El Salvador (1984-1989)

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El Salvador (1984-1989). Héctor Samour A mediados de 1984 la guerra civil experimentó un cambio dramático respecto a lo que había sido su desarrollo en el año anterior. El espectacular avance militar del FMLN durante1983 forzó a la Fuerza Armada a aumentar sus efectivos y a incrementar y modernizar su equipo con el fin de enfrentar más efectivamente a una insurgencia que  prácticamente estaba librando una guerra regular. Los grupos insurgentes habían logrado construir un ejército guerrillero que estuvo muy cerca de derrotar a la Fuerza Armada; habían consolidado una fuerte base popular de apoyo y habían establecido zonas de retaguardia que, a pesar de no ser áreas de control permanente, les permitieron lograr un efectivo apoyo político y logístico. Con el incremento de su poderío militar el ejército logró detener el avance del FMLN. Éste experimentó un debilitamiento de su base social por el desplazamiento de la  población civil de las zonas bajo su control debido a los bombardeos masivos; simultáneamente, la Fuerza Armada conseguía irrumpir en las zonas de retaguardia del FMLN de forma rápida y frecuente mediante la reestructuración de los batallones de reacción inmediata y las unidades de élite. Debido a los vuelos de reconocimiento estadounidense y los subsiguientes bombardeos aéreos, el FMLN se vio obligado a disolver sus grandes unidades militares y a retornar a la “clásica” concepción de la g uerrilla, con unidades pequeñas y flexibles. Al repartir sus unidades guerrilleras en regiones cada vez más grandes, el FMLN pretendía contrarrestar el intento de la Fuerza Armada de frenar el avance de la guerrilla y contenerla en sus zonas controladas de Morazán y Chalatenango. También la guerrilla se esforzó por abrir un nuevo frente de guerra en el occidente del país, donde casi no había tenido presencia desde enero del 81, y en reforzar el Frente Metropolitano en la capital, San Salvador. Al mismo tiempo aumentó su guerra de desgaste contra las fuerzas gubernamentales e intensificó las acciones de sabotaje para debilitar la economía. Estos cambios en la estrategia militar del FMLN probaron ser exitosos, y ya para 1986 el FMLN había superado la situación defensiva y había logrado extender sus acciones militares y de sabotaje a todos los departamentos del país y hacer sentir su presencia en las  principales ciudades. En noviembre de 1989, el FMLN lanzó su mayor ofensiva en la ciudad capital, mostrando que todavía tenía una significativa capacidad militar, a pesar de nueve años de esfuerzos gubernamentales contrainsurgentes. El continuo empate militar entre las fuerzas en contienda hacía cada vez más evidente que ninguno de los dos bandos estaba en condiciones de derrotar a su adversario. Por ello la dimensión política del conflicto   que en los primeros años de la guerra estuvo supeditada claramente a lo militar- volvió a tomar una importancia cada vez mayor. Esto hizo que la solución negociada comenzara a adquirir prioridad en las agendas políticas de las fuerzas enfrentadas. Sin embargo, las distintas iniciativas y reuniones de diálogo- negociación, en este período  La Palma, Ayagualo, Sesori, La Nunciatura- terminaron en el más rotundo fracaso, debido, principalmente, a la falta de voluntad política de ambas  partes, apoyada en la percepción equivocada de que todavía er a posible la derrota militar de la parte contraria. La victoria de José Napoleón Duarte del Partido Demócrata Cristiano (PDC) sobre el mayor Roberto d’Aubuisson de Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) en mayo de 1984 fue un evento clave en el conflicto estratégico entre el FMLN y sus aliados y el

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A mediados de 1984 la guerra civil experimentó un cambio dramático respecto a loque había sido su desarrollo en el año anterior. El espectacular avance militar del FMLNdurante1983 forzó a la Fuerza Armada a aumentar sus efectivos y a incrementar y

modernizar su equipo con el fin de enfrentar más efectivamente a una insurgencia que prácticamente estaba librando una guerra regular. Los grupos insurgentes habían logradoconstruir un ejército guerrillero que estuvo muy cerca de derrotar a la Fuerza Armada;habían consolidado una fuerte base popular de apoyo y habían establecido zonas deretaguardia que, a pesar de no ser áreas de control permanente, les permitieron lograr unefectivo apoyo político y logístico.

Con el incremento de su poderío militar el ejército logró detener el avance delFMLN. Éste experimentó un debilitamiento de su base social por el desplazamiento de la población civil de las zonas bajo su control debido a los bombardeos masivos;simultáneamente, la Fuerza Armada conseguía irrumpir en las zonas de retaguardia delFMLN de forma rápida y frecuente mediante la reestructuración de los batallones de

reacción inmediata y las unidades de élite. Debido a los vuelos de reconocimientoestadounidense y los subsiguientes bombardeos aéreos, el FMLN se vio obligado a disolversus grandes unidades militares y a retornar a la “clásica” concepción de la guerrilla, conunidades pequeñas y flexibles. Al repartir sus unidades guerrilleras en regiones cada vezmás grandes, el FMLN pretendía contrarrestar el intento de la Fuerza Armada de frenar elavance de la guerrilla y contenerla en sus zonas controladas de Morazán y Chalatenango.También la guerrilla se esforzó por abrir un nuevo frente de guerra en el occidente del país,donde casi no había tenido presencia desde enero del 81, y en reforzar el FrenteMetropolitano en la capital, San Salvador. Al mismo tiempo aumentó su guerra de desgastecontra las fuerzas gubernamentales e intensificó las acciones de sabotaje para debilitar laeconomía.

Estos cambios en la estrategia militar del FMLN probaron ser exitosos, y ya para1986 el FMLN había superado la situación defensiva y había logrado extender sus accionesmilitares y de sabotaje a todos los departamentos del país y hacer sentir su presencia en las principales ciudades. En noviembre de 1989, el FMLN lanzó su mayor ofensiva en laciudad capital, mostrando que todavía tenía una significativa capacidad militar, a pesar denueve años de esfuerzos gubernamentales contrainsurgentes.

El continuo empate militar entre las fuerzas en contienda hacía cada vez másevidente que ninguno de los dos bandos estaba en condiciones de derrotar a su adversario.Por ello la dimensión política del conflicto  – que en los primeros años de la guerra estuvosupeditada claramente a lo militar- volvió a tomar una importancia cada vez mayor. Estohizo que la solución negociada comenzara a adquirir prioridad en las agendas políticas de

las fuerzas enfrentadas. Sin embargo, las distintas iniciativas y reuniones de diálogo-negociación, en este período – La Palma, Ayagualo, Sesori, La Nunciatura- terminaron en elmás rotundo fracaso, debido, principalmente, a la falta de voluntad política de ambas partes, apoyada en la percepción equivocada de que todavía era posible la derrota militar dela parte contraria.

La victoria de José Napoleón Duarte del Partido Demócrata Cristiano (PDC) sobreel mayor Roberto d’Aubuisson de Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) en mayo de

1984 fue un evento clave en el conflicto estratégico entre el FMLN y sus aliados y el

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gobierno salvadoreño y la Fuerza Armada, apoyados por los Estados Unidos. La elecciónde Duarte vino a legitimar el sistema político y el proceso de apertura y liberalización política, que se había iniciado con las elecciones para la Asamblea Constituyente de marzode 1982, a la vez que inauguraba un nuevo período que fue visto por el gobiernonorteamericano y sus aliados como favorable para ganar la guerra.

La elección de Duarte colocó a la cabeza del gobierno a un hombre que tenía lareputación de demócrata, que había sido torturado y exiliado por los militares doce añosantes, y que, además, lideraba un partido que había estado muy estrechamente asociado conlas reformas económicas y sociales de principios de los ochenta. Con su elección, el apoyointernacional al gobierno salvadoreño aumentó y, lo más importante, la ayuda militar yeconómica de los Estados Unidos hacia El Salvador se incrementó sustancialmente.

Durante la campaña electoral, Duarte había prometido una serie de reformassociales y económicas, sobre todo la continuidad de la reforma agraria, el respeto a losderechos humanos y el fin de la guerra. A principios de 1984 logró suscribir un “pactosocial” con el que se aseguraba el apoyo de una parte de las organizaciones sindicales ycampesinas, revitalizadas desde 1983. Con ello el PDC conseguía agrandar su base social,tanto en el sector agrario como entre los trabajadores urbanos. Con la primera ronda dediálogo entre el gobierno y el FMLN en 1984, Duarte pudo ampliar aún más el apoyo a su política y logró perfilarse para amplios sectores de la población como el portador de laesperanza para la terminación del conflicto. Este aumento de popularidad se reflejó en laselecciones de alcaldes y diputados de 1985, en las que el PDC alcanzó la mayoría absolutacon 52.4 por ciento de los votos. Duarte y el PDC se colocaban así en una posición fuertedesde la cual podían configurar un centro político para legitimar la estrategia decontrainsurgencia.

Sin embargo, pronto se hizo claro que Duarte no estaba en condiciones de podercumplir sus promesas electorales. Los límites de su poder y el poco espacio de maniobraque tenía para impulsar sus propias políticas provocaron una erosión de la base social deapoyo del partido y del gobierno. Duarte estaba restringido en tres flancos. Los EstadosUnidos demandaban políticas económicas favorables para la élite empresarial, que eraninaceptables para las bases del partido, y se oponían a cualquier diálogo serio con elFMLN. Al mismo tiempo, presionaban al gobierno para lograr avances en los derechoshumanos mediante un mayor control sobre los militares, como condición para garantizar lacontinuidad de la ayuda norteamericana. Si bien los militares aceptaban los beneficios de laayuda traídos por el gobierno de Duarte, se resistían a los intentos de éste de llevar a losvioladores de los derechos humanos a la justicia o de interferir en el desarrollo de la guerra.La derecha económica, a pesar de la naturaleza conservadora de las políticasgubernamentales y la presión de los Estados Unidos, se oponía al gobierno y buscabarestaurar el orden económico que había prevalecido antes de 1980. Las estrategias delFMLN, que apuntaban a minar al gobierno a través del sabotaje económico, la movilización popular y una guerra de desgaste, limitaron aún más las posibilidades de éste. Finalmente,una amplia corrupción e incompetencia en las filas gubernamentales terminó de socavar lacredibilidad pública y el apoyo a Duarte y a su partido.

En 1988 el PDC estaba profundamente dividido y había perdido una gran porción desu apoyo popular. En marzo de ese año el partido perdió las elecciones municipales ylegislativas ante el partido ARENA, que ganó el control de la asamblea legislativa y lamayoría de alcaldías. En 1989, el candidato de ARENA, Alfredo Cristiani, fue electo presidente de El Salvador. A pesar de que el número de votantes fue considerablemente

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menor que en 1982 y 1984, la primera transferencia del poder que se realizaba en ElSalvador entre dos partidos políticos civiles ayudó a garantizar el apoyo a Cristiani y algobierno de ARENA, a pesar de los vínculos que se le imputaban a este partido con laviolencia de los escuadrones de la muerte.

A finales de los ochenta, El Salvador enfrentaba una intensa guerra civil y estabagobernado por un partido que aparentemente no era favorable a una salida negociada alconflicto polìtico-militar. Para la mayoría de los observadores, no parecía que el paístuviera una situación propicia para alcanzar la paz. Sin embargo, en noviembre de 1989,durante la ofensiva del FMLN, ocurrió un hecho que, paradójicamente, vendría a influirdecisivamente en la terminación del conflicto, dos años después. En las primeras horas del16 de noviembre, miembros del batallón Atlacatl entraron a las instalaciones de laUniversidad Centroamericana y asesinaron a Ignacio Ellacuría, Ignacio Martín-Baró,Segundo Montes, Joaquín López y López, Juan Ramón Moreno, Amando López y a lasempleadas domésticas, Julia Elba Ramos y a su hija Celina. Los soldados habían recibidoórdenes de matar a Ellacuría y no dejar testigos. Los detalles de los asesinatos y el posteriorencubrimiento han sido cuidadosamente documentados por Comisión de la Verdad de las Naciones Unidas.

Asesinar a seis jesuitas, tres de ellos prominentes intelectuales de prestigiointernacional, provocó la condena de la comunidad internacional, la suspensión de la ayudamilitar y del apoyo político norteamericano del cual gozaba el ejército salvadoreño. Dosaños después de los asesinatos, el congreso estadounidense se negó a seguir pagando loscostos de la guerra en El Salvador, forzando a los militares a aceptar el proceso denegociación, que eventualmente condujo a una drástica reducción del poder quetradicionalmente habían tenido dichos militares dentro de la sociedad salvadoreña.