El tesoro

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El jueves por la noche, como al día siguiente era fiesta, los dos amigos

prepararon sus mochilas.

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Como en las mochilas no les entraban todas las cosas que deseaban

llevar, tuvieron que elegir.

2

De las siguientes catorce cosas: pico, brújula, linterna, navaja, pala,

tienda de campaña, agua, comida, radio, cámara de fotos, cuerda, cerillas, saco de dormir y mapa del tesoro, tuvieron que elegir diez.

3

¿ Tú cuales hubieras elegido?

El viernes se levantaron tarde para ir descansados. Después de comer,

cogieron el coche de sus padres y fueron hasta el pueblo, desde donde iban a comenzar esta nueva aventura.

4

Como ya habían ido el fin de semana anterior, conocían el terreno.

Esta vez fueron por un camino más corto y llegaron a la casa de piedra al anochecer.

5

Al llegar a la casa vieron el cubo a la entrada, le dieron la vuelta y allí

estaba la llave de hierro, en la misma posición en la cual la habían dejado.

6

Abrieron la puerta de la casa, dejaron sus mochilas encima de la cama

y se dispusieron, uno a preparar la cena, y el otro a recoger leña, para encender la chimenea.

7

comida

cerillas

agua

agua y comida

agua y cerillas

cerillas y comida

agua, cerillas y comida

ninguna

¿Cuál de estas cosas se te olvidó?

Al comprobar las mochilas se dieron cuenta que habían olvidado la

comida. Encendieron la chimenea y se quedaron un rato hablando; después, se fueron a dormir.

8

A la mañana siguiente decidieron regresar, pues no podían estar todo

un fin de semana andando con pesadas mochilas y sin probar nada de alimento.

9

10

Al comprobar en las mochilas se dieron cuenta de que se les habían

olvidado las cerillas.

No se desanimaron y uno de ellos salió de la casa, cogió dos piedras y

empezó a golpearlas, intentando que saltara alguna chispa que encendiera la chimenea, pero fue inútil.

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El otro pensó que quizá con dos palos pudiera hacer fuego. Los frotó

y los frotó, pero no consiguió nada.

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Esa noche cenaron parte del embutido y de la fruta que habían

llevado, pero se dieron cuenta de que si no podían encender fuego deberían de regresar, pues apenas les quedaba embutido y fruta para otra comida.

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Se quedaron un rato hablando y al poco tiempo se fueron a dormir. Ya

habían decidido que al día siguiente regresarían.

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Al comprobar en las mochilas se dieron cuenta de que se les había

olvidado el agua. Apenas cenaron, pues tenían miedo de que los alimentos les dieran más sed y rápidamente se fueron a dormir.

15

A la mañana siguiente decidieron regresar, pues estaban muy

sedientos.

16

Al comprobar en las mochilas se dieron cuenta que se les había

olvidado el agua y la comida.

17

Los dos amigos se lo tomaron bien, encendieron la chimenea y se

quedaron un rato charlando. Al final, llegaron a la conclusión de que no pasaba nada; se fueron a dormir y a la mañana siguiente emprendieron el camino de regreso.

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Al comprobar en las mochilas se dieron cuenta que se les había

olvidado el agua y las cerillas. Sólo cenaron algo de fruta, pues tenían miedo de que los otros alimentos les pudieran dar más sed y rápidamente se fueron a dormir.

19

A la mañana siguiente decidieron regresar, pues estaban muy

sedientos.

20

Al comprobar en las mochilas, se dieron cuenta de que se les habían

olvidado la comida y las cerillas. Sin poder ni comer ni hacer fuego, se acostaron rápidamente y decidieron regresar al día siguiente.

21

Al comprobar en las mochilas se dieron cuenta que se les habían

olvidado el agua, la comida y las cerillas. Decidieron no enfadarse por ese olvido tan grande.

22

Se fueron a dormir y a la mañana siguiente emprendieron el camino

de regreso.

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Encendieron la chimenea, cenaron y después se quedaron un rato de

tertulia, preguntándose si el mapa que tenían sería falso, si habría un tesoro o no, en qué consistiría el tesoro...

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Como habían caminado mucho, se encontraban muy cansados y

decidieron acostarse, pues mañana sería un largo día.

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A la mañana siguiente, se levantaron. El día amaneció despejado,

desayunaron, recogieron sus cosas y se pusieron en camino.

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¿Tú tienes el mapa?

No Si

Al buscar en las mochilas comprobaron que no habían traído el mapa

y uno de ellos se acordó de que lo había dejado dentro de una bolsa, encima de la televisión.

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Desilusionados, tuvieron que regresar.

28

Cogieron el mapa y miraron por dónde tenían que ir.

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En el mapa venía dibujada una casa y de ella salían varios caminos.

Uno de ellos llegaba hasta una fuente, después el camino seguía y cruzaba un río por una especie de puente, continuaba, y al final llegaba hasta dos árboles que formaban una cruz y decía: “debajo de la piedra”.

30

Durante todo el camino había dibujados gran cantidad de árboles,

como si todo el recorrido fuera atravesando un inmenso bosque.

31

Según marcaba el mapa la primera dirección que tenían que tomar era

hacia el norte, en dirección a la fuente.

32

¿Tú tienes brújula?

No Si

Miraron en las mochilas y se dieron cuenta que no habían traído la

brújula.

33

Los dos amigos dieron su opinión de donde ellos creían que estaba el

norte, pero no se ponían de acuerdo, cada uno señalaba en una dirección diferente.

34

Y por temor a perderse, muy a su pesar, decidieron regresar.

35

Cogieron la brújula y la aguja les señaló el camino que debían tomar,

el cual se dirigía hacia una montaña.

36

Se pusieron a caminar, al principio el camino era ancho y estaba

bordeado de muchos eucaliptos, también había algún pino.

37

Los eucaliptos eran tan altos y el bosque tan frondoso que aunque era

mediodía, no divisaban el sol.

38

Después de caminar unas tres o cuatro horas, el camino se había

convertido en un estrecho sendero y ya comenzaban a aparecer los primeros robles.

39

Durante el trayecto vieron muchas aves: casi todas eran perdices y

palomas torcaces, también vieron un urogallo.

40

Vieron algunos mamíferos, como ardillas, erizos y un tejón.

41

Ya eran más o menos las dos de la tarde, cuando el sendero se abrió y

apareció ante sus ojos un pequeño claro, y en un rincón, apartada, estaba la fuente.

42

Decidieron que era hora de comer. El suelo estaba lleno de pequeñas

ramas y de hojas secas.

43

Los dos amigos se repartieron el trabajo, mientras uno se encargaba

del fuego, el otro haría la comida.

44

¿Tú hubieras cogido las ramas o las hojas para hacer el fuego?

Hojas Ramas

Las hojas secas provocaron una gran humareda y la comida les supo a

quemado. Después de comer se quedaron un rato descansando.

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Al cabo de una media hora, llegó el guardabosques,que les dijo que

había visto el humo y que en el bosque estaba prohibido hacer fuego.

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Y tuvieron que regresar.

47

Mientras comían, uno de los dos amigos se acercó a la fuente,

pensando que podía encontrar algo, pero no vio nada.

48

¿Tú hubieras bebido agua de la fuente?

No Si

Después de comer, al que había bebido agua de la fuente le empezó a

doler la tripa, y fue entonces cuando se dieron cuenta de que posiblemente el agua de esa fuente no fuera potable. Por precaución, decidieron regresar.

49

Mientras descansaban sacaron el mapa, en el cual venía indicado que

después de la fuente debían seguir hacia el oeste hasta llegar a un río, que debían cruzar. Ahora no tenían que subir la montaña, sino bordearla.

50

A la media hora, prosiguieron la marcha. El bosque de eucaliptos

había dejado paso a otro de robles, castaños y avellanos.

51

Después de unas tres horas, empezaron a oír un imperceptible ruido

de agua que, según iban avanzando, se iba haciendo más y más fuerte.

52

El bosque de robles, castaños y avellanos había dado paso a otro de

hayas.

53

En un cuarto de hora llegaron hasta el río. Era muy estrecho y no

tendrían problemas para cruzarlo, pero sí para llegar hasta él.

54

A sus pies apareció un cortante de unos siete metros de altura. Los dos

jóvenes se dieron cuenta de que en un árbol había una vieja cuerda atada.

55

¿Tú bajarías por la cuerda?

Si No

Uno de los amigos comenzó a bajar por la cuerda y, a mitad del

descenso, la cuerda se rompió. Al caer se rompió el tobillo.

56

Su amigo tuvo que volver a pedir ayuda. Sobre las siete de la tarde era

rescatado por los guardabosques y llevado a un hospital.

57

¿Tú tienes una cuerda?

58

Si No

Intentaron ver si había otra forma de bajar hasta el río, pero sin una

cuerda era imposible, pues había muchas posibilidades de despeñarse, y decidieron regresar.

59

Sacaron la cuerda que llevaban en la mochila, la ataron al mismo

árbol al que estaba atada la otra y comenzaron a descender. En cinco minutos llegaron a la orilla del río.

60

Miraron el mapa y vieron que ya estaban muy cerca de los dos árboles

que formaban una cruz. Era ya el atardecer, el tiempo estaba cambiando y no presagiaba nada bueno. Seguro que esa noche habría tormenta.

61

¿Tú has traído tienda de campaña?

No Si

Decidieron acampar allí, recogieron un poco de leña y aunque aún era

pronto, cenaron.

62

Nada más terminar de cenar, se desató una gran tormenta y se

refugiaron debajo de un viejo haya.

63

Durante toda la noche no cesó de llover y no pudieron dormir nada. A

la mañana siguiente, los dos amigos tenían toda la ropa empapada, estaban agotados y no paraban de estornudar.

64

Aunque estaban muy cerca, decidieron regresar, no fuera a ser que ese

resfriado desembocará en una pulmonía o en algo peor.

65

Decidieron acampar allí, montaron la tienda en un sitio un poco más

elevado que el río, recogieron un poco de leña, encendieron un pequeño fuego y aunque aún era pronto, cenaron.

66

Fue una buena idea, pues a la media hora se desató una gran tormenta.

67

Los dos amigos se quedaron un rato de tertulia dentro de la tienda,

comentando todas las cosas que habían visto durante la excursión.

68

¿Sabrías tú decir al menos cuatro especies de árboles de las mencionadas hasta el momento?

Si No

Debes volver a empezar, no has estado suficientemente atento.

69

Nada más levantarse, después de recoger la tienda y desayunar, se

dispusieron a encontrar los dos árboles que formaban una cruz.

70

Cogieron el mapa y vieron que la dirección a seguir era otra vez norte.

Sacaron la brújula y siguieron la dirección de la flecha.

71

A las 2 horas, vieron un claro al final del sendero, y al llegar a él

vieron, en el centro, los dos árboles que formaban una cruz.

72

Se acercaron y vieron una gran piedra en mitad de ellos.

73

Levantaron la piedra y vieron una bolsa de piel. La abrieron y dentro

de ella, envuelto en un plástico, había un papel.

74

El papel decía: “Veo que has tenido la suficiente valentía como para

llegar hasta aquí a buscar el tesoro. El tesoro, como ves, no está aquí, pero no te desilusiones, estás muy cerca. Mira este otro mapa, que te guiará hasta él.

75

¿Tú como crees que es este mensaje?

Falso Verdadero

Uno de los dos amigos dijo: “estoy seguro de que es una broma de

alguien del pueblo, que hace esto para reírse de los excursionistas”.

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El otro le contestó: “¿estás seguro?, mira que si fuera verdad…”

77

- “¡Qué no! -le contestó el otro- venga, vamos a regresar y otro día

hacemos otra ruta diferente”.

78

Los dos amigos empezaron el camino de regreso, porque era domingo

y el lunes tenían que trabajar.

79

Como ya era casi la hora de comer, decidieron recoger unas ramas,

hacer una pequeña hoguera y, mientras comían, pensar en lo que les decía el mensaje.

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El mensaje estaba dividido en dos partes y decía: “Si de verdad

quieres encontrar el tesoro, deberás resolver dos problemas que te voy a plantear: el primero te dará la dirección y el segundo, el número de pasos que deberás dar. Allí cavarás y encontrarás lo que buscas”.

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El primero era una Adivinanza, que decía: “Cuál es la letra que si la

giras 180º se convierte de vocal en consonante”.

82

¿Tú sabes la letra?

No Si

Después de pensar y pensar no sabían de qué letra se trataba, así que

uno de ellos dijo: “¿por qué no intentamos resolver el otro problema?”

83

El segundo era un problema, que decía: “Suma el número de los días

de la semana, más el número de meses que tiene un año, réstale el número de estaciones que tiene el año, y te dará el número de pasos que debes dar”.

84

¿Tú sabes la respuesta?

No Si

Por más que pensaron, no sabían exactamente el número de pasos que

debían dar.

85

Como no sabían la dirección y tampoco el número de pasos, se

empezaron a poner nerviosos y uno de ellos dijo: “¿por qué no empezamos a hacer agujeros?”

El otro le contestó que el claro del bosque era lo suficientemente grande como para estar muchos días cavando.

86

Así que decidieron regresar y volver al fin de semana siguiente. Para

entonces ya sabrían la respuesta a la adivinanza y el número de pasos que debían dar.

87

Sabían el número de pasos que debían dar, pero no sabían la

dirección, así que uno de los dos amigos dijo: “¿por qué no empezamos a hacer agujeros a 15 pasos de distancia de la piedra?”

88

¿Tú has traído pico y pala?

Pico

Pala

Pico y pala

Nada

Al mirar en las mochilas se dieron cuenta de que no habían traído ni

pico ni pala, y muy a su pesar tuvieron que regresar, pues no podían cavar con las manos.

89

Dicho y hecho, uno de ellos se puso a cavar, en dirección sur. Pero

como no tenían pala, el otro tenía que quitar la tierra con la mano, y al cabo de una hora, no habían encontrado nada.

90

Miguel, que era el que se encargaba de quitar la tierra y las piedras

con sus manos, le dijo a su amigo: “creo que debemos regresar, pues yo ya tengo las manos llenas de heridas de apartar las piedras y la tierra”.

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- “Tienes razón, -le dijo su amigo- de todas maneras, la próxima

semana volveremos mejor pertrechados y además para entonces ya sabremos la respuesta a la adivinanza”.

92

Dicho y hecho, uno se puso a cavar, en dirección oeste. Iban muy

rápido, porque se turnaban y porque además, como la noche anterior había llovido, la tierra estaba blanda.

93

De pronto, se encontraron con una roca y uno de ellos dijo: “aquí no

puede ser, pues no iban a poner una roca encima del tesoro”. Decidieron hacer otro agujero, esta vez en dirección sur.

94

Se pusieron a cavar y volvieron a encontrar rocas. Como ya se les

estaba haciendo tarde, decidieron regresar, pero con la promesa de volver el fin de semana siguiente y para entonces ya sabrían la respuesta de la adivinanza.

95

Dicho y hecho, se pusieron a cavar, eligieron la dirección sur y,

mientras uno picaba, el otro recogía la tierra con la pala. Como había llovido la noche anterior, la tierra estaba muy blanda y cavaban con gran rapidez.

96

Al cabo de una hora, encontraron una roca y uno de ellos dijo: “aquí

no puede ser, pues no van a enterrar el tesoro y poner encima una roca”. Decidieron hacer otro agujero, esta vez en dirección oeste.

97

Se pusieron a cavar y volvieron a encontrar rocas. Como ya se les

estaba haciendo tarde, decidieron regresar, pero con la promesa de volver el siguiente fin de semana y para entonces ya sabrían la respuesta a la adivinanza.

98

Uno de ellos dijo: “la letra que si la giras 180º se convierte de vocal en

consonante es la “u”, que se convierte en una “n”. Por lo tanto, la dirección a seguir será norte.

99

El segundo era un problema, que decía: “Suma el número de los días

de la semana, más el número de meses que tiene un año, réstale el número de estaciones que tiene el año, y te dará el número de pasos que debes dar”.

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¿Tú sabes la respuesta?

No Si

Por más que pensaron, no sabían exactamente el número de pasos que

debían dar.

101

Sabían la dirección, pero no sabían el número de pasos que tenían que

dar. Se empezaron a poner nerviosos y uno de ellos dijo: “¿por qué no empezamos a cavar?”. El otro le contestó que el claro del bosque era lo suficientemente grande como para estar muchos días cavando.

102

Así que decidieron regresar, pero con la promesa de volver el fin de

semana siguiente, y para entonces ya sabrían la respuesta del número de pasos que deberían dar.

103

Uno de ellos dijo: “la semana tiene siete días y el año doce meses; si

sumo siete más doce me da diecinueve, si a diecinueve le resto cuatro, que es el número de las estaciones del año, me da quince”.

104

Entonces tenemos que dar quince pasos en dirección norte y allí cavar.

105

¿Tú has traído pico y pala?

Pico

Pala

Pico y pala

Nada

Se pusieron a cavar con las manos, pero aunque la tierra estaba

blanda, les costaba mucho y les empezaron a sangrar los dedos, pues no paraban de hacerse pequeñas heridas.

106

Así que decidieron volver a tapar el pequeño agujero que habían

hecho y volver el próximo fin de semana, mejor pertrechados para, de una vez por todas, coger el tesoro.

107

Dicho y hecho, uno se puso a picar, y como la noche anterior había

llovido, la tierra estaba muy blanda. El otro, como no tenían pala, tenía que quitar la tierra con la mano. Al cabo de diez minutos, apareció un cofre.

108

Sacaron el cofre y se dieron cuenta de que no estaba cerrado. Lo

abrieron y vieron que estaba lleno de joyas y de monedas de oro antiquísimas.

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Los dos amigos se pusieron muy contentos y emprendieron el camino

de regreso. Todo el tiempo iban haciendo planes sobre lo que harían con su parte. Uno de ellos había decidido comprar una casa, un coche, dar la vuelta al mundo…

110

El otro decía: “pues yo con mi parte montaré un negocio, que es la

ilusión de mi vida”.

111

Dicho y hecho, uno se puso a cavar, y como la noche anterior había

llovido, la tierra estaba muy blanda. Al cabo de diez minutos, apareció un cofre.

112

Sacaron el cofre y se dieron cuenta que no estaba cerrado. Lo abrieron

y vieron que estaba lleno de joyas y de monedas de oro antiquísimas.

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Los dos amigos se pusieron muy contentos y emprendieron el camino

de regreso. Todo el tiempo iban haciendo planes sobre lo que harían con su parte. Uno de ellos había decidido comprar una casa, un coche, dar la vuelta al mundo…

El otro decía: “pues yo con mi parte montaré un negocio que es la

ilusión de mi vida”.

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Dicho y hecho, se pusieron a cavar y mientras uno picaba el otro

recogía la tierra con la pala. Como la noche anterior había llovido, la tierra estaba muy blanda y en menos de cinco minutos apareció un cofre.

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Sacaron el cofre y se dieron cuenta que no estaba cerrado. Lo abrieron

y vieron que estaba lleno de joyas y de monedas de oro antiquísimas.

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Los dos amigos se pusieron muy contentos y emprendieron el camino

de regreso. Todo el tiempo iban haciendo planes sobre lo que harían con su parte. Uno de ellos había decidido comprar una casa, un coche, dar la vuelta al mundo…

El otro decía: “pues yo con mi parte montaré un negocio que es la

ilusión de mi vida”.

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