El Suicidio

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EL SUICIDIO El hombre en el largo o corto horizonte de su vida asume conductas vitales que le dan sentido a su vida o que frustran el recorrido de la misma. Madre de Dios, ha sido testigo en los últimos años de una avalancha de suicidios en adolescentes y jóvenes, entre parejas y convivientes, estudiantes universitarios, adolescentes en el nivel secundario y algún policía; quienes vieron truncados sus aspiraciones y proyectos personales que, de seguro, lo habrán tenido. El suicidio viene a ser la acción de quitarse la vida uno mismo con plena libertad y de forma premeditada. Esto quiere decir, que la persona se da muerte a sí misma, no se valoran y su autoestima ha caído demasiado bajo. se expresa, según los criterios establecidos por el sociólogo francés Emily Durkheim, de finales del siglo XIX, como altruistas, egoístas, fatalistas y anómicos de diferentes maneras. El primero es causado por una baja autoestima, es un tipo de suicidio “honrroso”, cabe citar a los clásicos estoicos en este rubro; por otro lado, tenemos el suicidio egoísta que se da cuando la persona comienza a aislarse en desmedida de los vínculos familiares y sociales , se encierra en su mismidad y es poco expresivo ante la sociedad en general, trabajo o familia; por otro lado, el suicidio anómico, se da en el tipo de sociedades en donde las diferentes instituciones tienen problemas fuertes de relaciones y los lazos de convivencia están en un alto grado de desintegración o anomia, por ejemplo es común en sociedades donde el matrimonio se ha dejado a un segundo plano, es aquí donde suceden suicidios en grado mayor, dado que las pocas ocasiones de concretarse el matrimonio suceden divorcios al poco tiempo uno de los integrantes termina muy frustrado y decepcionado. Esta apreciación se puede extender a las parejas que se separan después de un corto tiempo de relación, en la que uno de los integrantes cae en depresión fuerte. Finalmente tenemos el suicidio fatalista, que se ocasiona debido a la presión, coacción que sufren los seres humanos y están sometidos a reglas que absorben su tranquilidad y estabilidad emocional llevándole a la desesperación; estos tipos de personas suicidas pretenden abandonar la vida como un modo de escape o liberación de la presión que sufren a diario. Los niños, adolescentes y adultos que viven sometidos o son

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EL SUICIDIO

El hombre en el largo o corto horizonte de su vida asume conductas vitales que le dan sentido a su vida o que frustran el recorrido de la misma.

Madre de Dios, ha sido testigo en los últimos años de una avalancha de suicidios en adolescentes y jóvenes, entre parejas y convivientes, estudiantes universitarios, adolescentes en el nivel secundario y algún policía; quienes vieron truncados sus aspiraciones y proyectos personales que, de seguro, lo habrán tenido.

El suicidio viene a ser la acción de quitarse la vida uno mismo con plena libertad y de forma premeditada. Esto quiere decir, que la persona se da muerte a sí misma, no se valoran y su autoestima ha caído demasiado bajo.

se expresa, según los criterios establecidos por el sociólogo francés Emily Durkheim, de finales del siglo XIX, como altruistas, egoístas, fatalistas y anómicos de diferentes maneras. El primero es causado por una baja autoestima, es un tipo de suicidio “honrroso”, cabe citar a los clásicos estoicos en este rubro; por otro lado, tenemos el suicidio egoísta que se da cuando la persona comienza a aislarse en desmedida de los vínculos familiares y sociales , se encierra en su mismidad y es poco expresivo ante la sociedad en general, trabajo o familia; por otro lado, el suicidio anómico, se da en el tipo de sociedades en donde las diferentes instituciones tienen problemas fuertes de relaciones y los lazos de convivencia están en un alto grado de desintegración o anomia, por ejemplo es común en sociedades donde el matrimonio se ha dejado a un segundo plano, es aquí donde suceden suicidios en grado mayor, dado que las pocas ocasiones de concretarse el matrimonio suceden divorcios al poco tiempo uno de los integrantes termina muy frustrado y decepcionado. Esta apreciación se puede extender a las parejas que se separan después de un corto tiempo de relación, en la que uno de los integrantes cae en depresión fuerte. Finalmente tenemos el suicidio fatalista, que se ocasiona debido a la presión, coacción que sufren los seres humanos y están sometidos a reglas que absorben su tranquilidad y estabilidad emocional llevándole a la desesperación; estos tipos de personas suicidas pretenden abandonar la vida como un modo de escape o liberación de la presión que sufren a diario. Los niños, adolescentes y adultos que viven sometidos o son tratados como esclavos o servidores están tendentes de este tipo de suicidio.

Según un estudio de criminología de la Universidad Libre de Costa Rica se estima que en el 60% de los casos de suicidios se encuentra un sustrato de enfermedad depresiva o emocional y en el 40% restante se debe a trastornos de personalidad, alcoholismo, drogadicción o esquizofrenia.

Además, hay que tener en cuenta que el suicidio es ante todo un hecho social, otras veces familiar, afectivo y en las dos últimas décadas se puede decir hasta escolar (bulling), cuyas motivos son sociales antes que individuales o claramente psicológicos.

Dentro de los principales motivos o causas del suicidio, está el disturbio mental en el tema emocional que termina en la depresión y el consumo de sustancias prohibidas. Las personas suicidas ven al suicidio como un escape o salida a sus problemas, se sienten incapaces de afrontar el estado de angustia, ansiedad, desesperación en el que han caído; más aún, no son orientados por un psicólogo; no comparten sus problemas o preocupaciones con su mejor amigo o personas de confianza. Se dejan invadir por el sentimiento de culpa, creen que nadie les quiere, que no hacen falta a nadie, tienen autoestima muy baja, se sienten mal tratados por la sociedad, por los familiares, por las parejas o por los padres cuando no saben comprender y

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tratar a sus hijos. Es la angustia y la depresión, a veces iniciada por el estrés o simples preocupaciones, que conlleva en un futuro corto al suicidio. El suicida se refugia en su propio dolor, es autosuficiente en grado sumo, se encierra en sus problemas; no suelen pedir ayuda. Se dejan invadir por malos pensamientos y sentimientos negativos, que normalmente van a ser focalizados en fracaso y decepciones; brota dentro en ellos un “ya no puedo más” y creen que ya no existe solución para sus problemas.

Como se encierran en sí mismos y no piden ayuda, la consecuencia es no encontrar salidas alternas y esto desencadena en que ellos mismos obstaculicen la búsqueda de soluciones. A ello, se suma que no cuentan con energía positiva y como no buscan apoyo se obnubilan. Muchas veces esto ocasiona que ni siquiera tengan mayor tiempo para pensar las acciones que quieran cometer. Creen que la depresión o decaimiento emocional conjuntamente con la frustración de no poder hacer las cosas como quisieran es el principal factor del suicidio.

Son diversos trastornos mentales que dan lugar a cuadros depresivos extremos, que sin un tratamiento apropiado pueden terminar en el ejercicio del suicidio, principalmente el de presión ocasionada por la violencia familiar. Existen algunos suicidios ocasionados bajo los efectos del consumo de sustancias psicoactivas por el factor de riesgo que se corre y el grado alucinógeno que se da. Destacamos que según psiquiatras, psicólogos, sociólogos y filósofos, el suicido se expresa a nivel de conductas inesperadas o de un lenguaje suicida que el individuo viene dando. Así tenemos por ejemplo que el suicida va dejando como pistas o avisando consciente e inconscientemente de que está en el camino del suicidio. En ocasiones, realiza acciones como no permitir que padres, hermanos, familiares o amigos ingresen a sus habitaciones, dado que ésta es testigo de dibujos suicidas o radicales, diarios o anotaciones de dibujos sugerentes; tienden a expresarse mucho sobre el suicidio y la muerte, a veces, hasta de una forma “natural"; se les va la esperanza de seguir viviendo al encerrarse en sí mismos y se alejan de los seres queridos; ya no disfrutan ni tienen mayores intenciones de hacer las actividades comunes que antes disfrutaban al hacerlo; dificultades en la atención y concentración, están muy distraídos a la hora de clases, a la hora de comer, en las reuniones sociales; también por consumo excesivo de alcohol o drogas y en ocasiones psicofármacos; son redundantes las pláticas sobre sus problemas, en el que se comienza a notar un vacío o incoherencia en sus expresiones, se expresan con segunda intención sobre el tema de la muerte y, a veces suele suceder, que pretenden hacer un viaje (“muy pronto haré un largo viaje”, “adiós, gracias por haber sido tan bueno conmigo, siempre te recordaré” “eres la mejor persona que ha existido en este mundo para mí por eso te extrañaré”, etc.)

El comportamiento de un suicida se aprecia en la tristeza profunda, llantos, peleas constantes, hasta infracciones a la ley, inflexiones. Auto herirse (cortarse las muñecas, hacer cortes y les parece normal), escritos sobre muerte y suicidio, comportamientos que dejan mucho que desear y avizorar. En cuanto a los pensamientos extremos y emociones fuertes de los suicidas está: pensar y manifestar al suicidio como pan del día, soledad o aislamiento, falta de apoyo de amigos y familiares, marginación, sentido extremo de culpabilidad, soñar despierto, inutilidad, sentirse que no sirven para nada y la pérdida de la autoestima, creen que no se volverán a enamorar por que no existirá una mejor personal que él/ella. No hay que dejar de lado que los trastornos de la personalidad como la esquizofrenia, la bipolaridad, las conductas maniacas depresivas turban al ser humano sin importar la edad y les lleva a tomar decisiones extremas, en ocasiones.

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Para ello, hay que estar atentos, escuchar a las personas, siendo empáticos y asertivos, no encerrarse en sí mismos, escuchar a los demás, evitar frustraciones, darse cuenta que estoy enfermo y que necesito ayuda de un profesional.

Felipe Guevara Duarez,

Prof. Universitario de Filosofía y Psicología.