El Reformismo Borbónico

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El reformismo borbónico España llega al Siglo XVIII en un estado de postración absoluta, el reinado de Carlos II resultó ser un desastre total y trajo aparejado una profunda crisis económica y política. La península había perdido su escaso desarrollo industrial y se limitaba a exportar productos agrícolas como pago de las manufacturas extranjeras. En lo que respecta al comercio colonial, Cádiz actuaba como mero lugar de paso en el intercambio de metal precioso americano por mercancías europeas. Sin embargo, lo más preocupante era el debilitamiento de la Corona, que afectaba directamente la supervivencia del país. En este sentido, tras la derrota que le causa Francia en su lucha por lograr el dominio europeo, el Estado habsburgo fue presa de pugnas internas: con el acceso al trono de Carlos II, la aristocracia territorial extendía su jurisdicción señorial sobre distritos y ciudades enteras y dominaba los consejos centrales de la monarquía. El ejército se vio relegado a milicias locales reclutadas y mandadas por la nobleza. En síntesis, mientras que en el resto de Europa continental el absolutismo estaba basando su nuevo poder en un ejército permanente y un control fiscal, en España la monarquía había sufrido una pérdida progresiva de autoridad. Sin embargo, debemos destacar que esta crisis española no fue una crisis americana. Fue la misma postración de España lo que permitió la emergencia de una economía americana basada en el intercambio interregional, intercolonial de alimentos, moneda y manufacturas. A

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El reformismo borbnico

El reformismo borbnico

Espaa llega al Siglo XVIII en un estado de postracin absoluta, el reinado de Carlos II result ser un desastre total y trajo aparejado una profunda crisis econmica y poltica. La pennsula haba perdido su escaso desarrollo industrial y se limitaba a exportar productos agrcolas como pago de las manufacturas extranjeras. En lo que respecta al comercio colonial, Cdiz actuaba como mero lugar de paso en el intercambio de metal precioso americano por mercancas europeas. Sin embargo, lo ms preocupante era el debilitamiento de la Corona, que afectaba directamente la supervivencia del pas.

En este sentido, tras la derrota que le causa Francia en su lucha por lograr el dominio europeo, el Estado habsburgo fue presa de pugnas internas: con el acceso al trono de Carlos II, la aristocracia territorial extenda su jurisdiccin seorial sobre distritos y ciudades enteras y dominaba los consejos centrales de la monarqua. El ejrcito se vio relegado a milicias locales reclutadas y mandadas por la nobleza. En sntesis, mientras que en el resto de Europa continental el absolutismo estaba basando su nuevo poder en un ejrcito permanente y un control fiscal, en Espaa la monarqua haba sufrido una prdida progresiva de autoridad.

Sin embargo, debemos destacar que esta crisis espaola no fue una crisis americana. Fue la misma postracin de Espaa lo que permiti la emergencia de una economa americana basada en el intercambio interregional, intercolonial de alimentos, moneda y manufacturas. A su vez, esta tendencia hacia la autarqua fue acompaada por una considerable autonoma poltica. Como ejemplo podemos tomar el que ya por debajo del virrey u obispo la administracin colonial estaba poblada de criollos.

El precio de una corona debilitada fue la guerra civil, la invasin extranjera y la particin del patrimonio dinstico, porque la muerte, largamente esperada de Carlos II en 1700 provoc una guerra general europea, cuyo premio principal era la sucesin al trono de Espaa. La misma tuvo un rol relativamente pasivo en la guerra de sucesin, esto se demuestra en la compensacin que se le otorga a Carlos de Austria por la renuncia al trono (Miln, Cerdea, Pases Bajos, Npoles), donde Gran Bretaa retuvo Gibraltar y Menorca, ms un asiento durante un perodo de treinta aos. Por esta clusula Gran Bretaa, gozaba de un derecho monopolstico de introducir esclavos africanos por todo el imperio espaol y, asimismo, se aseguraba el derecho al envo de un barco anual con 500 toneladas de mercancas para comerciar con las colonias. Esto se plasma en el Tratado de Utrecht de 1713 que pone fin a la Guerra de Sucesin, asumiendo el trono espaol un rey Borbn, Felipe V, candidato de la monarqua francesa.

La entronizacin de Felipe V bajo la amenaza de una guerra civil e invasin extranjera permiti sentar las bases de un Estado Absolutista con notable rapidez. Las insurrecciones de Catalua y Valencia facilitaron la abolicin de sus privilegios. El apoyo del reino de Aragn a Carlos de Austria permiti la unificacin de Espaa a partir del sometimiento de todos los reinos al mismo sistema de impuestos y leyes. A su vez, excluy a la aristocracia de los Altos consejos del Estado.

En este sentido, con la asuncin de los borbones al poder se implanta un Estado absolutista y burocrtico que llev a cabo un proceso de reformas para generar el renacimiento de Espaa. El ascenso de los borbones no es slo un cambio de dinasta sino ms bien, el inicio de un proceso de transformaciones que se funda en una concepcin de la poltica como ejercicio de poder sin mediaciones, es decir binaria (soberano-sbdito)- y de la sociedad como entidad homognea, radicalmente distinta a la sostenida por los habsburgos. Siguiendo esta lnea, podemos decir como la aristocracia entendida como cuerpo intermedio, fue excluida sistemticamente de los Consejos de Estado y cmo se atac severamente a la Iglesia: en 1753, con la firma del Concordato se ratificaba el papel eclesistico del rey como vicario de cristo, donde el Papa le ceda a la Corona el derecho de nombramiento de todos los beneficios clericales de Espaa. En 1767, se expulsaba de los dominios espaoles a la Orden Jesuita, principal bastin de la Contrarreforma y defensora a ultranza del papado, reafirmando esta concepcin binaria del poder.

Es as que, el reformismo borbnico comienza a estructurar un paquete de reformas, primero aplicado en Espaa y luego en Amrica. El estmulo directo, en palabras de Halperin Dongui, que lleva a Espaa al camino de una profunda renovacin colonial fue la toma de La Habana por parte de Inglaterra, aunque no por esto sistemtica y global en todo el territorio colonial.

Los espaoles comprendan que la clave del renacimiento espaol resida en Amrica. La premisa fundamental para esto, fue la transformacin del aparato burocrtico. Un aparato compuesto ahora, por funcionarios de carrera, militares o civiles, sujetos a una evaluacin y promocin reguladas que vivan de sueldos fijos en lugar de gratificaciones o beneficios del cargo. Supona un quiebre con el pasado, si bien nunca se elimina de todo la venta de cargos. Estos funcionarios especializados fueron los que llevaron a cabo el proceso de reformas. Esta burocracia fiscal asalariada, en su mayora ilustrada, estaba acosada por el recuerdo de la gloria pasada, afligida por el contraste entre la creciente prosperidad y el poder de Francia o Inglaterra, sumado a la inercia de la sociedad espaola, vio en el absolutismo la forma de iniciar un proceso de transformaciones que recuperara la gloria espaola. Como consecuencia de ello, resultaban profundamente sospechosos los intereses provinciales o los privilegios corporativos.

En este sentido, la principal preocupacin de la lite administrativa era el problema del progreso econmico. La Espaa renaciente comienza a ver en sus colonias no tanto las proveedoras del tesoro metlico que desde la conquista es pieza esencial de su sistema fiscal, sino el desemboque para la produccin metropolitana: industrial o agrcola. Se advierte desde ya cmo este programa de reforma econmica requiere un aparato administrativo ms complejo y eficaz que el que se haba limitado a asegurar un cierto orden y un flujo tolerablemente regular de tesoro americano a la metrpoli. Esta preocupacin por el progreso econmico conlleva a la introduccin de un paquete de reformas econmicas, luego de las reformas polticas. El gobierno llev a cabo un gran censo nacional, donde se construyeron canales y carreteras para abrir nuevas rutas al comercio. Imitando, paralelamente a Francia e Inglaterra, comenzaron a utilizar medidas proteccionistas para librar la pennsula de su dependencia de las manufacturas del norte de Europa, puesto que en el Siglo XVIII la clave del desarrollo se vea ms en el comercio martimo que en la industria nacional. Amrica posea dos funciones principales otorgadas en el marco de la implementacin del sistema mercantil: por un lado, como proveedora de materias primas para alimentar el proyecto de manufacturas espaolas. Por el otro, como mercado consumidor de manufacturas, en teora espaolas, pero en la prctica, europea bajo la consignacin de los comerciantes espaoles.

El texto que mejor expresa las aspiraciones de la lite administrativa y del mercantilismo espaol es Teora y prctica de comercio y de marina de ztariz. En el mismo se plantea la defensa de la introduccin de las nuevas polticas de otras naciones, aquellas relativas a los impuestos sobre aduanas y a los impuestos internos. ztariz alababa las leyes de navegacin britnica y los reglamentos tarifarios franceses. Las tarifas deban distinguir entre productos primarios y manufacturas; en que la mercanca importada deba pagar siempre ms cargas que las manufacturas nacionales; y en la eliminacin de los gravmenes interiores. La premisa que subyaca a estas recomendaciones era que una prudente regulacin de tarifas liberara la energa productiva de la industria espaola.

Asimismo, Campillo, siempre bajo la frmula de que el renacimiento de Espaa estaba en Amrica, hacia el contraste entre las altas ganancias que las islas azucareras del Caribe garantizaban a Francia y a Inglaterra, y los recursos nfimos obtenidos por Espaa de su vasto imperio colonial. El remedio tena que ver con someter a la administracin colonial a una inspeccin exhaustiva y asegurar el crecimiento econmico mediante el nombramiento de intendentes encargados de promover la agricultura y la minera. El complemento de la reforma econmica es entonces el de la administracin. La estrategia se completa con el reglamento de libre comercio, que en 1778, aboli el monopolio de Cdiz y el sistema de flotas y galeones. El resultado fue una expansin sin precedentes del comercio transatlntico. Adems, el libre flujo de navegacin entre los principales puertos en ambos lados del Atlntico intensific la actividad productiva. Sin embargo, las ganancias se fueron al exterior. Las limitaciones del gobierno fueron claras, no lograron revolucionar las estructuras productivas a travs de la implementacin tecnolgica ni lograron consecuentemente el desarrollo de la industria manufacturera. En este sentido, la reforma en la administracin fiscal fue de mayor alcance y eficacia. De la mano de esta burocracia fiscal asalariada se llev a cabo el xito de las reformas- fue la recaudacin fiscal. A su vez, se estableci en 1739 el virreinato de Nueva Granada para asegurar la defensa de Cartagena y su costa. En 1776, se cre el virreinato del Ro de La Plata teniendo como resultado un cambio trascendental del equilibrio geopoltico del continente.

Carlos III reactiv tambin la antigua solucin de los Austrias para el mal gobierno colonial: las visitas generales. Revis la maquinaria de gobierno de Nueva Espaa y luego Per y despus Nueva Granada sufrieron la misma suerte. Avanz en el incremento de la produccin de la plata mediante exenciones de impuestos y reducciones en los costes de los materiales del monopolio. Supervis la expulsin de los jesuitas. El precio, fue entonces, la enajenacin de la lite criolla. En este sentido, la pieza central de la revolucin en el gobierno fue la introduccin de los intendentes, funcionarios que encarnaban todas las ambiciones intervencionistas y ejecutivas del Estado Borbn. Empleados, al principio, con fines especficos, fue en 1749 cuando estos funcionarios fueron nombrados en toda Espaa, con la responsabilidad de recaudar impuestos, dirigir el ejrcito, la promocin de obras pblicas y el fomento general de la economa. Ms tarde sera aplicado en Amrica sin grandes resultados. Reclutados entre militares y oficiales de hacienda y peninsulares, en su inmensa mayora, lograron un moderado xito, sin llegar a alcanzar las expectativas de los reformadores, ya que la introduccin de un rango de gobiernos provinciales no corrigi las deficiencias del gobierno local.

Esto no hubiera sido posible sin la introduccin de una reforma en el mbito de las fuerzas militares.