Eloy Alfaro Delgado, vida y obra

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Eloy Alfaro José Eloy Alfaro Delgado (Montecristi, Ecuador, 25 de junio de 1842 - Quito, Ecuador, 28 de enero de 1912) fue Presidente de la República del Ecuador en dos ocasiones en períodos que comprenden entre 1897 a 1901 y 1906 a 1911, general de División del Ejército del Ecuador desde 1895 y líder de la revolución liberal ecuatoriana (1895 - 1924). Por su rol central en las batallas de la revolución y por haber combatido al conservadorismo por casi 30 años, es conocido como el Viejo Luchador. Alfaro inició su lucha contra los conservadores católicos desde los años 60 del siglo XIX, la fuerzas revolucionarias lo nombraron Jefe Supremo de las provincias de Manabí y Esmeraldas, durante su rebelión en febrero de 1883, rebelión que terminó el 11 de octubre del mismo año cuando fue organizado un gobierno provisional que res- tauró el conservadurismo en el poder. El 5 de junio de 1895, el pueblo de Guayaquil se pronun- cia en contra del presidente interino Vicente Lucio Sa- lazar y lo nombra Jefe Supremo, por lo que Eloy Alfaro vuelve al país desde el destierro en Panamá y se da inicio a la Revolución liberal y a una corta guerra civil con la que conquista el poder. El 17 de enero de 1897 es nombrado Presidente Constitu- cional hasta el 1 de septiembre de 1901, con lo cual entre sus principales logros estuvo la separación entre iglesia y Estado. Después de su primer gobierno, apoyó a su suce- sor, Leónidas Plaza Gutiérrez, pero poco tiempo después surgieron diferencias entre ambos. Se opuso contra el go- bierno de Lizardo García el 1 de enero de 1906 y a pocos días, el 17 de enero, se proclama Jefe Supremo y gobernó hasta el 12 de agosto de 1911. En el segundo período de gobierno de Alfaro se realizaron varios cambios, entre los cuales consta la legalización del divorcio, la construcción de numerosas escuelas públicas, se instauró la libertad de expresión, se instituyó el laicismo, el derecho a la educa- ción gratuita, así como el matrimonio civil. Sin embargo, se considera como el mayor logro de este período el ha- ber finalizado la construcción del Ferrocarril Transandino que unió las ciudades de Guayaquil y Quito. Esto ayu- dó a la creación de la empresa ferrocarrilera dirigida por el empresario quiteño Marco Antonio Benavides; que se convirtió, años después, en la mano derecha de Eloy Al- faro. Después del cese de sus funciones, durante el gobierno de Emilio Estrada Carmona, Alfaro cuestionó severamente la administración del Presidente y pronto los coidearios de Alfaro, empezaron a organizar una serie de subleva- ciones militares. Alfaro fue desterrado a Panamá durante el gobierno interino de Carlos Freile Zaldumbide. El 4 de enero de 1912 volvió al país y pronto se propuso dia- logar con el Gobierno, sin embargo, el general Leónidas Plaza lo encarceló. El 28 de enero de 1912, un tumulto de personas en Quito ingresaron a la cárcel donde esta- ban detenidos Alfaro, sus familiares, y amigos, y después de un linchamiento, arrastraron los cuerpos de los líderes liberales por las calles de Quito hasta el parque El Ejido donde finalmente los incineraron. Se considera que su legado más importante fue la defensa de los valores democráticos, la unidad nacional, la inte- gridad territorial del Ecuador, el laicismo, la moderniza- ción de la sociedad ecuatoriana, la educación el sistemas de transporte y comunicación. La Escuela Superior Militar del Ejército ecuatoriano lleva su nombre, el buque insignia de la Escuadra Naval, múl- tiples avenidas, instituciones educativas militares (cole- gios, escuelas y academias), parques y plazas en todo el Ecuador. Alfaro es considerado en la historia del Ecua- dor como uno de los caudillos más sobresalientes y con mayor impacto en la vida del Ecuador. 1 Biografía 1.1 Primeros años José Eloy Alfaro Delgado nació el 25 de junio de 1842 en la ciudad ecuatoriana de Montecristi, sus padres fue- ron Juan Alfaro González, republicano español natural de Cervera del Río Alhama (La Rioja) quien llegó a Ecuador en calidad de exiliado político y María Natividad Delga- do López, nacida en Montecristi el 8 de septiembre de 1808, hija de Rafael de la Cruz Delgado, que fue en re- petidas ocasiones regidor del Cabildo de Montecristi y de María de la Cruz López, mestiza. 1.2 La revolución José Eloy recibió su instrucción primaria en su lugar na- tal y al concluir esos estudios, se dedicó a ayudar a su padre en los negocios. Durante su juventud se identificó con el liberalismo anticlerical, doctrina que se conoció posteriormente como el liberalismo radical ecuatoriano. Al enterarse el joven Eloy Alfaro de que Gabriel García Moreno había pedido el protectorado a Francia, se unió a las filas liberales. A los 22 años de edad empuñó las ar- mas contra García Moreno, pero tuvo que salir del Ecua- 1

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José Eloy Alfaro Delgado (Montecristi, Ecuador, 25 dejunio de 1842 - Quito, Ecuador, 28 de enero de 1912) fuePresidente de la República del Ecuador en dos ocasionesen períodos que comprenden entre 1897 a 1901 y 1906 a1911, general de División del Ejército del Ecuador desde1895 y líder de la revolución liberal ecuatoriana (1895 -1924). Por su rol central en las batallas de la revolucióny por haber combatido al conservadorismo por casi 30años, es conocido como el Viejo Luchador.Alfaro inició su lucha contra los conservadores católicosdesde los años 60 del siglo XIX, la fuerzas revolucionariaslo nombraron Jefe Supremo de las provincias de Manabíy Esmeraldas, durante su rebelión en febrero de 1883,rebelión que terminó el 11 de octubre del mismo añocuando fue organizado un gobierno provisional que restauróel conservadurismo en el poder.El 5 de junio de 1895, el pueblo de Guayaquil se pronunciaen contra del presidente interino Vicente Lucio Salazary lo nombra Jefe Supremo, por lo que Eloy Alfarovuelve al país desde el destierro en Panamá y se da inicioa la Revolución liberal y a una corta guerra civil con laque conquista el poder.

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Eloy Alfaro

José Eloy Alfaro Delgado (Montecristi, Ecuador, 25 dejunio de 1842 - Quito, Ecuador, 28 de enero de 1912) fuePresidente de la República del Ecuador en dos ocasionesen períodos que comprenden entre 1897 a 1901 y 1906 a1911, general de División del Ejército del Ecuador desde1895 y líder de la revolución liberal ecuatoriana (1895 -1924). Por su rol central en las batallas de la revolucióny por haber combatido al conservadorismo por casi 30años, es conocido como el Viejo Luchador.Alfaro inició su lucha contra los conservadores católicosdesde los años 60 del siglo XIX, la fuerzas revolucionariaslo nombraron Jefe Supremo de las provincias de Manabíy Esmeraldas, durante su rebelión en febrero de 1883,rebelión que terminó el 11 de octubre del mismo añocuando fue organizado un gobierno provisional que res-tauró el conservadurismo en el poder.El 5 de junio de 1895, el pueblo de Guayaquil se pronun-cia en contra del presidente interino Vicente Lucio Sa-lazar y lo nombra Jefe Supremo, por lo que Eloy Alfarovuelve al país desde el destierro en Panamá y se da inicioa la Revolución liberal y a una corta guerra civil con laque conquista el poder.El 17 de enero de 1897 es nombrado Presidente Constitu-cional hasta el 1 de septiembre de 1901, con lo cual entresus principales logros estuvo la separación entre iglesia yEstado. Después de su primer gobierno, apoyó a su suce-sor, Leónidas Plaza Gutiérrez, pero poco tiempo despuéssurgieron diferencias entre ambos. Se opuso contra el go-bierno de Lizardo García el 1 de enero de 1906 y a pocosdías, el 17 de enero, se proclama Jefe Supremo y gobernóhasta el 12 de agosto de 1911. En el segundo período degobierno de Alfaro se realizaron varios cambios, entre loscuales consta la legalización del divorcio, la construcciónde numerosas escuelas públicas, se instauró la libertad deexpresión, se instituyó el laicismo, el derecho a la educa-ción gratuita, así como el matrimonio civil. Sin embargo,se considera como el mayor logro de este período el ha-ber finalizado la construcción del Ferrocarril Transandinoque unió las ciudades de Guayaquil y Quito. Esto ayu-dó a la creación de la empresa ferrocarrilera dirigida porel empresario quiteño Marco Antonio Benavides; que seconvirtió, años después, en la mano derecha de Eloy Al-faro.Después del cese de sus funciones, durante el gobierno deEmilio Estrada Carmona, Alfaro cuestionó severamentela administración del Presidente y pronto los coideariosde Alfaro, empezaron a organizar una serie de subleva-ciones militares. Alfaro fue desterrado a Panamá durante

el gobierno interino de Carlos Freile Zaldumbide. El 4de enero de 1912 volvió al país y pronto se propuso dia-logar con el Gobierno, sin embargo, el general LeónidasPlaza lo encarceló. El 28 de enero de 1912, un tumultode personas en Quito ingresaron a la cárcel donde esta-ban detenidos Alfaro, sus familiares, y amigos, y despuésde un linchamiento, arrastraron los cuerpos de los líderesliberales por las calles de Quito hasta el parque El Ejidodonde finalmente los incineraron.Se considera que su legado más importante fue la defensade los valores democráticos, la unidad nacional, la inte-gridad territorial del Ecuador, el laicismo, la moderniza-ción de la sociedad ecuatoriana, la educación el sistemasde transporte y comunicación.La Escuela Superior Militar del Ejército ecuatoriano llevasu nombre, el buque insignia de la Escuadra Naval, múl-tiples avenidas, instituciones educativas militares (cole-gios, escuelas y academias), parques y plazas en todo elEcuador. Alfaro es considerado en la historia del Ecua-dor como uno de los caudillos más sobresalientes y conmayor impacto en la vida del Ecuador.

1 Biografía

1.1 Primeros años

José Eloy Alfaro Delgado nació el 25 de junio de 1842en la ciudad ecuatoriana de Montecristi, sus padres fue-ron Juan Alfaro González, republicano español natural deCervera del Río Alhama (La Rioja) quien llegó a Ecuadoren calidad de exiliado político y María Natividad Delga-do López, nacida en Montecristi el 8 de septiembre de1808, hija de Rafael de la Cruz Delgado, que fue en re-petidas ocasiones regidor del Cabildo de Montecristi y deMaría de la Cruz López, mestiza.

1.2 La revolución

José Eloy recibió su instrucción primaria en su lugar na-tal y al concluir esos estudios, se dedicó a ayudar a supadre en los negocios. Durante su juventud se identificócon el liberalismo anticlerical, doctrina que se conocióposteriormente como el liberalismo radical ecuatoriano.Al enterarse el joven Eloy Alfaro de que Gabriel GarcíaMoreno había pedido el protectorado a Francia, se unióa las filas liberales. A los 22 años de edad empuñó las ar-mas contra García Moreno, pero tuvo que salir del Ecua-

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2 1 BIOGRAFÍA

Monumento a Eloy Alfaro en la Escuela Superior Militar EloyAlfaro

dor porque la conspiración urdida por el general TomásMaldonado había sido sofocada. Corría 1864. Al año si-guiente regresó para combatir junto al general José MaríaUrvina en Jambelí.Derrotado y perseguido, Alfaro ancló en Panamá, depar-tamento de Colombia todavía, en donde con su trabajo selabró una fortuna y contrajo matrimonio con Ana Pare-des y Arosemena, panameña de 16 años de edad, a la queamó fielmente a lo largo de la vida, y con quien tuvo nue-ve hijos. Sin la fortaleza de su esposa que sobrellevó conentereza las separaciones y sobresaltos ocasionados porla interminable lucha militar y política del esposo, Al-faro no habría podido sembrar lo que sembró. En Pana-má conoció a Juan Montalvo, a quien protegió y financióla edición de algunos de los inmortales ensayos. Muerto

García Moreno en 1875, Alfaro regresó a Ecuador, luchópor la abolición de la octava carta política conocida como“Carta Negra” y por la convocatoria de una Convención.Se unió a Veintemilla y se distinguió en Galte, la batallaque consolidó la jefatura suprema de ese general. Prontose decepcionó de él, volvió a Panamá y retornó a Gua-yaquil en abril de 1878 para combatirlo. En noviembrede ese año fue apresado y cargado de grillos hasta mar-zo de 1879. Gracias a la valiente defensa de Montalvofue puesto en libertad y expulsado a Panamá. Como sufortuna material había venido a menos, pues con ella fi-nanciaba su activismo libertario y porque Panamá habíaentrado en crisis económica, Alfaro cayó en la pobreza.Trabajó como periodista, pero volvió a la carga en 1882al proclamarse Veintemilla nuevamente dictador. Cuan-do Alfaro contó a su madre que se aproximaba la guerracivil, recibió de ella esta bendición: 'Bien está. Vaya usteda cumplir sus deberes con la patria'.Se embarcó para Esmeraldas y asumió la dirección delmovimiento armado, pero fue vencido y tras un escapeprodigioso y lleno de sufrimientos a través de los Andesy la selva llegó a Panamá. Allí le nació una hija a la quepuso el nombre de Esmeralda. Y volvió otra vez a com-batir en la campaña de la Restauración, lo que le valió sernombrado jefe supremo de Manabí y Esmeraldas. Losopositores le echaron en cara el decreto del 2 de julio de1883, en el que ordenaba que los “sindicados sean juzga-dos sumaria y verbalmente sin apelación” y que “los bie-nes de todos estos criminales se les confisquen mientrasdure la guerra y para emplearlos en sostener la guerra”.Sus tropas fueron las primeras en cercar a Guayaquil.Combatió en la batalla del 9 de julio de 1883 y entrótriunfante en la ciudad amada. Convocada la Convenciónde 1884, renunció a la jefatura suprema de Manabí, re-cibió la confirmación de su grado de general y se deste-rró del Ecuador. Poco después, volvió para combatir aCaamaño y liderar a los montoneros. Su nombre se ibatornando legendario. Pero asimismo se le acusó de haberhecho la guerra a Caamaño “apenas éste fue elegido y sinel más leve pretexto para una sublevación”. En diciem-bre de 1884 perdió el combate naval de Jaramijó en elvapor “Pichincha”, antes “Alajuela”, contra la flotilla delpresidente Caamaño, comandada por el general Reinal-do Flores. Para no rendirse, encalló la nave y la incendió.Escapó a Panamá atravesando Colombia en una odiseaplagada de dificultades de la que salió nimbado con la au-reola de héroe mítico siempre derrotado pero jamás defi-nitivamente vencido. “General de las Derrotas” lo llama-ban entre despectivos y asombrados sus grandes enemi-gos conservadores. Luchó contra los presidentes GarcíaMoreno, Borrero, Veintemilla y Caamaño, por lo que latradición lo conoce como el “Viejo Luchador” o “el Ge-neral de las Derrotas”. Eloy Alfaro pasó por muchas yserias dificultades en las diversas campañas que empren-dió, tendientes a combatir la tiranía, en estos combatesgastó su fortuna adquirida en Panamá con la ayuda de suesposa de esa nacionalidad Ana Paredes Arosemena, de

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ese matrimonio nacieron nueve hijos: Bolívar, Esmeral-das, Colombia, Colón, Bolívar (2), Ana María, América,Olmedo y Colón Eloy; Rafael nació fuera del matrimonio.

Desde muy joven participó en gestas rebeldes como enel Colorado; casi pierde la vida en el combate naval delAlajuela, cuando intentó desembarcar en Ecuador conuna tropa revolucionaria y fue derrotado por el Gobiernoconservador. Al hundirse su barco, se salvó aferrado a unbarril. Participó en los combates de Montecristi, Galta,San Mateo, Esmeraldas, Guayaquil, Jaramijó, Cuenca yChasqui.Durante sus exilios, recorrió Centroamérica, siendo elCongreso de Nicaragua el que le otorgó el grado de Ge-neral de División en ese país. Según declaró el Gobiernodel presidente Rafael Correa en 2012, Alfaro nunca llegóa ser general en el Ejército ecuatoriano, por lo que Correalo ascendió post mortem al grado de General de Ejército,máxima jerarquía del Ejército ecuatoriano en la actuali-dad, pero que no existía en su época, en una ceremoniaespecial el 5 de junio de 2012.Historiadores militares como el ex alcalde de Quito y hé-roe de la Batalla del Cenepa, general (r) Paco Moncayo,aclararon que Eloy Alfaro fue legalmente General de Di-visión del Ejército del Ecuador desde el 24 de agosto de1895.[2] y que no fue “General de Ejército” por no existirese rango en su época. Alfaro fue ascendido por el Con-sejo de Ministros cuando ya ostentaba la jefatura supre-ma de la República, según reza el decreto respectivo, quemenciona sus triunfos en los combates de la guerra civilde ese año, como Gatazo.Moncayó precisó que según documentos del Ministerio

de Guerra y Marina del Ecuador de 1900, que publicó enese año el EscalafónMilitar de los generales ecuatorianos,con sus respectivas antigüedades, Eloy Alfaro fue nom-brado general de Brigada el 2 de febrero de 1883, durantela guerra civil que derrocó al general Ignacio de Veinti-milla, quien ejercía de “jefe supremo y capitán general delos Ejércitos de la República”, es decir, de dictador.[3]

Apoyó también a varios liberales, como el escritor JuanMontalvo, a quien le ofreció ayuda económica. Una vez enel poder, glorificó la memoria deMontalvo comomaestrodel pueblo ecuatoriano.

2 Administración

2.1 Primer Gobierno: Desde el 5 de juniode 1895 al 31 de agosto de 1901

Alfaro ejerció la jefatura suprema hasta el 17 de enero de1897. En este año y medio, la revolución cabalgó sobreun potro de tormentos nacidos del espíritu conciliador yde la prudencia reformista de Alfaro, de las exigencias decambios drásticos pedidos por la impaciencia de los radi-cales, de la subversión de los conservadores, de la violen-cia del clero y de la represión y ambiciones de los propiosalfaristas.La primera medida fue exonerar a los indios del pago dela contribución territorial y del trabajo subsidiario, y go-bernar con todos los sectores del liberalismo. La segunda,aplacar a la Iglesia: escribió al papa León XIII para pre-sentarse y le pidió que canonizara a la quiteña Marianade Jesús Paredes y Flores. El Papa le contestó con pa-ternal bondad, pero la Iglesia local no estaba dispuesta ala paz. “Rechace el Señor a los espíritus infernales (delliberalismo)", arengaba el huido obispo de Manabí, quedirigió una invasión desde Colombia, mientras el deste-rrado obispo de Loja lo hacía desde el Perú. Los conser-vadores se sublevaban en el norte, en el centro y en el surde la Sierra. Los predicadores incitaban a la guerra san-ta. Hubo abusos y desmanes: el coronel Manuel AntonioFranco, el hombre duro de Alfaro, expulsó a los capu-chinos de Ibarra. Las tropas liberales asaltaron el PalacioArzobispal de Quito, quemaron la biblioteca y el archivo,injuriaron al arzobispo González y Calisto, paladín de lacruzada antiliberal, e hicieron la parodia de fusilarlo si nogritaba "!Viva Alfaro!".El arzobispo respondió dulcemente que "¡Viva hasta quemuera!". Se persiguió a los hermanos de la Salle, a lospadres salesianos y redentoristas y se apresó a algunossacerdotes y religiosos, sobre todo, a los dominicos. Y ex-pulsó de la misión del Napo a los jesuitas, “destruyendocon un sólo mandato sacrificios, beneficio y costos sos-tenidos durante muchas décadas, interrumpiendo así... ladefensa del territorio oriental”, como señala el historiadorLuis Robalino Dávila. El coronel Antonio Vega Muñoz almando de fuerzas conservadoras tomó Cuenca el 5 de ju-

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4 2 ADMINISTRACIÓN

lio. Cuenca estaba sicológica y militarmente preparadapara resistir. Por las noches, indios, sirvientes, patrones ysacerdotes salían en procesión de antorchas cantando laletanía: “Del indio Alfaro, líbranos, Señor”. El propio Al-fáro tuvo que tomar la ciudad al mando de un poderosoejército. La campaña duró dos meses. Se peleó calle porcalle y casa por casa. Cuenca se defendió hasta con aguay aceite hirviendo. El 23 de agosto, la ciudad se rindió.Hubo 1.250 muertos.En Quito, la represión a los conservadores fue durísima:la Universidad y sus profesores fueron ultrajados y losperiódicos, clausurados. En el cementerio de San Diego,el periodista Víctor León Vivar daba el adiós a los res-tos mortales de Pablo Herrera, académico de la Lenguay prominente político conservador. Cuando abandonabael cementerio, fue cazado entre las tumbas por soldadosalfaristas y acribillado a balazos. Pese a esta guerra reli-giosa y regionalista, el Gobierno gobernó: canalizó Gua-yaquil, construyó el mercado de Quito, reformó los aran-celes, suspendió el pago de la deuda externa, apoyó laindependencia de Cuba ante la reina de España, MaríaCristina, convocó un Congreso Internacional Americanoen México para fomentar la unión latinoamericana, queno tuvo éxito, y llamó a elecciones para Asamblea Cons-tituyente. Casi todos los elegidos fueron liberales y go-biernistas.La Asamblea se reunió en Guayaquil el 9 de octubre de1896. Cuatro días antes, un tercio de Guayaquil había si-do pasto de las llamas. Las pérdidas llegaron a 18 mi-llones de sucres. La Asamblea trasladada a Quito por elincendio eligió a Alfaro presidente constitucional por 51votos, más 12 votos en blanco, y promulgó la undécimaConstitución el 14 de enero de 1897. Ésta consagró la li-bertad de cultos, abolió la pena de muerte, estableció laigualdad de los ciudadanos ante la Ley y quitó el privile-gio de fuero para los delitos comunes.Cuatro cuidados principales ocuparon la atención de Al-faro en este período: las relaciones con la Iglesia, el ferro-carril, la obra pública, la paz interna y externa. La libertadde cultos violaba el concordato con la Santa Sede. Alfa-ro intentó renegociarlo de modo que Roma aceptara laseparación entre la Iglesia y el Estado. La Santa Sede semostró más flexible que la Iglesia local, pero no se llegó aun acuerdo. El Congreso Extraordinario de 1899 resucitóel Patronato colonial, que sometía la Iglesia al Estado. Lohizo para impedir que el clero participara en la políticapartidista y para “inducirlo a vivir nuestra vida republi-cana, ... mediante el ejercicio sublime, pero exclusivo, desu ministerio”, como dijo Alfaro.Los obispos y los conservadores obedecieron a medias.En 1900, se estableció el Registro Civil con lo que se arre-bató a la Iglesia un instrumento de información y controlciudadano. Los cementerios pasaron a ser administradospor el Estado. Entonces el delegado apostólico de la San-ta Sede para América del Sur, monseñor Pietro Gasparri,negoció con el canciller José Peralta, cabeza ideológica

del radicalismo. Conferenciaron en Santa Elena, Guayas,y firmaron protocolos de reconciliación, que, al tiempode ser ejecutados por el nuncio apostólico Bavona, fue-ron descono-cidos por Peralta. El secretario de Estadode la Santa Sede protestó. Y quedó consumada la rup-tura con la Iglesia. En 1897, Alfaro celebró un contra-to con el empresario estadounidense Archer Harman, deconfesión protestante, para la terminación del ferrocarrilGuayaquil-Quito. Desde Durán había construidos 70 ki-lómetros de línea estrecha.

Todo el mundo se le opuso: los comerciantes y banquerosporque había contratado con una compañía extranjera, yhabía que renegociar la deuda externa y gravar con im-puestos el comercio exterior. Los latifundistas de la Sie-rra, por la deuda externa y los trastornos que el ferrocarrilacarrearía al mercado interno; la Iglesia, porque el con-tratista no era católico y porque con el ferrocarril llegaríala disolución de las costumbres. Alfaro se mantuvo firme:“Don Miedo nunca fue buen consejero. El decoro nacio-nal no consiente un paso atrás”, telegrafió a Luis FelipeCarbo, su ministro en Washington. La obra pública fueinteligente: sancionó la Ley de Instrucción de 1897, quereservaba al Estado el control de todo el ciclo de enseñan-za, incluida la universitaria; la educación debía ser laicay gratuita, y la primaria obligatoria; inauguró los prime-ros colegios normales para preparar maestros de prima-ria, fundó el Colegio Nacional Mejía, entregó la recauda-ción de impuestos en la Costa a una compañía privada, laSociedad de Crédito Público; adoptó el patrón oro comobase del sistema cambiario y norma referencial para el co-mercio exterior; reorganizó las Fuerzas Armadas, abrió laadministración pública a la clase media, y las oficinas delEstado a la mujer trabajadora.En 1900, Ecuador concurrió con éxito a la ExposiciónMundial de París; se trasladaron solemnemente a la ca-tedral metropolitana los restos mortales del Mariscal An-tonio José de Sucre, descubiertos en el subsuelo del Car-men Bajo de Quito. La paz interna fue perturbada porsucesivos levantamientos de los conservadores. Primeroen Riobamba, en 1897, lo que dio pie a excesos en elcolegio San Felipe: El padre Emilio Moscoso, superiordel colegio, fue asesinado por las tropas alfaristas, queprofanaron las hostias consagradas. Al año siguiente, selevantó en Cuenca el coronel Antonio Muñoz y fue de-

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2.2 Segunda Administración:16 de enero de 1906 a 11 de agosto de 1911 5

rrotado por el coronel Ullauri, liberal. En 1898, la luchafue en Taya y Guangoloma, Cotopaxi. Se mutilaron lasorejas de los pri-sioneros reincidentes, vencidos en Ta-ya. En 1899, fue derrotado en Sanacajas, Chimborazo, elgeneral conservador José María Sarasti. Los desterradosal Perú atacaron Loja. Las mutuas intromisiones de li-berales ecuatorianos apoyados por Alfaro en Colombia yde conservadores colombianos en Ecuador causaron tresbatallas entre 1898 y 1900, que aunque localizadas y sinconsecuencias internacionales, fueron sangrientas. En lade Tulcán, el 22 de mayo de 1900, murieron 800 comba-tientes, en su mayoría colombianos. Destacó en este con-flicto la doctrina del obispo de Ibarra, Federico GonzálezSuárez, que se opuso a los invasores conservadores de lallamada “Restauración Católica”, aduciendo que no eramoral sacri-ficar los intereses del Ecuador por querer sal-var los de la Religión.Durante este primer período de la administración de Al-faro se firmó el "Contrato Harman", en virtud del cualquedaba asegurada la continuación rápida de los trabajosdel ferrocarril Guayaquil a Quito, llegando hasta Costa.En este período Eloy Alfaro también dio mucho impulsoa la educación. El 19 de mayo de 1896 su mano derecha,el Coronel Luciano Coral Morillo, inaugura el ColegioBolívar de Tulcán siendo el primer colegio laico del país,en 1907 la Escuela de Artes y Oficios, el 11 de junio de1897 el Instituto Nacional “Mejía”, el 20 de octubre de1900 la Escuela de Bellas Artes de Quito, el 14 de febrerode 1901 el Colegio Normal Juan Montalvo y el ColegioNormal Manuela Cañizares, el 11 de agosto de 1901 elColegio Vicente Rocafuerte de Guayaquil y el ColegioMilitar Eloy Alfaro. En 1901, se establecen locales parael funcionamiento de los Colegios Normales Montalvo yManuela Cañizares, el edificio del Colegio Vicente Roca-fuerte de Guayaquil. En definitiva, en el gobierno de EloyAlfaro también se dio mucho impulso a la educación. Fi-nalizó su primer periodo presidencial cuando el Ecuadorera un amplio camino hacia el progreso.

2.2 Segunda Administración:16 de enerode 1906 a 11 de agosto de 1911

El golpe militar de Eloy Alfaro contra el presidente Li-zardo García influyó para que los dos primeros años de lasegunda presidencia del Viejo Luchador fueran pertur-bados por la oposición de los liberales placistas y de losconservadores. Lo más notable de este segundo períodofue la consolidación del laicismo, la llegada del ferroca-rril a Quito y la unión nacional en torno al conflicto bélicocon el Perú. El 9 de diciembre de 1906, el general con-servador Antonio Vega Muñoz levantó a Cuenca contraAlfaro. Vega esperaba refuerzos conservadores de otrasprovincias de la Sierra. Fue derrotado por el general libe-ral Ulpiano Páez en Ayancay, entre Azuay y Cañar. Ve-ga murió de un balazo cuando entraba a pie en Cuencacomo prisionero de las tropas alfaristas. Los gobiernistasdieron la versión de que Vega se había suicidado; pero lo

más probable es que fue asesinado.Este hecho aumentó la impopularidad de Alfaro. Vegaera un ciudadano distinguido y respetado en Ecuador. Laimpopularidad creció cuando en el mismomes de diciem-bre el batallón “Vargas Torres” saqueó la ciudad de Lojacon la connivencia de las autoridades alfaristas locales, ycuando el desmán quedó impune. Muchos liberales radi-cales se pasaron a la oposición. Había descontento contralos abusos del Ejército, cuyo liderazgo iba escurriéndo-se de las manos de Alfaro, quien, débil y achacoso, per-mitía que el Poder se repartiera entre los favoritos y susfamilias. Consultado el nuevo arzobispo de Quito, Federi-co González Suárez, sobre qué hacer contra estos y otrosabusos, aconsejó votar por personas capaces y patriotas.En Quito se constituyó un Club Político Universitario pa-ra luchar por la libertad de sufragio en las elecciones delpróximo Congreso. Como se preparaba el fraude electo-ral, el pueblo se levantó para apoyar a los universitarios.El 25 de abril de 1907 se dio un choque sangriento. Al-faro perdió el apoyo de un sector de los intelectuales. Unpoco más tarde, el 19 de julio, se intentó asesinar a Alfaroen la gobernación de Guayaquil. Al defenderlo, murieronocho oficiales, y se fusiló a ocho de los 16 complotadosque habían sido reducidos a prisión.Pero la Revolución Liberal consiguió afianzarse aunquesólo institucionalmente. La Constitución promulgada el23 de diciembre de 1906, la duodécima desde la funda-ción de la República, llamada “atea” por los conservado-res, consagró el laicismo en el Estado, la educación y lafamilia y defendió la libertad de conciencia colocando lasdemás religiones a la par de la Católica. Perfeccionó la in-dependencia de los tres poderes del Estado y amplió lasgarantías ciudadanas. Esta Carta Política se convertiríaen el referente mayor del derecho constitucional ecuato-riano. La Convención que la promulgó eligió presidentea Eloy Alfaro por 41 votos contra los 16 que obtuvo elguayaquileño Carlos Alberto Aguirre.Tres convencionales votaron en blanco. El 6 de noviem-bre de 1908 se promulgó la Ley de Beneficencia, más co-nocida como “De manos muertas”. Su primer artículo de-cía: “Decláranse del Estado todos los bienes raíces de lascomunidades religiosas establecidas en la República”. Yel segundo: “Adjudícanse las rentas de los bienes deter-minados en el artículo primero a la beneficencia pública”.La mitad de las rentas producidas por esos bienes fue pa-ra la sustentación de los religiosos y religiosas despojadosde ellos, y la otra mitad para hospitales y obras sociales.En 1910 se promulgó una ley que autorizó la venta delos terrenos adyacentes a las iglesias y conventos con elobjeto de finan-ciar la defensa nacional. La Revolución,sin embargo, no avanzó en el terreno de los cambios es-tructurales de la tenencia de la tierra y de la distribucióndel ingreso a favor de las clases populares y campesinas.La Revolución había sido castrada por la burguesía libe-ral. Una fracción de esta burguesía, la comercial y ban-caria, se opuso al fomento de la industria nacional, unode los proyectos favoritos de Alfaro, quien había promul-

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6 4 EL LAICISMO

gado en 1906 la primera Ley de Protección Industrial y en1908, la Ley de Marcas y Fábricas. El sector bancario tu-vo una rápida expansión: se fundaron en Quito los bancosdel Pichincha (1906), de Crédito (1907), y de Préstamos(1909), y en Gua-yaquil la Caja de Préstamos y Depósi-tos La Filantrópica (1908). Alfaro perdió el apoyo de lasbases populares cuando estas empezaban a organizarse:se fundó en 1906 el Partido Liberal Obrero y en 1909 sereunió en Quito el Primer Congreso Obrero.La llegada del ferrocarril transandino a Quito el 25 de ju-nio de 1908 fue el triunfal Domingo de Ramos para elacosado presidente. El arzobispo de Quito ordenó echara vuelo las campanas. Hubo fiestas populares y oficia-les. El regocijo fue intenso. “Día”, dijo Alfaro, “el másglorioso de mi vida porque es la realización de los másgrandes ideales del país y que han sido y son los míospropios”. Quedaba una deuda muy grande y la ilusión deque este ferrocarril transformaría a Ecuador. Sólo fue asía medias. La oposición, con razones, se opuso al contra-to Charnacé para construir un ferrocarril entre Ambato yel Curaray a cambio de una gran ex-tensión de la Ama-zonía. Y también se opuso con pasión a los ferrocarri-les Quito-Ibarra, Ibarra-Esmeraldas, Guayaquil-Manta-Bahía de Caráquez y Guayaquil-Machala. Alfaro recobrósu popularidad no solo con el ferrocarril Guayaquil- Qui-to sino por su decidido liderazgo en la contienda limítrofecon el Perú en 1910.El laudo arbitral del Rey de España estaba próximo a pro-nunciarse, y se supo que iba a ser desfavorable a Ecuador.“El Perú había comprado con oro, derramado pródiga-mente, a todos los españoles que tenían que tomar parteen el proyecto del laudo”, opinaba González Suárez enuna carta privada. Y aunque el laudo hubiese sido favo-rable a Ecuador, Perú había declarado por boca de susrepresentantes en Madrid y de su propio presidente que“si peruanos ocupaban (ya) todo el Oriente, estas tierrasson y serán peruanas contra todas las declaraciones delmundo”. Los ánimos populares se encendieron. El 3 deabril de 1910 fueron atacados en Guayaquil el Consuladodel Perú, algunos establecimientos comerciales y un bar-co mercante de ese país. Hubo desmanes parecidos enQuito. Ecuador dio satisfacciones, pero el Perú respon-dió con un ultimátum incumplible para el honor nacio-nal. Alfaro encargó la presidencia y se puso al frente deun Ejército de 25 mil soldados y una reserva de 20 milvoluntarios. Todo el Ecuador lo respaldó a través de Jun-tas Patrióticas Nacionales. No se llegó a combatir porquemediaron Argentina, Brasil y Estados Unidos. Ecuadorse abría lentamente al progreso: el teléfono presidencialera el número 3, Guayaquil estrenó tranvías eléctricos yQuito, una planta eléctrica en Guápulo. Se creó la CruzRoja y se estableció la Sanidad Pública. En 1909 se cele-bró el centenario del Primer Grito con la inauguración delmonumento a los Héroes de la Independencia en la pla-za mayor de Quito y con una Exposición Internacional.En 1906 se fundó el diario “El Comercio”. La oposiciónconservadora se benefició del llanto de la efigie de la Do-

lorosa en la capilla del internado del Colegio San Gabrielde los jesuitas en Quito el 20 de abril de 1906.En la segunda administración del General Alfaro, se reali-zaron las siguientes obras: el 25 de junio de 1908 se inau-guró el ferrocarril del Sur que unía Quito con Guayaquil;se dio 1’700.000 sucres para la construcción del sistemade agua potable de Quito, dotó a Guayaquil de canaliza-ción para este mismo servicio básico, se construyó, por elcentenario del primer grito de la Independencia, un mo-numento conmemorativo en la Plaza Grande de Quito, yse realizó una Exposición Universal. Para sede de esa ex-posición se construyó el Palacio de la Exposición, actualsede del Ministerio de Defensa del Ecuador. Hizo levan-tar planos de nuestra frontera y proporcionó adecuadosedificios a diversas instituciones militares. En 1910, anteuna posible guerra con el Perú por el centenario conflictoterritorial, se trasladó a la frontera sur para organizar ladefensa de la República, y adquirió armamento moderno.En 1906 se promulgó la Constitución liberal, que con-sagró el Estado laico, poniendo fin a la injerencia de laIglesia Católica en la política. Un dato interesante es quedesde el gobierno de Eloy Alfaro se le dio oportunidad alas mujeres de estudiar y ser parte de la sociedad.Hallazgo de los restos mortales del Gral. Mariscal de Aya-cucho Antonio José de Sucre los mismos que fueron lle-vados a la catedral metropolitana donde se los guarda, selos conserva y se los venera muy respetuosamente. Re-organizó el desaparecido conservatorio de música Des-apareció privilegios militares y eclesiásticos. Hizo levan-tar un monumento al insigne escritor y amigo Don JuanMontalvo en su ciudad natal. En 1901, se establece loca-les para el funcionamiento de los Colegios Normales JuanMontalvo y Manuela Cañizares, El edificio del ColegioVicente Rocafuerte de Guayaquil. Construyó el ferroca-rril del sur, se dio 1’700.000 sucres para el Agua Potablede Quito, dotó a Guayaquil de canalización, se inaugu-ró en la Recoleta el local que hoy ocupa el Ministerio deDefensa, proveyó al Ecuador de un armamento moderno.

3 Cronología del alfarismo

Insurrección de liberales

4 El laicismo

Artículo principal: Laicismo

Uno de los principales aportes de Eloy Alfaro fue la crea-ción de colegios públicos laicos, eliminado el monopoliode a la Iglesia Católica en la educación. Estas medidasfueron inspiradas por librepensadores como Juan Mon-talvo y José Peralta, quienes impulsaron la secularizaciónde la sociedad ecuatoriana. La creación de colegios pú-blicos y de colegios privados para la formación de pro-fesores laicos, fue una de las principales tareas de Eloy

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Alfaro. Una de las medidas de la Revolución liberal quese mantuvo durante décadas fue la obligación de los estu-diantes de los colegios católicos de rendir sus exámenesy validar sus conocimientos ante los maestros laicos delEstado. El primer colegio laico del país que fue fundadoen 1896 por Eloy Alfaro fue el colegio Bolívar de la ciu-dad de Tulcán, siguiéndole colegios como Juan Montal-vo, Mejía y Manuela Cañizares de Quito. El general fuemiembro de las logias masónicas, al igual que los próce-res de la Independencia, y sus esfuerzos para separar laIglesia del Estado fueron consagrados en aspectos comola creación del Registro Civil. Esta medida permitió quelas personas tuvieran derecho a la identidad sin necesidadde constar en los registros de bautismo de la Iglesia Cató-lica. Alfaro promovió la libertad de cultos, permitiendoel ingreso al país de misiones protestantes, en especial, deEstados Unidos. De esta forma, Alfaro puso las bases dela secularización de la sociedad y su apertura al mundo,que se desarrollaría ampliamente a lo largo del siglo XX.

5 Derrota y asesinato: La HogueraBárbara

Desde mediados de 1911, en Quito y en todo el país, sefue afianzando y extendiendo, un clima anti-alfarista queculminó el 11 de agosto con un golpe de estado militar,que obligó a Eloy Alfaro a dimitir de la presidencia, arefugiarse en la Legación de Chile y posteriormente exi-liarse a Panamá. Según estima Cristóbal Gangotena, untestigo presencial de los hechos que dejó una crónica, lavida de Alfaro ya corrió peligro durante su derrocamien-to, siendo salvado por los cónsules de Brasil y Chile. Es-te último, de apellido Eastman, fue el responsable de unacuerdo que permitió que Alfaro salga ileso, pero com-prometiéndose a salir del país por lo menos un año. Desdeentonces, el Viejo luchador, perdería todo el apoyo en elCongreso, en donde la “mayoría constitucionalista” lan-zaba furibundos ataque contra él, llegándose a plantearincluso la colocación de una placa difamatoria contra elAlfarismo en el Palacio de Carondelet y a pedir su extra-dición, para juzgarlo, mientras los hombres del antiguorégimen eran apresados y sufrían las consecuencias dela ira de un populacho que enfurecido linchó al CoronelQuiroga. En este clima, Víctor Emilio Estrada, asumióel poder, pero sus problemas del corazón lo llevaron a latumba después de tres meses. El Congreso en donde losplacistas y conservadores dominaban, eligieron al presi-dente del Congreso Carlos Freile Zaldumbide para que seencarge del Gobierno, lo que fue rechazado por los alfa-ristas de Esmeraldas que eligieron a Flavio Alfaro comoJefe Supremo, a la vez que el general Pedro J. Monte-ro, fiel seguidor de Alfaro y Jefe Militar de Guayaquil,se proclamó por su parte, como Jefe Supremo del Gua-yas. El general Leonidas Plaza Gutiérrez en nombre delGobierno, como jefe del Ejército, se dirigió a Guayaquil,para combatir el levantamiento de Montero, que había

recibido el apoyo de Flavio Alfaro y del propio Eloy Al-faro, quien regresó de Panamá, ante el pedido deMonteropara actuar como mediador y pacificador. Alfaro regre-só, para servir de mediador entre los suyos y el Gobiernoy evitar mayores problemas para el radicalismo y aún lamismísima desaparición del partido.Las fuerzas liberales fueron derrotadas en sucesivas bata-llas en Huigra, Naranjito y Yaguachi, donde mueren cer-ca de 1.000 hombres, en una corta guerra civil. Monterose vio obligado a llegar a un acuerdo de capitulación enel que se pedían garantías para Alfaro y sus compañeros.Ante la eminente derrota del liberalismo, el Viejo lucha-dor firma la rendición, que fue mediada por los cónsulesde Estados Unidos y Gran Bretaña en Guayaquil. Con-templaba la rendición de las fuerzas liberales, amnistía aMontero y los partícipes del 28 de diciembre, y el exi-lio voluntario de don Eloy, en un vapor asignado por elGobierno. No habría represalias.Pero la Capitulación no fue respetada, se argumentó queAlfaro tampoco había respetado su compromiso anteriorde 1911, y el General Leonidas Plaza, Jefe de las fuerzasgobiernistas, ordena la detención de Eloy y Flavio Alfaro,Pedro J. Montero y Ulpiano Páez; además, se aprehendióa personas que nada tuviero que ver con los hechos an-teriores, sino por el simple hecho de ser liberales, comoMedardo Alfaro, el periodista Luciano Coral,director delperiódico liberal El Tiempo y Manuel Serrano Renda.El General Montero fue juzgado por traición en Guaya-quil, bajo el pretexto de estar sujeto a la jurisdicción mi-litar, en donde al final de la sentencia que lo condena a16 años de prisión, un soldado le disparó en la frente y loarrojó a la calle desde una ventana. Como en un anticipomacabro de lo que vendrá, el pueblo arrastró el cadáverpor las calles de Guayaquil y lo quemó en forma bestialen una plaza.

“El cadáver, entonces, fue abandonado enlas calles, descuartizado y por fin quemado enuna plaza”[4]

El Presidente Freile ordena que los otros prisioneros seanllevados a Quito. Plaza, aparece como contrario a estadisposición, pero el historiador Roberto Andrade lo acu-sa de haber manipulado la decisión y planeado el asesi-nato de los jefes del radicalismo, que finalmente ocurrióen la capital el 28 de enero de 1912 en el Penal GarcíaMoreno. Como una ironía histórica, el general Alfaro fuellevado a Quito en el mismo tren que él construyó.Controvertida es aún hoy, la cuestión relativa a los respon-sables materiales e intelectuales, del asesinato de Alfaroy varios de sus tenientes.La historia oficial atribuye tal vergüenza a la plebe. Elhistoriador Roberto Andrade, contemporáneo de Alfaro,acusa a Leonidas Plaza; otros investigadores lo liberan.Nadie niega que fuera un crimen político y horrendo, ins-tigado por móviles protervos, que aún hoy llenan a la Re-

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8 5 DERROTA Y ASESINATO: LA HOGUERA BÁRBARA

pública de estupor.

1908: En primera fila, Archer Harman y Eloy Alfaro; segundafila: AlfredoMonge, Crnel. Belisario Torres, Dr. César Borja La-vayen, Gral. Francisco Hipólito Moncayo, William Fox y AmalioPuga.

“Enseguida desembarcó Plaza con su ejér-cito. Su primera decisión en Guayaquil, fue laviolación de las Capitulaciones. En algunos desus telegramas manifestó sorpresa porque losGenerales no habían fugado: ésta es declara-ción de que él lo hubiera hecho, porque para élnada importa un compromiso. En la mejor ac-ción de este hombre se deja vislumbrar la es-trofa de una canalla. Mandó prender á los ge-nerales Eloy Alfaro y Ulpiano Páez, quienes sehallaban juntos, esperando la designación delvapor en que debían embarcarse (...) Plaza ha-bía tenido buen cuidado de incorporar en el po-pulacho a soldados disfrazados y escogidos, pa-ra que mataran a los generales en la calle, cuan-do los conducían a prisión”. Se refiere a Plaza:“Y a su cómplice Valverde le telegrafiaba aMa-nabí en las mismas horas: “El hecho de habercaído prisioneros todos los cabecillas está re-velando que una justicia superior va á destruirel mal de una manera radical y para siempre”[5]

Guardaban el Penal García Moreno el Regimiento No.4, los batallones “Quito” y “82”, y secciones de policía.Se estimó en el año de 1919, en 600 soldados armados a

la guarnición que debía proteger la prisión y mantener elorden, pero no lo hizo.Conducidos por el coronel Alejando Sierra y sus soldadosdel batallón Marañón a pie y a caballo, los prisioneros deguerra entraron en Quito. A pesar de que era un secretoa voces que se tramaba un linchamiento -algunos diarioshasta lo insinuaron en sus editoriales, aunque dado el por-centaje de analfabetismo de la época es muy poco proba-ble que hayan influenciado directamente a la masa- Sierrapaseó al general Alfaro en un automóvil blanco desde elsector de Chillogallo, en la entrada sur de Quito, al Penal,tomando las calles más concurridas, donde la gente pu-do verlo e insultarlo. Según relató Cristóbal Gón, el autoiba conducido por un fránces llamado Hubert, quien fueinsultado por la gente. Gangontena cree que hubo inci-dentes entre la guardia y la gente, al extremo de haber unmuerto y por lo menos un herido.[6] Los militares entre-garon a Alfaro en la Penitenciaría, donde fue encerradoen la Sección E, junto con sus tenientes. Pero no hubotiempo ni siquiera de asegurar las celdas, cuando empezóel ataque.Era poco después del mediodía cuando una turba, estima-da por el fiscal Pío Jaramillo Alvarado en el año de 1919,en cuatro mil personas, rodeó el Penal para asaltarlo. Losmilitares, según pudo establecer el fiscal, no solo que noofrecieron resistencia, sino que llamaron a la gente paradarle armas y elementos para el ataque. Solo la guardia in-terna del Penal resistió, asegurando las puertas con lo quetenían a mano, pero estas fueron rápidamente destruidas.Todos los tiros disparados fueron contra el Penal, sin quese hiciera fuego desde el interior. Según pudo establecerGangotena en una visita a los pocos días, los asesinos for-zaron a tiros una ventana y una puerta de madera, mien-tras que no pudieron romper la puerta principal. La puertade madera había sido asegurada con unos adobes, sin éxi-to. Quienes entraron abrieron luego la puerta principal ysupieron rápidamente en donde estaban los presos, puesse dirigieron a la Serie E sin demoras.El general Alfaro, que tenía 70 años, le dijo al directordel Penal, Rubén Estrada, que se ahogaba y pidió un cajónpara sentarse, pues en la celda no había mueble alguno. Eldirector declaró que había dispuesto que le den una silla.Un grupo de artesanos de Quito, armados con fusiles, pis-tolas y garrotes, ingresaron con facilidad a las celdas don-de se había conducido al ex presidente y sus tenientes. Laspuertas de las celdas estaban abiertas, pues, según decla-raron los empleados del presidio, no tuvieron tiempo deasegurarlas con candados, salvo en el caso de la celda deFlavio Alfaro.Cuando el general anciano sintió un ruido, púsose en piey se acercó a la puerta, en ademán de imponer silencio.Un cochero llamado José Cevallos, al parecer un sicariocontratado por el ministro de Gobierno de Freile, OctavioDíaz, entró en la celda a matarlo. Según Gangotena, elgeneral llevaba consigo una botella de coñac, que lanzócontra él.

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El testigo del asesinato del general, Adolfo Sandoval, de-claró en el proceso:

“Penetré por medio de aquel populachohasta la puerta de aquel establecimiento, que yala encontré despedazada y que habían botadouna especie de muro de adobe, que habían he-cho para resguardarle. Habiendo subido la es-calera de la Serie ‘E’ encontré en una celdillaa los Generales Eloy Alfaro y Ulpiano Páez, yme consta que el cochero José Cevallos, diri-giéndose al General Alfaro le dijo: ‘dónde es-tán los millones que has robado viejo sinver-güeza’, le dio de golpes con un palo que teníaen la mano, lo boto al suelo, y en seguida con elrifle que tenía, lo mató, y luego hizo lo mismocon el General Páez. Cuando muerto ya el Ge-neral Páez, el carpintero Emilio Suárez, le dioun barretazo en la cara que le hizo tortilla, saca-ron sus cadáveres que los botaron de ese altillopara abajo, y los bajaron. En seguida volvió asubir Cevallos, gritando ‘falta un bandido’, y di-rigiéndose a la celdilla en donde había estado elGeneral Flavio E. Alfaro, en cuyas puertas quehabían estado aseguradas con candado, rompióéste a balazos, penetró, le hizo un tiro, con elque cayó muerto, en cuyas circunstancias en-tró un joven con pistola en mano, con la quetambién le hizo un tiro: no conocí a ese joven,pero debe dar razón el sindicado Cevallos. Vitambién al zapatero Montenegro con cuchilloy que gritaba también, que había que matarlesa los Flavistas, y el cochero de la señora IsabelPalacios, hacía tiros en las celdillas de los pre-sos, en compañía demuchas personas a quienesno pude conocer porque eran numerosas y de-bido también a la ofuscación que existía; pueses inexplicable lo que acontecía, puesto que loshechos que pasaban eran terribles”. [7]

Al parecer, Cevallos tras golpear al ex presidente le dis-paró dos tiros, uno en la cara y otro en el ojo, quedandoen la celda un charco de sangre y la botella rota.Carmen Sandoval, una empleada del Penal, relató al fiscalhaber visto lo siguiente:

“Ví subir por la escalera de ese altillo a unjoven de leva y dos muchachos, armados conrifles, y dirigiéndose a las celdillas en que esta-ban los Generales Eloy Alfaro y Ulpiano Páez,los victimaron, y sacando arrastrado el cadáverdel General Alfaro, lo metieron por las baran-das del pasamano de fierro de aquella Serie ylo botaron hacia abajo al empedrado. Vi queel cadáver del General Páez, lo arrastraron y ledaban con piedras, sin haber podido conocera ninguna persona que estos hechos bárbaros

cometían. Luego el General Flavio Alfaro, seencontraba solo en su celdilla, era el único queno había sido muerto, cuando vi que se regre-saba el cochero Cevallos, de cerca de la puer-ta principal, y decía “falta un bandido”, y su-biendo la escalera, en compañía del zapateroMontenegro y N. Vaca, cochero de la señoraIsabel Palacios y unas seis mujeres del puebloque les seguían, fueron en busca del señor Ge-neral Flavio Alfaro y dando con él, así mismolo victimaron. Cevallos estaba armado con unrifle, el zapatero Montenegro con pistola y elzapatero Vaca con un cuchillo que lo tenía a lamano, con el que le punzaba al referido Gene-ral cuando lo sacaban arrastrando de la celdi-lla; constándome además que el indicado Ge-neral aún no moría. Todos los cadáveres sacóla gente arrastrándolos, para la ciudad; y co-mo repito, como el populacho era numeroso yhabía una fuerte confusión, no se distinguía alas personas. El preso criminal A. Flores, queya cumplió su condena y salió en libertad, merefirió que él también había visto que el coche-ro Cevallos, mató al General Flavio E. Alfaro.Lo que dejo relacionado, observamos desde laBomba, yo, la viuda del Comandante Estrada,la señora Rosa Sierra y la señora Dolores Jara”.[8]

Según relató Gangotena, Ulpiano Páez había escondidoun revólver en la bota, con el que pudo defenderse y abatira uno de los atacantes, antes de recibir un tiro fatal en elrostro.Flavio Alfaro, que tenía la puerta de su celda cerrada, pu-do resistir varios minutos a los balazos que le disparabandesde el exterior, pero finalmente fue alcanzado por tirosde rifle.Los asesinos mataron a un preso común, al que confun-dieron con uno de los políticos liberales.En la versión de Andrade, un individuo de apellido Pe-santes llamó al pueblo y abrió las puertas, entregó los ca-dáveres y ordenó, que los arrastrasen y quemasen. Se-gún estableció el fiscal Pío Jaramillo Alvarado en 1919,un grupo de artesanos mestizos, llamados José Cevallos,José Emilio Suárez, Alejandro Salvador Martínez, JulioVaca Montaño, María Mónica Constante, Emilia Laso ySilverio Segura [9] fueron los principales cabecillas delgrupo de asesinos que ingresó por la fuerza al Penal deQuito y los organizadores del linchamiento, y posteriorquema de los restos. A pesar lo escrito por José MaríaVargas Vila, en su libro “La muerte del Cóndor”, no par-ticiparon en el crimen indígenas ni personas venidas deotras ciudades, pues casi todos eran personas conocidascomo artesanos y cocheros de Quito. Sobre Cevallos, elfiscal no pudo concretar su relación con el ministro deGobierno, Octavio Díaz, con quien al parecer trabajabay estuvo pocos minutos antes de sumarse a la turba y li-

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derar el asesinato de Alfaro. Esto fue negado siempre porDíaz.El espectáculo fue horrendo. Los cadáveres desnudosfueron amarrados por la turba de pies y manos. Al ca-dáver del periodista liberal Luciano Coral un abogado lecortó la lengua y la llevaba en la punta de su bastón mos-trándola a la gente.Mujeres como María Mónica Constante, alías La Chim-borazo y Emilia Laso encabezaron la carnicería, arras-trando ellas mismas los restos de los generales asesinadospor prácticamente toda la ciudad, desde el Penal GarcíaMoreno en el centro hacia las afueras, a un descampadoen el norte de Quito conocido como El Ejido (hoy es unparque de la ciudad) desde tiempos coloniales.Los cadáveres de Eloy Alfaro y Ulpiano Páez, fueronarrastrados por las calles Rocafuerte, Venezuela y Gua-yaquil, pasando por las plazas de Santo Domingo y LaIndependencia, para luego converger hacia el Ejido. Unavez ahí, se encendieron por lo menos cinco hogueras paraquemar los restos, ya muy deteriorados por el arrastre alo largo de muchas cuadras sobre calles pavimentadas depiedra.Fue desde el tejado de una casa en la Plaza de Santo Do-mingo, que Gangotena pudo ver lo siguiente:

“Me fui hasta la esquina a tiempo para al-canzar a ver pasar el cuerpo desnudo de donEloy Alfaro, que fue el que primero bajaron.Iba el cadáver desnudo de cintura arriba, en laspiernas conservaba un calzón azul de paño; allado de de la boca, en el lado izquierdo, teníauna herida, que no pude saber si era de bala-zo o de arma blanca. La cabeza parecía tenertriturados todos los huesos del cráneo, de talmanera que temblaba como una bolsa de ge-latina: mil años viviré que no olvidaré nuncalo que he visto. En la caja del cuerpo, que ibadescubierta, yo no pude ver herida alguna, aun-que decían que tenía una en la tetilla izquierda.Ví, sí, manchas de sangre en el pecho, pero nome parecieron sino provenientes de la heridade la cara. Al ver pasar esa masa horripilan-te, no pude contener un gesto de horror, mellevé constantemente las manos a la cara y seme escapó un grito “qué horror”. Pero enton-ces un muchacho me increpó, “canalla ajo” megritó, apuntándome con un revólver (...) El po-pulacho llevó los cadáveres por toda la carreraGuayaquil, hasta la Plaza de La Alameda, endonde se dice que mutilaron el cuerpo de donEloy Alfaro, cortándole el miembro viril.”[10]

Gangotena relata a continuación, que los asesinos arma-dos le obligaron a aplaudir el espectáculo horrendo quepresenciaba a punta de pistola.Aunque la turba gritaba “viva el pueblo católico”, la Igle-

sia Católica no participó en la masacre. El arzobispo deQuito, Federico Gonzáles Suárez, relató luego de los he-chos:

“En los momentos en que los cadáveres delos Generales Eloy Alfaro y Ulpiano Páez, eranarrastrados por la Plaza de la Independencia,un grupo del pueblo penetró al Palacio Arzo-bispal y se dirigió decididamente a los departa-mentos ocupados por el I. y Rvmo. señor Arzo-bispo. Al oír el ruido, salió de su cuarto Mon-señor González Suárez y adelantándose a losdel grupo, les preguntó qué querían. A lo quele contestaron: Dénos su Señoría Ilustrísima elpermiso para repicar las campanas de la Cate-dral, porque el señor Sacristán Mayor (enton-ces el Presbítero señor José Miguel Meneses)no quiere permitirnos. Y ¿por qué quieren uste-des repicar las campanas de la Catedral?, repli-có el I. señor Arzobispo. Porque, contestaron,debemos alegrarnos de que hayan desapareci-do los que tanto perseguían a la Iglesia. La Igle-sia no puede aplaudir esta conducta, y así uste-des deben retirarse de aquí y les prevengo queno han de poner un dedo en las campanas deninguna iglesia, concluyó el Prelado. No hubo,pues, repiques de campana en las iglesias ca-tólicas, como pretendieron algunos exaltados”[11]

Ni el Ejército ni la Policía presentes intervinieron, hastacuando los asesinos dejaron la hoguera que el escritor Al-fredo Pareja Diezcanseco llamó “la Hoguera Bárbara”. Sesupo que el Gobierno dio la orden de no reprimir ni inter-venir, tanto a los mandos militares, cuanto al intendentede Policía de Quito. El intendente declaró en el procesoque fue el propio Freile quien le dio la orden de no impe-dir los desmanes, por lo que renunció inmediatamente.Gangotena relata que la turba arrastró los cuerpos por to-da la Plaza de la Independencia y luego bajó hacia SanAgustín, en donde vivía Freile Zaldumbide, en cuya ca-sa intentaron penetrar para dejarle los muertos, cosa queimpidió la guardia presente. Freile declaró que estaba en-fermo y en cama, por lo que se excusó de salir a ver elespectáculo.Gangotena describe que fue a ver la escena en el parquecapitalino, cerca de las 16:30. Nos precisa que no uno hu-bo una sola hoguera, sino por lo menos cinco, alineadasde este a oeste en el descampado y que solo la que con-tenía los despojos de Eloy Alfaro y Luciano Coral, habíadestruido mayormente los restos. Mezquina hasta con elcombustible, la chusma dejó a medio quemar y reconoci-bles los restos del general Ulpiano Páez, así como los deMedardo y Flavio Alfaro, en cuyos cadáveres mutiladosera posible todavía ver las vísceras. Se podían ver tam-bién, precisa el testigo, los restos de las cuerdas que losasesinos amarraron en los tobillos de las víctimas. Algu-nos niños jugaban con los muertos, picándolos con palos.

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Sobre los restos de Eloy Alfaro, precisa:

“Había ahí, a las 4 y media que llegué, cua-tro (luego destaca que son cinco) piras ardien-do. En el número 1 estaban Eloy Alfaro y Lu-ciano Coral. En el 2 el general Manuel Serrano,en el 3 el general Ulpiano Páez, en el 4, Flavioy Medardo Alfaro, en el 5 había sido puestoMedardo, pero como se apagara, habían tras-lado el cadáver a la hoguera en la que estabaFlavio. A la hora en que yo vi este terrible es-pectáculo, el fuego estaba ya casi apagado. Nohabía llamas, sino apenas brazas de candela, loscuerpos medio carbonizados con la propia gra-sa entretenían al fuego expirante,lo que produ-cía mucho humo, de un olor nauseabundo(...)en la primera el que estaba más consumido porel fuego era don Eloy Alfaro, Coral también es-taba irreconocible, los dos tenían carbonizadaslas cabezas y el flanco del cuerpo y los muslos,don Eloy tenía una canilla enteramente carbo-nizada, los pies y las manos de los dos, contra-idas horriblemente, estaban casi intactas. Estahoguera parece ser la que más combustible tu-vo, y por ende, la que más destruyó los cadá-veres.” [12]

Empero, como si nada hubiera ocurrido, una banda demúsica ofreció una retreta frente a la casa de gobierno,el Palacio de Carondelet. Los diarios de la época apenasreportaron el hecho con pequeñas notas. Al término de surelato, Gangotena precisa que el sentir de la opinión pú-blica fue de condena hacia las atrocidades cometidas, pe-ro se justificaban los asesinatos. También anota que solo abalazos podría el Gobierno haber recuperado los cuerpose impedido la barbarie, pero estima que es poco probableque el Ejército hubiera cumplido la orden de disparar ala turba. Reprocha también al coronel Sierra su absolutainacción frente a lo que ocurría y el accionar de la prensacon diarios políticos, que representaban a Leonidas Plazay Julio Andrade.[13]

El fiscal Jaramillo cuestionó duramente la acción del Ejér-cito, que al parecer facilitó el asalto al penal y dio armasa los asesinos como Cevallos y otros. El Ejército habíaderrocado al presidente Alfaro pocos meses antes y noquería su regreso.Ayala Mora, quien ha escrito una moderna historia delEcuador, señala según su opinión: “No hay elementos su-ficientes para acusar a Plaza, pero es en cambio incuestio-nable que fueron los placistas junto con los conservadoresy clérigos los que azuzaron a la multitud enloquecida”.

Vargas Vila atribuyó el crimen tanto a los conservadores,como Carlos Tobar, quien había declarado años antes dela tragedia, que a Alfaro había que quemarlo como a unhereje, cuanto a Plaza, por su afán de quedarse con elpoder.

Junto a Eloy Alfaro, murieron (aunque no todos en el mis-mo día ni en el mismo lugar) Manuel Serrano, Flavio Al-faro, Ulpiano Páez, Luciano Coral, Pedro Montero, Me-dardo Alfaro, Belisario Torres, Luis Quirola.A partir de ese día, se inició en el país la persecuciónde los alfaristas, y hasta 1916 en que ya gobernaba Leo-nidas Plaza Gutiérrez, se registraron alrededor de 8.000muertos, debido a una guerra civil que se desató en Es-meraldas.

6 Mausoleo y homenajes

A escondidas, sin los honores a los que tenía derecho co-mo ex presidente de la República y general del Ejército,los irreconocibles restos del presidente Alfaro y sus te-nientes fueron enterrados en un cementerio público deQuito. En el acta de defunción se anotó como causa demuerte que “lo había matado el pueblo”. El acta no re-gistra peritaje médico alguno y tomando en cuenta quesegún Gangotena, en la misma pira se quemó a Alfaro yLuciano Coral, hasta quedar irreconocibles, no hay cer-teza de que se hayan podido identificar sus restos debi-damente, a diferencia de otros de los martirizados cuyoscuerpos no fueron totalmente quemados por falta de su-ficiente combustible. En los años 40 del siglo XX se tras-ladaron las que se cree son sus cenizas hacia Guayaquil,en cuyo Cementerio General se levantó unMausoleo, conun busto de bronce. Durante la presidencia de Rafael Co-rrea Delgado, en 2008, parte de las supuestas cenizas delViejo Luchador fueron retiradas y trasladadas con hono-res militares al complejo llamado Ciudad Alfaro, en lapoblación manabita de Montecristi, su tierra natal, quetambién albergó a la Asamblea Constituyente de 2008. ElMausoleo, decorado con murales, contiene lo que se su-pone son las cenizas de Alfaro en una urna. La celda delPenal García Moreno donde fue muerto nunca más fueocupada. Actualmente hay un busto de Alfaro en ella.En los años 1980 surgió un armado terrorista llamadoAlfaro Vive ¡Carajo!.En las principales ciudades ecuatorianas hay calles y ave-nidas en honor a Alfaro. La avenida Eloy Alfaro es unade las principales de Quito.En la capital se levanta también un obelisco que señalaun lugar muy cercano al real, en el cual la turba quemólos despojos del presidente Alfaro y sus tenientes, proba-blemente en el sitio que Gangotena señaló como la piranúmero uno. El obelisco, pintado de rojo, está coronadopor una antorcha en el centro del parque de El Ejido. Elobelisco tiene una placa que dice “Martirio y glorificaciónde Alfaro, 28 de enero de 1912”.En frente del obelisco, el alcalde Paco Moncayo hizo le-vantar una estatua de Alfaro. Cada 5 de junio, aniversariode la Revolución, los colegios públicos de Quito le rindenhomenaje, depositando ofrendas florales. También reali-zan una ceremonia en su memoria las logias masónicas

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Condecoración General Eloy Alfaro Delgado.

de la capital.En Guayaquil, un gran monumento levantado a media-dos del siglo XX recuerda al general Alfaro, y lo muestraliderando la Revolución liberal.Actualmente el principal premio que otorga la AsambleaNacional lleva su nombre: Condecoración General EloyAlfaro Delgado.

7 Referencias[1] http://especiales.elcomercio.com/2012/01/eloy_alfaro/

docs/Los_ultimos_dias_de_Alfaro_cuaderno3.pdf

[2] Paco Moncayo aclara que Eloy Alfaro ya ostentó en vidarango de General

[3] Paco Moncayo aclara que Eloy Alfaro ya ostentó en vidarango de General

[4] Especiales El Comercio - Gangotena, Cristóbal: Relato –Eloy Alfaro

[5] Roberto Andrade

[6] Especiales El Comercio - Gangotena, Cristóbal: Relato –Eloy Alfaro

[7] Jaramillo Alvarado, Pío: La victimación del general EloyAlfaro y sus tenientes

[8] Jaramillo Alvarado, Pío: La victimación del general EloyAlfaro y sus tenientes

[9] Jaramillo Alvarado, Pío: La victimación del general EloyAlfaro y sus tenientes

[10] Especiales El Comercio - Gangotena, Cristóbal: Relato –Eloy Alfaro

[11] Jaramillo Alvarado, Pío: La victimación del general EloyAlfaro y sus tenientes

[12] Especiales El Comercio - Gangotena, Cristóbal: Relato –Eloy Alfaro

[13] Especiales El Comercio - Gangotena, Cristóbal: Relato –Eloy Alfaro

• Grupo El Comercio: Los últimos días de Alfaro,cuaderno 1

• Grupo El Comercio: Los últimos días de Alfaro,cuaderno 2

• Grupo El Comercio: Los últimos días de Alfaro,cuaderno 3

• Grupo El Comercio: Los últimos días de Alfaro,cuaderno 4

• Grupo El Comercio: Los últimos días de Alfaro,cuaderno 5

8 Enlaces externos

• Wikimedia Commons alberga contenido multi-media sobre Eloy Alfaro. Commons

• Wikiquote alberga frases célebres de o sobreEloyAlfaro. Wikiquote

• Los Alfaro - Eloy Alfaro

• EduFuturo.com - Eloy Alfaro

• La Revolución Liberal

• Alfredo Pareja Diezcanseco - Alfaro, la revolución,la hoguera y sus victimarios

• Epílogo. El Liberalismo y el Oriente (1895-1925).]

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9 Text and image sources, contributors, and licenses

9.1 Text• Eloy Alfaro Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Eloy%20Alfaro?oldid=80861858 Colaboradores: Rosarino, Ejmeza, Jynus, Ramjar, Xa-

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