El Tratado Teológico Sobre Dios y Su Relación Con La Teología Natural

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El tratado teológico sobre Dios y su relación con la teología natural: fe, filosofía y teología El caminar filosófico del hombre hacia Dios. Llamado teología natural o teodicea. Tiene como punto de partida la huella de Dios que existe en todo lo creado. Se realiza con la luz de la razón. Dios no es alcanzado como objeto de conocimiento, sino exclusivamente en cuanto término de la relación de dependencia del Universo —que es contingente— con respecto al Ser Supremo —que es necesario—. Este conocimiento no alcanza a conocer lo que es Dios, pero es suficiente para saber que existe. El caminar teológico hacia Dios. Tiene como punto de partida la revelación que Dios mismo ha hecho de Sí mismo, de su intimidad y de su naturaleza. Se realiza por la mente humana guiada por la luz de la fe. Tiene lugar en el claroscuro de la fe. Dios sigue estando más allá incluso del conocimiento que nos podemos forjar a la luz que se desprende de la revelación sobrenatural. La Revelación de Sí mismo y de sus designios que Dios hace al hombre. Al mismo tiempo que revela, oculta, es decir, no des-vela el misterio. Dios se revela ocultándose en palabras humanas y en mediaciones históricas. Consiste más bien en que Dios manifiesta su misterio oculto: el misterio de su libertad y de su persona. Es revelación del Dios oculto. Esto se pone de relieve en las teofanías de Exodo, especialmente la segunda: Dios habla a Moisés en medio de la tiniebla (Ex 20,21). Moisés aprende que el conocimiento de la naturaleza divina es inalcanzable a la inteligencia humana.

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El tratado teológico sobre Dios y su relación con la teología natural: fe, filosofía y teología

El caminar filosófico del hombre hacia Dios. Llamado teología natural o teodicea. Tiene como punto de partida la huella de Dios que existe en todo lo

creado. Se realiza con la luz de la razón. Dios no es alcanzado como objeto de conocimiento, sino

exclusivamente en cuanto término de la relación de dependencia del Universo —que es contingente— con respecto al Ser Supremo —que es necesario—.

Este conocimiento no alcanza a conocer lo que es Dios, pero es suficiente para saber que existe.

El caminar teológico hacia Dios. Tiene como punto de partida la revelación que Dios mismo ha

hecho de Sí mismo, de su intimidad y de su naturaleza. Se realiza por la mente humana guiada por la luz de la fe. Tiene

lugar en el claroscuro de la fe. Dios sigue estando más allá incluso del conocimiento que nos

podemos forjar a la luz que se desprende de la revelación sobrenatural.

La Revelación de Sí mismo y de sus designios que Dios hace al hombre. Al mismo tiempo que revela, oculta, es decir, no des-vela el

misterio. Dios se revela ocultándose en palabras humanas y en mediaciones históricas.

Consiste más bien en que Dios manifiesta su misterio oculto: el misterio de su libertad y de su persona. Es revelación del Dios oculto. Esto se pone de relieve en las teofanías de Exodo, especialmente

la segunda: Dios habla a Moisés en medio de la tiniebla (Ex 20,21). Moisés aprende que el conocimiento de la naturaleza divina es inalcanzable a la inteligencia humana.