El que se robó el periodismo, que lo devuelva (Earle Herrera)

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El que se rob el periodismo, que lo devuelvaEarle Herrera

El que se rob el periodismo, que lo devuelvaEarle Herrera

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alga la parfrasis de la vieja consigna registrada en una vieja pelcula Quien se rob la verdad que la devuelva. Consigna que los movimientos contestatarios de los aos setenta hicieron suya. Y la parafraseo porque las circunstancias polticas venezolanas han colocado al periodismo en el centro del debate, lo que no quiere decir, paradjicamente, que ese debate se haya dado. El periodista estadounidense John Reed escribi sobre las dos grandes revoluciones del siglo XX: la mexicana y la rusa. El libro dedicado a la ltima lo titul Los diez das que estremecieron al mundo. La ltima dcada del citado siglo cerr la centuria con acontecimientos que estremecieron, para emplear la palabra de Reed, la realidad poltica venezolana. El 27 de febrero de 1989 el pas fue conmovido con el estallido popular que

Imprenta Nacional y Gaceta Oficial Mayo, 2009 Depsito Legal: lf78420093201983 ISBN 978-980-7238-52-6 Impreso en la Repblica Bolivariana de Venezuela.

recibi el lacnico nombre del Caracazo. El 4 de febrero y el 27 de noviembre de 1992, dos rebeliones militares resquebrajaran las bases del modelo poltico que se instaur en Venezuela en 1958, a la cada de Marcos Prez Jimnez. Las elecciones del 6 de diciembre de 1998 seran el epitafio y eplogo de ese modelo conocido como puntofijismo, y el prlogo de la democracia participativa y protagnica. En 1999, en referndum popular, los venezolanos aprobaramos una nueva Carta Magna con el fin de refundar la Repblica, lo que no significara el fin de los estremecimientos. El 11 de abril de 2002 se rompera el hilo constitucional mediante un golpe de Estado, sera depuesto el Presidente de la Repblica y colocado en la jefatura del Estado el empresario Pedro Carmona Estanga, quien du4

rara en el cargo unas cuarenta y ocho horas. Restituido en su cargo el Presidente electo en 1998 y relegitimado en el ao 2000, otro acontecimiento estremecera las bases de la Repblica: el colosal sabotaje petrolero de diciembre 2002-febrero 2003. Los grandes medios de comunicacin tuvieron un papel protagnico en la planificacin y ejecucin de los dos ltimos grandes movimientos conspirativos. Al desplazar y asumir el rol de los partidos polticos, los medios se apartaron de su genuina responsabilidad como vehculos de informacin entre los hechos y la sociedad, su misin fue desvirtuada y su funcin desnaturalizada. En este contexto, el periodismo se puso al servicio de una parcialidad y de unos intereses encarnados por el sector que representaba el empresario colocado en la Presidencia de la Repblica el 11 de abril de 2002.5

Los acontecimientos narrados golpearon seriamente la credibilidad de los medios de comunicacin y pusieron en entredicho al verdadero periodismo. En medio de los sectores en pugna, estaban los periodistas, entre las presiones de los intereses polarizados y los reclamos de su propia conciencia, los principios ticos de su profesin y su responsabilidad con el pueblo y la sociedad. Sobre esta etapa viva de nuestra historia, hemos discutido mucho y de todo: sobre el papel de los medios de comunicacin social, los mensajes subliminales, la relacin medios-poder poltico, la otra relacin: medios y golpe de Estado, la manipulacin de la informacin, el bombardeo propagandstico, la disociacin psictica, el silencio informativo, en fin, de muchos aspectos del fenmeno comunicacional en estos tiempos de crisis.6

Sin embargo, hay un tema que se ha soslayado o se ha tocado slo tangencialmente: es el de los periodistas y el periodismo que se hace hoy en Venezuela, en este aqu y ahora sobre el que el mundo ha puesto sus ojos y su lupa. Titular estas reflexiones con la frase El que se rob el periodismo, que lo devuelva pudiera ser slo el recurso de un veterano periodista, quien todava rinde tributo a la forma y al fondo de la informacin, en una armnica relacin del qu decir y el cmo decirlo. En realidad, nadie se ha robado ni puede robarse el periodismo, pero algo ha pasado para que lo andemos buscando.

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En busca del periodismo perdidoCmo y de dnde salen los ttulos de una noticia, un reportaje o un artculo? Pues, del mismo texto de esos gneros. Hoy da, por lo menos en las categoras informativas, cada vez con ms frecuencia nos encontramos con ttulos que nada tienen que ver con el contenido de esos gneros. Esto formar parte de la discusin que tenemos pendiente. En cuanto al periodismo de opinin, a veces los temas y los ttulos salen de algo que al azar escuchamos en el metro, el autobs, el mercado o la calle. As sali el ttulo de este ensayo. Una joven reportera de un matutino le deca a la directora de la Escuela de Comunicacin Social, profesora Asalia Venegas: Aqu estamos, profesora, intentado rescatar Informativo I.8

La frase me estremeci por lo que tiene de reveladora. Es una de esas expresiones que salen espontneamente, sin la menor elaboracin terica ni conceptual, pero que encierran, en su sencillez, una profunda verdad y que, a la vez, cuestionan e interpelan todo un compendio de conceptos y teoras, en este caso, periodsticos. La joven reportera no entr en el arduo y complejo debate sobre los medios de comunicacin, no se detuvo en la discusin en torno a la tica periodstica, nada dijo con respecto al rol de partidos polticos asumido por los medios, para nada se intern en la polmica acerca de la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisin y su meditico apodo, hecho matriz de opinin, de ley mordaza. No entr armada de palabras y teoras en ese agitado mundo signado por9

la polarizacin y, sin embargo, lo desmont completamente con su sencilla expresin de rescatar Informativo I. Esta asignatura, Informativo o Periodismo I, es la materia bsica en la formacin profesional de los futuros comunicadores sociales. Durante su curso, el estudiante entra en contacto por primera vez con la noticia y su prctica. Sale a buscarla con la timidez y el nerviosismo propios de los inicios. Tambin con la emocin y la ilusin de las primeras experiencias profesionales. Ha de llevar a la prctica lo que ha aprendido en la teora. Y empieza, as, a hacerse periodista, a relacionarse con el mundo de la informacin, con las fuentes, los plantones y las esperas. Esa relacin de la teora con la prctica est signada y guiada por los principios ti10

cos y profesionales. El respeto a las fuentes, el dejar hablar a los entrevistados, el difcil arte de aprender a or y el compromiso inalienable con y por la verdad. Luego viene el proceso de redactar la noticia, y aqu priva el uso correcto del lenguaje y la honestidad intelectual para que su versin de los hechos se corresponda con el suceso que narra o con la declaracin que se le dio. A estas cuestiones elementales se refera la joven periodista cuando habl de recuperar Informativo I. Refleja una aspiracin sencilla y una realidad dramtica, un objetivo fcil de lograr y una meta harto difcil de cumplir. Piensan lo mismo los jefes de informacin, los jefes de redaccin, los directores de los medios? Y si respondiramos afirmativamente, piensan lo mismo los dueos de los medios? Y si ahora respondiramos negativamente, qu pueden hacer los periodistas?11

Cuando la juventud mira lo viejoAntes de intentar dar alguna respuesta a esta ltima interrogante, me quiero referir a otra expresin, tambin de un reportero joven, que le en un diario nacional. l hablaba, ante la situacin actual de los medios y el ejercicio profesional, de volver al viejo periodismo. Por su edad, no creo que estuviera pasando por un achaque de nostalgia. Hace algn tiempo, en una entrevista literaria que le hice, el gran novelista venezolano, Salvador Garmendia, me deca que los jvenes no sufren de nostalgia. Eso empieza a dar despus de los cuarenta. Y si hablamos de un joven reportero, a qu viejo periodismo se refera y consideraba l que se deba volver? Pues, supongo que a aquel que se haca hace apenas cinco aos.12

Y cmo era ese viejo periodismo? Nada del otro mundo, por supuesto. Se basaba en un celoso respeto en el uso del lenguaje en algunos, en un celo saludablemente enfermizo, en el apego riguroso a los principios contenidos en el Cdigo de tica del Periodista Venezolano, en una relacin de respeto mutuo con los patronos o dueos de los medios una relacin estrictamente laboral, y en una independencia libre de toda duda con respecto a sus fuentes de informacin. Ah, falta algo todava, en un sentido de pertenencia hacia su gremio y de solidaridad con sus colegas. Ese es el viejo periodismo y, a decir verdad, no es nada viejo. Es sencillamente el periodismo, con mayscula. As era ayer, as debera ser hoy y, si lo queremos y nos lo proponemos, as ha de ser maana.13

El vaco equivocadoEn algn momento, el periodismo se qued colgado de un gancho o lo dejamos all. Ese momento es fcil de precisar. Ocurri cuando los grandes medios de comunicacin decidieron asumir el rol de los partidos polticos. Por supuesto, esto no poda ocurrir sin que ello afectara al periodismo como tal y a los profesionales de la comunicacin. Se ha dicho que en el espectro o espacio poltico nacional se produjo un vaco, en este caso, de oposicin al gobierno. Los medios, en consecuencia, decidieron llenar este vaco. Si les corresponde a ellos copar y ocupar o no los supuestos vacos que dejan otras instituciones de la vida pblica, es tema suficiente para otro debate. Lo que s ha quedado fehacientemente demostrado es que no lo llenaron muy bien ni de14

manera muy eficiente. Ha quedado tambin una incontestable leccin que, por lo visto, se niegan a aceptar y asimilar: los vacos polticos, si los hay, no pueden ser llenados sino por los partidos polticos. Todo lo dems son inventos de la impaciencia o de la soberbia, dos malsimas consejeras polticas. La consecuencia de esa pretensin ha sido clara y no poda ser de otra manera: al decidir que su rol era llenar el vaco poltico, provocaron un vaco periodstico e informativo. Y ste, a su vez, no poda ni puede ser llenado por los defenestrados partidos de oposicin. En medio de este marasmo quedaron los profesionales de la prensa, la radio y la televisin. Muchos, estoy seguro de que la mayora, sin renunciar a sus inclinaciones ideo-polti15

cas, que son legtimas y respetables cualesquiera que ellas sean, han intentado ejercer la profesin para la que estudiaron y obtuvieron un ttulo. Y hacerlo apegados a los principios ticos del periodismo. No ha sido ni es fcil cuando el medio donde se trabaja ha dejado de lado esos principios profesionales, e incluso, los contenidos en sus propios manuales de estilo. Las presiones van desde los abruptos cambios de fuentes hasta la prdida del empleo. Ya esto no es un riesgo, es una certeza y una cruda realidad: el desempleo, pero tampoco se discute el desempleo. Tambin hay periodistas que, sin necesidad de presin, al ejercicio profesional han antepuesto, consciente y voluntariamente, su orientacin ideolgica. El que se tenga una posicin poltica e ideolgica, ya lo dije, es legtimo y respetable. El que la misma prive16

a la hora de redactar o transmitir una noticia, un reportaje o hacer una entrevista, y estos gneros se contaminen adrede en funcin de aquellas posiciones, no es respetable ni legtimo. Me refiero, debo aclararlo, al periodismo informativo, no al de opinin que, como su nombre lo indica, abre las puertas a la valoracin personal, al punto de vista de quien lo ejerza, a la apreciacin subjetiva de los acontecimientos. Lo que ocurre es que los medios, en su obsesin por llenar vacos polticos, han terminado mezclando, sin aviso y sin protesto, lo que es informacin con lo que es abiertamente opinin. Y han llegado ms lejos todava, han convertido a la informacin, desde la noticia hasta el reportaje, en abierta propaganda. Ya se pas la barrera del disimulo.

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El instinto del escorpinLos medios siempre han sido y seguirn siendo actores polticos, en tanto factores de primer orden de la polis, pero hoy son algo ms que eso: son o pretenden ser partidos polticos de oposicin o ejercen ese rol. Por aqu anduvo un representante del Human Rights Watch, el inefable seor Jos Miguel Vivanco, y ha dicho que los medios pueden asumir ese rol, aunque el mismo est reido con la tica. En verdad, nadie puede impedirle a un medio que se involucre abiertamente en la lucha poltico-partidista, sin embargo, de hacerlo, debe tambin en justa lid, aceptar las crticas y las respuestas del contrincante. No se puede atacar al otro como partido poltico y cuando ste te responde como tal,18

decir que atacan a un medio de comunicacin social. Puedes demoler al adversario con tus armas naturales las de un medio de comunicacin y con las nuevas que te da el papel asumido de partido poltico. Y cuando aquel se defiende o contraataca, esgrimir que te estn violando la libertad de expresin, la de prensa y todas las dems. Tiene sus riesgos disfrazarse de maz y meterse en una gallera. Se arguye que la conducta de los medios y de algunos periodistas se debe al discurso presidencial. Sin restar importancia a la beligerancia de dicho discurso, no justifica que los medios hagan con la informacin lo que les venga en ganas, ni que algunos periodistas se salten toda norma tica y profesional con semejante excusa. Al lector, al radioescucha o al televidente, en todo caso, no se19

le puede cobrar lo que digan o hagan el Presidente, un gobernador o un diputado. El compromiso del periodista no hablo de los propietarios de los medios es con la verdad, con llevarle informacin en forma veraz y oportuna a la colectividad. Ningn profesional, llmese mdico, ingeniero civil o comunicador social, debe violar los principios ticos en funcin de sus simpata o antipata polticas.

Yo soy aquel que ayer no ms decaHablbamos del viejo periodismo. Recuerdo que siendo un joven reportero de Innac-El Universal, todava tena fresco en mi alma calenturienta el allanamiento militar de la Universidad Central de Venezuela. Me20

toc una vez cubrir un acto del entonces presidente Caldera, autor de aquel allanamiento y de la conculcacin de la autonoma universitaria. Lo trat con el respeto de su investidura. Cuando redact recog fielmente lo que dijo y mi trato como periodista fue el de presidente Caldera o seor Presidente. Este tratamiento correcto y profesional no min ni un milmetro mi oposicin a ese gobierno ni mis posiciones polticas e ideolgicas. Por mis ideas no iba a sacrificar el alto concepto que tengo del periodismo. Del buen periodismo, que es atemporal. No es ni viejo, ni nuevo. Desde Rmulo Betancourt hasta el ltimo gobierno del doctor Rafael Caldera, los periodistas venezolanos supieron lo que era la suspensin de garantas, el cierre de peridicos, estaciones de radio y plantas de televi21

sin; conocieron y sufrieron la censura previa, los allanamientos a las sedes de medios de comunicacin, el secuestro de ediciones completas de peridicos, el encarcelamiento de periodistas, las demandas ante los tribunales, las persecuciones y fichajes policiales, el chantaje econmico y tributario, etc., etc. Y sin embargo, si revisamos la prensa y la programacin de los medios en general, nos encontramos con que los periodistas, en su mayora de oposicin a aquellos gobiernos, redactaban sus noticias, entrevistas o reportajes, o las transmitan por los medios radioelctricos, con un incuestionable apego a lo que pautaba su profesin y a las normas ticas por las que se guiaban. Basta ir a una hemeroteca para constatarlo.

Con corazn en el pechoMe deca una colega que el periodista tambin siente y tiene su corazn. Por supuesto. Como ciudadano tiene plena libertad para ejercer y hacer valer todos sus derechos polticos: marchar, inscribirse en el partido de su preferencia, protestar y luchar por la permanencia o el cambio de un gobierno. Lo que no debe hacer es manipular informaciones en aras de sus posiciones partidistas, distorsionar noticias, sesgar reportajes y, en lugar de entrevistar, pelearse con los entrevistados. O en el caso del periodismo impreso, poner en boca de stos cosas que no dijeron. No puede inventar hechos que nunca ocurrieron o callar aquellos que s sucedieron. Incurrir en estas prcticas, a la larga le demostrar que si bien perjudicaron el buen periodismo, en nada favorecieron sus inclinaciones polticas.23

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Hoy da, por mala praxis y por todo lo que el pas conoce y ha vivido desde 1999, el periodismo est herido en su esencia fundamental, esto es, en su credibilidad. Aquel dicho que se esgrima casi como un axioma: si lo dijo la prensa es verdad, ya no es tan verdad. Peor todava, para muchos, si lo dijeron los medios, hay que investigarlo. Esto es lamentable desde todo punto de vista, pero mucho ms para los profesionales de la informacin. Cuando se pierde la credibilidad, no slo se afecta al periodismo como institucin social y servicio pblico, sino que su uso y abuso como instrumento poltico deja de funcionar. Se puede seguir manipulando la informacin, pero cada vez menos a los lectores, a los radioescuchas y a los televidentes. Cuando se llega a este punto, si se toma conciencia del mismo y el fanatismo no cie24

ga, se intenta entonces recuperar la credibilidad perdida. Es un trabajo arduo, difcil, laborioso y a largo plazo. La credibilidad perdida es como el agua derramada que se intenta recoger. La tarea empieza por lo que dijo la joven periodista a su profesora: intentar rescatar Informativo I. O lo que expres su joven colega: volver al viejo periodismo. Es decir, retornar al lugar donde se dej colgado el periodismo.

La extraviada agona de los gremiosPor supuesto, en el marco de la polarizacin existente en el pas, no faltan los profesionales o docentes que digan que hoy da ser un periodista imparcial es ser cmplice. Obviamente, cmplice de su adversario o de su enemigo. Para que la frase chantaje fun25

cione mejor, se dir que es ser cmplice de la dictadura que nos agobia, de la pesadilla que no nos permite hablar y expresarnos, del castro-comunismo. La misma frase pueden hacerla suya los de la otra acera. Ser imparcial es ser cmplice de los golpistas, de los saboteadores de Pdvsa, de los asesinos y torturadores de la plaza Altamira. Si unos y otros asumen esto al pie de las letras y del fanatismo, dejaran de ser cmplices, pero se convertiran, ipso facto, en los sepultureros del periodismo. Y de todas maneras, para aquellos y para stos, seguiran siendo cmplices. Toda esta situacin se da en un momento en que los gremios periodsticos estn totalmente deslegitimados o divorciados de sus afiliados. La ltima reunin que se recuerde fue cuando26

la directiva nacional del CNP llam a una absurda huelga del silencio o a algo parecido. A los periodistas se les ha impuesto el silencio informativo, pero que lo llame o convoque una directiva gremial da la dimensin de su extravo. Por supuesto, las reservas ticas de la misma profesin se activaron y rechazaron semejante propuesta. En medio del marasmo, fue un rayo de luz. Esa reaccin frente al absurdo dice que ms temprano que tarde se abrir el gran debate que los periodistas venezolanos tenemos pendiente.

El periodismo ha de discutir el periodismoY retomo la pregunta que dej al principio de esta reflexin: si los dueos y concesionarios de los medios se empean en se27

cuestrar la informacin y ponerla al servicio de sus aspiraciones o ambiciones polticas, qu pueden hacer los profesionales de la informacin? Algn profesor en alguna parte recomendaba la renuncia. Esto no es ninguna solucin, ni colectiva ni mucho menos individual. Se debe rescatar a los gremios, o en todo caso, trabajar tenazmente por ponerlos al servicio de todos los agremiados y no de la ideologa de uno o dos directivos; se ha de luchar por la clusula de objecin de conciencia y su aplicacin, de modo que ningn periodista sea perseguido o cesanteado por sus ideas polticas o de cualquier naturaleza, en ningn medio, sea el mismo pblico o privado. Los comunicadores deben organizarse en sus empresas, discutir su papel en la misma, defender en conjunto su independencia28

con respecto a las inclinaciones polticas de los patronos y con respecto, tambin, a sus fuentes de informacin. Estos pasos hay que darlos con inteligencia, en un principio, en forma casi clandestina porque las represalias estn a flor de piel. Hay jefes de informacin, de redaccin y editores adjuntos dispuestos a llegar ms lejos que los propios dueos que les pagan. Es un trabajo de hormiga que exige paciencia e inteligencia. Dentro de los grandes medios deben circular los pequeos medios de los periodistas. Internet tambin funcionara en este sentido. A la larga, as como se conquist la colegiacin, la sindicalizacin y la ley de ejercicio del periodismo, a la larga, repito, los periodistas triunfarn. O mejor dicho, el periodismo triunfar y se reivindicar ante su pblico,29

y no porque se retorn a Informativo I o al viejo periodismo, sino porque se logr imponer, en la prctica cotidiana, el periodismo sin cortapisas y sin apellidos. El periodismo que se concibe como un servicio pblico y cuyo primer compromiso es con la verdad, con la calidad profesional y con la sociedad y el pueblo que le dan razn de ser. Esto ocurrir cuando los periodistas decidamos discutir el periodismo.

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