El Tema de La Muerte. Pablo Alonso

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El tema de la muerte en la pintura de la Edad Media y el Renacimiento: obras representativas de distintos movimientos pictóricos. Pablo Alonso Sánchez

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El tema de la muerte en la pintura de la Edad Media y el Renacimiento: obras representativas de distintos movimientos pictóricos.

Pablo Alonso Sánchez

El procedimiento a seguir se centrará en el análisis y comentario de las obras

propuestas, su clasificación en un determinado movimiento artístico, las

características fundamentales de este y el sentido último de la obra.

1. INTRODUCCIÓN

La muerte es una circunstancia que, como parte de la vida, ha sido entendida y

estudiada de muy diversas maneras a lo largo de la Historia del Arte. Es un motivo

iconográfico recurrente en la Pintura, la Escultura o la Fotografía, pero aparece

igualmente como núcleo central en la Música de todos los tiempos, en la Literatura

o en las manifestaciones arquitectónicas. Además, es un tema universal que está

presente en todas las culturas, desde los ritos funerarios de las civilizaciones de la

Antigüedad hasta nuestros días.

Sin duda es un tema que preocupa e interesa al ser humano que desde la

Prehistoria, se pregunta sobre su sentido y significado y sobre la posibilidad de

una vida más allá de la muerte. El ciclo vital es visto como una dualidad, vida-

muerte, inseparables y complementarias que se refleja en las manifestaciones

artísticas ya sean de carácter culto o popular.

La conmemoración de la muerte tendrá en los primeros tiempos de la existencia

humana un fuerte carácter arquitectónico, derivado de la inevitable necesidad de

encontrar formas adecuadas de enterramiento. Así, en las primeras sociedades

sedentarias, aparecerán también los primeros espacios y rituales de culto

asociados a la muerte. En el Neolítico podemos encontrar ya monumentos

funerarios megalíticos que reflejan la existencia de una sociedad organizada y

jerárquica cuyas tipologías varían enormemente, desde el sencillo menhir hasta

construcciones más complejas, como los crómlech de Stonehenge o las sepulturas

colectivas utilizadas en los dólmenes.

ANEXO: OBRAS REPRESENTATIVAS DE DISTINTOS MOVIMIENTOS

PICTÓRICOS

2. LA EDAD MEDIA

Las representaciones de la muerte personificada se remontan al S. XIII (Baja Edad

Media) en Europa, momento en que la muerte empieza a ser asociada con la figura

del esqueleto, iconografía que se va a reforzar en el S. XIV con el temor que trajo la

peste y se va a mantener en los siglos siguientes. Se buscaba plasmar la fugacidad

de la vida y de los placeres terrenales en una época con altos índices de

mortalidad, a la vez que se advertía sobre la necesidad de estar preparado ante la

llamada de la muerte.

Esta familiaridad con la muerte se expresó a partir de mediados del S. XIV a través

de las Danzas Macabras. Su aparición y desarrollo estuvo reforzado por la gran

epidemia de peste negra que asoló Europa entre 1348 y 1361 que vino a añadirse

a las precarias condiciones de vida de una población mal alimentada que vivía en

pésimas condiciones higiénicas y se veía sometida a constantes guerras. Todo ello

hacía que el hombre medieval sintiera la muerte como algo cercano que podía

sobrevenir en cualquier momento.

La danza de la muerte muestra una danza o procesión de personas con muertos o

con la muerte personificada. La mentalidad estamental de la época hace que los

personajes se sitúen en orden jerárquico, los estamentos privilegiados: nobleza y

el clero por encima de las clases no privilegiadas: campesinos e incipiente

burguesía en una alegoría, de carácter satírico y moralizante, sobre la

universalidad de la muerte que llega a todos, sin importar género, edad, oficio ni

condición social. Es pues un memento mori, es decir, recordatorio de la fragilidad

de la vida y de la posibilidad latente de una muerte repentina El difunto invita a

bailar (morir) al vivo y este se niega, la muerte lo arrastra al baile y se ríe de su

temor y de la negación del vivo a abandonar su vida y sus bienes terrenales.

Devocionario de Robert de L’Isle, ca.1310. Entre las tempranas

representaciones de la muerte se encuentra la leyenda Los tres vivos y los tres

muertos, del siglo XIII, en la que se cuenta la historia de tres jóvenes de la nobleza

que en un día de caza, se encuentran con tres cadáveres con los que comienzan a

dialogar. Los muertos aconsejan a los jóvenes que abandonen la vida frívola y que

comprendan la transitoriedad y vulnerabilidad de la condición humana. Este era un

relato ampliamente difundido sobre todo en el Mediterráneo, teniendo sus primeras

manifestaciones pictóricas alrededor de 1300, en iglesias y devocionarios o libros

de horas de la aristocracia.

El Juicio Final de Fra

Angelico, 1431.

Esta monumental

obra, realizada para la

iglesia de Santa Maria

degli Angeli de

Florencia, por Fra

Angelico (1390-

1455), destaca por un fuerte efectivismo en la perspectiva y la distribución de los

bienaventurados, a la derecha de Jesucristo, y los condenados, a su izquierda, en

el Juicio Final, separados ambos grupos por un camino excavado de tumbas

abiertas y el sarcófago de Jesucristo en primer plano. La zona de los

bienaventurados es calmada y apacible, mientras que la zona de los condenados

presenta un gran dinamismo y actitudes expresas de dolor. En la sección superior

aparece Jesucristo, junto a la Virgen y Juan Bautista, un conjunto de santos y

profetas, cada uno con su atributo distintivo y un anillo de ángeles y querubines en

forma de almendra mística.

El rey y el cardenal. Danza

Macabra del Cementerio de los

Santos Inocentes de París

Edición de Guyot Marchant,

1485

La Danza Macabra del

Cementerio de los Santos

Inocentes de París está

considerada como el punto de

partida de otras danzas europeas. Fue realizada entre 1424 y 1425 en el muro sur

del Convento de Frailes Menores. En 1669, se lleva a cabo una ampliación del

cementerio y el muro es demolido, pero se conservaron los manuscritos donde

figuran los versos y los grabados realizados a partir de los frescos originales en una

edición publicada por de Guyot Marchant en 1485.

3. EL RENACIMIENTO

Uno de los temas más recurrentes en la historia de la pintura, si no el que más, es

la muerte de Jesucristo, tema muy habitual en toda la era cristiana. Debido a las

dimensiones de este trabajo, hemos seleccionado tan solo un ejemplo de este

tema: la Lamentación sobre Cristo muerto de Andrea Mantegna (1431-1506)

uno de los lienzos más innovadores en su época, ya que es el primer escorzo

realizado (representación del cuerpo humano en posición oblicua o perpendicular).

Presenta a Jesucristo yacente acompañado por la Virgen, San Juan Evangelista y

una tercera figura que podría ser María Magdalena. Supone un gran estudio de

anatomía, representando la culminación del estilo casi escultórico y dramático del

autor al poner el cadáver de Jesucristo sobre una superficie rígida y lisa que

aumenta la expresión dramática de la obra. La expresión de dolor en el rostro de la

Virgen y del propio Jesucristo es algo inusitado en la pintura de la época,

anticipando el gusto manierista por la expresión. Trata un tema muy común durante

el Renacimiento, pero nunca se había reflejado de forma tan rotunda el carácter

definitivo de la muerte

Lamentación sobre Cristo muerto, 1457-1501. Andrea Mantegna

El caballero, la Muerte y el Diablo de Alberto

Durero, 1513

Este grabado de Durero en el que los

tres principales personajes dan nombre

a la obra está muy influenciado por el

estilo Gótico y una composición con

numerosos elementos que sigue la

máxima del horror vacui, con muchas

formas entremezcladas. El caballero

montado en su caballo es la figura

central de la obra, donde llama la

atención la precisión anatómica del

cuerpo del caballo, característica

importante en la obra de Durero, que

hizo múltiples estudios de anatomía en su obra. El caballero mantiene su mirada

firme hacia el frente, ignorando los reclamos de la Muerte y del Diablo, aludiendo a

Erasmo de Rotterdam: caballero de Cristo acechado por la injusta tiranía del poder

temporal y del poderío de las sombras (Enchiridion militis Christianis, Erasmo de

Rotterdam)

A finales del S. XV, surge un nuevo tema: la muerte y la

doncella. Como era característico en el Renacimiento, tiene

sus raíces en la mitología griega, en el mito del rapto de

Perséfone por Hades, dios del infierno y una fuerte carga

simbólica al presentar el choque entre Eros (el amor) y

Thanatos (la muerte) con el elemento erótico como

importante innovación que culminará especialmente en

Alemania.

La muerte y la doncella, Hans Baldung Grien, 1518-20

La danza de la muerte inspiró un

famoso grupo de 51 dibujos realizados

entre 1523 y 1535 del pintor alemán

Hans Holbein el Joven (1497 – 1543)

que conforman una serie de 41

grabados en madera realizados en

1526.

Todtentanz, El niño. Hans Holbein el

Joven

En ellos, la muerte muestra un carácter

agresivo y ya no danza con los que van

a morir sino que interviene en situaciones de la vida cotidiana. A partir de este

momento el trabajo de Holbein (salvo excepciones) es el referente de las danzas

macabras, ya no la muerte danzante de los siglos XIV y XV de origen francés.

Holbein fue un humanista, un hombre del Renacimiento, contemporáneo de la

Reforma, sus creencias anticlericales se reflejan en su trabajo: la muerte no invita

al baile ni baila con los muertos o los que van a morir, aunque continua siendo un

recordatorio de la transitoriedad de la vida terrena, ahora la muerte también se

representa como justiciera, con su poder igualatorio, frente a la avaricia y los

abusos de poder del clero.

Otra de las representaciones iconográficas de la muerte es el Triunfo de la Muerte,

del que una de las obras más significativas es la de Peter Brueghel el Viejo

El triunfo de la muerte, óleo sobre tabla, 1562. Pintura renacentista flamenca.

En esta obra cumbre de la pintura, la muerte avanza con su poder igualatorio y

tiene su origen en las danzas de la muerte medievales. La composición está

perfectamente organizada: en la parte superior aparece la destrucción de la

naturaleza. En la zona intermedia, la muerte arrasa y en el primer plano aparecen

individualizadas distintas categorías sociales: el emperador, el peregrino, la pareja

de amantes… todos ellos a la espera de la muerte. Este espectáculo apocalíptico

tiene un mensaje claro: la muerte extermina o va a exterminar a todos los seres

vivos

Bibliografía

www.artehistoria.jcyl.es

www.britishmuseum.org

www.metmuseum.org

http://cv.uoc.edu

www.artelista.com

arteinternacional.blogspot.com.es