El Taller 2014

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    Medelln, Noviembre de 2014ISSN 2215 - 9886

    Estudiantes, maestros y talleristas narran en El Taller 2014 realidades

    complejas en perfles y crnicas que dan vida a la esperanza.

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    El texto de este ao me ha invitado a jugar a la historiadora ya mirar al futuro con decidida persistencia. Y es que dos ani-versarios confluyen, 20 aos del programa Prensa Escuelade EL COLOMBIANO y 10 aos de la publicacin de EL TALLER,para mostrarnos esta fraccin de 20/10, o al contrario si se quie-re, 10/20 en la cual seguimos pensando en ejes temticos fun-damentales: lectura con criterio, produccin de contenidos con

    sentido y responsabilidad, investigacin y medios escolares yejercicio de la ciudadana.

    Estos ejes conceptuales tienen la misin de iluminar caminosdiversos para Prensa Escuela en el mbito de la Educomuni-cacin: plantearnos el papel de las diversas plataformas y re-cursos digitales en la formacin de lectores y productores decontenidos; desentraar la trascendencia de la enseanza de laargumentacin desde los primeros aos de escolaridad; facili-tar la expresin de nios y jvenes en relacin con su entornoy, especialmente, mantenernos enfocados en relacin con loque significa en nuestra sociedad trabajar por una educacincon calidad para formar personas capaces de usar la prensa,sentar una posicin frente a los hechos y actuar para afron-tarlos con criterio.

    La historia de Prensa Escuela nos sigue demostrando queuna de las maneras ms acertadas de aportarle a la educa-cin con calidad es el trabajo interinstitucional, en equipo.Por esa razn seguimos estrechando la mano de las Uni-versidades Pontificia Bolivariana y de San Buenaventu-ra; valoramos el espacio que se nos abri desde el 2009como miembros del Comit Asesor del Plan Municipal deLectura y Escritura para Medelln; soamos con las opcio-nes que tenemos hoy de enriquecer nuestra experienciacon las de Proantioquia y Explora, as como de construirconjuntamente con el Centro de Innovacin del Maestro

    Taller de Apoyo a M edios EscolaresPrensa Escuela EL COLOMBIANOUniversidad Pontificia Bolivariana

    Universidad de San Buenaventura

    AgradecimientosSecretara de Cultura Ciudadana -

    Plan Municipal de Lectura y Escritura paraMedelln Medelln Lectura Viva

    y Fundacin Marina Orth

    Peridico EL COLOMBIANODirectora

    Martha Ortiz GmezPresidente

    Luis Miguel De Bedout HernndezJefe de Comunicaciones y Relaciones Pblicas

    Mara Jos Jaramillo BerroCoordinadora Prensa Escuela

    Clara Tamayo Palacio

    Universidad Pontificia BolivarianaRector

    Julio Jairo Ceballos SeplvedaDecana Escuela de Ciencias Sociales

    rika Jaillier CastrillnDir. Facultad de Comunicacin Social y Periodismo

    Juan Fernando Muoz UribeDecana Escuela de Educacin y Pedagoga

    Beatriz Elena Lpez VlezCoordinadores Convenio Prensa Escuela - UPBFacultad de Comunicacin Social y Periodismo

    Carlos Mario Cano RestrepoFacultad de Educacin

    Jos Mario Cano Sampedro

    Universidad de San BuenaventuraRector

    Fray Jos Alirio Urbina Rodrguez, OFM.

    Decana Facultad de EducacinSandra Eugenia Posada Hernndez

    Coordinadora Convenio Prensa Escuela - USBJudith Mara Pea Santodomingo

    Diseo y DiagramacinDavid Daz Gallego

    Preprensa EL COLOMBIANODiseo, preimpresin y produccin

    EL COLOMBIANO

    Foto de PortadaAndrs Mauricio Garca Patio

    Aprendiz Prensa Escuela EL COLOMBIANO

    Talleristas Medios Escolares 2014Universidad Pontificia Bolivariana

    Facultad de Comunicacin Social-PeriodismoCamila Gonzlez Vergara

    Juan Camilo RamrezDaniela Uribe HenaoLaura Vlez MartnezSara Roldn Ortega

    Manuela Zapata DelgadoNaudn Zuleta Uribe

    Juanita Restrepo UribeMariana Velsquez Mesa

    Carolina Garca MuozJulin Vsquez Pelez

    Sara Moncada CrdenasFacultad de EducacinMara Camila Alzate V.

    Natalia Andrea Ramrez S.Carolina Castaeda Corts

    Universidad de San Buenaventura

    Facultad de EducacinMara Camila Triana Q.Diana Marcela Quiroz Ruiz

    Jessica Alejandra Velsquez Bentez

    Clara Tamayo PalacioCoordinadora Prensa EscuelaEl Colombiano

    El Taller 2014 Nmero 10ISSN 2215 - 9886

    Mi visin de la alfabetizacin va ms all del ba, be, bi, bo, bu. Por-que implica una comprensin crtica de la realidad social, poltica y

    econmica en la que est el alfabetizado.

    Alfabetizarse no es aprender a repetir palabras, sino a decir su pa-

    labra

    Paulo Freire

    MOVA, una propuesta de Medios Escola-res posibles y relevantes.

    En este contexto, destaco tambin el papelque ha cumplido la Asociacin Colombianade Editores de Diarios y Medios Informati-vos, ANDIARIOS, para fomentar el desarro-

    llo de Prensa Escuela en los distintos diariosde Colombia. Y para lograrlo, el ConcursoNacional de Crnica para jvenes entre losgrados 6 y 9, que llega a su tercera versinesta ao, ha sido pieza fundamental para se-guir aportndole a la formacin de maestros yestudiantes para cualificar los procesos de es-critura, as como para sensibilizar a los jvenesen relacin con el conocimiento de su entorno

    y la valoracin de sus historias ms prximas.

    Espero que estos dos aniversarios, ms allde ser una fraccin histrica, una grata coin-cidencia numrica, sigan siendo inspiradorespara todos aquellos que creemos en el papeltrascendental de la informacin, particularmen-te para desarrollar sociedades democrticas,plurales. Tambin es fundamental entender que

    toda informacin, lase prensa, requiere de an-lisis y confrontacin para construir conocimiento,as como de elementos para que los ciudadanospuedan construir y divulgar su propia visin de loshechos. Dar elementos para lograrlo es nuestramisin desde Prensa Escuela EL COLOMBIANO, detal manera que, como dice Freire, nuestros jvenesbusquen las respuestas a sus propias preguntas ydigan su palabra.

    20 aos de Prensa Escuela,10 aos de El Taller, celebraciones

    de construccin social

    En sus 20 aos, Prensa Escuela trabaja en nuevas alianzas para compartir experiencias y fortalecer eltrabajo con sus diversos pblicos. Foto: Andrs Garca / Aprendiz Prensa Escuela EL COLOMBIANO

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    Beatriz Elena Lpez VlezDecanaEscuela de Educacin y Pedagoga

    Universidad Pontificia Bolivariana

    La escuela y el maestro tienen una triple funcin: ensear, for-mar y evaluar. Esta funcin implica dos acciones centrales:acoger al otro en el marco de la cultura y darle la palabra.Qu significan una y otra accin? Primero, el reconocimiento deque quien llega a la escuela ingresa a un espacio que le es extra-o, en el que enfrenta signos y smbolos que no reconoce; segun-do, que la tarea central de la escuela, adems de la acogida, esla entrega al aprendiz de la herramienta ms importante de lacultura: el lenguaje.

    Siempre es necesario transitar de la familia a la escuela, en lamedida en que la primera institucin, la familia, es normal-

    mente un lugar cargado ms de afecto que de una posicinracional de comprensin de la otredad; en efecto, la familia-ridad del escenario hogareo hace que el reconocimiento delotro no se halle en la diferencia, sino precisamente en quenos es semejante; en este sentido, el afecto de familia esrelativamente fcil puesto que est constituido por la con-sanguineidad.

    Para reconocer la otredad y la diferencia, entonces, es ne-cesario salir de casa. En la salida del hogar transitamoshacia la escuela, la institucionalidad en la cual somos ex-traos, como lo son los otros que asisten a ella. Quienacude a la escuela es un extranjero: ha salido del calor yel afecto del hogar para encontrarse con otros que le sonajenos y que de entrada no le guardan afecto. Por esto,una tarea central de la escuela y del maestro es acoger

    al extranjero que llega, esto es, hacerle sentir que a pe-sar de la diferencia cuenta con un lugar y con personasque brindan hospitalidad.

    Ahora bien, la escuela no slo acoge o brinda hospita-lidad, tiene la responsabilidad de transmitir la culturapor medio de la herramienta ms importante paralos sujetos que se insertan a la sociedad: el lenguaje.En esta medida, acoger va de la mano con dialogar;es decir, la escuela adems del acto amoroso ini-cial enfatiza en que el reconocimiento del otro yel amor que se le puede brindar se afinan en unaconstruccin comunicativa, dialogante.

    Hoy, en una sociedad del conocimiento, que tie-ne en los medios las formas privilegiadas en lasque se instalan prcticamente todos los saberes,es imprescindible la alianza escuela-comunica-cin. Esta relacin tiene como punto de referen-cia la palabra escrita. Por qu la palabra es-crita? Porque en la escritura, en una excelenteprensa escrita, esto es, en unos medios quepiensan la escritura como informacin depu-rada, se hace necesario que la escuela y losmaestros digan de una manera cada vez mselaborada.

    Esto quiere decir que, en el marco de la institucin escolar, el maestro pueda invitara los estudiantes a que lean, a que se informen. Ahora bien, qu deberan leer? Larespuesta es obvia, pero no simple: una serie selecta de textos que abra el horizonte

    del pensamiento y de la comprensin de lo otro y de los otros. Entre estos textosselectos se encuentra la prensa escrita, en la medida en que una buena parte de la

    poblacin, tiene un fcil acceso a ella; o sea, la prensa escrita comporta una obliga-cin poltica y tica: dar buena lectura a quienes menos posibilidades de acceso a

    las obras cultas, los libros, tienen.

    En este sentido, se requiere una prensa bien escrita que permita el desarrollo de unpensamiento crtico y de una escritura reflexiva. Aqu se halla la relevancia del Pro-

    grama Prensa Escuela: ofrecer una buena escritura para construir ciudadanos concapacidad para debatir, para argumentar y para dialogar mejor.

    La escuela es el primer escenario de socializacin fuera del mbito familiar. All el lenguaje juegaun papel crucial para insertarse en la vida social. En la imagen, Prensa Escuela durante la Fiestadel Libro 2014. Foto: Andrs Garca / Practicante Prensa Escuela EL COLOMBIANO

    De la familia a la escuela y

    de la escuela a los medios:un trnsito haciala educacin

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    Perfl de un tallerista

    Qu hace

    El tallerista se sienta a pensar y a planificar, acompaado desus compaeros y de los coordinadores, en qu, con qu ycmo hacer cada uno de los talleres; va a las institucioneseducativas a poner en juego esas apuestas planificadas, decomn acuerdo, para cada sesin de trabajo. Le pone elpecho a los procesos de acompaamiento de los medios

    escolares, se enfrenta a directivos, docentes y estudiantespara iniciar, continuar y terminar el proceso a pesar de loque implican los ritmos y las afugias institucionales.

    Este joven viaja por la ciudad de Medelln recorriendocaminos que no son de su rutina, para llegar a compar-tir y a dar de lo que sabe. Hace una constante reflexindesde los saberes educativo y comunicativo para acom-paar los procesos de lectura y escritura, que son fun-damentales para la produccin de medios escolaresy para el ser de quienes participan en ellos. Recopila,sistematiza y acumula conocimiento de dos ndoles:el terico, desde sus disciplinas, y el prctico, desde lapuesta en escena de los talleres. Finalmente, vive, dis-fruta y padece los logros y las dificultades que se pre-sentan en cada sesin de trabajo.

    Tallerista es alguien que, formndose en las reas comu-nicativa o educativa, establece vnculos con otros sabe-res y otras maneras de hacer, a partir de la posibilidadque le brinda un programa como Prensa Escuela paraponer Su conocimiento al serivicio de la formacin.

    Jos Mario Cano SampedroProfesor Facultad de EducacinCoordinador convenio Prensa EscuelaUniversidad Pontificia Bolivariana

    Equipo de Talleristas Prensa Escuela 2014. Foto: AndrsGarca / Aprendiz Prensa Escuela EL COLOMBIANO

    Qu es

    Es un estudiante de pregrado de los progra-mas de Comunicacin Social o de una Licen-ciatura que tiene una trayectoria importanteen su proceso de formacin universitaria,que est motivado por participar en procesosdiferentes a las clases que le ofrece la uni-

    versidad, que manifiesta inters por el vn-culo entre comunicacin y educacin en losprocesos de formacin y que, por ende, tie-ne conocimientos y experiencia para liderarun proceso formativo al frente de un grupode estudiantes y profesores de institucioneseducativas, quienes participan de la dinmicadel Taller de Apoyo a Medios Escolares .

    Es decir, el de Tallerista es un rol importan-te en el engranaje de Prensa Escuela, pues seencarga del acompaamiento, de manera pre-cisa y particular, en la orientacin, revisin,planeacin y consolidacin de los mediosescolares, con dos herramientas fundamenta-les: la comunicacin y la educacin, elemen-tos vitales en su futura profesin. Es un papelfundamental dentro de la lgica propuesta enla estrategia del TAME, del Programa PrensaEscuela, pues hace posible el vnculo del Pro-grama con colegios de distintos contextos ylugares de la ciudad.

    Quin es

    Es un estudiante universitario inquieto por los procesos de formacin que,desde su disciplina, educacin o comunicacin, se inscribe en un procesoeducativo para liderar, en contextos especficos, este Programa que tieneel peridico El COLOMBIANO en convenio con la Universidad PontificiaBolivariana y la Universidad de San Buenaventura.

    Es un joven dispuesto a enfrentar retos en diferentes contextos, mediosde informacin y ciudad; personas como directivos, maestros, estudian-tes y padres de familia; instituciones como la universidad y los colegios;circunstancias favorables y desfavorables. Y para lograrlo se preparaa lo largo de tres meses, al inicio del ao escolar, antes de empezarsu ejercicio, con el equipo de coordinadores que lidera el Programa.

    Es un universitario que invierte las tardes de todos sus viernes paraformarse y formar desde los propsitos de Prensa Escuela; alguienque se pone la camiseta (el chaleco) comprometido con su saber,con su ser y con su hacer; quien, adems de compartir su discipli-na, tambin comunica sus incertidumbres, sus dificultades, suscuestionamientos, en cada uno de los instantes del proceso, peroque tambin ayuda en la bsqueda de soluciones, alternativas yrespuestas, para propiciar en los colegios participantes, en susestudiantes y profesores una direccin en torno a lo que es elmedio escolar.

    Es alguien comprometido con el conocimiento, con la forma-cin de s mismo y de los otros, que se inquieta por comple-mentar su ejercicio acadmico con otras actividades que loconfiguran en su ser.

    Hace poco, en el marco de la conmemoracin de los 20 aos de Pren-sa Escuela, alguien lanz esta pregunta de manera desprevenida:quin es un tallerista? De ese interrogante surgi este texto que

    valora un rol tan significativo e importante para el Programa.

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    La apuesta institucional, que desde diciembredel ao 2011 hizo la universidad de San Bue-naventura, a programas novedosos como

    Prensa Escuela, que proponen una mirada inte-gradora a las categoras comunicacin y educa-cin, se ha constituido en una enriquecedora ex-periencia donde aportamos todos y aprendemosjuntos desde los mbitos de actuacin de cadauna de las instituciones participantes.

    Es as como una vez ms, con grandes expectati-vas y deseosos de dar lo mejor, comenzamos estaaventura formativa: medios de comunicacin degran reconocimiento e impacto como el peridicoEL COLOMBIANO, la academia, representada porlas universidades San Buenaventura y Pontificia Bo-livariana, y cada una de las escuelas que cada aoabren sus puertas a una forma distinta de construirlos procesos formativos y de desarrollo humano.

    En este contexto, queremos compartir algunas delas reflexiones, que desde la academia hemos idoconstruyendo a partir de nuestra participacin eneste proceso colaborativo, que nos enriquece y ayu-da a ampliar la mirada en torno a nuestra misin so-cial como institucin educativa:

    Desde la dimensin social, la educacin cumple consu cometido, en tanto posibilita a los seres humanossu incorporacin a la sociedad a partir de la apropia-cin cultural y la participacin activa. La educacin seconstituye en el vehculo mediante el cual los sereshumanos se apropian de los contenidos culturales altiempo que desarrollan la capacidad de transformare incrementar el legado constituido por la generacinanterior, en este sentido, es posible reconocer la di-

    mensin comunicativa en el proceso educativo.

    Bajo esta perspectiva, la dimensin comunicativarefiere un proceso de intercambio de sentidos y sig-nificados que favorece la inclusin, al tiempo que sedesarrollan las potencialidades individuales para lainteraccin social. Dos compromisos esenciales de laeducacin, de un lado el desarrollo de competenciasindividuales para la comprensin y apropiacin de loscdigos socio-culturales y del otro la apropiacin de lastradiciones para interactuar en la vida de comunidad.

    En tanto que los contenidos culturales requieren diversasformas de comunicacin, es necesario disear estrate-gias e intenciones diversas para favorecer su apropiacin,en correspondencia con las caractersticas de los sujetosy de los contextos. En la tradicin de la escuela como ins-titucin social, lo anterior se refleja en la planificacin dela accin educativa, procurando generar ambientes quefavorezcan la comprensin, que no se reduzcan exclusiva-mente a los mtodos de enseanza-aprendizaje, su accinincluye el carcter participativo e interactivo de textos ycontextos. La interaccin con el otro y lo otro es lo que po-sibilita un proceso de humanizacin.

    Las investigaciones realizadas en los ltimos tiempos so-bre la relacin comunicacin y educacin convocan a laapertura de las fronteras de la escuela para reconocer un

    Educacin y comunicacin,

    un binomio imprescindible

    En tanto que los contenidos cul-

    turales requieren diversas formas

    de comunicacin, es necesario

    disear estrategias e intenciones

    diversas para favorecer su apro-

    piacin, en correspondencia con

    las caractersticas de los sujetos y

    de los contextos.

    Sandra Eugenia Posada HernndezDecana Facultad de EducacinUniversidad de San Buenaventura

    contexto dialgico, interactivo, en el cual la relacin pedag-gica es considerada como una interaccin comunicativa (Ha-

    bermas, 1994) en la cual profesores y estudiantes se comuni-can entre s, para encontrar significado y sentido en contextoal contenido escolar.

    El dilogo educativo, en esta perspectiva, refiere a la rela-cin mediada por la comunicacin, es la posibilidad de re-conocer al otro como un legtimo interlocutor, con el cual esposible el acuerdo y la diferencia, por tanto es un recono-cimiento de la diversidad como aspecto necesario para laconvivencia y la construccin de comunidad.

    As las cosas, la comunicacin se constituye en el funda-mento de la relacin educativa, es decir la relacin con elotro supera el manejo de la transmisin de informacinpara establecer una relacin e interaccin comunicativaen el proceso educativo.

    Es precisamente all donde encuentra su pertinenciaPrensa Escuela, una estrategia que nos permite trascen-der y romper esas fronteras que, a manera de parcelas,hemos construido en los diversos mbitos donde acon-tece la realidad humana. As, entonces, Prensa Escuelase constituye en ese espacio valioso donde dialogamosy nos encontramos para construir creativamente nuevasformas de entender lo formativo y trabajar juntos por eldesarrollo humano.

    En los diversos talleres que se dictan durante el ao, Prensa Escuela explora nuevas manerasde aprender y ensear. Foto: Andrs Garca / Aprendiz Prensa Escuela EL COLOMBIANO

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    Prensa Escuela, construirhistoria, hacer camino

    Caminante no hay camino se hace camino al andar

    Antonio Machado

    A

    veces, cuando nos detenemos a reflexionar sobre eltrabajo que desarrollamos en distintos campos, pode-mos correr el riesgo de direccionar nuestra mirada a

    algn momento en particular del proceso, lo cual nos haceperder de vista la perspectiva histrica que, en la lnea deltiempo, da cuenta del camino que se ha ido construyendocon cada paso.

    Y es que finalmente la historia no est hecha sino que lavamos construyendo cada da, porque la vida acontececomo un viaje que no hacemos solos, sino junto a otroscompaeros de camino. Un camino que tampoco est he-cho, porque a diferencia de nuestras avenidas y carrete-ras cuidadosamente planificadas y construidas, la lgicadel mundo de la vida se parece ms a aquellos caminosveredales que en el campo van haciendo las huellas dequienes diariamente transitan por ah y van abriendopaso entre los matorrales.

    As es tambin la manera como funcionan las expe-riencias vitales que, en distintos mbitos del acontecerhumano, van abriendo paso y dejando las huellas queirn formando camino. As es tambin la experienciaPrensa Escuela que en el 2014 llega a sus 20 aosde un camino que se ha ido construyendo con losesfuerzos de quienes a lo largo de este tiempo hanabierto paso a formas distintas de entender el rolde los medios periodsticos y la escuela, y dejandohuellas que marcan la ruta hacia nuevos retos.

    Una experiencia donde se ha visto legitimado so-cialmente todo esto que hemos construido jun-tos y que, a la altura de esta etapa, constituyeun significativo paso que da cuenta de nuestro

    crecimiento en el plano acadmico y como pro-grama. Este crecimiento se ha visto enriquecidopor la participacin decidida y oportuna de laacademia, representada por las UniversidadesPontificia Bolivariana y de San Buenaventuraque apoyan desde la investigacin y reflexinpedaggica todo este proceso.

    Un trabajo cooperativo que cada vez se abrems a la participacin de nuevos actores deotros mbitos para aunar esfuerzos alre-dedor de un propsito comn. Un equipociertamente muy diverso que rene unavariedad de perfiles y talentos: maestrosde distintas reas y niveles, talleristasde la facultad de comunicacin social yperiodismo y de las facultades de edu-cacin en sus diversas licenciaturas,profesionales de diferentes disciplinasprovenientes tanto del sector privadocomo del pbico.

    La ruta recorrida a la altura de estos20 aos constituye una significativasuma de aprendizajes que nos mar-can el camino hacia adelante. Unamirada de cara a lo que se ha cons-

    truido a lo largo de este camino recorrido, con miras a abrazar los nuevos retosque divisamos en el horizonte. La oportunidad de nuevas alianzas y la posibi-

    lidad de alcanzar otros escenarios implica un reinventarnos constantementepara seguir dejando huella y abriendo paso a otras formas de comprender e

    intervenir el mundo.

    Es, en ltima instancia, ir ms all de proponer la prensa como un recurso didcti-co, y atrevernos a pensar una forma distinta de trabajar los procesos formativos,

    desde diversos escenarios, que logre conectar el aprendizaje de saberes abstrac-tos y descontextualizados con la cotidianidad del mundo de la vida de los sujetos;que transforme desde adentro la mirada, la lectura del contexto, y nos movilice a la

    accin comprometida con la transformacin del entorno para escribir responsa-blemente esta historia que construimos juntos.

    Caminante, son tus huellas el camino y nada ms; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrs se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar. Antonio Machado

    Prensa Escuela sigue dejando huella y abriendo paso; Prensa Escuela sigue haciendohistoria y construyendo un camino formado con cada una de las huellas de quienes han

    transitado por su ruta. Un camino no acabado sino en marcha, para que otros tambindejen su huella

    Judith Mara Pea SantodomingoDocente Coordinadora Convenio Prensa Escuela USBUniversidad de San Buenaventura - Medelln

    El trabajo en equipo es una de las fortalezas que proyecta Prensa Escuela en los primeros

    20 aos de su historia. Foto: Andrs Garca / Aprendiz Prensa Escuela EL COLOMBIANO

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    Prensa Escuela:20 aos de unaprendizaje conjunto

    Luego de 10 aos de vivir el programaPrensa Escuela de forma directa eindirecta, quisiera dejarme llevar porlas palabras y los sentimientos ms quepor el discurso de la academia

    La docencia es una vocacin que nacede lo ms profundo del ser, que surge aveces desde la infancia, cuando se juegaa compartir los conocimientos con otros.

    En el juego, en el escribir en un tablero yleerle a otros, en ese deseo y necesidadde sacar afuera esas ideas que apare-cen frente al mundo, hay una intencin deentregarse, de llenarse de otros, de plan-tearse la educacin como forma de vida.Hay un cierto sueo idealista de hacer unmundo mejor desde ese trabajo con losotros desde el conocimiento. Perdidosestn los que no suean apasionadamen-te, que no son romnticos, deca Freire.Perdidos estaramos si no soramos en-tonces con ese mundo mejor a travs delejercicio educativo.

    Con Prensa Escuela he aprendido que la

    docencia es una entrega diaria. Lo veoen los maestros y maestras que nos hanacompaado en todos estos aos. Lo veoen su apasionamiento frente a los temasque trabajan en sus reas, en el esfuerzojuicioso por cumplir los sueos de cono-cimiento en sus chicos, a partir de es-trategias siempre cambiantes y siempredinmicas de acercamiento a la realidada travs del uso de la prensa. Maestroscomo Rubn, como Magdalena, comoMery, como Teresa, son ejemplo de unidealismo motivador que nos permite se-guir soando con otro mundo en el quelos estudiantes sean constructores de supropio saber, sean co-investigadores desu realidad y lo reflejen en medios escola-res y en su propio crecimiento acadmico.

    Ya Freinet planteaba el diario escolar, lastcnicas de impresin, las asambleas, lacorrespondencia con otras escuelas y lautilizacin de la investigacin directa delentorno como estrategias educativas quepermitan gozar la naturaleza, gozar delaprendizaje, salir de la escuela pero nodejar de aprender en el mundo. l era otro

    apasionado por esa relacin entre la docenciay su contacto permanente con la realidad, con laactualidad, con la apropiacin de su propio con-texto social. Pero nuestros maestros y maestrasme han enseado que en nuestro propio territo-rio hay adems una pasin por los discursos de losestudiantes, por darles voz, por darles herramientaspara hacerse or con claridad, con argumentos y conmucho placer por el saber.

    Esta suerte de romanticismo se la entregan a nuevas ge-neraciones de apasionados: entre nuestros antiguos es-tudiantes de las instituciones educativas han salido variosde los talleristas que han dado vida al programa, que handevuelto lo aprendido con todo el amor, el dinamismo y elrigor que les legaron sus maestros. Carolina, Mnica, Ana,Susana, Juan David y tantos otros jvenes talleristas que noshan acompaado, dan pruebas fehacientes de lo que es esa pa-sin compartida y ese aprendizaje conjunto en el que ellos sehan formado y han ejercido su labor como formadores de otros.

    Ese formarse y ser formado de manera permanente es parte de laaventura que regala el programa a quienes participan de l.Y esa aventura es tan emotiva, tan plena, que como dice unafrase publicitaria el riesgo es quedarse en el programa. Todospasamos, nos quedamos y, cuando debemos salir por alguna ra-zn, dejamos el corazn en un pedaci to

    Durante la celebracin acadmica de los 20 aos de Prensa Escuela, fueron reconocidos los docentes einstituciones que han apoyado incondicionalmente al programa. Fotos: Jaime Prez y Santiago Castro

    No hay enseanza sin investigacin, ni investiga-

    cin sin enseanza. () Ensear no es transferir

    conocimiento, sino crear las posibilidades para supropia produccin o construccin.

    Paulo Freire

    rika Jaillier CastrillnDecana de la Escuela de Ciencias SocialesUniversidad Pontificia Bolivariana

    Son 20 aos de aventura, de apasionamiento,de convencimiento de que en la relacin de

    la comunicacin y la educacin hay clavespara una formacin ms cercana a una uto-

    pa posible: ciudadanos que piensan en elmundo, que viven en el mundo y que desde

    una educacin activa y reflexiva constru-yen nuevas ideas y nuevo conocimientopara revertirla en el aprendizaje conjun-

    to en donde todos somos aprendices,aun cuando seamos maestros. El reto

    de continuar, de sostener esta utopaes parte del camino. Claro, estos 20

    aos son solo el comienzo

    Con Prensa Escuela he

    aprendido que la docencia

    es una entrega diaria. Lo

    veo en los maestros y

    maestras que nos han

    acompaado en todos

    estos aos.

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    Tres certezas

    para nuevos caminos

    Prensa Escuela an no alcanza su mayo-ra de edad. Apenas comienza a descu-brir su personalidad y carcter, como eladolescente que construye su ser en el conoci-miento gradual del mundo.

    Afirmar esto durante la celebracin de los 20

    aos puede parecer un exabrupto. Como equi-po coordinador nos hemos preguntado muchasveces cunto tiempo esperar para procesos au-

    tnomos y medios escolares fortalecidos. La res-puesta inicial, aunque parezca obvia, es que dosdcadas no es el tiempo suficiente.

    Cunto tiempo necesitamos entonces para veresas transformaciones? Qu debemos cambiaren nuestro trabajo para acelerar y hacer ms evi-

    dentes esas mejoras? Finalizar el 2014 es, a su vez,comenzar la tercera dcada de Prensa Escuela que,pese a las dudas que lo rondan, inicia con la satis-

    faccin de haber fortalecido y trascendido sus plan-teamientos iniciales.

    El solo hecho de mantenerse con vida, en medio deun panorama nacional donde este tipo de programasperdieron fuerza desde los 90, es muestra de que ELCOLOMBIANO cree en el poder transformador de una

    sociedad educada. A esa apuesta se sumaron las uni-versidades Pontificia Bolivariana y de San Buenaventura

    que, desde la academia, le han aportado luces y noveda-des pedaggicas y comunicativas a los procesos.

    Tres de los planteamientos iniciales que han trascendidoen el tiempo, y que he constatado en mis casi dos aos

    de trabajo con el programa, son la libertad como nicocamino para aprender y ensear, la escucha atenta como

    germen de la transformacin, y el contar historias comouna manera de ahondar en el conocimiento de s mismo y

    del entorno.

    En Prensa Escuela dependemos de la voluntad de la gente,porque nuestro programa ni es obligatorio ni tiene califica-ciones. No buscamos seres alienados que piensen, escriban

    o lean de una manera especfica o de un tema en particular:nuestra premisa es que cada quien descubra si debe o quiere

    contar algo. En ese proceso, las personas hacen consciente sumanera de pensar y de ser en este mundo.

    A veces, da la impresin de que esa libertad va a contracorrien-te del sistema educativo. Durante uno de los talleres dictados

    este ao, una estudiante me dijo que se sentaextraamente libre al poder elegir, sin ningunacondicin, el tema del que iba a hablar. Lo mis-mo me sucedi con los estudiantes que hacanun peridico en un colegio de Medelln, quienesreconocieron que prcticamente se autocensu-raban para no tratar temas como la homosexua-

    lidad y el sexo en la adolescencia.

    La misma escuela ha olvidado, en numerosasocasiones, que escuchar transforma.En cambio,en Prensa Escuela tratamos de reivindicar el actode atender a las palabras del otro, y de permitirque esas palabras cambien mi forma de pensarsi les acude la razn y si logran trascender loque hasta ahora hemos pensado. Antes de podercontar, los jvenes, talleristas y maestros escu-chan las historias de los dems y se escuchan as mismos.

    En el programa, cuando alguien deja el pellejoen una historia, significa que logr compartirsu mundo de la manera ms bella posible. Nada

    tiene que ver esto con criterios estilsticos o congramticas impecables. En la mayora de histo-rias que nos comparten, se narra lo ms feliz, loms particular y tambin l o ms doloroso que lesha sucedido en sus vidas.

    Cuando tienen la libertad, muchas de las perso-nas narran lo ms prximo y encuentran all laposibilidad de valorar lo que tienen a su alrede-dor. Tambin, si es el caso, de cuestionarlo desdelos argumentos, exigiendo que se haga de l unmejor lugar.

    En medio de los retos y las preguntas que enfren-ta hoy Prensa Escuela, estos tres planteamien-tos iniciales son, para m, tres de las certezas queacompaarn al programa en la bsqueda d e susnuevos caminos.

    Para m, el programa se parece a los maestrosque uno tiene en la vida: acompaan en silencio,impulsan a que uno sea y apoyan las bsque-das propias. Al final, si es que hay un final en elproceso de formacin, no se erigen como prota-gonistas: lo suyo no es figurar, sino servir paraque los otros encuentren su lugar en el mundoy sean felices.

    Carlos Mario Cano RestrepoCoordinador Prensa EscuelaFacultad de Comunicacin Social - Periodismo UPB

    En las sesiones de capacitacin, aprendizaje y enseanza en libertad, as comoautoconocimiento mientras se cuentan historias y escucha atenta son tres delas metas. Foto: Clara Tamayo / Prensa Escuela EL COLOMBIANO

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    Textos de los Talleristas

    La Sierra te cierra la boca

    Laura Vlez MartnezTallerista I.E. Villa TurbayEstudiante Comunicacin Social PeriodismoUniversidad Pontificia Bolivariana

    Me dispararon al corazn. Fue un tiro directo, infalible. Lohaban estado planeando durante los ltimos meses. En

    total fueron ocho los implicados, algunos ms discretos,otros ms expresivos, pero todos igual de culpables. El arma homi-cida, un abrazo. El delito, haberse robado todo mi cario y ganadomi respeto. En el barrio La Sierra ni todos matan, ni todos pecan;hay corazones y sonrisas limpias, hay inocencia, pero sobre todoexiste la conciencia de estudiar para un futuro mejor.

    Ocho fueron los estudiantes de Prensa Escuela que durante lostalleres me mostraron el lado amable de un barrio que solo ne-cesita otra oportunidad para darse a conocer, ocho fueron mismaestros, ocho mi motivacin, ocho mi orgullo.

    Se despidieron de m con un abrazo grupal, luego de una trova,dos cartas de agradecimie nto y una cancin. A cambio, lescompart mis mejores deseos y tal vez sin saberlo, les entre-gu algo ms valioso que los snduches que vinieron despus:un espacio en mi corazn. Se lo ganaron durante cada taller.Algunos con sus ocurrencias, otros con sus escritos, muchoscon sus avances y tambin con sus reflexiones. Lo robaronlimpiamente, con el esfuerzo y la dedicacin que le imprimie-ron a cada encuentro.

    Celeste, Keyner, Edwin, Melissa, Cristian, Jeisson, Isaac Lpeze Isaac Gonzlez llegaban cada martes con una sonrisa conta-giosa. Las tres horas de los talleres se iban volando siempre.Hicimos noticieros, improvisaciones, videos, juegos, fuimos aEL COLOMBIANO; nos conocimos para ser felices.

    Desde el primer momento me hicieron una ms de su familia, me ensearonsobre su barrio y cada que tenan la oportunidad escriban sobre su trans-

    formacin y los lderes que nunca haban perdido la fe en un mejor futuropara sus habitantes. Al final, hasta el portero se contagiaba de nuestra buenaenerga, se rea de los chistes y disfrutaba los talleres como espectador.

    La Casa del Patrimonio, ubicada en Villa Hermosa, fue nuestro lugar. Allnos abrieron sus puertas y nos dejaron sentir as, como en casa. Los martesen la tarde, cuando los nios llegaban, se sentan sus gritos y las risas re-tumbar por todas las paredes antiguas. Llegaban siempre muy puntuales anuestra cita quincenal.

    Lo nico que lamento es que en sus rostros y muchas veces en sus tex-tos haba una expresin de reclamo, no queran ser recordados como losestudiantes de Villa Turbay, en el barrio ms violento de la ciudad, noqueran cargar con el peso de los delincuentes, ni con la estigmatizacin.Queran una oportunidad para brillar por ellos mismos y lo hicieron. Hoylos recuerdo as, como los ms alegres y talentosos estudiantes, piensoen ellos con la esperanza de que saldrn adelante y sern motivo deorgullo en su barrio la Sierra, donde no todo es guerra.

    Pienso en ellos y simplemente agradezco por haberlos conocido yaprendido tanto de cada uno. Gracias a EL COLOMBIANO y a los l-deres de Prensa Escuela por la oportunidad, a la Institucin EducativaVilla Turbay por apostarle al proyecto, al profesor Didier por la cons-tante motivacin y apoyo y, por supuesto, a cada uno de los estudian-tes que confiaron en m e hicieron de esta experiencia un camino deaprendizajes y alegras.La Sierra te cierra la boca y te abre el corazn.

    Laura Vlez acompaada de sus alumnos de la InstitucinEducativa Villa Turbay. Foto: Archivo personal Laura Vlez.

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    La apertura del encuentro:un despertar de mundos

    Natalia RamrezTallerista I.E. Francisco MirandaEstudiante de Licenciatura en Espaol-InglsUniversidad Pontificia Bolivariana

    Era un momento de inquietud. Era la lluvia, el barrio, el agi-tamiento, la incertidumbre y el encuentro. No fue el climaque yo quera para el primer taller, ms bien era un clima

    excluyente, fro y solitario. Mientras camin hasta llegar al cole-gio no me encontraba a mucha gente por ah, eran calles solas yyo estaba perdida; el taxi que haba cogido me haba dejado en laseccin de primaria y yo necesitaba llegar al bachillerato.

    Una seora por fin me pudo explicar hacia dnde ir y ah s queme dio risa y pensaba que menos mal haba ido con tiempo, por-que yo le estaba dando vueltas al barrio y solo era cuestin dehaber caminado tres cuadras desde el principio. Como dicenpor ah: experiencia de primpara en un lugar que despus de untiempo era lo ms sencillo de caminar.

    Por el clima me imaginaba que muchos no iran, o tal vez, queni se acordaran de un taller en horario extracurricular con una

    persona extraa, que los haca volver al colegio lugar que no amuchos agrada para estar en un grupo con diferentes personas,de diferentes grados a hacer algo que no saban qu era y quequiz ni imaginaban. Fue de esas tardes grises en las que uno noespera que pase mucho, de esas pasivas y taciturnas.

    Despus de llegar, como era de suponer asustada y pensativasobre el reto que se me vena encima lleg el momento de cono-cer a quienes se crea que voluntariamente estaran all. Luegode esa tarde yo no pensaba que iba a haber otra ms. Solo cuatrojvenes de una lista de veinte y una maestra estaban all. Tuveque hacer uso del plan b y tambin del c, modificando el tallerpara cinco personas.

    Qu tan cierto es el consejo de los sabios de llegar al aula sinprejuicios e ideas inundadas! Yo tena mucho que aprender ese

    da, cuando me encontr con grandulones ms altos que yo yque estaban sentados al frente, mirndome, siguindome consus pupilas el caminar, el movimiento, a veces creo que ni siquie-ra mi palabra, solo lo que yo era en presencia. Aunque otros senotaran ms intrigados por la actividad que se iba a desarro-llar, algunos no se hallaban y cuando respondieron a la preguntapor qu estn aqu? Entonces no haba respuesta y otros since-ramente respondieron: porque queramos saber de qu se trataesto y porque nos van a dar un cinco en espaol.

    Por este tipo de respuestas es que uno puede sentirse mal y escuando uno comienza a dimensionar todo lo que debe dar paraatrapar la mente y las ganas de chicos que, viviendo en un mun-do que no se detiene a pensar, ni a escuchar al otro, ni a hablar,estn ah sentados tratando de hallar algo que los convenza enquedarse y por qu no, en aprender algo ms.

    Mis sentimientos de incertidumbre y al mismo tiempo de paz enel saln, me hacan dudar de lo que deca. Estar al frente y hacer-se consciente de la palabra y de lo que significa para el otro es unproceso que siempre me ha inquietado. Por eso es que dar unaorden, afirmar o negar algo es tan complicado; se necesita declaridad, coherencia y lgica para que exactamente lo que ustedpiensa, sea lo que diga y por tanto, lo que los otros comprendan.

    El taller comenz con la actividad de representaral barrio y a la institucin a la que pertenecen. Alescuchar que era libre, escogieron entre canto,poesa, dibujo o texto, usaron sus facultades parahacer lo que ms les gustaba. Lo impresionan-te fue hallarme sentada, escuchndolos a elloshablar sin tapujos de su barrio y su colegio.Claro que ya haba escuchado cosas sobre elbarrio, cosas que no son desconocidas paranadie y que hacen parte de la memoria y lasexperiencias pasadas que fueron construidasall, en los alrededores de Moravia. Uno sdebe hacerse consciente de cmo las prcti-cas socioculturales de una sociedad afectandesde el ms pequeo hasta el ms grande,tanto positiva como negativamente.

    Ilustracin Duvn Montoya

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    Fue interesante que, algunos a travs de una pequea represen-tacin teatral demostraran lo que tambin valoran del barrioy que desde se da me demostraran a m que tienen muchas

    cosas por las que luchar y defender, pero no desde la violencia,sino desde el arte y la palabra.

    Ese da comenc a comprender las ganas de proclamarse quehaba en cada uno de ellos y de hablar de su realidad. Me ge-ner cierta intriga que estos chicos fueran tan crticos de suentorno y que en sus primeros textos que no pasaban de dosprrafos hicieran frente a las molestias que la sociedad y lossistemas les causan.

    Siempre recuerdo esa frase de Jorge Luis Borges que diceMi humanidad est en sentir que somos voces de una mis-ma penuria (Luna de enfrente. 1925. Jactancia de quietud)y ese primer da del taller s que la reviv. Las voces de esoschicos me animaban a construir, junto con ellos, experien-cias que nos llevaran a plasmar sus realidades en papeles,dibujos, imgenes, palabras. El taller fue de ah en adelantesin importar si era un grupo grande o pequeo un espaciopara la escucha, la palabra, la sonrisa, la duda y el recuerdo.Fue imposible que ellos al enfrentarse con la escritura de surealidad triste o alegre no se conmocionaran por la memo-ria. Siempre estuvo presente la invitacin a escribir desdela realidad y reconocer que nuestras vidas son un texto y almismo tiempo, un pretexto para liberar y contar.

    A medida que pasaba el tiempo, me alegraba ms verlos,siempre a los mismos comprometidos con el encuentro.Ese era mi gran alivio, que llegaran libres y por su propiavoluntad. Casi siempre llegaban con dudas, algunas querespondamos entre todos y otras que haba que consul-tar para el prximo taller, no obstante, fue un espacio deaprendizaje para todos. Uno no slo se hall a frente a histo-rias que desgarran el alma cuando se leen, sino que tambinse descubre, despus de un lapso, en un despertar de mun-dos que no haba sido concebidos. Los mismos jvenes nohaban dimensionado su realidad; sin embargo, cuando ya lahaban escrito, reledo, modificado, corregido gramaticalmen-te y compartido con sus compaeros, entonces se encontrabanas mismos estupefactos. Constantemente me entusiasmaba

    por observar sus propias reacciones al leer sus realidades, al-gunos comentaban No parece que fuera yo quien la escribi,otros decan: A medida que voy escribiendo, recuerdo ms y msdetalles, lo difcil e s encontrar cmo contarlos.

    El taller se convirti tambin en escenario de reflexin y crtica, altiempo todos nos ayudbamos a corregirnos pues la sugerencia delos jvenes fue que les compartiera mis escritos. Sin duda, cada en-cuentro fue una forma de amar la vida, de reconocernos en el otro, devalorar la palabra, de hablar con calma y respeto, de escuchar y saberque hay momentos para el silencio.

    Acaso despus de escuchar la gracia o desdicha del otro, la vidade uno contina siendo igual? Yo creo rotundamente que no, por lomenos no la ma, esa que fue cambiada por ellos y que queda infini-tamente agradecida con su presencia y compaa, porque en realidad

    ellos se tomaron el papel principal siempre y llenaron de experienciassignificativas El Taller.

    Natalia Ramrez, en compaa de sus estudiantes y dos docen-tes de la I.E. Francisco Miranda elaboraron una plataforma webdonde publicaron sus textos. La ilustracin del alumno DuvnMontoya da la bienvenida a este sitio que puede consultarse enhttp://prensaescuelaifm.wix.com/maspap

    La motivacin fue clave para que los estudiantes mantuvieran su asistenciavoluntaria a los talleres en la I.E. Francisco Miranda. Foto: Natalia Ramrez /Tallerista Prensa Escuela

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    Dos aos con

    Prensa Escuela

    Jessica Alejandra Velsquez BentezTallerista Escuelas Normales SuperioresEstudiante de Licenciatura en Lengua CastellanaUniversidad de San Buenaventura

    Las crnicas, las noticias, las entrevistas,los perfiles y las fotografas tienen vozpropia. Dejan ver muchas de las dinmicas

    sociales de las instituciones educativas en con-venio con el Programa Prensa Escuela. A partirde las construcciones escriturales, se hacen ex-plcitas unas perspectivas, matices, visiones; enpocas palabras, las subjetividades de los estu-diantes participantes del taller.

    En la medida en que se escuchan las voces de lostextos, se van haciendo ms visibles los rostros ycorporeidades de los sujetos; se empieza a com-prender y a ver de otros modos a los estudiantes ylas relaciones que establecen con los diferentes es-

    cenarios de socializacin.

    Qu mejor lectura de contexto que los relatos cons-truidos por los mismos actores del lugar, que dejan versus maneras de relacionarse, sus prejuicios y predis-posiciones; los lugares que ocupan dentro del espacioy tiempo y los modos en que lo habitan, es decir, sevislumbran los marcos de referencia desde los cualesse observa, vive e interpreta al mundo. Desde all, nosolo se narran sujetos, lugares, objetos sino tambin elcuerpo que ve y que cuenta.

    Los estudiantes empiezan a reconocer la importancia de leerel lenguaje corporal de sus compaeros, amigos y docentes;observar con detenimiento. Ellos, en su ejercicio indagatorioy escritural, empiezan a ver y a sacar del anonimato los ros-

    tros de los actores que hacen parte de su escenario educativo:el seor de la tienda escolar, el vigilante, el seor del aseo, elvendedor ambulante y el lder comunitario empiezan a hacersevisibles a travs del relato de sus ancdotas, historias de vida,oficios, percepciones y sentires, relatos que tienen lugar en lasconstrucciones escriturales de los estudiantes que se atrevena embarcarse en la aventura de leer y escribir contexto; en laaventura de hacer extrao lo aparentemente normal.

    Por otro lado, las narraciones tambin nos dejan ver cmo lostiempos se pierden, se invierten y se transforman en las dinmicasescolares; cmo los objetivos de cada clase se enredan, se pierdeny se transforman con las disposiciones de todos, y con ellos loslugares que ocupan los objetos y las connotaciones que adquierendentro de la escuela, dentro de la comunidad. Es un complejo en-tramado de subjetividades que tienen lugar al interior de EL TALLER,de ah que la participacin en este se convierta en una experienciasignificativa para todos los que han sido y son partcipes de estaapuesta educativa.

    Durante estos dos aos como tallerista del Programa Prensa Escuela,he comprendido que trabajar la lectoescritura, partiendo de la idea dela creacin del medio escolar, trae consigo muchas ventajas. La necesi-dad que siente el adolescente de ser reconocido puede ser guiada haciala construccin escritural para la publicacin en el medio escolar, puesde este modo el estudiante sabr que ser ledo y reconocido.

    En segundo orden, le ayuda al estudiante a ir cons-truyendo seguridad en s mismo, sabiendo quepuede realizar buenas construcciones escritura-les, a partir del trabajo colaborativo entre estu-diantes y tallerista.

    El espacio de Prensa Escuela no se concibe comouna clase sino como un taller, donde se articulala prctica y la teora en un ejercicio creativo ycolaborativo entre estudiantes, docentes y ta-llerista; todas las acciones que aqu se empren-den, estn encaminadas hacia un objetivo encomn, la construccin del medio escolar.

    Lo anterior genera en los estudiantes unanueva disposicin para el aprendizaje: elhecho de no estar sometidos a una eva-luacin final, genera que las tensiones quepor lo general se hacen implcitas en lasaulas de clase, no estn inmersas en eltaller. El espacio o propuesta de Prensa

    Escuela propicia entonces espacios parala lectura y escritura creativa; invita aempezar a poner todos los sentidos enfuncin de la indagacin.

    En cada re-lectura de las produccionesconstruidas por los participantes de ELTALLER, del ao anterior y del presenteao, encuentro nuevos elementos. Lla-man mi atencin asuntos que en lec-turas anteriores pasaron desapercibi-dos: vuelvo a reconstruir cada espacioy sus dinmicas de vida de manerasdiferentes, pues cada lectura se reali-za bajo nuevas y transformadas sub-jetividades.

    Esta es la magia de la lectura y es-critura, permitirnos reconstruir elpasado y, a travs de este, com-prendernos en el presente.

    El Programa Prensa Escuela esuna propuesta educativa queha oxigenado mi prctica comoprofesional de la educacin;

    me ha permitido formar, edificar sueos y de-seos, y aprender y vivir otras maneras de hacereducacin; me ha permitido construir otras ma-neras de socializacin con los estudiantes, conlos actores educativos. Tambin me ha permitido

    relacionarme de maneras distintas con el tiempoy los espacios, comprendiendo la articulacin dela educacin y la comunicacin, y teniendo cla-ro que esta no solo convoca a los docentes delrea del lenguaje sino a docentes de otras reaspara hacer de la prensa escrita un aliado dentrodel aula de clase. Adems, tambin convoca adocentes de otras reas del conocimiento, desdeel grado preescolar hasta la educacin superior.

    Prensa Escuela lo concibo como un espacio queinvita a los estudiantes a interrogarse sobre loque acontece en sus barrios, en su colegio. Es unescenario creativo donde todos los participan-tes tienen la oportunidad de expresar sus ideas,opiniones y pensamientos acerca de diversos

    temas tanto a nivel escolar como personal. Esuna provocacin al docente, para que encuentreen este recurso lleno de posibilidades, otras for-mas de abordar las temticas propias de cadaasignatura.

    El peridico no es, en s mismo, un recurso di-dctico. El docente hace de l una herramientadidctica, un aliado en los procesos educativos.Y es precisamente a lo que le ha venido apostan-do Prensa Escuela, a mostrarle a los docentes yotros actores educativos, las maneras como sepuede invitar la prensa escrita a cada una de lasdisciplinas acadmicas, de manera creativa ysignificativa.

    Para concluir, el peridico escolar constituyeuna excelente alternativa para fortalecer losprocesos comunicativos y lectoescriturales delos estudiantes. Lo cual permite ir desarrollan-do un pensamiento crtico frente a las diferentesrealidades. Es importante recobrar estos esce-narios de trabajo cooperativo y literario en tornoal peridico escolar, superando los lmites queuna tarea como esta t rae consigo.

    Jessica Alejandra Velsquez durante la Fiestadel Libro y de la Lectura en el 2013. Foto: ArchivoPrensa Escuela / EL COLOMBIANO

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    Mi experiencia enLa ChuscalaJuan Camilo RamrezTalleristaC.E.R. La ChuscalaEstudiante Comunicacin Social - PeriodismoUniversidad Pontificia Bolivariana

    En un principio, Prensa Escuela signific para mla oportunidad de participar en un proyectoque era organizado y coordinado por un me-

    dio de comunicacin tan importante como lo esEL COLOMBIANO; oportunidad que cualquierestudiante de periodismo quisiera tener.

    Es claro que hoy, casi un ao despus de haber-me presentado a la convocatoria, esta formade pensar cambi. Poder ayudar a los nioscon algn inters en el periodismo, tratar detransmitir los conocimientos que se tengany buscar siempre superarme a m mismopara ser mejor tallerista se convirti en elreto ms grande que Prensa Escuela me

    planteaba.

    Preparar los talleres para que fuerandivertidos y estudiar muy bien cadatema para no dejarme corchar sefue convirtiendo en un desafo que,semana tras semana, me daba vuel-tas en la cabeza.

    Hoy estoy seguro de que PrensaEscuela, ms que darme la oportu-nidad de acercarme a EL COLOM-BIANO, me ayud a convertirmeen mejor persona, mejor profesio-nal y mejor estudiante. Me per-

    miti conocer nuevas realidades y sobretodo me dej hacer parte del sueo de

    17 nios con un talento enorme, mucha-chos que seguramente en algunos aos

    sern grandes cronistas, escritores y di-rectores de reconocidos medios.

    Para Prensa Escuela y cada uno de suscoordinadores no tengo ms que palabras

    de agradecimiento. Primero por el votode confianza depositado en m cuando

    me seleccionaron para integrar su equi-po, segundo por darme la oportunidad de

    conocer un mundo diferente y tercero porbrindarme la posibilidad de crecer tanto

    personal como profesionalmente.

    A los muchachos del Centro EducativoRural La Chuscala, gracias por brindar-

    me tan maravillosos momentos, por serun reto para m y por aceptarme en su

    institucin. Termino este proceso lle-no de nuevos conocimientos y con la

    conviccin de que los sueos se hacenrealidad, que solo falta un poco ms de

    impulso para luchar por ellos y que elpeor error que cometemos al crecer es

    dejar de creer que todo lo que se deseacon pasin se puede conseguir con tra-

    bajo y esfuerzo.

    La Chuscala es ejemplo en el Valle de Aburr del uso pedaggico dela prensa en las diversas materias que reciben los estudiantes.Foto: Cortesa Martha Elena Gonzlez / Rectora de La Chuscala

    El Centro Educativo Rural La Chuscala, en Caldas, lleva cuatro ao s participando en el Tallerde Medios Escolares. Foto: Cortesa Martha Elena Gonzlez / Rectora de La Chuscala

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    Aprender, de eso se tratabaJulin Vsquez PelezTallerista Colegio UPB masculinoEstudiante Comunicacin Social - PeriodismoUniversidad Pontificia Bolivariana

    Recuerdo que la noche anterior no poda dormir; quizsla ansiedad de saber cmo sera mi recibimiento porparte de los estudiantes en el colegio era la razn...

    pero ah segua yo, dando vueltas en la cama, hasta que sinpensarlo haba amanecido.

    La maana fue comn, el mismo chocolate de siempre acompa-ado de unas dos o tres galletas; ni hablar del agotamiento que

    un universitario siente el viernes, despus de haber madrugadotoda la semana, pero en fin, se haba llegado el da que muchos

    estbamos esperando.

    Todo lo que hice al iniciar el da estuvo acompaado de un compo-nente adicional: otra vez, ansiedad, pero creo que ya estaba mezclado

    con miedo y un poco de eso a lo que le llaman estrs. No entenda lasrazones, pues ya tena claro qu era lo que deba hacer en el primer

    taller de Prensa Escuela, pero bueno, el da continuaba sin piedad.

    Al mirar el reloj eran las 12:45 de la tarde, eso indicaba que ya deba le-

    vantarme de la silla y salir del saln como lo haba acordado con el profe-sor. Oh, oh!, ahora s, ya era hora. Mientras caminaba hacia el colegio me

    haca preguntas como ser que s habr buenos estudiantes en el grupode Prensa Escuela este ao? Habr posibilidades de que ningn estudiante

    haya respondido a la convocatoria? Y otras ms que ya estaban a punto deser aclaradas con mi llegada a la institucin.

    Buenas tardes joven, hacia dnde se dirige?, me pregunt el vigilantedel colegio. Seor, yo soy Julin Vsquez y vengo de parte de El Colom-

    biano a trabajar con algunos estudiantes en el Taller de Apoyo a MediosEscolares, le contest.

    Mientras l se comunicaba por el radio, yo ya pensaba incluso en la posibilidadde que no me dejaran ingresar al colegio, pero al instante me dijo: joven, en la

    cafetera lo estn esperando. Ahora el reto y la preocupacin era saber en culde todas las cafeteras que hay en el colegio de la UPB estaban... Al fondo vi a unos

    estudiantes de la jornada de la maana, eran todos hombres, as que supuse que eseera el lugar al que deba ir, y as fue.

    No entiendo por qu razn nos asustamos cuando vamos a hacer lo que ms nos gusta,ser la naturaleza del hombre... Pero bueno, como los miedos hay que enfrentarlos, ace-

    ler mi paso y dibuj en mi rostro una sonrisa, que al llegar al lugar se vio interrumpidaporque todas las miradas estaban sobre m; caras de diferentes formas, pero sin duda con

    una excelente actitud.

    Ya les haba contado que ensay para el momento en el que me presentara antelos estudiantes? As fue, toda esa semana no perdon pararme ante el espejo y pre-

    parar lo que les iba a decir, pero fueron intentos en vano, no logr ser el poeta quequise parecer en el momento.

    La tensin se fue rompiendo a medida que los iba conociendo, haba aproximadamente 15 chi-cos que me inspiraban para hacer las cosas bien. Entre futuros literatos, fotgrafos e ingenieros

    me mont a este bus, y no les miento al decir que ha sido una de las experiencias ms enrique-cedoras que he vivido.

    Tampoco los engao si les digo que hubo momentos en los que dud del trabajo que haca; llegua pensar que los chicos estaban esperando ms de lo que les estaba dando, pero no fue as. Al final

    comprend que no todos nacimos para lo mismo y que el problema se presenta cuando hacemosparte de mini-mundos con los que no nos identificamos, pero de todas maneras son ms las cosas

    positivas que se rescatan de este paseo.

    Durante el viaje no solo tuve estudiantes, tuve amigos que apoyaron mi proceso y que quisieravolverme a encontrar cuando este bus t ermine su recorrido y cuando ell os, incluso, no recuerden

    ni siquiera mi nombre.

    Los talleristas, como fue el caso de Julin Vsquez en la UPB,descubren en los talleres sus afinidades personales y profesionales.Foto: Cortesa Programa Divulgacin Cientfica UPB

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    Giselle, una joven de

    palabras viajerasManuela MarnMarlon RamrezNoveno GradoI.E.R. Mara Josefa Escobar-ItagTallerista: Naudn ZuletaUniversidad Pontificia Bolivariana

    Es habladora por naturaleza! Giselle Campio,

    una estudiante de sptimo grado de la InstitucinEducativa Mara Josefa Escobar del municipio deItag, es definida, por quienes la conocen, como

    una muchacha entusiasta, colaboradora, amabley tierna. Desde muy pequea empez su recorri-

    do entre las letras, las mova y revolva en su bocabuscando darles tono, forma, ritmo y hasta color.

    Cada movimiento inquieto de sus labios le llevabaa explorar y adquirir nuevos conocimientos que le

    forjaban el camino hacia lo que, sin pensarlo, seconvertira en su pasin: la oratoria.

    Su trayecto inici como parte de una actividadacadmica. Mara Ofelia Villada, profesora deespaol, le encarg a Giselle que preparara un

    escrito y luego de ello se lo aprendiera. Sin ima-

    ginrselo, Giselle estaba preparndose para serpartcipe del concurso municipal de oratoria2013; dos das antes del concurso, se le inform

    sobre su participacin en l. A pesar de que enese momento sus pies desconocan la sensacin

    de estar sobre una tarima, asumi el reto, apoya-da por sus padres y amigos, y dispuso su cuerpo

    para que fluyese con las palabras que su bocatartamudeaba frente a aquellos jurados que pa-

    recan seguir cada gota de sudor que sus manosdesprendieron durante aquellos tres minutos que

    se volvieron horas interminables.

    Tras culminar la jornada extenuante del con-curso se le inform que clasificaba para una

    segunda ronda, y aunque en esta ltima ocupel segundo lugar, dice, no me sent decepciona-

    da, por el contrario me sent orgullosa de haberllegado tan lejos, pues cuando uno asume este

    tipo de retos debe estar preparado para ganar operder, y en esta ocasin no fui la ltima, pero

    tampoco la primera.

    Giselle ha descubierto que la oratoria le podrabrindar, en un futuro, mejores oportunidades

    para contar historias e informar al mundo a tra-vs del periodismo. Es por ello, que en el 2014,

    decidi dedicar horas enteras a escribir y narrar

    letras que hoy le han significado retos ms gran-des. Para este ao sus esfuerzos fueron msque recompensados, puesto que en el escena-

    rio perdi sus miedos a caerse o a equivocarsey fue esto lo que le permiti a sus manos y la-

    bios fluir con naturalidad, logrando as obtenerel primer lugar, no solo en el municipio, sino en

    el departamento.

    Ahora, gracias a sus logros, debe innovar y sor-prender con sus palabras a un nuevo jurado quele espera el 14 de noviembre en Bogot. Para el

    alcance de esta nueva meta contar con el apoyode sus maestros, amigos, familia y su padre de

    manera ms presencial en esta visita a la capi-tal. Dentro de su preparacin en el tema que le

    fue asignado: por qu los nios son el modelopreferido por la gente? Con palabras como: una

    vida que soamos, dentro de un universo dondese pueda contemplar la verdad y la ternura, en-

    vuelta por el amor y cobijada por un cielo claroe iluminado por el sol, la luna y las estrellas, ella

    espera subir un peldao ms alto hasta ocupar unprimer puesto en estas eliminatorias para darle

    vuelo a sus sueos y palabras en Chile.

    Textos de los Participantes

    Giselle aprendi de su primera participacin en el Concurso de Oratoria,

    durante el 2013. Para el siguiente ao alcanz el primer lugar y clasific a laseliminatorias nacionales en Bogot. Foto: Estudiantes I.E. Mara Josefa Escobar

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    Una itagiseaen el estadio del Real Madrid

    Luisa Osorio EcheverryUndcimo gradoI.E.R. Mara Josefa Escobar-ItagTallerista: Naudn ZuletaUniversidad Pontificia Bolivariana

    Tarde a tarde, sobre la arenilla de la cancha de la Vereda LosGmez, de Itag, ella corre, hace sentadillas, zigzaguea losobstculos, suda, se mueve de aqu para all, aguarda elturno de patear el baln y cuando es el momento cumple la fun-cin de defensa. Su sueo gira en torno a la pelota, al ftbol, alReal Madrid. Estefany es una de las 5.000 personas, nios yjvenes entre los 7 y 17 aos de edad, que hacen parte de laFundacin Real Madrid.

    En una reunin organizada por William Echavarra, el rectorde la Institucin Educ ativa Mara Josefa Escobar de l a VeredaEl Pedregal, Estefany recibi la noticia de que viajara a Es-paa como premio a su esfuerzo durante los entrenamien-tos de la escuela de ftbol de la Fundacin Real Madrid.

    De cada institucin educativa del municipio se seleccio-n un estudiante por sentido de la responsabilidad, buenrendimiento acadmico y relaciones interpersonales. Entotal fueron 24 muchachos de los cuales e lla fue la nicamujer de la delegacin. A esta comitiva se le suman unpadre de familia por estudiante, un rector y sus coor-dinadores, cinco entrenadores y tres concejales. Param fue una sorpresa. No esperaba esta noticia y mequed paralizada, como entre la sorpresa y la emo-

    cin, dice Estefany.

    Llegar hasta Espaa le signific un largo trayecto.Das antes viaj a Bogot para reclamar la visa. Lacapital la recibi con su fro maanero despusde 12 horas de recorrido en bus. De la misma ma-nera realiz similar trayecto, otras 12 horas deregreso a casa.

    El sbado 20 de septiembre, apurados,

    partieron a la 1:00 p.m. hacia el Aeropuertode Rionegro Jos Mara Crdova. Bernardina

    Pabn, madre de Estefany, tena gran temor de

    iniciar el vuelo ya que era su primera vez sin tenerlos pies sobre el suelo; pero a Estefany la emocin

    no la dejaba asimilar que estara sobre las nubes.

    A pesar de que nunca haba viajado no sinti temor.A travs del gran ventanal del aeropuerto vea como

    esas estructuras despegaban, para perderse entre lasnubes, y otras aterrizaban emitiendo un fuerte ruido.

    No obstante, ella asumi el vuelo de ochos horas comoalgo natural, sin sobresaltos, a pesar de la turbulencia,

    con la mente siempre puesta en la ciudad de uno de losequipos ms coperos del mundo.

    Cuando llegaron fueron divididos en dos grupos, mientrasBernardina, acompaada por los otros adultos conoca ca-

    sas antiguas, lujosos museos y viejas criptas, la pequea,

    aunque no estuvo en la Torre Eiffel, como otras veces lo ha-ba soado, disfrut ver pinginos, visitar Toledo, caminar por

    las largas avenidas, el centro de la ciudad y visitar el zoolgico.

    Al ver la ciudad de Madrid Estefany se sinti como en otrolugar. Algo diferente a lo que ve y vive diariamente. Su coti-

    dianidad se ubica entre una verde montaa y un municipiocolmado de cemento y smog. En cambio all la planicie, la ex-

    tica arquitectura, las calles tranquilas, los rostros depersonas de todo el mundo le dieron una dimensindiferente en cuanto a lo reducido que es su lugar y lograndes que son las ciudades. Le impact demasia-do la alimentacin de los espaoles, ya que no eslo mismo que se come ac, por ejemplo, pan duro,abundante agua y para los adultos de sobremesavino, comenta Estefany.

    Su experiencia inolvidable fue asistir al entrena-miento del Real Madrid y a un partido de ftbol delequipo contra al Elche, a mitad de semana, donde elReal venci 5 por 1. Al asistir al juego la emocion lamagnitud del estadio Santiago Bernabu y de cmolos hinchas y simpatizantes celebran y apoyan alequipo, pues no son tan alegres y coloridos como sehace en Colombia. Tambin le gust conocer el mu-seo que se encuentra dentro del estadio y ver todoslos trofeos conquistados a travs de los aos. Comosorpresa vio de cerca a James Rodrguez, quien seacerc unos escasos minutos para saludar a los visi-tantes y tomarse una foto con ellos. l tuvo que irsede inmediato por el llamado de su tcnico.

    Luego de haber disfrutado de sus recorridos tursticos,sin tiempo para comprar recordatorios, volvieron, lamadre con menos susto y Estefany con la ilusin deque este sueo se materializara nuevamente, a reen-contrarse para tomar el avin que las traera de vueltauna semana despus a la ciudad de Medelln, a la Ve-reda el Pedregal de Itag para buscar y hacer realidadel sueo tras la pelota que la lleve a jugar por el mundo.

    En el aeropuerto, elavin y Madrid

    Creer en los sueos y luchar por ellos es la semblanzacon la que Estefany Manrique hizo posible el logro, conel corazn y los pies, de conocer a las estrellas del RealMadrid. Fotos: Archivo personal Estefany Manrique

    James Rodrguez se acerc a saludara los nios de Itag que viajaron aver un partido del Real Madrid.Foto: Archivo personal Estefany Manrique

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    Manuel Montoya Navarro de17 aos de edad es un hu-milde campesino, hijo de Luz

    Marina Navarro y Bertulio Montoya,hermano de Robeiro, Bertulio, Aurorita,Gloria, Yorladis y Arelis (para la pocade esta historia an no haba nacido);habitante del municipio de Betulia (An-tioquia), en la Vereda El Indio.

    Su hogar est cerca a un sitio conocidocomo Pinguro, y su casa tiene una parteque es de material, y la otra de barro. Estafamilia era feliz con su vida, alegre en todosentido, con nadie se la llevaban mal. Poreso nunca llegaron a pensar que ocurriraesta tragedia.

    Era un da normal, Manuel tena por cos-

    tumbre ayudarle a su padre en los cafeta-les: recolectaba el caf, bajaba los bultosque l y don Bertulio recogan y ayudabaa lavarlo, despulparlo y echarlo en la seca-dora. Por ltimo, lo revolva para que se se-cara bien. Todo esto lo haca en las pocasde cosecha.

    Cuando no haba cosecha, Manuel le ayuda-ba a su padre a sembrar caf, desherbarloy fumigarlo; por esos das, la mitad del ao,haba una cosecha que duraba mes y mediodenominada traviesa.

    Su madre, aunque tena 6 hijos y viva muyocupada, no dejaba de ayudarle a Manuel ya Don Bertulio su esposo. Ella coga caf y lespreparaba la mezcla para fumigarlo. Tambinles llevaba el desayuno y almuerzo y, cuando nopoda, mandaba a uno de sus hijos.

    Gloria, la hermana de Manuel, era muy amigade Alba Flrez, que viva cerca de su casa y conquien se la llevaban muy bien. Ese da Alba estabasola en su casa porque su padre Leonardo Flrezse haba ido para Medelln pues su esposa, que es-taba muy enferma, tena varias citas mdicas.

    Como eran tan amigas, Alba le pidi a Gloria que fuera a amanecercon ella en su casa porque le daba un poco de miedo estar sola enuna vivienda tan grande. Gloria acept y se fue para aquella casa con

    su hermano Manuel.

    Llegaron alrededor de las 6:00 p.m. Alba les ofreci comida, y acep-taron. Luego de que comieron se dirigieron a la sala donde habauna cama y el televisor. Alba Flrez y Gloria Montoya se pusieron ahablar en la cama, mientras que Manuel vea televisin.

    A las 10:30 p.m. Alba y Gloria dijeron que era hora de acostarse adormir y Manuel acept. Alba se dirigi hacia un armario dondeguardaban las cobijas. Enredado en ellas estaba un revlver queera de su padre Leonardo Flrez y que se cay al piso cuandoAlba hal las cobijas. Manuel lo vio y de inmediato lo cogi paraobservarlo.

    Alba, asustada porque poda hacer un dao con eso, le dijo:Manuel suelte eso que de pronto hace un accidente. Manuel,

    sin querer hacer caso, le responde: yo saco las balas que estotiene adentro y ah s me lo deja ver. Manuel le sac 5 balas aun revlver que normalmente tiene 6. En el arma se qued unabala sin que ellos se dieran cuenta.

    Gloria todava ms asustada y desconfiada de que Manuelno le hubiera sacado todas las balas le dijo: Manuel, suel-te eso que a m me da desconfianza. Manuel le apunt yle dijo: mir hombre que eso no hace nada. Luego de ha-ber dicho esto dispar 3 veces hacia Gloria quien recuerda,asustada, donde la bala hubiera estado en una de esos 3disparos, me hubiera matado!.

    Manuel luego de que dispar esas 3 veces le dijo: s vechillona que eso no hace nada, no ve que ya no tienebalas. Gloria, todava ms asustada, se acost en lacama llena de nervios. Manuel hizo un disparo fuera dela casa sin que saliera an la bala. Alba Flrez, por l-tima vez, le dijo Manuel suelte pues eso que yo tengomiedo y para que nos acostemos. Manuel, de nuevosin hacer caso, se apunt a la cabeza y dijo no va apasar nada y dispar. All estaba la bala que le per-for la cabeza.

    Manuel cay al piso. Gloria y Alba muertas de miedosalieron corriendo para la casa de la mam de Manuel,llegaron gritando Doa Marina, Manuel se mat, l se

    TragediasAnderson MontoyaOctavo gradoC.E.R. La ChuscalaTallerista: Juan Camilo RamrezComunicacin Social -PeriodismoUniversidad Pontificia Bolivariana

    mat. Don Bertulio sali de la pieza, se pusolas botas y se fue hacia la otra casa a ver quhaba pasado. En cambio, Doa Marina se llen

    de nostalgia y melancola. Le pregunto a Gloria:hija, qu fue lo que pas? Gloria asustada yllorando le dijo mami Manuel se mat. DoaMarina sorprendida solt el llanto.

    Don Bertulio, cuando lleg al lugar de loshechos, mir a Manuel retorcido en el pisoy lleno de sangre, y al lado de Manuel es-taba el revlver ensangrentado.

    Don Ber-tulio, con rabia, cogi el revlver y lo botpor una rastrojera que haba cerca de lacasa. Las dems personas se despertaronal or los llantos de Doa Marina y las ra-bietas de Don Bertulio, y se dirigieron allugar de la tragedia para ver lo ocurrido.

    Una de las personas que lleg al sitiollam a la Polica y les coment lo ocu-rrido. La Polica dijo que ya iba paraall pero se demoraron casi tres horasy media para llegar.

    La Polica, al ver lo ocurrido, llam alCTI e hicieron lo que tenan que ha-cer: a Manuel Montoya lo llevaronpara el pueblo de Urrao, donde lovelaron y lo enterraron.

    Gloria dice esto fue muy duro paratodos, perder a un hermano de estaforma es muy duro!. A partir deah, siguieron las tragedias para lafamilia. Ella cuenta que, en febre-ro de 1999, naci su hermana LuzArelis y dos meses despus murisu padre por cncer en los pulmo-nes. Ese mismo ao, su hermanaAurorita muri el 18 de diciem-bre por leucemia (cncer en lasangre). Gloria recuerda que laprdida de estos tres seres que-ridos fue muy dura para ella ypara su familia.

    Foto: Shutterstock

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    Por los caminosque conducen al arte

    Primer acto:

    Tras el teln

    En 1999 Gustavo Campos de-cidi entregarse al teatro. Des-de muy joven sinti fascinacinpor interpretar y caracterizar

    personajes de las grandes his-torias. Adems, vio la necesidadde que sus representaciones de-jaran mensajes positivos en losespectadores. Fue as como inicila quijotada de emprender su vidaa travs de las artes escnicas yconsolidar un proyecto con y para lagente de Itag, ya que es un enamo-rado de estas tierras.

    El apoyo inicial lo tuvo de sus padresy amigos ms cercanos, aunque unode los sucesos ms relevantes eneste sendero lo vivi hace diez aoscuando llegaron los primeros acto-res con los cuales logr consolidar elproyecto. Desde el barrio Calatravaobservaba la imponencia, la exuberan-cia y la paz del Pico Manzanillo con unpensamiento frgil que se fue puliendocon delicadeza, fuerza y entrega has-ta llegar a crear lo que hoy se conocecomo La Montaa que Piensa, nombre

    Luz Fanny GranadosYesenia PabnMelisa GaleanoOctavo gradoI.E.R. Mara Josefa Escobar - ItagTallerista: Naudn ZuletaComunicacin Social - PeriodismoUniversidad Pontificia Bolivariana

    que nace de un texto de una recopilacin de escritoresantioqueos en el que aparece el padre del poeta JuanManuel Roca. Este hace una reflexin e invitacin a laspersonas sobre el ambiente y la importancia del hom-

    bre en el medio que habita.

    Sus primeros pasos como artista los dio en el co-legio. Cuando cursaba el grado sexto, la maestrade literatura llev a Gustavo a ver la funcin deBernardo y Elosa en el teatro Pablo TobnUribe y, posteriormente, la obra El zoolgicode cristal en el colegio Diego Echavarra Mi-sas, al cual asista. Cuenta que en esta lti-ma obra uno de los actores pas detrs de ldndole la sensacin de que corra al ritmodel aire y los colores de su maquillaje seperdan entre melodas imaginarias. Allse dio cuenta de lo mucho que le gusta-ba el tema. Al culminar su etapa comoestudiante deba decidir qu hacercon su proyecto de vida, a lo cual, se-gn l, hacer lo que le tocaba comoa casi todo el mundo o proyectarsepor buscar lo que tanto le gustabay hacer realidad sus sueos. Sindar muchas vueltas al asuntoopt por aquello que lo hacarealmente feliz.

    Cuestionarse y valorar los sentidos, es la invitacin que se hace a todo visitante en La Montaaque piensa. Fotos: Cortesa I.E. Mara Josefa Escobar y archivo personal Gustavo Campos

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    Segundo acto:Manos a la obra

    Tercer acto:Una graninvitacin

    Los actores de La Tartana son personas que estn ms locas queyo, dice Gustavo Campos con una expresin de satisfaccin mien-

    tras se ve rodeado por las cosas materiales que hicieron posible ellogro de sus sueos.

    Gustavo Campos es tambin el director de la Corporacin La Tar-tana, un centro cultural que ha brindado a nios, jvenes y adultos

    la posibilidad de disfrutar de obras teatrales, aprender a moldearlos sueos en el barro, la pintura, la msica y a volar con los ma-

    labares. Este lugar, aunque parezca surrealista, no se encuentrarodeado por edificios grises y por la monotona de las fbricas y

    centros urbanos, sino que parece brotar desde las entraas de lamisma tierra que, desde lo alto de la Vereda El Pedregal de Itag,

    ve la urbe en su movimiento catico. Aqu se retorna al silencio, sehace una pausa y se vuelca a la contemplacin y la alegra del arte

    como posibilidad creadora.

    Esta corporacin est conformada por un grupo de jvenes soa-dores sensibles ante el arte que les acompaa desde que el orien-

    te muestra rayos anaranjados y calurosos, hasta que el occidenteempieza a tragrselos. Ms que vivir por el arte, viven al servicio

    de sus comunidades, ya que todos caminaron sobre diferentescalles en busca de la formacin de esta familia teatral y cirquera.

    Las obras que elaboran no son ajenas a la realidad, solo que llevanun tono picaresco apto para todo pblico. Cada artista se trans-

    forma en su personaje despus de tatuarse colores en el rostro

    y camuflar su piel con prendas que empiezan a ser parte de l.Sus malabares y conocimientos han transitado, no solo en tierras

    colombianas, sino que han sabido llegar a otros horizontes comoMxico, Ecuador, Per, Chile, Argentina y Bolivia donde sus labo-

    res y mensajes de cuidado y responsabilidad han sido acogidos ypagados con intercambios culturales.

    Cada viaje es una nueva y grata experiencia, y un motivo mspara seguir con sus sueos buscando transformar, no el mundo,

    pero s su realidad para, al final de cada da, mirarse a s mismosy saber que han disfrutado, aprendido y crecido como personas.

    Desde la experiencia del director, lo im-portante no es cunto conocimiento seadquiera, sino cunto de este se trans-mita. Hay que tomarse el mundo y lavida misma para transformar aquellasrealidades que a veces se hacen msfuertes que la voluntad propia, pero quela dedicacin, la paciencia y el amor nosensean a moldear al igual que se mol-dea el barro para luego obtener el jarrnque lleva en su forma la historia que havisto crecer grandes personas, diceGustavo Campos.

    El nombre de La Montaa que Piensa nace en referencia a untexto del padre del poeta Juan Manuel Roca que invita a valorar

    el ambiente que se habita.

    La Corporacin Cultural La Montaa que Piensa miraal Valle de Aburr desde la vereda Los Gmez de Itag.

    Gustavo Campos eligi el camino del arte y del teatropara expresar su palabra y darle espacio a la de otros.

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    En La Sierranunca se ha perdidola esperanza

    Isaac GonzlezGrado SptimoI.E. Villa Turbay - MeellnTallerista: Laura VlezComunicacin Social - PeriodismoUniversidad Pontificia Bolivariana

    La sierra es un barrio de la comuna 8, en la ciudadde Medelln, un lugar que ha dejado de ser uno delos ms violentos, para convertirse en un ejemplo.

    En el pasado, los estudiantes de esta comuna corranel riesgo de que estuvieran en clase y de momento searmara una balacera. Cuando salan de sus escuelas lohacan con temor de que algo les pudiera pasar. Inclusouna persona de la escuela empresarial de educacin de-ca que de 30 nios inscritos solo 15 estaban asistiendo,otras veces no haba clase hasta nueva orden.

    Pero no solo los estudiantes exponan sus vidas en las ca-lles del barrio, si no tambin miles de trabajadores y estu-diantes de educacin superior. Recuerdo que incluso para

    ir a la tienda se deba ir rezando.

    En plena clase comenzaban los disparos y los estudiantesal sentir las balaceras se tiraban al piso con los profeso-res. Se senta maluco porque uno tiene miedo de que al-guna bala perdida le pueda pegar a uno, a un compaeroo a un profesor.

    En la comunidad tambin se presentaban quejas por losconstantes tiroteos de morro a morro, por ac todo el mundose tena que encerrar antes de las 8 de la noche desde queempez la calentura.

    Recuerdo que a finales del 2011, durante la guerra de combosen la parte alta de las comunas 8 y 9, as como en los sectoresLas Granjas y Las Mirlas se present una balacera. En esta per-

    secucin se utilizaron armas de largo alcance, los delincuentesse atacaban de morro a morro y hacan ataques con artefactosexplosivos. En uno de estos enfrentamientos una bala perdidamat a un nio de tan solo 2 aos de edad.

    En ese entonces, la mayora de taxistas decan que no suban aLa Sierra porque haba mucha violencia y teman perder sus vi-das. A pesar de todo, en el barrio la esperanza de un futuro mejornunca se perdi.

    Ahora es todo lo contrario de lo que pasaba hace unos aos. Lostaxis suben con ms tranquilidad e incluso dicen que esto estmuy calmado, disminuyeron mucho los asesinatos, hay mejortransporte, hay ms acompaamiento de autoridades en el barrio,las personas salen a las calles con ms tranquilidad y los estudian-tes pueden concentrarse en las clases.

    El futuro es mucho mejor. Para el 2015 entregarn el Metrocable en la zona, paramejorar el barrio, en unas orillas de las calles harn jardines, murales y seguirnen marcha los alimentadores del Metro, incluso la gente est muy contenta por-que estn construyendo un megacolegio. La comunidad est muy feliz por lasmejoras del barrio.

    En la Sierra nunca se ha perdido la esperanza.

    Durante la ltima poca de violencia en La Sierra, 2011, muchos niosdejaron de ir a la escuela y el colegio por miedo a los enfrentamientos.Foto: Archivo EL COLOMBIANO

    El pasado 20 de julio, el futbolista Juan Guillermo Cuadrado subi hasta La Sierray jug all un picadito con la gente del sector. Su anhelo es seguir ayudando a los

    jvenes del barrio con su Escuela de Ftbol. Foto: Archivo EL COLOMBIANO

    Las rutas alimentadoras han significado una nueva esperanza, y unanueva fuente de empleo para los jvenes del sector. Adems, hanmejorado el transporte en la zona. Foto: Archivo EL COLOMBIANO

    La Comuna 8 ha sufrido distintos ciclos deviolencia. Uno de los ms recordados enfrenta las milicias de la guerrilla con los gruposparamilitares. Foto: Archivo EL COLOMBIANO

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    Nosotros queremos que la gente vea que tambin somos humanos y

    no mquinas de guerra

    Edison la mueca. Documental La Sierra

    Celeste ArboledaOctavo gradoI.E Villa Turbay - MedellnTallerista: Laura VlezComunicacin Social - PeriodismoUniversidad Pontificia Bolivariana

    Quizs mucha gente ha llegado a escuchar las palabras: hubouna balacera en la Sierra; solo las escuchan, no saben lo quees vivirla, ni lo que se llega a sentir al escuchar las balas y sa-

    ber que se tiene un ser querido all afuera en medio del fuego.

    A m personalmente, un da me ocurri.Una tarde como cualquiera, mi hermano mayor sali de la casa rum-bo a la tienda a comprar las cosas del almuerzo. Cuando de repenteinici una balacera, inmediatamente mi madre entr en pnico alsaber que mi hermano estaba en la calle.

    La preocupacin aument an ms cuando una de esas tantas ba-las golpe fuertemente la pared frontal de mi casa, provocando asun gran dao en la estructura. La angustia continu durante todoel ataque que dur alrededor de 45 minutos.

    Afortunadamente mi hermano lleg a casa, sano y salvo; justodespus de que el fuego cesara. En ese momento solo me pre-guntaba: si yo me sent as teniendo a mi hermano all afuera,Cmo se sentirn las familias de los armados?

    La adrenalina, el temor, la incertidumbre de no saber... Quinmorir hoy? Cul de todos aquellos muchachos que empuanen sus manos armas, hoy dejarn sus hogares, sus mujeres ysus hijos? Cuntos de ellos no regresarn a casa?

    Son tantas preguntas, para tan pocas respuestas. Pero es larealidad que estos mismos muchachos decidieron vivir y larealidad que sus familias saben y deben confrontar.

    Una guerra, sin propsito, sin necesidad, absurda y sin sen-tido; una guerra que a la larga solo deja sangre, muerte,tristeza, familias destruidas e incluso una no muy buenaimagen del barrio La Sierra.

    Segn estadsticas del peridico El COLOMBIANO de2012, se calcula alrededor de 1.200 familias afectadas enla comuna 8, producto de la guerra.

    Para algunas personas como yo, que creemos que estaguerra solo existe para bien comn de ellos mismos, y nopara el de la comunidad; quiero decirles que una cosa escomo nosotros pensamos y otra es lo que ellos piensan,ya que ellos no ven esto como una guerra innecesaria,sino como un objetivo: recuperar su territorio. Entra-mos con mano dura a recuperar nuestro territorio,deca Edison la mueca, en el documental La Sierra.

    Sin embargo, la guerra no es solo de ellos sinotambin en gran parte de la comunidad, ya queson los que ms se ven damnificados en el sen-tido de que los nios no pueden estudiar por las

    fronteras, madres cabeza de familia no puedendejar a sus hijos solos por la preocupacin y afec-ta tambin sus trabajos por paros en el transporte.

    Al frente vive el enemigo de nosotros pero no todala comunidad es el enemigo- Jess el mocho, en el documental La Sierra

    La guerra es la vida de los muchachos, pero parala gente es una guerra ms. Una guerra que tardeo temprano tendr su final.

    Si vemos ms all de todo el conflicto podemosver que la parte linda del barrio es la gente. Esagente luchadora, amable, echada pa lante y con

    la certeza de que hay un futuro mejor para La Sie-

    rra, siempre con buena cara y sabiendo que somosms los buenos que los malos.

    Hoy algunos jvenes cambiaron armas por instru-mentos musicales, balones de ftbol, libros y mu-chos sueos en mente, gracias a aquellas personas

    como el jugador de la Seleccin Colombia, Cuadrado,que el 20 de julio subi al barrio para llevar noticiasalentadoras y cambiar balas por pasos de ras tas tasen su escuela de Ftbol.

    Esto es un sueo hecho realidad al tenerlo con nosotros,pues slo podamos verlo por televisin; gracias por subir a

    nuestro barrio, ayudarnos a salir adelante y tanto usted comoel pas tendrn noticias buenas de La Sierra, porque dejamosatrs la guerra para soar con cosas grandes. Estas palabrasdel nio Ivn Lpez publicadas en EL COLOMBIANO repre-sentan los sentimientos de muchos habitantes.

    Ya no es el combo de los muchachos sino el grupo demsica Jamploy, el grupo de lectura en la biblioteca Na-dino y los innumerables equipos de ftbol creados porlderes dispuestos a ayudar a estos jvenes a ser partedel cambio.

    Uno de estos tantos lderes y ejemplo de superacin esCarlos Rodrguez Don Paco quien ha vivido desde hace 17

    aos en La Sierra, en donde cri y educa sus 5 hijos, y donde conoci a su actualesposa y form su hogar.

    Levant a mis hijos, bien levantados y gra-cias a Dios hasta educacin les pude dar ydos de ellos ya estn en la de Antioquia.Don Paco tambin es lder y jefe de la AccinComunal La Sierra, en donde realiza trabajosvoluntarios en pro de la comunidad y quiencolabora a veces como entrenador de ftbolde los pequeos en la cancha.

    No porque te cres en un barrio de ricos, se-rs rico y bueno y no porqu te cres en unbarrio de pobres, sers pobre y malo, nosdice don Carlos.

    l nos relata algo de su hermosa historia devida y todo lo que ha visto y vivido en La Sierra:

    esto ya no es la misma vaina que antes, ahoraalgunos de estos muchachos recapacitaron.

    Tambin nos dice que: Gracias a Dios y a lafuerza pblica La Sierra es actualmente unbarrio con muchas expectativas, proyectospor cumplir, y otros que ya se estn llevan-do a cabo que son: la escuela de ftbol deCuadrado, urbanizaciones, el nuevo colegio(Santa Mara de la Sierra), sistema integra-do del metro etc.

    Ms all de la reputacin que el barrio haadquirido, debemos tener presente que enLa Sierra siempre habr un pueblo unidoque nunca ver lo malo de su pasado sinolo bueno y prometedor de su futuro.

    En este conflicto aprendimos que la guerrasaca lo peor y lo mejor de cada uno de no-sotros, sin embargo siempre teniendo pre-sente que no hay mejor guerra que aquellaque ni siquiera ha sido planeada.

    La Sierra ser conocida como el barrio delas oportunidades y no como el barrio dela muerte.

    De la guerra,al cambio

    La Sierra lucha hoy por dejar atrs su ltimo ciclo de violencia. Varias obras de infraestructura y el trabajo de la comunidad transformanla zona. Foto: Archivo EL COLOMBIANO

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    Juan Pablo LpezNoveno gradoColegio de la UPB - MeellnTallerista: Julin Vsquez PelezComunicacin Social - PeriodismoUniversidad Pontificia Bolivariana

    Era mircoles en la maana, el da estaba so-leado y claramente se poda observar el firma-mento rodeado de nubes, aves y rboles que se

    balanceaban con el viento. Yo me arreglaba para ir ala entrega de notas final en el Colegio UPB; estaba muynervioso, no saba qu hacer y las manos me temblaban.Sentado en el silln caf de la sala, esperaba a que mipap llegara, tocara el timbre y me avisara que tena quebajar, pues se nos estaba haciendo tarde.

    Ya tena claro qu palabras iba a usar mi profesora para darmela noticia y tambin saba que, despus de que mi pap las escu-chara, estara decepcionado de m... No pasaron ni cinco minutosy son el timbre.

    Para muchos, escucharlo poda ser un sonido normal pero para mfue el ruido ms desesperante y angustiante que haba pasado pormis odos. Apret los cordones de mis tenis negros y me dirig haciael parqueadero, donde ya estaba esperndome mi pap.

    Baj las escaleras, llegu al stano y lo vi a l, con una mirada intran-quila y llena de preocupacin, razn por la que no quera ni me decida adecirle