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pág. ivette ávila gente gente fotorreportaje EDITORIAL ESTIMADOS LECTORES: Excelente regalo de fin de año la llegada a Cuba de Gerardo, Ramón y Tony, los tres héroes que nos faltaban. Ellos, junto a sus her- manos René y Fernando, son los Camilo y los Che Guevara de hoy. LA CALLE celebra el hecho y medita la espiral: para niños de cualquier país, de cualquier planeta impronta bantú en la hata Usted podrá adentrarse además en el universo crea- dor de un festival infantil de audiovisuales, y discutir, a favor o en contra, los juicios de nuestros cronistas sobre el desempeño de Cuba en los Juegos Centro- americanos y del Caribe. Queremos que disfrute el fotorreportaje de la Sierra Maestra y los habituales espacios de reflexión. Les deseamos un feliz fin de año y aniversario 56 de la Revolución. Gracias. CM 4-5 pág. enriquito hernández gente de la sierra sobre las consecuencias del posible restablecimien- to de relaciones diplomáticas con los Estados Uni- dos. Pero no todo es solemnidad. Enriquito, con sus casi 97 años de edad –uno de los babalawos más re- conocidos del país– nos cuenta episodios de su vida. © roberto chile © cortesía de la entrevistada © yuliat danay acosta © estudios revolución NÚMERO • ISSN: 1999-8090 • $2.00 • • DICIEMBRE 2014 • 80 EL REGRESO DE LOS CINCO ¿el comienzo de una era de paz? 6-7 pág. 12-13

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e d i t o r i a lEstimados lEctorEs: Excelente regalo de fin de año la llegada a Cuba de Gerardo, Ramón y Tony, los tres héroes que nos faltaban. Ellos, junto a sus her-manos René y Fernando, son los Camilo y los Che Guevara de hoy. La CaLLe celebra el hecho y medita

la espiral: para niños de cualquier país, de cualquier planeta

impronta bantú en la hata

Usted podrá adentrarse además en el universo crea-dor de un festival infantil de audiovisuales, y discutir, a favor o en contra, los juicios de nuestros cronistas sobre el desempeño de Cuba en los Juegos Centro- americanos y del Caribe. Queremos que disfrute el fotorreportaje de la Sierra Maestra y los habituales espacios de reflexión. Les deseamos un feliz fin de año y aniversario 56 de la Revolución. Gracias. CM

4-5pág. enriquito

hernández gente de la sierra

sobre las consecuencias del posible restablecimien-to de relaciones diplomáticas con los Estados Uni-dos. Pero no todo es solemnidad. Enriquito, con sus casi 97 años de edad –uno de los babalawos más re-conocidos del país– nos cuenta episodios de su vida.

© roberto chile

© cortesía de la entrevistada © yuliat danay acosta

© estudios revolución

NÚMero

• ISSN: 1999-8090 • $2.00 •

• DICIEMBRE 2014 •

80el regreso de los cinco¿el comienzo de una era de paz?

6-7pág.

12-13

ENrIquE ubIEta GómEz

Transcurría un interesante diálogo con jóvenes universita-rios en la ciudad de Camagüey, al que había sido invitado por la Federación Estudiantil Uni-versitaria (FEU), que celebra en diciembre su cumpleaños ochenta y dos, cuando uno de los presentes recibió un papel recortado a mano con un men-saje perturbador. Se nos pedía no trasmitir aún la noticia, que unas horas después sería anun-ciada por nuestro Presidente en una alocución: el agente es-tadounidense Alan Gross había regresado a su país y se espera-ba la inmediata liberación de los tres antiterroristas cubanos que permanecían encarcelados en los Estados Unidos. Cuando el papel pasó por mis ojos, la voz se me cortó y perdí el hilo de la conversación, vencido por la emoción de la noticia. Eran las diez de la mañana del 17 de diciembre de 2014 cuando deci-dimos compartir lo que sabíamos –lo que todavía no sabíamos en realidad– con los estudiantes. Las emociones estallaron: aplau-sos, vítores, lágrimas, abra zos. El intercambio cambió de tono y de asunto. Las noticias, im-precisas, llegaban a cuenta go-tas. A las doce todos estábamos frente al televisor. El Presiden-te Raúl confirmaba los rumo-res: los tres héroes cubanos ya estaban en la Patria después de dieciséis años de injusto encie-rro. Una segunda noticia –se restablecerían las relaciones di-plomáticas entre los gobiernos de Cuba y los Estados Unidos– no pasaba inadvertida, pero a pesar de su trascendencia his-tórica, no superaría de inicio el impacto emocional de la pri-mera. La gente, acostumbrada a prescindir de los Estados Uni-dos, sabiendo que existen oscu-ros entresijos en el poder impe-rial, capaces de malograr cual-quier buena intención, salió a la calle a celebrar el regreso de los tres prisioneros que nos fal-taban.

Con el paso de los días, se hace necesario reflexionar so-bre ambos acontecimientos. La presencia en Cuba de Los Cinco (los tres que llegaban, más los dos anteriormente liberados) no es un simple acto de benevolencia: la presión inter-nacional, la constancia y el fer-vor del pueblo cubano en defen-sa de sus hijos, la indoblegable resistencia de esos hombres y la mediación de importantes personalidades, como el Papa Francisco, lo posibilitaron. So-bre el injusto proceso judicial que los condenó a largas penas se pronunciaron eminentes po-líticos, abogados, escritores, ar-tistas, intelectuales; y al menos tres novelas sobre sus casos –una francesa, una brasileña y otra norteamericana– se publi-caron con notable éxito. Los Cinco eran, sobre todo, un obs-táculo –uno inamovible que puso Cuba sobre la mesa de ne-gociaciones, y que era la única

opción para devolver al agente Gross, apresado en La Habana cuando intentaba entregar a un ciudadano cubano reclutado por la CIA, en realidad un doble agente al servicio de la Seguri-dad, un sofisticado equipo para la transmisión no detectable de información sensible–, que im-pedía avanzar en la llamada normalización de relaciones. Gross –liberado como parte del acuerdo, en gesto humanita-rio– y el espía de origen cubano que fue canjeado, trabajaban, directa o indirectamente, tras la retórica tradicional de la su-puesta ‹‹defensa de la democra-cia››, para derrocar al gobierno cubano y cambiar su sistema político. Los Cinco no eran par-te de un programa para derro-car al gobierno estadounidense o cambiar su sistema político, tra-bajaban para evitar que los gru-pos contrarrevolucionarios más violentos de Miami –y algunos de sus confesos criminales, que viven tranquilamente en esa ciu-dad– continuaran ejecutando ac-tos terroristas en la Isla.

Cuba siempre estuvo dis-puesta al diálogo respetuoso, basado en la igualdad. ¿Por qué nuestras relaciones podrían

normalizarse ahora? Obama reconoce, en su discurso del 17 de diciembre, dos razones im-portantes: primero, que la polí-tica de bloqueo ha fracasado en sus efectos desestabilizadores –repudiada por el pueblo afec-tado y por la casi totalidad de naciones del mundo–, y segun-do, que los cambios políticos ocurridos en América Latina han convertido a este en un autobloqueo moral a los Estados Unidos. Los países latinoameri-canos exigieron de tal manera la reincorporación de Cuba, sin con-diciones, a la comunidad ame-ricana –recuérdese el acuerdo que admitía la improcedencia histórica de las sanciones a Cuba adoptadas en 1962 por la OEA, y la advertencia latinoamerica-na de que una Cumbre de las Américas que no contase con la presencia de la Isla sería irrea-lizable, acciones consensuadas a contrapelo del gobierno esta-dounidense–, que el tema se convirtió en un verdadero obs-táculo para las relaciones de los Estados Unidos con sus ve-cinos del Sur.

El pretendido aislamiento de Cuba provocaba el aisla-miento de los Estados Unidos.

Incluso, la propia comunidad cubana en los Estados Unidos, que ha cambiado sustancial-mente, favorece la normaliza-ción de relaciones, aunque una poderosa pero exigua minoría se opone a ella.

Existe un contexto de fondo que no puede obviarse: las políti-cas imperialistas no han sido muy exitosas en los últimos años, ni en el Medio Oriente, ni con respecto a Rusia, para no hablar de América Latina. Obama no ha podido validar la pretendi-da condición de liderazgo mundial de su país. A esos fac-tores agreguemos la crisis po-lítico-económica y simbólica del capitalismo a nivel global.

Los restantes razonamien-tos se derivan de estos: si los Es-tados Unidos desean que se produzca un cambio político en Cuba –algo que depende del de-seo de los cubanos–, suponga-mos que a partir de profundas divergencias conceptuales so-bre qué es la democracia y los derechos humanos, y no de mezquinos intereses económi-cos y geopolíticos, entonces el terreno de lucha deberá ser, a partir de ahora, el de las ideas, el de la cultura –a veces de la

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seudocultura–, y no el de la sub-versión, la injerencia, las campa-ñas mediáticas trasnacionales, la amenaza militar o el bloqueo económico, comercial y finan-ciero. ¿Será capaz el imperia-lismo de abandonar el uso de la fuerza, que en sus relacio-nes con Cuba durante más de medio siglo ha resultado inefi-caz? Si la CIA graba las con-versaciones telefónicas de su aliada más estrecha, Angela Merkel, ¿dejará de espiar al gobierno cubano? ¿Cómo ex-plicar que el mismo día del anuncio del restablecimiento pactado de relaciones diplo-máticas con Cuba, el propio Obama firmara sanciones con-tra el gobierno legítimo y so-berano de Venezuela? Cuba, por supuesto, reiteró su apoyo irrestricto al gobierno boliva-riano dos días después, en la plenaria de la sesión ordina-ria de fin de año del Parlamen-to cubano. Puede que algunos ideólogos de aquel sistema –experto en la reproducción de valores desde la llamada industria del entretenimiento– apuesten a la mayor efectividad de los instrumentos culturales so-bre las nuevas generaciones de

El regreso de Los Cinco, ¿el comienzo de una era de paz?

© ismael francisco

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· si el frío fuera una casa con heno, niño y misterio ·

El fríotienelos ademanes suavespero sus claros pies de agua dormidano entranen las habitaciones de los poderosos.Penetraen las chozascon la tranquilidad de los dueñosy abraza la belleza de los niños.Los desheredadosdudande esas delicadas actitudesy esperan la tibieza-se diría calor humano-temblando como ovejas en peligro.Su poderío aniquila los castillos de arenahabitados por sirenas, y a los inválidosque en los días de ventiscano poseen abrigo alguno.Los caballos salvajesgalopan hacia el marcuando sus instintospercibenlos movimientosde su profundo corazón de nieve.

a. a. G.

ProPonemos en esta ocasión tres poe-mas del hondureño Roberto Sosa (1930-2011), una de las más sobresalientes voces de la poesía de su país, que alcan-zó en vida una indudable resonancia continental. Con su libro Los pobres se alzó, en 1968, con el Premio Adonáis de Poesía, otorgado en España, convirtién-dose en el primer latinoamericano en recibir este galardón. Tres años después, su poemario Un mundo para todos dividido lo hizo acreedor del Premio Casa de las Américas (La Habana, 1971). Su libro The return of the river (El regreso del río), edición bilingüe publicada por Curbstone Press, traducido por Jo Anne Engelbert, obtuvo el premio National Traslation Award 2003, otorgado por The American Lite-

· los pobres · Los pobres son muchosy por esoes imposible olvidarlos.Seguramentevenen los amaneceresmúltiples edificiosdonde ellosquisieran habitar con sus hijos.Puedenllevar en hombrosel féretro de una estrella.Puedendestruir el aire como aves furiosas,nublar el sol.Pero desconociendo sus tesorosentran y salen por espejos de sangre;caminan y mueren despacio.Por esoes imposible olvidarlos.

· el viejo pontiac ·

A Diana y Leonor

A la altura de su propia medida el viejo Pontiac / es un jardín que se abre.Antes, de esto hace ya muchísimo, fingía un tigre manso deslizándose blanco / entre mujeres bellas.Hoy por hoy el noble bruto envejece dignamente y sin prisa hasta la consumación de los siglos... y le salen de puertas y ventanas florecillas del campo. CM

INCLUYE POEMAS DE...

Roberto Sosa

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rary Association. En 1990 el gobierno de Francia le otorgó el grado de Caballero de la Orden de las Ar-tes y las Letras. Además de los libros ya menciona-dos, publicó: Caligramas (1959), Muros (1966), Mar in-terior (1967), Secreto militar (1985), Hasta el sol de hoy (1987), Máscara suelta (1994), El llanto de las cosas (1995), y una decena de títulos más. Sus versos han sido traducidos al inglés, alemán, francés, italiano, ruso, japonés y chino.

cubanos, a las que suponen más vulnerables.

El reestablecimiento de re-laciones enfocaría mejor a nuestro enemigo, que no es un país –por mucho que ese país, por su cercanía y liderazgo impe-rial se nos presente como el ene-migo histórico tangible–, sino uno más global e intangible: el imperialismo. La guerra cultural –que prepara y suele convertirse en guerra de otra naturaleza– es en realidad entre el capitalismo y cualquier otra forma de vida, inaceptada por aquel como ves-tigios de premodernidad o ‹‹primitivismo›› –visible en su desprecio a las comunidades originarias de América Latina– o como manifestaciones delicti-vas, porque rompen con la lega-lidad burguesa, aún cuando transiten por sus propios meca-nismos electorales, hechos para reproducir el status quo y no pa-ra alterarlo. Raúl lo expresó de manera clara este 20 de diciem-bre ante el Parlamento cubano:

Reitero que solo es posible avanzar a partir del respeto mutuo, que implica la obser-vancia de los principios del Derecho Internacional y de la Carta de las Naciones Unidas (…) En consonancia con la Proclama de América Latina y el Caribe como Re-gión de Paz, firmada por los Jefes de Estado y Gobierno el pasado 29 de enero, en La Habana, durante la Cum-bre de la CELAC, todo Estado tiene el derecho inalienable a elegir su sistema político, económico, social y cultu-ral, sin injerencia en nin-guna forma por parte de otro Estado (…) Entre los go-biernos de los Estados Uni-dos y Cuba hay profundas diferencias que incluyen, entre otras, distintas con-cepciones sobre el ejercicio de la soberanía nacional, la democracia, los modelos políticos y las relaciones internacionales. Reitera-mos la disposición al diálo-go respetuoso y recíproco sobre las discrepancias.Pero si las relaciones diplo-

máticas se restablecen, como parece acordado a contrapelo, incluso, de la letra de la Ley Helms Burton –no lo olvide-mos–, el bloqueo dejará de tener sentido. ¿Con qué país enemigo no podrá comerciarse?, ¿con qué extraño ‹‹auspiciador del terrorismo›› se intercambiarán embajadores, empresarios y tu-ristas? Aunque la decisión de Obama es valiente y merece res-peto, no creo que sea un gesto personal; tras ella existe un con-senso de la élite gobernante, más allá de la pertenencia a uno u otro partido. Cuando esto su-cede, desaparecen los servido-res de segunda: el niño Elián fue rescatado por fuerzas fede-rales y enviado a Cuba sin que los que viven del negocio de la contrarrevolución en Miami pu-diesen reaccionar; el intercam-bio de prisioneros y el acuerdo entre gobiernos los tomó igual-

mente de sorpresa. Y si alguien ahora clama por sus ‹‹dere-chos››, será porque es de su inte-rés personal. Obama elogió a la comunidad cubana de Miami, pero recordó que esa, como las demás, es una ciudad norteame-ricana. No quiere decir que el Congreso, mayoritariamente re-publicano, ponga las cosas fáci-les, en parte porque podría es-tar tentado a negociar desde po-siciones de fuerza –lo que sería un grave error–, y porque la polí-tica exterior, a partir del 2015, es-tará supeditada a las elecciones, y la descalificación de Obama y de su partido podría ser una prioridad. Después de tantas promesas incumplidas –el cie-rre de la prisión en la base naval de Guantánamo que ilegítima-mente ocupa, la reforma del sis-tema de salud o la migratoria–, nadie podrá negarle al presi-dente Obama haber puesto en movimiento la rueda de la his-toria con respecto a Cuba. Cuan-do dos países soberanos pactan un arreglo sin mirar atrás, no cabe hablar de vencedores y vencidos. Pero lo cierto es que el gobierno estadounidense rom-pió relaciones diplomáticas con la Revolución cubana –con los Cas-tro– en el contexto de la Guerra Fría, y las restableció con la Revo-lución cubana –con los Castro–, cinco décadas después. El prin-cipio básico de nuestras futuras relaciones con los Estados Uni-dos deberá sustentarse en el res-peto a las diferencias o fracasará. ‹‹De la misma forma que nunca nos hemos propuesto que los Estados Unidos cambien su sis-tema político, exigiremos respe-to al nuestro››, expresó Raúl an-te el Parlamento cubano.

En la noche del 20 de diciem-bre, Silvio Rodríguez ofreció un concierto multitudinario en una de las plazoletas que bordean el Estadio Latinoamericano de béisbol en la capital, el más grande del país. La concurren-cia fue mayor porque el rumor de que allí estarían Los Cinco atrajo a miles de espectadores. Sentados frente a la tarima estu-vieron los héroes con sus espo-sas y familiares más cercanos. El público no se perdía el más mínimo movimiento de sus ído-los –seguidos por las cámaras en imágenes que se amplifica-ban en una pantalla gigante–, que a veces cantaban para sí, besaban o acariciaban a sus es-posas e hijos, y en cuyos ojos de repente podía asomar intrusa una lágrima de emoción. El pueblo les profesa una admira-ción sin límites, son héroes po-pulares tan auténticos como los guerrilleros de la Sierra. Al fi-nal del concierto subieron a can-tar con Silvio una canción que ahora también los representa: ‹‹El necio››. También la cantaron mi-les de espectadores allí reunidos, que al final vitorearon a Fidel.

El año 2015 que llega, viene con buenos augurios. Los Cinco volvieron –¡volverán!, decían to-das las pancartas antes de su re-greso a la Patria–, como había va-ticinado Fidel, los trajimos. CM

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marcOS aLfONSOfotos: rObErtO chILE

«Salud, fuerza, tranquili-dad espiritual y vencimiento de todas las dificultades». Lacónica es la sentencia que enarbola desde hace más de sesenta años como su bandera en la vida Enrique Her-nández Armenteros (Enriquito), pa-lero, abakuá, santero y babalawo, símbolo de las religiones cubanas de origen africano, quien ha dedicado todo ese tiempo de su vida al bien del prójimo.

El ir y venir de transeúntes por la calle Central, en la barriada de La Hata, en la periferia de Guana-bacoa, conducen inevitablemente a la casa de rojas columnas en cuyo portal se yergue desde su urna el enorme San Lázaro, quien impávi-do, parece dar su bendición a cuan-to parroquiano cruce frente a su re-manso de cristal, rodeado con ofrendas de flores, botellas de ron y vino seco, monedas y tabacos.

La casa de Enriquito es como un templo sagrado, y a la vez un libro vivo, donde las distintas reli-giones y deidades de origen africa-no tienen su espacio para ser vene-radas.

En ese viaje hacia lo mágico y lo místico aparecen los espacios consagrados: el cuarto del panteón Yoruba, en el cual se aprecia el ca-nastillero con los santos católicos y, en simbiosis sincrética, las diferen-

tes deidades en las soperas de por-celana, sus piedras sacras y los collares y atributos. En el salón de recibimiento un enorme mural re-fleja todo el proceso de la esclavi-tud y cómo, en el decursar del tiem-po, nacen las religiones de origen africano. La habitación dedicada al Palo, con las nganga de los dife-rentes fundamentos allí asentados. La añeja ceiba, tronco desde el cual se rinde culto a los nfumbe (muer-tos) de la casa.

El mural, que abarca todo el rectángulo del amplio salón, refle-ja además cómo en el presente, bajo la bandera de una etnia común, blancos y negros, mujeres y hom-bres, comparten una fe que tiene sus orígenes en las profundas raí-ces de la Naturaleza.

Sala Ma Lekum, que Sam-bia mpungo te cutare pa’ mu-cho ndiame ariba ntoto a tá q’nfuiri, es el saludo con el cual le deseo a mis ahijados que Dios los bendiga y les de salud por mucho tiempo sobre la tierra.

Este «dios negro», como algu-nos lo catalogan, tal vez por su donaire de marqués, la mirada noble y su manera de conducir-se, se granjea la confianza de los interlocutores apenas iniciada cualquier conversación.

Me llamo Enrique Hernández Armenteros, pero todos me dicen Enriquito. Nací en el pueblo de Encrucijada, anti-gua provincia de Las Villas, el 19 de febrero de 1918, en la calle Domingo Mujica. En Encruci-jada había un barrio que le lla-maban Pueblo Nuevo y mi abuela, Carlota Armenteros, conocida como Kacaña, quien fue traída a Cuba desde el Con-go como esclava cuando ape-nas tenía doce años de edad, nos llevaba a ver a muchos de sus paisanos. Allí conocí a uno de ellos, Atilano, negro gangu-lero que en su covacha nos ofre-cía tilo y caldos hechos con di-versas hierbas, y parece que

esas comidas de su tierra leja-na me han dado la fortaleza para llegar a los 97 años, sobre todo con salud.

De muchachón fui zapate-ro, luego tuve bar y quincalla en Santa Clara. Con el tiempo vine para La Habana y viví en el Vedado y en Marianao, hasta que mi coterráneo Jesús Pinillo me trajo a conocer La Hata, en Guanabacoa. Alquilé un cuartico y comencé poco a poco. Simpati-cé con este barrio: su gente, la vi-da aquí, y al final me quedé. Soy padre de once hijos y todos practican las religiones de ori-gen africano. Las hembras son santeras y los varones están ra-yados, y tienen santo; otros son babalawos.

Tal parece que estaba es-crito en mi camino, por las premoniciones de Kacaña, que yo debía llegar a esta religión de origen Bantú, conocida en Cuba como Palo Monte. Se tra-ta de creencias y prácticas ve-

nidas desde África que me fue-ron inculcadas por mi abuela. Sin embargo, todo aconteció a su tiempo: en la medianoche del 31 de diciembre de 1953, me rayé (consagré) en La Hata, en la casa de mi padrino y amigo Francisco Machado Betancourt, conocido como Panchito, gran conocedor de la regla Briyum-ba. En el Palo también se practi-can la Kimbisa y el Mayombe.

Pero Enriquito no se detuvo. A la vuelta de algunos años se había iniciado en diversas religiones de origen africano asentadas en Cuba. Al Palo Monte le siguió el abakuá, en 1967, en el reparto habanero Martín Pérez, en San Miguel del Padrón, en el juego Usagaré Ororó Moirambeque Efó. Con posteriori-dad se hizo santo y le asentaron el orisha Elegguá y, por último, se con-sagró en Ifá (babalawo).

Sin embargo, mi mayor de-sarrollo es en el Palo Monte, porque es lo que más me gusta, y es mi origen.

CerCano a los 97 años, uno de los praCtiCantes de las religiones Cubanasde origen afriCano habla para La caLLE DEL mEDIO aCerCa de su tránsito por la vida y sus ConoCimientos de la regla del palo monte

Enriquito Hernández: impronta Bantú en La Hata

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«hijos de san lázaro»Fundada el 22 de junio de 1957,

cuatro años después de haberse consagrado como ngangulero y os-tentar la máxima jerarquía, Tata Nganga facultativo, Enriquito creó y fundó junto a esposa María Ni-casia Jova Aguerrido, «Nica», la Asociación Religiosa Afrocubana «Hijos de San Lázaro», la cual, entre vivos y muertos, cuenta con cerca de tres mil ahijados.

Cuando entendí que ya po-día funcionar en solitario, fun-dé la Asociación. Por las deno-minaciones que ostento en las diversas religiones de origen africano, tengo ahijados de con-sagración en rayamiento de Pa-lo, de Macuto (resguardo), de Mano y de Cofá de Orula, y de Guerreros. Cuando alguna persona recibe algún atributo, ya empieza a tratar a quien se lo otorgó como Padrino.

¿Y cómo Enriquito llegó a ad-quirir los conocimientos que posee?

Estas religiones se aprenden directamente, de forma oral, así las heredamos. Hay que pres-tarle atención a los Tata cuando hablan. Muchos grandes reli-giosos afrocubanos se llevaron los secretos a sus tumbas. Mi padrino, afortunadamente, me enseñó el de interpretar las conchas. Los paleros de épo-cas pasadas no le mostraban mucho a los ahijados, estos de-bían ser habilidosos, tener buena cabeza e interesarse por las cosas.

Por ejemplo, del monte hay que saberlo todo, definitiva-mente. No existe espíritu que no esté en él. Es lugar sagrado y los espíritus andan más por sus vericuetos que en el cielo. Tie-nes que saludarlo con respeto y cortesía, porque si no nada tie-ne valor.

Hoy existe más desarrollo. Literatura, por ejemplo, en cuan-to a todas las religiones de ori-gen africano: desde el Palo

Yo soy Tata Nganga briyumba congo munanganga; soy un privilegiado de Olofi, Oloddumare, Abasí, Sambia Mpungo y el gran poder de Dios, quien me ha permitido vivir casi un siglo.

hasta Ifá, y debería divulgarse más, de forma tal que la heren-cia de nuestros antepasados res-plandezca siempre y nunca muera.

fe mediantePara Enriquito la fe es el mayor

asidero de cualquier persona en su tránsito por la vida. «Pobre de aquel que no tenga fe», no se cansa de repetir. «Hay que tener fe para vivir, incluso los no creyentes».

Yo tengo mucha fe en cuanto a mis ancestros, y como creo en ellos y en Dios, pienso que des-pués de la vida material voy a pa-sar a la eterna. La fe es el apoyo de los individuos, su sostén. Las personas dicen: ¡Ay, Dios mío!, en los momentos difíciles o en los de alegría. Dios, en la lengua africana tiene muchos nombres. En el Palo se llama Sambia, en la Regla Yoruba, es Oloddumare y en el Abakuá, es Abasí.

¿Qué le ha dado a Enriquito en la vida esa fe y esa religiosidad?

En primer término, salud, que es lo principal para todo en la existencia humana, y llegar a los 97 años que cumpliré en fe-brero de 2015. Me ha permitido crear una familia, tener once hijos con la misma mujer con casi setenta años de casados, y que me conozcan en casi todo el mundo. Fíjate cuántas cosas me han dado la fe y la religión. También el aché –que cada quien nace con el suyo– y signi-fica inteligencia, bienestar, todo lo bueno. El que tiene aché triunfa en la vida.

Desde luego, eso que te ofrece la naturaleza no debe emplearse para hacerle daño a las personas, es para buscar la manera de ayudar al prójimo.

No comparto el fanatismo, pues los que piensan así no son ver-daderos creyentes. No se debe engañar a nadie. La religión no inmuniza: hay quienes acuden a ella y resuelven su problema, otros lo alivian y algunos no tie-nen remedio. Yo practico el ge-nio del bien. Cuando siembras todo lo positivo es difícil que el mal reine. Somos seres imper-fectos y en la vida no solo se re-ciben cosas buenas, debemos estar preparados para encarar los malos momentos sin perju-dicar a nadie.

En esta casa-templo no hay cabida para la marginalidad ni la violencia. Se deben tener principios y aquel que aspira a iniciarse debe de ser honrado, trabajador, persona de respeto, buenos padres e hijos.

el santo patrono de la hataEl San Lázaro (Babalú Ayé,

Tata Pansua, Cobayende) que re-posa en el portal de la casa de Enri-quito, ha sido proclamado por los pueblerinos de La Hata como el Santo Patrono de la localidad.

Desde la víspera del 17 de di-ciembre, fecha en que se rinde plei-tesía a Babalú Ayé, los toques y cánti-cos se apoderan del barrio. Desde el año 2001, ese día, a las cuatro de la tarde, sale la procesión que se adue-ña de La Hata.

Ya desde el día 16, a partir de las nueve o las diez de la noche, se empiezan a concentrar perso-nas en la capilla donde está San Lázaro. Según transcurren las horas, como la gente no cabe en el portal, se apoderan de la calle. Cuando falta poco para las doce de la noche, está repleta, y tam-bién los balcones y azoteas co-lindantes. Se toca y se canta, to-do dedicado a Babalú Ayé.

Cada año resplandece más, porque las personas rinden ho-menaje a su Santo Patrono. Todo el mundo acude a la casa a pedirle, o a cumplir sus pro-mesas, y después recorremos las calles con él. Es un día de fiesta en La Hata.

A las cuatro de la tarde sale la procesión con el San Lázaro en hombros de las personas, se recorren las calles de La Hata por dos horas aproximadamen-te, y en el trayecto se van su-mando los pueblerinos. Inclu-so, hay personas que vienen desde el corazón de La Habana y otros sitios del país. Es una de las pocas procesiones de ori-gen africano que tienen lugar en Cuba, porque Babalú Ayé, co mo milagroso, es el orisha que más personas atrae.

A pesar de la avanzada edad, y desde hace trece años, cuando se iniciaron estas prácticas, Enriqui-to marcha a la cabeza.

Ya mi paso es lento, pero San Lázaro y las personas que acuden a la procesión, me dan fuerzas.

En este 2014 ocurrió algo sin-gular. El día de la peregrinación se produjo un hecho que el pueblo de Cuba esperaba hacía muchos años. Durante el trayecto, Enriquito me llamó y dictó su sentencia.

Este año Babalú Ayé nos hizo un gran regalo, la libera-ción de los Cinco Héroes que guardaban prisión en Estados Unidos.

obra para la historia¿Cómo se siente Enriquito lue-

go de más de seis décadas en las prácticas religiosas de origen afri-cano?

En primer lugar me siento cubano y africano. Eso es Cuba, pues nuestros ancestros trajeron esa cultura y nosotros la conti-nuamos y enriquecimos. El cu-bano, como bien sentencia el re-frán ‹‹si no tiene de congo, tiene de carabalí››, y como somos un ajiaco, según nuestro Don Fer-nando Ortíz, por nuestras venas corre sangre de muchas tierras.

Cada mañana, al amanecer, bajo hasta mi munansó (templo sagrado) y les pido a mis funda-mentos –nganga– de Sarabanda (Oggún, San Pedro), Lucero Mundo (Elegguá, Niño de Ato-cha), Nsasi Munalongo (Shangó, Santa Bárbara), Shola Nguen-gue (Oshún, Caridad del Cobre), Baluande (Yemayá, Virgen de Regla) y Mama Kengue (Obba-talá, Nuestra Señora de las Mercedes) para que nos den sa-lud, la fuerza, la tranquilidad espiritual; para que nos ampa-ren de las enfermedades, de cualquier tragedia, de los acci-dentes, los ojos malos, la trai-ción y la envidia.

Yo soy Tata Nganga briyum-ba congo munanganga; soy un privilegiado de Olofi, Oloddu-mare, Abasí, Sambia Mpungo y el gran poder de Dios, quien me ha permitido vivir casi un siglo.

Salvo la fe, no el fanatismo, tengo la virtud de ser una perso-na social que ha sabido ser buen padre, esposo, amigo, padrino. Amo todo lo que sea correcto. Muchas personas acuden a esta casa cada día, y son ellas quienes lo valoran a uno. Para llegar a algo en la vida se debe arries-gar, y esa filosofía la he practicado desde que me entregué a esta religión que practicaban mis ances-tros: el Palo Monte.

Me sostengo en el postu-lado de Martí cuando dijo que aunque fuera un árbol había que dejar para la poste-ridad. Mira todo cuan-to voy a legar. Cuan-do no anime carne, todo eso se que-dará para la his-toria. CM

DIcIEmbrE 2014

fotorreportaje Gente de

la Sierrafotos: YuLIat DaNaY acOSta

‹‹un minuto cantado para Sierra Maestra›› (fragmento)

Pablo Neruda

Si un silencio se pide despidiendoa los nuestros que vuelven a la tierra,voy a pedir un minuto sonoro,por una vez toda la voz de América,solo un minuto de profundo cantopido en honor de la Sierra Maestra. CM

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JOrGE WEJEbE cObO

nada Parecía que afectaría la tran-quilidad del balneario de Varadero aquel domingo 26 de julio de 1953, cuan-do el presidente Fulgencio Batista lo visitaba para premiar a los ganadores de las regatas anuales. Ese día tenía so-brados motivos para rememorar sus éxi-tos, mientras contemplaba el amanecer desde su yate «Marta III», fondeado en las cristalinas aguas de la península de Hicacos en un entorno propicio para los recuentos agradables.

Estaban próximos a cumplirse vein-te años del alzamiento de soldados y cla-ses del 4 de septiembre de 1933, que lo llevaría al poder como miembro del Go-bierno de los Cien Días, que sustituyó a la dictadura machadista y a sus institu-ciones. En este gobierno ascendería pri-meramente de sargento a Coronel Jefe del Ejército, y poco después a General, Presidente y hombre fuerte del país por casi tres décadas.

En la tranquilidad del lujoso cama-rote, el presidente pudo recordar que, irónicamente, la sublevación militar de sus compañeros, realizada durante la ofensiva antiimperialista que ocurrió

na, y les solicitó tiempo y confianza para cumplir con su promesa de acabar con la Revolución del ‘33.

No debe haberle sido grato a Batista evocar cómo se salvó de ser fusilado, al ser denunciado por el Ministro de Gobernación, Antonio Guiteras, líder además de la organización Joven Cuba, quien conoció su relación con el impe-rialismo norteamericano y lo acusó de traidor frente a los principales dirigen-tes del nuevo poder, que desestimaron la radical propuesta del joven revolucio-nario de ajusticiarlo, y lo perdonaron.

Batista acabó con la experiencia revo-lucionaria de 1933, al destituir al Gobier-no de los Cien Días el 4 de enero de 1934. Reprimió duramente el movimiento obrero y nombró un presidente provisio-nal, Carlos Mendieta, que en la práctica era un títere del sátrapa Jefe del Ejército.

Nunca olvidó a su acusador y lo ase-sinó en una emboscada, cuando Guite-ras esperaba en El Morrillo, en la bahía de Matanzas, una embarcación para sa-lir del país y preparar en el extranjero una expedición armada contra la recién instaurada dictadura del ex sargento.

Posicionado todavía en la ola po-pulista de la época, se enriqueció al adquirir decenas de empresas y accio-nes, además de su participación en ne-gocios ilícitos –incluyendo tratos con la mafia norteamericana–. Batista fue lo suficientemente hábil y se mantuvo al frente del ejército, para funcionar co-mo el poder tras la silla presidencial a finales de la década de 1930.

Fue una época de esplendor recor-dada con nostalgia por el general que, mucho antes, había sido un humilde retranquero de tren en la ciudad oriental de Banes, casi siempre oliendo al keroseno que destilaba su inseparable farol, y que un día abandonó para entrar en la guar-dia rural donde estudió taquigrafía, mecanografía e inglés, además de leer incesantemente en sus horas de guardia en las garitas.

En su primera cam-paña presidencial pa-ra el mandato 1940-44 fue apoyado inclusive por fuerzas de izquier-da y ganó, impulsado entre otros factores, por la estrategia del movi-miento comunista internacional, planea-da desde Moscú, de cerrar filas en un frente común antifascista con las figuras menos reaccionarias, a las puertas de la Segunda Guerra Mundial, y que por des-gracia se aplicó estrictamente con el en-tonces complaciente Batista, quien siguió el juego y no dejó pasar la oportunidad para continuar simulando.

Después entregaría la presidencia en 1944, a Ramón Grau San Martín, un solterón, profesor de fisiología, que te-

Desconcierto de Batista en Varadero

nía entre sus ideas para hacer política las frases: «Habrá dulces para todos», «Cubanidad es amor» y «Las mujeres mandan». Grau San Martín presidió el mencionado gobierno provisional de Los Cien Días y dirigió el llamado Parti-do Auténtico, formado principalmente por políticos tradicionales que vivían de la retórica de los viejos lauros de la lu-cha contra Machado, y que abrieron aún más el país a la corrupción y la repre-sión selectiva del movimiento comunis-ta, con lo cual complacían los intereses norteamericanos en la Isla.

La nueva agrupación ganaría las elecciones de 1948 con su candidato Carlos Prío Socarrás, mientras Batista dis-frutaba con sus millones del confort en un exilio dorado en Daytona Beach, en la Flo-rida, hasta que regresó al país autoriza-do por el presidente de turno.

En 1952 serían las elecciones presi-denciales y Batista sabía que no tendría la misma suerte que en 1940, aunque mantenía intacto su liderazgo entre la jefatura de las fuerzas armadas y solo necesitó un previo acuerdo para entrar en la sede del mando central del ejército en el cuartel de Columbia, al oeste de la Ha-bana, en la madrugada del 10 de marzo, hacer varias llamadas por teléfonos a los mandos provinciales, deponer al presi-dente y de nuevo asumir el poder.

Catorce meses después del golpe de estado, ese 26 de julio de 1953, a los cin-cuenta y dos años de edad, no le podía ir mejor, los EE.UU. reconocieron la aso-nada, mientras la oposición tradicional se recomponía como comparsa a sus planes de realizar unas amañadas elec-ciones que lo elegirían en 1954 y calcula-ba que las fuerzas de izquierdas no re-presentaban peligro alguno.

También podía sentirse orgulloso de hacer realidad el conocido dogma que mediatizaba la vida nacional y que era repetido hasta el cansancio por muchos para justificar la inacción: «La revolu-ción se puede hacer con el ejército o sin el ejército, pero nunca contra el ejérci-to», y él era el ejército, que lo sustentaba nuevamente por el tiempo que deseara.

Pero el tiempo de optimistas reflexio-nes acabó abrupta-mente esa mañana del 26 de julio de 1953, cuando un alarmado ayudan-te le comunicaba que la segunda for-taleza de Cuba, el

cuartel Moncada, en Santiago de Cuba, había sido asaltado esa madru-gada y la situación era

incierta. Conoció que al frente de los atacantes se en-

contraba un joven abogado llamado Fidel Castro Ruz y, sin perder tiempo, ordenó su asesinato y la propor-

ción de matar diez de los insurrectos por cada uno de los soldados caídos en la acción.

En lo adelante le sería imposible en-gañar con sus viejas astucias de los años ‘30 y ‘40 y solo le quedaría ejercer la represión masiva apoyado por el ejército, que demostró su incapacidad de derrotar la nueva estrategia revolu-cionaria armada.

El conteo regresivo de su dictadura se había iniciado, aunque faltarían cinco años y cinco meses de duras luchas y combates para el amanecer del 1ro de enero de 1959. CM

después de la caída de la dictadura de Gerardo Machado, en agosto de 1933, fue interpretada por algunos como una versión criolla de la insurrección de sol-dados y marinos rusos durante la Revo-lución bolchevique de 1917.

En realidad, el pronunciamiento del sector castrense, aunque influido por las reivindicaciones populares, exigía un mayor salario, mejores uniformes, con polainas más presentables y, sobre todo, que no siguieran siendo explota-dos por los oficiales que los utilizaban hasta como ordenanzas responsables de la limpieza del esfínter de sus caballos, entre otras exigencias.

Entonces, el mañoso sargento Batis-ta engañó a los revolucionarios que con-fiaron en él y desalojó de los mandos a la oficialidad machadista que obstruía el paso a los jóvenes alistados, a los cua-les repartió galones, prebendas y car-gos a manos llenas, y con los que sedi-mentó una nueva oficialidad que, veinte años después, sería el alto mando in-condicional a su voluntad hasta el final del régimen.

Cuando recién se estrenó como Jefe del Ejército, también le juró fidelidad al gobierno y a la embajada norteamerica-

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como un tatuaje inmaterial definitivo con el que nos solemos identificar orgullosa-mente. Pensemos también en los tatuajes mismos, en las escarificaciones, en las clavijas y platos labiales de algunos pue-blos llamados «primitivos», tan primiti-vos en realidad, y en el mismo sentido, como nuestros piercings, nuestro lifting y nuestras blefaropastias en quirófano es-terilizado. Pensemos asimismo, por últi-mo, en todos esos ritos y ceremonias −de la oración a la danza− que tienen como centro y medio de expresión el moldea-do del propio cuerpo: cambiarlo de pos-tura, retorcerlo, pintarlo, someterlo, tra-vestirlo.

Por todos estos motivos, los otros animales, los que no tienen medios para huir de sí mismos, que ni hablan ni se tatúan ni fabrican aviones, no tienen cuerpo. Las cucarachas tienen carne, pero no cuerpo; todas las abejas juntas forman un cuerpo que llamamos panal, pero cada abeja individual no tiene cuerpo. Los perros y los gatos, por su parte, han ad-quirido uno borroso en la periferia de la cultura humana, razón por la cual es tan difícil −salvo en caso de guerra o hambru-na− comérselos. Comemos carne, no cuerpos, y contraer un cuerpo, como se dice de una enfermedad o del matrimo-nio, nos salva sobre todo del hambre de nuestros semejantes. El canibalismo −como el racismo o el machismo− con-siste precisamente en tratar un cuerpo como si fuese carne.

Los espejos sirven para reflejar el cuerpo, pero también para construirlo; es decir, para trabajar sobre él. De hecho, y si hacemos caso a Jacques Lacan, el cuerpo humano como sujeto consciente de su individualidad es el resultado del reconocimiento de la propia imagen en el espejo a partir del primer año de vida del niño. Antes, por así decirlo, el bebé es un atadillo de miembros dispersos e incluso hostiles. Pero esto quiere decir que la visión que el ser humano tiene de sí mismo, en términos individuales y co-lectivos, es inseparable de la multiplica-ción histórica, no de los hombres, no, si-

SaNtIaGO aLba rIcOespecial para La caLLE DEL mEDIO

en una ocasión Jorge Luis Borges escribió −más o menos− que odiaba los espejos porque, como el coito, multi-plican el número de los cuerpos. Bor-ges escribió, en buen misántropo, que multiplican el número «de los hom-bres», pero creo que está justificado identificar aquí ambos términos. Diga-mos, en efecto, que solo los humanos tienen «cuerpo», porque solo ellos han inventado toda una serie de procedi-mientos, intracorporales, intercorpora-les y extracorporales para huir de sí mismos. Extracorporales, por ejemplo, son todas esas prótesis tecnológicas que prolongan nuestro cuerpo en el exterior, desde la bicicleta con la que huimos muy despacio, a los aviones que, en cualquier caso, nos llevan dentro, y por supuesto, a los ordenadores y sus redes de araña por las que circulamos a velocidad cre-ciente y respecto a las cuales nuestro cuerpo aparece como un simple residuo −el alfiler que sujeta el vestido−.

Entre los procedimientos intercor-porales es muy evidente el lenguaje, «lu-gar común» del que somos un producto y con el cual producimos nuevos malen-tendidos. La peculiaridad de las palabras es que están dentro y fuera de nosotros: hablamos en la intimidad la lengua de otros, de nuestros padres, de nuestros vecinos, de nuestros enemigos. Ni en si-lencio podemos escapar a esta forma de escapar: nacemos en el vientre materno, pero también, o sobre todo, en la lengua materna, y cuando aprendemos a nom-brarnos a nosotros mismos y a nombrar las partes del cuerpo (boca, pene, vagi-na, ano, pero también sencilla- mente, mano) tomamos conciencia de que nuestro cuerpo es una frase mal pronunciada y de que solo podemos huir de él haciendo frases sin parar. El lenguaje, que nos permite hacer listas, nos permite también columbrar sus fal-sos huecos, algo así como espejismos verbales a los que nos acercamos indefi-nidamente acumulando verbos, som-bras de cosas a las que nos aproxima-mos rodeándolas sin descanso, es lo que llamamos poesía.

Pero están también los medios intra-corporales. Me refiero a todas esas ope-raciones clasificatorias cuyo territorio es el propio cuerpo. Pensemos en el nombre propio, que se nos impone des-de fuera junto a la primera ropa y que es

no de los espejos. Los espejos de metal bruñido ya los utilizaron egipcios, grie-gos y romanos, pero solo en los palacios y los templos. Durante la Edad Media casi desaparecieron del mundo y a partir del siglo XIII, cuando se inventan los de vidrio y cristal de roca, vuelven a las ca-sas de las clases altas, las cuales se con-templaban y reconocían mucho más, en realidad, en los retratos al óleo que pre-sidían, solemnes e inmutables, sus salo-nes. En la segunda mitad del siglo XX se generaliza en los baños y dormitorios de las clases medias el uso individual de los espejos, en los que estamos habituados, como a algo ya natural, a vernos enveje-cer paulatinamente.

Pero los verdaderos espejos no son ya los muebles fijos a los que damos ese nombre. La invención de la fotografía no solamente ha democratizado la práctica aristocrática del retrato sino que ahora, a través de las tecnologías digitales, ha separado el retrato del cuerpo para usur-par de algún modo su lugar. Nuestro ver-dadero espejo es hoy nuestro teléfono móvil y nuestro verdadero cuerpo la imagen en él reflejada, matriz de repro-ducción mucho más poderosa que el coi-to, pues no se limita a duplicar los seres humanos sino que los multiplica al infi-nito. En todo caso, esta evolución de la carne al cuerpo, y ahora a la imagen separa-da y manipulable, determina la descentrali-zación de nuestra identidad individual, que mantiene con nuestro cuerpo una relación casi aleatoria y desde luego desgraciada: es el estorbo, el desecho, el resto duro que nos impide volar. Es mucho más peque-ño ya −y no solo en el caso de las estrellas de cine o del balón− el número de perso-nas que ven nuestro cuerpo real que el número de los que ven nuestra imagen en la red o en las pantallas de sus teléfo-nos y ordenadores. Es verdad que se-guimos maquillándonos, peinándonos

y operándonos los párpados porque aun compartimos espacios físicos (el bar, el trabajo o el supermercado) y por-que nuestro cuerpo sigue siendo la con-dición frágil y remota −papel o barro− de nuestras imágenes, pero son estas las que se han convertido en objeto de nues-tras más cuidadosas y refinadas manipu-laciones. No nos maquillamos en el espe-jo, nos maquillamos para el espejo; y ma-quillamos, sobre todo, el espejo mismo. El «selfie» −retrato digital narcisista− es el territorio de nuestro trabajo identita-rio, como lo demuestra el hecho de que, según una noticia reciente, «está alimen-tando el resurgir de la cirugía estética y los retoques faciales». El selfie es nuestra rostro original, el cuerpo verdadero del que nuestro cuerpo real −como el retrato de Dorian Gray− es solo un pésimo, corrup-to y fraudulento retrato. Podemos decir, en definitiva, que, así como el vampiro no se refleja en el espejo, hoy nuestra imagen en el espejo no se refleja en el mundo.

Antaño los espejos solo contenían algo cuando un cuerpo pasaba junto a él, el resto del tiempo estaban inquietante-mente vacíos. Hoy los espejos, siempre lle-nos, encaran un universo intermitente. Los espejos, sí, están a punto de liberarse del mundo. Dan siempre un poco de miedo esos reclamos publicitarios en movimien-to que, en los aeropuertos, ofrecen la ima-gen de una mujer semidesnuda que mira fijamente mientras repite una y otra vez el mismo gesto de ofrecer un perfume. Llegará un día que frente a ella no habrá nada −ni humanos ni edificios ni monta-ñas− y ella seguirá eternamente viva, atrapada en el espejo, extendiendo su mano hacia el vacío. CM

Espejos sin cuerpo

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Ivette ÁvIla hace cosas sus manos. Usa cera, tela, cartón, casi cualquier material que sirva para dar vida; y tanta les insufla que en cierta ocasión alguien la abordó en la calle para contarle emociona-do que una criatura suya, una vez llevada a casa, había pestañado.

Bióloga devenida animadora, Ivette es la presidenta del Festival Infantil del Audiovisual La Espi-ral, que abre la convocatoria a su tercera edición, en La Habana en-tre el 13 y el 21 de marzo de 2015.

Este certamen, nacido en 2012, ha mostrado gran diversidad de propuestas en cuanto a visualidad y contenido, pero su principal rele-vancia está en el protagonismo de los niños, incluso como cineastas. Sus sedes han acogido más de un centenar de obras audiovisuales hechas por niños y adolescentes de Cuba, Argentina, Colombia, Bélgi-ca, Francia, Finlandia, Congo, Ve-nezuela y otros países.

Ivette describe La Espiral, más que como un festival, como ‹‹una fiesta para los niños y adolescen-tes››, con una participación activa

de ellos, totalmente protagónica. En este espacio –que cada vez tiene más sedes físicas– los niños acce-den a películas hechas por otros niños, eligen y premian, pueden intercambiar con realizadores, ver exposiciones sobre el cine de ani-mación o de obras plásticas hechas por niños y asisten a obras de teatro o a talleres donde aprenden más sobre el cine.

¿Quiénes intervienen en La Espi-ral? ¿Cómo seleccionan las obras?Realmente somos dos o tres los organizadores, pero hemos in-volucrado instituciones y cen-tros donde hemos recibido una ayuda incondicional e indispen-sable para nuestro crecimiento, que ha sido exponencial.

Por ejemplo, pudiera mencio-nar, en primer lugar, a nuestra «productora» Cucurucho donde todos trabajamos por amor: un grupo de amigos que ha decidi-do crear y apostar por un proyec-to como este que amplifica nues-tro proceso de creación.

La sede oficial del festival es el Centro Hispanoamericano de Cultura, que pertenece a la

Oficina del Historiador de la Ciudad, un lugar especial, una verdadera casa. El apoyo de sus especialistas ha facilita-do que cientos de niños y ado-lescentes de Centro Habana y la Habana Vieja hayan asistido a nuestras muestras.

No debo dejar de mencio-nar a instituciones como los Es-tudios de Animación del ICRT y sus realizadores, que cada vez que han sido convocados, acu-den con tremendo entusiasmo. Los Estudios de Animación del

ICAIC han sido también de gran ayuda, sobre todo en la se-gunda edición, que apoyaron muchísimo en la logística y el soporte técnico. De ambas ins-tituciones nos han llegado tra-bajos que han estado en con-curso y han sido valorados por nuestros jurados infantiles.

Debo agradecer además a la editorial Gente Nueva, la Casa Editora Abril, la Socie-dad Cultural José Martí, la AHS y su salita de proyección del Pabellón Cuba, la Funda-ción del Nuevo Cine Latino-americano, el Pabellón Infan-til ‹‹Tesoro de Papel›› y otras muchas instituciones y perso-nas que se han involucrado en esta aventura nuestra.

Pero sobre todo intervienen los amigos, que entran y salen de nuestras actividades donando su tiempo libre y sus energías, supervisando una proyección, ayudando en la producción, fa-bricando estatuillas de barro o haciendo una animación bajo el fuerte sol del mediodía, en plena Feria del Libro en La Cabaña.

La ESpiRaL: para niños de cualquier país, de cualquier planeta

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1. Concurso ‹‹Cine hecho desde la infancia (por niñ@s y adolescentes)››Podrán participar obras cuyo equipo de realiza-ción esté conformado en su mayoría por niñas, niños o adolescentes (hasta 15 años de edad) de cualquier país o planeta. Las obras no deben ex-ceder los 15 min de duración, ni deben tener más de 5 años de realizadas, o sea, se recepcionarán obras realizadas entre enero de 2009 y diciem-bre de 2014.

Cada obra deberá entregarse en un DVD o •CD. El formato podrá ser .mov, .avi, h264 o DVD NTSC.De tener diálogos, estos deben ser en español •o estar traducidos o subtitulados al español.Cada obra deberá acompañarse de la ficha •técnica que se adjunta al final, fotograma y foto del realizador o los realizadores.Se debe aclarar en la ficha técnica si el audio-•visual es el resultado de un taller o si los jóve-nes realizadores trabajaron solos, sin la inter-vención de adultos.De presentarse más de dos obras por equipo, •se pueden incluir en un mismo DVD, en car-petas separadas. La ficha técnica puede estar incluida en el mismo disco de entrega.

Se podrá concursar en las siguientes cate-•gorías:a) Película animada (realizada utilizando cual-

quier técnica de animación)b) Película de video (filmada en formato digi-

tal, puede ser ficción o documental)c) Video clip (en cualquier técnica)plazo de admisión: • Desde 10 de septiembre de 2014 hasta 31 de enero de 2015.premios: • Se otorgarán tres premios por cate-goría: Espiral de bronce, plata y oro. Los pre-mios consistirán en certificado acreditativo, trofeos para el equipo de realización y sorpresas.

2. Concurso ‹‹Cine de Animación para la niñez y la adolescencia hecho por adultos)››En el caso de realizadores adultos solo serán admi-tidas obras animadas o en las cuales predomine la animación, ya sean independientes o instituciona-les, de cualquier país.

premios:• Se otorgarán tres premios por cate-goría: Espiral de bronce, plata y oro. Los pre-mios consistirán en certificado acreditativo, trofeo y obras de artistas plásticos.

ficha técnica:La ficha técnica a entregar con cada obra audiovi-sual debe contener los siguientes datos:

Título•Tiempo de duración•Año de producción•Nombre del director o equipo de realización•Dirección particular•Teléfono•Correo electrónico•Sinopsis•Fotograma a 300 dpi y a 72 dpi de la obra.•Foto de los realizadores•Contactos: Ivette Ávila Martín (Presidenta); •[email protected]ón Postal: III Festival Infantil del Au-•diovisual La Espiral 2015, Centro Hispano-americano de Cultura Malecón #17, entre Prado y Capdevila La Habana Cuba. Teléfo-no: (537) 8606282Este festival está organizado por Produccio-•nes Cucurucho y cuenta con el apoyo del Centro Hispanoamericano de Cultura, Estu-dios de Animación del ICRT, Estudios de Animación del ICAIC, entre otras institucio-nes y organizaciones.

Bases de La Espiral

No tenemos jurados de ad-misión, todas las obras que reci-bimos participan y se proyectan. Nunca hemos tenido que dejar una obra fuera de las muestras por su contenido o forma, por-que en nuestra esencia misma está la intención de mostrar au-diovisuales que han nacido es-pontáneamente del sentir y pen-sar de los niños y adolescentes.

¿Por qué un festival dedicado a la creación audiovisual de niños?

Realmente el festival tiene dos grandes intenciones: una, la obra de los niños y, dos, mos-trar obras hechas para ellos por adultos.

El acceso a las tecnologías ha facilitado que el video o el

uso de los software sean accesi-bles desde edades tempranas, pero esos primeros experimen-tos quedan engavetados o, en el mejor de los casos, como patri-monio de una familia que lo consume o muestra orgullosa. ¿Acaso no deben saber nues-tras sociedades qué piensan nuestros niños? ¿Cómo sienten el mundo, cómo lo metaboli-zan? ¿Cómo lo transforman a su antojo en su imaginario, ponien-do sus anhelos o sus necesidades disfrazadas de cuentos, fantasías, historias? Creo que este espacio era necesario y que debía ampli-ficarse aún más.

Yo realmente no era cons-ciente de esto hasta que co-

Por eso se me ocurrió la idea del festival.

¿Cómo ha evolucionado el fes-tival a la altura de su tercera edi-ción?

Bueno, ya vamos para la ter-cera, la vencida, mejor dicho, la de vencer. En esta edición tene-mos la intención de organizar más proyecciones, en más sedes, y convertirlo en un even-to nacional.

Le hemos hecho la propues-ta al Centro Martin Luther King de apoyarnos con su Red de Educadores Populares y que, por toda la isla, en los días de La Espiral, los niños muevan ideas, vean un cine diferente, lo valo-ren. Ellos han accedido y ya lo estamos viendo como un nue-vo salto cualitativo.

Aumentaremos las activida-des colaterales y pretendemos hacerlo todo más interactivo aún. Por ejemplo, tenemos la idea loca de hacer una película animada en la que participen todos los niños que asistan a algunas de nuestras sedes. ¡Una especie de cadáver exquisito bien es-pontáneo!

Un detalle importante que puede marcar la diferencia en-tre nuestras perspectivas y lo que logremos realmente es la promoción, para que lo que or-ganizamos con tanto esfuerzo se aproveche al máximo.

Nuestra idea no es hacer pu-blicidad solo para que los pa-dres lleven a los niños a las acti-vidades, eso está bien, pero sería mucho mejor que pudiéramos ser más activos en las escuela. No te imaginas qué espectacu-lar es cuando el niño va a la es-cuela como cualquier otro día y descubre de pronto un cine en un aula o en un comedor. Y la verdad que cuando hacemos co-sas como esas es un día único para ellos. O cuando los niños de todo un grado de una escue-lita llegan al Centro Hispano-americano u otra sede, esos ni-ños que se conocen del día a día, comparten las proyeccio-nes de una forma diferente, más divertida, socializan más la ac-tividad, se abrazan, se burlan o asombran con sus compañeros y lo que más me gusta de todo es que aquellos niños que usualmente no son llevados a estos eventos por su familia, tie-nen también su momento espe-cial, y quizás ven por primera vez una obra de teatro hecha por otros niños, una exposición de artes plásticas o un cine, en vez de la TV de cada día.

¿Cómo se realiza un festival independiente en Cuba?

Pues así, con bomba, tocan-do puertas, sensibilizando a la gente y trabajando mucho por lo que uno cree. CM

mencé a dar talleres para niños, donde creaban pelícu-las animadas de principio a fin, con un tremendo esfuerzo, y una vez que las mostrába-mos a sus padres, se me que-daban ahí, y eran tan buenas que el mundo merecía verlas.

¿Acaso no deben saber nuestras sociedades qué piensan nuestros niños? ¿Cómo sienten el mundo, cómo lo metabolizan?

© ismael francisco

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desde el anuncio de la Di-rección Nacional de Béisbol, de la nómina de peloteros que nos representarían en los XXII Jue-gos Centroamericanos de Vera-cruz 2014, la exigente afición antillana solo se propuso un objetivo: retornar de la simbóli-ca lid con la victoria, aun a sa-biendas de que en los últimos certámenes el triunfo nos fue esquivo.

El conjunto se conformó con los atletas con resultados más relevantes en la primera fase de la 54 Serie Nacional −que desde el cinco de este mes vuelve a hacer las delicias del público de casa−, a los que se sumaron hombres de probada valía extra fronteras como Yu-lieski Gourriel, Frederich Ce-peda y Alfredo Despaigne, que se desempeñaron la pasada campaña, junto al bisoño lan-zador pinero Héctor Manuel Mendoza, dentro de la fortísi-ma liga profesional japonesa. No en balde, el colega Rodolfo García, refiriéndose al temido tridente ofensivo integrado por estos slugguers, afirmó que se trataba de «la tanda procedente del Sol Naciente».

La participación de estos ju-gadores despeja cualquier du-da acerca de la factibilidad de que en el futuro sea posible ga-rantizar de manera armónica la inserción creciente de nues-tros peloteros en diversas ligas, sin que esto comprometa que contemos con sus servicios co-mo parte de las nóminas que defiendan los colores patrios en los certámenes previstos den-tro del calendario competitivo.

Yulieski, Despaigne y Ce-peda ratificaron su altísima maestría dentro de los diaman-tes. Experimenté particular sa-tisfacción por el rendimiento del jardinero espirituano, cues-tionado por muchos en el mo-mento que se informó sobre su inclusión en esta novena. Des-de que el jugador marcado por el dorsal 24 (en Japón utilizó el 23 con los Gigantes de Yomiuri) vistió por primera vez la cami-seta de las cuatro letras, ha sido bujía en las formaciones nacio-nales. En el 2002, en ocasión de la Copa de las Américas, esce-nificada en México, Cepeda compiló 361 a la ofensiva con seis extrabases, tres de ellos cuadrangulares, doce anota-das, diez remolques y 694 de SLU, lo que expresa a las claras que, incluso siendo principian-te, asumió papeles protagónicos en la escuadra principal, algo que no puede ignorarse. Con su depurado estilo dentro del rectángulo de bateo, que lo ha-ce discriminar con efectivi-dad los envíos fuera de zona, comandó esta vez en suelo veracruzano el casillero de cuadrangulares en el equipo, largando dos vuelacercas.

Lo cierto es que el colectivo técnico encabezado por el pi-mentoso Víctor Mesa e integra-do además por los coach Primi-

tivo Díaz y Alexander Ramos, los entrenadores de pitcheo Ro-gelio García y Raciel Sánchez, y el avezado preparador físico Víctor Figueroa, halló el punto exacto en la confección de un elenco donde la sangre joven se fusionó con total organicidad a los jugadores de larga trayecto-ria, para juntos defender el uni-forme tricolor.

En lo personal, respaldo por entero el método de selec-ción empleado, pues siempre he tenido la más absoluta certe-za de que un pelotero que al-cance actuaciones relevantes en nuestros predios está llama-do a asumir un rol similar en los torneos foráneos.

Desde la llegada de los pro-fesionales a los eventos interna-cionales, en 1999, encontramos que varias figuras salieron ai-rosas luego de recibir el voto de confianza de los especialistas, con-firmando con amplitud la tesis planteada. Dentro de esa rela-ción, por solo mencionar algu-nos ejemplos, tenemos al avile-ño Isaac Martínez en los Juegos Panamericanos de Winnipeg, en ese propio año, al granmen-se Manuel «la Pistola» Vega, en

brían sido extraordinariamen-te valiosos de haber asistido meses antes al I Clásico), y del serpentinero artemiseño–ma-tancero Jonder «La Maravilla» Martínez, quien tiene en sus vitrinas numerosas preseas, entre ellas la olímpica de la ca-pital griega.

El equipo, desde el debut el sábado 15 de noviembre ante Puerto Rico, se desenvolvió con soltura en las diversas situacio-nes de juego, impresión que no fue brindada en el período más reciente. Un partido de béisbol tiene que ser, ante todo, al igual que cualquier porfía en el resto de las modalidades atléticas, di-vertimento para cada uno de los que en él intervienen –como sucedió en esta ocasión– y no una pasarela de rostros arruga-dos –común en el último quin-quenio– por la imposibilidad de concretar la victoria.

En la asunción de dicha filo-sofía, no nos llamemos a enga-ño, está la impronta de Víctor Mesa. El otrora espectacular cen-ter field, devenido en mentor con-troversial, es un conocedor de la riqueza inherente a la pelota, de la gorra a los spikes, que ha

pelota caliente en predios jarochos

la Olimpiada de Atenas 2004, al jovellanense Yoandy Garlobo, incluido en el All Star del I Clá-sico Mundial en el 2006, al hol-guinero Luis Miguel «el Bole-rista» Rodríguez, en la cita esti-val de Beijing 2008 o al villacla-reño Yulexis «Machete» Ulacia, durante el II Clásico en el 2009.

Les tocó ahora sacar a relu-cir la casta adquirida en las competencias internas, obvia-mente en distinto grado según las funciones asumidas, a Dai-ner Moreira, Luis Yander La O, Lourdes Yunieslki Gourriel, Ya-diel Hernández, Roel Santos, Yaisel Sierra, Cionel Pérez, Yoannis Yera y al propio Héctor Manuel Mendoza, al tiempo que la porfía escenificada en suelo azteca significó también la reincorporación triunfal del santiaguero Alexei Bell (cham-pion bate en la capital china ba-jo los cinco aros, seis años atrás, que ha estado asediado por las lesiones en los últimos tiem-pos), del fornido primera base industrialista Alexander Malle-ta (en los centroamericanos de Cartagena, en el 2006, conven-ció de tal manera que muchos creímos que sus servicios ha-

ido creciendo de tal forma en la labor de timonel que nadie po-dría escamotearle −ni aquellos que no simpatizan con muchas de sus decisiones− el hecho de que en la actualidad es uno de los principales estrategas de es-te deporte en nuestro país.

Previo a la justa centrocari-beña algunos pensaron que, nuevamente, nos sería arisco el título en una confrontación in-ternacional. El emblemático número 32 −en el pasado defen-sor de la franelas naranjas y del team Cuba, y en el presente mo-tor impulsor de los cocodrilos yumurinos− se encargó de de-mostrar que, además de ser un director fogoso, es capaz tam-bién de diseñar, con mesura y aplomo, las variantes pertinentes que nos conduzcan a la obten-ción de nuevas coronas.

Dentro del arsenal emplea-do sobre la grama del estadio «Beto Ávila» se combinaron, en-tre otras acciones, jugadas de hit and run, doble robo y squeeze play, poniendo de manifiesto el empleo de la velocidad en fun-ción de la ofensiva, lo que impli-ca una mentalidad versátil que tiene como fin supremo la pro-ducción de carreras.

Lo que más conmovió de es-te conjunto no fue que se trata-ra, de principio a fin, de una constelación de estrellas, de he-cho, en eventos anteriores lo-gramos vertebrar alineaciones de gran alcurnia que preocupa-ban a los rivales antes de lanzar-se entre las dos líneas de cal. Pe-ro como los éxitos se alcanzan en el terreno, ocurría que los de la Mayor de las Antillas no se comportaban, por múltiples razo-nes, al tope de sus posibilidades.

Esta vez nuestra tropa sí lu-ció en plenitud de forma, ha-ciéndonos recordar los equi-pos de la época dorada (con Capiró, Muñoz, Wilfredo, Fer-nando, Víctor, Casanova, Medi-na, Linares, Kindelán, Lourdes, Ermidelio, Vinent, Rogelio, Va-lle, Julio Romero, Tati Valdés y compañía) en que nada parecía imposible en el afán de conquis-tar la supremacía en cuanta lid se convocara, si bien no interve-nían en aquellos tiempos juga-dores rentados. En predios del mariachi no mostramos fisura alguna, con un accionar com-pacto en todos los choques. Di-ferentes guarismos colectivos atestiguan esta afirmación: 357 de average, 989 a la defensa y 1,26 de PCL.

En el plano psicológico igualmente necesitábamos un repunte dorado de esta naturale-za, por lo que ello puede repre-sentar de cara a compromisos de mayor calado como la Serie del Caribe, a efectuarse el venidero febrero en Puerto Rico, los Jue-gos Panamericanos, que aconte-cerán en Toronto en julio del 2015, y el Premier 12, que en no-viembre del propio año servirá para que las naciones punteras del ranking contiendan por un pergamino que se antoja el de más quilates después del Clásico Mundial. CM

da pabellón. Pienso, por ejemplo, para citar apenas una de ellas, en la empresa titánica que encarnó la participación cu-bana en los X Juegos Centroamericanos y Caribeños, celebrados en Puerto Rico en el ya distante 1966.

La travesía hacia San Juan a bordo del Cerro Pelado –convertido el singular buque en improvisada instalación de en-trenamiento– y la ulterior actuación de la comitiva antillana en predios borin-queños, derrochando coraje ante las constantes provocaciones de los enemi-gos pagados por el amo procedente del «Norte revuelto y brutal», quedaron gra-badas de manera indeleble entre los hitos de mayor connotación en toda la historia del panorama atlético universal.

La gesta de Veracruz, culminada el 30 de noviembre, justo con el fin de la temporada ciclónica menos activa des-de 1998, se inscribe también, por dere-cho propio, como una de las epopeyas imborrables de nuestro movimiento deportivo.

En la bella urbe azteca, y en las otras cuatro ciudades que fungieron como subsedes, nuestra embajada competitiva puso de manifiesto el altísimo compro-miso contraído con el pueblo de regre-sar con el sitial más alto en la pugna por naciones, conociendo incluso de que no intervendríamos en 105 de las 432 prue-bas convocadas –medio centenar de ellas no pertenecen al programa olímpi-co– que los organizadores decidieron incluir, en su afán de salir airosos apro-vechando la condición de locales.

Desde la arrancada, con las medallas obtenidas por el canotaje, hasta el cierre brillante de la jornada dominical a tra-vés de las coronas que se ciñeron el ma-ratonista Richer Pérez, primer cubano en alcanzar tal distinción a este nivel en la legendaria prueba, y las duplas de am-bos sexos de voleibol de playa, integra-das por Sergio González y Nivaldo Díaz, y Lianma Flores y Leila Martínez –de-rrotando respectivamente a las parejas de Venezuela y México–, así como los subtítulos de la combativa Dailín Bel-monte en la carrera más larga del atletis-mo, y el conjunto femenino de softbol, los representantes cubanos entregaron lo mejor de su talento, movilizando cada fi-bra muscular y del alma para cumplir la tarea que conscientemente asumieron meses atrás, durante las extenuantes sesiones de entrenamiento realizadas en casa.

La fraterna porfía con los anfitrio-nes imitó muchas veces los grandes clá-sicos de la cinematografía de suspenso,

ahmED PérEz mOrEJóN

en la hisToria laTinoamericana y caribeña existen, en el plano militar, numerosas batallas que pusieron de re-lieve lo más granado del espíritu épico que acompaña a nuestras naciones.

En una primera etapa de las luchas independentistas en la región, abierta por la Revolución Haitiana –acontecimien-to telúrico al que siempre tendremos que volver la mirada–, resplandecieron con luz propia, por lo que significaron más allá de la confrontación bélica, Chacabuco y Maipú, Pichincha y Junín, Boyacá y Ca-rabobo y, muy especialmente, Ayacucho, donde el inmenso Mariscal Antonio Jo-sé de Sucre venció, el 9 de diciembre de 1824, a las tropas realistas comandadas por el virrey La Serna, Conde de los Andes, integrada por más de 9 300 sol-dados.

No en balde Simón Bolívar, Liberta-dor de nuestros pueblos, afirmó: «La ba-talla de Ayacucho es la cumbre de la gloria americana y la obra del general Sucre. La disposición de ella ha sido perfecta, y su ejecución divina».

En el caso cubano −que por diversas razones dio rienda suelta a sus anhelos emancipatorios décadas más tarde− so-bresalen igualmente en ese campo im-portantes acciones, devenidas en proe-zas a partir de las estrategias empleadas por hombres como Máximo Gómez y Antonio Maceo, genios imperecederos del arte militar.

Ahí están, para continuar siendo estudiadas en las principales acade-mias de los cuatro puntos cardinales, Las Guácimas y Mal Tiempo, Peralejo y Coliseo, el cruce de la Trocha de Jú-caro a Morón o la Invasión de Oriente a Occidente.

Tiempo después, luego de que los barbudos tomaran el cielo por asalto, el imperialismo yanqui sufrió en las are-nas de Playa Girón su primera derrota continental a solo horas de que la Revo-lución proclamara el carácter socialista del proceso, refrendado en hermoso es-pectáculo por los fusiles en alto del pue-blo vestido de miliciano. Fidel y el Che, convencidos de la trascendencia de aquel acontecimiento, resaltaron de di-símiles maneras que, desde ese instante, todos los pueblos eran mucho más li-bres.

En el ámbito deportivo también exhibimos, en nuestra área geográfica, tradiciones fecundas que sirven de ins-piración a las presentes generaciones de jóvenes que defienden los colores de ca-

donde el espectador no puede perder ningún detalle de la trama si pretende acercarse en el transcurso del filme a «descubrir» de qué manera en realidad culminará la cinta. Parecía, en ese senti-do, que se trataba de un guión del céle-bre Alfred Hitchcock.

Metáfora aparte, la competencia tu-vo también la intensidad de un thriller policíaco, lo que significa que no hubo respiro en cada contienda y en el pro-pósito de ascender a la posición cimera del podio por países, privilegio que úni-camente han disfrutado México y Cu-ba desde la edición fundacional en la tierra del tequila, en 1926, si bien los cultores del son y el guaguancó no he-mos abandonado la delantera en ningu-na de las convocatorias a las que asisti-mos desde la XI puesta en escena, desa-rrollada en Panamá en 1970.

Fue tal la energía que emanó de la lucha por el ansiado trofeo colectivo, que cada sesión mantuvo en vilo a millones de aficionados, no solo de los países involucrados sino de amantes del mejor espíritu deportivo en los más in-sospechados rincones del planeta.

Los mexicanos encabezaron la tabla de posiciones los primeros díez días, hasta que el decatlonista pinareño Yorda-nis García, con la presea de oro número setenta y tres, igualó las acciones. Una fecha más tarde, los anfitriones recupe-raron el liderazgo hasta que, en la ante-penúltima porfía de las dieciséis pacta-das, los de la palma real desbancaron definitivamente a sus enconados riva-les, luego de que el triplista Ernesto Re-vé consiguiera la presea áurea noventa y ocho, prácticamente simultánea con la del fornido remero guantanamero Án-gel Fournier.

Un rato después, el incombustible jabalinista camagüeyano Guillermo Martínez se agenció el metal brillante número cien en el campo del estadio Heriberto Jara Corona, demostración inequívoca de que se trataba de la arre-metida final de los émulos de Figuerola, Stevenson, Orlandito Martínez, Soto-mayor, Ana Fidelia, Linares, Mireya Luis y tantos otros que durante décadas han puesto el nombre de la patria a la altura del Turquino, con la convicción de regarle a su pueblo el pergamino más reluciente del convite.

Si bien nunca la delegación cubana perdió el paso trazado con antelación −hay que reconocer aquí la efectividad de nuestros analistas a la hora de confeccio-nar los pronóstico pre-competencia−, en la recta final abrimos las turbinas con

una potencia que nos hizo recordar el re-punte de Juantorena en el cierre de la es-tafeta larga en los Centroamericanos de 1982 en La Habana, luego de recibir el ba-tón con casi veinte metros de desventaja, o similar proeza ejecutada por Lázaro Martínez en la misma especialidad en los XI Juegos Panamericanos de 1991, cita donde el nadador Mario Gónzalez hizo vibrar al público con su resonante éxito en el estilo pecho.

El rostro emocionado de Fidel pre-senciando en las tribunas la heroicidad del «Elegante de las Pistas» –y de sus dos coterráneos en aquellos eventos que movilizaron a toda la nación– constitu-ye testimonio icónico de lo que personi-fica el deporte dentro de nuestro imagi-nario popular.

En predios del inolvidable bolerista Agustín Lara, la mencionada fecha del viernes 28 de noviembre significó para los nuestros nada menos que la friolera de veinte diademas, antesala de las doce que se consumaron al día siguiente, im-posibles de igualar por los defensores del mariachi.

Al final, el medallero computó 123 doradas en los pechos cubanos, con 66 platas y 65 bronces, para un total de 254, mientras que los mexicanos llevaron a sus vitrinas (115–106–111, 332 en total), al tiempo que Colombia (70–75–78, para una suma de 223), Venezuela (56–79–110, 245 en total) y República Dominicana (20–34–23, que alcanza la cifra de 77) cerraron el quinteto de lujo dentro del concierto centroamericano y caribeño, con el ali-ciente de que veintiséis naciones consi-guieron al menos una presea, mientras que diecinueve treparon a alguno de sus representantes en la cúspide de las cere-monias de premiaciones.

En lo inmediato, casi sin descanso posible, comenzará la preparación de cara a los XVII Juegos Panamericanos de Toronto, que se efectuarán en el vera-no próximo. Este ciclo solo culminará una vez se apague la llama olímpica en Río de Janeiro en el 2016. En un entorno similar al que hemos presenciado por es-tos días, la fiesta se reanudará en el 2018 cuando Barranquilla, con todo su legado cultural, abra sus brazos para acoger a jó-venes de todos nuestros territorios.

Los análisis promovidos por técni-cos y directivos –desterrado cualquier viso pueril de triunfalismo– no pueden desconocer las diferentes aristas que in-tervienen en el alcance de los resultados, empeño en el que la prensa especializa-da tiene mucho que aportar.

«La historia está llena de símbolos», expresó el compañero Díaz-Canel en la ceremonia de recibimiento al último grupo de nuestros campeones, en alusión a que esto ocurría víspera del cincuenta y ocho aniversario del desembarco de los ochenta y dos expedicionarios de yate Granma −que zarpó desde Tuxpán, donde justo ahora se ganaron varias coronas− y el surgimiento de nuestras gloriosas e invencibles Fuerzas Arma-das Revolucionarias.

Por ello es también un emblema la imagen de Raúl despidiendo a nuestros colaboradores que marcharon a África a combatir el ébola −como hace un pa-dre que arropa a sus hijos− combinada con su alegría desbordante mientras fe-licitaba a los jóvenes que regresaban vic-toriosos de un país como México, siem-pre entrañable para los revolucionarios cubanos. Sin duda alguna, con la digni-dad como insignia y el pueblo converti-do en fuerza sideral, la misión histórica librada en Veracruz fue cumplida con creces. CM

¡Misión cumplida en Veracruz!

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La CaLLeDEL mEDIODIcIEmbrE 2014

deporte

tOStONES rELLENOS

· e l a b o r a c i ó n ·Pelar los plátanos y cortarlos en rodajas gruesas ¶ Moler el jamón y rallar el queso ¶ Poner a ablandar los plátanos en el aceite con temperatura mediana, como si fuéra-mos a hacer tostones o chatinos ¶ Extraer y refrescar ¶ Formar los cuencos con ayuda de una tacita y realizando una hendidura en el centro ¶ Freírlos en el aceite bien caliente ¶ Rellenarlos con el queso y el jamón ¶ Ser-vir inmediatamente. nota: También se pueden rellenar con pasta de

berenjena, aguacate y salteados de vegetales.

PuDíN ESPEcIaL DE maíz

··

·······

·

·

cebollamantequillamaíz tierno

molidohuevos

salpimienta

nuez moscadamigas de pan

caldo vegetalpicadillo

saborizadoaceite

para engrasar

1 unidad pequeña2 cucharadas

1 taza4 unidades1 cucharadita¼ cucharadita 1/8 cucharadita1 taza1/3 taza

½ taza

· e l a b o r a c i ó n ·Cortar la cebolla fino ¶ Saltear en la mante-quilla la cebolla ¶ En una batidora mezclar el maíz, la cebolla salteada, los huevos bati-dos, la sal, la pimienta, la nuez moscada, las migas de pan y el caldo ¶ Verter la mitad de la mezcla en molde engrasado, adicionar el picadillo y cubrir con la otra mitad del maíz ¶ Poner en baño maría y cocinar durante una hora, hasta que seque.nota: Se puede adornar con pimientos, aceitu-

nas, cátsup, salsa criolla, zanahoria, etcéte-ra. Las paredes del molde se engrasan y pol-vorean con harina de trigo o migas de pan. La mezcla del pudín se puede hacer en la ba-tidora.

· i n g r e d i e n t e s ·pa r a s e i s r a c i o n e s

© m

.v.g

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© m

.v.g

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·

···

plátano vianda

jamónqueso

aceite para freír

2 unidades medianas1 lonja1 lonja

· i n g r e d i e n t e s ·pa r a c u a t r o r a c i o n e s

¿cOcINa GOurmEt O traDIcIONaL?

cOmEr EN caSa

cD La faNtaSía intérprete: JuaN fOrmELL Y LOS vaN vaN Egrem, 2014

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ProPuesTasmusicales

La CaLLeDEL mEDIODIcIEmbrE 2014

a cargo de aILEr PérEz, IJOrkI mOraLES y carmEN SOutO

EL LuNES quE vIENE EmPIEzOautor: YEraY rODríGuEz y vOcaL SamPLINGintérprete: vOcaL SamPLINGcD así de SamplingEn producción, 2014

EL PaLO máS DurO DEL mONtEautor: aLExaNDEr abrEu intérprete: havaNa D’PrImEra ft. maYItO rIvEracD La vuelta al mundoEn producción, 2014

SENtImIENtOS cON INStINtOSautor: aDrIáN bErazaíN intérprete: aDrIáN bErazaíN ft. LEONI tOrrEScD Si te hago canción bis music, 2014

rEPartIENDO amOrautor: WaLDO mENDOzaintérprete: WaLDO mENDOzacD repartiendo amorbis music, 2014

LáNzatE autor: DavID bLaNcO intérprete: DavID bLaNcOcD vida libreEn producción, 2014

teM

aS

SE bOta a matarintérprete: buENa fE y cOmPañía habaNa quEENSDir: Ian Padrón

VIDEo ClIp

DIs

Co

PEña habItuaL DEL SEPtEtO habaNErOtodos los martes de mes, 4 p.m., en el Palacio de la rumba (San miguel entre aramburu y hospital, centro habana)

EspaCIo

80DICIEMBRE

2014

NÚMero directorenrique ubieta gómez

jefa de redacciónyuliat danay acosta

diseño10kzardoyas

correcciónamanda fleites

fotografíasm.v.g.roberto chileismael francisco

colaboradoresa.a.g.santiago alba ricomarcos alfonsoijorki moralesailer pérezahmed pérez morejón

mónica riveroh. romo siglercarmen souto anidomadelaine vázquez gálvezjorge wejebe cobo

direccióncalle 21 no. 406, vedado, la habana, cuba. cp 10400.

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maDELaINE vázquEz GáLvEz

en los círculos gasTronómicos es común escuchar acerca de las clasi-ficaciones de la cocina actual, en la que parecen coexistir dos tendencias: una es la referida a la cocina tradicional, que agrupa un conjunto de platos, tec-nologías y hábitos del comer muy espe-cíficos de cada país o región; y la otra es la relacionada con la cocina gour-met, que se define como una manifes-tación cultural asociada a las artes cu-linarias del comer y beber con cierto grado de refinamiento.

El término gourmet se deriva de la palabra francesa gout (gusto, sabor en francés), y met que significa «plato de comida». Comúnmente esta noción es asociada a productos finos y de lujo, y a comidas de elaboración refinada. También se asocia a personas entendi-das en materia de gastronomía o afi-cionadas a las comidas exquisitas. La cocina gourmet incorpora prepara-ciones elaboradas con ingredientes seleccionados (en algunos casos exóti-cos), utiliza buenas prácticas de higiene, mantiene al máximo las cualidades or-ganolépticas de los alimentos, procura disminuir el tamaño de la porción a servir, y en su preparación intervienen personas que despliegan su maestría y amor culinarios para la obtención de platos exquisitos que finalmente serán muy apreciados por comensales sensi-bles y expertos.

Lo gourmet también está asociado al hedonismo, que es la doctrina filosó-fica que sostiene al placer como princi-pal objetivo de la vida. La selección de los ingredientes adecuados y la dedica-ción del tiempo necesario a cada pre-paración forman parte de la filosofía gourmet, que aborda el acto de comer como un momento de disfrute. Igual-mente todo ello presupone que la coci-na de este tipo se desarrolle sobre ba-ses éticas de respeto al ser humano y al medio ambiente.

La cocina gourmet resulta una ten-dencia de matices que se sustentan co-mo fenómeno universal en lo siguiente:• Necesidad de una alimentación

equilibrada y con presencia de nutrien-tes escasos en las dietas convencionales.•Contrarrestar las enfermedades

de carácter crónico y degenerativo aso-ciadas a las formas actuales del comer. •Los procesos de transculturación

en los que las cocinas se fusionan, y los alimentos no habituales de un país se incorporan a su quehacer culinario. •El aumento de la creatividad y com-

petencia culinarias en los chefs. Búsque-da de nuevos sabores y texturas. • Influencia de la propaganda co-

mercial y de ciertas manifestaciones de esnobismo que distinguen también a la gastronomía mundial.•Presencia de un equipamiento al-

tamente sofisticado. •Alta competencia comercial de la

gastronomía en el mundo actual.Por otra parte, la cocina cubana tra-

dicional se caracteriza por platillos que

varia

doS

se sirven en cantidades abundantes, y predominan en ella la carne de cerdo, las viandas fritas, los moros y cristia-nos, la yuca con mojo y numerosos postres. En un sentido más amplio, comprende gran variedad de prepara-ciones representadas por ajiacos, sopa de plátanos, potajes, ropa vieja, carne mechada, carne con papas, chicharro-nes, chilindrón de carnero, salpicón, arroz con pollo a la Chorrera, quim-bombó con bolas de plátanos, tamales en hoja y en cazuela, tostones, plátanos en tentación, tambor de papa, arroz con leche, torrejas, flanes… En fin, una larga lista que distingue a nuestra le-gendaria y auténtica cocina.

Este amplio abanico, matizado por la preponderancia de condimentos bási-cos como ajo, cebolla, tomate, ají, comi-no, laurel y orégano, conforman, sin du-da alguna, una cocina valiosa que tiene ante sí el desafío de disminuir las canti-dades de grasa y azúcares que incorpo-ra, para atemperarse con los requeri-mientos actuales y necesarios de una alimentación sana. También resulta

esencial mantener una simplicidad en el tratamiento culinario que respete las cualidades básicas de los alimentos y que estos puedan proporcionar pla-cer y cultura.

Lo cierto es que existen muchos va-sos comunicantes entre estas dos ten-dencias de la culinaria actual, pero lo principal es el amor que sienten los chefs por su labor, y la seguridad con que logran convertir una simple cala-baza al vapor con ramitas de albahaca en un plato de cocina gourmet.

Ya en la cocina cubana actual se en-cuentran platos tradicionales que asu-men el estilo gourmet, desarrollado por expertos cocineros que han sabido in-terpretar que el éxito de cualquier coci-na se halla en su más genuino acervo cultural y culinario. Se habla entonces de una cocina cubana «estilizada» que toma de lo gourmet y lo tradicional sus elementos más favorables. El conocido chef Gilberto Smith Duquesne fue uno de sus más talentosos desarrolladores, una persona con un vasto conocimien-to en materia de cocina tradicional, que nos legó en su libros muchas rece-tas cubanas que evidencian un pro-nunciado estilo gourmet.

A nuestro juicio, no deben existir diferencias irreconciliables entre am-bos estilos, pues cada uno aporta va-lores a las artes culinarias. Se trata de que lo gourmet se fundamente más en lo tradicional y que este último asuma elementos dignos de lo gourmet. En es-ta gradual convergencia parece estar la clave de una cocina de excelencia. CM

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