El Río Copiapó, Río Del Silencio

El río Copiapó, dejó de cantar su tonada dinámica, tesoro secreto de los pueblos que un día crecieron a orillas de sus riberas. La mano del hombre y del progreso que considera el agua como un recurso perenne, ha transformado el río en una cenicienta culebra que se pierde como un secreto dulce y profundo; entre un colchón de arena, tierra y grava.

El río Copiapó es un río con historia, que a través del tiempo muestra evolución significativa en el desarrollo de las comunidades, que fueron cimentando su existencia porque dependieron del agua para subsistir y desarrollarse social y económicamente. El río nace en una cuenca que pertenece a la tercera región de Atacama y abarca una superficie aproximada de 18.400 km2.Se forma en La Junta a 1230m, s. n. m. y sus ríos tributarios más importantes son: El río Jorquera que viene del Norte y el Pulido, que viene del sureste y que un tramo más debajo de la Junta se une con el río Manflas proveniente del Sur y de caudal reducido. Estos dos ríos aportan un caudal superficial, aproximadamente de un tercio correspondiente a la hoya hidrográfica activa.

El río Pulido es el que proporciona el mayor aporte al caudal de agua, debido a sus afluentes el río Helados y Montosa que provienen de respectivos ventisqueros. Formado el río Copiapó en La Junta, su cauce toma el rumbo a la quebrada de Paipote con una longitud de 90 Km.; describiendo un curva suave por el N. W. para seguir a la altura de la ciudad de Copiapó en dirección al Norte.Con visión de futuro, conociendo las características del clima semiárido que se presenta por el desierto, las autoridades de la época, construyeron el embalse Lautaro.

El embalse Lautaro, tiene su origen en la confluencia de las aguas subterráneas que proporcionan los ríos Manflas y Jorquera. El lecho está paralelo al río Copiapó hasta llegar a la altura de la ciudad y sus aguas son usadas para el riego.Este río Copiapó, que otrora bajaba regalando su frescura, enramándose y mordiendo hierbas, haciendo sonar campanas al encuentro de los terraplenes y quebradas para cruzar la noche de los tiempos y ocultarse en algunos tramos como si fuera un demente lleno de tristeza se extingue en silencio al llegar a la ciudad.

Cuatro décadas atrás, aún se temía que una lluvia abundante aumentara el caudal río y se viniera la quebrada de Paipote. Los ciudadanos recuerdan como sus pertenencia, animales, y árboles habían sido arrastrados por las aguas, en más de alguna vez.En Copiapó, el puente de La Paz, se llenaba de curiosos que miraban asombrados como la violencia de las turbias aguas arrastraban árboles, enseres, y animales, para dejarlos atrapados en las hierbas, cañas, y chilcas que rodeaban la cancha de Ojanco. Las aguas achocolatadas se extendían y avanzaban en loca carrera saliéndose de su curso, pasando por detrás de la Universidad de Atacama, farfullando su triunfo para alcanzar el mar.

EL RÍO DE ANTAÑO FUENTE DE ESPARCIMIENTO

En la época del verano, antes que el río se circunscribiera al espacio que tiene hoy; era muy apreciado como pulmón verde en la comunidad. Pasear por las riberas del río llenaba de alegría el espíritu. Animales pastando, garzas y otras aves, variedades de pájaros colmaban el aire de sonidos y a unos metros de distancia pasaba el canal Ojanco.El canal Ojanco, alimentaba las faenas de la planta minera ubicada al pie del cerro, frente a la calle Talcahuano.

Pasado el puente Kennedy, donde se ubicaba Alica, existía una palma gigantesca, pimientos y sauces. En el canal había una piscina y el balneario Costa Azul, allí concurrían los copiapinos en las tardes de verano a solazarse. Cuántas familias copiapinas se divertían sanamente, ya que, escaseaban los recursos para ir a la playa. En el transcurso del tiempo el paisaje se fue transformando. Los potreros aledaños que en un tiempo fueron prosperas parcelas, por falta de lluvias quedaron infecundos, actualmente se construyó en ese lugar, la población El Palomar.

EL AGUA EN LA AGRICULTURA El río para las comunidades agrícolas del valle, Nantoco, Cerrillo, Tierra Amarilla y El Pueblo de San Fernando o pueblo de Indios, llamado así desde la fundación de Copiapó; actualmente Manuel Antonio Matta. Este oasis natural, que abastecía la ciudad con sus frutas y hortalizas, los ricos mostos y la chicha proveniente de sus bodegas se encuentra afectados en su producción por la falta de agua y más aún por los relaves de minerales que están en el lecho del río frente a Viñita Azul.

La ciudad fue creciendo en fuentes de trabajo, poco a poco desaparecieron los pirquinero y pequeños mineros, entonces las grandes empresas extranjeras, canadienses y norteamericanas empezaron a trabajar la minería a gran escala y la agüita fresca que regaba nuestros campos dejó de fluir con celeridad para sumergirse a mayor profundidad. Atónitos los habitantes del pueblo que lentamente vieron desaparecer su fuente de recursos pecuniarios, comenzaron a vender sus propiedades para que fueran convertidas en villas o condominios

¿Cuánto valor le asignamos los habitantes de Copiapó al río?

Es fácil responder con sólo mirar desde el puente de La Paz, un verdadero basural, sobre el lecho donde el agua se esfumó. De vez en cuando agrupaciones de jóvenes hacen una limpieza, pero al tiempo vuelve a convertirse en receptáculo de desperdicios y basuras.Así sucede. En todos los pueblos o ciudades con los recursos naturales, especialmente con el agua. Deberíamos imitar a los habitantes del Huasco, como han convertido al río, en el más extraordinario paseo ribereño del cual pueden sentirse muy orgullosos porque recuperaron un bien y embellecieron el entorno dándole utilidad práctica para su comunidad. Esperamos que a futuro se inviertan unos millones en transformar al río del silencio en un río que cante a la mañana como un ruiseñor.