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    ANDRE BAZIN

    sea para oponerse. Candilejas no se parece a nada; sobre todo a nada de lo que Charlot haba hecho.

    Sera demasiado poco decir que este hombre de cuatro aos contina en la vanguardia del cine. Se ha colocado un golpe delante de todos; contina siendo ms que nunca"' ejemplo y el smbolo de la libertad creadora en la menos de las artes.

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    SECCJON CUARTA

    EL "WESTERN"

    XVI. EL "WESTERN" O EL CINE AMERICANO POR EXCELENCIA 1

    El U}estern es el nico gnero cuyos orgenes se confunden prcticamei)te con los del cine y que despus de m!S!i

  • A N DR E BAZI N

    a los films de "serie Z" destinados, sobre todo, a la interior. Por otra parte, casi ms lgico que lamentarse de contaminaciones pasajeras del western sera el maravillarse que las resista. Cada influencia obra sobre l como una El microbio, pierde, al entrar en contacto con l, su virul mortal. En diez o quince aos la comedia americana ha sus virtudes; si sobrevive gracias a xitos ocasionales, es solo en la medida en que se aparta en alguna forma de los nones que determinaron su xito antes de la guerra. De Noches de Chicago (1927) a Scarface (1932), el film de complet su ciclo de crecimiento. Los guiones policacos han lucionado rpidamente, y si todava hoy puede reencontrarse esttica de la violencia en el cuadro de la aventura criminal, les es evidentemente comn con Scarface, sera, sin em bien difcil reconocer a los hroes originales en el detective vado, el periodista o el "G-man". Adems, aunque pueda se de un gnero policaco americano, no cabe atribuirle la cificidad del western, ya que la literatura que exista antes no ha dejado de influenciarle, y los ltimos avatares del film criminal proceden directamente de ella.

    Por el contrario, la permanencia de los quemas drarn~icos del western.ha ,sido. demostr.q.dQ.l'.?f?n~n~"" te por la televis!2n; -o-n-efxTto delirante de las antiguas l~s de'"Hopafo;g Cassidy; y es que el wef~TZLJl{) __ envej~

    Quiz todava ms que la perennld.id histrica nos asombra su -universalidad geogrfica. Qu hay en las blaciones rabes, hindes, 'latinas, germnicas o anglosaj entre las que el western no ha cesado de cosechar xitos; qu hace interesarse por la evocacin del nacimiento de los Unidos de Amrica, las luchas de Bffalo Bill contra los in el trazado de las lneas de ferrocarril o la guerra de

    Hace falta, por tanto, que el western esconda algn que ms que de juventud sea de eternidad; un secreto . ...____ __ identifique de -alguna !Pi:lB.t:~~--C_(:JJ!:J'- esencia .mism~~l \,;lllc:.-/1. Resulta fcil decir que el .'I:E.~.~~~:,z;.,~s Basndose en que el cine es movimiento.

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    CINE Y SOC/OLOGIA

    leas son sin duda sus atributos ordin(irios, pero en ese caso el western quedara ... ~educido. a U~~-~a~ied(id __ m

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    ANDRE BAZIN

    comn entre la audiencia limitada y nacional de las western ries y la otra, universal, de los films que inspiran. De la manera que las miniaturas de los libros de Horas han como modelos para la estatuaria y para las vidrieras de las tedrales, esta literatura, liberada del lenguaje, encuentra en pantalla un escenario a su medida, como si las dimensiones la imagen se confundieran al fin con las de la imaginacin.

    Este libro pondr el acento sobre un aspecto desconocido western: su verdad histrica. Desconocido, sin duda, a causa ---------nuestra ignorancia, pero todava ms por el prejuicio slidamt:r te enraizado segn el cual el western no podra contar ms historias de una gran puerilidad, fruto de una ingenua i sin preocupacin alguna de verosimilitud psico!Qgi~'o, incluso, simplemente materi~ro-qu;' desde un de vista puramente cuantitativo, los westerns explcitamente ocupados por la fidelidad histrica son una minora. Pero no cierto que sean solo esos necesariamente los que tienen valor. Sera ridculo juzgar al personaje de Tom Mix (y ms dava a su caballo blanco encantado) o incluso a William o a Douglas Fairbanks, que hicieron los magnficos films del perodo primitivo del western, con la medida de la arqueo1V;1a, Por lo dems, una gran cantidad de westerns actuales de un honorable (pienso por ejemplo en Camino de la horca, amarillo o Solo ante el peligro) no tienen con la ms que algunas analogas bastante simples .. Son ante todo de imaginacin. Pero sera tal falso ignorar las ref~Cias rJcas .del.:western como el negar la libertad sin trabas de guiones. J. L. Rieupeyrout nos muestra perfectamente la de la idealizacin pica a partir de una historia prxima; es posible, sin embargo, que su estudio, por recordarnos lo que de ordinario es olvidado o ignorado, ndose sobre todo a los films que ilustran su tesis, deje citamente en la sombra la otra cara de l~ad esttica. aspecto servira sin embargo para darle doblemente razn. que las relaciones 9-e .la realidad histrica. con el.westem.nu~ inmediatas-y directas sf~o--ct~1~tiCaS:-1'oi .. M"ix es la ... ' _____ ........_ ____ --- ~------ .

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    tida de Abraham Lincoln, pero perpeta a su manera su culto 1 y su recuerdo. Bajo sus formas ms novelescas o ms ingenuas, el 'l westerri es _todo_lQ__con trario de una reconstrucci?n _l_l_it2_~ica. J

    ' ---------~--------- ' .. ,---- , 1 Hopalong Cassidy no difiere, al parecer, de Tarzan mas que por la ropa que viste y el marco donde se desarrollan sus proezas. Sin embargo, si alguien quiere tomarse la molestia de comparar estas historias tan encantadoras como inverosmiles, superponin-dolas, como se hace en la fisiognoma moderna con numerosos ne-gativos de rostros, se ver aparecer en trasparencia el western ideal hecho de las constantes comunes a unos y a otros: .unwes-t~.~'!. .... ~'?~P:U:egQ .. Qg __ s~.~---~.

  • ANDRE BAZIN

    enamorada tambin del buen cow-boy. Habra, por tanto, mujer de ms si el dios de los guionistas no estuviera Unos minutos antes del fin, la descarriada de gran corazn a su amado de un peligro, sacrificando su vida y su amor sin_ peranza por 1 felicidad de su cow-boy. Y al mismo tiempo definitivamente redimida en el corazn -de los espectadores.

    He aqu lo que mueve a la reflexin. Resulta evidente que' divisin entre buenos y malos no existe ms que para los bres. Las mujeres, deloms alto.aio ms (lajo dela_escala son dignas de amor, o al menos de estima y de piedad. La insignificante mujer de la vida puede siempre redimirse al amor y a la muerte, e incluso esta ltima se le dispensa en diligencia, cuyas analogas con Bola de sebo, de Maupassant; bien conocidas. Tambin es cierto que con frecuencia el. cow-boy ha tenido que arreglar alguna antigua cuenta con la ticia,. y en este caso el ms moral de los matrimonios se entonces posible entre el hroe y la herona.

    Asf_;n .EOL!lll1_!lc:l.9 . .c!~Lwestern Jas .mujeres son. buenas homb_~~ es el malo. ,Th_.IUD2.lYado_que eLmejor de. ent~e ellos redimir . de-alguna manera con sus proezas la falta original de seX.o: E~ el paraso terrestre Eva hizo caer a Adn en la iadn. Paradjicamente, el puritanismo anglosajn, bajo la sin de coyunturas histricas, invierte los hechos. La cada de mujer resulta siempre motivada por la concupiscencia de hombres.

    Es evidente que esta hiptesis procede de las mismas de la sociologa primitiva del Oeste, donde de mujeres y los peligros de una vida demasiado ruda en esta sociedad naciente 1a obligacin de proteger a sus res y a sus caballos. Contra el robo de un caballo puede la horca. Para respetar a las mujeres hace falta algo ms que miedo o un riesgo tan insignificante como perder la vida:_ fuerza p()Sitiva de un mito. El western instituye y confirma mito de la.mjerc~vestal de esas virtudes soCiales de la este mundo todava catico tiene una gran necesidad. La enCierra no solo el porvenir fsico, sino adems, gracias al

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    familiar al que aspira como la raz a la tierra, sus mismas coor-denadas morales. E~o~_fl!Y.9 __ ejemplo quiz ms significativo acabamos

    de analizar (despus del cual vendra inmediatamep.te_eLd!..LC::-401-26

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    )

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    virtudes, l hemos dicho, no son apenas compatibles con la : tud, y el sheriff, personalmente, no siempre es mejor que 1 manda a la horca. As nace y s~_confirma.una CQJJJ evit~ble y necesaria. Con-ffectiencia, apenas hay diferencia ral entre aquellos a quienes se considera como fuera de la y los que estn dentro. Sin embargo la estrella del sheriff . constituir una especie de sacramento de la justicia cuyo independiente de los mritos del ministro. A esta primera tradiccin se aade la del ejercicio de una justicia que, para eficaz, debe ser extrema y expeditiva --menos, sin embargo, el linchamiento- y por tanto, ignorar las circunstancias tes, as como las coartadas cuya verificacin resultara demas1aa larga. Protegiendo la sociedad corre el riesgo de pecar de titud hacia los ms turbulentos de sus hijos, que no son quiz menos tiles, ni incluso tampoco los menos meritorios.

    La necesidad_ de la ley no ha estado nunca ms prxima la necesidad d un.-mor

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    costumbres y de trajes. Porque los hroes '-'.1:'-''-V-' ,r __ !:_l_"-5,~-Y.-f' "1.1 universales. La guerra deSecestonperteilece_a_a histori~ sfglo-xrx;-p-ero el western ha hecho de la ms moderna a epopeyas una nueva guerra de Troya. La marcha hacia el es nuestra Odisea.

    La historicidad del western, por tanto, lejos de entrar en tradiccin con la otra vertiente no menos evidente del -su gusto por las situaciones excesivas, la exageracin hechos y el deus ex machina; todo lo que en resumen un sinnimo de inverosimilitud ingenua- fllJJJla_por el rio su_~s!tic:ily_su psicologa. La historia del cine no-fiac~ do ms que otro ejemplo de cine pico y es tambin un cine trico. Comparar la forma pica en el cine ruso y en: el amerh::ari1 no es el fin de este estudio, y, sin embargo, el anlisis de los _ tilos esclarecera sin duda con una luz inesperada el sentido trico de los acontecimientos evocados en los dos casos. N propsito se limita a hacer notar que la proximidad de los chos no tiene nada que ver con su estilizacin. Hay casi instantneas a las que la mitad de una generacin basta darles la madurez de la epopeya. Como la conquista del la Revolucin sovitica es un conjunto de acontecimientos tricos que sealan el nacimiento de un orden y de una cin. Una y otra han engendrado los mitos necesarios para confirmacin de la Historia; una y otra tambin han tenido reinventar la moral, encontrar en su fuente viva, antes de que mezcle o manche, el principio de la ley que pondr orden en caos, que separar el cielo de la tierra. Pero quiz .el_c;ip.e sido el nico lengmtj e capaz no solamente mismo George Marshall con el ttulo Destry, interpretado por Audy Murphy.

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    Esta lista es significativa. Por de pronto nos hace ver los directores consagrados que -muy probablemente-ron veinte aos antes con westerns de serie casi annimos, nen o vuelven a l en la cima de su carrera. Y est incluso William ~~L~t cuyo talento parece sin embargo oponerse al nero. Este fenmeno encuentra su explicacin en el inters del que parece haberse beneficiado al western de a 1940. Quiz la toma de conciencia nacional que preludiaba guerra bajo la era de Roosevelt haya contribuido. Nos mas a pensarlo en la medida en que el western procede historia de la nacin americana, tanto si la exalta directament' como si no.

    En todo caso este perodo da por completo la razn a la de J. L. Rieupeyrout 3 sobre el realismo histrico del gnero.

    )?ero por una paradoja ms aparente que real, los aos, guerra propiamente dicha le hicieron casi desapare-cer del . torio de Hollywood. Lo que no resulta extrao a poco que reflexione. Por la misma razn que el western se haba mu1tim cado y ennoblecido a expensas de los otros films de aven los films de guerra deban eliminarlo del mercado, al menos visionalmente. . Desde que la_ guerra pareci por fin virtualmente

    antes incluso dl restablecimiento definitivo' de la paz, el reapareci y se multiplic; pero esta nueva fase de su merece st examinada desde ms cerca.

    . La: perfeccin o, si s quiete, _el clasicismo al que el haba llegado, implic;:tl??-- que para sobrevivir tena_ que algn elemento de novedad. Aunque la famosa ley de las estticas no sirve para explicarlo todo, me parece que su cin resulta oportuna en. este caso. Los nl.ievos films de Ford, Pasin de los fuertes (1946) o Fort Apache (1948), ejemplo, representan bastante bien la renovacin barroca clasicismo de La diligencia. Sin embargo, si la nocin de puede explicar un cierto formalismo tcnico o el relativo

    Le Western ou le cinma amricain par xcellence; "7.0 arte", Ed. du Cerf, Pars, 1953.

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    sismo de tales o cuales guiones, no me parece que pueda servir para justificar. una evolucin ms compleja, que hace falta expli-car, sin duda, gracias a la perfeccin alcanzada en 1940, pero tambin en funcin de los acontecimientos de 1941 a 1945.

    De una manera convencional, 11~1Jl.ria"~u.u:~rwg:f~~n al con-junto de f mas adotadas~orcl~~~j!_~~

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    superpone. El origen se remonta a 1943 con Ox-bow de William WeHman, del que Solo anteerpeligro es desl:t:nm~I remoto. (Notemos, sin embargo, que en el film ue Zinnema es sobre todo la influencia del Mc-Cartysmo triunfante hay que tener en cuenta.) En cuanto al erotismo puede ser bin considerado como una consecuencia, al menos indirecta, conflicto blico en la medida en la que se emparenta con el tri fo de la pin-up girl. Es quiz ese el caso de The Outlaw, Howard Hughes (1943). El amor es incluso algo casi extrao western (Races profundas explotar precisamente esta cin) y con mayor razn el erotismo, cuya aparicin como dramtico supone que se utiliza ya el gnero como .un donde resalte mejor_el se_x-appeal d~_]a_her_Qin?: Tal in no presenta dudas en el caso de Duelo al sol (King Vidor, cuyo lujo espectacular es una segunda razn, puramente para clasificarle dentro de los superwestern.

    Pero los dos films que ilustran mejor esta mutacin -nerQ!~g_ruo_~QilJ>_~9::l_encia de la concienci~cJ.t la vez, de s mismo ydess lmites, son evidentemente Solo el peligro y Races profundas. En el primero Fred Zinnernann combina los efectos del drama moral y del esteticismo de los cuadres. Yo no soy de los que se les hace la boca agua delamt:: de Solo ante el peligro. Lo considero un bello film y en todo lo prefiero al de Stevens. Pero es verdad que la certera cin de Foreman consiste en hacer coincidir una historia podra muy bien encontrar su desarrollo en otro gnero, con tema tradicional de western. Es decir, tratando al como !!na __ ~!:_rrg_gu.e_ti~n~_n_e_Q.esiuaCCde~l!!:i- _

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    discutible: todo depende del nivel al que se haga serie A. Digamos, simplemente, que me refiero a produccio! francamente comerciales, sin duda ms o menos costosas, que no buscan su justificacin ms all del renombre del prete principal o de la solidez de una historia sin ambiciones telectuales. Un admirable ejemplo de esta simptica producci nos ha sido ofrecido por El pistolero, de Henry King (1950), Gregory Peck, donde el tema clsico del pistolero cansado, huir y obligado a matar de nuevo, est tratado en un cuadro mtico de bella sobriedad. Mencionemos todava Ms all Missouri, de William Wellman (1951) y sobre todo, del autor, Caravana de mujeres (1951) ...

    Con Ro Grande (1950), John Ford mismo, vuelve visi te a la -serie med; y en todo caso a la tradicin comercial exceptuar el "romance"). Finalmente nadie podr extraarse, encontrar en esta lista un viejo superviviente de la poca Allan Dwan, que no ha abandonado jams el estilo de Triangle 4 incluso cuando la liquidacin del Mc~Carthysmo ofreca algunas llaves de actualidad para volver sobre temas tiguos (Filn de plata, 1954).

    Me quedan algunos ttulos importantes. Y es que la ~.:1a::.m~,;c cin seguida hasta aqu resulta insuficiente, y me va a hacer dejar de explicar la evolucin del gnero por el gnero en mismo, para pasar a los autores como factor determinante. lector habr sin duda advertido que esta lista de produccioli relativamente tradicionales, y que no se han visto fectadas la existencia de los superwesterns, no incluye ms que de directores consagrados e incluso especializados des.de . de la guerra en los films de accin y de aventuras. Nada de, trao tiene, por tanto, que gracias a ellos se haya perennidad del gnero y de sus leyes. Es a Howard quien corresponde adems el mrito de haber demostrado, de los $JJJ2g_rwesterns estaban

    ~~"';~::;:

    4 Amalgama de tres compaas de producciones ricanas: Keystone, Kay Bee y Fine Arts.

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    mas dramticos y espectaculares, sin intentar desviar la atencin con alguna tesis social o su equivalente en'la plstica de la puesta en escena. Ro Rojo (1948) y Ro de sangre (1952) son dos obras maestras del wesrn, 'qti~-notfer;"e~ n"iihtCfet)arroco ni de de-cadente. La inteligencia y la conciencia de los medios conserva un perfecto acuerdo con la sinceridad del relato. Lo mismo su-cede, guardando las proporciones, con un Raoul W alsh cuyo re-ciente Saskatchewan (1954) emplea las ms clsicas referencias a la historia americana. Pero los otros films de este realizador me proporcionaran -y tanto peor si es un poco artificial- la tran sicin que buscaba. En cierta forma ]untos hasta la muerte, (1949), Pursued (1947) y Camino de la horca (1951) son ejemplos perfectos de esos westerns un poco por encima de la serie B y con una vena dramtica simpticamente tradicional. En todo caso no hay en ellos ni rastro de tesis. Los personajes nos interesan por lo que les pasa y nada les pasa que no pertenezca a la temtica del western. Pero hay algo, sin embargo, que aunque faltndonos toda referencia temporal sobre el rodaje de estos films; nos hara co-locarlos sin duda en la produccin de los ltimos aos, y es ese "algo" lo que quisiera definir.

    He dudado mucho en cuanto al epteto que vendra mejor a estos westerns "1950". Me haba parecido al principio que deba buscar un trmino alrededor de "sentimiento", "sensibilidad", "lirismo". Creo que, en todo caso, estas palabras no deben des-cartarse porque caracterizan bastante bien al western moderno con relacin al superwestern, casi siempre intelectual, al me-nos en la medida en que exige del espectador que reflexione o que admire. Casi todos los ttulos que voy a citar ahora, sern ttulos de films, no voy a decir menos inteligentes que Solo ante el peligro, pero s, en todo caso, sin segundas intenciones y en donde el talento estar siempre puesto al servicio de la historia Y no de lo que significa. Hay otro trmino quiz ms preciso que los que he sugerido anteriormente; o al menos capaz de completarlos: la "sinceridad". Quiero decir que los directores juegan un juego'-1mj5iOCOile1-gnero;ncluso cuando estn cons-~ cientes~e"Iiacer u wester'o:-[a-1ngenuidad queda necesaria-

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    mente excluida al nivel de la historia del cine en que nos tramos; pero mientras que los superwestern sustituan genuidad por el preciosismo o el cinismo, hay ya quien demostrado que la sinceridad es todava posible. Nicholas rodando !ohnny Cuitar (1954) a mayor gloria de Joan sabe evidentemente lo que hace. No es menos consciente retrica del gnero que el George Stevens de Races prot.m;.J y adems el guin y la realizacin no estn privados de h pero jams adopta, sin embargo, con relacin a su film, una tura condescendiente o paternalista. Aunque se divierta, no burla. Los esquemas a priori del western no le impiden decir lo tiene que decir, incluso aunque ese mensaje sea en definitiva personal y ms sutil que la inmutable mitologa.

    Va a ser en definitiva con referencia al estilo del relato, que a-1arelaciQlL:.__ubjetiva --derreaii=:Zaa.or con eCge--~.::::--, elegir miepft~to. Di~ong~~t~-g_;.1e l~;~~t~~~;qu~ me por evocar -los mejores a mi modo de ver- que tienen algo "novelesco". Quier:o ci.ecir con esto que, sin apartarse. de Jos mas tradicionales, los enriquecen desd~_el interi6i:P.9il

  • ANDRE BAZIN

    Ha podido advertirse en mis ejemplos la coincidencia nuevo estil,o con la nueva generacin. Pero sera abusivo e ingenuo pretender que eL.w..esl!gn "novelesco" es . el que hacen los jvenes, que han llegado a la puesta en-despus de la guerra. Se me podr oponer con razn que bin hay algo de novelesco en El forastero, por ejemplo, como en Ro Rojo y Ro de sangre. Me aseguran tambin hay mucho, aunque yo soy personalmente menos sensible, Rancho Notorius (1952), de Fritz Lang. En todo caso, es que La pradera sin ley (1954), de King Vidor, debe ser l,;lHll,;< da segn esta perspectiva entre Nicholas Ray y Anthony Pero si es cierto que podemos encontrar tres o cuatro realizados por veteranos que pueden ponerse junto a los jnn parece todava bastante exacto decir que son sobre todo, exclusivamente, los recin llegados quienes afrontan con este western a 1~ vez clsico y novelescg. Robert Aldrich ms reciente y brillante ilustracin con Apache (1954) y todo Veracruz (1954).

    Queda el problema del cinemascope; este procedimiento sido utilizado en Lanza rota, en El jardn del diablo (1954) H. Hathaway, un buen guin a la vez clsico y novelesco, tratado sin inventiva; y en El hombre de Kentucky (1955), Burt Lancaster, que ha conseguido dormir a todo el festival Venecia. No encuentro ms que un Cinemascope que haya puesto alguna novedad en la puesta en escena: Ro sin (1954) de Orto Preminger, fotografado por Joseph La Cuntas veces, sin embargo, hemos ledo (o escrito nosotros mos) que si la ampliacin de la pantalla no se impona por motivos, iba cuando menos a proporcionar una segunda tud al western, cuyas cabalgadas y cuyos espacios abiertos cen reclamar la horizontal. Esta deduccin era demasiado smil para resultar cierta. Las ilustraciones ms convincentes Cinemascope nos han sido proporcionadas por films (Al este del Edn, por ejemplo). No llegar a sostener p"~"'rt"' camente que la pantalla ancha no le va bien al western ni

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    que no le haya aportado nada 5 , pero me parece ya claro que el Cinemascope no supondr ninguna renovacin esencial en este dominio. En formato standard, en Vista-Visin o sobre pantalla grande, el western seguir siendo el western, tal como deseamos que nuestros nietos lleguen a conocerlo.

    Nos hemos tranquilizado viendo El hombre de Laramie (1955), donde Anthony Mann no utiliza el Cinemascope en tanto que formato nuevo, sino como una extensin del espacio alrededor del hombre.

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