El sentido de la experiencia cotidiana como motor vital

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1 Autor: Rafael Castellano VICTOR FRANKL EL SENTIDO DE LA EXPERIENCIA COTIDIANA COMO MOTOR VITAL

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Frankl afirmó que tanto el "principio de placer" enunciado por Freud como motivación esencial, como el "afán de poder" expresado por Adler, son argumentos insuficientes para dar cuenta de aquello que constituye el motor vital de la existencia, que él encuentra en lo que denomida la "voluntad de sentido". El autor aborda la cuestión del sentido en la obra de Frankl, a parti de cuatro preguntas: ¿Tiene Sentido la Vida? ¿De qué Sentido hablamos? ¿Dónde se encuentra? ¿Cómo lo encontramos? En el proceso de ir abordando estas preguntas desde distintas prespecticas, se van develando las posturas de Frankl. Luego, el autor analiza las influencias y diferencias que el pensamiento de Frankl tiene en relación a la obra de Heidegger y las posturas constructivas. Finalmente, hace un análisis de la antropología que sustenta la obra de Frankl y explora la tensión existente entre las siguientes dicotomías dialécticas: destino-libertad; orientación al placer-orientación al destino; carácter-personalidad.

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1 Autor: Rafael Castellano

VICTOR FRANKL

EL SENTIDO DE LA EXPERIENCIA COTIDIANA COMO MOTOR VITAL

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2 Autor: Rafael Castellano

Frankl afirmó que tanto el “principio de placer” enunciado por Freud como motivación esencial, como el “afán de poder” expresado por Adler, son argumentos insuficientes para dar cuenta de aquello que constituye el motor vital de la existencia, que él encuentra en lo que denomina la “voluntad de sentido”. El autor aborda la cuestión del sentido en la obra de Frankl, a partir de cuatro preguntas: ¿Tiene Sentido la Vida? ¿De qué Sentido hablamos? ¿Dónde se encuentra? ¿Cómo lo encontramos? En el proceso de ir abordando estas preguntas desde distintas perspectivas, se van develando las posturas de Frankl. Luego, el autor analiza las influencias y diferencias que el pensamiento de Frankl tiene en relación a la obra de Heidegger y a las posturas constructivistas. Finalmente hace un análisis de la antropología que sustenta la obra de Frankl y explora la tensión existente entre las siguientes dicotomías dialécticas: destino-libertad; orientación al placer-orientación al destino; carácter-personalidad.

ABSTRACT

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En todas las épocas el “sentido de la vida” fue una constante fuente de interrogación y una búsqueda permanente de los seres humanos. Hay quienes intentaron hallarlo en el arte, la religión, la familia, los desafíos de la ciencia, etc. Victor Frankl vivió dos experiencias radicales que marcaron su vida y la orientación de sus investigaciones: 1) Su encierro en cuatro diferentes campos de concentración (dependientes del de Dachau), que duró desde el Otoño de 1942 hasta Abril de 1945. Durante esa época no solo fue testigo y víctima del horror, sino que debió sufrir la muerte de su esposa, a quien obligaron a abortar, y la de sus padres. 2) Su vivencia, como psiquiatra practicante e investigador, que lo llevó a la intuición de que el “vacío existencial” constituía la principal aflicción de la mayor parte de las personas que encontraba en su consulta profesional y en sus investigaciones (desplegadas durante la segunda mitad del siglo XX). Frankl afirmó que tanto el “principio de placer” enunciado por Freud como motivación esencial, como el “afán de poder” expresado por Adler, son argumentos insuficientes para dar cuenta de aquello que constituye el motor vital de la existencia, que él encuentra en lo que denomina la “voluntad de sentido”. I) LA PREGUNTA POR EL SENTIDO

1. ¿Por qué existe la pregunta sobre el Sentido? 2. ¿Tiene sentido la pregunta sobre el Sentido? 3. ¿Qué significa el término “Sentido”?

La pregunta sobre el sentido nos refiere a las clásicas preguntas de la metafísica, ya expuestas por autores como Leibniz, Schelling o Heiddeger. Este último la plantea en los siguientes términos: ¿Por qué existe algo, y no, más bien nada? La pregunta sobre el “sentido”, es -en última instancia- una referencia directa a esa interrogación.

Soren Kierkegaard, considerado “padre del existencialismo”, dijo que la certeza no es posible dado que la propia naturaleza humana lleva el sello de la subjetividad y los límites de la razón para conocer y comprender el sentido de sí mismo o el sentido último que lo supera. “Entre Dios y el hombre hay un abismo” escribió, para agregar que a veces es necesario realizar un “salto de fe”. Eagleton escribió –por su parte- lo siguiente: “Vivir con fe es infundir significación a nuestra propia vida. Según esto, el sentido de la vida depende del estilo con el que ésta se viva, no de su contenido real”. Lo mismo expone Antoine De Saint Exupery: “El sentido de las cosas no está en las cosas mismas, sino en nuestra actitud hacia ellas”. Si el Ser Humano, es pues un ser fáctico y limitado, la respuesta cognitiva que pueda dar ante la pregunta por el Sentido, llevará de por sí el sello de su propia facticidad y limitación, sea positiva o negativa. La certeza no es posible por los medios de la razón, ahí la necesidad de creer o no creer, la necesidad de tomar una elección, por lo cual la metafísica termina siendo inevitable. Según Kierkegaard esta certeza no pasa por lo racional y no puede ser alcanzada por la ciencia, sino más bien por lo religioso, es decir: la fe. Aunque resulte poco convincente para la mente racional y filosóficamente exigente, Kierkegaard, plantea nuevamente y de una manera muy lograda los límites humanos frente a la pregunta sobre el sentido y la duda de la razón que genera la pregunta sobre este sentido.

¿Podría decirse que Frank les un autor existencialista y, más aún, metafísico?

No puede abordarse la respuesta a esta pregunta sin reflexionar brevemente sobre el alcance de la noción de sentido y el modo en que Frankl la utiliza. Comencemos por hacer algunas distinciones:

• SENTIDO: Del latín Sentire (Oír, sentir)

• SIGNIFICADO: Del latín Signa (Señal, marca)

• PROPÓSITO: Pro posito (Depositar algo adelante)

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• PROYECTO: Pro iectus (Arrojarse delante de algo)

Puede decirse que el Significado es axiológico dado que corresponde en última instancia al valor o representación que le otorga el sujeto o la cultura a los objetos, a los símbolos y a su propia experiencia, mientras el Sentido es Ontológico ya que se refiere a lo real o concreto. Es algo implícito de la realidad e independiente del sujeto, forma parte de un mundo inteligible y organizado.

¿Cómo podemos superar el problema Ontológico-Axiológico expresado en la dualidad Sentido-Significado?

En la experiencia humana lo ontológico y lo axiológico suelen ser inseparables, de la misma manera que el Sentido otorgado por la realidad y el Significado experimentado o atribuido por el Ser Humano, en base a su experiencia. Ante esto surgen las siguientes preguntas ¿Es lo Ontológico opuesto a lo Axiológico? ¿Puede coexistir de manera coherente el Sentido con el Significado? ¿Cómo podemos pues, superar este problema?

Alfried Langle ha intentado integrar la visión de Sentido y Significado, abarcando cuatro aspectos del mismo:

1. Objetivo: La situación real.

1. Relativo: La persona y las situaciones ligadas a esta persona.

1. Subjetivo: La experiencia-vivencia del sujeto involucrado.

1. Apelativo: El llamado que exige esta situación del sujeto.

Esto a la vez puede ser expresado en tres momentos del Sentido:

1. Sentido Ontológico: La pregunta Ontológica del Sentido se refiere al fundamento de las cosas y de lo que el hombre en sí mismo es (pregunta fundamental) y lo que es en sí misma la situación. Corresponde a la realidad y a las interrelaciones que supone esta realidad.

1. Sentido Axiológico: La pregunta axiológica del sentido, se refiere a la valoración subjetiva que le da el individuo a su experiencia o a la situación: ¿Qué es lo bueno de

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esto? ¿Para qué es bueno esto?

1. Sentido Existencial: Esta es la tercera pregunta sobre el Sentido, la pregunta existencial, que requiere una respuesta, una acción concreta en el mundo; es por tanto apelativa: ¿Qué hago yo como persona libre, creativa y responsable en medio del mundo?

Langle desarrolla un esquema centrado en 4 preguntas para el análisis sistemático del Sentido en Logoterapia y Análisis Existencial. Estas preguntas son las siguientes:

1. ¿Tiene Sentido la Vida? 2. ¿De qué Sentido hablamos? 3. ¿Dónde se encuentra? 4. ¿Cómo lo encontramos?

PRIMERA PREGUNTA: ¿TIENE SENTIDO LA VIDA?

Albert Camus observó que muchas personas mueren porque estiman que la vida no vale la pena de ser vivida. Sin embargo otras paradójicamente, se hacen matar por las ideas o las ilusiones que les dan una razón para vivir: “Lo que se llama una razón para vivir es, al mismo tiempo, una excelente razón para morir”. Opino en consecuencia, que el sentido de la vida es la pregunta más apremiante. ¿Cómo contestarla?

Para Irvin Yalom existen “esenciales básicos”: La Muerte, la Libertad, el Aislamiento y la Carencia de Sentido Vital. De la misma manera en la cual Freud sostuvo que los impulsos instintivos inconscientes causaban la angustia, ante la cual surgían diversos mecanismos represivos, Yalom sostiene que estos “esenciales” conducen de la misma manera a la angustia y a diversos mecanismos represivos que constituye la fuente de la psicopatología existencial.

Lo cierto es que nadie puede dar lo que no tiene y aquel que carece de sentido, difícilmente podrá transmitirlo o ayudar a encontrarlo. No sólo el sentido se descubre y se contagia, también lo hace el sinsentido. Esto tiene vital relación con lo expresado por Viktor Frankl: “No hay psicoterapia sin una imagen del hombre ni una concepción del mundo”. La manera como un terapeuta entiende y aborda la pregunta sobre el Sentido de la Vida, dependerá pues de su cosmovisión implícita (muchas veces inconsciente), expresada en su marco epistemológico.

Sigmund Freud creía por ejemplo que preguntarse sobre el sentido de la existencia era un signo de enfermedad, tal como consta en su correspondencia con Marie Bonaparte. Alfred Adler, sin embargo reconoció la importancia del Sentido de la Vida, llegando no sólo a escribir un libro con ese nombre, sino que declaró que: “la opinión que la persona manifiesta sobre el sentido de su vida, en última instancia determina todo su pensar, sentir y obrar”. El sentido de la vida para Adler, se realiza en la comunidad a través de lo que él denominó las tres tareas básicas de la existencia, que son: Trabajo-Profesión, Pareja-Familia y Relaciones Sociales-Amistad. Carl Jung reconoció a su vez que la carencia de un significado vital desempeña un papel crucial en el desarrollo de la neurosis: “La mayoría ha sufrido ya un tratamiento psicoterapéutico con éxito parcial o con resultado completamente negativo. Alrededor de un tercio de los casos míos no padece una neurosis clínicamente determinable, sino la falta de sentido y de objeto de su vida; nada tengo que objetar si se pretende designar este estado como la neurosis general de nuestro tiempo. Más de dos tercios de mis pacientes se hallan ya en la segunda mitad de su vida”.

Viktor Frankl, expresará a su vez lo siguiente: “Sólo el Ser Humano es capaz de preguntarse por el sentido de su vida, no hay una hormiga, no hay una abeja, ningún animal que se haga esta pregunta. No es signo de enfermedad: Es su privilegio”. En este sentido preguntarse por el sentido o incluso, perderlo y no poder encontrarlo, no indica síntomas de enfermedad, sino que nos informa de la necesidad humana de tener un sentido, de buscarlo y reencontrarlo. Más, el sentido, si es que no puede ser fácilmente recuperado o encontrado en tales

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situaciones, nos informa que es algo mucho más complejo que un simple significado cognitivo o constructo.

Volviendo pues a la primera pregunta sobre el Sentido: ¿Tiene sentido la vida? existen únicamente dos posibilidades de respuesta, con innumerables matices:

• La vida SI tiene sentido. • La vida NO tiene sentido.

Ante esta respuesta, quedará el interrogante sobre la necesidad de encontrar este sentido, así como la posibilidad de descubrirlo. Para Viktor Frankl el sentido no sólo “debe”, sino que “puede” ser encontrado. Siempre existe la posibilidad de que el “Sentido” que creemos haber descubierto no sea realmente un sentido auténtico, por ello Frankl dirá que el “órgano del sentido” es nuestra consciencia. Ésta, justamente al ser la consciencia del hombre, no se encuentra libre de error o fallo. Decir que la vida SI tiene un Sentido, corresponde a una postura metafísica idealista, que confía en un sentido incondicional de la vida, cuyo significado último es siempre de carácter espiritual o religioso (se entiende religión, no como doctrina sino como acto de unión trascendente con lo trans-humano, lo cual corresponde al sentido etimológico del término religare o volver a unir). Decir que la vida tiene sentido nos remite a las preguntas metafísicas ya expuestas ¿por qué hay algo, y no, más bien, nada? ¿por qué el ser? Pero además, tarde o temprano tendremos que hacernos otras mucho más complejas como: ¿de dónde venimos? ¿hacia dónde vamos? ¿cuál es el sentido último de la existencia? ¿si existe un sentido, quién o qué lo determina?

Sin embargo el hecho de que exista un Sentido Último para la existencia y el mundo, no garantiza que esta existencia esté libre de sufrimiento o que el mundo sea un lugar agradable carente de caos.

Desde una concepción más bien materialista podríamos responder que la vida No tiene ningún sentido último, más ante ello surgen dos posibilidades:

* EL SENTIDO NO EXISTE, PERO DEBE Y PUEDE SER CONSTRUIDO O INVENTADO; lo que correspondería más a un concepto de SIGNIFICADO, coherente con la postura CONSTRUCTIVISTA. Es un poco lo que Max Stirner nos quiere transmitir cuando nos dice: “Yo no soy nada, en el sentido de vacío; pero soy la nada creadora, la nada de la que mi yo creador lo crea Todo.”

En esta categoría encontramos a:

- Alfred Adler: El Sentido es encontrado en el trabajo, la familia y las relaciones sociales.

- Friedrich Nietzsche (en su segunda fase): El significado puede ser encontrado en la aceptación del destino (amor fati), así como la reestructuración de los valores y la superación de los dogmas y falsa moral, con construcción de sí mismo (Super-hombre).

- Martin Heiddeger: El significado de la existencia radica en la aceptación del destino y la muerte (ser-para-la-muerte), realizando una existencia auténtica en relación con el mundo.

- Jean Paul Sartre: El significado se expresa en un doble proyecto: por un lado la libertad del Ser Humano para construirse a sí mismo (para-si) y por otro la posibilidad de realizar una contribución a la sociedad (ser-con), donde ocupan especial lugar el trabajo, el arte y la política.

- Albert Camus: El significado radica en la “rebeldía metafísica”; es decir, la del Ser Humano en el acto de oponerse justamente al sinsentido (carácter absurdo del mundo), para crear un sentido personal.

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* EL SENTIDO NO EXISTE. TAMPOCO DEBE O PUEDE SER CONSTRUIDO O INVENTADO. Esta idea correspondería a la postura NIHILISTA. El nihilismo es una posición filosófica que argumenta que el mundo, y en especial la existencia humana, no posee de manera objetiva ningún significado, propósito, verdad comprensible o valor esencial superior. Algunas expresiones del Nihilismo son:

* ESCAPISMO: La evasión de la pregunta por el Sentido y la “realidad” de la carencia de sentido total, mediante maniobras evasivas como el consumo de drogas, la búsqueda y el ejercicio del poder, el trabajo excesivo, el fanatismo, el pensamiento colectivista y otras formas de existencia inauténtica.

* ACTITUD PROVISIONAL HACIA LA VIDA: Una vida irresponsable, sin propósito o proyección hacia el futuro. En palabras de Marta Guberman y Eugenio Pérez Soto: Modo de existencia caracterizado por un vivir que sólo tiene en cuenta el hoy. El hombre en esta actitud no considera necesario actuar y afrontar su destino porque cree que no vale la pena.

* FATALISMO: El hombre de actitud fatalista, cree que no es posible afrontar el destino. El hombre de actitud fatalista dice: no está en mis manos cambiar mi destino, considera la existencia como una fatalidad.

* NEUROSIS CONTEMPORÁNEAS: Las adicciones, depresión, suicidio, agresividad y la violencia.

Finalmente el Nihilismo, conlleva la desesperación o la auto-destrucción. Los más grandes representantes de esta postura son sin duda Arthur Schopenhauer, Friedrich Nietzsche (en su primera etapa) y Emil Michel Cioran. Para Schopenhauer el mundo es la mera representación de una fuerza voraz, perversa e implacable, de un ente metafísico que él denomina “Voluntad”, ya presente en todos los seres. El único sentido detrás de esta fuerza es la continuidad y reproducción de sí misma. La vida lejos de responder a una naturaleza elevada, responde únicamente al caos, al sufrimiento y a la carencia. Toda voluntad en ese sentido parte de una carencia y por ende de un sufrimiento. El Ser Humano quisiera creer que existe un motivo elevado, pero todo intento de dar sentido a su propia existencia es, en sí, ya otra representación de la “Voluntad” que genera una estrategia de auto-engaño. El hombre es únicamente el resultado del impulso de copulación de sus padres, que a la vez es la representación de la “Voluntad” que busca repetir el mismo curso y reproducirse en otros individuos de manera similar y perpetua.

De Arthur Schopenhauer y el primer Nietzsche parecen desprenderse algunas cosmovisiones implícitas en la teoría de Sigmund Freud, cuyos postulados psicoanalíticos encierran cierto pesimismo y determinismo heredado, con algunos matices y reemplazo de términos. Es en última instancia el determinismo provocado por una voluntad voraz o una tempestad dionisiaca, señal de la tiranía de lo impersonal,es decir lo instintivo/ inconsciente, del ELLO, sobre la conciencia del YO.

Viktor Frankl, hizo la siguiente reflexión partiendo de la famosa expresión de Primo Levi: “Existe Auschwitz, no existe Dios” (refiriéndose al efecto que sufrieron los prisioneros judíos de los campos de concentración en relación a su fe en Dios): “Lo cierto es que de los que pasaron por la experiencia de Auschwitz, el número de personas cuya vida religiosa se hizo más profunda (a pesar de esa experiencia, no gracias a ella), sobrepasa de largo al número de personas que abandonaron la fe tras esa experiencia.

¿Cuál es pues la diferencia entre una persona que posee un sentido, de otra que inventa un significado o de la que niega todo sentido? El sentido es algo que supera las creencias, significados y experiencia del sujeto, mientras el significado es una atribución cognitiva, una significación o una experiencia dependiente del Ser Humano y de su Cultura. Esto se puede diferenciar, diría Frankl, en la figura de aquellos prisioneros que pudieron sobrevivir a los peores tormentos y condiciones de los campos de concentración encontrando un “por qué” para hacerlo, tal como había expuesto Nietzsche: Quien tiene un por qué para vivir puede

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soportar cualquier cómo. El problema radica en que si este ¿por qué? es meramente una atribución cognitiva de orden axiológico, puro significado que pasa por alto toda realidad ontológica, resulta que será finalmente la realidad misma la que confronte la veracidad de los significados atribuidos por el individuo. Es por esto que muchos de aquellos prisioneros que habían deseado sobrevivir por “algo” o “alguien” que los esperaba, no pudieron encontrar consuelo ante la cruda realidad de que aquel “algo” o “alguien” ya no estaba o simplemente no podía ser realizado de la misma manera como lo habían imaginado en su mente. De ahí, los innumerables suicidios en el periodo de post-guerra. Podríamos decir que ante lo real, los falsos significados se desvanecen; incluso el nihilismo retrocede en momentos de confrontación extrema como situaciones límite, donde el ser humano se torna, al menos por un momento, creyente o temeroso de la muerte. Ante esto es útil la anécdota narrada por Jean Paul Sartre en su novela. “La Náusea”, donde un visitante hace confesarse a un moribundo ateo y convertirse a cristiano en su lecho de muerte tras apostar con el cura del pueblo, quien durante años no había podido convencerle. Al preguntarle sobre: ¿cómo hizo para que ese hombre completamente ateo creyera en Dios?, el visitante responde: “Nunca le hice creer en Dios, solamente le hice temer al infierno”

A diferencia del Significado y del Nihilismo, el Sentido se afianza y actualiza ante la confrontación con la realidad y permanece a pesar de las peores crisis. El Sentido es pues revelado en el mundo y se confronta a lo real en cada situación concreta de la vida; no se inventa, sino que se descubre. Así sólo puedo descubrir si pintar me da sentido en la medida en que yo mismo me disponga a pintar y descubrirlo, esto implica comenzar por tomar un pincel.

SEGUNDA PREGUNTA: ¿DE QUÉ SENTIDO HABLAMOS?

Ante esta pregunta surgen tres posibilidades:

SENTIDO GENERAL SENTIDO PERSONAL SENTIDO ÚLTIMO Sentido de la Vida(Como proceso)

Sentido de Vida(Como biografía)

Supra-sentido (Como trascendencia)

Campo de las ciencias Campo de la Filosofía Campo de la Teología

Al hablar de un sentido general de la vida, nos referimos a un proceso. Así, si delimitamos la definición de sentido al proceso vital, podríamos decir que Schopenhauer y Freud con sus conceptos de voluntad o deseo, podrían tener una mayor objetividad; a diferencia de cuando nos referimos al sentido personal (Biográfico) o al sentido último (Trascendente).

El sentido de la vida en cuánto proceso, tiene su sentido en la vida misma, de la misma manera en la cual una oreja tiene sentido en relación al todo al que pertenece. Este sentido es totalmente impersonal e inmanente; permanece indiferente incluso a toda expresión o drama personal, no es capaz de comprender el sentido último y trascendente que la supera. Incluso cuando la vida como tal no fuera más que un accidente biológico, sin ningún sentido mayor que mantenerse y reproducirse a sí misma, esto no le negaría el sentido que como proceso implica. Preguntar por el sentido de la vida en general, correspondería a preguntarnos por el sentido de respirar. Sin embargo, lo interesante de esto es que existe precisamente la pregunta sobre el sentido personal y último, porque esta se soporta en el sentido de la vida como proceso, en su fragilidad, en su historicidad y en su fugacidad. Es así como volvemos a Heiddeger y conceptos como “Ser-Ahí”, “Ser-para-la-muerte” y “Sorge”, que sólo son posibles en la experiencia del ser humano.

Al respecto dirá Frankl: “Dudo que haya ningún médico que pueda contestar a esta pregunta en términos generales, ya que el sentido de la vida difiere de un hombre a otro, de un día para otro, de una hora a otra hora. Así pues, lo que importa no es el sentido de la vida en términos generales, sino el significado concreto de la vida de cada individuo en un momento dado. Plantear la cuestión en términos generales puede equipararse a la pregunta que se le hizo a un campeón de ajedrez: “Dígame, maestro, ¿cuál es la mejor jugada que puede hacerse?“ Lo que ocurre es, sencillamente, que no hay nada que sea la mejor jugada, o una buena jugada, si se

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la considera fuera de la situación especial del juego y de la peculiar personalidad del oponente”.

TERCERA PREGUNTA: ¿DÓNDE SE ENCUENTRA EL SENTIDO?

Viktor Frankl escribió: “El sentido de la vida se encuentra en la vida misma”; pero, ¿qué significa encontrar el sentido en la vida misma? Este responder en la vida, implica pues un estar en la vida, previo. La manera en la cual el ser humano vive es completamente diferente a la manera en la cual otros seres vivos están en el mundo. Esta forma particular de ser abarca tres características: El SER-AHÍ, el SER-EN-SITUACIÓN y el SER-EN-EL-MUNDO.

Partimos pues del primer hecho de que el Ser Humano es siempre un Ser-ahí (dasein), es decir un ser fáctico, arrojado al mundo y orientado a la muerte, además consciente de su propia facticidad y mortalidad. Para Jaspers, el ser humano es el ser que siempre está en situación, apenas sale de una situación está ingresando a otra. Dentro de todas las situaciones que el hombre atraviesa, existen algunas que nos confrontan con nuestros propios límites, de ahí el nombre de “Situaciones Límite”, que son para él: el sufrimiento, la culpa, el azar, la enfermedad y la muerte.

Finalmente el ser humano es un ser-en-el-mundo, pero esta forma de ser, no es pasiva o meramente ocasional, pues como dijo Max Scheler: “el ser humano no sólo está en el mundo, sino que además tiene mundo”. Para Martin Heiddeger este mundo tiene diversas dimensiones:

• Unwelt: Mundo de los objetos y las cosas. • Mitwelt: Mundo de los otros o afectivo. • Eigenwelt: Mundo interno o personal. • Uberwelt: Mundo trascendente o de los sentidos.

Pero este encontrar sentido EN la vida, no sólo se limita a la triple realidad SER-SITUACIÓN-MUNDO que implica la FACTIDIDAD del Ser Humano, sino que apela a lo facultativo, es decir a lo existencial: su libertad, responsabilidad y desarrollo de las potencialidades humanas. Por

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ello Frankl expresa que el sentido de la vida no sólo puede ser encontrado “en lo real” (SER), sino además “en lo posible” (DEBER SER). En este concepto no sólo encontramos implícitos los fundamentos del existencialismo, sino además los conceptos de Nicolai Hartmann, referidos al Ser-Ahí y Ser-Así, así como los conceptos de Alfred Adler, ya presentes desde sus trabajos de su teoría de superación y compensación de las deficiencias e inferioridades orgánicas. Este concepto es de vital importancia en la teoría de la Resiliencia. Es así como podemos encontrar por ejemplo “en lo real” un niño con carencia congénita de miembros superiores y/o inferiores por el uso de un fármaco (talidomida) capaz de sobreponerse al destino y lo fáctico, haciendo uso facultativo de su libertad y la “fuerza del espíritu”, para desarrollar sus propias potencialidades y convertirse en un exitoso conferencista motivador de nivel mundial y además, una persona totalmente autosuficiente en “lo posible”. De ahí la importancia de la máxima de Goethe en el pensamiento de Viktor Frankl: “Trata al hombre como es y lo harás peor, trátalo como debería ser y lo harás mejor”.

CUARTA PREGUNTA: ¿CÓMO ENCONTRAMOS EL SENTIDO?

El sentido no se encuentra en textos de filosofía, mucho menos en cursos o formaciones de Logoterapia. El exceso de reflexión tampoco asegura la respuesta. Responder es ante todo responsabilidad y esto se entiende como habilidad para dar una respuesta: “La existencia humana existe más en acción que en reflejo”. Sin embargo no toda acción posee sentido. El refugiarse en el hacer excesivo puede ser más un signo de carencia de sentido, que de presencia de este. Lo importante es enfatizar que la vida tiene que vivirse y eso sólo es posible conectándose con el momento presente, en el “aquí y ahora”. Esto implica, ser capaz de aceptar el pasado y mantenerse abiertos al futuro, centrándose en la experiencia y captando el sentido del momento presente. Ante esto Frankl dirá: “El Ser Humano no está autorizado a preguntar a la vida, sino que él mismo debe responder”. Esta respuesta es expresada a manera de realización de valores, por las siguientes tres vías:

* Valores de Experiencia (Homo Amans).- Lo que recibo de la vida, del mundo y de los demás, siendo algunos de estos valores la contemplación, la amistad y el amor.

* Valores de Creación (Homo Faber).- Lo que doy a la vida, al mundo, a los demás, siendo algunos de estos valores el trabajo, el arte o un proyecto significativo.

* Valores de Actitud (Homo Patiens). – El testimonio personal ante la vida, el mundo, los demás y sí mismo, siendo el máximo valor la actitud asumida ante el sufrimiento, capaz de convertir un fracaso o tragedia psicofísica, en un éxito personal del espíritu.

Estos valores son siempre orientados al mundo; en palabras de Frankl: “hacia algo o alguien diferente de sí mismo”. De ahí la articulación con la raíz etimológica SENTIRE (OIR y/o SENTIR). El Ser Humano siente el llamado del Sentido o Valor a través de su intuición (conciencia prerreflexiva); lo encarna y realiza en el mundo a través de la totalidad de su ser bio-psico-noético. Por ello el SENTIDO sólo se DESCUBRE y se SIENTE tras dar una respuesta y realizar VALORES en relación con el mundo. Al dar esta respuesta, el mundo le devuelve a uno el SENTIDO y por ende uno alcanza su realización personal. Para Frankl, el sentido sólo podrá ser realmente satisfactorio, cuando esté orientado hacia más allá de sí mismo. La realización personal y la felicidad no es más que la realización del sentido de vida, pero corresponde finalmente a cada individuo encontrar ese sentido. Es su responsabilidad. De ahí la importancia de la frase de Frankl: “No interesa lo que tú esperas de la vida, sino qué es lo que la vida espera de tí”. Sin embargo, cabe mencionar algo expresado por Albert Camus: “Darse sólo tiene sentido, cuando uno se posee”. Esto nos lleva a considerar que el Sentido de la vida implica un alto nivel de responsabilidad, no sólo hacia el mundo y los demás, sino también hacia mí mismo. Como declara Henry Miller: “La vida real comienza cuando estamos solos, cara a cara con nosotros mismos”.

Para Frankl, no sólo existe un sentido “en” la vida y un “sentido último”, sino que sobre todo hay un sentido personal, a descubrir a través de la trama de momentos y experiencias lo que la vida nos ofrece. Dado que el ser humano, es libre y responsable, este “sentido”, puede ser

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negado, jamás realizado, postergado o reemplazado por un significado, un argumento, un plan de vida o proyecto que podría ser “menos perturbador”, “más seguro”, “más aceptado” por la sociedad, la cultura, los padres, etc. A veces porque las circunstancias no le favorecieron o fueron demasiado adversas, otras porque estuvieron demasiado condicionados y finalmente porque simplemente no se arriesgaron a expresar su propia melodía, lo que llevaban dentro y se limitaron a reproducir otros sonidos ajenos o a pasar desapercibidos en el más completo y anónimo mutismo existencial.

Para Frankl, el Ser Humano, a pesar de ser un ser condicionado, es libre y facultativo. Su libertad no radica en la omnipotencia de hacer todo lo que quiere o en la arbitrariedad de hacer todo lo que desea, sino en poder elegir y asumir una actitud personal, incluso ante aquello que lo limita o condiciona. Sólo el hombre tiene la capacidad de superar sus propias limitaciones y condicionamientos para llegar a ser como él quiere realmente ser, de ahí que el sentido se encuentre no sólo en lo real, sino además en lo posible. Lo mismo ocurre sin embargo, cuando éste a pesar de todas las condiciones favorables renuncia a su realización personal, haciendo uso de la misma libertad para no desarrollarse.

Como vimos, Frankl sostenía que la principal enfermedad del siglo XX era la relacionada a la “falta de sentido”, es decir las neurosis noógenas. Sostenía que la pérdida progresiva de las tradiciones, la caída de todas las utopías, dogmas, filosofías o promesas salvadoras conducen a un nihilismo cada vez más masivo. El consumismo, el egoísmo, el tecnicismo del sistema actual, conllevan la despersonalización de las relaciones, al aislamiento y a la existencia inauténtica. Las diversas formas de vida, las neurosis de nuestra época contemporánea, el incremento de las patologías como el cáncer, las adicciones, la depresión, la ansiedad, los trastornos de alimentación, el estrés, son expresiones de esta desorientación que tiene su origen en la profanidad de la propia existencia humana. La carencia de sentido, a su juicio, ha hecho estallar una serie de “sentidos sintéticos”, “significados salvadores” y “propósitos estimulantes”. El incremento de sectas religiosas, del fanatismo, de pensamientos colectivistas y “métodos efectivos” que intentan una “inmunidad contra el sinsentido”, está a la orden del día. El objetivo de muchas personas y el negocio de otras, consiste en crear fórmulas que permitan regular la angustiosa tensión que genera la pregunta sobre el sentido de la vida, la sensación de vacío y el hecho inevitable de la facticidad y fugacidad del propio Ser.

II) LA INFLUENCIA DE HEIDEGGER

Las vidas de Heidegger y Frankl fueron extraordinariamente diferentes: Frankl víctima del holocausto; Heidegger, profesor de las Universidades de Friburgo y Marburgo desde 1915 hasta 1945, año en que fue destituido de su cargo docente en Friburgo tras la caída del régimen nazi, y dada su adhesión anterior al Partido Nacional Socialista Alemán. Sin embargo, Frankl y Heidegger se cruzaron en Viena y mantuvieron correspondencia. Frankl estudió y ponderó la obra de Heidegger, a pesar de que marcó respecto de esta, algunas apreciables diferencias.

En la primera etapa de la obra de Heidegger (fundamentalmente en “Ser y Tiempo”- 1927) confluyen tres tradiciones filosóficas: el Historicismo Hermenéutico (a través de la lectura de Dilthey), el Irracionalismo (Keirkegaard), y la Fenomenología (Husserl). En su segunda etapa, estudió la metafísica como proceso de olvido del Ser, desde Platón, y como caída inevitable en el nihilismo (cuando solo se piensa el Ente, este termina por aparecer vacío). ¿Cuáles son las ideas de Heidegger que de algún modo resuenan en el pensamiento de Frankl?

En Heidegger, el proceso hermenéutico es una transmisión, mediación y comunicación que tiene sentido y que busca la trascendencia como último significado de la relación del ser con su ambiente y consigo mismo. El ser humano aspira a lograr un entendimiento de sí mismo y de su propia trascendencia, de manera tal que pueda percibir su propia existencia, desde su nacimiento hasta su muerte, como una sola unidad. Solo dentro de esta unidad vida-muerte tiene sentido la experiencia de una y de la otra. Heidegger le va a dar un giro ontológico a la hermenéutica incorporando la interpretación y la comunicación, no sólo como modos de

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conocer sino como parte del ser en sí mismo: comprender y entender, en última instancia, no es un modo de conocer, sino es un modo de ser. La estructura de la comprensión no es ya la de un sujeto que conoce sino la de un ser que está presente de un modo ya dado; es un ser que está en su totalidad, lo cual le da a la estructura hermenéutica de Heidegger lo fundamental, que es el ser-en-el-mundo.

Para Heidegger el modelo óptico de visión no sirve porque para él lo principal es la comunicación, la comprensión y el lenguaje; no le basta con ver el objeto sino que le resulta indispensable relacionarse con él a través del entendimiento, la comprensión y la comunicación. Por otro lado, nos dice que la formación del carácter se forja mediante hábitos. La ética Aristotélica (*) es tomada por Heideggger como base de reflexión para una hermenéutica, y entiende la constitución del carácter como un fenómeno de comprensión e interpretaciones en el que se configura el ser del hombre.

Frankl toma de Heidegger tres ideas básicas: a) la idea de Dasein (ser arrojado a un espacio); b) la noción de apertura, de relación del hombre con su mundo mediante la comprensión; c) la idea de anticipación, del hombre que se anticipa a sí mismo “como deber ser” dando sentido, por esa vía, a su existencia. Sin embargo marca algunas diferencias:

• Para Frankl la característica existencial más importante del hombre no tiene que ver con lo que el ente puede hacer dentro de los límites de su espacio de destino (el poder ser que anticipa la muerte, el dejarse devenir en libertad sin ningún elemento de referencia trascendente) sino con la auto-trascendencia. La auténtica meta de existencia humana no se centra en la autorrealización (el mundo no es una simple expresión de uno mismo ni tampoco un instrumento o medio para conseguir la autorrealización) sino un espacio donde se hace posible la verdadera autorrealización que es el efecto del cumplimiento del sentido de la vida, que –según Frankl- se logra de tres modos diferentes: a) realizando una acción; b) acogiendo y amando las donaciones de la existencia (lo que incluye el amor al “otro” facilitándole la actualización de sus potenciales); c) por el sufrimiento (básicamente no en el propio sufrimiento, sino en el sentido que cada uno le encuentra a sus sufrimientos).

• Frankl advierte que la expresión “ser-en-el-mundo” suele ser entendida por muchas corrientes existencialistas como un mero subjetivismo, como si el mundo en el que el hombre es, no fuera nada más que una auto-expresión de sí mismo. El mundo de Heidegger es in-objetivable (subjetivo). No se puede separar el mundo del hombre que lo conoce. Frankl critica esta falta como así también sus derivaciones: la falta de verdad absoluta; la falta de referencia a un mundo espiritual.

• Para Heidegger la angustia no es ajena al “Dasein”, sino que hay que buscarla en referencia al vacío, a la nada de la existencia humana, del ser arrojado ahí, en su precaria condición. En cambio para Frankl no es el vacío lo que genera la angustia, sino la actitud ante él. Sentir angustia puede ser una admonición de una frustración existencial. La angustia deja paso a la esperanza; a una esperanza no exenta de religiosidad.

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(*) Heidegger se remonta a la obra “Etica a Nicomaco” donde Aristoteles plantea que la vida humana no es solo biológica y sostiene que todas las acciones humanas tienden aun bien (agathon) o aun fin (telos). La vida tiene un proyecto final, un fin último (eudaimonia) que le da sentido a todos los otros fines, y es el vivir bien, la búsqueda de la felicidad a partir de un estilo de vida. De los tres sistemas de vida que plantea (hedonista, político y contemplativo) Aristóteles deshecha el primero porque no trasciende. Plantea a la felicidad (eupraxia) como fin último de la vida, el hacer bien las cosas, cumpliendo con excelencia y calidad la tarea que a cada quien corresponda. La felicidad es una actividad del alma. Aristóteles distingue dos tipos de excelencia: a) del carácter (o Ética), que está en relación a la conducta del ser y al modo en que cumple con sus responsabilidades; b) del conocimiento técnico y científico; la activación de un ejercicio que es habitual y que configura el carácter mediante hábitos.

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III) DIFERENCIAS CON EL CONSTRUCTIVISMO

Estas y otras diferencias alejan a la teoría de Frankl del constructivismo cognitivo con el que –muchas veces- suele asociársela.

La falta de sentido contiene siempre una “falta de significación” (dado que el sujeto vive esta experiencia siempre como axiológica y personal y es capaz de darle un significado o resignificarla; la misma identificación de la “carencia de sentido” es una forma de atribuir significado a su experiencia, es una valoración en sentido negativo). Esta “falta de significación” se expresa a través de una ausencia de objetivos, de metas, acompañados con frecuencia de emociones, pensamientos y conductas negativas, mayormente de ansiedad, depresión, evasión o inadecuación. Pero básicamente hablamos de la carencia de algo por que vivir o sentirse vivo. Viktor Frankl expresó que nuestra búsqueda por el sentido está tan profundamente integrada a la condición humana, que no podemos evitar “buscar sentido” hasta que creamos haberlo hallado. Con ello, plantea la doble posibilidad inseparable del Ser Humano de descubrir el sentido (usando su consciencia) o de inventar un significado (usando su psique) al ser impulsado por una motivación profunda e inconsciente denominada por él “Voluntad de Sentido”. Para Scheler y Frankl, los valores y sentidos son objetivos; es decir, existen por sí mismos y son independientes del Ser Humano y de su razón. Por ello atraen al hombre para poder ser descubiertos, encarnados y realizados. Sólo el Ser Humano es capaz de realizar y materializar los valores. Frankl expresa el sentido siempre referido a algo o a alguien diferente a sí mismo, siguiendo el principio de auto-trascendencia; todo ello, se opone explícitamente a la postura metafísica materialista e inmanente que sostiene el cognitivismo y constructivismo.

Por otro lado, el método fenomenológico consiste en llegar a captar la “esencia” de las cosas (las cosas mismas), más allá de la “idea de las cosas” por medio de la suspensión del juicio, observación de la consciencia y descripción de los fenómenos. Husserl busca la “esencia” de las cosas (Fenomenología Lógica), mientras Scheler la “esencia” de los valores (Fenomenología Axiológica). El constructivismo, sostiene la capacidad humana de “construir significados”, como principal atributo del Ser Humano en la construcción (co-construcción) de su propia realidad, su experiencia y la cultura. El método fenomenológico, busca descubrir la realidad que sólo puede ser captada de manera intuitiva-afectiva por el análisis minucioso y disciplinado de la consciencia y su intencionalidad (Noesis). Mientras, el constructivismo constituye un método de descubrimiento de los constructos y atribuciones de la realidad co-creada, que parte siempre de la dimensión mental cognitiva. Lo más cercano al método fenomenológico dentro del constructivismo es quizá el concepto de “acto anticipatorio”, mediante el cual la experiencia del sujeto y la interpretación que este hace de la realidad, se debe a la manera en cómo este se anticipa a los hechos. El entrenamiento de la consciencia para identificar ese “acto anticipatorio” y la comprensión de estos mecanismos constituyen puntos importantes en el abordaje constructivista. Esto no podría equivaler a hacer un paréntesis equivalente a la Epoché de Husserl y no está libre de interpretaciones que se oponen al método fenomenológico.

A pesar de las aparentes similitudes entre las Terapias Cognitivas y Constructivistas con la Logoterapia, estas no sólo difieren entre sí por su antropología y cosmovisión, sino que la segunda abarca una dimensión noética – espiritual (en cuanto a su antropología) y una realidad ontológica – transhumana (en cuanto a su cosmovisión).

Mahoney define la psicología constructivista como una familia de teorías que comparten la idea de que el conocimiento humano conlleva la participación activa y proactiva del individuo. Con el concepto de cognición proactiva, se refiere al hecho de que el individuo no es meramente reactivo a los estímulos de su entorno, sino co-creador de sus “realidades” subjetivas. El constructivismo en este sentido, parte de una postura epistemológica que tiene sus raíces en Kant y su criticismo. La misma que fue aplicada por primera vez por George Kelly en su teoría de los constructos personales. La logoterapia creada por Frankl no es una psicoterapia cognitiva constructivista” porque reconoce no sólo una realidad objetiva de valores y sentidos, sino que se orienta a la totalidad de la persona, con énfasis a su dimensión noética-espiritual (la misma que podría ser catalogada como mero “constructo”

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por el constructivismo).

IV) ANTROPOLOGIA DE VICTOR FRANKL

En la antropología de Frankl el ser humano es desplegado en tres dimensiones:

Dimensión somática Las tres dimensiones se penetran entre sí, dándose cita en cualquier punto de su ser. Se desprende de la tridimensionalidad del hombre que lo propiamente humano solo puede aflorar cuando nos atrevemos a entrar en la dimensión de lo espiritual. El antagonismo entre psique y espíritu puede resultar fructífero para el ser humano. Frankl presenta un conjunto de 4 dialécticas de las cuales veremos tres. LA DIALÉCTICA DEL DESTINO Y LA LIBERTAD.

La logoterapia tiene sus raíces teóricas en la filosofía existencial que concebía al hombre como un ser “arrojado a la vida” que debe hallar por sí mismo su propia esencia, pero que puede reconquistar por así decirlo, el principio de la acción. No se trata de una libertad “de algo”, de estar libre de una influencia cualquiera, sino de una libertad para algo; ser libre para adoptar una postura frente a todas las influencias existentes; para seguirlas o resistirse a ellas. Así pues el ser humano se muestra como aquel que puede responder a sus condiciones fatídicas desde la libertad, y que al hacerlo, debe hacerse también

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responsable de sus respuestas. Allí donde en un determinado momento no hay posibilidad de elección, no puede haber culpa. Por ejemplo: como no tenemos ninguna posibilidad de cambiar nuestro pasado, tampoco podemos convertirnos en culpables con respecto a él. (Esto no dice nada respecto a si nos hemos convertido en culpables en él; esto es, cuando todavía teníamos posibilidades de elegir). Frankl realiza una distinción concreta entre destino y libertad:

Solo en el plano espiritual el ser humano es capaz de obstinarse frente a su destino, distanciarse de su estado interno, ofrecer resistencia a sus circunstancias externas, o aceptar heroicamente sus límites. En el plano psíquico no existe realmente tal libertad. Nadie puede elegir su estado anímico, anular los condicionamientos, escabullirnos de lo social, o levantar las barreras de las aptitudes. Hay que prestar ayuda, pero no eximir de responsabilidad.

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LA DIALÉCTICA DE LA ORIENTACIÓN AL PLACER Y LA ORIENTACIÓN AL SENTIDO.

La logoterapia de Frankl cuestiona el concepto de motivación según el cual la felicidad es la satisfacción de las necesidades. Si consideramos la dimensión noética, la felicidad consistiría en la satisfacción de un sentido. Las investigaciones han demostrado que por una tarea llena de sentido, las personas están dispuestas a asumir renuncias, y si es necesario, dejar las necesidades insatisfechas. Esto es lo que Frankl denomina la tensión del antagonismo noopsíquico, que en la teoría se expresa como la oposición entre el principio de homeostasis y la noodinámica; donde: Homeostasis = Recuperación del equilibrio interno (origen de la acción). Noodinámica = El equilibrio basado en los instintos significa cualquier cosa menos paz y satisfacción interior. Inmediatamente se genera un sentimiento de superficialidad y vacío, una falta de objetivos, y una reducida afirmación de la existencia.

“El hombre más que distensión, necesita tensión sana, dosificada. La tensión de un sentido, de una tarea que hay que cumplir. Esta tensión, la “noodinámica”, constituye todo lo que es humano, porque “ser humano” significa estar en tensión entre el ser y el deber”.

¿Qué implica – para Frankl – cada término? Ser = Situación actual del mundo. Deber = Situación (aún insignificante) transformada en sentido constructivo (objetivo lleno de sentido y digno de realizar).

En el principio de la noodinámica siempre confluye un valor del mundo exterior que remite al deber, como por ejemplo, crear una obra, fundar una familia, construir un hogar, desempeñar una profesión, o mejorar unas circunstancias políticas. En cambio el principio de homeostasis está exclusivamente vinculado al ego.

En el ser humano conviven ambas cosas, el deseo de placer y el esfuerzo por satisfacer los sentidos y valores en el plano espiritual. Pero para la logoterapia, la “voluntad de sentido” es la primera y original motivación del ser humano, y si no lo es, este vivirá enfermo. La tensión noodinámica exige – entonces la capacidad de llegar más allá de sí mismo (según Frankl: capacidad de autotrascendencia; nivel supremo de desarrollo de la existencia humana).

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Así, tenemos:

En las neurosis, el propio afectado se rinde a sus trabas internas sin oponer resistencia. Fundamentalmente, a dos:

���� LA TENDENCIA A LA INSEGURIDAD.

El sujeto duda de todo, especialmente de sí mismo, y ha perdido la seguridad hasta en las capas existenciales más profundas de su ser. No se ve a sí mismo capaz de nada. Siempre está huyendo de algo y siempre vuelve a buscar ese algo. Se mueve en un círculo vicioso entre la confianza ausente y la desgracia evocada, de la cual ya no podrá escapar.

���� QUEDARSE ATASCADO EN LOS PENSAMIENTOS. No logra desembarazarse de sus pensamientos escépticos y cavilaciones. Da continuamente vueltas en su cabeza a pequeñas contrariedades vividas o que podría sufrir. La combinación de tendencia a la inseguridad y tendencia a la hiperreflexión es campo fértil para las neurosis.

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LA DIALÉCTICA DEL CARÁCTER Y LA PERSONALIDAD.

El carácter es el ser creado que se corresponde con un tipo psicológico, una raza, una herencia, y un medio. En cambio la persona (espiritual) es una existencia que hay que crear, que se enfrenta con su carácter, con sus predisposiciones, con su influenciabilidad. Librarse del carácter implica tener libertad para desarrollar la personalidad. Nuevamente, Frankl distingue con precisión “carácter” y “personalidad”.

La libertad espiritual del ser humano comprende la posibilidad de la persona de apartarse un poco de sí misma, de sus tendencias, condicionamientos y predisposiciones de carácter.

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BIBLIOGRAFIA

• FRANKL, Victor: La voluntad de sentido. Edit. Herder.

• FRANKL, Victor: El hombre en busca de sentido. Edit. Herder.

• VECCO GIOVE, Roberto Gonzalo: El sentido en logoterapia y análisis exstencial. Apael.

• CONCA, Marcel y MINAEFF, Tamara: Posibles raíces de la hermenéutica de Heidegger en la logoterapia de Victor Frankl. Herder

• LUKAS, Elizabeth: Logoterapia: La búsqueda del sentido. Edit. Paidós.

• NEDEL, Adriana: El sentido de la vida. Nociones de logoterapia de Victor Frankl. www.unida.org.ar

• FRANKL, Alexander Vesely: Entrevista: Diario La Gaceta de Tucumán. 20/02/2011