El sábado, porqué no lo guardamos

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EL SÁBADO ¿POR QUÉ LOS EVANGÉLICOS NO LO GUARDAMOS? ALBORADA BÍBLICA alboradabiblica.blogspot.com [email protected] 19-08-2010

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El día sábado no tiene obligación de guardarse por los cristianos porque el Señor Jesucristo ni los apóstoles ordenaron eso, porque es un precepto de la Ley de Moisés y el Evangelio sustituyó a la Ley y a todos sus ritos.

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EL SÁBADO¿POR QUÉ LOS EVANGÉLICOS NO

LO GUARDAMOS?

ALBORADA BÍ[email protected]

19-08-2010

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INTRODUCCIÓN

Sábado o día de reposo significa día de descanso del trabajo para servir a Dios. El Señor lo estableció al pueblo de Israel como uno de los diez mandamientos del monte Sinaí. A la Iglesia del Señor Jesucristo nunca se le ordenó que debe guardar el sábado porque es un precepto de la ley de Moisés, aunque sí debe tener un día en el cual se dedique a los negocios del Señor, pero no tiene obligación legalista en este sentido para fines de salvación, porque la salvación es por la fe.

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SABATH – SÁBADO

Es el séptimo día de la semana, en el cual reposó Dios al terminar la creación.

Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación. Génesis 2: 1 -3

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Mandamiento a Israel

El sábado fue establecido como día de reposo y como mandamiento a la nación de Israel.

Acuérdate del día de reposo para santificarlo.

Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó. Éxodo 20: 8 -11.

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Señal del pacto El sábado es la señal del pacto de Dios con Israel y debe guardarlo

eternamente. Tú hablarás a los hijos de Israel, diciendo: En verdad

vosotros guardaréis mis días de reposo; porque es señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico. Así que guardaréis el día de reposo, porque santo es a vosotros; el que lo profanare, de cierto morirá; porque cualquiera que hiciere obra alguna en él, aquella persona será cortada de en medio de su pueblo. Seis días se trabajará, mas el día séptimo es día de reposo consagrado a Jehová; cualquiera que trabaje en el día de reposo, ciertamente morirá. Guardarán, pues, el día de reposo los hijos de Israel, celebrándolo por sus generaciones por pacto perpetuo. Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel; porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reposó. Éxodo 31: 13 -17.

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Propósito del sábado El propósito de Dios al establecer el descanso sabático es que haya reposo

del trabajo para todos los involucrados en la labor diaria. Esto significaba que tanto los amos, los hijos, los extranjeros, los esclavos y siervos debían cesar del trabajo y también los animales debían descansar. También el Señor dispuso que la tierra debía trabajarse durante 6 años y descansarse o no laborarse durante un año para que se recuperara.

Guardarás el día de reposo para santificarlo, como Jehová tu Dios te ha mandado. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo a Jehová tu Dios; ninguna obra harás tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ningún animal tuyo, ni el extranjero que está dentro de tus puertas, para que descanse tu siervo y tu sierva como tú. Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que Jehová tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido; por lo cual Jehová tu Dios te ha mandado que guardes el día de reposo. Deuteronomio 5: 12 -15.

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El Señor Jesucristo y el sábado

El Señor Jesucristo guardó el sábado porque como judío debía cumplir todos los preceptos de la ley de Moisés, como Dios lo estableció al pueblo de Israel.

Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor. Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado por todos. Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer. Lucas 4: 14 -16.

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El Nuevo Pacto

Con la entrada en vigencia del nuevo pacto en la sangre del Señor Jesucristo se modifican los ritos de la ley de Moisés que representaban simbólicamente con cosas materiales las cosas espirituales hasta que llegara el cumplimiento de lo que había de venir. Así es que la ley estuvo vigente hasta que llegó el Evangelio de la fe en Cristo.

Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego. Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. Mateo 5: 21 -24.

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La ley de Moisés, nuestro ayo

Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo,

pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Gálatas 3: 23 -27.

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Cambios del Nuevo Pacto

Entre los cambios del nuevo pacto está incluido también el día de reposo. El Señor le aclara a los fariseos que el sábado fue hecho por causa del hombre y no el hombre por causa del sábado y que El es señor del día de reposo, por lo cual nunca se ha ordenado a la Iglesia que debe guardarlo.

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El Señor Jesucristo, señor del sábado

Aconteció que al pasar él por los sembrados un día de reposo, sus discípulos, andando, comenzaron a arrancar espigas. Entonces los fariseos le dijeron: Mira, ¿por qué hacen en el día de reposo lo que no es lícito? Pero él les dijo: ¿Nunca leísteis lo que hizo David cuando tuvo necesidad, y sintió hambre, él y los que con él estaban; cómo entró en la casa de Dios, siendo Abiatar sumo sacerdote, y comió los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino a los sacerdotes, y aun dio a los que con él estaban?

También les dijo: El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo. Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo. Marcos 2: 23-28.

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La Iglesia y el domingo

Después de la muerte y resurrección del Señor Jesucristo se dieron varias circunstancias, que dieron lugar a que la Iglesia naciera y comenzara a reunirse el primer día de la semana, es decir el domingo:

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El Señor resucita el domingo

El Señor Jesucristo resucita el primer día de la semana. Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día de la

semana, vinieron María Magdalena y la otra María, a ver el sepulcro. Y hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó sobre ella. 3Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve. Y de miedo de él los guardas temblaron y se quedaron como muertos. Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor. E id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí, os lo he dicho. Mateo 28: 1-7.

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El Señor aparece a los discípulos

El Señor Jesucristo aparece por primera vez a sus discípulos el primer día de la semana.

Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros. Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor. Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío. Juan 20: 19 -21.

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Segunda aparición del Señor a los discípulos

El Señor Jesucristo aparece por segunda vez a sus discípulos el primer día de la semana.

Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron. Juan 20: 26 -29.

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Los discípulos se reúnen el domingo

Los discípulos del Señor se reúnen el primer día de la semana para partir el pan.

El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche. Hechos 20: 7.

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Costumbre de la Iglesia el domingo

Se hizo costumbre en la Iglesia el reunirse el primer día de la semana para partir el pan y para colectar las ofrendas.

En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas. Y cuando haya llegado, a quienes hubiereis designado por carta, a éstos enviaré para que lleven vuestro donativo a Jerusalén. 1 Corintios 16: 1-3.

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Acuerdo de los apóstoles

En el concilio de Jerusalén los apóstoles acordaron que no se inquiete a los gentiles convertidos al Evangelio con los asuntos de la ley de Moisés, sino que se les escribió indicándoles que se mantuviesen apartados de los sacrificado a los ídolos, fornicación, de ahogado y de sangre.

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Resultado del Concilio en Jerusalén

Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos. Como Pablo y Bernabé tuviesen una discusión y contienda no pequeña con ellos, se dispuso que subiesen Pablo y Bernabé a Jerusalén, y algunos otros de ellos, a los apóstoles y a los ancianos, para tratar esta cuestión. Ellos, pues, habiendo sido encaminados por la iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria, contando la conversión de los gentiles; y causaban gran gozo a todos los hermanos. Y llegados a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia y los apóstoles y los ancianos, y refirieron todas las cosas que Dios había hecho con ellos. Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés.

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Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asunto… Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir de entre ellos varones y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé: a Judas que tenía por sobrenombre Barsabás, y a Silas, varones principales entre los hermanos; y escribir por conducto de ellos: Los apóstoles y los ancianos y los hermanos, a los hermanos de entre los gentiles que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia, salud. Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo, hombres que han expuesto su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Así que enviamos a Judas y a Silas, los cuales también de palabra os harán saber lo mismo. Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien. Hechos 15: 1-29.

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Nadie os juzgue por día de reposo

El apóstol Pablo enseña a la iglesia de Colosas que no se dejen engañar ni juzgar por día de reposo.

Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo. Colosenses 2: 16 -17.

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Apocalipsis y el día del Señor

Juan recibe la revelación del Apocalipsis el primer día de la semana, al cual llama el día del Señor.

Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo. Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta, que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea. Apocalipsis 1: 9 -11.

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El que guarda el sábado como rito

Quien enseña que el que se convierte al Evangelio debe de guardar el sábado está engañando y siendo engañado; no ha entendido el mensaje del Señor Dios todo poderoso y está haciendo lo mismo que hacían algunos judíos que se convertían, los cuales enseñaban que si los gentiles no guardaban la ley de Moisés no serían salvos, lo cual es mentira. El que enseña que se debe guardar el sábado está siguiendo los preceptos de la ley, debe también circuncidarse, ofrecer sacrificios de animales, y todos los mandamientos y ritos mosaicos y no alcansará salvación. El apóstol Pablo dice que todos los que tratan de justificarse por la ley, de la gracia han caído:

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El que guarda el sábado cayó de la gracia porque es un precepto de la ley

Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo. Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley. De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído. Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia; porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor. Gálatas 5: 1-6.