Elementos patrimoniales que caracterizan la trama urbana ...

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Elementos patrimoniales que caracterizan la trama urbana del Albaicín

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EL AGUA EN GRANADA

“¿Es que no han visto los infieles que los cielos

y la tierra estaban unidos y los separamos? ¿Y

que hicimos provenir del agua a todo ser

viviente?” Corán 21 – 30

El agua desde la antigüedad ha representado la subsistencia de la vida y la eterna

juventud. En Granada el agua está ligada a la historia y la cultura musulmana o, lo que

es lo mismo, al ADN mismo de la ciudad.

El agua, además de fuente de vida, de calma y de salud, hacía en la Granada musulmana

las veces de un espejo capaz de reflejar y multiplicar la decoración. Unida a la luz,

incrementa el dinamismo de su casco urbano y origina composiciones místicas

incomparables.

La Alhambra, de

hecho, es el mejor de

los ejemplos para

demostrar la

importancia del agua

en la cultura

musulmana.

Los árabes que poblaron la Península durante

varios siglos, no concebían la vida y una ciudad sin

el agua, por lo que la cultura de los baños o

Hammam fueron progresivamente siendo

difundidos por toda la geografía ibérica.

Los baños árabes son una muestra de la

importancia del agua de la cultura musulmana. Este

culto al agua era debido a las propiedades del

líquido y cómo afectaba positivamente a los

cuerpos y organismos que podían disfrutarlo.

Múltiples usos del agua.

El agua significa el origen de la vida y del conocimiento.

El agua es un símbolo poderoso de renacer y vivificación

El agua representa la pureza

El agua es un don perteneciente a todos

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El aljibe natural de Sierra Nevada

Granada cuenta con un gran aljibe natural que es

Sierra Nevada. Sierra Nevada es el eslabón más poderoso del

Sistema Penibético.

Otra fuente de abastecimiento lo constituyen las

aguas subterráneas, del acuífero de la Vega de

Granada.

Las aguas del Genil proceden de Sierra Nevada

y las de rio Aguas Blancas, de la Sierra de

Huétor y de Sierra Nevada.

El agua en el Albayzín. La acequia de

Aynadamar

El agua que llegaba al Albaicín procedía,

fundamentalmente, de la Acequia de

Aynadamar, construida en el siglo XI por

el emir zirí Adb Allah. El origen de la

acequia está en Fuente Grande (llamada así

por ser el manantial más caudaloso del

entorno de Granada), antiguamente llamada

Fuente de las Lágrimas (Ayn al-Dama),

situada en el término municipal de Alfacar.

En la actualidad sólo llega hasta el Fargue,

ya que, de ahí en adelante, se ha perdido.

Otro punto de abastecimiento procedía del río Darro por la

Acequia de San Juan que entraba por detrás del Palacio de

los Córdova y discurría por la calle San Juan de los Reyes.

El agua de la Acequia de Aynadamar entraba

subterráneamente por la Puerta de Fajalauza, situada en la

parte alta del Albaicín y, a través de 12 ramales, abastecía

de agua a los aljibes, tanto públicos como privados.

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La distribución del agua:

Los aljibes y sus tipos

Aljibe de San Cristóbal

En el siglo XIII, este área era conocida como

Aljama al-Xarea o Yami’ al-Shari’a (shari’a

significa explanada), y durante el reinado

nazarí, se utilizaba para hacer grandes

celebraciones religiosas al aire libre.

Posteriormente se construyó en esta zona la

Mezquita de la Xaria y adyacente a ella, el

Aljibe de San Cristóbal.

El aljibe de

San Cristóbal cumplía un importante papel. Por un

lado, tenía una función religiosa, ya que permitía que

los fieles se purificasen antes de entrar a rezar a la

Mezquita. Por otro lado, desempeñaba un fin social,

ya que acumulaba y distribuía el agua potable

procedente de la Acequia de Aynadamar entre los

vecinos.

Aljibe de Paso

Se encuentra cerca de la Iglesia de San

Gregorio Alto o Magno. Hoy, en el lugar,

hay un convento de monjas de Cristo Rey

Su nombre de Paso se debe a que era un

aljibe de decantación de limos en el ramal

principal de la acequia de Aynadamar.

Tenía una característica especial: que era

el único que no estaba sometido a un

horario fijo de llenado

Su planta es rectangular de 4,12 x 1,60

metros y su altura es de 3,34 metros. Está

cubierto con bóveda de arista trasdosada

al exterior.

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Aljibe de la Vieja o de la Rábita

Se construyó en el siglo XIV durante la

época Nazarí.

Este aljibe pudo pertenecer a una rábita

(fortaleza militar y religiosa

musulmana), de ahí su nombre, o a una

mezquita llamada del Olivo.

Consta de una nave rectangular de 4,89

x 2,35 metros y 4,04 metros de altura. Se

cubre con una bóveda esquifada cortada

por otra de cañón.

Su portada presenta un arco de herradura

apuntado y un pequeño tramo abovedado

donde se ubica la boca, la cual está

rematada por un arco rebajado, todo en

ladrillo. Su capacidad es de 31 m3.

La enigmática leyenda…

Aljibe de San Luis

El Aljibe de San Luis se encuentra en la parte más

alta del Albayzín, junto a la Iglesia de San Luis,

de la que toma su nombre. Este aljibe está

fechado entre los siglos XIV-XV, y es coetáneo de

la mezquita de la Pureza o Masyd al-Safa. Era un

aljibe de paso para la decantación de limos

(separar el agua del lodo) y recogía las aguas de

un ramal secundario de la acequia de Aynadamar.

Según cuenta esta leyenda de Granada, el aljibe se

encontraba en el huerto de una anciana solitaria llamada

“María La Tomillo”. Su única preocupación era una

higuera que daba frutos de espectacular sabor. Tanto, que

llegaron a hacerse famosos, pero pocos podían probarlos, ya

que María vivía vigilante de día y noche para que nadie los

robase y lanzaba piedras a los curiosos.

Hasta tal punto llegó su obsesión que, según cuentan, un

día, la anciana, en un ataque de rabia, hizo un pacto con

Satanán para que todo aquel que probase los frutos de su

ansiado árbol enfermase. María La Tomillo vendió la

eternidad de su alma a cambio de que el sabor de sus higos

tornase de dulce a amargo. Por casualidad, la anciana

apareció muerta a los pocos días cerca de la higuera.

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El Carmen del Aljibe del Rey

Es el mayor de los aljibes musulmanes de Granada, que data

del Siglo XI y con 300 m3 de capacidad. Consta de 4 naves.

En la actualidad sus bóvedas quedan dentro del llamado

Carmen del Aljibe del Rey, sede de la Fundación

AguaGranada.

En la planta baja del Carmen

del Aljibe del Rey y alrededor

de sus patios se creó con

carácter permanente el Centro

de Interpretación del Agua.

El carmen del Aljibe del Rey encierra en su subsuelo el

mayor aljibe histórico de la ciudad: se denomina Aljibe

del Rey, también conocido como Aljibe Real y Aljibe

Viejo, que venía históricamente alimentando un ramal de

la acequia de Aynadamar, procedente de "Fuente Grande"

y que desde el Siglo XI abastecía las dependencias y las

huertas del Rey Badis, de la dinastía Zirí.

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n el Albayzín, es habitual encontrarnos con aljibes, que han llegado hasta

nuestros días desde los tiempos de la ocupación musulmana. Los aljibes fueron

construidos para recoger el agua proveniente de las lluvias, y mediante

canalizaciones, llevarla al alcance de la población. Esa era la principal función

del Aljibe de San Bartolomé.

El Aljibe de San Bartolomé, está adosado a la Iglesia de San Bartolomé.

El agua era considerada por la cultura islámica como un

regalo divino, por tanto, era de vital importancia su

aprovechamiento y distribución. Por razones religiosas

era muy habitual que los aljibes se encontraran en las

puertas de las mezquitas. Como son los casos del Aljibe

de San Luis y el Aljibe de la Plaza del Salvador.

La construcción del Aljibe de San Bartolomé es época

nazarí, está datado entre los siglos XIII-XIV. De esta

misma época son entre otros, los aljibes de la Cruz de

Piedra, el de Bibalbonud, el de Trillo y el Aljibe de Polo.

Todos ellos forman parte de la extensa red de aljibes que

recorren el Albayzín.

l Aljibe de San Bartolomé, es de planta rectangular.

Sus dimensiones son: 5.29 metros de largo, 2.67

metros de ancho y 3.70 metros de altura. Está cubierto

por una bóveda esquifada cortada en perpendicular

por otra de medio cañón. El suelo está revestido por baldosas

que se colocan alternativamente en hileras que discurren en

paralelo al lado mayor. Los muros son de tapial en la nave y

de ladrillo en el tramo donde se sitúa la boca del pozo, que

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está rematada por un arco de medio punto. El aljibe de San Bartolomé tiene una

capacidad de 30 m³. Cuando se construyó la Iglesia de San Bartolomé, el aljibe se

conservó adosado a esta. Quedando el lado izquierdo, parcialmente oculto por el muro

de la Iglesia. El acceso al Aljibe de San Bartolomé se hace a través de un pequeño

compás que se abre frente a la puerta principal del templo.

El Aljibe de San Bartolomé, tiene una peculiaridad que lo hace único.

Con el objeto de adaptar su uso al de una iglesia cristiana, sufrió una

pequeña reestructuración. Esta consistió en cubrir la boca del aljibe con

una bóveda inclinada que se taladró para poder sacar el agua de su

interior. Con esta agua se llenaba la pila bautismal que quedaba justo

encima del aljibe. Lo más paradójico de esta historia, es que los niños

que eran bautizados en la Iglesia de San Bartolomé, recibían las aguas

del Aljibe de San Bartolomé, una obra hidráulica de factura musulmana.

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n pleno Albayzín, al final de la calle del Agua, por donde antaño discurría la acequia de Aynadamar y casi escondida en un recoveco, se encuentra una de las edificaciones más

singulares del barrio. La Casa de los Mascarones, está, debe su nombre a los dos rostros barbudos tallados en piedra que penden de su fachada, y que son testigos mudos de su dilatada historia.

Nos remontamos a finales del siglo XV, cuando “La Casa de los Mascarones” no existía como tal, sino que eran varias viviendas moriscas independientes, a las que se accedía por medio de un adarve. Un adarve era un callejón particular que daba acceso a los edificios, y que se cerraba por la noche. Este sistema de construcción era muy típico del urbanismo musulmán, que conseguía así viviendas luminosas, sin perder un ápice de intimidad. Tras la conquista de Granada por los Reyes Católicos, las casas ocupadas por la población musulmana fueron abandonándose paulatinamente. A principios del siglo XVII, habitó la casa

el poeta granadino Pedro Soto de Rojas, que había sido nombrado canónigo de la cercana Iglesia del salvador.

Para convertir la Casa de los Mascarones en su vivienda, hizo una importante transformación del interior, uniendo las diferentes casas para conseguir espacios más abiertos.

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ra una noche oscura sin luna, las horas habían pasado sin darse cuenta y las calles estaban desiertas. Era así como a él le gustaba pasear por Granada cuando buscaba inspiración. De Plaza Nueva al paseo de los

Tristes y allí por la Cuesta del Chapíz, a su casa en el “Carmen de los Mascarones” en el Albaicín.

José de Mora llevaba varias semanas dándole vueltas a la cabeza y el paseo nocturno siempre le había ayudado a encontrar la inspiración, pero en esta ocasión el encargo de los clérigos regulares menores de san Francisco Caracciolo, una imagen del Cristo crucificado para su nueva capilla hecha tras la renovación de la iglesia, se le estaba haciendo duro de imaginar.

En los días anteriores el genial artista había dibujado montones de bocetos para la escultura, pero ninguno le satisfacía. José de Mora era uno de los mejores imagineros de Granada y este encargo debía convertirse en su obra maestra y así poder expresar su gran devoción. La dificultad de expresar en la talla el sufrimiento de la pasión de Jesús y la agónica muerte le

tenía absorbido y los dibujos que hasta entonces había realizado, no llegaban a reproducir con fidelidad las líneas y trazos que emanaban de su mente. Con su paso tranquilo y sosegado José de Mora se encaminaba por la ribera del río Darro con dirección a la Cuesta del Chapiz, cuando una mirada despistada al río le dejó helado: Un bulto negro iba rodando entre las aguas. José de Mora se arrojó al río pues reconoció, en el último instante, que el bulto era una persona y que podría necesitar ayuda.

Luchando contra la fuerte corriente pudo rescatar el cadáver de un hombre de unos treinta años, muerto al parecer ahogado. Observó con más detenimiento el rostro del cadáver y pudo ver en su cara la penosa y dura agonía que tuvo que padecer el ahogado al perder su vida. José de Mora vio en un instante lo que con tanta obstinación le habían negado las Musas. La inspiración artística se iluminó: Tenía ante sí lo que andaba buscando y sin pensárselo dos veces, cargó al muerto cuesta arriba hacia su estudio.

Todo el resto de la noche lo pasó tomando apuntes y bocetos con el cadáver desnudo. Cuando consideró que su inspiración quedaba plasmada para ejecutar su obra maestra, dio parte a las autoridades de su hallazgo, no sin tener algunos problemas incluso con la Inquisición.

Se dice que llegó a crucificar al ahogado en el taller, buscando realismo.

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Recorrido por los aljibes del

Albaycín

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Este es uno de los momentos que se quedaran en

nuestra memoria, no solo por lo que vimos y

aprendimos, sino también por lo que compartimos

en grupo.

De eso se trata las excursiones, de poder llevarse

bien entre todos y poder aprender en comunidad.

En este recorrido, pudimos observar el patrimonio

que nos rodea, y poder aprender más del lugar en

el que vivimos.

Comenzamos hablando sobre los romanos y como

se las ingeniaron para traer el agua desde la sierra,

sobre los musulmanes y la huella que dejaron,

sobre los aljibes y sus funciones. Mediante el guía

nos comentaba sobre todo esto, soltaba una que

otra pregunta, así ponía a prueba, nuestro

conocimiento.

El recorrido que hicimos fue divertido, además de

ser muy educativo, las vistas eran magnificas y la

explicación era detallada, asique se puede concluir,

que acabamos aprendiendo mucho en este

recorrido.