El Reloj, El Gato y Madagascar

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  • 5/14/2018 El Reloj, El Gato y Madagascar

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    Revists de Estudios Andeluces, n. 0 1 (1983), pp. 119-126

    EL RELOJ, EL GATO Y MADAGASCAR

    Jose LUIS SAM PEDRO *

    ~Que puede decir un profesor en su ocaso a una revista que empieza 0, mejordicho, a sus jovenes lectores de la Universidad? Lo acertado seria, probablemente,no decir nada: a veces tiendo a pensar que muchos no tienen interes en 10 que aiinno esta dicho, Pero no puedo eludir un requerimiento tan amistoso. Yen el trancede cumplir, 10 mejor sera reducirrne a 10 mas elemental. Que es siempre, 10 mas va-lioso.

    Pues bien, esto es 10 mas elemental para nosotros: la economfa es una cienciasocial. La proposicion es tan obvia, que parecera imitil seguir. Puede que asi sea,pero 10 cierto es que verdad tan consabida es olvidada dia tras dia, y con catastrofi-cas consecuencias, por los mas afamados economistas, empezando por varios pre-mios Nobel. Por eso me atrevo a recordarsela a esos senores, y quiero reiterar antemis j6venes lectores la idea de que todo conocimiento econ6mico, ajeno a un enfo-que social del pensamiento, no pasara de ser un recurso instrumental, sin perjuiciode que como herramienta puede ser muy valioso,

    Buscando la raiz de ese olvido de 10 social por la teo ria mas de moda, aunqueella afirme darlo por supuesto, creo encontrarla en un deseo subconsciente (cuyascausas abordare luego) de vivir la propia ciencia en esa tranquiIizadora situacion enque la cultivan los fisicos, 0 incIuso los naturalistas. De ahi el uso de unos metodosadecuados para ciertos campos de Ia realidad, y valiosos tarnbien en el mundo de10 social, pero insuficientes para comprender la sociedad humana.

    En otras palabras -y a ella alude el titulo, deliberadamente intrigante, de est asreflexiones-, 10 que parecen olvidar los cultivadores de la economia Hamada positi-va es algo tan elemental como que una maquina difiere irreductiblemente de un ani-mal y ambos de una sociedad; no siendo esta reductible a ninguno de los otros dos.

    EI tema es basico para la filosofia del conocimiento en el campo de las cienciassociales y, en concreto, para el de la teoria econ6mica. Sin embargo, la cuesti6n nosuele ser planteada en los manuales de Ia ciencia convencional, recibida de los prag-maticos economistas anglosajones: por eso es indispensable un grito de atenci6n.

    * Catedratico de Estructura Economic, Universidad Cornplutense de Madrid.[I]

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    120 Jose Luis SempedroPues bien, prescindiendo de ciertas cuestiones previas, me atrevo a formular un

    proposicion que espero sera aceptada: la de que los metodos de estudio deben adaptarse a la naturaleza del objeto estudiado. No parece ser suficiente para el estudi:de un insecto el misrno tipo de analisis que haee progresar las maternaticas, aunquestas se apliquen a la entomologia como instrumento siempre titil. En contra de esproposicion se observa, en la breve historia de la ciencia econornica, un reiteradideslumbramiento de sus cultivadores por metodologias inadecuadas, can graveconseeuencias para la cornprension de los heehos. Aclarar esa cuestion es el objet'de estes breves parraf'os.

    1. SISTEMAS DlFERENTES

    Ante todo, es neeesario distinguir entre grandes grupos de objetos de estudio qupuede presentarsenos. Sin animo de agotar aqui la tipologia posible -Boulding diferenciaba nueve clases, si no recuerdo mal-, y limitandorne solo a la que mas matafie, deseo subrayar la diferencia basic a entre un reloj, un gato y Madagascar. Aprimero 10 podemos desmontar y volverlo a montar, poniendolo de nuevo en funcionamiento. EI gato tarnbien es desrnontable, por desgracia para el, pero si haeemos su disecci6n completa no conseguiremos infundirle despues nueva vida. EIcuanto a Madagascar (un pais, una colectividad humana), ni siquiera eabe hablapropiamente de desmontar, y, en todo caso, no tendria esa palabra el mismo sentido que antes.Existen, par tanto, estructuras diferentes (a, si se prefiere, sistemas: no es estellugar para comparar ambos vocablos), agrupables par 10 menos en esos {res tiposmectinico, biologico y social. La idea no es nueva, y tiene su precedente en antiguafilosofias yen autores como Ramon Llull 0 los misticos sufies. Entonces, si se aeepta 10 expuesto, la cuestion es esta: (,Esta eI relojero preparado para comprender ;Madagascar? La respuesta, claro, es negativa, En cambio, juzgo mas facil que eestudioso de Madagascar interprete correctamente el reloj, aunque 5610 sea porquse usan relojes en Madagascar.

    Pues bien, el error de muchos economistas actuales consiste en entrenarse en reIojeria para actuar sobre 10social, dando por hecho que Madagascar es interpretablsegun eI modelo del reloj, Me refiero, como es natural, a los economist as convencionales que, con su microeconomfa marginalista y su macroeconomfa keynesiana ;cuestas, ya se creen capacitados para abordar, por ejemplo, los problemas del desarrollo econornico. Pear aun, tales eccnomistas incluso se ufanan de su preparacioitecnica, porque ciertamente el reloj puede explicarse con mas precision que Madagascar y a elIos les llena de orgullo el rigor y la elegancia de sus analisis, En otrapalabras, el error de esos economistas consiste en querer estudiar la realidad sociacon instrumentos conceptuales unicamente aptos para analizar sistemas mecanicoy, solo en cierta medida, los bio16gicos.

    El error tiene muy graves consecuencias, sobre todo en cuanto se pas a del analisis estatico al indispensable estudio de procesos econ6micos, porque la diferencl:[2 J

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    Ei reloj, eJgato y Madagascar 121evolutiva separa profundamente los tres tipos de realidad usados aqui como eiem-plos, En efecto, el reloj no se transforma a 10 largo del tiempo; sus movimientosinternos se repiten rnonotonarnente, El gato sf se transforma, pero en un procesoprogramado cuyas lineas generales conocemos: nacimiento, crecimiento, decadenciay rnuerte. En cambio las sociedades varian de una manera imprevisible, porque seautotransforman. Los humanos son hechura de la sociedad en que nacen, pero tam-bien creadores de la que dejan. Pensar que eI desarrollo social puede comprendersereduciendolo al funcionamiento mecanico del reIoj 0 a la trayectoria vital del gataes un desatino.

    Aunque todo 10 anterior sea elemental y obvio, no es difieil cornprender por quelas universidades del mundo occidental mas avanzado -en el Tercer Mundo abun-dan, por suerte, las excepciones- siguen explicando una economia esencialmenteconstituida por marginalismo y keynesianismo, con aditamentos que no se tomanmuy en serio. Las principales razones se condensan en dos. La primera es la atrac-cion intelectual de los metodos matematicos, que inspiran at"cientifico la conferta-ble sensaci6n de estar manejando verdades y descubriendo otras mediante inataca-bles cadenas de razonarniefito. Se cae as! en una tentacion de buena fe.

    En cambio, [a segunda razon no es tan inocente: el exito de esa ciencia conven-donal se debe -sepalo 0 no el economista convencianal- a que racionaliza y, apa-rentemente, legitima todo un sistema social de mercado, beneficioso para los pode-res establecidos. Asi, por ejernplo, se demuestra que el libre mercado conduceautornaticamente a la asignacion optima de los recursos, 10 cual no seria cierto nien la hipotesis de la competencia perfecta (nunc a verificada en la realidad, ni verifi-cable), pues, segun ha escrito alguien tan poco sospechoso de mis heterodoxias eco-nomic as como Samuelson, el ajuste de la oferta y la demanda puede dar lugar a quelos ricos tengan leche para sus gatos, rnientras los pobres no pueden comprarla parasus hijos.

    2. LOS NUEVOS ECONOMIST AS

    Todo esto parecera trivial a muchos lectores, y, sin embargo, el hecho de igno-rarlo ayuda a conseguir el premio Nobel. Asi, cuando escribo estas lineas, acaba dedescender sobre Espana el Mesias, para retornar pronto a su cielo americano, trasde predicar su evangelio en un cenaculo, entre sus fieles discipulos. Aludo, natural-mente, a mister Friedman, de quien he leido en la prensa versiculos disperses. Uno,acerca de Espana: Para reducir la inflacion habra de aumentar el paro. Otro, re-ferente a Chile: EI programa econornico de Pinochet es excelente. No se si Pino-chet est ani de acuerdo, pues creo que ha cambiado hace poco de rninistro. En fin,alla ellos dos.

    (Parentesis respetuoso: no se interpreten mis palabras como desden. Por princi-pia, yo no desdeno a ningun ser humano, y mister Friedman 10 es, Mas aun, admiromuy sinceramente su talento, su eficacia expositiva Ysu capacidad para decorar congran aparato cientifico ciertas verdades parciales, en el fonda triviales. Pero Iarnen-

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    122 Jose Luis Sampedroto ver ese ingenio tan consagrado a escamotearnos 10 fundamental a fuerza de ensor-decernos con 10 accesorio y derivado. Y no 10 siento porque con ello se engafien ely sus adeptos, sino porque de ese modo ciegan a muchos y danan a tcdos.)

    Pues bien, el evangelio friedmaniano no solarnente es un escandaloso ejemplode ignorar que la ciencia economic a es social, sino que lIega a alcanzar extremos in-dignantes para cualquier persona sensible. En efecto, la version espanola del evange-lio friedmanita se contiene en el Iibro Libertsd de elegir. Titulo que, si no fuera POfhabernos colonizado mentalmente la teoria economica anglosajona, deberia provo-car la carcajada general 0, mas bien, la indignacion ante la crueldad de tamano sar-casmo.

    l.Libertad de elegir, dice usted? [Ay, mister Friedman de nuestros pecados! Sien vez de moverse por cenaculos de cinco estrellas hubiera usted pernoctado en cha-bola suburbana, l.se hubiese atrevido a decirle a su invitante que era libre de elegirpor vivir en una economia de mercado? (,0 acaso cree usted que la gente elige lapobreza y el tugurio por alegre espiritu de bohemia?

    Ya se, ya se; me conozco su replica: precisamente Ia pobreza se debe a que elintervencionismo estatal irnpide el funcionamiento de la economia de mercado, en-tendiendo por tal esa de sus libros de textos -la competencia perfecta-, en dondeel consumidor es el rey expresando sus deseos y los productores, como solicitas abe-jas, acuden a satisfacerlos aprovechando al maximo los recursos comunes y ofre-ciendo los bienes al precio mas bajo con beneficia minimo.

    Ciertamente, reconozco que no vivimos en ese paraiso economico. Ni viviremosnunca, y no par culpa del Estado, sino porque, como todos los Edenes, la competen-cia perfecta no es de este mundo.

    Y aun queda 10 peor: aunque la competencia fuese perfecta, la libertad solo exis-tiria para el rico 'Sin dinero, admirado mister Friedman, no haye1ijan -como diriaun castizo- en el sistema de mercado: (,No 10 descubrio usted en su juventud? Enotras palabras. la libertad de elegir del pobre es como la del ninito que acudio lloran-do a su madre porque el hermano mayor le habia dado la mas pequefia de dos man-zanas. ((.No te dije que Ie dieras a elegir, =-recrimino la madre. Si, mama, y 10hice -repuso el mayor-. Le di a elegir entre la pequefia 0 nada. Esa es la libertaddel pobre en el mercado: elegir la manzana de la pobreza. 0, si 10 quiere usted masduro, a la espanola, el aceite de colza.

    No vale la pena seguir insistiendo en ese ejemplo. Para unos sera obvio todo 10que yo diga, y para los friedmaneros resultara escandaloso. Podrian afiadirse otrosejemplos, como esa famosa curva de Laffer, que a uno, can sus afios a cuestas, Ierecuerda tantisimo a la aun mas vieja curva de Barone para los beneficios totalesdel monopolista. Es facil predecir que Ia curva de Laffer durara poco: recuerdesela curva de Phillips y toda la literatura a que dio Ingar.

    (Parentesis para evitar malentendidos: No estoy atacando el sistema de mercadocomo mal absoluto, sino como anacronismo historico y, por tanto, como malrelativo, como malo para nuestra epoca. Para ernpezar, el mercado de bienes deconsumo es indispensable consecuencia de la division de trabajo, sin el cual no hayprogreso. Adernas, en su primera etapa, como alternativa al feudalismo, sobre el[4]

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    Ef reloj, el gala y Madagascar 123cual acabo prevaleciendo, el sistema de mercado en general fue positivo y contribu-yo al cambio historico, liberando nuevas fuerzas creadoras, precisamente porquelegitimaba el poder del dinero frente al feudal, apoyado en la posesion de la tierra.Pero los economistas convencionales defienden hoy la econornia de mercado comoun orden natural permanente, propio de la sociedad optima, y eso es falso. Lafalta de sentido historico de la econornia convencional es una idea presente, comose ve, a 10 largo de estas reflexiones, y, por tanto, tambien la necesidad de la visionhistorica para interpretar correctamente la realidad social.)

    3. EL ENFOQUE ESTRUCTURAL E HISTORICOPero basta de ejemplos, pues no creo necesario persuadir a nadie de que la teo ria

    economica convencional se encuentra en crisis, desconcertada par el fenomeno dela stagflation, inerme frente al para e insuficiente para el desarrollo econ6mico.Como afirrne al principio, esa crisis cientifica solo se resolved con una nueva teortaque la saque adelante de su anacronismo. Pues, en el fonda, la economics (en la que,por desgracia, se convirtio lapolitical economy de los primeros clasicos) esta ligadaal sistema de mercado, es decir, a un supuesto psicologico del comportamiento taninaceptable como la reduccion del hombre aJ mecanismo benthamita del homooeconomlcus y a la creencia dogrnatica en la mana invisible de un orden natural per-manente.

    Una vez mas, esa reflexion lIeva a sospechar que son sobre todo los interesesestablecidos los que permiten la supervivencia de tal fundamentaci6n (es decir, ununiverso psicol6gico newtonianamente gravitatorio y una negacion del proceso his-torico), despues de haber sido apalancados en el siglo XIX tantos campos del pen-samiento por Darwin, Marx y Freud. Y puesto que los intereses exigian una teorialegitim adora, esta 5610 ha podido conseguirse refugiandose en verdades parciales,capaces de articularse en una arquitectura logica consistente (como Ia que permitea Friedman reducir a 10 monetario la explicacion de la inflacion), aunque tal arqui-tectura tenga poco que ver con la realidad social. La causa de ese distanciamientoentre el modele teorico convencional y los problemas reales esta en el hecho de utili-zar verdades parciales; es decir, de reducir a reloj 0 , todo 10 mas, a gato, la compleji-dad de relaciones humanas en Madagascar.

    Entonces, l,que perspectivas se ofrecen a la ciencia economica? La mas probable,por ahora, es continuar 10 mismo, aunque tratando de progresar -Ia economiaconvencional- por un nuevo camino del error denunciado mas arriba; es decir, vol-viendo a imitar indebidamente a las ciencias naturales. Concretamente, los progre-sos de la informatica ejercen hoy la misma fascinacion que eI calculo diferencialhace dos siglos, y algunos economistas quieren refugiarse ahora en el analisis desistemas para seguir salvando el rigor.Ahora bien, como ha escrito Luis Carandell, bien esta el rigor, pero no mor-tis, EI analisis de sistemas es uti! para comprender un reloj y, si tienen razon losbiologos como Von Bertalanffy, para conocer a un gato. Pero no es instrumento

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    124 Jose Luis Sampedrosuiiciente para comprender la estructura social (cuyos componentes no son univoca-mente identificables) y, menos aun, para interpretar los procesos de las sociedades,con su autotransformaci6n. Para introducir la autotransformaci6n espontaneas, enun sistema seria probablemente indispensable recurrir a un metasistema, y volveria-mos a vernos en la misma situaci6n de insuficiencia explicativa.En mi opinion, par tanto, la alternativa a la ciencia convencional es un saber(para que no se enfade Popper) que, por supuesto, incorpore los elementos validosde aquella y los articule en un analisis estructural apoyado en todas las tecnicas yrnejoras matematicas posibles, como la econometria 0 el calculo de probabilidades,aparte de otras ramas menos usadas hoy. Pero eso no basta. Ese analisis, aunquenecesario, no es suficiente. La unica manera conocida hast a ahora de entender losprocesos del cambio social es la revision historica, la eual no es exaetamente el histo-ricismo dogrnatico del marxismo, aunque de la orienracion marxista haya muchasaportaciones utiles para la cornprension del proceso.Esta vision historica, sin duda en buena parte intuitiva (pero apoyando la intui-cion en analisis previos) podra no ser una ciencia en sentido popperiano, pero es quetam poco 10 es la ciencia social en general. Y sin esa vision historic a, apoyada en elpasado, aunque reinterpret ada hacia el futuro, no me parece posible abordar temascomo el del subdesarrollo econornico. Porque, adernas, esa vision es mas global quela econornia convencional =-Incluso la llamada Teoria Generaln-i- y no descartavariables imprescindibles para las decisiones que modelan el futuro.

    Para expresarme mejor, quizas mas sistematicamente, permitaseme reproduciraqui un pequefio esquema que desde hace unos an os me viene siendo ntil para orde-nar rnis pensamientos, y que tiene la ventaja de recapitularse en el sencillo cuadraadjunto. Los tres niveles que en el se detallan vienen a traducir, en terminos masacademicos, los tres sustantivos can que titulo este trabajo. Yean el esquema se veramas claramente 10 que quiero decir cuando atribuyo a una reduccion excesiva y ala confusion entre sistemas diferentes las insuficiencias de la teorfa convencional.Permitaseme para ello citarme a mi mismo I: Para ilustrar esa reduccion econa-micista en el estudio de la sociedad, que hizo de la econamia una tecnica ~cuandoes en rigor un saber social->, result a util distinguir tres distintos niveles en los quesc situen, respectivarnente, [as siguientes componentes de la estructura colectiva:a) Msteriales.

    b) Institucioneles.c) Axiologicos.La enurneracion equivale a dif'erenciar, respectivamente, el nivel de las casas, el

    de los hombres y el de las ideas, 0, si se prefiere, el nivel tecno-economico, cl socio-politico y el ssiologico, En el sentido primero se sinian los bienes y servicios, canfen6menos como la demanda y la aferta, los preeios, la actividad ernpresarial, laestructura productiva, la distribucion y otros. Es el campo de estudio mas especificode la ciencia econornica actual, sin perjuicio de que, par supuesto, est a se asomeademas a las instituciones asentadas en el nivel sociopolftico, pero 5610 en cuanto

    El desarrollo, dimension patologica de la cultura industrial, Desarrollo, 1982.

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    EI retoj, eI gato y Madagascar 125generan hechos conceptuados por ella como econornicos. Asi, por ejemplo, el Go-bierno sera tenido en cuenta unicarnente como recaudador y gastador 0 reguladorde la economia. En todo caso, a donde no lIegan los intentos explicativos de la eco-nornia convencional es al tercer nivel, que contiene el sistema de creencias y valores;aunque a el nos referimos, en cambio, quienes pensamos en la cultura como la varia-ble olvidada.Bien -se dira-, L Y que hay de malo en esa division del trabajo cientffico, tanlicita como cualquier otra? Los valores -anadira eI cultivador de la Economics-c.los introducimos como datos. par ejemplo, en las curvas del modelo paretiano , peroel explicarlos corresponde a otros cientfficos, No son asunto nuestro.Cierto; esa division del trabajo es perfectamente Iicita. Pero entonces ha de sercongruente con ella la division de funciones dentro de la actividad social. En otraspalabras, con la teoria basada en esa acotacion de variables no es licito interveniren procesos sociales donde resultan decisivos los cambios de variables excluidas deaquella acotacion, as! como [a comprension de esos cambios. La reduccion econo-micisra no respeta esa congruencia, y asi ha impuesto el crecimiento material comodimension prioritaria del sistema de vida. a costa de los demas componentes de lavida cotidiana. Cierto que los economistas no son los unicos culpables, sino tambienlos filosofos, racionalizadores de los intereses, Yhasta Ia misma necesidad real debienes; pero ella no impide que la reduccion economicista haya puesto cl progresohumano en manos de quienes por su forrnacion s610 tienen capacidad para dirigir10 cconomico, por 10 que son profesionalmente miopes para otras necesidades vita-les, desde la etica a la estetica y al goce.En conclusion, la tearia econ6mica del manana habra de moverse en los dos ni-veles, tecnoecon6mico y sociopolttico, con las variables y modelos carrespondientes-sefialados en el cuadro- y con referencias constantes al nivel axiologico, sin eIcual cs imposible abordar el tema de un nuevo desarrollo, implicadar, a su vez, deotra manera de vivir salida de la crisis real que atravesamos. Los economistas queno quieran quedarse arras deberan alejarse de los modelos convencionales, pensarpor 10 rnenos en terrninos de una teoria generalizada de la dependencia para inter-pretar la vida econornica y combinar todas las tecnicas precedentes del nivel tecno-economico (econometria, estadistica, informatica) con la comprension historica.EI reproche que puede hacerse a esta alternativa y, sobre todo, a su componentehistorico es su imprecision y la dificultad de construirla, formalizando las proposi-ciones de ese saber. Ciertamente, no puede preverse con ella la reaccion exacta deun comportamiento colectivo, pero tal dificultad es inherente al tema de estudio-sistema social=-, imposible de observar como se observa el reloj 0 el gato. Quienespcnsamos de acuerdo con mis presentes reflexiones nos encontramos en una situa-cion inc6moda, porque nuestro saber y nuestras aportaciones, independientementede las aptitudes personales, son siempre menos rigurosas y elegantes que los resulta-dos del trabajo convencional.Repetire aqui la imagen que he utilizado otras veces y que me parece expresiva.En el parrafo anterior vengo a decir que los economistas no convencionales somascomo quien viaja hacia el sur en un carromato tirado por un jamelgo y cuya ruta

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    126 Jose Luis Ssmpedropasa junto a la via en Ia que en ese momenta bace una parada un tren de lujo diri-giendose al norte. Los colegas sentados en el tren Ie invitan a que deje su carro yvaya con ellos. La tecnica que manejan es muy superior, as! como la velocidad y1a comodidad durante el trayecto.Pues bien, a uno le gustaria viajar como do y de prisa, y sentirse importante ins-talado en una tecnica rigurosa, pero no puede subirse al tren porque este carninainevitab1emente bacia el norte (es decir, bacia la justificaci6n y asentamiento del po-der establecido), mientras que uno quiere progresar, aunque resulte penoso, haciael sur: es decir, bacia eI conocimiento del cambio social para contribuir a el, Poreso cada bora de camino bacia el sur, aunque solo suponga cinco kilometres de rutainsegura, es un inmenso avance comparado con el camino que los otros han recorri-do hacia su opuesto objetivo. Pues mientras su progreso en el espacio es historica-mente negativo, nosotros avanzamos bacia el futuro. Y eso implica negarse a servirintereses establecidos -par caducos ya y opresores-, para sumarse en cambio a lasfuerzas profundas de la historia y vivirlas en media de la gente, par los campos yplazuelas. Porque, como canto Neruda, no es hacia abajo ni hacia arras 1a vida.

    NIVELES DE REALI DAD SOCIAL Y MODELOS DE DESARROllO(Nota: Cada modele tiene en cuents, sdemss de sus variables espcciiicss,las de los nivcles precedentes)

    N.....eI variables Madora1. Tecnoeconornico ,. Micro y macroecon6micas

    Calidad de vida, necesidades2. Sociopolitico .. basicas, etc.

    ConvencionalConvencional arnpliado

    Rcformista

    3. Axiol6gico .

    Grupos, clases, institucionesy poder

    Limites medioambientalesSistema de val ores

    DependenciaEcodesarrollo

    Nuevo desarrollo

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