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EL QUÉ, DÓNDE, CUÁNDO, QUIÉN Y POR QUÉ DE LA INFORMACIÓN AÑO VIII Nº 29 AGOSTO DE 2011 La odisea argentina EL QUÉ, DÓNDE, CUÁNDO, QUIÉN Y POR QUÉ DE LA INFORMACIÓN AÑO VIII Nº 30 DICIEMBRE DE 2011 Edición Especial 2001 - Cómo lo cubrieron los medios - Las víctimas de la represión - Los que aún pugnan por sus ahorros - Los emigrados - Las fábricas recuperadas - El resurgir del agro - Los cambios de hábitos en el consumo - El fenómeno del paco - La solidaridad en situación de crisis - El arte como alternativa

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EL QUÉ, DÓNDE, CUÁNDO, QUIÉN Y POR QUÉ DE LA INFORMACIÓN

AÑO VIII Nº 29AGOSTO DE 2011

La odiseaargentina

EL QUÉ, DÓNDE, CUÁNDO, QUIÉN Y POR QUÉ DE LA INFORMACIÓN

AÑO VIII Nº 30DICIEMBRE DE 2011

Edición Especial

2001- Cómo lo cubrieron los medios- Las víctimas de la represión- Los que aún pugnan por sus ahorros- Los emigrados- Las fábricas recuperadas- El resurgir del agro- Los cambios de hábitos en el consumo- El fenómeno del paco- La solidaridad en situación de crisis- El arte como alternativa

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ESPECIAL 2011

“Ninguno de los grandes diarios pudo adelantar a losLa frase, que pertenece a Dardo Fernández, especialista en medios y director del sitio Diarios sobre Diarios, analiza el desconcierto que generó en la prensa argentina la irrupción de los días decisivos de la crisis. El 19 de diciembre de 2001, los canales televisivos informaron sobre saqueos y violentas protestas en numerosas zonas del conurbano, pero hasta pocos días antes los medios no habían atinado a adelantar lo que se venía. La crisis reactivó el debate sobre el rol del periodismo en situaciones terminales: anticipar escenarios y dar a conocer la profundidad de los hechos, o tratar de no estimular una grave reacción social.

“Menudo trabajo les espe-ra a los historiadores que tengan que recuperar la

memoria histórica y usen los diarios como fuente para dilucidar qué pasó en diciembre del 2001; nin-guno de los editores de los grandes matutinos pudo adelantarles a los lectores que estábamos al borde de una crisis social, econó-mica, financiera, cultural y política.”, afirma Dardo Fernández, director de Diario sobre Diarios, el portal que analiza las ta-pas de los principales me-dios gráficos del país.

Federico Rey Lennon es doctor en Comunica-ción Pública y coincide con Fernández a la hora de explicar cómo la crisis que estaba por atravesar al país fue explicada por el periodismo “Los medios tardaron en reflejar la crisis, que empezó a ha-cerse dueña de los diarios, la televisión y la radio a partir de los primeros des-manes, pero no hubo una contextualización de todo eso, y pareciera ser que no vislumbraron lo que iba a suceder”, explica. Y agre-

ga: “Habría que analizar con los periodistas por qué fallaron, si fue porque en algún punto no quisieron, o no pudieron o tuvieron miedo de que contando lo que estaba sucediendo se produjera algo peor”.

La gravedad y la na-turaleza de los aconteci-mientos sucedidos en 2001 demostraron que, a pesar de que los medios prove-yeron información sobre lo que estaba sucediendo en la economía del país, la situación encontraría su desencadenante en las en-trañas de la misma socie-dad. Y eso fue lo que, para algunos, nadie pudo an-ticipar: “Obviamente que los medios decían que ha-bía crisis, que teníamos un riesgo país altísimo, des-ocupación y demás, pero nadie dijo ‘se acaba este gobierno’, nadie, ni los pe-riodistas, ni los analistas políticos ni los científicos sociales se vieron venir que esto iba a suceder y que la sociedad iba a pedir que se fueran todos; los medios estaban mirando para otro lado y todavía se-guían la agenda del gobier-no”, afirma Damián Fer-nández Pedemonte, doctor

en Letras especializado en comunicación y análisis del discurso en los medios y decano de la Facultad de

Comunicación de la Uni-versidad Austral. Y explica:

“Esto tuvo que ver con que por primera vez en mucho tiempo la crisis no fue de eficacia - en el sentido de sacar a uno para poner a otro que solucione las co-sas - sino que fue una crisis de legitimidad”.

Dardo Fernández en-cuentra un doble motivo por el cual los medios no reflejaron antes la crisis:

“Las empresas periodísticas como instituciones econó-micas tomaron la decisión de no informar al respec-to, pero al mismo tiempo creo que también se en-contraron frente un he-cho inédito en la historia argentina, ya que muchas veces no es fácil predecir una revuelta social”.

A pesar de que los gran-des diarios no alertaron sobre lo que estaba por desencadenarse, hubo algunos medios más po-pulares o de nicho que, si bien no pudieron prever el

estallido final de aquellos días, sí reflejaron el prelu-dio de la crisis social y eco-nómica, aún sin saber su resultado final: “Creo que el elemento más significa-tivo desde el punto de vis-ta periodístico lo hizo la gente de Crónica que fue el único diario que alertó a sus lectores en algunos títulos menores de tapa de que había saqueos y fuer-tes convulsiones sociales en algunas localidades de Entre Ríos y Santa Fe, el resto de los diarios no di-jeron absolutamente nada, eso es importante consig-narlo”, explica Dardo Fer-nández.

Si el diario Crónica tuvo el mérito de alertar sobre la situación social que comenzaba a gestarse, el matutino Ámbito Finan-ciero fue quién advirtió de la situación en su plano económico: “Ámbito fue el único que dijo que se esta-ban estudiando medidas en el Ministerio de Eco-nomía y que éstas podían ser las confiscaciones de algunos de los depósitos bancarios como aseguro para el Estado de recupe-rarse de la crisis, ningún otro diario pudo anticipar la envergadura de la cri-sis que se venia.”, explica Fernández. “El resto de los medios económicos, cuan-do empezó la debacle en este nivel, evidentemente no pudieron soslayar la crisis que se avecinaba”, explica en el mismo senti-do Rey Lennon.

La posición política de los distintos medios y la prominencia de sus intere-ses comerciales fue deter-minante para la cobertura del las medidas tomadas por el gobierno de la Alian-za y de los períodos pre y post crisis.

Los momentos previos al estallido de la crisis du-rante los días 19 y 20 de di-ciembre, las posiciones de los medios se vieron diver-sificadas. “El gobierno de la Alianza tuvo una muy breve primavera mediáti-ca; uno de los dos grandes matutinos, el diario La Nación, tenía una relación personal entre los dueños y los directores del diario, que es de tradición radical, y De la Rua, con lo cual fue un diario que fue bastante benigno con el gobierno”, explica Rey Lennon. Dar-do Fernández coincide y agrega: “Los periodistas en aquel tiempo decían que el diario la nación, cuya redacción todavía conducía Escribano, era el House Organ del gobierno de la alianza, cuyas edito-riales trataban de exaltar las virtudes del presiden-te”, asegura, pero aclara:

“De todas formas era un oficialismo elegante, no era salvaje, exorbitante ni exagerado; cuando veía que había algunos déficits o veía que el presidente ha-bía cometido algún error simplemente decidía no abordar ese tema”.

Clarín¸ en cambio tuvo un rotundo giro en su po-

sición frente a la Alianza: “El diario Clarín al princi-pio vio con bastante agra-do el advenimiento de esta nueva Alianza pero después comenzó lenta-mente a despegarse del gobierno y termino siendo un diario bastante crítico en los últimos tiempos de De la Rua”., explica Federi-co Rey Lennon. El cambio de rumbo, según el Dr. En Comunicación Pública, tie-ne que ver con la lógica de dicho medio: “Lo que ha hecho siempre Clarín es una especia de populismo con los lectores basado en sus intereses comerciales, en general ha tratando de mantenerse con ‘la onda’ de la gente, en la medida que eso no fuese muy con-tradictorio con sus intere-ses”, afirma. Y agrega: “En este caso, hubo un momen-to en el que no se sostenía la situación, y vieron que no valía la pena seguir de-fendiendo lo indefendible, entre otras cosas porque captó ese humor de la gen-te que quería que se fuera De la Rua”.

“El resto de los diarios eran críticos pero mesura-dos, era una crítica mucho mas racional, al detalle, y preocupada por la situa-ción económica y finan-ciera”, asegura Dardo Fer-nández. Y explica: “Clarín ha sido oficialista siempre en los primeros dos años de un gobierno, en donde se sienta a negociar acuer-dos, convenios, negocios, y cuando considera que a ese

lectores que estábamos al borde de la crisis”

Damian Fernández Pedemonte

Dardo Fernández

Federico Rey Lennon

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“Ninguno de los grandes diarios pudo adelantar a los

gobierno de turno ya no le puede sacar mas nada y no hay ningún negocio en la frontera, inmediatamente pasa a ser un diario crítico u opositor”

Cuando el país se en-contró frente al fatídico desenlace de las políticas de los últimos años, cada medio siguió una línea relativamente diferente de los hechos, aunque la agenda de temas era siem-pre la misma. La diferen-cia más notable fue entre la cobertura del 19 y la del 20.

“Si vos comparas la co-bertura de los saqueos con la cobertura del cacerola-zo cuando De la Rua de-clara el Estado de Sitio, se evidencia una despersona-lización de los saqueos, no se sabe bien quienes son, se habla de LOS saqueos o

LA crisis, como si fuera un sujeto, sin saberse quien es el protagonista”, expli-ca Damián Fernández Pe-demonte. Y agrega: “A par-tir del día 20 a la noche, cuando De la Rua pronun-cia el discurso y salen so-bre todo los porteños a la calle, se habla de persona, una palabra que no se usa para referirse a los saquea-dores, se habla de vecinos, ciudadanos, muchas veces se le pone nombre y se le da la voz”.

Así explica este fenó-meno: “Los periodistas se sentían muchos más fami-liarizados con los protago-nistas de los cacerolazos, que son porteños de clase media, muchos de ellos ahorristas que quedaron atrapados en el corralito; en cambio el otro gru-po, el de los saqueadores

eran de otra extracción social, un desconocido que irrumpía y que no sabían como mencio-narlos bien”.“El 20, estába-mos en otro país, la cons-trucción fue totalmente distinta, y eso después se repitió en los canales de televisión que, de alguna manera, guían su agenda en base a los diarios”, agre-ga el Director de Diario so-bre Diarios.

En el período poste-rior, cada medio luchó por mantener el mismo discurso antes y después del estallido social. Da-mián Fernández explica que “La Nación, por ejem-plo, denunció un complot político y no la ineficacia de un gobierno que había iniciado su mandato con el pie izquierdo, en cam-bio Clarín le había solta-

do la mano a De la Rua poco antes, un mes antes de la renuncia, cuando se veía que se caía todo; una de las cosas que se suponen es que ya esta-ba acordando y se estaba preparando el ambiente para el siguiente gobierno, ya que la pesificación que más tarde implementa-ría Duhalde beneficiaría enormemente al grupo Clarín que había contraí-do enormes deudas en dólares, eso, de hecho, ex-plica el hecho de que haya sido menos crítico respec-to del gobierno de Duhal-de de lo que fueron con De la Rua, al menos hasta la muerte de Kosteky y San-tillán”.

La crisis del 2001 dejó

huellas definitivamente imborrables en la sociedad argentina en muchos nive-les, y los medios no escapa-ron de ellos. “Se aprendió a ser más cautos a la hora de plantear los problemas sociales, a modificar un poco su forma de contar las cosas, cómo buscar las fuentes, cómo cerciorarse más, porque en el fondo tomaron consciencia del poder que tienen en una crisis como esta”, asegura Rey Lennon.

Pedemonte, por su par-te, afirma que aunque no cree que la crisis haya ge-nerado grandes cambios en la construcción de la agenda, sí se introdujeron algunas modificaciones en el plano más social

del periodismo: “Yo creo que en algu-nos temas hay más conciencia después de esta crisis, por ejemplo en cómo entran en los me-dios otros grupos sociales, entran otras fuentes como las ONG s, empezó a haber una ven-tana más grande para los temas so-ciales, entre cosas porque en el año 2002 se quedaron sin fuentes por-que los políticos no les supieron decir que iba a

pasar”Los hechos que la pren-

sa cubrió durante esos días fueron los mismos, pero, como sucede habi-tualmente en los medios comunicación, los mati-ces entre un medio y otro no tardaron en aparecer. El resumen de éste vicio periodístico, quizás, se encuentre en boca del Di-rector de Diario sobre Dia-rios: “Los primeros días de diciembre vivíamos en un país donde no había cri-sis, el 20 de diciembre, en cambio, teníamos muer-tos encima y una repre-sión salvaje; la realidad, en cambio, era otra, era la realidad de un modelo que se terminaba y nadie quería sepultar”.

Agustina Giron

lectores que estábamos al borde de la crisis”

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ESPECIAL 2011

La Argentina, una curiosidad inagotable para

el periodismo mundial

Cuando estalló la crisis las agencias de noti-cias y los medios más

importantes del mundo enviaron masivamente a sus periodistas al país. Los que ya contaban con un equipo trabajando aquí doblaron y hasta cuadri-plicaron el número de su staff. Muchos corresponsa-les dejaron sus vacaciones y pasaron las fiestas lejos de sus hogares para cubrir los sucesos argentinos que competían en importan-cia dentro de la agenda in-ternacional con la guerra en Afganistán.

El corresponsal de la agencia Reuters, Guido Ne-jamkis, explicó que “lo que tuvo de atractivo, si es que se puede usar esa palabra porque no hay que olvi-darse que en ese momento la Argentina empujó a la pobreza a millones de per-sonas y había mas de 20 % de desempleo, fue el hecho de que en ese momento en el país todo se dio junto: hubo una crisis política, una depresión económica, una crisis financiera que incluyó una cesación de pagos de deuda soberana y una crisis social inmensa”.

En los Estados Unidos y en muchos países del

mundo la problemática ar-gentina había pasado des-apercibida hasta diciem-bre debido a los atentados de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington D.C. Pero incluso en enero de 2002 tras una sucesión de cinco presidentes en dos semanas y la declara-ción de cesación de pagos, las tácticas que iba a llevar a cabo el país norteam-ericano no eran claras y el mismísimo Bush estaba confundido. Para no caer en un error grueso aunque entendible por lo vertigi-noso de la situación, en una conferencia de prensa el ex mandatario estadoun-idense -mientras reiteraba su voluntad de ayudar a la Argentina a renegociar su deuda con el FMI- se refirió sonriente a Rodríguez Saá como el último presidente con quien había hablado pero a esas horas no tenía claro quien conducía los destinos de nuestro país.

La etiqueta populista Los medios norteam-

ericanos se caracterizaron por una cobertura muy crítica y se enfocaron es-pecialmente en los aspec-tos económicos de la cri-

sis. The Washington Post en uno de sus editoriales acusó a los políticos ar-gentinos de ser “desastro-samente irresponsables” y en otra nota publicó que a medida que empeoraba la crisis argentina más se dañaban las relaciones en-tre Estados Unidos y otros países latinoamericanos.

“Muchos latinoamericanos creen que Washington le

está dando la espalda a un aliado muy importante de la región, (mientras asis-tió a Turquía, un país con una mayor importancia estratégica que enfrentaba problemas similares). Las políticas estadounidenses para Argentina son señala-das como una evidencia de la pérdida de interés de Washington en Latinoa-mérica, particularmente

desde el 11 de septiembre”, enfatizaba el matutino norteamericano.

En un editorial del 9 de enero The New York Times también ponía en duda el futuro de los vínculos en-tre Norteamérica y Améri-ca Latina, y sobre la ca-pacidad de Duhalde para sacar a nuestro país de la crisis comentaba: “Las de-mocracias de la región que fueron apoyadas por Wash-ington son relativamente frágiles. Es que, mientras el modelo de mercado abi-erto pasó de un país a otro, la democracia, en cambio, se volvió menos popular, se abrió el camino a gobier-nos populistas como el de Hugo Chávez de Venezuela. Teniendo en cuenta sus primeros comentarios y su historia como gobernador complaciente con las ma-sas y proclive a gastar, Du-halde preocupa a quienes lo sienten capaz de seguir un curso similar”.

Desde Italia y España llegaron la mayoría de los nuevos corresponsales. Diarios españoles como El País y El Mundo dedicaron varias de sus notas princi-pales a la realidad que se vivía en la Argentina. El 31 de diciembre de 2001 BBC Mundo tituló: “LA SEMANA DE LOS CINCO PRESIDENTES”, una nota que según el medio servía para clarificar lo ocurrido en el país mediante una cronología cotidiana que explicaba la sucesión Fer-nando de la Rúa, Adolfo Rodríguez Saá, Puerta, Ca-maño y Duhalde.

Incluso el ganador del premio Nobel de Litera-tura, el peruano Mario Var-gas Llosa se refirió al tema y planteó un interrogante que muchos comparten:

“¿Por qué parece haber llegado a esta crisis termi-nal uno de los países más privilegiados de la tierra? Esta no es una pregunta

retórica sino una perpleji-dad justificada, ante lo que parece un desperdicio irre-sponsable, criminal, de un país en condiciones únicas para alcanzar el desarrollo y bienestar”.

Valentina Álvarez, cor-responsal venezolana que en 2002 trabajaba para la BBC de Brasil, contó que allí se informaba con mucho detalle lo que ocur-ría en Buenos Aires. “Para Brasil la Argentina es muy importante, nunca hay menos de 7 u 8 correspon-sales de todos los medios brasileros. En esa época sobretodo la cobertura era muy minuciosa, cuidadosa y advertida. Básicamente se le hacía un seguimiento con lupa a lo que es el pro-ceso de default de deuda y cuál sería la estrategia que el gobierno argentino tomaría respecto. Era una época de confusión absolu-ta sobre lo que pasaba en el gobierno: los ministros renunciaban a las tres de la mañana, la gente salía a la calle a cualquier hora a protestar. Todo eso genera-ba un ambiente de trabajo frenético”, puntualizó.

Álvarez confesó que los periodistas que trabajaron en esa época tendrían que hacer una “autocrítica” porque muchos de ellos fueron incrédulos; “era evidente por ejemplo que había problemas para com-prar dólares. Cosas que antes eran muy simples comenzaron a ser compli-cadas. Si observabas los indicadores la fuga de cap-itales era importante pero había mucha gente que es-taba muy confiada. Ciertos conocidos que tenían sus ahorros en el banco me lla-maban y me decían: ‘Vos sos periodista ¿Qué hac-emos? ¿Qué escuchaste? Y muchas veces no sabía que decirles”.

Para Nejamkis hubo una “alineación de los

Los corresponsales extranjeros encontraron un tesoro periodístico en

medio del caos social e institucional. Presidentes que asumen y renuncian

en el lapso de pocos días, bancos amurallados, agresión a políticos,

entre otras expresiones del descontrol reinante alimentaron las crónicas de los

principales medios globales.

Valentina Alvárez , de la BBC, y Guido Nejamkis, de Reuters, cuestionan a los medios internacionales: “No vieron la crisis hasta que estalló “

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planetas muy negativa” para la Argentina en ese momento, sumado a que el gobierno tenía una con-ducción muy defectuosa y el problema de tener en-frente al peronismo que cuando empezó a “oler un vacío de poder enseguida se lanzó de lleno” para re-cuperar el gobierno.

Además, tanto él como Álvarez coinciden en que un país que declaró la may-or cesación de pagos de deuda soberana de la his-toria, se tornó menos rele-vante simplemente porque está menos conectado con el mundo. No tiene pre-cisamente algo que ver con el modelo económico del gobierno actual. Para ellos, Argentina fue un país que quebró como país y la administración que tomó el poder después de la quiebra se dedicó más que nada a la tarea ingrata de repartir pérdidas. No hay default como el que hizo la Argentina. Fue un caso modelo, con el que comparan hoy a Grecia y compararan siempre a un país que padezca una cri-sis sistémica, financiera y soberana.

Emilia París

La crisis en las páginas on line de los principales diarios

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ESPECIAL 2011

En primera persona

“Pensé que era una pro-testa más. Quizás un poco alimentada por los

sucesos que ya venían ocu-rriendo, no tanto aquí en la Ciudad de Buenos Aires, pero sí en gran parte del conurbano con los saqueos, y también en el interior del país. Pero nunca ima-giné semejante escándalo y semejante revuelta po-pular”. Así describe su pri-mera impresión de la crisis de 2001 Hernán Bertolini, movilero y ahora conduc-tor de Radio Mitre, que fue

el encargado de cubrir los sucesos de Plaza de Mayo durante aquél fatídico di-ciembre.

Sin embargo, Martín Canay, movilero de Radio del Plata que cubrió la Casa Rosada durante la crisis, asegura que presin-tió, aunque no en toda su dimensión, el estallido so-cial que luego se produjo.

“El 19 de diciembre cuando empiezan los saqueos en el Gran Buenos Aires a la tarde, De la Rúa se había ido a una reunión que es-taba organizando la Igle-sia, ya estábamos en esta-do de crisis, y ahí le tiran una piedra y le rompen el vidrio del auto presiden-cial. Cuando vuelve a casa de gobierno, un grupo de periodistas estuvimos con él en el despacho. Y en ese momento nosotros le ha-blábamos de los saqueos, del vidrio, y era como si ignorara todo lo que esta-ba pasando. No sé si es por-que le ocultaban informa-ción o porque él no quería ver lo que estaba pasando”, recuerda Canay.

La crisis del 19 y 20 de diciembre se originó por diversas causas, como la aplicación de una defi-ciente política económica,

tener un gigantesco apara-to estatal colmado de co-rrupciones y una inestabi-lidad política que, durante décadas, afectaron al país y lo arrastraron al caos económico. El país soportó cinco años de recesión y carga con una deuda pú-blica de 132.000 millones de dólares, que lo llevó a la cesación de pagos. Con se-mejante escenario, la mis-ma clase media que había votado hacía dos años al gobierno de la Alianza, ese diciembre salió a la calle a

retirarle su apoyo. Ambos movileros fue-

ron testigos del país que colapsó. Bertolini relata:

“Hice un curso acelerado de periodismo, ahí no ha-bía tiempo para grabar, era todo en vivo, pase lo que pase. De hecho, el 19 cuando todos pensamos que ya la historia había terminado, aparece el dis-curso del presidente De la Rúa con el estado de sitio, el escrache a Domingo Cavallo en la puerta de su casa y otra vez, tuve que volver a la calle. Y después, ya en el 21, voy a Casa de

Gobierno bien temprano e inesperadamente aparece el renunciado De la Rúa para saludar a los emplea-dos de Casa de Gobierno”.

Canay ofrece su mira-da desde el interior de la Casa Rosada: “Estábamos aislados dentro de casa de gobierno porque ya no se podía ni salir ni entrar. Los funcionarios tenían miedo de que la gente ingresara, por eso estaba totalmente cerrada. Noso-tros a veces subíamos a la terraza, o a alguno de los balcones a mirar lo que pasaba. A la tarde, me lo cruzo a (Juan Pablo) Ba-ylac, que era el vocero, iba corriendo a la sala de pe-riodistas, con copias de la renuncia de De la Rua en la mano”.

Sin lugar a dudas la profesión de periodista los coloca en un lugar privile-giado para contar lo que en ese momento estaba pasando. Si bien no se deja de ser profesional, inevita-blemente las emociones se entremezclan con la labor profesional y muchos re-cuerdos de imágenes estre-mecedoras aparecen.

A Bertolini, las imáge-nes más impactantes se le vienen constantemente a la mente. Sin embargo, hay una en particular que lo movilizó, al punto de conmoverlo. “En la esqui-na de Bolívar 1, la sede del Gobierno de la Ciudad, en un momento llegan un

grupo de Madres de Plaza

de Mayo, eran seis o siete y venían portando una ban-dera argentina, en fila. Se topan con una formación de efectivos de la montada de la Federal. Y virtual-mente quedaron cara a cara, las abuelas y los ca-ballos de la montada. Y en un momento, alguien de los tres tipos que estaban arriba de los caballos de la montada, da la orden de avanzar, y con los caballos avanzan sobre las Madres de Plaza de Mayo. Ustedes se pueden imaginar donde las tiraron a estas perso-nas, las tiraron por el aire, las lastimaron”.

Además de estas viven-cias personales, indudable-mente tener la posibilidad

de cubrir una crisis que

quedará en la historia del país conllevó un gran de-safío profesional para am-bos periodistas, que apren-dieron sobre la marcha muchos aspectos sobre cómo realizar coberturas de eventos de estas carac-terísticas.

A nivel profesional, ambos coinciden en que fue un hito. “Si bien en el momento no te dabas cuenta porque estás en medio de la vorágine de la información, después lo pensás y entendés que era una mezcla de frustra-ción a nivel personal y una mezcla de algo bueno a nivel profesional”, define Canay. Bertolini coincide:

“Todo aquello que los pe-riodistas soñamos cuando empezamos a estudiar periodismo y cuando ha-cemos nuestros primeros pasos en esta carrera tan apasionante, es contar un hecho trascendente, yo la estaba viviendo y tenía esa fortuna. Eso te generaba una sensación de tristeza por un lado pero también de una gran satisfacción profesional”.

¿Fogoneo de los medios?

En estos diez años, mu-cho se especuló sobre si los medios fogonearon o no la crisis que se desató

ese diciembre. Lo cierto es

que la mayoría de quienes trabajan dentro de ellos aseguran que es imposible generar una conspiración mediática que termine en una crisis de estas caracte-rísticas. Los propios even-tos se suceden tan rápida-mente que no es posible prever tamaño caos social.

Para Bertolini y Canay, los medios no tuvieron responsabilidad.

Sin embargo, Canay desliza cierta culpa de los medios en los días ante-riores a los saqueos, luego afirma que fue una pro-testa espontánea, Bertoli-ni es más contundente al respecto: “Fue un gobier-no que se suicidó solo”. Para el movilero de Radio Mitre, el detonante fue la designación de Cavallo al frente del Ministerio de Economía. “No creo que los medios lo hayan empu-jado a la renuncia”. Y con-tinúa: “Los hechos pasa-ron, los saqueos existieron, los hechos de violencia en el conurbano y en el inte-rior se dieron, la represión en la Plaza de Mayo con los muertos también ocu-rrió, el desacierto de De la Rúa al declarar el estado de sitio también fue una realidad y un montón de cuestiones más también existieron. Y no por culpa de los medios”.

Sofia Della Bernardina

Hernán Bertolini y Martín Canay, movileros de Radio Mitre y Radio del Plata respectivamente, fueron testigos que cubrieron en directo los incidentes del 19 y 20 de diciembre de 2001. Ambos aseguran que, a pesar de haber sentido tristeza de ver a su país en llamas, la cobertura de la crisis fue una experiencia única en sus carreras, que indudablemente nunca olvidarán.

Bertolini deslinda a los medios de cualquier responsabilidad en la crisis.

Canay recuerda que los periodistas estaban aislados dentro de la Casa Rosada, y no podían entrar y salir.

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ESPECIAL 2011

Cuando la salida fue un aeropuertoMás de 800.000 personas

abandonaron el país por la crisis, lo que representa el 2,1%

de la población total. Estas cifras sólo logran

cuantificar un fenómeno que implica, entre otras cosas,

profundos cambios para los expatriados.

Experiencias de distintos argentinos que tuvieron

que dejar toda una vida atrás para lograr sobrevivir.

Un estudio realizado por la Organiza-ción Internacional

para las Migraciones reve-ló que durante el año 2001, 64.874 argentinos abando-naron el país, un número razonable de acuerdo a los registros anuales. Sin em-bargo, en diciembre de ese año, la Argentina expe-rimentó una de las crisis económicas más profun-das de su historia y ya para el año 2002, el número de emigrantes había ascendi-do a 87.212.

“La situación que se plantea funciona en dos niveles”, cuenta Alicia Ber-nasconi, especialista por la crisi podel Centro de

Estudios Migratorios La-tinoamericanos. “Por un lado están los argentinos que vivían acá y decidie-ron emigrar buscando me-jores posibilidades, pero desde el punto de vista mi-gratorio, el impacto que supuso el fin de la Conver-tibilidad se ve más clara-mente en los inmigrantes de otros países que esta-ban en la Argentina y ya no podían enviar reme-sas a sus países de origen; ellos también se tuvieron que ir”.

Gustavo Sierra empezó trabajando de jardinero y ahora es paisajista. Para el momento en que la crisis estalló en la Argentina, él

todavía tenía trabajo, pero fue otro de los derivados de la crisis lo que lo alejó de la Argentina: “En ese momento, yo estaba traba-jando, no me iba demasia-do bien, pero tenía trabajo. Una tarde, dos personas se me acercan, como para de-cirme algo y uno de los dos me apunta con un arma”. El episodio terminó con Sierra y su mujer arriba de su camioneta con los dos asaltantes recorriendo cajeros automáticos para darles dinero. “Por suerte no nos hicieron nada, pero después de eso, me di cuen-ta de que esto no daba para más”, recuerda. Dos meses después, en el año 2003, Sierra se fue con su familia a vivir a Barcelona.

“Lo que pasa en Argen-tina es que el sistema es complicado para enfren-tar semejante crisis como la del 2001”, dice Manuel Báez, desde Italia. Manuel dejó la Argentina en el año 2002 debido a la falta de oportunidades para plani-ficar una vida a largo pla-zo y desarrollarse profesio-nalmente, la gastronomía.

“En Argentina las cosas son al revés, podés comprar un par de zapatillas en cuotas, pero una casa la tenés que pagar al contado”, resume.

“En el momento de la crisis, yo estaba por termi-

nar el secundario- cuenta Francisco Lucotti, hoy de 21 años- el marido de mi mamá y mi mamá nos sen-taron a mí y a mi hermana y nos dijeron que lo mejor era irnos de Argentina. Lo primero que yo pensé es que era una locura”. Sin posibilidades de continuar en su trabajo, como con-secuencia de la crisis, el padre adoptivo de Lucot-ti dejó la Argentina en el año 2002 para radicarse en México. Un año más tarde, el resto de su fami-lia ya estaba viviendo en ese país también.

“La mayoría de las perso-nas que nosotros recibía-mos eran jefes de familia o personas ya formadas, de más de 40 años aproxima-damente, que buscaban iniciar cuanto antes los trámites del pasaporte y de migraciones para poder irse del país porque acá no encontraban posibilidades para seguir viviendo”, re-cuerda Bernasconi. Luego de la crisis, 229.009 argen-tinos se fueron a vivir a España, 144.023 a Estados Unidos y 11.576 eligieron Italia.

“La adaptación en mi caso no fue mala, yo había terminado el secundario y empezaba una nueva eta-pa, más difícil fue para mi hermana, que es más chi-

ca que yo y tuvo que dejar a sus amigos, la escuela y todo lo que tenía acá”, cuenta Lucotti que actual-mente volvió a la Argenti-na, solo, para seguir sus estudios.

Para Gustavo Sierra, en cambio, la adaptación lle-vó más tiempo. “La clave es pasar los primeros dos años, después de eso ya es todo más fácil”, recuerda.

“Al principio, se extraña bastante, los amigos, la familia, las costumbres, todo, pero a medida que pasa el tiempo, la cosa va mejorando” opina Gus-tavo Sierra. Pero una vez completado el período de adaptación, las dife-rencias entre su realidad en Argentina y la nueva vida que había empezado en Barcelona se hicieron evidentes. “Allá, práctica-mente sin conocerte, la gente confía mucho en uno. Hubo un caso, de una familia para la que yo tra-bajaba en su jardín, que se fueron de vacaciones y me dejaron la llave de su casa, con todo adentro. Eso en Argentina no pasa”.

“Lo que yo vi en mi ex-periencia es que tanto los argentinos como los uru-guayos, por ejemplo, son distintos al resto de los inmigrantes, no necesitan armar guetos o agruparse

entre sí, se adaptan fácil a las nuevas circunstancias que los rodean y eso es una ventaja”, opina Ma-nuel Báez que, obligado por la crisis, ha formado una familia y construido una nueva vida a miles de kilómetros de lo que algu-na vez fue su hogar. “Yo ya no vuelvo más. Hace casi diez años que me fui y ya estoy instalado acá, es una lástima que no haya podi-do lograr eso en Argenti-na, pero así fue y ahora yo siento que mi lugar es acá”.

“Yo volví por curiosi-dad”, cuenta Francisco Lu-cotti. “En nuestro caso, mi familia nunca terminó de adaptarse del todo, así que nos volvimos”, recuerda Sierra. Ya sea por un mo-tivo o por otro, la reactiva-ción económica argentina y los efectos de la crisis mundial en Europa les han dado la oportunidad a muchos argentinos de regresar a su país. Otros, como Báez, decidieron o se vieron obligados a que-darse en el exterior, bus-cando nuevas alternativas para enfrentar su reali-dad, para encontrar una solución definitiva y aban-donar, de una vez y para siempre, su condición de expatriados.

Facundo Franco

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DICIEMBRE 2011 | 8 |

ESPECIAL 2011

El corralito parece haber quedado en la memoria de muchos como un mal recuerdo. Sin embargo, existen personas que aún luchan por

recuperar el dinero que habían depositado. El que puso dólares...

Muchas personas son claustrofóbi-cas. Tienen miedo

a los espacios cerrados y temen quedar prisione-ras en una habitación. En el 2001 se dio la paradoja del claustrofóbico: quedó afuera y quería entrar. Gritó, peleó, corrió, lo co-rrieron y de todas formas no pudo conseguir lo que buscaba: entrar al banco y sacar sus ahorros, ese dine-ro que había conseguido a fuerza de trabajo y que había quedado detrás del corralito financiero.

Diez años después de aquel 3 noviembre, cuan-do el entonces ministro de Economía Domingo Cava-llo dispuso que sólo se po-dían retirar los depósitos de a 250 pesos por día, tres ahorristas hablaron con Cinco W sobre lo que fue su lucha.

Alberto Arán trabajó la mayor parte de su vida en la firma Pirelli. La llegada de los 90 hizo tambalear su puesto y en el 2000 fue indemnizado. Todo el di-nero fue depositado en un banco junto a sus ahorros. Todo depositado 1 a 1. Sin embargo, nunca imaginó lo que se venía. “Llegó la gran debacle económica y me quedó todo atrapado. Me quedé sin trabajo, sin obra social, sin médicos, y en el ínterin mi esposa se enfermó. Necesitábamos medicamentos importa-dos de Estados Unidos -y que eran fabricados en Italia-, pero no había dó-lar para pagar al importa-dor”, cuenta Arán, quien

poco a poco se embarcó en la lucha judicial para reclamar lo que le corres-pondía.

Ofelia Arbelais tiene en la cara los rasgos de una vida de trabajo. Siempre pensó que confiando en los bancos extranjeros, que pagaban menos inte-reses, iba a estar más segu-ra de cualquier sacudida financiera. “Me llevé la gran sorpresa de que un buen día yo fui al banco y me encontré con que esta-ban incautados los plazos fijos. Que no los podía dis-

poner”, rememora Ofelia Arbelais, detrás de sus an-teojos de grandes marcos de carey. Al igual que mu-chos, su único objetivo era tener su dinero a salvo, disponible para ser utili-zado en cualquier momen-to. Sin embargo, no fue así.

“Tuve que esperar que ellos (los bancos) me dispusie-ran cuánto me iban a dar, cómo me lo iban a dar”, explica.

Luis Raúl Telechea se enteró a fines de septiem-bre de 2001 que, después de 18 años de trabajo, se quedaba sin empleo. Pese a eso, la situación no lo tiró hacia abajo y decidió junto a un ex compañero de trabajo poner un nego-cio. Los primeros pesos del negocio lo iban a ayudar en el cuidado de su “vie-ja”, como él relata. Para esto, Luis sacó la mitad de los dólares que tenía en el banco HSBC –con el que operaban en su em-presa- y dejó la otra mitad depositada. “En diciembre

apareció el corralito, me sacaron el dinero y yo ha-cía un mes que había pues-to el negocio”, narra Luis, quien sin tener el menor conocimiento en temas ju-diciales, decidió sumarse a la lucha de tantos otros desconocidos y pelear por sus ahorros.

El 2 de diciembre de 2002, cuando el minis-tro de Economía Roberto Lavagna anunció la libe-ración controlada de los depósitos, el monto de los mismos alcanzaba los 21.000 millones de pesos,

el equivalente a 124 mi-llones de canastas básicas alimentarias.

Mientras tanto los aho-rristas comenzaron una procesión por los tribu-nales. El primer paso de todos ellos fue el amparo.

“Puse un amparo por me-dio de un letrado, cosa que no prosperó porque había tanta cantidad de legajos que no los atendieron”, relata Arán, quien sostie-ne que a su abogado “se le durmió la tortuga y el expediente quedó dormi-do”. A través de otro abo-gado, la causa se reflotó y el banco fue llevado a jui-cio. En primera instancia los jueces fallaron a favor del banco, y por más que Arán apeló a la segunda instancia, al final el ban-co ganó. “Tenían mejores abogados. La cuestión es que la cuenta me la pesifi-caban y me daban la mitad de lo que había depositado. O sea que perdí el 50% de lo que había originalmen-te depositado”, se lamenta

Arán y explica: “Actual-mente sigo sin poder cam-biar el auto, con muebles o heladera del año 60, con lavarropas del año 70. Es decir que yo me quedé en el tiempo. Soy un desapa-recido social. Es lamenta-ble pero todavía estoy con vida”, dice Alberto Arán

Paralelamente, Arbe-lais también recurrió al amparo para salvar los ahorros de toda su vida. Era el año 2002 y se había quedado sin trabajo. Para colmo, una confusión de papeleo señalaba que ha-

bía aceptado pesificar sus ahorros. “Dicen que yo pe-sifiqué voluntariamente, y sólo un loco haría eso. Porque, ¿Vos te vas a sa-crificar toda tu vida para regalárselo al banco? ¿Qué tiene el banco de lindo para que uno le regale sus ahorros?”, se pregunta y aclara que, por más que le hayan atribuido la pesifi-cación, nunca firmó nada. Su caminata por los pasi-llos de Tribunales desem-bocó en las manos del juez, quien se expidió a su favor y le permitió retirar una parte de los ahorros. Sin embargo, el banco contó con un as a su favor.

El decreto 1570/2001, que dispuso la aplicación del corralito, era el escu-do legal de los bancos a la hora de enfrentar los recla-mos de los ahorristas. “En enero del 2012 se cumpli-rán diez años. No tengo muchas esperanzas de co-brar. Pero mientras pueda voy a reclamar”, asegura Arbelais.

Al mismo tiempo, a lo largo y ancho del país la cantidad de personas bajo la línea de pobreza seguía aumentando. Entre octubre de 2001 y marzo de 2002 un millón y me-dio de argentinos fueron arrastrados por las crisis a situaciones de pobreza, alcanzando así los 18 mi-llones de pobres.

Telechea, con el negocio y el cuidado de su madre a cuestas, creyó que todo estaba perdido, hasta que una mañana leyó en el diario: “Recupere su dife-rencia”. Ahí se dio cuenta de que la vía judicial era su última posibilidad. “Empe-cé a hacer juicio y el resul-tado de la primera parte me la dieron a mí favor”, explica Telechea. Y si bien ese primer paso pareció ser un triunfo, no todo sa-lió como esperaba. El ban-co apeló y en la segunda y tercera instancia fueron beneficiados. Para el fallo, los jueces se apoyaron en un retiro de dinero que ha-bía hecho Telechea en los

inicios del corralito. Esa plata había sido retirada a 1.40 -el precio de cambio establecido por Duhalde- sin que Telechea se perca-tara de que con eso estaba avalando la pesificación de sus ahorros. “Yo en su mo-mento no lo sabía, no era del tema. Cuando retiré la plata no dejé asentado en una carta documento que estaba en desacuerdo con la plata que me daban. En-tonces los tres jueces dije-ron que como yo no hice eso, el banco no tenía por qué darme el dinero. Era un trampita”, se queja.

Todavía quedan resa-bios de la mayor crisis argentina. Cicatrices que tardarán en sanarse, aun-que algunas, como las de Arán, quizás jamás lo ha-gan: “Es una experiencia que tenemos que tener muy en cuenta. Pasaron nueve años y mi esposa fa-lleció y no cobré. Mis abo-gados me dijeron que esa es la justicia que tenemos en la Argentina”.

Joaquin Garau

Todavía siguen acorralados

Arán trabajó en la firma Pirelli y se quedó sin puesto y sin sus ahorros.

Telechea se vio afectado, sin saberlo, por un retiro que hizo a $1,40. Arbelais recurrió a un amparo para tratar de recuperar su dinero.

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DICIEMBRE 2011 | 9 |

ESPECIAL 2011

Los cambiosforzados en el

consumoMuchas de las transformaciones en los hábitos surgidos diez años atrás perduran en el presente.

Selección de marcas y de precios.

Frente a la hecatombe de la crisis de 2001, las personas cambiaron

sus hábitos. La reducción del gasto también se vio manifestada una trans-formación de sus hábitos alimenticios. Lo que antes eran compras mensuales, grandes y completas, pasa-ron a ser del día a día, y por pequeños montos.

Fue el momento en que se vieron más fuertes las sustituciones. La gente pasó de comprar produc-tos de primeras marcas y los reemplazaron otros de segunda o “sin marca”. Se reemplazó aquellas cosas con mayor valor, por otras similares o que cumplían la misma función, pero más económicas. En las mesas de las casas no se veían tantas galletas y biz-cochos, sino más bien pa-nes y tostadas.

“La venta de lo que es carne había bajado muchí-simo en esa época” cuenta Miguel Ángel Salomón, tra-bajador en Coto desde hace 16 años. “En ese momento aumentó mucho la venta de cerdo y de pollo porque era una alternativa a la car-ne de vaca, con un precio mucho más bajo”

En cuanto a los produc-tos de limpieza, las per-sonas pasaron a comprar más lavandina que líqui-dos limpiadores. De esta

manera sustituían un bien por otro más barato e igual de efectivo.

Gustavo Palacios, dueño de un almacén en Rodrí-

guez Peña y Guido hace más de 12 años, sostiene que los productos que más bajaron en sus ventas fue-ron los importados. “Du-rante esa época, dejé de comprarle a mi proveedor porque la gente dejó de consumir todo lo que era chocolates, habanos y vi-nos traídos de afuera. Prin-cipalmente por el precio. Una vez que se calmó todo volví a vender, pero nunca tanto como antes. Los pre-cios hasta el día de hoy son muy altos y la gente que los elige, nunca va a ser tanta como durante el 1 a 1”, dice Palacios.

Entre los productos que aumentaron sus ventas en-tre un 25 y un 30 por cien-to, se encuentran el arroz, fideos y polenta, relata Salomón. En este porcen-taje de aumentos de ventas, también se ubicaron verdu-ras y frutas como la papa y

las bananas. Entre lo que bajó se encuentra también los productos de “picadas” como salamines, quesos, fiambres importados. “Las

personas además dejaron de comprar la comida pre-parada, para empezar a hacerla en sus casas”. dice Salomón.

En cuanto a los hábitos, las personas no sólo deja-ron de lado los viajes, sino que también se vieron obli-gados a alterar sus rutinas. Susana González Allende, ama de casa de 56 años, recuerda: “Con mi marido, siempre tuvimos la suerte de vivir cómodos y hasta podría decirse que nos dá-bamos lujos. Sin embargo, la crisis nos pegó como a todos. Dejamos atrás las actividades que implica-ban gastos afuera de casa: salir a comer, cine, teatro, y buscamos alternativas. Con nuestros amigos nos juntábamos en casas y las cenas las organizábamos entre todos dividiéndonos las tareas. Es algo que ter-minó adoptándose como

costumbre y hasta el día de hoy lo mantenemos”.

Y agrega: “Con nuestros hijos lo que hicimos fue fomentarles una cultura del no-consumo. Jugaban siempre en casas de ami-gas e inventaban activi-dades que no implicaran compras. Por ejemplo, a las más chicas yo les hacía las payanas con arroz y tela. Y eso hoy es algo que adopta-ron mis hijas mayores con sus propias chicas”.

Pese a que los cambios fueron impuestos por la situación que se estaba

viviendo en ese entonces, mucha gente optó por mantenerlos. Las personas dejaron de ver como nece-sidad primordial consumir primeras marcas, y explo-raron el universo del aho-rro sin tanto sacrificio.

“El aumento de venta de cerdo se mantiene. Dentro de lo que son las carnes, es barato y la gente lo elige” cuenta Salomón.

En estos años, los en-vases retornables de las gaseosas volvieron a los su-permercados para achicar el desembolso del consu-midor. Una forma de aho-rro práctica, rápida, y sin privación de lo que a los consumidores les gusta.

La crisis golpeó a todos los argentinos y se vieron obligados a cambiar. Desde las clases más bajas hasta las más altas, tuvieron que alterar su manera de afron-tar el día. Algunos encon-traron la forma de ahorro en el supermercado, otros

privándose de gustos que alguna vez se dieron. Sea cual fuere la forma, cada uno cambió para poder lle-var adelante el 2001.

La opción de mudarse

Consuelo tiene 32 años y es madre de dos hijos. Diez años atrás, con 22 re-cién cumplidos, no tendía idea que depararía de su fu-

turo. La madre no sabía si ella seguiría en la facultad, ni siquiera si seguirían vi-viendo en el mismo lugar.

“Me acuerdo que en casa todo cambió”, recuerda.

Consuelo Razzuk es oriunda de Buenos Aires y hace tan sólo 10 años, pre-senció lo mismo que otros miles de personas. Peleas, gritos y saqueos. La familia se cansó del lío de la ciu-dad, dejó todo y se mudó a Bariloche.

“Fue un momento duro y una decisión difícil, pero acatamos las ordenes de nuestros padres”, cuenta. Una vez allí, tuvieron que empezar la vida de cero. Nuevo hogar, nueva gente, nuevas costumbres. Pasar de una sociedad atolon-drada, a una totalmente calma fue un desafío, “era algo a lo que no estábamos acostumbrados, sin embar-go, nos adaptamos rápido. Hicimos un buen grupo de amigos y vivimos una vida diferente, con menos huel-ga, menos estrés y mejor economía. Cambiamos la forma de vivir”.

La situación que vivió la familia Razzuk, es la mis-ma que vivieron miles de argentinos. Gente que tuvo que cambiar su rutina para sobrevivir. Gente que buscó alternativas frente a la crisis.

Inés Ferreccio

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DICIEMBRE 2011 | 10 |

ESPECIAL 2011

El paco, residuo de la crisisEl consumo de esta sustancia, conocida como “la droga de los pobres” se inició hace 10 años cuando la Argentina se encaminaba hacia la ruina. Hoy, una década más tarde, sus efectos son cada vez más profundos e irreversibles.

El 2001 fue un antes y un después en la historia de nuestro

país. Muchas cosas se des-encadenaron a partir de la crisis económica: desem-pleo, violencia, anarquía, pobreza. Pero una sombra oscura se desperdigó por nuestro país silenciosa-mente y hoy, 10 años des-pués, no hay forma de des-terrarla. Esta semilla que se ingestó hace una déca-da, que provenía de Perú, Bolivia y Paraguay ha te-nido un efecto irreversible en la sociedad argentina.

Entre el 2001 y el 2005 el crecimiento del consu-mo de pasta base creció a pasos agigantados. Según un informe de la Federa-ción de Organizaciones No Gubernamentales para la Prevención y el Tratamien-to del Abuso de Drogas (FONGA). el consumo de paco aumentó un 500% en apenas cuatro años en la Argentina. . Una forma en la que se reflejó esto fue el incremento desesperado de las madres llamando al para pedir ayuda y soco-rro para sus hijos. Sin em-bargo en el Observatorio Argentino de Drogas indi-ca que el crecimiento no fue tan abrupto, sino que aumentó un 200 % en esos primeros cuatro años. Se-ñala que ya para el 2006 la pasta base, era la tercera sustancia ilícita más con-sumida en el país y la tasa de su consumo era del 1%.

El nacimiento y au-mento geométrico del consumo de paco, o pasta base, parece haber sido una respuesta sociocultu-ral al malestar y el temor que prevalecieron en esos

tiempos de crisis. Sin em-bargo, también fueron consecuencia de “la gen-te que vio en el comercio de esa droga nueva una forma de subsistir, pero a cuestas de la vida y la libertad de otros”, afirma Graciela Ahumada, pre-sidenta del Observatorio Argentino de Drogas. En el 2001 empezó a florecer su comercio porque era la droga más barata, la llamaban la “droga de los pobres”. El narcotráfico de esta droga provenía de Perú, Colombia, Boli-via. Hay distintos tipos de pasta base o paco, todos hechos con los residuos de la elaboración de cocaí-na; lo que los vuelve más o menos nocivos son los adulterantes y estirantes que se le agregan. Como explicó la doctora Helena

Komorniski,, de la Subse-cretaria de Prevención de drogas del Sedronar, entre lo que le puede agregar al residuo de cocaína está el sulfato, el amoníaco o pesticidas, incluso trozos

de vidrio. Pero lo que hace tan dañina a esta droga, además de lo tóxico de sus componentes, es lo tremendamente adictivo y corto que es su efecto.

“Los agregados que le po-nen son para generar más adicción, cuando uno está fumando una dosis ya está pensando como conseguir la siguiente”, explica la doctora Helena Komor-niski. Lo breve que es su efecto hace que se tenga que consumir en enorme cantidades y “perpetúa la forma autodestructiva de consumo”. Cuando el efecto del paco pasa, la persona queda inmersa en una “sensación de muer-te, de vacío y desasosie-go”, explica Komorniski y agrega que lo terrible es que las personas adic-tas “necesitan de la droga

para seguir con sus vidas”, pero los efectos sobre su organismo son devastado-res, especialmente sobre su cerebro. Después de ciertos meses de adicción el paco daña severamente las neuronas cerebrales y se produce rigidez del ce-rebro. A los adictos se sue-le llamar “muertos vivos”. No pueden dormir, adelga-zan bruscamente, pierden gran parte de su dentadu-ra y tienen comportamien-tos herráticos.

José Izquierdo da cuen-ta de ello. Su adicción em-pezó en el 2002. “Probé porque todos lo hacían, porque no quería quedar-me afuera - cuenta este muchacho del Bajo Flores

“cuando me di cuenta no podía dejar de fumar”. José recuerda que era capaz de hacer cualquier cosa para conseguir plata para com-prar más paco. Le robaba a su propia familia, a los vecinos del barrio, incluso llegó a vender el nebuliza-dor de Floppy, su hermana menor, que era asmática.

“Mi madre me entregó a la policía más de una vez”, cuenta José. Este joven explica que el paco no termina siendo una droga barata, sino que eso es “en-gaño” ya que su efecto es tan breve que se terminan consumiendo decenas de dosis al día. Fue gracias a la insistencia y la tenaci-dad de su madre que José pudo entrar en un centro

de rehabilitación y hoy se encuentra recuperado.

Graciela Ahumada, pre-sidenta del Observatorio Argentino de drogas, ase-vera que “la década del 2001-2011 fue una década de expansión del consu-mo de drogas en toda la región”. En nuestro país, a diferencia de otros de Latinoamérica, el paco no encabeza la lista.

Hoy en día, la droga más consumida es la ma-rihuana, seguida por la co-caína y en tercer lugar la pasta base. No sucede así con otros países cercanos, como Perú y Bolivia donde el paco se posiciona segun-da. Ahumada explica que

“los patrones de la crisis del 2001 se vieron refle-jados en la expansión del paco”. La explosión del consumo del paco se ini-ció en villas de emergen-cia porque fue allí donde los efectos del colapso económico se sintieron primero. “No solo los chi-

cos recurrían a ella por-que era más barata que el resto; mucha gente se aprovechó de esto y la usó para conseguir algo de plata como comercian-do pasta base”, explica Ahumada. Sin embargo, hoy en día el paco no se limita a sectores margi-nales de la sociedad y “su consumo ahora también se ha difundido en la cla-se media”, afirma Helena

Komorniski.El consumo de paco

está lejos de verse erra-dicado, pero según el in-forme del Observatorio Argentino de Drogas el au-mento de su consumo se ha desacelerado. Llegando al máximo porcentaje en 2006, con el 1% de la po-blación; según el informe, hoy ha bajado al 0.6%. Pero no todos opinan lo mismo. Graciela Ahumada afirma que ahora el crecimiento no es tan precipitado pero sigue en aumento.

“Las políticas de preven-ción de drogas no logran solucionar el problema de raíz”, asevera Ahumada. Dentro de las reminiscen-cias de la crisis del 2001 muchas se han diluido y fueron olvidadas. La eco-nomía se recompuso, dis-minuyó el desempleo, se volvió a la continuidad institucional. Sin embar-go, la puerta que le abrió al paco hace 10 años ya no puede ser cerrada por-

que el tráfico de cocaína y pasta base ya no viene sólo desde el exterior sino que se instaló firmemente den-tro de nuestras fronteras. Ahumada asegura que la inserción del paco ha cam-biado “la macroeconomía de las drogas”. Antes se creía que éramos un país de paso, ahora de teme que seamos uno de los epicen-tros de producción.

María Zinn

José con su madre, Graciela Izquierdo, y su hermano Nahuel que también pudo superar su adicción gracias al apoyo incondicional de su madre.

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DICIEMBRE 2011 | 11 |

ESPECIAL 2011

La cábala futbolera acertó: sólo un desastre

podía quebrar la mala racha La década del noventa marcó los primeros signos de cambio en las

estructurasdel fútbol argentino. Aparecen los llamados gerenciamientos

y las nuevas modalidades de intermediación, abriendo la puerta a la debacle financiera y deportiva

de muchos clubes. La opinión de hinchas famosos y

dirigentes.

El fútbol no escapaba a fines de 2001 del mal clima general.

Los principales clubes de la Argentina empezaron a subir sus ya considera-bles pasivos (Rácing, River y Boca, especialmente), mientras que aquellos con economías usualmente ordenadas abandonaron sus modelos de austeri-dad reconocidos durantes décadas (Independiente). Paralelamente, los con-tratos de los jugadores y entrenadores, las trans-ferencias pagadas entre clubes locales se inflaron de manera sostenida . El dólar retrasado permitió que se pagaran cifras que, si bien no podían compa-rarse a las pagadas en las ligas de Italia y España, nunca habían sido vistas en el medio local. Algu-nas transferencias en el ámbito local rozaron los 5 millones de dólares, cifra que pocos años antes los clubes no podían siquiera imaginar a la hora de des-prenderse de sus principa-les estrellas.

La exhuberancia de los montos transados desper-tó el apetito de empresa-rios ajenos hasta ese en-tonces al entorno futbolís-tico, nació una modalidad cuestionada y sospechada: el gerenciamiento. El ge-renciamiento, también denominado terceriza-ción, consiste en la llegada de un grupo empresarial para tomar, a cambio de una suma de dinero, el control del

fútbol profesional de una institución. Si bien los casos fueron pocos (Ar-gentinos Juniors, Quilmes, Racing Club, entre los más conocidos) y terminaron en rotundos fracasos fut-bolísticos e instituciona-les abrieron la puerta a novedosas modalidades de intermediación que son observados por muchos especialistas como una de las lacras que hicieron de-caer al fútbol argentino.

En algunas ocasiones, la empresa pagaba un derecho al club por co-

mercializar el fútbol pro-fesional y a cambio se que-daba con parte de su patri-monio (el grupo Excell con Quilmes durante 2000-2001), en otros el club le cede el control absoluto del fútbol profesional a un grupo inversor con la promesa de incremen-tar la cantidad y calidad del plantel (Argentinos Juniors a Torneos y Com-petencias en 1995). Otra modalidad fue la entrega a una corporación empre-saria asuma de la gestión completa del club (Albice-leste S. A. y Racing Club).

Y la crisis ¿dónde está?

El 16 de diciembre de 2001 los grandes medios no reflejaban en sus títu-los de portada la crisis que estaba viviendo el pueblo argentino aunque apare-cían los síntomas. Clarín titulaba: “Gobierno: avan-za la idea de dolarizar”, más abajo aparecía una foto con familias cargan-do bolsas y se afirmaba:

“Saqueos en Mendoza y En-tre Ríos”.

Esta omisión de los me-dios es materia de estudio y debate para los expertos en la temática de medios.

“El 12 de diciembre era un país donde no había crisis. Y el 20 de diciembre tenía-mos muertos. Y había una represión salvaje, hubo una represión salvaje en Plaza de Mayo”, apunta

Dardo Fernández, director de Diarios sobre Diarios (DSD) y agrega: “Hasta el 18 de diciembre vivimos en un país, y el 19 y 20 es-tábamos en otro. Y no fue así la realidad. La realidad era de un modelo que se terminaba y nadie lo que-ría sepultar.”

Y el fútbol siguió sien-do el dueño de las tapas del 17 de diciembre. Para Clarín fue título principal de tapa: “Racing está a un punto de su gran sueño”, mientras al costado un pe-queño título afirmaba, en un segundo plano: “No ce-den los saqueos en la Gran Mendoza: represión y 4 de-tenidos.”

Para la cultura perio-dística la historia sufrida de la Academia -en ese en-tonces con una sequía de 35 años sin títulos impor-tantes- debía privilegiar-se aún por encima de la crisis que en la calle la so-ciedad estaba olfateando. La maldición racinguista acechaba más que el fu-turo corralito de Cavallo. Los famosos cuernitos que el “mostaza” Merlo (DT del Racing campeón), arma-ba con sus dedos durante todo el partido de cada uno de los partidos que afrontó el equipo tampo-co garantizaban la hazaña. Los hinchas temían un imprevisto de última hora, algo que detuviera la alga-rabía final. Y pasó lo peor...para el país.

Cuenta el director de DSD que “hasta el 19 era

una movilización racio-nal de gente bien vestida que caceroleaba pacífica-mente, y que había ido a pedir la renuncia del mi-nistro de economía. El 20, estábamos en otro país. La construcción fue to-talmente distinta, el país estaba hundido en una de las crisis más importantes de su historia, y los diarios esperaron hasta el último día para ventilar toda la verdad.”

La copa en una mano y la quiebra en la otra

Guillermo Andino, ac-tual conductor de América Noticias y fanático rancin-guista, vivió esos días de una forma muy particu-lar: “La situación económi-ca era un caos, la realidad es que la gente tenía que ir a buscar los 250 pesos se-manales a un cajero auto-

mático y con eso después venía a la cancha y se pa-gaba una entrada a la po-pular que en ese momento costaba cerca de 20 pesos”. Con cierta melancolía el conductor recuerda: “Ver cómo un chico de 14 años vendía una rifa de 3 pesos en la que se sorteaba un pollo y una ensalada, para después con esa plata ir a comprar una popular para ver a Racing, fue tremen-do, casi me pongo a llorar. Son años de muchos senti-mientos y emociones.”

El país estaba hundido en la crisis. Racing tam-bién. Fue justamente en enero de ese fatídico 2001 cuando Blanquiceleste S.A. se hizo cargo del gerencia-miento del club. Fernando Marín era el nuevo presi-dente: “El país estaba en un contexto muy difícil y sobre todo para los inver-sores extranjeros la cuesta no era llana, sino que esta-

ba todo para arriba. Todos nos miraban con cierta precaución. Por lo tanto, nosotros a esto le tuvimos que dar no sólo resultados en la competencia, sino en los números. Es muy difí-cil tener réditos, facturar y cobrar. El fútbol estaba enfermo dentro de un país enfermo”.

El empresario Daniel Lalín, para muchos el res-ponsable de la quiebra de Racing, sale a defenderse:

“Los socios reempadrona-dos creen que la quiebra fue culpa mía, que me le-vanté una mañana y dije:

‘Vamos a pedir la quiebra de Racing’. Fue para salvar al club de una dolorosa si-tuación”, y afirma haber vivido “el campeonato del 2001 como un hincha más. Fue un sueño para todos ver a Racing campeón”.

Agustin Shaw de EstradaGonzalo Zigarán Costa

Racing campeón después de 35 años sin títulos

La crisis no detuvo la euforia racinguista.

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DICIEMBRE 2011 | 12 |

ESPECIAL 2011

Del pánico por el desempleo a la recuperación de las paritarias

Luego del abrupto final hiperinflacionario de 1989 y los cambios en

el escenario internacional producto de la globaliza-ción fueron el contexto propicio para que el recién electo presidente Carlos Menem pusiera en marcha un conjunto de reformas calificadas como transfor-madoras y revolucionarias. Las privatizaciones, la con-vertibilidad, la apertura comercial, las desregu-laciones y la flexibilidad laboral ganaron terreno en la economía argentina a lo largo de la década del noventa.

El brusco descenso de la inflación, la estabilidad cambiaria, los iniciales au-mentos en la producción y la considerable disminu-ción en la tasa de desem-pleo – ubicada por debajo de los 9 puntos – parecie-ron afirmar la hipótesis de que las políticas neolibe-rales conducirían al país a un crecimiento progresivo y sostenido.

Con el correr de la dé-cada, esta visión fue cam-biando. Agotados los in-gresos de las privatizacio-nes, hacia 1994 Argentina

volvió a caer en recesión y el desempleo inició un camino ascendente hasta clavarse en los dos dígitos.

De la mano del desempleo extremo vino la fragmentación del mer-cado laboral con sectores formales que pudieron ampararse en la acción de los gremios fuertes y, un sector informal y precario con sueldos insuficientes y sin protección social. La tasa de trabajadores “en negro”, pasó de 25% en junio de 1990, a 39% para 2001.

La segunda presidencia de Carlos Menem intentó lograr cierta estabilidad en el mercado laboral. “Re-ducidos los índices en la tasa de desempleo, la pre-carización se acentúo aún más. A la flexibilidad en las formas de contratación hay que sumar la flexibili-dad funcional, consistente en nuevas formas de orga-nización del trabajo y la producción que permiten, entre otros elementos, la intensificación de los rit-mos de trabajo”, explicó Amalia Vanoli, presidente de Tiempo Real Consulto-res.

La crisis socioeconómi-ca, política e institucional desatada en diciembre de 2001, alcanzó su momento crítico en mayo de 2002 con una tasa de desocupa-ción de 21,5% resultando una fuente de deslegitima-ción muy fuerte para el go-bierno actuante. “La tasa de desempleo no constitu-ye, ni por lejos, el único signo de deterioro del esce-nario laboral. Antes bien, la situación de los trabaja-dores se ha visto afectada también por cuestiones re-lativas a la calidad del em-pleo. Entre éstas, podemos destacar, el aumento de la subocupación, el gran in-cremento de la proporción del empleo no registrado, el estancamiento y poste-rior caída de los salarios”, afirmó Enrique Deibe, se-cretario de Empleo de la Nación.

Durante la presidencia de De la Rúa las caracterís-ticas del mercado laboral siguieron la tendencia ne-gativa del período anterior y encima las nuevas medi-das de flexibilidad como la llamada ley Banelco con denuncias de coimas en el Senado desembocaron en

la renuncia del vicepresi-dente Chacho Álvarez lo que desató el declive ins-titucional y político im-parable del gobierno de la Alianza.

La bonanza y el estancamiento

Durante el mandato de Néstor Kirchner se re-habilitaron las convencio-nes colectivas de trabajo, los sindicatos recobraron protagonismo y las polí-ticas de protección indus-trial más el crecimiento sostenido de la economía permitió que se crearan 5 millones de nuevos pues-tos de trabajo (2003-2010) y la tasa actual de desem-pleo descendió a poco más de 7%.

En 2008 se encendieron las alarmas por el posible impacto de la crisis finan-ciera mundial pero gracias a distintas políticas protec-tivas el país pudo conser-var los niveles de empleo previos aunque surgieron nuevos inconvenientes. Comenzó un proceso - con-tinúa hasta hoy- de cierto estancamiento en la gene-ración de empleo formal siendo en la actualidad la administración pública el motor excluyente en este

segmento del mercado. En tanto la precariedad laboral o trabajo en negro alcanza al 36,7 % de la po-blación económicamente activa. Otra cuestión a re-solver es el desequilibrio que muestra el mercado en la franja de jóvenes con serias dificultades de acceso al trabajo (16% es la tasa de desempleo entre jóvenes de 18 a 34 años) y dentro de los jóvenes mu-cho más grave aún es el panorama de aquellos que carecen de estudios y capa-citación, fenómeno que se dá con especial virulencia en el Gran Buenos Aires.

Fausto Spotorno, econo-mista de Orlando Ferreres y Asociados definió como colaterales los efectos de la crisis mundial. “Lo que vemos hoy en día es que el sector privado no está contratando mucha más gente. Se mantiene estable en los últimos dos o tres años. De hecho, si toma-mos 2009 y 2010, vemos que se perdieron cerca de 30.000 puestos de trabajo. Es decir, que las contra-taciones provienen del sector público. De manera que, seguir creando pues-tos de empleo, al nivel de la tasa de desocupación ac-tual - cercana al 7% aproxi-madamente -, cuesta cada

vez más”.En la misma tesitura,

Amalia Vanoli considera que “Argentina, en su mer-cado laboral, basándonos en el sector privado, sintió levemente lo que fue el golpe de la crisis financie-ra internacional” y agregó:

“Fue a mediados de 2010 cuando comenzó un leve repunte. Si bien Argenti-na era rentable, llegó el momento de mandar caja para afuera por parte de las empresas extranjeras. Si bien las empresas nece-sitaban de profesionales, consideraron que era mo-mento de esperar. Enton-ces, tuvimos una etapa donde la cosa se estabilizó. La realidad indica que hay una demanda estable del ámbito público”.

La contundencia en la mejora general de los índices de ocupación no puede discutires pero sal-tan a la vista la escasez o inexistencia de planes de empleabilidad focalizados en los sectores más vul-nerables como jóvenes o adultos mayores. Este es uno de los desafíos para el nuevo turno presidencial que inaugurará Cristina Fernández en diciembre próximo.

Martín López Russo

Como consecuencia de las políticas de la década del noventa, el país terminó en una profunda crisis económica, política y social. El desempleo superó los dos dígitos y la precarización laboral

alcanzó niveles inéditos. A partir de la devaluación se dio un proceso inverso, que logró generar cinco millones de puestos de trabajo nuevos. Sin embargo, aún hay grandes desequilibrios.

La desocupación entre los jóvenes duplica a la de los adultos. A partir de 2010 la creación de empleo privado se estancó y el gran impulsor de mano de obra formal es el Estado.

Hasta 2006 el descenso en los niveles de ocupación fue espectacular, después se desaceleró.

EN CAIDA: En 2011 la desocupación alcanzó el nivel más bajo 7,3%

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DICIEMBRE 2011 | 13 |

ESPECIAL 2011

La persiana no se baja La crisis de 2001 llevó a innumerables empresas a la quiebra.

Sin embargo surgió una respuesta innovadora: El movimiento de empresas y fábricas recuperadas. En el pico del proceso se recuperaron 150 fábricas

que daban empleo a unos 12.000 personas. Una historia de supervivencia y cambio paradigmático.

A la formación de coo-perativas de trabajo originadas en empre-

sas quebradas o en crisis, se denominó “fenómeno” en alusión al incremento exponencial que se produ-jo en los años recientes y en la inversión de roles por medio de los cuáles son los propios actores, los traba-jadores asociados, quienes pasan a ser protagonistas, rechazando el manejo político de la pobreza y el camino por el cual única-mente podrían sobrevivir del asistencialismo social.

“Considerando que el tra-bajo es el mejor ordena-miento social y uno de los elementos fundamentales de creación de vínculos, la

formación de una coope-rativa para recuperar una empresa o fábrica, implica salir de la actitud de la de-rrota y tener una postura frente a la crisis”, sostiene Eduardo Fontenla, licen-ciado en Ciencia Política y Gobierno

Así como Fontenla sos-tiene que las cooperativas de trabajo nacen a par-tir de la idea de” resistir antes de ser excluidos”, Alfredo, trabajador de la cooperativa Brukman co-incide aunque no lo hace en términos académicos,

“son empresas a las cuales tiraron a una pileta”. Am-bas definiciones tienen un común denominador: las cooperativas de traba-jo han sido una reacción ante una situación en la que pocos se animaban a pensar posibles soluciones. Es un modelo empresarial

emergente de la crisis. “Lo que vemos con

este movimiento que se dio no solo en nuestro país sino en toda Latino-américa es que se quebró un paradigma. El mundo del trabajo entendió que el capital no es el único

factor de la producción que puede organizar el proceso productivo”, su-braya Fontenla. Efectiva-mente, en 2001 el mun-do laboral de la Argenti-na pasó de una relación de dependencia laboral a un vínculo asociativo de co-trabajador, co-pro-pietario y co-inversor, y otro, la especificidad de los anticipos de retornos y la posterior distribu-ción de los excedentes en función del trabajo aportado por cada aso-ciado.”

De empleado a socio“Cuando los patrones

abandonan la fábrica, sin pagar las indemnizacio-nes de años de trabajo, tu-vimos que tomar cartas en el asunto. Pasamos a ser socios, nos organizamos- señala Alfredo- , y entra-

mos como cooperativa en diciembre del 2003 con-formada con 52 asociados”. Son los mismos trabajado-res los que organizan el trabajo. Los trabajadores pasan a ser propietarios de los bienes de produc-ción. Ya no se trata de suel-dos, sino de ingresos, en función de la calidad de la realización del proceso de producción. No se trata de utilidades, sino de exce-dentes.

Ante la crisis financie-ra global que aflige espe-cialmente a la Unión Eu-

ropea, cabe preguntarse si este modelo es aplicable en las economías de los países del viejo continen-te. Según Fontenla, “es un modelo recomendable, pero hace falta la gene-ración de marcos legales claros para su desarrollo”.

En la Argentina existe le-gislación que respalda a este modelo empresarial, una modificación a la ley 24.522, aprobada en junio de 2011.

En principio, en 2004, se produce la modifica-ción de la ley 24.522 de concursos y quiebras. Se-gún esta modificación, el juez era quién decidía la posibilidad de que se implemente el modelo de cooperativa de trabajo en la organización. “Pero seguía dándose una si-tuación de precariedad

laboral dado que los traba-jadores aún no eran due-ños”, agrega Fontenla. La modificación aprobada en junio permite a los traba-jadores acceder permanen-temente a la propiedad de los medios de producción. Son los mismos trabajado-

res los que se reúnen en asamblea una vez al año y determinan quienes for-marán parte del órgano ejecutivo, y quienes serán sus representantes ante el sindicato.

Las dudas persistenA simple vista, parece

como si el desarrollo del modelo hubiese proporcio-nado un resultado satisfac-torio para los trabajadores. Pero Alfredo no opina lo mismo. “Para nosotros la crisis no pasó todavía. To-

davía no hay políticas de fondo desde el Estado para las empresas recuperadas y auto-gestionadas. Esta-mos en lucha con otras cooperativas, seguimos re-clamando derechos”.

En ese sentido, Fonten-la agrega que más allá de las modificaciones en la le-gislación, “no existen polí-ticas públicas en materia cooperativa en la Argen-tina”, sino sólo programas de apoyo en algunas áreas del Estado y tecnologías de gobierno para paliar las crisis emergentes. No alcanza con modificar los marcos jurídicos, se trata de un desarrollo estraté-gico de la cultura labo-ral. “La asistencia social

desvinculada de todas las otras dimensiones puede ser negativa, porque suele incrementar la cultura de la dádiva. A su vez quién depende de la dádiva o la caridad para sobrevivir, nunca es totalmente libre”.

Diez años después del estallido, Alfredo afirma que las cooperativas de trabajo se recuperaron y se mantienen por la “for-taleza de cada compañe-ro” y el apoyo popular que cada una tiene. En tanto Fontenla remarca: “ante el paradigma que ve a los tra-bajadores como no aptos para sostener la empresa, hoy podemos decir que esa idea es viable y los tra-bajadores, en efecto, son capaces de organizar el proceso productivo”.

Florencia Renda

Los trabajadores dieron muestras de su capacidad para organizar el proceso productivo. La recuperación de fábricas surgió como una necesidad ante una situación extrema y se transformó en una alternativa de gestión exitosa.

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DICIEMBRE 2011 | 14 |

ESPECIAL 2011

“La bomba de Menem le explotó a De la Rúa”Ex presidente del Banco Central durante el

menemismo, reciente candidato a vice por la UCR, apunta a la convertibilidad y a su

sostenimiento por motivos electorales en tiempos de Menem como los datos clave para

comprender el 2001.

El error inicial“La principal causa de

la debacle económica es la decisión de adoptar el dólar como moneda en Argentina. No había nin-guna posibilidad de que la convertibilidad terminase bien porque no había ter-minado bien en ningún país del mundo. En el úni-co lugar donde todavía se mantiene la convertibili-dad es en Hong Kong. El tipo de cambio fijo como la convertibilidad, te ayu-da a endeudarte, te ayuda a bajar la inflación pero en algún momento hay que bajarse y las decisio-nes las toman los políti-cos, no los economistas. El momento óptimo para ba-jarse de la convertibilidad era después de 2 o 3 años pero como se lo escuché decir al propio Menem:

“No me voy a bajar de una política que tiene el 95% de apoyo popular”. Enton-ces ¿qué político te va a po-ner una política de austeri-dad fiscal, cuando todo el

mundo está ávido de pres-tarle dinero. Lo que te dice es “sigo gastando y tomo prestado y me transformo en un político mucho más popular y mucho más exi-toso a partir del endeuda-miento”, mientras el país no tenía equilibrio fiscal. Después hubo detonantes políticos sumado al fraca-so de Cavallo como minis-tro y encima el corralito fue un espanto de medida porque en lugar de haber-lo puesto el 2 de diciembre de 2001, tendrían que ha-ber devaluado ante. Pero había un presidente como Fernando De La Rúa que había asumido diciendo

“un peso es un dólar”, con lo cual, prefería chocar que reconocer el error”.

Duhalde quería salir de la convertibilidad

“De la Rúa asume en el 99 justamente con un apoyo porque él iba a sostener la convertibilidad. Pero esto se le fue resquebrajando. Ya en el 2000 el país en-tra en recesión y empieza

a aumentar fuertemente el desempleo. Eso lo lleva a perder las elecciones en octubre de 2001, se debili-tó mucho. Recordemos que Duhalde tenía la idea de salirse de la convertibili-dad. Obviamente, Menem eligió a De la Rúa como su sucesor porque aceptaba la bomba de tiempo que le había dejado, y lo único que hizo De la Rúa fue in-tentar atrasar el reloj”.

Convertibilidad electoral“La decisión de adoptar la

convertibilidad no fue por un tema económico, fue por un tema político. En diciembre del 90 en una re-unión que yo tuve con José

Luis Manzano, creo que en ese momento era ministro del Interior y yo era presi-dente del Banco Central. El me lleva a comer y me dice:

“Mirá Javier, vamos a optar por las ideas de Cavallo, sa-bemos que pueden ser muy arriesgadas pero es lo úni-co que nos va a permitir ga-nar las elecciones de julio del 91”. Lamentablemente se abandonó una política que estaba dando resulta-do, de la mano de Erman González como ministro de Economía. Habíamos logrado bajar la inflación del 60% mensual al 2% en diciembre, mejoramos la situación fiscal, estábamos saliendo de la recesión y claramente esto ponía ries-

gos al resultado político de julio, el gobierno decidió tomar el atajo mágico de la convertibilidad”.

Corralito forzoso- El corralito era la pro-

hibición de retirar efecti-vo de los bancos durante 90 días, se tomó el 2 de diciembre. Eso generó un derrumbe de la economía. La medida era inevitable frente a la pérdida de di-visas: se fueron del país 28 mil millones de dólares en 12 meses, los bancos es-taban a punto de quebrar. Por lo tanto, se tuvo que poner primero el corrali-to y después el corralón. Todas esas medidas que

parecen que hoy son los verdaderos culpables de la situación, fueron las soluciones de la situación. Fueron desordenadas, mal tomadas, con cierta im-provisación, pero eran el producto de salir de la ley de convertibilidad.

2011 no es 2001- Hoy la situación fiscal,

a pesar de que se ha dete-riorado, es infinitamente mejor. En aquel momen-to teníamos un endeuda-miento del 85% del PBI. Hoy el endeudamiento, si excluís al Club de París y al FMI, es del 12%, es seis veces menor.

Clara Lombardi

“La convertibilidad fue un error”, admite Fraga.

Maestría en Comunicación Audiovisual

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DICIEMBRE 2011 | 15 |

ESPECIAL 2011

Fuga de capitales: antes y ahora

La situación económica del país mejoró notablemente del 2001 al presente.

Pero la sangría de divisas hacia el exterior continúa mostrando un flanco vulnerable.

Las corridas bancarias, los cacerolazos y el

“que se vayan todos” representaron solo una de las caras que mostró el año 2001 a los argentinos. Mientras muchos pedían por sus depósitos, otros los enviaban al exterior. Así se dio una fuerte fuga de capitales. Cinco mil millo-nes de dólares, un monto equivalente en el presente a 70 000 automóviles cero kilómetro, fueron sacados del país durante ese lapso. Sin embargo, la huida de dinero no se detuvo y en el presente, a diez años de la crisis, está por encima de los valores de aquella época.

“La fuga de capitales ac-tual está en números ab-solutos por encima de los niveles de 2001, este año va a estar cerca de los 20 mil millones de dólares”, explica Lucio Di Matteo, periodista económico de C5N y autor del libro “El Corralito”.

El fin del 1 a 1 y el de-fault anunciado por Adol-fo Rodríguez Saá en su breve presidencia fueron

entendidos por muchos como los detonantes de la crisis. Pero Javier Gonzá-lez Fraga, quien presidió el Banco Central entre 1989 y 1991 considera que el crack económico tuvo otro origen. “Ante los ojos de la gente fue el default y la mega devaluación lo que pasó, cuando en realidad era la reacción inevitable frente a la pérdida de di-visa. Se fueron del país 28 mil millones de dólares en un plazo de 12 meses. Los bancos estaban a puno de quebrar, no podían abrir por falta de efectivo ni sa-tisfacer la demanda de los ahorristas”, cuenta Gonzá-lez Fraga.

La forma de sortear el problema fue un plan que Domingo Cavallo había querido implementar en 1996: el corralito. “Cavallo lo hace para que la gente no saque más dinero por-que la fuga de capitales era insostenible”, recuerda Lucio Di Matteo y explica que la idea de Cavallo con-sistía en esperar que “el FMI preste plata, la Argen-tina resuelva su tema de la

deuda refinanciando, las expectativas mejoraran y el día 91, cuando la gente quisiera sacar la plata del banco no iba a correr a re-tirarla”.

Pero la idea de Cavallo

no resultó y la fuga de ca-pitales explotó. “En 2001, la economía argentina no sólo estaba pasando un mal momento, sino que no crecía, no generaba empleo, no daba respues-tas y además era una eco-nomía que tenía un núme-ro de ficción que era creer que la moneda de una economía como la Argen-tina valía lo mismo que la moneda de una economía como la de Estados Unidos. Como toda ficción econó-mica, no fue sostenible”, asevera Di Mateo.

Con el correr del tiem-po, la situación económica tranquilizó sus aguas: se levantaron las limitacio-nes para retirar dinero, los precios internacionales de la soja llegaron a alcanzar los 500 dólares por tonela-da y la Argentina decidió cancelar su deuda con el

FMI. “Había dos cuestiones insostenibles: una era la deuda externa, porque la Argentina ya no podía pa-garla, y la deuda se llevaba un cuarto de los recursos que sólo iba en concepto de intereses. El otro tema era la Convertibilidad”, ex-plica Di Matteo. A su vez, González Fraga compara la situación del pasado con el presente: “La situa-ción fiscal hoy es infini-tamente mejor, en aquél momento (por 2001) tenía-mos un endeudamiento del 85% del producto, hoy el endeudamiento, si ex-cluimos al Club de París y al Fondo Monetario, es del 12%. Hay seis veces menos endeudamiento”.

Los riesgos presentes son varios y el financia-miento una de las cuestio-nes por las que el gobierno deberá tomar decisiones.

La crisis internacional afecta el precio de la soja y también a Brasil, país emergente que hoy está devaluando su moneda por lo que Argentina corre en desventaja. Nuestros productos son, entonces, menos competitivos en el exterior. En este sentido, González Fraga indica que

“de ninguna manera se podría caer en la crisis de 2001, no hay ninguna ley, si realmente entramos en desequilibrio se puede de-valuar fácilmente y nadie va a poder decir que estas trampeando una ley. Hoy hay incertidumbre y, es una incertidumbre sana con respecto al valor de la moneda, la Argentina ha aprendido esta lección y espero no ver nunca más una política de tipo de cambio fijo.”

María Emilia Bolonese

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DICIEMBRE 2011 | 16 |

ESPECIAL 2011

De la lona a la cresta de la olaHubo un tiempo de remates y productores en la ruina y ahora un presente de exportaciones récord.

Así, de la mano de la soja y de la devaluación, el sector agropecuario se transformó en el pilar fundamental para la recuperación económica del país.

En el 2001, la situación en el sector agropecuario distaba bastante de ser óptima. El pequeño y me-diano productor se veía amenazado y, semana tras semana, los bancos rema-taban las hectáreas de los productores endeudados. Las tierras eran adquiridas por grandes capitales sin banderas, que se aprove-chaban de la ausencia del Estado. No solo se estaba extinguiendo la agricul-tura familiar, o de ‘rostro humano’ del campo, sino que se perdía control so-bre quienes adquirían las fincas rematadas. Gran-des capitales extranjeros y nacionales se llevaban por delante al pequeño y mediano productor, cuyo objetivo principal, a esa al-tura, era la supervivencia.

“Nosotros llegamos al 2001 con 12 millones de hectáreas hipotecadas en el Banco Nación y 103.000 productores agropecua-rios menos, que habíamos perdido durante los ‘90. Caían como moscas, era una situación muy difí-cil, muy asfixiante”, dice Pedro Peretti, director de la Federación Agraria Ar-gentina (FAA), quien tam-bién comenta lo peor de aquella crisis: “Yo he visto suicidarse a un montón de amigos, producto de la deuda. Fue muy traumáti-co”.

En ese contexto, mien-tras la mayoría de los ar-gentinos disfrutaba las ventajas de la igualdad entre el peso y el dólar, surgió el Movimiento de Mujeres Agropecuarias en Lucha. ¿Su objetivo? Evitar el remate de sus tie-rras. Familias endeudadas volcaban en estas mujeres sus esperanzas de evitar el despojo de sus campos. Ellas aparecían en los remates para evitarlos. ¿Cómo lo hacían? Rezando y cantando el Himno Na-cional.

Lucy de Cornelis, líder de aquél movimiento, re-cuerda esos años de resis-tencia. “Surgimos en el ’95, en la segunda presidencia de Menem. Había 14 mi-llones de hectáreas para ser rematadas y vendidas a los Estados Unidos. Sig-nificaba la exclusión de 200.000 productores. Pero paramos muchísimos re-mates”, dice De Cornelis y aclara que no solo los dete-nían entonando el Him-no: “También hacíamos negociaciones por detrás, para el cancelamiento de las deudas y demás”.

Pero no fue tan fácil como parece. “Algunos campos no los logramos rescatar, se nos fueron de las manos. La policía llega-ba antes que nosotros, nos veía la cara y nos sacaban a los golpes. Estuvimos

presas y todo”, recuerda De Cornelis, quien sufrió en carne propia tener de acreedor de su deuda al Banco Nación: “El primer campo que mandaron a rematar en La Pampa fue el mío. Tuve que concursar y recién el año pasado ter-miné con mi deuda. Vendí todas las vacas que tenía para pagar el 15% de la deuda en el ‘96. La pelea es larga y no es fácil”.

Finalmente en el 2001, la burbuja de la Conver-tibilidad se pinchó. Y lo sabido: caos institucional, represión y saqueos. Ya no solo el campo se encontra-ba en problemas. El país se hundía y necesitaba quien lo rescate. Y de un modo u otro, el mismo campo, el que fuera tan perjudicado por el Estado en los noven-ta, sería quien permitiría al país ponerse de pie.

A la Convertibilidad le sucedió la devaluación. El ‘1 a 1’ ya era historia. La devaluación del 40 por ciento junto a la recupe-ración del precio de las materias primas sacaron al sector agropecuario de su martirio. Horacio Del-guy, Presidente del Frente Agropecuario Nacional (FAN), sostiene: “La salida

de la Convertibilidad, y

el mantenimiento de un tipo de cambio alto, com-petitivo, con cierto nivel de retenciones, cambió por completo la situación de rentabilidad en el cam-po. Muchos de los que esta-ban a punto de desapare-cer, pudieron recomponer su capital”.

Por su parte, Peretti ve en el resurgimiento del campo un punto de inflexión en la economía.

“Como salida de la crisis el campo cumplió un rol muy importante, porque tras la devaluación se reac-tivó el aparato productivo y eso generó un movimien-to positivo de la economía. La devaluación, que inició Duhalde, y el pago con bo-nos al Banco Nación de la deuda, significó el inicio de una liberación muy importante”, sostuvo el director de FAA y coordi-nador de la Comisión de Ganadería.

Si bien la salida de la convertibilidad favoreció al renacimiento del cam-po, otros factores también tuvieron un rol importan-te. Ya con Néstor Kirchner en el sillón de Rivadavia, los productores pudie-ron seguir sonriendo. En Agosto del ’04, anunció la

refinanciación de pasivos

de los productores endeu-dados con el Banco de la Nación, mediante un sis-tema de tasas subsidiadas con interés de un dígito y plazos de 10 años, para facilitar su reinserción en el circuito productivo del campo. Entre otros puntos, el nuevo programa incluía quitas de capital en una es-cala que iba del 12% al 68%, según el caso.

Otra razón con la cual se puede explicar el giro de 180° que vivió el campo, es la del ‘boom de la soja’. Pedro Peretti explica el fenómeno: “Se debió fun-damentalmente al ingreso de millones de chinos y del resto del sudeste asiá-tico, al consumo. La mayor parte de soja que exporta-mos va para alimentos de cerdos, de aves del sudeste asiático y ese cambio es-tructural en la economía del mundo, que ha llegado para quedarse, ha deter-minado que la soja tenga el precio que tiene y la demanda que tiene a nivel internacional”.

Pero si bien la soja trae réditos más que interesan-tes para quien la produce, su cosecha acarrea algu-nas desventajas que reve-lan fragilidad de parte de

nuestro sistema producti-

vo. “La dependencia de la soja es un problema, una debilidad estructural en la economía argentina. No hay monocultivo bueno, más allá de que eso permi-ta pagar planes sociales y otras cosas”, explica el Pre-sidente de la FAA, quien luego aconseja que la Ar-gentina “debe volver a su chacra mixta y diversifi-carse productivamente”.

Otra desventaja que trae aparejada la planta-ción de soja, como cual-quier otro monocultivo, es la exclusión de otros pro-ductos del mapa agrope-cuario. El trigo y el maíz han perdido lugar ante los inigualables réditos económicos de la soja. La lechería y la ganadería, en-tre otras, también vieron sus fronteras desplazadas. Según la FAA, actualmen-te hay 11 millones de hec-táreas en la pampa húme-da que estaban en manos de la ganadería y pasaron a las manos de la agricul-tura. Eso ha incentivado a las migraciones rurales y provocó, por ejemplo, que una actividad muy ren-table como la apicultura haya disminuido en la pampa húmeda.

Agustin LarreDaniel Dartiguelongue

Rezando y entonando el Himno Nacional las integrantes del Movimiento de Mujeres Agropecuarias en Lucha pudieron evitar el remate de sus campos.

Delguy, del FAN, admite que el sector se benefició con el cambio alto.

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DICIEMBRE 2011 | 17 |

ESPECIAL 2011

La crisis del campo en primera persona

Fernando Spelanzón es un mediano pro-ductor de Bragado.

Desde hace muchos años se dedica a la agricultura y la ganadería. “Toda la cadena estaba afectada, tanto para el agricultor, como el ganadero se hacía imposible cubrir los gas-tos, con los ingresos de la producción, los créditos te-nían una tasa muy alta y el sector estaba endeudado y sin posibilidad de repago”, recuerda Spelanzón, una década después de la crisis. En este punto profundiza y cree que si bien afectó a todos los rubros algunos tuvieron más cintura: “si vamos al detalle estaban peor los agricultores por tener inversiones anuales más altas que los ganade-ros, que podían sostener sus gastos sin ganancias, con menos riesgos”.

Alejandro Augustoni

también es productor, tra-baja en varios puntos del país, pero sobre todo en Lobos, provincia de Bue-nos Aires. Para él, el sector más perjudicado en cam-bio fue el ganadero porque

“por un lado se licuaron los costos, pero al cerrarse las exportaciones o limitar-las, y solo poder trabajar con el mercado interno, el precio al que se vendía no era el que podía aspirar el productor ganadero”. Esto

fue sin dudas uno de los motivos por lo que se hizo un cambio profundo en la cabeza del productor que comenzó a replantearse la actividad. La superficie destinada a la ganadería se redujo y se volcó a la agricultura cuyos márge-nes eran mucho mejores.

“El final de la historia es lo que vivimos desde hace un año atrás: el precio de la carne aumenta sin pa-rar por la falta de oferta”, concluye Augustoni.

Actualmente, dedicado más al sector agropecua-rio que al ganadero, el productor enlaza causas y consecuencias del proceso que atravesó el sector. “Se venía de varios años con costos en dólares muy al-tos y precios de los como-dities bajos, lo que daba márgenes muy chicos”, explica el productor de Lobos y, a renglón segui-do, diferencia a ganadores de perdedores de la crisis.

“El que tenía deuda públi-ca y oficial estuvo entre los ganadores de la crisis porque fue licuada por la pesificación” y para com-pletar el binomio agrega que quienes “tenían deu-da privada en dólares y la pesificación no los alcan-zó, debieron salir de la ac-tividad y por ende fueron perdedores en esta crisis”.

Para Spelanzón, la

situación afectó directa-mente a los pueblos del interior: “los productores eran los que peor estaban pero repercutía en los co-mercios y luego en las lo-calidades, la recesión era muy importante y había desocupación y desáni-mo generalizado”, algo a lo que las zonas del inte-rior no estaban acostum-bradas. En los pueblos y ciudades alejadas de las zonas céntricas era muy difícil encontrar perso-nas desocupadas. Pero en aquellos tiempos había y mucha.

Se dice que lo impor-tante no es caer sino saber levantarse. “Cuando asu-mió el gobierno de Duhal-de hicieron una maniobra muy arriesgada que con el tiempo se concluyó que fue necesaria y salva-dora: Liberaron el tipo de cambio”, opina Spelanzón. Recordemos que con esa medida el peso pasó del uno a uno a 3 o 4 dólares por peso. “Esto trajo apare-jado una pérdida del valor adquisitivo de los asalaria-dos pero reconstruyó la renta agropecuaria y la competencia exportadora, volvió la producción y el trabajo en forma rápida”, reconstruye. En este rum-bo, Augustoni considera que estos años fueron be-neficiosos para aquellos

que lograron sortear el endeudamiento. “Durante los años posteriores, los costos de los insumos y la estructura bajaron por la devaluación y los precios de venta aumentaron”. En ésta dirección, Augustoni cuenta que se mejoró en muchas cosas: “primero se saneó la deuda, se recu-peró el capital de trabajo, luego se renovó el parque de maquinarias, sin dejar en ningún momento de incorporar tecnología y genética, lo que impulsó un salto en la producción muy importante, y en el caso agrícola se produjo una expansión fuerte en el área de siembra a ex-pensas de la ganadería”.

Para ambos produc-tores, la recuperación se produjo por una situación coyuntural internacional

más que por políticas de largo plazo. Spelanzón cuenta que “vinieron épo-cas de bonanza interna-cional, altos precios en los comodities y los gobiernos que se fueron sucediendo tuvieron las arcas del Es-tado con buenos fondos”. Para Augustoni “fueron dos o tres años buenos y después el Estado empezó con las intervenciones en la actividad por la vía de las retenciones e impues-tos y por último el control sobre las exportaciones, que está provocando dis-torsiones muy evidentes en la actividad”.

Frente al panorama actual, Spelanzón y Au-gustoni se muestran pre-ocupados por el futuro de la actividad y esperan que la relación con el gobierno mejore. “Hoy la situación es muy delicada, estamos

con la relación del tipo de cambio muy caída, con costos y gastos descon-trolados y las rentas muy afectadas. No hay petroleo ni energía y las rutas están destruidas”, relata Spelan-zón que no se deja marear por los precios internacio-nales y prevé un batacazo negativo en cualquier mo-mento. “Vienen tiempos complicados, los precios internacionales han caído y el mundo está en crisis, veremos que pasa”, conclu-ye. Este sentimiento gene-ralizado de incertidumbre es moneda corriente en el sector, que no se marea con buenos años y pide a gritos un proyecto y políti-cas a largo plazo, un sector que está cansado de decir: Veremos que pasa.

Agustin LarreDaniel Dartiguelongue

Uno de los sectores más castigados fue el agropecuario.

El testimonio de dos productores da un panorama de lo que fue sobrevivir a la crisis .

Fernando Spellanzón reconoce que toda la cadena productiva resultó afectada.

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DICIEMBRE 2011 | 18 |

ESPECIAL 2011

El desafío de mantener viva la memoria de los muertos

Represión, violencia, balas de plomo, in-cendios, ollas, asesi-

natos, son algunas de las imágenes que caracteri-zaron el estallido del 19 y 20 de diciembre de 2001, destinado a poner fin a un modelo económico y polí-tico. Treinta y nueve fue-ron los muertos en todo el país, ocho en la Ciudad Autónoma de Buenos Ai-res. Las madres, los padres, los hermanos, las esposas de los muertos fueron re-construyendo de a poco sus vidas. Días meses, años después, al abrir el diario o prender la tele, cada uno vive algo distinto.

Eliana Benedetto y su hermano de Gustavo Ariel Benedetto de 23 años, miraban la televisión la misma tarde del 20 de di-ciembre. Gustavo cayó en Avenida de Mayo, delante de las cámaras frente a los ojos de su mamá y su her-mana. Las dos lo vieron morir por televisión, once días antes de festejarle su cumpleaños número 24.

“Las imágenes de la tele-visión lo muestran todo ensangrentado. Imaginate, ver como matan a tu her-mano por televisión. No reaccionás, no lo entendés. Nos quedamos heladas. Y

días después, ver como ha-blan o escriben sobre esto. Es crudo y hasta cruel ver esas imágenes en la tele y saber que todo el mun-do está viendo lo mismo, pero nadie siente lo mis-mo que sentís vos. Es muy

duro”, recuerda Eliana y agrega: “Lo rescatable de esto es que es el único caso de los asesinados ése día que existe material fílmi-co que registre el hecho. Es contundente. No hay dudas que ese es mi her-

mano, y que lo mataron. Para algo sirve, por lo me-nos, para mostrar como sucedió de verdad, aunque el culpable esté libre”. Elia-na rescata otra cosa de la cobertura mediática sobre los hechos. “Muchos no sa-ben que el 19 y 20 fueron días de una rebelión muy intensa que se intentó re-primir a tiros. Cada uno se enteró de lo que pasaba en su entorno, en el super de la esquina de su casa, las mujeres que salieron con cacerolas, eso fue su mun-do. Pienso que nadie tiene por qué saber quien era mi hermano, tampoco por qué perdió la vida ese día. Pero no se puede ignorar que el 20 de diciembre fue una masacre”, y agrega:

“Creo que por lo menos con los medios la gente se en-teró. Ayudaron a concien-tizar un poco más y tal vez a poner el nombre de mi hermano ahí afuera”.

Marta Almirón es la mamá de Carlos “Petete” Almirón. Carlos, de 24

años, era militante de la Coordinadora contra la Represión Policial e Insti-tucional. Recibió un dis-paro de la policía en el pe-cho. Estaba en Avenida de Mayo y Avenida 9 de julio.

Marta también cree que nadie recuerda lo que pasó ese día. Sobre todo diez años después. “Es terrible, te acordás que mataron a tu hijo, pero na-die hace nada, nadie sabe nada. Es como si el 20 de diciembre no hubiera pa-sado para nadie. Solo para nosotros”. Explica como fue leer sobre los hechos:

“Te duele. Imaginate ver días después como hablan o escriben sobre la muerte de tu hijo, para algunos eran solo víctimas, para otros eran los culpables. Es doloroso. Y te da impoten-cia y te enojás. Para mí es simple: me sacaron a una de las personas que más quería en este mundo y lo veía en todos lados”.

Pero admite que, si bien fue difícil, era un mal ne-

cesario. “La gente tiene que saber lo que pasó”. Por esta razón, guarda una carpe-ta con los recortes sobre

“Carlitos”, como ella solía llamarlo. Aunque revisar esa carpeta sea tan duro ahora como diez años atrás.

“Veo las imágenes y algo me ahoga adentro”.

Marta, recordando los días posteriores, cuenta que las muertes, tanto de su hijo como de los otros 30 que fueron asesinados ese día, no fue lo más des-tacado en los diarios. “Las tapas eran de crisis, sa-queos, porque era lo que vivía la mayoría”. Ella cree que cada uno tiene el de-recho de pararse en cual-quier bando, tanto a favor como en contra. Lo que no acepta es la distorsión de la realidad. Piensa que no desviación de la verdad.

“Las cosas pasaron, los saqueos existieron y los muertos en Plaza de Mayo están y estuvieron y no fue culpa de los medios”.

Lucila Ayaso Parada

Las víctimas de la represión del 19 y 20 de diciembre de 2001 fueron 39. Algunos de los familiares de los fallecidos recuerdan cómo se enteraron de la tragedia y cómo la reprodujeron

los medio de comunicación.

Una pintura popular en la vía pública recuerda a los caídos durante la represión policial del 19 y el 20 de diciembre del 2001.

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DICIEMBRE 2011 | 19 |

ESPECIAL 2011

La primera víctimaGastón Riva cayó asesinado el 20 de diciembre de 2001 y fue la primera muerte que dejó la crisis. María, su esposa, cuenta cómo lograron sobrevivir a la pérdida.

María se queda en si-lencio unos segundos. Se mira las manos, esas ma-nos que tocaron a su mari-do sin saber que iba a ser la última vez. Sus ojos están un poco espejados pero no se permiten llorar (es “una leona”). Estaba hablando de sus hijos y de su vida sin un papá. Pero se tuvo que callar para asimilar lo que estaba relatando. Después de unos segundos levanta la mirada de nuevo y dice:

“No hay una sola persona presa… ¿qué loco, no?” y sonríe, una sonrisa tristí-sima.

María es la viuda de Gas-tón Riva, la primera de las 39 víctimas fatales de los disturbios de diciembre de 2001. Llevaban casados 4 años y, a pesar de la crisis que estaba atravesando el país, habían podido juntar plata para empezar a pa-gar una casa en Ramallo, el pueblo natal de Gastón. El 17 de diciembre toda la familia había ido a festejar el cumpleaños de su hijo más chico, Matías, que cumplía 2 años. Sus hijas Agustina, de 8, y Camila, de 3, acompañaron a su papá a la pizzería donde trabajaba por las noches para poder llevar más piz-zas a la fiesta.

La mañana del 20 de di-ciembre amaneció con un sol radiante, como la ma-yoría de las mañanas de diciembre. Gastón tomó unos mates con su mujer y se fue a la mensajería donde trabajaba hace años. Con el correr de las horas, la noticia de los disturbios en Plaza de Mayo comenzó a verse por todos los cana-les de televisión. Y María miraba, como todo el mun-do. De repente en la panta-lla pasó un grupo de gente llevando a una persona en andas, inconsciente, con una remera ensangrenta-

da en la cara y una riñone-ra. En ese momento, María sintió un sudor helado por la espalda. El cronista decía “aquí se llevan a la primera víctima…”. Salió corriendo a la habitación a revolver cajones, buscó de-bajo de la cama, entre los juguetes de sus hijos. La riñonera no estaba en nin-guna parte. “Lo empecé a llamar y no me atendía. Llamé a su jefe y me dijo que había ido al centro a entregar un sobre. Le con-té lo que había visto y me dijo que no me preocupara que él lo iba a ubicar”. Se sentó a esperar.

Papá no vuelveTodos los días a las 6

de la tarde Gastón volvía de la mensajería, tomaba unos mates, jugaba con sus hijos, agarraba la caja de pizzas y se iba a la pizze-ría. “Nunca, nunca, nunca había dejado de pasar por casa, nunca, en años.” El jefe de la mensajería fi-nalmente dio con Gastón en el hospital Argerich de La Boca. “Todavía te-nía la esperanza, aunque hayan dicho que estaba muerto, de que estuviera herido, mal herido no sé cualquier cosa pero no…” Cuando María llegó Gas-tón estaba muerto, había entrado muerto. “Sentí en un segundo que toda la vida se me caía encima, a mí y a mis hijos. Yo pensa-ba en ellos todo el tiempo: cómo le digo a mis hijos que su papá se fue a traba-jar y nunca volvió ni va a volver.”

María llegó esa noche a su casa y mintió: sus hijos la miraban y le pregunta-ban cómo estaba papá. Ella dijo: “Papá está grave” y los mandó a dormir.

Hoy, 10 años después del horror, María y sus

hijos aun intentan recons-truir su vida. “Yo siempre digo que los que más per-dieron son nuestros hijos. Porque ellos podrán recu-perar su vida, su alegría, su felicidad... Pero a su papá no lo van a recupe-rar nunca más”. Camila, la hija mayor, tiene 18 años, y el tema de la crisis del 2001 no se escapa de los libros de historia. “Cuan-do habla de eso parece que está hablando de otras per-sonas, como si no le perte-neciera… no sé, no puede comprender la muerte de su papá”, dice María, “hoy a casi 10 años, están pu-diendo empezar a resolver el duelo por su papá, poder seguir con su vida a pesar de todo, a pesar de que sa-ben que no lo van a recu-perar”.

Los primeros meses lue-go de la muerte de Gastón fueron los más difíciles. De a poco, los familiares de las víctimas se fueron contactando y conociendo.

“Estuvimos armando cosas y viendo si se podía hacer algo juntos. Nos queremos mucho. Es como que esta situación nos juntó, la vida… la muerte, si querés, nos unió”. Todos los 20 de diciembre hay marchas por todo el país. Pero con el correr de los años, de-jaron de ser marchas en homenaje a los caídos en los disturbios y pasaron a ser algo más político. Se empezaron a sumar pique-teros y otros movimientos sociales que poco tienen que ver con los muertos aquél día. “Ya no voy más a las marchas, personal-mente siento que ninguna organización de esas me representa. Gastón no era parte de ningún sindicato ni organización. No tenía que seguir nada por él. Mi duelo es personal, tengo otros lugares para mani-festarme, no necesito ir a marchas”.

La causa judicial se en-cuentra en estos momen-tos estancada. El jefe de

policía de ese momento, Rubén Jorge Santos, se encuentra procesado por el delito de abuso de auto-ridad. Ramón Mestre, ex Ministro del Interior fue procesado y falleció antes de recibir su sentencia. El año pasado se dio el últi-mo paso grande que fue haber sobreseído a Fer-nando De la Rúa al no en-contrarlo culpable de las cinco muertes del 20 de di-ciembre. El ex presidente había sido procesado por el juez Claudio Bonadío en 2007 por cinco homicidios culposos y 234 heridos, pero la Cámara Federal revocó ese procesamiento y ordenó avanzar en la in-vestigación que continuó

hasta el sobreseimiento. Este dictamen fue apelado por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).

“Hay gente procesada pero ni una sola presa. Ya pasa-ron casi 10 años y la causa va y viene, va y viene, va. Nunca se determinó quie-nes fueron los culpables, no lo determinó la justicia, pero nosotros sabemos… él (De la Rúa) es el culpable”.

María se vuelve a mirar las manos. Hace eso cada vez que se le pregunta por la muerte de Gastón. Busca la respuesta en su regazo, pero sabe que allí no esta. Ni ahí ni en ningún lado. Aun con la mirada perdida dice, “yo creo que la muer-te de Gastón significa

principalmente que tuvo que morir gente para que un gobierno tan desigual… tan injusto… tan inútil y tan inoperante, se fuera. Para que se tocara fondo para ver si en algún mo-mento podemos repuntar.”

Cecilia Mira

Camila y Agustina, las hijas de Gastón que quedaron al cuidado de la madre.

María y Gastón, el día en que se casaron por civil.

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DICIEMBRE 2011 | 20 |

ESPECIAL 2011

Curando las heridas de la crisis

El 20 de diciembre de 2001 la vida de Jorge Portillo dio un vuel-

co. Volvía de la casa de la que entonces era su novia en el barrio de Saavedra como tantas otras veces. Caminó por la Avenida Ruiz Huidobro, dobló en la calle Melián y se encontró con una situación inespe-rada. Decenas de personas saqueaban el supermerca-do chino que se encontra-ba a mitad de cuadra. An-tes de que pudiera enten-der lo que estaba pasando, las sirenas de los patrulle-ros llamaron su atención. Tiros de un lado, piedrazos del otro y él en el medio. Trató de cubrirse pero no pudo. Cayó al piso y nunca más se pudo levantar.

“Sentía fuego por den-tro y estaba aturdido. Me agarró gente del barrio y me llevaron al hospital”, cuenta. Jorge recibió un disparo que le entró por el hombro izquierdo, le per-foró un pulmón y le tocó una vértebra de la colum-na. Al tocar la médula, la bala trazó una v corta y sa-lió por el hombro derecho.

Pasó dos días internado en terapia intensiva sin saber que le había pasado.

“Suponía que en cual-quier momento se me iba a pasar. Cuando me pega-ron el tiro, todos pensaban que era una bala de goma porque no me sangraba, pero no. Después mis vie-jos me contaron que me pasaba y de a poco me fui dando cuenta de las cosas”.

Jorge hoy tiene 29 años.Hace diez años soñaba

con irse a Italia a jugar al fútbol.

Hace diez años que anda en una silla de rue-das.

“Yo jugaba al fútbol de salón en Platense. En esa época vinieron unos repre-sentantes de Italia para lle-varse jugadores. Estaba en una lista de seleccionados, era el sueño de cualquiera irse a jugar afuera. Pero bueno, me quede ahí”, re-lata con nostalgia.

El deporte era su pa-sión. Amaba jugar en Platense, el club que úl-timamente le da “más amarguras que alegrías”.

Abandonar lo que formaba parte de su antigua vida de un día para el otro no fue fácil. “Al principio me costó un montón. Me daba vergüenza salir a la calle, que me vean con las pier-nas flaquitas o que todo el mundo te venga a ayudar”, relata mientras se acaricia las piernas como en un acto reflejo. “Poco a poco me fui dando cuenta que tenía que seguir. Uno se va adaptando sin querer. Hice un curso en una or-ganización que se llama Vida Independiente, que me ayudó muchísimo a manejarme”. En esta ONG le enseñaron a moverse en la silla de ruedas, a so-brevivir en calles que no suelen estar en las condi-ciones que deberían. Le enseñaron a encarar una nueva vida.

Jorge habla de su causa con firmeza y conocimien-to.

Hace diez años no sabía de abogados, de jueces, ni de cortes.

Hace diez años que su reclamo es uno solo: jus-

ticia. Varios jueces tuvieron

el caso en su escritorio, uno de ellos, el juez Ro-dolfo Cresseri, pidió el se-cuestro del armamento de los policías que estuvieron esa noche. “Eran 6 armas de la comisaria 35 y 49”, relata Portillo. “La bala que a mí me sacaron coin-cidía que era una de 9mm. Desde la Policía dijeron que esa arma había sido robada en un asalto. Siem-pre quedó la duda sobre si éstas habían sido parte de esa noche. Después el juez dijo que la misma bala po-dría haber salido de la gen-te que estaba saqueando”. Por su parte, él no recuer-da nada pese a que varios testigos que declararon en la causa sostuvieron que los disparos habían sido de la policía. “Yo ví un

patrullero con la puerta abierta y dos fogonazos. Pero no le ví la cara, no ví más nada”.

Cuando parecía que no había más esperanza, su abogado Rodolfo Yanzón apeló a la Corte Interame-ricana de Derechos Huma-nos para que revean la cau-sa. “En este último tiempo tuvimos novedades, así que esperemos que se pue-da volver a abrir”.

A Jorge se lo nota segu-ro, sin miedos.

Hace diez años no sabía cómo iba a continuar su vida después de la trage-dia que le tocó.

Diez años después pien-sa en casarse.

“Mi familia fue funda-mental”, asegura. Portillo tiene tres hermanos, que

en ese entonces todavía eran muy chicos, y que lo ataban a mantenerse fir-me. También su madre y sus amigos fueron pilar en su recuperación. “Me em-pujaron a seguir y eso no lo cambio por nada”. Sobre todo, para vencer esos mo-mentos en los que se decía

“no quiero vivir más”. Ya lejos de esos pensa-

mientos, Jorge pudo reha-cer su vida. Trabaja hace siete años en la Secretaría de Deportes, en donde ase-gura que conoció a un gru-po de gente que lo apoya y lo ayuda en todas sus nece-sidades. También es uno de los directores de la murga

“Enviciados por Saavedra”, uno de las pasatiempos que más contento lo po-nen. Pero tal vez su mayor logro fue otro. “Estoy de novio hace 3 años y medio. Uno ya va pensando que se va poniendo grande y que es hora de formar una fa-milia”, cuenta tímido pero con una sonrisa que es ino-cultable.

Jorge Portillo forma parte del lado b de la cri-sis del 2001. Su vida nun-ca va a volver a hacer la misma, pero está tranqui-lo. “Aprendí a tomarme las cosas de otra manera. Hay mucha gente que me dice ‘te arruinaron la vida’, pero que se yo... yo sigo vi-viendo”.

Felix Ramallo

Jorge Portillo, ex jugador de fútbol, fue baleado por la Policía cuando pasabapor un supermercado que era saqueado. Quedó paralítico y su causa sigue sin resolverse.

“Sentía fuego por dentro y estaba aturdido. Me agarró gente del barrio y me llevaron al hospital”.

Jorge recibió un disparo que le entró por el hombro izquierdo, le perforó un pulmón y le tocó una vértebra de la columna.

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DICIEMBRE 2011 | 21 |

ESPECIAL 2011

Hambre y sed de dar

Un día a la sema-na, un olorcito de comida casera, se

extiende por todas las Igle-sias en donde se realiza la actividad. La historia se repite en varios barrios. Entre las 16hs y las 17hs, un grupo de personas, en su mayoría mujeres mayo-res, se disponen a preparar la comida que, entre 15 y 20 voluntarios jóvenes y adultos, repartirán por la noche en las calles de la ciudad.

Ellos son los realiza-dores de la “Noche de la Caridad”, un movimien-to solidario que surgió a principios del año 2000, por iniciativa de laicos en conjunto con el Arzobispa-do de Buenos Aires.

“Nosotros comenzamos en el año 2000”, comenta Aida Santieri (mejor cono-cida como Guedy) quién se encarga del proyecto en la Parroquia San Cayetano de Belgrano, desde el prin-cipio, “Surgió como una necesidad debido a la cri-sis que ya empezaba y que después se acentuó mucho más en el 2001 y los años subsiguientes”.

Los festejos de fin de año del 2001 tuvieron un gusto agridulce para los argentinos. La incipiente crisis dejaría una deuda de casi un 58% de pobreza y un 28% de indigencia a nivel país, sumado a un índice record de desocu-pación de más del 20%. La capital también fue duramente golpeada: se registraron un diez y un dos por ciento de niveles de pobreza e indigencia, según la Dirección de Es-tadísticas y Censos de la Ciudad.

“Hubo una evolución negativa respecto de las necesidades de la gente”, dice Guedy, “empezamos dándole de comer a 80 personas y en el 2001 lle-gamos a 520”. La urgencia de la situación post crisis, impulsó un número ma-yor de voluntarios y de Parroquias que se involu-craron en la actividad. En cada barrio, las Iglesias que contaban con el apoyo de su feligresía, se agrupa-ron para designar qué día de la semana saldría cada una a repartir y así cubrir las necesidades de una mayor cantidad de gente.

“Hay y hubo personas muy golpeadas por la situación de aquel momento (2001)”, comenta el Padre Ramón, sacerdote español de la Co-munidad del Verbo Divino en la Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe (Pa-lermo) y encargado de la actividad, “nuestra gente lo tomó como una norma-tiva”, y agrega con orgullo,

“eso siempre se mantuvo, nunca hemos dejado de sa-lir a la calle”.

La Noche de la Caridad, se convirtió en una rutina que, a pesar de las idas y venidas de los volunta-rios, se mantuvo práctica-mente sin cambios en los últimos diez años. Con un menú, que varía entre sándwiches o un plato ca-liente de guiso o polenta de acuerdo a la estación, se sigue sosteniendo a tra-

vés de donaciones y en al-gunos lugares puntuales, con la ayuda de Caritas.

“La gente se va renovando”, expresa Nora, cocinera en San Nicolás de Bari (Reco-leta), desde el 2004, “al ser un voluntariado las perso-nas vienen en la medida

de sus posibilidades”, y añade, “yo lo tomo como un compromiso serio, no falto nunca, lo tomo como una obligación, como si pagaran un sueldo casi, o más”.

Este tipo de compromi-so ha logrado mantener a lo largo de tantos años

la tarea, ya que ninguna Parroquia cuenta con do-naciones estables de em-presas u otro tipo de orga-nizaciones. “Al principio tratamos de contactar a algunas empresas”, expli-ca el Padre Ramón, “pero es curioso, no ha habido

respuesta, porque quizás sí colaboran en proyectos oficiales para tener brillo, pero acá no”.

En los últimos años, las consecuencias de la crisis del 2001 parecieron ir mermando, a tal punto, que el censo realizado en la Ciudad de Buenos Aires

en el año 2009, estimaba un número de 1300 perso-nas en situación de calle. Sin embargo, sumando la cantidad de viandas que realizan tan sólo tres, de las quince Parroquias in-volucradas en esta activi-dad, llegamos a 700. Tanto en San Cayetano como en Guadalupe y en San Nico-lás, los voluntarios coinci-den en que desde el 2005 ha ido disminuyendo la cantidad de gente, no obs-tante, la tarea se sostiene y estiman que se seguirá haciendo por más tiempo.

“Lo mejor sería que no hu-biera necesidad de la No-che de la Caridad”, comen-ta afligida Guedy, “pero desgraciadamente no es la realidad”.

Pero el espíritu no de-pende de la cantidad de gente, porque la Noche de la Caridad ha logrado ser mucho más que una medi-da de emergencia. “El obje-tivo de la Noche Solidaria, no es el asistencialismo, todo lo contrario”, afirma el Padre Ramón, “esto sur-ge, y así se mantiene, como un motivo para entrar en diálogo, crear un vínculo o una relación con las per-sonas de la calle más allá de llevarles alimento”. El sacerdote además agrega que no llevan identifica-ción religiosa, ya que no desean “que parezca que queremos vender la reli-gión con un sándwich” y que a su vez la invitación

está abierta a todos aque-llos que quieran partici-par, practicantes o no.

Si bien, el proyecto fue adoptado por distintas comunidades en forma espontánea, hoy se está busmcando integrar a las Parroquias que lo realizan. El Primer Encuentro de Voluntarios de la Noche de la Caridad, se realizó el pasado mes de septiembre con el objetivo de “generar espacios de formación y autorreflexión del volun-tariado y definir objetivos en común en esta gran misión del encuentro con el más necesitado”. Lamen-tablemente, no concurrió un gran número de volun-tarios y muchos argumen-tan no haberse enterado del encuentro.

No obstante, muchas Parroquias prefieren nuclearse dentro de su comunidad barrial para realizar un trabajo en conjunto. Tal es el caso de las Parroquias Guda-lupe y Nuestra Señora de Loreto, que han agrupa-do un equipo de profesio-nales con sede en Loreto, a quienes derivan casos particulares con necesi-dad de asistencia social o para la obtención de do-cumentación o pensiones para vivir. Por otro lado, cada grupo que sale a la calle está informado de los lugares, tanto de la Iglesia Católica, como de otras organizaciones no religiosas, en donde pue-dan recibir más ayuda.

“Hemos logrado, en algu-nos casos, sacar gente de la calle”, expresa gozosa Guedy, “y en esos casos, festejamos”.

María Eugenia Corradetti

Entre el año 2000 y 2001, como consecuencia del creciente número de gente que vivía en las calles porteñas, el Arzobispado de Buenos Aires desarrolló una acción solidaria

conocida como “La Noche la Caridad”. Diez años más tarde, más de quince parroquias continúan con esta tarea.

“Empezamos dando de comer a 80 personas y en 2001 llegamos a 520”. Surgió como una necesidad debido a la crisis, y se acentuó mucho en los años subsiguientes”, recuerda Aida Santieri.

A pesar de las idas y venidas de los voluntarios se mantiene sin cambios.

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DICIEMBRE 2011 | 22 |

ESPECIAL 2011

Las villas porteñas se transforman pero van apareciendo nuevos problemas

El crecimiento económico atrajo a miles de personas a la Capital. En las villas se hacinaron nuevos y viejos pobladores. En diez años hubo cambios notables: por una parte el Estado tomó protagonismo, y por otra, el acceso al empleo cambió la vida de los habitantes. Pero también aparecieron nuevos problemas. Protagonistas de la década que pasó cuentan sus vivencias.

Casas de ladrillo descu-bierto y techo de chapa; música a todo volumen que va del chamamé a la cumbia pasando por el reggae; calles de tierra zig-zagueantes que se pierden en pasillos laberínticos. El escenario villero no es estático ya que en esas casas, en esos pasillos, vi-ven y transitan personas; 163.587 personas según el censo del año pasado. Diez años atrás, el censo de 2001 había registrado 107.422 personas viviendo en villas de emergencia en la Ciudad de Buenos Aires. Pero el crecimiento no sólo se dio en población y territorio ocupado sino que pasaron a estar en el ojo de la opinión pública y a ser tema de debate.

“Yo capto que los últi-mos años la sociedad mira más las villas. Tal vez des-de una lejanía, desde una mirada distorsionada, des-de una prensa amarilla, que lucra más con lo feo que con lo bueno de la vi-lla y eso mismo lleva a que la mirada de los políticos también esté influencia-da, y por supuesto tam-bién la mirada del vecino común,” explica el sacer-dote Lorenzo de Vedia, a quien llaman Padre Toto, actual párroco de Nuestra Señora de los Milagros de

Caacupé, una de las insti-tuciones más influyentes dentro de la villa 21/24, en Barracas. El Padre Toto cuenta que cuando llegó a la villa 21/24 en 1999, el tema de las villas “no era un tema candente ni en los medios ni en las con-versaciones de la gente, en ese entonces era un mun-do lejano, desconocido.”

Este mundo ajeno para

gran parte de la sociedad porteña fue duramente golpeado por la crisis en el 2001. El padre José Ma-ría Di Paola, más conocido como Padre Pepe, fue has-ta el año pasado vicario para las villas de emergen-cia y párroco de Nuestra Señora de los Milagros de Caacupé. Antes de ser tras-ladado a Santiago del Este-ro, vivió durante catorce

años en la villa 21/24, y ex-plica que antes de la crisis del 2001, en la villa el des-empleo era muy notorio.

“Los hombres estaban dedicados más a cuidar la casa, la única que encon-traba por ahí trabajo era la mujer. La construcción es-taba deteniéndose, estaba casi parada. Con lo cual se provocaba una gran crisis familiar que explotó en el 2001. Después pude ver el otro proceso, que fue el auge de la construcción. Con lo cual hubo más em-pleo, hubo mucha gente que vino a vivir a la villa, pero porque había em-

pleo, no porque estuviera excluida. Y bueno, ahí em-pezó la repoblación de la villa en algunos lugares. Antes en la villa nos co-nocíamos todos. Ahora la villa es una ciudad de más de 40.000 habitantes. Ha crecido en forma despro-porcionada”.

”Blanca Villalba na-ció, se crió y aun vive en la villa 21/24. Tiene a su cargo el comedor “Ayúda-me a Crecer”, uno de los más grandes de la villa, que atiende un promedio de 390 personas por día.

“Entran familias enteras, chicos de la calle y chicos

solos que vienen a comer acá y después se van a la escuela”. cuenta Blanca. El comedor se sostiene gracias al trabajo volunta-rio de vecinos del barrio y con ayuda económica y alimentos del Gobierno de la Ciudad.

“Fuimos para atrás”Blanca, como tantos

otros, vivió en carne pro-pia y puede dar cuenta de los estragos que produjo la crisis del 2001 en la vi-lla 21/24. “Hubo mucha gente que tuvo que dejar de mandar a sus hijos a

El padre Pepe, un símbolo del trabajo de los curas en las villas, fue trasladado a Santiago del Estero después de recibir amenazas de muerte por grupos narco.

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Las villas porteñas se transforman pero van apareciendo nuevos problemas

la escuela porque no lle-gaban, porque la mayoría de la gente fue despedida y empezaron los saqueos en los supermercados que están alrededor de la villa”, explica las consecuencias directas que tuvo esa falta de empleo: “En las villas no se veía gente durmien-do en la calle pero durante la crisis se empezó a insta-lar gente de afuera. Antes, nunca se había visto que dentro de una villa o de un asentamiento hubiera una familia o un chico sin un hogar o sin un techo. Podría tener dos paredes de cartón y un techo, pero era una casa. Hoy, después de la crisis, vos tenés fami-lias enteras viviendo en la puerta de la Iglesia, en la puerta de la salita, en la puerta de donde haya un techo, un lugar, un espa-cio. Fuimos para atrás.”

El comedor “Ayúdame a crecer” no fue la excep-ción: cuando estalló la cri-sis económica, el comedor se vio afectado por la falta de recursos, principalmen-te alimenticios. “¿Cómo le negás un plato de comida a un chico? El chico que se te para en la puerta y te dice ‘vengo a comer’, ¿Cómo le decís ‘no, vos no estás anotado, no po-dés entrar?’. Esas son las cosas que el Gobierno no

entiende”, explica Blanca, retratando la situación del comedor 10 años atrás.

“Si uno tiene que pensar que pasó a partir del año 2001 a la actualidad lo que puede ver es lo siguiente: un proceso que empezó en los años 90 y se agudi-zó en estos últimos diez años, que es una gran con-centración de la población argentina en muy pocos territorios,” explica Dan Adaszko, sociólogo por la UBA y actual responsable del área de Hábitat, Salud y Subsistencia del Observa-torio de la Deuda Social Ar-gentina de la UCA “Hubo grandes flujos migratorios durante décadas pero en los 90 se aceleró y en esta última década se aceleró aun más a partir de la cri-sis de 2001. Grandes flujos migratorios que se concen-tran en muy poco espacio en muy poco lugar: ¿Cual es el resultado de eso bá-sicamente? El conurbano bonaerense con grandes

cordones y bolsones de pobreza, que en términos habitacionales se expresan en villas y en la Capital Federal también un gran incremento de población viviendo en asentamien-tos precarios y extensión también de las villas.”

Adaszko explica ade-más que la mirada acerca de lo social en estos últi-mos diez años por parte del estado cambió neta-mente con respecto a la

década precedente. “En la década anterior, la mirada del Estado acerca de lo so-cial era una mirada y una posición de “retirada”, la concepción era básicamen-te neoliberal en el sentido de que los actores pensa-ban a la sociedad como si fuese un conjunto de acto-res económicos que toman decisiones y donde el esta-do debe retirarse y dejar que la sociedad se arregle

como pueda. La mirada cambió estos últimos años, hay una mirada interven-cionista del estado sobre lo social.”

El Padre Pepe relata el proceso de intervención del Estado en la última dé-cada. “Primero planes, que se cobraban, con dineros para mantener la familia. Después vimos que se le daba a un grupo o punte-ro político. Se pasó al plan de ciudadanía porteña en

donde directamente se de-positaba, con la tarjeta la gente lo adquiría. Ahora está la Asignación Univer-sal por Hijo. Son distintos momentos de esta post-cri-sis, que sirvieron para pa-liar un poco la gran caren-cia que tenían los sectores más empobrecidos.“

Los límites del Estado

El Padre Toto vivió en la villa desde 1999 hasta 2005, fue trasladado al ba-rrio de Constitución y vol-vió en 2011. “Nosotros por ejemplo los curas vivimos en la villa y esto nos da el privilegio de poder captar realmente como es la villa, la gente. Y cuando el Esta-do se apoya en las institu-ciones que tienen un pie más firme en la villa yo creo que acierta. Hay mo-mentos en que uno ve que

el Estado quiere hacer algo pero tiene la torpeza de no conocer el lugar. En cam-bio hay otras veces que si, capaz que con imperfec-ciones pero yo si noto, res-tando o sumando, que hoy hay más presencia del Esta-do que antes aunque sigue siendo uno de los grandes problemas de la villa: la ausencia del estado. Hubo un avance pero insuficien-te. Insuficiente y corregi-

ble. Por ejemplo, yo antes de irme de acá no había ningún colegio adentro de la villa, hoy los hay. Ahora hay más centros de salud. Hay una intención de ma-yor presencia pero yo creo que no alcanza todavía para acompañar la vida, la dinámica de los vecinos de la villa.”

El acceso al agua co-rriente de red, cloacas, pavimentado de calles, tenencia irregular de la vivienda, entre otras cues-tiones alejan a estos con-glomerados habitacionales del ideal de desarrollo hu-mano e integración social que alcanzaron otros sec-tores de la sociedad.

Guadalupe Sánchez GranelNatalia Sambade

Los números del Censo

En las villas también se dio un fenómeno explosivo con la construcción de viviendas. Pero, el asfalto de las calles y la instalación de cloacas aún son cuentas pendientes.

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Tablas de salvación En el mismo año en el que se desató la crisis económica, política y social, se expandió el teatro comunitario.

“Tomando la crisis como una oportunidad, surgió la fuerte necesidad de decir: ‘Nos anulamos para siempre o salimos a la superficie’”, explicó Marcela Bidegain, investigadora y especialista en teatro comunitario.

La sala estaba llena. Los espectadores expec-tantes. Se apagaron

las luces y se abrió el telón. La función empezó. En el medio del escenario, una bandera Argentina. Lenta-mente comenzaron a en-trar los actores: un padre de familia con un maletín vacío, un matrimonio de ancianos con los ojos llo-rosos, una madre tratando de resguardar a sus hijos. Así fueron entrando uno tras otro, llegando al pun-to de no poder distinguir quién era quién, ni quién quería qué. En sus rostros solo se reflejaba una cosa: desesperación. El silencio se fue transformando en murmullo. El ruido de las cacerolas marcaban el rit-mo. Los llantos, las sirenas, el galope de los caballos y el despegar de un helicóp-tero, acompañaban el can-to que decía: “Que se vayan todos”.

Este es un ejemplo de cómo se pudo haber repre-sentado teatralmente el final y efectivamente las tablas fueron un camino para canalizar la dramá-tica situación social que vivió durante el 2001. Mu-chos vecinos de diferentes barrios decidieron juntar-se y mediante el teatro ca-nalizar de diferentes ma-neras lo que estaba suce-diendo en aquel momento. Aquellos grupos de perso-nas decidieron mantener-se unidos en el arte para fortalecerse y enfrentar aquel “Diciembre Trágico”.

El Teatro Comunitario fue la solución para muchos, que creció y se expandió a lo largo de la Argentina.

“Lo importante son las formas de construir, por eso pensé en cómo se construye desde la gente, planteando que el arte y el teatro no son sólo para especialistas; sino un de-recho de todos a crear, un derecho de todos a decir lo

que piensan con una poé-tica”, así describe al Teatro Comunitario Adhemar Bianchi, director del gru-po Catalinas Sur, pionero de esta nueva forma de expresión teatral. Y agre-gó: “Significa interpretar el momento que se está vi-viendo y la gente que está alrededor. En ese sentido, significa celebración, me-moria e identidad”.

La crisis del 2001 hizo surgir a la segunda gene-ración de grupos de Teatro Comunitario. La primera había iniciado sus tareas en el 83. “La crisis del 2001 fue muy fuerte para noso-tros, pero a su vez fue una oportunidad. La gente, con las comisiones barria-les, empezó a sentir una necesidad de protagonizar, de no ser sólo espectado-

res”, explicó. Esta no fue la única razón por la cual au-mentó la participación de los vecinos y se expandió en otros barrios. La perte-nencia a un proyecto artís-tico ayudó también desde un punto de vista afectivo, al sentirse parte de una co-munidad.

“En 2001 se toca fondo y se trata de salir de ese pozo. Fue un tiempo de

asambleas barriales popu-lares, donde la gente salió con cacerolas a pedir por sus derechos, favorecien-do mucho la reunión en-tre vecinos, con el objetivo de hacer algo para mejo-rar su situación”, cuenta Marcela Bidegain, inves-tigadora y especialista en teatro comunitario. “Hay que considerar ese año como un terreno propicio

El grupo de teatro de Catalinas Sur en plena función.

Los grupos crecieron por sus actuaciones, escenografía, vestuario y principalmente desde lo musical, un elemento clave.

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ESPECIAL 2011

para que aparecieran más grupos”.

Los dos espacios pione-ros, Catalinas Sur en La Boca y el Circuito Cultural Barracas, dirigidos por Ad-hemar Bianchi y Ricardo Talento respectivamente, fueron los encargados de asentar las bases de este fenómeno y de expandirlo por otros barrios o pue-blos del interior del país.

“Esos grupos que apare-cieron con mucha fuerza hoy están en un estado de

mucha madurez estética. Crecieron en cuanto a sus actuaciones, escenografía, vestuario y principalmen-te desde lo musical, un ele-mento clave; realizando obras aterrizadas en la rea-lidad y hablando de proble-mas muy humanos”, anali-zó Marcela. “Hoy seguís viendo al vecino detrás del vestuario. La esencia no se perdió. El arte en defini-tiva siempre da cuenta de la realidad que uno vive”, añadió.

“Surgimos a partir de la propuesta del grupo Catalinas Sur que salió de gira a principios del 2002 por la ciudad de Bue-nos Aires por diferentes parques y plazas públicas. Al finalizar sus obras in-vitaban a que se formen otros grupos de Teatro Comunitario”, indicó Gus-tavo Potenzoni, director del grupo Res o no Res de Mataderos. “Coincidió con el fervor que había en ese momento en el país, un

momento lleno de ganas de manifestar muchas co-sas en el teatro. También era uno de los canales para poder expresar cosas que la gente venía acumu-lando”, señaló Gustavo. En este caso, ‘Res o no Res’ se conformó apenas finaliza-da la función ‘Venimos de muy lejos’ del grupo de la Boca. Al final del día eran más de treinta personas las interesadas en formar parte de un nuevo núcleo en el barrio de Mataderos.

Realizaron su primer en-cuentro el 23 de marzo del 2002, y hoy, diez años des-pués, siguen vigentes, ya instalados como una insti-tución reconocida.

Hasta el año pasado es-tuvo en cartel la obra “El fulgor Argentino, club social y deportivo”, de Ca-talinas Sur, donde recorda-ban la historia de nuestro país desde 1930 hasta la actualidad. Entre los hitos a resaltar se representó la crisis del 2001. “Para noso-

tros, en la obra, ese año es el comienzo de la esperan-za”, concluyó Adhemar.

Los argentinos fueron, de esta manera, protago-nistas y espectadores de obras de teatro realizadas por vecinos que frente a una crisis necesitaron del arte para poder superarlo. Es hora de sentarse y de que empiece la función.

María Agustina BettiniNoel Salviolo

Detrás de cada disfraz, se esconde un vecino dispuesto a recurrir al arte como alternativa. El arte ayudó a superar las dificultades del momento.

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ESPECIAL 2011

Abrí tu boca y gritá

“Hubo todo un auge de bandas que levantaron la voz”, dice a Cinco W

Federico Cabral, cantante de Sancamaleon, sobre el surgimiento de nuevos sonidos durante la crisis del 2001. El lugar que más se convulsionó dentro del arte fue el under. Des-de allí, miles de bandas cantaron sobre lo que se vivía en el país y conta-ron de forma artística lo que sucedía en un lugar donde la fuga de capita-les, el corralito, los cace-rolazos y los saqueos inva-dieron la vida cotidiana. A diferencia de lo que se puede creer, durante la cri-sis y los años posteriores, el under tuvo un gran cre-cimiento. Como la situa-ción económica del país estaba en picada, abunda-ban los recitales de bandas chicas y a precios bajos.

“Había un montón de lu-gares para tocar. Después de Cromañón se complica todo, pero en esos años se hacían fiestas en todos lados”, señala Cabral. Die-

go Boris, músico y actual presidente de la FIMA (Fe-deración Independiente de Músicos de la Argentina), relata que en esa época

“se da una explosión muy fuerte, porque la música es el lenguaje elegido por muchos pibes para poder expresarse”. Al igual que Cabral, señala a la trage-dia de diciembre del 2004 como freno al crecimiento dentro del under.

“Tarde o temprano, todo este imperio se iba a caer a pedazos dejando todos los sacos y las corbatas, que mu-rieron luchando en el frente”

- La Venganza de la Pachama-ma – Sancamaleon (2004) Voces hubo y hay muchas. Nuestro país tiene una lar-ga trayectoria en cuanto a canciones de protesta y crí-tica social. Inclusive, en lo que fue el preludio al esta-llido del nefasto diciembre de 2001, ya rotaban por la televisión canciones como Sr. Cobranza interpretada por Bersuit Vergarabat, aunque originaria de Las

Manos del Fillipi: “ellos transan, ellos venden y es sólo una figurita el que este de Presidente. Porque si estaba Alfonsín, el que transa es otro gil. Son todos narcos y de los malos”. Al respecto, Fede-rico Cabral resalta: “Era el tiempo que nos tocaba vivir; era una respuesta artística”.

Diego Boris explica que “si bien la crisis del 2000 hizo un golpe muy fuerte en lo que fue la protesta, eso se venía madurando desde fines de la década anterior”. Leonardo Toma-soni, conductor de “Que sea lo que el rock quiera”, programa radial de mú-sica nacional under que lleva al aire 8 años, difie-re de Boris: “No se notaba mucho. Los 90’s nuestros fueron como el grunge en Estados Unidos” y agrega:

“Acá nos quejábamos de que nos cagaban y no ha-cíamos nada”.

Yendo muchos años más atrás, Boris cita “La era de la boludez” (1993) de Divididos, entre otros, dentro de la música que quería testimoniar lo que sucedía en el país, a lo que él lo señala como “el dete-rioro que se estaba aproxi-mando al año 2000”. Del mismo modo, “había tam-bién algo en el under, que empezó desde sus letras a retratar lo que se estaba viendo en el país en la dé-cada del noventa”, remar-ca.

“Salir a asustar te pro-tege más en esta la era de la boludez. Beso y cacheta-zo. ¿Qué es real?” – Salir a asustar – Dividos (1993)

“Hubo un auge de la can-ción de protesta en los ’70, que también tiene que ver

con la posibilidad de modi-ficar la realidad “, subraya Boris. Son Las Manos del Fillipi quienes exactamen-te un año después de que estallara el país (2002) sa-can Hasta las manos, su se-gundo disco, que incluye Los métodos piqueteros: “To-dos se van a quemar. Cavallo, De La Rua  y empiezan a des-filar”. Leonardo Tomasoni,

por su parte, califica esta canción como “un gran guiño a la crisis”. Otra can-ción post-crisis que recuer-da el conductor de “Que Sea” es Sacate la mierda de Carajo, que si bien puede llegar a ser tomado como un tema para hacer catar-sis, “tiene toda la carga de aquellas épocas feas del país”. El presidente de la FIMA asegura que “la can-ción de protesta siempre va a estar y está bueno que así sea, porque es una gran figura de escape que tene-mos los músicos”. En este sentido, Boris reflexiona:

“Tal vez, en momentos muy opresivos, el artista puede salir en una forma mucho más fuerte; y a lo mejor, en tiempos menos subver-sivos, uno se dedica más a la construcción”.

En la actualidad, para

Tomasoni “no hay ningún artista que sea polémico a la hora de protestar; ni en el under ni en el mains-tream”, aunque destaca a Ciudavitecos, como una de las bandas “que basan casi todas sus letras en plantar un mensaje”. Al respecto, Cabral considera que “no hay bandas politizadas; está todo muy mezclado”.

“Falta vergüenza, falta verdad, falta tu mente en la libertad, faltan mone-das para viajar, faltan fá-bricas, falta hasta el pan”

– Sobran - Arbolito (2007)Asimismo, la protesta

también se manifestó de otras formas como en el teatro y en la literatura del circuito no comercial. El under siempre se destacó por mostrar algo diferente a lo que estamos acostum-brados. En ese sentido, las expresiones artísticas y culturales que se dieron a nivel país fueron enormes. Además, debido a la crisis y a los bajos costos con los que se montaban, se empezó a consumir más todo este tipo de –para al-gunos- nuevas formas de expresión. Es así donde aparecen espacios como la

FLIA (Feria del Libro Inde-pendiente y Alternativa), la revista Hecho en Buenos Aires y pequeños espacios para interpretar obras in-dependientes.

Lo cierto es que en épo-cas de crisis, en los prelu-dios y en los años venide-ros, la música del circuito no comercial, siempre es-tuvo presente. “Recuerdo estar llevando el video de El Camino a un canal y en la ciudad caían bombas prácticamente, pero no me importaba; era la ener-gía, esa fuerza de llevar la novedad”, relata Cabral. Boris lo resume en pocas palabras: “si hay algo que es rico en el espíritu under es ese pulso indisciplina-do, que hace que se comu-nique más allá de los con-dicionamientos políticos, económicos y sociales”. En una Argentina en terapia internsiva, la música sir-vió como caldo de cultivo de letras reaccionarias, sociales y políticas, para expresar de un modo ar-tístico lo que sucedía en un país que estaba por es-tallar.

En definitiva, el ser un-der es desafiar lo impuesto, discutirle al mercado las formas establecidas de ha-cer arte y escribir tu pro-pio manifiesto, según tus creencias y convicciones, con la fuerza del que no tiene nada para perder y todo para ganar.

Luciana Egido

El under musical estalló durante la crisis y generó un fenomeno que se cortó con la tragedia de Cromañon

Lisandro Aristimuño, quien surgió del under en Niceto.

Federico Cabral presentando “Afuera” en La Trastienda.

La Perra Que Los Parió dando un recital en La Trastienda.

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ESPECIAL 2011

La crisis que permitió el éxito

del cine nacionalEn el año en que todo

sufrió un quiebre y el país empezó a des-

conectarse del resto del mundo, la industria del cine sorprendió con un ré-cord de producción. Estos últimos diez años signifi-caron la confirmación de ese boom productor pero la pregunta es ¿qué etapa goza de mayor relevancia a nivel artístico?

Este recorrido del cine argentino se puede divi-dir en dos etapas. Por un lado, lo que se conoció como “Nuevo Cine Argen-tino”, con películas em-blema como “Pizza, Birra, Faso” de la dupla Bruno Stagnaro e Israel Adrián Caetano o “Mundo Grúa” de Pablo Trapero. “Este movimiento no tuvo tanto que ver con un tema eco-nómico del país sino con la adversidad con la que se encontraban a la hora de conseguir financiación previa al reconocimiento internacional”, explica Santiago Callori, crítico de cine y columnista en las FM, Rock&Pop y Blue.

“El impacto fue el mis-mo que en la sociedad”, afirma el crítico de cine Guillermo Hernández, que trabaja en la FM Rock&Pop.

“La calidad no guarda rela-ción alguna con la canti-dad. Sea cual fuere el sta-tus económico del país. El cine independiente argen-tino fue la respuesta a la falta de dinero, subsidios y créditos. Siempre. Ayer, en 2001 y hoy”, asegura Gui-llermo Hernández.

Sin embargo, un infor-me realizado en 2003 por el Centro de Estudios Nue-va Mayoría, afirma que pese a la crisis que afrontó el país, durante los años 2001 y 2002 el cine argen-tino batió el récord de pe-lículas estrenadas de esos 20 años.

Si bien los números ma-quillan el período de crisis, el cine nacional industrial vivió el coletazo, más que en términos de financia-ción, en sentido artístico.

“Se debilitó notablemente el cine nacional y se prio-rizó vender hacia el exte-rior un producto de por-nomiseria que, por cierto, gustó sólo a unos pocos”, acusa Hernan Panessi, co-director del sello de distribución cinemato-gráfica VideoFilms. Se refiere al legado de este

“Nuevo Cine Argentino” y sentencia: “El cine ar-gentino se transformó en algo aburrido”. En térmi-no de espectadores y su relación con la perpetui-dad de la industria, esta clase de cine no aportaba posibilidades de renova-ción y crecimiento ni pre-tendía movilizar al espec-tador nacional a las salas.

En nuestro país no es-tán muy claros los límites para que algo entre en la categoría de “cine inde-pendiente” y esto genera polémicas. Algunos opi-nan que Independiente sería el cine producido sin ningún tipo de apoyo por parte del INCAA. “Casi todo el mal llamado “cine independiente” de Argen-tina pasó por el INCAA y cobró subsidios como cual-quier película industrial”, aclara Federico Prado, Jefe de Producción de películas como “Revolución, el cru-ce de Los Andes” (2010) o

“Rodney” (2008).Pero este cine de van-

guardia tuvo algo que lo mantuvo vivo: el éxito en festivales internacionales. Estos tuvieron a la Argenti-na como su fetiche novedo-so por unos cuantos años, permitió la posibilidad de realizar una extensa fil-mografía con coproduccio-nes europeas que no solo se limitó a las “grandes” producciones de nuestro país como lo eran las de Marcelo Piñeyro o Adolfo Aristarain de fines de los 90 sino que “Huber Bals, Cinefondation, Visions Sud Est, HNK Sundance e Ibermedia, ahora inver-tían en películas un poco más chicas o independien-tes”, recuerda Callori que

adhiere a la definición del modelo independiente de la época como exitoso en festivales, no así en las sa-las de cine.

Con el transcurso de los años ese esquema se equi-libró y “hoy se hacen pelí-culas como Un Cuento Chi-no, Mi Primera Boda o El Secreto de sus Ojos, obras con las que el espectador volvió a recuperar las ga-nas de ir al cine”, asegura Panessi. “Me parece más interesante la actualidad, porque hay una genera-ción nueva con los Llinás, Mitre, Medina, Goldbart que tiene una forma más narrativa y menos visua-lista de contar las cosas”, analiza Callori. Además de esa transformación, esta etapa le devolvió el reco-nocimiento internacional a películas fuera de la esfe-ra del cine independiente, como el caso del Oscar que obtuvo Juan José Campa-nella con “El Secreto de sus Ojos”. “Todos los días hay alguna película argentina compitiendo en algún lu-gar del mundo. Ganamos un Oscar y Campanella, uno de los autores funda-mentales de estos tiempos, hizo pata en la industria norteamericana, meca ci-nematográfica y usina de producción”, resalta Her-nan Panessi.

Entre estas dos etapas se encuentra el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), or-ganismo del estado encar-

gado de distribuir fondos, destinados a la producción de cine nacional, a pro-yectos que su comité con-sidere merecedores de su aporte.

Pero en la actualidad no todo es color de rosa. El INCAA sufrió varias acusaciones por mala dis-tribución de sus fondos. A principio de octubre, La Defensoría del Pueblo de la Nación denunció al IN-CAA y la AGN abrió una causa por irregularidades en el armado del Consejo Asesor. Además, el nueve de septiembre de este año, la diputada radical Silva-na Guidici presentó un proyecto para cambiar su organización. El proyecto dice que debe existir plu-ralidad y control tanto en la conducción del institu-to como en sus procesos de selección.

Pero no es una cuestión de la actual dirigencia sino que es una problemá-tica que lleva años en el debate público. “De un pro-ducción anual de cien pelí-culas estrenadas solo diez se salvan. Siempre fue así. Sería interesante que los comités de selección del INCAA piensen un poco en todos esos que dicen

“yo no miro cine argentino” y entiendan que, muchas veces, tienen razón”, sen-tencia Santiago Callori. Igualmente los aportes del instituto no tienen rela-ción directa con la posibi-lidad de estrenar. “Se debe

hacer una distinción, los créditos son los que permi-ten realizar una película, los subsidios se pagan solo si la película se estrena. Existen varias decenas de películas filmadas y nun-ca estrenadas”, explica el productor Federico Prado.

Otra interrogante insta-lada es si realmente es sufi-ciente el dinero destinado por parte del Estado para este instituto. “Las cifras ofrecidas por el INCAA hoy por hoy son mas bajas que las de hace diez años, esto es si se considera que antes teníamos un dólar uno a uno”, dice Callori pero a la vez contrapone esa escasez de recursos con las inmen-sas posibilidades que la tecnología actual permite a quien se desee realizar un proyecto cinematográ-fico. “Hoy una cámara pro-fesional está al alcance de una gran parte de la socie-dad y por eso hay una espe-cie de empate entre las dos etapas”, reflexiona Callori.

“Durante los noventa, su política de selección fue un tanto agresiva ya que se premiaba con subsidios casi siempre a los mismos, a las mismas historias y a los mismos tonos de de-sarrollo”, analiza Panessi. Advierte que en esos años se estuvo a punto de decre-tar la “muerte del guionis-ta y del espectador no ave-zado”. De todas maneras dice que el INCAA con la conducción de Liliana Ma-zure se ha puesto notable-

mente más amigable a la hora de aceptar proyectos que, para él, otrora hubie-ran sido ignorados. “Auto-res como Javier Diment, Nicanor Loreti, los Paura Flics, Nicolás Goldbart, han sentado precedentes importantes para el proce-so de inclusión”, concluye Panessi.

Las favoritas de los críticos

Hernan Panessi, criti-co en “EscribiendoCine”

Crisis: El Hijo de la No-via, de Juan José Campa-nella; Plata Quemada, de Marcelo Piñeyro; Filma-tron, de Pablo Parés y Bal-nearios, de Mariano Llinás.

Actualidad: Aballay, de Fernando Spiner; El Secre-to de sus Ojos, de Juan José Campanella; El Hada Bue-na: Una fábula peronista, de Laura Casabé; Fase 7, de Nicolás Goldbart y Mi Pri-mera Boda, de Ariel Wino-grad.

Santiago Callori, criti-co en Rock&Pop, Blue

Crisis: “Los Guantes Má-gicos” de Rejtman, “Sofá Cama” de Rossell

Actualidad: “Los Para-noicos” de Medina, “Fase 7” de Goldbart, “El Estu-diante” de Mitre y más que nada “Historias Extraordi-narias” de Llinás, que con-sidero una de las mejores películas jamás filmadas, acá y afuera.

Leandro Orella

En Argentina, el séptimo arte fue contra la corriente. En pleno 2001, comenzó con un récord de estrenos mediante una etapa de desarrollo, evolución y crecimiento que hoy en día recibe el aval del reconocimiento internacional.

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ESPECIAL 2011

CincoW es una publicación de distribución gratuita editada por el Instituto de Comunicación Social (ICOS) de la Facultad de Ciencias Sociales, Políticas y de la Comunicación de la Universidad Católica Argentina, y realizada íntegramente por sus alumnos.

Directora ICOS: Teresa Baquerín de Riccitelli.Coordinación General: Jorge LiottiEdición General: Daniel Gutman – Damián Nabot - Malena Sánchez

Diseño y diagramación: Jorge Gómez MorenoImpresión: Agencia Periodística CID-Diario del Viajero

Redactores:Agustina Girón, Emilia Paris, Sofía Della Bernardina, Facundo Franco, Martín López Russo, Florencia Renda, Joaquín Garau, María Emilia Bolonese, Agustín Larre, Da-niel Dartiguelongue, Inés Ferreccio, María Zinn, Lucila Ayaso Parada, Cecilia Mira, Félix Ramallo, María Eugenia Corradetti, María Sánchez Granel, Natalia Sambade, Ma-ría Agustina Bettini, Noel Salviolo, Luciana Egido, Lean-dro Orella, Agustín Shaw de Estrada, Gonzalo Zigarán Costa y María Clara Lombardi.

Más información en www.cincow/uca.edu.ar

La primera versión de la historia

Los clubes de trueque, los piquetes, las cace-rolas, el corralito, las

asambleas barriales, los neumáticos quemados, los gases lacrimógenos, los manifestantes en Plaza de Mayo, los muertos, los cinco presidentes en dos semanas, la crisis. La ma-yoría de los estudiantes que participaron del nú-mero especial de CincoW tenían imágenes difusas de diciembre de 2001. Y se sumergieron en el pasa-do como quien retrocede hacia una pesadilla, una pesadilla borrosa pero fa-miliar.

La investigación perio-

dística les permitió al mis-mo tiempo reconstruir su pasado, entender el pre-sente y aplicar las herra-mientas periodísticas para narrar la historia reciente de la Argentina.

El número especial de CincoW formó parte de un proyecto integral que in-cluyó la realización de vi-deos documentales sobre la crisis de 2001, trabajos multimediales, progra-mas de radio, notas para la edición on line CincoWeb, y entradas específicas para los blogs de la Licen-ciatura en Comunicación Periodística. Una produc-ción inédita para un ani-

versario especial.El país salió del desas-

tre a través de un camino propio. Ahora, una década después, la crisis argenti-na es un caso de estudio para las universidades del mundo.

Pero la mirada perio-dística se asienta en las escenas vívidas, en los relatos orales de aquellas jornadas, en la reflexión de sus protagonistas que atraviesan desde la prime-ra hasta la última página de CincoW.

El legendario Bill Ko-vach aseguraba que el periodismo es la primera versión de la historia. La

definición, innegablemen-te cierta, multiplica en-tonces las exigencias para quienes deben reconstruir el pasado, en especial al relatar un tramo de la historia donde sus prota-gonistas buscan imponer un relato que los convierte en héroes o en víctimas de las circunstancias, donde pocos asumen las respon-sabilidades por el camino que llevó al desastre y ter-minó con la vida de más de 39 personas.

En 2001, todos los ar-gentinos se convirtieron en protagonistas de su presente. La obligación del periodismo es recordarlo.

El paisaje de la comunicación se reconfigu-ró de forma notable durante los últimos años en un fenómeno de convergencia compleja entre medios, comunicadores, dispositivos y distintas tecnologías. En este nuevo escenario emerge la Comunicación Digital Interactiva como un campo híbrido que se integra a prác-ticas tradicionales, pero que también consti-tuye un campo con peso académico propio.

Pocas veces fue tan cierta la máxima que expresa que muchos trabajarán, en el futuro próximo, en empleos que hoy no existen, sólo que en este campo hay empleos que ya existen, aunque aun no esté claro cómo nombrarlos. Se trata de aquellos profesionales “híbridos” capaces de comprender, producir y gestionar la intrínseca relación entre comunicación y nuevas tecnologías.

A medida que las instituciones fueron mi-grando diversos canales de comunicación a la Web se produjeron nuevos esquemas y mode-los de negocio que hoy conviven en redes ma-sivas. Este fenómeno es único en la historia y es transversal: alcanza a todo tipo de organi-zaciones (gobiernos, universidades, empresas, ONGs, etc.), planteando además la necesidad de representar procesos e información de forma clara, precisa y usable por parte de los usuarios.

El Instituto de Comunicación Social, Perio-dismo y Publicidad de la UCA diseñó un ciclo formativo de Licenciatura en Comunicación Digital e Interactiva habiendo consultado a empleadores, graduados y expertos que se integra a la oferta de las Licenciaturas en Co-municación Periodística y Comunicación Pu-blicitaria e Institucional.

Los ejes principales de la propuesta son los de producción, gestión y formación, que están orientados a formar capacidades y competen-cias profesionales que permitan desenvolver-se en áreas de diseño Web básico, análisis de redes sociales, colaborar con el análisis fun-cional o la gestión de redes, entre otras. Para recibir mayor información sobre el inicio del ciclo 2012 puede completarse el formulario publicado en http://www.cdiuca.com.ar

Nueva propuesta en Comunicación Digital

e Interactiva

EDITORIAL