El semáforoPatricia Chinchilla

La presente edición ha sido revisada atendiendo a las normas vigentes de nuestra lengua, recogidas por la Real Academia Española en el Diccionario de la lengua española (2014), Ortografía de la lengua española (2010), Nueva gramática de la lengua española (2009) y Diccionario panhispánico de dudas (2005).

El semáforo

© Patricia Chinchilla ChinchillaIlustraciones: Juanjo Ferretjans

ISBN: 978-84-16966-38-7Depósito legal: A 334-2017

Edita: Editorial Club Universitario Telf.: 96 567 61 33C/ Decano, n.º 4 – 03690 San Vicente (Alicante)www.ecu.fmecu@ecu.fm

Printed in SpainImprime: Imprenta Gamma Telf.: 96 567 19 87C/ Cottolengo, n.º 25 – 03690 San Vicente (Alicante)www.gamma.fmgamma@gamma.fm

Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética o cualquier almacenamiento de información o sistema de reproducción, sin permiso previo y por escrito de los titulares del Copyright.

Dedicado a mi familia, y en especial a mi padre y a mi madre.Un millón de estrellas y una más.

Agradecimientos a:

Juanjo Ferretjans, por construirme una rampa y hacer las ilustraciones, sin ti este libro no hubiera sido posible.

Aina Juárez, la princesa de los labios de fresa, por los pun-tos, las comas y tu apoyo incondicional.

Ricardo Juárez, por tus buenas ideas. Eres y serás siempre mi príncipe azul que yo soñé.

Cipriano Juárez, por acompañarme desde el primer día en este bonito camino llamado vida.

Mis hermanos, Miguel, Mirtala y Emilio. Sobran las pala-bras.

Manoli Fontijano y Pilar Daza, por vuestra infinita pacien-cia.

Laura Bonnin, por ser un regalo.Joana Brunet, por tu inestimable ayuda.María Romano, gracias por escuchar con tanta ilusión cada

una de mis historias.María Norte, por la flor.Alejandro Alajadli, por tu generosidad.

Dedico estas páginas a todos los que siguen mis historias en las redes y en mi página web, por su apoyo incondicional y por hacerme sentir parte de sus vidas; a todas mis amigas y compi-truenos, que son una fuente inagotable de inspiración; a Dios, al universo y a la Gran Madre.

9

El semáforoHablando con mi amiga Pi coincidimos en que a las mujeres

nos mueven tres cosas en el amor: la cabeza, el corazón y nuestro instinto más básico, el sexual.

Lo ideal sería que los tres colores del semáforo, como los llamo yo, estuvieran encendidos en nuestra vida de pareja. Al principio es así, pero, en cuanto pasamos la fase de ceguera y sordera temporal que viene implícita en el enamoramiento inicial, nuestras emocio-nes empiezan a organizarse.

Estas son varias de las situaciones en las que nos podemos ver reflejadas cuando decidimos dar el paso de vivir en pareja.

Si eres afortunada, seguirán intactos los tres colores —cabeza, corazón e instinto sexual— después del enamoramiento.

Siendo sinceras…, sabemos que es difícil, pero, si esto sucede, te pronostico un porcentaje de felicidad muy elevado y grandes probabilidades de envejecer juntos.

Si solo tienes mucha suerte, se decantarán el corazón y la cabe-za. Si estos dos están de acuerdo, la relación será estable y durade-ra, aunque la pasión haya mermado, o simplemente sea inexistente.

El porcentaje de ser felices es bastante elevado y de que lleguéis a viejos, juntos también, aunque quizás te convendría comprar un juguete a pilas, ya sabes..., para completar la dicha.

Luego hay relaciones en las que solo se ponen de acuerdo el corazón y el instinto, y aquí se inicia una batalla. Se enfrenta tu cabeza contra tu corazón y tu instinto, seguramente porque la per-sona a la que quieres no es la adecuada, o porque los valores e intereses de ambos son diferentes, diferentes objetivos, diferentes metas, etc. Estas relaciones suelen ser dañinas y tóxicas, ya que,

10

aun sabiendo que esa persona no te conviene y te hace daño, hay algo irracional que te impide alejarte y no suele ser el amor, sino una dependencia que te hace sentir como una yonqui que desea y lucha por desengancharse pero siempre recae. Tranquila, te podrás desenganchar, pide ayuda, te romperás en un millón de pedazos y, cual ave fénix, resurgirás del dolor.

Las hay de cabeza e instinto y el corazón no tiene nada que ver, son relaciones cerebrales, en las cuales te gustan las cualidades de tu otra mitad, como un cóctel bien hecho, aunque no existe senti-mentalismo, ni romanticismo o simplemente apego emocional. Es una relación no apta para románticas.

11

Dependiendo de la combinación de los colores, querida amiga, ahora puedes prever cuál será el resultado de tu relación, aunque siempre existan excepciones.

Pero ¿qué pasa cuando solo tira uno de esos instintos? Que después del enamoramiento sobrevienen la insatisfacción, la frus-tración y seguramente la ruptura. Y es lo mejor que te puede pasar, porque con solo un color encendido en el «semáforo» no vale la pena continuar.

Ya podemos prever las probabilidades de que funcione nuestra relación de pareja dependiendo de los colores que tengamos en-cendidos nosotras y ellos.

12

Si hasta ahora no han funcionado tus relaciones, aunque lo ha-yas intentado, es por algo muy sencillo:… por no seguir tu esencia o por querer ser o parecer quien no eres en realidad.

Vamos a analizar algunas situaciones que nos desconciertan. Pongamos por caso que encuentras un hombre que te gusta

mucho e instintivamente lo ves como un candidato a una relación. Antes de seguir y poner todas tus expectativas, debes intentar anali-zar si son realistas, porque, si no lo haces, pasarás de una relación a otra sin haber reflexionado por qué no funciona y acabarás sintién-dote culpable, cuando en realidad no es así; simplemente es que no has sido realista al calibrar las consecuencias de una mala elección.

13

Si eres una mujer a la que le gustan las cosas claras —cere-bral—, debes intentar seguir a tu cabeza, e intentar huir de los in-maduros y los egoístas. Puede ser que ese hombre te vuelva loca en la cama, pero, a la larga, solo te causará dolor y te desorientará de tu objetivo; al clímax del placer le seguirán el vacío más absoluto y la tristeza. Busca quien te excite intelectualmente, eso es lo que real-mente necesitas, ya que el mayor instinto sexual está en la cabeza.

Si te mueve tu corazón, no hipoteques tu vida por una rela-ción basada en el sexo, disfrútala a tope, sin remordimientos ni restricciones, ponte el mundo por montera y bébetela a morro. No pretendas más y, cuando pase el enganche inicial, busca lo que realmente te hará feliz, una persona que te haga sentir mariposas en el estómago.

Si eres una mujer sexual, que te importan un bledo las largas charlas e ir cogida de la mano, olvídate de intentar razonar, o que te dirijan hacia un buen hombre, trabajador, cariñoso e incompetente sexualmente. Al final, tus padres, amigos y familia estarán conten-tos, pero tú vivirás infeliz.

En resumen, queridas mujeres, seguid vuestra esencia, sed quienes sois en realidad, no os frustréis por besar muchos sapos esperando que uno se convierta en un príncipe o en un «empotra-dor». Intentad después de cada relación fallida ir descartando lo que no os guste, porque si hay algo más importante que saber lo que queremos es tener claro lo que no queremos. Si hay una mujer dentro de vosotras que vive ahogada, rescatadla y dejadla vivir.

Tomad las riendas de vuestras vidas, porque solo tenemos una vida y debemos intentar que sea la mejor.

¿Y tú, cuántas luces encendidas tienes?

15

Encruia

16

Una encruia —palabra mallorquina— es una cosa normalmente pequeña, mo-lesta y que hace un poquito de daño,

una cosa que siempre está y que a veces querrías que no estuviese.

Se suele decir a los niños pequeños en tono de broma cariñosa.

17

Hace mucho tiempo, en un bello jardín, existía un trozo de tierra árida y sin vida, la tierra estaba seca y agrietada.

Las nubes pasaban por el jardín, pero al llegar a ese trozo de tierra ya estaban secas

de lluvia.Tan triste y decepcionada estaba esa tierra

que decidió vivir de espaldas al jardín.

Así que con estos pensamientos hablaba al viento y a los pájaros y les preguntaba si conocían a alguien como ella.

Un día, el viento encontró una nube pequeña cargada de agua y le habló de esa tierra seca. La nube tuvo curiosidad y viajó hasta ella.