El UC 56 en Santander - gremioeditorescantabria.org · ron un auténtico quebradero de cabeza para...

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Capítulo 6 El UC 56 en Santander Llega el UC 56 – Un criminal de guerra Problemas y problemas… – Explosivos U N aspecto más o menos folclórico de la Gran Guerra fue la llegada a los puertos españoles de un puñado de sumergibles alemanes, que fue- ron un auténtico quebradero de cabeza para las autoridades. Uno de ellos fue el UC 56, al mando del alférez de navío Wilhelm Kiesewetter, de la Re- serva Naval 1 . Había sido botado por los astilleros Kaiserliche Werft de Dan- zig el 26 de agosto de 1916, siendo entregado a la Kaiserliche Marine dos me- ses después. Llega el UC 56 Este sumergible entraba hacia las cinco de la madrugada del 24 de mayo de 1918 en el puerto de Santander, amarrando con la ayuda del práctico de guardia, don Nicolás Azcuénaga,a la boya de los correos. Esa misma tarde el comandante de Marina, don Federico Monreal, telegrafiaba al Estado Mayor de la Armada lo siguiente: “Submarino alemán 500 toneladas «nº 56» con avería aparatos de inmersión, motor de una banda y dinamo de otra inútiles, ha entrado en dique.Tiene 30 tripulantes, de ellos 3 oficiales y comandante, teniente de navío, que darán palabra de honor cuatro de la tarde y se extenderá acta. Llegó «Villamil» y dará custodia en el dique. Ampliaré detalles”. — 185 —

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Capítulo 6

El UC 56 en Santander

Llega el UC 56 – Un criminal de guerraProblemas y problemas… – Explosivos

UN aspecto más o menos folclórico de la Gran Guerra fue la llegada alos puertos españoles de un puñado de sumergibles alemanes, que fue-

ron un auténtico quebradero de cabeza para las autoridades. Uno de ellosfue el UC 56, al mando del alférez de navío Wilhelm Kiesewetter, de la Re-serva Naval1. Había sido botado por los astilleros Kaiserliche Werft de Dan-zig el 26 de agosto de 1916, siendo entregado a la Kaiserliche Marine dos me-ses después.

Llega el UC 56

Este sumergible entraba hacia las cinco de la madrugada del 24 de mayode 1918 en el puerto de Santander, amarrando con la ayuda del práctico deguardia, don Nicolás Azcuénaga, a la boya de los correos. Esa misma tarde elcomandante de Marina, don Federico Monreal, telegrafiaba al Estado Mayorde la Armada lo siguiente:

“Submarino alemán 500 toneladas «nº 56» con avería aparatos deinmersión, motor de una banda y dinamo de otra inútiles, ha entrado endique. Tiene 30 tripulantes, de ellos 3 oficiales y comandante, teniente denavío, que darán palabra de honor cuatro de la tarde y se extenderá acta.Llegó «Villamil» y dará custodia en el dique. Ampliaré detalles”.

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El alemán había zarpado de Zeebrugge el día 13 con órdenes de dejar sucarga de minas frente a la desembocadura del Loira, y durante mucho tiempose creyó que las averías que obligaron al buque a buscar refugio habían sidocausadas por el yate armado americano Christabel y varios hidroaviones fran-ceses cuando escoltaban frente a Saint Nazaire al carguero Danae, un rezaga-do de un convoy. Desde el buque americano se avistó un periscopio, por loque inmediatamente se abalanzaron sobre él y le arrojaron una carga de pro-fundidad regulada para estallar a unos 30 metros, pudiéndose comprobar po-co después la presencia de trozos de madera y aceite en la superficie. De he-cho, hoy se sabe que el ataque realizado por el Christabel no se había produci-do sobre el UC 56, sino sobre el UB 74, que sufrió algunas averías2.

El comandante germano, antiguo oficial de la marina mercante, conocía yala capital cántabra, al haber hecho escala allí repetidas veces con el Vasterwald,de la Hamburg-Amerika-Linie. Ostentaba la Cruz de Hierro de 1ª clase, y contóa las autoridades españolas que simplemente había sufrido una avería mecáni-ca en el eje de estribor, seguido de otra en el motor eléctrico de la misma ban-da a los cinco días de zarpar de base. A pesar de ello, Kiesewetter decidió con-tinuar la patrulla, pero poco después se presentaban averías en el motor eléctri-co de babor. Para solventarlas el personal de máquinas tuvo que tomar piezasdel de estribor, si bien el apaño no duró mucho, puesto que al poco se quema-

José Ángel del Río Pellón

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El UC 56 al poco de su entrada en Santander fue blanco de la curiosidad de los montañeses.Archivo César O’Donnell.

ban las bobinas de inducción del mismo. Al no poder cargar las baterías y mos-trarse incapaz de navegar en inmersión, el comandante alemán optó por el in-ternamiento en un puerto neutral, si bien antes dejó su cargamento de 18 mi-nas en las inmediaciones del puerto de Brest3.

El sumergible, que lucía un curioso camuflaje con hexágonos azules y rojossobre fondo gris, era visitado hacia las 6.30, por las autoridades de Marina y elcónsul germano en la ciudad, Sr. Hoppe, en medio de la expectación popular.Éste les llevó tabaco y periódicos, solicitando sus compatriotas ropa de calle.

La misma tarde de la arribada, hacia las 13.00, entraba a reparar en el di-que de Gamazo, donde el ingeniero de la Comandancia, don Joaquín Concás,detallaba en su informe las siguientes averías:

“Primero; tiene arrollado en metal patente de los siete cojinetes deldiésel de estribor. La causa de esta avería debió de ser un recalentamientoproducido por una falta de lubrificación, siendo probable que el eje de ci-güeñales haya sufrido alguna torcedura, lo que no podrá comprobarse has-ta poner el eje al torno.

Segundo; tiene quemado el inducido del motor eléctrico de babor sien-do la cusa probable de la avería un exceso de temperatura que debió fun-dir el aislamiento y producir un cortocircuito.

Torpedos en el Cantábrico

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El UC 56, con su peculiar camuflaje, entra en el dique de Gamazo. Cortesía de la Autoridad Portuaria de Santander.

Las anteriores averías impiden al submarino el cargar la batería de acu-muladores por sus propios medios, siendo por tanto imposible navegar su-mergido…4”.

Los submarinistas tenían especial aversión a estas operaciones de minadofrente a los puertos y zonas de paso del tráfico enemigo, ya que generalmen-te, se desarrollaban en aguas de poca profundidad donde las posibilidades deescapatoria del sumergible, caso de ser descubierto, eran mínimas. Aparte deello, la mina submarina era un arma aún no excesivamente perfeccionada, porlo que era frecuentemente objeto de accidentes entre los sumergibles destina-dos a fondearlas. Y, por si fuera poco, muchos de estos campos minados se su-perponían frente a las costas adversarias, por lo que algunos sumergibles fue-ron hundidos por minas propias al intentar prolongar estos campos5.

Kiesewetter pertenecía a la nueva hornada de la Flotilla de Flandes y eraespecialista en este tipo de operaciones, ya que había fondeado minas en va-rios puertos ingleses, como Flamborough Head, el Firth of Clyde y Dover. Eneste último, el 15 de febrero de 1918, incluso bombardeó la ciudad con su pe-queño cañón y después colocó sus minas a la entrada del puerto para hundira los destructores que saliesen en su busca.

En los días siguientes, bajo la supervisión del Sr. Concás, le fueron sustraí-das varias piezas indispensables de la telegrafía, la máquina, así como las esco-

José Ángel del Río Pellón

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Otra imagen del UC 56 mientras el agua desaloja el dique. Archivo César O’Donnell.