ElVerbo de cada día

“Amar a Dios en el prójimo…”

Viernes 8 de marzo Juan de Dios, religioso (a. 1550) Os 14,2-10: No volveremos a llamar Dios a la obra de nuestras manos Salmo 80: Yo soy el Señor, Dios tuyo: escucha mi voz Mc 12,28b-34: El Señor, nuestro Dios, es el

Muy queridos hermanos (as) en Cristo. Hay algunas etapas de nuestra vida inolvidables. Una de ellas es cuando los hermanitos pequeños, los sobrinos o hijos, están creciendo y queremos enseñarles como guiarse solos en algunas cosas importantes en la vida; como por ejemplo, cuando están aprendiendo a andar en bicicleta. Por su seguridad ponemos ruedas auxiliares para que el niño se mantenga firme en su bicicleta. Pero en algún momento tenemos que sacarlas para que siga conduciéndose por si mismo. Y al conducirla sin rueditas el niño dice; “no me sueltes porque me voy a caer”. Por un tiempo lo sostenemos, pero cuando sentimos que ya se puede, lo soltamos; y el niño la conduce solo, pensado que estamos ahí todavía.

Y la recompensa es impresionante; el niño se siente como el ser mas importante del mundo sabiendo que ya es capaz de hacerlo solo; pero infinitamente agradecido por haber tenido alguien que lo sostuvo. La primera lectura de hoy nos habla de eso: “Así dice el Señor: "Israel, conviértete al Señor Dios tuyo, porque tropezaste por tu pecado”. Por lo mismo, convertirse es descubrir o redescubrir lo que significa apoyarse en el que es firme, que no se va a quebrar, que no nos va a traicionar. Convertirse es aprender a confiar. Y cuando menos esperamos caminamos firmes y libres de nuestros miedos, cobardías, pecados, y todo lo que nos hace demasiado débiles. La respuesta de Jesús sobre el mandamiento mas importante consiste en amar a Dios en el prójimo, como a si mismo. Es que Dios debe está en cada uno y Jesús espera que lo identifiquemos, hasta en quienes solemos juzgar como indignos de Dios. Como el cuento del niño que tiró un piedra con mucha fuerza sobre una roca grande: con tanta fuerza y rabia lo hizo que la piedra volvió y lo golpeó la cara. Así, lo mismo pasa con las personas. Las piedras vuelven. Si les bendecimos y les amamos, eso también vuelve. Por eso Jesús es muy claro en su andamiento.

Padre Cristovao, svd. Misionero del Verbo Divino – Colombia. E-mail: pe.cristovao@outlook.com