil ver lo que haces pero sí haces que quienes tengan las compe-tencias se formen y hagan las políticas correspondientes.

I.: Yo creo que tomamos dos decisiones estratégicas acertadas. Primero, que el Instituto tenía que ser un organismo horizontal y de impulso de políticas pú-blicas y, segundo, que debía ser insti-tucional y en ningún momento debía ni suplantar ni sustituir a lo que había en la sociedad civil. ¿Y qué hicimos? Im-pulsamos a la administración vasca en sus tres niveles: gobierno, diputaciones y ayuntamientos. También a las y los en-señantes, hicimos no sé cuántos cien-tos de seminarios en todos los ámbitos y, por supuesto, a las asociaciones de mujeres subvencionando sus activida-des, aunque fueran macramé, a condi-ción de que hicieran formación.

Dos logros importantes: el impulso de las políticas de igualdad en la adminis-tración, -en este momento no hay ad-ministración que se precie que no tenga agentes de igualdad- y por otra parte, impulso a la sociedad civil. Formamos en el seno de Emakunde un órgano de consulta, al que le dimos competencias de calado y de ahí han surgido asocia-ciones de mujeres que han sido capa-ces de dar el salto...

T.: De hacer macramé a cuestionarse su vida, ¡el mundo!

Hay una cosa que hay que decir, lo que yo llamo el núcleo duro de Emakunde; nosotras tuvimos la suerte de que ese grupo fuera muy bueno, competente, dedicado, yo me tiro de los pelos cuan-do dicen que en la Administración no se trabaja, porque en Emakunde trabaja-ba todo el mundo muchísimo, además fueron personas comprometidas con la causa...

Yo suelo decir que todo el mundo no vale para todo, pero lo importante es obtener de cada persona lo bueno que tiene, el cesto que hicimos con los mim-bres que teníamos es bueno y ahora lo digo sin ningún pudor porque fuimos audaces, comprometidas...

I.: Con absoluta libertad personal que mucha gente no tiene, porque Txaro tenía la radio por detrás, tenía su mun-do, su vida, no necesitaba a Emakunde y yo tenía mi puesto de funcionaria al que volví tranquilamente. Me refiero a que teníamos la libertad de que podíamos marcharnos en cualquier momento.

T: Y sumar en todo momento, cuando estás haciendo un camino y vas hacia algo tienes que sumar; también es cier-to que está quien intenta restar, pero no puedes detenerte en ese tipo de cosas, en agravios, etc. Tienes que seguir ade-lante y seguir trabajando con quien se quiera sumar.

I.: Yo creo que efectivamente sumamos y las antenas fueron algo fundamental, más la sensibilización social que hici-mos... y otro éxito fue el nombre.

T.: Teníamos varios nombres pero noso-tras queríamos que sonara a euskaldun y que no se nos confundiera con otros institutos.

I.: Porque somos abertzales, que tam-poco es baladí.

T.: Eso es, tampoco es baladí. Es decir, las dos somos mujeres abertzales. La idea del llamarlo Emakunde fue de Patxi Al-tuna.

Vuestro empeño nunca abandonó su cometido esencial, la de ir al corazón de las relaciones entre mujeres y hombres

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para hacerlas más justas. Una cuestión fundamental era sensibilizar a la socie-dad sobre los desequilibrios generados a consecuencia del reparto del trabajo en función del sistema sexo-género. Así surgió Sorkunde... (Una serie de viñe-tas firmadas por Forges que ponían de manifiesto las contradicciones de ese reparto de trabajo que, groso modo, si-túa a las mujeres al frente de las tareas domésticas y del cuidado de la familia, y a los hombres en el terreno público, de más y mayores oportunidades, tra-bajando fuera de casa.)T.: Sorkunde fue otro éxito. Había que transmitir las ideas en clave de humor, porque nosotras ya sabíamos por la formación que desarrollábamos que era complicado transmitir el mensaje feminista; además de las resistencias, es un conocimiento que exige estudio, trabajo, debate... Temíamos que la gen-te de la calle no entrara, y pensamos que en clave de humor sería más fácil hacer llegar esos mensajes. Yo tenía en mi cabeza a Mafalda, pero obviamente no se podía..., sin embargo, tirando de ese hilo..., y como tantas veces, reu-niéndonos alrededor de esa mesa que teníamos en Emakunde de la que han surgido tantas y tantas ideas e iniciati-vas, llegamos hasta Forges.

I.: Así fue como creamos Sorkunde con el talento de Antonio Fraguas y con nuestras ideas. Yo creo que Sorkunde fue otro hito que saco la corresponsabi-lidad al debate público, a la calle.

La defensa de los derechos de las mu-jeres no es una tarea sencilla, hay que contar con las resistencias, oposiciones e incomprensiones, ¿fueron muchos los momentos difíciles?T.: Hemos estado muchas veces en el disparadero. Habido muchos mo-mentos difíciles en Emakunde pero yo me acuerdo de una vez que, como respuesta a las cuestiones que me planteaban dije: a mí me habéis nom-brado para defender los intereses de las mujeres y si yo no defiendo esos intereses yo no estoy cumpliendo para aquello que me habéis nombra-do, por lo tanto sería desleal hacia la institución y no puedo serle desleal, así que yo tengo que hacer lo que

creo que corresponde a la defensa de las mujeres.

Por otra parte, como ejemplo te diré que ha sido necesario el trabajo de 15 años para hacer una ley, eso te indica las resistencias que ha habido. Crean-do estructuras, planes de igualdad, etc. que nos han llevado hasta la ley.

La representación y participación de las mujeres en todos los ámbitos para alcanzar mayores cotas de igualdad en la sociedad sigue siendo el caba-llo de batalla. Ahora bien, siempre se ha pensado que una representación política equilibrada entre mujeres y hombres, nos llevaría a conseguir una masa crítica favorable que impulsaría avances importantes y notables, en cambio, la experiencia nos dice que no es así...T.: En el ámbito político, la participación de las mujeres no garantiza per se una labor hacia las mujeres, pero aún así tienen que estar, siempre lo hemos de-fendido.

I.: Coincido con eso, ser mujer no es ga-rantía de que te hayas revisado, es más, somos transmisoras de esos valores por-que nos ocupamos de la familia. Tam-poco las ideologías son etéreas, no es lo mismo ser de derechas que de izquier-das, porque en un sistema de derechas normalmente no se está cuestionando el status quo social y en esa medida, no se cuestionan unos temas que el feminismo necesariamente tiene que demostrar y trabajar. En el caso de las ideologías de izquierdas es probable que sí, pero te puedes encontrar con mujeres perfecta-mente masculinas, y esto es género. Por lo tanto, la participación de las mujeres no es garantía para la igualdad, se trata de hacer justicia.

T.: La causa de las mujeres es una cues-tión de justicia, el principio de igualdad es justo el sustrato. Nosotras siempre hemos equiparado, en aquel momento por lo menos, el tema de la igualdad a la justicia social.

I.: Y creo que las dos venimos de la misma cultura, de un núcleo que tenía sensibilidad hacia la justicia social. Por

eso también decíamos que este no es un tema de hombres y mujeres, sino de justicia social, por lo tanto nos compe-te tanto a hombres como a mujeres y nosotras tuvimos hombres progresistas que se involucraron, porque sin la mi-tad de la población no tienes nada que hacer.

T.: Las relaciones entre hombres y mu-jeres son relaciones de poder. El sistema de género es un sistema de relaciones de poder y en esto soy muy pesimista. El poder siempre significa violencia y desde luego, mientras no consigamos las mujeres una masa crítica suficiente para darle el vuelco, los que tienen el poder no nos lo van a permitir.

Esto se ve claramente en los temas de violencia contra las mujeres, mientras las mujeres vayan consintiendo más o menos... pero cuando verdaderamente llega el momento en el que su poder se ve amenazado, las liquidan. Esto es lo mismo. Entonces mi propuesta es crear otro carril diferente del que nos hacen transitar y dejar de lado ese carril por-que nos asimilan.

Sin embargo todo este trabajo que se hace permite que muchas mujeres me-joren su vida, y puede que consigamos cambiar, soy pesimista, pero muy des-pacio va cambiando, tenemos que tener en cuenta que cambiar el disco duro es muy difícil. La educación que recibimos y la transmisión de valores que recibi-mos siguen siendo patriarcales, y esto aún es más complicado.

A nosotras mismas nos pasa, es decir, en nosotras mismas viven: lo que nos sale del disco duro cuando nos aprietan y el progresismo aprendido, lo interio-rizado... convivimos con ambas cosas. Sin embargo hay que seguir trabajan-do porque mejora la vida de hombres y mujeres.

I.: Este tema va ligado a la situación so-cial y los cambios sociales van muy len-tos, pero hay gente comprometida, y va habiendo cambios, pienso que también va a ver hombres más revisados, creo que les viene más dado, se les ha edu-cado de otra manera.