El ratón como base de la libertad

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16 comunicación y empresa El ratón como base de la libertad TORRES CARRERA consultores de comunicación Marzo de 2012 comunicación y empresa 16 TORRES CARRERA consultores de comunicación Velázquez, 109 - 3º izq. 28006 MADRID | Telf. +34 915 90 14 37 Rambla de Catalunya 77, Pral. 2ª-A 08007 BARCELONA | Telf. +34 934 673 042 Velázquez Moreno, 33 - 1º 36202 VIGO | Telf. +34 986 44 15 70 torresycarrera.com | [email protected] Álvaro Rodríguez Añino Director de Operaciones Las noticias que nos llegan desde Irán son inquietantes. La decisión del régimen iraní de seguir adelante con el desarrollo de su política nuclear conlleva que Estados Unidos, Europa e Israel evalúen respuestas militares. A pesar del último llamamiento del Presidente Obama apostando por la solución diplomática, todo parece acercar al mundo a una nueva guerra. Pero, en el fondo, las guerras nunca son nuevas ni casuales. Ahora que se está a la espera de juzgar al soldado Manning por filtrar a Wikileaks informes cla- sificados de las guerras de Irak y Afganistán, parece más cierto que nunca el dicho popular de “matar al mensajero”. Resulta lógico formular la pregun- ta ¿qué es más grave: matar ci- viles o filtrar secretos de Estado? Afortunadamente, la respuesta ni siquiera tenemos que darla no- sotros mismos. En realidad, que podamos estar haciendo esta reflexión es una respuesta en sí misma. Manning, Assange, Anon- ymous… existen solo en Occiden- te. Solo en nuestra cultura occidental -más allá de cualquier considera- ción ideoló- gica- podemos expresar dudas, disi - dencias, miedos, deseos… Y eso es precisamente lo que propi- cian las Redes Sociales. Por cierto, inmersas en una evolución mani- fiesta que va de lo anecdótico y superfluo a lo reflexivo y trascen- dente. Por ese motivo, a las Redes Socia- les no les gusta Irán. Por ese mo- tivo, la oposición del régimen de los ayatolas, las emplearon para denunciar las fallas de su Repúbli- ca Islámica. Por ese motivo, fue- ron represaliados. Cuando nos planteemos las dife- rencias existen- tes entre el conflicto que viene y los que ya hemos vivido, lo que tenemos que tener presente no es que hayamos cam- biado (pues claro que lo hemos hecho) ni que los actuales modelos de comunicación nos lleven hacia una nueva sociedad. Lo que de ver- dad tenemos que tener presente es cuánto tardará en extenderse por todo el mundo -Oriente y Occiden- te- el principio democrático de un clic, un voto. Conflicto con Irán

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La nueva escalada bélica que se vive en el Golfo Pérsico es el escenario de fondo del último Comunicación y Empresa elaborado por Torres y Carrera. En esta ocasión, el análisis se centra en los cambios experimentados en los últimos 10 años en materia de Inteligencia y Comunicación y el papel determinante que desempeña la red –y en especial las redes sociales- en los nuevos contextos bélicos.

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Velázquez, 109 - 3º izq. 28006 MADRID | Telf. +34 915 90 14 37Rambla de Catalunya 77, Pral. 2ª-A 08007 BARCELONA | Telf. +34 934 673 042

Velázquez Moreno, 33 - 1º 36202 VIGO | Telf. +34 986 44 15 70

torresycarrera.com | [email protected]

Álvaro Rodríguez AñinoDirector de Operaciones

Las noticias que nos llegan desde Irán son

inquietantes. La decisión del régimen iraní

de seguir adelante con el desarrollo de

su política nuclear conlleva que Estados

Unidos, Europa e Israel evalúen respuestas

militares. A pesar del último llamamiento del

Presidente Obama apostando por la solución

diplomática, todo parece acercar al mundo

a una nueva guerra. Pero, en el fondo, las

guerras nunca son nuevas ni casuales.

Ahora que se está a la espera de juzgar al soldado Manning por filtrar a Wikileaks informes cla-sificados de las guerras de Irak y Afganistán, parece más cierto que nunca el dicho popular de “matar al mensajero”.

Resulta lógico formular la pregun-ta ¿qué es más grave: matar ci-viles o filtrar secretos de Estado? Afortunadamente, la respuesta ni siquiera tenemos que darla no-sotros mismos. En realidad, que podamos estar haciendo esta reflexión es una respuesta en sí misma. Manning, Assange, Anon-ymous… existen solo en Occiden-te.

Solo en nuestra cultura occidental -más allá de cualquier considera-

ción ideoló-gica- podemos expresar dudas, disi-dencias, miedos, deseos… Y eso es precisamente lo que propi-cian las Redes Sociales. Por cierto, inmersas en una evolución mani-fiesta que va de lo anecdótico y superfluo a lo reflexivo y trascen-dente.

Por ese motivo, a las Redes Socia-les no les gusta Irán. Por ese mo-tivo, la oposición del régimen de los ayatolas, las emplearon para denunciar las fallas de su Repúbli-ca Islámica. Por ese motivo, fue-ron represaliados.

Cuando nos planteemos las dife-

rencias existen-tes entre el conflicto que viene y los que ya hemos vivido, lo que tenemos que tener presente no es que hayamos cam-biado (pues claro que lo hemos hecho) ni que los actuales modelos de comunicación nos lleven hacia una nueva sociedad. Lo que de ver-dad tenemos que tener presente es cuánto tardará en extenderse por todo el mundo -Oriente y Occiden-te- el principio democrático de un clic, un voto.

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Las diferencias hay que buscarlas en tres elementos clave: el primero -y más obvio- ligado a la crisis eco-nómica. La atención de la sociedad occidental está centrada en la in-mediatez de la lucha contra el dé-ficit, los recortes sociales o el paro.

El segundo tiene que ver con el flujo creciente de la información: la oficial, la no oficial, la ficticia... La eclosión de la comunicación online propicia tanto que los me-dios se hagan eco de noticias sin contrastar como que el ciudada-no de a pie se enfrente por prime-ra vez en la historia al fenómeno de la indigestión informativa, o lo que es lo mismo, a la dificultad de discernir qué es cierto y qué no lo es.

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El tercero es que la Redes Socia-les no están con Irán. Seguro que tampoco lo hubieran estado con el Irak de Saddan Hussein o con el Afganistán de los Talibanes. Pero, en realidad, es un suponer porque en aquellos años -aunque cueste creerlo- no había Redes Sociales.

En este escenario, la red responde al paradigma de apertura social pero también, paradójicamente, al de mayor capacidad de control sobre la percepción de la ciuda-danía. La ciudadanía de Occiden-te y la de Oriente.

Secretos de Estado

El pasado 24 de enero, el sar-gento norteamericano Frank Wuterich, de 31 años, se de-claró culpable de un delito de negligencia en el cum-

plimiento del deber tras la muerte de 24 civiles iraquíes

en Haditha. Wuterich, que esta-ba acusado de ser el líder de un grupo de militares que en 2005 cometieron varios ataques con ar-mas de fuego y granadas, admitió su culpabilidad tras un acuerdo con los fiscales para que le reti-rasen a cambio los cargos más graves.

La muerte el pasado 10 de ene-ro de Mustafa Ahmadi Roshad, científico iraní que trabajaba en la supervisión de la planta de en-riquecimiento de uranio de Na-tanz, con una bomba magnética adosada a su vehículo, representó un paso más en la escalada bélica que se vive desde hace meses en la zona. Las autoridades iraníes reiteraron sus acusaciones seña-lando a diversos servicios secre-tos. De hecho, aprovecharon para relacionarlos con las muertes de otros cuatro científicos nucleares iraníes registradas en los últimos años.

La respuesta de EEUU -el Pen-tágono ha negado siempre cualquier relación con dichas muertes- y sus aliados -Israel no realiza declaraciones oficiales sobre el tema- se ha basado, con ligeras variaciones en las formas, en un fondo común: confirmar o desmentir de manera tajante ya no es una obligación ni política ni comunicativa.

El envenenamiento en 2004 del entonces candidato opositor ucraniano Víktor Yushchenko, o el asesinato en 2006 del ex es-pía del KGB Aleksandr Litvinenko generaron cruces de acusaciones entre gobiernos, si no más since-ros, al menos más intensos. En aquel entonces, ucranianos y bri-tánicos culparon a los miembros del gobierno ruso, y éstos, pese a su histórica indiferencia ante este tipo de disputas, reaccionaron ha-ciéndose los indignados.

Londres acabó expulsando a cua-tro diplomáticos rusos, el mismo número de británicos que Moscú mandó de vuelta a las islas como represalia. Estas acciones se con-sideraban normales entre países que no tenían intención de rom-per relaciones diplomáticas. Una

singular manera de guardar las formas que definía las reglas de juego de aquellas gestiones de crisis.

En los prolegómenos del conflicto de Irán, la preocupación por man-tener las formas es diferente a la registrada en los acontecimien-tos que acabamos de recordar. Y detrás de esta nueva forma de gestionar las apariencias es fácil suponer que todo está preparado para la guerra y que la opinión pública lo asume con naturalidad por falta de información... o por todo lo contrario.

La cuenta atrás ha comenzado, pero la sensibilidad de la opinión pública es muy diferente a la re-gistrada en los momentos previos a las guerras de Afganistán o de Irak.

La red responde al paradigma de apertura social pero también, paradójicamente, al de mayor capacidad de control sobre la percepción de la ciudadanía

La eclosión de la comunicación online propicia que los medios se hagan eco de noticias sin contrastar

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