El terremoto Árabe

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Revista teórica marxista de análisis político, arte, ciencia y cultura

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5 Egipto: los obreros, precursores 6 Túnez: la caída de un dictador 7 Todos somos Tariq Mohammed Bouazizi 8 Jóvenes revolucionarios en ciernes 9 Los jóvenes combatientes libios 10 Hambre de democracia... y de la otra 11 Palestina abrío la puerta 12 Fundamentalistas sin Corán 13 La revolución de la vida íntima 14 El fin del petróleo barato 16 La sonrisa aguerrida de las mujeres 17 Castro y Chávez apoyan a Kadafi 18 Mundo árabe 19 Geografía y población 20 Declaración delFSP sobre Libia 21 Libia, un debate 25 Los amigos de Gadafi 26 Tesis sobre la revolución árabe 28 Haití: la miseria hace estragos 30 Puerto Rico: huelga universitaria 32 Wisconsin, EU: contra el gobernador 34 EU: FBI reprime a activistas 36 Nueva biografía sobre Trotsky 38 Mexico: la economía que cocina al narco 43 ¡No más sangre!

Índice DirectorioRevista Pluma

Nueva época, año VI, nº 15

Partido Obrero SocialistaMovimiento Al Socialismo,

Asociación Política Nacional

EditorCuauhtémoc Ruiz Ortíz

Consejo de RedacciónCuauhtémoc Ruiz Ortíz

Juan ReséndizRamón CentenoHugo Cedeño

Alfredo GuerreroVíctor Manuel Gómez Ramírez

DiseñoRecicladora de Cultura India,Obrera y Socialista, RECIOS

(Oaxaca)

GráficaTomer Hanuka, Tom, Latuff, Vlady, Francois Kupka, Leopoldo Mendez, Victor, Walter Crane, Dignidad Re-belde, Gráfica Chicana, RECIOS y

autores desconocidos.

FotosClaudio Alvarez, Víctor Manuel ybajadas de Internet sin créditos

Página de Internetwww.pos.org.mx

Correo electró[email protected]

Teléfono(55) 55 91 01 68

Abril- mayo de 2011

Los texto publicados en la revista Pluma no reflejan necesaria-mente la posición política del Partido Obrero Socialista, pero con-sideramos importante dar a conocer análisis políticos que ayuden al debate y clarificación sobre temas fundamentales de la lucha de clases en México y en el mundo.

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La oleada revolucionaria agarró a Washington como al Tigre de Santa Julia, porque en ninguna de las sesiones del Departamento de Estado de EU sobre Medio Oriente de los dos años pasados jamás consideró “la posibilidad de que en Egipto Mubarak se enfrentaría a una revuelta popular.”, según un alto funcionario que anó-nimamente filtró lo anterior al periódico The New York Times.

La imprevisión de los creadores del “pensamiento estratégico” de Washing-ton resultó en un rudo golpe para el gobierno norteamericano. “Volé a Tel Aviv a la conferencia anual de seguridad –dice el historiador estadounidense Niall Ferguson-. ¿El consenso entre los expertos? Un colosal fracaso de la política exterior de Estados Unidos. El presidente se ha ganado la antipatía de todo el mundo: no sólo de los ca-maradas de Mubarak en el Ejército, sino también de la juventud en las calles de El Cairo. Quienquiera que gane, Obama pierde”1

No sólo los componentes del autollamado think tank (literalmente: tanque

de pensamiento) yanqui fallaron. Lo mismo pasó con los soberbios editores de The Economist, la revista inglesa decana del pensamiento imperial, que fue incapaz de anticipar, en su último número del año pasado dedicado a presentar las previsiones y lo que se venía para el 2011, los acontecimientos que pocas semanas más tarde con-moverían al mundo árabe -y, por extensión, al equilibrio geopolítico mundial- hasta sus cimientos.

Más recientemente, la reina de Inglaterra, en una visita a la London School

of Economics le preguntó a un selecto núcleo de profesores cómo fue posible que no hubieran sido capaces de pronosticar la actual crisis del capitalismo. Sumidos en el estupor ante tan inesperada pregunta, sólo pudieron contestar: “Sorry, Ma´am. Nos tememos que la ciencia económica ha sido víctima de una mezcla de arrogancia y de expresiones de deseos”2

No pasó lo mismo desde el pensamiento marxista. Numerosos pensadores socialistas previeron que el desviele del motor económico global traería grandes protestas. Desde esta modesta revista en sus números recientes pronosticamos nue-vas revoluciones (aunque no imaginamos que la liebre iba a saltar en dónde lo está haciendo, sino en Europa y América latina, que podrían pronto acompañar a sus hermanos árabes).

La superioridad del marxismo frente al pensamiento burgués no es sólo intelectual, desde un poderoso instrumental teórico que sigue el desenvolvimiento histórico en consonancia con el agravamiento estructural de las contradicciones eco-nómicas. Además, el marxismo es el punto de vista del proletariado internacional, que desde hace más de un siglo da constantes muestras de que contestará con el grito iracundo de la rebelión al hambre, abusos y humillaciones consustanciales al capitalismo.

Presentación

1 Niall Ferguson, “Se busca una estrategia general para EU, Newsweek, ed. en español, México, 21/02/11. La cita del New York Times, también la hace este autor.2 Citado por Soledad Gallego Díaz, “ ´Lo siento, colega´ ”, El País, Madrid, 03.04.11.

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Egipto, el país árabe más po-blado e influyente, también tiene la clase trabajadora más numerosa, organizada y combativa que desde hace años vino erosionando, con sus luchas, día tras día, la dictadura de la momia Hosni Mubarak. Esta es una breve historia en la que re-suena Mahalla, la ciudad epicentro de los movimientos.

Ha habido más de 3.000 protestas de trabajadores egipcios desde 20041. Joel Beinin, profesor de la Stanford University, se refirió al activismo obrero en Egipto como “el mayor movimiento social del mundo árabe desde la Segunda Guerra Mundial”.

Los antecedentes vienen apenas de los años 80s y 90s, cuyas huelgas pacíficas fueron atacadas con armas de fuego por la policía. Es hasta 2004 cuando el éxito de las grandes protestas de los trabajadores industriales de las empresas del Delta del Nilo, centro de la mayor fuerza laboral en Medio Oriente, cambió la dinámica política.

En diciembre de 2006 se sucedieron olas de acciones huelguísticas, detonadas en la industria textil en la ciudad de Mahalla, con más de 28.000 trabajadores. Se exten-dió a todos los sectores de la sociedad.

Y la cantidad de movilizaciones siguió aumentando. “El periódico liberal Al–Misri al–Yawm informó de un total de 222 huel-gas, manifestaciones y protestas en 2006 y de 580 en 2007. Durante 2007 se exten-dieron desde la industria textil para incluir a

trabajadores de los materiales de construc-ción, del transporte, del metro de El Cairo, del procesamiento de alimentos, panaderos, de limpieza, del petróleo y muchos otros.”

El movimiento se amplió para incluir a empleados de oficina, empleados públicos y profesionales. La mayor acción colectiva fue la huelga en diciembre de 2007 de unos 55.000 recaudadores de impuesto inmobi-liario. Luego de meses de manifestaciones públicas, se declararon en huelga y ganaron su demanda de aumento de salarios.

En febrero de 2008 más de 10.000 tra-bajadores de Misr Spinning and Weaving, muchos de ellos agitando panes, con apo-yo de sus familias y comerciantes, se ma-nifestaron contra los enormes aumentos de precios. Los disturbios dejaron más de siete muertos.

“Una investigación de Al–Misri al–Yawm concluyó que el precio de los alimentos au-mentó a tasas de por lo menos un 33% para la carne, y de hasta un 146% para los po-llos, de 2005 hasta 2008.

“El creciente coste de la vida llevó a los profesores universitarios a realizar una huelga de un día en marzo de 2008. Los médicos amenazaron con una huelga, y los dentistas expresaron su descontento con sus sueldos.”

El llamado a la huelga general del 6 de abril de 2008 fue ampliamente apoyado por grupos de trabajadores, profesionales y par-tidos políticos opositores. “Es potencialmen-te la reunión de disenso de base más amplia que haya enfrentado alguna vez el régimen de Mubarak.”

La Embajada de EEUU en Egipto re-dactó un informe en abril de 2008 sobre la huelga del día 6 en la ciudad industrial de Mahalla y las protestas que se extendieron a El Cairo.

En ese informe, revelado por Wikileaks, se lee: “Lo ocurrido en Mahalla es significa-tivo (...) ha irrumpido una nueva fuerza orgá-nica de oposición que desafía etiquetas po-líticas y aparentemente no está relacionada con los Hermanos Musulmanes.

Esto puede forzar al Gobierno a cambiar su guión. Lo ocurrido el 6 de abril ha uni-do a diversas fuerzas de la oposición con numerosos egipcios no activistas, a través de la llamada a la huelga en Facebook, que ha reunido a 70.000 seguidores en la red, y ha cosechado una importante atención na-cional.

“El nexo de los usuarios de Facebook de clase media y alta con sus homólogos po-bres de las fábricas de Mahalla ha creado una nueva dinámica”. El informe se titula: Mahalla: ¿incidente aislado o punta del ice-berg? La respuesta no tardó en llegar. Des-de aquella huelga no ha habido una semana sin protestas, manifestaciones o paros en Egipto. El propio informe atribuía las causas de los mismos a la subida de los precios, la corrupción, la postura proestadouniden-se y proisraelí del régimen de Mubarak y la dramática situación de las clases bajas del país. Y subrayaba como significativo que los Hermanos Musulmanes estuvieran distan-ciados de aquellas movilizaciones.

“La huelga general fue algo inédito des-

Los obreros, precursores de la RevoluciónEGIPTO

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de los años 40. En esta oportunidad irrum-pen por primera vez los jóvenes de Face-book y de Twiter en solidaridad con los trabajadores y sus reivindicaciones, los lla-mados “Jóvenes del 6 de abril”, los mismos que tuvieron una sobresaliente participación en la Revolución que tumbó a Mubarak en febrero pasado.

”Como resultado de esas huelgas se lo-gró el reconocimiento de dos enormes sin-dicatos independientes, los primeros de su clase desde 1957, el de los cobradores de impuestos, que incluye a más de 40.000 em-pleados públicos y el de los técnicos de la salud, más de 30.000.

“Desde entonces hasta 2011 no ha pasa-do una semana sin que se produjeran dece-nas de protestas de mayor o menor tamaño, trasladadas recientemente a las principales instituciones de El Cairo (Parlamento, minis-terios), donde se producían concentraciones toleradas.”

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1 La afirmación está en un Informe en un simposio patrocinado por el Carnegie Endowment for International Peace, en febrero de 2010. Este texto fue compuesto sintetizando y editando los siguientes artículos: “La clase trabajadora movilizada, El pun-to vulnerable de la agenda neoliberal, Por Joel Beinin, Middle East Report (Merip), 05/04/08, Rebelión, 13/05/08, traducido por Germán Leyens. Joel Beinin es director de estudios de Oriente Próximo en la Universidad Americana de El Cairo y

editor colaborador del Middle East Report. “El activismo obre-ro fue el origen de la revuelta”, Olga Rodríguez, Viento Sur, http://www.vientosur.info/, Para antecedentes de la protesta de la clase trabajadora de Egipto vea: “The Militancy of Mahalla al–Kubra,” de Joel Beinin, [En inglés] Middle East Report On-line, September 29, 2007.Vea también, de Joel Beinin y Hos-sam el–Hamalawy: “Strikes in Egypt Spread from Center of Gravity,” [En inglés] Middle East Report Online, 9 de mayo de 2007. “En una ciudad tras otra hubo huelgas y ocupaciones

de fábricas”, Mario Hernández, Rebelión, http://www.rebelion.org/; “El régimen de Mubarak y las revueltas de enero”, Por Javier Barreda Sureda, Islam Times, 30/01/11 Hossam el-Ha-malawy , es un activo periodista independiente egipcio radica-do en El Cairo, cuenta con página en la Red: www.arabawy.orgUna selección de sus espléndidas fotos en blanco y negro toma-das durante la revuelta puede verse en: http://www.guardian.co.uk/commentisfree/gallery/2011/feb/11/egypt-protest#/?picture=371625685&index=0

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En la caída del dictador Zine Ben Alí fue decisiva la lucha de la clase traba-jadora organizada. Las huelgas apoya-das por la Unión General de Trabajado-res de Túnez -UGTT-, cuando ya en los últimos días de diciembre los trabajado-res se habían sumado a las protestas, terminaron de decidir la pugna a favor del pueblo. Empero, los líderes de la central sindical son una pieza clave en el proyecto de adormecer y desviar el proceso revolucionario1 .

El movimiento obrero tunecino es muy joven, apenas tiene unos 20 años pero fue y es una fuerza determinante en el proce-so político. Durante los tres últimos años hubo más de 1.570 conflictos laborales. En 2008 los trabajadores mineros organizaron en Redeyef, Gafsa, un “levantamiento, que mantuvo en jaque a la dictadura durante ocho meses y se saldó con cuatro muertos, decenas de heridos y centenares de deteni-dos.” Este acontecimiento es probablemen-te el antecedente más importante de la caí-da de la dictadura. El liderazgo ideológico

y cultural de los obreros de esta ciudad es tan profundo que lo habido en Redeyef “sir-vió de ensayo y escuela para la experiencia revolucionaria de estos días, en la que se ofrece como un modelo de organización y autogestión integral del que participa toda la población.” No es una casualidad que el palacio de gobierno de esta localidad sea la oficina de la UGTT. Debe aclararse que estos obreros rompieron con la burocracia sindical de la UGTT, que antes fue colabo-radora de la dictadura y hoy lo es del gobier-no provisional. El 3 de febrero, una huelga general unánime demostró quién gobierna Redeyef.

La caída del sátrapa Ben Alí se debió a una feliz unión entre el movimiento es-tudiantil y el de los trabajadores. El primer gremio en manifestarse fue el de los abo-gados, que fue violentamente reprimido. Luego los jóvenes universitarios y los de educación secundaria tomaron las calles y también fueron atacados por la policía. En ese momento los trabajadores se sumaron al movimiento. En muchas localidades, los obreros se manifestaron ante las sedes

de las UGTT locales (cuya dirección nacional estaba estrechamente vinculada al RCD, el partido de Ben Alí) exigiendo que se proclame la huelga. En otros casos, los líderes de la UGTT se sumaron a los paros para que no se les escapara de las manos. A diferencia de lo ocurrido en Redeyef, tres años atrás, que se quedó aislada, esta vez la protesta obrera se extendió a todo el país. La huelga general del 14 de enero tumbó a Ben Ali.

Actualmente, los traba-jadores se siguen movili-zando, exigiendo verdadera democracia y un real mejo-ramiento en sus condiciones de vida. Son numerosas las empresas en las que los pa-trones pagan de sueldo un promedio de 130 dólares mensuales. Mientras tan-to, los líderes traidores de la UGTT trataron de formar

parte del nuevo gobierno, pero la descon-fianza de los trabajadores los obligó a que tres ministros del sindicato abandonaran el Ejecutivo formado el 17 de enero. No ejer-cieron sus cargos un solo día, y anunciaron que tampoco formarán parte del nuevo Ga-binete, purgado totalmente de los ministros que militaron en el Reagrupamiento Consti-tucional Democrático (RCD), el partido del fugado dictador Ben Ali. Pese a su renuncia a participar en el Gobierno, “la UGTT res-palda al primer ministro, Mohamed Ghanu-chi, único miembro del RCD que permanece en su cargo. La central, que apuesta por la estabilidad política, arriesga en este envite porque los lemas coreados en las calles contra Ghanuchi no amainan. La población no considera corrupto al primer ministro, pero tampoco un hombre íntegro. Tenía que conocer lo que sucedía durante la década que sirvió a Ben Ali.”

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la huelga general obrera y estudiantil tumbó al dictador

1 Para la confección de este artículo nos servimos de los si-guientes textos: “En una ciudad tras otra hubo huelgas y ocu-paciones de fábricas”, Mario Hernández, Rebelión, “El sindi-cato único tunecino se convierte en el eje del cambio político”, Juan M. Muñoz, enviado especial, 28/01/2011 “Paseando por el libro abierto de la revolución tunecina”, 503.2011.

TÚNEZ

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Todos somos Tariq Mohammed BouaziziJuan Reséndiz

Quisiera contar una historia infeliz…. la historia de un muchacho que puede suceder en cualquier punto del planeta. Se trata de un joven de 26 años, Inge-niero Informático. A tan temprana edad parecería que tiene por delante todo un mundo promisorio; por sus estudios, tendría su vida económica y personal resuelta. Y sin embargo no fue así. Su nombre es Tariq Mohammed Bouazizi y nació en Túnez. Su historia pasó a la escena mundial porque fue el pro-fesionista, altamente calificado, que se prendió fuego frente al ayuntamiento de su pueblo en protesta por que las auto-ridades le quitaron el pequeño puesto ambulante de frutas y legumbres con el que sostenía a su familia, seis herma-nos y una madre que vivían en una mí-sera vivienda. Sin este sostén económi-co, el único con el que contaba, y preso de la frustración, la desesperación y la rabia, decidió inmolarse el pasado 17 de diciembre.

La historia de Mohammed es ilustrativa porque sintetiza y explica la problemática que padecen miles de jóvenes que habitan en Asia y África. Mohammed, aun cuando tenía estudios su-periores estaba desempleado -como lo está el 14 por ciento de los jóvenes en Túnez- y no contaba con ninguna expecta-tiva real en la vida, ni posibili-dades de empleo formal. Es por esta razón que su sacrificio impactó en los miles de jóve-nes del estado árabe, quienes vieron en él no sólo a un mártir, sino un símbolo de la genera-ción. Su muerte, acontecida el pasado 5 de enero, abrió un ci-clo de revoluciones en Oriente próximo y en el norte de África. Y las posibilidades de que és-tas se extiendan hacia Europa y Asia no están descartadas.

Jóvenes de familias pro-letarias y de clase media

La juventud es el principal protagonista de las revolucio-nes árabes. Son de clase me-

dia o forman parte de los sectores asalaria-dos que son los motores de las revoluciones democráticas triunfantes en Túnez y Egipto y de la ola de insurrecciones en la región. El desempleo (del 25 por ciento, el más grande del mundo), el empleo de ínfima calidad, la falta de expectativas, la pobreza (140 millo-nes) y la escalada alcista de los precios en los alimentos; todo ello enlazado a regíme-nes dictatoriales, antidemocráticos, opresi-vos, constituyen el coctel que explica esta energía revolucionaria.

La crisis financiera de 2008 intensificó los factores desencadenantes de este pro-ceso. De fondo tenemos el mismo escenario ya planteado por el marxismo: el capitalismo genera las condiciones para su muerte y ge-nera a sus sepultureros.

Mano de obra cualificada pero sin es-peranzas

La ideología burguesa de que la educa-ción es el eje del progreso personal y del desarrollo de un país, se vuelve a mostrar completamente falsa. El capitalismo es un sistema económico agónico que en su de-sarrollo va creando absurdos: la generación de mano de obra calificada que después no puede emplear es un ejemplo de ello.

De acuerdo con el Banco Mundial, en las últimas décadas los países árabes han invertido millones de dólares en educación. Actualmente destinan en promedio 5% del PIB y 20% del gasto público a este rubro, mucho más que otros países en desarrollo con niveles de ingreso per cápita similares. Con ello han conseguido una matrícula casi universal en educación primaria; casi tripli-caron la matrícula en las escuelas secunda-rias entre 1970 y 2003 y quintuplicaron el acceso al nivel superior1

Tenemos entonces que el problema no es la falta de educación. Para las personas menores de 29 años, que representan el 65% de la población en el mundo árabe, si bien actualmente tienen mayor educación, la dificultad por la que atraviesan es que la calidad de ésta es pobre en comparación con la de otras partes del mundo2 y los jóve-nes no tienen muchas oportunidades para asegurar fuentes laborales, carecen de ac-ceso al crédito para viviendas y para lograr una independencia financiera que les permi-ta formar una familia (los hombres jóvenes de entre 25 y 29 años de la región tienen la tasa más baja de matrimonio del mundo en desarrollo, de sólo un 50%); es decir, el fondo del problema es que existe mano de obra cualificada pero sin posibilidades para desarrollar su potencial porque la economía

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capitalista es incapaz de emplearlos. Como resultado tenemos una juventud desencan-tada, escéptica del futuro, angustiada, sin expectativas y con un profundo resentimien-to social. Llegamos incluso al punto en que tener preparación es contraproducente ya que dificulta aún más las posibilidades de conseguir un empleo.

La tasa de desempleo más alta del mundo

Un reciente estudio del Banco Mundial afirma que en la actualidad la tasa de des-empleo juvenil en la región, llega al 40% en algunas naciones y hasta un 75% en Arge-lia. El problema podría empeorar mucho más, cuando millones de jóvenes alcancen la mayoría de edad en el próximo decenio. El desempleo en la región, como en la ma-yor parte del mundo, es un problema que afecta a la mitad de los jóvenes.

Las mujeres tienen mayor dificultad

para encontrar puestos de trabajo. Para el 2005 la tasa promedio de participación en la fuerza laboral para mujeres jóvenes seguía siendo del 25.1 %. Esta es la más baja en el mundo3

Millones en pobreza extrema

La disponibilidad de un empleo ya no es una garantía de sustentabilidad económica. La pobreza persiste en 56 por ciento de los jóvenes trabajadores, quienes además se ven enfrentados a la necesidad de trabajar largas jornadas, sin prestaciones ni dere-

chos laborales, con contratos temporales, salarios bajos, protección social inexistente, mínima capacitación y con la amenaza la-tente del despido. Según una nota periodís-tica, más de 140 millones de personas de los países árabes están por debajo del índi-ce de pobreza. Y lo que es peor, “el dato no ha mejorado en los últimos 20 años”4. Las cosas son peores en África, donde el 72% de la juventud africana vive con menos de 2 dólares al día de acuerdo con un Informe del Banco Mundial titulado “Juventud y em-pleo en África: El potencial, el problema, la promesa”.

Este contexto de miseria se agudiza aún más por el aumento en los precios de ali-mentos y productos de consumo básico. La mayoría de los analistas y los organismos financieros coinciden en que este hecho es uno de los detonantes de las revueltas.5

Regímenes dictatoriales represivos

Otro factor que agregó pólvora a la ex-plosividad juvenil en el mundo árabe son los regímenes políticos que niegan democracia y atropellan los derechos humanos. El mo-vimiento multiplicó el uso del Internet, toda vez que los medios de comunicación (televi-sión, periódicos, radio) y las plazas públicas le estaban negados.

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1. “Reforma educacional en Oriente Medio y Norte de África”, Banco Mundial, 2008.2. Diario La tercera, 13/II/2011.3. Dr. Nimrod Raphaeli. MEMRI. No. 279. 11/V/2006.4. El País., Madrid, 15/I/2011.5. La Jornada, México, 24/III/2011.

Desempleo en ascenso

Zbigniew Breszinsky sabe de lo que ha-bla. Fue asesor de seguridad nacional del presidente estadounidense James Carter y le tocó lidiar con la revolución iraní. Estima que “tenemos entre 80 y 130 millones de jóvenes, en todo el mundo, que forman parte de una clase media baja y socialmente insegura, y constituyen una comunidad que se in-fecta fácilmente de iras, pasiones, frus-traciones y odios. Esos estudiantes son revolucionarios en ciernes y cuando es-tallen en movimientos volátiles, se vol-verán en extremo contagiosos porque los jóvenes de hoy están interactuando a través de Internet”I.

De acuerdo con un reciente Informe de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT), de

620 millones de jóvenes del mundo 81 mi-llones estaban desempleados en 2010. Ad-vierte sobre el “riesgo de una “generación perdida” comprendida por jóvenes que han salido del mercado laboral y han perdido toda esperanza de ser capaces de trabajar por una vida decente”2.

El informe señala que en las economías en desarrollo, donde vive el 90 por ciento de los jóvenes, la juventud es más vulnerable al subempleo y la pobreza. En los países de menor ingreso, el impacto de la crisis se tradujo en menor cantidad de horas traba-jadas, en reducción en los salarios y en un aumento del empleo vulnerable en la “cada vez más poblada” economía informal. Tam-bién calcula que 152 millones de jóvenes (cerca del 28 por ciento de todos los jóve-nes trabajadores en el mundo) trabajaron en 2008 pero permanecieron en la pobreza

extrema en hogares que viven con menos de 1.25 dólares por persona por día.

En las principales economías desarrolladas los jóvenes igualmente son los más afecta-dos por el mercado laboral. Entre los años 2008 y 2009 la tasa de desempleo de las personas entre los 15 y los 24 años aumen-tó en 4.6 puntos porcentuales llegando a un 17.7%. España encabeza el ranking de paro juvenil en el mundo, con una tasa de des-empleo juvenil que supera el 40%, frente a un índice mundial que se ubicó en 12.6% en 2010.

La OIT registra otro “preocupante” dato, el aumento del número de jóvenes que no tra-bajan ni estudian. Estima que 34 por ciento de los jóvenes en Europa Central y del Este están en este predicamento. Para África al sur del Sahara la tasa detectada fue de 27 por ciento, 21 por ciento en América central y del sur, y 13 por ciento en las economías industrializadas y la Unión Europea. (J.R.)

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I. Newsweek en español, 7/02/2011, pág. 50.2. “Tendencias de Empleo Global de la OIT para los Jó-venes 2010”

Entre 80-130 millones de jóvenesson revolucionarios en ciernes:

Breszinsky

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char hasta delante, en los puestos más pe-ligrosos. Sin embargo, no parece probable que estén representando a Al Qaeda. Un día vi cómo celebraban el rezo en el frente de Ras Lanuf, pero los combatientes, en su mayoría, no asistieron. (…)

En las afueras de Ajdabiya, conocí a Ibrahim, uno de los numerosos emigrados que han vuelto. Tiene 57 años. Vive en Chicago y traspasó su taller de mecánica y lavado de coches a un amigo para poder venir a luchar. Tenía su vida hecha en EU, dijo, pero su deber, como libio, era ayudar acabar con Kadafi, el “monstruo”.

En el último mes, hombres como Ibrahim se han lanzado al combate como si fuera una prolongación de las manifestaciones callejeras, espoleados por un espíritu au-daz y rebelde pero apenas capaces de manejar un arma. Para muchos, las luchas consisten sobre todo en una representación –bailes, cantos, disparos al aire- y en co-rrer dando vueltas en improvisados vehícu-los de combate. El ritual se prolonga hasta que los proyectiles de Kadafi los dispersan.

En los primeros días del contraataque del dictador, los rebeldes sintieron asombro e indignación al ver que el enemigo disparaba artillería real contra ellos. Cientos de ellos han muerto.

La realidad del combate ha asustado a los rebeldes, pero también ha reforzado la determinación de quienes han perdido ami-gos o familiares. Cerca de Ajdabiya conocí a a Muhammad Saleh, un joven mecánico armado sólo con una bayoneta. Había visto morir a un hermano menor una o dos horas antes. Y pocos días después, me dijo que pensaba comprar armas en el mercado ne-gro, y con un grupo de 10 amigos, volver al campo de batalla.

Puede que los rebeldes acaben convir-tiéndose en algo parecido a un ejército. De momento no disponen tal vez más que de 1.000 combatientes preparados y una terri-ble inferioridad de armas.

Tomado de The New Yorker, “Who are the rebels?, 4.04.11)

John Lee Anderson

Durante las semanas que llevo informando desde Bengasi, he pa-sado mucho tiempo con los rebel-des, que son voluntarios. El núcleo duro de los combatientes son los shabab, los jóvenes cuyas protes-tas desencadenaron la revuelta a mediados de febrero. Son desde muchachos de la calle hasta uni-versitarios (muchos, estudiantes de informática, ingeniería o medicina), y a ellos se han unido desemplea-dos y pequeños comerciantes de mediana edad. Hay un conglome-rado de empleados de empresas extranjeras: ingenieros petrolíferos y navales, supervisores de obras, traductores. También antiguos sol-dados…

Y también hay unos cuantos hombres religiosos, barbudos, más disciplinados que los demás, que parecen empeñados en lu-

Los jóvenes combatientes libios

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Si un empresario deportivo afirmó con cinismo que “sin hambre no hay boxeador”, hace más de 150 años un filósofo alemán pronosticó que el ham-bre generaría revoluciones que derro-carían al capitalismo. Atrás de la Re-volución que sacude el mundo árabe y a una parte de África está un brusco incremento en los precios de los ali-

mentos. En esta revista se ofrecen al-gunas reflexiones sobre cuáles son los ingredientes que conducen a que una sociedad se insurreccione. Para noso-tros la más tajante es: cuando es pre-ferible morir de un tiro de la policía que de inanición.

De acuerdo con un informe de la FAO (la oficina de alimentos de las Naciones Unidas), los precios internacionales de los granos, harinas, vegetales, carne, lácteos, etcétera aumentaron en un 250% la dé-cada pasada, mucho más que el resto de las mercancías, Y, desde luego, que los salarios. Las grasas y los aceites subieron 360% y el azúcar en 410%. Tan sólo en el

segundo semestre de 2010 la comida cos-tó un 32% más1. El presidente del Banco Mundial Robert Zellick aceptó en febrero de este año que “el aumento del precio de los alimentos ha llevado a cerca de 44 millones de personas a la pobreza en los países en desarrollo desde junio de 2010”2.

Hay alrededor de 80 países pobres en el mundo que tienen que importar alimentos y

entre ellos están la mayoría del llamado Me-dio Oriente y de África. El alza del pan y la sal crearon una de las condiciones básicas para el levantamiento de sus poblaciones.

Los ideólogos capitalistas argumentan que el fenómeno de los alimentos caros se debe principalmente a diferentes calamida-des naturales que han ocurrido en puntos del planeta que son productores. La sequía de allá, el huracán de acullá, el tifón de más para allá serían los causantes de los estó-magos vacíos.

En los últimos años una parte creciente de los alimentos no va a las cavidades hu-manas sino a las usinas de las industrias y a los motores de los vehículos. Es mejor

negocio crear etanol para combustible de los automóviles que vender maíz a los me-nesterosos. La cuestión primaria entonces estriba en que los alimentos son mercan-cías cuya producción obedece a la misma ley que la del resto de las mercancías: el máximo lucro. Los fideos, naranjas, leche, tortillas y frijoles ahora son activos bursáti-les. La “globalización económica” llevó este proceso a la concentración de los alimentos por parte de grandes empresas trasnacio-nales que imponen precios altos.

Peter Popham ha recordado que “a co-mienzos de 2008 ocurrió otra cadena de problemas similar que causó disturbios por el precio de los alimentos en cuarenta paí-ses, de Haití a Bangladesh, pasando por México, Uzbekistán y Eritrea, además de otros que volvieron ahora a las primeras planas, como Yemen, Egipto, Marruecos, Mauritania, Senegal y Zimbabwe. En esos países, importar alimentos puede llevarse el 70 por ciento de los ingresos. Cuando el precio de las harinas y los granos sube un 30 por ciento, el resultado es extrema-damente duro, tan duro que la gente sale a la calle. Para los pobres de Medio Orien-te, el alza de precios de comienzos de este año fue como un segundo terremoto en tres años. Pero al contrario de un terremoto, esta vez había a quién echarle la culpa.”3 Y hoy los dictadores pagan con la oleada de protestas.

A pesar de ello, el ahíto Mister Zellick, desde su lujosa oficina del Banco Mundial escribió en enero de este año que “con la libertad de mercado todavía se puede ali-mentar al mundo”4 . Un mes después la FAO constató que “los nuevos datos muestran claramente que no cede la presión alcista de los precios mundiales de los alimentos”.

Podría ser entonces que la cadena de movilizaciones revolucionarias vaya mucho más allá de los países árabes y del Norte de África.

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1 Comunicado de Prensa de la FAO, 3 de febrero de 20112 Comunicado de Prensa No. 2011/333/PREM, 15 de febrero de 2011.3 “Medio Oriente: Los precios internacionales de los alimentos y la revolución en Medio Oriente”, Peter Popham, The Independent, Gran Bretaña, Página/12, Buenos Aires, 27-2-11.4 Zoellick, Robert, artículo, 6 de enerode 2011. Citado en Reporte Económico, SEDECO, 1er bimestre 2011.

Hay hambre de democracia...y de la otra

10 Pluma, abril-mayo 2011

Page 11: El terremoto Árabe

Los levantamientos de los palestinos contra Israel y la invasión norteamerica-na a Irak generaron la protesta de los pueblos árabes. Esos acontecimientos están entre los principales factores que explican la actual revolución en curso.

En Egipto, la erosión de la dictadura de Mubarak comenzó con la segunda Intifada palestina. En el otoño de 2000 se desataron protestas de decenas de miles en solidari-dad con la insurrección de sus vecinos. El veterano activista Hossam el-Hamalawy re-cuerda que fueron las movilizaciones más grandes habidas desde 1977.

Se venía de una situación muy difícil, dice, porque Mubarak había lanzado una “guerra sucia” en la última década del siglo pasado contra los militantes islamistas. “Se prohibieron reuniones públicas y protestas callejeras, reprimidas por la fuerza. Se utili-zaba fuego real contra los huelguistas y los sindicatos quedaron bajo control del gobier-no.

“Recuerdo la primera vez que oí a quienes protestaban masivamente gritar contra el presidente en abril de 2002, du-rante los disturbios propalestinos en los al-rededores de la Universidad del Cairo”, dice Hossam. Los manifestantes coreaban en árabe:”Hosni Mubarak, lo mismo que Ariel Sharon”, el líder sionista.

En todo el mundo árabe se desató una ola de solidaridad. La reacción popular más amplia fue en Yemen, donde “500 mil mani-festantes salieron a la calle gritando: muer-te a Estados Unidos, muerte a Israel. En Marruecos se movilizaron cientos de miles y en Irak miles pidieron enrolarse como volun-tarios para ir a combatir a Israel.”1

La ira explotaría otra vez con la invasión de Irak en marzo de 2003. Más de 30.000 egipcios se enfrentaron a la policía en el centro del Cairo, al ocupar la Plaza Tahrir mientras quemaban vallas con la efigie de Mubarak. En 2004 quienes hacían campa-ña en favor de Palestina y en contra de la guerra lanzaron el movimiento Kefaya (¡Ya basta!), que se enfrentó al presidente y su familia.

Mientras tanto, el Egipto de Mubarak se aproximó más al imperialismo e Israel. El dictador llegó a la colaboración abierta con los sionistas para reprimir y doblegar a los palestinos, a los que les cerró el paso por Rafah, en los límites de Egipto con Gaza, cuando Israel llevó a cabo la matanza en

Puerta de entrada a la revolución árabe

1 “Fechas para la historia de Palestina”, El Socialista-Línea de Izquierda, México, abril 2002, pág. 46.

esta ciudad en enero de 2010.

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PALESTINA

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Page 12: El terremoto Árabe

Entre las muchas cuestiones po-sitivas que ha traído la revolución ára-be es que golpea o no ha permitido el avance de las corrientes fundamenta-listas islamistas, muy fortalecidas en fases pasadas y que se constituyeron como fuertes valladares contra el desa-rrollo de partidos marxistas revolucio-narios.

En 1979, hace ya más de 30 años, la revolución iraní fue capitalizada y deforma-da por los clérigos musulmanes chiitas. La dictadura del pro norteamericano Sha Reza Pahlevi fue sucedida por el Estado teocráti-co de los ayatollahs. Empezaba el auge po-lítico del fundamentalismo islámico, que al-

canzó una fuerza enorme en Afganistán, Pakistán, Argel, Turquía, Líbano, Palestina, Egipto y un largo etcétera. El atentado de las Torres Gemelas en Nueva Cork lanzó a la celebridad mundial a Al Qaeda. En la no-vela “Nieve”, el Premio Nóbel turco Orham Pamuk relata la conversión de los militantes marxistas… en devotos de Alá.

Hoy, todo indica que la fuerza política y social del fundamentalismo islámico es menguante. La causa: las fracciones bur-guesas que están atrás de esta corriente política-religiosa han acogido el neolibera-lismo económico, compran empresas que eran públicas e instauran regímenes opresi-vos y antidemocráticos que las poblaciones ya no toleran, y buscan una coexistencia

con las potencias imperialistas.

El Tigre de Anatolia es un modelo para las burguesías islámicas

Las burguesías islámicas de Irán y del Medio Oriente podrían llegar a las mismas conclusiones que la burguesía islámica turca, para la cual no existe contradicción entre islamismo y capitalismo, y busca un entendimiento definitivo con las burguesías de Europa occidental (la entrada de Turquía a la Unión Europea). La burguesía turca is-lámica acepta respetar a las instituciones republicanas de su país y el pluralismo re-ligioso.

En 2007, las elecciones fueron ga-nadas por el AKP, Partido de la Justicia y Desarrollo, islamista moderado, con el 50 por ciento de la votación. El partido Acción Nacionalista, fundamentalista, obtuvo sólo 15% y el Partido Republicano del Pueblo, laico, un 20%.

Las posiciones moderadas y toleran-tes de Recep Erdogan, el primer ministro, proveniente del AKP, le ganaron hasta los votos de los cristianos y los kurdos, porque sus motivaciones religiosas no son eviden-tes y “hace eje en los estudios, la estabili-dad de la moneda y los servicios públicos.” “El partido tiene ahora un electorado que va mucho más allá de su núcleo duro, doctrina-rio”, concluye Jean Meyer. “Erdogan ha de-jado de ser radical. Los analistas europeos lo ensalzan. No instauró el velo obligatorio para las mujeres, ni ha separado los sexos, ni instaurado la sharia (ley coránica)”. Lo más importante es que bajo su gobierno las burguesías han hecho los más grandes ne-gocios en la historia moderna, que incluyen las privatizaciones de empresas.1

En Pluma no. 7 planteamos la tesis de que Irán se encamina a un arreglo con EUA. Luego de una larga crisis en las relaciones iranio-yanquis -que viene desde la toma de rehenes en la embajada de EU en Teherán, en 1980- ambos gobiernos han reestableci-do contactos diplomáticos desde abril-mayo de 2008, que tienen como nortes la acep-tación por EU de que Irán es una potencia regional y que Irán le ayudó a los yanquis a una salida menos deshonrosa de Irak.

Irán, a través de sus poderosos alia-dos iraquíes chiítas, el ayatola Sistani y Mo-qtada Sadr, aceptó las instituciones estable-cidas por EU luego de la invasión; coadyuvó

Los fundamentalistas árabes aman más al capitalismo que al Corán

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Cuauhtemoc Ruiz Ortíz

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1 Turquía, democracia e Islam, Meyer, Jean, El Universal, México, 19.08.07, pág. VII.2 Iraq/Solidaridad del 27/05/07.

a destruir las fuerzas laicas de la resistencia a la ocupación y le permitió a las tropas nor-teamericanas una situación menos deses-perada.

Así lo describió Carlos Verea, especia-lista en el tema:2

“El 28 de mayo de 2007 hubo, en Bag-

dad, un importante encuentro entre los go-biernos de EU e Irán”.

“El plan consistió en salvar la ocupa-ción de Irak por EU y Gran Bretaña, a cam-bio de reconocer la fuerza regional de Irán”.

“Lo anterior no entra en contradicción con la política de Bush de armar a algunas burguesías vecinas de Irán, por si las dudas o para negociar en mejores términos”.

“Mientras tanto, las burguesías islámi-cas y capitalistas extranjeros se han benefi-ciado de las privatizaciones de importantes industrias iraníes”.

Los Hermanos musulmanes hacen planes para gobernar Egipto en el largo plazo

Otra de las corrientes fundamentalis-tas que se aproximan a los imperios es la Hermandad musulmana de Egipto. Su parti-cipación en la revolución de febrero de este año fue timorata y sus militantes actuaron en ella a título personal para no irritar a los poderes extranjeros, que miraron angus-tiados la caída de Hosni Mubarak. Apenas ocurrida ésta, los Hermanos se han dedica-do a colaborar lo más posible con el gobier-no provisional encabezado por el Ejército. Se han opuesto a las huelgas y llaman a la población a la desmovilización y a la mode-ración. Para hacerse ver como una corrien-te política confiable, han anunciado que no postularán candidato presidencial en las elecciones programadas para este año. Lo hacen para no alarmar a los sectores más derechistas de Estados Unidos y Europa, que piensan que los Hermanos podrían ins-taurar un régimen que escape al control de los imperios como lo hizo Irán después de su revolución de 1979. Están dispuestos a no hacerse ya del poder mientras ganan la confianza de europeos y norteamericanos.

En cuanto a Hezbollah y Hamas, dos importantes corrientes fundamentalistas en Líbano y Palestina, respectivamente, se mantienen en el no reconocimiento de Is-rael y están enfrentados con éste, al tiempo que desarrollan una política de instalación de hospitales, escuelas y guarderías en be-neficio de las poblaciones.

e

Hong Kong, China.- Hace unos tres años, Wael Ghonin mandó una encues-ta a la gente en Egipto preguntando si estarían dispuestos a ir a una revolu-ción. La gente no respondió o lo hizo negativamente. Pero después de la re-volución en Túnez, sabiendo que Hos-ni Mubarak tenía planes de heredarle el poder a su hijo, como en una mo-narquía, y que el 40% de la población egipcia estaba bajo la línea de pobreza, Wael siguió mandando encuestas y ha-ciendo activismo a través de la red, par-ticularmente por Facebook, donde creó cientos de grupos.

Luego de una mucho mejor respuesta de la gente, llamó a una marcha, a la cual asistieron unas 10 000 personas. Lo hizo en viernes, que es un día sagrado para los mu-sulmanes, de un modo parecido al domingo para los católicos. La revolución empezó en El Cairo, en las mezquitas. La gente fue arengada mientras se congregaba para re-zar, y luego salieron a la calle a marchar y de repente se dieron cuenta de que había dos millones de per-sonas haciendo lo mismo que ellos. Llegó al punto de que había 9 millones de personas en las calles de diferentes ciu-dades.

En Egipto hay un porcenta-je alto de acoso sexual y vio-laciones, debido, entre otras cosas, a la opresión genera-da por la idea musulmana de no tener relaciones antes del matrimonio. Si el 70% de la juventud está sin trabajo, sin nada que hacer, viendo pasar los días en las calles, bares y cafés, es inevitable que alguna de esa gente empiece a come-ter actos de violencia sexual.

La revolución barrió con los actos de acoso o sexo forzado. Uno podía ver a la gente, hom-bres y mujeres, durmiendo jun-tos en la Plaza Tahrir, corazón de la revolución, sin ningún peligro para las mujeres. El es-píritu de revolución llegó hasta la vida íntima de las personas,

me dice Nada Zidan, egipcia de 18 años que estudia en Hong Kong.

“Cuando hablo con mi familia puedo ver

que están discutiendo acerca del cambio, pero todavía no podemos ver de dónde va a venir el verdadero cambio.”

Mencionaste antes un cambio muy im-portante en la actitud hacia las mujeres. ¿Es el Egipto post- revolucionario uno donde el género femenino tiene mayor poder, más oportunidades o mayor igualdad?

Todo mundo está en este “estado de cambio”. Y realmente estamos teniendo un nuevo Egipto. Pensamos en los 700 jóvenes que murieron, en las pérdidas que sufrimos, y eso nos ayuda a no volver a la vieja época de acoso sexual y opresión de género: ha habido un gran cambio en todas las esferas de la vida. ¿Todo viene de la opresión, no es así? Entonces estemos tranquilos: ahora la gente puede casarse libremente y conseguir departamentos: estamos yendo hacia algo mejor.

La revolución está cambiandola vida íntima

Entrevista a Nada Zidan, egipcia

Camilo Ruiz Tassinari

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Cualquiera que sea el desenlace de las revoluciones árabes, algo es segu-ro: las condiciones del tráfico de petró-leo en el mundo ya no volverán a ser las mismas.

La disminución en la exportación de petróleo de algunos países del Magreb y el Medio Oriente, y el alza de precios del crudo en los mercados internacio-nales desde el año 2002, agravan la fragilidad de la economía global. Según el autor de este artículo, “los crecientes costos energéticos podrían precipitar a los Estados Unidos y a las demás na-ciones consumidoras de petróleo en una profunda recesión.”

La revolución árabe está llamada a tener graves consecuencias para la economía capitalista internacional.

Algunos acontecimientos de la historia nos han dejado claro, desde las primeras explotaciones de petróleo en la segunda década del siglo pasado, el interés y la con-secuente intromisión de las potencias occi-dentales en el Oriente Medio y en África del Norte, al apoyar dictaduras y gobiernos ab-solutistas con el fin de asegurar la produc-ción del «oro negro». Y algo debe quedar

aún más claro: la expansión de las econo-mías occidentales después de la segunda guerra mundial y la riqueza actual de las sociedades industrializadas deben su de-sarrollo a la importación diaria de petróleo básicamente desde la región mencionada.

¿Un nuevo orden energético?

El petróleo se convirtió en la palanca energética de la industria capitalista desde la tercera década del siglo pasado. Millo-nes de barriles diarios se han venido con-sumiendo desde entonces. La explotación excesiva de este recurso no renovable por parte de un puñado de países, que nunca terminan de desarrollarse, ha servido, por un lado, para enriquecer con descaro a go-bernantes y empresarios nativos y extranje-

a) La OPEP comienza a regular la pro-ducción.

b) La producción iraní cae a mínimos his-tóricos

c) Revolución iraníd) Conflicto Irán-Irake) La OPEP alcanza una producción de

18 millones de barriles diariosf) La OPEP produce 19,5 millones de ba-

rriles por díag) Operación “Tormenta del Desierto”.

que expulsa a Irak de Kuwaith) Disolución de la Unión Soviéticai) Nuevas caídas de precio por exceso

de producciónj) Crisis en los mercados asiáticos.k) Revolución árabe

La Revolución Iraní (1981), disparó los precios del petróleo dado que ese país dejó de exportar los grandes volúmenes compro-metidos por el dictador Mohammad Reza Pahlevi al Occidente. La invasión norteame-ricana a Irak hizo otro tanto, ya que el pue-blo de ese país se resistió a la privatización del petróleo. No obstante, Arabia Saudita y otros productores mundiales incrementaron sustancialmente su producción para satisfa-cer la alta demanda. Para los años noventa, la explotación de crudo en Alaska y en el Mar del Norte, provocó el desplome de los precios del petróleo y se mantuvieron bajos durante la década de los 90, a excepción del breve episodio de la invasión de Kuwait por parte de Irak en agosto de 1990, con-flicto por el cual en algunos países tuvieron que echar mano de sus reservas. Lo mismo habría de suceder tras los ataques del 11 de septiembre de 2001. También en esos episodios históricos Arabia Saudita volvió a subir la producción, añadiendo centenares de miles de barriles diarios de sus reservas, evitando por esa vía una catastrófica crisis energética en los Estados Unidos. Pero los saudíes y otros miembros de la OPEP ya no disponen de unas reservas significativas de

ros y, por otro, para garantizar el abasto de Occidente.

Los países productores de petróleo, per-tenecientes a la Organización de Países Ex-portadores de Petróleo (OPEP) son, desde hace cuatro décadas, la mayor agrupación económica que gira en torno a la exporta-ción de esta materia prima. Las previsiones apuntan a que este producto seguirá siendo imprescindible para el desarrollo en el fu-turo, aunque, al ritmo actual de consumo y crecimiento, las reservas de crudo no dura-rán muchos años

.Conceptos básicos: Crudo: Mezcla de hidrocarburos existente en

el subsuelo. En condiciones habituales se trata de un líquido viscoso. Es la materia prima que se extrae con pozos petrolíferos en tierra o pla-taformas sobre el mar.

Barril: Unidad de medida utilizada para el crudo y el petróleo desde el siglo XIX. Equivale a 159 litros

Reserva: Cantidad de crudo existente en el subsuelo del planeta. Su existencia debe ser de-mostrada geológicamente y ser técnicamente ex-traíble con los medios disponibles en el momento del cálculo.

El fin de la era del petróleo baratoAlfredo Guerrero

Como se puede observar en la gráfi-ca número 1, el petróleo, como fuente de energía, ha venido disminuyendo muy poco su peso relativo desde 1998. La industria moderna ha explorado ya otras fuentes de energía en sustitución paulatina del petróleo y el gas, sin mucho éxito.

1

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Page 15: El terremoto Árabe

ahorro. Están bombeando todo el petróleo de que son capaces para beneficiarse del actual incremento de precios. Por eso, cual-quier caída imprevista de la producción en regiones conflictivas se traduce inmediata-mente en un incremento de precios.

Las condiciones en la actualidad pare-cen ser muy distintas a las de antaño. No se avizoran soluciones inmediatas, dada la multiplicidad de factores endémicos de la producción energética.

Entre los factores más destacados en el incremento de los precios del petróleo tene-mos:

1.- La creciente demanda de las tradicio-nales potencias industriales y de las econo-mías emergentes como China e India.

2.- La incapacidad de la industria ener-gética mundial para aumentar los suminis-tros conforme a la creciente demanda; y

3.- La intensa inestabilidad política en las regiones de mayor producción petrolífera.

A dónde va esta crisis en los precios del petróleo

Hoy, los precios del crudo son más altos que en 1980 y los factores antes señalados habrán de agravarse. Los records en los precios del energético habrán de batirse con regularidad. Los crecientes costos energé-ticos podrían precipitar a los Estados Unidos y a las demás naciones consumidoras de petróleo en una profunda re-cesión.

Para el consumidor esta-dounidense común se prevé una calidad de vida men-guante a medida que suben los precios del transporte, la calefacción y la electricidad. Para los alimentos y otros ele-mentos básicos, el petróleo es una necesidad, pues para su producción se utilizan desde los fertilizantes hasta el empa-quetamiento.

Para los pobres y los an-cianos, las implicaciones son deplorables pues tendrán que debatirse en-tre la obtención de calefacción en invierno, una alimentación adecuada o la asistencia médica.

Estados Unidos depende del petróleo como energético en un 40% y como dos terceras partes del consumo de ese ener-gético son de importación, el país se verá forzado a dedicar una parte cada vez mayor de su riqueza nacional a las importaciones energéticas que se calcula sería de 475 mil millones de dólares (que equivale casi a la

mitad del PIB anual de México). Esa parti-da será la que más contribuya al déficit de la balanza de pagos estadounidense, y a la continuada erosión del dólar.

La demanda creciente en el desarrollo asiático

En el número anterior de Pluma, Cuau-htémoc Ruiz daba cuenta de la ascenden-te pujanza en el desarrollo de la industria china, lo que implica una mayor demanda en el consumo energético. Lo mismo pasa

con India, país que ha tenido un crecimiento económico excepcional en los últimos años. Con sus altas tasas de crecimiento, esos países deben disponer de más petróleo (y de otras formas de energía) para alimentar su expansión industrial.

Datos publicados por el U.S. Department of Energy (DE) señalan que la demanda petrolífera conjunta de China e India en el 2004 llegó a 8,9 millones de barriles diarios, subió a 12,1 millones de barriles en 2010 y ascenderá a 15,5 millones de barriles en

2020.

No hay indicios de que el consumo de crudo en el mundo vaya a moderarse. De acuerdo con el DE, el consumo petrolífero conjunto, que alcanzó los 83,7 millones de barriles diarios en 2006, llegó a los 90,7 mi-llones de barriles en 2010, con un pronósti-co para 2020 en 103,7 millones. Hablamos de un incremento de 20 millones de barriles por día en sólo 15 años. Para lograr producir más de 100 millones de barriles diarios, se precisaría de un esfuerzo colosal, de altos

costos por parte de las más grandes compañías petro-leras del mundo con todo y los empréstitos y respaldos gubernamentales que no podrían garantizar la satis-facción de la creciente de-manda.

La oferta de Oriente Me-dio y el Magreb

De acuerdo con British Petroleum, en 2009 los pro-veedores de Oriente Medio y de África del Norte habían producido conjuntamente 29 millones de barriles al día, lo que equivale al 36% del volu-men total mundial.

Más que ninguna otra parte del mundo, Oriente Medio ha canalizado su pro-

ducción a los mercados de exportación para satisfacer la demanda de energía de poten-cias importadoras de petróleo como Esta-dos Unidos, China, Japón y la Unión Euro-pea. Estamos hablando de 20 millones de barriles enviados cada día a los mercados de exportación. Rusia, por ejemplo, suma siete millones de barriles diarios de petró-leo exportable, todo el continente africano exporta seis millones y América Latina poco más de tres millones.

Continúa en la siguiente página j

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La importancia del Oriente Medio no queda allí, ya que se calcula que poseen dos ter-cios de las reservas de petróleo que quedan sin explotar y las mayores reservas de gas. Según recientes proyecciones del Ministerio de Energía de EU, Oriente Medio y África del Norte suministrarán conjuntamente alre-dedor del 43 % del crudo mundial en 2035 (frente al 37 % en 2007) y producirán una parte todavía mayor del petróleo exportable. De tal forma que esa es la única región que pudiera asegurar la oferta. Y esto explica el proceder de las dictaduras anquilosadas de los países de esta región que contaron con el apoyo de los gobiernos de Occidente, los cuales vendieron armamento y asesoría para sus fuerzas de represión y seguridad. Ahora, la revolución árabe está acabando con este orden decadente y putrefacto. La era del petróleo, abundante, fácil de adquirir y barato está por terminarse.

Un mundo petrolífero duro

Como hemos visto, la demanda va creciendo aceleradamente, por lo que se vislumbra ya una crisis de producción. La industria energética se encuentra en una transición de la obtención fácil de suminis-tros petrolíferos a condiciones cada vez más complejas; de reservas petrolíferas gigantescas enclavadas en países estables y amigables, a países que cuidarán sus re-servas y tratarán de vender a un alto precio este recurso no renovable.

Después del descubrimiento de al-gunas yacimientos petroleros con gigantes-cas dimensiones como Ghawar en Arabia Saudita, Burgan en Kuwait y Cantarell en México, capaces de producir diariamente centenares de miles y aun millones de barri-les de crudo, después de más de veinticin-co años no se han localizado en el planeta nada semejante. El mundo se está hacien-do dependiente de campos petrolíferos más pequeños, algunos de estos localizados en lugares remotos, que implican mayores in-versiones. O, incluso, en aguas profundas, lo que aumenta el precio del petróleo.

De acuerdo a lo descrito, los consu-midores de gasolinas y demás derivados del petróleo tendrán que pagar más, en mo-mentos en que el consumo crece y se hace indispensable. Las circunstancias de la in-dustria energética mundial muestran cierta incapacidad para acomodarse a la creciente demanda. Situación que se acentuará con toda probabilidad más y más en los años ve-nideros, a medida que el mundo alcance el pico de producción petrolífera. Nadie puede estar seguro del momento en que eso llega-rá, pero un creciente coro de especialistas cree que nos estamos acercando cada vez más a ese momento.i http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/5/5d/Oil_Prices_1861_2007-es.svg

“De repente, la gente que nunca había visto una protesta salió a las calles, no sólo jóvenes apasionados y trabajadores enfu-recidos, sino también mujeres y madres –y muchas también descubrieron que también podían ser líderes”, dicen los corresponsa-les de la revista Newsweek que estuvieron en El Cairo durante la agonía del dictador Mubarak.

Entrevistaron a Amal Sharif, una mujer de 36 años, una de las fundadoras del Mo-vimiento 6 de abril, que calcula que el grupo entregó más de 60,000 volantes en los días previos a la primera gran protesta del 25 de

enero, cuando más de 50,000 personas lle-naron la Plaza Tahrir. La manifestación fue más allá de lo que habiamos soñado”, dice. Un día más tarde, encontró refugio en las oficinas del movimiento. “Si salgo a la calle ahora mismo, me arrestarán de inmediato.”

Los periodistas de la revista norteameri-cana entrevistaron a muchas mujeres parti-cipantes en la rebelión: “no había personas más entusiasmadas que las mujeres”, dije-ron.1

Por otra parte, luego de la caída del dic-tador Ben Ali, un grupo de militantes france-ses del Nuevo Partido Anticapitalista visitó Túnez. Cuentan que “al salir de la sede de la Unión General de Trabajadores de Túnez un grupo de mujeres de una empresa de electrodomésticos nos interpela para que

nos traslademos a su centro de trabajo. La mayoría de sus 70 trabajadoras llevan cua-tro días en huelga concentradas frente a la fábrica en la que trabajan 48 horas semana-les por menos de 100 euros al mes en con-diciones de absoluta precariedad. El patrón, escudándose en la crisis económica interna-cional y en la revolución, hace semanas que se niega incluso a pagarles esa cantidad irrisoria. Conocemos así de primera mano la conflictividad laboral y toma de conciencia que está acompañando al proceso revolu-cionario a través de sus anónimas protago-nistas que, de forma apasionada, nos ro-dean y muestran sus quejas, sus nóminas,

sus heridas laborales, sus reivindicaciones y sus esperanzas de que las reformas polí-ticas tengan también una traducción real en su vida material cotidiana.

”El grito mas coreado es ‘dignidad’; y la imagen mas repetida, la ‘v’ de victoria. Am-bos resumen todo un programa revolucio-nario: basta ya de humillaciones salariales y laborales, basta ya de ser invisibles, de no tener palabra. Si tuviéramos que dibujar esta revolución, sin duda una de las imá-genes principales sería la sonrisa de estas mujeres en lucha. Una sonrisa contagiosa, de esperanza y dignidad.”2

La sonrisa de las mujeres en lucha

1 Babak Dehghanpisheh, Chistopher Dickey y Mike Giglio, Newsweek en español, 7/2/11.2 Paseando por el libro abierto de la revolución tunecina, en Correspondencia de Prensa Internacional, 5/3/2011

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La insurrección en Libia contra el dictador Kadafi ha resultado ser una prueba muy difícil para gobernantes como Hugo Chávez, presidente de Venezuela, así como para los hermanos Raúl y Fidel Cas-tro, de Cuba, que han tenido que mostrar su naturaleza contraria a la liberación de ese pueblo africano.

Publicamos fragmentos de una entrevista con Miguel Ángel Hernández, dirigente del partido Unidad Socialista de Izquierda (USI) de Vene-zuela, organización que el POS de México considera hermana. La USI se ha des-tacado por su amplia inser-ción entre los sindicatos y las luchas de los obreros de ese país, al tiempo que mantiene una política de independencia frente al gobierno de Hugo Chávez.

La entrevista se llevó a cabo en febrero, antes de la intervención militar de la ONU y la OTAN en Libia, y fue to-mada del sitio http://laclase.info/

Miguel Ángel Hernández, expresó su total respaldo a la lucha del pueblo libio en contra del dictador Kadafi. “El régimen po-lítico actual de Libia no tiene nada que ver con el pasado relativamente independiente y antiimperialista que tuvo en sus primeros años. Desde hace más de 20 años, Kadafi se convirtió en aliado del imperialismo bri-tánico, pactó con los yanquis y permitió que grandes transnacionales como ENI, Total, Repsol y British Petroleum se apoderaran del petróleo y el gas. Además, firmó suce-sivos pactos con el FMI y el Banco Mundial, y pasó a convertirse en pieza clave en los últimos años, junto al depuesto Mubarak de Egipto, para garantizar el bloqueo contra el pueblo palestino en la Franja de Gaza.

“El levantamiento del pueblo libio con-tra el dictador Kadafi, forma parte de la in-

surrección que sacude al mundo árabe exi-giendo libertades democráticas, rechazando la injerencia de las potencias económicas occidentales y contra la miseria que provoca la crisis económica capitalista. Es absurdo intentar desvirtuar el gran levantamiento po-pular y afirmar que es teledirigido por el im-perialismo yanqui, como dice Fidel Castro; o por Al Qaeda, como dice el propio Kadafi.”.

Apoyo al pueblo libio y repudio a cualquier intervención extranjera

“La USI se coloca del mismo lado de las trincheras cavadas por el pueblo libio desde Bengazi en avanzada hacia Trípo-li y repudia las amenazas bélicas de EU y los gobiernos europeos. Los gobiernos de Obama, Gran Bretaña y Sarkozy son unos hipócritas que intentan reubicarse política y militarmente luego de que aplaudieron por años a Kadafi y lo colocaron como ejemplo de supuesta “conversión democrática”. Esos gobiernos y sus aparatos militares de muer-te y destrucción nada tienen que hacer en

Libia. Respaldamos la decisión de la dirigencia política que enca-beza el levantamiento en el Este de Libia que ha dicho que no tole-rará ninguna agresión extranjera, y repudiamos las declaraciones de la secretaria de Estado yan-qui, Hillary Clinton, quien anun-cia su intención de intervenir en Libia. Estos anuncios nacen de la preocupación por controlar la situación en Libia y garantizar al imperialismo el manejo de los re-cursos energéticos de ese país, cuestión que hasta ahora había venido garantizando la dictadura de Gaddafi”.

El Presidente Chávez, Ortega y Castro apoyan al dic-tador

Hernández expresó su “re-pudio a la complicidad flagrante del presidente Chávez, de Daniel Ortega (presidente de Nicara-gua) y Fidel Castro con el dicta-dor Kadafi”. “Miles de luchadores antiimperialistas, democráticos y de izquierda del mundo han quedado estupefactos ante las

declaraciones de Fidel Castro en defensa del dictador libio. Las alianzas y apoyos a dictadores burgueses por parte de Castro y Chávez, son una conducta recurrente. Des-de falsas posturas socialistas, le cuidan las espaldas a Kadafi y así lo seguirán haciendo con el resto de dictadores amigos que tienen en el mundo árabe. Si hoy existe posibilidad de agresión militar imperialista y la balcani-zación de Libia como argumentan Chávez y Castro, es por la complicidad con el ré-gimen dictatorial. La única posibilidad de alejar esos peligros, es contribuir al triunfo rápido y contundente del pueblo libio, que liquide hasta el último de los bastiones de la dictadura proimperialista de Kadafi y se instaure un gobierno surgido de las organi-zaciones populares y obreras protagonistas de la rebelión. Cualquier argumento que no ayude a estos objetivos, los revolucionarios lo catalogamos como traición a la lucha del pueblo libio, complicidad con el asesino Ka-dafi, y servilismo directo o indirecto hacia el imperialismo”.

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“Exigimos que Hugo Chávez deje deapoyar la dictadura de Kadafi”

17 Pluma, abril-mayo 2011

Unidad Socialista de Izquierda

Page 18: El terremoto Árabe

Las zonas gris obscuro son los países en los que la mayoría de la población habla árabe, las negras punteadas son aquellas en las que existen importantes minorías de lengua no árabe. Las zonas rayadas corresponden a países miembros de la Liga Árabe a pesar de que los araboparlantes son una minoría de su población. No se incluyen en el mapa las minorías araboparlantes en países limítrofes no árabes.

Se llama mundo árabe al conjunto de los países en los que los hablantes de lengua árabe son mayoría, y también al conjunto de países miembros de la Liga Árabe.

La existencia del mundo árabe es conse-cuencia de la conquista islámica a partir del año 622, primero de la Hégira. Los árabes

(Mundo árabe)

originales habitaban la península de Ara-bia y algunas regiones circundantes. Los conquistadores musulmanes extendieron fundamentalmente su religión, el Islam, y la lengua oficial del Estado islámico, el ára-be. La implantación de ambas en las zonas conquistadas fue variable a las poblaciones. Así, hubo poblaciones que adoptaron am-

bas cosas, como son la mayoría de las que actualmente componen el mundo árabe, de religión predominantemente musulma-na. Hubo, sin embargo, quienes adoptaron la lengua árabe pero no el Islam, como es el caso de las numerosas minorías cristia-nas que hasta hoy existen en varios países árabes (maronitas, nestorianos, coptos, mozárabes en el desaparecido Al-Ándalus, etc.). Hubo asimismo otros que adoptaron el Islam pero no la lengua árabe: es el caso de las minorías no árabes en estos países (bereberes, kurdos, nubios) o bien se trata de regiones tempranamente conquistadas y que mantuvieron su lengua original, como sucede con Irán, Turquía o Pakistán.

El concepto de árabe, por tanto, aunque esté estrechamente ligado al islam por ra-zones históricas y culturales, es exclusiva-mente lingüístico y no debe confundirse con el de “musulmán”. De hecho, el 80% de los musulmanes no es de lengua árabe, y por otra parte muchos árabes son cristianos.

El panarabismo o nacionalismo árabe es la ideología que pretende establecer la unión de todos los países árabes en una sola entidad política. A él se debe el con-cepto de nación árabe.

18 Pluma, abril-mayo 2011

Page 19: El terremoto Árabe

El Mundo Árabe se extiende a lo largo de casi 7.840 kilómetros de distancia, desde el Sahara Occidental hasta la punta más orien-tal de Omán. Abarca el África del Norte y la parte de Asia sudoccidental llamada Oriente Medio. En Libia se encuentra la frontera que tradicionalmente divide al mundo árabe en dos: el Magreb o Poniente y el Máshreq o Levante.

Su superficie total de 11 millones de km2 es más grande que Europa (10,4 millones de km²), Canadá (10 millones de km²), Chi-na (9,6 millones de km²), Estados Unidos (9,6 millones de km²) o Brasil (8,7 millones de km²). Sólo Rusia con 17 millones de km² (el país más grande del mundo) y la Amé-rica del Norte anglófona (Estados Unidos y Canadá en conjunto, con 18 millones de km²) son unidades geoculturales todavía mayores.

El término árabe a menudo connota el Oriente Medio, pero la mayor región y más poblada del mundo árabe es el norte de Áfri-ca. En África, sus aproximadamente 8 mi-llones de km², que incluyen los dos países más grandes del continente africano, Sudán (2,505 millones de km²) y Argelia (2,381 millones de km²) en el centro, cada uno de ellos alrededor de las tres cuartas partes del tamaño de la India, o un poco más grande que México. El país más grande en la región árabe del Oriente Medio es Arabia Saudita (2,149 millones de km²).

En el otro extremo, el más pequeño país árabe del norte de África y el Oriente Medio es el Líbano (10.452 km²) y el más pequeño país árabe es la isla de Baréin siendo su su-perficie de 665 km².

Los siguientes estados son miembros de la Liga Árabe:

• Arabia Saudita • Autoridad Nacional Palestina• Baréin • Egipto • Emiratos Árabes Unidos • Irak • Comores • Jordania • Kuwait • Líbano • Libia • Marruecos • Mauritania

• Omán • Qatar • Siria • Somalía • Sudán • Túnez • Yemen • Yibuti

El Sáhara Occidental (República Árabe Saharaui Democrática), ocupado por Ma-rruecos, también forma parte del universo árabe. Aunque no es reconocido por la Liga Árabe, sí lo es por muchos países integran-tes de esta y por otros muchos en el resto del mundo.

Existen minorías de lengua árabe en paí-ses circundantes como Chad, Turquía, Irán, Israel y otros. Los araboparlantes suman unas 360 millones de personas.

Los ríos permanentes son muy escasos. Los más importantes son los siguientes: El Nilo (el más largo del mundo, con 6.671 km de longitud) en la región noreste de África. El Tigris y el Éufrates en la región mesopo-támica en el continente asiático.

Geografía y población delmundo árabe

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Page 20: El terremoto Árabe

30 de marzo de 2011

¡Paremos la guerra de Estados Unidos y las Naciones Unidas contra Libia!

El bombardeo militar extranjero ahora

cayendo sobre Libia en ningún sentido es una defensa humanitaria del pueblo libio contra el dictador Moammar Kadafi. Es un movimiento oportunista de los poderes de Occidente, todos bajo el mando de Estados Unidos, contra los levantamientos democrá-ticos que sacudieron el norte de África y el Medio Oriente.

Los trabajadores a lo largo del mun-do simpatizan con los opositores libios. Al tiempo que los rebeldes empezaron a per-der terreno contra los soldados y matones de Gadhafi, mucha gente fuera y dentro de de Libia se aferraba desesperadamente a la esperanza de que, esta vez, Estados Uni-dos y los viejos colonialistas decían la ver-dad en las bellas frases que pronunciaban.

Aprendamos de Irak y Afganistán: no existe la guerra imperialista “buena”.

Todas las experiencias muestran que esa esperanza es cruelmente infundada. Los planes y las ocupaciones coloniales de Estados Unidos y Europa han dejado a Áfri-ca y al Medio Oriente divididos, empobreci-dos, sin derechos básicos, con sus recursos petroleros saqueados y gobernados por ti-ranos amigos de los países de Occidente y sus conglomerados extractores de petróleo. Ahora que los pueblos se están rebelando -con la sed de ganancia de las corporacio-nes más fuerte que nunca- ¿realmente po-demos creer que los imperialistas apoyan la liberación?

El bombardeo de Libia inició en el oc-tavo aniversario de la guerra contra Irak. También esa guerra fue anunciada para li-berar al pueblo de la opresión (tanto como salvar al mundo de las armas nucleares que Irak no tenía y de los terroristas que Irak no patrocinaba). En las acciones “humani-tarias” contra Irak y Afganistán, se estima conservadoramente que 920,000 civiles y soldados han muerto. ¡Los trabajadores y los jóvenes pagan el precio de guerras ver-

gonzosas -que aún se mantienen!

En Libia, los imperialistas han prome-tido una rápida intervención, “sin botas en el terreno”, que proteja a la población civil. Esto será otra mentira más en Libia como lo fue en Irak. Cada mortal misil Tomahawk lanzado contra Libia cuesta a los contribu-yentes de la clase trabajadora, debilitada por los despidos y los cortes presupuesta-les, 1.4 millones de dólares. En cuatro días de guerra, se lanzaron 160 de esos misiles, lo que equivale a un total de 224 millones de dólares.

Esa cantidad es equivalente al cierre de una gran cantidad de bibliotecas y centros de salud públicos. Y es una buena razón más para que los trabajadores de Estados Unidos y Europa sientan un poderoso bono hacia los trabajadores libios. Desde Ma-dison, Wisconsin, hasta Trípoli y El Cairo, es clara la necesidad de un nuevo sistema económico, aquel que edifique relaciones internacionales basadas en el apoyo mutuo y el cumplimiento de las necesidades y as-piraciones humanas: el socialismo.

Lo que la revolución inconclusa (en el Norte de África y Medio Oriente) necesita son partidos revolucionarios

Lo que los Estados Unidos quiere, a cualquier costo, es prevenir que las masas insurgentes del Norte de África y de Medio Oriente lleguen a la idea de que el socia-lismo es la solución. Todo lo que este país haga en Libia está planeado para que el po-der esté lejos de las manos de los trabajado-res y jóvenes libios –y los pozos petroleros de Libia-. El presidente Obama y su gente alimentan relaciones con la lista secreta de los reemplazos “aceptables” de Kadafi (quien recientemente fue un aliado valioso a pesar de sus posturas antiimperialistas).

La oposición libia está atrapada entre las fuerzas de élite de Kadafi y las maniobras engañosas de Estados Unidos y Europa, pero apoyada por los trabajadores puede mejorar sus perspectivas. Con suficiente determinación y apoyo, la máquina de gue-rra norteamericana puede ser repelida. Sin embargo, la gente a lo largo de la zona de la rebelión está encontrando límites, hay as-

pectos sobre lo que no se puede avanzar de forma espontánea mientras los disparos están en marcha. Aun en Egipto y Túnez, donde los odiados regímenes fueron barri-dos exitosamente, parece que esto es sólo un enorme primer paso para asegurar los derechos democráticos.

Los pueblos de la región necesitan parti-dos revolucionarios. Éstos hacen posible el análisis de las victorias y derrotas, la iden-tificación colectiva de objetivos, el desarro-llo de estrategias y la disciplina para lograr dichos objetivos y une al pueblo más allá de las fronteras de género, etnia, religión y orígenes nacionales. Tomará algo de tiempo edificar esos partidos revolucionarios.

Defendamos la revolución en Libia a través de la revolución en casa

Lo que los trabajadores norteamerica-nos, pacifistas y radicales hagan ahora mis-mo es crucial para darle al pueblo libio el respiro que necesita para hacer avanzar su revolución. Nuestra mayor contribución será la creación de nuestro propio levantamiento, combinando las protestas contra la interven-ción militar en Libia y contra el horrendo ata-que a los trabajadores que se está llevando a cabo aquí mismo en Estados Unidos.

No hay caminos cortos: sólo los traba-jadores libios pueden lograr su propia libe-ración -con la mejor ayuda internacionalista posible de sus amigos trabajadores.

¡Fuera Estados Unidos y las Naciones Unidas de Libia!

¡Terminen la guerra contra Irak y Afga-nistán! ¡Todos a la calle en las acciones antiguerra el 9 y 10 de abril!

¡Por la democracia mediante el socialis-mo en el Norte de África y Medio Oriente

Declaración del Partido de la Libertad Socialista(FSP)

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¡No a la intromisión extranjera en lasrevoluciones árabes!

Page 21: El terremoto Árabe

“El Tratado de Brest-Litovsk fue, en efecto, un compromiso con los imperialis-tas, pero fue un compromiso que, dadas las circunstancias, era inevitable. ... Rechazar cualquier compromiso ‘por principio’, recha-zar la admisibilidad de los compromisos en general, cualquiera que sea su naturaleza, es infantilismo, algo que hasta resulta difí-cil plantearse seriamente... Hay que saber analizar la situación y las condiciones con-cretas de cada compromiso, o de cada tipo de compromiso. Hay que aprender a dis-tinguir entre un hombre que ha entregado su dinero y sus armas a los bandidos para mitigar el daño que puedan hacer y facilitar su captura y ejecución, y un hombre que da su dinero y sus armas a los bandidos para llevarse parte del botín.” (Vladimir I. Lenin)

La entrevista que me hizo mi buen ami-go Steve Shalom el día después de que el Consejo de Seguridad de las Naciones Uni-das adoptara la resolución nº 1973] ha pro-vocado un vendaval de discusiones y decla-raciones de toda clase —amistosas, menos amistosas, muy favorables, ligeramente favorables, educadamente críticas o abier-tamente hostiles— mucho más fuerte de lo que yo esperaba, máxime cuando ha sido traducida y divulgada en varias lenguas. Si esto es indicio de algo, es que cunde la

sensación de que lo que se plantea es un problema real. Así que discutamos.

El debate sobre el caso libio es legítimo y necesario para quienes comparten una postura antiimperialista, a menos que uno crea que defender un principio nos exime de analizar concretamente cada situación específica y de determinar nuestra postura a la luz de cómo evaluamos los datos de la realidad. Toda regla general admite excep-ciones. Esto incluye la regla general de que las intervenciones militares de las potencias imperialistas, autorizadas por las Naciones Unidas, son puramente reaccionarias y nunca pueden alcanzar un objetivo huma-nitario o positivo. Para que se me entienda: si pudiéramos dar marcha atrás a la rueda de la historia y volver al periodo inmedia-tamente anterior al genocidio de Ruanda, ¿nos opondríamos a una intervención mi-litar dirigida por Occidente y autorizada por la ONU para prevenirlo? Por supuesto, muchos dirían que la intervención de las fuerzas imperialistas/extranjeras amenaza-ba con provocar numerosas víctimas. Pero ¿puede alguien en su sano juicio creer que las potencias occidentales iban a masacrar en cien días a un total de medio a un millón de seres humanos?

No digo que Libia sea Ruanda, y ense-guida explicaré por qué las potencias occi-dentales no movieron un dedo por Ruanda o no mueven un dedo por las muertes —en proporciones equivalentes a un genocidio— que se producen en la República Democrá-tica de Congo, pero sí intervienen en Libia. La alusión al caso ruandés sirve en este contexto exclusivamente para mostrar que hay margen para la discusión sobre casos concretos, aunque uno se adhiera firme-mente a los principios antiimperialistas. El argumento de que la intervención occidental en Libia causará inevitablemente víctimas civiles (desde una perspectiva humanitaria, yo incluso me preocuparía por los soldados de Gadafi) no es decisivo. Lo decisivo es la comparación entre el coste humano de esta intervención y el coste que se habría producido en ausencia de tal intervención.

Mencionaré otra analogía extrema para ilustrar el pleno alcance del debate: ¿era posible derrotar al nazismo con medios no violentos? ¿No fueron crueles los medios utilizados por las propias fuerzas aliadas? ¿Acaso no bombardearon salvajemente Dresde, Tokio, Hiroshima y Nagasaki, ma-tando a centenares de miles de civiles? Vis-to retrospectivamente, ¿diríamos ahora que el movimiento antiimperialista de Gran Bre-taña y los Estados Unidos debería haberse movilizado en contra de la participación de sus países en la guerra mundial? ¿O segui-mos pensando que el movimiento antiimpe-rialista hizo bien en no oponerse a la guerra contra el Eje (del mismo modo que hizo bien en oponerse a la primera guerra mundial, la de 1914-1918), pero que debería haberse movilizado contra cualquier daño masivo infligido adrede a las poblaciones civiles en contra de toda lógica evidente para derrotar al enemigo?

Hasta aquí las analogías. Siempre dan pie a discusiones interminables, aunque resultan útiles para demostrar que pue-de haber situaciones en que hay margen para el debate, situaciones en que uno ha de entregarse a los bandidos, o llamar a la policía, etc. Demuestran que la creencia de que cualquiera de estas actitudes debiera ser rechazada automáticamente por ser «contraria a los principios», sin tomarse la molestia de analizar las circunstancias

LibiaUn debate legítimo y necesario

desde una perspectiva antiimperialistaGilbert Achcar *(fragmentos)

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Page 22: El terremoto Árabe

concretas, es insostenible. De lo contra-rio, el movimiento antiimperialista en los países occidentales daría a entender que únicamente se preocupa de oponerse a su propio gobierno sin importarle un comino el destino de otras poblaciones. Esto ya no es antiimperialismo, sino aislacionismo de de-rechas: es la actitud de “que se vayan todos al diablo y nos dejen en paz” al estilo de un Patrick Buchanan. Así que sentémonos y analicemos en calma la situación concreta que estamos afrontando estos días.

Empezaremos hablando de la naturale-za del régimen de Gadafi. Los hechos en este terreno apenas admiten margen para el desacuerdo le-gítimo. Lo planteo únicamente en atención a quienes creen, de buena fe y por pura ignoran-cia, que Gadafi es progresista y antiimperialista. (…)

La idea de que las poten-cias occidentales intervienen en Libia porque desean derri-bar un régimen hostil a sus in-tereses es absurda. Igualmen-te absurda es la idea de que lo que pretenden es echar mano del petróleo libio. En realidad, en Libia ya están presentes todas las compañías petrole-ras y gasistas occidentales: la ENI italiana, la Wintershall ale-mana, la BP británica, la Total y la GDF Suez francesas, las ConocoPhillips, Hess y Occi-dental de EE UU, la Shell an-gloholandesa, la Repsol espa-ñola, la Suncor canadiense, la Statoil noruega, etc. ¿Por qué intervienen ahora las potencias occidentales en Libia y no lo hi-cieron ayer en Ruanda, ni ayer ni hoy en el Congo? (…)

Mi enfoque de la cuestión es la siguiente. Después de observar durante unas sema-nas cómo Kadafi trataba de suprimir de forma brutal y san-guinaria la revuelta que estalló a mediados de febrero —se calcula que el número de muertos a comienzos de marzo oscila entre 1.000 y 10.000; esta segunda cifra la da la Corte Penal Internacional, mientras que la oposición libia habla de 6.000 a 8.000—, los gobiernos occidentales, al igual que todo el mundo en esta cuestión, se convencieron de que el avance de la ofensiva contrarre-volucionaria de Gadafi, que ya se acerca-ba a los alrededores de Bengasi (con más de 600.000 habitantes), anunciaba una in-minente masacre masiva. Para hacerse una idea de lo que pueden perpetrar unos gobiernos tan represivos, pensemos sim-plemente en el hecho de que la represión

lanzada por el régimen sirio en 1982 contra la revuelta de la ciudad de Hama, con me-nos de un tercio de habitantes que Bengasi, se saldó con más de 25.000 muertos. Si se hubiera producido una matanza similar, se-guida de la consolidación del poder de Ka-dafi, los gobiernos occidentales no habrían tenido otra opción que imponer sanciones y declarar el embargo sobre el petróleo libio. (…)

En el momento actual, en el mercado mundial del petróleo imperan unas con-diciones en que los precios, después de descender durante un tiempo por efecto

de la crisis mundial, vuelven a mostrar una tendencia alcista desde varios meses antes de la ola revolucionaria del norte de África y Oriente Próximo. A esto se añade que la crisis económica mundial sigue sin superar-se y la supuesta recuperación se muestra extremadamente frágil. En estas condicio-nes, un embargo sobre el petróleo libio no es una opción. Por tanto, había que impedir la masacre de Bengasi. La mejor hipótesis para las potencias occidentales era ahora la caída del régimen, evitándoles así el proble-ma de tener que arreglárselas con él. Una posibilidad menos mala para ellas sería el empate prolongado y la división de hecho del país entre la parte oriental y occidental,

reanudándose las exportaciones de petró-leo desde ambas provincias, o bien exclusi-vamente desde los principales yacimientos situados en el este, bajo control rebelde.

A todo esto habría que añadir lo siguien-te: es un disparate y un ejemplo de “mate-rialismo” muy burdo despreciar por irrele-vante el peso de la opinión pública en las decisiones de los gobiernos occidentales, especialmente en este caso en las de los cercanos gobiernos europeos. En un mo-mento en que los insurgentes libios esta-ban urgiendo al mundo con cada vez mayor insistencia que estableciera una zona de

exclusión aérea a fin de neu-tralizar la principal ventaja de las fuerzas de Kadafi, y con el público occidental siguiendo los acontecimientos por televi-sión —lo que habría impedido que una matanza en Bengasi hubiera pasado inadvertida, como ha sucedido tantas ve-ces en otros lugares (como la ciudad ya mencionada de Hama, por ejemplo, o la Re-pública Democrática del Con-go)—, los gobiernos occidenta-les no sólo habrían provocado la ira de sus ciudadanos, sino que también habrían hipoteca-do completamente su capaci-dad para invocar pretextos hu-manitarios para otras guerras imperialistas como las de los Balcanes o la de Irak. No sólo estaban en juego sus intereses económicos, sino también la credibilidad de su ideología. Y la presión de la opinión públi-ca árabe influyó, sin duda, en el hecho de que la Liga Árabe también llamara a establecer una zona de exclusión aérea en Libia, aunque no cabe nin-guna duda de que la mayoría de gobiernos árabes estaban deseando que Kadafi lograra aplastar la revuelta y por tanto parar la ola revolucionaria que barre toda la región y hace que

se tambaleen sus propios regímenes desde comienzos de año.

Entonces, ¿qué hacer con todo esto? Una revuelta de masas enfrentada a una amenaza muy real de sufrir una masacre reclamaba el establecimiento de una zona de exclusión aérea para ayudarle a resistir la ofensiva criminal del régimen. A diferen-cia de las fuerzas que se oponían a Milo-sevic en Kosovo, los insurgentes libios no pedían la ocupación de su país por tropas extranjeras. Al contrario, tenían buenas ra-zones para desconfiar de cualquier desplie-gue de este tipo: son conscientes, a la luz de Irak, Palestina, etc., de que las potencias

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mundiales tienen planes imperialistas, ade-más de contar con su propia experiencia de cómo esas mismas potencias adulaban a los tiranos que les oprimían. Rechazaron explícitamente cualquier intervención sobre el terreno, pidiendo únicamente cobertura aérea. Y la resolución del Consejo de Se-guridad descarta explícitamente, a petición suya, cualquier fuerza de ocupación extran-jera en cualquier parte del territorio libio.

No abordaré los argumentos inacep-tables de quienes arrojan dudas sobre la naturaleza de la dirección insurgente. A me-nudo son los mismos que consideran que Gadafi es progresista. La dirección de la re-vuelta está formada por una mezcla de polí-ticos e intelectuales demócratas disidentes y defensores de los derechos humanos, algunos de los cuales han estado largos años encerrados en las cárceles de Gadafi, hombres que han roto con el régimen para unirse a la rebelión y representantes de la diversidad regional y tribal de la población libia. El programa que les une es un pro-grama de cambio democrático —libertades políticas, derechos humanos y elecciones libres—, exactamente igual que el de todos los demás levantamientos de la región. Y si no está claro qué será de Libia después de Kadafi, dos cosas son indudables: no podrá ser peor que el régimen de Kadafi y tampo-co podrá ser peor que el escenario bastante más probable de un sistema en que des-empeñará un papel crucial la Hermandad Musulmana fundamentalista en el Egipto de después de Mubarak, lo que algunos utilizaron como argumento para apoyar al

dictador egipcio.

¿Puede alguien que se reclama de la izquierda hacer caso omiso de una solicitud de protección de un movimiento popular, aunque sea por mediación de bandidos-policías imperialistas, si el tipo de protec-ción que se pide no les permitirá a estos imponer su control sobre el país? Desde luego que no, tal como entiendo yo lo que es ser de izquierda. Ningún progresista real puede hacer oídos sordos sin más a la solicitud de protección de los insurgen-tes, a menos, como ocurre tan a menudo en la izquierda occidental, que cierren los ojos ante las circunstancias y la amenaza inminente de una matanza masiva, que sólo presten atención al conjunto de la situación una vez que su propio gobierno se ha impli-cado, despertando de este modo su reflejo (normalmente sano, por cierto) de oponer-se a tal implicación. En las situaciones en que los antiimperialistas se han opuesto a intervenciones militares encabezadas por las potencias occidentales so pretexto de evitar una masacre, siempre han señalado alternativas que demostraban que la opción de los gobiernos occidentales por el uso de la fuerza obedecía exclusivamente a sus designios imperialistas.

Había una salida no violenta de la cri-sis de Kosovo: en primer lugar, la oferta del gobierno ruso presidido por Yeltsin en agosto de 1998 de poner en pie una fuerza internacional que aplicara un arreglo polí-tico impuesto conjuntamente por Moscú y Washington. Esta propuesta fue ofrecida

al entonces embajador estadounidense ante la OTAN, Alexander Vers-hbow, pero Washington hizo caso omiso. Eso mismo ocurrió en febre-ro de 1999: las posicio-nes de Serbia y de la OTAN eran diferentes, pero negociables, como se demostró al cabo de 78 días de bombardeos, cuando la resolución de las Naciones Unidas sancionó un compromiso entre ambas posiciones.

Existía una manera no violenta de lograr que Sadam Husein retirara sus tropas de Kuwait en 1990: además del he-cho de que no podría haber resistido las seve-ras sanciones impuestas sobre su régimen para forzarle a salir, él mismo ofreció negociar su reti-rada. Washington prefirió destruir la infraestructura

del país y “devolverlo a la edad de piedra”, como describió el relator del Consejo de Se-guridad de las Naciones Unidas la situación del país tras la guerra de 1991.

¿Cuál era entonces la alternativa a la zona de exclusión aérea en el caso de Libia? No había ninguna convincente. El día en que el Consejo de Seguridad votó su resolución, las fuerzas de Kadafi ya se hallaban en los aledaños de Bengasi, y su aviación estaba bombardeando la ciudad. Cada vez que formulo esta pregunta recibo respuestas nada convincentes. Se podría haber hallado una solución política si Kadafi hubiera aceptado la celebración de eleccio-nes libres, pero no estaba dispuesto a ello. Él y su hijo Saif no dieron a la revuelta otra opción que la rendición (incluida la promesa de una amnistía en que nadie podía confiar) o la “guerra civil”. Pasaré por alto la idea de quienes dicen que la población de Bengasi podría haber huido a Egipto para refugiarse allí, pues no merece ningún comentario.

También pasaré por alto la idea de quie-nes dicen que deberían haber intervenido exclusivamente ejércitos árabes, como si una intervención de fuerzas como las del ejército egipcio o saudí hubiera causado menos muertes y comportara una menor influencia imperialista sobre el proceso en Libia. La respuesta que parece más convin-cente es la que preconiza el suministro de armas a los insurgentes, pero no era una alternativa plausible.

No era posible en 24 horas organizar la entrega de armas y asegurar su disponibili-dad efectiva, sobre todo si estamos hablan-do de sofisticados misiles antiaéreos. Esta no podría haber sido una alternativa a una masacre anunciada. En estas condiciones y a falta de cualquier otra solución plausi-ble, era moral y políticamente un error, por parte de la izquierda, oponerse a la zona de exclusión aérea; o dicho de otro modo, oponerse a la petición de los insurrectos de establecer la zona de exclusión aérea. Y si-gue siendo moral y políticamente un error exigir ahora el levantamiento de la zona de exclusión aérea, a menos que Kadafi pierda la capacidad para hacer uso de su fuerza aérea. De lo contrario, el levantamiento de la zona de exclusión aérea supondría una victoria para Kadafi, que volvería entonces a emplear su aviación para aplastar la insu-rrección de una manera todavía más feroz que lo que estaba dispuesto a hacer pre-viamente.

Por otro lado, deberíamos exigir el fin de los bombardeos una vez neutralizada la fuerza aérea de Kadafi. Deberíamos exigir que se aclare que potencial aéreo le queda al régimen y, si todavía dispone de aviones, qué hace falta para neutralizarlo. Y debe-ríamos oponernos a la plena participación

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de la OTAN en la guerra sobre el terreno más allá de los primeros golpes contra las unidades de blindados de Kadafi, necesa-rios para detener la ofensiva de sus tropas contra las ciudades rebeldes de la provincia occidental, por mucho que los insurgentes reclamaran o aplaudieran esta participación de la OTAN.

¿Significa esto que debíamos y debe-mos apoyar la resolución nº 1973 del Con-sejo de Seguridad? En absoluto. Es una re-solución muy mala y peligrosa, justamente porque no define suficientes salvaguardias contra la trasgresión del mandato de prote-ger a los civiles libios. La resolución es de-masiado ambigua y puede ser utilizada para impulsar un plan imperialista que vaya más allá de la protección para meter baza en el futuro político de Libia. No era posible apo-yarla, sino que ha de ser criticada por sus ambigüedades. Pero tampoco era posible oponerse a ella, en el sentido de oponerse a la zona de exclusión aérea y de dar la im-presión de que no nos preocupa la suerte de los civiles y de la revuelta. Lo único que nos quedaba era expresar nuestras firmes reservas. Una vez iniciada la intervención, el papel de las fuerzas antiimperialistas de-bía consistir en examinarla con lupa y en condenar todas las acciones que causen

la muerte de civiles en las que no se hayan adopta-do medidas para evitar tales muertes, así como todas las acciones de la coalición que no tengan que ver con las necesi-dades de defender a la población civil. De todos modos, hay que oponer-se a uno de los artículos de la resolución del Con-sejo de Seguridad: el que confirma el embargo de armas sobre Libia, si esto se aplica al conjunto del país y no únicamente al régimen de Kadafi. Por el contrario, deberíamos reclamar el suministro de armas a los insurgen-tes, de un modo abierto y masivo, de manera que dejen lo antes posible de necesitar apoyo militar ex-tranjero directo.

Un último comentario: durante muchos años he-mos venido denunciando la hipocresía y el doble rasero de las potencias imperialistas, señalando el hecho de que no impi-dieron el genocidio real en Ruanda mientras in-tervinieron para detener

el “genocidio” ficticio en Kosovo. Esto impli-caba que en nuestra opinión tendrían que haber intervenido en Ruanda para impedir el genocidio. La izquier-da debería abstenerse de proclamar “principios” tan absolutos como de que “estamos en con-tra de toda intervención militar de las potencias occidentales en cual-quier circunstancia.” Esta no es una posición política, sino un tabú re-ligioso. Podemos estar casi seguros de que la intervención actual en Libia resultará ser su-mamente embarazosa para las potencias im-perialistas en el futuro. Como han advertido con razón los miembros del establishment de EU que se oponen a la interven-ción, la próxima vez que la fuerza aérea israelí bombardee a uno de sus vecinos, ya sea en Gaza o en el Líbano, la gente reclamará una zona de

exclusión aérea. Yo, desde luego, lo haré. Habría que organizar piquetes ante la sede de la ONU en Nueva York para exigirlo. To-dos deberíamos estar dispuestos a hacerlo, ahora con un argumento poderoso.

La izquierda debería aprender a denun-ciar la hipocresía imperialista utilizando con-tra ella las mismas armas morales que ella explota cínicamente, en vez de contribuir a que dicha hipocresía resulte más efectiva dando la impresión de que no nos preocu-pan las cuestiones morales. Son ellos los que aplican el doble rasero, no nosotros.

e

* Gilbert Achcar se crió en el Líbano y actualmente es profesor de la School of Oriental and African Studies (SOAS) de la Universidad de Londres. Ha publicado, entre otros, los libros El choque de barbaries, traducido a 13 lenguas; Estados peligrosos, en colaboración con Noam Chomsky; y más recientemente, The Arabs and the Holocaust: The Arab-Israeli War of Narratives. Tra-ducción de Viento Sur, http://www.vientosur.info/

“Era moral y políticamteun error, por parte de la

izquierda, oponerse a la zona de exclusión aérea; o dicho de otro modo, oponerse a la

petición de los insurrectos de establecer la zona de

exclusión aérea.”

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1. Lo que tenemos en el Medio Orien-te y el Norte de África es una sola Revolu-ción, la árabe, nacionalidad de 360 millones de habitantes dividida en más de veinte paí-ses unidos por lengua, cultura, opresores e historia. Para comprender y explicar cada revolución, primero debemos definir los ras-gos generales de la revolución árabe y lue-go las particularidades de cada país. Existen numerosos puntos de contacto entre los dis-tintos procesos, y los vasos comunicantes entre los países son más fluidos ahora por los avances tecnológicos en las comunica-ciones, que aceleran el contagio.

2. La Revolución árabe (RA) es a su vez parte de la revolución socialista interna-cional, y hoy es su punto más alto por la as-pereza de los enfrentamientos y la cantidad de masas en movimiento.

3. Sobresalen sus puntos de contac-to con el mundo musulmán (1,600 millones de personas), también en ebullición. Las guerras de liberación nacional contra EU en Afganistán e Irak y las réplicas de éstas en Pakistán, Indonesia, Cachemira, Bangla-desh, etcétera, repercuten con fuerza sobre el universo árabe, aun sobre sus franjas que no son islamistas.

4. Rápido tendrá contactos la RA con el próximo proceso revolucionario europeo y norteamericano, por la población árabe inmigrante, explotada y oprimida en el mal llamado viejo continente y en los EU, y por que los trabajadores europeos y estadouni-denses enfrentan a los mismos enemigos, los gobiernos imperialistas que los están so-metiendo a duros planes de austeridad.

5. Es enorme la importancia geopolí-tica y económica de la región árabe para el orden imperialista global. Aquí está la mayor concentración mundial de petróleo y de gas, energías clave para la economía internacio-nal. También de agua dulce, ya que Libia y Egipto se encuentran sobre el Sistema Acuí-fero de Piedra Arenisca de Nubia, un océa-no de agua fresca.

6. La RA no parte de cero y ésta es su segunda oleada, por ahora de revolucio-nes democráticas que derrocan dictaduras. En su primera manifestación, hace décadas, la mayoría de países árabes dejaron de ser colonias de los imperialistas británicos, fran-ceses, italianos, españoles..., aunque entro-nizaron a monarquías, reyezuelos, dinastías o dictaduras. La RA, entonces, ya no tiene que hacer revoluciones de independencia

nacional, aunque las revoluciones actuales deberán reafirmar la condición política inde-pendiente de cada país a través de naciona-lizaciones y renacionalizaciones de empre-sas y recursos, estableciendo a gobiernos independientes de los poderes imperialistas y liquidando las bases militares que EU y Francia. Además, como dice la Unidad In-ternacional de los Trabajadores (UIT), en estos países existe “la dominación de las multinacionales asociadas a la burguesía local y a los corruptos gobernantes a su ser-vicio. Para resolver esto es necesario tomar medidas de expropiación de las multinacio-nales y de los bienes de los gobernantes, los militares y sus familias, que representan a la mayor parte de la burguesía local. Es decir, es necesario tomar medidas anticapi-talistas y socialistas para poder cumplir los reclamos de justicia social.”

7. El anhelo de libertades golpea a los regímenes políticos, todos los cuales son antidemocráticos, más allá de su color reli-gioso o relación con los imperialistas. Hay lucha democrática en Irán (país no árabe, independiente del imperialismo y chiita), en Arabia Saudita, Libia y el Bahrein (con go-biernos títeres de los imperios y sunitas). También en Cisjordania (contra el régimen antidemocrático de la ANP-Al Fatah, laico), en Siria (independiente del imperio y gober-nado por la familia Asaad, alauí), etcétera.

8. También tiene esta Revolución un contenido anti imperialista, por golpear a re-gímenes amigos de EU y de la Unión Euro-pea (Túnez, Egipto, Libia, Yemen, Bahréin, Marruecos…) o que buscan congraciarse con éstos (la ANP, Irán). El dominio impe-rial sobre la región, ya antes en entredicho, quedará más debilitado. Por otra parte, las dictaduras china y cubana también han acu-sado el golpe de la RA y tratan de que sus poblaciones la ignoren o tengan una imagen distorsionada de ella.

9. Igualmente la RA tiene un conteni-do objetivamente anti-sionista. Derrumbó al régimen pro israelí de Mubarak y el nuevo gobierno en Egipto ha restablecido relacio-nes con Irán, le ha quitado a Israel las pre-ferencias comerciales en materia de venta de gas y parece muy difícil que mantenga el sitio anti-palestino en la frontera egipcia con Gaza. Los regímenes árabes pro sionistas, como el de la dinastía saudita, tendrán difi-cultades para seguirlo siendo.

10. La democratización en los países

árabes ejercerá presiones por los derechos ciudadanos en Israel, que le podrían ser mortales a este Estado racista y sectario que les niega a los árabes israelíes el dere-cho de voto y las libertades más elementa-les.

11. La RA golpea a la economía ca-pitalista mundial, al restringir los flujos de petróleo y subir sus precios; al poder desen-cadenar procesos de re-nacionalizaciones o de impedir privatizaciones (Irak). A su vez, los países árabes son eslabones débiles de la cadena capitalista internacional en dón-de se generaron contradicciones sociales y económicas insoportables (aumento de los alimentos, alto desempleo, salarios misera-bles).

12. Por sus sujetos sociales y los mé-todos de lucha, la RA es anticapitalista. La gran mayoría de los jóvenes protagonistas de esta Revolución son jóvenes de familias trabajadoras, sectores urbanos medios, jó-venes urbanos desclasados. Sus métodos de lucha son proletarios: manifestaciones callejeras, huelgas; en menor medida mi-licias, como en Libia. Ya no hay guerrillas campesinas, propias de etapas pasadas de la revolución socialista internacional.

13. Las demandas, conciencia y pro-grama actuales de la RA son, desde el punto de vista histórico, modestas, mínimas y de-mocráticas, al plantearse las más elementa-les garantías ciudadanas, empleo y mejores salarios. La RA está cumpliendo las tareas democráticas de la primera revolución mo-derna de este tipo, la portuguesa, en 1976. La cuestión es que la RA ocurre cuando el capitalismo está en una profunda crisis que podría arreciar en los meses siguientes y ne-gar a las poblaciones los mínimos satisfac-tores. Ello podría convertir a las peticiones más estrechas en consignas transicionales, es decir, revolucionarias, porque el capita-lismo podría no garantizar ni pan para las poblaciones. De ser así, la RA podría pasar rápidamente de su fase actualmente demo-crática a otra superior, en la que se pase, en un claro proceso de revolución continua, al ataque a los nuevos gobiernos elegidos en urnas pero impotentes para brindar a las po-blaciones la satisfacción de las necesidades primarias. De ser así, la RA se empalmaría con los procesos revolucionarios más avan-zados que hoy ocurren en el mundo, en los que las poblaciones atacan a regímenes de-mocrático burgueses en crisis económica.

La Revolución Árabe y los puntosmás altos de la revolución mundial

Por Cuauhtémoc Ruiz

26 Pluma, abril-mayo 2011

TESIS

Page 27: El terremoto Árabe

14. La RA ha puesto a las corrientes integristas (fanáticos religiosos) a la baja, como el régimen iraní, que ya fue masiva-mente cuestionado por multitudes en 2009. Es que las corrientes fundamentalistas islá-micas se han ido aburguesando y buscan congraciarse con los imperialistas, lo que les ha impedido tener un papel descollante en esta segunda oleada revolucionaria, como a los Hermanos musulmanes de Egipto. Tam-poco levantan cabeza las alas terroristas del integrismo, como Al Qaeda, que ha estado ausente, salvo en Irak, y cuya presencia es marginal en Libia. La RA debe superar las diferencias religiosas y sectarias que dividen a los trabajadores.

15. La RA y su tremenda fuerza expan-siva ha llegado a Iberoamérica, donde ha perjudicado a corrientes seudo revoluciona-rias, como a la dirección cubana y al chavis-mo venezolano, que apoyaron a Kadafi en Libia cuando reprimió sangrientamente al pueblo.

16. Entre los antecedentes de la RA están derrotas de EU y de su socio en esta región, Israel. Así fue en Irán, en 1979-1980; en Líbano, en 2000; en Irak, en 2005. Israel llega a la RA a la defensiva: tuvo que olvidar el proyecto expansionista de construir un Gran Israel y ha habido un cambio en la con-ciencia de la opinión pública europea que se está haciendo anti sionista.

17. Cuando hablamos de RA, hay que hablar, simultáneamente, de la contrarrevo-lución que genera, que se manifiesta en el esfuerzo de los imperialistas y de algunas burguesías árabes de reposicionarse a tra-vés de intervenir militarmente en Libia, un lance que no tiene nada de humanitario y que busca cuidar los intereses económicos imperiales en ese país. También busca me-jorar la imagen de los imperialistas, luego de

que apoyaron la cruel dictadura de Kadafi. Ya los imperialistas están decidiendo quié-nes son sus interlocutores entre la oposición libia, lo que ha marginado al movimiento Ju-ventud del 17 de Febrero –que estuvo a la vanguardia del levantamiento de Bengasi–. La acción de la OTAN y la Resolución de la ONU sobre Libia embargan también las ar-mas para los combatientes rebeldes libios. El pueblo libio en rebelión necesita urgente ayuda en armas y de combatientes volun-tarios, tanto para exigir la retirada inmedia-ta de los barcos y aviones del imperialismo como para enfrentar a Kadafi.

18. La contrarrevolución está haciendo en Túnez y Egipto un esfuerzo por escamo-tear lo más posible las conquistas demo-cráticas y por dejar lo más que se pueda de los viejos regímenes absolutistas. En otros países ataca violentamente a las poblacio-nes, como en Bahréin, invadida militarmente por los sauditas, y en Siria. Los imperialistas llegan debilitados a enfrentar la RA por las guerras que los desangran en Irak y Afga-nistán, por la profunda crisis que padecen sus economías y en general por su deca-dencia.

19. Pronosticamos que con el desa-rrollo de la RA resurgirá el panarabismo, el anhelo de constituir una sola República ára-be, aunque sin la dirección inconsecuente de la burguesía “nacionalista” árabe, hoy inexistente. La actual segunda oleada re-volucionaria árabe parte de los avances de las grandes realizaciones habidas décadas atrás, como la recuperación del Canal de Suez, en 1956, y de las nacionalizaciones de los recursos energéticos.

20. La organización de las masas es precaria. La conciencia es democrático bur-guesa; es poca la organización de la clase trabajadora y de la juventud; y los partidos

socialistas son inexistentes o insignificantes. Empero, la RA encuentra también condicio-nes objetivas y subjetivas favorables. Ya hablamos de la crisis económica mundial, que no dará muchos márgenes para que los capitalistas puedan hacer concesiones materiales a las poblaciones. Por otra parte, tres corrientes favorables al orden capita-lista se encuentran ahora muy debilitadas: la de los fundamentalistas musulmanes; la nacionalista burguesa; y la de los partidos comunistas ligados al estalinismo.

21. Como dice el Freedom Socialist Party de EU, es una tarea vital para la RA la construcción de partidos marxistas re-volucionarios, los únicos que, junto con la decidida organización y movilización de los trabajadores y el pueblo, pueden ofrecer una salida a la crisis en el capitalismo. Y es que, como dice la UIT, “para los socialistas revolucionarios, el proceso debe continuar porque ahora, más que nunca, está plantea-do que las tareas pendientes democráticas, antiimperialistas y anticapitalistas solo pue-den llegar hasta el final con un gobierno de los trabajadores y el pueblo.” “La experien-cia del proceso revolucionario egipcio y de las luchas obreras de los últimos años, han permitido avances organizativos y en la con-ciencia política, muy importantes. Como lo plantean los obreros de Helwan es necesa-rio, en lo inmediato, desarrollar y fortalecer los comités obreros y populares, verdaderos organismos de poder dual existentes, así como el movimiento juvenil 6 de Abril, los sindicatos que llamaron a las huelgas, la nueva Federación de sindicatos indepen-dientes y también proponer comités demo-cráticos de soldados y suboficiales para de-fender la revolución.”

27 Pluma, abril-mayo 2011

Page 28: El terremoto Árabe

Santo Domingo.- A un año y meses del terremoto, los millones de dólares prometidos nunca llegan y los graves problemas que padecen los trabajado-res y pueblo haitiano van en crecimien-to.

De los cientos de millones

de dólares prometidos ape-nas han entregado a Haití un dos por ciento.

Estados Unidos, “prome-tió a Haití mil 150 millones de dólares, pero el flujo de esa ayuda todavía se encuen-tra demorado, pendiente de la aprobación del Congreso norteamericano, cuando ya pasó un año de la tragedia del terremoto”, comentó el académico haitiano Wiiln Me-telus.

La famosa y renombrada Comisión para la Recons-trucción de Haití, dirigida por Bill Clinton, ex presidente de EU, resultó un fraude.

Cientos de reuniones, encuentros, conferencias, conclaves y demás yerbas en solidaridad con Haití, han carecido de resultados prác-ticos.

Son eventos muy costo-sos por que se celebran en hoteles turísticos de la Repú-blica Dominicana donde se gastan millones de dólares que bien pudieran usarse para comprar medicamentos a las decenas de miles de familias haitianas que viven ha-cinadas en campamentos.

Otra parte de la famosa ayuda se distri-buye entre los funcionarios políticos y mi-litares, asesores, ONGs y demás aparatos inoperantes.

Las tropas militares bajo las ordenes de la ONU, cuya presencia en Haití cuesta más

de 600 millones de dólares al año, más que resolver, crean problemas.

A un año y meses, cientos de miles de haitianos, viven en carpas hacinados, ca-minando descalzos en la tierra mojada por

lluvias, sin agua potable ni alimentación, no aparecen los medicamentos prometidos, el personal médico no tiene equipos y mate-rial. Muchos haitianos siguen durmiendo en las calles o en campamentos donde las vio-laciones a mujeres, niños y niñas son una constante.

“Las instalaciones de salud están fun-cionando, pero sin la frecuencia ni el per-sonal habituales. Incluso a pesar de que los costos de admisión son reducidos, la gente

ni siquiera puede pagarlos. La gestión del hospital es remunerativa: es necesario vol-ver a invertir el costo de admisión para com-prar medicamentos”. “Pero debido a que la gente no tiene ni siquiera esta pequeña cantidad de dinero, los hospitales han dis-

tribuido medicamentos de for-ma gratuita, y ahora no tienen dinero para adquirir nuevos suministros. La gente en los hospitales ni siquiera recibe comida”, señalo el funcionario del UNICEF Ralph Midy.

Duvalier hijo llego a Haiti con apoyo de tropas de la ONU y del gobierno de Pre-val.

Con la complicidad de la ONU y el presidente René Breval, el dictador haitiano Jean Claude Duvalier regresó el 21 de enero de este año.

La riqueza robada a los trabajadores y pueblo haitiano le ha permitido vivir con place-res inimaginables.

Sólo en la banca suiza te-nía depositados más de 400 millones de dólares, sin contar los bienes adquiridos en otros países de Europa.

Repentina y plácidamente regresó a Puerto Príncipe sin que nadie se atreva a enjui-ciarlo por corrupción y asesi-natos.

Ningún tribunal internacio-nal ha dicho nada. Tampoco la OEA y mu-cho menos los distintos gobiernos imperia-listas.

La presencia del ex dictador es un in-sulto para los más de 100 mil luchadores haitianos y las decenas de miles que fueron asesinados, enviados al exilio, mutilados y desaparecidos.

El pueblo haitiano, al igual que en 1986, sabrá tomar en sus manos la justicia y cas-

A mas de un año del terremoto,la miseria hace estragos

HAITI

Por Hugo Cedeño.

28 Pluma, abril-mayo 2011

Page 29: El terremoto Árabe

m

tigará al tirano Duvalier y a todos los que tienen deudas de sangre y corrupción con Haití.

Ni olvido ni perdón es la consigna. Du-valier debe ser enjuiciado, castigado y re-cuperadas las riquezas robadas al pueblo haitiano.

Elecciones vigiladas por las tropas de ocupación

Después de más de siete años fuera de Haití, días antes de las elecciones naciona-les del 20 de febrero, Arístides regreso con la propuesta de “ayudar a su nación a salir de la crisis y la exclusión social de sus po-bladores”.

Su presencia favorece a los sectores de poder en Haití y la ONU debido a la necesi-dad de liderazgo para contener a las masas populares que permanentemente se movi-lizan, ya sea contra las tropas de la ONU, como por mejores condiciones de vida.

Arístides no se ha referido a la presencia de las tropas militares en Haití, dejando in-satisfechos a sus miles de seguidores que esperaban de su líder otra conducta.

Al momento de escribir estas líneas, las elecciones en Haití fueron celebradas, pero según dijo el Consejo Electoral Provisional, los resultados se conocerían hasta media-dos de abril.

De unas elecciones organizadas bajo la presencia militar extranjera, financiadas, vigiladas y coordinadas por la ONU y sus aparatos, nada bueno pueden esperar los trabajadores y el pueblo haitiano.

En el caso del candidato Michel Marte-lly, cuando el golpe de Estado contra Arísti-des, se colocó al lado de los golpistas. De llegar a la presidencia, mantendría en terri-torio haitiano las tropas extranjeras.

Mientras, la señora Mirlande Manigat, ex senadora de la República, acuerda con Martelly sobre la permanencia de las mis-mas.

Ambos depositaron confianza en las ayudas internacionales, sobre todo, en la Comisión de Reconstrucción de Haití.

De manera que los trabajadores y el

pueblo de Haití nada bueno pueden esperar de quien asuma la presidencia de la Repú-blica en los próximos días.

En consecuencia, no deben depositar confianza algunas en el próximo gobierno, sino en su propia fuerza, su capacidad de organización y en la movilización indepen-diente contra las tropas de la ONU y el régi-men de ocupación.

Diariamente las autoridades domi-nicanas expulsan a miles de haitianos. Las redadas son permanentes. Para los trabajadores haitianos caminar en las calles de las principales ciudades de Dominicana es un peligro.

Pueden ser apresados, enviados al Departamento de Migración y deporta-dos al día siguiente sin que sus fami-liares o amigos tengan conocimiento. Miembros del Departamento de Migra-ción realizan sus operaciones los vier-nes porque saben que los trabajadores de la construcción cobran ese día su salario. Les despojan de su dinero y otros objetos de valor.

Sólo unos pocos trabajadores haitia-nos logran la residencia dominicana, no únicamente por lo elevado de su costo, sino por las trabas impuestas por las autoridades .

Falsas Juntas de Vecinos, impulsa-das por el Ministerio de Interior y Poli-cía, se dedican a perseguir a los haitia-nos, teniendo éstos que salir huyendo de los barrios, muchas veces sin sus

La migración haitiana haciaRepública Dominicana

pertenencias.

Las ONGs y los líderes de la izquier-da dominicanas conocen la situación y hacen poco para apoyar a los trabaja-dores haitianos.

Las ONG viven de la miseria del pueblo haitiano y los segundos ceden al nivel de conciencia racista de un sector de la población dominicana.

La exigencia de que los trabajadores haitianos en Dominicana sean dotados de documentos y legalizada su presen-cia, es y debe ser permanente.

Hoy y siempre necesitamos de la unidad de los trabajadores de ambas naciones en un frente insular que inte-gre a la clase obrera de toda la isla a la lucha por expulsar a las tropas de la ONU que están en Haití; que defienda la autodeterminación de ambos pue-blos, y derrote a sus respectivos go-biernos patronales y pro imperialistas y construya un nuevo tipo de relaciones entre ambos pueblos basadas en la so-lidaridad.

Mujeres haitianas cruzando la frontera con República Dominicana29 Pluma, abril-mayo 2011

Page 30: El terremoto Árabe

Alburquerque, EU.- Ya pronto hará un año desde que el estudiantado de la Universidad de Puerto Rico inició su re-sistencia a las medidas tomadas desde el poder, que mutilan el carácter de uni-versidad pública de la Universidad de Puerto Rico –UPR–. La Asamblea Estu-diantil que decidió la primera huelga en la presente lucha, se celebró el 13 de abril del 2010, aunque el estudiantado había estado movilizándose desde el año anterior, en protesta contra las me-didas neoliberales impulsadas desde el gobierno en contra de la Universidad.

El actual gobernador de Puerto Rico, Luis Fortuño, fue electo por el Partido Nue-vo Progresista –PNP–, bastión de la dere-cha puertorriqueña que impulsa la completa anexión de Puerto Rico a los Estados Uni-dos. Desde su ascenso al poder en enero del 2009, Fortuño inició una ofensiva neo-liberal en Puerto Rico al hacer aprobar una ley que eliminó 30 mil empleos en la admi-nistración pública, recortó los fondos de los servicios públicos y redujo drásticamente el presupuesto universitario. El déficit resul-

tante en el presupuesto de la universidad tendría que cubrirse con el aumento en los costos de estudios, el achicamiento del ta-maño de la universidad y la reducción de la oferta universitaria a aquellas disciplinas “rentables” desde un punto de vista empre-sarial.

La administración universitaria, la cual responde al gobierno, no solo no se resis-tió a estas med idas , sino que empezó a aplicarlas. La mayo-ría de los miembros de la Junta de Síndi-cos, orga-nismo que toma las decisiones fundamen-tales para los once recintos de

la UPR, son nombrados por el gobernador, por lo que son miembros del partido en el poder y figuras reconocidas por sus con-ceptos neoliberales. Esta Junta de Síndicos de inmediato empezó a tomar medidas para encarecer el costo de estudiar en la UPR, con lo cual se cumplirían dos propósitos: 1- Contribuir a cuadrar el presupuesto con los recursos resultantes de este aumento, y 2- reducir drásticamente la población estu-diantil y así achicar la universidad al tamaño deseado. Incluso, en su momento mostra-ron indicios de que se proponían privatizar algunos de los recintos de la Universidad, aprovechando las disposiciones de una nueva ley que promueve el concepto de “alianzas público-privadas”.

Parte de los planes del gobierno se han estrellado en contra de la firme resistencia estudiantil. Las primeras medidas tenden-tes a encarecer el costo de estudio en la universidad tuvieron que ser revocadas, como resultado de la exitosa primera huel-ga estudiantil, así como los planes de ven-ta de recintos y privatización de programas académicos. El gobierno, sin embargo, no desistió en su empeño de encarecer el cos-to de estudiar en la universidad y a través de la Junta de Síndicos impuso una cuota anual de $800 dólares, lo cual se sumaría al costo regular de matrícula. Esta cuota por estudiante es independiente del número de créditos universitarios que se tengan, y es la razón para la actual jornada de lucha que implicó una huelga de más de dos meses

Defendiendo el derecho de los más pobresa estudiar y la puertorriqueñidad

Por David Ortiz*

PUERTO RICO

La asamblea universitario vota mayoritariamente por la huelga

30 Pluma, abril-mayo 2011

Page 31: El terremoto Árabe

en el Recinto de Río Piedras, el más grande del sistema, huelga que la última asamblea estudiantil puso en receso por aproximada-mente un mes, continuando la lucha contra la cuota mediante otros métodos. La próxi-ma asamblea estudiantil retomará la discu-sión sobre la continuación de la lucha, inclu-yendo la posibilidad de retomar la huelga.

Para enfrentar la lucha estudiantil el go-bierno ha recurrido a métodos de fuerza y represión desproporcionados. La Universi-dad fue ocupada militarmente por fuerzas policiales y sus unidades especializadas, como la Unidad de Operaciones Tácticas (o Fuerza de Choque), la Unidad de Arrestos Especiales y el SWAT (Special Weapons And Tactics). Cientos de estudiantes han sido atropellados, arrestados y torturados por su participación en las protestas. Algu-nos de los más importantes líderes del mo-vimiento estudiantil han sido expulsados de la Universidad, mediante el procedimiento de la suspensión sumaria. Toda una cam-paña publicitaria, que pretende mostrar al estudiantado como vándalos que no quie-ren estudiar, ha sido montada, lo mismo que acusaciones judiciales contra líderes del movimiento. Nada de ello ha detenido la lu-cha estudiantil, ni la solidaridad de amplios sectores de la sociedad civil puertorriqueña.

Y es que esta lucha de los estudiantes de la Universidad de Puerto Rico no es tan sólo contra la idea neoliberal que pretende transformar la universidad en una universi-dad élite, donde estudien los que puedan pagar, sino que además hay en este caso un ingrediente adicional. En su lucha, el estudiantado puertorriqueño está cierta-mente defendiendo el derecho de los más pobres a estudiar en la mejor universidad del país, pero también está defendiendo el

carácter de universi-dad puertorriqueña de la UPR. En las circunstancias po-líticas que imperan en Puerto Rico, que es una colonia de los Estados Unidos, hasta ahora la uni-versidad ha sido un baluarte importante en la resistencia del pueblo puertorrique-ño a la asimilación preconizada por el poder imperialista y sus acólitos en la colonia.

El proyecto de universidad que impulsa el actual gobierno no sólo excluye de sus filas a los hijos de los trabajadores, que ya no podrían estu-diar en ella, sino que también se propone expulsar todo lo que tiende a fortalecer la puertorriqueñidad frente al acoso asi-milista. Por eso, uni-do al aumento en los costos de estudio, se ha puesto en marcha la clausura de pro-gramas académicos, mayormente en las áreas de Humanida-des y Educación. La puesta en “pausa”

del prestigioso programa de Estudios His-pánicos, desde donde tan eficientemente se ha defendido un importante componente cultural de la nación puertorriqueña, es tan sólo uno de los múltiples síntomas que exhi-be el proyecto oficial de transformar la UPR en una universidad yanqui más. De ahí la trascendencia de esta lucha estudiantil.

El prócer boricua, Pedro Albizu Cam-pos, planteó lo que consideró la suprema definición para su pueblo: yanquis o puer-torriqueños. En la presente lucha estudiantil esta suprema definición está presente en la determinación y heroísmo con que lucha el estudiantado de la Universidad de Puerto Rico: puertorriqueños.

e

* David Ortiz-Alburquerque es un ex-alumno de la Universidad de Puerto Rico, del Recinto de Río Piedras. [email protected]

En un acto simbólico, un joven estudiante encapuchado remueve la bandera de los Estados Unidos de la Torre Universitaria, símbolo de la Universidad de Puerto Rico, en Recinto de Río Piedras, durante una de las muchas manifestaciones estudiantiles. Por su condición de “Estado Libre Asociado” de los Estados Unidos, la ley establece que la bandera de Estados Unidos tiene que flotar al lado de la puertorriqueña en todo edificio público. El movimiento estudiantil transgredió esa humillante disposición colonial.

Represión y tortura en el campus universitario

31 Pluma, abril-mayo 2011

Page 32: El terremoto Árabe

Nueva York.- Cuarenta y cinco es-tados de la Unión Americana padecen déficit presupuestal. Wisconsin es uno de ellos.

Con cinco millones de habitantes, Wis-consin, posee un enorme complejo indus-trial, destacándose las ramas alimentaria, maquinas y equipos de transporte, papelera, instrumentos medicos y editorial, la medici-na y otros dedicados a dar servicios medicos y educa-tivos.

¿Cómo un estado tan rico tiene un déficit presu-puestal de 137 millones de dólares?

La situacion se debe a los enormes privilegios fis-cales entregados a los capi-talistas a través de la reduc-ción de impuestos estatales a las grandes empresas y al sector más poderoso de la economia y el de mayor in-greso.

Solo en el 2010, 140 mi-llones de dolares le fueron exonerados a los grandes capitalistas del estado me-diante las exensiones fisca-les.

A esto hay que sumar los sueldos de privilegios de las autoridades politicas y el derroche en el manejo de los recursos estatales.

Todos los gobernadores y congresistas de Estados Unidos salen sú-per millonarios al terminar su periodo.

Solo hay que observar que el salario mínimo federal para los asalariados es de 1.040 dólares al mes mientras que un con-gresista recibe por encima de los 15 mil dó-lares.

Otro aspecto a tomar en cuenta para entender el deficit presupuestal es la crisis económica por la que atraviesa la nacion,

debida a los gastos ocasionados por las guerras, la seguridad y espionaje, las sub-venciones y subsidios a monopolios, y al imparable deficit fiscal del gobierno federal.

La politica del gobierno de Obama y la de los gobernadores estatales - demócratas o republicanos-, es la de cargar a los traba-jadores y sectores empobrecidos los efectos del déficit presupuestal.

El plan del gobernador

El gobernador de Wisconsin, el republi-cano y miembro del Tea Party, Scott Walker, propuso al parlamento estatal las medidas siguientes:

1-Reducir el salario de los trabajadores publicos en un 7%, exceptuando a policias y bomberos.

2-Que los trabajadores públicos paguen

la mitad del costo de las pensiones.3-Aumentar en un 12.6 % el costo de la

cobertura médica.4-Suspender el derecho a la negociacion

colectiva a trabajadores estatales.5-En caso de negociacion, no puede ser

por mas de un año.6-Todo sindicato debe renovar su permi-

so sindical cada año.7-Las cuotas sindicales no se cobrarán

mediante retenciones esta-tales.

8-Si el gobernador decla-ra “un estado de emergencia” los trabajadores estatales no pueden asistir a los actos le-gales de protestas.

Observemos que el go-bernador no sólo intenta car-gar a los trabajadores, estu-diantes y cuidadanos pobres de Wisconsin los efectos de la crisis, sino tambien pena-lizar las protestas y reducir, por no decir eliminar, los mal-trechos derechos sindicales de los empleados estatales.

Mediante este plan, lla-mado “Budget Repair Bill” (en español: reparar gastos del presupuesto), el goberna-dor Walker pretende reducir gastos estatales por encima de 170 millones de dolares, para equilibrar los gastos e ingresos. Para eso necesita crucificar a los trabajadores estatales y diezmar los servi-cios básicos de la población vulnerable.

La reaccion de los trabajadores y el pueblo

Las propuestas del gobernador llegaron al parlamento el 11 de febrero. La reacción no se hizo esperar. Cinco dias despues, mas de 100 mil personas marcharon a Madison, capital de Wisconsin. Se plantaron frente al parlamento y domicilio del gobernador.

Durante mas de tres semanas, las ma-sas y trabajadores de Wisconin ganaron las

El pueblo se movilizacontra el gobernador

ESTADO UNIDOS, WISCONSIN

Hugo Cedeño

“Aparecen las masas en la escena política”: Lenin

En la historia de las revoluciones, surgen a la luz con-tradicciones que han madurado a lo largo de décadas y hasta de siglos. La vida adquiere una riqueza sin pre-cedentes. Aparecen en la escena política, como comba-tiente activo, las masas, que siempre se mantuvieron en

la sombra y que por ello pasan con frecuencia inadverti-das para los observadores superficiales (...) Estas masas

aprenden en la práctica, ensayan sus primeros pasos a la vista de todos, tantean el camino, se fijan objetivos, ponen a prueba sus propias fuerzas y las teorías de

todos sus ideólogos. Realizan heroicos esfuerzos para elevarse a las alturas de las tareas gigantescas, de en-

vergadura universal que la historia les impone (...) nada puede compararse en importancia con lo que representa esta educación directa de las masas y de las clases en el

transcurso de la lucha revolucionaria directa”

V. I. Lenin, 1905

32 Pluma, abril-mayo 2011

Page 33: El terremoto Árabe

calles de las distintas ciudades del estado, y lograron que el congreso aplazara el conoci-miento del proyecto.

Se dice que desde la década de los 60s no se veía en Wisconsin manifestaciones tan numerosas y unificadas.

Una amplia gama de sectores de la cla-se trabajadora se unificaron en la lucha; tra-bajadores estatales y privados, estudiantes pobres, amas de casa, jornaleros, pequeños comerciantes, activistas sociales y comunitarios, etcétera.

Hasta los bomberos y poli-cias, a quienes el gobernador tra-tó de no afectar, se sumaron a las jornadas de protestas.

Entre los trabajadores y sec-tores empobrecidos de Estados Unidos va ganando la idea de que la politica del gobernador de Wisconsin corre para toda la na-ción.

Ya en Ohio e Indiana sus respectivos gobernadores pro-pusieon medidas semejantes a las de su correligionario, el señor Walker.

El de New York prepara la ofensiva. Pero las protestas en este otro estado empezaron el 25 de febrero cuando miles de personas se plantaron frente a la gobernación de este ciudad para protestar contra los recortes.

Hay que coordinar la lucha para derrotar el plan de recor-tes y golpeo a los derechos sindicales.

El gobernador de Wisconsin conoce la debilidad numérica del movimiento obrero en el estado ya que apenas el 12 % de los trabajadores públicos y el 8% del sector privado estan sindicaliza-dos. Esa es la tendencia a nivel nacional.

Aun así, necesita borrar del mapa politico todo tipo de orga-nizacion sindical de sus emplea-dos, para imponer el plan con toda libertad.

Pero tiene varios problemas; uno es que, a pesar del carácter colaboracionista de las direccio-nes sindicales, el impacto de las movilizaciones y la presencia de sectores de base en el proceso de lucha dificultan que las nego-

ciaciones se realicen tal y como él desea.

El otro tiene que ver con los vínculos po-liticos y orgánicos que existen entre las di-recciones sindicales y el Partido Demócrata.

Si bien los democratas defienden y apli-can el plan de austeridad (como ha sucedido con Andrew Cuomo, en el Estado de New York, Pat Quinn en Illinois, y Guerry Brown, en California), no pueden enfrentarse brutal-mente a la burocracia sindical por el apoyo

politico y económico que reciben de los sin-dicatos para sus campañas electorales.

A los politicos del Partido democráta les favorece que las direcciones sindicales bu-rocráticas mantengan cierto poder de nego-ciación e interlocutores entre el movimiento de masas y los aparatos de poder politicos y economicos, para evitar un desbordamiento en las luchas, como parecia ser el caso de Winsconsin.

e

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Page 34: El terremoto Árabe

Nueva York.- La propagan-da oficial norteamericanas-hace hasta lo imposible para mostrar al mundo que su go-bierno respeta los derechos humanos. Nada más alejado de la verdad.

Según denuncia hecha por el Freedom Socialist, periódico del Freedm Socialist Party, el 24 de septiembre de 2010 el FBI allanó las casas de algunos pacifistas y activistas socialistas, entre ellas la de Hatem Abudayyeh y su fa-milia.

Poco después de las redadas el FBI citó a 22 personas para comparecer ante un gran jura-do federal en Chicago con la fi-nalidad de interrogarlos. Hasta ahora, todos se han acogido a la Quinta Enmienda para no decla-rar.

No “hemos hecho nada malo”, dicen los acusados. Simplemente estamos educados y organiza-dos contra las guerras de los EU, expresando solidaridad con los palestinos y demás pueblos del mundo.

Abudayyeh es director Ejecu-tivo del Arab American Red de Acción en Chicago, que lucha contra la discriminación a los árabes esta-dounidenses y los inmigrantes árabes, y en-seña historia y herencia del mundo árabe. Habló en un foro en Seattle (EU), el 16 de febrero de 2011, para denunciar la persecu-ción del FBI en su contra y demás activistas.

Denunció el “método del FBI, consisten-te en crear desconfianza. Si alguien habla acerca de sus contactos en el extranjero, estas personas pueden ser detenidas, tortu-radas o asesinadas por los gobiernos repre-sivos como Israel o Colombia.”

“Es urgente que las personas se nieguen a hablar con el FBI porque cualquier cosa que digan puede ser usada en su contra u otra persona. Nuestra negativa a hablar con

el jurado nos ha dado una gran fuerza”, ex-plicó.

Diversas organizaciones socialistas, de las izquierdas y personalidades democráti-cas de Estados Unidos y el mundo han ma-nifiestado su rechazo a la escalada represi-va del FBI y el gobierno de Obama.

Desde esta revista hacemos llegar nues-tro apoyo a Haten Abudayyeh, sus familia-res y demás luchadores. Exigimos que no se criminalicen sus luchas.

La quinta enmienda

La quinta enmienda consti-tucional establece que no pue-de obligarse a ninguna persona acusada de cometer un delito a declarar contra sí misma. La Suprema Corte de los Es-tados Unidos ha dictaminado que esto se aplica no sólo a los juicios, sino también a los interrogatorios policiales. Por lo tanto, una persona que ha sido detenida por la policía puede negarse a responder cualquier pregunta relacionada con el delito del cual se le acusa. Ade-más, si la policía quiere interro-gar a un sospechoso, primero debe leerle sus derechos.

Comité para parar la re-presion del FBI

El 24 de septiembre el FBI cateó siete residencias en Min-neapolis y Chicago donde habi-tan activistas que luchan contra la guerra y que son solidarios con la comunidad internacio-nal.

También fue cateada la ofi-cina en Minneapolis del Comité contra la Guerra.

El FBI se llevó computado-ras, teléfonos celulares, do-cumentos, periódicos y arte hecho por niños. De una casa

en Chicago, tomaron 28 cajas, incluyendo un cuadro del Reverendo Martin Luther King dándose la mano con Malcolm X.

El FBI dio citatorios a 14 activistas de Illinois, Minnesota y Michigan para testifi-car ante un Gran Jurado de Acusación. De acuerdo con el FBI, la meta de los cateos es buscar evidencia para levantar cargos de “apoyo material al terrorismo”.

Lo que está haciendo el FBI es indignan-te. Los activistas no han cometido ningún delito. Pero su libertad está en peligro. Estas víctimas son líderes conocidos dentro del movimiento anti guerra y muchos de ellos ayudaron a organizar la enorme protesta

El FBI reprime a activistas de lasolidaridad internacional.

Estados Unidos

Hugo Cedeño

34 Pluma, abril-mayo 2011

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contra la Convención Nacional Republica-na en Saint Paul, el pasado septiembre de 2008.

La actuación del FBI anula sus derechos democráticos. Es un intento del gobierno de Estados Unidos de silenciar a todos aque-llos que apoyan la resistencia a la opresión en el Medio Oriente y América Latina. Los activistas perseguidos se han rehusado a tener conversaciones con el FBI acerca de sus puntos de vista políticos o sobre su or-ganización contra la guerra. Ellos están in-volucrados en diferentes grupos, incluyendo el Grupo en Solidaridad con Palestina, los Estudiantes por una Sociedad Democrática (SDS), el Comité Anti Guerra, La Red de Acción Colombiana, el periódico Lucha y Resiste/Fight Back, la Organización Socia-lista Freedom Road y el Comité Nacional para liberar a Ricardo Palmera.

Desde estas páginas exigimos ALTO A LA REPRESION contra estos activistas opo-sitores y demandamos que inmediatamente les devuelvan los materiales que les fueron confiscados. Nos oponemos al procedimien-to del Jurado de Acusación contra los acti-vistas opositores a la guerra.

Haga una llamada apoyando a estos ac-tivistas contra las guerras al:

Presidente Obama — 202-456-1111 y U.S. Attorney Gen. Eric Holder — 202-353-1555También puede firmar la petición nacional en stopfbi.net/sign-the-petition

Puede hacer también una donación para sostener y ampliar esta causa a StopFBI.net/donate o mande su cheque a nombre de: Committee to Stop FBI Repression, P.O. Box 14183, Mpls, MN 55414

35 Pluma, abril-mayo 2011

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Increíble y extraordinario trabajo, éste que se ha dado el lujo de presentarnos, Jean-Jacques Marie, una épica y poéti-ca biografía de Trotski, el revolucionario sin fronteras; quizás el más grande de la historia moderna.

El contrapunto obligado, obviamente Lenin, colocado en la cúspide del honor re-volucionario en parte por el propio Trotski, quien a la par de aquel se colocó práctica-mente como camarada-compañero y hasta cierto punto como limitado o tarado, por no entender desde el principio, desde que se es un bebé político, que lo fundamental es construir el partido. ¿Pero será así?

Esta biografía, me hizo pensar que sin Trotski, no hubiera habido revolución rusa, así hubiera estado San Lenin, el todoPartido y todo lo que se quiera. Es que, el partido de Lenin fue el que empezó tarado buscando incidir en la re-volución rusa, y no fue sino bajo el incansable martilleo de Lenin y de la propia pre-sión de las masas, que ese partido empezó a asumir la tarea de la organización re-volucionaria.

Pero el gran hacedor práctico, el multihombre, la metralla humana fue Trotski multiplicado por allá y por acá, conectando su genio oratorio cultivado, su ener-gía sin límites, con el ham-briento pueblo ruso, con sus masas multiformes, obre-ros, soldados despedazados, o bien, en el sentido más amplio; masas en sus insonda-bles formas y abigarramientos.

El genio intelectual de Trotski, las can-tidades de páginas devoradas; su pasión insurreccional, a veces, no obstante insensi-ble frente al “detalle humano”, la respuesta sentimental ante quienes lo amaban, me refiero en primer lugar a su hijo-camarada León Sedov; todo puesto al servicio de la

revolución. ¿Quién sabe?, a lo mejor, lo que un trasnochado freudiano diría, la sublima-ción de la libido, puesta al servicio de esa gran oportunidad de derrotar al capitalismo en Rusia. ¡Y lo logró y lo lograron! Vaya maravilla de la historia y en particular de la historia con mayúscula o sea de la historia que hacen las masas en sus momentos más iluminadamente locos.

Y Rusia revolucionaria se fue haciendo y se estructuró en la forma que se le conoció a partir de 1922; URSS. Esto fue lo verdade-ramente terrible para el orden imperialista, pues revoluciones se ven por montón, pero

que al final de cuentas, solamente quedan en unas pocas limosnas que la historia va escurriendo entre los dedos enflaquecidos de esas masas de siempre; los trabajado-res más humildes, los migrantes que son los que ponen la mayor parte del trabajo, los trabajadores lumpenizados, las mujeres que ellos dicen que los joden, pero que los hacen felices. Mujeres trabajadoras migran-tes étnicas; las que han sido puestas por el capitalismo en lo más bajo de abajo.

Los primeros años de construcción titá-nica del “socialismo”, lo pongo entre comi-llas pues como se ilustra fehacientemente en el libro aquí reseñado, la concepción trotskista del socialismo es internacional hasta la médula. Demostrado de una mane-ra terriblemente lamentable con la restaura-ción capitalista en la exURSS, pues los se-pultureros finales de la revolución fueron los propios hijos del estalinismo, los burócratas que quisieron hacerse capitalistas, y lo es-tán logrando de manera patética.

No por “táctico” que fuera el socialis-mo en la URSS, no era importante su defensa y consolidación. Así, los años de la defensa del socialismo “nacional, vie-ron en Trotski también el gran hacedor, el estra-tega militar defendiendo en el propio campo de batalla a la naciente re-volución, en su famoso tren militar, recorriendo el frente por doquier, y de nuevo arengando y construyendo al lado de los soldados, que comba-tían por conciencia, pues el pago se les atrasaba y realmente era miserable.

Y esta es la gran característica de Trots-ki como revolucionario, desde sus tempranos pa-sos juveniles en Odesa, y que fue el tratar de com-batir el orden dominante desde el campo de las masas mismas; en sus

batallas reales. Aunque no se fue a trabajar a una fábrica, -quizás lo hubiera hecho si hubiera surgido la posibilidad- , su campo fue el de la redacción para periódicos que leyeran trabajadores y cuando las oleadas huelguísticas prendían, ahí estaba él en el campo de batalla. ¿Qué otra manera hay de aprender el estado real de la conciencia de las masas y de incidir hacia una resolu-ción socialista? El peligro de la elucubra-ción desconectada del sentir de las masas

Trotski, genio y masasTrotski, revolucionario sin fronteras, Jean-Jacques Marie*

Allen Cordero Ulate

Las cuatro condiciones para el triunfo de larevolución proletariaLa experiencia histórica estableció las condiciones básicas para el triun-

fo de la revolución proletaria, que fueron aclaradas teóricamente:

1) el impasse de la burguesía y la consecuente confusión de la clase dominante;

2) la aguda insatisfacción y el anhelo de cambios decisivos en las filas de la pequeña burguesía, sin cuyo apoyo la gran burguesía no puede man-tenerse;

3) la conciencia de lo intolerable de la situación y la disposición para las acciones revolucionarias en las filas del proletariado;

4) un programa claro y una dirección firme de la vanguardia proletaria. Estas son las cuatro condiciones para el triunfo de la revolución proletaria.

León Trotsky, mayo de 1940

36 Pluma, abril-mayo 2011

Page 37: El terremoto Árabe

es de las peores enfermedades del movi-miento revolucionario durante toda la histo-ria, incluso hasta el presente.

También, el campo de Trotski en nume-rosas ocasiones fue la cárcel, donde com-partió la suerte de los miles de exiliados y encarcelados. Esos años en prisión, no obs-tante, fueron sabiamente y poderosamente aprovechados para continuar con su forma-ción y para seguir la lucha. Conexión con la realidad desde la cárcel misma. ¿Podrá verse visto algo igual?

La perspectiva defendida por Jean-

Jacques es interesantísima y polémica, pues es militante. A dife-rencia de la monumental trilogía de Isaac Deutscher, para quien la dedicación de Trotski a la vida militante y en particular la construcción de la Cuarta Internacional fue pérdida de tiempo, pues el campo de Trotski era el del análisis histórico y la li-teratura, en cambio el pun-to de vista defendido por el biógrafo que aquí se reseña es justamente el contrario, indicar que el máximo apor-te de Trotski fue esta dedi-cación partidaria y organiza-tiva, siendo este su legado cumbre y que si el trotskis-mo no ha muerto es por eso, porque hay un especie de continuidad militante en las décadas ulteriores a su ase-sinato, hasta el presente y finalmente, lo que es lo fun-damental; porque la realidad lo respalda.

Es difícil asimilar este punto de vista pues no hubo un solo grupo que llegara a ser un partido de masas, en el mayor de los casos se tra-tó de grupos intelectuales, “de vanguardia”, general-mente peleados en diferen-tes fracciones. ¿Historia co-nocida? Imagen esta que le ha dado la peor fama a esos afanes organizativos.

De acuerdo con esta minuciosa reconstrucción de Jean-Jacques (es un li-bro de 613 páginas) la gran constante de Trotski, en tér-minos de consejos político-organizativos a los grupos que se dijeron sus seguido-res, fue precisamente tratar de incidir en lo qué él mismo fue ejemplar, que fue el de

buscar permanentemente el camino de las masas trabajadoras. No sólo saber la teo-ría de la revolución permanente sino vivirla junto a los trabajadores para profundizarla.

Pero los grupos que en ese tiempo de-cían seguir a trotski parece que prefirieron la búsqueda de las “verdades puras” revolu-cionarias y en esas elucubraciones perdían la perspectiva de las masas terminando por despedazarse internamente. Obviamente Trotsky hizo grandes análisis, con sus res-pectivas derivaciones político-prácticas; en el contexto de la oposición de izquierda y del camino hacia la Cuarta Internacional, algunos de los temas centrales fueron el

ascenso de fascismo en Alemania, el frente popular en Francia y España, la defensa del estado obrero así éste se hubiera degenera-do burocráticamente, entre otros. Pero eran políticas para debatirlas por supuesto pero en el campo de batalla mismo, no para “elu-cubrarlas” hasta el fin desconectándose del movimiento real.

Una gran obra, una gran biografía a la al-tura de su “objeto”, que da muchísimo para pensar, para compartir, para trabajar….

* Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, primera edición en español 2009. (Edición original en francés, del 2006)

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El capitalismo a escala mundial pasa por una crisis crónica. Lo que parecía, a principios de los noventa, un triunfo contundente del imperialismo norte-americano, se ha transformado en dos décadas en el gran deterioro en el que están cayendo las sociedades capita-listas, en las que el cierre de fábricas, el desempleo, la caída del poder adqui-sitivo, la violencia, el crecimiento de la delincuencia y la pérdida de conquistas laborales son cotidianos. Es el caso también de México.

Países como México, entraron en la era neoliberal del capitalismo desde antes de la caída del Muro de Berlín. Las medidas eco-nómicas adoptadas por los gobiernos mexi-

canos de la década de los ochenta, y los que siguieron, fueron cabalmente apegadas a los mandatos del Fondo Monetario Interna-cional y el Banco Mundial, todo para garan-tizar el pago puntual de los multimillonarios empréstitos y sus intereses. Entre otras re-cetas, redujeron drásticamente los gastos a subsidios y programas sociales. Luego ven-dría la eliminación paulatina de aranceles a los productos de importación; la venta de las empresas propiedad del Estado, la entrada de las multinacionales con novedosas ga-rantías de explotación y abaratamiento de la mano de obra nacional hasta llegar al Trata-do de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá. La desigualdad social se ha venido extremando como nunca antes.

Para Michel Chossudovsky, la actual es

“una crisis de extensión mundial, aún más devastadora que la gran depresión de los años treinta del siglo pasado. Tiene implica-ciones geopolíticas de largo alcance: el que-brantamiento económico ha ido de la mano del surgimiento de las guerras regionales, la fractura de sociedades nacionales y, en al-gunos casos, la destrucción de países ente-ros. Con mucho, es la crisis económica más grave de la historia moderna.”

Pobreza y desigualdad extremas

México viene polarizando la desigualdad social con un distanciamiento totalmente desproporcionado, pues la riqueza se está concentrando en muy pocas manos en tanto que la pobreza se extiende al grueso de la población.

La economía capitalistaque cocinó al narcotráfico

México

Alfredo Guerrero

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En este país de contrastes extremos, personajes como Carlos Slim, ha acumula-do una riqueza de 74 mil millones de dóla-res, con lo que, de acuerdo con la revista Forbes es, por mucho, el hombre más rico del mundo. Otros burgueses de la moder-nidad, beneficiados por los últimos cinco sexenios, multiplican y diversifican sus in-versiones con gran amplitud.

Gobierno, legisladores y magistrados en este país trabajan denodadamente para sa-tisfacer las necesidades de estos magnates, mientras que la inmensa mayoría de la po-blación vive sin claras expectativas de recu-peración.

En la revista Contralínea, del 13 Diciem-bre de 2009, se describe así la pobreza en este país:

Casi el 40 por ciento de la población en condiciones de miseria de toda Latinoamé-rica, considerada la región más desigual del mundo, sobrevive en México. Este país –en donde 27 millones de personas no tienen acceso a la alimentación, salud, vivienda ni educación¬– es el único que registró un “empeoramiento” de la pobreza, revela la Cepal. En tanto, la ONU señala que la vida

en los pueblos indígenas mexicanos se compara con la de África del Sur

En su Tercer informe de gobierno, Felipe Calderón daba cuenta que la gente en ex-trema pobreza o en situación de indigencia

radicada en México asciende a 27 millones, que son los que no tienen suficiente para comer ni acceso a los servicios básicos de salud y educación. Tampoco tienen vivienda digna. La mayoría es indígena y vive en las zonas rurales.

Tanto la situación de estancamiento eco-nómico nacional, como de exclusión de la población trabajadora, se agudiza aún más en situaciones de crisis coyunturales como la ocurrida en 2009, en la que los trabajado-res han sido sometidos a un amargo proce-so de sobrevivencia y desesperanza.

La disminución en las exportaciones ma-nufactureras, los precios fluctuantes en las ventas petroleras, la baja en la entrada de inversiones extranjeras, el desplome de las divisas generadas por el turismo y la dismi-nución de las remesas de migrantes mexi-canos en Estados Unidos, han mantenido en un estado de parálisis a los gobiernos neoliberales.

Después de que en 2009 el Producto In-terno Bruto cayó 6.8%, la directamente afec-tada fue nuevamente la clase trabajadora. Los nuevos impuestos al consumo e ingreso obrero a través del aumento al Impuesto al Valor Agregado (IVA) y del Impuesto sobre la Renta (ISR), deterioraron aún más el po-der adquisitivo de los salarios. Los progra-mas gubernamentales se sustentaron bási-camente en recortes de gastos y castigo a la inversión productiva y al gasto social. Se aplicó, al mismo tiempo, un mayor endeu-damiento a nombre de los contribuyentes y se mantuvo la contención de los salarios, lo cual pauperizó a los trabajadores y deprimió aún más el mercado interno.

Paraíso fiscal para la burguesía

En la otra cara de la moneda, las gran-

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des corporaciones pagaron menos impues-tos. Según estimaciones de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, la Federación dejó de recaudar 545 mil millones de pesos en 2010, debido a los apoyos, exenciones, regímenes especiales, condonación, estí-mulos y créditos fiscales que el gobierno fe-deral otorga a los empresarios. Respecto a 2011, también prevé dejar de recaudar 500 mil millones de pesos para destinarlos a estí-mulos fiscales a las empresas. Cálculos es-timados de la Universidad Obrera, señalan que de diciembre de 2006 a noviembre de 2010, el salario mí-nimo perdió 38.14% de su valor. El poder adquisitivo del sala-rio pasó de obtener apenas 21.60% de la Canasta Bási-ca Indispensable (CBI), a 13.36% en el mismo periodo, al tiempo que ésta se incrementó 90.86%, entre el primero de diciembre de 2006 y noviembre de 2010. Mientras que el sa-lario mínimo sólo au-mentó durante ese periodo 18.06 por ciento, 78 grandes corporaciones (entre ellas América Móvil, Banamex, Wal-Mart, y Grupo Modelo), beneficiarias de la política fiscal y del empobrec imiento de los trabajadores, reportaron ganan-cias por casi 271 mil millones de pesos en los tres primeros trimestres de 2010, según reportes de la Bolsa Mexicana de Valores.

País sin oportu-nidades

Según el Insti-tuto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), existen 2.5 millones de personas en desempleo abierto (buscan trabajo) y 5.6 millones de personas en desocupación pasiva (disponibles y aptas para buscar tra-bajo, pero que desistieron de su búsqueda). Asimismo, calcula para el mismo periodo en 12.8 millones el número de personas en em-pleo informal.

Un dato revelador del análisis de la pu-blicación señalada apunta que 28.8 millones de personas no tienen acceso a la seguridad social, es decir, 64.5% del total de la pobla-

ción “ocupada”. El aumento explosivo de la economía informal pone en evidencia la incapacidad de la economía nacional para producir empleos formales y, al mismo tiem-po, expone el desempleo encubierto que existe en México.

Tendrían que estar contabilizados como desempleados no sólo los 2.5 millones de desocupados abiertos, los 5.6 millones de desocupados pasivos, así como las 28.8 mi-llones de personas que laboran sin acceso a las instituciones de salud; lo que nos daría

un total de 36.9 millones de personas que no pueden encontrar un empleo digno, es decir, con prestaciones laborales e incorporados a la seguridad social.

El fenómeno migratorio

La migración es un efecto directo del desempleo y la falta de oportunidades que se han generado en el país en las últimas décadas. Los negocios familiares, de las pequeñas y medianas industrias han perdi-do aliento frente a la entrada de empresas transnacionales que, en algunos casos, utili-

zan tecnología que viene desplazando a los trabajadores en varios sectores manufactu-reros. Aunado a ello, la desatención guber-namental al campo deja un inmenso boque-te en el empleo de la mano de obra nacional.

El desplazamiento diario de mexicanos en busca de ingresos familiares y mejores oportunidades de vida, como bien se sabe, se da masivamente hacia los Estados Uni-dos desde hace varias décadas. No obs-tante, el endurecimiento de las leyes nor-teamericanas, como la SB1070 del Estado

de Arizona, implica un duro golpe a las aspiraciones de miles que ven frus-tradas sus espe-ranzas de alcanzar una vida digna con un empleo en Es-tados Unidos que les permita el envío de dólares a sus fa-milias en todos los estados mexicanos del país.

El viacrucis del migrante empieza desde el momento en que reúne los recursos necesa-rios para su viaje y utiliza como alter-nativas la venta de su patrimonio o por medio de deudas. Los riesgos para llegar a la frontera cada vez son ma-yores. Actualmente, los migrantes son objeto de abusos y extorsiones por parte de los polle-ros, autoridades migratorias y re-cientemente de los criminales organi-zados provenientes del narcotráfico.

Las crisis eco-nómicas y el deterioro en las condiciones de vida han venido obligando a migrar a mi-llones de mexicanos. Las empresas en los países de destino valoran la mano de obra migrante porque es más barata, además de que muchas veces no les dan los mismos derechos laborales (seguro social, pago de horas extra, etcétera) que a los trabajadores legales. Los migrantes son apreciados en al-gunos sectores como, ciertas plantaciones, industrias manufactureras, y en servicios como restaurantes y centros de entreteni-miento, porque desempeñan tareas que los estadounidenses evitan por ser desagrada-

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bles o mal remuneradas, con menos exigen-cias y en condiciones laborales deficientes.

La deuda

La deuda externa e interna bruta del sec-tor público contratada a nombre de los con-tribuyentes, alcanzó el máximo nivel en una década al ascender a 4.4 billones de pesos, equivalente a 33.9% del PIB. Dicho monto significa que en 2010 cada mexicano debe 40 mil 793 pesos, cuando en el año 2000 se registraba un endeudamiento per cápita de 15 mil 459 pesos.

Los trabajadores que perdieron su traba-jo entre 2009 y 2010, tuvieron que recurrir a los fondos para el retiro con el propósito de disponer de recursos económicos para so-brevivir mientras esperan encontrar trabajo, según informes de la Asociación Mexicana de Administración de Fondos para el Retiro (AmAfore). Los retiros totalizaron 7 mil 957 millones de pesos entre enero de 2009 y marzo de 2010.

La crisis económica provocó que inclu-so los sectores acomodados recurran al empeño, debido a que muchos usuarios de tarjetas de crédito llegaron al límite de finan-ciamiento, lo que sumado al incremento de precios ocurrido desde fines de 2009, pro-pició un incremento de 40% en los créditos prendarios. El cambio fue evidente por el tipo de joyas y electrodomésticos que que-dan en prenda. Además, es importante su-brayar que debido a la crisis económica y las altas tasas de interés a las que prestan las casas de empeño, 40% de los pignorantes perdió sus prendas empeñadas en 2009.

Sin capacidad de ahorro y créditos caros

Otra prueba de que los trabajadores de México viven al día, es que casi tres de cada cuatro mexicanos se quedan sin dinero an-tes de recibir la quincena o su siguiente in-greso, según datos de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usua-rios de Servicios Financieros (Condusef). Asimismo, el Banco de México refiere que sólo durante el primer semestre de 2010, alrededor de 878 mil 300 usuarios de tarje-tas de crédito han preferido otras opciones de financiamiento y dejaron de utilizar sus plásticos como opción de pago. Y es que no podría ser de otra manera, pues resulta que 8 millones de usuarios no alcanzan a cubrir sus tarjetas de crédito y se ven obligados a pagar tasas de interés que en algunos casos llegan al 65%, debido a que alargan el plazo de sus pagos.

Debido al desempleo creciente, la caí-da de los salarios y la reducción del crédito bancario, muchos trabajadores que alcanza-ron a ahorrar un poco antes de la crisis, ter-

minaron por cancelar sus cuentas de ahorro y sus depósitos a plazo. Según datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, 1.4 millones de mexicanos cancelaron sus cuentas de ahorro e inversiones. Además, ante la incapacidad de pago, un millón 960 mil usuarios de tarjetas de crédito renuncia-ron en 2009 a sus plásticos.

La capacidad de ahorro de los mexica-nos es muy baja o casi nula. Esta realidad es más evidente si a México se le compara con otros países:: en la República mexicana apenas 27% de la población tiene una cuen-ta de ahorro; cantidad inferior al 88% que se registra en Luxemburgo; 79%, en Holanda, o 54%, en Canadá. La falta de ahorro en México no revela falta de “cultura financie-ra”, sino que es esencialmente un problema causado por la pobreza. Por otra parte, te-

nemos que TNS señala que en México la cri-sis ha golpeado el estilo de vida de la pobla-ción debido a que disminuyeron sus visitas habituales al médico; una mayor proporción de la población consideró pocas las proba-bilidades de casarse en un futuro cercano, y también afirmaron que es menos probable que tengan descendencia.

La corrupción

La corrupción nace de las entrañas del sistema capitalista. Ante la crisis iniciada en los años ochenta, la ganancia se persigue con desesperación, sea como sea, legal o ilegal. Los capitales marginales se acomo-dan, tanto en la especulación de la bolsa de valores y la usura bancaria, como en las “industrias ilegales”, entendiéndose por éstas el secuestro, narcotráfico, pornogra-

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fía infantil, trata de personas y otras tantas variantes. El neoliberalismo o capitalismo decadente introducido en México desde los primeros años de la crisis desplazó al grueso de los empresarios para privilegiar la inversión de los grandes capitalistas como punta de lanza del nuevo modelo económi-co. El otorgamiento de miles de empresas a los grandes magnates polarizó aun más los extremos de la pobreza. Dio un duro golpe a la clase media y lanzó a la calle a millones de trabajadores de empresas paraestatales.

Socialismo como alternativa

Estos problemas que ha generado el ca-pitalismo a lo largo de las últimas décadas sólo se superarán con una salida inapla-zable, donde todo se subvierta. Sucederá cuando los trabajadores comprendan que les toca tomar las riendas del país; cuando tomen el control político y acaben con todas

las instituciones del Estado burgués y sus partidos, su ejército, sus cuerpos policiacos, sus corrompidos jueces y magistrados, sin dejar nada en pie y conformar otro Estado distinto en el cual se velen los intereses de las mayorías, desde el cual se recuperen las empresas que Salinas y sus sucesores otorgaron a los grandes magnates, donde se decreten todas las medidas en benefi-cio del pueblo como el control bancario en un solo banco nacional, donde se apodere de las tierras y sus productos, aquel que la trabaja con el apoyo de su Estado, donde los trabajadores tomen el control total de las industrias echando a los patrones y sus la-cayos incrustados en los sindicatos, donde no hayan más jueces que los tribunales del pueblo. Donde, finalmente, se planifique la economía y se prioricen los productos que cubran las necesidades más elementales de la población. Eso significa la paz y el socia-lismo.

Otra válvula de escape que utilizan los

trabajadores es la emi-gración a Estados Uni-

dos. Sólo en elprimer semestre de

2010 emigraron a la Unión Americana casi

500 mil mexicanos, según informes del

INEGI, cuando antes de la crisis de 2009,

la cifra se situaba entre los 400 mil y 500 mil migrantes anuales. Es importante mencionar que cada vez es mayor el número de migrantes

urbanos y con unnivel educativo más alto; además, ante la falta de expectativas de una vida digna, ahora tienden a

emigrarfamilias completas.

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Con sólo tres palabras, Rius, el famoso monero expresó la ira de millones de mexi-canos que estamos hartos de una “guerra” contra el narco en la que los mayores per-dedores son del pueblo -la mayoría de los miles de cadáveres son de jóvenes, muje-res y hasta de niños. También se han visto perjudicados los soldados y policías más humildes.

Nadie cree que la delincuencia organiza-da se haya debilitado, al contrario. El que ha ganado algo con tal guerra es el presidente que, con la militarización de vastas regiones ha atemorizado a una población que así no puede exigir sus derechos. Calderón tam-bién consiguió desviar a la opinión pública de temas espinosos como son el origen fraudulento de su gobierno, el desempleo, los salarios insuficientes, la entrega a parti-culares de Pemex…

El Partido Obrero Socialista (POS) ve con simpatía el llamado del caricaturista Rius y de sus colegas a que en un pedazo de papel los ciudadanos escriban la frase “¡Basta de sangre!” y que la coloquen en sus autos, ventanas, puertas y en centros de trabajo. Además, el POS les propone también reflexionar, discutir y adoptar las siguientes soluciones a los problemas de la delincuencia organizada y de una sociedad con adicciones.

Legalizar las drogas Los socialistas proponemos que se haga

uso de las leyes del mercado capitalista para hacerle frente al narcotráfico. Cuando en Estados Unidos se legalizó la venta de bebidas alcohólicas, la mafia ligada a ese negocio dejó de tener ganancias y colapsó. La legalización de las drogas significaría que su producción y tráfico dejaría de ser una actividad rentable, un negocio, y se ter-minaría con los cárteles de delincuentes.

Además, habría que adoptar medidas complementarias:

* Mucho antes y después de legalizar las drogas, debe lanzarse una amplia y pro-funda campaña de prevención del consu-mo de drogas en la que se le explique a la sociedad los peligros y riesgos mortales de consumirlas y de convertirse en adictos. Los socialistas estamos por una sociedad libre de adicciones.

* Se debe considerar a los adictos como tales y no como a criminales, dándoles asis-tencia médica, siquiátrica y psicológica; es decir, con políticas de rehabilitación.

* Amnistía para los campesinos que cul-tivan drogas

La política agrícola aplicada por los últi-

mos gobiernos sólo dejó pobreza, margina-ción, enormes oleadas de emigrantes hacia el país vecino y un acrecentamiento en el número de campesinos que han dejado el cultivo de frijol y maíz sustituyéndolo por la siembra de drogas. Nos pronunciamos por amnistiar a estos campesinos. A la par, el Estado debe pagarles precios de garantía por sus cosechas de alimentos, que serán más altos que los que alcancen en el mer-cado los precios de la marihuana, la adormi-dera, etcétera.

* Por una política social centrada en los jóvenes de familias trabajadoras y campesinas

Según el Consejo Nacional de Población, los jóvenes con más estudios y calificación tienen más dificultades para encontrar em-pleos. Y la mayoría de los que encuentran una ocupación perciben tan magros salarios que viven en pobreza. Estos ingredientes que componen el capitalismo mexicano son el caldo de cultivo para que un sector de la juventud se vea orillada a delinquir.

Deben incrementarse sustancialmente los recursos destinados a política social, esto es, a la creación de empleo decente, construcción y mantenimiento de infraes-tructura, creación de vivienda, mejoramiento de salarios, más y mejores escuelas y espa-cios para realizar deporte, más hospitales y recursos para salud y protección del medio ambiente. Una parte de los recursos para esto también deben venir de lo confiscado a los criminales.

Comités populares de autodefensa Aunque en número reducido, han apare-

cido en distintos puntos del país grupos de vecinos que se organizan y arman para de-fenderse de los delincuentes. Allí en dónde sea posible, debe seguirse con este ejem-plo.

Deben ser llevados a juicio y castigados los jefes de los narcotraficantes y los que es-tén inmiscuidos en hechos de sangre. Por la Aprehensión inmediata de políticos y funcio-narios protectores de narcotraficantes

Según los especialistas, algunas de las economías nacionales no podrían funcionar sin los recursos provenientes del narcotráfi-co. Esto quiere decir que el sistema capita-lista también se mantiene de los negocios ilícitos y a costa de atar en el potro de las drogas a una franja de la sociedad. De ser así, la eliminación del narcotráfico es una ta-rea revolucionaria que conlleva la supresión del capitalismo. Así, las “guerras” de los go-biernos capitalistas contra el tráfico de dro-gas no son tales sino mecanismos para re-

gular su distribución y repartir las ganancias entre sectores de la burguesía y políticos encaramados en el poder. Actualmente, la vinculación de políticos ligados al narco está demostrada: existe en todos los partidos po-líticos oficiales y en todas las instituciones del Estado.

Atacar las finanzas del narcoSe debe ir directamente en contra del

aparato financiero de la narcoburguesía mediante un coordinado y serio trabajo in-ternacional de seguimiento de cuentas sos-pechosas de ser del narco y de las que van al lavado de dinero. Hay que confiscar todos los bienes ligados al narco y los bienes de los políticos que los protegen.

Nosotros sí te proponemos marchar y que coadyuves a crear un gran movi-miento

Dice el autor de Marx para principiantes, de El diablo se llama Trotsky y de tantos títu-los que han educado políticamente a cientos de miles de mexicanos, que con la campaña de pegar papeles con el lema ¡No más san-gre! no se pretende concluir con una marcha o un movimiento. Rius argumenta que “he-mos visto manifestaciones apoyadas por las grandes televisoras y no ha pasado nada, con esto por lo menos que el gobierno atien-da esta protesta de los ciudadanos mexica-nos, ante el fracaso de una estrategia que no entiendo qué es lo que pretende, es una absurda guerra”.

En efecto, todo movimiento o marcha de la población puede ser desnaturalizada o traicionada por sus promotores o por infiltra-dos, y hasta los poderosos y ricos dueños de las televisoras pueden sacarle provecho. Pero esto no tiene porque ser necesaria-mente así. Si existe una organización demo-crática de los que marchen se puede evitar lo que dice el padre de Los supermachos. Los socialistas estamos convencidos de que sólo una amplia y democrática organi-zación y movilización de los obreros en las fábricas, de los vecinos, de los estudiantes, de los campesinos, de los jóvenes y de las mujeres es lo que puede detener al gobierno y acabar con los narcos.

A fines del año pasado, estudiantes de distintas escuelas del Distrito Federal for-maron una Coordinadora para organizar la protesta en la capital del país en contra de la militarización y del juvenicidio. Con ello tratan de seguir el ejemplo de los valientes estudiantes, vecinos y activistas que en Chi-huahua y en Ciudad Juárez han comenzado a hacer kaminatas, marchas y otras protes-tas con las mismas demandas.

Te esperamos entonces para que el día 17 de febrero, junto con la Coordinadora es-tudiantil, camines por las calles y prendas veladoras en homenaje y recuerdo a los miles de inocentes que han perecido en la guerra que amenaza con devastar y termi-nar física o anímicamente con lo mejor que tiene el país, sus jóvenes.

¡Basta de juvenicidio y feminicidios!

“¡No más sangre!”Editorial de El Socialista, enero de 2011, periódico del Partido Obrero Socialista

43 Pluma, abril-mayo 2011

Page 44: El terremoto Árabe

Javier Sicilia llama a la movilización nacional contra la guerra de CalderónEl poeta Javier Sicilia escribió el 3 de abril:

“Estamos hasta la madre porque ustedes, políticos, sólo tienen imaginación para la violencia, para las armas, para el insulto y, con ello, un profundo desprecio por la educación, la cultura y las oportunidades de trabajo honrado y bueno.

La muerte de mi hijo Juan Francisco ha levantado la solidaridad y el grito de indignación –que mi familia y yo agradecemos desde el fondo de nuestros corazones– de la ciudadanía y de los medios. Esa indignación vuelve de nuevo a poner ante nuestros oídos esa acertadísima frase que Martí dirigió a los gobernantes: “Si no pueden, renuncien”. Al volverla a poner ante nuestros oídos –después de los miles de cadáveres anónimos y no anónimos que llevamos a nuestras espaldas, es decir, de tantos inocentes asesi-nados y envilecidos–, esa frase debe ir acompañada de grandes movilizaciones ciudadanas…”

Los socialistas le hacemos llegar nuestro pésame al poeta y a los familiares y amigos de los miles de víctimas de la “guerra” decretada por el gobierno de Calderón contra la delincuencia. Nos hacemos eco del llamado a impulsar grandes movilizaciones para exigir el fin de esta guerra y el castigo a los responsables de tantos crímenes. Además, los socialistas presentamos en esta revista una serie de propuestas para que el país salga de esta crisis.

Foto: Marcha-mitin 6 de abril 2011, Distrito Federal