Elogio a Todos Los Ciclistas Urbanos

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Todos respiraríamos mejor por cada bici que sustituyera a un coche en la ciudad. La bici es un poderoso símbolo del cambio que se nos avecina. M adrid, un cruce de calles en el barrio de Chamberí. Es el punto de encuentro con Car- los. Llego y lo primero que comentamos es que la ciudad está fagocitada por el coche. ¿Donde están las bicis? Me expli- ca lo distinto que es Portland, Austin o la mítica Nueva York, llenas de miles de ciudadanos a pedales. Hablamos de la paralización de la bici pública de alquiler en la ciudad con motivo, alegan, de la cri- sis. Pero ¿cuál de ellas? Si se analiza en profundidad, la bici puede ahora incluso cumplir una función práctica y económi- ca para más personas. ¿Será una crisis de voluntad política o una crisis de domina- dores culturales? Ninguna de estas crisis tiene remedio rápido. Seguimos comentando sobre los mo- vimientos en defensa de la bicicleta como medio de transporte urbano, que tienen en Madrid plaza activista bien reconoci- da, y sus memorables masas críticas así lo demuestran. Aunque llegamos a la con- clusión de que, como en tantas ciudades, la batalla en el asfalto la tiene ganada, de momento, el vehículo de motor de com- bustión... mientras ruge alguna ruidosa moto y el compresor de los aires acondi- cionados de los coches que esperan la sa- lida en el semáforo también aporta ruido y agua condensada. ¡Más calor y suciedad para la ciudad compartida y más fresquito en el habitáculo privado! Divagando, lle- gamos a la conclusión de que la batalla se pierde, de momento, porque con los indi- cadores igual nos hemos equivocado. PERO SI VALORÁRAMOS COMO PRIORIDAD social la calidad del aire que respiramos en las ciudades, ¿no sería todo algo dis- tinto? Si culturalmente el valor del aire de calidad estuviera instaurado en nues- tra concepción de la vida urbana, tanto militantes de la bici, como militantes del caminar y hasta los usuarios del excelente contaminador móvil de la urbe, quizás to- dos tendríamos más claro que ensuciar el aire no debe ser gratuito. Ahora lo es. Pensemos en un paisano estresado que entra por el norte de la ciudad rumbo a gestiones varias de su vida cotidiana. El tubo de escape llena metros cubicos del aire de todos desde el km 0. Entre paradas de semáforos, posibles acelerones de sali- da de campeón de lo inútil y frenazos por ir demasiado rápido: más metros cubicos de basura áerea que inhalamos otros mu- chos miles de ciudadanos. Compras aquí y allá, gimnasio para cuidar la salud (!!!) y gestiones en la otra punta a mediodía. Comida con los colegas en la zona oeste, a la que va nuestro imaginario conductor cotidiano aprovechando túneles y servi- ciales preferencias. Por la tarde, a otras gestiones, rumbo al este para volver al párking del centro social donde hablará de lo mal que está el tráfico y de la subida del combustible, mientras lee en una re- vista la decadencia de la Fórmula 1 y las carreras de motos. Miles de metros cúbi- cos de aire que respiramos todos tienen la contribucción individual de un ciuda- Elogio a todos los ciclistas urbanos Yo cambio Ideas y propuestas para hacer frente al cambio climático y global en la vida cotidiana 16 integral LATINSTOCK

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Es un Elogio a Todos Los Ciclistas Urbanos

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Todos respiraríamos mejor por cada bici que sustituyera a un coche en la ciudad. La bici es un poderoso símbolo del cambio que se nos avecina.

Madrid, un cruce de calles en el barrio de Chamberí. Es el punto de encuentro con Car-

los. Llego y lo primero que comentamos es que la ciudad está fagocitada por el coche. ¿Donde están las bicis? Me expli-ca lo distinto que es Portland, Austin o la mítica Nueva York, llenas de miles de ciudadanos a pedales. Hablamos de la paralización de la bici pública de alquiler en la ciudad con motivo, alegan, de la cri-sis. Pero ¿cuál de ellas? Si se analiza en profundidad, la bici puede ahora incluso cumplir una función práctica y económi-ca para más personas. ¿Será una crisis de voluntad política o una crisis de domina-dores culturales? Ninguna de estas crisis tiene remedio rápido.

Seguimos comentando sobre los mo-vimientos en defensa de la bicicleta como medio de transporte urbano, que tienen en Madrid plaza activista bien reconoci-da, y sus memorables masas críticas así lo demuestran. Aunque llegamos a la con-

clusión de que, como en tantas ciudades, la batalla en el asfalto la tiene ganada, de momento, el vehículo de motor de com-bustión... mientras ruge alguna ruidosa moto y el compresor de los aires acondi-cionados de los coches que esperan la sa-lida en el semáforo también aporta ruido y agua condensada. ¡Más calor y suciedad para la ciudad compartida y más fresquito en el habitáculo privado! Divagando, lle-gamos a la conclusión de que la batalla se pierde, de momento, porque con los indi-cadores igual nos hemos equivocado.Pero si valoráramos como Prioridad social la calidad del aire que respiramos en las ciudades, ¿no sería todo algo dis-tinto? Si culturalmente el valor del aire de calidad estuviera instaurado en nues-tra concepción de la vida urbana, tanto militantes de la bici, como militantes del caminar y hasta los usuarios del excelente contaminador móvil de la urbe, quizás to-dos tendríamos más claro que ensuciar el aire no debe ser gratuito. Ahora lo es.

Pensemos en un paisano estresado que entra por el norte de la ciudad rumbo a gestiones varias de su vida cotidiana. El tubo de escape llena metros cubicos del aire de todos desde el km 0. Entre paradas de semáforos, posibles acelerones de sali-da de campeón de lo inútil y frenazos por ir demasiado rápido: más metros cubicos de basura áerea que inhalamos otros mu-chos miles de ciudadanos. Compras aquí y allá, gimnasio para cuidar la salud (!!!) y gestiones en la otra punta a mediodía. Comida con los colegas en la zona oeste, a la que va nuestro imaginario conductor cotidiano aprovechando túneles y servi-ciales preferencias. Por la tarde, a otras gestiones, rumbo al este para volver al párking del centro social donde hablará de lo mal que está el tráfico y de la subida del combustible, mientras lee en una re-vista la decadencia de la Fórmula 1 y las carreras de motos. Miles de metros cúbi-cos de aire que respiramos todos tienen la contribucción individual de un ciuda-

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Ideas y propuestas para hacer frente al cambio climático y global en la vida cotidiana

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dano motorizado que no hace nada por el bien común (usa la ciudad para sus cosas) y que llena de tóxicos el aire de todos, en la ciudad ahora enferma.

Ahora que todo puede cambiar, que de-be cambiar, el valor del aire de la mayor calidad posible deberíamos convertirlo en un valor sagrado de la urbanidad/humani-dad. Algunos verían reducidas sus liberta-des de movimientos tóxicos y las mayorías apreciaríamos más la belleza artificial de la gran obra humana ciudadana. Todos res-piraríamos un poco menos de contamina-ción por cada vehículo de combustión que dejara de usar la ciudad y todos los ciclistas serían héroes anónimos que desplazan sus cuerpos y hasta sus pequeñas mercancías con poco ruido por precisos, amplios y se-guros carriles bici.

Carlos y yo acordamos meterle mucha más mano a la bici en estas páginas e inten-tar dar a conocer todo lo posible la diver-sidad creativa entorno a la máquina verde y sus conductores en las ciudades (bicihé-roes para nosotros en todas sus vertientes). Las bicis van a ayudar mucho a cambiar este mundo, estamos convencidos.lo que son las cosas, en el quiosco de

la estación de tren, me pillo el último nú-mero de Integral y, mira por dónde, tienen a bien comentar un libro que me genera

conmoción debido a lo sinérgico del día, poniendo broche de lujo a nuestras com-plicidades como comunicadores. Elogio a la bicicleta, de Marc Augé, antropólogo y etnólogo francés, se convierte en una búsqueda casi frenética por hacerme con un ejemplar como sea. Gedisa lo edita y no tardo más que un rato en solicitar un ejemplar que llega a mis manos en po-co tiempo. El libro es menudo, de letra grande y de sabiduría revolucionaria. Po-ne puntos sobre las íes de nuestra parti-cular conspiración, llevándome del mito a la epopeya y concluyendo en la utopía posible. El autor se va a su infancia y a las sensaciones vividas sobre la bicicleta. Reclama el retorno del mito del Tour de Francia en base a sus héroes de cuando joven y del valor cultural y promocional de la bici a recuperar en todas las vueltas ciclistas. Admira y analiza la irrupción de la bicicleta pública de alquiler en París y

Barcelona , y desgrana las posiblidades de revolución urbana que tenemos delante. Indica que la bicicleta encarna una bella utopía, una promesa de felicidad, que po-demos soñar y proyectar a grandes rasgos una ciudad utópica del futuro donde la bicicleta y el transporte público sean los únicos medios de desplazamiento.

A estas alturas, y desde la contraportada, yo me creo que he encontrado el bicigrial mientras le doy fuerza a los planes con Carlos ideados unos días antes (presentar a los biciacompañantes, descubrir méto-dos y tipos de trailers de los trabajadores sobre bicis, destacar las planificaciones urbanas más potentes...).

Algunos lemas del libro los hacemos nuestros enseguida: “El milagro del ciclis-mo devuelve a la ciudad su carácter de tie-rra de aventura o, al menos, de travesía”; “El ciclismo es puro humanismo: pedaleo luego existo” y “ ¡Arriba las bicicletas, para cambiar la vida!”.comenta augé que, en su humildad, la bicicleta nos enseña, ante todo, a estar en armonía con el tiempo y el espacio. Nos hace redescubrir el principio de realidad en un mundo invadido por la ficción y las imágenes. El ciclismo es un humanismo que abre con renacidos bríos las puertas de la utopía y de un futuro más esperan-zador: el símbolo de un futuro ecológico para la ciudad del mañana y de un proyec-to urbano que tal vez podría reconciliar a la sociedad consigo misma.

Al final del libro, el autor compara el efecto pedalada con el efecto mariposa, y describe un escenario futuro lleno de creatividad entorno a la bici: diseñadores extremos, mecánicos insuperables, tuna-dores exquisitos... Imagina un mundo don-de los investigadores multiplican los des-cubrimientos: bicis plegables, portátiles, todoterreno, musicales, acuáticas, bicis a vela... Los científicos están a un paso de descubrir la manera de capturar la energía desplegada por los ciclistas y, con ese pro-pósito, se están construyendo carreteras especialmente equipadas, e incluso en el año 2036 una prestigiosa universidad or-ganiza la conferencia internacional “La bicicleta y el fin de las ideologías” o, un año después, “La bicicleta y la muerte de Dios”... Cierro el libro y veo que la utopía ya es posible, además de necesaria. ¡Ciu-dadanos y ciclistas del mundo, uníos, que el cambio es sólo nuestro y lo mejor que nos puede pasar! manolo vílchez

"En su humildad –escribe Marc Augé en su libro 'Elogio de la bicicleta'– , la bici nos enseña a estar en armonía con el tiempo y el espacio"

visita el blog www.Yocambio.org

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en Elogio a la bicicleta, marc augé reclama el retorno del mito del tour de Francia y recuperar el valor cultural y promocional de la bici, como sucede en la vuelta ciclista a españa (en la imagen).

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