El Taller, la crónica de la Tadeo - Edición 7

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1 No. 7 - SEGUNDO PERÍODO DE 2013 • UNIVERSIDAD JORGE TADEO LOZANO PROGRAMA DE COMUNICACIÓN SOCIAL - PERIODISMO - BOGOTÁ Fotografía de Viviana Avendaño (Continúa Pág. 3) n las míticas comunas de Medellín y sus barrios marginados, transcurría una realidad para muchos inverosímil, antes de la trilogía de largometrajes del cineasta antioqueño Víctor Gaviria. Después de ver "La Vendedora de Rosas", queda el interrogante sobre la ver el mundo la que construye el guión, es una realidad que a todos nos toca. La doble moral hace creer que lo que produce la violencia es hacerla mediática, es decir gonorrea…yo hago películas que den elementos para que se entienda que la violencia no es un tema, es una realidad, realidad que todos construimos y por ende todos debemos afrontarla", reseña Víctor Gaviria, sobre la verdad inexorable que hay detrás de su largometraje "La Vendedora de Rosas". La Cachetona y su deseo de libertad Al día siguiente de mi llegada a Medellín, bajé de la estación del metro a mi encuentro con Diana Murillo, La Cachetona, una de las actrices principales que hicieron parte del elenco de La Vendedora. Al llegar descubrí a una mujer ya madura, aún conservaba sus mejillas hinchadas; tenía la piel hermosa y oscura como una noche sin luna, Tras las rosas de Víctor Gaviria Por: LORENA BELTRÁN E veracidad de esas imágenes, como si se tratara de un mundo lejano, de un escenario inalcanzable y desconocido al que sólo se llega inhalando pegante industrial. Esta película, que recibió más de catorce premios internacionales en la escena del cine, dejó a un grupo de jóvenes a la deriva; si es difícil para un actor profesional abandonar un rodaje, aún peor lo sería para ellos, quienes ingresaron a ese proyecto siendo niños, y en él encontrarían un hogar, una familia, sin imaginar que tiempo después la fama los escupiría de nuevo a su realidad. “En La Vendedora de Rosas, los actores naturales le aportan mucho a la película porque narran sus propias vivencias, es su manera particular de " ¿Para dónde van los niños de la calle, me pregunto, si no es dando eses, dando bailes y danzas como los papeles borrachos que enaltece el viento? " Fragmento del poema "En la Calle" de Víctor Gaviria. Fotografía: Archivo

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Revista de crónicas periodísticas de los estudiantes de Comunicación Social - Periodismo de la universidad Jorge Tadeo Lozano.

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No. 7 - SEGUNDO PERÍODO DE 2013 • UNIVERSIDAD JORGE TADEO LOZANO • PROGRAMA DE COMUNICACIÓN SOCIAL - PERIODISMO - BOGOTÁ

Fotografía de Viviana Avendaño

(Continúa Pág. 3)

n las míticas comunas de Medellín y sus barrios marginados, transcurría una realidad para muchos inverosímil, antes de la trilogía de largometrajes del cineasta antioqueño Víctor Gaviria. Después de ver "La Vendedora de Rosas", queda el interrogante sobre la

ver el mundo la que construye el guión, es una realidad que a todos nos toca. La doble moral hace creer que lo que produce la violencia es hacerla mediática, es decir gonorrea…yo hago películas que den elementos para que se entienda que la violencia no es un tema, es una realidad, realidad que todos construimos y por ende todos debemos afrontarla", reseña Víctor Gaviria, sobre la verdad inexorable que hay detrás de su largometraje "La Vendedora de Rosas".

La Cachetona y su deseo de libertad

Al día siguiente de mi llegada a Medellín, bajé de la estación del metro a mi encuentro con Diana Murillo, La Cachetona, una de las actrices principales que hicieron parte del elenco de La Vendedora. Al llegar descubrí a una mujer ya madura, aún conservaba sus mejillas hinchadas; tenía la piel hermosa y oscura como una noche sin luna,

Tras las rosas deVíctor Gaviria

Por: LORENA BELTRÁN

Everacidad de esas imágenes, como si se tratara de un mundo lejano, de un escenario inalcanzable y desconocido al que sólo se llega inhalando pegante industrial. Esta película, que recibió más de catorce premios internacionales en la escena del cine, dejó a un grupo de jóvenes a la deriva; si es difícil para un actor profesional abandonar un rodaje, aún peor lo sería para ellos, quienes ingresaron a ese proyecto siendo niños, y en él encontrarían un hogar, una familia, sin imaginar que tiempo después la fama los escupiría de nuevo a su realidad.

“En La Vendedora de Rosas, los actores naturales le aportan mucho a la película porque narran sus propias vivencias, es su manera particular de

" ¿Para dónde van los niños de la calle, me pregunto, si no es dando eses, dando bailes y danzas como los papeles borrachos que enaltece el viento? " Fragmento del poema "En la Calle" de Víctor Gaviria.

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Revista de los estudiantesdel Programa de

Comunicación Social - Periodismo

Facultad de Ciencias Humanas,

Artes y DiseñoUniversidad Jorge Tadeo Lozano

Carrera 4 No. 22 - 61Sector A, Módulo 3 Oficina 303

Teléfono: 2427030

Ext. 1630 / 1631 / 1632 / 1634

[email protected]

Decano Facultad

de Ciencias Sociales:

Jorge Orlando Melo

Decana Programa

de Comunicación

Social-Periodismo:

Vera Schütz

Administradora Docente:

Consuelo Fajardo

Cuerpo Docente:

Raúl Acosta

Andrés Barrios

Juan Carlos Córdoba

Oscar Durán

César Giraldo

Daniel Pineda

Augusto Ventín

Director:

Óscar Durán

Editora:

Liz Díaz

Textos y Fotografías:

Lorena Beltrán

Daniela Castro

Sergio Forero

Juan Ojeda

Fernando Valdés

Estudiantes de la asignatura

de Redacción de Prensa II.

Diseño:Mila Muñoz Desales

Mila M.S.

ISSN: 2248-5511

Bogotá - Julio de 20132

EL TALLER, LA CRÓNICA DE LA TADEO

Por: ÓSCAR DURÁN IBATÁ

Editorial

Menos escritorioy más calle

Todos los estudiantes que tomaron el curso de Redacción de Prensa II

en la Tadeo y que tuvieron la oportunidad de escribir crónicas que al

final fueron publicadas en la revista El Taller, la crónica de la Tadeo,

asumieron durante su etapa de exploración, que el contar historias

periodísticas es una manera de argumentar y producir

conocimiento, porque todo texto periodístico debe presentar una tesis,

establecer un tono del relato y contar la historia teniendo en cuenta el

contexto y la diversidad fuentes y documentos. Durante el periodo

académico, sus textos producto de semanas de investigación y redacción,

cuentan una historia y ofrecen criterios de interpretación para la realidad que

convive con todos nosotros. Los textos que ustedes podrán leer en esta

séptima edición, se basan en un proceso hermenéutico en el cual se va

primero a la realidad (hechos, obras, personajes, documentos, textos,

vivencias) para después describirla, comprenderla y explicarla.

El Taller, la crónica de la Tadeo, entiende que el periodismo es un oficio de

reportería. La reportería sin narración, no son más que datos deshilvanados.

Las herramientas estilística, narrativas y de redacción son las que le dan

impacto, relevancia y profundidad a los hechos. Una buena escritura, con un

lenguaje rico y preciso, es indispensable para representar la realidad con todos

sus matices y expresar ideas complejas. Por tal razón, desde estas páginas, se

busca que los estudiantes comprendan que un verdadero cronista muestra, no

dice; verifica siempre, busca a los que saben, es paciente y perseverante, tiene

siempre presente que en periodismo sólo existe lo que se puede demostrar, en

fin, es obsesivo con el detalle.

Creemos que especializaciones como los Community Manager, que son

personas capaces de sustentar y desarrollar los vínculos de una empresa (o

marca) con sus clientes (comunidad) en el entorno digital, nunca sustituirán el

trabajo del oficio, de la investigación y del entorno. No se puede desviar la

atención de lo que verdaderamente representa un periodista o un cronista,

una persona que hace gala de una irreductible libertad creativa, que pone a

prueba sus destrezas, estilos, originalidad y, en algunos casos, irreverencia,

tanto en la búsqueda de las historias como en su narración, y eso solo le logra si

se utiliza menos el escritorio y se sale más a la calle.

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pero sin duda, marcada con azotes de indiferencia, de la lucha del día a día, iluminada por sus dientes blancos que esbozaban su particular sonrisa, la misma que brilló en la pantalla grande hace ya dieciséis años.

Mientras comíamos una bandeja paisa en un restaurante típico de la ciudad, me contaba que había pasado la noche en vela esperando a Luisa, su hija, cercana a cumplir catorce años y que ya le ha dado más de un dolor de cabeza, "pero cómo la voy a culpar si yo fui así de fregada" -dijo con esa risa de quien recuerda alguna picardía-.

Escuchábamos cacarear a los reporteros en el vaticano sobre una paloma blanca que se posaba en la Capilla Sixtina representando -

como la policía no subía hasta la loma donde vivía me tocó bajarlo al hombro con mi cuñada para darle un entierro digno.

-Lo mismo que le ocurrió a Lady Tabares con su pareja, ¿no?

-Sí, y casi que por lo mismo, por no prestar una hijueputa moto. Yo a Lady le dije que tenía que superar eso, que la vida seguía, pero eso la marcó mucho a ella, incluso más que haber estado en la película. Igual es difícil olvidar cómo le disparan a la pareja, se lo botan a los pies y al día siguiente verlos pasar por el barrio como si nada hubiera sucedido. Así es acá, por eso me preocupa Luisa, porque ya hay unos paramilitares en el barrio y son amigos de ella, ella ya se va de la casa, ya consume marihuana y ¡tiene catorce años!

La Cachetona conoció a Víctor en un hogar a las afueras de la ciudad en el cual estaba interna. "A él lo llevó Martica, la que hacía de Judy, allá empezó a hablar con nosotras y decía que quería hacer una película y a mí con tal que me sacaran de allá, le actuaba lo que quisiera y acepté", reflexionó luego de recordar que su intención jamás fue ser actriz, sino ser libre. Diana aún vende rosas en la 70, calle comercial de Medellín, pero ahora lo hace sola por temor a caer nuevamente en los vicios, "la calle es muy amañadora, yo empecé a volarme por raticos y luego ya no volvía a la casa, consumía vicio, hasta que mi mamá me internó y allá conocí a todos los de la película".

Barrio Triste

Desde un puente que se eleva en el centro de Medellín, escuchaba sonar las campanas de una iglesia anunciando las tres de la tarde, reconocí de inmediato el lugar a pesar de jamás haber estado allí, y es que sin lugar a duda esta ha sido una característica del cine de Víctor Gaviria, mostrar la realidad por medio de la ficción; ha expuesto un universo que se creía inexistente, desnudó de manera sublime ante el mundo al Medellín de los años noventa -y al actual-, al Medellín que aún se desarrolla entre la violencia y la drogadicción. Su cine está inspirado en nuestra propia identidad social. Me encontraba en el lugar que había visto cientos de veces en la película, estaba en Barrio Triste.

Este, según Diana, era el barrio del Sagrado Corazón de Jesús, pero le quedaba mejor Barrio Triste a aquella selva de mecánicos y jíbaros donde la sangre y la grasa se juntan con facilidad. Al final de la calle hay un lugar llamado "La Manga", allí los habitantes de la calle viven a sus anchas, sin ninguna represión de orden público. Estábamos en busca de John Freddy Ríos, quien interpretó a la edad de diecisiete años a Choco en La Vendedora de Rosas. Estaba tendido en un colchón en medio del prado, su aspecto era desaliñado y en su torso desnudo se

Diana Murillo, La Cachetona, revive momentos del rodaje en una de las locaciones de Barrio Triste, donde deambuló antes de conocer a Víctor Gaviria.

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según ellos- la presencia del mismo Espíritu Santo. De r e p e n t e l a e s t r i d e n t e sonoridad de la noticia de último minuto paralizó el lugar, ¡Habemus Papam!, Diana soltó una carcajada, y como una prueba fehaciente de que su vida no ha sido del todo fácil exclamó: "¡le dan tanta importancia a lo del papa!, ¿quién ha visto a Dios? porque hasta ahora yo no lo he visto".

- Al papá de Luisa me lo mataron en el tercer piso de la casa -cuenta ahora- él no quiso prestar la moto para una vuelta de una gente del barrio y le dieron varios pepazos, John Freddy Ríos recuerda desde su personaje, Chocolatina, su personalidad siempre conflictiva y libertina.

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lugar tomamos un taxi hasta la Universidad de Antioquia, allí nos esperaba Liliana Giraldo para compartir un poco de la investigación en la que participa sobre los niños en condición de habitante de calle.

Entramos a uno de los salones de la Universidad y Diana me presentó a conocidos suyos, entre ellos a Liliana, sin percatarme de que esa Liliana era la que buscábamos, estaba irreconocible. El consumo de bazuco y perico había deteriorado totalmente su dentadura y su aspecto físico.

"Mucho gusto, Liliana Giraldo"- dijo con el mismo desdén que la caracterizó en la película.

- "¿Cuál es la razón principal por la cual los niños se van de la casa?" preguntó el catedrático que lidera el proyecto de investigación. "La búsqueda de la adultez, uno quiere sentirse útil, independiente, pero no sabe cómo hacerlo. Cuando murió mi mamita (abuela), mi mamá la cogió contra mí y mi padrastro se robaba ese cariño que me tenía mi mamá, entonces me aburrí porque uno con la mamá tiene un hogar, pero la familia la tiene es en la calle", replicó Liliana recordando su propia historia.

apreciaban un sinfín de cicatrices que adquirió en las riñas y por andar roche y pepo -bajo el efecto de sustancias alucinógenas-. Me extendió su mano y me pidió que me sentara a su lado, ya que, además de ser un habitante de calle, está en condición de discapacidad: John Freddy no puede caminar hace algunos años, después de haber recibido dos disparos en su cabeza por un ajuste de cuentas. "A mí me dañaron pero yo le incendié el rancho a una gente en venganza y por eso no puedo volver por allá, ellos creen que estoy muerto" y después reflexionando para sí mismo añadió: "aunque aquí postrado sí estoy muerto en vida.”

- ¿Cuál es su mejor recuerdo de la película?

-Cuando fuimos a Bogotá para el estreno, nos metimos al baño del avión con el Zarco y por los nervios habíamos metido un poco e´ vainas y estábamos ya más volados. El ser actor me hizo pensar por un momento que iba a salir adelante.

- ¿Y la plata?

- Una chimbaaaaaaaa - respondió con ese tono pausado al hablar que provoca el consumo de sacol (pegante industrial)- le compré la casita a la cucha y hasta ahí fue, la sensación de la fama también era buena pero eso se acaba.

De una vieja mochila que colgaba de su silla de ruedas, sacó un puñado de fotografías y me las enseñó mientras hablaba con dificultad -por el sacol y por la ausencia de los incisivos en su dentadura- "esa fue la mejor época, es una experiencia que no tiene nadie más y yo sin merecerlo la tuve.”

Caminamos pocos metros y Diana se detuvo frente a una pequeña puerta en medio de los talleres de mecánica, "¿quiere entrar?" - me dijo como si se tratara de una gran sorpresa. Cuando abrieron la puerta supe por qué estábamos allí, su aspecto no había cambiado, las escaleras estrechas y grises nos llevaban a un camino de recuerdos. "Aquí nada ha cambiado, esa era nuestra pieza". Aquella pensión en la que estábamos, fue durante varios meses la locación donde se rodaron las escenas más relevantes de la película, donde se entendía la complicidad y amistad que existía entre las niñas de la calle. Al salir del

¿Cuál es la razón principal por la cual los niños se van de la casa?"

preguntó el catedrático que lidera el proyecto de investigación. "La

búsqueda de la adultez, uno quiere sentirse útil,

independiente, pero no sabe cómo hacerlo

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Liliana Giraldo antes de partir a la Plaza de las Flores, lugar donde compra las Rosas que vende en la 70 en Medellín.

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Nos sentamos a tomar un jugo. Ella lo guardó en el bolso, me dijo que lo vendería junto con sus rosas en la 70 esa misma noche.

- ¿La Vendedora de Rosas fue su mejor experiencia?

-Vea, -hizo una pausa y luego un gesto irónico me hizo saber que mi

pregunta era ridícula- yo quedé embarazada durante la película del

que hacía de Anderson, el noviecito de Mónica, el se llamaba Elkin

Vargas.

- ¿Llamaba?, ¿Falleció?, ¿Por qué?

- Sí, le dieron un montón de puñaladas, ¿por qué?... por buena gente

será. -explicó casi como un regaño y continuó-. El niño que yo tuve con

él, me vi obligada a dejarlo con mi mamá y me fui de Medellín, cuando

volví él ya tenía seis años, me lo llevé conmigo y él no respondía a nada,

no jugaba, no hablaba… lo llevé al hospital y me dijeron que había sido

abusado durante mucho tiempo. -Terminó casi como un susurro.

- ¿Qué pasó con su hijo?

- El hospital se lo dio al Bienestar Familiar y después de tenerme yendo

de aquí para allá me lo robaron, el niño desapareció -suspiró y dijo con

cierta esperanza- hoy en día tiene dieciséis años y lo sigo buscando.

Luego quedé nuevamente en embarazo y el mismo día del parto lo

perdí, ¿sí ve? mi Dios me tiene es pa estar sola. Entonces, niña -

nuevamente iracunda- ¿cómo pretende que la película haya sido lo

mejor de mi vida, cuando he tenido que sobrellevar tantas cosas?

Entonces entendí su rabia, su rebeldía contra el mundo.

Cuando caía la noche, Diana me llevó a la Plaza Botero, caminábamos

de prisa entre la multitud, me decía que había que tener ojos hasta en la

nuca. Mientras nos dirigíamos a la estación de San Antonio veía niñas

que difícilmente alcanzaban los doce años de edad, exhibiendo sus

cuerpos semidesnudos como mercancía, en su mano izquierda un sube

y baja (pegamento que se aspira en una bolsa plástica) y en la otra un

gesto insinuante hacia los clientes potenciales del lugar. Alrededor no

hay voyeristas -como los que hay en Bogotá al cruzar la Caracas con 22-

Mileyder Gil, quince años después de interpretar a Andrea en el largometraje La Vendedora de Rosas.

nadie se inmuta ante su presencia, en Medellín ya se acostumbraron a

ver una niñez prostituida y ensacolada.

Conociendo a Víctor Gaviria

Gustavo Pinilla, escritor y amigo cercano de Víctor, me contó que en el

lugar en el que me hospedaba en Medellín, El Poblado, -uno de los

sectores más prestigiosos de la ciudad-, había crecido Víctor Gaviria en

medio de una familia bien acomodada, y que cuando salía a jugar veía

a otros niños en condiciones no tan similares a las suyas. Frente a su casa

se podía observar un barrio marginado por la violencia y la pobreza,

uno como Barrio Triste; entonces allí nació su interés y posteriormente

su pasión por el neorrealismo italiano. Esa noche recibí una llamada de

Víctor, nos veríamos al día siguiente para visitar a Mileyder Gil, otra de

sus actrices.

Y entonces por fin, estaba allí, divisé a unos pocos metros a Víctor.

Mientras contestaba una llamada, se quitaba sus lentes y los guardaba

en el bolsillo de su camisa a cuadros, justo ahí pude ver esa mirada que

lo caracteriza, esa mirada que lo ha visto todo. Su rostro era igual al que

se imprimía en las primeras páginas de los diarios de 1998, cuando su

película "La Vendedora de Rosas" fue nominada a una Palma de Oro en

Francia; el paso del tiempo sólo se veía reflejado en su cabello ahora

entrecano y aún ensortijado, que ya lucía cuando realizaba cortos en

Súper-8 en los años ochenta; bajo su bigote espeso se dibujaba una

amplia sonrisa que contestaba otra de las tantas llamadas que entraban

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Diana aún vende rosas en la 70, calle comercial de Medellín, pero

ahora lo hace sola por temor a caer nuevamente en los vicios

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cada dos minutos a su celular. Ya me lo había advertido Diana, don

Víctor Gaviria era más ocupado que el alcalde de Medellín.

Dominada por los nervios, me vi en la necesidad de esconderme tras

una columna del lugar. Me temblaban las manos, en mi cabeza

nuevamente enumeraba una lista de preguntas por hacer a quien contó

la realidad de Medellín, a un fenómeno del cine, a un poeta, cronista y

escritor, a quien llevó a Colombia al Festival Internacional de Cine de

Cannes, y eso no me ayudó. Respiré de nuevo y aún temblorosa me

dirigí hacia él; después de un amable saludo afirmó: "yo te dije que a

esta hora porque Mileyder se despierta muy tarde" con esa dulzura y

seguridad que solo puede tener un padre. Supe entonces que la

relación con sus actores iba más allá de la duración de un rodaje.

social de América Latina, y más que hacer una denuncia, simplemente

busca dar herramientas para comprender las problemáticas que aún

afligen a la sociedad colombiana. Cuando se observa de cerca este

lienzo que pintó Gaviria en La Vendedora, resulta difícil entender cómo

es que logró estructurar todo un largometraje con sus actores naturales.

-¿Cómo se construyó el guión?-, Víctor se queda en silencio por un

instante y responde "ni yo mismo entiendo cómo". Se toma un

momento y luego de confesar que nunca ha sido muy apegado a las

estructuras de guión que se utilizan en el cine, expone varios factores

que fueron indispensables para la creación del largometraje La

Vendedora de Rosas.

- "El primer universo que me encontré fue el de Mónica Rodríguez, cada

diálogo que tenía con ella, me mostraba pequeñas estructuras -dijo

recordando su experiencia con Mónica antes de que fuera asesinada- el

trabajo de campo, las entrevistas con los niños que serían los

personajes, todo eso quedó grabado y las transcripciones fueron

conservadas con ese lenguaje propio, ese gonorrea constante no está

allí por cuestiones estéticas, esas expresiones representan parte del

universo de los niños de la calle.”

El largometraje también está basado en el cuento La Vendedora de

cerillas de Hans Christian Andersen, donde se narra la historia de una

niña en una fría noche de navidad y es este texto el que complementa

los testimonios de las niñas de la calle. "Hay otra estructura que no es

cinematográfica sino de la vida misma, y es la dramaturgia que hay en

torno a la noche de navidad. Los niños siempre esperan con ansia la

pólvora, la música, la noche del 24 y la mañana del 25 para mostrar los

regalos a sus vecinos, para bien o para mal todos la esperamos. Entonces

así fue más fácil hacer la película, reuniendo cada episodio que

contaban los niños y orientándolo hacia ese concepto de la noche de

navidad, era la única forma de controlar tantos universos de los niños",

dijo Gaviria concluyendo.

Cuando ya iba por el segundo café de la mañana, Víctor me hablaba

con entusiasmo sobre una de las escenas de la película en la que

Mónica, la vendedora de rosas, besa a su pareja, Anderson. "Mientras

rodábamos esa escena, Liliana -que era la novia de Anderson en la vida

real- se atacó a llorar porque Lady Tabares le daba un beso al noviecito,

es que eso de verdad es como poner a actuar pájaros , es muy verraco"

dijo asombrado entre risas explicando lo difícil que es poner en escena

a un actor natural.

El cine neorrealista se caracteriza no solo por el desarrollo de su

argumento en medio de secuencias al aire libre o por la influencia de la

población marginada sino también por el uso de actores no

profesionales. Según Víctor, esto hace que la película logre conseguir

esa verosimilitud que necesita, hace que se vuelva más interesante -de

allí su admiración por Vittorio de Sica, gran exponente del cine italiano

de la posguerra-. Y aunque podría pensarse que este tipo de cine es un

cine de bajo presupuesto, -por partir de la narrativa de lo cotidiano, por

sus actores y locaciones- lo cierto es que para un largometraje como La

Vendedora de Rosas, se necesitó cerca de un año de preproducción (en

una película convencional solo se requieren dos meses como máximo)

donde todo el elenco convivió en una casa en la que Víctor pretendía

crear una hermandad de niños de la calle que se viera reflejada ante la

cámara; este tipo de cine sólo proviene de una mente como la suya con

corrientes estéticas e ideológicas muy opuestas al cine tradicional.

El trabajo de Víctor Gaviria, al igual que el de grandes de la literatura

como García Márquez o Rulfo, hace hincapié en la descomposición

Hace más de veinte años el cine tocó a Victor Gaviria y desde entonces no ha parado de contar la realidad a través de la ficción.

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Hace referencia al documental Cómo poner a actuar pájaros. Colombia 1999, 89 minutos. Dirección de Erwin Goggel, Sergio Navarro y Víctor Gaviria. Producida por Goggel.1

- ¿No fue un obstáculo trabajar con niños consumidores?

- "El cuento de Andersen y La Vendedora de Rosas, terminan con la

sonrisa imperceptible en el rostro de una niña, producto de una

alucinación que tiene de reencontrarse con su abuelita. Cuando

hacíamos las entrevistas les preguntábamos qué alucinaban, y siempre

nos contaban cómo volvían a sus casas, a ver a su mamá, su abuela, sus

hermanos, a un ambiente amoroso, aquí la droga tenía un aspecto

positivo. Sin embargo nosotros no podíamos intervenir en sus vidas,

había un respeto hacia ellos y hacia sus decisiones. En ocasiones fue un

obstáculo, a veces el Zarco llegaba lleno de puñaladas que él mismo se

hacía, por ejemplo, pero es un factor que tenía que respetarse.”

Cuando se observa de cerca este

lienzo que pintó Gaviria en La

Vendedora, resulta difícil

entender cómo es que logró

estructurar todo un largometraje

con sus actores naturales

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Los niños de la calle frecuentan ese paraíso perdido de su infancia

mediante el sacol, buscan encontrar esa 'umbilicalidad' perdida entre

las calles del centro de Medellín donde se entregan al azar de la oscura

noche, Víctor llama a la búsqueda de ese encuentro 'el camino de los

afectos', una reivindicación moral que difícilmente alcanzan los niños

sin alucinar. Este es solo uno de los conceptos que también

estructuraron la película, nacen de una profunda investigación

etnográfica por parte de Víctor y de los guionistas Carlos Henao y Diana

Ospina, donde a través de esos diálogos, encuentran historias

inimaginables, universos originales y simbólicos que dan vida a La

Vendedora de Rosas.

Habían transcurrido ya dos horas y sólo habíamos hablado acerca del

rodaje de uno de sus largometrajes, de la construcción del mismo y de

su experiencia como director; pero podrían escribirse sobre Víctor

Gaviria interminables páginas llenas de su legado como poeta, escritor y

director, de sus numerosos premios y reconocimientos a nivel mundial,

de su sensatez y su sensibilidad; es de esos pocos personajes sobre los

que realmente se puede afirmar, no necesita presentación alguna,

porque su trabajo a lo largo de estos años lo ha dicho todo.

Sentada en su cama -desde la que se apreciaba un viejo afiche del

estreno de película- y luego de una carcajada por alguno de los

recuerdos que la invadía, confesó melancólica: "para mí el mejor actor

era el Zarco -permaneció en silencio y continuó- porque nadie

pensaría lo tierno y amable que era con todos en el rodaje, era un

hombre muy talentoso y al igual que Ramiro Meneses, tuvo la

oportunidad que los demás no tuvimos, la de formarse como actor

profesional. Le dieron una beca para estudiar en España, y ocho días

antes de viajar lo acribillaron y lo tiraron al río Medellín, si uno se pone a

pensar, los que han muerto han tenido un final muy similar al de la

película" -concluyó diciendo que le aterra pensar en esas casualidades

del destino-.

Mientras regañaba a Miguel Ángel -que entre otras cosas recibió ese

nombre, según ella, por querer un futuro diferente para él, uno

diferente al de un Edison o un Byron- me contaba lo difícil que es tener

una familia monoparental, y el de ella es solo uno de los cientos de

casos que existen en Colombia. La crianza se torna difícil cuando se

vive en un barrio donde cada sábado vienen a cobrar la vacuna, cinco

mil pesos por casa, o el panfleto que se entrega bajo las puertas que

Diana llegó a nuestro encuentro una hora

después de lo previsto, nuevamente Luisa había

salido a una de las fiestas que organizan los

'paras' en el barrio Blanquizal, cercano a la

comuna 13. Subimos al carro de Víctor, tenía un

libro de cine abierto de par en par, monedas y

miles de papeles que según él prefiere tirar al

carro y no a la calle, como todo buen paisa.

Mientras conducía admiraba el paisaje, lo

asombraban las pintorescas fincas de familias

prestantes del lugar y en la vía reconoció un

anuncio en el que se leía 'Colina Amigó', el

internado en el que conoció a sus actrices, entre

ellas a una pequeña traviesa de diez años, que

ya a esa edad se robaba la ropa de los

alambrados y se caminaba hasta Sabaneta e

Itagüí pidiendo plata para jugar maquinitas. Ella

interpretó a Andrea, a quien muchos recuerdan

por ser "la gaguita", que hablaba con cierta

gracia, que inspiraba ternura, la misma que

guarda Víctor en sus ojos al hablar del rodaje.

Entre arepas y memorias

Llegamos al municipio de Caldas hacia las once de la mañana, Mileyder

aún se encontraba en su cama, se incorporó y saludó a Víctor y a La

Cachetona como si hubiesen pasado años sin su presencia. Nos

sentamos en la sala adornada por retratos de su juventud y su familia,

todos alrededor de un cuadro del Sagrado Corazón. Nos presentó a

Miguel Ángel, su hijo de tres años cuyo padre conoció mientras ejercía

la prostitución años antes en Bogotá.

Su cuerpo, perfectamente curvilíneo y femenino, hacía difícil la tarea

de asociarla con su personaje en La Vendedora, pero bastaba con

escucharla hablar para identificar quién era, "yo pienso que Andrea fue

un buen papel porque estimulaba mi personaje con la vida que llevaba

en ese momento - dijo mientras asaba arepas para los invitados- pero

eso no duró nada porque no conseguimos papeles importantes después

de eso, algunas nos prostituimos durante un tiempo, pero hasta pa´ ser

puta hay que ser organizada. Fue una experiencia muy bonita para

todos, en mi vida no influyó tanto la película sino el internado porque si

yo no hubiera entrado allá, estaría tirada en el centro como muchas de

mis amigas de esa época”.

explica las fatídicas consecuencias de no cumplirle a los paramilitares.

Aún así conserva la esperanza de un futuro diferente para su hijo, uno

donde no recurra al vicio para alcanzar sus más profundos e inocentes

deseos, uno donde no juegue a existir y donde gane su dignidad sin esa

salvaje rebeldía con la que los niños de la calle se enfrentan al mundo.

De regreso a Medellín, recorríamos la misma carretera pintoresca por

la que alguna vez deambularon sin rumbo Mónica Rodríguez, Diana

Murillo, Lady Tabares, Liliana Giraldo, Mileyder Gil y Martica Correa.

Con la extraña sensación de estar suspendida en ese tiempo, concluí

que pretender ignorar la realidad que golpea con violencia la puerta, es

mucho más sencillo que tratar de entender una imagen tan

desgarradora como la de un niño con una botella de sacol bajo sus

pequeños labios. Entendí entonces que vivir es fácil con los ojos

cerrados, y que Víctor Gaviria jamás vivirá de ese modo.

Fotografía: Eduardo "La Rata" Carvajal.

Erwin Goggel, Giovanny Quiroz "El Zarco", Leidy Tabares "Mónica", Víctor Gaviria y su esposa en el Festival de cine de Cannes, Francia 1998.

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EL TALLER, LA CRÓNICA DE LA TADEO

on una botella de agua en su mano, la frente sudorosa y una agitada respiración, Marlene Bejarano Directora de la Fundación Cero Limitaciones respondió lo que fue para ella aquel 2 de Marzo de 1984:

"Apresuradamente empaqué algunas ropas, besé a mi

primera sala, preguntó con voz fuerte e inexpresiva "¿De dónde viene?", a lo que Marlene respondió rápidamente como las demás personas "de Colombia"; para las autoridades de este país, fue sospechoso que salieran juntas dos colombianas y una brasileña, así que en la sala de inmigración abrieron las maletas de cada una pues sospechaban que alguna tuviera un cargamento de droga. Allí se podía notar cómo formulaban una y otra vez la misma pregunta pero utilizando los más notables sinónimos y cambiando la sintaxis de las oraciones, igual no había nada que ocultar, Marlen respondió "vamos para el CEPAMEX -Centro Paraolímpico de Alto Rendimiento- a un campeonato de baile", el policía sin más preámbulo y deshaciendo de su rostro esa expresión de duda, las recibió con la común frase: "bienvenidas a México".

La danzade las ruedas

En Bogotá sólo 3.625 personas en situación de discapacidad, entre 45 y 59 años, realizan actividades deportivas y de recreación.

La Federación Mundial del Baile Deportivo asignó para el 2013 un torneo en Quito, Ecuador los días 1 y 2 de junio.

Por: DANIELA CASTRO GARCÍA

Cabuela y le dije "volveré renovada, no te preocupes", subí al carro con mi hija en brazos, pasamos el municipio de Guasca, veinte kilómetros adelante podríamos estar parados entre una y dos horas así que aceleré, de pronto en una de esas curvas moví el timón bruscamente, entonces vi un carro blanco que velozmente se dirigía hacia nosotros, ahí escuché un estruendo y comprendí que el carro se volteaba fuera de la carretera, sentí un tumbo y otro, estuve tirada en el pasto, intenté levantarme pero no pude, el dolor fue intenso, miré mi pierna que estaba hinchada y me di cuenta que no tenía a mi hija en brazos, desesperada comencé a gritar "¡mi bebé, mi niña!", de pronto el conductor del carro blanco se levantó, vi que cargaba la niña en su cobijita cuando me dijo "tranquila la niña está bien", sentía que mi consciencia iba y volvía; luego me subieron a un carro o camioneta que me llevó a Bogotá, de la conciencia a la inconciencia, era recibida por médicos, para despertarme ocho días después".

El principio del baile

Era una tarde helada, venían los vientos de Estados Unidos y casi se podía sentir en las mejillas los invisibles copos de nieve desvaneciéndose, el vuelo había sido tormentoso pues el avión subía y bajaba constantemente dejando un vacío en el estómago, parecido al que se siente cuando se está en una montaña rusa. En el avión viajaba una brasileña, que por el gran miedo a las turbulencias tuvo que sentarse al lado de Marlene. Al despegar, Marlene miraba con asombro aquel nuevo país, sus ojos color cafe se abrieron descomunalmente y reflejaban un pequeño brillo, pero la expresión de sorpresa desapareció de su rostro cuando la agente de policía que estaba parada con rectitud, justo al frente del túnel que conectaba al avión con la

Salimos a una de las grandes salas del Aeropuerto Internacional Benito Juárez, había mucho movimiento alrededor, se veía a las personas con sus grandes equipajes de variados tamaños y formas, que llegaban o salían de esta ciudad, caracterizada por sus altos edificios, algunos inclusive más altos que la Torre Colpatria, con ventanas enormes donde

Ese fue el primer día de Marlene, un día que marcaría su destino para siempre, nunca pasó por su mente que un mes después llegaría con la plena convicción de que el baile

puede cambiar desde lo más profundo del ser, la vida de una

persona

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el sol del mediodía resplandecía impulsando sus rayos, exhibiendo el reflejo que hacia brillar más a esta gran ciudad que en las horas de la tarde era testigo de fuertes vientos que chocaban unos con otros.

Ese fue el primer día de Marlene, un día que marcaría su destino para siempre, nunca pasó por su mente que un mes después llegaría con la plena convicción de que el baile puede cambiar desde lo más profundo del ser, la vida de una persona. En ese año, durante diciembre la recibió un invierno que en las tardes le hacía rechinar los diente, llegó al centro paraolímpico con ansias de aprender pero con la incertidumbre de lo que no se ha aprendido. Los mexicanos con un caluroso saludo y amable sonrisa la recibieron como si fuera una más de la familia y desde ese día empezó lo que sería su vocación.

El Ballroom es un torneo de distintos ritmos de baile, precursores en la inclusión de personas en silla de ruedas.

Los mexicanos con un caluroso saludo y amable sonrisa la

recibieron como si fuera una más de la familia y desde ese día

empezó lo que sería su vocación

El trece de diciembre empezaron las prácticas de Ballroom, un tipo de competencia que se caracteriza por su baile deportivo, baile que tiene la cualidad de reunir los ritmos más fascinantes que hay en el mundo, desde la suavidad y la elegancia de un vals, ritmo comúnmente conocido por ambientar ocasiones especiales -como los matrimonios- pero que lleva en sí toda una técnica precisa de encanto, masculinidad y presencia, que le da una connotación de sensual y conservador, y por otro lado -el Ballroom- reúne la calidez latina, la sensualidad, la pasión, el movimiento de caderas y la alegría que puede sentirse con los ritmos de un chachachá, una samba o salsa.

La danza no necesita un lenguaje verbal para entenderse, sólo se necesita mover el cuerpo para expresar diferentes sentimientos, esto lo entendió Marlene en el torneo del 2010, ese año los profesores y jurados de la competencia eran un holandés, alto, de tez blanca, dientes amarillentos, ojos azules de color intenso, pelo canoso que reflejaban su ya entrada edad y una española con resaltadas curvas, caderas anchas, piernas esbeltas y cabellera negra. El profesor holandés, era el encargado de enseñar las coreografías a todas las personas usuarias de silla de ruedas y aunque no hablaba español, su cuerpo tenía la capacidad de hablar por él, movía sus brazos con la misma agilidad que debe tener un nadador en el agua y su cuerpo con la elegancia y precisión que tiene un torero, pero en vez de un toro, su compañía eran mujeres, que a pesar de estar todo el tiempo sentadas en aquella silla de ruedas, tenían la agilidad de moverse como cualquier otra, su cualidad más fuerte eran sus brazos estilizados y su cuerpo se adaptaba en una pieza única como si fuera parte de la silla.

Los torneos del Ballroom suelen durar una semana en la cual ensayan las coreografías y el sábado y el domingo son las competencias. Para Marlene la semana del trece al dieciocho de diciembre, serían los días más largos, más agotadores y más frustrantes pero a su vez los más emocionantes, enriquecedores y productivos pues dejarían en ella una huella imborrable, un conocimiento enriquecedor, que más adelante vendría a enseñar en Colombia a todas las personas de su fundación.

Llegó el sábado dieciocho de diciembre, todos los días anteriores Marlene había enfrentado esta nueva decisión en su vida, ser bailarina profesional, y aunque no lo había considerado conscientemente, ese torneo era el primer paso para alcanzar lo que se habría convertido en

un proycto de vida. Había ensayado como los demás participantes en una rutina de dos bailes por día -de lunes a viernes-, uno en modalidad latina y otro en modalidad estándar. Los ensayos empezaban a las ocho de la mañana, pero Marlene y su pareja de baile, se despertaban todos los días a las seis de la mañana a practicar los pasos del día anterior, sin importarles el frío mañanero mexicano, ellos tenían la fuerza y el talante para seguir avanzando, para destacarse y para no dejar ningún paso fuera de la memoria. Esa semana Marlene se capacitó por primera vez, había descubierto que tenía talento y muchas ganas de aprender.

Eran las nueve de la mañana, todas las parejas de baile hacían una larga fila donde llenaban información personal y la categoría de concurso a la que pertenecían. Marlene y Manuel estaban en la categoría de principiantes, en ese momento les asignaban un número, el cual estaba impreso en una hoja blanca. En el momento de vestirse, Manuel debía ponerse esta hoja en la espalda para poder diferenciarse de las demás parejas y también para la adecuada evaluación del jurado, media hora después Marlene estaba en el cuarto del CEPAMEX mirándose frente al espejo, poniéndose su vestido negro de corte asimétrico, con lentejuelas de color ocre que adornaban el tronco de su cuerpo. Entonces llegó una mujer joven que había conocido en el torneo y

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empezó a peinarla, su pelo quedó dividido en dos con un elegante recogido atrás y reforzado con silicona para el pelo, el maquillaje con sombras de tono café resaltaron su mirada fuerte, sus ojos delineados, mejillas tocadas suavemente por rubor de color durazno y labios pintados de color marrón, se puso unos tacones y ya estaba lista para salir.

En el año 2010 el torneo se realizó en el Centro Paraolímpico de México y contó con la participación de parejas en silla de ruedas.

Para la pareja colombiana, ese diploma significaba algo más, era la prueba simbólica del esfuerzo

que tuvieron que hacer para lograr sus sueños. Para Marlene era el resultado no sólo de un

esfuerzo económico sino también físico y mental, además de

enorgullecer a su familia que siempre le brindó apoyo

Las ansias se notaban en su sonrisa nerviosa, Marlene, le puso a su pareja de baile la hoja con el número treinta y tres en su espaldas, después de aproximadamente una hora se escuchó la voz de María José, la profesora de origen español, invitándolos a que pasaran a acomodarse, la primera modalidad a evaluar fue la estándar, todas las parejas se colocaron alrededor de la pista, la cual tiene la forma de una cancha de baloncesto, con las mismas medidas que el Coliseo del Salitre pero con menos gradas a su alrededor. Cada uno de los jurados se ubicó en los extremos de la cancha y la música empezó a sonar, las parejas iban realizando coordinadamente los pasos que habían aprendido los días anteriores a la competencia, daban giros, se deslizaban desde el centro hasta los extremos cada cierto tiempo, todos seguían el mismo compás, las manos volaban en el aire estilizadamente, se podía ver entre todas las parejas a Marlene con una sonrisa que no

opacaba la galanura del baile, los jurados sólo fijaban su vista al frente, así que cada vez que Marlene y Manuel pasaban por la mirada de los jurados tenían que destacarse aún más, no tenían cabida a equivocaciones pues el compás debía ser simultáneo al conteo mental del holandés y la española. Mientras tanto en la cara de los jurados, no se podía leer ningún pensamiento, estaban rígidos, serios y concentrados, su mirada fija en un punto invisible, así pasó con todos los ritmos que bailaron: vals, tango, foxtrot y quickstep.

Empezaron a temblarle sus brazos, aunque ya había pasado el momento sentía una excitación retardada, en ese instante hubo una anormalidad y con micrófono en mano la española anunció que el mismo sábado se realizaría la competencia de latino, los amigos que Marlene había hecho en México, que tenían mucha más experiencia que ella, la felicitaban, le daban calurosos abrazos y pequeños golpecitos en la espalda como sinónimo de aliento por el siguiente paso que faltaba, la competencia en modalidad latina.

Marlene tuvo un momento de descanso mientras competían las parejas de convencional (competencia entre parejas sin discapacidad), puso en sus hombros una pañoleta de rombos azules y negros que combinaban con el nuevo atuendo de Manuel, quien lucía una camisa de transparencia negra con detalles azules ajustada al cuerpo y un pantalón de esmoquin negro.

Eran cerca de las doce del mediodía y otra vez estaban listos esperando el llamado a la pista, esta vez con un poco más de nervios debido al inesperado anuncio que minutos atrás habían escuchado, sabían muy bien lo que iban a evaluar: el balance, los movimientos, las figuras, el uso del espacio y la expresión. Por fin escucharon la voz de María José y se hicieron en el mismo lugar de antes, sonó la música, sus expresiones no eran sólo elegantes como lo requiere la rumba sino también eran

Según el DANE, hasta 2010, hay 23.872 personas con discapacidad que no participan en actividades que aporten a la sociedad o la familia.

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muy alegres, bailaron al compás de la samba, el chachachá y el Jive, los movimientos eran más rápidos y el vestuario de todos más colorido, las parejas parecían desenvolverse mejor en esta modalidad que exige incorporar el sabor en sus cuerpos, el ritmo y la alegría no parecía una felicidad aparente, sino la típica emotividad del latinoamericano apasionado y arraigado en el baile, minutos después, que para Marlene pasaron rápidamente finalizó el torneo, su rostro mostraba complacencia y lanzó un suspiro de alivio. Los jurados procedieron a evaluar y hacia las tres de la tarde ya se estaban entregando las medallas a los primeros puestos, los diplomas de reconocimiento y certificados por el esfuerzo y la dedicación en esta competencia.

Para la pareja colombiana, ese diploma significaba algo más, era la prueba simbólica del esfuerzo que tuvieron que hacer para lograr sus sueños. Para Marlene era el resultado no sólo de un esfuerzo económico sino también físico y mental, además de enorgullecer a su familia que siempre le brindó apoyo. En Colombia es muy difícil obtener ayuda del Ministerio de Cultura o del IDRD, ya que según cifras del DANE, hay 22.979 personas en situación de discapacidad, que practican deporte o actividades recreativas.

La llamaron por su nombre completo, el gran grupo de parejas convencionales y de silla de ruedas la aplaudía, su rostro mostrada una felicidad infinita, una gran sonrisa se pintaba en su rostro por el cual se deslizaban pequeñas lágrimas formadas en sus ojos, lágrimas de felicidad, satisfacción y gratitud por conocer lo que sería una nueva forma de vida. Marlene dice recordar la montaña rusa de emociones que sintió en ese torneo y lo tomó como una experiencia enriquecedora que no deja nunca de contar a las personas de su fundación ni a su familia.

De baile en baile

Un día, tiempo después del torneo, acompañé a Marlene a sus entrenamientos cotidianos, chocando con dos realidades, cogimos el popular Transmilenio, ella me contaba que la gente no siempre es muy cordial, en el afán de esta gran ciudad, donde apenas se tiene tiempo para almorzar, se ve obligada a romper la rutina, a veces tiene que pedirle el favor a alguna persona para que le ayuden a subir la rampa y logar entrar a este medio de transporte. En las calles tiene que buscar la forma de bajar los andenes de tal manera que evite una caída, que en su situación podría ser mortal. Marlene ya tiene una fractura en su pelvis y las barras de su columna están sueltas, producto de su accidente, de acuerdo con el pronóstico en el que resulta con una osteomielitis, enfermedad que adquirió luego de una cirugía al fémur, en donde el clavo que unía los dos extremos del hueso se infectó, ocasionando que las células que produce la médula salgan con una copia que lleva la infección, Marlene no pueda tener una cirugía, pues no hay manera de controlar otra posible infección.

Ese día pudimos llegar, afrontando todas las barreras físicas que una persona en discapacidad presenta diariamente. Marlene me aseguró "un deportista o un bailarín debe estar por encima de sus impedimentos, lo importante no es tanto el lugar sino el provecho que

le das". Entramos a la Fundación San José, lugar que abre sus puertas para que estas dos personas puedan entrenar. Hicieron calentamiento, estiraron los brazos lo más alto posible enderezando la columna, realizaron movimientos de caderas y empezaron a ver los videos de aquellos profesores profesionales como el holandés y la española para recordar la coreografía de los bailes, ese día bailaron rumba, en Colombia se conoce como bolero, son los bailes de esas canciones románticas, llenas de pasos suaves y miradas expresivas colmadas de sensualidad y dulzura.

Manuel marcaba los pasos "rota a la derecha, giras y te paras justo en frente de mí, me miras y te deslizas hacia atrás, ¿entendiste?, intentémoslo otra vez", esos eran los mismos pasos que unos tres años atrás ensayaban en la competencia, con la diferencia que ahora estaban en su hogar, su país y tenían la responsabilidad de difundir estos complejos bailes conocidos como Ballroom a aquellas personas de su fundación y a las que estuvieran interesadas.

Desayunando un día con los miembros de su familia y personas cercanas, su hija, Ángela Melo dijo unas palabras que describen lo que significa el baile para Marlene, "ella encuentra en la danza deportiva un medio de superación, realización, integración e inclusión", Marlene y el cofundador Jaime Cantiño, continuaron hablando mientras hacían una pausa entre bocado y bocado de lo que comían y recordaban que "el baile es una forma de crecimiento personal, cada vez que realizamos una presentación ya sea por proyección de la fundación o porque algún instituto nos ha pedido una presentación, sentimos la plena certeza que estamos aportando al crecimiento personal y desarrollo físico de estos niños, jóvenes y personas adultas que presentan alguna condición de discapacidad".

Manuel marcaba los pasos "rota a la derecha, giras y te paras justo en frente de mí, me miras y te deslizas hacia atrás, ¿entendiste?, intentémoslo otra vez", esos eran los

mismos pasos que unos tres años atrás ensayaban en la competencia, con la diferencia que ahora estaban en su hogar, su país y tenían la responsabilidad de

difundir estos complejos bailes conocidos como Ballroom a aquellas personas de su fundación y a las que estuvieran interesadas

Tras el accidente, las fracturas en el fémur, las costillas y un edema cerebral, le impidieron a Marlene Bejarano volver a caminar.

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duardo Teherán es un habitante de la ciudad de Bogotá, proveniente de Barrancabermeja, Santander; que hace parte de los miles que se hunden en la indigencia. En su hogar, sin muchas comodidades, alberga a su familia, como él mismo llama a sus acompañantes. A las siete de la

Durante los últimos veinte años, Eduardo en medio de su vida solitaria, ha creado su propio mundo. Los hechos que suceden a su alrededor, y que por cierto afectan la vida de todos los habitantes de la ciudad, no son de su interés; vive desinformado e ignorante respecto a la realidad que tanto aqueja a los bogotanos en la actualidad; desconoce la problemática que invade la Capital, todo tipo de escándalo público y peor aún, el nombre del propio Alcalde Mayor de la ciudad.

El líder de lamanadaPor: SERGIO FORERO MORENO

Emañana, Eduardo, un tipo de 56 años que reside en el centro de la ciudad, inicia su actividad en medio de nueve perros, que funcionan

como un reloj biológico despertando casi simultáneamente, y se prepara para ser azotado por las calles frías, típicas de la ciudad, mientras consigue el sustento diario para él y su manada. Su contextura delgada, el desgaste físico que se pronuncia en su rostro, sus manos, su olor -poco característico- y su vestimenta -que no refleja miseria en lo absoluto-, enmarcan la vida de un trabajador, que pese a los contratiempos ha logrado vivir a satisfacción.

Como todo habitante de la calle, puede describirse como una persona nómada. Su vida transcurre en diferentes puntos de la ciudad, determinados por la mendicidad. Eduardo es reconocido por sus frecuentes visitas a cada uno de estos lugares. Los vecinos del sector lo saludan y lo llaman por su nombre al verlo pasar. Aunque no revela sus ingresos diarios con exactitud, la caridad de los transeúntes le proporciona el dinero necesario para la alimentación de todos los caninos que tiene bajo su custodia.

Dionisia, Negro y Arturo son tres de sus más fieles camaradas, y han estado a su lado por 14 años. Afirma que en sus mejores tiempos ha llegado a tener hasta 35 perros; el destino de cada uno de ellos es incierto: unos mueren por causas naturales y

Paradójicamente ríe al reconocer que su apellido es el mismo de un exalcalde sustituido de Cartagena: Campo Elías Teherán.

Después de tantos años de llevar a cuestas la inmensa responsabilidad de tener bajo su cuidado nueve animales, parece dominar la dureza de las calles bogotanas en medio de la indigencia, la delincuencia y la indiferencia de la mayoría de los caminantes, que con solo una mirada lo juzgan o cambian de acera para que sus caminos no se intercepten. Ante esto, Eduardo ha decidido hacer caso omiso de sus juicios, tomándose la vida con paz y tranquilidad que se reflejan en su mirada mientras dice: "del afán solo queda el cansancio". De esa manera decide pasar su día a día en medio de la multitud, sin tener efecto alguno sobre él, salvo mantenerse aislado, prevenido y luchando para sostenerse.

Las calles bogotanas son noticia diaria por ser foco de delincuencia, se escucha constantemente sobre asesinatos, robos, violaciones que afectan directamente al ciudadano del común. Debido a su aspecto, su oficio y sus fieles compañeros, se genera una barrera entre él y los ciudadanos gracias a los prejuicios y la prevención con que viven los bogotanos, entonces es tiltado de delincuente por su imagen.

Aunque afirma no ser preso de ningún vicio, algunos rasgos y detalles físicos permiten vislumbrar el consumo de algún tipo de sustancia. Eduardo habla pausado y no para de decir cuánto quiere a sus perros, que finalmente son animales que suplen un vacío fraternal. Su familia, como él la llama, se convierte en un oasis en medio del desierto que no ha terminado de cruzar, es su refugio, compañía y confidente. Dice no

otros, en el mejor de los casos, han sido adoptados. Por el contrario, en temporadas de escasez, su total de acompañantes ha sido de dieciseis. Para incorporar nuevos integrantes a su manada, no es necesaria una selección rigurosa: basta con estar indefenso y hambriento deambulando por las calles frías bogotanas.

Eduardo Teherán de Barrancabermeja, dice ser un hombre solitario que prefiere la compañía de sus perros que de cualquier otra persona.

'El líder de la manada', camina lento y contra el tiempo. Dice ser

libre al no sentir el deber de cumplir un horario, no posee un reloj que controle su itinerario ni

un celular que lo asfixie de compromisos

Entre los oficinistas y estudiantes que pasan por el centro caótico de Bogotá, transcurre su día sin sobresaltos ni altercados. 'El líder de la manada', camina lento y contra el tiempo. Dice ser libre al no sentir el deber de cumplir un horario, no posee un reloj que controle su itinerario ni un celular que lo asfixie de compromisos y asuntos pendientes por resolver, por lo cual se considera un hombre análogo.

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tener amigos y no querer tenerlos, lo que lo aísla dentro de sí mismo, haciéndolo vivir en una burbuja de autosuficiencia.

Según las cifras de pobreza, indigencia y desigualdad del departamento nacional de estadística (DANE) de 2009, Bogotá tiene unos 8.385 habitantes de la calle, de los cuales, el 44% viene de afuera, 47% se concentra en localidades como Santa Fe, Mártires y Candelaria; cifras dentro de las cuales se encuentra Eduardo; porque proviene de Barrancabermeja, Santander y es habitante de la localidad de La Candelaria. En la actualidad, la cifra que reveló el último censo es de 650.000 perros, de los cuales 40.000 son callejeros.

Su oficina, como él la llama; se encuentra ubicada en la calle 19 con carrera 3: lugar donde toma el protagonismo captando las miradas de los citadinos y de algunos cuantos extranjeros.

Gran parte de su jornada, la dedica al cuidado de sus perros, que aunque no parecieran estar impecables, Eduardo afirma tenerlos en perfectas condiciones de salud. En algunas ocasiones -cuenta Eduardo- se han enfermado de moquillo y sarna, pero su atención y sus cuidados los han librado de la muerte. A pesar de sus condiciones económicas y su auto-exclusión, las vacunas necesarias y requeridas por sanidad y hasta por la policía local, son patrocinadas por lo que él llama su único amigo humano: Dionisio, médico veterinario del sector que le suministra dichas vacunas.

distanciar y retornar al punto de dos desconocidos en medio de una calle bogotana. El único tema que lo cautiva y lo envuelve son los perros, mientras los observa, recostado en un árbol con una caneca en medio de sus piernas, no hace más que admirar la majestuosidad de sus animales, siempre atento a cualquier movimiento o molestia que aqueje a sus compañeros, como un vigía, no los descuida. Aquella protección que brinda es plenamente retribuida, no hace falta un llamado o producir un sonido, pues una comunicación telepática parece ser la forma en que interactúan, y sobre ello la respuesta siempre es la misma: "yo los quiero, lo único que hago es quererlos" mientras abraza lo que parece ser su hija menor o consentida 'María'.

Eduardo es un personaje peculiar, que logra cautivar la atención de cada persona que pasa por su lado, prefiere guardarse para sí mismo todas las historias que ha de tener con el transcurrir de los años en medio de las calles, afirma sentir una gran apatía por las fotos o entrevistas, pero, tal aseveración se contradice, en el momento que responde: "Cómpreme concentrado para los perros y charlamos", su realidad gira en torno a los nueve canes que lo acompañan, lo que resulta siendo su 'talón de Aquiles', cuenta que en algunos momentos ha llegado a perder los estribos por algunos transeúntes que al sentirse amenazados por sus animales, optan por patearlos o lanzarles piedras. Situaciones que como él cuenta, no han terminado en alguna estación de policía, al ser conocido por los patrulleros del centro de la ciudad. Este hombre defiende ciegamente a sus animales, abre los ojos y

Además de las enfermedades que pueden contraer sus animales, se encuentran expuestos al rechazo y maltrato de quienes transitan por sus alrededores: desde niños traviesos que pretenden tomarlos como juguetes o mascotas, hasta jóvenes y adultos, e incluso la policía, que como reacción a su apariencia y gestos agresivos, acceden a golpearlos.

Es admirable cómo un sujeto como Eduardo logra subsistir con sus nueve perros en las condiciones en que vive. Basta con hablar con algunos de los habitantes de las calles para darse cuenta que el problema de la indigencia y la pobreza extrema no se debe únicamente a la baja de oferta laboral, sino también a la falta de iniciativa y emprendimiento de muchos que habitan en la calle, al querer conseguir un sustento básico con el menor esfuerzo posible. No se sabe con certeza cuál sea el caso de Eduardo, pues el origen de su indigencia es un misterio. Su ser cubre una inmensa duda; cada respuesta viene con una sonrisa pícara, como aquel niño que encubre su falta, aunque el carisma se hace evidente al hablar con él, no le gusta adentrarse en sí mismo para evocar recuerdos, en cada intento por revelar el verdadero Eduardo Teherán de Barranca -como él mismo se presenta- nuevas barreras nacen, un "No" rotundo, sin fuerza, pero muy seguro basta para

Arturo cumple el rol de hijo mayor dentro de lo que Eduardo llama 'La Familia', no es muy cariñoso ni consentido pero no se le despega ni un minuto.

María es la más cariñosa de los nueve acompañantes, al ser la menor de los perros recibe mucho afecto de Eduardo.

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Aquella protección que brinda es plenamente retribuida, no hace falta un llamado o producir un sonido, pues una comunicación telepática parece ser la

forma en que interactúan, y sobre ello la respuesta siempre es la misma: "yo los quiero, lo único que hago es quererlos"

mientras abraza lo que parece ser su hija menor o consentida 'María'

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responde con un 'No!' rotundo que trasmite molestia, cuando se le pregunta si sus mascotas han mordido alguna persona. "Son animales nobles que buscan algo de cariño -dice Eduardo- solo se acercan para recibir una caricia, más no para atacar".

Tener un solo animal representa una serie de gastos necesarios para cubrir sus necesidades, como son las vacunas, la higiene y por supuesto el alimento; el tiempo, otro factor importante, no parece ser un problema para Eduardo ya que afirma tener cada minuto de su día para sus acompañantes. Pero si un solo animal implica tal cantidad de gastos, ¿cómo es posible sostener treinta y cinco?, ¿cómo lo ha hecho en otros tiempos? En primer lugar, para responder sobre la salud e higiene de sus gozques, una carcajada lo cubre mirando a 'Dionisia' su más vieja acompañante, "Dionisio un doctor que trabaja aquí en el centro siempre me ha ayudado con esos cuidados - dijo Eduardo - Dionisio igual que Dionisia" en medio de una mirada que permite vislumbrar todo el amor que siente por aquella perra.

Dicha situación permite ver el nivel de compromiso o relación que

Eduardo tiene frente a sus animales, ya que los recursos obtenidos

benefician ambas partes; muchas veces es cuestionada su labor, al

manifestar que encontró en los perros una forma para facilitar la

limosna, pero dicho interés sustentado en el dinero se quiebra al ver el

amor entre ellos.

'El líder de la manada', muestra orgullosamente los carnés de

vacunación, "no los suelto ni para orinar" dijo Eduardo, -en cualquier

momento puede pasar algún altercado y es mejor estar prevenido, no

permitiría que sacrificaran un integrante de mi familia-, por ello

Dionisia, Negro, María, Arturo, entre otros, están en perfectas

condiciones y no representan ninguna amenaza para los bogotanos. En

medio de la rivalidad natural de los animales y aun sobre las mismas

ansias de comer, estos perros respetan el alimento de sus 'hermanos',

todos alrededor de un mismo plato esperan su turno o se abren campo

con tranquilidad, mientras tanto, los citadinos fascinados por dicha

situación paran para observar el acontecimiento de estos nueve

animales, que no es natural en el panorama capitalino que a las tres de

la tarde, hora en que este los animales salen a comer, este espectáculo

cautiva ciudadanos en los alrededores de la calle 19; 'El líder de la

Manada', espera paciente y tranquilo, mientras sus perros bajo un sol

abrazador o en medio una lluvia incesante, comen, dando un ejemplo

de tolerancia a todos los que por allí pasan. No es necesaria una

palabra, ni estirar la mano para recibir dinero o comida, los transeúntes

buscan y saludan cordialmente a Eduardo con gran admiración al poder

generar tal relación con los perros y entre ellos mismos.

Los perros, claramente, ven en su particular dueño una figura de

autoridad, basta con acercarse para que ellos le abran espacio o lo

miren esperando alguna orden, mientras las personas como si

estuvieran en medio de un pasillo de hospital, hablan en voz baja

mientras especulan acerca de esa relación: "No creo que lo respeten

por consentirlos, eso seguro les debe pegar" afirma un joven anonadado

por el acontecimiento, mientras que algunas mujeres si optan por

preguntarle, como logró eso mientras le cuentan la realidad que viven

con sus mascotas, como esperando un consejo.

Algunos ciudadanos inconformes, han manifestado su preocupación

por la acumulación de dichos animales, afirman que ya es un problema

de sanidad e higiene que no aqueja solo a su amo sino a toda la ciudad,

por ello nunca deja los carnés de vacunación y está atento a cualquier

llamado que le hagan, con el fin de evitar el sacrificio de alguno y hasta

su propio arresto, como afirma Eduardo, muchas personas lo han

pedido.

Tranquilidad y paciencia describen el día a día de Eduardo, en medio de las calles Bogotanas.

Dionisia, la acompañante más antigua de Eduardo, es la hija mayor en esta 'Familia', lleva 14 años a su lado.

Por otra parte al preguntarle sobre sus ingresos prefiere no hablar, es

claro que gana el sustento con la mendicidad pero opta por no revelar la

cantidad, sus animales aparentemente se benefician del dinero que

Eduardo recibe pues no se ven rasgos de desnutrición o enfermedades

en ellos. Por otra parte, los alimentos que les brinda, provenientes de

transeúntes o algunos dueños de restaurantes, siempre llevan alguna

cantidad de concentrado, lo que resulta irónico para un perro callejero.

'El líder de la manada', muestra orgullosamente los carnés de

vacunación, "no los suelto ni para orinar" dijo Eduardo, -en cualquier

momento puede pasar algún altercado y es mejor estar

prevenido, no permitiría que sacrificaran un integrante de mi

familia-

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Sobre el maltrato del que hablan algunos, Eduardo responde que cualquiera puede revisar sus animales en busca de golpes o desnutrición, él no tiene problema con ello, todo lo que sea necesario para que la sociedad vea que su labor es desinteresada o solo busca el bienestar de dichos animales. "Es más, estoy abierto a la posibilidad de adopción, ya lo he hecho, cuando siento que la otra persona puede brindarle un mejor hogar a uno de mis perros, los entrego", aunque una parte de su alma queda impresa en cada animal, es consciente que el bienestar de ellos es lo importante, pero el adoptar un perro criollo no es fácil, afirma Eduardo, todo el mundo se fija es en la raza, más no en un animal desprotegido que sin importar su color o su tamaño puede brindar un compañía inmensa.

En definitiva, se hace evidente un amor noble y desinteresado; su protagonista Eduardo Teherán de Barranca, como él mismo lo dice o 'El líder de la manada' como lo conocen algunos estudiantes que frecuentan el centro caótico de Bogotá. Agrega que no busca retribuciones por su labor, la felicidad de un perro es el pago que hace de él, un hombre feliz que habita las calles de esta ciudad en medio de la mendicidad.

Siendo Eduardo un habitante de la calle, su apariencia no connota miseria ni pobreza extrema.

Eduardo afirma encontrar la felicidad con los perros, en medio de las dificultades. Estos nueve animales son su familia.

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omienza la aventura por los cerros orientales

Es una fría madrugada bogotana, la cobija se

como rendijas de puertas oxidadas, el panorama cromático comienza a cambiar a medida que verdes esmeralda, pino y oliva hacen su entrada triunfal ante mis ojos y mi nariz, por donde percibo un aire ligero y fresco, a pesar del frío. Como si reclamaran su importancia, mis otros sentidos se exacerban ante el encanto del paisaje y de cerca, se ven las cumbres, imponentes como el propio Olimpo, sentadas en la parte más alta de los cerros.

El cantante español Nino Bravo en su canción América, inmortalizó la frase "cuando Dios hizo el Edén, pensó en América", sus palabras retumban en mi mente al contemplar cómo el agua corre libre por sus canales, pinceladas perfectas que abrumarían al propio

Por: JUAN SEBASTIÁN OJEDA

Un llamado desdelos Cerroslos Cerros

Un llamado desde

Cniega a descubrir mi cuerpo helado, como un llamado a quedarnos quietos suspendidos en los brazos de Morfeo. El despertador, torpe e imprudente, retumba sin parar hasta que logra lo que parece imposible, levantarme de la cama; la regadera abre y el agua fría quita lo poco que quedaba de letargo, rápidamente salgo corriendo a la habitación a vestirme y prepararme para un día de aventura al mejor estilo de Steve Irwin.

El reloj marca las 5:50 am, salgo de la casa y observo que las calles de la ciudad aun están dominadas por los

Esta es la entrada a los Cerros Orientales por el barrio Los Rosales en Bogotá.

vigilantes ocasionales. Las luciérnagas que viajan libres, sin temor a chocar con autos a gran velocidad, los gatos que cruzan las avenidas y los grillos que entonan sus canciones para atraer a las hembras a sus madrigueras, son mis compañeros mientras espero, en una helada parada de buses, el transporte que me llevará a la carrera Séptima con calle 72.

Apenas se logra divisar el Sol y estoy llegando al punto de encuentro, personas cubiertas con bufandas andan corriendo de un lado para el otro, habitantes de la calle se tratan de tapar con cartones para continuar su sueño en las esquinas, unos ciervos petrificados aguardan en la entrada de los edificios donde, a las 6:30 de mañana, comenzará el recorrido por los Cerros Orientales.

Paso a paso inicio la subida por empinadas calles que dejan ver mi pobre estado físico; la respiración se entrecorta y las rodillas suenan

Picasso, melodías que el mismo Mozart envidiaría, se tejen en este paradisíaco escenario donde, irónicamente, la mano del hombre busca perdurar en el tiempo de manera nefasta.

Recordando el Proceso 8.000, donde todo se hizo "a espaldas", una noticia, publicada por el Diario El Tiempo el pasado 1º de febrero, titulada La vía clandestina, afectó 50.000 metros cuadrados de los cerros, dejando boquiabiertos a los colombianos y evidenciando el daño "severo e irreversible" ocasionado a los cerros orientales, según lo indica un informe técnico elaborado por los expertos de la Corporación Autónoma Regional (CAR).

En declaraciones de Herman Martínez, ex director del Jardín Botánico de Bogotá José Celestino Mutis y ex subdirector de Gestión Local del Departamento Técnico Administrativo del Medio Ambiente DAMA (hoy Secretaría de Ambiente) indicó que "producto del vacío jurídico, la gente ha procurado que la cota de la reserva ambiental comience a partir de tres mil doscientos metros sobre el nivel del mar. Es así como estos hermanos construyeron sobre esa cota…" además afirma que "…tenemos una autoridad ambiental muy débil, lo sucedido da para ocho años de cárcel, además de la multa, deben restaurar el ecosistema". Los terrenos, de acuerdo a la nota periodística, están a una altura de tres mil metros sobre el nivel del mar, con presencia de fauna y flora de páramo.

En el transcurso de mi caminata por los cerros, respirar se hace una tarea difícil, un calor sofocante y un líquido, producto de las glándulas sudoríparas, comienzan a recorrer mi espalda, un cansancio que actúa, como la kryptonita en Superman, a mermar las fuerzas de continuar con la caminata. En este momento, como un dejavú, recuerdo que estos cerros, hoy cubiertos por miles de árboles de eucaliptos, cipreses, acacias y pinos, alguna vez estuvieron abrigados por cedros y nogales. Martínez afirma que "la primera desforestación significativa que sufrieron los cerros, fue originada por los españoles en la época de la conquista y la segunda se llevó a cabo para la construcción de los

El cantante español Nino Bravo en su canción América, inmortalizó la frase "cuando Dios hizo el Edén, pensó en América", sus palabras

retumban en mi mente al contemplar cómo el agua corre libre por sus canales, pinceladas

perfectas que abrumarían al propio Picasso...

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ferrocarriles nacionales. Para la década de los 30 los cerros estaban prácticamente pelados y durante ese mismo tiempo, el arquitecto austríaco Karl Brunner recomendó sembrar especies tales como eucaliptos, cipreses y acacias. Como consecuencia, de las 14.000 hectáreas, hoy solo un 20% son bosque nativo". La transfusión, sin tener presente la compatibilidad de géneros, ocasionó antígenos debido a que "la estructura ecológica de Bogotá se afectó porque los cerros son bosques alto-andinos que conectan a los páramos de Sumapaz, el de Cruz Verde y el Chingaza y estos son los que surten de agua a la ciudad y parte de Colombia, las especies impuestas retienen el líquido en su interior", señaló Martínez.

Son las 9:00 am, es momento de realizar una pausa en el recorrido, mis piernas lo necesitan, mientras disfruto de un merecido bocadillo veleño. Sentado a los pies de un eucalipto, dejo caer mi termo de agua que, casi por completo, se derrama a los pies del imponente soto. La tierra absorbe de un golpe, todo el líquido y esto me recuerda un informe titulado El Agua y su relación con los Bosques en la era del Cambio Climático, realizado por Bernardo Reyes, ecólogo y director de la ONG Ética de los Bosques, en el cual se afirma que "los eucaliptus pueden consumir la mayor parte de agua, por sí solos. Es entonces, como en las cuencas que tienen un promedio de precipitaciones inferior a los 1.600 mm, que es prudente no plantar especies de hoja perenne como pinos y Eucalyptus, pues, un solo eucalipto de tres años consume 20 litros de agua diarios. Durante los siguientes años el consumo aumenta exponencialmente y a los 20 años, el árbol beberá 200 litros por día, es decir, los bosques tienen mayor potencial de retención de líquido ante escorrentías y procesos erosivos, que las plantaciones bajo las mismas condiciones", además de ser extranjeros

en tierra ajena, se tragan el agua. No hay duda de que esta escena es digna de ser la séptima película de Resident Evil.

De la ilusión del creador a la realidad del destructor: Comienza el llanto

Como si fuera poco, el diario ADN, en un artículo publicado el 1º de marzo de 2013, titulado Polémica por obras de universidad en cerros, indica que la Universidad Externado de Colombia levantará los bloques H E I en una amplia zona verde de los cerros. Se informó que la licencia, concedida por la Curaduría 3 en el 2012, tiene todos los permisos ambientales requeridos por las autoridades.

El concejal de Bogotá Diego García, asegura que "los constructores se aprovechan porque esta franja está en un limbo jurídico. El Consejo de Estado, lleva siete años redefiniendo qué es la reserva forestal y qué no; de la circunvalar para arriba, es cerro y en ese orden de ideas no se debería construir ahí". Para Diana Weisner, directora de la Fundación Cerros de Bogotá, el vacío jurídico radica en que "existe una superposición de competencias administrativas, se encuentra el Ministerio de Ambiente, la CAR y la Secretaria de Ambiente y, cuando alguna determina una acción, la otra la contradice. Esto es producto de la falta de coordinación institucional", un ejemplo de ello es que en el año 2005 el Ministerio de Ambiente expidió la resolución 463 que redelimitó la reserva y quitó 973 hectáreas, en ese mismo año, y, motivado por una acción popular, el Tribunal Administrativo de Cundinamarca resolvió "suspender provisionalmente" la resolución 463 y determinó que al Consejo de Estado le corresponde redefinir las zonas: "la falta de gobernabilidad en los cerros orientales es el problema", señaló Weisner.

Entre copetones, colibríes, Uva Camarona y el Chusque, con una constante respiración agitada y un pulso galopante, continúo la marcha. La hermosura es increíble, a casi 3.000 metros sobre el nivel de mar, la Capital del país parece una hija inmóvil ante la mirada guardiana de los padres, una descendiente que, irónicamente, se ha olvidado de sus orígenes del pueblo Muisca, indígenas que cultivaban maíz, papa y algodón en equilibrio con la naturaleza.

Bogotá tiene un sistema hídrico, entre el mayor páramo productor de agua en el mundo (Chingaza) y el páramo más extenso (Sumapaz).

De acuerdo al estudio realizado por Julián Osorio Osorio, Especialista en historia, ambiente y patrimonio, titulado Agua, montañas y ciudad. Los cerros orientales y Bogotá: Abasto de agua y evolución ambiental en el siglo XIX se concluye que "Al interrogante sobre el estado de los Cerros Orientales y sobre el paisaje de Bogotá durante el siglo XIX, es muy posible que la respuesta coincida con la idea de unos cerros de exuberantes riqueza forestal y fauna considerable... Pensamos que la degradación del entorno natural es un producto de la actual civilización, por lo tanto imaginarnos a nuestros predecesores haciendo de las suyas con la frágil naturaleza sabanera y serrana, sería una idea que a pocos de nuestros ambientalistas contemporáneos podría caberles en la cabeza. Sin embargo hay que guardar proporciones. No es el caso señalar a la sociedad santafereña de finales del siglo diecinueve, como depredadora de su entorno, en un afán consumista y

El Consejo de Estado, lleva siete años redefiniendo qué es la

reserva forestal y qué no; de la circunvalar para arriba, es cerro y

en ese orden de ideas no se debería construir ahí

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EL TALLER, LA CRÓNICA DE LA TADEOEL TALLER, LA CRÓNICA DE LA TADEO

de acumulación de capital. Sería un serio anacronismo que ocultaría las probables razones del daño afligido a los ecosistemas colindantes de la ciudad decimonónica" sin embargo, aún queda el sin sabor de establecer quiénes fueron los culpables de la situación ambiental actual.

Para Ivonne Bohórquez, politóloga, Especialista y Magíster en Planificación y Administración del Desarrollo Regional, además de ser la autora de La política pública para los cerros orientales de Bogotá: Una revisión en perspectiva y comentada, señala que "la preocupación por los cerros surge a finales de los 90 principios del año 2000 y el problema radica en los asentamientos humanos. Independientemente del estrato, el primer recurso del que echan mano, es el agua, además el proceso constructivo que lleva a una tala de bosques y a la adecuación del suelo". Dicha aseveración genera interrogantes respecto al enfoque ecológico, arquitectura y la ingeniería en Colombia. Según Alejandro Olivera, arquitecto de la Universidad de Tucumán de Argentina, "la tecnología impulsada por la búsqueda de confort en las edificaciones desplazó antiguas costumbres que privilegiaban el aprovechamiento de los recursos naturales", en este momento, me pregunto qué pensarán las universidades al respecto, ¿los contenidos programáticos de estas profesiones están sincronizados con la realidad?

Ya son las diez de la mañana, al fin hemos llegado a la cima del cerro de la cruz, es momento de echarme en el suelo y comer algo para recargar energías, mientras disfruto de una barra de chocolate. Aquel poema de Antonio Machado "Caminante, no hay camino, se hace camino al andar, Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar" retumba en mi mente como tambor en carnaval. Entre coníferas y caminos cubiertos por yesca, matorrales, Bromelias y Asteraceas la impotencia se torna insoportable al siquiera

imaginar no volver a transitar por los cerros. Sería un verdadero crimen dejar de ver fluir el agua desde los páramos en pequeños causes hasta transformarse en ríos; una completa muestra de una obra maestra de la creación divina. La desgracia se avecina, pero aún todo está en veremos.

El 1º de Junio del 2012, el Diario El Espectador presentó una noticia importante: Bogotá podría verse afectada dentro de 18 años por una crisis de agua. La advertencia fue hecha al alcalde Mayor Gustavo Petro por la concejal María Victoria Vargas, y la cabildante advirtió que si no se hace un racionamiento en el suministro del líquido, "Bogotá podría verse afectada dentro de 18 años por una crisis de agua". Eso resultaba en algo impensable hace algunos años, cuando, de acuerdo a la investigación de Julián Osorio, "La Bogotá decimonónica era una ciudad bañada por cuatro ríos, estas corrientes de agua configuraron el espacio urbano al ser estos los ejes con los cuales se construyó el hábitat urbano. El damero o tablero de ajedrez de forma cartesiana con la cual se diseño a Bogotá, fue alineada a la par con los cursos de agua. Los Cerros Orientales lugar de nacimiento de estos causes articularon a la ciudad en sentido sur - norte".

Plantaciones de eucalipto en los cerros orientales, cada uno bebe en promedio 300 litros de agua al día.

Suelo de origen volcánico recubierto por yesca en los cerros orientales.

Imaginar no volver a transitar por los cerros. Sería un verdadero

crimen dejar de ver fluir el agua desde los páramos en pequeños causes hasta transformarse en ríos; una completa muestra de

una obra maestra de la creación divina. La desgracia se avecina,

Contrario a la investigación de Osorio, Bohórquez indica que "en un principio fue importante para el abastecimiento de los primeros pobladores, pero cuando la ciudad comienza a crecer desde la década de los 50, las fuentes de suministro comienzan a ser las represas que se ubican, por ejemplo, en La Calera. El problema no está en la capacidad

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de las fuentes hídricas de los cerros para la provisión de la ciudad, sino en términos de la riqueza ambiental"; fortuna que se perdió como la platica de la primera valorización en Bogotá, por el llamado carrusel de la contratación.

Comienza el descenso a las once de la mañana cuando el Sol se posa sobre la cima del cielo y parece que acaricia las puntas de los cerros, y es ahí cuando comienzo a imaginar que el astro los tranquiliza diciéndoles: "todo pasará, no se preocupen, en algún momento entenderán que los necesitan para seguir viviendo y por ahora se hacen los que no les importa como la famosa canción "Bruta, ciega, sordomuda" de Shakira.

Ajusto las correas del morral y mis botas, no diseñadas para el deporte, que marcan mis pies de manera dolorosa, mientras el suelo es extraño y suena como si estuviera caminando sobre un tanque vacío pero suave como un colchón. De acuerdo a un informe de suelos elaborado por la Secretaría de Ambiente de Bogotá "Los Cerros Orientales de Bogotá presentan un mosaico de suelos que, si bien no todos califican como andisoles o andosoles, todos contienen una proporción variable de materiales minerales amorfos relacionados con la presencia de cenizas volcánicas. Se encuentran en los paisajes de Montaña, sobre glacís de acumulación coluviales, aluviales, fluvioglacial-torrenciales, también sobre laderas estructurales y vallecitos altos, así como en los paisajes de colinas bajas y en los de la planicie", "el problema está en que la gente quiere irse a vivir a los cerros pero estos son para ser reserva forestal protectora, cuando los invadimos, cosa que podemos y hacemos. La naturaleza comienza reclamar su terreno- dijo Bohórquez-, los planes de ordenamiento territorial adolecen en Colombia de una visión ambientalista".

Bogotá pierde de vista a los cerros orientales.

De acuerdo al Plan de Manejo Ambiental Audiencia CAR de la Alcaldía Mayor de Bogotá, del 2006 muestra que "el Plan de Manejo Ambiental - PMA de la Reserva Forestal Protectora Cerros Orientales de Bogotá no contribuye significativamente a enderezar y reorientar los procesos relacionados con el adecuado manejo de la reserva, principalmente porque:

a) No se ajusta a los principios de concurrencia, subsidiaridad y coordinación armónica que deben regir las actuaciones de las entidades de los diferentes niveles involucradas en este territorio.

b) No propició la participación en el diseño y formulación del Plan excluyendo la posibilidad de construir colectivos con sentido de pertenencia, condición sine qua non para evitar que continúen los procesos de urbanización, asentamientos y prácticas antitécnicas en la explotación de los recursos naturales presentes en la reserva y propiciar su sostenibilidad ambiental.”

A toda noche le llega su mañana

La caminata está a punto de concluir, pero la realidad nunca dejará de ser. Como niños en navidad, la alegría es grande por la culminación de la fuerte actividad física, una extenuación de fuerzas combinada con el deseo inagotable de ver perdurar en el tiempo a los cerros es parte de mi nueva visión. La fundación Cerros de Bogotá presentó, ante la Secretaría Distrital de Hábitat, el proyecto Corredor Ecológico y Recreativo de los Cerros Orientales donde, según Diana Weisner son tres las estrategias a desarrollar, "la primera es generar apropiación en las personas sobre la realidad de los cerros, que se generarán patronatos sobre los cerros de las instituciones que los utilizan como las universidades, la segunda recuperar las áreas más afectadas y la tercera es crear un sendero donde estén guías y las personas puedan visitar". Todo tiene su costo económico, como para mi tuvo un alto valor energético la subida a los cerros, y Herman Martínez asegura que "la recuperación de los cerros orientales debe quedar dentro del POT y estaría por el rango de los veinte billones de pesos a largo plazo".

Son las 2:30 pm, llego a mi casa, es hora de recuperar las fuerzas y volver a los brazos de Morfeo. Luego de un merecido baño y un delicioso y anhelado almuerzo, recuesto mi cabeza sobre la almohada fría, mientras que a lo lejos, escucho el lamento de los cerros, un llanto suave de bebé que lucha por ser atendido.

Como niños en navidad, la alegría es grande por la culminación de la

fuerte actividad física, una extenuación de fuerzas

combinada con el deseo inagotable de ver perdurar en el

tiempo a los cerros...Un camino a 3 mil metros de altura, via al Cerro de la Cruz.

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El mono voladorque se quedó sin alas

Por: FERNANDO VALDÉS GÓMEZ

El mono volador que forma parte de la reserva ecológica "Rincón del Rio".

on las cinco de la mañana, se escucha el canto de loros y

guacamayas mezclado con el de mirlas, toches, guacharacas,

carriquíes y cardenales, entre otra gran variedad de aves que

viven en los bosques tropicales en los alrededores de la Rivera

Huila, sin embargo en su pequeña jaula y al lado de un Shermoso tucán de vivos colores tropicales, que da brincos alborotado y

alegre, aún duerme el único mono volador que forma parte de la

reserva ecológica "Rincón del Rio". Después de casi seis años viviendo

aquí, ya se acostumbró al cautiverio y a la espera cotidiana de la comida

compuesta por purina para perros, bananos, mangos, y los anhelados

panes y "cucas" con que lo premia de vez en cuando el director de este

refugio, el médico veterinario William Fernando Solano.

Desde hace quince años, y por el gran amor que siempre le ha tenido a

los animales, el Dr. Solano decidió abrirle las puertas de su finca a una

hembra de venado que tenían en un cruento y reducido encierro, en el

patio de una casa del barrio caracolí de Neiva. Los venados son

pequeños rumiantes salvajes que tienen largos cuernos o astas, en

Colombia existen cuatro variedades, las cuales están ya en vía de

extinción, porque son depredados tanto por personas que los cazan

para comerlos o por sus fieros perros a quienes también acostumbran a

matar animales y aves silvestres; de ahí en adelante empezaron a

llegar a sus manos, loros lastimados, monos desnutridos y asustados,

guacamayas desplumadas o sin pico y hasta una hermosa tigrilla

manca, que llegó herida después de haber recibido una bala en su

mano, en un fallido intento de ser cazada, razón por la cual su garra

debió ser amputada para salvar su vida.

A partir de ese momento, este lugar se convirtió en punto de referencia

para todo el departamento del Huila y pasó a ser utilizado como centro

de rehabilitación, readaptación y liberación con la Red de Amigos de la

Fauna de la CAM (Corporación Autónoma Regional del Alto

Magdalena), una de las treinta y cuatro que existen en el país,

dependencia del Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo

Sostenible, responsable de la gestión y protección de los recursos

medioambientales del departamento, así como de la vigilancia y

control del tráfico de animales silvestres. Han sido muchos años en la

lucha constante por conseguir los recursos para alimentar y mantener

bien a todos estos hijos adoptivos que solamente pueden con sus

alegres gritos, aleteos, bulla y alharaca, demostrarle su amor y

agradecimiento cuando lo ven, porque según me cuenta él mismo,

pasa días caminando entre las jaulas, corrales y encierros hablándoles,

acariciándolos y dándoles también mucho cariño.

Lentamente con el fresco amanecer y con el canto fuerte de los treinta

gallos que también viven allí, llega un nuevo día, el mono aún sigue

acurrucado en el rincón de la tabla que tiene como cama, pero con los

ojos bien abiertos y atento a todo, sin sentir frío, ya que el espeso pelaje

que además es muestra de su buen estado de salud, lo protege. Así

pasa siempre las primeras horas del día, si es que no hay visitantes

porque la rutina se repite día a día, pero como es domingo, vienen

algunas personas y Jimmy, quien alimenta a los animales todos los días

me dice:

- Ojalá vengan muchas mujeres, porque si vienen muchachos, él se

pone como loco y muy bravo.

- ¿Y eso por qué? Le pregunto.

- Entonces me explica: "Es que a él le gusta que se le acerquen solo

las viejas”.

Descubro entonces que este monito de aproximadamente dos kilos de

peso y cuarenta y cinco centímetros de estatura es bastante coqueto y

cuando tiene cerca hombres jóvenes, arma grandes escándalos,

Después de casi seis años viviendo aquí, ya se acostumbró al cautiverio y a la espera cotidiana

de la comida compuesta por purina para perros, bananos,

mangos, y los anhelados panes y "cucas" con que lo premia de vez

en cuando el director de este refugio, el médico veterinario

William Fernando Solano

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tampoco se puede soltar en la finca porque es muy inquieto y

hace daños en la cocina, además los perros o cualquier otro

animal, pueden hacerle daño.

Es decir, que a este lindo animal le esperan muchísimos años de vida, de

cuarenta a cincuenta y aunque es claro que en este lugar lo cuidan y le

proveen el alimento necesario, no deja de ser demasiado triste verlo a

él como a muchos otros animales, lejos de los bosques amazónicos

que son su hábitat natural.

Si hace seis años en las espesas y verdes selvas del Caquetá, unos

crueles, ignorantes y despiadados cazadores no hubieran matado sin

clemencia a la mamá mona voladora para quitarle al pequeño e

indefenso hijo de solo meses de nacido, que luego sería llevado,

quizá casi que ahogándose entre trapos, muerto de frío, con hambre,

en una pequeña caja de cartón y por seis o hasta veinte horas de

travesía por las carreteras que atraviesan el sur del país desde el rico

departamento de Putumayo para luego ser vendido en la ciudad de

Neiva a esa primera "mamá" que tuvo, quien por ignorancia o quizás

por simple capricho, quiso tenerlo como mascota; si hace seis años este

monito hubiera podido seguir al lado de su familia, estaría saltando de

árbol en árbol como lo hacen todos los de su especie "Pithecia

monachus", solo una de las treinta y cuatro especies de primates que

a pesar de todo existen en Colombia, en lo más alto de los bosques,

motivo por el cual son llamados "monos voladores". Quizá estaría al

lado de su familia, ya que son netamente monógamos y siempre andan

con su grupo familiar. Entonces otra hubiera sido su vida, simplemente

hubiera sido libre.

Y es que el tráfico de fauna silvestre, junto con el de drogas ilícitas,

armas y personas, uno de los negocios más lucrativos para la

delincuencia organizada; además de causar un grave y terrible daño al

medio ambiente; también es una actividad al fin y al cabo, soportada

financieramente por los clientes, que son todas las personas en su

mayoría de las ciudades del mundo entero, quienes adquieren los

animales vivos, los huevos o sus pieles, carne o colmillos. En un país

como Colombia que todavía tiene una gran biodiversidad por

defender, que aún se precia de poseer océanos, bosques y parques

naturales con gran cantidad de especies animales y vegetales,

tristemente también se tiene una cultura de depredación, en la cual el

pegándole fuerte a la jaula y dando gritos, que según William su

veterinario y protector, son su mecanismo de defensa y la forma de

mostrar su fortaleza de macho líder, instintos que no aprendió sino que

sorprendentemente son innatos.

A la pregunta de si cree que un animal como estos podría ser de

nuevo liberado, la respuesta del veterinario es:

- No, porque está improntado.

- ¿Cómo así?, Le pregunto

- Es que está ya acostumbrado a vivir entre humanos y ha tomado

comportamientos de humanos, además es muy difícil que pueda

buscar alimento por sí mismo. No resistiría ya vivir en la selva,

incluso con otros monos de su especie; creo que su adaptación

sería todo un largo proceso, y en Colombia no existe un lugar

para resocializarlo. Él llegó cuando era muy pequeño, porque la

señora que lo compró nisiquiera sabía qué comida darle, así que

le daba caldo de carne y arroz, entonces el animalito tuvo

diarrea muchos días, llegó casi muriéndose; ese es el problema

cuando la gente de la ciudad quiere tener como mascotas a

animales que no son domésticos, entonces la probabilidad de

que sobrevivan es muy baja y además lo que pasa con este

mono, aparte de que ya no se puede soltar en la selva, es que

Dr. William Solano - Director de la Reserva Ecológica.

Ojalá vengan muchas mujeres,

porque si vienen muchachos, él

se pone como loco y muy bravo.

- ¿Y eso por qué? Le pregunto.

Entonces me explica: "Es que a él

le gusta que se le acerquen solo

las viejas

En un país como Colombia que

todavía tiene una gran

biodiversidad por defender, que

aún se precia de poseer océanos,

bosques y parques naturales con

gran cantidad de especies animales

y vegetales, tristemente también se

tiene una cultura de depredación,

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ignorante se siente rey sobre el

resto de seres vivos...

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hombre egoísta e ignorante se siente rey sobre el resto de seres vivos,

no les da el valor y el respeto que estos se merecen, por lo que aún se

sigue creyendo que la sangre, las pieles, los huevos o la carne de

algunos animalitos, sirve para curar algunas enfermedades, o son

afrodisiacos o que se pueden tener como mascotas, adornando jardines

y patios.

Tristemente y a pesar de lo duro del tema, seguimos creyendo que el

cuidado del medio ambiente, en este caso de los animales silvestres,

no nos corresponde, y cuando algún amigo o vecino nos muestra su

última adquisición, sencillamente le decimos "tan divino" a un

animalito prisionero que con orgullo nos presenta, que para estar allí

debió pasar por múltiples horrores y dejar atrás a muchos de sus

hermanos, padres, primos o conocidos que murieron para que solo él,

llegara a satisfacer el antojo de una persona, pues según las estadísticas,

por cada animal vendido, mueren nueve animales de su misma

especie.

Por esta razón, cada día en todo el territorio nacional, la policía

ambiental y ecológica de Colombia, presta sus servicios en zonas

urbanas y rurales como apoyo a las corporaciones autónomas y del

Ministerio, lo hacen mediante retenes constantes o atendiendo

denuncias de particulares, decomisando cualquier tipo de especie

vegetal o animal silvestre que tenga restricción para su

comercialización o tenencia. Pero no es una tarea fácil, primero

porque es totalmente imposible prevenir la cacería de estos animales

en su hábitat natural en bosques o selvas; y segundo, porque los

traficantes tienen también violentas y despiadadas formas de

transportarlos, ya sea metidos entre tubos de PVC, botellas, pequeños

frascos o bolsas, sin importarles que un alto número de animales no

sobreviva.

Según el Dr. Mario Suárez, que es el veterinario de la CAM desde hace

tres años, las cifras del balance de gestión del Ministerio de Medio

Ambiente, muestran que entre el 2005 y el 2008 se decomisaron en el

país, 116.622 reptiles como tortugas, hicoteas y babillas, 16.717 aves

entre loros, pericos y guacamayas y 3.015 mamíferos como roedores y

primates. Y aunque la labor de la policía ambiental y las autoridades es

exhaustiva, el porcentaje de decomiso es todavía muy bajo comparado

Este el el ambiente que rodea a este mono, cada mañana cuando despierta.

...la policía ambiental y ecológica

de Colombia, presta sus servicios

en zonas urbanas y rurales como

apoyo a las corporaciones

autónomas y del Ministerio, lo

hacen mediante retenes

constantes o atendiendo

denuncias de particulares,

decomisando cualquier tipo de

especie vegetal o animal silvestre

que tenga restricción para su

comercialización o tenencia

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Aunque la extracción y tráfico de animales silvestres está penalizado por la constitución política desde el artículo 71 hasta el 81 y por el código penal, en el momento de un decomiso, el infractor recibe

por parte de la CAM una infracción de orden monetario y

en pocas ocasiones una investigación judicial

con el de todos los animales que logran cruzar los controles para

llegar a ser vendidos, luego de sufrir maltrato en las plazas de mercado

o tiendas de mascotas de las grandes ciudades. Para este médico, que

también ha dedicado su profesión a la protección de la fauna silvestre,

la labor de recuperación y reubicación de cada animal, es una tarea

que requiere el estudio del caso, ya que dependiendo de las

condiciones en que viva cada animal, es que se decide si puede ser

liberado en una zona en la que el animal pueda sobrevivir solo y

readaptarse o simplemente ser llevado a una jaula para ser exhibido en

un zoológico, además de prestar servicios para investigación o

educación ecológica. Es entonces muy triste el futuro de cualquier

animal ya sea decomisado o vendido, pues si logra sobrevivir, el solo

hecho de ser extraído de su hábitat natural, ya hace que sea un

prisionero, así se mantenga en una jaula de oro con diamantes.

Aunque la extracción y tráfico de animales silvestres está penalizado por

la Constitución Política desde el artículo 71 hasta el 81 y por el código

penal, en el momento de un decomiso, el infractor recibe por parte de

la CAM una infracción de orden monetario y en pocas ocasiones una

investigación judicial, pero según los funcionarios de la CAM, son muy

pocas las herramientas que se tienen a todo nivel para dar castigos

ejemplarizantes y que realmente puedan conseguir que se prevengan

estas actividades. El problema es cultural y mientras existan personas

inconscientes que quieran comprar cualquier animal o sus

subproductos, van a existir cazadores y traficantes.

Como es un problema mundial, cantidad de organizaciones públicas y privadas de orden nacional e internacional han tomado la iniciativa para promover la reducción del tráfico animal, entre muchos otros objetivos medioambientales, pero esto es solo el principio y es

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Flamencos que frecuentemente son traficados desde la Guajira.

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Page 24: El Taller, la crónica de la Tadeo - Edición 7

EL TALLER, LA CRÓNICA DE LA TADEO

totalmente insuficiente. El CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres) del cual Colombia es miembro, acaba de culminar su reunión en Bangkok y obviamente nuestro país tuvo también allí su representación con el Instituto Von Humboldt como autoridad científica, pero de nuevo las conclusiones son desalentadoras, estamos ante la extinción de muchas especies de flora y fauna a raíz del descomunal tráfico animal en el mundo y esto realmente representa una "crisis de la biodiversidad". Son centenares las especies amenazadas, y hasta que cada territorio promueva políticas de educación o que cada persona asuma el respeto por los animales como un estilo de vida, las consecuencias pueden ser desastrosas, esto es real, estamos desangrando el planeta en el que vivimos los seres humanos junto a los animales, entonces todos debemos respetar y proteger a todas las especies y recursos naturales. Además, es tarea de cada empresa y organización, sobre todo las que por sus actividades de producción, afectan directamente al medio ambiente, tomar medidas de tipo preventido y educativo que hagan que las comunidades asuman la conservación como prioridad. Por ejemplo, en el caso del turismo o del mal llamado ecoturismo, es necesario tomar conciencia a todo nivel, pues dentro de poco no será posible vender destinos de observación de ballenas, tortugas, aves,

primates o los exclusivos safaris del África, simplemente porque no van a existir animales para observar. Si no los cuidamos, tendremos que conformarnos con verlos en fotografías y archivos de un verde pasado.

Las nuevas generaciones, que somos claramente las más afectadas por la reducción de la biodiversidad, debemos entender que son limitados los recursos y que solamente promoviendo una cultura de conservación, podremos seguir disfrutando del planeta tierra, que bastante ha resistido a la raza humana extrayendo, consumiendo y contaminando sin ningún tipo de prevención y respeto. La conservación del medio ambiente, inicia con la protección de sus habitantes naturales, erradicando el terrible tráfico de animales que demuestra cómo la raza humana ha evolucionado en ciertos aspectos, pero ha retrocedido bastante en la convivencia y cuidado de los demás seres que aquí habitan. Es por eso que no podemos apoyar el tráfico animales, ni siquiera con el silencio.

Mientras tanto, en su jaula estará encerrado el mono volador y muchos otros animales que esperan que el ser humano recupere la conciencia y no permita más, bajo ninguna circunstancia, la venta y tenencia en cautiverio de especies silvestres, simplemente por respeto con la madre tierra.

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Muchos loros también llegan a la reserva, la mayoría en malas condiciones de salud.