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Índice

SinopsisPortadillaGuíadepersonajes(enordenalfabético)Prólogo

Capítulo1Capítulo2Capítulo3Capítulo4Capítulo5Capítulo6Capítulo7Capítulo8Capítulo9Capítulo10Capítulo11Capítulo12Capítulo13Capítulo14Capítulo15Capítulo16Capítulo17Capítulo18Capítulo19Capítulo20Capítulo21Capítulo22Capítulo23Capítulo24Capítulo25Capítulo26Capítulo27Capítulo28Capítulo29Capítulo30Capítulo31Capítulo32Capítulo33Capítulo34

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Capítulo35Capítulo36Capítulo37Capítulo38Capítulo39Capítulo40Capítulo41Capítulo42Capítulo43Capítulo44Capítulo45Capítulo46Capítulo47Capítulo48Capítulo49Capítulo50Capítulo51Capítulo52Capítulo53Capítulo54Capítulo55Capítulo56Capítulo57Capítulo58Capítulo59Capítulo60Capítulo61Capítulo62Capítulo63Capítulo64Capítulo65Capítulo66Capítulo67Capítulo68Capítulo69Capítulo70Capítulo71Capítulo72

EpílogoAgradecimientosQueridalectora,queridolectorCréditos¡Encuentraaquítupróximalectura!

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SINOPSIS

Tras la explosión en la estación demetro, Julia no es lamisma. Se haconvertidoenunachica insegura,aveces insolente,ya laque lecuestaencontrar motivación para disfrutar de la vida como lo hacía antes.También las cosashan cambiadoparaEmilio.El jovendelpelo azul seencuentra repleto de dudas respecto a su futuro inmediato. Además,conoce a alguien muy especial, que le hará replantearse su situación.Vanesa,porsuparte, fue lamásperjudicadadelgrupopor laexplosióndelartefacto.¿EsoleestáinfluyendoensurelaciónconIngrid?

El primer martes de enero del nuevo año, Julia recibe unainquietantee inesperada llamada.HugoVelero,unode los compañerosdepisodeIvánPardo,leaseguraqueelchicodelpiercingen lacejahadesaparecido.Ivánlehahabladomuchoasuamigodesuinteligenciaysucapacidaddeductiva,porloquelepideayudaaJuliaparaencontrarlo.La joven, en principio, piensa que es una broma y no acepta. Pero,casualmente,suabuelaPilar,unaentrañableycuriosaseptuagenaria,conlasmismascapacidadesmentalesquesunieta,vivecercadeledificioenelqueahoraresideeljovendelqueestuvoenamoradaydelquenosabenadadesdehaceunosmeses.

Julia decide pasar unos días con su abuela en la ciudad paraencontrarsea símisma.Sinembargo,noseráunavisita tranquila.Yesquelamuerteaparecerádenuevoensuvida.

Unaextrañadesaparición,unmisteriosocrimenenelquetodosparecensospechososyunpuzledecristalporresolversecruzanenelcaminodelachicadelamemoriaprodigiosa.

¿Lesonreirálasuerteenestaocasión?

Elpuzledecristaleslaesperada2.ªpartedelaTrilogíaLACHICAINVISIBLE.

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BlueJeans

Elpuzledecristal

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GUÍADEPERSONAJES(ENORDENALFABÉTICO)

AitanaÁlvarez:madredeJulia,forense.Alfonso Cuevas: inspector del Grupo de Homicidios de la PolicíaNacional.AlmudenaDíaz:madredeEmilio,abogada.AnaRincón:mujerdeMarcosFradeyperiodista.AntonioViñales:padredeEmilio,abogado.Aretha Solano: joven afroamericana que trabajó para la empresa deDionisioyJavier.AriadnaBarrios:hermanadeldirectordeldiarioElPulpoyestudiantedePeriodismo.AuroraRíos:eralachicainvisible,asesinadaenmayode2017.Claudio Delgado: inspector jefe del Grupo de Homicidios de la PolicíaNacional.DionisioBautista:fundadordelaempresaenlaquetrabajanIványsuscompañeros.EmilioViñales:estudiantedesegundodebachilleratoymejoramigodeJulia.FranDuque:compañerodepisodeIványestudiantedeINEF.GloriaGómez:madredeVanesa,regentaunhotel.HipólitoSanJuan:padredeIngridydueñodeunbarenelpueblo.Hugo Velero: compañero de piso de Iván y estudiante de IngenieríaInformática.IngridSanJuan:compañeradeclasedeJuliayparejadeVanesa.IvánPardo:antiguoamordeJulia.JacoboBautista:hermanodeJavier,eljefedeIván,Hugo,Jorge,DuqueyRafa.Javier Bautista: jefe de la empresa en la que trabajan Iván y suscompañerosdepiso.

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Jonathan Vila: exprofesor de Filosofía en el Rubén Darío al que seatribuyeelasesinatodeAuroraRíos.Jorge Hurón: compañero de piso de Iván y estudiante deTelecomunicaciones.JuliaPlaza:estudiantedesegundodebachilleratoyprotagonistadeestahistoria.KerstinOlsson:jovensueca,compañeradeclaseynoviadeEmilio.Marcos Frade: responsable de la explosión en la estación demetro delaeropuerto.MariliaGuillén:parejadeFranDuqueyestudiantedeVeterinaria.MiguelÁngelPlaza:padredeJuliaysargentodelaPolicíaJudicial.OmarBarrios:directordelperiódicoElPulpo,dondetrabajaAnaRincón.PatriciaHerrero:compañeradeJuliaquefueasesinadaporeldirectordesuinstituto,LázaroMartínez.PilarPlaza:abuelapaternadeJulia.Rafa Verona: compañero de piso de Iván y estudiante deTelecomunicaciones.RimaAdebayor:amigadeHugoVelero.SergioMartín Gallardo: joven que trabajó para la empresa de Javier yDionisio.Vanesa Izquierdo: compañera de clase de Julia y una de sus mejoresamigas.

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PRÓLOGO

Martes,19dediciembrede2017

Sabequevaamorir.Nohaymarchaatrás.Elsábadoanteriorlodecidió.Llevadíasconcienciándoseyporfinse

siente listo. Aunque para lo que va a hacer una persona nunca puedeestarcompletamentepreparada.

Marcos ha visualizado muchas veces el momento. Demasiadas.Incluso ha soñado con él y se ha despertado en mitad de la nochejadeante y sudoroso. Realmente está obsesionado con ese instante.Lógico.¿Cómonovaaestarobsesionadoconsupropiamuerte?

Entraenelcuartodebañoysedesnuda.Semeteenladuchayregulalatemperaturadelaguahastaquesalemuycaliente.Leencantaqueestéhirviendo.Sinembargo,apenas sequedaunpardeminutosdebajodelchorro.Sonlasnormasdelacasa.Debeahorrar.Todoslosgastossehanreducidoalmáximodesdequeloecharondeltrabajohaceyaunaño,tresmeses y catorce días. Creía que enseguida encontraría algo. Seequivocaba.

Y encima seha fundido casi todos sus ahorros en loquenodebía.Apenaslequedanmilseiscientoseurosenlacuentadelbanco.Bueno,yanieso.Esosmilquinientosochentaysieteeuroslosacabadeinvertir.Suúltimagranapuesta.

Mientrassesecaconunatoallaverde,piensaenella.Enlamujerquealassietedelamañanaselevantóysemarchóatrabajarsintansiquieradarleunbesodedespedida.HacesemanasqueAnayélcasinisedirigenla palabra.Todopor su culpa.Por sus excesos. Por su adicción.Por sumalacabeza.

Es un problema, una situación, que ya no tiene remedio. No haysolución.

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Perolascosascambiaráncuandoélyanoesté.Vaacompensarla.YseguroqueAna volverá a quererle como le quería antes. ¿Lapodrá verdesdealgunaparte?Confíaenquesí,enqueenelcielo,oadondevaya,existiráunaventanitadesdelaquelepermitanobservarcómosumujerllora su muerte y, poco a poco, recupera esos sentimientos que losllevaron al matrimonio. El veinte de mayo hicieron cuatro años decasados.¡Erantanfelicesentonces!Y,talvez,demasiadojóvenes.

AMarcosselecaenunascuantaslágrimasdelantedelespejo.Selaslimpiaconlatoalla,agachalacabezaysuspiramelancólico.

¿Tendráenotravidaunasegundaoportunidadconella?Setratasolodeunafantasía,perolaideadeunmásallácompartido

esunadelasrazonesporlasqueapretarelbotoncitorojonoledatantomiedo.Quién sabe sidespués llegaráun futuromejorparaél ypara suquerida Ana. Una nueva existencia en la que no cometerá los mismoserrores. Espera que Dios, quizá los dioses, si es que existen, seanbenévolosyperdonensuspecados.

Aquellamañanasevistedeunaformasencilla:unasudaderanegraencimadeunacamisetalisadelmismocoloryunpantalónvaqueroazulclarobastantegastado,rotoporlazonadelasrodillas.Antesdesalirdelpisocogeunchaquetóngrisceniza,quecuelgadelaperchadelaentrada,yseloponemientrasesperaelascensor.Vivenenunsexto,alasafuerasde la ciudad. Sesentametros cuadrados que al comienzo de la relacióneranunperfectoniditodeamoryquehanterminadoconvirtiéndoseenunajaulasinescapatoria.Nosepuedenpermitiralgomásgrande,niquealgunodelosdossevayaaviviraotrolugar.Trasdescubrirlasmentirasyadiccionesdesumarido,Anase loplanteó.Sinembargo,al finaloptóporcontinuarallíduranteunatemporada.Sonyamásdeveintesemanasylasituaciónnohavariado.Alcontrario:cadavezvaapeor.

Marcosnopulsaelcero,queconducealaplantabaja,sinoqueledaalmenosuno,queesdondeseencuentranlostrasteros.Afaltadeespacioen el piso, cada propietario o alquilado del bloque cuenta con unahabitación en el sótano en la que guardar lo que no les cabe en elapartamento.

El joven abandona el ascensor y camina hasta el almacén númerodieciséis.Sacaunallavedelbolsillodelabrigoyabreunaviejapuertademetal.Cuandoenciendelaluz,veunmontóndechismesalosqueyanodan uso. En realidad, muchos de esos objetos podrían haber ido a labasura.NiélniAna losutilizandesdehacebastante tiempoy lamayorpartedeellosnotienennisiquieraunsignificadosimbólico.

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Marcosseadentraenelcuartuchoyseabrepasohastalaesquinadeladerecha.Seagachayapartaunalmohadónagujereado.Debajolocalizaloquehaidoabuscar.Setratadeunamaletadeherramientas,aunqueloquecontieneahoranosonmartillos,destornilladoresniclavos.Laabreconsumocuidadoyexpulsaunbufidodeairealcontemplarelobjetoquehay dentro. Lleva muchos días trabajando en ese artefacto. Susconocimientos en electrónica y la información que ha encontrado envarias páginas de Internet le han servido para elaborarlo: un explosivoqueterminaráconsuvida.

Transporta la maleta de herramientas hasta la calle. En undescampadoestáaparcadaunaviejafurgonetablancaqueadquirióhaceunosmeses,despuésdevenderelCorollaque teníaantesde lamalditacrisiseconómicaque lesha tocadovivir.Lediomuchapenadeshacersede aquel vehículo que tanto le gustaba, perono le quedómás remedio.Sinembargo,eldinerodelcochesololosayudóduranteunosmeses.

Marcos abre la puerta del copiloto y coloca el maletín sobre elasiento. Lo hace con precaución, aunque sabe que el riesgo de que labombaexploteallímismoesmínimo.Sehaaseguradobiendequesoloseactive cuando él pulse el botoncito rojo del control remoto que hafabricado. Cuando lo haga, serán cinco segundos los que transcurriránantes de que todo vuele por los aires. No le vale que ocurra ahora.Necesitaquelaexplosiónseproduzcaenellugarindicado:laestacióndemetrodelaeropuerto.

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CAPÍTULO1

Martes,2deenerode2018

—¿Seguroquenoquierescomernada?—Segurísimo.—Todavía queda algo del asado que sobró ayer. Tu padre se ha

comidounbuentrozo.¿Tesirvounplatoconpatatasfritasytelosubo?¿Quieres?

Julia jugueteaconunmechóndesucabello;nose lohacortadoenlosúltimosmeses,ylollevamáslargoqueenlosúltimosaños.Apartalosojosdelportátil ymira fijamentea sumadreconcaradepocosamigosantes de regresar al capítulo cuatro de la segunda temporada deBlackMirror.Suexpresiónlodicetodo.Aitanacaptaalaprimeraelmensajedesuhija.Chasquealalengua,aunquenosedaporvencida.Sesientaenlacama, a su lado, y reclama su atención dándole unos golpecitos en elbrazo.Insistentemente.Lachicarefunfuña,perofinalmentesucumbealacariñosapresióndesumadre.

—¿Vasapasartetodoeldíametidaenlacamaviendoseries?—Estoydevacaciones.¿Quéhaydemaloenello?—Que llevas todas lasNavidades así—protesta lamujer al tiempo

queladestapa.—¡Nohagaseso!¡Hacefrío!La joven agarra con fuerza lamanta y se vuelve a cubrir. Le da al

botóndepausay,conungesto,invitaasumadreasalirdelahabitación.Encambio,Aitanavuelvealacarga.

—Cariño,entiendoquetodavíaesprontopara…—Estoybien,mamá—la interrumpe Julia—.Noquierohablar otra

vezdelomismo.Yacasinipiensoenloquepasó.Miente. Y lo saben tanto ella como su madre. Constantemente le

vienenalacabezafragmentosdeloquesucedióhacedossemanasenla

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estación de metro del aeropuerto. Los primeros segundos fueron deconfusión. Luego, al darse cuenta de lo que había ocurrido, entró enpánico. Sepalpó a símismapara comprobarqueno le faltabaningunaparte de su cuerpo. Tenía los oídos taponados y le costaba muchorespirar. Además, el humo y el polvo le dificultaban la visión. Fueroninstantesdramáticos,imposiblesdeolvidar.

—Has vivido una situación extrema y traumática, Julia —insisteAitana,queacariciaelbrazodesuhijamientrashabla—.Esnormalqueno te apetezca hacer nada y que te quedes en casa, donde te sientesprotegida. Pero la vida continúa, cielo. Y no puedes pasarte el día aquímetida.

—Mequedamenosdeunasemanadevacaciones.Cuandoempiecenotravezlasclases,todovolveráalanormalidad.

Normalidad.¿Aquiénpretendeengañar?DespuésdelosasesinatosdeAuroraydePatri,amanosdedosdesusprofesores,nadahavueltoasernormal.Nielfinaldelcursoanterior,nielverano,nielcomienzodesegundo de bachillerato. Y su vida es todavía menos normal desde eldiecinueve de diciembre, cuando Marcos Frade Villanueva decidiósuicidarse haciendo explotar una bomba a escasos metros de dondeestaban ella y sus amigos. Julia solo sufrió cortes y alguna heridasuperficial. Sin embargo, Emilio se partió una ceja y se hizo un fuerteesguinceeneltobillo;inclusoleescayolaronlapiernaderecha.Kerstin,lanovia de Emi, regresó a Suecia, a la mañana siguiente, con el brazoizquierdo enyesado como consecuencia de una fractura de radio. YVanesa… Vanesa fue la que salió peor parada y tuvo que pasar laNochebuenaingresadaenelhospital.Porsuerte,hacetresdíasledieronelaltaysemarchóasucasa,aunquetodavíatienesecuelasydoloresportodoel cuerpo. Julia aúnnoha ido a verla, aunquehanhabladovariasvecesporelmóvil.Sesienteculpabledequeestuvieraallíenunmomentotan inoportuno, ya que fue ella quien le pidió que la acompañara alaeropuerto a recibir a Emilio. Así que, si ya se encuentra mal por lascircunstancias que le ha tocado vivir, no quiere ni imaginarse cómoestaríasiaVanesalehubierapasadoalgopeor.

—Voy a subirte un poco de asado —sentencia Aitana antes deponersedepie—.Quierasono,debescomeralgo.

—Mamá,yatehedichoque…—Has perdido por lo menos tres kilos en estas Navidades. ¡Y las

Navidades están para ganar peso, no para adelgazar! ¡Y de postre te

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zamparásunaporciónde la tartademanzanaquehizo tuabuelaPilar!¡Entera!

—Pero,mamá…—Ni peros ni peras. De manzana. ¡La tarta de la abuela es de

manzana!¡Ladetodalavida!¡Laquetraetodoslosañoselunodeenero!Enquinceminutossuboconlacomida.¡Yvasadevorarhastalasmigas!

Sin darle oportunidad de réplica a su hija, la mujer sale de lahabitaciónacompañadadel impactante taconeodesuszapatos.Julia sequedaembobadaobservando lapuerta.Noestáacostumbradaaquesumadresemuestretaninflexibleconella.Aunqueadmitequetienerazón.Desdeeldíadelincidenteenelmetro,casinohaprobadobocado.NienNochebuenani enNochevieja.Tampoco ayer, unode enero, cuando suabuelaPilarysustíosfueronacomeracasa.Lamadredesupadrehabíapreparado su tradicional tarta de manzana, que tanto le gusta. Sinembargo,lachicanoaceptódarleniunmordiscoalpastel.

¿Hastacuándovaasentirseasí?Se tumba en la camabocarriba, se lleva lasdosmanos a lanuca y

cierralosojos.Unnuevoflashacudeasumente:elmomentoenquevioaEmilio después de la explosión, tras unos segundos de no comprenderabsolutamentenada.

Sangra por la nariz y la ceja derecha y no lleva puestas las gafas.Parecemuydesorientado.Esella laquesedeslizacomopuedehastasuamigoysesientajuntoaél.

—¿Estás bien?—Julia lo examina de arriba abajo. Se le hace raroverlosinsusgafasdepasta.

—Nolosé.Meduelemuchoelpiederecho.¿Quéhapasado?—Creoquehasidounabomba.ApesardequeEmiliolosospechaba,escucharlodelabocadeJulia

hacequelasituaciónle impresioney leaterretodavíamás.Entoncesescuando cae en la cuentadedónde se encuentra ydequé estáhaciendoallí.

—¿YKerstin? ¡Diosmío! ¿Dónde estáKerstin?—exclama asustadomientrassevuelvehaciaunladoyotroparalocalizarasuchica.

—Esaquella,¿no?—Juliaseñalaaunajovenrubiaqueestásentadaenelsueloysesujetaelbrazoizquierdoconlamanoderecha.Peronoesa la única que ve en aquel caos de escombros, polvo y humo—. ¡Vane!

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¡No!—gritadespavoridaallocalizarasuamiga:estátumbadaenelsuelodelaestación.

Juliaselevantadelsuelorauda,apoyándosecondolorenlaspalmasde lasmanos para incorporarse, y camina encorvada hacia ella. Está aunosdiez o docemetros.Vanesano semueve y tiene sangrepor todaspartes,perorespira.Porsuerterespira.

El sonido de una llamada de Skype provoca que Julia regrese a larealidad.Sonlasdosymediadelatardedeaqueldosdeenero.EsEmilio.

Lachicasesientaenelcolchónysitúaelportátilsobrelaspiernas.Se peina un poco con las manos y acepta la videoconferencia. En laventana aparece la imagen del chico con el pelo tintado de azul. Llevapuestassusnuevasgafasdemonturaroja.

—Hola, Emi —lo saluda tímidamente Julia, que dibuja una tibiasonrisa. Enseguida descubre que su amigo está preocupado. Y creeconocerelmotivo.

—Hola.—¿Vatodobien?—No.Va todomal—sequejaEmilio, que se ajusta las gafas enun

gestoquedenotanerviosismo—.HediscutidoconKerstin.A Julia está apuntode escapársele queno es la primera vez, ni la

segunda, yque terminaráarreglándolo comoen lasotrasocasiones.DecadadosconversacionesquehanmantenidodurantelasNavidades,unahasidoparahablardelosconflictosentreelchicoysuparejasueca.

—¿Porquéhabéisdiscutidoestavez?—Porquelehedichoquenotengoganasdehaceruntrabajodeclase.

—Emiliosecruzadebrazos—.Esporparejas.Tenemosqueentregarloenunosdías,perosoyincapazdeponermedelantedelordenadorapensareneseestúpidotrabajo.

—Normal.—Pues ella no lo entiende. ¿Te lo puedes creer? A pesar de que

también estaba allí, es incapaz de comprender que no tengo el cuerpoparahacertrabajos.¿Porquélosescandinavossontanfríos?

EmiliosetomadiezminutosparaexplicarleaJulia lasituación.Lachicaescuchaamedias.Realmente,no le interesan losproblemasentresu amigo y su novia. Se limita a asentir y a hacer alguna que otrapregunta intrascendente para que no parezca que ha desconectado del

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todo.Peroestádeseandoqueacabedesoltarleaquelrollo.Condisimulo,observaelrelojdelordenador.Sumadretienequeestarapuntodesubirconlacomida.Esoleservirádeexcusaparaabandonaraquellainsípidaconversación.

MientrasEmi siguehablando,Julia sepreguntaa símismacuántodurarán la desidia y la apatía que la han poseído en las últimas dossemanas.Laspalabrasdesuamigonoleimportan.InclusolefastidiaquelecuentesusencontronazosconKerstin.Sinolointerrumpeylomandaapaseoesporque todavíasiguesiendoamableyentiendeque loque leocurreesmásporellaqueporél.

¿YsilaantiguaJulianoregresajamás?Ayer,suabuelaPilarhablóconellasobreelasunto.Lamadredesu

padreesunamujersabia.Todosdicenqueseparecenyquehaheredadodeaquellaseptuagenariasuinteligenciaylacapacidadparadarsecuentadelascosasantesquenadie.

—Aunque no vas a olvidar nunca lo sucedido, tu mente lo iráasumiendoyconseguirásvivirconello.Soloescuestióndetiempo.

—Nosé,abuela.Mesientomuyrara.—No han pasado ni dos semanas, querida. ¿Por qué no te vienes

unosdíasamicasaadescansaryapensarenotrascosas?—Notepreocupes,abuela.Estoybienaquí.—Ambas sabemos que eso no es verdad. No hago milagros, pero

puedoayudarteaqueteencuentresmejor.Laproposicióndesuabuelaquedóenun«gracias,melopensaré»de

Juliayunasonrisa.Unadelaspocassonrisassincerasquehaesbozadodesdelaexplosiónenlaestacióndemetro.

—Oye,¿meestásescuchando?Lachicamiralapantalladesuportátil.Emiliohaacercadolacaraa

lacámarayparecemolesto.—Perdona,semehaidoelsantoalcielo.¿Quédecías?—Da igual. ¿Cuándo vas a venir a verme?Me aburro en casa. Mi

madreestámáspesadaquedecostumbre.—Hoynopuedo.Estasemanaalomejormepasoundía.¿Cuándote

quitanlaescayola?—Pasadomañana.¡Tengounasganas!Eneseinstante,suenaelmóvildeJulia.Lachicaexaminalapantalla

rápidamente y descubre que no tiene apuntado ese número entre suscontactos.Dudaentreresponderono.Enlosúltimoscatorcedías,variosperiodistas se han puesto en contacto con ella. ¿Cómo conseguirán su

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teléfono?No leapetecehablarcon laprensa.Aunqueesposiblequenoseaningúnmedio.Encualquiercaso,sumadreaparecerádeunmomentoaotroynotieneganasdecharlarconnadie.Asíqueoptapordejarquelallamadasepierda.

—¿Quiénera?—preguntaEmilio,incapazdeocultarsucuriosidad.—Niidea.—¿Periodistas?—Probablemente—respondeJuliaconpocoentusiasmo—.Emi,me

voyacomer.Luegohablamos.—Vale.Yanímateyvenavisitarme.Lachicaasienteconlacabeza,aunquesabequenovaahacerlo.Por

lo menos, no hoy. Ni tampoco cree que vaya a ir al día siguiente. Noentiende la razón, pero algo se ha apagado en su relación con Emilio.Aunquesiguesiendoalguienespecialparaella,noescomoantes.

—¡Julia! ¡Ábreme! —se escucha al otro lado de la puerta de suhabitación—.¡Tetraigolacomida!

Resignada,lajovensefrotalosojosconambasmanosyseincorpora.Aitana ha cumplido su palabra: quinceminutos exactos ha tardado enregresar. Le abre para dejar que entre en el cuarto. Sumadre sujeta aduraspenasunabandejaenlaquenocabríaniunalfiler.Alprometidoasado con patatas panaderas y la porción de tarta de manzana de suabuela,hasumadounplatoconmediadocenadecroquetasyotramediade empanadillas, una barrita entera de pan, un plátano y una lata deCoca–Cola.

—Mamá,tehaspasado.¡Esdemasiado!—Para nada —dice la mujer, que coloca la bandeja encima del

escritorio—. Tienes que alimentarte bien. Así que no quiero que sobrenada.¡Nada!

Juliaestáapuntodequejarseotravez,cuandosuteléfonosuenadenuevo.Compruebaqueelnúmeroqueapareceenlapantallaeselmismodeantes.

—¿Novasaresponder?—lepreguntaextrañadasumadre.—Seguramenteseráunperiodista.—¿Otravez?¡Esindignante!¡Ademáseresmenordeedad!Dejaque

contesteyo.Lamujer learrebataelmóvilasuhija,quenooponeresistencia,y

pulsaelbotónverdepararesponder.—¿Sí?¿Quiénes?—Aitanaoyelavozdeunjovenalotro ladodela

línea. Escucha atentamente lo que le dice, después mira a su hija y

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termina devolviéndole el teléfono—. Dice que se llama Hugo. No esperiodista.Es…amigodeIvánPardo.Necesitahablarcontigo.

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CAPÍTULO2

Martes,2deenerode2018

TerminalavideoconferenciaconJuliaysaledeSkype.Emiliotieneunasensaciónextraña.Lehaparecidoquesuamigaestabadeseandofinalizarla charla y marcharse. La ha notado fría y distante. Incluso más queúltimamente.Es lógico que, como les ha ocurrido a él, aKerstin y a lapobreVanesa, laexplosión lahayaafectadomucho.Peronoterminadeentenderporqué es laquepeor lo lleva cuando sus lesiones fueron lasmáslevesdelgrupo.

Entra en la carpeta de su escritorio reservada para K–Pop yselecciona la del grupo BTS. Elige el tema Save me y pulsa el play.Duranteaquellasdossemanasconlapiernaescayoladanohaparadodeescucharesacanción.Eslamismaqueseponíaenbucleenlosprimerosdías enEstocolmo, cuando todavía no conocía a nadie y se sentía solo.Como ya había imaginado antes demarcharse, no le resultó nada fáciladaptarse.Siensupropiopuebloapenasserelacionabaconlagentedesu edad, en Suecia, siendo nuevo, hablando otro idioma, las cosas nopodíansersencillas.TodocambióalaparecerKerstin.AEmiliolegustódesdeque la vioporprimeravez, aunqueno fuehastaunmesdespuéscuando se atrevió a hablar con ella. Para entonces, su inglés habíamejoradobastante,asíque,entreclaseyclase,seanimóapreguntarleaaquellajovenrubia,depielanaranjada,sisabíadealgunabibliotecacercadelaresidenciaenlaquevivía.Ellaledioindicacionescontodolujodedetalles y una sonrisa permanente que el chico consideró maravillosa.Empezaronaconversarmásamenudoeinclusodecidieronhacerjuntosalgunostrabajos.Hastaquehacedosmesesymediosebesaronenmitadde la calle, bajo el cielo gris de Estocolmo, y empezaron a salir comopareja.Lachicalepresentóasusamigos.YdeesamaneraEmiliosevio,

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porprimeravezensuvida,connoviayunaespeciedepandillaconlaquequedar.

—¿Otravezesamúsicade japoneses?—pregunta supadredesdeelumbralde lapuertade lahabitación.Elchiconosehapercatadodesupresenciahastaquehahablado.

—Nosonjaponeses,soncoreanos.—¿Coreanos?Juraríaquemehabíasdichoqueeranjaponeses.—Estosno.EnveranoempecéaescucharK–Pop.LootroesJ–Pop.

Sondiferentes.AntonioViñalesserascalacabeza,bastanteconfuso,peronoincide

eneltema.Aélleparecenylesuenantodosiguales.Entraenelcuartodesu hijo y se sienta en la cama. Emilio pulsa el botón de stop delreproductor ymira a su padre. El hombre echa un vistazo a la piernaescayoladadeljoven.

—¿Teduele?—lepregunta,aunquesabe la respuestadeantemano.Todoslosdíasleconsultalomismoenvariasocasiones.

—No,peroestoyhartodellevarelyeso.—Yasolotequedandosdíasconél.—¿Solo?Dosdíassonunaeternidad.—Paciencia.Cuando te loquiten, se tequedaráunapiernecitamuy

fina.Perderáscasitodalamusculatura.—Nuncahetenidomusculaturaenlaspiernas,papá—diceEmilio—.

Nienlosbrazos.Soymuyblandito.El hombre suelta una carcajada y niega con la cabeza tras la

ocurrenciadesuhijo.Losdosacabansonriendo.Larelaciónentreelloshacambiadodesdelacharlaquetuvieronafinalesdemayo,despuésdelagrancrisisencasa.InclusopuededecirsequeambossehanechadodemenosenlosmesesqueEmiliohavividoenEstocolmo,aunquehablabanbastanteporteléfono.

Antonioborralasonrisadesurostroyseponemuyserio.TienealgoquecontarleaEmilio.Elchicoenseguidasepercatadeello.

—¿Qué pasa, papá? Te ha cambiado la expresión de la cara derepente.

—MehallamadoalmóvilAnaRincón,laviudadeMarcosFrade.Legustaríahablarcontigo.

—¿Conmigo?¿Paraqué?—Dealgunaforma,quieredisculparseporloocurrido.Emilionosabemuybiencómoencajar loqueacabadecontarlesu

padre. La mujer del tipo que se suicidó con un explosivo casero en la

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estacióndemetrodelaeropuertodeseapedirleperdón.—¿Yquélehasdicho?—Que te preguntaría si aceptabas verla. Por tumadre y pormí no

hay inconveniente. Incluso podríamos estar presentes si así te sientesmáscómodo.

—No sé. No me apetece recordarlo todo otra vez. No es nadaagradable.

—Te entiendo. Como tú veas. Piénsatelo. He quedado en llamarlaluego.

—Vale.Aunqueprefieronohablarmásdeesetema.Antonioasiente,colocaunamanoenlarodilladesuhijoylaaprieta

suavemente.Selevantadelacamaysedespidedeélconun«descansa».Emilio se queda pensativo, mientras mira por la ventana de la

habitación. El solo hecho de rememorar lo sucedido en la estación demetroledaescalofríos.Ahorapodríaestarmuerto.¿Quéselepasaríaporla cabeza a aquel hombre para hacer algo así? Nadie ha dado unaexplicación razonable todavía. Los medios de comunicación han idosoltando muchos rumores e hipótesis. Parece descartado queperteneciera a algún grupo terrorista o a una célula yihadista paracometer atentados. Fue un acto individual del que se desconocen lascircunstancias.

¿SabrálaquefueparejadeFradelasrazonesporlasquesumaridosesuicidó?

Conoceaesamujerdeverlaalgunavezenlatelevisión.Laprensanoha dejado de intentar sonsacarle cualquier tipo de información enaquellasdos semanas.Emilio sienteentoncesuna repentinacuriosidad.VuelveacentrarseenelportátilyentraenYouTube.Enlabarraescribe«Ana Rincón» y pulsa el enter del teclado. Enseguida descubre queexistenvariosvídeosenlosqueaparece;enlamayoríadeellos,rodeadademicrófonos.Visualizaelprimerode la lista.Fuegrabadoelveintidósdediciembre.

Setratadeunamujernomuyaltayconelcabellooscuro.Se loharecogido en una coleta. Tiene cierto parecido a Ana Guerra, laconcursantedeOperaciónTriunfo,aunqueesalgomayor.Aparentaentreveintisiete y treinta años. Lleva gafas de sol y un abrigo granate cuyacremalleratienesubidahastaarriba.Suvozsuenabastanteagudayestáalgoafónica.

—¿Podríadecirnossiteníaalgunasospechadeloqueibaahacersumarido?—lepreguntaunperiodistaderostroanchoyojosclaros.

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Lamujersequedamirándoloensilencio.Luegosetocalasgafasdesol,nerviosa,yleresponde.

—¿Ustedcreequesiyohubierasabidoloqueibaahacernolohabríadenunciado?

—Entonces,¿nosabíanada?—insisteelmismoreporteroregordete.—No,claroqueno.—¿Por qué cree que lo hizo?—interviene ahora una joven de pelo

rubio y liso que, en cuanto lanza la pregunta, aproxima demasiado sumicrófonoalabocadeAnaRincón.

—Nolosé.Deverdadquenolosé.Emiliocontinúaviendoelvídeoysepreguntasiélalgúndíatendrá

querealizarun trabajoparecidoalqueestánhaciendoesosperiodistas.Lamujerpareceagobiada,perosu testimonioesmuy importante.Juliadiríaquesoloescarnaza televisiva,peroél lovecomouna informaciónnecesaria y fundamental. Es nada más y nada menos que la viuda deMarcosFrade,elhombrequehizoexplotarunabombaenlaestacióndemetrodelaeropuerto.Ningúnmediopuededesaprovecharlaocasióndepreguntarlesobreaquelasunto.

—¿Cómoesposiblequenovieraasumaridoconelexplosivosi,alparecer, lo fabricó en supropia casa?—lepreguntaahoraun chico congafasquealargaelbrazoycolocaenprimeralíneasumicrófonoamarillo.

—No fue en casa. Fue en el trastero que tenemos en el sótano denuestroedificio.

—¿Ynuncabajaaltrastero?—No,casinunca.Allísolohayobjetosviejosquenuncautilizábamos.—¿Ynosabíaquesumaridoibaaltrasteroa…fabricarunabomba?—No,no…Losiento,pero…AEmilioledalaimpresióndequeAnaestállegandoallímite.Muy

nerviosa, agacha la cabeza y comienza a caminar hacia su derecha,deprisa, abriéndose paso entre los periodistas. Estos la persiguen, peroellanosedetiene.Ahíterminaelvídeo.

Aljovendelpelotintadodeazulledalástimaaquellamujer.Debedeestarpasandountragomuyamargo.Quedarámarcadaparasiempre.Nosolo ha perdido a su marido, sino que la prensa va tras ella, como elCoyote persigue al Correcaminos. Que quiera contactar con él parapedirledisculpasporalgodeloquenisiquieraesresponsableesungestoquelaengrandeceylahonra.Alomejorsesienteculpableyloquedeseaesquitarsedeencimaesapesadísimacarga.

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¿Les habrá pedido o les pedirá lo mismo a Vanesa y a Julia?¿Tambiénquerrádisculparseconellas?¿SabráalgodeKerstin?

Kerstin…Últimamente, su novia y él discuten demasiado.Es curioso que en

Estocolmo apenas tuvieran un par de enfados tontos sin importancia ysinembargo,desdelaexplosión,esraroeldíaenquenoseenfrentanporcualquier cosa. Ella viajó a España con mucha ilusión y regresó a lamañana siguiente a Suecia, obligada por sus padres, con el radio delbrazoizquierdoroto.Enpocasocasionesyalaescuchareírporelmóvilola ve sonreír a través de Skype. Echa demenos la relación que teníanhastahacedossemanas.

Y,paracolmo,Juliatambiénsecomportadeformaextrañaconél.Es increíble lo que puede cambiar la vida de las personas por las

acciones de otra. Solo hay que estar en ese lugar, en el instantedeterminado,yelmundotomaunadireccióndiferente.Girahaciaelotrolado.Irremediablemente.Sinsaberporqué.

Susojosvuelvenalapantalladelordenador.AllícontinúalaimagendeAnaRincón,ataviadaconsuabrigogranatedecremalleraysusgafasdesol,yunmontóndereporterosasualrededor.Emilioresopla.Quizásehayaprecipitado.Talvezlomásadecuadoseahablarconaquellamujerypermitir que le diga lo que tenga que decirle. Aunque eso le obligue arecordarelpeordíadesuvida.

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CAPÍTULO3

Martes,2deenerode2018

Julia espera a que su madre salga de la habitación para hablar por elmóvil.Aitanacierralapuertatrasdesíylachicasesientasobreeltablerodemaderadelescritorio.Estáalgoconfusa,aunque tambiénsienteunagrancuriosidad.¿UnamigodeIván?Hacevariosmesesquenosabenadadeél.Laúltimavezquetuvonoticiasdeljovendelpiercingenlacejafueenseptiembre,atravésdeunmensajedirectoenInstagram.

«Hola, Julia. Espero que hayas pasado un buen verano. Finalmente pude presentarme aselectividaden laconvocatoriaextraordinariayheaprobado,aunquenomehaservidodemucho. No voy a estudiar este año ninguna carrera. Me he apuntado a una especie demódulodeInformática.Peronotevoyaaburrirconmivida.Soloqueríapedirteperdónportodoloquepasó.Sivienesporlaciudadalgúndía,podríamosquedaryhablamosmejorenpersona.¿Quéteparece?Sigopensandomuchoenti.Respóndemecuandopuedas…ysiquieres».

Pero Julia no contestó al privado de Iván. No le apetecía volver amantener contacto con el tipo que había jugado con ella y sussentimientos.Cincodíasmástarde,Vanesaleanuncióque,cotilleandoenInternet, había descubierto que el joven había cerrado su Instagram yeliminadosuperfildeTwitter.

—¿Sí?—¿EresJulia?—Sí, soy yo —responde la joven, que no reconoce la voz de su

interlocutor—. Me ha dicho mi madre que te llamas Hugo y que eresamigodeIvánPardo.

—Asíes.Encantado.—Igualmente.

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Definitivamente, nunca ha oído la voz de aquel chico. Tampoco lesuena su nombre. No hay ningún Hugo en su instituto, ni nadie queconozcadelpueblosellamaasí.

Duranteunossegundos,ningunodelosdosdicenada.Juliaesperaaque sea él quien continúe hablando; no quiere parecer impaciente ypreguntarle el motivo de su llamada. Al final, logra su propósito y elmuchachoreactivadenuevolaconversación.

—NosolosoyamigodeIván,tambiénesunodemiscompañerosdepiso.Llevamosviviendojuntosdesdefinalesdeseptiembre.

NoestabaaltantodequeIvánvivíaconmásgente.Tampocopodíasaberlo tras la desaparición del chico de las redes sociales. Un par devecesentróensuscuentas,peroestascontinuabandesactivadas;estabaclaroquehabíaoptadoporquitarsedeenmedio.Enocasionessehabíapreguntado si ese hecho estaría relacionado con que ella no lerespondieraalmensajeprivadoenInstagram.

—¿Para qué me llamas, Hugo? —pregunta Julia impaciente trasproducirseotroincómodosilencio—.Nosénadadeéldesdehacemuchotiempo.

—Sinembargo,élnohaparadodehablardetienestosmeses.—¿Hablademí?—Sí,continuamente.Yestámuyarrepentidodeloquetehizo.Melo

hacontadotodo.—Ya.Telohacontado.A Julia aquella conversación empieza a no hacerle ninguna gracia.

Por lo que se ve, Iván va hablando por ahí de ella. No tenía ningúnderecho a contarle nada a ese chico, pormuy compañeros de piso quesean.

—No te enfades,por favor—le ruegaHugo.Parece tenso—.Él solocuentacosasbuenasdeti.

—Vale.Perotodavíanomehasdicholarazónporlaquemellamas.¿Estáahíatulado?¿Osestáisriendodemí?Teadviertoquenoestoydehumorparabromas.

—No.Paranada.Nadieseestá riendode ti.Te loprometo.Estaesunallamadaseria.

—¿Entonces?¿Quéesloquequieres,Hugo?El joven vuelve a guardar silencio. A Julia ese comportamiento

empieza a resultarle familiar. Aquel chico se piensa bastante las cosasantes de soltarlas. Eso significa que se trata de alguien prudente.O deunapersonacalculadora.

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—Ivánhadesaparecido—revelaporfinHugo,sinmásrodeos.—¿Quehadesaparecido?¿Cuándo?—SefueaunafiestaenNocheviejaytodavíanohavuelto.—¿Nohavuelto?—No.Nosénadadeéldesdeesemomento.—¿Hashabladoconsuspadres?Talvezestéconellos.—Imposible.SeencuentrandeviajeenAsia.Regresaneldíacinco—

argumentael joven—.Loscincocompañerosdepisohabíamosquedadoayer para cenar con unos amigos. No se presentó. Y tiene el móvilapagado.

Juliase frota la frenteysemuerdeel labio.Otravezno.Nopuedevolver a estar sucediendo. Los recuerdos del año anterior comienzan abombardearsucerebro.

—¿YsuWhatsApp?¿Hasmiradodesdecuándonoseconecta?—Tienedesactivadaesaopción.Nosepuedesaber.—Igualestáenlacasadealgúnamigoysehaquedadosinbateríaen

elteléfono.—Noshabría avisadode algunamanera. Ya te digo que la relación

entrenosotrosesmuyestrecha.Noslocontamoscasitodo.—¿Habéisllamadoalapolicía?—No…Nopodemos.—¿Porqué?—Esonotelopuedodecir.—EltonodevozempleadoporHugoha

sidomuyseco—.Poresarazón tehe llamadoa ti. Ivándicequeeres lapersonamásinteligentedelmundo.Queerescapazderesolvercualquierenigma.Alomejortúpuedesayudarnosa…

—¿Ydedóndehassacadominúmero?—De una agenda. Iván también apunta sus contactos a mano.

EstudiaInformática.Sabequelosaparatospuedenestropearse.Aquello lesuenararísimo.LasexplicacionesdeHugosonrápidasy

coherentes, pero no la convencen. Le suenan como si estuvieranpreparadas. Lo más probable es que los dos amigos estén gastándolealgúntipodebromaestúpidayseesténpartiendoderisaasucosta.

—Siayudastealapolicíaaresolveraquelloscrímenes,quizápuedasencontraraIván.Dios,esperoquenolehayapasadonada.

Los medios de comunicación habían evitado mencionar lacolaboración de Julia Plaza en la detención de Lázaro Martínez y deJonathanVila.Duranteeltranscursodelosdosjuicios,lachicatuvoquedeclarar,perolohizotrasunbiomboy,alsermenordeedad,sunombre

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noaparecióenlaprensa.Aunasí,nofueunasituaciónsencillaparaella,yaqueenelpueblotodosseenterarondelosucedido,aunquesedieronunainfinidaddeversionesdiferentes.

—Estarábien—diceJuliasinmuchaconvicción—.Seguro.—Ojalá.Peroesmuyextrañoquenonoshayallamadoaningunode

nosotrosyquetengaelteléfonoapagadodesdehacecasidosdías.—¿Adóndefueenfindeaño?—Aunafiestaenunadiscoteca,enelcentrodelaciudad.—¿Conquién?—No lo dijo. Cenó y se comió las uvas con nosotros y después se

marchósolo.—¿Habíaquedadoconalguien?—Nolosé…Notienenovia,siesaloqueterefieres.Enrealidadnolohabíapensado.Onodirectamente.Aunquesifuea

unafiestaenNocheviejaaunadiscoteca,espocoprobablequelohicierasolo.

—Nosé,Hugo.Yaaparecerá.Ysinolohace,tienesqueavisarasufamiliayalapolicía.

—Ya te he dichoquenopuedo—insiste con rotundidad el chico—.Julia,¿porquénovienesynosayudasaencontraraIván?Puedequetúdescubras algo que a nosotros se nos haya pasado por alto. Por favor.Estamosdesesperados.

—Losiento,ahoramismoesimposible.Seguroqueprontosabréisdeél.Tengoqueirme.Adiós.

La chica cuelga sin permitir queHugo continúe con sus plegarias.Sueltaelmóvily,deunbrinco,sebajadelescritorio.Sabequehaactuadoaladefensivayque,silallamadasehubieraproducidohaceunosmeses,sehabríacomportadodeotraforma.

¿Debería preocuparse por Iván? No. Por supuesto que no. Sinembargo…

Juliaresoplaysefijaenlabandejarepletadecomidaquesumadrelehasubido.Elolordelasadopenetraporsusfosasnasalesy,enlugardedarlehambre,leprovocanáuseas.Tampocoleapetecenlascroquetasnilasempanadillas.Perosumadreseenfadarámuchoconellasisubeyvequenohaprobadonada.

Debehacerunesfuerzoycomerunpoco.Pinchaconeltenedorunapatatayselaintroduceenlaboca.Masticadesganada.

SiIvánnoharegresadoasupisodesdeNocheviejaesqueestaráconalguien en cualquier otro lugar. Posiblemente salió de fiesta hasta las

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tantas.Bebió.Tuvounaresacadelasbuenas,deesasquepillanmuchosjóvenesdurante las fiestasdeAñoNuevo.Yeldíaunodeenero lopasóenterometidoen lacama.¿Yelmóvildesconectado?Sinduda,se lehaagotadolabateríaynisehabrádadocuentatodavía.O,alomejor,síseha dado cuenta, pero no tiene un cargador amano compatible con suteléfono.Esaeslaexplicaciónlógicaymásrealqueledaaladesaparicióndelchicoquetantoladecepcionóhaceunosmeses.

Atraviesaviolentamenteotrapatataconeltenedoryselacome.Este no puede ser otro caso como el de Aurora. No. Se niega a

pensarlo.Aunque ese chico ya no tiene un hueco en su corazón y hacetiempoqueeshistoria,seleremueveelestómagosolodeimaginarquehapodidopasarlealgomalo.

DespuésdecincopatatasydedarlemuchasvueltasaltemadeIván,Juliaesincapazdeseguircomiendo.Ledaigualquesumadreseenfade.Suestómago seha encogido completamentey lasnáuseas son cadavezmayores.

EsetíofueuncapulloconellaytambiénconVanesa.Seportófatalcon ambas. Evitar cualquier contacto con él fue una decisión acertada.Peronoledeseaningúnmal.Ellanoesasí.

Su móvil vuelve a sonar. Julia se precipita sobre el teléfono ydescubrequeesunWhatsAppdelnúmeroque laha llamadohaceunosminutos.

«Sientomolestartedenuevo.Nosésihabráspensadoenloquetehepedido.Realmente,seríasdemuchaayuda.EstamosmuypreocupadosporIván.Hevueltoallamarleysumóvilsiguedesconectado.Julia,tenecesitamos.Estonoesunabroma,deverdad.Tevoyapasarladireccióndedondevivimosporsiteanimasavenir».

Enel siguientemensaje,Hugo le envía a Julia la localizaciónde lacalleenlaqueresidenyelnúmerodelportalmáseldelpiso.LachicasesorprendecuandoleeelWhatsApp.ElapartamentodeHugoeIvánestáenelmismobarrioymuycercadelacasadesuabuelaPilar.Dehecho,calcula que no debe de haber más de ocho o nueve minutos andandoentreunedificioyotro.Eslamismaparadademetroparaambos.

—Estosíqueesunacasualidad—dicelajovenenvozbajaantesdeabandonarelteléfonoencimadelacama.

Durante unosminutos, Julia reflexiona sobre su situación actual ylosacontecimientosqueselehanidoviniendoencima.Nopuedecreerse

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elrumboinesperadoquehatomadosuvidaenlosúltimosmeses.Esdelocos.Absolutamentedelocos.

Sigue sintiéndose apática. Triste. Incluso se nota extraña, como situvierapartedesumentebloqueada.Peroletocareaccionar.TienequebuscaralaJuliadeantes.

RecuperaelmóvilparaentrarenGoogle.Necesitasaberelhorariodeautobuses que salen por la tarde rumbo a la ciudad. Finalmente, va ahacerlecasoasuabuelayaceptarápasarunosdíasconella.Leirábiensalir del pueblo. Y de paso podrá hacer alguna que otra comprobaciónacercade lapresuntaymisteriosadesaparicióndeIvánPardo.Aunque,sobreeseasunto,nolastienetodasconsigo.Nimuchomenos.

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CAPÍTULO4

Martes,2deenerode2018

Suspadreslehandadoelvistobueno:Juliatienepermisoparaquedarseunos días con su abuela. Les ha parecido una gran idea. Tanto AitanacomoMiguelÁngelpiensanquePilarpuedehacerleverlascosasdeotraforma a su hija. Sobre todo animarla y lograr que recupere la sonrisaperdida.Laexplosiónenelmetronuncalaolvidará,perodebeempezaraasumirqueaquelloocurrió.Deloquenoleshahabladolachicaesdelapresunta desaparición de Iván y de lo cerca que él vive de su abuelapaterna.

YahaavisadoaPilar,porWhatsApp,dequecogeráelautobúsdelasseisydiez.

«Mealegrodequetehayasdecididoavenir,queridanieta.Lopasaremosmuybienjuntas».

Notienedudasdeello.Aunquesevenmenosdeloqueaambaslesgustaría, su entrañable abuela es de esas personas capaces de hacerlafeliz. A Julia le encanta escucharla contar historias de las que nuncaexplica su procedencia o si están basadas en hechos reales o no. Fuequien laenseñóa jugaralajedrezycomparten laaficióncasienfermizaporloslibrosdeAgathaChristie.

—¿Ya has acabado con la maleta? —pregunta la voz grave de unhombre. Su padre se encuentra bajo el marco de la puerta de lahabitación.

La jovensevuelveymueve lacabezadeunladoalotro.Doblaunacamisetarojay lacolocasobreotrablanca.MiguelÁngelseacercaasuhijaylaobsequiaconunbesoenlacoronilla.

—Me tengo que ir al cuartel en cinco minutos. ¿Te acerco a laestacióndeautobuses?

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—Notepreocupes,papá.Elbusnosalehastalasseisydiez.Elhombremirasurelojycompruebaquesonlascincoyveinte.No

puedeesperarlatanto.—¿Hastacuándopiensasquedarteconlaabuela?—Mi idea es volver el sábado o el domingo. Tampoco quiero darle

muchotrabajo.—Ella está encantada de que vayas. Ya lo sabes —comenta el

sargentomientrassonríe—.Creoqueteirámuybiendesconectardetodoesto,Julia.Aunqueseancuatroocincodías.

LachicaasienteapesardequesumenteestámáscentradaenloquelehacontadoHugodeIvánqueenlatranquilidadquepuedaencontrarella en la casa de su abuela. Es cierto que necesita desconectar de losacontecimientosquehavividoen losúltimosmeses,peroesoesmuchomásdifícilhacerloquedecirlo.

Supadresedespidedeellaylepidequelollameencuantollegue.Éltambiénlohapasadomalúltimamenteyselenotaenelrostrocansadoyen las profundas ojeras. El caso de las chicas asesinadas del InstitutoRubénDarío lo dejó sin energías. El juicio no fue plato de buen gustopara nadie y menos para el principal responsable de la investigaciónpolicial, que tuvo que justificar cada acción realizada ante el jurado.Además, justo el día en que declararon culpable a Jonathan Vila, tuvolugar la explosiónenelmetroquehirióaJulia y susamigos.TampocoMiguelÁngelpuedeolvidaraquelinstanteenelquehablabaporteléfonoconsuhijayescuchóelterribleestruendo.Fueelmayorsustodesuvida.

Julianoquieremeterdemasiadaropaenlamaleta.Silepesamucho,luegolecostarállevarladeunladoparaotro.Y,enlaestacióndemetromás cercana a la casa de su abuela, no hay escaleras mecánicas niascensor. Pero están en invierno, hace frío y necesita prendas queabriguen.Yesassonlasquemásespacioocupan.

¿Dóndeestásugorroblancodelana?Noloencuentraenelcajóndelacómodaenelqueguardalosguantesylasbufandas.¡Esverdad!Seloprestó a Vanesa. Su memoria no la habría hecho dudar hace unassemanas.

Mira el reloj del móvil y comprueba que son las seis menosveinticinco.Sisedaprisa,ledarátiempoairacasadesuamiga,queestádecaminoalaestacióndeautobuses.

Sumadresemarchóhaceunrato.AJulialehabíacaídounabroncapornohabercomidoapenas;pero,comoAitanaestabacontentadeque

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suhijasefueraunosdíasconsuabuelaPilar,elrapapolvofuemenordelesperado.

Enlacallesientefrío.Diríaqueestáncercadeloscerogrados.Yahaanochecidoynoseveademasiadagente.Porlomenosnollueve.

Juliaarrastrasumaletaporlaacera.Lasruedecitaschirríanmuchoyteme que se le rompan antes de llegar a la estación. Quizá hayaintroducidodemasiadopeso,peroyanohaymarchaatrás.No tardaenllegaral edificio enelqueviveVanesa.Llamaalporteroautomático, alsegundoA.

—¿Sí?¿Quiénes?—preguntaunamujeralaquelajovenenseguidaidentifica.SetratadeGloria,lamadredesuamiga.

—Hola.SoyJulia.VengoaveraVanesa.Seescuchaunsonoropitido,unidoaunclicmetálico,ylapuertase

abre. La chica entra y se dirige hacia el ascensor, situado al fondo delvestíbulo.Porsuertenotienequesubirescalerasconlamaletaacuestas.En aquel pueblo, muchos edificios han instalado ascensores en losúltimosquince años; antes, sobre todo en la parte antigua, casi ningúnpisodisponíadeellos.

Enlasegundaplanta,lapuertadelAseencuentraentreabierta.Unamujer con el pelo largo y rubio, ataviada con un vestido blanco que lellegahastalostobillos,laespera.NuncahabíatenidorelaciónconGloriahasta que Vanesa y ella empezaron a pasar más tiempo juntas. Enrealidad,nisiquierahabíanhabladohastaelúltimoverano.

—¿Y esa maleta? ¿Te vas a alguna parte? —le pregunta la mujerdespuésdedarledosbesos.Entranjuntasenelapartamento.

—Sí, a la ciudad. Me voy a pasar lo que queda de vacaciones deNavidadconmiabuela.

—Hacesbien.Todoloqueseasalirdeestelugarespositivo.JuliasabequeGloriaestádeseandomarcharsedelpueblodesdehace

tiempo. Se lo ha contado Vanesa. Pero, junto a sumarido, regenta unpequeñohotelde tresestrellasqueessumediodevida.Suamiga leharevelado que, en varias ocasiones, se han planteado venderlo. Sinembargo, siempre que ha surgido un posible comprador se hanarrepentidoyhandescartadolaoportunidad.

—Solohevenidoparapedirleatuhijaungorroblancodelanaquelepresté.¿Cómoestá?

—Bueno, continúa con muchos dolores. Duerme un poco mejor,aunquesigueteniendopesadillas.Dejalamaletaaquí.

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La jovenobedece y abandonamomentáneamente su equipaje en elrecibidor.EllatambiénsueñaamenudoconelmomentodelaexplosiónyleconstaqueaEmiliolesucedelomismo.Esalgoconloquevanatenerquelidiarduranteuntiempo.Yaseloadvirtióelpsicólogoquelaatendióenelhospital.

GloriayJulia llegana lahabitacióndeVanesa,al finaldeun largopasilloprovistodesuelodelosayparedespintadasenocre.LamujertocaalapuertaylesusurraaJulia:«Ingridestáconella».Inmediatamente,seescuchalavozdelachicadandopermisoparapasar.EsGlorialaqueabre,aunquecedeasujovenacompañantelaopcióndeentrarprimero.

—¡Hola! ¡Qué sorpresa!—exclamamuy ilusionada Vanesa, aunqueenseguida dibuja una mueca de dolor cuando hace el esfuerzo deincorporarse.

Juliacaminasonrientehastalacama.Efectivamente,suamiganoseencuentrasola.Ingridestáasulado.Ynoponelamejorcaraalverasucompañeradeclase.Vanesa,encambio, seagarraal cuellode la reciénllegadayledadosruidososbesosenlacara.

—¿Cómovatodo?—preguntaJulia,quecogeduranteunossegundoslamanodelachica—.Tienesbuenaspecto.

—Gracias,peroséquenolodicesenserio.Estoyhorrible.—Túsiempreestáspreciosa.—No mientas. Parezco la novia cadáver. Tim Burton podría

inspirarseenmíparasupróximapelícula.Vanesasueltaunarisitanerviosaydenuevosequeja,estavezdeun

pinchazoen la zona lumbar. Ingrid se inclinahacia ella y le colocaunaalmohadaenlaespalda.Acontinuación,leacariciadulcementelacabezayledaunpicoenloslabios.

—Juliahavenidopararecuperarungorroqueteprestó—leexplicaGloria—.¿Sabesdóndeestá?

—Sí,enelarmario.Segundocajón—respondesuhija—.Perdonapornohabértelodevueltoantes.

—No te preocupes. Es que me voy a la ciudad unos días y queríallevármelo.Eselmáscalentitoquetengo.

Gloria busca donde Vanesa le ha indicado. Rápidamente loencuentra,porqueeselúnicodeesecolor.SacaelgorroblancodelanayseloentregaaJulia.

—¿Tevasalaciudad?—Sí, conmi abuela Pilar.Me lo propuso ayer ymis padres lo ven

bien.

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—Teenvidio.Yonoveoelmomentodevolverapisarlacalle.Estoyhartadeestarencerradadíaynoche.

—Seguro que pronto te recuperas del todo—dice Julia. El reloj leconfirmaquedebedarseprisa—.Tengoquemarcharme.Miautobússalealasseisydiez.

—¡Oh!¿Tanpronto?Medapenaquetevayas.—Cuando regrese vendré a verte de nuevo y seguro que estarás

muchomejor.NosiremosatomaralgoyacelebrarlasNavidadesquenohastenido.

Vanesasonríecontristezaylepidequeseloprometa.Secuelgadenuevodelcuellodesuamigaylabesaenlamejilla.Lasdossedespidenconlapromesadequeprontolascosasvolveránasercomoantes.

—Te acompaño —suelta de improviso Ingrid, que sale de lahabitaciónjuntoaGloriayaJuliadespuésdedarleotropicoenloslabiosasunovia.

Lastreslleganalapuertadelpiso.LamujerledesealomejoraJuliay la abraza antes de que esta se dirija al ascensor. Ingrid, en cambio,continúacaminandojuntoasucompañeradeclase.Bajanensilencio.Sinembargo,enelvestíbulo,lanoviadeVanesaacelerayseinterponeentrelachicaylasalidadeledificio.

—¡Bastaya!—exclamausandountonodevozdesafiante—.¡Aléjatedeella!

—¿Quemealeje?Noteentiendo.—No te hagas la tonta conmigo—insiste Ingrid, que se aparta con

vehemenciaunmechóndepelodelacara—.Eresmuylista,peronoparasdeocasionarproblemasatodoelqueseacercaati.¡MiracómoterminóPatriciaHerrero!¡OEmilio!¡OlapobreVanesa!

—Esoquedicesnoesjusto.—¿Quenoes justo? ¡Loquenoes justoesqueminovia casino se

puedamoverdelacama!¡Quetengapesadillastodaslasnoches!¡Yqueleduelanhastalaspestañasinclusocuandovaalcuartodebaño!¡Esosíquenoesjusto!

—Yonotengolaculpade…—¡Claro que es tu culpa! ¡Así que no te acerquesmás a ella! ¿Me

oyes?¡Déjalaenpazparasiempre!¡Parasiempre!

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CAPÍTULO5

Martes,2deenerode2018

Suenael timbre.EsAntonioelquese levantayacudeaabrir lapuerta.Emilioestásentadoenelsofádelsalón,conlapiernaescayoladaestirada.Sumadreseencuentraenunasillafrenteaél.

—Creo que has hecho bien en querer hablar con ella —comentaAlmudena,quenotaasuhijonervioso—.Talveztesirvadeterapia.

El jovenseencogedehombros.Noestámuysegurodequeaquellacharlavayaareportarlealgopositivo.Pero,despuésdeverlosvídeosenYouTube de Ana Rincón, ha sentido la necesidad de darle esaoportunidadalaquefueesposadeMarcosFrade.Enrealidad,ellaesotradelasvíctimasdeaquellahistoria.

AnaentraenelsalónacompañadadeAntonio.Llevaelmismoabrigogranatedecremalleraqueteníapuestoeldíaqueatendióalosmediosdecomunicación. Lamujer se acerca a Emilio y lo saluda con dos besos.LuegorepiteelmismoprocedimientoconAlmudena.

—Gracias por aceptar verme—diceAna, que ocupa el sillón que leofrecenalunísonolospadresdelchico.Sequitaelabrigoylodejaenelreposabrazosderecho—.Séquenohabrásidofácilparati.

—Creoqueloquehasucedidonohasidofácilparanadie—respondeEmilio,sorprendidoporlaenterezaquemuestraaquellamujeralhablar.Estámuchomástranquilaqueenlosvídeosquehavistodeellaysuvozsuenamenosaguda.

—Tienesrazón.Anaseechahaciadelanteysemasajealassienesconambasmanos.

Por un instante, da la impresiónde que sumente se ha fugadode allí.Parece ausente. Son unos segundos de absoluta y completa dispersión.Después mira a Emilio y esboza una sonrisa a medio camino entre eldolorylasinceridad.

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—Han sido unos días horribles. Aún no lo he asimilado. Cuandopienso que fue él quien detonó la bomba en la estación de metro delaeropuerto,meentranescalofríosportodoelcuerpoymepreguntosiyopodría haber hecho algo para evitarlo. —Ni Emilio ni sus padres seatreven a interrumpirla o a dar su opinión. Prefieren permanecer ensilencio y continuar escuchando lo que Ana Rincón relata—. HacíabastantetiempoqueMarcosyyonoestábamosbien.Elhombrequeyoconocí,yconelquemecasé,separecíamuypocoalapersonaenlaquese había transformado en los últimosmeses.Aun así, le quería.O creoquelequería.Nodelamismaformaquealcomienzodelarelación,estáclaro, pero erami pareja y de vez en cuando soñaba con que las cosasregresaran a como eran al principio. —Suspira y vuelve a frotarse lassienes,aunqueenestaocasiónsoloduranteunpardesegundos—.Sientolo quemimarido hizo y que te vieras perjudicado por ello, Emilio. Siqueríaquitarselavida,tendríaquehaberlohechosindañaranadiemás.

El jovenobserva a lamujer con atención, pero sigue sin saber quécontestarle.Le tiemblan las rodillasy los recuerdosde la explosiónvanreproduciéndoseconstantementeensumente.Essupadrequientomalapalabra.

—Ni es tu responsabilidadni es culpa tuya lo que ha pasado,Ana.Debes quedarte tranquila.El único culpable de lo ocurrido fueMarcos.Por nuestra parte y por la de Emilio, no existe ni un gramo de rencorhaciati.

Emilioasienteparamostrarqueestádeacuerdoconloqueacabadedecirsupadre.Esverdad,noalberganingúntipodeanimadversiónhaciaaquellamujer.Al contrario: entiendeque estar en su lugardebede sermuyduro.

—Muchasgracias.Pero,enciertamanera,meveíaenlaobligacióndevenirapedirosperdón.Nosésiennombredemidifuntomaridooenelmío propio. Lo único que sé es que mi alma está rota y que sientomuchísimo todo esto. No es justo que este chico esté con una piernaescayolada,niquehayavividounaexperienciacomoladeldiecinuevedediciembre.

LafuerzayelaplomoconlosqueAnaRincóniniciólaconversaciónsehanidodiluyendo.Haceloposibleparaaguantarfirme,peroesobvioqueseestáderrumbandopocoapoco.Losojosselehanenrojecidoylavozselevaapagando.

—¿Te has puesto en contacto con las otras personas que seencontrabanesedíaen laestacióndemetro?—preguntaEmilio,quese

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dacuentadelmalmomentoporelqueestápasandoaquellamujer.—No.Connadiemás—contestaAna,quebuscaalgoenlosbolsillos

desuchaqueta.Sacaunpañueloysesecalas lágrimas.Se lehacorridounpocoelrímel—.Túereselprimero.Nosabíacómoibaareaccionaralestaral ladodeunode losafectadospor laexplosión.Tengoentendidoqueentrelosdamnificadoshayvariasamigastuyas,¿verdad?

—Sí. Dos de ellas son buenas amigas y otra es mi novia. AunqueKerstin está en Estocolmo. Yo estudio allí. Nuestro avión acababa deaterrizare íbamosapasar juntos lasvacacionesdeNavidadenEspaña.Meibaaenseñaraesquiar.

—Diosmío.Losientodeveras.¿Cómoseencuentra?—Mejor. Se partió el radio del brazo izquierdo y volvió al día

siguienteaSuecia.Suspadreslaobligaronaregresartraslaexplosión.—Cuandohablesconella,¿puedespedirledisculpasdemiparte,por

favor?—Insisto,Ana—intervienedenuevoAntonio,anticipándoseasuhijo

—.Túno tienesquedisculpartepornada.Noeres la responsablede losucedido.

La mujer se muerde los labios y derrama algunas lágrimas queenseguidalimpiadesusmejillas.Almudenalepreguntasiquiereunvasodeaguayellaasiente.

—Ahoratelotraigo.Yvoyaprepararcafé.¿Alguienquiere?Finalmente, los cuatro terminan tomando una taza. AnaRincón lo

bebeconleche.LaviudadeMarcosFradepasagranpartedelatardedeaqueldosdeeneroconEmilioysuspadres.Duranteunrato,continúanconversando sobre el incidente en el metro. Sin embargo, el tema vaquedandoatrásconformetranscurrenlosminutosylamujervaganandoconfianzaconlafamilia.Laslágrimassonsustituidasporsonrisasyhastaseatreveacontaralgunaqueotraanécdotade suvida.Lesexplicaquetrabaja como redactora en un pequeño periódico de la ciudad,ocupándoseprincipalmentedelapáginaweb.EsundatoqueaEmilioselehabíaescapado.ElchicolerevelaquevaaestudiarPeriodismoyquesu objetivo es trabajar en un medio de comunicación. Si ya sentíasimpatía por aquella mujer, ahora, que sabe a qué se dedica, le caetodavíamejor.

—Puedes llamarme para cualquier cosa que necesites o quierassaber.Quiénsabesialgúndíatrabajaremosenlamismaredacción.—Anale sonríeal jovendespuésdeunaentretenidacharlaentreambos sobreperiodismo ymedios informativos. Incluso han debatido sobre el trato

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que sus propios compañeros de profesión le han dado a raíz de ser laprotagonistadelanoticia.

La mujer comprueba la hora en su reloj y repara en que se le hahecho tarde.SedespidedeEmilioydesuspadresyquedaconellosenversepronto.

—Tieneelcieloganado—comentaAlmudenaasumaridoyasuhijotrasquedarsesolos—.Noquisieraestarensupiel.Menudasituación.

—Es complicado. Pero no debe sentirse culpable. Ella no ha hechonada malo. Lo que necesita es rehacer su vida cuanto antes —apuntaAntonio al tiempo que coloca en una bandeja las tazas vacías parallevárselasalacocina.

—¿Porquémotivosumaridoharíaalgoasí?—Según ha explicado ella misma, Marcos no era el mismo desde

hacíauntiempo—respondeelhombreasuesposa—.Nopodríaaguantarmásysequitólavida.Túyyohemosllevadoalgúncasodeestetipo.

—Ya. Pero ¿por qué una bomba en el metro? —se preguntaAlmudena—.Siqueríasuicidarse,lonormaleraquelohicierasolo.Ensucasa. O que se tirara por un puente. Yo qué sé. Sin embargo, con elexplosivopodríahabermatadoamáspersonas.Yesehombrenoformabaparte de ninguna célula terrorista. Actuaba solo. Su suicidio podríahaberseconvertidoenunamasacre.

—Sí,resultaextraño.Imaginoquenuncasabremoselmotivorealporel que lo hizo así —señala Antonio, que se marcha del salón con labandejaenlasmanos.

Emilio tampoco entiende el comportamiento deMarcos Frade. Sumanera de actuar se sale de cualquier lógica. De acuerdo que tuvieraproblemasgravesconAnayqueesolellevaraalanzarseaunasolucióntrágica,pero,igualquelesucedeasumadre,nocomprendeporquépusoenriesgolavidadeunmontóndegente.

Suesposatampocolohaaclarado.Aquellamujer leha gustado.Mucho.Se la veunapersona íntegra.

Luchadora. Inteligente. Y tiene una bonita sonrisa. Frade debió decometererroresmuyimportantesparaqueAnasealejaradeél.Lacharlaquehanmantenido,especialmentedesdequecomenzaronahablarsobreperiodismo, lo ha puesto de buen humor. Hacía días que no seencontraba tan bien. Hasta le han dado ganas de llamar a Kerstin ysolucionarsuúltimadiscusión.

—¿Mepasaslasmuletas?—lepideEmilioasumadre—.Mevoyamicuarto.

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Almudenaselasentregayayudaasuhijoaponersedepie.Alchicolecuestaunpocoenderezarse,peroloconsigue.

—¿Quieresqueteacompañehastatuhabitación?—Nohacefalta.Gracias,mamá.Ya en su dormitorio, cierra la puerta y se dirige hasta el escritorio

dondetieneelordenador.Dejalasmuletasaunlado,sesientaconalgunadificultad y enciende el portátil.MientrasWindows se carga, piensa denuevoenAnaRincónyentodoloqueleesperaapartirdeahora.Seránunosmesesduros.Enlosquellorarámásquesonreirá.Yesolemolesta.Le fastidia que aquellamujer tenga que cargar con lo que ha hecho sumarido.Noselomerece.

El sistema está preparado para comenzar a funcionar. Entra enSkype y constata que su novia aparece entre los conectados. Bien. Esbuen momento para hacer las paces. Sonríe y solicita unavideoconferencia con ella. Transcurrenunosminutos en los queEmiliosiguesinquitarsedelacabezaalamujerqueloshavisitado.Kerstin,porsuparte,continúasinaceptarlapetición.Noquiereagobiarla.Quizáaúnestáenfadadaconél.Siinsiste,podríaincomodarlatodavíamás.Peroleapetece hablar con ella y disculparse si algo de lo que le ha dicho hapodidoofenderla.

Finalmente, opta por enviarle un WhatsApp y avisarla de susintenciones.Cogeelmóvilyleescribeeninglés.

«Cariño, ¿hablamos por Skype? Quiero decirte algo importante. Espero que no estésenfadada conmigo. A veces no mido bien mis palabras. Acepta mi solicitud devideoconferencia,porfavor.Tequiero».

Los ticks delmensaje enseguida se colorean de azul. Kerstin lo haleído.Sinembargo,surespuestatardaenllegarmásdequinceminutos.ElruiditoensuteléfonoaliviaaEmilio,queempezabaapreocuparse.Encambio, su rostro se pone tan blanco como la escayola que lleva en lapiernaderechaalleerlarespuestadesunoviasueca.

«Creoquelodelaexplosiónfueunaseñal.Quierorompernuestrarelación.Losiento.Porfavor,nomellamesnimeescribas.Necesitoestarsola.Cuídatemucho».

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CAPÍTULO6

Martes,2deenerode2018

Lluevedurantetodoeltrayectoenautobúshastalaciudad.Julianoparademirarporlaventana.Melancólica,reflexiva.LaspalabrasdeIngridsehan reproducido en su cabeza una vez tras otra. Es lo último que lefaltaba para terminar de venirse abajo: que la novia de una de susmejores amigas piense que su compañía es dañina y perjudicial paratodoslosquelarodean.Aunquesesienteresponsable,notienelaculpadequeun locohiciera explotarunabomba en la estacióndemetrodelaeropuertojustoenelmomentoenqueellosestabanallí.

NuncalehacaídobienaIngrid.Esolosabe.Niantesnidespuésdeque se uniera más a Vanesa y empezaran a ser amigas. Al principio,siempreibaconlasdosehizounesfuerzoporagradarla,sinéxito.Noerafácil encontrarlas separadas. Pero desde que comenzó el nuevo curso,Julia ha logrado quedar en ocasiones a solas con Vane, algo que no lehacedemasiadagraciaasunovia.

—No son celos. Simplemente, es que Ingrid es así —le aseguró suamigaunatardeen laqueambashabíanquedadopara tomarcafé—.Sialgonolegustaoestáincómoda,selenotademasiado.Notienefiltros.Peroteprometoquenoesnadapersonalcontrati.

Quizásíseaalgopersonal.Lohacomprobadohaceunrato,cuandoIngrid la ha atacado directamente. Incluso le ha gritado y se le haacercado demasiado al hablar, en una actitud amenazante. Como si setratase de una matona de barrio, marcando su territorio. ¿Debeamedrentarseyolvidarseduranteuntiempodesuamiga?

Notienelacabezapreparadaparatomardecisionesimportantes.Encualquier caso, el enfrentamiento con Ingrid la ha afectado. Da igualquién haya puesto la última gota. El vaso se ha llenado hasta rebosar.Recorre con los dedos el borde de sus ojos y se da cuenta de que está

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llorando.Otravez.Nopuedeser.Nodebepermitirquelaspalabrasdelanoviadesuamigaleduelantanto.No.Peroleresultaimposiblecontenerlaslágrimas.

Afortunadamente, no hay nadie sentado a su lado. Julia llora ensilencio durante unos minutos. Llora por los gritos de Ingrid, por lasmuertespasadasdeAuroraydePatricia,porel suicidiodeVirginia, suprofesoradeMatemáticas,porlapresiónquesintióduranteeljuicio,porla explosión en la estación de metro… Y, para colmo, Iván hadesaparecido.Oesolehandicho.

Se seca las lágrimas con un pañuelo de papel, mientras se calma.CogeelmóvilybuscaelInstagramdelchicoporsihubieravueltoaabrirsu cuenta. Nada, no existe. Tampoco su cuenta de Twitter. Iván siguedesaparecidodelasredessociales.SiesciertoloqueHugolehacontado,¿dóndepuedeestar?¿Porquénohaavisadoasufamiliaoalapolicía?

Todo aquel asunto le sigue pareciendomuy raro. Cierra los ojos eintentaconcentrarseyrepasarmentalmentelaconversaciónqueanteshamantenidoconelcompañerodepisodelquefuesuamorplatónicohastahaceunosmeses.Nolologra.Escuchaunaespeciedezumbidoquelevade lado a lado de la cabeza y se le instala en ambos oídos. Es unasensación muy desagradable. Abre los ojos y vuelve a mirar por laventana.Estánentrandoenlaestacióndeautobuses.Findeltrayecto.

Se baja del vehículo y, arrastrando la maleta, se dirige hacia laparada demetro, que se encuentramuy cerca. Ambas estaciones estáncomunicadas,porloquenonecesitasaliralacalle.Asíevitamojarse,yaqueafueralluevemuchísimoenesosmomentos.

Se sienta en un banco y espera a que el metro llegue. De nuevo,experimenta esa sensación de desolación e impotencia al pensar en losacontecimientosdelañopasado.Seniegaallorar,algoquesoloconsigueamedias.Vuelveaderramarunascuantaslágrimas,perologracontrolarsusemocionesjustoantesdequeaparezcaeltrenquelallevaráhastaelbarrioenelquevivesuabuela.AunquesumenteenseguidalerecuerdaqueporaquellazonatambiénresideIván.

¿Por qué ha regresado a su vida si ya se había olvidadocompletamentedeél?

SonseisparadasycatorceminutosloqueJuliatardaenllegarasudestino. Aquella estación no tiene ascensor, por lo que le toca subir lamaleta a pulso. Un chico se ofrece a ayudarla, pero ella se niegaamablemente.Puedesola,claroquepuede.Peseasuaparentefragilidad,escapazdecargarconsupropioequipaje.

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—Estebarrionoesmuyseguroparaunachicacomotú—lediceelmuchacho, que sube la escalera en paralelo a Julia—. ¿Quieres que teacompañe?

Noleresponde.Nodeseasuperhéroesasulado,niescoltas.Conocelazonaperfectamente.Sabequécallespuedenresultarmáscomplicadasy las que están más concurridas e iluminadas por la noche. Además,¡todavíaesNavidad!Hayluzportodaspartes.

Cuando llegaarriba,elchicosedetiene juntoaella.Nohavueltoadecirlenadamás.Julialoobservadereojo.Nopareceunmaltipo,peroquesigaallílaagobiabastante.

—¿Necesitas algo? —pregunta la joven, que suelta la maleta paradescansaruninstante.

—¿Tienesparaguas?—¿Paraguas? No —responde, y maldice en voz baja. Ese tipo de

olvidossonnuevosparaella.—¿Hasvistolaqueestácayendo?Julia da unos pasos adelante, saca la cabeza ymira hacia la calle.

Lluevemuchísimo.Loquelefaltaba.—Esperaréaqueescampe—comentalachica,queresopla.—Tepuedoacompañarhastadondevayas.Aquíentramoslosdos.Lajovenobservaelparaguasnegroquellevaenlasmanos.Después

clavalamiradaenaquel insistentemuchachoquenoapartasusojosdelosdeella.Nodebedetenermásdeveinteaños.EsmorenoysupeinadoessimilaraldelosBeatlesensusinicios,durantelosañossesenta.Tienelosojospequeños,peromuyvivos,comolosdeunzorroalertaenbuscadesupróximapresa.Luceunintentodeperillaalaquelefaltavelloparaserconsideradacomotal.Noesmuyaltoyvistedeuna formasencilla,convaquerosazulesyunanorakdecoloramarillopálido.

—Nohacefalta,gracias.—¿Eresunadeesas?—¿Perdona?¿Quéquieresdecir?—Que si eres una de esas chicas que no quiere nada de los tíos.

Aunqueloúnicoqueintenteseaayudarte—replicamolestoeljoven—.Nopretendoligarcontigonillevarteauncallejónpara…nada.

—Noseríalaprimeraalaquelepasa.—¿Túmevesconpintadehacereso?—Nadietienepintadehacercosasasí.El jovenmueve la cabeza de un lado a otro, negando. Después se

encogedehombrosychasquealalengua.

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—Noinsistomás.Soloqueríaecharteunamanoyquenotemojaras.Creoqueha llegadounmomento en el que todos estamospagando loserroresdeunoscuantos.

Elchicosedespideconunsimplegestodelamanoyavanzahacialasalida de la estación de metro. Julia se le queda mirando hasta quedesaparecedesucampodevisión.Suspiraprofundamente,yselamenta.Talveznohaestadomuyafortunadaconél.Nolegustaquelapresionenynonecesitaaningúnsalvadordesconocido,peroledalaimpresióndequeaquelchaval,quesepareceaJohnLennon,soloqueríaseramable.

Agarralamaletaysalealacalletirandodeella.—¡Espera!¡Oye!¡Espera!—gritaJuliamientrascorrebajolalluvia.Elmuchachosedetienealoír lavozdelachica.Sevuelveysonríe.

No es una sonrisa de prepotencia o de suficiencia. Es una sonrisa decomplicidad.OesoesloqueinterpretaJuliacuandollegaasulado.

—Losientosihesidoalgobruscacontigo.—Notepreocupes.Esnormal.Perdonasiyohesidounpocopesado.

No quería molestarte. Solo he visto que no tenías paraguas y que vascargadaconunamaleta.Simplementequeríaayudar.

—Ya.Graciasporofrecerteaacompañarme.—Denada.¿Adóndevas?Julialeindicaladireccióndesuabuelayjuntos,bajoelaguaceroy

cobijadosenelparaguasdeljoven,caminanhaciaallí.—¿Tequedarásmuchotiempoporelbarrio?—preguntaelchicotras

unossegundosensilencio.—Hastaelfindesemana.Noquieromolestardemasiadoamiabuela.

Tienesetentaysieteañosynoesplantenerlamuchosdíaspendientedemí.

—Yamegustaríaamíquealgunademisabuelasestuvieraviva.Lasechodemenos.Ellasmecriaron—comentaeljoven,queaprietaconmásfuerza el paraguas—. Desde que mi abuela Magdalena falleció, hacecuatroaños,estoysolo.Mispadresmurieronenunaccidentedetráficocuando yo tenía nueve meses. Así que siempre me ha tocado remar acontracorriente.

A Julia se le hace un nudo en la garganta al escuchar hablar a suacompañante.Ellanoloestápasandobienytambiénhaperdidoaseresqueridos, pero que él no conociera a sus padres debe de haberlecondicionadotodalavida.

—Losientomucho.Deverdad.

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—Gracias.Estoybien.Todas estasdesgraciasmehanhecho fuerte.Soyunaespeciedesupervivientedeldestino.

Ellanoestámuy seguradequeexista esoa loque llamandestino.Pero es cierto que en ocasiones se dan circunstancias que, sumadas aotras,tellevanaunlugarimposibledeimaginar.Unlugarenelrecorridoqueparecepactadoyalque soloaccederás si ese conjuntodevivenciasconcretasseproducenenundeterminadoorden.

—Eldestinoesasídecaprichoso—prosigueel joven—.Amímehaquitadomuchoytodavíanomehadevueltotodoloquemerezco.

—¿Esperasquealgúndíatecompense?—Nolosé.Demomentonohapuestodemasiadodesuparte.Alchicose leescapaunasonrisasarcásticaqueenseguidaborrade

sucara.Seremueveelpeloconlamanoquetienelibreysedetieneenunsemáforo en rojo. Mira a Julia y sonríe otra vez, aunque de maneradistinta.

—Notehasdadocuentadenada,¿verdad?—¿Darmecuentadequé?Elsemáforoseponeenverdeyel jovenavanzacaminandodeprisa.

Juliatardaenreaccionar.Aceleray,amitaddelpasodecebra,llegaasualtura.

—Pensabaquesabríasquiénsoy.—¿Nosconocemos?Terminandecruzarlacalleyseparanenlaacera.Lalluviacontinúa

cayendo con fuerza. Julia observa inquieta al chico y se maldice a símismapornosaberaquéserefiere.Nolesuenadenada.¿Quéhasidodesumemoriaprodigiosa?

—Noséquiéneres.—Nuncamehasvisto,aunqueyoatisí.Muchasveces.—Oye, no estoy para jueguecitos. Ome dices quién eres ome voy

sola.—Claro. No quiero que te enfades conmigo. —El chico no cesa de

sonreír—. Creía que reconoceríasmi voz.Hemos hablado por teléfono.Soy Hugo, el compañero de piso de Iván. Que, por cierto, sigue sinaparecer…Mealegrodequetehayasanimadoavenir.

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CAPÍTULO7

Martes,2deenerode2018

NohaintentadovolveraponerseencontactoconKerstin.Ellaselorogóensuúltimomensaje:«Porfavor,nomellamesnimeescribas.Necesitoestarsola».Tampocohahabladoconnadiemás.NisiquierahallamadoaJuliaparacontarlequeyanotienenovia.Esesoloquehapasado,¿no?

Vuelveaestarsolo.Sinnadiequeleame,sinnadieaquienamar.Seacabó.

EslaprimeravezqueEmiliorompeconalguien.Sesientevacío.Noha derramado ni una lágrima, pero se ha instalado en su pecho unaespeciedeangustiaquesecuelaentrelascostillasyelalma.Avecestieneque acordarse de respirar porque se asfixia sin darse cuenta. A suspulmones les falta el aire y sufre un agudo y desagradable dolor en lazonacercanaalcorazón.

Unarupturaamorosa.¡Quiénseloibaadeciraélhaceunosmeses!No estabapreparado.Aunque sospechaquepara esounonunca lo

está.Peroesquenoloviovenirniremotamente.Enlosúltimostiemposdiscutían. Demasiado. Por temas poco relevantes. Sin embargo, laposibilidaddequetodoterminaraesatardenoaparecíanienlapeordesuspesadillas.

¿Yahoraqué?Sevieneunaépocadenubesnegras.Se incorpora con dificultad y se sienta en la cama, donde lleva

tumbado desde hace un par de horas. Agarra una de las muletas y seapoyaenellaparadesplazarseotravezhastaelescritorio,dondetieneelportátil.Seacomodaenlasillayenciendeelordenador.

¿QuépasaconSuecia?TendráquevolverenunosdíasycompartirclaseconKerstin.Laheridanohabrásanadoaún.Soloelhechodepensarqueestaránjuntosenelmismoespacioleprovocaescalofríos.

¿Ysinoregresa?

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La idea no es ninguna locura. Reflexiona y lo analiza mientrasvisionavídeosenYouTubedelaserieGlee.Weareyoung,EmpireStateofmindyValeriesonsusperformancespreferidas.Lasveeneseordeneintentadistraerse.Encambio,enestaocasiónnolograconcentrarseenlamúsica. Su cabeza se encuentra muy lejos de aquella habitación: enEstocolmo.

¿Deverdadquehanrotodefinitivamente?Resultairreal.Estúpidamenteirreal.Emiliosesobresaltaydaunbrincoenlasillaalescucharelsonidode

su móvil. Incluso golpea con la escayola la madera del escritorio y semuerde el labio para no gritar. Por un instante se ilusiona con laposibilidaddequeseaKerstinlaquellama.¡Talvezsehayaechadoatrásensudecisiónylohareconsiderado!Perolailusiónduradossegundos.No es ella. El chico se sorprende al leer el nombre de Vanesa en lapantalladesusmartphone.Esbastanteextraño.NohablandesdeeldíadelaexplosiónysolohanintercambiadoalgúnqueotromensajeatravésdeWhatsApp.

—¿Vane?—Hola,Emi.¿Cómoestás?—Regular.—¿Yeso?¿Teestádandomuchosproblemaseltobillo?—Meacabadedejarminovia—sueltaeljovendeimproviso.¿Para qué ocultarlo? ¿Para qué andarse con más rodeos? Es la

verdad. Aunque le duela, es lo que hay. Y no le apetece andarescondiéndoloenesemomento.

—¿En serio? Joder. Lo siento, tío. ¿Quieres que te llame en otromomento?

Otro momento será peor o igual de malo que este, y encima sequedarásinsaberelmotivoporelquelollamaVanesa.

—No.Notepreocupes.Nopasanada.—Deverdad,Emi.Tellamoluegoomañana.Noimporta.Ollámame

túcuando…—Mevienebiencharlarconalguien—lainterrumpeelchico—.Llevo

dándole vueltas a este tema toda la tarde. Me voy a volver loco. Nocuelgues,porfavor.

—¿Estásseguro?—Seguro—respondeEmilio,aunquenoestásegurodenada—.¿Qué

ocurre?¿Vatodobien?

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Lajovenhaceunapausaytardaencontestar.Sehacederogarantesderevelarleasuamigolarazóndelallamada.

—Havenidoavermelaviuda.—¿Laviuda?¿TerefieresaAna?—Sí,aesa.AnaRincón,laquefuemujerdeldesgraciadoquepusola

bombaenelmetroymehajodidolavida.—¿Quétehadicho?—Poco.Nomeapetecíahablarconella—leexplicaVanesabastante

enojada—.Queríapedirmeperdónporloquehizosumarido.—Tambiénhavenidohoyamicasa.—Lo sé. Me lo ha contado. Aunque creo que tú has sido más

simpáticoqueyo.—Simplementehemosestadohablando.—¿Sabesquépienso?—¿Elqué?—Queestáimplicada—diceVanesabajandoelvolumendelavoz—.

Nomecreoqueellanosupieraloqueibaahacersumarido.—¿InsinúasqueAnaloayudóconelexplosivo?—Noloinsinúo.Loafirmo.—¿Yparaquéibaahacereso?—Nolosé,perolohizo.—¿Tienesalgunaprueba?—No.Solomiinstinto.Enelpocotiempoquehaestadoaquí, lahe

miradodirectamentea losojosynomeha transmitidonadabueno.Sumiradamostrabaculpabilidad.

Emilio sequita lasgafasy se frota losojos.La sensaciónqueélhatenidoconaquellamujeresjustolacontraria: lehaparecidoalguienenquien sí se puede confiar. Una persona íntegra. Y, por supuesto, enningún caso la involucraría en la explosión de hace dos semanas en laestación.

—¿Porquénecesitabapedirnosperdónsinoesculpabledenada?—continúa la joven—. Porque, de alguna forma, ella también estárelacionadaconloquehizoesetío.Piénsalo.

—Lohepensado.—¿Ynotedamalaespina?—Imagino que la policía la habrá investigado y habrá sacado sus

conclusiones.Nolahanacusadodenada.—Entretúyyo,Emi:¿nospodemosfiarrealmentede lapolicía?—

preguntaVanesabajandodenuevo la voz—.Ahí tienes los casosde los

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asesinatosdeAuroraydePatri.Cometieronunmontóndeerrores.—Perolosresolvieron.—Sí. Y los dos sabemos cómo los resolvieron. ¿Es normal que una

adolescenteseaquiendescubralaidentidaddedosasesinos?SinoespornuestraqueridaJulia, eldirectoryJonathanVila todavíaestaríanen lacalle.

Emiliopiensa lomismo: sin laparticipacióndesuamiga, las cosashabrían sido muy distintas. Quizá la policía no habría llegado a unaresolucióntanrápidaohabríanacusadoalaspersonasequivocadas.PeronovaaponersedepartedeVanesasipiensadeAnadeesaforma.Asíqueeljovenresponde:

—Nopodemosasegurarlo.—¡Vamos,Emi!¡Losabemos!¡Comotambiénséqueestamujernoes

trigo limpio! —exclama alterada la chica—. Está tan claro como queAmaia va a ganar Operación Triunfo 2017. Y eso que yo soy más deMiriamydeRoi.

—Yonoloveoasí,Vane.Anahasidomuyamableconmigoymehaparecido sincera. No creo que supiera nada de lo que sumarido iba ahacer.

—Estásequivocado.—Alomejorlaqueseequivocaerestú.—Bien.Yaloveremos.—Puessí.Loveremos.Emiliosienteundolorosopinchazoalaalturadelarodillayestirala

piernaescayoladahastaapoyarlasobrelacama.Respirahondoeintentacalmarse. Ese tipo de enfrentamientos no es lo que más le conviene.Bastanteha tenidoyaporesedía.Resoplay sedirigea lachicadeunaformamássosegada.

—Noquierodiscutir.—Yotampoco,perdona.—Asuntozanjado.—Muybien.AunquenosolotellamabaporlodeAnaRincón—dice

Vanesa,quetambiénsuenamásrelajada—.TambiénhaestadoaquíJulia.—¿Entucasa?¿Cuándo?—Antes.Ha venido a por un gorro de lana queme prestó. Se va a

pasarunosdíasconsuabuela.¿Juliasehaidoalaciudadynolehadichonada?Notieneporqué

avisarle,estáclaro,peroleresultaextrañoqueanteshayanhabladoyno

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selohayacomentado.Esosolosignificaloqueintuyedesdehacetiempo:larelaciónentreambossehaenfriadodemasiado.

—Elcasoesquelahevistomuyrara—reflexionaVanesa—.Desdeeldía de la explosión lo está.Me lo había parecido por teléfono y hoyhepodidoconfirmarlocuandohavenidoavisitarme.

—Yotambiénestoydiferentedesdeesedía.Eslógico.—Losé.Enestasdosúltimassemanas,lascosasnohansidofáciles

paraningunodenosotros,peroJuliaestátanafectadaquenopareceella.Mepreocupa.Mepreocupadeverdad.

Éltambiénsehadadocuentadelcambioquehasufridosuamiga.SemuestramásfríaydistantecuandohablanporSkypeoporteléfono.Estámuyclaroquenoes lamismadesiempre.Peroaél loque lepreocupasobretodoeselestadoactualdesuamistad.

—Seguroqueesalgotransitorio.Dentrodenada,Juliavolveráaserladeantes.

—Eso espero —dice Vanesa poco convencida—. Oye, te tengo quedejar.Mimadremeestállamando.Eslahora.

—¿Lahoradequé?—Deponermelainyección.Yamepinchoyomisma.Estoyhartade

esto.—Prontoterecuperarás.—Ojalá.Nopuedomás.—Encuantopueda,iréaverte.Enprincipio,mequitanlaescayolael

jueves.—Gracias,Emi.Ysientolodetunovia.Deverdad.Seguroquepronto

encuentrasaotrachicaquetequiera.Aquellaspalabrasprovocanqueal jovense leagiteelestómago.La

vidaseestámostrandopocogenerosaconél.Losgolpesvanyvienensindescanso.Tambiénélestáharto.

—Son cosas que pasan—se limita a responder de nuevo. Siente labocaseca.

—Sí, pero duele. He pasado por ello. Si necesitas charlar odesahogarteconalguien,nodudesenllamarme.

—Gracias,Vane.Quetemejores.—Igualmente.Tedeseolomismo.Y,Emi…,notefíesdeAnaRincón,

porfavor.Estoyseguradequeocultaalgo.Melodicensusojos.

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CAPÍTULO8

Martes,2deenerode2018

—¡Queridanieta!¡Québienquehayasvenido!Pilar sujeta con suavidad el rostro de Julia con ambasmanos y le

plantadossonorosbesosen lasmejillas.Lachicasonríe tímidamenteyentranjuntasenelpiso.

—Tehepreparadolahabitacióndelfondo,porqueeslamásgrandeytienecuartodebañopropio.¿Teparecebien?

—Perfecto,abuela.—Te he dejado toallas limpias y una manta muy calentita por si

tienesfríodenoche.Nomegustaponerlacalefacciónmientrasduermo.—Notepreocupes,nosoyfriolera.Muchasgracias.—Estoy acabando de preparar la cena. Yo ceno muy tempranito.

Sobrelasochoycuarto,pero,siquieres,podemoscenarmástarde.—Alasochoycuartoestábien.—Fantástico,querida.Colocaturopaenelarmario,pontecómoday

avisaatuspadresdequehasllegadobien.Ahorahablamos.Lachicaasienteyrecibeotrobesodesuabuelaenlafrente.Pilarle

daunapalmaditaenlaespaldaydespuéssedirigealacocina,situadaenelextremoopuestodelacasarespectoalahabitacióndeJulia.Lajovenarrastralamaletahastaelcuartoylacolocaencimadelacama.Sesientasobreelcolchón,cierralosojosysemasajealassienesconlasyemasdelosdedos,dibujandopequeñascircunferencias imaginarias.Asídurantecasi un minuto. Se siente cansada, pero debe activarse. Mira a sualrededoryobservadetenidamenteelqueserásudormitoriodurantelospróximosdías.Esbastantegrandeydisponedeunaventanaquedaalacalle.Lasparedessondecoloramarilloclaritoyelsueloestácubiertodelosasgrisáceasqueparecendespintadas.Ademásdeunacama,queesdematrimonio, en la habitación hay un armario empotrado, una mesa

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ampliacondossillas,unacómodayvariasestanteríasdemaderarepletasdefiguritasdeporcelana,fotografíasenmarcadasyalgunaqueotracajitajoyero.Noesunlugarespecialmentebonito,perosíleresultaacogedor.Tampoconecesitamás.

Del bolsillo de su pantalón saca el móvil y manda unmensaje deWhatsAppalgrupoquetieneconsupadreysumadre.

«YaestoyencasadelaabuelaPilar.Todobien.Osllamoantesdeirmeadormir».

A continuación, abre el armario y comprueba que hay espaciosuficienteparasuropa.Mientraslaguarda,selevienealacabezaloquehasucedidohacetansolounosminutos,cuandohasalidodelmetroyseha encontrado conaquel chico.Elmuchachoqueparecía sacadode losañossesentayquelahaacompañadohastaallí.

—¿Eres Hugo? —La sorpresa de Julia resulta evidente—. ¿Elcompañerodepisode…?

—Sí, el mismo. Encantado. —El chico esboza media sonrisa desatisfacción—.Tehevistoenelmetroynomehepodidoresistir: teníaqueacercarmeati.

—¿Mehasseguido?—No. Bueno, tal vez —responde Hugo nervioso—. Solo un poco.

Veníamos a lamisma estación.Ha sido casualidad.Me he llevado unagransorpresaalverteenelvagón.Nocreíaquefuerasavenirdespuésdecolgarmeydejarmeclaroquenoapareceríasporaquí.

—Vengoavisitaramiabuela.Yatelohedicho.—AbuelaquecasualmentevivecercadedondevivimosIványyo.LachicaseponerojacuandoHugomencionaal jovendelpiercing.

Noquierereconocerlo,peroqueestéallítienemuchoqueverconélysupresuntadesaparición.Másdelcincuentaporciento.Quizáelsesenta.

—Siguesinaparecer,¿no?—Sí.Nosabemosnadadeéltodavía.Aunqueestoysegurodequecon

tuayudaloencontraremos.Nosecharásunamano,¿verdad?Lajovenresoplayagachalacabeza.Continúasinverloclaro.¿Cómo

es posible que Hugo y ella viajaran en el mismo vagón de metro?¿Simplementehasidounacoincidencia?

—Todavíanoséloqueharé.—Sutonodevozsuenacortante.

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—Porfavor.Necesitamosquenosayudes.¿Porquénovienesacenara nuestra casa? Te presentaré al resto de los chicos con los quecompartimospisoypodrásecharunaojeadaalahabitacióndeIvánparaversidescubresalgo.

—Nopuedo.Cenaréconmiabuela.Meestáesperando.—Puesdespuésdecenar.Venluego.Yomismopodríairarecogertey

acompañartea…—¡Hugo! ¡Ya! Me estoy agobiando —le interrumpe la joven—. He

venido para estar unos días tranquila. Para descansar. No quiero máspresiones.

—Muybien.Perdona.El chico tuerce el gesto y cambia la expresión de su cara durante

unossegundos,aunqueprontorecuperalasonrisayeltonoamablequeestabausandohastaeseinstante.

—Estamosdesesperados.Deahímiinsistencia.NosabemossiaIvánlehapasadoalgomalo.Élmehahabladotanbiendetiquehecreídoquetúeraslasolución.Peronodeseopresionarte.Deverdad.

—Nohagomagia,nitampocomilagros.—Perodistecon la identidadde losdosasesinosde tupueblo,algo

quenologrólapolicía.Eresmuyinteligenteyobservadora.Yposeesunamemoriaprodigiosa,¿noesasí?

Julia vuelve a ruborizarse al escuchar los halagos del joven. Por loqueseve,Ivánlehahabladomuchoybiendeella.

—Eso no significa que vaya a averiguar dónde está. Sería comobuscarunaagujaenunpajar.

—Losé.Peroalmenoscontigotendremosmásposibilidadesdedarconél.Tienesqueayudarnos,Julia.

La jovenvuelvea sacudir la cabeza.Hugoconfíademasiadoensuscapacidadesynosabequeellaahoramismonoestáatravesandoporsumejormomento.Agobiada,seseparadelchicoyempiezaacaminarsolabajolalluvia.

—¿Adóndevas?¡Espera!—gritaelmuchacho,quecorretrasella.Laalcanzaenseguidaylaprotegebajoelparaguasparaquenosemoje.

—Déjame,porfavor—leordenaJuliasindejardecaminar.—Vale.Notelopedirémás.Sinoquieres,nolohagas.—Noesquenoquiera.Esqueahoramismo…nocreoquepueda.—¿Nopuedes?—Esohedicho.Nopuedo.—¿Porqué?¿Porquénopuedes?—insisteHugo.

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Lachicasedetienederepenteyconlamiradaseñalaeledificioquetienenanteellos.

—Miabuelaviveaquí.Graciasporacompañarme.—Denada.Hasidounplacer—diceeljoven,quenoapartasusojos

deella—.¿Porquénopuedesayudarnos?—Hugo,yanosveremos.Adiós.Julia se aproxima hasta el portero automático y pulsa el botón

correspondiente al segundoE.Hugono se hamarchado. La contemplasinpestañeardebajodelparaguasquelocobijadelaguacero.Lachicasevuelve un instante y también lo ve.Qué tipo tan curioso y tan pesado.DebedellevarsemuybienconIvánparainsistirtanto.

—¿Sí?¿Quiénes?—preguntalavozdeunamujerdesdeelinterfono.—Soyyo,abuela.—¡Julia!¡Quéalegría!Suenaunpitidoyluegounchasquidometálicoqueconfirmaquela

puertasehaabierto.Lachica laempujaparaentrareneledificio,peroecha un último vistazo a la calle. Hugo continúa allí. Saluda con unamanoyJuliaimitasugesto.Yentoncesalgoseleremueveenelinterior.Ha ido allí para estar con su abuela, pero sobre todopara investigar elparadero de Iván. Entonces, ¿por qué no aceptar lo que aquel joven lepropone?Alomejorpuedeayudar.Sinova,sequedaráconladuda.

—¡Hugo!¡Despuésdecenartedigoalgo!—gritaJuliaantesdeentrareneledificio.

Larespuestadelchicoesunaampliasonrisayeldedopulgaralzadoenseñaldeconformidad.Ellanosonríe.Cierralapuertarápidamenteycaminahaciaelascensor.Nohatomadounadecisión,peroporlomenoshaganadotiempohastaquelohaga.

—¿Notegusta?Julia levanta la cabeza y se encuentra con los ojos castaños de su

abuela.Apesardehabercumplidoyalossetentaysieteydelasarrugasquelosrodean,susojosestánrepletosdevitalidad.

—Sí,estámuybueno.—Quiénlodiría.Apenashasprobadolacena.—Pilararrimasusillaa

ladesunieta—.Creíaquelasopadepescadoeratufavorita.—Yloes.Peronotengomuchahambre.—Tumadremehadichoquecomesmuypocoúltimamente.

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—Mimadreexagera.—Yoteveomásdelgada.Lachicanoresponde.Coge lacucharay la introduceenelplatode

sopa.Lallenayselallevaalaboca.Estámuyrica,aunquesololohacepara contentar a su abuela. Porque, en realidad, no tiene apetito. Loperdió casi por completo el día de la explosión.Ese día perdiómuchascosas.

—Despuésdecenar,voyasalir.—Juliaporfinsehadecidido.—¿Asalir?¿Conestetiempo?¿Adóndevasair?—Unamigomíoviveaquí al lado.Se fuedelpuebloyhace tiempo

quenoloveo.Voyairadarleunasorpresa.Laancianasequedamirandoalajoven,analizándoladuranteunos

segundos.Vaadecirlealgo,perooptaporguardarsilencio.Asienteconlacabezay lepideque se termine la sopa.Luego laobligaa comerseunamanzanadepostre.La chicaalprincipio rechaza la fruta,pero terminaporhacerlecasoalamujer.

—Tienes que alimentarte bien, Julia. Es importante que tu cuerpotenga fuerzasparaafrontar cadamomentodeldía.Si tienes energía, tumentefuncionamejor.

—Estoymuybiendeenergías,abuela.—No intentes convencerme de lo contrario porque lo estoy viendo

conmispropiosojos:andasmuyjustadefuerzas,querida.Yesohacequenopuedaspensarconclaridad.Sémuybiendeloquehablo.

Julia no responde a su abuela. Da un mordisco a la manzana yexaminaelrelojdelmóvil.Sonlasnuevemenoscuarto.Tampocoquierequeselehagamástarde.EntraenWhatsAppyenvíaunmensajeaHugopara avisarlo de que en quince minutos estará en su piso. El chico lerespondeinmediatamente.

«Genial.Aquíteespero.Muchasgracias,Julia».

Lajovenlepegaunúltimobocadoalamanzana.Llevaelplatoyelvaso que ha utilizado a la cocina, los friega y regresa al comedor. Suabuelalaestáesperandoconunparaguasazulenlamano.Seloentregay,juntas,sedirigenalrecibidor.

—Tencuidadoynovuelvasmuytarde.—Notepreocupes.Serásolounrato—dicelajovenmientrassepone

elabrigo.

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Julia se despide de su abuela con un beso y sale del segundo E.Decidebajarporlasescalerasenlugardecogerelascensor.Fueralluevebastante. Por suerte, el edificio donde vivenHugo e Iván está a pocosminutosdeallí.Nohaymuchagenteenlacalle;esonoledamiedo,perosí la inquieta.No es precisamente el barriomás seguro delmundo, asíqueprocurairporlazonamásiluminada.Unpardetiposselaquedanmirandoylesonríencuandopasaporsulado.Nolesdicenada,aunquepiensaenun insultopara cadaunodeellos.Paraquéperder el tiempocon esos estúpidos cuando tiene problemas más graves. Además, elbloquedepisos al que va se encuentra justo enfrente, en la otra acera.Cruza corriendo un semáforo en verde y se para delante de un edificioenorme.Juliamirahaciaarriba.Porlomenosdebedetenerunadocenadeplantas.PulsaeltimbredeloctavoFyesperaaquealguienleconteste.

Un extraño cosquilleo sacude sus piernas. Le tiemblan las rodillas.Estámuynerviosa.¿Esnormal?Milcosasselepasanporlacabezaeneseinstante, y una por encima de todas: ¿dónde está Iván y por qué hadesaparecido? El recuerdo de Aurora flota por su mente. No deseaenfrentarseanadaqueseleparezca.Otravezno,porfavor.

—¿Sí?¿Quiénes?—preguntaunavozmasculinaquenoreconoce.—Hola,¿estáHugo?SoyJulia,unaamiga.No obtiene respuesta, pero suena un desagradable chirrido y la

puertaseabre.Lachicacierraelparaguasazulyentraeneledificio.Estavezsícogeelascensor.Lossegundosquetrascurrenhastaquellegaalaoctava planta se le hacen eternos.No es normal que esté tan tensa. LoseríasifueraaveraIván.Sinembargo,elencuentroesconsucompañerodepiso,aquienhaconocidohacetansolounrato.

Cuando el ascensor se detiene, esos nervios aumentan. Abre yrápidamentecontemplalaletraFenlaprimerapuertadeladerecha.Secoloca frente a ella y pulsa el timbre. La adrenalina se le dispara y elcorazón se le acelera.Ni lapropia Julia se explica elmotivopor el queestáexperimentandotodoaquello.

Cuando la puerta se abre, las emociones que siente semultiplicanpormil.

—Hola.Cuántotiempo.Mealegrodequealfinalhayasvenido.Ivánhacambiadobastantefísicamente.Nisiquierallevaelpiercing,

perosigueteniendounasonrisahipnotizadora.Lamismasonrisaquelaenamoróundíadejunioenelascensordeaquelsupermercado.

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CAPÍTULO9

Sábado,23deseptiembrede2017

Después de un verano muy duro, Iván había logrado el perdón delInstituto Rubén Darío con la condición de que tenía que realizar losexámenes de recuperación de todas las asignaturas si quería superarsegundodebachillerato.Enseptiembrelohaaprobadotododenuevoytambién selectividad. Sin embargo, ya no quedaban plazas libres paraningunade lascarrerasquequeríahacer.Finalmente,sugraveerrorhatenido consecuencias. Ha perdido la cuenta de las veces que se haarrepentidodehaberentradoeneldespachodelaprofesoradeHistoriaydehabercambiadolanotadesuexamen.Peroyanohaymarchaatrás.

No está dispuesto a tirarse un año sin hacer nada, así que se hapropuesto mejorar en algunos aspectos que le podrían ser útiles en elfuturo. Va a hacer un módulo de Informática, que le apasiona, y másadelantesepondráaestudiaringlésyfrancésenunaacademia.Paraellosetienequemudardefinitivamentealaciudad,algoquevienemeditandodesdehacevariosmeses.Suspadreslepagaránelalojamientohastaqueencuentre un trabajo, pero debe ser en un piso compartido, ya que suasignaciónnoledaparamás.Seterminaronlosprivilegios.

EnunapáginadeInternethaencontradoelanunciodeunosjóvenesque buscan a alguien que se incorpore de inmediato y ocupe unahabitación.Elpreciodelalquileresasequibleylazonadelaciudadenlaque se encuentra el edificio no es de las mejores, pero está biencomunicada.

—Nohace faltaqueme esperes—ledice Iván a sumadre antesdebajarsedelcoche—.Luegodaréunavueltaporlaciudad.Yquizávisitealprimo.

—¿Vienesacomer?—Nolosé.Hastaluego.

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El joven sale del vehículo y se dirige hacia la calle que está justodetrásdeaquellaenlaquesumadrehaaparcado.Losúltimosmesesnohan resultado nada fáciles para él, y sus padres tampoco es que hayansidoungranapoyo.Alcontrario:lehanechadoencaracontinuamentesumeteduradepataysupocacabezaparagestionarlascosas.AunquehayerroresdelosqueIvánsearrepientemás.Erroresquenocreequetengansolución.

El edificio al que va es muy alto y, aunque no tiene pinta de sernuevo,estábienconservadoyparecereciénpintado.Elpisoqueestáenalquiler es un octavo. Toca el botón correspondiente al 8F y esperadelantedelporteroautomático.Lavozdeunjovenledalabienvenidayledicequesuba,queloestánesperando.Eselmismoque,nadamássalirdelascensor,leabrelapuertaylerecibe.

—Hola, Iván.Me llamoHugo.—Elchico losaludaestrechándole lamano—.Pasa,porfavor.

Aqueltipolecaebiendeinmediato.Tieneunaspectocurioso,conuncortedepelopeculiarquelerecuerdaaunchampiñónoalguitarristademodadealgunabandadeladécadadelossesenta.Esbastantemásbajoqueél y llevapuestosunosvaquerosgastados yuna camisade cuadrosrojaynegraquenolequedaprecisamentebien.

Losdosentranenelapartamentoycaminanhastaunsalónbastanteamplio. Allí esperan sentados tres chicos que deben de rondar losveintipocosaños.Selevantandesusasientosysaludanalreciénllegadotambiénapretándolelamano.SepresentancomoJorge,DuqueyRafa.

—Creoque loprimeroquedebemoshacer es enseñarte elpisoy laqueseríatuhabitación—proponeelmásaltodeellos.

Duquemidemásdeunmetronoventadealtura.Tienelosojosclarosylacabezarapadaalunoysuvozsuenarotunda.AIvánleimpresionasuaspecto físico, conseguidoabasedehorasdedicadas a levantarpesas yhacerabdominales.Seguroquevaalgimnasioporlomenoscuatrovecesalasemanadesdequeeraunadolescente.

Elpiso estádiseñadoen formade ele y esmuyespacioso.Hugo lecuentaquedisponendemásdecientosetentametroscuadradosyqueenunprincipioerandosapartamentos,peroque,parahacerlomásgrande,losantiguospropietariostirarontabiquesyparedesy loconvirtieronenunosolo.ElactualdueñoesuntíodeRafaque,segúnleexplican,tienedineroparaaburrirysolodeseaqueaquellugarestémásomenoslimpioylosinquilinosnomontenjaleos.

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—Así que no hacemos fiestas —comenta Jorge con resignación—.Aunquenoscompensa,porquecadaunopagasolodoscientoscincuentaeurosdealquilerytienesupropiahabitación.

Aquelmuchachocuentaconunoscuantoskilosdemásque intentadisimular,sinéxito,conunacamisetaanchadecolorverdeoscuro.Visteconunpantalóncortovaqueroyunaszapatillasdeportivasnegrassobrecalcetines blancos. Su pelo es rizado y lo lleva casi por los hombros, ytienecaradebuenapersona.

—Esta es la cocina —dice Hugo mientras invita a Iván a pasarprimero—.Cadamesponemossetentaeurosdebotepara losproductosencomúncomoelaceite,lasal,lasservilletasdepapel…Yluegocadaunocompralacomidaquequieraporsucuenta.

Elchicoleexplicaquetodosdisponendeunabaldaindividualenelfrigoríficoydosenlosarmariosdelacocinaparaguardarsucomida.Lollevanorganizandodeesaformadesdequeentraronavivirallíhacealgomásdedosaños.

—Lo tenéis todo muy bien planteado —dice Iván gratamentesorprendido.

—Convivir no es fácil. Cuanto más claras estén las cosas, mejorfuncionan —señala Rafa—. También tenemos un cuadro de limpieza yturnossemanalesparahacerlacomprageneralysacarlabasura.

—Ynointentesescaquearte—añadeJorgealtiempoqueseatusasucabellorizado—,porqueentoncestelasverásconelseñorRafaelVerona.

—Sinomepusierapesado,estossepasaríaneldíajugandoalaPlay.Iván sonríe ante las quejas deRafa. Le gusta la camiseta que lleva

puesta,conelrostrodeGrouchoMarxenelcentro.Esuntíoatractivo,deprácticamentesumismaaltura,tresocuatrocentímetrosmásbajoqueélcomo mucho. Ojos oscuros, piel morena y pelo negro, perfectamentecortado.Hablaconautoridady tieneunacicatriz recienteenelpómuloderecho.

—Intentamos discutir lo menos posible —interviene ahora Duquemientrassalendelacocina—.Tenemosmuchoquehacercomoparaestarpeleándonosentrenosotros.

—¿Aquéosdedicáis?Los cuatro semiran entre sí y esHugo quien finalmente responde

que todos estudian y trabajan, pero que ya se lo contarán contranquilidadsieselinquilinoelegido.

—Bueno, vamos a mostrarte tu cuarto. No es el más pequeño delpiso, llega bien Internet y es bastante luminoso —apunta Duque, que

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señalalaúltimapuerta,aladerecha,delpasillo.—Yeselqueestámáscercadelcuartodebaño—añadeJorge.—¿Solohayuncuartodebaño?—No.Haytres.Perounoesmuypequeñoylousamosdetrasteroy

otroestádentrodelahabitacióndeRafa.—Queparaesoeldueñoesmitío.El jovende lacamisetadeGrouchoMarxsonríeyarquea lascejas.

Luego le guiña un ojo a Iván y se adelanta a abrir la puerta de lahabitaciónquetodavíaestálibre.

—Sergio,elchicoquesefue,dejósuestanteríayunamesacondossillas—diceHugo. Iván contempla el dormitorio desde el umbral—. LacamaesdeltíodeRafayelrestodelascosasqueves,también.¿Quéteparece?

Como antes le ha dichoDuque, el cuarto no es demasiado grande.Sin embargo, el suave color verdede lasparedes le agrada.También legustalaluzqueentraporlaventana,quedaalacalle.Ivánsedirigehastaellaylaabre.Unarefrescantebrisillaledaenlacaraydeprontosesientebien.Muybien.Esjustoloqueandababuscandoytodosparecenbuenoschicos.Quizápuedavolverateneramigosyrecobrarsuvida.Talvezseaellugaridóneoparaempezardenuevoyborrardesucabezalosúltimosmeses.Sí,puedeserelsitioidealenelqueolvidarsedetodo.

—Quieroestahabitación—concluye Ivándespuésde sentarse en lacama y comprobar que el colchón está duro, como a él le gusta—.¿Cuándopuedomudarme?

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CAPÍTULO10

Martes,2deenerode2018

—¿Novasadecirnada?Julia se ha quedado bloqueada al ver a Iván. Lleva unos cuantos

segundossinmoverse.Tampocohahablado.Al final lodeHugoeraunfarolyentrelosdoslahanengañadoparallevarlahastaaquellugar.Quétontahasido.Loviovenirynohasidocapazdenegarseaparticiparenaquellamentira.Talvez lomásconvenienteseasalircorriendodeallíynoquerersabernadamásdeélen loque lequededevida.Encambio,continúa inmóvil. Petrificada. Sin reacción. Ni siquiera es capaz depensar.

—¿Porquénoentrasyhablamos?Megustaría explicarte elmotivoporelque…

Lachicanopermitequeterminelafraseyporfinsemueve.Sellevaunamanoalacabezaysedalavuelta.Caminadespaciohastalaescaleraysesientaenelprimerescalón.Mirahaciadelante,aunquesusojosnoestán fijosennada. Iván lasigueyseacomodaasu lado.Julianohaceningúngestoparaimpedirloniprotesta.

—Entiendo que estés enfadada conmigo. Y confusa. Pero tenía quehaceralgoparapoderhablarcontigoypedirteperdónporloquetehice.Micomportamientonofue…eladecuado.—Eljovenhaceunapausaparatomaraireycontinúahablando—:Nopuedoavanzarsinomeperdonas.Lo he intentado. Te juro que lo he intentado, Julia. Eliminémis redessociales,cambiéminúmerodemóvilyhastamefuidelpuebloparanocoincidircontigonisiquieraenelsupermercadoenelquehablamosporprimeravez.Hasidoimposible.

Las palabras de Iván no encuentran réplica alguna. La jovencontinúasindecirnada,conlamiradaperdida.

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—Lo siento, de verdad. Si pudiera darmarcha atrás en el tiempo,cambiaríamuchascosas.

—Nolocreo.—LarespuestadeJuliallegaenunsusurro.—Teaseguroque…—No me asegures nada, por favor —reacciona la chica, molesta,

aunque sin levantar la voz—. No podemos regresar al pasado. Noscomportamos en cada instante, en cada situación, como lo sentimos.Seguroqueactuaríasigual,Iván.Exactamenteigual.

La frialdad con la que Julia se expresa impacta de lleno en lossentimientosdeljoven,queencajaelgolpecomopuede.

—Tienesrazón.Merezcoquemeodies.—Noteodio.¿Yquieresmiperdón?Lotienes.Siguecontuvida.Yo

estoyintentandoseguirconlamía.Yestonomeayuda.—Sientoquehayastenidoquevenir.—Yotambién.La chica seponedepie y sedirigehacia el ascensor.Entra en él y

cierralapuertaantelaatentamiradadeIván,quelacontemplasentadodesdeelescalón.Suplanhafracasadorotundamente.

Fuera apenas llueve, aunquehacemucho frío. La calle está vacía apesardequesolosonlasnueveydiezdelanocheyempiezaalevantarseunaespesaniebla.

Juliacaminadeprisaysedemoramuypocoenllegaraledificioenelquevivesuabuela.Estanotardaendarsecuentadequealgovamalencuantolave,peronoledicenada.Lachicasemarchadirectamenteasuhabitación. Se quita el abrigo, que deja encima de la cama, y se sientasobreelcolchón.Semasajealafrenteduranteunossegundosyluegosefrotalosojosconfuerza.Todosetornanegro,delmismotonooscuroquesupresente.

¿Qué está pasando? ¿Por qué le están sucediendo tantas cosasextrañas?Es incapazde controlar suvidani losacontecimientosque laponencontinuamenteenjaque.

—¿Porquénohablasconmigo?—lepreguntasuabuela,queentraenelcuartosigilosamente.Julianoresponde—.Tevoyaprepararunté.Yyometomaréotro.Tegustaelté,¿verdad?

—Sí,peronomeapetece.—Teapetecerá.Preparoelmejortédelmundo.Pilar le acaricia la barbilla a su nieta y sale de la habitación. Julia

resoplaysequedasentadaen lacama.Cuandovuelveacerrar losojos,escuchalaexplosión.Elsonidoaterradordehaceunosdíasenlaestación

Page 63: El puzle de cristal - tubrujuladigital.com · y adicciones de su marido, Ana se lo planteó. Sin embargo, al final optó por continuar allí durante una temporada. Son ya más de

de metro del aeropuerto. Jadea nerviosa. Le cuesta respirar. Y sienteganas de llorar. No quiere hacerlo, pero nota como las mejillas se lemojan.Abrelosojosysesecalacaraconlasmangasdelsuéter.

Maldice, para sus adentros, aquellas lágrimas. No ha ido allí paralamentarse,perosesienteincapazdemanejarsusemociones.

Elmóvilsuenaoportuno:Juliaagradecequeelsonidodelteléfonolaaparte de aquel silencio desolador. Sin embargo, enfurece en cuantocomprueba quién la llama. Con rabia, pulsa el botón verde de susmartphoneypagaconHugoelmalestarqueacumulaensuinterior.

—¡¿Cómoteatrevesallamarmedespuésdehabermeengañadocomoa una estúpida?! —grita Julia. Y, aunque se percata de lo alta ycontundentequehasonadosuvoz,nobajaeltono—.¡Hayquesermuy…Hayquesermuy…malapersonapara…haceralgo…!

Depronto, lachicasequedasinpalabras.Nopuedehablarysientequelefaltaelaire.Seestáahogando.

—¿Julia?¿Estásbien?—preguntaHugopreocupado—.¿Quétepasa?Perolajovennocontesta.Cuelgaeintentacalmarse.Sabequetiene

quehacerlo.IgnoralanuevallamadadeHugoyponeelmóvilensilencio.Toma todo el aire que puede y lo expulsa despacio. De formaacompasada.Repite la acción hasta en cinco ocasiones. Poco a poco setranquilizaysurespiraciónvuelvealanormalidad.

—¡Julia!¡Ven!¡Eltéestálisto!—escuchagritarasuabuela.Lachica salede lahabitaciónconelmóvil en lamano.Hugo leha

dejadovariosmensajesdeWhatsAppylosleedecaminoalacocina.

«Esperoqueestésbienyquemeperdonesporhabertemetidoenestelío.Ivánmeacabadedecirquelascosasnohansalidocomolehubieragustado».

Otro que le pide perdón. Disculpas que no valen para nada. Nisiquieracreequeseansinceras.Seacabandeconocer,pormuchoquesuamigolehayahabladodeelladurantelosúltimosmeses.

Haymásmensajes.

«TeaseguroqueIvánestáarrepentidodeloquehizo.Peroentiendoquetehayasmolestadopor esta especie de encerrona que te hemos hecho. Solo quería ayudarle. Es un buencompañerodepisoy,sobretodo,ungranamigo».

Al llegar a la cocina, Julia contempla a su abuela sentada en unamesita con una taza blanca humeante en las manos. Hay otra igual

Page 64: El puzle de cristal - tubrujuladigital.com · y adicciones de su marido, Ana se lo planteó. Sin embargo, al final optó por continuar allí durante una temporada. Son ya más de

preparada para ella. Huele muy bien. La chica se sienta al lado de laancianayledalasgraciasporlainfusión.BebeunpequeñosorboyleeelúltimoWhatsAppquelehaenviadoHugo.

«Encualquiercaso,apartirdeahora,escosatuyaydeél.Yomedesentiendoporcompleto.Hasidounplacerconocerteymegustaríaquenosviéramosmañana,pasadoocuandoseapara compensarte. Si necesitas algo, ya sabes dónde encontrarme. Que seas muy feliz,Julia».

—¿Estábuenoelté?—preguntaPilartrassoplarsobresutaza.—Sí.Estárico.—Locomproporgramosenunatiendadelbarrio.Nuncaheprobado

untémejorqueeste.NisiquieraenLondres.—NosabíaquehabíasestadoenLondres.—Fuehacemucho.Fuicontuabuelo.Nohabíasnacido.Durante variosminutos, Pilar relata a su nieta el viaje a la capital

inglesa que hizo con su difunto marido, narrándolo como si de unacuentacuentos se tratase. Julia se deja embelesar por el tono de vozdulzónyagradabledesuabuelayserelajacompletamente.Eltétambiénayuda.Sienteunapaz,unacalmaensumenteyensuinterior,quehacíatiempoquenodisfrutaba.Cadavezquedaunsorboalataza,notaquelepesanmáslospárpadosyquelarelajaciónesmayor.

—Abuela,perdona,meestoydurmiendo—confiesadespuésdecerrarlos ojos un par de veces—. No es que me aburras. Al contrario: meencantantushistorias.

—No te preocupes. Es normal que te duermas. Te he puestotranquilizantesenelté.Sonnaturales,nadadequímica.

—¿Qué?¿Mehasdrogado?—Dicho así suena muy mal, querida nieta —dice Pilar con una

sonrisa lineal dibujada en su arrugada boca—. Necesitas dormir yolvidartedetodoporunashoras.

—Tengoquellamaramispadres.—Notepreocupes,ahoralosllamaréyoylesdiréquetehasidoala

cama.Tienesquedescansar.Mañanahablaremosde los asuntosque tepreocupan.

La chica no puede creerse que su abuela le haya echadotranquilizantes en la bebida. Pero está tan agotada que no discute conella. Se levanta de la silla y sale de la cocina. Pilar va detrás. Las dos

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entran en la habitación y, mientras la joven se cambia de ropa comobuenamentepuede,lamujerlepreparalacama.

—Te despertaré a las ocho y desayunaremos juntas—le anuncia laancianamientrasguardaelabrigodesunietaenelarmario.

—¿Alasocho?¿Noesmuytemprano?—No.Eslahoraperfecta.Asíaprovecharemosmáseldía.Julia no se siente capaz de llevarle la contraria a su abuela en ese

instante.Cadaveztienemássueñoyloúnicoquedeseaesdormir.Conelpijamayapuesto,setumbaenlacamaysetapahastaelcuello.Pilarseacercaaellayledaunbesoenlafrente.

—Quedescanses,querida.Mañanaseráotrodía.Buenasnoches.La joven asiente con la cabeza, cierra los ojos y balbucea algo

parecidoaun«buenasnoches».Seapoya sobre suhombro izquierdoyenseguidasequedadormida.

Esunanochede viento, frío y lluvia, aunqueJuliano se enteradenada. A lo largo de la madrugada, tiene varios sueños que le seráimposiblerecordaraldíasiguiente.

Derepente,abrelosojos.Suabuela,quesehasentadoenelbordedelacama,laestázarandeando.

—¿Ya son las ocho? —pregunta después de bostezar y estirar losbrazos.

—No.Nisiquierasonlasseis.Tehanllamadounascuantasvecesalmóvil.

—¿Qué?¿Quién?—No lo sé. Pero lo he escuchado desde mi cuarto y he dado por

hechoquenotehabíasenterado.Esostranquilizantessonmanodesanto.La joven se destapa rápidamente y va hacia lamesa donde dejó el

teléfonoantesde irsea lacama.Efectivamente,seencuentraconvariasllamadasperdidas.Laúltima,dehaceunpardeminutos.TodassondeIván.

—¿Quiéneselquetehallamadotantasveces?—Unamigo.Elchicoalquefuiaverayer…—¡Ah!Esechico.¿Estunovio?—¡No!¡Claroqueno!Eneseinstantesuenaotravezelmóvil.EstavezJuliasílocoge.Son

lascincoycincuentaycinco.—¿Iván?¿Porquémellamasaestashoras?—respondelachicamuy

inquieta.

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—Losiento,Julia.Perdona…Perdona.Nosabíaquéhacer—diceeljoven.Selenotamuynervioso—.Es…esque…Hugo.Joder.Hugo…

—¿QuélepasaaHugo?—Estámuerto.Alguienlohaasesinado.

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CAPÍTULO11

Miércoles,3deenerode2018

Escucha ladrar a su perro y se despierta sobresaltado. ¿Qué hora es?Emiliobuscasumóvilbajolaalmohadaycompruebaquenosonmásquelasseisdelamadrugada.Solohadormidotresocuatrohoras.Encambio,no se siente tan cansado como debería estar. Hace un esfuerzo paralevantarsey,alapatacoja,sinapoyarlaescayolaenelsuelo,seacercaalasilladelescritorio.Elordenadorpermaneceencendidoy lapáginadeSkypeestáabierta.Anocheestuvohablandohastamuytardeconella.

Elperrocontinúaladrando.¿Quélepasará?El jovenmira por la ventana y se da cuenta de que está lloviendo

muchísimoyelvientosoplaconfuerza.ElpobreCásperloestápasandomal. Es unmiedica y les tiene terror a las tormentas. Espera que se lepasepronto.

Peronoesasí.Ellabradoraúllayladraconmásfuerza.Porloqueseve,suspadresnovanahacernadaparacalmarlo.Letocairaél.AlcanzalasmuletasysedirigealcuartitoenelqueduermeCásper.Cuandoabrelapuerta,elanimalseleabalanzaycasilotiraalsuelo.Porsuerte,Emiliolograapoyarlaespaldaenlaparedyevitacaerse.

—Para.Noseasbaboso—protestaeljoven,querecibeloscontinuoslametones de su perro—. Tienes que tranquilizarte o vas a despertar atodoelbarrio.

El animal parece entender a su dueño. Se tumba en su cesta y,gracias a las caricias de Emilio, se duerme otra vez. Cuando el chicoregresa a su habitación, mira por la ventana y ve que la tormenta hacesado.Lluevemuchomenosyelvientohaamainado.Talvezéltambiéndebería irse a dormir como Cásper. Sin embargo, se ve incapaz.Abandona las muletas sobre la cama y se sienta en la silla frente alescritorio.

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«Melohepasadomuybienhablandocontigo.Hastamañana,Emi».

Es lo último que ella le ha escrito en Skype, justo después dedesconectarlacámara,antesdedespedirse.LoreleeunpardevecesmásydespuéspiensaenKerstin.Deellanohavueltoasabernadaentodoeldía.Quizá siAnaRincónnohubiera aparecido, la ruptura con la suecahabríasidodiferente.Mástraumática.Leduele,porsupuesto.Mucho.Enocasiones, muchísimo. Pero aquella mujer ha logrado entretenerle yhacerquepienseenotrascosasduranteundíatancomplicadoyduro.

Pesea lasadvertenciasdeVanesa,Emiliohadecididoconfiaren laque fue esposa deMarcos Frade. En realidad, no tiene ningúnmotivoparanofiarsedeella.Sololaintuicióndesuamiga.AélAnalecaebiendesdequelavioenlosvídeosdeYouTube,acosadaporlaprensa.

—Losperiodistassomosasí,Emi—aseguralamujer,quesehahechouna coleta alta para estar más cómoda mientras habla con el joven atravésde lacámaradesuordenador—.Siunperiodistaesnoticia,se letratacomosinopertenecieraalgremio.Nohayningúntipodeconcesión.Lo importante es la noticia. Y, por desgracia, yo he sido el foco deatenciónduranteunosdías.

—¿Tepersiguenmucho?—Yano. Pero pasé una primera semanamuymala.No solo por lo

quehabíapasadocon…conMarcos.Esquecadadíateníaenlapuertadecasavariascámarasdetelevisión.

—Quéhorror.Menudoagobio.EmilioobservacomoAnaseencogedehombrosyaprietaloslabios,

enungestoqueyalehavistovariasveces.—Es el precio que hay que pagar por estar de actualidad.

Afortunadamente paramí, una noticia se prolonga en el tiempo lo quetarda en llegar la siguiente. Un acontecimiento pisa al anterior y todoresultamuyefímero.

—Esperoquelaprensaterespeteapartirdeahora.—Meharespetadosiempre.Asumanera,esosí.AnasonríeyaEmilioleparecequeesunamujermuyguapa.Enlos

pómulos se le forman unos hoyuelos de los que no se había percatadohastaeseinstante.Sí,definitivamenteesunamujermuyatractiva.

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—Yo quiero ser un buen periodista.Me voy a preparar para ello yserérigurosoconlainformación.Nocaeréenelsensacionalismo.

—Noseasidealista,Emi.Todosempezamoslacarrerapensandoquevamos a cambiar el mundo, que hay otra manera de informar. Peroluego… Luego las cosas son diferentes. Especialmente en los grandesmedios. Por eso yo estoymuy bien en el pequeño periódico en el queescriboahora,ocupándomedelaweb.Másomenospuedohacerloquequiero.

—¿Hastrabajadoenmediosgrandes?—Hice prácticas en varios. He tocado prensa, radio y tele. En

ningunapartefuideltodofeliznimesentívalorada.—¿Yesoporqué?—Erajoven,inexpertaymujer.¿Teparecepoco?Durante unos minutos, Emilio escucha las explicaciones de Ana

acercadelosproblemasquetodavíasufrenlasmujereseneluniversodelosmediosdecomunicación.

—Porsuerte,aunquehaymuchoporloqueluchartodavía,elmundoestá cambiando. Y las mujeres nos estamos haciendo fuertes. Nosestamos haciendo escuchar. También en los medios. Pero tenemosmuchísimotrabajopordelante.Elprimero,llegaralospuestosdirectivosdeesosmedios,ocupadosensumayoríaporhombres.

—Entiendo.Esvuestromomento.—Sí, nuestro momento está llegando. No estoy en contra de los

hombresni losodio.Ni yo,ni creoqueningunamujer.Apesardequealgunoslopiensenolomalentiendan.Hombresymujeresdebemosestaren lamisma sintonía y colaborar para lograr unmundomás justo. Túeresunhombreymecaesmuybien.

Denuevo,Anaesbozaesasonrisaqueprovoca laaparicióndeesoshoyuelos guadianescos. A Emilio también se le escapa una sonrisa,aunqueeldíanoha sidoprecisamentealegre.No lodiceabiertamente,mirando a cámara, pero en su interior lo piensa: «Tú tambiénme caesmuybien».

Latormentalahadesveladoyahoranopuededormir.Depronto,laventana de su habitación se abre violentamente y el viento comienza aagitarlacortinacomosibailaraconella.Vanesagimoteaalserconsciente

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deque le tocaráponersedepiepara iracerrarla.Aunqueseencuentramejor,elcuerpoleduelecadavezqueselevanta.Sevaavolverlocatodoeldíaallímetida,sinsalir,perodebetenerpaciencia.Elexplosivoestallómuycercadeella,asíqueesunasuertequepuedacontarlo.

Apoyándose en todos los muebles del cuarto que encuentra a supaso,consiguellegarhastalaventana.Elvientoesmuyfuerteylegeneraproblemas.Pesea lasdificultades,Vanesaaprieta losdientesy lograsupropósito. Sin embargo, tras el esfuerzo, trastabilla y cae al suelo. Elgolpetazohacequevealasestrellasyselesaltenlaslágrimas.Tieneganasde gritar, pero se reprime. No quiere despertar a su familia y que sepreocupen.

Como buenamente puede, repta hasta la alfombra y logra sentarsesobreella.Escuchacómolasgotasdelluviaseestrellanferocescontraloscristales.Untruenosacudeelcielo.Odialastormentas.

Sentadaenelsuelodelahabitación,Vanesasevatranquilizandoalmismoritmoquelatempestadsecalmatambién.Eldolorperdura,peroes menos intenso que antes. Transcurridos unos minutos, se cansa deestar allí sin hacer nada y decide que ya es hora de reaccionar. Peleacontrasímismaycontraeldolordesushuesosparaincorporarsey,unossegundosmástarde,salevictoriosa.Daungrititodeeuforiaysetumbabocarribaenlacama.Resoplaysepreguntahastacuándonovaapoderllevarunavidanormal.Y,loqueespeor,¿quésecuelaslequedaránasucuerpo?

Instintivamente, se toca el codo y se llena los dedos de sangre. Loquelefaltaba.Sehahechounaherida;noesmuygrave,perosíbastanteincómoda.

MaldiceeldíaenqueseleocurrióacompañaraJuliaalaeropuertoyse incorpora de nuevo. En la mesita de noche hay un paquete depañuelos.Sacaunoyselimpiaelraspónquesehahechoenelcodo.Leduele, aunquenada comparable aldolorque siente en la espalda, en lacadera o en las rodillas en cuanto se mueve. Salió despedida en laexplosión y el impacto que sufrió fue tremendo. Además, numerosostrocitosdemetrallaydecristalesseleincrustaronenlapiel.

Unavezcuradalaherida,seechaenlacamaeintentadormir,perosinéxito.Alcanzaelmóvily,parapasarelrato,revisalasredessociales;últimamentelastienemuyabandonadas.Antes,nosepodíadespegardelasaplicacionesde su teléfononiunminutoyahora, encambio,no leshacenicaso.EntraenInstagram.Nosubefotosdesdeellunes,dieciochodediciembre,eldíaanterioraladetonacióndelexplosivoenlaestación

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demetro.EnlaúltimaimagenaparecenellaeIngriddeespaldas,cogidasde la mano. Lee la frase escrita debajo y recuerda perfectamente elmomentoenqueselatomaron:«Siemprejuntashastasiempre».

Lanostalgia rápidamente se apodera de ella. Vanesa siente que hapasadomucho tiempo desde que se hicieron esa foto. En cambio, solohan transcurrido un par de semanas. Todo ha cambiado. ¿Y sussentimientos?¿También?

SaledesucuentaybuscaladeJulia.Tampocohasubidonadadesdeeldíadelaexplosión.Examinasusfotos,unaauna,hastaquellegaaladelveintiunodenoviembre.Ambasposanjuntasenclase,conlapizarracomo fondo. Ponenmorritos, un gesto inusual en su amiga, que no sepresta habitualmente a ese tipo de gracias. Vanesa la había obligado ahacerlo. Celebraban que la profesora de Inglés no había venido esamañanayteníanlahoralibre.Seacuerdaperfectamente.LafotógrafafueYi,queusósusmartphoneyluegoselapasóporWhatsApp.

EchademenosaJuliaylabonitaamistadquehanfraguadoenesosúltimosmeses.Elversecadadíadelasemanaoelquedarparatomarcaféy hablar con ella de mil cosas. Echa de menos su inteligencia y sucapacidadparadarsecuentadeloquesucedeantesquenadie.

—Elcaballosemueveenformadeele.¿Teacuerdas?—No,perodalomismo.—¡Nodalomismo!¡Quieroqueaprendasajugar!—¡Esmuycomplicado!¡Yparaquévoyaaprendersinuncatevoya

ganar!—Porque el ajedrez te da cosas mucho más importantes que una

victoria o una derrota. Aprendes a tener paciencia, a organizarte, aanticiparteoapensarenloquepuedeestarpensandoelotro.Nosoloesunjuegodemesa,esunaactitudantelavida.

—Vamos,queelajedreztedamásqueunbuenpolvo.—¡Vane!¡Quédices!¡Siempreestásigual!Y acabaron entre risas una vez más, como habitualmente sucedía

entre las dos. Si no fuera por su amiga, nunca se habríamolestado enaprender a mover las piezas en el tablero. Pero jugar con ella,simplementeporpasarunratoasulado,merecíalapena.

Ingrid y Julia quizá sean sus dos personas favoritas en el mundo.Aunque a ambas las ve diferentes en los últimos tiempos. Tensas,nerviosas.Dehecho,consunoviatuvounapequeñadiscusiónayerporlatarde, justo después de que Julia se fuera.Unamás. Ingrid le contestómal un par de veces y ella tuvo que pararle los pies. Luego le pidió

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disculpas y sellaron la paz con unos cuantos besos. Ha sido así desdeaqueldíaenelquesuvidadiounvuelco.

Salede InstagramyentraenWhatsApp.Tienevariosmensajes sinleer, sobre todoen losgruposde losque formaparte.Enelde clase sequejandelorápidoqueseestányendolasvacacionesdeNavidad.Aellaseleestánhaciendoeternas.

Casiporcasualidad,entraenlaconversaciónconJulia.Lesorprendequeestéenlínea.¿Quéhacesuamigadespiertaaesahora?Talvezsehadesvelado por alguna pesadilla relacionada con la explosión. Le suelepasar.Oquizásehadespertadoporlatormenta.Sealoquesea,noestádurmiendoahora.Yesolaalegra.Nosabeporqué,perolahacefeliz.Ysonríe.Leapetecesaludarlaalmenos.

«¡Hola! ¡Sí que te has despertado pronto hoy! ¡Quémadrugadora! ¿Necesitas una buenaconversaciónantesdequeamanezca?».

Sin embargo, Julia no responde el mensaje, algo que entristece aVanesaylahacesentirsemal.Loqueellanosabeeselmotivoporelquenoobtienerespuestadesuamiga,queeneseinstanteestáadentrándoseenunpeligrosoydiabólicoenjambredeacontecimientos.

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CAPÍTULO12

Miércoles,3deenerode2018

Si su abuela supiera elmotivo real por el que ha salido de casa a esashoras, no se lo habría permitido. Habría llamado a sus padres o a lapolicía y, seguramente, le habría preparado un té para tranquilizarla.PerodespuésdelallamadadeIván,lachicahaimprovisadodeunaformatanconvincentequelaancianahastahacomprendidoquefueraaayudarasuamigo.

—Tiene un ataque de ansiedad tremendo, abuela —miente Juliadespuésdecolgarelteléfono—.Estásoloymeharogadoquevaya.

Pilar observa atentamente a su nieta. No la cuestiona. Ella nuncamienteyesolesirvedeaval.Sololepidequetengamuchísimocuidadoyqueselleveunparaguas.

La joven camina deprisa por la calle.No deja de pensar en lo queIvánlehacontadohaceunosminutos.

—Estámuerto.Alguienlohaasesinado.—¿Cómodices?—Que alguien hamatado aHugo. Está en su habitación…muerto.

Creo…creoquele…hanapuñalado.—Esperaunsegundo.Julianopuedecreerloqueestáescuchando.Lepideporfavorasu

abuelaque ladejesolaen lahabitación.Noquiereque lamujeroiga loqueIvánleestádiciendo.Pilarsemarchadelcuartosinplantearningunaobjeciónylachicacontinúalaconversacióntelefónica.

—¿Noseráotradevuestrasbromas?—¡¿Cómovoyabromearcon…algoasí?!¿Mecrees tancruel como

paragastarunabromaconlamuertedeunamigo?Está realmente nervioso, no parece quemienta. Aunque las dudas

siguenensucabeza,porqueconIvánnosepuedetenerlacertezadenada

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alcienporcien.Escomoenelcuentodellobo.Alfinalsucedealgoquepareceimposible,peroqueresultaqueesverdad.

—¿Hasllamadoalapolicía?—No.Todavíano.—¿Porqué?—Porque no —responde el joven. Su tono de voz es cortante—.

¿Puedesvenir,porfavor?Estoyenelpisosoloybloqueado.Metiemblatodoelcuerpo.Hugoestámuertoensuhabitación.

—¿Ytuscompañeros?—Jorgehasalidocorriendocuandoloheavisado.Ylosotrosdosno

están.Porfavor,Julia,necesitoquevengas.Tejuroquenomiento.Lachicasedagolpecitosenlafrente,inquieta.Lahistoriaserepite.

Selehasecadolagargantaylesudanlasmanos.Nodeberíair,algoensuinterior se lo advierte. Si loque Iván le cuenta es cierto,no se tratadeningún juego. Un crimen solo debe ser asunto de la policía. No tienenecesidaddeimplicarseyformarpartedeaquellahistoria.

—Estábien.Enquinceminutosestoyahí.Alaceptar lapeticióndeacudiralpisoenelque sehacometidoel

asesinato, sabeque se estámetiendo en la bocadel lobo.De camino allugar, cae en varias circunstancias a tener en cuenta para el futuropróximo:conocealavíctima,hahabladoconaquelchicoenlasúltimasveinticuatro horas y, para colmo, han intercambiado mensajes deWhatsApp.Esosignificaque,cuandocomiencelainvestigación,lapolicíaquerráhablar con ella y conocer a ciencia cierta qué relación tenía conHugo.

Sientecomosiexistieraunaespeciedemaldición.Queladesgracialapersigue.Nohasalidodeunayyasehametidoenotra.

Nosecruzacondemasiadagenteenlacalle.Evitacualquiercontactovisualconquienesselaquedanmirandoycaminalomásrápidoposible.Cuando llegaa las inmediacionesdel edificio,para su sorpresa, Iván seencuentra en el portal. Esperabano volver a verlo en su vida y nohanpasado ni diez horas y de nuevo se encuentran. El joven la recibenervioso. No le da dos besos ni la abraza. Simplemente, sonríe contristezaylasaludaconunsencilloyescueto«hola».Pesealfríoquehace,visteconunacamisetademangacortayunpantalónlargodechándal.

—Muchas gracias por venir. —Iván tiene los ojos rojos. Ha estadollorando—.Séquehasupuestoungranesfuerzoparati.

Alachicaselehaceunnudoenlagargantaysoloconsigueasentirconlacabeza.Éltampococomentanadamásy,conungestodelamano,

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lepidequeloacompañe.Losdosentraneneledificioysubenensilencio,en ascensor, hasta el octavo piso. Frente a la puerta del 8F, Iván sedetiene,lamirafijamenteyleadviertedelasituación.

—¿Eres consciente de que vas a ver un cadáver? ¿Estás preparadaparaeso?

—¿Seestáalgunavezpreparadoparaalgoasí?AJulialevienenalamentelasfotografíasquevioenlacarpetadesu

padredelcasodeAuroraRíos.Eranimágenesimpactantes,enlasquesucompañera de clase aparecía tumbada en el suelo, cubierta de sangre,desdediferentesángulos.Aunquehanpasadovariosmesesdesdeaquelmomento,lorecuerdacomosiloacabaradevivir.

El jovenabre lapuerta ypasa enprimer lugar.Enciende la luzdelrecibidor y suspira mientras camina hasta un pasillo largo y bastanteancho.

—La de allí es mi habitación. —Iván señala el último cuarto de laderecha.Yseparadelantedeunapuertacerradaqueestáenlamitaddelcorredor,enlapareddelaizquierda—.Esaquí.

A Julia la recorre un escalofrío de arriba abajo. Jamás habríasospechado que volvería a enfrentarse a una situación en la que unapersona hubiera sido asesinada. En mayo murieron Aurora y Patri amanos de dos de sus profesores. ¡¿No fue eso suficiente castigo?! Solohantranscurridoalgomásdesietemesesdeaquelloshorriblessucesos.

—¿Estás bien?—le pregunta Iván. Precisamente es él quien pareceencontrarse fatal: se le nota muy afectado, sus ojos están aún másirritadosyletiemblaelpulso.

—Sí.Notepreocupes.—Bien.Vamos.El joven abre la puerta sigilosamente y enciende la luz de la

habitación. Julia enseguida ve el cuerpo de Hugo inclinado sobre unescritorio,conlacabezaapoyadaeneltecladodelordenadorportátil.

—Dios —susurra antes de llevarse las manos a la nuca. Pese asentirsemuyimpresionada,seacercaalcadáver—.PobreHugo.

Lachicaaguanta las lágrimase intentacontrolar losnerviosque laestándevorandopordentro.Loprimeroenloquesefijadetenidamentees en una enorme mancha de sangre que se extiende por la espalda,aunquenohayningúnobjetoclavadoensucuerpo.

—Hayquellamaralapolicía—diceJulia,queintentareponersedelimpactosufrido.

—No.Todavíano.

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—¿Porqué?—Ahorateloexplicaré.—Noloentiendo.Hayqueavisardequehanasesinadoa…—¡Te he dicho que ahora te lo explicaré! No podemos llamar a la

policíaaún.—Vale…¿Estabaexactamenteasícuandoloencontraste?—pregunta

Julia.Sehacolocadoa laderechadel cuerpoparaobservarlodesdeeseángulo.

—Sí.Nolohetocado.Sololetoméelpulsoparaasegurarmedeque…eso.

—¿Ylaluzestabaapagada?—No,estabaencendida.Y lapuerta,semiabierta.Poresoentré.Me

extrañó que estuviera despierto —le aclara Iván—. Al encontrarlo…muerto…,apaguélaluzycerré.Fue…ungestoinstintivo.

Juliaasienteconlacabezaysacasumóvildelbolsillodelabrigo.Deizquierdaaderechahace fotografíasde todocuantoobservaen tornoalcadáverdeHugo.Ivánlamirainquieto.

—¿Creesquehacerlefotosesbuenaidea?—Lamejorideaesllamaralapolicía.Ynoquiereshacerlo.Eljovenresoplayprotestaenvozbaja.CogedelamanoaJuliayla

sacadelahabitación.—¿Quéestáshaciendo?—Hablemos,porfavor—diceIvánmientrasconducealachicahasta

sucuarto—.Tengoqueaclarartealgunascosas.Entranenlaúltimahabitacióndelapareddeladerechaylepideque

sesientesobre lacama.Ella lehacecasoyélseacomodaasu lado.Notardaensoltarloquepasaporsucabeza,ylohacesinmiramientos.

—Siavisasalapolicía,pensaránqueyosoyelprincipalsospechosodehaberloasesinado.

—¿Porquédiceseso?—Esobvio:Jorgeyyosomos losúnicosdelpisoquehemosestado

aquíestanoche—leexplicaIván,quenoparadegesticularmuynervioso—. Jorge salió corriendo cuando le dije que había encontrado a Hugomuerto.

—¿Lohasllamado?—Sí,perosehadejadoelmóvilensucuarto.—¿Ysihasidoél?—¿Jorge?Nopondríalamanoenelfuegopornadie,peroesincapaz

dehacerledañoaunamosca.VeoimposiblequeélmataraaHugo.

Page 77: El puzle de cristal - tubrujuladigital.com · y adicciones de su marido, Ana se lo planteó. Sin embargo, al final optó por continuar allí durante una temporada. Son ya más de

—¿Entonces?¿Soloquedastú?—Sí.Yno.—¿Síyno?Explícate.Iván se pone de pie y comienza a andar de un lado a otro de la

habitación,cabeceandoymoviendomucholasmanosalhablar.—CuandoHugo regresó a casa esta noche, era yamuy tarde. Algo

más de las dos. Sí, eran las dos y tres minutos, para ser exactos. Meacuerdoporquemiréelmóvil.Peronollegósolo.Alguienveníaconél.

—¿Quiénveníaconél?—Nolosé.Yoestabaenmihabitacióncuandoloescuché llegar.Oí

suvozysuspasosylosdeotrapersona.Entraronensucuarto,cerraronla puerta y pusieron música. Un tema de los años sesenta. A Hugo leencantabalamúsicadeesadécada.

—¿Noescuchastelavozdelaotrapersona?—No.Lamúsicaloimpedía.Medormíenseguida.Estabaagotado.—¿Nosabessieraunchicoounachica?—Yatedigoquenooíningunavoz.Aunqueestoysegurodequeen

suhabitaciónnoentrósolo.Escuchéclaramentelospasosdemásdeunapersona.

—¿Hugoteníapareja?—Estabamásomenosconunachica.—¿PodríaserellalaquevinoconHugo?—Podríaser,claro.Julia cruza laspiernas y apoya la barbilla en lapalmade lamano.

Durante unos segundos se queda pensativa. Iván la contempla ensilencio,aunquenohaterminadodecontárselotodo.

—Hayalgomás.Elmotivoporelquenoquieroqueavisemostodavíaalapolicía—diceelchico,quellamadeesaformalaatencióndeJulia—.Tuveuna fuertediscusiónconéldelantede todosnuestroscompañerosdepiso.Unenfrentamientoenelquenosamenazamosycasillegamosalasmanos.Antesdequelapolicíaintervenga,necesitohablarconelrestode los chicos y que no cuenten nada de esa discusión. Si no…, seré elprincipalsospechosodelasesinatodemiamigo.Ycontodalarazóndelmundo.

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CAPÍTULO13

Martes,2deenerode2018.Haceunashoras…

Todoha idomal. Fatal. ¿Qué esperaba? ¿Que Julia apareciera con unasonrisa,disculparasusmetedurasdepataysehicieranamigosdenuevo?Recuperarloqueundíatuvieronsoloeraunafantasía.

Tampocoelmétodoquehausadoparaatraerlahastaallíhasidoelmás adecuado. Pero no se le ocurrió otra cosa. Seguro que no habríaaceptadoquedaracharlarconélsinmás.Fingirsudesaparición,conlacolaboracióndeHugo,eraloúnicoquepodíallevaraJuliahastasupisoy,almenos,podertenerasílaoportunidaddedialogarconella.

Ahoratodohaterminado.Novaainsistirlemás.Tendráqueseguiradelante con el mal sabor de boca que le ha dejado aquel encuentro.Aunqueellalohaperdonado,sabequeenelfondosololohadichoparaqueladejaraenpazynolamolestaramás.

—Toc,toc.¿Puedopasar?IvánobservaaHugoen la entradade lahabitación.Asiente con la

cabeza y su compañero de piso se acerca para sentarse a su lado en lacama.

—Tienesmalacara.¿Tanmalhaido?—Peor. Apenas hemos hablado. Pero me ha dejado claro que no

quierevolveraverme.—Bueno,porlomenoslohasintentado.—Hesidounestúpidoalpensarquepodíamossolucionarlohablando

—comenta Iván, que aprieta con fuerza la almohada—. Me equivoquéhaceunosmesesymehevueltoaequivocarahora.Soyundesastre.

Hugo le da una palmadita en la pierna y se pone otra vez de pie.Caminahacia lamesa,donde Iván tiene el ordenador, y seda la vueltaparacontemplardenuevoasuamigo.

—Quizáhasidounerrorengañarla.

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—Hasidoungranerror.Meheequivocado.—Teloadvertí.—Hugodejaescaparunasonrisa.—Yalosé,peroeralaúnicaformadequeviniera.—Esonolosabremosjamás.Porcierto,esmásguapaenpersonaque

enlasfotosquemeenseñaste.¿Sabessiestáconalguien?—¿Qué?¿Estáshablandoenserio?Hugosueltaunapequeñacarcajada.SeaproximaotravezaIványse

inclina frente a él. Le agarra la cabeza con las dos manos y se mirandirectamentealosojos.

—No,claroquenohablabaenserio.—Puesnomehahechogracialabroma.—Vamos, tío.Olvídate de ella—le sugiereHugomientras se dirige

hacialapuertadeldormitorio—.¿Cuándomevasapagar?—Cuandopueda.—Esperoqueseapronto.Estoyfataldedinero.—Esenoesmiproblema.—Medebespasta,asíqueesproblemadelosdos.Antesdemarcharsedelahabitación,Hugosedespidedeélalzando

el dedo corazón de sumano derecha. Iván se queda solo en el cuarto,quejándose y lamentando lomal que ha jugado sus cartas. No solo haperdido a Julia para siempre, sino que tiene que compensar a sucompañerodepisoporayudarle.

¿Estámaldedinero?¿Cómoesposible?Noloentiende.Deloscincocompañeros,eselquemásgana.¿Enquéselofundirá?

Enrealidad,leimportamuypoco.Bastantetieneélconsuspropiaspreocupaciones.Laprincipalahoramismoes recuperar laautoestimaeintentar olvidarse de una vez por todas de Julia y de lo que ellarepresenta. No va a ser fácil. Cuando la ha visto, su corazón se hadisparado.Desdeelanonimato,seguíasuscuentasenlasredessociales;enaquellosmesesnolahabíaperdidodevista.Siempreenlasombra,sindarseñalesdevida.Sinembargo, tenerladelante,volveramirarlaa losojos,estartancerca,hasidocompletamentedistinto.

Eso debe acabar. Esta noche tiene que ser la última en la que lafiguradeJuliaPlazaestépresenteensumente.Necesitaconvencersedeello.

Ivánescuchalasrisasdesuscompañerosdepisoenelsalón.Pasartiempo con ellos quizá sea lamejormedicina para tratar de superar eltrance. En los meses que lleva viviendo allí, es otra persona. Ha

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recuperadopartedeloquehabíaperdidoenelpueblo.Laotraparteestáenproceso.

—¿Quéoshacetantagracia?—preguntaIvántrasunirsealgrupo.—Estos,quesonidiotasynoparandemeterseconmiabrigo.Dicen

quemeparezcoalamalade101dálmatas.—Yo no he dicho nada, Marilia. Así que a mí no me metas en el

mismosaco.—Túereselúnicoqueselibra,Jorge.La novia deDuque sonríe al joven exculpado y le acaricia el brazo

cariñosamente. Este se sonroja y le devuelve una tímida sonrisa a lachica.

MariliayFranDuquellevansaliendoexactamentediezmeses.Todosla consideran la sexta componentedelpiso, yaquepasamucho tiempoallíysequedaadormiralgunasnochesconsunovio.

Aquella muchacha de metro setenta y cinco, ojos azules y largamelenarubiahahechosuspinitosenlatele,enelcineyenelmundodelamoda.Sinembargo,finalmentesedecantóporestudiarVeterinaria.Yaestáentercero.

—PuesqueJorgesalgacontigoacenarhoy—bromeaDuque—.Unapena, porque había reservado mesa en un restaurante que te iba aencantar.

—Nofastidies.¿Cuál?—Es una sorpresa. No todos los días celebra uno diez meses de

relaciónconalguien.Marilia chasquea la lengua y mueve la cabeza negativamente, con

unasonrisaderesignacióndibujadaenlacara.Seinclinasobresunovioyloobsequiaconunintensobesoenloslabios.

—Marchaosaunhoteladarosellote—protestaRafa,queponecaradeasco.

—Loharemos luego—diceMarilia, que le guiña un ojo a su chico.Por la expresión de Duque, lo ha pillado desprevenido—. ¡Esa era misorpresapornuestrosdiezmesesjuntos!AunquenosésiquierespasarlanocheconCruelladeVil,cariño.

—¿Lahabitacióntienejacuzzi?—Porsupuesto.—¿Sí?¡Joder!Perdonaportodoloquehedichosobretuabrigo.¡Es

precioso!Casitantocomotú.Los halagos deDuque aMarilia son la antesala de otro beso en la

boca.Estavezesélquientomalainiciativa.

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—¿Quévaisahacervosotrosestanoche?—Jorgeprefiereignoraralapareja,quecontinúabesándoseenelsofádelsalón.

—Yo me voy ahora. He quedado con alguien para tomar algo —comenta Rafa, que se ha arreglado bastante para su cita—. Hay queaprovechar lo que queda de vacaciones de Navidad. El lunes vuelve launiversidad.

Todos,exceptoIván,quecursaunmódulodeInformática,estudianen la facultad.HugohaceIngenieríaInformática,RafayJorgeestudianTelecomunicaciones y Duque está matriculado en INEF. Además, loscincoestántrabajandoenÚnico,unaempresadecreacióndecontenidosdigitalesymarketingonline.

—Amí no me apetece salir —indica Iván—. Así que me quedo encasa.

—¿Ytú,Hugo?¿Vasasalir?El chico al que se dirige Jorge parece no haber escuchado la

pregunta,porquenoresponde.Estámuycentradoenloqueescribeensumóvil.Ivánloobservaconciertadesconfianza.

—Tío, ¿me oyes?—insiste Jorge, que por fin recibe la atención deHugo.

—Perdona,¿quédecías?—Quesivasasalirestanocheotequedasaquí.—Pues todavíano losé.Estoyhablandocon laexnoviadeIvánpor

WhatsAppaversiquieredarunavuelta.—Trassoltaraquellarespuesta,todos sevuelvenhacia él alunísono—.Esbroma, chicos.Nomemiréisasí.

—Estoy harto de esas bromas —dice Iván antes de lanzarse a porHugo,quenohaceademánnidelevantarsedelsillón—.¡Eresuncabrón!

JorgeyRafasedanprisaparainterponerseentreambos.Latensiónestanpalpablequesepuedecortarconuncuchillo.

—¡Vamos,tío!¡Nopaguestusproblemasconmigo!¡Quesoloesunabroma!

—¡Métete las bromas donde te quepan! —grita Iván, al que sujetaJorge para impedir que se acerque más al otro chico—. ¿Qué coño tepasa?

—¡Notienessentidodelhumor!—¡Muéreteypasademí,gilipollas!—¡Cuando me pagues lo que me debes! ¡Estoy sin blanca por tu

culpa!—¿Pormiculpa?¡Quédices!¡Estásloco!

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Hugosonríeconironíayselevantadelsillón.Nodicenadamás.Alcabodeunossegundos,unportazoalolejosanunciaquesehamarchadodelpiso.

En el salón, todos se quedan en silencio. La calma después de latempestad.HastaqueMariliaseponedepieyhabla.

—Amí tampocomehahechogracia—comenta la joven—.Ha sidouna gran estupidez por su parte.Unamás. Como siga así, algún día lopagarácaro.Tiempoaltiempo.

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CAPÍTULO14

Miércoles,3deenerode2018

Julia escucha atentamente lo que Iván le cuenta acerca de la fuertediscusiónquehamantenidoconHugohaceunashoras.Ahoraentiendepor qué quiere hablar con sus compañeros de piso antes de avisar a lapolicía:necesita elaborar conellosunplanparanoparecer elprincipalsospechosodelasesinato.Élestabaenelapartamentocuandomataronalchicoyél fuequienprotagonizóunenfrentamientocon lavíctimapocoantesdequelamataran.

—LapolicíacreeráqueyosoyelasesinodeHugo.Eslomáslógicoyloqueparecemásprobable—concluyeapesadumbrado.

La chica no responde ni hace ningún gesto para consolarlo. Enrealidad, no sabemuy bien cómo actuar. Sin duda, Iván ha compradomuchaspapeletasparaquelainvestigaciónpolicialsecentreenél.Tuvotanto el motivo como la oportunidad. Y, para colmo demales, cuandorevisen su ficha encontrarán en su expediente lo que hizo hace unosmesesenelRubénDarío.Aquellameteduradepatanoleimplicaennadaenesteotrocaso,peroseguroquepondráendudasucredibilidadtodavíamás.

—Voya enviarunmensaje al grupodeWhatsAppque tenemos losdel piso para contarles aRafa y aDuque lo quehapasado.Eshoradeinformarlos.

—¿Todavíanolosaben?—No.DespuésdequeJorgehuyeradecasa,atihasidolaúnicaala

queheavisado.—¿Yporquéamí?—No lo sé, Julia.No lo sé. Estaba bloqueado.No sabía qué hacer.

Siento haberte metido en esto. Pero algo enmi interior me impulsó allamarte.Ylosiento,aunquenomearrepiento.

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Ivánselevantasinmiraralachicay,conelmóvilenlamano,saledela habitación. Julia suspira y permanece sentada en la camadel cuartodel chico. Echa un vistazo a su alrededor y se fija en algunos detalles,comoelpósterdeAlbertoContador,colocadoenunadelasparedes,oloscuarentaytantoslibrosquepuedecontarenlaúnicaestanteríaquehay.También observa una pequeña bola del mundo sobre la mesa y unasmancuernas debajo del escritorio. Es el dormitorio típico de unestudianteuniversitario.Resoplaypiensaenqueestánadamenosqueenel cuarto del chico de quien estaba enamorada hasta hace unosmeses,peroconuncadáveraescasosmetrosdedistancia.¿Cómoesposiblequevuelvaaestarmetidaenuncasodeasesinato?ApenasconocíaaHugo,pero hamuerto, casualmente, horas después de saber de su existencia.¿Tendráalgoqueveresoconelcrimen?Esaextrañayremotaconclusiónleatraviesalamentefulgurantecomounrayo.Ylaanalizaaconciencia.¿Dequéformahapodidoinfluirsupresenciaenlamuertedelchico?Noencuentra ninguna respuesta satisfactoria. ¡Porque no la hay! Ha sidootramacabracasualidad.Yaestá.Iváneselúniconexoynocreequeesteasesinara a su compañero de piso por una discusión tras una estúpidabroma.Notieneningúnsentido.

Mientras esperaaqueel joven regresea lahabitación, Julia recibedosmensajesdeWhatsAppprácticamenteseguidos.Elprimeroesdesuabuela preguntándole si va todo bien. Le responde que sí, que no sepreocupe,yquevolveráacasadentrodeunratoparadesayunarconella.Elsegundomensajenoloesperaba.EsdeVanesa:

«¡Hola! ¡Sí que te has despertado pronto hoy! ¡Quémadrugadora! ¿Necesitas una buenaconversaciónantesdequeamanezca?».

Está a punto de contestarle, pero recuerda lo que Ingrid le haordenado.Parecíaqueibamuyenserioynodeseamáslíosdemomento.Además,lascircunstanciasnosonlasmásapropiadasparamantenerunaconversación con su amiga.Dentro de unas horas, cuando las cosas secalmen,siesqueesoocurre,decidirásilerespondeono.

ComoIvánestá tardandomuchoynose sientedemasiadocómodaallísolasinhacernada,optaporsalirdelahabitaciónparairensubusca.Atraviesa el pasillo y, cuando pasa por delante del cuarto deHugo, unfuerte e irresistible impulso la empuja a entrar. Otra vez la mismacuriosidad que se despertó en ella hace unos meses y que habíadesaparecidoenlosúltimostiempos.Abrelapuerta,quedejaencajada,y

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enciendelaluz.Caminandodespacio,seaproximahastaelchicoyrevisaotravezlosdetallesdelaescena.Pareceevidentequeloacuchillaronpordetrásyqueelpesodelcuerpohizoquesucabezacayerasobreeltecladodel ordenador. Presta atención a las heridas que tiene en la espalda.Juraría que por lo menos hay cuatro incisiones, aunque no lo puedeasegurar, ya que la sangre es abundante. Eso significa que huboensañamiento o quizá el asesino quiso asegurarse de hacer bien sutrabajo. ¿Con qué lo habrán matado? ¿Un cuchillo? ¿Una daga? ¿Unpunzóndepicarhielo?Notieneniidea,peroelarmadelcrimenselahanllevado.¿Seguiráenelpiso?Espocoprobable.

Julianoseatreveatocarnadaparanodejarsushuellasenningunaparte, aunque está tentada de pulsar el botón de encendido delordenador. Hay una lucecita roja parpadeando que indica que no estácompletamente apagado, solo con el monitor en reposo. ¿Qué estaríahaciendoaquelchico,demadrugada,sentadofrenteasuportátil?¿Aquéhoramoriría?

DemasiadaspreguntaspendientesqueseguroquelaPolicíaNacionalylaCientíficaresolveríanalasprimerasdecambio.

A la joven, entonces, se le ocurre otra cosa. ¿Y elmóvil?No lo ve.Recuerda los casos de Aurora y de Patricia; en ambos, los teléfonosdesaparecieron del escenario del crimen. ¿Ha sucedido lo mismo estavez? Julia se acerca a la camadeHugo,que estádeshecha.Bingo.A laprimera.Allíestáelmóvil,quesobresalebajolaalmohada.Nolocoge,nitampoco lo toca.Sabequeesavaaserunaprueba fundamentalpara lainvestigación. El contenido del teléfono de Hugo tal vez revele algunainformaciónimportante.Uncontenidoqueinevitablementelaimplicará,yaquehayllamadasymensajesdeWhatsAppentreambos.

¿Ysiselolleva?Derepente,lapuertadelahabitaciónseabre.LachicaesperaaIván.

Sinembargo,noesél.Juliacontemplaauntipograndullónconelpelorizado,cortadoporloshombros,yvestidodeunamaneramuypeculiar.Éltambiénparecesorprendido.

—¿Qué haces tú aquí? —pregunta el muchacho, que desvíarápidamentelamiradahaciaelcuerpodeHugo—.Joder…Joder.

Y, sin decir nada más, el chico se marcha del cuartoapresuradamente.Julia reaccionadeprisayva trasél.Lo siguehastaelsalón,dondeencuentrasentadoenelsofáaIván,quehablaporteléfono.

—Ahora nos vemos —dice el chico a su interlocutor en cuantoaparecensucompañerodepisoylachica—.¿Yaoshabéisconocido?—les

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preguntanadamáscolgar.Juliayel jovendelpelorizadosemiranyningunoasiente. Ivánse

ponedepieylospresenta.—EsteesJorge,unodeloschicosconlosquevivo.Estaes…—Julia.Yalosé.Mehasenseñadomuchasfotosdeella.Los ojos de la joven se abren de par en par y después lanza una

miradaacusatoriaaIván.Porlovisto,todosenesepisolaconocenmuybien.Sedisponeaprotestar,peroesJorgequiencontinúahablando.

—¿Hasllamadoalapolicía?—No,todavíano.EstoyesperandoaquevenganRafayDuque.Entre

todosdecidiremosquéhacer.—¿Yquévamosahacer,tío?¿Hayotraopciónquenoseallamarala

poli?—Nolosé,Jorge.Primeroquierohablarcontodos—diceIván.Julia

sigueviéndolomuynervioso—.¿Porquésalistecorriendo?—¡Porquepenséquetelohabíascargadotúyqueibasairapormí!—¿Yo?¿Pensabasqueyolohabíaasesinado?—¡Claro,tío!¡Soloestábamostúyyoenelpiso!Ysinofuiyo…—¡Yonolohice!—exclamaalteradoIván.—¡Pues yo tampoco! —asegura Jorge, más alterado aún—. Y

entonces,¿quiénhaasesinadoaHugo?Julia escucha la conversación entre los dos chicos sin intervenir,

mientras piensa en varias posibilidades. No cuenta con demasiadainformaciónparadarunveredicto.Losdosparecensinceros,aunqueyanosefíadenadie.Siellosnohanhechonada,¿quiénlohizo?AlomejorlarespuestaestáenlapersonaqueacompañóaHugo.Laqueentróconélensuhabitación.

—Oye, Jorge, ¿tú escuchaste queHugo llegara con alguien cuandoregresópor lanoche?—interrumpeJulia la charla entre losdos chicos,queempezabanarepetirse.

—No.Noescuchénada.—Cuandoduerme,podríaestallarunabombaatómicaasuladoyno

se despertaría —aclara Iván—. Yo estoy seguro de que Hugo no volviósoloacasaydequeentróensuhabitaciónconalguien.

—¿Sí? Ni idea, tío. No oí nada de nada. Me desperté cuando mellamaste para avisarme de lo que había pasado. Me costó un pocoreaccionarydistinguirqueaquellonoeraunsueño.Cuandomedicuentadequeerareal,mepuselasdeportivasysalípitandodelpiso.Porsuerte,

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estepijamapareceunchándalynohedadomuchoelcanteen lacalle.Esosí,hepasadounfríotremendo.

—Notellevastenielmóvil.—No.Conlasprisassemeolvidóenelcuarto—explicaJorge,quese

rasca el intento de barba que se está dejando—. He vuelto cuando hepensado que no tenía mucho sentido que quisieras matarme si no lohabíashechomientrasdormía.Aunquenolasteníatodasconmigo.

—¿Enserio?—Sí,tío.Enserio.¡HanasesinadoaHugoennuestropiso!—exclama

Jorge,que se estámareandoy,por ello, se veobligadoa sentarseenelsofá—.¿Cómovoyapensarconclaridad?¡Estámuertoahíallado!¡Ensuhabitación! ¡Han asesinado a Hugo en nuestra propia casa, delante denuestrasnarices!¡Esunalocura!

Tanto Iván como Julia le dicen a Jorge que deje de gritar odespertaráalosvecinos.Eljovendelcabellorizadohaperdidoelcontrolporcompletoycabeceaadelanteyatrásmuynervioso.

—Voyatraerteunvasodeagua—diceIvánantesdesalircorriendohacialacocina.

Julia se sienta al ladodeJorgeparapedirleque se calmeydecirlequenecesitaestartranquiloparaafrontarlasituación.Eljovenlaescuchaconatención,aunquesiguesinconseguirqueremitasuataquedepánico.

—Bueno,imaginoqueyalosabrás,peroyohevividoalgosimilaraloqueestásviviendotúahora—lecomentalachica,queusauntonodulceypausado para dirigirse a él—. De hecho, creo que todavía lo estoysuperando.Perotienesquerelajarte,Jorge.Queestonopuedacontigo.

—Está muerto. En su habitación. ¿Cómo no va a poder conmigo?¿Cómoloasimilo?

—Nopuedesasimilarlo.Todavíano,porlomenos.Ivánaparececonunvasodeaguayselodaasucompañerodepiso.

Esteselobebeenterodedostragos.—¿Haycámaraseneledificio?—lepreguntaJuliaaIván.—Meparecequesolohayunaenlaentrada.Peronofuncionadesde

haceaños.Aunqueestáreciénpintado,estebloquedepisosesbastanteantiguo —responde el joven, y se fija en su amigo—. ¿Quieres que tetraigaotrovasodeagua?

Jorgeniegaconlacabezayseechahaciaatrásenelsofá.Estiralaspiernas,queapoyaenlamesitaubicadaenelcentrodelsalón.Siguealgomareado,aunquepocoapocovasintiéndosemejor.

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—Sifuncionaraesacámara,habríagrabadoaquienvinoconHugo—asegura la chica—. Es una lástima que no funcione. En esa grabacióntendríamosalposibleasesino.Oasesina.

—No habría sido tan sencillo. El ascensor se puede coger desde elgarajeysubirdesdeahídirectamentehastanuestraplanta.SiHugosalióyregresóensucoche,seguroquelacámaranolohabríagrabado.Nohayningunaenelgaraje.

—¿Teníacoche?Yoloconocíenelmetro.Ivándudauninstanteantesderesponder.MiraaJorge,quetienelos

ojoscerradosyestáresoplando,intentandoregularsurespiración.—Teníacoche.UnOpelAstrarojoquedebedeestaraparcadoahora

en el garaje del edificio. Pero en ocasiones usaba el transporte públicoparadesplazarseporlaciudad.Leresultabamáscómodo.

—Tío,dilelaverdad—susurraJorge—.Nolemientas.Ahoraquémásda.Esjustoquelosepa.

—¿Que sepa qué? ¿Qué verdad?—pregunta confusa JuliamientrasclavasusojosenIván,queseremueveincómodoenelsillón.

—Eresunbocazas.—Debesaberlo.Cuéntaseloya.La mirada de Julia fulmina a Iván, que no sabe dónde meterse.

Insultadenuevoasuamigoenvozbajayseechahaciadelante.Juntalasmanos y se pone serio. Tiene algo importante que revelarle a aquellajovenylohacesinrodeos:

—Hugo tehackeóelmóvil.Elencuentroenelmetrono fuecasual.Sabíaquevenías.Losdoslosabíamos.

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CAPÍTULO15

Domingo,17denoviembrede2013

La noche anterior fuemuy lluviosa, pero el sol brilla a esa hora de lamañana.Suabuelahadejadodellorardesdeelcieloyseguroqueahoraestá presenciando su propio entierro, tumbada cómodamente sobrealgunanube.Hugolasientemuycerca,pero¡cuántolaecharádemenos!Deberesignarseyasumirquesehamarchadoparasiempre.

Magda era su último pariente vivo. La persona con la que lo hacompartidotododespuésdequesuspadresfallecieranenunaccidentedetráficohacemásdequinceaños.Élsoloteníanuevemeses.

Suvidanuncahasidofácil.Jamáshatenidolasensacióndeserfeliznidedisfrutarplenamentedenada.Yesoquesuabuelanoandabaescasadefortunaprecisamente.Ahoraél loheredarátodo.Aunque,comobienindica el dicho, el dinero no da la felicidad. Almenos, la cantidad querecibirá en los próximos días le servirá para sobrevivir durante unoscuantosañossinproblemas.Terminaráelinstitutoyseiráalaciudadaestudiarunacarrera.Lospasoslógicosquedaríacualquierchavaldesuedad.Aunqueélnoeseltípicoadolescentededieciséisaños.

Al funeral acudebastantegente, yaqueMagdaeraunamujermuypopularentoda laprovincia.A lamayoríasolo losconocedevista,onisiquiera eso. Es la primera vez queHugo coincide conmuchas de esaspersonas.Algunos seacercanadarle elpésameya recordarle lobuenaqueerasuabuela.Yescierto,ellaeraunamujerexcepcional.Agradable,bondadosaymuyquerida.Él,encambio,nisiquieraseconsiderabuenapersona.

La ceremonia no es excesivamente larga y el chico lo agradece. Sequedaelúltimoenelcementerioy,antesderegresaracasa,sesientaenunbanquitoqueencuentraenunodeloscaminosdelcamposanto.

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—Abuela,voyaintentarsermejordeloquehesidohastaahora,peronoteprometonada—diceenvozbaja,mirandohaciaelcielo—.Nosésiahí arriba te enterarás de a lo queme dedico cuando estoy solo enmihabitación.Esperoquemeperdones.YsiatuladoestáDios,oquienseaque controle el acceso de las buenas personas al paraíso, dile que meperdonetambién.Noquieroestarsoloenelinfierno.

Hugo entoncesderrama las primeras lágrimasdesdeque se enteróde que su abuela había fallecido en la cama de un hospital, comoconsecuenciadeunfatídicoderramecerebral.Sesecalaslágrimasconlamangade la chaquetadel traje que seha compradopara esa ocasión ypiensa en lo mal que lo han tratado la vida y la muerte en aquellosdieciséisaños.

Mientras reflexiona, sentado en aquel banquito del cementerio,observa como se aproximan dos personas. Son dos hombresimpecablemente vestidos con trajes negros, camisas blancas y corbatasoscuras.Uno esmás omenos de la edad que tenía su abuela y el otrotendrá alrededor de treinta y cinco o cuarenta años. Le suena haberlosvistoenelentierro,peroestácasiconvencidodequenosondeporallí.

Cuandolleganasualtura,sedetienen.Elmayorsesientaasulado.Se trata de un señor de cabello blanco, desgarbado y de más de unoochentadealtura.Tienelapielbronceadaylosojosclaros.

—Hola,Hugo.Sientolodetuabuela—lediceconvozroncayhuecamientraslegolpeasuavementeelbrazo—.Hacíamuchoquenoteveía.

—Muchas gracias, señor. —El chico trata de buscar rápidamenteentresusrecuerdosaquelrostroagrietadoporlosaños,perosinéxito—.Perdone,noséquiénesusted.

—Normal.Erasunniñodecuatroocincoañoslaúltimavezqueosvineavisitar.MellamoDionisioBautistayesteesmihijoJavier.

El hombre más joven saluda a Hugo alzando la mano. Se parecebastante a su padre. También tiene los ojos claros y la tez oscura. Sucabelloesnegroyyapresentaciertasentradasenlassienes.Nosesientaenelbanquitojuntoaellos,optaporquedarsedepie.

—¿Dequéconocíaamiabuela?—Yo era muy amigo de Magda y de Germán, tu abuelo. Aunque

últimamente solo hablábamos por teléfono, porque he vivido muchosañosfueradelpaís.

Aquelhombrelecuentaqueconocióasusabuelosenuncruceroporel Nilo, hace más de treinta años. Viajaba con su mujer, Lola, que

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tambiénfalleciónohacedemasiadotiempo.Apartirdeesasvacaciones,intercambiaronteléfonosysehicieronamigos.

—Lopasábamosmuybienloscuatrojuntos—leexplicaDionisio,quesonríe con nostalgia—. Hicimos varios viajes por el mundo y salimosbastantesvecesacenar.Atuabuelayamimujerlesencantababailar.

—Nolosabía.—Puesbailabancomo los ángeles.Germány yonoestábamosa su

altura. Semovían con una agilidad y un sentido del ritmo fuera de lonormal. Magdalena era una gran mujer. —Dionisio se emociona alrecordar a la recién fallecida.Esperaunos segundospara recuperarse ycontinúa—:Peronosolohemosvenidoadarteelpésameyadespedirnosdetuabuela.Queríamoshablarcontigodeotroasunto.

Aquel cambiode rumboen la conversación sorprendeaHugoy, almismotiempo,despiertaenélunaenormecuriosidad.

—¿Dequéasunto?—TeloexplicaráJavier—respondeelhombre—.¿Porquénoosvais

adarunpaseoycharláis?Estecementerioesunaauténticaobradearte.Amímeduelenlasrodillas,laedadnoperdona.Osesperoaquí.

HugoaceptalapropuestadeDionisio.Selevantadelbancoyseunealotrohombre.Losdoscomienzanacaminarbajouncieloquevuelveaamenazarlluvia.

—Perdona las batallitas de mi padre. A sus setenta y un años,recuerda más lo que hizo hace tres o cuatro décadas que lo que cenóanoche.

—Notepreocupes.Mehaparecidounapersonamuyinteresante.—Eso es porque no vives con él —bromea Javier, que suelta una

carcajadaysemetelasmanosenlosbolsillos—.Yosoloviatuabuelaunpardeveces,hacemuchotiempo.Creoquetútodavíanohabíasnacido.Tienesdieciséisaños,¿verdad?

—Sí,loscumplíenseptiembre.Eldíadiecisiete.—Yo también—dice Javier, quenoparece sorprendidopor aquella

tremendacoincidencia—.Perode1976.—¿Nacimoselmismodía?¿Enserio?Elhombresacadelbolsillointeriordelachaquetaunacarteradepiel

marrón, la abre y le muestra al joven su documento nacional deidentidad.Hugoloobservaasombrado.Nolehamentido.Javiernacióeldiecisietedeseptiembrede1976.

—Sitesoysincero,yasabíaeldíaquehabíasnacido.—¿Losabías?¿Cómo?

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Javier seguardadenuevo la cartera con suDNIyvuelveaocultarsus manos en los bolsillos del pantalón. Hugo lo observa expectantemientrascaminanjuntos.Dalaimpresióndeseruntipotranquilo,delosquenosealteranpornada.

—Elcómoahoradalomismo.Sémuchascosassobreti.—¿Quécosas?—Prácticamente todo.—Javiersuenacontundenteensuafirmación

—.Tusnotasenelinstituto,losseguidoresquetienesenlasredessocialesotusgustosmusicales.Porcierto,amítambiénmeencantalamúsicadelosañossesenta.

Hugo se detiene petrificado. Con la boca abierta, pero sin decir niunapalabra.¿Cómoesposiblequesepatantosobreél?Precisamente,sidealgosehapreocupadodurantelosúltimosaños,hasidodecuidartodoloreferenteasuprivacidad.

—¿Mehashackeadoelordenador?—lograpreguntaralfin.Elhombresacalasmanosdelosbolsillosdelpantalón.Enladerecha

llevauna tarjetaque entregaaHugo.Este lee su contenido, aunquenocomprendeabsolutamentenadadeloqueestáocurriendo.

—Sabemos que eres el mejor. No hay nadie con tu edad que nisiquieraseteacerque.Peropuedesmejorarmucho—leaseguraJavier—.Queremosquedejesde ir por libre y trabajes connosotros.Te aseguroquenotearrepentirás.

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CAPÍTULO16

Miércoles,3deenerode2018

Iván lerepiteaJuliaqueHugo lehackeóelmóvil.Todavía incrédula,ytambién enfadada, ella niega con la cabeza. Los dos sabían en todomomento susmovimientos y que ayer por la tarde iría a la casa de suabuela,quevivecercadeellos.

—¿Cómome lo hackeó?—pregunta pese a continuar en estado deshock.

—No te lo puedo decir. Solo Hugo sabía hacer ese tipo deoperaciones.

—Estoesincreíble.—Lo siento, Julia. No debí pedírselo. Estaba tan desesperado por

hablarcontigoquenoencontréotrasolución.—Hashechomuchascosasmaldesdequeteconozco,Iván.Peroesto

ya…Los tres escuchan como se abre la puerta del piso en ese instante.

Enseguidaentranenel salónunchicomuyalto con la cabeza rapadayunajovenrubiaymuyesbeltaquepareceunamodeloescandinava.

—¿DóndeestáHugo?—preguntaDuque.Peseaquese lenotamuyalterado,reparaenlapresenciadeJuliayseabredebrazosfrenteasuscompañeros—.¿Quéhaceellaaquí?

—Lahellamadoyo—respondeIván.—¿Porqué?—Porquesí.Duque está en total desacuerdo.Lo refleja la expresiónde su cara.

Perooptaporguardarsilencio,darmediavueltaysalirdelsalón.—Yo soyMarilia, la novia de Fran, el tío alto y rapado conmalas

pulgas.Encantada—sepresentalajovenrubia,queseacercaaJuliapara

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darledosbesos.Luegosequitaelabrigoysesientaenelsofá—.Bonitamaneradeterminarlacelebracióndenuestrosdiezmeses.¿YRafa?

—Nohavenidotodavía—contestaIván—.Acabodehablarconélporteléfono.Estaráapuntodellegar.

—Cuandosutíoseenteredeesto,osvaaecharatodosdeaquí.—Esoesloquemenosmepreocupaahora.IvánseponedepieyvaenbuscadeDuque.Jorgehaceunesfuerzo

porlevantarseysigueasucompañerodepiso.—¿Tú has visto a Hugo? —le pregunta Marilia a Julia cuando se

quedansolasenelsalón—.Merefieroa…muerto.—Sí…Lohevisto.—¿Cómolohanasesinado?—Pues…creoque…lehanclavadoalgoenlaespalda.—Joder.Quéhorror.Asesinadoentupropiacasa—comentaMarilia

mientrassequitalostacones—.¿Hayalgúnsospechoso?Juliaobservadesconcertadaaaquellajoven.Noestámuysegurade

silamuertedeHugolahaafectadoono.Pareceexcesivamentetranquila.Aunque, por otra parte, algo en su formade hablar le sugiere que estáinquieta:peseaquetratadedisimularlo,letiemblaunpocolavoz.

—Nolosé.Todavíanohanllamadoalapolicía.—¿Túhasinvestigado?—¿Yo?—Ivánnoslohacontadotodo—leconfiesalajoven.Tieneunzapato

enlamano—:quefuistecapazderesolverdosasesinatosentupueblo.—Bueno…,ayudéalapolicía,perono…—Noseasmodesta, cariño.Sieresunagenia de la criminología, se

diceyyaestá—laalabaMariliaantesdesoltarungranresoplido—.Quéganas teníadequitarmeestos zapatos.No sé cómopodíadesfilar en lapasarelaconestasagujas.Ahoramelaspongounratoyluegonosientolospies.Peroundíaesundía,¿verdad?

—Imaginoquesí.—AyerhicimosdiezmesesFranyyo.Élme regalóunacenaenun

restaurantedelosbuenos;yyo,unanocherománticaenunhoteldeaquícerca. Con jacuzzi incluido. Estaba a punto de darme un baño cuandosonóelmalditoWhatsApp.Menosmalqueyahabíamosechadoelpolvoconmemorativo.

MarilialecuentamáscosasdelasqueJuliaquisieraydebierasaberacerca de su «noche romántica» en un hotel a menos de quinientosmetrosdeallí.Sondosotresminutosrepletosdesurrealismoydetalles

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morbosos.Lajovendejadehablarporfincuandolapuertadel8Fvuelveaabrirse.

Elqueapareceestavezenelsalónesunchicomuybienvestidoyqueparecereciénsalidodeunapeluquería.Esuntíoguapoysenotaquesabeque lo es. Caminamuy recto y hace sonar sus zapatos italianos a cadapasoqueda.PrimerosefijaenMarilia,alaqueignora,ydespuéssusojosse clavan en Julia. Le hace un repaso de arriba abajo y sonríe de unamaneraalgoforzada.

—Hola. Eres Julia, ¿verdad? Iván me ha dicho por teléfono quehabíasvenido.MellamoRafa.

Elchicoseinclinasobreellayledadosbesosenlasmejillas.Unavezquesehapresentado, sevuelvehacia laotra joveny cambiael tonodevoz.Ahorasuenamuchomásbrusco.

—¿Dóndeestántodos?—EnelcuartodeHugo.—Joder.Laquenosespera.Ydespuésdecolocarcuidadosamentesuabrigoenelrespaldodeun

sillóndelsalón,Rafatomaelmismocaminoquesustrescompañerosdepiso. De nuevo las dos chicas se quedan solas. Sin embargo, en estaocasiónesJuliaquientomalapalabra.

—Oye,Marilia,¿aquésededicabaHugo?—¿Notelohancontado?—No.Nomehandichonada.La joven se agacha y se toca los talones de los pies antes de

responder.SequejaydespuésvuelveamiraraJulia.—Aver…Hugoestudiabaenlauniversidad.IngenieríaInformática.

Tercercurso—diceMariliaenvozbaja—.Peronosolohacíaeso.—¿No?¿Quémáshacía?—Trabajabaparaunaempresa.Todoslohacen.—¿Todostrabajanparalamismaempresa?—Sí.Unaque está relacionada con los ordenadores y con Internet.

Frannomehablamuchodeello.Solo séqueél, Jorge,HugoyRafa seconocieronenesetrabajoyquesepasanunmontóndehorasdelantedelapantalla.

—¿Yenquéconsisteesetrabajo?—Estárelacionadoconlainformática.Imaginoquediseñanpáginas

web,matanvirusyesetipodecosas.—¿Ivántambiéntrabajaconellos?

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—Desdeoctubre—aseguraMarilia—.Cuandoentróavivirenelpiso,rápidamentesehizomuyamigodetodosloschicos,sobretododeHugo.Meparecequefueélquienlepropusoentrarenlaempresa.

NosabíaqueIvántrabajaba.RecuerdaquelecontóenaquelprivadodeInstagram,queleenvióenseptiembre,queibaaempezarunmódulode Informática. Pero desconocía por completo lo que Marilia le haexplicado. En realidad, a pesar de llevar en aquel piso un buen rato,apenas ha hablado con él. Lo que le resultamás raro es que los cincotrabajen para lamisma empresa y queHugo fuese el que le ofreció elempleo.

—Yo estudio Veterinaria —continúa la chica—. Tú aún estás en elinstituto,¿no?

—Sí,acaboesteaño.—Aprovecha.Luegotodoesmáscomplicado.¿Máscomplicado?Julianocreequenadadeloquesurjaduranteel

restodesuvidaseamáscomplicadoqueloquehavividoalolargodelosúltimosmeses.Lamadureznovaconlosaños,sinoconlascircunstanciasque te envía la vida. Y ella tiene hecho un máster en un montón decircunstanciasquelahanllevadoallímite.

—Necesito una copa. ¿Te apetece beber algo? —pregunta Mariliajustoantesdeincorporarse.

Julianiega con la cabezay se limitaa contemplar cómosemarchadelsalónlachica.Apesardeirdescalza,andadeformaeleganteymuevelascaderasdeunamaneraquedavértigo.Esmuydiferenteaella,perolehacaídobien.Nodebedeserfácilestartantotiempoenelmismolugarque cinco tíos y, sin embargo, a Marilia se la ve segura. Maneja lasituaciónyvaasubola.

Lareuniónentre loscuatrocompañerosdepisosealargabastante.JulianodeseamolestarlosypermanecesentadaenelsalónesperandoaqueIvánaparezcaylapongaaldía.Marilia,porsuparte,vayvienedelacocina, llenando y vaciando un vaso de tubo con ron y Coca–Cola. Sunuevaamigarepite laoperaciónhastaentresocasiones.Eneseperiodode tiempo sigue contándole cosas acerca de su novio, Fran Duque, supasiónporlosanimalesycómoestenerunapandillaenlaquetodossontíos. En unmomento de la conversación, se echa a llorar al recordar aHugoyloquelehasucedido.Julialaconsuela,hastaquelamuchachasequedadormidaensuregazo.

—¿Habéisintimadotantocomoparaqueteutilicedealmohada?—lepreguntaIván,que,conpasossigilosos,acabadeentrarenelsalón.

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—Nos hemos hecho las mejores amigas —suelta Julia con ciertaironía—.¿Quéhapasado?¿Habéistomadoalgunadecisión?

—Sí.Lotenemosbastanteclaroahora.Oesoparece.El chico se sienta en uno de los sillones y respira hondo antes de

hablar.JuliaaguardaansiosaaqueIvánseexplique.—Vamosa llamara lapolicía.Tenemosque informardel asesinato

deHugo.—Meparecemuyrazonable.Nohabíaotrocaminoposible.—LlamaráRafa,yaquesutíoeseldueñodelpiso.—Lógicotambién.—YningunomencionaráladiscusiónquetuvimosHugoyyoanoche.

—Ivándejaescaparunsuspiro—.Además, loscuatroseremosunapiña.Ninguno hablarámal a la policía de los otros cuando nos interroguen.Estamos seguros de que todos vamos a ser sospechosos, pero tambiénestamosconvencidosdequeningunomatóaHugo.Asíqueintentaremosque la investigación se centre en lapersonaquevino conél. Jorgediráquetambiénlaescuchó.

—Peronolooyó.Mentiráalapolicía.—Sí,mentirá.Todostendremosquementirenalgúnmomentodado

—reconoce Iván con el semblante muy serio—. No nos quedará otroremedio.Haydemasiadascosasquelapolicíanopuedenidebesaber.LamuertedeHugonoshametidoatodosenunbuenlío.

—¿Quélío?—Prefieronocontartenada.Noquieroimplicarte.—¿Implicarmeenqué,Iván?¿Quéestáocurriendo?Peroel jovennoresponde.Rafa,DuqueyJorgeaparecendenuevo

en el salón. Los tres observan a Julia, que se siente algo intimidada ypresionadaporellos.

—Esmejorquetevayas—lediceDuque,queavanzahastadondeellaestásentada,conMariliaacostadaasulado.

Franledaunossuavesgolpecitosasunoviaenelhombroparaquesedespierte.Estaabrelosojosymurmuraalgoininteligible.

—Y, por favor, no le cuentes a nadie nada de esto hasta que loarreglemosnosotros—añadeRafa—.Necesitamoscontrolarlasituación.Poresoesmuyimportantequenorevelesquehasestadoaquí.Todavíano,¿deacuerdo?

JuliamiraaIván,queasienteconlacabeza.Lajovenaccede,aunquesabe que tarde o temprano también la interrogarán a ella. Su númeroapareceenelmóvildeHugo,enlasllamadasefectuadasyenlasperdidas,

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juntoavariosmensajesdeWhatsApp.Peroprefierenodiscutirconellosenestemomento.Se levantadelsofáysaledelsalón.Elclimaenaquellugarsehavueltogélidoylatensiónsemascaencadarincón.

—Tellamaréencuantopueda.Teloprometo—leaseguraIván,quelaacompañahastalasalida.

—Aúnnosemehaolvidadoquemehackeasteiselmóvil.—Lo siento. Todo se nos ha ido de lasmanos.No sé qué nos va a

pasar.—Nodebes tenermiedode lapolicía.Ellos soloharán su trabajo y

averiguaránquiénhamatadoaHugo.—Hay muchas circunstancias que desconoces, Julia —insiste Iván

mientras abre la puerta del piso. Al percatarse de que alguien los haseguido,ambossevuelven.Rafa loscontempladesdeelpasillo,apocosmetros de distancia, con las manos metidas en los bolsillos—. Yahablaremosyperdóname…portodo.

Y, después de aquella últimadisculpa, la chica abandona el 8FdeledificioenelqueminutosmástardeirrumpiránvariosdepartamentosdelaPolicíaNacional.UnallamadatelefónicahaalertadodelasesinatodeljovenHugoVelero.Unasesinatorepletodedudaseincertidumbres.

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CAPÍTULO17

Miércoles,3deenerode2018

EldolorenlapiernaderechadespiertaaEmilio.Yanosololemolestaeltobillo, que es donde se produjo el esguince: los pinchazos también lossienteen larodilla.Se incorporaen lacamacomobuenamentepuedeyresoplaalcomprobarenelmóvilqueapenassonlasochodelamañana.Está harto de la escayola y de no poder moverse con destreza. Supacienciasehaagotado.Aunquemañanaporfinserálibre.Solotienequesoportarundíamásconelyeso.

No ha sido una buena noche. Consiguió dormirse de nuevo tras elpasodelatormentaydespuésdetranquilizarasuperro.Ensussueñosha aparecido Kerstin. Curiosamente, le hablaba en castellano. La chicasueca le repetía una y otra vez que no quería seguir con él. Que surelaciónhabíafinalizadoyquelomejorparalosdoseraquenovolvieraaEstocolmo.

Nocesadedarlevueltasaeseasunto.¿DeberegresaraSuecia?Sinolo hace, perderá un año de clases y sus padres tirarán a la basura unmontón de dinero que han invertido en ese curso. Estudiar fuera, sinningún tipo de beca, no es precisamente barato. Además, tendría quevivirotravezenelpueblo,encasa,algoquenoentraensusplanesyparaloquenosesientepreparado.

PerosivuelveaEstocolmo,tendráquecompartiraulaconsuexnoviayconlosamigosdeella,que,seguramente,yahabrántomadopartidoporKerstin. Posiblemente, pasará solo el resto del curso y se encontraráperdidoenaquelpaístanfrío.

Su situación actual no puede resultar más incómoda e inestable.Llevadossemanasescayoladoporculpadeunlocoquehizoestallarunabomba casera en el metro del aeropuerto, acaba de romper con suprimera y única pareja y no tiene ni idea de dónde va a pasar los

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próximosmeses.Porsifuerapoco,creequesumejoramiga,lachicadelaque ha estado enamorado tanto tiempo, no confía en él como lo hacíaantes.

Necesita desahogarse. Agarra la almohada y la aprieta contra surostro,mordiéndola.Grita.Sueltaloquetienedentro,aunquesuvozcasino se oye.Esun grito ahogado, dedesesperación, que repitehasta quequedaexhausto.

Emiliosetumbaenlacama,jadeante.PiensaahoraenAurorayenloque tuvoque sufrir en aquellos años en los quenadie le hacía caso.Nisiquieraél,otroincomprendido,fuecapazdepreguntarlesipodíahaceralgoporella.Ayudarladealgunamanera.No,nisiquieraél leechóunamano.

Tal vez los que la ignoraron están siendo castigados y la chicainvisibleseestáriendodetodosdesdesutumba.

El sonidodelmóvil sobresaltaaEmilio.El corazón leacabadedarunvuelco.¿Quiénserátanpronto?ExaminaelteléfonoydescubrequeelmensajedeWhatsAppesdeAnaRincón.

«¿Estásdespierto?¿Teapetecedesayunarconmigo?Conozcounacafeteríaenelpueblodealladodeltuyoenelqueponenunoschurrosconchocolateimpresionantes.Terecojoenmicocheytellevo.¿Teanimas?Dicenquenovaallovermás».

A Emilio le sorprende la proposición de aquella mujer. ¿Por quémuestratantointerésenél?Esmuyextraño,aunqueanochelacharlaporSkype fue muy entretenida. A lo mejor simplemente le da pena y secomporta así hasta que su conciencia quede en paz. Le fastidiaría quefueraeseelmotivodesuamabilidad.Sinembargo,elplandeldesayunojuntos le parece atractivo. Y saldría de su habitación después de variosdíasencerradoallí.Contestaenseguida:

«Meencanta el chocolate con churros. Te espero a las nueve.Aunque tendrás que tenerpacienciaconmigo.Soymuytorpeconlasmuletas».

ElsiguienteWhatsAppdeAnaRincónesun«OK»acompañadodeunoscuantosemoticonossonrientesqueguiñanelojo.

Emiliosepone,nosingrandificultad,unpantalónanchodechándaly una sudadera y sale de la habitación a trompicones, apoyado en lasmuletas. En la cocina encuentra a sus padres. Los dos interrumpen laconversaciónquemanteníanparacentrarseensuhijo.

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—Nosabíaqueestabasdespierto.¿Quieresdesayunar?—lepreguntasumadre,queacudehastaélparaayudarloa sentarse—.Podríashaberavisadoytehabríamosllevadolabandejaatucuarto.

—Mevoyadesayunarfuera.—¿Fuera?¿Adónde?—intervieneahorasupadre,sorprendido.—Me ha escrito un WhatsApp Ana Rincón. Quiere invitarme a

desayunar.—¿AnaRincón?¿Porquéquiereinvitarte?—No lo sé, mamá. Le habré caído bien —responde Emilio, algo

molestoporeltonoquehausadolamujer—.Sesentirátodavíaculpableporloquehizosumaridoyquerrácompensarme.

Almudena mira a Antonio, que se encoge de hombros y acontinuacióndaunsorboaunatazablanca.

—Pormínohayningúnproblema.Asísalesdecasaytedaunpocoelaire—comentaelhombretrassoltarelcafésobrelamesa.

—¿Esbuenaideaquevaya?—No entiendo por qué no va a serlo, cariño. Tú misma le

recomendastequehablaseconAna,quelepodríaservirdeterapia.Yellatecayóbiencuandoestuvoencasaayer.

Lamujerasienteconlacabezaynodicenadamás.Sesirveunpocomásdecaféensutazaysesientaenlamesa,alladodesumarido.

—¿Aquéhoraviene?—Alasnueve.Mevaallevaradesayunarchocolateconchurros.—¿Mepuedoapuntar?—bromeaAntonio.—No,papá.Nopuedes.Emiliorespondeasupadreconunasonrisa.Estechasquealalengua

ybebeotravezde su taza.Apesardequenodeseavivirotravezenelpueblo, la relación con él y con su madre ha cambiado mucho en losúltimos meses. Para bien. Hace nada, ni siquiera podían dirigirse lapalabra sin gritarse o faltarse al respeto. El verano le sentó genial a lafamilia;ylamudanzadelchicoaSuecia,todavíamejor.¿Quépensaríansuspadresdeunposibleregresoacasa?¿Loentenderían?Demomento,nisiquieraestáninformadosdequeKerstinyélyanosonpareja.

El timbre suenapuntual, a lasnueve enpunto.AnaRincón saludaamablemente a Almudena y Antonio, a quienes informa de sus planes.Iránencocheaunacafeteríaqueleencantayqueestáenelpueblodeallado. Después de desayunar lo traerá de vuelta o quizá lo lleve alperiódico en el que trabaja para que lo vea, si no está muy cansado.Emilionodicenadahastaquesalenalacalle.

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—Hace más frío del que imaginaba. Parece que estemos a cerogrados.

—Estamos exactamente a tres grados. Deberías haberte puesto unabrigo.Aunqueelcochelotengoaparcadoaunpardeminutosdeaquí.Lohedejadolomáscercaquehepodido.¿Vasbien?

—Sí,notepreocupes.—Igual no te apetece ir a la redacción en la que trabajo. Lo he

pensadomientras venía. Tengo unos días libres, pero creí que te haríailusiónvernuestropequeñoperiódico.

—Megustalaidea.Deverdad.Serádivertido.Lamujerlesonríeeinsisteenpreguntarlesipuededesplazarsebien.

Eljovenlerepitequesí.Enrealidad,lecuestamoverseágilmenteconlasmuletas,aunquenovaareconocerlo.Unavezlleganalcoche,Analepidequesesientedetrásparaquevayamáscómodoypuedaestirarlapiernaescayolada. Emilio se niega al principio, pero acaba aceptando ante lainsistenciadelamujer.

Elviajenoesmuylargo.Sietekilómetros.Lopasancharlandosobrevariosasuntos:eltiempo;lomalquehandormidolosdosesanoche;losladridosdeCásper,amedrentadoporlatormenta…

—Yo también tenía un perro. Se llamaba Veleta. Era un pastoralemánprecioso—comentaAna—.Pero,cuandomurió,medicuentadeque es como perder a un familiar. Y decidí que no volvería a tenermascota.Apesardequemi…dequeMarcosqueríaunperro.Porsuerte,no adoptamos ninguno. El pobre animal no lo habría pasado bien connosotros.

—¿Discutíaismucho?—Sí.Bueno,sobretodoúltimamente.Aunquehacíatiempoquecasi

ninosdirigíamoslapalabra—diceAnacontristeza.Emilio observa desde la parte de atrás del coche como lamujer se

frota los ojos y aprieta los labios. Debió de sermuy duro convivir conaquelhombre.

—¿Porquénolodejasteisyquecadaunosiguieraporsulado?—seatreveapreguntar.

—Lo pensémuchas veces, pero no tenía el suficiente dinero comopara irme a vivir a otro lugar.Aun así, debería haberlo hecho. Tendríaque haberme separado deMarcos hace algunosmeses—reconoce Ana,quesedetieneenunsemáforoenrojo.Elúnicoquesehanencontradodesdequehanentradoenaquelpueblo—.Esenestacalle.Voyaintentar

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dejarelcochelomáscercaposibledelacafeteríaparaquenotengasqueandarmucho.

Tienen suerte. A cincuentametros del establecimiento al que van,localizan un sitio libre en el que la mujer aparca. Con algunasdificultades,ylaayudadeAna,Emiliosaledelvehículo.

—Espero que el esfuerzo que estás haciendomerezca la pena y tegusten los churros y el chocolate de aquí —dice la mujer, sonriente,mientrassedirigenalacafetería—.Paramísonlosmejoresdetodaestazona.

—Seguroquemeencantarán.Y,aunquenoseaasí,elesfuerzoyaestámereciendolapena.Emilio

sesientemuyagustoconAna.Escomosilaconocieradetodalavida.Nisiquiera la gran diferencia de edad que hay entre ambos supone uninconveniente.¿Quépensaráellaexactamentedeél?¿Cómoloverá?

Entran en la cafetería y se sientan en la mesa más próxima a lapuerta.Lamujerayudaal chicoaocuparuna silla y aapoyar lapiernaenyesada en otra. Ana también se encarga de colocar las muletas deformaquenomolestenanadie.Uncamareroenseguidalosatiendey laparejapideeldesayunodelquetantohanhabladoduranteesamañana:dosracionesdechurrosconchocolate.Emiliorecuerdalaúltimavezquelos comió. Fue con Julia, en ElMirador, uno de los restaurantes de laplazaprincipaldesupueblo.AcababandemorirAurorayAriaytodavíano se habían resuelto sus crímenes.Han pasadomás de sietemeses y,aunquenotienelasensacióndequehayatranscurridotantotiempo,lascosashancambiadomucho.Sobretodoconsumejoramiga.Yéltampocoeselmismo.

—¿Qué tal con Kerstin? ¿Cuánto hace que estáis juntos? —lepreguntaAnaaEmilio.Lohanotadodistraído.

Aljovenlecambiaelsemblantealoírlapreguntadesunuevaamiga.Primeromirahaciaotrolado;despuésjuntalasmanosyclavasusojosenlosdeella.Notacomoletiemblanunpocolosdedos.

—Lo hemos dejado —responde apesadumbrado Emilio—. Enrealidad,ellamehadejadoamí.Ayer.Despuésdequevinieras.

—Joder. Lo siento mucho. No debí preguntarte. He sido muyinoportuna.

—Nopasanada.Nolosabías.—Joder, de verdad me sabe muy mal. Y yo aquí, contándote mis

penas.¿Quiereshablarsobreello?

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Elchicovaadecirlequeno,queprefierequesecentrenúnicamenteenellosyenaquelfantásticodesayunoqueestánapuntodedevorar,quenodeseaperdereltiempohablandodesuexnoviaydelasinnumerablesdudas que le invaden desde que Kerstin rompió la relación…, pero,cuando se dispone a contestarle, escucha algo que llama totalmente suatención. La cafetería tiene puesta la radio y, en ese instante, hay unboletín informativo. Emi oye un nombre y le pide a Ana que guardesilenciouninstante.

«… Así es, compañero. Según fuentes policiales, lo han encontrado sobre las siete de lamañana. Ha sido trasladado a la UCI del Hospital General con pronóstico muy grave. Alparecer,haintentadosuicidarseensucelda.NohaymásinformacióndemomentosobreelestadodeJonathanVila,elasesinodeAuroraRíos…».

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CAPÍTULO18

Miércoles,3deenerode2018

No lehacontadonadaa suabuela sobre lamuertedeHugoVelero, talcomo le han pedido Iván y sus compañeros de piso. Así que debeesforzarse para disimular su nerviosismo frente a ella. Se sienteintranquila:esperaqueencualquierinstantesuenesumóvilyalguiendela policía le pregunte por la relación que tenía con la víctima, elintercambiodemensajesdeWhatsAppylosmotivosporlosqueacudióaledificiodelfallecidodurantelanocheenqueloasesinaron.

Suvidahavueltoacomplicarse.La chica intenta concentrarse en la tostada con mantequilla que

sostiene en lamano. Teme alzar lamirada porque nota los vivarachosojos de Pilar sobre ella, pero al final le resulta imposible evitarlo. Yentonces constata lo que ya sabía: que su abuela la observa fijamente,muyseria,comosiestuvieraintentandoleersuspensamientos.

—Abuela,¿porquémemirasasí?—Nosédequémehablas.Temirocomosiempre.—Ya.Seguro.Julia da un mordisco al pan crujiente y desvía la vista hacia la

televisión.Están emitiendoundocumental sobre el pingüino rey en lasislassubantárticas.Asuabuela leencantanesetipodeprogramas.Diceque,comonopudoirdemasiadosañosalaescuela,lehatocadoaprenderlascosasdeotramanera.Yesaesunadeellas.Sinembargo,laancianaprestamásatenciónasunietaquealapantalla.

—Así que tu amigo está mejor del ataque de ansiedad —comentaPilar.Dalaimpresióndequemasticacadapalabracuandohabla.

—Sí.Muchomejor.Solohasidounsusto.Demasiadapresión.La chicaha tenidoque continuar con lamentiraque inventóantes

para no revelarle a su abuela lo que está sucediendo en realidad. Ya

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llegarálahoraenquetendráquecontarlelaverdad.Estáconvencidadeque la noticia no tardará en salir en los medios de comunicación y seextenderáportodaspartescomolapólvora.

—Mealegro.Lasaludmentalesmuyimportante.Lagentenosedacuentadeeso.Paraestarbien, la cabezadebe funcionarcorrectamente.Muchosproblemasfísicosempiezanporlamente.¿Nocrees?

—Sí,imaginoquesí.—Tumentehasufridomucho,¿verdad?—¿Lamía?Unpoco.—Tienesqueempezarahacercosasqueteliberen.—Novoyatomarmástranquilizantesmezcladoscontusinfusiones,

si es a lo que te refieres. —Julia se termina la tostada y se sacude lasmiguitasdelasmanossobreelmantel.

La anciana sonríe traviesa. Da un sorbo a su taza de té mientrasniegaconlacabeza.Asunietatambiénseleescapaunasonrisa.

—Dateunabuenaduchadeaguacaliente.Teiráfenomenal.Yovoyarecogertodoestoydespuéstellevaréaunsitio.

—¿Adónde?—Esunapequeñasorpresa.Perotegustará.Yaloverás.La chica está a punto de negarse a ir a ninguna parte. Se ha

despertado muy pronto y está muy cansada. Además, ha tenido quesoportarunagran tensióndurante lasúltimashoras.Sinembargo, creequequizá levengabiendistraerseunrato.Si sequedaallímetida,vaaestarpendientedelmóviltodoeltiempoylaspreguntasnovanadejarderemoverseincómodasensucabeza.

Laducha lareconfortaapesardequenopuededejardepensarenIván y en el resto de los chicos que ha conocido. Le resulta imposiblesacar conclusionesdefinitivas sobrecualquieradeellos. ¿SeráalgunoelasesinodeHugo?Solodepensarlo, leentranescalofríos.Cierralosojosbajoelchorrocalientedelaguayrecreaensumentelaescenadelcrimen.Le sorprende recordarla con tanta nitidez.Hacía bastantes días que sumemoria no era tan precisa. Siente como si estuviera en aquellahabitaciónenesemismo instante.Lovemuyclaro.Elcuerpodel joveninclinado sobre el escritorio, con la cabeza apoyada en el teclado delordenador y las cuatro incisiones provocadas por un objeto punzantemarcadasensuespaldaensangrentada.

Cuatropuñaladas.Abrelosojosdegolpe.Unaideamacabralevienederepente.Peroes

algoquenopuedeser.¡Unalocura!No,definitivamenteesonopuedeser.

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Aun así, mientras termina de ducharse, se seca y se viste, no puedeapartardelacabezaloqueselehaocurrido.

¿Esposibleque…?Pese a que la sangre dificultaba la visibilidad de las heridas en la

espaldadeHugo...,sí,estácasiseguradequefueroncuatropuñaladaslasquerecibió.

—¡Julia!¿Tequedamucho?—preguntasuabuelaalotro ladode lapuertadesuhabitación,interrumpiendosuscábalas.

—¡No!¡Yacasiestoy!Lachicasedaprisaenterminardevestirse.Cogeelabrigoysaledel

cuarto.Pilarlaesperaenelpasillo.Laancianasehapuestounsombreromoradodelanayllevaunparaguasnegroenlamano.

—Hananunciadoquenovaallovermás,peroporsiacaso.EltiempoenestaciudadestancambiantecomolasnoviasdetutíoFederico.

—¡Abuela!¡Porfavor!¡Nodigasesascosas!Pilar sonríe maliciosa, torciendo un poco el labio, y sale del piso,

satisfechadesuocurrencia.Juliavatrasella,tambiénconmediasonrisaenlaboca.Aquellaseñoradesetentaysieteañosesunaauténticacajadesorpresas.

—¿Mevasadeciryaadóndevamos?—Almetro.—¿Tenemos que coger el metro? —pregunta la chica mientras se

poneelabrigo.—Sí, son solo tres paradas. —Pilar echa un vistazo al cielo para

analizar lasnubesqueplanean sobre su cabeza y asegurarsedeque lasprediccionesmeteorológicasquehavistoenlatelevisiónsoncorrectas—.Podríamos ir andando, peromis piernas ya no dan para tanto.Me hehecho mayor, querida. Mmm. No estoy tan segura de que no vaya allover.

Las dos entran en la estación y se encuentran con que el tren quedebentomarllegacasualmenteenesemomento.Subenyseacomodanenlosdosúnicosasientosqueestánlibres.

—Doblementeafortunadas—susurraPilaraloídodeJulia.—Laverdadesquesí.Hemostenidosuerte.—Tambiénlavidanosregalaenocasionesestospequeñosgolpesde

fortuna. No todo va a ser malo, ¿verdad? Aunque les damos másimportanciaalasfatalidades.Elserhumanoesnegativopornaturaleza.

La jovenasiente sinhacerdemasiado casoa loquedice suabuela.Saca su móvil del bolsillo del abrigo, pero se lo vuelve a guardar

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rápidamente,sinnisiquierarevisarlo.SilanoticiadelasesinatodeHugonohasalidoyaenlosmediosdigitales,faltarápoco.Ynoestáenelmejorlugarpara leer loque insinuará laprensa,ni las conjeturasquehará lagenteenlasredessociales.

—¿Vatodobien?—preguntaPilar,quesehadadocuentadelgestodesunietaconelteléfono.

—Sí.Aunqueestoymuyintrigadaporsaberaquésitiomellevas.—Eresmuybuena.—¿Quesoymuybuena?—Cambiandodetema.Disimulando.Haciendoverquenopasanada.

Aunqueconmigoesonotevaledemucho.Soyigualdelistaquetú,peromuchomásvieja.Yesomedaventaja,querida.

Juliatratadenoruborizarse,peroenseguidasientecomoleardenlasmejillas. Su abuela le sonríe de esa manera tan característica suya,invitándolaasoltartodoloqueseestáguardandodesdehaceunashoras.Lachicanosabequédecirnicómoactuar.Perolafortunavuelveaestardesuparteesamañana.Elmóvilsuenaylasalvadeaquelcompromisomomentáneamente.Essupadre.

—Hola,papá.¿Cómoestás?—Desconcertado.—¿Desconcertado?¿Yeso?—Notehasenterado,porloqueveo.—¿Dequé?—JonathanVilahaintentadosuicidarseenlacárcel.—¿Qué?¿Cuándo?MiguelÁngelleexplicaasuhijaloquesabedelsuceso.Uncelador

dio el aviso a primera hora de la mañana. Por lo visto, el profesor deFilosofíahaintentadoquitarselavidaayudándosedeunasogahechaconsupropiaropa.

—AhoramismoestáenlaUCI,muygrave.Lachicaexperimentaunasensaciónextraña.ElasesinodeAuroraha

tratado de suicidarse, aunque no ha completado su propósito. ¿Sealegraría simuriese?El corazón le latemuydeprisay los recuerdosdeljuiciolevienenalamente,unotrasotro,aunavelocidadsupersónica.

—¿Vaamorir…?¿Papá?¿Papá,estásahí?¿Hola?La llamada se corta. Julia observa la pantalla y comprueba que el

móvilsehaquedadosincobertura.Despuésmiraasuabuelaylerevelaloquesupadreacabadecontarle.

—JonathanVilahaintentadoahorcarseensucelda.

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—Yalosé—admitelamujerconunatranquilidadpasmosa.—¿Losabes?—Claro.Lohevistoenlasnoticiasmientrastevestías.—¿Y por qué no me has dicho nada? —pregunta la joven. No

entiendeelcomportamientodesuabuela.—Porquesabíaque tealteraríasy teharíarecordar todo loquehas

pasadoenestosúltimosmeses.—Meibaaenterardetodasformas.—Porsupuesto.Perocabíalaposibilidaddequefueramástardeyno

me estropeara los planes de lamañana. Bueno, ya está, querida. Ya losabes.¿Cómotesientes?

—Creoquemevaaexplotarlacabeza.—Mmm. Esto es justo lo que pretendía evitar. ¿Quieres un

tranquilizante?Esdefabricaciónnatural.Llevounacajitaenelbolso.—No,abuela.Noquierotranquilizantes.—Bien.Perodebesrelajarte—dicelaancianaenvozbaja—.Esmuy

importante que aprendas a controlar la mente. Que elijas en lo quequierespensar.

—Esonoesfácil.—Claroqueno lo es.Pero tampocoes imposible—dice convencida

Pilar—.Dameelmóvil.—¿Paraqué?—Nolovasanecesitar.Hazmecasoydámelo.La joven duda, pero termina entregándole el teléfono a su abuela,

queloapagayseloguardaenelbolso.—¿Porquéhashechoeso?¡Estaréincomunicada!—protestaJulia—.

¿Ysimellamanmispadres?—Si es algo urgente, seguro que acaban llamándome a mí. No te

preocupes. De todas maneras, cuando lleguemos a donde vamos, lesmandaréunWhatsApp.

—Pero…—La mañana será solo para nosotras. Ninguna interrupción más.

Cuandoacabemos,teloentregarédenuevo.Sobrevivirás.Enesemomento,eltrenfrenaysedetieneenlaparadaalaquese

dirigen.Laancianaeslaprimeraenbajardelvagón.Julialacontempla:aunquelehayadichoquenoestábiendelaspiernas,caminaconagilidadybastantedeprisa.Pareceenplenaforma.

—¿Todavíanovasadecirmeadóndevamos?

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—Yafaltapoco,querida.Tenpaciencia—lepidelamujerasunieta—.Yhastaquelleguemos,intentaliberartumente.Piensaenalgoquenotehagadaño.Libérate.Porquedentrodeunratovasanecesitarque tuprivilegiadacabecitafuncionemejorquenunca.Teloaseguro.

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CAPÍTULO19

Miércoles,3deenerode2018

Primero llegóunapatrullade laPolicíaLocal, lamás cercanaa la calledesde la que se hizo el aviso. Aunque enseguida se personaron en eledificiomiembrosdelaBrigadadeHomicidios,varioscomponentesdelaPolicía Científica, la forense y la jueza de instrucción a la que hanasignadoelcaso.Ivánhaperdidolacuentadelnúmerodepersonasqueahoramismo se encuentran en el piso. Él y sus tres compañeros estánsentados en el salón. Les han pedido que se queden allí y no vayan aningunapartehastaqueselocomuniquen.

—Estoymuynervioso—comenta Jorge, queha recogido su cabellorizadoenunaespeciedemoñocoletamuyllamativo—.Vamosairtodosalacárcel.

—Nadievaairalacárcel—lecorrigeRafa—.Ningunodenosotroshahechonada.¿Estamosdeacuerdo?Todossomosinocentes.

MiraaDuqueyluegoaIván.Losdosasientenconlacabeza.Apesarde que tratan de conservar la calma, la tensión se desborda pormomentos.

Vensalirdelpisoaunpolicíanacionaluniformado.Loscuatrolehanoídodecirasusuperiorquevaahablarconlosvecinosparaversialgunoescuchóalgodurantelanochequepudieraservirles.

—¿Cuánto tiempo vamos a estar aquí sentados? —interviene denuevo Jorge. Al menos en apariencia, es el más tenso de todos—. Megustaríasaliratomarelaire.Creoquemeestoyasfixiando.

—Tranquilo. Imagino que pronto hablarán con nosotros —lerespondeFran—.Nosinterrogaránydespuésnosdejaránmarchar.

—¿YsipiensanqueunodeloscuatrohamatadoaHugo?—Loscuatrosomosinocentes,Jorge.Iványtúestabaisdurmiendo.Y

Rafayyoestábamosfuera.ElculpableesquienacompañóaHugoacasa.

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Lapersonaalaqueescuchasteisentrarconélyconlaqueestuvoensucuarto.Estamosdeacuerdoeneso.

—Sí,pero…—Estamosdeacuerdo—sentenciaRafa.Ningunodicenadaenlossiguientesminutos;salvoJorge,quehabla

consigomismoeinclusorezaenvozbaja.Ivánlomirafijamenteysientelástimaporél.Deloscuatro,sinduda,eselmásdébilyalquelapolicíapodríasacarmásinformaciónsiselopropusiera.

Elsilenciosedesvanececuandoapareceenelsalónunhombrealtoydesgarbado, de hombros anchos, ojos claros y un gran bigote.Rondaráloscincuentaaños.Vavestidoconunagabardinagrisyunpantalónazuloscuro.Loscuatrochicosseponendepieysaludanalreciénllegado,quesepresentaestrechandolamanodecadauno.

—SoyelinspectorjefeClaudioDelgadoymehanasignadoelcasodelasesinato de Hugo Velero —dice con voz grave aquel hombre—. Enprimerlugar,sientolapérdidadesucompañerodepiso.Lesacompañoenelsentimiento.

—Gracias,señor—respondeRafa,queesquientomalapalabra.—Necesitohablarconloscuatro,perodeclararánenlacomisaría.No

están retenidosni detenidos, evidentemente.Es por puro formalismo yparahacerlascosasadecuadamente.Iránenunodenuestroscoches—lesexplicaelinspectorjefeantesdevolversehaciaotrohombrequetampocovauniformadoyqueacabadeentrarenelsalón.Estesaludaconungestode lamanoa loschicos.LuegoDelgadosecentraenunode los jóvenesparareclamarsuatención—.Sinotiene inconveniente,conusteddeseoconversarprimeroaquí.Seránsolounosminutos.

ClaudioDelgadoseestádirigiendoaIván.Lapeticióndelinspectorjefeacentúa la inquietuddelchico,peronoponeningúntipodepegaytoma asiento de nuevo en el sillón del que se acababa de levantar. Elpolicía,porsuparte,ocupaelmáscercanoaél.LosdosescuchancómoRafa,JorgeyDuque,acompañadosporunagenteuniformado,salendelpiso,caminodelacomisaría.

Elhombresacadeunbolsillointeriordelagabardinaunbolígrafoyunapequeñalibreta.Laabreaproximadamenteporlamitadyanotaalgo.A continuación, mira al joven y espera cinco o seis segundos antes dehablar.

—Ustedsellama…IvánPardoGonzález—diceconciertaparsimonia—.Dieciochoaños.Yviveaquí¿desde…?

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—Finalesdeseptiembre.Creoquememudéelveinticinco.Sí,fueellunes,veinticincodeseptiembre,cuandomevineaestepiso.

—¿CómosellevabaconHugoVelero?—Bien.Muybien.Nosoloéramoscompañerosdepiso,sinobuenos

amigos.—Fueustedelqueloencontrómuerto,¿verdad?—Sí.Fuiyoelque…loencontró.—¿Quéhoraeraexactamente?—Lascincoymediadelamadrugada.Másomenos.Cincominutos

arribaoabajo.—¿Yporquétardótantoenllamarnos?—preguntaelinspectorjefe,

querepasasusnotas—.Segúntengoaquíanotado,elavisofuealasochoytresminutosdelamañana.

Ivánsepasalamanoporlafrenteantesderesponder.Sabíaqueleharíanesapreguntatardeo temprano.No lepilladesprevenido.Esunade las cuestiones sobre la que los cuatro compañeros de piso handebatidoanteriormente.

—Porque quería que estuviéramos todos antes de hacer cualquiermovimiento —responde Iván intentando transmitir seguridad con suspalabras—.Yohesidoelúltimoeninstalarmeaquí.Yunonoseenfrentaaalgoasítodoslosdías.Cuandoestuvimosloscuatrojuntos,hablamosydespuésllamamosalapolicía.

—¿Hablaron?¿Dequé?—Deloquehabíasucedidoydeloquepodríapasar,principalmente.—¿Cuántotiempoestuvieronhablando?—Unrato.Noloséconexactitud.DesdequellegóRafa,queestaba

fueradecasa,hastaqueélmismollamóalapolicía.Elpisoesdesutío.ClaudioDelgadoseacaricialabarbillay,acontinuación,anotaalgo

en la libreta. Iván no puede ver lo que el hombre escribe y empieza ataconearconelpiederecho,denuevonervioso.Lostreintasegundosqueelinspectorjefetardaenvolverahablarselehaceninterminables.

—Bien.¿ConocíaaalgúnfamiliardeHugoVelero?—No. Los padres de Hugo murieron en un accidente de tráfico

cuandoeraunbebé.Ynotienehermanos—comentaeljoven—.Vivióconsuabuelamaternahastahaceunosaños.Cuandoestafalleció,sequedócompletamentesolo,hastaquesevinoalaciudadyempezóacompartirestepisoconRafa,JorgeyFranDuque.

—¿Esaeslahistoriaqueélcontabadesuvida?

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—Esoes loquemecontóamí.Nosésiaotros lescontóotracosa,aunquemeextrañaría.

Unanuevapausa.DelgadohacemásanotacionesenlalibretaantelaatentamiradadeIván,quenoapartasusojosdeél.

—¿SabesiHugoteníapareja?—Medio salía con una chica desde hace unosmeses.No sé si iban

muyenserio.—¿Cómosellama?—Rima.—¿Rima?Nuncalohabíaoído.—Niyo.Nosésiessunombreverdaderoounseudónimo.Tampoco

sésusapellidos.—No importa.La localizaremosenseguidayhablaremosconella—

diceelinspectorjefemientrasapuntaelnombredelachicaenunahojaylosubraya—.¿Sospechadequiénpudoasesinarlo?¿DeRima?¿Dealgunodesuscompañerosdepiso?

EselmomentoqueIvánestabaesperando.Hacecomoquepiensalarespuesta, devolviéndole la jugada a Delgado, y tras unos segundoscontesta.

—Hugo salió de casa por la noche y, cuando regresó, volvió conalguien.Eranalgomásde lasdos.TantoJorgecomoyo loescuchamos.Semetióconesapersonaensuhabitaciónypusomúsica.

—¿Esapersonaerahombreomujer?—Esonolosé.SoloescuchéhablaraHugo.Peroestoyconvencidode

quealguienibaconél.—¿Estácompletamenteseguro?—Totalmente.YJorgeledirálomismo.Losdosoímoslospasosde

otrapersonaycómoHugolehablabaantesdeentrarensuhabitación.—¿Lehablóaesapersona?¿Quéledijo?—Nopudeoírloconclaridad.—Peroleescuchódecirlealgoaesapersona.—Sí.Esosí.—¿Enquétonoselodijo?—Amable…,creo.Nolosé.ElinspectorjefeClaudioDelgadovuelveafrotarselabarbilla,como

si estuviera afilándola. Echa un vistazo a su libreta y reflexiona sobrealgo.AIvánleencantaríaestardentrodesucabezaparaaveriguarquéesloqueestápensando.

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—Repasemosloshechoscompletos—diceelhombresinapartar losojosdesusanotaciones—.UstedysucompañeroJorgeestabanencasa,cadaunoensuhabitación.Pasadaslasdosdelamadrugada,Hugollegaal piso acompañado por otra persona, que no sabemos si es hombre omujer.UstedysucompañeroJorgeoyenaHugohablarylaspisadasdeese segundo individuo. Se meten en el cuarto del fallecido y ponenmúsica.Porcierto,¿recuerdaquécanciónsonaba?

—Unadelosañossesenta.—¿Unadelosañossesenta?¿Cuál?—Nolosé.—¿Ycómosabequeeradelossesenta?—PorqueHugo estaba enamorado de lamúsica de esa época y era

habitualquelaescuchara.TieneunalistainmensaenSpotify.—Bien.Luego locomprobaremos.Sigamos—diceDelgadoantesde

mojarconsalivaeldedoíndicedesumanoderechaypasarlapáginadela libreta—.Hugo y su acompañante semeten en la habitación, ponenunacancióndelosañossesentay…¿ustedseduerme?

—Sí.Yaestabadormidocuandoellosllegaron.—¿Ysevuelveadespertarsobrequéhora?—Sobrelascincoymedia,comolehedichoantes.—¿Esnormalquesedespiertedenoche?—Pues…avecesmepasa.—¿Sufredeinsomnio?—No.Simplemente,medespiertoalgunaqueotravez.Voyalbañoo

bebounvasodeaguayregresoalacama.—¿Fueloquehizoanoche?¿Fuealbañooaporunvasodeagua?—Sí. Iba a la cocina a beber yme encontré la puertadel cuartode

Hugomedioabiertaylaluzencendida.Meextrañóyentré.—Y entonces lo vio muerto, sentado frente a su escritorio, con la

cabezasobreelteclado.—Exactamente.Letoméelpulsoycomprobéque…—Queestabamuerto.—Esoes.—¿Yquéhizoentonces?—AvisaraJorge.—¿YJorgecómoactuó?—Semarchócorriendodelpiso.—¿Porqué?—Esodebepreguntárseloaél.

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En ese instante, unamujer bajita y regordeta, que lleva gafas y elpelo recogido en un moño, entra en el salón. Se está quitando unosguantesblancosdeplástico.

—Heterminadoaquí,Delgado.Sevanallevarelcuerpo.Enunratotendréelprimerinforme.

—Muybien,Sira.Luegotellamo.—Perfecto. La jueza Balbontín quiere hablar contigo. Está en la

habitacióndelfallecido.—Ahoramismovoy.La mujer se despide de Claudio Delgado y se marcha del

apartamento.El inspector jefeseponedepieyseguarda la libretayelbolígrafoenelbolsillointeriordelachaqueta.

—Eslaforensedelcaso,SiraGómez,unadelasmejoresdelaciudad.Es una suerte quenos la hayan asignado—le explica el hombre a Ivánmientrascaminahaciaelpasillo—.Luegocontinuaremosenlacomisaría.Leagradezcosucolaboración.

—Graciasausted.—¡Ah! Casi se me olvida. Una última cosa —dice el inspector jefe

Delgadodesdeelumbraldelapuertadelsalón—:¿quiéneslachicaquevinoaverleaustedaesodelasseisdelamañana?

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CAPÍTULO20

Miércoles,3deenerode2018

Los adornos y los escaparates navideños invaden la calle por la quecaminanJuliaysuabuela.ParalachicaestásiendounaNavidadextraña,diferente a todas las anteriores. Si no fuera por la insistencia de suspadres en celebrar las cenas y comidas tradicionales, aquellos díashabríansidoexactamenteigualesa losdeunasemanacualquiera.Sí,secomió las uvas también, pero después no hubo nadamás: ni se fue defiesta ni a dar una vuelta con nadie. Entre otras cosas, porque sus dosmejoresamigos,VaneyEmilio,nisiquierapodíansalirdecasa.

Unagotadeagua le caeaJuliaen la cabeza.Enseguida,otraen lanariz.Mirahaciaarribaydespuésasuabuela,quesonríe.

—Ya me parecía a mí que esas nubes traían agua —dice Pilarmientras abre el paraguas e invita a su nieta a cobijarse junto a ella—.Tranquila,estamoscercadellugaralquevamos.

—Esesitiomisterioso.—Noesparatanto.Lalluviacaeconalgomásdefuerzacuandosedetienenfrenteaun

gran edificio de aspecto señorial. Pilar cierra el paraguas y le pide a lajoven que entre. Las dos atraviesan un amplio vestíbulo con bonitaslámparasdearañaeneltechoydosenormesalfombrasrojascubriendoelsuelodeladrillo.

—¿Quéesestelugar?—Unantiguopalacete del sigloXVI. Ahora lo utilizanpara eventos,

convencionesyexposiciones.—¿Hemosvenidoaunaexposición?—Noexactamente,querida.—Suabuelaleseñalaunapuerta—.Creo

queesporahí.Ven.

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Entranenuna salagigantesca repletademesas.La joven sequedaconlabocaabiertacuandodescubreloquehaysobrecadaunadeellas.

—¿Porquéhaytantostablerosdeajedrez?¿Esuntorneo?—Esunaexhibicióndepartidassimultáneas.—¿Partidassimultáneas?—Sí.Unapersonaquejuegamuybienseenfrentaconunmontónde

oponentesalmismotiempo.—Abuela, sé lo que son.—Le aclara Julia a Pilar—. Pero ¿por qué

estamosaquí?—Porquevasajugar.—¿Yo?¿Enserio?—Sí, te he inscrito por Internet. Pensé que sería una buena

oportunidad para que desconectaras de todo durante un rato y tecentrarasenalgoquetegustatantocomounabuenapartidadeajedrez.

A Julia la idea que ha tenido su abuela le parece tan loca comoilusionante.Aunquenosabesitienelacabezaahoracomoparajugaralajedrez. ¿Quién será la persona contra la que se tendrá que enfrentar?Rápidamenteobtienelarespuesta.Enlapareddeenfrentepuedeveruncartel que anuncia aquella «exhibición navideña a cargo de la granmaestrainternacionalAnaMatnadze».

—¿Qué?¿VoyajugarconAnaMatnadze?—Sí.¿Sabesquiénes?—¡Porsupuestoqueséquiénes!—exclamalachica,quesellevalas

manosalacabeza.A pesar de que AnaMatnadze nació en Georgia, lleva varios años

representandoaEspañaenlasOlimpiadasyloscampeonatosdeEuropa.Julia la sigue desde hace tiempo, aunque no imaginaba que algún díapodría jugar contra ella. Y a pesar de queMagnus Carlsen es su ídoloindiscutible, siente gran admiración por aquellamujer que tan buenosresultadoshaobtenidoparaelajedrezespañol.

—Noestoypreparadaparaesto.—Claro que lo estás, querida. Solo tienes que jugar, pensar bien y

divertirte.Notepreocupesdenadamás.—Esperonohacerelridículo.—Noloharás.—Yonoestoytansegura.Meganarárápidamente.Pilar niega con la cabeza. Se aproxima a su nieta y, con sus

experimentadas y rugosasmanos, acaricia lasmejillas sonrosadasde lajoven.

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—Yavale,Julia.Debesempezararecuperarlafeylaconfianzaentimisma. Nada de lo que ha sucedido en el último año es tu culpa.¿Entiendes?EshoradevolveraveralaJuliadesiempre.¿Deacuerdo?

—Estoymuytensa.—Pero no por esta partida. Estás tensa porque no paras de darles

vueltasalascircunstanciasquehanrodeadotuvidadesdemayodelañopasado.Yesodebeterminar,querida.

LamiradaemocionadadesuabuelacontagiaaJuliahastaelpuntodehumedecérseletambiénaellalosojos.Sabeque,aunquelerespondaque sí, que todo ha terminado,mentiría.Que el final está todavíamuylejos. Pero en algo sí tiene razón aquella mujer: debe recuperar laconfianzaensímismayvolveraserlaJuliadeantes.

—Loharélomejorposible.Teloprometo.

—Mesalequetieneelteléfonoapagadoofueradecobertura.—Amítambién.Lahellamadotresvecesynada.ApesardequetantoEmiliocomoVanesahanintentadoponerseen

contactoconJulia,ningunodelosdoslohaconseguido.EncuantosehaenteradodeloquelehasucedidoaJonathanVila,el

jovenhasalidodelacafeteríaenlaquedesayunabaconAnaRincónparatelefonearasuamiga.Queríasabersiellaestabaaltanto.AlnolocalizaraJulia, ha llamado a Vane. También ella acaba de conocer el intento desuicidiodelquefuesuprofesordeFilosofía.

—Esmuyextraño—comentaalgopreocupadoeljoven.—Recuerdaqueestáenlaciudad.Habráidoaalgunaparteenmetro

consuabuelayestarásincobertura.Yaaparecerá.—Puedequeseaasí.Nosécómosehabrátomadolanoticia.—¿Cómoselavaatomar?¡Bien!Despuésdeloquelehizoalapobre

Aurora,siesetiposemuere,todossaldremosganando.—Élnuncasedeclaróculpabledelcrimen.—¡Emi! ¡Es el asesino de Aurora! ¡Todas las pruebas llevaban

directamente a él! ¡El jurado no tuvo ninguna duda a la hora decondenarlo!¡Jonathanlohizo!

—Ya,siyotambiénlopienso.Solodigoque…—Hizo que todos en el pueblo pasáramosmiedo ymató a nuestra

compañera de clase. Si se ha querido suicidar, es su problema. Y si se

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muere,también.Nomedaningunalástima.Alcontrario.Elchicotampocosientepenaporaquelhombre.Sinembargo,elque

no admitiera su culpabilidad durante el juicio le provocó ciertaincertidumbre. Tal vez eso era justo lo que Jonathan Vila pretendía:sembrarlaconfusióneneljuradoyenlagentequeseguíadecercaelcasodelAsesinodelaBrújula.

—Teentiendo,Vane.Ojaláestonoabramásheridas.—¿LodicesporJulia?—Sí. Está muy rara últimamente. Una noticia de este tipo puede

resucitarfantasmasdelpasadoyhacerquelascosasempeoren.—Esunatíafuerteymuylista.Mástempranoquetardelosuperaráy

volveremos a ver a la Julia de siempre—aseguraVanesa—.Oye, ¿estásfueradecasa?Mehaparecidooírelruidodeuncoche.

—Sí…Bueno,hesalidoa…desayunar.—¿Hassalidotúsolo?¿Conlaescayolaylasmuletas?—No. Solo no —dice Emilio, que no sabe si contarle a Vanesa la

verdad. Tras meditarlo unos segundos, decide revelarle quién es suacompañante—.AnaRincónmehainvitadoadesayunar.

—¿Qué?¿Estásconlaviuda?—Esunamujeragradableymuysimpática.Silaconocierasunpoco

más,pensaríaslomismoqueyo.—¡Vengaya,Emi!¡Teestáengañando!¡Sumaridopusounabomba

enelmetro!¡Unabombaquefabricóensupropiacasa!—Fueeneltrasterodeledificioenelquevivían.Noteníaniideade

loquepasaba.Elloscasinisehablaban.—Nomecreonada.¡Notefíesdeella!AljovenlefastidiaqueVanesahableasídeAnayquepongaentela

dejuiciosuinocencia.AquellamujernotuvonadaqueverconloquehizoMarcosFrade.Cadavezestámássegurodeello.

—Nomedigasloquedebohacer,porfavor—sequejaEmilio—.SiteenterasdealgosobreJulia,mándameunWhatsApp.Hastaluego,Vane.

—Eltiempomedarálarazón.Adiós.La llamadaconcluyeyelchicoregresaal interiorde lacafetería.El

platodechurrosylastazasconelchocolateseencuentransobrelamesa.—Losiento.Estarátodofrío—diceEmiencuantotomaasiento.—Elchocolateestáhirviendotodavía.Notepreocupes.Lamujercogeunchurroylomojaensutaza.Daunbuenmordiscoy

sonríe, divertida, con la comisura de los labios manchada. Al joven le

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hacegracia.Yseenfadaaúnmáscuandopiensaen loqueVanesa lehadicho.¿Cómopuededudardeella?

—¿Todobien?—Sí, aunquenohe conseguidohablar conmiamigaJulia.Tieneel

teléfonoapagado.—Vaya.Luegolointentasdenuevo.Ahoradesayunatranquilo—dice

Ana,quemojadenuevoelchurroensuchocolate—.Nohabíacaídohastaahora en que tú ibas al mismo instituto que la chica a la quemató elAsesinodelaBrújula.¿Laconocíasbien?

Emilionorespondeinmediatamente.Introducelacucharaensutazay examina lo espesa que está su bebida. No esperaba que Ana lepreguntarasobreeseasunto.

—Ibaamiclase—selimitaacontestar.—Vaya.Debiódesermuyduroparati.—Fuecomplicadoparamí,paraelinstituto…Paratodoelpueblo.—Oye,¿nomedigasqueJulia, laamigaa laquehas llamado,es la

mismaJuliaquecolaboróconlapolicíaenlaresolucióndeloscrímenes?—¿Cómo sabes que se llama Julia? En la prensa solo salieron las

inicialesdesunombreysusapellidos.—Soyperiodista,Emi.Meenterodemuchascosas.¿Deverdadesesa

Julia?—Sí,eslamisma—confirmaeljovenantesdedarelprimermordisco

alchurroquehamojadoenelchocolate.—Quépresiónparaella.¿Cuántosañostiene?¿Dieciséis?—Diecisiete.Esteañocumplelosdieciocho.—Muy joven, por muy madura que sea, para afrontar tanta

responsabilidad.YparacolmoseveafectadaporlaexplosiónquecausóMarcos.Pobrechica…¿Tegusta?

—¿Qué?¿Aquéterefieres?—Alchocolateconchurrosqueteestáscomiendo.Quesitegusta—le

aclaraAnasonriente.—¡Ah,sí!¡Estámuyrico!¡Meencanta!—¡Yatedijequeeranlosmejoresqueyoheprobado!Emilio se ruboriza. Por unmomento pensó que lamujer le estaba

preguntando si le gustaba Julia. Esos sentimientos pertenecen porcompletoalpasado.Ahoramismo,nisiquieraestánalniveldeconfianzaque antes de marcharse a Estocolmo. Y tras perder para siempre aKerstin,noquierequetambiénlesucedalomismoconella.

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Delasueca,porcierto,nohavueltoasabernadadesdeayer,desdeelmomentoenqueelladioporterminadalarelación.¿Debería llamarlaoescribirle?

—¿En qué piensas? ¿Se puede decir? —le pregunta Ana tras unossegundosensilencio.

—Ennadaenconcreto—respondedistraído,conlamentepuestaaúnenJuliayenKerstin.

—¿Enlachicaquefuetunovia?Estabashablándomedeellaantesdequesalierasallamarporteléfono.

—Bueno, sí.A vecesme viene a la cabezaque lohemosdejado.Esunamierda.

—El amor es lomás bonito delmundo, pero también puede ser lomáscruel.Bastanunossegundosparaquetodoloquehassembradoconalguien se fastidie. Aunque, si esa persona no quiere estar contigo, esporquenoeslaadecuadaparaesemomentoconcretodetuvida.

—Ya,peroduele.—Y te seguirá doliendo un tiempo. Kerstin te dolerá hasta que lo

proceses.¿Cuántodurará?Esoyasolodependerádeti.Y,siquieres,yoestaréatuladoparaayudarteenloquenecesites.

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CAPÍTULO21

Miércoles,3deenerode2018

Loscuatrocompañerosdepisoseencuentransentadosenunasalitadelacomisaríaalaqueloshanllevado.Ivánhasidoelúltimoenincorporarseal grupo; ha llegado hace pocosminutos. Les han informado de que elinspectorjefe,ClaudioDelgado,yelinspectorAlejandroCuevashablaráncon ellos, uno por uno, a lo largo de la mañana. Lo primero que hanhechoha sido someterse a una prueba voluntaria de huellas dactilares.Ningunohapuestoobjeción.

—Saben que Julia estuvo en casa —comenta Iván—. Según me hacontadoelinspector,alguiennosvioenlacallecuandoellallegó.

—Esquenoentiendoporqué la llamaste—sequejaRafa—.Esperoquenonoscausedemasiadosproblemas.

Eljovennoresponde.Sacaelmóvildesubolsilloymarcaelnúmerode Julia. Como todas las veces anteriores, el teléfono está apagado.¿Dóndesehabrámetido?Legustaríahablarconellaantesdequelohagalapolicíaparaadvertirlequesabenqueestuvoconélenelpiso.

—Estoymuertodemiedo—reconoceJorge.Ylapruebaesqueyanolequedanuñasquemorderse.

—¿Otra vez con eso?Todova a salir bien.Ningunodenosotroshahechonadamalo.Yalohemosrepetidoporactivayporpasiva—insisteRafa,hartodelasdudasdesucompañero.

—Losiento,tíos.Nopuedoevitarlo.SinoesporlodeHugo,seráporlode…

DuquenopermitequeJorgeterminelafrase.Letapalabocaconsumanoeimpidequecontinúehablando.

—Tío,¿estás loco?Aquínopuedesdecirnadasobreeseasunto—leadvierteRafa—.Somosinocentesdetodo.¿Entendido?

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Jorgeasienteconlacabeza.Sucompañerodepisoapartalamanodesubocay,concaradeasco,selimpialasalivaenunadelaspernerasdesupantalónvaquero.

Unpardeminutosdespués,apareceunpolicíauniformadoylepideaJorgequeloacompañe.

—A ver qué le cuenta este al inspector —dice Rafa cruzándose debrazosunavezqueeljovendepelorizadohaabandonadolasala—.Tienemáspeligroqueunabombaderelojería.

—Sabe que no puede decir nada. Por cierto, ¿la poli se llevó elordenadordeHugo?—preguntaDuque.

—Sí.Elportátilyelmóvil—respondeIván—.Vicómolossacabandesuhabitación.¿Nospreocupa?

—No.Paranada.Hugoeraelmejor.—Nosoloelmejor,tambiénelmásprecavido—añadeRafa—.Estoy

tranquilo.Los tres permanecen en silencio durante un buen rato. De vez en

cuando, Iván llama a Julia, pero el resultado siempre es elmismo. Sumóvilsiguesinestardisponible.Alchicoselepasaporlacabezaquelajovenhayaqueridodesaparecerduranteunosdías.Aunque,pormuchoquedeseeesfumarse, lapolicíaprontosepondráencontactoconellaoconsuspadresparatomarledeclaración.

Elquesuena,encambio,esel teléfonodeRafa.Iván,queestáasulado,puedeatisbarelnombredelapersonaquelollamaysesorprende,aunquenodicenada.

—Ahoravuelvo.Tengoquecontestar.Rafaavisaalagentequeseencuentramáscercadelasalitaylepide

permisoparasalir.Este loautorizay loacompañahasta lapuertade lacomisaría.

—¿Desde cuándo son amigos Rafa y Rima? —pregunta Iván encuantosequedansolosélyDuque.

—¿Rima?¿LaqueestabaliadaconHugo?—¿ConocesamuchasRimas?—Nosabíaniqueeranamigos.—Puesloacabadellamar.—¿Seguroqueeraella?—Salíaesenombreenlapantalladesumóvil.Lohevistoclaramente

—aseguraIván—.Yonotengosunúmero.—Yotampoco.Sololahevistounpardeveces.

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—EsmuyextrañoqueRimahayallamadoaRafaynonoshayadichoque era ella. Es como si no quisiera que supiéramos que lo estaballamando.

—Esquealomejorsetrataprecisamentedeeso.Poralgúnmotivo,Rafanoqueríaquesupiéramosquequienllamabaeraella.

—¿Porqué?Notienesentido.—Ni idea, tío —dice Duque encogiéndose de hombros—. ¿Estarán

liados?Ivánnosepronuncia;prefierenodecirnadaalrespecto.Además,en

esemismomomento,lapuertadelasalitaseabreyapareceJorge.Tieneelrostrodesencajadoylosojosirritados.LeacompañaelpropioClaudioDelgado,queestáenmangasdecamisa.ElinspectorjefedelaBrigadadeHomicidiosparecesatisfecho,hastaquesedacuentadequefaltaalguienenlahabitación.

—¿Dóndeestávuestroamigo?—Ha salido a hablar por teléfono. Le ha dado permiso uno de sus

compañeros—leexplicaIván—.Volveráenseguida.—Bien. El siguiente es usted, señor Francisco Javier Duque. ¿Me

acompaña,porfavor?—lediceDelgadoaljovenaltodelacabezarapada.DespuéssedirigeaJorge—.Ustedpuedeirseacasa.Graciasportodo.

—¿Mepuedoquedar?—Puedehacerloquedesee,señorHurón.Sinecesitamosalgomásde

usted,yaleavisaremos.ElhombrevuelveagirarsehaciaDuqueylerepitequeloacompañe.

Fransedespidedesuscompañerosysiguealinspectorjefe,quecierralapuertaalsalirdelahabitación.

Jorge se deja caer en uno de los sillones de la salita y se suelta elcabellorizadopara,acontinuación,recogerlootravezenunacoleta.Ivánarrastraunasillaysesientaasulado.

—Notienesmuybuenacara.—Nomeextraña.Tengomuchocalor.Lacalefacciónestáalmáximo.—¿Cómohaido?—Nolosé.—¿Cómoquenolosabes?¿Quétehanpreguntado?—Muchascosas.—¿Sobrequé?—Sobre todo —responde Jorge, que saca un pañuelo de papel del

bolsillo del pantalón para secarse el sudor—. Querían saber cómo me

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llevaba conHugo, cómonos conocimos, por qué salí corriendo cuandomeavisastedequelohabíasencontradomuerto…

—Entonces,todonormal.Preguntassencillasdecontestar.—No todo ha sido tan fácil, Iván —se lamenta Jorge—. En casa

hablamos,¿vale?El joven saca su móvil y comienza a teclear rápidamente. En ese

instante, la puerta de la salita se abre nuevamente y apareceRafa, quetampocotienebuenacara.Todavíallevasuteléfonoenlamano.

—¿Quétalhaido,Jorge?—Luegotelocuento.—¿YDuque?¿Yaestádeclarando?—Sí,seacabadeir.LosmóvilesdeRafaeIvánsuenanalmismotiempo.Jorgelevantael

dedoíndicetímidamente,enungestoquesusdoscompañerosentiendendeinmediato.Ambosleenparasíelmensajequesuamigohadejadoenelgrupoquetienenjuntos.

«Esmejorquenohablemosdenadaimportanteenestasalita.Noestoysegurodequenonos estén espiando.Mientras estaba con ellos, ha entrado un tipo diciendo que se habíaestropeado el sonido del búnker y no se oía nada.Delgado se ha cabreadomucho y hasalido dos o tres minutos. No sé si esto es el búnker. Ya hablaremos tranquilamente encasa».

En ese mismo instante, en otro lugar de la ciudad, una joventemblorosa echa mano de su móvil y se dispone a teclear un númerodespués demuchopensarlo. Susmejillas brillan como consecuencia delaslágrimasderramadas.Recuerdalaprimeravezquelovio.Fueenjuniodelañopasado.UnosniñosseestabanmetiendoconellaporelcolordesupielmientrasleíaCienañosdesoledadsentadaenunbanquitodeunaplaza. «Negra de mierda» y «mona africana», le decían entre otrosinsultos.Hugoladefendióeinclusolosamenazóconllamaralapolicíasino la dejaban en paz. Ahora es ella la que está a punto de llamar a lapolicía. Las cosas han cambiadomucho desde aquel día. Y el joven delqueseenamoróestámuerto.

—Hola. ¿Es la comisaría? Me gustaría hablar con alguna de laspersonasquellevanelcasodeHugoVelero.MellamoRimaAdebayoryhastaayererasunovia.

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CAPÍTULO22

Miércoles,3deenerode2018

Aquellainmensasalasellenaporcompletoenpocosminutos.Unamujerde la organización le pregunta el nombre a cada participante ycompruebaenunalistaqueefectivamentesehainscrito;acontinuación,leasignaunamesayloinvitaaquesesientealaesperadequeempiecenlassimultáneas.

—¿Estánlasdosapuntadas?—lepreguntaaPilarcuandoseacercaaellas.

—No,querida.Sololajoven.Yovengosimplementedeacompañante.—Fenomenal.¿Cómotellamas?—JuliaPlaza.La mujer echa un vistazo a la hoja en la que tiene anotados, por

ordenalfabético,losnombresdelosinscritoseneltorneoysubrayaconunbolígrafonegroelqueacabadeescuchar.

—Perfecto, Julia. Tu mesa es la número doce. Puedes sentartecuandoquieras.Muchasuerte.

—Gracias.Lamujer le sonríe y se aleja en busca de otro participante al que

asignar sumesade juego. Julia y su abuela se dirigenhacia la númerodoce.

—¿Estásnerviosa?—Unpoquito.Aunquemehanentradomuchasganasdejugar.—¡Cuánto me alegro! Entonces, ¿ha sido una buena idea que

vengamos?—Creoquesí.Teloconfirmaréencuantoacabelapartida.Lachicapasapordebajodeuncordóndeseguridadparaocuparsu

mesa.Pilarsequedaalotrolado,aunpardemetrosdedistancia.

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Escierto loque lehadichoasuabuela:alver laspiezascolocadassobre los numerosos tableros organizados por toda la sala, se le handespertado unas enormes ganas de jugar. El miedo a no dar la tallatambién va desapareciendo poco a poco. Intentará hacerlo bien,divertirseyserlomáscompetitivaposible.

Enquinceminutos,todaslasmesasestánllenas.Juliacuentahastaveintiocho. Le parece increíble que alguien pueda enfrentarse a tantagentealmismotiempoy,posiblemente,ganarlosatodos.Aunquesetratede una gran maestra internacional y una de las mejores jugadoras deajedrez quehay enEspaña, le impresionaqueunapersona tenga tantacapacidaddeconcentración.

El murmullo de la sala crece cuando aparece Ana Matnadze. Suaspecto es sobrio y aparenta tranquilidaden todos susgestos.Llevaunvestidodefloresquelellegaporlasrodillas,unarebecanegraymediasyzapatos del mismo tono. Un colorido pañuelo cubre su cuello. Losjugadoresysusacompañantesaplaudenyellasaludaamablemente,conunasonrisa tímida.Sinmás,sedirigea lamesanúmerouno,en laqueestásentadaunachicaconrasgosasiáticos.Ledalamano,ledeseasuertey mueve ficha: el peón del rey blanco a la casilla número cuatro. Anarepiteelmismomovimientoen lasprimerasochomesas.Apartirde lanúmeronueve,cambiayelqueadelantaeselpeóndelareinaaD4.EsloquejuegaconJulia.Lachicasienteuncosquilleointerioralestrecharlamano de la ajedrecista georgiana y responde con un «gracias,igualmente»cuandoesta ledeseasuerte.Laobservamarcharsehaciaelsiguiente tablero y después piensadurante varios segundos lo que va ahacer.MueveelcaballodelreyaF6.Lapartidahacomenzado.

Los primeros minutos se le hacen un poco largos pese a que esconscientedequesonveintiochotablerosyAnajuegamuydeprisa.Juliala espera impaciente, deseando comprobar cuál es el siguientemovimientoqueaquellamujerhacalculadoensuprivilegiadamente.

Devez en cuando, la joven se vuelvehaciaPilar, que le sonríe y lehaceelgestodeconformidadconlosdedospulgares.Debereconocerqueaquella ha sido una idea excelente. Ella fue quien le enseñó a jugar alajedrez cuando apenas tenía cinco años. Sus padres la dejaban a sucuidado algunos fines de semana y abuela y nieta se pasaban horas yhorasfrentealtablero.Yaseveíaporaquelentoncesqueaquellaniñaeramuy especial. Pronto empezó a ponérselo difícil y a ver jugadas conbastanteantelación.Leíalaspartidasconsumainteligenciaymejorabaapasosagigantados.Hastaquellegóeldíaenqueleganó.Pilarlepreparó

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una riquísima tarta demanzana como premio a su primera victoria. Yaquellancesehaconvertidoenunatradiciónquesereproduceeldíaunodeenerodecadaaño.

Sinembargo,Julianuncasetomóelajedrezcomounaobligación.Legustaba,sedivertíajugandoyanalizabapartidasenInternetdegrandesmaestros en torneos importantes.Así descubrió aMagnusCarlsen, y elflechazo fue inmediato. El noruego se convirtió en su ídolo y en unauténticoreferente.

Laprimerahorade lassimultáneassecobrasusprimerasvíctimas.Varios jugadores ya han caído derrotados frente a Ana Matnadze. Lapartida con Julia, en cambio, continúa equilibrada. La ajedrecistageorgiana intenta gobernar el centro del tablero y cada vez es másagresiva. La chica, por su parte, se defiende sin fisuras, aguardando elinstante adecuado para contraatacar, aunque no está segura de poderllegarahacerloenalgúnmomento.

Lasalasiguevaciándose.Hastaelmomento,Anahaganadotodaslaspartidasquehanterminado.Soloquedansietejugadoresenlizayunadeellas es Julia, que aguanta como puede los movimientos ofensivos deMatnadze.Lageorgianaestáapretándoleporelflancodelrey.Havolcadosu alfil negro y las dos torres en esa zona. Parece solo una cuestióndetiempoquelavictoriacaigadelladodelaspiezasblancas.

HastaqueJulialove.Nosabecómo,nisiloqueacabadedescubrires tan bueno como piensa. Además, esa jugada es bastante compleja yexigeelsacrificiodesudama.Sinohacalculadobien,enpocosminutosperderá.

¿Seatreveahacerlo?Ana se detiene y se toma su tiempo en lamesa número siete. Un

señor de unos sesenta y tantos años se lo está poniendo difícil. Elsiguiente tableroquevisitaráseráel suyo.¿Realizaaquelmovimientoocontinúadefendiéndose?

AJulialeasaltanlasdudas.Miraasuabuela,quevuelveamostrarlesu apoyo levantando el dedo pulgar de la mano derecha. Las dos sesonríenydespuéslajovensedalavueltaparafijardenuevosuvistaeneltablero.

Vaahacerlo.¡Lohadecidido!Aquellapartidaeslomejorquelehapasadoen lasúltimas semanasyno se vaaquedar con ladudadequéhabríasucedidodenohaberarriesgado.¡Essuoportunidad!

Lachicaresopla, levanta lareinay laponeadisposicióndeunodelospeonesblancos.Elsacrificioestáhecho.¿Valdrálapena?¿Conseguirá

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loquesepropone?CuandoAnaMatnadze llegaa lamesadoce,nopuededisimularsu

sorpresaporelmovimientodesujovenrival.Primerosecruzadebrazosy luego se acaricia el mentón. Piensa durante un par de minutos y…mueve.

Lasorpresacambiadebando.Ananosecomeladamanegraconelpeón.Mueveunadelastorresydajaquealrey.

Jugadamaestra.Ahora la situación es dramática para Julia. Lo ve muy claro. Ha

estado tanpendientede lasconsecuenciasdel sacrificiode ladamay laventajaposicionalqueledaría,quenosehapercatadodequéocurriríasiAnahacíaotromovimiento.Prácticamentenotieneescapatoria.¡Poresoaquellamujeres campeonade todoyella solounasimpleaficionadaalajedrez!

Lajugadorageorgianacaminatranquilahaciaelsiguientetablero.Lamujer que juega en la mesa número dieciocho abandona. También elhombrequeestásentadoenlaveintisiete.

Lachicamueveel reyhacia lacasillade la izquierdaysabequeenbreveterminaráarrinconadoenH8.Juliavuelveasuspirarysegiraenbuscadel consuelode suabuela.Sin embargo, enestaocasiónno la vedetrás de ella. Se levanta de la silla para tenermejor perspectiva de lasala,peronolalocaliza.

¿Dóndehabráido?Matnadze regresa rápido;elhombredesesentay tantosañosde la

mesa siete también ha claudicado. Observa la posición de las piezasalrededordetreintasegundosymueveelalfilparadarledenuevojaqueaJulia.

Soloquedancuatromesasen lasqueel juegoperdura,aunqueAnaparecequetieneprisaporacabar.Sequedaenlaveinteyenlaveintitréshastaqueganaalosdoschicosquejugabanenellas.Aamboslosfelicitaporsugranresistencia.Acontinuación,eslajovenderasgosasiáticosdelamesaunolaquetambiénabandona.

LapartidadeJuliaeslaúltimaenacabar.Noseprolongamuchomás.ConelreyatrapadoenH8,lasblancaslo

tienen hecho. Ana, ahora sí, se come la dama negra, y la partida estádecidida. Julia reconoce su derrota y le da la mano a la ajedrecistageorgiana,quelesonríe.

—Enhorabuena.Lohashechomuybien.Heestadoapuntodecaerentutrampaconelsacrificiodeladama.

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—Muchasgracias.Paramíhasidounhonorjugarcontigo.Unosaplausos lleganaespaldasdeJulia,quesevuelveyobservaa

su abuela, que ha regresado. La anciana vitorea a su nieta. Entoncessucedealgoquelachicanoespera.AnaMatnadzesecuelapordebajodelcordóndeseguridadparaacercarseaPilar.Lasdos sedanunabrazoycomienzanahablarcomosifueranamigasdetodalavida.

—AsíqueestaeslafamosaJulia.—Sí.Esbuena,¿verdad?—Deboreconocerquemelohapuestodifícil.La joven no entiende nada. ¿Es que Ana Matnadze sabía de su

existenciaantesdelassimultáneas?¿Porquécharlancomosisevieranamenudo?

—¿Desdecuándoosconocéis?—preguntadesconcertadaJulia.—Sinorecuerdomal,desdehaceunañoymedio,aproximadamente

—respondePilar,queacariciacariñosamenteelbrazodelaajedrecista—.LemandéunmensajedirectoporInstagram,merespondióyempezamosacharlarporprivados.

—¡Abuela!¿TienesInstagram?—Sí,peroessecreto.Solosubofotosdeflores.—Nomelopuedocreer.LamujerleexplicaasunietaqueAnayellatambiénjueganonline

devezencuando,aunquesiemprepierde.—Esespecialistaenpartidasrelámpago.Notepuedeshacerunaidea

delorápidoquepiensaestachica.—No exageres. Tu abuela es un buen sparring. Siempre tengo que

esforzarmeparaganarle—reconoceAnaantesde comprobar su reloj—.Pilar,me tengo quemarchar. Cojo un avión dentro de unas horas.Mealegromuchodehabertevisto.

—Igualmente,querida.—Y a ti también, Julia. Ha sido un placer. Espero volver a jugar

contigo.Nodejesdeladoelajedrez,eresmuybuena.—Gracias…Elplacerhasidomío.Deverdad.Anasedespidedelasdosconunabrazoysemarchacorriendodela

sala.AJulialecuestaasimilarloqueacabadepasar.Nosolohaplantadocara a una de las mejores ajedrecistas de la actualidad, sino que hapodido hablar con ella y ha recibido sus halagos.AunqueMagnus va aseguirsiendosujugadorfavorito,AnaMatnadzesehaganadounlugaralladodelnoruegoensucorazón.

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—¿Estás contenta? —le pregunta Pilar a su nieta tras salir delpalacete.

—Sí.Muchasgracias,abuela.¡Hasidounapasada!—Bien. Me alegro mucho —comenta la anciana, que de pronto se

poneseria—.Mehallamadotupadremientrasjugabas.—¿Sí?¿Quétehadicho?Lamujernorespondeinmediatamente.SacaelmóvildeJuliadesu

bolsoyseloentrega.—Que tienes que ir a prestar declaración a la comisaría. Yo te

acompañaré —dice Pilar, que escucha los innumerables avisos dellamadas perdidas y mensajes de WhatsApp que recibe su nieta alencenderelteléfono—.Porlovisto,anocheseprodujounasesinatoenelpisoalquefuisteaveratuamigo.Esperoquesuataquedeansiedadnofueraporquehabíacometidouncrimen.

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CAPÍTULO23

Miércoles,3deenerode2018

La noticia del intento de suicidio de JonathanVila es portada en unoscuantos diarios digitales y enseguida se convierte en trending topic enTwitter.EmilioleealgunoscomentariosenlasredessocialesmientrasélyAnaRincónsedirigenencochehasta la redaccióndelperiódicoenelquetrabajalamujer.

YanodeberíasorprenderleloquesecueceenInternetconesetipodetemas.Sinembargo,nopuedeevitarquedarseacuadrosalverloquepiensan algunos.Hasta hay fans del Asesino de la Brújula o gente quecreequeelprofesordeFilosofíaesinocentedelcrimendeAuroraRíosyqueelresponsableestátodavíaenlacalle.

—«Vila esungrande.Unode esos villanosquepasana lahistoria.¡Quiero lapelículaya!»—leeenvozaltaEmilio—.Haypersonasquenoestánbiendelacabeza—comentaindignado.

—Mejorquenobusquesloquedicendemíenalgunosforos.—¿Semetencontigo?—Peor.PiensanqueyoayudéaMarcosoqueledilaideadeponerla

bombaenlaestacióndemetro.Aseguranquelomanipulé.UnasospechaconlaqueVanesacoincide.Dehecho,suamigaleha

advertido en varias ocasionesqueno se fíe deAnaRincón.En cambio,para él, creer algo así es una absoluta locura. El poco tiempo que hacompartidoconellalehaservidoparaestablecerunaopiniónclaradeloqueesamujeresonoes.O,porlomenos,parasaberquenoseríacapazdeorganizaroparticiparenunatentadocomoeldelpasadodiecinuevedediciembre.

—¿Crees realmente que fue Jonathan Vila quien asesinó a tucompañera de clase? Su defensa siempre lo consideró inocente. Ni

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siquierabuscaronunacuerdocon la fiscalíaparaquitarsealgúnañodecondena.

—Yo lo tengomuyclaro:apesardequenuncasedeclaróculpable,piensoque fueél—respondeel joven,ysuenacontundente—.¿Seguistemuydecercaelcaso?

—Trabajo en un periódico. Intento estar al día de todo lo que esactualidad.

ElmóvildeEmiliosuenaeneseinstante.Elcorazónseleaceleraalcomprobarquiénlellama.

—Dios.EsKerstin.¿Quéhago?—¡Cógelo!—exclamaAna—.¡Venga,responde!—Nosésieslomejor.—¡Vamos,Emi!¡Tienesquecontestaresallamada!Elchicorespirahondoypulsaeltelefonitoverdedesusmartphone.

Suvoznosaletodolofirmequehubiesedeseado.—Hola,Kerstin.¿Cómoestás?—logradecirEmilioen inglés,conel

pulsoamilporhora.—Hola.Regular.¿Ytú?—Regular.—Estamosempatadosentonces.—Lasuecadejaescaparunsuspiro.Emilio lo escucha y se le revuelve el estómago. Siente una tristeza

enorme que le humedece los ojos. Aguanta en silencio unos segundos,hastaqueellahabladenuevo.

—Todavíanolehedichoanadieloquehapasado.Aunquemimadresehuelealgo.Nohesalidodemihabitacióndesdeayer.

—¿Yquélesvasadecir?—Laverdad,Emi:quehemosroto.Aquellaspalabrasseclavanenelcorazóndelchico.Leduelenincluso

más que el mensaje que ayer le envió Kerstin dando por terminada larelación.¿Quédebehacer?¿Luchar?¿Decirquelaquiereyquepodríanbuscarunasolución?

—¿Estásseguradeeso?—¿Dequé,Emi?¿Delfindenuestrahistoria?Sí,estoysegura.—Entonces,¿paraquémellamas?—preguntaelchico.Lemolestala

seguridadconlaqueKerstinharespondido.—Paradecirtequeheempezadoahacereltrabajoquetenemosque

entregarlasemanaqueviene.Peronecesitoquemeayudes.Conunsolobrazovoymuylenta.

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Emilioescuchaincréduloloquelepidesuexnovia.Estáapuntoderesponderle mal o de colgarle. Sin embargo, se contiene y plantea lasituacióndeotramanera.

—NosésivoyavolveraSuecia—dicesorprendiéndoseasímismodesuentereza.

—¿Qué?¿Cómoquenovasavolver?—Eso.NoestoysegurodequevayaaregresaraEstocolmo.—¿Pormí?—Porquehacemuchofríoallí.Siantessonófirme,ahorasedacuentadequehacontestadocomo

unniñodecuatroañosalquehancastigadosinmerienda.Peroledalomismo.Sesientebienalhaberle reveladoaKerstin lasdudasque tienerespectoasuregreso.Ysiellaseconsideraelmotivooseculpaporello,mejorquemejor.

En cambio, después de unos segundos de incertidumbre, la suecareaccionadeunaformaqueélnoespera.

—Bien.Puesdecídetepronto.SinovuelvesaEstocolmo,tendréquebuscarmeuncompañeronuevode trabajo.Asíqueno tardesmuchoenelegirtufuturo,porfavor.

Emilio, que se alegraba de que ella pudiera sentirse culpable,finalmente es quien ha salido perdiendo en aquella conversación. SedespiderápidamentedeKerstinycuelga.Estáenfadado.Molestopor lafrialdaddelajovenconlaquehasalidoenlosúltimosmesesyconlaqueyanoveningunaposibilidaddeseguir.Aunqueloquemásledueleeslopoco que significa ya para una chica con la que tanto disfrutaba hastahacedossemanas.

—Esdura,¿no?—preguntaAna,quehaestadomuypendientedelaconversación.

—Mucho.Comounapiedra.—¿NovasavolveraSueciaporella?¿Deverdad?—Noséloquevoyahacer.—¿EstásagustoenEstocolmo?—Sí,estoybienallí.AunqueenparteesporKerstin.Mehaayudado

muchoaadaptarmealaciudad.Nosésiregresarahoratienedemasiadosentido.

—Cuandotemarchaste,nolaconocías.Seríaalgoasícomovolveraempezar.Unnuevoreto,unanuevaaventura.

—Noestoyparademasiadasaventuras.

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—¿QuiénsabesiallíencontrarásaotraKerstin?¿OaunaBirgitta?OquizáaunaAnna.¿SabesqueAnnacondoseneseselnombredemujermás común en Suecia? Aunque seguro que la mayoría de las Annasescandinavassonaltas,rubiasyconlaspiernaslarguísimas.Lasdeaquísomosmásbajitas.

El chico mueve la cabeza y termina por sonreír. No cree posibleencontrar a nadiemás demomento, ymenos en Suecia. Primero debeaceptarlarupturaconKerstinyasumirdefinitivamentequeotravezestásolo.

—¿Ytú?¿Vasabuscarnuevasaventuras?—Nosoydecerrarpuertasanada,perotampocodeabrirlasasícomo

así.Voyaverquélepasaamividaenlospróximosmeses.—Esperemosquecosasbuenas.—Crucemoslosdedosyqueasísea—dicelamujer,queesbozauna

sonrisa—.Yahemosllegado.Voyadejarelcochelomáscercaposibledelapuertaprincipal.

Tiene suerte y consigue aparcar justo delante de donde trabaja. Setrata de un edificio de ladrillo amarillo, de tres plantas, situado en unpolígonodelasafuerasdelaciudad.

—Esto es muy feo, pero me resulta bastante cómodo llegar hastaaquí.Encochesonsoloquinceminutosdesdedondeyovivo—comentaAnamientrasayudaaEmilioabajarsedelvehículo—.Sinohaytráfico,inclusopuedollegarendiezodoce.

El jovenagarra lasmuletasyacompañaa lamujerhastael interiordeledificio.Laredacciónestáenlaprimeraplanta.Subenenelascensory enseguida se encuentran con una puerta en la que hay un cartel quereza: «El Pulpo: imparcialidad, veracidad y rigor». Entran y Emilio sequedagratamentesorprendidoconlasdimensionesdeaquellugar.

—Desdefueraparecíamáspequeño.—Esverdad.Noereselprimeroquelodice.—¿Cuántostrabajáisaquí?—Poquitos. En la redacción, en total, somos doce. Ahora, en

Navidad,soloestálamitaddelaplantilla—leexplicaAnatrassaludaralchicoqueatiendeenrecepción—.Ven,tevoyapresentaraldirectordelperiódico.

Lamujerllamaaunapuertadecristaltintadoyenseguidarecibeunarespuesta que la invita a pasar. Sentado, delante de un ordenadorportátil, encuentran a un hombre que el chico esperabamuchomayor.Debederondarlostreintaaños.Llevaelpeloengominadoyparecerecién

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afeitado.Dehecho,hueleaaftershave.Vavestidoconunvaquerogrisyunacamisaazulmarino.

—¡Tú debes de ser Emilio! —exclama eufórico el hombre, que selevanta y le da la mano al chico apretando con fuerza—. Yome llamoOmarBarrios.Encantadodeconocerte.

—Igualmente,señor.—Anamehacontadoquequieresserperiodista.¿Sabesdóndetevas

ameter,muchacho?La carcajada del director le suena algo forzada, como si estuviera

sobreactuando.Sinembargo,EmiliosonríeyescuchaloqueaqueltipolecuentasobreElPulpo,elpequeñodiarioqueélmismofundóhacecuatroaños.

—¿Anatehacontadoporquélepuseesenombre?—No, no le he dicho nada—se anticipa lamujermientras los tres

salendeldespachoysedirigenalaredacción.—Entonces te lo explico yo. Hay dos motivos. Uno es porque los

pulpossedefiendencomolosperiodistas:abasedetinta.Meparecióunacomparacióningeniosa,¿nocrees?

Trashalagarsupropiaocurrencia,Omarvuelveareírse.Emilionolelleva la contraria: al fin y al cabo, es cierto que lo de la tinta resultabastanteingenioso.

—Elsegundomotivoesporlostentáculos.Elpulpotieneochobrazosiguales,comonuestroperiódico.Disponemosdeochosecciones,yatodasellas les concedemos exactamente elmismo espacio: Sociedad, Política,Sucesos, Deportes, Tecnología, Local, Cultura y Economía cuentan conidéntico número de páginas. No somos de izquierdas ni de derechas.Somosperiodistas.Ysitenemosquedarlecañaaalguien,seladamos.

El hombre le muestra la sala que usan como redacción, que estáprácticamentevacíasalvoporlapresenciadeunachica.Alverla,Emiliopiensa que no debe de sacarlemuchos años de diferencia. La joven losaludaconunasonrisabrevedesdesuordenadorycontinúaescribiendo.Sinembargo,Omargritasunombreparaquevayaasuencuentro.

—Estaesmihermanapequeña,Ariadna—comentamientraslajovense acerca a ellos—. Una futura periodista. Aunque todavía está en elprimercursodelacarrera,nosechaunamanodevezencuando.

—Gratis—recalcalachica,quesaludaaEmiliocondosbesos.—Notequejes.Algúndíameretiraréytodoestoserátuyo.—Nidebroma.Aspiroaalgomuchomejor.

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Omar suelta otra de sus estruendosas carcajadas y le pide queregreseasumesa.AriadnasedespidedeEmilioyobedece,aunquenosinantesinsultarasuhermanoenvozbaja.

—Normalmente, aquí hay más gente currando. Pero estamos enNavidad y algunos trabajan desde casa y otros se piden vacaciones.Prefierodárselasaquemedenuncienaalgúnsindicatoomesaltenconnoséquéconvenio.

Analehaceungestoalchicoparaquenohagacasoaldirector.—Lovoyallevaramidespachoparaqueveacómotrabajoenlaweb

yquesesienteunrato.—Perfecto.Luego,antesdeirte,pásateporelmío.Quierohablarde

unacosacontigo.Emilio acompaña a Ana Rincón hasta una habitación situada al

fondode laprimeraplanta.No esmuygrande, pero sí tranquila y estádecoradaconbuengusto.

—Omarpuedeparecerunpocoidiota,peroesunbuentío—dice lamujerantesdeofrecerlesusillónaEmilio—.Mehaapoyadomuchoenestetiempo.

EljovennorespondeysesientadondeAnalehapropuesto.Nodudadequeseabuenapersona,pero lehaparecidounauténticocapullo.Encambio,Ariadna,lahermanadeljefe,lehacaídobien.

—No es fácil dirigir un medio de comunicación. Y menos unperiódicocomoeste:todocuestaunabarbaridadynadienoshacecaso—protestalamujermientrasenciendeelordenador—.Apesardeloquetehadicho,sustrabajadoressonlomásimportanteparaOmar.Pagabienyatiempo.

—Menosasuhermana.—Siempreestándebromay lanzándosepullas.Ariadnaesunpoco

tocanarices.Aunquesequieren.—¿Todosdefiendenaldirectortantocomotú?—preguntaEmiliocon

unasonrisillaburlonaenloslabios.Anasesonrojaysueltaunresoplido.Eneseinstante,suenaunpitido

desde el interior de su bolso. Es sumóvil. Lo saca y,mientras abre elmensajequeharecibido,lehaceunarevelaciónasujovenamigo:

—Esloquetieneestarliadaconeljefe.—¿Enserio?¿Soispareja?—Bueno, yo no lo llamaría así exactamente —dice mientras lee el

mensaje—.¿Quécoñosignificaesto?—¿Quéesloquesucede?Tehaspuestoblanca.

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Lamujer le pide silencio, avanzahasta la puertadel despacho y lacierra.LuegoregresaalladodeEmilioparaenseñarleelSMSqueacabaderecibir.

«Hemosestadoensudomicilio,peronoseencontrabapresente.Nuestrohombrevolveráapasarse a las 15:00 para hacerle entrega del dinero. Por favor, le rogamos que en estaocasiónseencuentreensucasaparapoderrealizarleelpago.Atentamente.V».

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CAPÍTULO24

Miércoles,3deenerode2018

MientrasJuliaysuabuelasedirigenenautobúsalacomisaría, lachicarevisatodoslosmensajesqueharecibidodurantelashorasquehatenidoel móvil apagado. Varios de sus amigos la han avisado del intento desuicidiodeJonathanVila.Dehecho,enelgrupodeWhatsAppdesuclasesehanacumuladocientosdecomentariosquehablandelmismoasunto.

Además,tienellamadasperdidasdesuspadres,deEmilio,deVanesaydeYi.TambiéndeIván,quelehadejadounavisoporescrito.

«Hola. Estamos los cuatro en la comisaría declarando, no detenidos, aunque nos hantomadolashuellas.Yasabenquehasestadoennuestropiso.Algúnvecinonosvioentrareneledificio.Imaginoquesepondránencontactocontigoocontuspadres.Notepreocupes.TodoOK.Tehellamado,peromesaleapagado.Esperoqueestéstodolobienquepuedasestar.Llámamecuandoveasestooescríbeme».

La chica se frota los ojos y percibe como el cansancio se haapoderadode ella.Lepesan lospárpados y está enplenobajónmentaldespués del subidón que le proporcionó la partida de ajedrez con AnaMatnadze. Ahora debe volver a la realidad, y esta no puede ser másdesalentadora.

—¿Melo ibasacontar?—lepreguntasuabuela,quenohahabladomuchoeneltrayectoenbus.

—¿Elqué?¿LodeHugo?Sí.Claroquesí.Peroestamañananoeraelmomento.

—Imaginoquetuamigotepidióquenodijerasnadaanadie.—Sí.Miamigoysuscompañerosdepiso.Estamoshablandodeun

asesinato,abuela.

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—Amis años, ya nadame impresiona, querida.He visto todos losepisodiosdeCrímenesimperfectosyyasabesladevociónquetengoporcualquier cosa relacionada conAgathaChristie, la damadel crimen.Escomotenerunmásterenasesinatos.

Apesardequelasituaciónnoeslamejorniestáparamuchasrisas,aJuliaseleescapamediasonrisa.¡Quéocurrenciastienesuabuela!

Además,almencionarasuescritorapreferida,Pilarleharecordadounacircunstanciaquehabíadejadoaparcadaprovisionalmenteenalgúnrincóndesumente.Unaideaquelevinoalacabezamientrasseduchabaestamañana.

Juliamiraalaanciana,selopiensauninstanteyfinalmentedecidecompartirsuteoría.

—Abuela,siteenseñounacosa,¿meprometesqueserásdiscreta?—¿A quién se lo iba a contar, querida?—pregunta Pilar. Se le han

abierto más de lo habitual sus vivarachos ojos marrones—. No suelohablarconmuchagente.

—Porsiacaso.Nolecuentesanadie loquevasaver.Nisiquieraapapáoamamá.¿Vale?¿Loprometes?

—Teloprometo.La curiosidad de lamujer es tan evidente que incluso sorprende a

Julia.Lajovenbuscaunafotografíaenlagaleríadeimágenesdesumóvil.

Cuandolaencuentra,selamuestraaPilar.Lamujersacadesubolsolasgafasqueusaparaverdecercayselaspone.Cogeelmóvildesunietaycontemplaatentamentelapantalla.

—¿Este es Hugo? Pobre chico —comenta la anciana, aunque nopareceimpresionadaporloqueve—.Fuistemuyatrevidaalfotografiarelescenariodelcrimen.

—Sololahemosvistotúyyo.Ydeaquínosaldrá.Pero¿tesorprendealgo?

—¿Tengoquefijarmeenalgúndetalleenconcreto?—Ensuespalda.Noseapreciamuybienporculpadelasangre,pero

leclavaroncuatrovecesloquefueraqueutilizaranparaasesinarlo.—¿Yesoquésignifica?—AsesinatoenelOrientExpress.Lahanestrenadohacepoco.—Nolahevisto,aunqueseguroqueespeorquelapelículade1974y

muchopeorqueellibrodeAgatha.—Esoseguro.Peroelfinaleselmismo.¿Lorecuerdas?

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—Porsupuesto,querida.Unodelosfinalesmásbrillantesquesehanescritoenlahistoriadelanovelademisterio—dicelamujer,queyasabeaquéserefiereJulia—.Suscompañerosdepisoerancuatro,¿verdad?

—Exacto.¿Esunalocuraloqueestoypensando?Lamujervuelvea fijarseen la fotografíadelmóvil.Pormuchoque

acerqueelzoom,nopuedeapreciarsi lasmarcasenlaespaldadeHugosontodasigualesytienenlamismaprofundidad.

—MepareceunalocuraydemuestraqueestástanobsesionadaconAgathaChristie como lo estuve yo en sudía…,pero esunaposibilidad.Aunque eso ya sabes que implicaría que tu amigo sea uno de losculpables.

—Losé,abuela.—¿Ynotepreocupa?La joven se encoge de hombros. ¿Le preocupa?Realmente no está

muysegura.NoselehadespertadoningúntipodesentimientoporIvándesdequehavueltoaaparecer.Oquizálaintensidaddeloquehavividoen esasúltimashoras loha ocultado.Es conscientedeque estuvomuyenamorada de aquel chico, pero también de que aquel amor se habíaesfumadototalmente,hastaelpuntodenoquerervolverasaberdeél.

Elautobúsllegaalaparadaalaquesedirigenabuelaynieta,situadamuy cerca de la comisaría. Decide no escribir ni llamar a nadie hastaestaralcorrientedequées loque lapolicíaquiereexactamentedeella.Mentiríasidijeraquenoestáinquieta.

—¿Tienesalgoqueesconder?—lepreguntaPilarmientrascaminan.—¿Quéquieresdecir,abuela?—Merefieroaquesilapolicíapodríaculpartedealgo.Nohablode

asesinaralchico,evidentemente.Tengoclaroquetúnolohashecho.—¡Vaya!¡Graciasportuconfianza!—exclamairónicaJulia—.No,no

tengonadaqueesconder.Pilardibujaotradesussonrisillasylepideasunietaqueladisculpe,

quesolointentaaliviarlatensióndelmomento.—¿Quieresuntranquilizante?—bromealaanciana.—No,abuela.Noquierountranquilizante.Julia se pone un poco más nerviosa al contemplar los coches de

policíaaparcadosa lapuertade lacomisaría.Ysehace lapreguntaqueanteslehaformuladosuabuela:¿tienealgoqueesconder?No,claroqueno.¿Osí?¿LasfotosdeHugo?Puedenacarrearlealgúnproblemasi lasllevaencima.Aunquetampocoquieredeshacersedeellas.Nocreequele

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revisenelmóvil,pero,porsilasmoscas,lasborradespuésdeenviárselasasímismaporcorreoelectrónico.

—¿Preparada?—Vamos.Acabemosconestodeunavez.NoeslaprimeravezqueJuliaentraenunasdependenciaspoliciales.

Su padre trabaja en el cuartel de la Guardia Civil del pueblo, máspequeñoyconmenospersonalqueaquellacomisaría,aunqueenamboslugaresserespiraelmismoambiente.

—Hola,venimosahablarconel inspector jefeClaudioDelgado—ledicePilaralafuncionariaquelasatiendeenunmostradorsituadoenlaentrada—.EllaesJuliaPlaza.Noshancitadoaquí.

—Un segundo. Voy a avisarle, aunque creo que está ocupado.Hoyestamosteniendoundíadelocos.

Lamujerselevantaydesapareceduranteunpardeminutos.JuliayPilaraguardanpacientementealotroladodelmostrador.Acadasegundoquepasa,aumentanlosnerviosdelachica.¿Sabrányaqueayerhablóporteléfono con Hugo? ¿Y que intercambiaron varios mensajes? ¿DebecontarleslodelhackeodesumóvilyelplandeIvánparaquefueraasupiso?

—El inspector jefe Delgado las atenderá en unos minutos —lesanuncialamujerdelmostradorencuantoregresa—.Lasacompañoaunadenuestrassalasparaquesesientenyesténmáscómodas.

Julia y Pilar siguen a la funcionaria, que se presenta como Luisa,hastaunahabitaciónquea lachica lerecuerdaa lasaladeesperade laconsulta de su dentista. Está provista de seis sillones individuales, unamesita de cristal con revistas y periódicos encima y varios cuadros depinturaabstracta.Enunodelossillonesestásentadaunachicanegraquelassaludaconuncasiinaudible«hola»cuandolasve.

—Siquierenalgodebeber,unvasodeagua,uncaféoun refresco,tienen máquinas disponibles en la habitación de al lado —les explicaLuisa antes demarcharse—.Enunosminutos vendrá algún agente quelasllevaráconelinspectorjefeDelgado.

LamujerseretiraycierralapuertadespuésdequeJuliaysuabuelatomen asiento. Lo hacen enfrente de la chica, que se ha quedadomirándolas.

—He escuchado que venís a ver al inspector jefe Delgado. ¿EstáisaquíporlodeHugo?—preguntalajoven.

—Sí—seadelantaaresponderPilar,llevadaporlacuriosidad—.¿Tútambién?

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—Erasunovia.MellamoRima.—¡Oh!Rima.Quénombretanbonitoyoriginal,nuncalohabíaoído

—comentalaanciana—.Sientolodetunovio.—Ya.Gracias.Lamujer se levanta para cambiarse de sitio y sentarse en el sillón

contiguoaldeaquellajoven.Julia,encambio,semantieneenelmismolugar,sorprendidaporelatrevimientodesuabuela.

—YomellamoPilaryellaesminietaJuliaPlaza.EsamigadeIván,elcompañerodepisodeHugo.

—¿Enserio?¿TúereslafamosaJuliaPlaza?—Esocreo.—Mealegrodeconocerte.Esungranplacer.Lachicaseponeroja.¿HastaquépuntoIvánhaidoporahícontando

cosasdeella?Parecequeconocensuhistoriatodoslosquetienenalgúntipoderelaciónconél.

—Encantada.Aunqueprefieroeliminarlaetiquetadefamosa,porquenolosoy.

—Sí que lo eres. Un día, Hugo temencionó y busqué informaciónsobre el Asesino de la Brújula y todo eso. No aparecía tu nombrecompleto,sololasiniciales,peroporIvánsabemosquetúerasesachicaquehabíaayudadoadeteneralcriminal.¿Deverdadquetúresolvisteelcaso?

—Bueno,fuelapolicíaquienlohizo.Yosolocolaboréenloquepude.—¿Yquéhacesaquí?JuliamiraaPilardubitativa.Estalehaceungestoafirmativoconla

cabezaparaquehable.LachicaestáseguradequeloquedeseasuabuelaesganarselaconfianzadeRimaparaconseguirinformación.

—Ivánmellamócuando…descubrió…loquelehabíapasadoaHugo.—¿Estuvisteensupisoanoche?—Sí,aunqueeranmásdelasseiscuandollegué.La jovenmete lamanoenelbolsoysacaunpañuelodetelaconel

quesesecalaslágrimas.—YoestuveconHugoanoche—reconoceRimasinparardellorar—.

Peronosubíasupiso.—¿No estuviste con él en su habitación sobre las dos de la

madrugada?—No.Aesahora…aesahorayahabíamosroto.—¿Rompisteisanoche?—preguntaPilarconlosojosmuyabiertos.—Sí.Yanoqueríaseguirconél.Hugoyanoeraelmismo.

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—¿Noeraelmismo?¿Enquéhabíacambiado?—Sehabíaconvertidoen…alguienindeseable.Lajovendejadehablarcuandoseabrelapuertadelasalayaparece

unhombrealtoconbigote,vestidoconunacamisaque llevaabrochadahastaelúltimobotón.

—Perdonenlaespera—sedisculpaalgosofocado—.Soyelinspectorjefe Claudio Delgado. Señora, Julia, tengo que hablar primero con laseñorita. Serán solo unos minutos. Enseguida estoy con ustedes. ¿Meacompañas,Rima?

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CAPÍTULO25

Viernes,28deagostode2015

—Estáshaciendoungrantrabajo.—Muchasgracias,señor.Lohagolomejorquepuedo.—Lo sé,Hugo.Ni Javier ni yo dudamosni un segundo de tu valía

cuando te conocimos —le asegura Dionisio, que muestra su dentadurapostizaalsonreír—.¿Tehemostratadobienenestosdías?

—Fenomenal.Esunapenaqueyaseacabenlasvacaciones.—Todo lo bueno se acaba. Aunque siempre hay oportunidad de

comenzarconalgomejor.¿Puedesllevarmehastalapiscina,porfavor?—Claro,señor.Elchicoselevantadelatumbonaenlaquetomabaelsolysecoloca

detrásdelasilladeruedasenlaqueDionisiollevapostradodesdehacesiete meses. Lo empuja por un caminito de hierba artificial mientrassiguenlaconversación.

—¿Quédíaempiezaslauniversidad?—Tenemoslapresentaciónelcatorcedeseptiembre.—¿Tienesganas?¿Teapetececomenzarestanuevaetapa?—No puedo decir ni que sí ni que no —contesta Hugo, que no se

esfuerzaenpensarlarespuesta—.Esloquetengoquehacer.Yaestá.Dionisio chasquea la lengua y luego tose aparatosamente. Tarda

unossegundosenrecuperarsey,cuandolohace,reprendealchico.—Muymal,Hugo.Debesaprenderadisfrutardelavida.Séquenote

hatratadobien,perotienesqueencontraralgoquetehagafeliz.TieneselejemplodetuabuelaMagda:perdióasuhijademasiadoprontoyesonoleimpidióserlapersonamásjovialdelmundo.Disfrutabaalmáximodetodo.Especialmentedeti.

—Yodisfrutoconmitrabajo.

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—Nosésiesoesbuenoomalo—dicemuyserioelhombre—.Aunquemealegrodequeseaasí.

—Heaprendidomuchoconvosotrosenestosdosúltimosaños.—Y seguirás aprendiendo. Pero quiero que también te dediques a

otras cosas. Y que te diviertas, salgas, conozcas a alguien, que teenamores…Porcierto,¿quétalconloschicos?

—Muy bien. Nos hemos hecho muy amigos. Vamos a seguir elconsejo de Javier y buscaremos un piso en la ciudad para irnos a vivirjuntos.

—Me alegro. Aunque trabajéis de manera individual y cada unotenga un cometido diferente, si estáis bajo el mismo techo, os podréisayudarmás ymejor.Me gustaría facilitaros una oficina, pero ya sabescómofuncionamos.

—Losé,señor.Nohayproblema.Todoslocomprendemos.Hugodetienelasilladeruedasjuntoalapiscina,comoDionisioleha

indicado.Elhombreledalasgraciasporlaayudaprestadaycomienzaatoserdenuevo.Segúnlosmédicos,lequedaaproximadamenteunañodevida.Comomáximo,añoymedio.

Eljovensealejadeélpararegresaraljardíndelacasadelaparcela,dondeantestomabaelsol.Élyotroscincochicosllevanallítrecedíasdevacaciones, invitadosporDionisioyJavier.Tienen losgastospagadosydisponendetodotipodecomodidadesyopcionesdeocio.

—¡Hugo!¡Venabañarteconnosotros!—gritadesdeelinteriordelapiscinalaúnicachicadelgrupo—.¡Vamos!¡Elaguaestámuybuena!

Aretha acaba de cumplir los diecinueve años y es de origenafroamericano.Siendoaúnunaniña, sumadreyellaviajarondesdeunpueblecito deMíchigan a España, donde se establecieron en la ciudad.Sus piernas y sus brazos son larguísimos y el pelo lo tiene oscuro yensortijado.ConHugohaestablecidounaconexiónespecialenaquellosdíasquellevanjuntos.Amboslosaben.

—¡Luego!—exclamaeljoven,quesevuelvealoírlavozdelachica—.¡Voyaporalgodebeberalacocina!¡Estoymuertodesed!

—¡Vale!¡Peroespérameunsegundo!Aretha sale de la piscina y se dirige corriendohacia él, en bikini y

descalza. Hugo se da cuenta de cómo la miran los otros chicos. Esindudable que aquella joven de piel negra como el ébano no pasadesapercibida. Incluso cabe la posibilidad de que alguno se hayaenamoradodeella.Noleextrañaríanada.

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—¿Puedes hacerme un favor?—le pregunta la chica, que no se hacubiertoconningunatoallay,empapadadeagua,tiritadefrío.

—Claro,dime.—¿Me traes mi móvil? Me lo he dejado dentro de la casa. En mi

habitación.—Ahoratelotraigo.—¿YunaCoca–Cola?LasonrisadeArethalahacetodavíamásbonita.Hugonuncahabía

visto lucir unos dientes tan perfectos; se complementan de formainmejorableconelbrillodelosojosylaexpresióndesurostroalsonreír.

—¿Conhieloysinlimón?—¡Sí!¡Justoasí!¡Gracias!La chica le da un beso en la mejilla y regresa a la piscina para

lanzarse al agua de cabeza. Duque, Rafa y Jorge vitorean su vuelta yalabanelsaltodeAretha.Rápidamente,loscuatrosejuntanenelcentro,haciendounapiña.

Decaminoalacasa,Hugovapensandoqueaquellajovenesgenialyqueesunapenaquenoquierairseavivirconellos.Aunque,talvez,sealomásconvenienteparatodos.Especialmenteparaella.

Hugo entra en la vivienda y se dirige directamente al cuarto queJavieryDionisioleasignaronaArethaalcomienzodelasvacaciones.Elladuermesola,mientrasqueelrestocompartehabitación.

Lapuertaestáentornada.Sinembargo,elchicoescuchaunruidoenel interior. Abre lentamente y ve a alguien sentado en el suelo, deespaldasaél,juntoalacamadeAretha.

—¡Sergio!¿Quéhacesaquí?Elaludidosegirabruscamentealtiempoqueseguardarápidamente

algo en uno de los bolsillos de su pantalón corto. Se pone de pie y seacercaaHugoconcaradepocosamigos.

Sergio es unos diez centímetros más alto que él y también cuatroañosmayor.NoesmuyhabladorynosehadadoaconocerdemasiadoduranteaquellasvacacionesengrupoqueDionisiohacalificadode«díasdeconvivenciaydesconexión».SusojosverdesseclavandesafiantesenHugo.

—¿Ytú?¿Aquéhasvenido?—AporelmóvildeAretha.Ellamelohapedido.—Yo… estaba buscando las cartas. No las encuentro por ninguna

parte.Pensabaque laspodía tenerAretha.Ayerpor lanocheestuvimosjugando.Peroaquínoestán.

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Hugonose locree.Senotaqueestámintiendoyquehasoltado loprimeroquelehavenidoalacabeza.

—Nodeberíasentrarenelcuartodenadiesinsupermiso.—¿Meestásacusandodealgo?—No.Denada.—Bien.ElmóvildeArethaestáen lamesitadenoche.Mevoya la

piscina.SergiosemarchadelahabitaciónydejaaHugosolo.Elmóvildesu

amigaestá,efectivamente,enellugarquelehaseñaladoelotrochico.LocogeysepasaporlacocinaaporlaCoca–Cola.

¿Quéestaríahaciendoallí?Buscarlascartasseguroqueno.Ese tipo no le inspira ninguna confianza, aunque en unos días

viviránenelmismopisojuntoalrestodeloschicosdelgrupo.Loscincocompartirán casa en la ciudad a petición, y por consejo, de Javier, elimpulsordeaquellaidea.

HugoregresaalapiscinaconunvasodeCoca–Colaconhieloysinlimón para Aretha y una botella pequeña de zumo de piña para él. Lajovenestáfueradelagua,sentadaenelbordillo.AsuladoseencuentraSergio.Cerca,demasiadocerca.Aunqueaellaparecenoincomodarla.Aquiensíleincomodaesaél.Bastante.Mucho.

—Notienenadaquehacerconella—diceunavozasuespalda.EljovensedalavueltaycontemplalafiguraatléticadeJavier,que

solollevapuestosunbañadorrojo,bastanteajustado,yunasgafasdesol.Estáapuntodecumplirtreintaynueveaños,peroseencuentraenplenaforma.Élaseguraqueestámejorquecuandoibaalauniversidad,salvoporque tiene mucho menos pelo y aquellas entradas empiezan atransformarseengrandessurcos.

—¿Tú crees?—preguntaHugo, que entiende a la primera lo que elhombrequieredecir.

—Estoyseguro.Ellaesespecial.YSergionoloes.Podráintentarlodemilformasdiferentes,peronuncaconseguiránadadeAretha,salvounabuenaamistad.

—Parecesmuyconvencido.—Loestoy.Laspersonasespecialessoloterminanuniéndoseaotras

personasespeciales.—Yocreoquetodostenemosalgoespecial.—No,Hugo.Solounospocos.Loselegidos—comentaJavierantesde

quitarse lasgafasdesol—.Detodos losqueestamosaquí,solohay trespersonasespeciales:mipadre,Arethaytú.

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Elchicosesientehalagadoporlaspalabrasdeaquelhombrequeenlos últimos dos años le ha enseñado infinidad de cosas. Nunca se haconsideradoespecial,exceptoportenerquevivirsinpadresdesdequeeraunbebéysolotraslamuertedesuabuelaMagda.

—Gracias,Javier.Eresmuyamableconmigo.Peroyonosoyespecial.Lotengomuyclaro.

—Lo eres, Hugo. Lo sé desde el principio—insiste el hombre, quesonríeyposaunamanosobresuhombro—.YelúnicodetodosloschicosdelosqueestáisaquídelqueArethapodríaenamorarse.

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CAPÍTULO26

Miércoles,3deenerode2018

Hace diezminutos que Rima semarchó con el inspector jefe Delgado.Desde entonces Pilar no ha parado de hablar y de exponer teorías quejustificaran lo último que les ha dicho la chica sobreHugoVelero: «Sehabíaconvertidoenalguienindeseable».Julia,encambio,nopuedemás.Estásaturadaycadavezmáscansada.

—Voy a por un café. ¿Quieres algo?—le pregunta a su abuela trasponersedepie.Necesitaestarsoladuranteunrato.

—Unabotelladeagua.¿Tienesdinero?—Sí,notepreocupes.Lajovensalealpasilloyentraenelcuartoqueestájustoallado.Allí

se encuentra con varias máquinas dispensadoras, como le había dichoLuisa, la funcionaria que las atendió en el mostrador. Unas son derefrescos,otrasdeaguayhayunaquepreparacafés.Juliaintroduceuneuroenestaúltimayeligeunlattemacchiato.Mientrasesperaaquesubebida esté lista, busca con la mirada si hay azúcar en alguna parte.Enseguidadaconunalatadegalletasdemantequilla,vacíayabierta,queestáencimadeunamesayquecontienesobresensu interior.Cogeunpardeellos.Laexperienciaalprobarelcafénoesprecisamentepositiva.Estáaguadoyexcesivamentedulce.

—Esunode los peores cafés quehe probado enmi vida—escuchadecir desde la puerta de aquella habitación. Iván se acerca a ella y lesonríedeesamaneraqueaellatantolegustaba—.Mealegrodevertedenuevo,aunqueseaenestascircunstancias.

—Noes laprimeravezquenosvemosenunade estas—diceJuliarefiriéndosealañopasado,cuandocoincidieronenelcuarteldelpueblo.Recuerda perfectamente que fue el veintitrés de mayo, el día que se

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besaronporprimeravez—.Perdonapornoescribirtenillamarte.Hasidounamañanamuycompletita.

—Nopasanada.Heimaginadoqueestabasmuyocupada.—¿Yahasdeclarado?—lepreguntaJulia,queprefiereobviareltono

irónicoquehaempleadoelchico.—Sí.Acabodeterminar.Mehandejadoparaelfinal.Losdemásya

estánencasa.Yomeiréahora.—¿Yquétal?—Delgadoesunhuesoduro.YelinspectorCuevas,también.—¿Tehanpresionadomucho?Ivándaunbrincoy se sientaen lamesitaen laqueestá la latade

galletasdemantequillacon lossobresdeazúcar.Balancea laspiernasyapoyalasmanosenlasrodillas.

—Digamosquetenemosunpardeproblemas.—¿Unpardeproblemas?¿Graves?—Complicados,másbien.Nodebendesertangravesporqueatodos

noshandejadoirnos.Aunquemuytranquilonoestoy.—¿Mecuentasdequésetrata?El joven da otro saltito para bajarse de la mesa. Camina hasta la

máquinaderefrescosysacaunodenaranja.Loabreydaunlargosorbo.Juliaaguardaimpacienteaqueempieceahablar.Nolegustaquesehagatantoderogar.

—Porunaparte,Jorgehasidoincapazdementir—diceporfinIván,quelepegaotrotragoasulata—.Sehapuestomuynerviosoysehaliadoen su declaración. Delgado y Cuevas no han tenido problemas parasacarlequeenrealidadnooyóaHugocuandoregresóacasaayerporlanoche.Niaélni,claro,aningúnacompañante.Lohanpilladoenseguida.

—PobreJorge.—¿Pobre Jorge? ¡Pobre demí!—se queja Iván en voz alta—. Se le

metióenlacabezalaparanoiadequenosestabanespiandoenlasalaenla que nos han hecho esperar, y nos dijo que ya hablaríamos cuandoestuviéramos de vuelta en el piso. Pero el tío no nos avisó de que lehabían sonsacado que estaba profundamente dormido cuando Hugoregresó anoche y que no escuchó si alguien lo acompañaba. ¡Me hadejadotiradoyhadadolaimpresióndequeleshementido!

—¿Delgadopiensaquemientes?¿QueHugollegósoloacasa?—No lo sé. Lo que es seguro es que mi palabra ya no tiene tanta

validez sin el apoyo de Jorge. Aunque yo te puedo jurar que escuché a

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alguienllegarconHugoyqueesapersonaentróconélensuhabitación.Y,posiblemente,esapersonasealaqueloasesinó.

Iván hace una pausa y toma aire. Se ha ido poniendo más tensoconformerelatabaloquehabíasucedido.Juliasedacuenta.Sabequeelchicoloestápasandomal.Enelfondo,sientepenaporél,apesardetodoloquelehizoycómosecomportóconellaenelpasado.

—¿Ycuáleselotroproblema?¿Espeoraún?—Creoquesí—respondeelchicobajandolavoz—.Nuestrosvecinos

deloctavoDnosescucharondiscutir.—¿Ayerporlanoche?—Sí.OyeronlabroncaquetuvimosHugoyyo,enlaqueelrestonos

tuvoqueseparar.—Al final se han enterado de eso. A pesar del pacto que habíais

hecho.—No contábamos con los vecinos—dice resignado Iván—.Me han

preguntadoporelmotivodelapeleayleshecontadoqueerapordinero,que yo le debía una cantidad que él me prestó hace un tiempo y quetodavíanolehabíadevuelto.

—Pero eso te incrimina todavía más. Y no es la verdad. O no laverdadcompleta.

—¿Qué querías que les contara, Julia? ¿Que discutí conHugo porbromearsobretiyporreclamarmeeldineroquelehabíaprometidoporayudarme a conseguir que vinieras a hablar conmigo al piso? ¿Que tehackeóelmóvilydescubranque…?

Iván no completa la frase. Acaba de percatarse de que tienentestigos:hayunaancianajuntoalapuerta,ynisiquieraesconscientedeltiempoquellevaallí.TampocoJuliasehabíadadocuentadelapresenciadesuabuela.

—Porfavor,nolescuentesnadadeloqueHugohizocontumóvil.Esmuy importante que eso no lo sepan —le susurra el joven antes delargarsedelasalademáquinas.

Juliasequedainmóvil.AunquehayandejadomarcharaIván,seguroque la policía sospecha de él. Estaba en el piso a la hora en queasesinaron a Hugo, tenía un motivo para matarlo y los vecinos loescucharondiscutirconelchicoque,horasmástarde,apareceríamuertoensupropiahabitación.

—¿EratuamigoIván?—preguntaPilar.—Sí,eraél.—Esmuyguapo,aunquenoteníabuenacara.¿Problemas?

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—Bastantes.—¿Quieres hablar de ello antes de queDelgado te pregunte por tu

relaciónconélylosmotivosporlosquefuisteasupiso?Lajovenresopla,daunúltimosorboalcaféyseapoyaenlamesita

donde está el azúcar. En diez minutos se lo explica todo a su abuela,excepto lo relacionado con el hackeo de su móvil. De alguna forma,contárselo le sirve de desahogo y también la ayuda a pensar mientrashablaenvozalta.EscomosiellamismaestuvierarepasandoloquesabedeIványdelcasodeHugoVelero.

—Mmm.Esinteresante.—¿Elquéesinteresante,abuela?—Todo. Es como en un libro de Agatha Christie. Hasta cabe la

posibilidad de que el crimen haya sido una versión deAsesinato en elOrient Express. Cuatro compañeros de piso, cuatro puñaladas.Fascinante.

—¿Siguespensandoqueesposiblequepasaraeso?—Posiblees.Perotambiénmuyimprobable—admitePilartrassacar

unabotelladeaguadelamáquina.Laabreconalgunadificultadydaunpequeño trago—. Lomás importante ahora es saber quién acompañó aHugoacasaayerporlanoche.Rimayanoshadichoqueellanofue.

—¿Entonces?¿Quiénpudoser?—PudoserRima.—¡Pero sime acabas de decir que no fue ella!Me estás volviendo

loca,abuela.—He dicho lo que ella nos ha contado —la corrige Pilar—. Y

seguramenteesoesloqueleestáexplicandoalapolicía,peronosabemosloquedeverdadpasó.LapersonaqueestuvoconHugopudoserellaono.

Lachicasequedapensandoenlaspalabrasdesuabuela.Ydespuésrecuerda loqueRimalesdijohaceunratoacercadeHugo.¿Porqué lollamaría «persona indeseable»? ¿Qué le habría hecho? ¿Se habríaportadotanmalconellacomoparamatarlo?

—Querida, perdona que me meta en lo que no debo, pero… hellegadodiezsegundosantesdequeosdieraiscuenta—dicePilarmientrasjugueteaconeltapóndelabotelladeagua—.Séloqueeshackear,lohevisto en alguna película de esas de fin de semana almediodía. ¿Iván yHugotehackearonelmóvil?

LabocadeJuliaseabre tantocomosi se fueraameterenteraunagalletademantequillade lasqueanteshabríaen la lataqueahoraestá

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llenadesobresdeazúcar.—Estámalescucharconversacionesdeotraspersonas,¿sabes?—Losé,querida.Perohasidosinquerer.Estoszapatosquellevono

hacenningúnruidoyparecequeandosigilosacomoungato.Noqueríainterrumpir—sedisculpaPilar—.¿IványHugosonhackers?

Lachicanoestáseguradequéresponder.Loúnicoquesabeesquedealgunamaneraentraronensumóvilysiguieronsuspasos.YqueesolohizoHugoapeticióndeIván.

—No tengo ni idea, abuela —contesta finalmente Julia—. Sí, mehackearonelteléfono.YaselorecriminéaIván,quesedisculpóconmigo.PeronosésisololohacíaHugo,nisieraunaprácticahabitual.

—Invadirlaprivacidaddealguienesundelito.—Sí,comohicistetúantes,mientrashablabaconIván.—Noeslomismo,querida.Noeslomismo.Las dos guardan silencio al escuchar los pasos de alguien que se

acerca.ElinspectorjefeClaudioDelgadoentraenlasala,lassaludaysedirigehastalamáquinadecafé.

—Estuturno,Julia.Imaginoquenoestaremosmuchotiempo.Alsermenordeedad,ustedestarápresente,señora.

—Será divertido —dice Pilar, que camina rápidamente hacia lapuerta.

Delgado contempla con curiosidad a aquella anciana que sonríetorciendo la boca y con los ojos tan abiertos como los de una lechuza.Cogeelvasodeplásticoconelcafésolode lamáquinaysalede lasalajuntoalamujerysunieta.

Yahaleídolosinformesquelehanenviadosuscompañerosdesdelacentral.SabequelajovenconlaquevaahablareslafamosaJuliaPlaza,lachicaquecolaboróconlaGuardiaCivilenlaresolucióndeunodeloscasosmásmediáticosde losúltimos tiempos. ¿Qué relación tendrá ellaconelasesinatodeHugoVelero?

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CAPÍTULO27

Miércoles,3deenerode2018

—Portuculpa,ahoralapolicíapiensaquehementido.—Losiento, tío.Mepusetensoynosupereaccionardeotra forma.

Mepresionaronmuchoparaquelesdijeralaverdad.—¡Peromepodíashaberavisadodeloquehabíapasadoantesdeque

losinspectoreshablaranconmigo!—¡Quise hacerlo, Iván! De todas maneras, ya le habías contado a

Delgado que yo escuché llegar a Hugo con un acompañante, lo de lacanción de los sesenta y toda esamierda… Y en aquella sala nos oían.¡Estoyseguro!Nopodíahablardemás.¡Vosotrosmismosmeavisasteisantesdequemellamaran!

—¿Y un WhatsApp, Jorge? ¡Al menos un puto WhatsApp paraadvertirmedelascircunstancias!¡Comoelquemandastealgrupoconlaparanoiadequenosestabanespiando!

—¡Perdona,tío!¡Esquenopensabaconclaridad!¡Estababloqueado!¡Tengodemasiadascosasenlacabeza!

IvánvaarecriminardenuevoaJorge,perosemuerdelalengua.Noarregla nada echándole la culpa a su compañero de piso de lo que hasucedido.Yaestánlascartassobrelamesaylapartidaenmarcha.Deberesignarse.

Loscuatrochicoshanvueltoasuapartamentodespuésdedeclararenlacomisaríayestánsentadosenelsalón,debatiendosobreeltema.ElúltimoenllegarhasidoIván,quetambiénhasidoelúltimoenhablarconelequipodelaBrigadadeHomicidiosdelaPolicíaNacional.Ningunohasidoretenidonicitadodenuevo.Almenosporelmomento.Aunquelosnerviospermanecenaflordepiel.

—Insisto.Tenemosquepermanecerjuntosenesto,comoquedamosesta mañana —dice Rafa, que trata de mantener al grupo unido—.

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Cuandomitíovengaestatardeparahablarconnosotros,quieroquenosmostremoscalmadosydemosunaimagendetranquilidadapesardelosacontecimientos.¿Deacuerdo?

Los otros tres chicos asienten, aunque sin demasiada convicción.Hugofueasesinadolanocheanteriorenunadelashabitacionesdeaquelpiso, así que dar una imagen de calma y tranquilidad no va a serprecisamentesencillo.

—No sé si irme unos días, hasta que empiecen las clases en launiversidad—interviene otra vez Jorge. Sin duda, es quien semuestramásnerviosodetodosellos—.¿Creéisquepuedosalirdelaciudad?

—Nadienoslohaprohibido—respondeDuquemientrasenvíaporelmóvilunmensajeaMarilia—.Pero¿adóndevasair?

—Aalgúnsitio,lejosdeaquí.—¿Ynopensaránqueestáshuyendo?LapreguntadeRafahacereflexionaraJorge,quesesecaelsudorde

lafrenteconunpañuelodepapel.Muevelacabezaenseñaldenegaciónyresopla angustiado. El joven del pelo rizado suelta un grito cuandoescucha el sonido del timbre del portero automático. Fran Duque selevantaaabrir.

—¡Joder!¿Serálapolicíaotravez?—Nolosé,tío—lerespondeRafaaJorge—.Ahoraloveremos.Pero

cálmatedeunaputavez.Nostienesatodoshistéricos.Los chicos respiran tranquilos cuando el que aparece en el salón

acompañadodeDuqueesJavier.Elhombreledaunabrazoacadaunoysesientaenelsofádetresplazas.Ivánsedacuentadequeestápálidoydequetieneunasojeraskilométricas.Escomosihubieraenvejecidodiezañosdegolpe.

—Nome puedo creer que estémuerto—dice Javier. Se le vemuyafectado—.¿Quiénhapodidohacerlealgoasí?

Ningunodelosjóvenesrespondedeinmediato.SabenqueHugoeraelojitoderechodeJavierdentrodelaempresa.Locontratócuandoteníadieciséisañosylosuníaunaestrechaamistad.

—La policía está investigando —contesta Rafa—. De momento nosabennada.

—¿Yvosotros?¿Sabéisalgo?Los cuatro se miran entre sí. Es Duque el que toma la palabra y

decidecontarleaJaviercómosehandesarrolladolosacontecimientos.Elhombreescuchaensilencio.Semuerdelasuñasysepeinaydespeinaconlasmanos,muynervioso,sinserconscientedeloquehace.Unavezque

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el chico acaba su relato, se queda pensativo. Mira uno por uno a loscuatroyseponemuyserio.

—¿Ha salido mi nombre en la investigación policial? ¿O el de laempresa?

—No, a ninguno de nosotros nos han preguntado. Aunque se hanllevado el ordenador y elmóvil deHugo—indica Rafa—. En cualquiercaso,nocreoqueahíencuentrennadaimportante.

—Esto tienemuymala pinta. Estaré preparado por si acaso—diceJaviermientrassefrotalafrente—.Esapersonadelaquehabláis,laqueregresóconél,¿tenéisalgunaideadequiénes?

—No losabemos—contestaDuquerápidamente—.Quizá fueRima,lachicaconlaquesalíaaveces.

—¿Laqueseparecetantoa…Aretha?Elsilencioylasmiradashacianingunaparteseimponenenelsalón

cuandoJaviernombraa la jovenquehaceunosaños formabapartedelgrupo.Hacía tiempo que su nombre no salía a escena y a todos los hapilladounpocoacontrapié.

—NofueRima—aseguraRafa.—¿Porquéno?—Porquenofueella,Duque.—¿Cómolosabes?TalvezfueRimalaqueestuvoconélaquíanoche

y la que lo asesinó en su cuarto. Salieron juntos, vinieron a casa,discutieronporalgúnmotivoyellalomató.

—Esunaposibilidad—diceIván,apoyandolateoríadeDuque—.Nosabemoscómoesesachica.Nolaconocemosdemasiado.

Rafa,sorpresivamente,seponedepieyabandonaelsalón.Notardamuchoenregresar.Vuelveasentarseenelsillónenelqueestabaantesyse cruza de brazos. La frente se le arruga, en una clara señal depreocupación,ysedirigealresto:

—Noospuedodecirporqué losé,¿vale?PeroestoysegurodequeRimanovinoalpisoanoche.Y,porsupuesto,ellanotuvonadaqueverconelasesinatodeHugo.

—Esononosvale,Rafa—sequejaDuque—.¿Cómoestástanseguro?¿Quétienestúconesachica?

—¿Yo?Nada.—¿Yporquétellamóporteléfonomientrasestabasenlacomisaría?

—preguntaahoraIván,quevuelveasorprenderasucompañerodepiso.TodoslosojosreunidosenaquelsalónestánclavadosenRafa,quese

retuerce inquieto en su asiento. El chico se siente presionado por sus

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amigosy tambiénporJavier,que lomira fijamente, a la esperadeunacontestación.

—Nopuedodecirlo.—¡Venga,tío!¿Cómoquenopuedesdecirlo?—protestaJorge.—Tienesquecontárnosloahoramismo—leordenaJavier.Rafa se siente coaccionado por sus compañeros de piso y por el

hombre para el que trabaja. Sabe que no tiene escapatoria, que no lodejaránenpazhastaquelesaclarelodelallamadadeteléfono.

—¿EstáisliadosRimaytú?—preguntaDuque.—¿Qué?¡No!¡Claroquenoestamosliados!—exclamaelchico,cada

vezmásacorralado—.Aunque…esachicamecaebien...Perosolo laheayudado.Simplementeeso.

—Explícate,porquenoentiendoabsolutamentenada—lediceJavier—.¿Enquélahasayudado?

Rafasuspira.Juntalasmanos,comosifuesearezar,yselascolocabajolabarbilla.Losotroscuatroloobservanfijamenteyesperanansiososaqueconfieseloqueseestáguardando.Conscientedequenotieneotrasalida,eljovencomienzaahablar:

—Rimayyonoshemoshechomuyamigos;esonolovoyanegar.Yamíme gusta. Tampoco puedo esconderlo.No estoy enamorado de ella,perome lo pasomuy bien cuando estamos juntos, que ha sidomuy amenudoúltimamente.

—¿Hugolosabía?—Hugo estaba pendiente de otros asuntos —le responde Rafa a

Duque mientras aprieta los puños—. Pero, de alguna forma, él fue elresponsabledequeRimayyonosacercásemos.Nolatratababiendesdehacíauntiempo.Nolarespetaba.Legritaba,lainsultaba.Einclusollegóaamenazarla.Yellasehabíacansadodeeso.

—Esoquecuentasesunaacusaciónmuyfuerte.—Peroes la verdad,Duque—leaseguraRafa—.Hace tres semanas

me la encontré en el garaje de casa. Hugo ni siquiera la había dejadosubiralpiso.Habíandiscutidounavezmás.Estaballorando,sentadaenelsuelo,alladodelcochedeHugo.Cuandomevio,selanzóamisbrazosy me lo contó todo. Estaba muy mal y necesitaba desahogarse conalguien.Yolatranquilicé,fuimosatomaralgoydesdeesedíahablamoscon frecuencia por teléfono, a escondidas. Empezó a confiar enmí y arevelarmetodoloqueHugolehacía…Ayerporlanochepusieronpuntofinalasurelación.Yomismoleaconsejéquelohiciera.

—¿Cortaronanoche?—preguntaasombradoJavier.

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—Sí,fueronacenarydespuésRimalodejó.—¿Peroerannovios?SegúnHugo,Rimayélsoloteníanunrollo.No

selotomabancomoalgodemasiadoserio—comentaDuque.—Eso es porque Hugo no estaba enamorado de ella, pero ella sí

estaba muy enamorada de él y se consideraba su pareja —dice Rafaapesadumbrado—.Rimacreequehabíaotrachica.

—¿Otrachica?—Sí,posiblementecon laqueHugosubióayerpor lanocheacasa.

Quiénsabesilachicaquelomató.PeroospuedoasegurarqueRimanofuelapersonaqueloacompañóanocheyqueentróconélensucuarto.Ellaestabaconmigo,celebrandoconunabotelladechampánqueporfinse había decidido a terminar con esa relación tóxica que tanto daño leestabacausando.AsíqueRimaesinocente.Tenéisquecreerme.

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CAPÍTULO28

Miércoles,3deenerode2018

—No te preocupes, mamá. Todo está bien. Volveré a casa después decomer.Díseloapapá…Vale,adiós.

Emiliocuelgaycolocaelmóvil encimade lamesadeldespachodeAnaRincón,juntoalordenador.Miraalamujer,quesostienesuteléfonoenlamanoyestáleyendounavezmáselSMSquerecibióhaceunrato.

—Arreglado.Yaheavisadoamimadredequevoyacomercontigo.—Muy bien. Muchas gracias, Emi. No quiero estar sola en casa

cuandovengaesehombre.—Siintentasecuestrarte,pocovoyapoderhaceryoconlaescayolay

lasmuletas.Lamujer sonríeydespuésanalizadenuevoaquelextrañomensaje

mientrasloreleeenvozbaja.Eljovenlacontemplaensimismado.Llevatodalamañanaconellaycadavezsesientemejorasulado.Leencanta.Noentiendequéhaceliadaconelcapullodesujefe,alquenisiquierahaenseñadoelmisteriosoSMS.

—Posiblementeseaunabromademalgustoynoaparezcanadieentucasaalastres.

—Yopiensolomismo.Pero¿ysiaparece?—Pues tendrásmás dinero que ahora—bromeaEmilio, aunque en

estaocasiónAnanosonríe—.¿Notienesniideadequiénpuedeser«V»?—No,nolosé.—«VdeVendetta».Mesuenaaeso.Comolapelícula.—Yosoymásdeloscómics.—¿Existencómics?Nolosabía.—Son anteriores a la peli y, por cierto, muy buenos. Los tengo

guardadosenunacajaeneltrasterodeledificioenelquevivo.Luegotelosenseño.

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Emilioasiente,aunquenopuedeevitarpensarqueenaqueltrasteroMarcos Frade elaboró el explosivo que hizo estallar en la estación demetro.Allísefraguóeldesencadenantequehacondicionadoymarcadosu vida. Si aquello no hubiese sucedido, todavía estaría saliendo conKerstin y pronto regresarían juntos a Estocolmo. Aunque no habríaconocidoaAnaRincón.

—VoyairunmomentoahablarconOmaryadecirlequenosvamos.—Perfecto.¿Levasacontarlodelmensaje?—No. Se preocuparía, se pondría a investigarlo y nomedejaría en

paz.Prefieronodecirlenadademomento.—Bien.Teesperoaquísentado.Nomemoveré.Prometido.La mujer esboza otra sonrisa encantadora antes de salir de su

despacho. El chico se ajusta las gafas y también él sonríe. No estáacostumbradoaquelagenteseatanamableconél.Podríacontarconlosdedosdelasmanoslaspersonasquealgunavez lohantratadotanbiencomolohaceella.

PasanunosminutosyAnatodavíanoharegresado.Enrealidad,nolehadichocuántovaatardar.Emiliotieneelordenadordelaperiodistadelante de él, encendido. Entra en Chrome y escribe en la barra deGoogle: «Asesino de la Brújula suicidio». Enseguida aparecen variasnoticiasdeaqueltresdeeneroreferentesaJonathanVilaysufrustradointento de acabar con su vida. Lee las dos primeras, aunque ningunaaportanovedades.SuantiguoprofesordeFilosofíasigueingresadoenlaUCIdelHospitalGeneraldelaciudadconpronósticoincierto.Continúamuygrave.

Mientras Emi examina una tercera página en la que también seinformasobreelestadodesaluddeJona,lapuertadeldespachoseabre.Sin embargo, la persona que aparece no es Ana Rincón. Ariadna, lahermana de Omar, entra en la habitación y encaja la puertasigilosamente.Emiliosemuestramuysorprendidodeverla.

—¿Sabesquéestánhaciendotuamigaymihermanoahoramismoenel despacho del director?—preguntamuy acelerada la chica—. Ellos lollaman«unpolvorápidoclandestino».Lollevanhaciendovariosmeses.Inclusocuandoelmaridodeellaestabavivo.Aveces,hastaselesescuchagemir.Peronolesimportamucho.

AEmiliolecuestaasimilarloqueAriadnalecuenta.Lamujerlehareveladoqueestáliadaconeldirectordelperiódico,pero¿lohacenallí?¿Enlamismaredacción?

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—Esoesasuntodeellos—respondeel jovenenuntonocortante—.Sonadultosylibres,¿no?

—Claro.Amímedalomismo.Soloteadviertoquelascosasenestemundo no son lo que parecen. Siempre hay algo más detrás de larealidad.

—Loimagino.—Exacto, Emilio. Lo imaginas. Solo lo puedes imaginar. Porque

hastaquenoloves,nolopuedessaber—aseguralachica,quenodejademirardereojolapuertadeldespacho—.Mehascaídobien,Viñales.Poresohevenidoaavisarte.

—¿Viñales?¿Cómosabesmiapellido?—Aquí todos te conocemos. A ti y a las otras chicas —le explica

Ariadna—. Habéis sido información: las víctimas de Marcos FradeVillanueva.

—Peronuestrasidentidadesnoaparecieronenlaprensa.—¿Tengo que recordarte quién era la mujer del tipo que puso la

bombaenlaestacióndelaeropuertoycuálessuprofesión?El chico se queda a cuadros cuando escucha las palabras de la

hermana del director de El Pulpo. ¿Qué es lo que está insinuandoexactamente?

—No sé qué me quieres decir —se queja Emilio—. Ana averiguóquiéneséramosparapedirnosdisculpasporloquehizosumarido.¿Quétieneesodemalo?

—¿Esoesloquetehacontado?Lapuertadeldespachovuelveaabrirseyenestaocasiónlaqueentra

síesAnaRincón.LaperiodistaseextrañadeverallíaAriadnayclavasusojosenella.

—¿Yahasterminadoloquetuhermanotehapedido?—lepreguntaalachicaenuntonoquesuenaaexigencia.

—Todavíamefaltaunpoco.Enseguidaloacabo.—Seguroque estás escribiendoungranartículo,Ari.Pásamelopor

correo electrónico cuando lo termines para subirlo a la web desde micasa.Ynoteolvidesdecorregirlobien.

—Notepreocupes.Voyaello.LajovensedespidedeEmilioysemarchadeldespachodeAnacon

lacabezaagachada.Elchicoseapoyaen lamesaparaponersedepieyalcanza lasmuletas sin decirle nada a lamujer. ¿Y ahora qué?No estámuy seguro de lo que debe creer. Ariadna ha conseguido llenarle lacabezadedudas.Quizáesaerasuintención.

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—¿Quéteapetececomer?—lepreguntaAnatrassalirdeldespacho—.Nosoymuybuenacocinera,perolapastamesaledecente.¿Tegustalasalsacarbonara?

—Cualquier tipo de pasta y salsa me gusta. Menos la que llevatomate.

—Muybien.Nadadetomateentonces.Pasaremosporelsúperantesdeiracasaycomprarélonecesario.Mepuedesesperarenelcoche.

Durantelosprimerosminutosdeltrayecto,laparejahablamuypoco.Hasta que Ana decide preguntarle a su joven compañero por aquelrepentinocambiodehumor.

—¿Estáspreocupadoporalgo?—Llevodossemanaspreocupadoportodo.—Yalosé,Emi.Yesnormalqueloestés.Peroalgohacambiadoen

ti.Teveodiferentealdeestamañana,comodistante.Está claro queno sabedisimular.Es excesivamente transparente y

cuando está incómodo se le nota demasiado. Podría hablar con Ana eintentarsolventarsusdudas.Perotampocoquierecuestionarasunuevaamigayromperlaconexiónqueexisteentreambos.

—Estoy bien. Lo que pasa es queme dan pequeños bajones.Nadagrave.

—¿HasidoporalgoquetehayadicholahermanadeOmar?—No.SolohemoshabladounminutodelacarreradePeriodismoy

me ha dado algún consejo sobre la universidad —miente Emilio, queprefierenoescarbarenloquelachicalehacontado.

—Ariesunatíaestupenda,peroavecesselevalapinza.Suhermanolatieneenlaredaccióndelperiódicoparacontrolarlaunpoco.

—¿Porquédicesqueselevalapinza?—Porquepiensacosasrarasyseinventahistorias.Veconspiraciones

portodaspartes.YconOmarnosellevaespecialmentebien,comotedijeantes.Asíquelasbroncasentreellossonhabitualeseintentaqueelrestode la redacción tome partido por ella. No suele lograrlo, pero generaciertasdudasenlosempleadosrespectoaljefe.

Aquellas palabras sobre Ariadna provocan que la confusión deEmilio se incremente aún más. ¿Lo está diciendo para cubrirse lasespaldasporsilachicalehaconfesadoalgoqueélnodeberíasaber?¿OesqueaquellajovenlehasoltadotodoesoparaponerloencontradeAnaydeldirectordelperiódico?

Emilionosepronuncia.Prefierecambiardetema,asíquevuelvenahablardelmensajequelamujerharecibidoensumóvil.Dialogansobre

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aquelasuntohastaquelleganalacalledelsupermercado.Anaaparcaapocosmetrosyledicealchicoquenotardarámucho.

Eljovenmiraelrelojdelmóvil.Escasilaunaymediadelatarde.YtodavíanosabenadadeJulia.SuamiganolehaescritoporWhatsAppnile ha devuelto la llamada. Espera que la noticia acerca del intento desuicidiodeJonathanVilanolahayahechorecuperarelpasadoylahayaafectadomásdelacuenta.

¿La vuelve a llamar? No quiere molestarla ni agobiarla. Ya tieneexperiencia en meter la pata de esa forma. Si ella no se ha puesto encontactoconél,susmotivostendrá.AunquenopuedeevitarpreocuparseporloqueestésintiendoJuliaenesosmomentos.

¿Quéestápasandoentreellos?NisiquieralahainformadodelodeKerstin. Hace unosmeses, que no le contara inmediatamente algo tanimportante habría sido impensable. ¿Cuánta parte de culpa tiene él deque se haya enfriado su amistad hasta tal punto? Mucha. Quizá hayadescuidado su relación en los meses que ha estado en Suecia. Losestudios,sunuevavidaenEstocolmoysuexnovialerobabancasitodoeltiempo.Ydicenqueladistanciahaceelolvido.

—¡Yaestoyaquí!—lesorprendeAnaporlaventanillaqueEmiliohadejadounpocoabiertaparaqueentraraalgodeaire.

Lamujersemeteenelcocheycolocadosbolsasdeplásticodebajodelasientodelcopiloto.Despuésarrancaysedirigenalpisoenelqueellavive.

—Voyaprepararteunostallarinesalacarbonaraquetevasachuparlosdedos—comenta,ysonríedeorejaaoreja.

—Seguroquemeencantan.—Ysisobran,podemosinvitaracomeralhombredeVcuandomedé

el dinero que he ganado de no sé quémanera—bromea lamujer, quedetieneelcocheenunsemáforoenrojo.SevuelveycontemplaaEmilioen lapartedeatrás—.Aunque intentocontrolarme,estoymuynerviosaporesavisita.¿Ysirealmenteesalguienquequierevengarse?

Y entonces al chico le viene de nuevo a la cabeza la películaVdeVendetta.AunqueesperaqueaquelhombredesconocidonovayaaveraAnaconlaintencióndevengarsedenada,despuésdeloquehavividoenlosúltimostiempos,cualquiercosalepareceposible.

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CAPÍTULO29

Miércoles,3deenerode2018

Aquella sala se parece mucho a las que ha visto en películas o seriespolicíacas.Cuentaconunamesabastanteampliayvariassillasenamboslados.Nadamás.Hace frío en su interior y resulta poco acogedora. Lahabitación está para lo que está: el interrogatorio de sospechosos ypresuntos culpables. También para hablar con testigos o personasrelacionadasconalgúncaso,comoenestaocasión.

Julia y su abuela se sientanuna al ladode la otra y esperan a queaparezcan los encargados de la investigación del asesinato de HugoVelero. El inspector jefeClaudioDelgadono tarda en llegar junto a unhombre bajito, escaso de pelo y de unos cuarenta y tantos años que sepresentacomoinspectorAlfonsoCuevas.Cadaunollevaunacarpetaquesueltan sobre la mesa después de tomar asiento frente a la chica y laanciana.

Delgadolesexplicaquelaconversaciónserágrabadayqueluegosele pasará el informe a la jueza Balbontín, encargada de llevar lainstruccióndelcaso.ElladeterminarásinecesitavolverahablarconJuliaenelfuturoorealizarlealgunaconsultaquepudieraresultarleútil.

Después de los preámbulos y las aclaraciones pertinentes, elinspectorjefeeselprimeroenhablar.

—No te inquietes, Julia. Simplemente queremos saber cuál era turelación con Hugo Velero y los motivos por los que tu nombre haaparecidoenesteasunto.¿Deacuerdo?

—Deacuerdo.—Unvecinonosinformódequetevioati juntoaIvánPardoenla

puertadeledificioenelqueseprodujoelasesinatodeHugo.¿Escierto?—Sí,escierto.—¿Yquéhacíasallíalasseisypicodelamañana?

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—Iván me llamó por teléfono. —Julia se muestra tranquila enapariencia, pero por dentro los nervios la consumen—. Estaba muyafectadoymepidióquefueraaverle.

—Enesallamadatelefónica,¿tedijoquehabíaencontradomuertoasucompañerodepiso?

—Sí,melodijo.—¿Yquépensaste?—Pues…¿quévoyapensar?Queaquelloeraunatragedia.—¿ConocíasaHugo?—Loconocíayer.—¿Ayer?Quémacabracasualidad—diceelinspectorjefemientrasse

atusaelbigote.—Protesto.Todos miran a Pilar, que es la que ha hablado. La mujer tiene

levantadoeldedoíndicedelamanoderecha.—Señora,ustednopuedeprotestar.Noesabogadayestonoesun

juicio —le advierte Claudio Delgado, que sonríe bajo su frondosomostacho.

—Pues usted no utilice ese tonillo irónico con mi nieta. Ella es laprimeraalaquenoleemocionaelhaberseencontradoconlamuertedeunjovenalqueacababadeconocer.

—Tiene razón. No volveré a usar ese «tonillo irónico». Perdona,Julia.

Lachicaaceptalasdisculpasdelinspectorjefeyestecontinúaconlaspreguntas.

—¿LecontasteaalguienparaquéibasalpisodetuamigoIván?—No.Anadie.—¿Niatuabuela?Esunahoramuyraraparahacerunavisita.—Si le hubiera dicho el motivo real, posiblemente no me habría

dejadoir.—Enesotienerazónminieta—intervienedenuevoPilar—.Mepuso

unaexcusamuybuenayyoaccedíaquefueraaverasuamigo.Vivemuycercadedondevivoyo.

—¿Quéexcusaledio?—Queelchicoteníaunataquedeansiedadmuyfuerteydebíaacudir

aayudarlo.Nomepodíanegar.—¿El ataque de ansiedad existía? ¿Era real? —pregunta ahora

Cuevas.—No.AunqueIvánestabamuyafectadoporloquehabíapasado.

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—¿Quétecontóexactamentequehabíapasado?—Me explicó que se había desvelado, se levantó, vio la puerta del

cuartodeHugoabiertaylaluzencendidayentró.Entoncesseencontróalchicomuerto.

—¿Nadamás?—Tambiénmedijo que sus compañeros de piso no estaban en ese

momentoyquenecesitabaestarconalguienporqueestabamuynervioso.—¿Te dijo por qué te llamó a ti y no a otra persona para que le

acompañara?Juliapiensalarespuestaunossegundos.Recuerdaperfectamentelo

queIvánlecontestócuandoselopreguntó:

«Nolosé,Julia.No losé.Estababloqueado.Nosabíaquéhacer.Sientohabertemetidoenesto.Peroalgoenmiinteriormeimpulsóallamarte.Ylosiento,aunquenomearrepiento».

—No se lo pregunté —contesta la chica, que no quiere dar pie aentrar en otros asuntos del pasado—. Su amigo acababa de morirasesinadoensupropiacasa.Losmotivosporlosqueacudióamínoeranlomásimportanteenesosmomentos.

—Entiendo.—Delgadoexaminasusnotas—.¿VisteaHugomuerto?—Sí,lovi.—¿Yquétepareció?—Horrible.Noentiendocómoalguienpuedequitarle lavidaaotra

persona.—¿Sabescómofueasesinado?—Loapuñalaronporlaespalda,¿no?—Estamosesperandoelinformedetalladodelaforense,peroparece

que fue así —le confirma el inspector jefe—. ¿Conoces al resto de loschicosquevivenenelpisoenelqueresidíaHugo?

—Losheconocidohoy.Aunqueapenashepasadotiempoconellos.—¿Alguno de esos jóvenes te parece sospechoso del asesinato de

Hugo?—Protesto.Otravez todossevuelvenhaciaPilar,quemuevemolesta lacabeza

deunladoaotro.AJuliaseleescapaunasonrisa,peroalosdoshombresdelaPolicíaNacionalestaveznoleshacetantagracialaintervencióndelaanciana.

—Señora, que no puede protestar —la regaña Delgado—. Se lo headvertidoantes.

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—Usted tampoco puede preguntarle algo así a mi nieta. No es sumisiónaveriguarquiénmatóaesechiconidecirlessisospechadealgunodeloscompañerosdepisodeHugo,pormuyinteligenteyperspicazquesea Julia, de la que seguro ustedes tienen un detallado informe. ¿Meequivoco?

CuevasyDelgadosemiranentreellosdesconcertados.Aquellamujerespeorqueelabogadodefensordecualquiercriminal.Tienerazónensualegato,porloqueelinspectorjefesedisculpaotravezconlachica.

—¿Por qué no avisaste enseguida a la policía? —pregunta ahoraCuevas,quecogeeltestigodesusuperior—.Teencontrasteconunchicoasesinado.TupadreessargentodelaGuardiaCivil,sabescómofuncionaesto.¿Noeralomásadecuado?

—Talvez.Peroyonopodíatomaresadecisión.EraalgoqueteníanquehacerloscompañerosdepisodeHugo.

—¿Tepresionaronparaquenonosllamaras?—No.Paranada.Simplementemedijeronqueellosseocuparíande

todo.Comoasílohanhecho.Cuevasasiente con la cabezayvuelvea revisar susnotas.También

ClaudioDelgadolohace.Subrayaalgoconunbolígrafoazulyseacariciaelbigote,pensativo.Julialosobservaconatención,muchomástranquilaquecuandoempezólaconversación.Noestásiendoparatanto.Tampocotienenadaqueocultar.

—Comobienhadicho tuabuelaantes, tenemosennuestrasmanosuninformebastantecompletodeti—señalaelinspectorjefesinapartarlosojosdelospapeles—.Novivesenlaciudad.¿Cuándollegaste?

—Ayerporlatarde.—¿Ysepuedesaberaquéviniste?—A visitar a mi abuela. Ella vive aquí. —Julia le da la mano a la

mujer—. Estaba teniendo unas Navidades un tanto extrañas y ella mepropusopasarunosdíasensucasa.

—¿Y avisaste a Iván de que venías? Porque si te llamó para quefuerasasupiso,esporquesabíaqueestabascontuabuela,¿no?

Lachicanosabemuybienquéresponderaeso.Enrealidad,noavisóa Iván. Él se las ingenió, a través de Hugo, para atraerla hasta dondevivía. Pero no quiere hablar del tema de su falsa desaparición, ni delhackeodesumóvil.

—Iván sabía que venía —responde Julia después de dudar unossegundos.

—¿Cómoloavisaste?¿PorWhatsApp?¿Lollamasteporteléfono?

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Lajovensientecomolasmejillasleempiezanaarder.Esperaquenoselenotenlosnervios,aunquedenuevosedemoramásdelacuentaencontestar la pregunta de Claudio Delgado. Sabe que tarde o tempranoentraránenelmóvildeHugoyencontraránsusmensajesysusllamadasperdidas.¿Quédebehacer?¿Miente?

—Nolorecuerdomuybien—sueltaporfintemblorosa.—¿No lo recuerdas? Fue ayer—insiste el inspector jefe—. Y, según

tengoentendido,tienesunamemoriaprodigiosa.—Puesnolorecuerdo.—¿Seguro que es ese el motivo por el que no respondes? Es una

preguntamuysencilla.—¡Protesto!—gritaPilar,queselevantadesusillaydaunaenérgica

palmadaencimadelamesa.—¡Señora!¡Quenopuede…!—Cállese.Minietahapasadoporsituacionesdeshockextremasen

losúltimostiempos.Sumaravillosamemoria le juegamalaspasadasenmomentos de tensión. Si Julia le dice queno lo recuerda, es queno lorecuerda.Ysinoestáconforme,seaguantaolaacusadeloqueseaynosbuscamosunabogado.¿Quedaclaro?

Pilar está sin aliento cuando termina de reprender a Delgado. Sesienta otra vez en su silla y aprieta la mano de la chica, que tiene lamiradaperdida.

El inspector jefenodicenadamás.Escribe en susnotas y luego lecomentaalgoaloídoasucompañero.

—Bien.Notenemosmáspreguntasdemomento—lecomunicaa lajovenmirándoladirectamentea losojos—.Julia,márchateadescansar.Se te ve agotada. Recupera fuerzas. Y si tienes algomás que decirnos,llámame.Alahoraquesea.

Elhombresesacaunatarjetadelbolsillodelpantalónyselaentregaalachica.Luegoseponedepieylasinvitaaimitarlo.

—Osacompañoalasalida—diceCuevas,queyahaabiertolapuertadelasaladeinterrogatorios.

JuliayPilarabandonanlacomisaríadepolicía.Soncasilasdosdelatardeyuna lluviamuy finacaeenesapartede laciudad.Lacalleen laquevivelamujernoestámuylejos;aunasí,cogenuntaxi.

—Hasestadomuybien,querida—ledicePilarasunietayadentrodelvehículo.

—Seguroquepiensanquemeheguardadoinformaciónoquelosheengañado.

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—Da igual lo que ellos piensen. Tú no tienes nada que ver con elasesinatodeesechico.Esohaquedadomuyclaro.

—Lesheocultadolodelhackeodemimóvily…—Hashecholoquedebías.Noledesmásvueltas.Ahorateprepararé

algoricodecomeryluegoteecharásunabuenasiesta.—Estoymuycansada.Estaveznonecesitarétustranquilizantespara

dormir.Lamujer sonríe y después acaricia el pelo de Julia, que cierra los

ojos.El taxino tardaen llegara la calledondevivePilar.Todoestá encalma.Nisiquieralluevecuandosebajandelcoche.Sinembargo,aunoscuantosmetrosdeallí,un indigentequerebuscaentrebolsasdebasuraacabadeencontrarunobjetoquelellamaenormementelaatención.¿Porqué alguien ha tirado un cuchillo de titanio tan bueno y prácticamentenuevo?

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CAPÍTULO30

Miércoles,3deenerode2018

Mientras busca nuevas noticias acerca del intento de suicidio deJonathan Vila, Vanesa lee en sumóvil que han encontrado a un chicoasesinadoensupropiopisoenunodelosbarriosobrerosdelaciudad.Laagencia EFE habla de un apuñalamiento y de que la Brigada deHomicidios de la Policía Nacional se está encargando del caso. Demomentonohaydetenidosnihanfacilitadolaidentidaddelavíctima.

—¿Porquénomehacescaso?—protestalachicaquetienetumbadaallado.

Ingrid leacariciaelbrazodearribaabajoasunovia.Llevaasíalgomás de diez minutos. Las dos han comido juntas en la habitación deVanesa y después se han echado en la cama, aunque con intencionesdiferentes.

—Sítehagocaso.—Merefieroaotrotipodecaso.¿Notienesganas?Vanesaapartalamiradadelapantalladesuteléfonoysecentraen

losojosbrillantesdeIngrid.Seinclinasobreellayledaunlargobesoenloslabios.DespuésacomodaotravezlaalmohadasobrelaqueapoyalaespaldaycontinúabuscandonoticiasdesuexprofesordeFilosofía.

—¿Metengoqueconformarconunsimplebeso?—¿Notehagustado?—Mehaencantado.Perotengootrasnecesidades—sequejaIngrid,

quesesientaenlacama—.Llevamosmuchosdíassinhacernada.—¿Desdeeldíadelaexplosión?Perdonaporestarhospitalizadayno

podercasimovermeenestasúltimasdossemanas.—Puesnotemuevas.Dejaqueyomeencarguedetodo.Telopondré

muyfácil.

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Ingrid aproxima suboca al cuellodeVanesa y se lobesadespacio.Sensualmente. Almismo tiempo, introduce unamano bajo la parte dearribadelpijamadesunovia.Leacariciaelvientreydespuéssubehaciael sujetador. Bordea las copas del sostén con los dedos y terminacolándoseen su interior,unamaniobraque lograprovocar losgemidosdesuchica.

—No, para. De verdad —susurra Vane, que siente un pinchazodolorosoen lascostillasalestremecersecon lascariciasdeIngrid—.Nopuedo.Losiento.

LajovenseapartaycolocalaalmohadaentreIngridyella.Nitieneganasniseveconfuerzasparatenersexoconsunovia.Alcanzaotravezelmóvil,quehabíasoltadoantesencimadelassábanas,yvuelvearevisarlasúltimasnoticias.

—¿Yanomedeseas?¿Notepongo?—¿Qué?¿Estáshablandoenserio?—diceVanesa,quebuscaconsu

mano la de la otra chica—. Es que me duele todo. Y no sé…, no meapetece. Nome siento preparada todavía. Ni siquiera puedo cerrar losojossinescucharlaexplosióndentrodemicabeza.

—¿Yhastacuándovaaserasí?—Nolosé,cariño.¿Creesquemegustaestartodoeldíametidaenla

cama?Meencantaríasaliradarunavuelta,tomarmeunacervezaenunbar o tener sexo contigo. Pero las cosas son como son y no comoqueremosquesean.Tocatenerpaciencia.

Ingrid asiente y masculla algo entre dientes. Vanesa la observaponerse de pie. Va a por su abrigo, que está encima de la silla, y se lopone.

—¿Tevas?—Sí. Creo que aquí estoy estorbándote. Así puedes descansar

tranquila.—Nomeestorbas.¿Porquédiceseso?—Estáclaroque lascosashancambiado.Ynomerefierosoloa las

consecuenciasdelaccidente.Nosoytonta.Séquenoteencuentrasbien.—Entonces,¿aquéterefieres?La chica suspira y se sienta en el borde de la cama, en el lado

contrarioalqueocupaVanesa.Lavozletiemblacuandohabla.—¿Porquétesientotanlejos?—¿Mesienteslejos?Noloentiendo.¿Desdecuándo?¿Desdeloque

pasóenlaestacióndemetro?

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—Hace tiempo que lo pienso. Que, por más que me esfuerzo, nollegarénuncaadondeestabaantes.Laexplosiónsolohasidounaexcusa.Me he estado engañando con eso. Realmente, tus sentimientoscambiaronantes.

—Missentimientossonlosmismos.—No,Vane.Esonoesasí.—¿Sabestúmásdeloquesientoqueyomisma?—Séypuedoopinardeloqueveo.Yloqueveoesqueestásconfusa.

Yquelascosasnosoncomoeranalprincipio.Ingridvuelvealevantarseycaminahastalapuertadelahabitación.

Antesdeabrir,elmóvildeVanesasuena.EsunmensajedeWhatsApp.Lachicasonríealverdequiénsetrata.

—Esdeella,¿verdad?—EsunmensajedeJulia.Diceque…—Meimportaunamierdaloquediga.¡Porsuculpaestamosasí!—

exclamaIngridfueradesí—.¡Ellaeslaresponsabledetodo!—¿Qué?¿PiensasqueporJuliatúyyoestamosdiscutiendo?—Esatíanonoshatraídonadabueno.Ypersonaalaqueseacerca,

personaalaquelejodelavida.LaspulsacionesdeVanesaseaceleranylaexpresióndesurostrose

endurecealescucharasunovia.—Séquenotecaebien,peroestoquedicesestotalmenteinjusto.—Loqueesinjustoesqueellateimportemásqueyo.—¡Quédices!¡Tehasvueltoloca!—¿Loca?NopuedesnegarqueteafectatodoloqueJuliahagaodiga.

Mehedadocuenta.Oshabéishechomuyamiguitas.—Nopuedocreerquemeestéshablandoasí.Pensabaquehabíamos

cambiado.Queyanoéramosunascríasquesecreíanconelderechodefastidiaralosdemás.Estoesmuydesagradable.

—Prefieroserdesagradableyhonestaqueunaniñatahipócritaqueestropeatodoloquetoca.

Vanesa no se toma bien las últimas palabras de Ingrid. Trata deincorporarse,perosumovimientoes tanbruscoquesehacedañoen laespalda.Sueltaunaullidodedolorycaeenlacamacomosilehubierandisparado.Laotrajoven,preocupada,correasulado.

—Cariño,¿estásbien?¿Teduelemucho?Cuando Vanesa se vuelve, Ingrid se encuentra con el rostro de su

novia y comprueba que está llorando. Tiene los ojos encharcados y

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gimoteadesconsolada.Noestáseguradesisus lágrimassonmásporeldolordeespaldaoporelquelehacausadoconsuspalabras.

—Oye,perdona.Mehepasadounpoco.—Es loquesientes,¿no?Hassidohonesta,comotúmismamehas

dicho.OtravezsuenaelmóvilydenuevoesJuliaquienleescribe.Vanesa

noleeloquepone.MiraaIngrid;tambiénaellaselehanhumedecidolosojos.Esextraño,porquesunovianuncallora.

—Esmejorquemevaya.Tienesquecontestarle.Vanesaasienteynooponeresistenciaaquesemarche.Estavezsíes

la definitiva. La puerta se cierra y la chica se queda sola en su cuarto,tumbada en la cama y con el móvil en la mano. Se seca las lágrimasayudándose de lamanga del pijama y lee lo que Julia le ha escrito enaquellosdosmensajesdeWhatsApp.

«Hola, Vane. Perdona que no te haya contestado antes. Cuando me has escrito estabadespierta, pero no me era posible responder. Ha sido una mañana complicada. Ya tecontaré».

«HevistolodelintentodesuicidiodeJona.Seguroquemehasllamadoporeso,¿verdad?Lavida tevasorprendiendounavez trasotra.Ni semehabíapasadopor la cabezaquepodíahacerloquehahecho.Nosémuybiencómosentirme».

Un tercer pitido anuncia que los WhatsApp de Julia no hanterminado.Vanesasorbeporlanariz,selimpialacaradenuevoyleeelúltimomensajedesuamiga.

«Ahoramevoyaecharunasiesta.Estoyagotada.Encuantoestémásdespejada,tellamoyhablamos.Nohagasesfuerzosyrecupérate.Besitos».

Lachicasonríeapesardequelaslágrimashanvueltoainundarsusojos.Noleresponde.Prefierehablarluegoconella,escucharsuvozyquelecuenteloquehapasado.

TampocoescribenillamaaIngrid.Lehadisgustadomucholoquelehadichoytambiénsuactitud.Y,loqueespeor,nosabesiserácuestiónde tiempoquese lepase.Porque,aunque leduelaenelalma loquehasucedido,haylímitesquenosepuedentraspasar.

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«Hola,Emi.Perdonapornohabertedevueltolasllamadas.Hetenidounamañanadelocos.Estoyencasademiabuelaenlaciudad.Hevenidoapasarunosdíasaquí,adesconectarunpocodetodo.Ahoramevoyaecharunasiesta.Cuandomedespierte, te llamo.Tengocosasquecontarte.Unbeso».

Él también tienemuchascosasquecontarleaJulia.En lasúltimasveinticuatrohorassehaquedadosinnovia,sehaplanteadonovolveraSuecia y ha pasado lamayor parte del tiempo con la viuda del tío quepuso la bomba en la estación de metro del aeropuerto. Además, haconocido al director de un periódico y a su hermana, quien podría noestarmuybiendelacabezay,paracolmo,lehaadvertidosobreAnayeljefe.

AlmenoselWhatsAppquelehaenviadosuamigalehasacadounasonrisa.De eso se da cuenta lamujer que tiene al lado y que acaba deponeracocermacarronesparados.

—¿Y esa sonrisilla? —le pregunta Ana Rincón mientras regula latemperaturadelagua.

—¿Quésonrisilla?—Esa que has puesto cuando has leído el mensaje que te han

mandado.Emilioseajustalasgafasnerviosoyseguardaelmóvilenelbolsillo

delpantalón.LuegolecontestaráaJulia.Nohasidoconscientedequehasonreído con su WhatsApp. Aunque no puede negar que le ha hechoilusión.Que su amiga tenga cosas que contarle es señal de que todavíaconfíaenélpesealdistanciamientoevidentedelosúltimosmeses.

—Nosédequémehablas—diceelchico,queechaunvistazoalaollaconlosmacarronesdentro—.¿Quépuedohacerparaayudarte?

—Sentarte y descansar la pierna —le propone la mujer señalandohacialasdossillasylamesaquehayenlacocina—.Mañanatequitanlaescayola,¿verdad?

—Enprincipio,sí.Loestoydeseando.—Nome extraña. Yome fastidié la rodilla cuando era una niña y

fueronunassemanasdesesperantes.Emiliosesientaenunadelassillasydejalasmuletasenlaotra,enla

quetambiénapoyalapiernaenyesada.DesdeahíobservaladestrezadeAnapreparandolasalsacarbonara.

—¿Quéhoraes?

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—Lasdosycinco—respondeeljoven,queacababademirarloensumóvil.

—Solo faltan cincuenta y cinco minutos para la visita. Sigo muytensa.

—¿No tienes ni idea de quién puede ser ese hombre y para quiéntrabaja?

—No.Lohepensado, peronada—comentaAna, que estábatiendohuevos—.Niséquées«V»niaquécorrespondeesedinerodelquehablaelSMS.Osisetratadeunaestúpidabroma.

—¿YsiesalgorelacionadoconMarcos?LamujerdejadebatirloshuevosuninstanteymiraaEmiliocomosi

lehubieradescubiertoalgoquehastaelmomentonoselehabíaocurrido.—¿Algúntipodeseguroporsumuerte?—vuelveapreguntarelchico.—Esascosasnosehacensinmás.Melohabríadicho.—Ono.¿Nohacíatiempoquenooshablabais?Quizáhizounseguro

devidaparaque,encasodemorir,cobrarastúundinero.—Esonoesposible.Marcosnoteníaniuneuro.Hacíatiempoqueni

trabajaba.Además,estábamosmal.¿Porquéibaaquererayudarme?—Porquesesentíaculpableytelodebía.¿Esunaopción?Lamujerniegaconlacabezaydenuevoseponeabatirloshuevos.

Emilio nodice nadamás del asunto.Está claro que le afecta hablar deMarcosydesupasadorecienteconél.Esmejornometereldedoen lallaga. Así que saca el móvil del bolsillo del pantalón y responde elWhatsAppdeJulia.

«TellaméporlodeJonathanVila.Imaginoqueyatehabrásenterado.Esmuyfuertequesehayaintentadosuicidar.Aunque,siendoél,nomeextrañanadadeloquehaga.Muybien,luegohablamos.Tenemosqueponernosaldía.Quedescanses».

—¿Otravezesa sonrisilla?—Anasehaacercadosigilosamente, conuncuchilloenlamano—.¿EsJuliaPlaza?

El jovenlamirasorprendidoalescucharelnombredesuamigaenlabiosde laperiodista.Perose tranquilizaal recordar loqueAriadna lehabíaexplicadoacercadequetodosenlaredacciónconocíanlosnombresdelosdamnificadosenlaexplosiónenelmetro.

—Sí,esella.—He buscado su Instagram y he visto sus fotos. Es una chica con

muchapersonalidad.Meencantasupeinado.—¿HasentradoenlacuentadeJulia?

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—Tenía curiosidad. Ya sabes: soy periodista —dice Ana antes deempezaratrocearlapanceta—.Estotienemuybuenapinta.

El ruido de la pasta hirviendo no impide que ambos escuchen eltimbredelapuerta.LamujermiraaEmilio,quecompruebaenelrelojdesumóvilquenosonmásquelasdosycuartodelatarde.

—Faltancuarentaycincominutosparalastres.—Alomejornoesél.El timbre suena de nuevo y ambos pegan un brinco. Ana suelta el

cuchillosobrelaencimera.Selimpiarápidamentelasmanosenunpañoy le pide al chico que la acompañe. Emilio se levanta con dificultad,agarralasmuletasylasigue.

—Quédateaquí,¿vale?Sinecesitotuayuda,teavisaré.Emilio se limita a asentir y se esconde tras lapuertaque separa el

pasillo y el recibidor.Desde allí se asoma para observar lo que ocurre,perosolopuedeveraAnaabriendo.Delvisitantenolellegamásquesuvoz,unavozgravedehombre.

—Buenastardes.Hesubidodirectamenteporquelapuertadeabajoestabaabierta.¿EsustedAnaRincón?

—Sí,soyyo.¿Yustedquiénes?—Perdone que haya venido antes de lo anunciado, perome quedé

porelbarrioyprobésuerteparaver si yahabía llegadoa sudomicilio.Aquítienesudinero.

Emilio intuyequeenese instanteaquelhombre le está entregandounsobreaAna. ¡Al finalha resultadoqueeraverdad!Nose tratabadeningunabroma.¿Quécantidadserá?

—¿Dequéesestedinero?—Yosolomeencargodeentregarlasmercancías,señora.—Pero¿paraquiéntrabaja?¿QuiénesV?Elhombrenorespondealapreguntanidicenadamás.Sedespidede

lamujerylosiguientequeEmilioescuchaeslapuertacerrándose.Anaapareceenseguidaconunsobrerojoenlasmanos.—Vamosalsalónaabrirlo—lediceconciertaansiedadalchico.—¿Cómoeraesetipo?—No sé, un hombre normal. Alto, pelo corto,moreno, vestido con

traje.Nomehallamadolaatenciónpornadaenconcreto.—¿Nolohabíasvistonunca?—No.Estahasidolaprimeravez.Estoyconvencida.Enelsalón,sesientanjuntosenunpequeñosofá.AAnaselanota

nerviosa. Abre el sobre sin demasiado cuidado y en su interior se

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encuentracontresfajosdebilletesdecincuenta,cienyquinientoseuros.—¡Diossanto!¿Cuántodinerohayaquí?—exclamamientrassacaun

foliocortadoporlamitadquehabíadentrodelsobre.—¿Quépone?Analeeprimeroparasíyluego,conunnudoenlagarganta,lohace

envozaltaparaqueEmiliotambiénconozcaelcontenidodelanota.—«¡Felicidades! Viral se complace en entregarle la cantidad de

cincuentamileuros.Quedisfrutedesupremioylaesperamospronto».

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CAPÍTULO31

Miércoles,3deenerode2018

Sonalgomásdelastresdelatarde.IvánllamaporteléfonoaJulia,peroestanoleresponde.QueríapreguntarlecómolehaidoenlacomisaríayquétalconDelgadoyCuevas.Esperaráaotromomentoparahablarconella.

Mientras Rafa ha ido a ver a Rima y Duque a comer conMarilia,Iván, Jorge y Javier permanecen en el salón del piso esperandonovedadesyconversandosobreloquelehasucedidoaHugoVelero.

—No puedo creerme todavía que alguien lo haya asesinado —comentaJavierconsternado.

El hombre alterna minutos en los que permanece con la miradaperdidaconotrosenlosquenodejadehablarsobreelchicofallecido.

—Dealgunamanera,me siento culpablede lo quehapasado.A lomejorsumuertetienequeverconlaempresa.

—Entonces, cualquiera de nosotros podría ser el siguiente —diceJorge,que,desdehaceunrato,buscaensumóvilposiblesdestinosalosquemarcharseunosdías.

—Tenemos que conservar la calma. Y sobre todo que la policía nodescubranada.¿Habéistomadoprecaucionesenvuestrosordenadores?

Losdoschicosasienten.Javierlosfelicitaporelloyselevantaparairalbaño.Encuantoelhombre saledel salón,Jorgecambiade sitioy sesientaenelsofá,alladodeIván.

—Tengounateoría—lediceelchicodelpelorizado.—¿Quéteoría?—JavierasesinóaHugo.—¿Qué?¿Porquépiensaseso?Jorgevigilalapuertadelsalónparaasegurarsedequeelhombreno

regresarápido.Seacercatodavíamásasucompañerodepisoylerevela

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sussospechasenvozbaja:—Fue a finales de agosto. Tú todavía no estabas. Desde hace tres

años,Javiernosllevaatodosdeconvivenciaaunamansiónquetieneenmediodeningunaparte.Sonunaespeciedevacacionespagadascontodotipodelujosydetalles.

—Algomehabíaiscontadoacercadeesasvacaciones.—Es espectacular. En ese sitio disponemos de piscina, pistas de

pádel,barbacoayhastauncampodeminigolf.Esunapasada.—¿YallísucedióalgoentreJavieryHugo?Elchicovuelveacomprobarqueseencuentransolosyqueelhombre

noestácercaparapoderescucharloquevaadecirleaIván.—Tuvieron una discusión muy fuerte. De hecho, Hugo estuvo a

puntodemandarlotodoalamierdaeirsedelaempresaparamontárseloporsucuenta.

—¿Yesoporqué?—Estoquequedeentretúyyo,¿vale?Losotrosnosabennada.—Claro.Teguardaréelsecreto.—Yo me enteré por casualidad. Paseaba por el jardín, medio

borracho, y escuchéhablar en el cuarto de Javier, que tenía la ventanaabierta,aélyaHugo.DiscutíanporRima.

—¿PorRima?¿Porquédiscutieronporella?—Javierdecíaquenoeraespecial.Quesolosalíanjuntosporquese

parecíaaAretha.—Noconocíaesachica,asíquenopuedoopinar.—Yo te puedo asegurar que Rima se parece mucho físicamente a

Aretha.Perono tepuedodecir siHugoempezóa salir conellapor esarazón.

—¿YeseeraunmotivotangravecomoparaqueJavierseenfadaraconHugo?

—No.EsadiscusiónllegóallímitecuandoHugolepreguntóaJaviersiestabacelosodeRima—leexplicaJorgebajandoaúnmás lavoz—.Yluego le soltó que, aunque ocasionalmente hubieran mantenido sexoentreellos,nuncaseenamoraríadeél.

Ivánsequedaperplejotrasescucharasuamigo.Noteníaniideadeque Hugo y Javier se acostaban. Ni siquiera sabía que ambosmantuvieranrelacionessexualesconhombres.

—¿Estáshablandoenserio?—Completamente. Hugo lo amenazó con contarlo todo si no lo

dejabaenpaz.Además,lepidiófavores.

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—¿Quéfavores?—No lo sé, tío.Solo le escuchédecirque tendríaquehacerlealgún

queotrofavor.Javiermecaebienymehadadocurro.Ledebomucho.PeroteníaunmotivoparacargarseaHugo.Sehartódelchantajequelehacíayseloquitódeenmedio.

Los dos se vuelven hacia la puerta del salón cuando escuchan lospasosdelhombre.Yaregresadelbaño.

—¿Vais a seguir viviendo en este piso? —les pregunta Javier trasentrarenelsalónytomarasientoenunode lossillones libres—.Semeponen los pelos de punta al pensar queHugo ha sido asesinado en suhabitación.Noseríacapazdedormiraquíniunasolanoche.

—Tendremosqueacostumbrarnos—respondeIván,quetodavíaestáprocesandolainformaciónqueJorgelehadado.

—SiesqueeltíodeRafanonosecha...—¿Oshadichoalgo?—Hemosquedadoestatardeconél—diceJorgemientrasseponeen

pie—. Me voy a dar una ducha. Necesito estar un rato bajo el aguacalienteynopensarenestapesadilla.

EljovendelpelorizadosaledelsalónydejaaIvánasolasconJavier.Elhombreexaminasumóvilychasquealalengua.

—Los medios ya han dado la noticia del asesinato de Hugo. Demomentonolededicanmuchoespacio.Esperoqueestonoseconviertaenuncirco.Nonosconviene.

—Nohevistocámarasabajo.—Seguro que alguna aparece. Si te pregunta algún periodista, sé

amableyhablabiendeHugo.Nolesdescarnaza.Iván asiente con la cabeza y después agarra su móvil. Busca la

información del asesinato de su compañero de piso en Google y lee lanoticiaqueharedactadoEFE.ComolehadichoJavier,apenashaydatosylaslíneasquelededicansonescasas.

—Tú eres el último que ha entrado en la empresa—le comenta derepentesujefe—.¿Tesientesbienconloquehacemos?

—Bueno…,avecesnoesfácil.—Pero¿loentiendes?¿Entiendeseltrabajoquenospiden?—Sí,loentiendo.—¿Y piensas que alguien se ha podido enfadar tanto como para

querermataraHugo?—Comprendoquehayagentequepuedaestarenfadada.Eslógico.

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Elhombrecruzalaspiernasybuscaafanosamentealgoensumóvil.Se trata de un e–mail. Le da el teléfono a Iván y el chico lee para símismo.Cuandotermina,ledevuelveelaparatoaJavier,preocupado.

—¿Estoesunaamenaza?—Sí.Anónima.Dealguienquedicesaberquiénessomosyaquénos

dedicamos.Alguienaquiensupuestamentelehemosdestrozadolavidayquesevengarádenosotroscuandomenos loesperemos.Lo recibíhaceunasemana.Nooshequeridocontarnadaparaquenotengáismiedoniospreocupéis.

—¿Cómohandadocontucorreoelectrónico?—Nolosé.—Sesuponequetrabajamosenelmásabsolutodelosanonimatos.—Asíes.Ycontinúasiendodelamismaforma.Meheencargadoen

estosañosdequelaseguridadylaprivacidaddenuestraempresaseanlaprioridadnúmerouno.Somosinvisibles.

—¿Y cómo contactan con nosotros si somos invisibles? Desde queentréatrabajarenlaempresamelohepreguntado.

El hombre esboza media sonrisa, pero enseguida la borra de surostro.

—Noquierassabermásdelacuenta,Iván.Noteconviene.—¿Hugolosabía?¿Estabaalcorrientedeeso?—Hugo sabía demasiado. Prácticamente todo. Llevaba desde los

dieciséis años en la empresa.Por esome siento culpablede sumuerte.Quizá,sinohubieraestadotanimplicado,ahoraestaríavivo.

—¿Piensasqueloasesinólapersonaqueteenvióele–mail?—No lo sé —responde Javier mientras busca una fotografía en su

móvil.Cuandolaencuentra,selaenseñaaIván—.¿Sabesquiénes?El chico contempla la imagen con atención. En ella posan en

bañador,sincamisetayjuntoaunapiscina,Hugo,Jorge,Duque,Rafa,elpropioJavieryotrojoven.Esbastantealto,tieneelpelocorto,aunquenotantocomoFran,yeselúnicoquenosonríe.

—¿EsSergio?—Sí, esSergio.El chicoque semarchóen septiembreaSídney.Tú

has sido su sustituto en el piso y también en la empresa. Aunque,sinceramente,teprefieromilvecesati.Siestuvodosañosconnosotrosfueporquemipadreseempeñó.Leteníaunaincomprensibleyespecialdevoción.

—Noloconozco.Solohevistofotosquemehanenseñadoloschicosenlasquesaleél.

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—Erauntipoextraño.YsellevabafatalconHugo.—Algoheoído.Aunqueenestacasanosehablamuchodeél.—Nomeextraña,despuésdeloquepasóconAretha.Fueunasuerte

queSergioselargaraaAustralia.Aunquetalvezhayavuelto.—¿Havuelto?—Noestoy seguro. Solo esunahipótesis—dice Javier, que se echa

haciadelanteydejaelmóvil sobre lamesitadecristaldel salón—.A lomejoresélquienmehamandadoele–mailamenazanteylapersonaquehamatadoaHugo.Teníancuentaspendientes.Sergionoestabamuybiendelacabezayloveocapazdehaceralgoasí.

—Esunaposibilidadmás.—Exacto.Esotraposibilidad.¿Túquiénpiensasquelohizo?En ese instante, Jorge entra en el salón embutido en una toalla

verde.Seestápeinandoconuncepillodepúassugranmatadecabellorizado.

—¿Dequéestabaishablando?—preguntael joven,quesequedadepiejuntoalossillones.

—Le estaba preguntando a Iván quién cree que pudo asesinar aHugo.¿Cuálestuteoría,Jorge?¿Tienesalgúnsospechoso?

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CAPÍTULO32

Miércoles,3deenerode2018

Untruenoladespierta.Juliaabrelosojosymirahacialaventana.Esdenoche y llueve muchísimo. De pronto, un relámpago ilumina lahabitación.Acontinuación,escuchaotropotenteestruendoquehacequela chica se espabile rápidamente. Se incorpora y busca su móvil en lamesita.Soncasilasnueve.¡Hadormidomásdecincohorasseguidas!

RevisasuteléfonoyvequetieneunpardellamadasperdidasdeIvány un mensaje preguntándole por cómo le había ido en la comisaría.Tambiénlahallamadosupadre.Cuandosefueadormir,pusoelmóvilen silencio a petición de su abuela. Tenía que descansar «como estámandado»y«olvidarsedelmundodurantelasiesta».Esohizo.Loquenoimaginóeraquesepasaríatantotiempoenlacama,desconectadadelarealidad.Enciende la luzyoyeelsiguientetrueno.Por loqueparece, latormentaestájustoencima.

Tras iralbañoyponerseelpijama, lachicasesientadelantedesuportátil. ¿Habrá algo nuevo respecto al asesinato de Hugo Velero o alintentodesuicidiodeJonathanVila?Leelosperiódicosdigitalesyrevisalasredessociales.Parecequeno,quetodoestáigualquecuandosefueadormir.Almenos,laprensanorecogeningunanovedad.Mejorasí.

EntraenSkypeyencuentraaEmilioentrelosconectados.TambiénestáVanesa.Aambos lesdebeunaconversación.Cuandocene,hablarácon ellos. El olorcillo a comida que penetra en el cuarto le ha dadohambre.¿Desdecuándonosesentíatanhambrienta?

Encuentraasuabuelaenlacocina,preparandouncaldoenelfuego.Pero no está sola. Junto a ella, un joven corta una barra de pan encuadraditos. Ambos se están riendo; hasta que se dan cuenta de lapresenciadeJulia.

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—¡Ah! Hola, querida. ¿Has dormido bien? —Pilar se acerca a ellapara darle un cariñoso beso en la frente—. Tenemos un invitado paracenar.

IvánsaludasonrienteaJuliaconlamanoquesostieneelcuchillo.Encambio, la chica no semuestra tan simpática: aunque trata de usar untono de voz que no suene demasiado desagradable, se queda en elintento.

—¿Quéhacesaquí?—Hevenidoaverte.Tuabuelamehadichoqueestabasdormiday

me ha invitado a cenar. La estaba ayudando a hacer picatostes para lasopa.

Juliamiraahoraalamujer,queparecedivertirseconlacharlaentrelosdosjóvenes.Laancianasevuelveycontinúaremoviendoelcaldoquetienealfuego.

—Dondecomendos,comentres—dicePilar,quecierra losojosuninstante y huele lo que está preparando—.A esto le faltamuy poquito.¿Por qué no os vais al comedor yme dejáis darle el último toque a lasopa?Osvaaencantar.

La joven protesta en voz baja y sale de la cocina. Iván suelta elcuchilloenlaencimerayvadetrásdeJulia.

—Yonoqueríaquedarme,perotuabuelahainsistido.—Notendríasquehabervenido.—Estaba preocupado. Y necesitaba saber qué le habías dicho a la

policía. Es probable queme vuelvan a llamar para declarar. No quieroquemepillenmintiéndolesotravez.Nopuedocometermáserrores.

Laparejasesientaenlamesadelcomedor.Latelevisiónestápuestaen el canalNationalGeographic: están echando un documental sobrecatástrofesaéreas.JulialequitaelsonidoymiraaIvánmuyseria.

—¿Aquéestásjugando?—¿Creesqueestoesunjuego?—Noséloquees,Iván.Peronomeparecebienquetepresentesaquí

sinmásytepongasahacerlacenaconmiabuela.—Terepitoquehasidoellalaquenohadejadodeinsistirparaque

mequedara.—Puesdeberíashaberdichoqueno.Eljovenasientenervioso.Apoyalasdosmanosencimadelamesay

miralapantalladelatelevisión,quepermaneceensilencio.—Tuabuelamehacontadotodo loquepasadoen lacomisaría.No

deberíanhabertepresionadodeesaforma.

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—¿Qué?¿Telohacontadotodo?—Sí.Lleguéhaceunpardehoras.Sepuededecirquehemostenido

unprovechosointercambiodeinformación.—¿Intercambiodeinformación?Estoesdelocos.—¿AlgunaveztehandichoquePilarytúosparecéismucho?La joven se da una palmada en la frente. Sí, se lo han dicho unas

cuantasveces.Supadre,porejemplo,piensaquetienenunaformadesermuy parecida. Además, de ella ha heredado la inteligencia y su granmemoria.

—Miabuela tehacontado lodemideclaraciónen la comisaría. ¿Yquélehascontadotúaella?

—Todo.Prácticamente.—Ivánseponedepieyvaenbuscadealgoquehayenelmuebledeltelevisor—.Miraesto.

Elchicoleentregaasuamigaunalibretaqueabremásomenosporlamitad.JuliacontemplaasombradalasanotacionesquePilarhahechoenella.Inclusohayunahojaconunmapadibujado.

—¿Esteeselplanodetupiso?—lepreguntalajoven,completamenteatónita.

—Sí.Yoleheidoexplicandoladisposicióndelashabitacionesyella,mientras,lohaidodibujando.

Juliapasa laspáginasy lee losapuntesquesuabuelahahecho.Alcomienzo de cada una de ellas ha escrito el nombre de los chicos queviven en el piso y debajo, en columnas, una serie de puntualizaciones.IvánlehadebidodedecircómosoncadaunoylarelaciónqueteníanconHugo. También ha apuntado los nombres de Javier, Sergio, Marilia yRima.

—Según tu abuela Pilar, todos son sospechosos del asesinato deHugo.

—Tútambiénestás.—Losé.Teníaunmotivoimportanteylaposibilidaddematarlo.No

soydescartable.—¿Esotehadichoella?¿Quenotedescartacomoculpable?—Exactamente.Aunquetambiénmehadichoque,sipensaraqueyo

soyelasesino,nomeinvitaríaacenarnipermitiríaquemeacercaraati.Ivánsonríetensoyrecupera la libreta.Pasa lashojashasta llegara

unaqueestárepletadeflechas.LamayoríavanapararauncírculoenelqueestáanotadoenmayúsculaselnombredeHugoVelero.Juliaobservaelesquemacondetenimiento.

—¿QuiénessonJavierySergio?

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—Javier es el jefede la empresapara laque trabajo.YSergioes elchicoquevivíaenelpisoantesdequellegarayo.Tambiéntrabajabaennuestraempresa.EnseptiembresefueaSídney.

—¿Yeste«desconocido/a»aquiénserefiere?—A alguien cuya identidad desconocemos. Por lo visto, pudo

amenazaraHugo.—¿Porqué?—Notelopuedodecir.Tampocoselohedichoatuabuela.Ellaha

comprendidoquemeguardeciertossecretosrelacionadosconmitrabajo.—¿Tanpeligrosoesesetrabajocomoparaquenopuedashablarde

él?—Julia,novoyadecirtenadasobreeso.—¿Soishackersinformáticos?LapreguntadeJuliatieneunefectoinmediatoenIván.Lajovense

dacuentayrepitelacuestión.Sinembargo,suamigonoresponde.Cierralalibretaylacolocaotravezencimadelmuebledelatele.

—¿Porquénopuedescontestarme?—insisteJulia—.Nolehedichonadaa lapolicíade tu falsadesaparición,nidequeHugomehackeóelmóvil. ¿Os dedicáis a eso profesionalmente? ¿De eso va vuestramisteriosaempresa?

—Porfavor,nosigasporahí.Esmejorquenosepasnada.—¿Por qué? ¿Puedo terminar como Hugo? ¿Asesinada por ese

«desconocido»oesa«desconocida»?A la evidente tensión entre Julia e Iván le pone pausa Pilar, que

apareceenelcomedorconunacazuelatapadaenlasmanos.—Iván, ¿puedes ayudarme?—le pide lamujer amablemente—.Ten

cuidado,quequema.El chico se levanta y agarra el recipiente en el que va la sopa. Lo

colocaenlamesayabrelatapa.Elhumoquesalellegahastaeltechoyseextiendeporelcomedor.Tambiénelolorahierbabuena.

—Julia, ¿me echas una mano con los platos y con los vasos? —lepregunta la mujer a su nieta y después se dirige a Iván paraencomendarleotramisión—:Túpuedesirponiendoloscubiertosbuenosylasservilletasdetela.Estánenlosdosprimeroscajonesdeesearmario.Sololosusoparalasvisitasespeciales.

Nadamás llegara la cocina,Juliaestáapuntode reprocharlea suabuelaquehayainvitadoaIvánacenar.Sinembargo,Pilarseanticipa.

—Ya he visto que la presencia de este chico te incomoda un poco.¿Fuisteisnoviosenelpueblo?

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—Bueno…,algotuvimos.Pero…breve.Muybreve.—Elpasadopertenecealpasado,querida.Enelpresente,ese joven

se ha visto implicado en un caso de asesinato. Muy interesante, porcierto.

—¿Cómopuedesdecirqueunasesinatoesmuy interesante?Esoescruel.

—No,no.Unasesinatoessiemprehorrible.Solodigoqueestecasoesmuyinteresante—comentaPilarmientrassacatresplatoshondosdeunarmario—.Unjovenhuérfano,sinfamiliaalguna,esasesinadoensupropiahabitación, despuésdehaber roto con sunovia, y sin quenadiehaya escuchado nada. Un chico que, posiblemente, fuera piratainformáticoytuvieraunmontóndeenemigosygenteencontra,incluidosalgunos de sus compañeros de piso. Diez sospechosos de un crimen,comomínimo.Seguroquealgunomásquesemeescapa.¿Esinteresanteono?

LajovenrecuerdaentonceslapáginadelalibretaenlaquesuabuelahaanotadoesosdiezposiblesautoresdelasesinatodeHugo:Iván,Jorge,Rafa, Duque, Rima, Marilia, Javier, Sergio, «Desconocido/a» y «OtraPareja»(sinidentidad).

—¿PorquéhasincluidoaMariliaentrelossospechosos?—¡Ah!Hasvistolalibreta.Telaibaaenseñarluego.Bien…Marilia…

Sí,lachiquitaestudiantedeVeterinaria,noviadelotrojoven,alqueIvánllamaDuque…Sí…

—Abuela, no te andes por las ramas. ¿Qué pinta entre los posiblesculpables? No tiene motivos. Además, ella y Duque tienen coartada.Estabanpasandolanochedesudécimomesderelaciónenunhotel.

—Sí,tambiénmelohacontadoIván.Peromeharesultadocurioso.—¿Quéteharesultadotancurioso?—Quelocelebraranenunhotelqueestabalosuficientementecerca

deledificiodondevivenloschicoscomoparairalpiso,mataraHugoyregresaralahabitación.

—¿Piensasquelohizounodeellosdos?—Quizá lo planearon entre ambos. Se servirían mutuamente de

coartada.Unoestabaconelotroenesanocheromántica,decelebración,enlahabitacióndeunhotel.Y,enmitaddelamadrugada,unodelosdosse acerca al piso ymata a Hugo. Luego regresa al hotel como si nadahubierasucedido—dicePilarmientrasledatresvasosasunietaparaquelos lleve al comedor—.Son conjeturas sin fundamento, querida.Nomehagascaso.

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A Julia aquello la hace pensar. Hasta ese instante no habíaconsiderado aMarilia o a Fran Duque entre los posibles culpables. Lajoven le cayó bien. Estuvo con ella mientras los compañeros de pisoestabanreunidosparatomardecisiones.Hablabademásyhabíabebidodemasiado alcohol, peronoparecía nerviosa. Y al principio tampoco laviomuy afectada por el asesinato deHugo. ¿La llamará la policía paratomarledeclaración?

—Vamos, que la sopa se enfría—le dicePilar a sunieta al ver queestasehaquedadopensativaenlacocina.

La jovenobedece.Cuandoregresanalcomedor,venaIvánsentadoya a lamesa y leyendo algo en sumóvil. El chico alza lamirada haciaJulia y Pilar. Alguien le ha comunicado una noticia importante queenseguidacomparteconellas.

—Hanencontradouncuchillodecocina.ParecequesetratadelarmaconlaquemataronaHugo.

—¡Eso aclarará muchas cosas! —exclama Julia, visiblementeemocionada, tras dejar los vasos encima de la mesa—. ¿Dónde haaparecido?

—Nomelohandicho.Peromehanconfirmadounacosa:esunodeloscuchillosqueyocomprécuandomefuiaviviraesepiso.

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CAPÍTULO33

Miércoles,3deenerode2018

Lacenaesrápida.IvánsetomaelplatodesopaquehapreparadoPilaryse marcha. Ni siquiera prueba las manzanas asadas que la mujer hahechodepostre.Teníamuchaprisaporregresarasupisoyencontrarseconsuscompañeros.RafalehaenviadounWhatsAppparacontarlequelapolicíahadadoconuncuchilloquepodríaserelutilizadoparaasesinaraHugo.Enotromensajeleexplicaqueloteníaunindigentealqueahoraestáninterrogando.Alparecer, loencontróenunacalleparalelaa ladesu edificio.El inspectorCuevasha sidoquien sehapuesto en contactoconellosparacomunicarleselhallazgo.

—Esapruebapuedeserdeterminante—lecomentaJuliaasuabuela.Lasdossiguensentadasalamesadelcomedormientrastomanunté—.Elcuchillotendrálashuellasdelasesino.

—O no. Si ha sido cuidadoso, se habrá encargado de eliminarlasantesdedeshacersedelarma.Lasqueseguroqueestánson lashuellasdelmendigoquelohaencontrado.

—De todas formas,meparece raroquedejara el cuchillo tan cercadelpisoenelquecometióelcrimen.

—Quizá tenía prisa por quitárselo de encima.O bien quería que loencontraran.Veremossicontienehuellasydequiénesson.

Julia espera que no sean las huellas de Iván. Sería unmotivomásparajuzgarloculpable.ElchicocontinúaacumulandopapeletasparaquelaPolicíaNacional loconsidereelprincipalsospechosode lamuertedeHugo.

—¿Qué opinas de Jorge? —pregunta Pilar, que ha recuperado sulibretaylatieneabiertaporlapáginaenlaqueantesescribióelnombredelchicoconelpelorizado—.Ivándicequeesmuybuenapersona.

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—Sí.Tienepintadebuenazo.EselquesepusomásnerviosodetodosconlamuertedeHugo.Estamañanacasisedesmaya.

—Noestabaactuando,¿verdad?—Queyosepa,no.¿Porquédiceseso?Pilar sonríe torciendo la boca y revisa su móvil: busca en él una

capturadepantallaquehizoantes.Julialaobservaintrigada.Suabuelasemanejafenomenalconlasnuevastecnologíasasussetentaytresaños.Esunamujersinlímites,queintentaadaptarsealostiemposquecorren.

—Aquíestá.Miraesto.Lachicacogeelteléfonoyexaminalapantalla.Setratadelcartelde

unafuncióndeteatroamateur.Esdehaceunpardeaños.—¿Tesuenaelnombredeunodelosactores?—¿JorgeHurón?¿Eseessuapellido?—Sí. Es un nombre muy particular —comenta Pilar antes de

recuperarsumóvil—.MepareciócuriosocuandoIvánmelodijo.YdecidíbuscarloenGoogle.Noaparecenfotos,perosíalgunasentradassobrelaobraPerdidos,basadaenlaseriedetelevisiónLost.JorgeHurónhaceelpapeldeHurley.

—¡Abuela,erestodaunastalker!—Intento estar al día, querida, pero ahí me has pillado. ¿Qué

significaeso?AhoralaquesonríeesJulia,queleexplicaasuabuelaloquequiere

decirserunastalker.—¿Nohablarás en serio?No soyningunaacosadora,queridanieta.

Solomegustaestarinformadadelascosas.LachicasueltaunacarcajadaquetambiénhacereíraPilar.Lamujer

daunsorbodesutazadetéyapuntaunafraseenlapáginadedicadaaJorge:«Aveces,elasesinoesquienmenosloparece».

—Sinceramente, yo no veo a ese chicomatando a nadie—comentaJuliacuandosuabuelaleenseñaloquehaanotado.

—Por eso lo he escrito. Yo nome fiaría. Estaba en el piso cuandoasesinaronaHugoysaliócorriendodeledificio,supuestamente,porqueseasustó.La realidadesque tuvo tiempode tirar el cuchilloy regresarparainterpretarsupapeldejovenafectado.

—¿YquémotivopodríatenerJorgeparamataraHugo?—No lo sé. Ni siquiera lo conozco personalmente. Solo expongo

posibles supuestos. Tampoco formo parte de la Policía Nacional nitrabajoenHomicidios.Mefaltandatosymediosparainvestigar.

—Esanoesnuestralabor,abuela.Paraesoestánellos.

Page 193: El puzle de cristal - tubrujuladigital.com · y adicciones de su marido, Ana se lo planteó. Sin embargo, al final optó por continuar allí durante una temporada. Son ya más de

—Ya.Peronomedigasquenotienesinteréspordescubrirlaverdad.¡Por supuesto que tiene interés! Le encantaría que se resolviera el

casorápidamente.Peroesconscientedequenisiquierahantrascurridoveinticuatrohorasdesdeelasesinatodeaquelchico.Debetenerpacienciay dejar que trabaje la Policía Nacional. El inspector jefe Delgado le haparecidomuy competente y seguro que él y su equipo se esforzarán almáximoporencontraralculpablecuantoantes.

Son casi las once de la noche y Julia cae en que, pese a que se loprometió a ambos, todavía no ha llamado ni a Vanesa ni a Emilio.Hadormidomásdecincohorasdesiesta,asíqueprevéunanocheenvela.

—Abuela,mevoyalcuartounrato.Luegovendréadartelasbuenasnoches.

—Muybien,querida.YovoyaveralgunaserieenNetflix.Estoymuyenganchada.Sivienesymevesdormida,despiértame.AvecescierrolosojosycaigoenlosbrazosdeMorfeocomounabendita.

La chica la entiende. A ella le ha pasado lo mismo durante estasNavidades. Desde la explosión en el metro, su vida ha consistidobásicamente en ver series en Netflix y HBO. Aunque no sabía que suabuelaestuvierasuscritaaesasdosplataformas.

Entraenlahabitaciónyloprimeroquehaceesmirarporlaventana.Llueve, aunque no con la intensidad de antes. La tormenta ha pasado.Despuéssesientaenlamesadondetieneelordenador.Eligeunalistademúsica relajante en Spotify y, a continuación, entra en Skype.Emilio yVanesa siguen conectados. Prefiere empezar por su amiga. Le proponeuna videoconferencia y aguarda a que esta acepte. Sin embargo, pasanunosminutos y la chica no aparece. Julia entonces decide enviarle unWhatsApp.

«¡Hola!¿QuiereshablarunratoporSkype?Tehevistoconectada,peronohasaceptadolavideoconferencia.¿TodoOK?».

ElmensajedevueltadeVanesanollega.Lepreocupaunpocoquenoleresponda,aunqueintentanodarledemasiadaimportancia.Regresaalportátil y trata de contactar ahora con Emilio. El chico sí que aceptaenseguida su petición. Lo ve como siempre. Sus gafas de pasta,ligeramentetorcidas,elpeloazuldepuntayeseaspectoamediasentreun chaval que acaba de romper el cascarón y un personaje deTheBigBangTheory.

Page 194: El puzle de cristal - tubrujuladigital.com · y adicciones de su marido, Ana se lo planteó. Sin embargo, al final optó por continuar allí durante una temporada. Son ya más de

—Hola,Emi—losaludaJuliadejandoescaparapenasunhilodevoz—.¿Cómoestás?

—Cansado. Ha sido un día muy intenso. Tengomuchas cosas quecontarte.

—Yo también.Meda la sensacióndequehapasadounmesdesdequeayerhablécontigo.

—Mesucedelomismo.Ambos se quedan en silencio, mirándose a través de la pantalla,

esperandoaquealgunodelosdossearranqueaexplicarloquehavividoen las últimas horas. Es ella la que finalmente le cede la palabra a suamigo.

—Nosépordóndeempezar—diceEmilioaltiempoqueseajustasuslentes—.Ayeryhoyhansidodosdíasdelocos.

Julia presta toda su atención al joven, expectante por lo que va acontarle,perosumóvilempiezaasonar.Lachicacompruebadequiénsetratayseveenlaobligacióninmediatadecontestar.

—Emi, perdona un segundo. Me está llamando Vane. Ahoraseguimos.

—Vale,teespero.La chica finaliza la videoconferencia en Skype para que Emilio no

escuchelaconversación,yatiendelallamadadesuamiga.—¡Hola,Vane!Meteníaspreocupada.—Hola, Julia.Perdona.Estabahablando con Ingrid—dice la chica.

Selanotadesanimada—.Mealegrodeescucharte.—Yotambién.¿Cómoestás?—Regular.Hevueltoalhospital.—¿Qué?¿Cuándo?—Estatarde.Mediounpinchazomuyfuerteenlaespaldaymeestán

haciendopruebas.Nopintamuybien.—Joder.Losiento.—No quiero estar aquí. Me desespera muchísimo. Odio el olor

permanenteadesinfectante,medanáuseas.—Tienesqueserfuerte.Seguroqueterecuperaspronto.—Nolocreo.Todomesalemal.Estoyhartadelavida.A Julia se le parte el corazón al escuchar hablar así a su amiga.

Nuncalahabíavistotantristeydesesperanzada.Elsentimientodeculpavuelveaella.Sino lahubieraacompañadoalaeropuerto,Vanesaahoramismono estaría en lahabitacióndeunhospital, con el ánimopor lossuelos.

Page 195: El puzle de cristal - tubrujuladigital.com · y adicciones de su marido, Ana se lo planteó. Sin embargo, al final optó por continuar allí durante una temporada. Son ya más de

—Vamos,túpuedes.Tepondrásbienmuyprontoylocelebraremosportodoloalto.¡TenemosqueverjuntaslafinaldeOperaciónTriunfo!¡AunquehayanexpulsadoaCepeda!

—MealegromuchoporRoi.Merecíaquedarse.A Julia se le escapa una lágrima, así que, con disimulo, intenta

recogerlaconeldedoíndicedelamanoderecha.EldolorfísicoqueestásoportandoVanesalollevaellaclavadoenelalma.

Las dos charlan durante un rato acerca de Operación Triunfo,programadel que sonmuy fans.Después, está a puntode explicarle loque ha vivido en aquel día tan complicado, pero opta por no revelarlenada.YatendrátiempodecontarletodolorelacionadoconelasesinatodeHugoVelerocuandoseencuentremejor.

—¿Pasaráslanocheenelhospital?—Pordesgracia,sí,nomequedaotra.—¿SequedaIngridcontigo?LapreguntadeJuliaprovocaunsilenciodevariossegundos.Hasta

elpuntodeque,enunprimermomento,piensaquelacomunicaciónseha cortado. Sin embargo, la respiración de Vanesa le confirma quepermanece en línea. Julia pronuncia su nombre y la voz de la chicaaparecedenuevo:

—Ingridnovaavenir.—¿No?¿Yeso?—Selohepedidoyo.Hemoshabladoporteléfonoantes.Lascosasno

estánmuybienahoramismoentrelasdos.—¿Habéisdiscutido?—Sí—respondeVanesaconrotundidad—.Haperdidolacabeza.Julia recuerdaelenfrentamientoquevivióayerconIngridy loque

estalepidióconamenazas:noqueríaquevolvieraahablarconsunovia.—Seguro que lo arregláis. Como siempre. No te comas mucho la

cabezacon…—No,Julia.Nosé si estavez lo resolveremosoes ladefinitiva—la

interrumpeVanesa—.Prácticamentemehadadounultimátum.Yyonopuedoconsentireso.

Ahora es Julia la que guarda silencio. Más por miedo a que leconfirmeloquecreequepornosaberloquedecir.Todossustemoressecumplenencuantosuamigavuelveahablar.

—Nopuedoconsentirqueteresponsabilicedenuestrosproblemasymehagaelegirentreellaytú.

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CAPÍTULO34

Miércoles,3deenerode2018

—Ha llamado mi tío. Dice que no nos preocupemos por nada, quepodemosseguirenelpiso—comentaRafaalrestodesuscompañeros.

Finalmente, su tíonopudo ir a verlospor la tardeparaanalizar lasituaciónconellosycomprobardeprimeramanoloqueestabapasando.Nodioningúnmotivoconcretodesuausencia,aunqueRafahainsinuadoquenoqueríaversemetidoenaquellahistoria.Dehecho,elhombrelehaconfesadoasusobrinoquelapolicíacuantomáslejosmejoryquetemíaque lo llamasenadeclararpor sereldueñodelpisoenelqueHugohasidoasesinado.

—Todos tenemossecretos—diceMarilia,que llegópor la tardeconDuqueysehaquedadoacenar—.HastaeltíomillonariodeRafa.

—¿Tútambién?—lepreguntasunoviomirándolafijamente.—Porsupuesto.¿Oesquepiensasquetelocuentotodo?Lachica leguiñaunojoaDuquey terminadándoleunbesoen los

labios. Este, en cambio, se queda con lamosca detrás de la oreja y seapartarápidamente.

—¿Quévamosahacerconlodelcuchillo?—intervieneahoraJorge.—No podemos hacer nada —responde Iván—. Esperar a ver qué

encuentranenél.—¿Y si tiene huellas mías? ¿Cómo demuestro que yo no maté a

Hugo?Ningunoleresponde.Apesardequehaceunashorasseprometieron

ayudarse los unos a los otros, las declaraciones individuales en lacomisaríaytodoloquehasalidodespuéshandebilitadolaconfianzadelgrupo.

—¿CómoestáRima?—lepreguntaDuque aRafa.Lo tiene sentadofrenteaél.

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—Mal.Nerviosa.Ypreocupada.—¿Lehadichoalapolicíaqueestuvocontigoayerporlanoche?—Sí,nolehaquedadootra.TambiénleshaexplicadoqueHugonola

tratababienyqueacababanderompersurelación.—¿Esonolahacemássospechosa?Aellayati.—No,Duque.Nonoshacemássospechososaningunodelosdos.—Podíashaberla invitadoacenar.Necesitounacompañeraqueme

entiendadeverdad,conlaquehablarypodercriticaroscuandoosponéispesaditos—reclamaMariliaantesdelevantarsedelsofá—.Voyaporalgodebeber,¿alguienseapunta?¡EsNavidad!

Nadie responde. La chica se marcha del salón tarareando unvillancico.Aningunolegusta laefusividaddeMarilia.Noes laprimeravezqueesanocheacudealacocinaenbuscadeunacopadealcohol.

—Oslorepitoporsinooshaquedadoclaro:entreRimayyonohaynihahabidonada.

—¿YlointentarásahoraqueyanoestáHugo?—Novoyaresponderaeso,Duque.Esapreguntaestáfueradelugar.—No te enfades. Si salieras conRima, estarías en todo tu derecho.

Losdossoislibres.Amenosqueunodelosdosseáiselasesino,claro.—¡Bastaya!NiRimaniyohemosasesinadoaHugo.—Rafaestácada

vezmásmolesto con su compañero de piso—. A lomejor lo hiciste tú,Fran.Últimamente,notellevabasmuybienconél.

—¿Yo?¿Cómo?PasétodalanocheenelhotelconMarilia.—Bueno,esonoesdeltodocierto,cariño.—Lavozdelachica,que

acabaderegresaralsalónconunvasollenoderonconCoca–Cola,suenaburlona—.Estuvistefueraunbuenrato.Vinisteaquíaporcondones,¿nolorecuerdas?

Duquefulminaasunoviaconlamirada.Esta,encambio,selotomaconhumor.Lobesaenlamejillaysesientaasulado.

—¿Estuvisteenelpiso?—preguntamuysorprendidoJorge.—Sí,perosolocincominutos.—Tiemposuficienteparairalacocina,cogeruncuchilloy…—Mira,Rafa,sabesperfectamentequeyonoseríacapazdematara

Hugo.¡Nometoquesloshuevos!—PuesnomelostoquestúamíconlodeRima.Iván pide paz y tranquilidad a sus dos compañeros de piso y, por

suerte,lehacencaso.ParecequelosánimosempiezanacalmarsecuandoMarilia,quearrastraunpocolaspalabrasalhablar,decidequeeshoradevolveraecharleñaalfuego:

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—Fran solo vino a por preservativos, que se le habían olvidado.Queríahacerlosincondón,peroyasabequeporahínopaso.

—¿Puedesdejarloya,porfavor?—Si hubiera asesinado a Hugo, se habríamanchado de sangre las

manosolaropa,¿no?—planteaMarilia.—Nonecesariamente—contestaJorge—.Dependedelaformaenla

queleclavaraelcuchillo.—¡YonoleclavénadaaHugo!¡Solovineaporlosputoscondones!

—exclamaDuquemuyenfadado.—Nogrites,queluegolosvecinosnosescuchandiscutir—leadvierte

Jorge—.Tranquilízate,tío.Pero Duque no puede más. Se levanta del sofá y, tras dar un

puñetazo a la pared, sale del salón. Marilia resopla. Se bebe lo que lequedaderondeuntragoytambiénseincorpora.

—No os preocupéis. Un buen polvo y se le pasará todo. Es así desimple—asegura, y, tambaleándose, apoyándose en paredes ymuebles,siguelospasosdeDuquehastasucuarto.

Iván,JorgeyRafarespiranmástranquilosdespuésdequelaparejase marche del salón. Está siendo un día muy difícil para todos y laschispas que saltan se convierten en pequeños incendios con excesivafacilidad.

—SientolabroncaconDuque—diceRafaarrepentido—.Hasidouncalentón.NocreoqueélasesinaraaHugo.Estoysegurodequeningunodenosotroslohizo.

—Pero alguien lo mató. Alguien que entró en nuestro piso, fue anuestracocinay luegoasuhabitaciónparaclavarleelcuchilloquemástardeabandonóen lacalle—meditaJorge,quevuelveamostrarsemuynervioso—. Los cuatro parecemos sospechosos. ¡Dios! Solo espero quemishuellasnoesténenelarma.

—¿Habéis avisado a Javier de que ha aparecido el cuchillo? —pregunta Iván después de darle unas palmaditas a Jorge en el hombroparaquesetranquilice.

—Le he mandado un mensaje interno. No quiere que usemos losmóviles para hablar con él—respondeRafa—. Si la policía descubre loquehacemosenlaempresa,estáperdido.Ynosotrostambién.

—ÉlpiensaqueelculpablepuedeserSergio.—¿Sergio?¿HavueltodeAustralia?—Ni idea, Jorge. Solo os digo lo que él me ha contado—comenta

Iván.

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—SellevabafatalconHugo,noseaguantabandesdeelprincipio.Y,desdequeocurriólodeAretha,lascosasfueronapeor—apuntaRafa.

—Peroesofueunaccidente.Sergionotuvolaculpa.—Ya,peroHugosiempreloresponsabilizódetodo.Ivánescucha laconversaciónentresusdoscompañerosdepisosin

intervenir.No tienemucho que decir sobre ese asunto. Sabe de lo quehablan,selocontaronellosenunanochedebirrasypizzasenlaquenoestaba presente Hugo. Con él delante, era un tema tabú. La tragediaocurrióhacecasiunaño,enfebrero.DespuésdelentierrodeDionisio,elpadre de Javier y fundador de la empresa para la que trabajan, Sergiollevó a casa a Aretha en coche y tuvieron un accidente. El joven salióprácticamente ileso, con algunas contusiones; ella, en cambio, sufriógravesdañosinternos.Finalmente,lachicamurió.

—¿DesdecuándonosabéisnadadeSergio?—Creo que desde que se fue —responde dubitativo Jorge—. Ni

siquierasedespidiódenosotros.Telocontamos,¿verdad?—Sí,meloexplicasteis.Sergiolesdejóunanotaenlaquedecíaquenosoportabamásvivir

allí.Abandonabaeltrabajoyabandonabaelpiso.ElfantasmadeArethalo perseguía y necesitaba irse lo más lejos posible. Nunca habíamantenidounabuenarelaciónconelrestodelgrupoy,sin lapresenciadeDionisioen laempresa,yanocontabaconnadieque loapoyara.Enrealidad,todosadmitieronalegrarsedequesemarchara,incluidoJavier.Alostresdías,unaagenciaseencargóderecogersuscosasyenviárselasaSídney.Aqueljovenerahistoria.

—Esunodelostíosmásrarosqueyoheconocido—reconoceRafa—.AunquenoentiendoenquésebasaJavierparaacusarlodelasesinatodeHugo.

—Porune–mailanónimoquerecibióhaceunasemana.Nonosdijonadaporquenoqueríaquenospreocupásemos.

—¿Quédecíaesee–mail?—Quesabíaaquénosdedicábamosyquelehabíamosdestrozadola

vida.Yquesevengaríacuandomenosloesperásemos.—¡Joder!¡Noshanpillado!—Jorgesellevalasmanosalacabeza—.

¡Vanairaportodosnosotros!—Pero ¿hay alguna prueba de que sea Sergio? —pregunta Rafa,

tambiéninquieto.—No.Javierlohasupuesto.

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—Podríamos investigar. Buscar su rastro en Internet, a ver siencontramosalgo.SihaviajadodesdeAustraliaaEspaña,hatenidoquedejarsusdatosenalgunaparte.

—Seguro,Rafa.Peroteolvidasdeunacosa—diceJorge,queparecemuy tenso con la posibilidad del regreso de Sergio—: ese tío se hadedicadomuchotiempoalomismoquenosdedicamosnosotros.Novaaserfácilseguirsushuellasdigitales.

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CAPÍTULO35

Jueves,4deenerode2018

Sonmásde lasdocede lanoche.La llamadadeVanesahadejadomuytocada a Julia. Lleva un buen rato sentada en la cama,mirando por laventana.La lluvianocesay seha levantadounviento ferozqueparecequeseestábatiendoapuñetazosconloscristales.Suamigasehapuestoa llorar tras confesarle loquehapasado con Ingrid y ellanoha sabidoconsolarla.Esunasituaciónmuycomplicada.Unamásensuvida.Estátan saturada de malas noticias y de problemas, que le va a estallar lacabeza.Eldesagradablezumbidoharegresadoasusoídosynocreequeesanochepuedapegarojo.

Estaba tan absorta, pensando en la charla que ha mantenido conVane, que se ha olvidado de Emilio. El joven sigue conectado a SkypecuandoJuliamiralapantalladesuportátil.Dudaentrehablaronoconéla través de videoconferencia. No tiene buen aspecto. Sin embargo, noquierequeelchicosepreocupeysehagapreguntassobreelmotivoporelquenoactivalacámaradelordenador.Asíquesepeinaunpococonlasmanos,sedaunaspalmaditasenlasmejillasparaconseguiralgodecoloren la cara y fuerza una sonrisa que ensaya durante unos cuantossegundos. Lista por fuera, aunque siga rota por dentro. No pretendeengañarlo, pero tampoco desea darle lástima. Y tampoco va a revelarlenadadeloquepasaconVanesaeIngrid.

LemandalapeticiónyEmilioenseguidalaacepta.—Pensaba que ya no aparecerías. Estaba a punto demandarte un

WhatsAppparadartelasbuenasnoches.—Perdona. Vanesa está otra vez en el hospital y no se encontraba

demasiadobien.—¿Otravez?¿Quélehaocurrido?

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—Lahanvueltoaingresar.Lehadadounpinchazomuyfuerteenlaespaldaytendránquehacerlepruebas.

—Joder. Pobrecilla. Mañana la llamaré. ¿Cuándo vuelves de laciudad?

—Elsábadooeldomingo.Aúnnolohedecidido.—Podríamosirjuntosaverlalasemanaqueviene.Alhospitaloasu

casa, según donde esté. Mañana me quitan la escayola de la pierna ypodrémovermeconmayorfacilidad.

—¿Lasemanaqueviene?¿NoestarásyaenEstocolmo?—Bueno…,sí.Supuestamentedeberíaestarallíel lunes.Perotengo

muchasdudas,nosésivoyaregresar.—¿Yeso?¿Hapasadoalgo?—HerotoconKerstin.Eraunadelascosasquetequeríacontar.Durantevariosminutos,EmilioleexplicaaJulialoquehaocurrido

consuexnovia:desdeelmensajeenelquerompióconélylepidióquenole volviera ahablar, a la charla depor lamañana en la que la sueca loapremióparaquesepusieraconeltrabajoquedebíanentregarenunosdías.

—¿Entoncesnohayposibilidadesdequesigáisjuntos?—No.Ellanotieneningúninterésyamícreoquesemehanquitado

lasganasporcompleto.Meduele,notevoyadecirlocontrario.Yla…laquiero.Pero…esmejorasumirloycontinuaradelante.

—Vaya,Emi.Losientomuchísimo.Lachicavedolidodeverdadasuamigoporlaruptura.Loapreciaen

susgestos,enlaexpresióndesurostro.Encómo,nervioso,secolocabienlas gafas una vez tras otra. Lo conoce y sabe que todavía no lo haasumido.

—¿Yvasa renunciara loque tienesenSueciapornocoincidirconellaenclase?

—¿QuétengoenSuecia,Julia?Heperdidoaminoviayseguramenteamisamigos,queenrealidadsonlosdeella.Sinellos,voyaestarsoloenunpaísdifícilparaelquenoesdeallí.Además,nosabeselfríoquehaceenestaépocadelaño.

—Aquí tambiénhace frío.Y llueve.Mira laqueestá cayendoahoramismo.

El chico sonríe, aunque solo durante un par de segundos. Respirahondoe intenta recuperarelánimoqueha idoperdiendoconforme ibahablandodeKerstinydesuregresoaEstocolmo.Tocapasarpágina.

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—Haymáscosasquedebessaber—diceEmiliomientrassequitalaslentes y las limpia con un pañito que tiene junto al ordenador—. AyervinoavermeAnaRincón,laviudadeMarcosFrade.

—¿Elquepusolabombaenlaestacióndemetro?—Exactamente.Ella esunencanto.Hoyhemosdesayunado juntos,

me ha llevado a la redacción del periódico en el que trabaja y me hainvitadoacomerensucasa.

—¿Quédices?¿Tehashechoamigodeesamujer?—Esmuyagradable,Julia.Ynotienenadaqueverconloquehizosu

marido.Tambiénhasufridomucho.—Nolodudo.Lohatenidoquepasarfatal.Pero¿porquéhaspasado

todoeldíaconella?—Como te he dicho, ayer vino a verme. Después, por la noche,

hablamosporSkype y quedamospara estamañana.Creoque se sienteculpableporloquesucedióenelmetro.

—¿Y te invitaacomera sucasaporeso?¿Seguroquenohaynadamás?

Emilionoresponde.Sepiensabienloquetienequedecir.Oesaeslaimpresiónque ledaaJulia.Elcasoesque,derepente,cambiadetemasincontestaraloqueellalehapreguntado.

—¿HasoídohablaralgunavezdelaempresaViral?—¿Viral?No.¿Porquémelopreguntas?—Pornada.Noesimportante—diceelchicoaltiempoquevuelvea

ponerse las gafas—. ¿Has hablado con tus padres de lo que ha hechoJona?

—Poco.Soloséloquehaescritolaprensa.Nohehabladomuchoconelloshoy.

—Yo tampoco sémás que lo que dicen losmedios. ¿Qué tal por laciudad?¿Tuabuelaestábien?

Ahoraeslachicalaquemeditamuchosurespuesta.¿EsbuenaidearevelarleaEmilioquehavueltoaveraIványtodalahistoriaentornoalasesinatodeHugoVelero?Esmuytardeysuamigotambiénhatenidoundíamuyintenso.Quizálomejoresdejarloparamañanaocontárseloenpersona cuando vuelvan a verse. Demomento, dispone demargen. Lanoticia ha salido en los medios, pero no le han dedicado demasiadoespacio.

—Sí,estábien.MehallevadoajugarunassimultáneasdeajedrezymehatenidotodoeldíaviendoseriesdeNetflix—mientelachicaparanotenerquemencionarsudeclaraciónenlacomisaría.

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—Tuabuelaesmuymoderna.—Nolosabestúbien.Ahora los dos sonríen. Se contemplan el uno al otro. En esos

instantes, recuerdan lasmilbatallasquehandisputado juntos,perosindecir nada, sin mencionarlas. No hace falta. Solo se observan. Soloconectanatravésdesusmiradas.

—Teechodemenos,Julia—sesinceraEmiliocontimidez.—Emi…—Esverdad.Nosésihasidomiculpa,peronoshemosdistanciado

demasiado en estos meses. Últimamente, además, te noto muy fríaconmigo.Distante.

—Heestadoasícontodoelmundo.—Peroamímeduelequenospaseeso.Eresmimejoramiga.Quizá

mi única amiga. ¿No podemos regresar a como estábamos en abril delañopasado?

Lachicaseponelasmanosdelantedelacaraydeslizalosdedosporlafrente;despuéslosbajahastallegaralabarbilla.

—Esoes imposible,Emi.Nosomoslosmismos.Nuestrasvidashancambiadodemaneradrástica.—Mientrashabla,aJulialedanpequeñaspunzadasenelpechoy lezumban losoídos—.Y, siaceptasunconsejo,debesvolveraEstocolmo.Eslomejorparati.

—No lo creo, pero tengo que tomar una decisión antes de queterminelasemana.

El chico se ha quedado muy serio. Incluso parece triste. Tal vezesperabaotrarespuestadesuamiga.PeroaJulialehasalidoasí.Noseencuentrabien,ni capacitadaahoramismoparaanimarloodecirlequetodovaairmejorapartirdeahora.Nolosabe.Esmás,nocreequelascosasvayanamejorarpróximamente.

—Me tengo que marchar. Es tarde. —A la joven no le apetececontinuarconlacharla.

—¿Nomeibasacontaralgoimportante?—Noestanimportante.Mañanahablamos,¿vale?—Bien.Comotúquieras.—Buenasnoches,Emi.—Buenasnoches,Julia.La chica apaga la cámara, termina la videoconferencia e

inmediatamentesedesconectadeSkype.Alfinal,lacharlaconsuamigolahadejadopeordeloqueestaba.AunquelallamadadeVanesahasido

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laquerealmentelehahechodaño.Aningunodelosdoshaconseguidoanimarniconsolar.Peroesqueellanotienefuerzasparaeso.

Selevantadelasillayvaenbuscadealgoquelaayudeadistraerseya pasar el tiempo. Sin embargo, no está ni en el bolso ni en lamaleta.Mierda. No se ha llevado el cubo de Rubik a la casa de su abuela.Recuerdaquelopusoencimadelacama,peronodebiódemeterloensuequipaje.Sucabezalefallamásdelacuenta.Alomejorsuabuelatieneuno.

En el comedor, la televisión se encuentra encendida, aunque Pilarestá tumbadaenel sofá, tapadaconunamantaycon losojoscerrados.Julialaescucharoncar.Elruidolearrancaunasonrisa.Seacercaaellayledaunbeso en la frente.A continuación, coge elmandoadistancia yapagalatele.

—¿Porquélaquitas,querida?Laserieestabamuyinteresante.Juliasevuelveycontemplaasuabuela,quesesientaenelsofá.La

mujerestiralosbrazosmientrasbosteza.—Estabasdormida.Teheescuchadoroncar.—No,paranada.Esque enocasiones respiro fuerte. Solo tenía los

ojoscerrados.—No tienes remedio.—La chica sonríe.No va a discutir con Pilar,

pero sabe perfectamente lo que ha visto—. Oye, ¿por casualidad notendrásuncubodeRubik?Nomehetraídoningunoynecesitoalgoquemedistraiga.Mevaacostardormir,ynoquierotranquilizantes.

—Sí,tengounodelosbuenos.Espera.Pilarseponedepieycaminahastaelarmariodelcomedor.Abreel

tercercajónyencuentraenseguidaloqueestababuscando.Sinembargo,cuandolotieneenlamano,lovuelveaguardar.

—Semehaocurridoalgomejor—dicelamujer,a laqueJuliamiraextrañada—.Venconmigo.

Lachicasigueasuabuelasinentenderloquepretende.SudestinoeslahabitacióndePilar.EntranylamujerlepidealgoqueJulianoespera:

—Quierodarteunacosa.Estádebajodelacama,enunacajanegra.¿Puedesagachartetú?Misrodillasnolosoportarían.

La joven se agacha para mirar bajo la cama. Enseguida la ve. Sinembargo,nollegahastalacajadeesamanera,porloquedebetumbarseenelsuelo.Estiralosbrazos,yestavezsílaalcanza.

—Ten mucho cuidado con ella, querida. Lo que va dentro estremendamentefrágil.

—¿Quées?

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—Ahoralosabrás.A Julia le desborda la curiosidad. Se incorpora con la caja en las

manosyselaentregaasuabuelaconmuchocuidado.—Vamosatuhabitaciónaabrirla.Estoesmejorquecualquiercubo

deRubik.Teloaseguro.UnavezenelcuartodeJulia,laancianasueltalacajasobrelacamay

abre un cajón del armario. Saca un bonito mantel blanco bordadoartesanalmenteylocolocasobrelamesa.Acontinuación,recuperalacajanegra.

—Es posible que nunca hayas visto algo así —dice Pilar consolemnidadjustoantesdequitarlatapa.

—Nolosabréhastaquenodescubraselmisterio.¡Meestásponiendomuynerviosa!¿Quéhaydentrodeesacaja?

La mujer sonríe maliciosa y, por fin, la abre. Aparta la tapa, quesueltasobreelcolchón,ylepideasunietaquemireenel interiordelacaja.Alprincipio,aJulialecuestaapreciardequésetrataexactamente,aunquenotardaenaveriguarlo.

—Esunpuzle.¿Unpuzledecristal?—Exacto.Nohaymuchos.Dehecho,eselúnicoqueyohevistoen

missetentaysieteañosdevida.Esunregalodemimadre.SelotrajounaamigadePraga.

Lajovenmetelamanodentrodelacajayexaminaunapieza.Esunaespecie de pequeño espejo; en él se refleja su propio rostro. Le da lavuelta y se encuentra con un puntito rojo dibujado en un extremo. Elrestoestápintadodenegro.

—¿Quésevecuandoestánunidastodaslaspiezas?—Esodeberáscomprobarlotúmisma.—¿Quieresquehagaelpuzle?¿Sinimagendereferencia?—Noesfácil,peroeresmuyinteligenteytienesunagrancapacidad

deintuición.Tampocosonmuchaspiezas.Novecientas,concretamente.—¿Túlohashecho?—Porsupuesto,querida.—¿Encuántotiempo?Pilarvuelveasonreír,torciendoligeramentelaboca,y,conlamano,

le da un toquecito a su nieta en la cabeza. Está divirtiéndose con lasituación.Cogelacajay,conmuchocuidado,derramalaspiezasencimadelamesa.

—¿Sabes,Julia?Existeunagransemejanzaentreesterompecabezasytú—comentaPilar,quesehapuestomuyseria—.Eresunaespeciede

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puzledecristal.Cuentascontodas laspiezasparadisfrutardeunavidafelizycompleta:tienesunafamiliaymuchosamigosquetequieren;eresmuylista,maduraytanjoven,quedisponesdetodalavidapordelante.Tienesbuenasalud;tuspadresnopasanporproblemaseconómicosyterespetan; tu personalidad destaca por encima de las demás y te hasconvertidoenunamuchachapreciosa.

—Noexageres.Todoesolodicesporqueeresmiabuela.—Esolodigoporqueeslarealidad,queridanieta.Yseguroquetodo

elmundoqueteconocepiensalomismoqueyo.—PilaratrapalacaradeJulia con ambasmanos y se la acaricia—. Tienes todas las piezas, peroahoramismoestánseparadasyrevueltas.Y, loqueesmásevidente:eneste instante, túerestanfrágilydelicadacomolosnovecientospedazosdeestepuzledecristal.

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CAPÍTULO36

Lunes,20defebrerode2017

La puerta de la habitación de Hugo está cerrada, como de costumbre.Jorgellamay,cuandoescuchaasucompañerodepisodándolepermisopara entrar, lo hace. Encuentra al chico delante del ordenador,escuchandoMrs.Robinson,deSimon&Garfunkel.

—Voyalsupermercadoacomprar,¿necesitasalgo?Hugosevuelvepara responderle, yJorge se sorprendeal verlo tan

pálido.—No,gracias.—Tío,¿teencuentrasbien?—dicemientrasseacercapreocupadoaél

—.Parecessacadodeunapelículadezombis.—Estoybien.Unpococansadodetrabajar.Sinembargo,losojosdeHugoindicanlocontrario.Lostienerojose

hinchados,comosisehubierapasadomuchotiempollorando.AJorgenole extraña. Hace solo una semana que enterraron a Aretha. La chicafinalmentenoconsiguiósaliradelantedelasmúltiplescontusionesylosdañosinternosquehabíasufridoenelaccidentedecoche.Llevabaochodíasingresadaenelhospitalcuandosucuerposerindió.

—Bueno.Cualquiercosaquenecesitespuedespedírmela.—Loquenecesitonoloencontrarásenningunaparte.—En el súper al que voy hay casi de todo —bromea el chico para

intentaranimarasuamigo.Pero las palabras del joven del cabello rizado no hacen reír a su

compañerodepiso.LamiradadeHugo se transforma.Yano sonunosojostristes,ahoraparecenlosdeunapersonafuriosa.

—Jorge,¿algunaveztehasplanteadomataraalguien?—¿Qué?¿Mataraalguien?—Sí.¿Nuncasetehapasadoporlacabeza?

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—Puesno.Laverdadesqueno.—La primera vez tiene que ser muy difícil. La segunda, algo más

sencilla —dice Hugo, que habla mientras observa la pantalla de suordenador—.Laterceraveznocreoquecuestemásquehacerunhuevofrito.

Jorgenocomprendeaquévieneaquello.Laspalabrasdesuamigoestáncargadasdeagresividadyparecequevanenserio.

—Nocreoquemataraalguienseafácilnilaprimera,nilatercera,nilavigésimanovenavez.Tío,hablamosdequitarlelavidaaunapersona.EscomojugaraserDios.

—¿Dios? Dios no existe —comenta Hugo, que sonríe irónico—. Siexistiera,miabuelahabríavividomásaños.Yyonohabríaperdidoamispadresalosnuevemeses.

—Yonoséquépensar,tío.Esuntemaquesiempremeharesultadocomplicado.Algotienequehaber.

—Si Dios existe, es un mal Dios. Se lleva de aquí a las personasequivocadas. Debió matar a Sergio y no a la pobre Aretha. Ella no lomerecía.

Jorgetragasalivaysedirigedenuevoalapuertadelcuarto.Eltonoque Hugo está usando y la forma en que dice las cosas le estánintimidando.

—Cómprame uvas —le pide el chico antes de que su amigo semarche.Parecehaber recuperado la calma—.De las oscuras, por favor.Sonmejoresquelasverdes.

—Tepillaréunracimodelafrutería.—Muybien.Gracias,amigo.Ynomehagasmuchocaso.Yotampoco

mataríanuncaanadie.Cuando Jorge sale del edificio, en dirección al supermercado, está

oscureciendo.Enpocosminutosseharádenoche.CaminapensandoenloqueHugolehadicho.¿Quédebedepasarporlacabezadeunapersonaparamatar?Notieneniidea,peroalgúncortocircuitodebeproducirseenlamentedealguienquelequitalavidaaotro.Éljamásloharía.Deesoestáseguro.

Entraenlatiendayloprimeroconloqueseencuentraenelpasillode la derecha es la frutería. Empezará comprando las uvas que le hapedidosuamigo.Sinembargo,alsacarelnúmeroparaesperarsuturno,reconoceaalguienenlacola.JorgeseacercaaSergio,quenolovevenir.

—Tío,me teníasquehaberavisadodequeestabasaquí—lediceelchicodelpelorizadoasucompañerodepisoaltiempoqueledauntoque

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enelhombro.—¡Joder,Jorge!¡Mehasasustado!—Perdona.Nopretendíahacerlo.¿Quévasacomprar?—Uvas.Derepentemehanapetecidomientrasvolvíaacasa.Jorgeabremucholosojosalescucharlo.¡Uvas!Precisamenteloque

Hugolehapedidoquecompre.—Casualmente, yo venía a la frutería a por lo mismo.Me las han

encargadoenelpiso.—¿Duque?Séquelegustan.—No.Hugo.LaexpresiónenelrostrodeSergiocambiaporcompleto.Sindarse

cuenta,arrugayestrujaensumanoeltiqueconelnúmerodesuturno.JorgesepercatadeldetalleysealegradeserélquienestéallíynoHugo.Esosdos cada vez se llevanpeor. Solo espera queunono envenene lasuvasdelotro.

—¿Crees que alguna vezme perdonará lo que pasó conAretha?—preguntaSergiodespuésdeunpardeminutosenlosquenoconversan.

—Nolosé,tío.Lovuestroyaveníadelejos.—Amí tambiénmegustaba, pero ella lo eligió a él.Habíaquímica

entre ellos, aunque ya no estuvieran juntos. Entiendo que me culpe,porque yo conducía, pero tengomiedo de queHugo quiera vengarse eintentehacermedaño.

—Esonopasará.—¿Cómolosabes?Jorgevaacontestarle,peronoencuentralarespuestaalapregunta

quelehahechoSergio.Realmentenolopuedesaber.Noestádentrodelamentedesuamigo,niesconscientedehastadóndeescapazdellegar.

—No séhasta cuándoaguantaré estapresión, Jorge.Tal vez, algúndíamevayaydesaparezcaparasiempre.

—¿Yporquénotecambiasdepiso?Noesqueteestéechando.Amínomemolestas.PerosinoestásagustoconHugo,deberíasplanteártelo.

—Voy a aguantar unos meses. No me apetece ponerme a buscarapartamento ahora, enmitad del curso. Además tendría que encontrarnuevoscompañerosdealquiler,porqueyosolonopuedocostearmealgodecente ahora mismo. El máster ya me sale por un ojo de la cara. Lamitaddeloqueganoenlaempresasemevaahí.

LavozdeunhombrequellamalaatencióndeSergiointerrumpelacharlaentrelosdoscompañerosdepiso.Essuturnoenlafrutería.

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—Quiero un racimo de uvas verdes, por favor—dice el chico a unseñordepeloybigotecompletamenteblancos.

AJorgeseleescapaunasonrisacuandooyeloquepideSergio.Uvasverdes. A él también le gustan esas; no como Hugo, que prefiere lasoscuras. Al fin y al cabo, aunque tengan cosas en común y hayancompartido sentimientos hacia la misma chica, son distintos. Y quiénsabe si algún día conseguirán limar sus diferencias. De momento, loúnico que desea es que la sangre no llegue al río. Que haya paz y serespetenenlaconvivencia.

Pero no todo sale como uno desea. Diez meses y medio después,Hugo es asesinado en el mismo piso que Sergio había abandonado enseptiembresinprevioaviso,despidiéndoseconunasimplenota.

Enlamadrugadadeltresalcuatrodeenero,Jorgecaminadescalzohasta la cocina.Sacauncuchillodel cajónde los cubiertosyobserva lahojaconatención.Se lapasaporeldedocorazónysecorta,aunquenosientemuchodolor.Lasangregoteasobrelaencimeraylatiñederojo.

Entonces, el chico se da cuenta de que no estaba soñando. No,aquellonoeraprecisamenteunsueño.

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CAPÍTULO37

Jueves,4deenerode2018

EslacuartalistadeSpotifyqueponeensuordenadordurantelasúltimashoras.Aunquenohaprestadodemasiadaatenciónaningunacanción,lamúsicalaayudaaconcentrarseyaqueelsilencionolaconsuma.AhorasuenaThis isme, de la banda sonora de la películaEl gran showman.Juliatarareaelestribillodemaneracasiinconsciente.

El puzle de cristal que le ha dado su abuela la ha mantenidodespiertahastaesemomento.Soncasilasochodelamañanaylajovencontinúasindespegarsede lamesade lahabitación.Lapruebanoestáresultando nada fácil. Sin fotografía de referencia, fuemuy complicadoencajarlasprimeraspiezas.Ahorallevamásomenoslamitaddeltrabajorealizado y se va apreciando la imagen que esconde el rompecabezas.Pareceunachicaconelpelolargo,vestidaderojo.Pocomáspuedeverdeella.

Seponedepieycontemplaelpuzledesdeotraperspectiva.Sentada,lafiguradelajovennosevetanbien.Cuandoestéterminado,seguroquees impresionante, pero no haberlo acabado después de tantas horasdedicadas exclusivamente a eso le supone una especie de pequeñofracaso.¿Esdemasiadoexigenteconsigomisma?¿Cuántotardósuabuelaencompletarlo?

No debe agobiarse. Solo es un pasatiempo. Un sustituto de suinseparablecubodeRubik.Eslógicoquenoloresuelvatandeprisa.

—Sonmuchaspiezas—diceenvozaltamientrasse frota losojos—.Porlomenosnosemehacaídoniherotoninguna.

EltemaquesuenaahoraenelreproductoresAnotherdayofsun,delapelículaLaLaLand, unade sus favoritas. Julia seda cuentadequeestáhablando sola y teme empezar adesvariar. Sienteque lepesan lospárpados,peroseniegaa irseadormir.Siseacuesta,se levantaráa las

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tresdelatardeyperderátodoeldía.Asíquesedirigealcuartodebaño,abreelgrifodellavaboyseechaaguaenlacara.Semiraalespejoynopuedecreerqueaquellasojerasseanreales.

—Nomedigasquenohasdormidonadaentodalanoche,querida.Julia ve reflejada en el espejo la figura de su abuela, que

sigilosamenteha entrado en la habitación y se asomapor la puertadelcuartodebaño.

—Tupuzledecristalmehatenidoenvela.—Yamehefijadoenquehasadelantadomucho—comentalamujer,

quenopuederemediaresbozarunasonrisilla.—¿Teestásburlandodemí?—No,porsupuestoqueno.Enochohorashasavanzadobastante.—Ensiete.Heestadosietehorasconelpuzle.—Lasquesean.Sinduda,mehassuperado,querida—admitePilar,

quenoapartalasonrisadesucara—.Cámbiateynosvamosadesayunarfuera.Tevendrábiensalirunrato.

A Julia no le parece unamala idea. Desde que regresó ayer de lacomisaría,nohapisadolacalle.Sehapasadocasitodoeltiempometidaenlahabitación.

—Vale.Damequinceminutos.—Estaréenelcomedor.Notardes,quememuerodehambre.Lachicaesbastantepuntualysolosedemoraunpardeminutosmás

deloquelediceasuabuela.Cuandoentraenelsalón,Pilarestáviendolatelevisión,sentadaenunsillón,echadahaciadelante,muyatenta.Juliaobservatambiénlapantalla.Sonlasnoticiasdelcanal24Horas.

—EstánhablandodelasesinatodeHugoVelero—comenta lamujer—. Acaban de decir que fue apuñalado en su propia habitación y quetodavíanohaydetenidos, aunqueelGrupodeHomicidiosde laPolicíaNacionalestáinvestigandoasucírculomáscercano.

—Familianotiene.AsíqueimaginoqueserefierenasuscompañerosdepisoyaRima.

Elpresentadordaporterminadalainformaciónypasaalasiguientenoticia.Casualmente, ahorahablandel intentode suicidiode JonathanVila. Una joven reportera, desde la puerta del hospital en el que estáingresadoelprofesor,aseguraquesuestadodesaludhamejoradoyquesuvidayanocorrepeligro.AJuliaseleerizanlosvellosdelosbrazosaloíraquello.

—¿Nos vamos?—le pregunta su abuela tras apagar la televisión—.Estoyhambrienta.

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Lachicaasienteensilencioysalendelpiso.Nohablantampocoenelascensor.Dehecho,Julianoabrelabocahastaquedejaneledificioatrás.

—Avecespiensoquetodoestonoesreal.—¿Aquéterefieres,querida?¿Quénoesreal?—Mivida,abuela—respondelajovenmientrascaminanporlacalle

—. ¿Cómomepuedenhaberpasado tantas cosasnegativas en tanpocotiempo?Noesnormal.

—En realidad, tú solo estabas cerca en el momento en quesucedieron.Peroenrealidadnotehanpasadoati.Lasvíctimashansidootraspersonasysusfamiliares.

Enesotienerazón.Pormuchodolorquehayasentidoenlosúltimosmeses, ellanoha sido lamásperjudicada.Ni siquiera salió tandañadafísicamentecomoEmi,KerstinyVanesaeldíadelaexplosión.

—Losé,abuela.Enel fondo,he tenidosuerte.Peromesientomuyrara.Semebloquealamenteymeentranganasdellorarcontinuamente.

—Esta etapa pasará, Julia. Y vendrá otramuchomejor. Y despuéshabráotramala.Yasísucesivamente.Vivirásunmontóndecambiosyderachasbuenasymalashastaqueseasunaseñoramayorcomoyo.Conmiedadsecanalizanlascosasdeotramaneraytedascuentadequetodoesrelativo.

—Noeresunaseñoratanmayor.Solofingesunapose.Pilarseríeysecubrelabocaconlasmanos.Despuésledaunbesoa

sunietaenlafrente.Nilellevalacontrarianiledalarazón.Caminaunoscuantosmetrosporlaacera,conJuliaallado,hastaquesedetieneyabrelapuertadeunacafetería.

—Vamosadesayunaraquí.Vengodevezencuando.Terecomiendoquepidasuncruasándechocolate.Sondeliciosos.

Lachicalehacecasoasuabuelayeligeelbollodehojaldremásuncaféconlechebastantecargado.

—Necesitocafeínaparanodormirmeduranteeldía—leexplicaJuliatrasbeberunsorbodesutaza—.Esperoquehoynomehayaspreparadonadacomolassimultáneasdeayer.

—¿Notegustó?—Mucho.Peromicabezanoestáparaesaclasedeesfuerzos.—Deberías jugar más al ajedrez. Eres muy buena. Además, te

ayudaríaarecuperarlaagilidadmentalquehasperdidoenestosmeses.Saldríasdeesebloqueodelquemehablas.

—Nosé,abuela.¡Bastantetengoahoraconelpuzle!

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La mujer esboza una sonrisa y le da un pequeño mordisco a sucruasán.Mientras lomastica,mirahacia laentradade lacafetería.Unajoven rubia acaba de entrar en el recinto y se dirige a la máquina detabaco.

—¿Laconoces?—¿Yo?¿Aquién?—Aaquellamuchachatanguapa.Laaltaquepareceunamodelo.—

Pilarseñalaalachicareciénllegada.Julia se vuelve extrañada. ¿Cómo va a conocer a alguien de aquel

barriosino…?Perosí,sabequiénesella.¡Lareconoceenseguida!—¡EsMarilia!¡LanoviadeFranDuque!—Losé.LahebuscadoenInstagram.Nohaymuchaschicasquese

llamenasíyestudienVeterinaria.Dehecho,eslaúnica.Porcierto,tienefotosmuybonitasconanimalitos.

—¿Tambiénlahasstalkeadoaella?—Nousesesapalabra.Esmuyfea.Yonoespíoanadie.—¿Yquéhaceaquí?—Hequedado yo con ella.Anoche lemandéunmensajedirecto—

dice lamujermuy sonriente—.Creoque te puede contarmuchas cosasinteresantes.

—¿Amí?—¡Claro!Ahoraosdejarésolas.Yonopintonadaenunacharlaentre

jóvenescomovosotras.Seguroque lograsquetehabledesunovioydeHugo.Aversiconsiguesalgunapista.

Julia se ponemuy nerviosa. Aquella encerrona no se la perdonarájamás. ¡Su abuela se ha vuelto completamente loca y juega a serMissMarple!

—Setehaidodelasmanos.—Paranada, querida.Bueno, yome voy. Te espero en casa. Luego

melocuentastodo—dicelamujerapurandoelcafé.Ledaotrobesoasunietayselevantadelasilla.Mariliayalashavistoysedirigehaciaellas.

En el camino, la chica y la mujer se encuentran y se saludanafectuosamenteconunabrazo.Dialogandurantecasiunminuto,comosise conocierande toda la vida, ante la atónitamiradade Julia.Le siguepareciendoinverosímilaquellasituación.

—Tuabuelaeslomás—dicelajoven,quesesientaenellugarenqueanteslohacíaPilar—.AnochememandóunprivadoporInstagram.¡PorInstagram!MiabuelasehaceunlíoentreelWhatsAppyelblogdenotasdelmóvil.

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—Sientoquetehayamolestadoyhayastenidoquevenira…—¿Molestar? ¡Qué va! ¡Estoy encantada de que quieras dar una

vueltaconmigoparaquetecuentecosasdemicarreraparaelpersonajede tu libro de misterio! Nunca he leído una novela en la que laprotagonistaseaunaveterinaria.

Juliaintentadisimularlasucesióndepensamientosqueleasaltanelcerebroeneseinstante.Suabuelanosolohaespiadoaesachicaylahacitadoparaquehableconella,sinoquesehainventadoelmotivoporelquequeríaquequedaranjuntas.¡Lehadichoqueestabaescribiendounlibroyqueríaquelaasesoraracomoveterinaria!

—Aunque no tendría que haberte dado vergüenza. Podríashabérmelopedidotúmisma.

—Ya.Esquesoymuytímida.Marilia suelta una carcajada y observa su teléfono, que acaba de

sonar.Cambialaexpresióndesurostroyresoplacuandoleeelmensaje.Norespondeyseguardaelaparatoenelbolsillotraserodesupantalónvaquero.

—Hombres—diceenvozalta—.¿Hasterminadodedesayunar?—Sí.Yaheacabado.—Bien.¿Teimportaquesalgamosdeaquí?Meapetecefumarmeun

cigarro.Juliasemuerdelalenguaynolesueltaloquepiensasobreeltabaco

y sus efectos. Prefiere no debatir con ella ni aconsejarla sobre loperjudicialque resulta fumar.Sabequenovaa lograrnada.Asíque selimitaaacompañarlafueradelacafeteríayponerseenelladocontrarioalquevaelhumo.

—Asíquetuprotavaaserveterinaria.¡Quéguay!—Sí,muyguay.—¿Y cómo la vas a llamar?Marilia es un nombre precioso, ¿no te

parece?—dicelajovenrubiamientrasleguiñaunojo—.Aunque,sitesoysincera, preferiría que mi nombre lo llevara la mala. Al final, en lasnovelas de misterio que leo, me olvido siempre de la víctima. Esirrelevanteparamí.Sinembargo,meacuerdodetodoslosasesinosdeloslibros.Meatraenlosmalos.¿Notepasaati?

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CAPÍTULO38

Jueves,4deenerode2018

Nopuededejardemirarselapiernaderecha:selehaquedadomuyfina.Sonlasconsecuenciasdehaberestadoescayoladotantosdías.Ahoraqueyanotieneelyeso,senotararo,peromuyaliviado.

—¿Tesientesliberado?—No te lo puedes ni imaginar. Echaba de menos andar sin las

muletas.—Ahoratienesquehacerejerciciopararecuperarlamusculatura—le

dicesupadre,queesquienlohaacompañadoalmédico,mientrassubenalcoche—.EsperoqueenEstocolmotengasungimnasiocercadedondevives.

El chico agacha la cabeza y se pone el cinturón de seguridad en elasientodelcopiloto.TodavíanohahabladoconsuspadresdesusdudasrespectoavolveraSuecia.Yselevaagotandoeltiempo.Ladecisióntienequetomarlapronto,porqueellunessalesuavión.

—En diez días tendré la pierna como siempre.No necesito ningúngimnasio,papá.

—No te sentaría mal un poco de deporte. Por cierto, ¿cómo va elbrazodeKerstin?¿Cuándolequitanlaférula?

¿Eseseunbuenmomentoparacontarlequeharotoconsunoviayque posiblemente la semana que viene no coja el vuelo de regreso aEstocolmo?Sí,esunbuenmomento.Encambio,Emilioprefieredejarlascosascomoestánynolerevelaelfindelarelaciónconlasueca.

—Ella tiene una fisura en un lugar complicado. El tratamiento esdiferente almío y debe permanecermás tiempo con la escayola que lehanpuesto.

—Pobre chica. Me hubiera gustado conocerla mejor. Tráetela enverano cuando terminéis las clases y que pase con nosotros unos días.

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Seguroqueleencantaríairalaplaya.El jovennoresponde.Se inclinayenciende laradiodelcochepara

que su padre no continúe sacando a relucir el tema de su exnovia.Sintoniza una emisora en la que en esemomento suenaLa casa no esigual,deMelendi.Porsuerte,Antonioconocelacanciónyseentretienetarareándolamientrasconduce.EsodeberíadeservirparaqueseolvidedeKerstinydeSueciaduranteeltrayectohastasucasa.

Asíes.Elrestodelcamino,supadreselopasacantandoalsonqueproponeCadenaDial.Legustaqueestédebuenhumoryqueentreellosnohayaelmalrolloqueexistíahastahacepoco.¿Quépasaríasivolvieraacasa?¿Loaceptaríanélysumadre?

ElmóvildeEmiliosuenacuandoentranenelpueblo.SetratadeAnaRincón.Ha pensadomucho en ella en las últimas horas.Anoche no seconectóaSkypenilemandóningúnmensaje.¿Porquéibaahacerlo?

—Papá,déjameaquí.Yavoyyocaminandohastacasa—diceelchico,quehapreferidonoresponderalteléfonoconsupadredelante.

—¿Estásseguro?—Sí,necesitotrabajarmispiernas.Mevendrábienandarunrato.Antonio accede y aparca el vehículo para que su hijo se baje. Son

unosdoskilómetrosdedistanciahastadondeviven.Sedespidenhastalahora de comer y después el hombre se aleja con el coche. Es entoncescuandoEmilioledevuelvelallamadaaAna.Estarespondedeinmediato.

—¡Hola!¿Cómohaidoenelmédico?¿Yaereslibre?—Sí.Adiósescayola.Mehequitadounyesodeencima.—¡Bien!¡Esohayquecelebrarlo!¿TeapeteceunaCoca–Cola?Emilio queda con Ana Rincón en una placita del pueblo. Le

sorprende que la mujer quiera volver a verlo e invitarlo a tomar algo.Mientraslaesperasentadoenunbanquito,revisalasredessocialesyleelasúltimasnoticias en su teléfono.Alparecer, Jonayano luchapor suvida y se encuentra mejor. No ha conseguido su objetivo, aunque sepregunta si volverá a intentar suicidarse. Seguramente la prisión en laqueestáencerradoaumentarálasmedidasdeseguridadparaevitarlo.

HayalgoquellamalaatencióndeEmilioyquelehacedarunbrincoen su asiento: el profesor de Filosofía está en el mismo hospital queVanesa.Oporlomenosesefueenelqueestuvoingresadatrassufrirlosdañosdelaexplosión,hastaqueledieronelaltaunosdíasatrás.

Rápidamente,leenvíaunWhatsAppalachica.

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«Buenos días, Vane. Julia me dijo ayer que te habían vuelto a ingresar. ¿Cómo teencuentras?¿Enquéhospitalestás?».

La respuesta de la jovenno llega en los siguientesminutos.Está apuntodeescribirleaJuliaparapreguntarlesiellalosabe.Sinembargo,anochelascosasnoterminarondemasiadobienentrelosdos.Quizáfuedemasiadosinceroconsuamigayseabrióencanaladestiempo.

¿Quéhace?¿Leestádandodemasiadaimportanciaaalgoquenolatiene?

No le cabe duda de que Jonathan Vila estará más que vigilado ycustodiadoporlapolicíayquenisiquierasabráqueVanesaseencuentraenelmismohospitalqueél.Seguramentenicompartenplanta.Peronopuedeevitarsentirsealgopreocupadoporlacoincidencia.

El tiempo pasa y la chica no responde al WhatsApp. La que síapareceesAna.Emilioselevantadelbanconadamásverla.¿Porquéestátannervioso?Susnerviossemultiplicanpormilcuandolamujerselanzaasusbrazosy ledaungranabrazo.Cuandoseseparan, learde lacara.Intuyequelatienerojísima.

—¡Teveogenialsinlaescayola!—¿Sí?¿Tanmalestabaconella?—No,claroqueno.Peromealegromuchodequetelahayanquitado

yyapuedasmoverteconmásfacilidad.—Todavía me cuesta un poco. Aunque en unos días estaré

completamenterecuperado.—Seguroquesí—diceAna,quenocesadesonreír—.¿Nosquedamos

enelpueblooprefieresque vayamosaotro sitio?Heaparcadoa cincominutosdeaquí.

Emilioseencogedehombrosyoptaporqueseaellaquienlodecida.Es extraño, pero los nervios continúan ahí, tamborileando en suestómago.Ynolocomprende.

Finalmente, Ana elige tomar algo en el pueblo. Caminan despacio,sinprisaysinningunadirecciónfija.

—Túnosalíasmuchocuandovivíasaquí,¿meequivoco?—Laverdadesqueno.Mepasabacasitodoeltiempometidoenmi

habitación —responde Emilio mientras se ajusta las gafas—. Iba alinstitutoy,cuandoregresabaacasa,yanovolvíaapisarlacallehastaeldíasiguiente.

—¿Ylosfinesdesemanaporlanoche?

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—Nada.Nomegustanlasdiscotecasnilospubs.Eramásfelizenmicuartojugandoalaconsola,escuchandomúsicaoviendoseries.

—¿YJulia?¿Noteanimabaaquesalierasconella?Al chico le sorprende la pregunta y no sabe exactamente qué debe

responder. Se rasca la cabeza y casi se cae al suelo al tropezar con unpequeñosocavónquehayenelsuelo.EsoprovocalarisadeAna,aunquerápidamentesepreocupaporeljoven.

—¿Tehashechodaño?—No. Tranquila. Lo que me faltaba ahora es lesionarme el otro

tobillo.—¿Tehapuestonerviosolapregunta?LadeJulia,merefiero.—Bueno…—Perdona,soymuycotilla.Enocasionessemevalalenguayquiero

sabermásdeloquedebo.Avecesnomecontrolo.—No te preocupes. Julia y yo siempre hemos sido buenos amigos.

Soloeso—contestaEmilio,quetratadenoalterarsemásdeloqueyaestá—.EnelinstitutonossentábamosjuntosyluegocharlábamosatravésdeSkypeonosenviábamosmensajesdeWhatsApp,cadaunoensucasa.

—¿Nolegustasalirdenoche?¿Escomotú?—Sí, en eso es como yo. Ella prefiere leer una novela de Agatha

Christie,jugaralajedrezohacerelcubodeRubikparapasarelratoporlasnoches.

—¿ElcubodeRubik?¿Esbuena?—Mucho.Lohaceenmenosdeunminuto. Julia esunachicamuy

inteligenteytieneunaespeciedememoriafotográfica.—Guau.Parecemuyinteresante.Emilio asiente con la cabeza. Sí, lo es. La personamás interesante

quehaconocidoensuvida.NisiquieraKerstinhallegadoasualtura,apesardequeseenamoródeambas.

—¿Vamosahí?—Anaseñalaunapequeñatascasituadaenlaesquinadelacalle—.¿Hasentradoalgunavez?

—No,peroeldueñoeselpadredeunachicaconlaqueibaaclase.Elpropietariodeaquella tabernaesHipólitoSanJuan,elpadrede

Ingrid.LaparejadeVanesanoesprecisamentedesuagradoyEmilioseplantea si es buena idea entrar allí. Pero está cansado y no le apetececontinuar andando. Además, lo más probable es que su antiguacompañerade institutoestéaesashorasenelhospital,acompañandoasunovia.Seequivoca.

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En cuanto entran en el local, Emi localiza a Ingrid: está fregandovasosdetrásde labarra.La joventambién loveyse loquedamirando,muysorprendida.Yaestardeparaecharseatrásybuscarotrositio.

Ana ha elegido una de lasmesas del fondo y el chico la sigue. Sesientan uno frente al otro, Emilio dando la espalda a la barra para notoparseconlosinquisitivosojosdeIngrid.Rápidamente,caeenlacuentadequehabríasidomejorquesesentaranalrevés;esperaquelachicanoreconozcaasuacompañante.Sisedacuentadequeellaes laviudadelhombrequeprovocólaexplosiónenlaestacióndemetrodelaeropuerto,puedemontarse un buen lío. Su novia está en el hospital por culpa deaqueltipo.

Afortunadamente, no es Ingrid la que acude a atenderlos, sino supadre.AnaRincónpideunacervezasinalcoholyEmiliounaCoca–Cola.Lamujerseechahaciadelanteyhablaenvozbajacuandoelhombresealejadelamesa.

—Ayermepasétodalatardeybuenapartedelanocheinvestigandosobre…Viral.

—¿Yquédescubriste?—Nada—respondeAnaenun susurro—.Nohe conseguidoningún

dato sobre lo que puede ser. En Internet solo hay ruido documental yentradasquenollevananingunaparte.

—¿Nohasencontradoniunsolohilodelquetirar?Lamujersonríe.Echamanodesubolso,loabreysacaunacartera.

De ella extrae una tarjeta de visita blanca y verde, con el logo de unasirenadedos colas, que le enseña aEmilio.Este lee en voz alta lo quepone.

—IbraCardona,districtmanager.—MarcosladebiódecogerdeunStarbucks.Dalelavuelta.Emiliolehacecasoyexaminaeldorsodelatarjeta.Amano,conun

bolígrafoazul,hayalgoescrito:«Viral1158315».—¿Quésignificaesto?¿Dedóndelahassacado?—Deuna sudaderademimarido—respondeAna tras recuperar la

tarjeta—.Comono encontrabanada en Internet,mepuse a revisar suscosasparaver sime tropezabaconalgunapista.Yaparecióesta tarjetaconlaanotacióndetrás.Intrigante,¿no?

—Mucho.Pero¿quéquieredecir?—Notengoniidea.Aunqueesunprimerpasoparaaveriguarquées

Viralyporquéayerrecibícincuentamileurosdesuparte.

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CAPÍTULO39

Jueves,4deenerode2018

—¿Los cuatro…? Bien… Ahora mismo hablo con ellos. Gracias. Hastaahora.

RafacuelgaelmóvilymirainquietoaJorgeyaIván,queestánconélenlacocina,desayunando.Preocupado,sepasalamanoporelcabelloylesexplicaquiénhallamado:

—Era el inspector Cuevas. Quiere que vayamos a la comisaríainmediatamente.

—¿Todos?—preguntaJorge.—Sí.VoyaavisaraDuque.Enmediahoratenemosqueestarallí.—¿Tehaexplicadoparaqué?—No,Iván.Solomehadichoquetenemosqueircuantoantes.—¡Joder! ¿Qué querrán ahora? ¡Seguro que han descubierto mis

huellasenelcuchilloqueencontraronanoche!¡Joder!¡Estoyperdido!—Tranquilo, Jorge. Han solicitado que vayamos los cuatro a la

comisaría. Si quisieran detener a alguno de nosotros, habrían venidodirectamenteacasaahacerlo.

Sinembargo,laspalabrasdeRafanotranquilizanalchicodelcabellorizado.Temequesushuellasaparezcanenelarmadelcrimen.Yeso lollevaríadirectamenteaserconsideradocomoelprincipalsospechosodelasesinatodeHugo.

—Tíos,estoymuypreocupado.—¡Cálmateya,Jorge!Notienesnadaquetemer—insisteRafa—.Ida

cambiarosderopa.Nosvamosenmicocheencuantoestéislistos.Ivánsebebeelzumodemelocotónquelequedaenelvasoysalede

lacocina.Vahastasucuartoyabreelarmariodeparenpar.—¿Puedo hablar un momento contigo? —le pregunta Jorge, que

entratambiénenlahabitaciónycierratrasél.

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—Claro.¿Dequésetrata?—Verás,estanochemehavenidoalgoa lacabeza.O,másbien,he

tenido flashesmuyconfusos.Bueno,noes sencillodeexplicar—diceeljoven,quenoparadegesticularmuynervioso—.Escomosiyohubieraestadoallí.

—¿Estadodónde,Jorge?—EnlahabitacióndeHugo.Lanocheenqueloasesinaron.Perono…

noestoyseguro.—¿Cómoquenoestásseguro?¿Dequéhablas?Jorgese revuelve los rizoscon losdedosymiraaun ladoyaotro,

fuera de sí. Iván no entiende el comportamiento de su compañero depiso,queexageratodossusgestos.

—Esta noche… Esta noche me he despertado en la cocina. Hacíamuchoquenomesucedía.Ynosé…,deverdadquenosési…Escomosimi mente quisiera que recordara… Pero todo es una nebulosa derecuerdosmalhilados ydesordenados.Ni siquiera séqué es real y quéno.

—Jorge,aclárate.Notecomprendo.Elchicose sientaen lacamadesuamigoycoloca lasmanosen la

frente.Agachalacabezayrespirahondo.Acontinuación,alzadenuevolamiradaysecentraensucompañerodepiso.

—¿Puedes asegurarme que no fui yo quien estuvo conHugo en suhabitacióncuandollegóacasalaotranoche?

—Nolosé.Soloescuchépasosycomosecerrabalapuerta.Hugoibaconalguien,peronotengoniideadeconquién.

—Joder.Mierda.¡Mierda!—Si hubieras sido tú, te acordarías. No entiendo absolutamente

nada.—Soysonámbulo,Iván—leexplicacabizbajoJorge—.Hacíamásde

dosañosquenomepasaba.—¿Eressonámbulo?¿Desdecuándo?—Desde pequeño. Pero solome ocurremuy de vez en cuando. Tú

mismohascomprobadoenestosmesesqueduermocomountronco.Sinembargo,anochemesucedió.Medespertéenlacocina.Yluegollegaronlosflashes.

—¿Quéflashes?—Imágenessueltas:uncharcodesangre,elcuchilloenmismanos,la

mirada inerte de Hugo… Pero no sé si esto es real o lo ha creado mimente.Joder,tío.¿Ysiyolomaté?

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Ivánsesientaalladodesuamigo,enlacama.Leponelamanoenelhombroyseloaprietaconfuerza.Cariñosamente.

—¿YporquéibasaasesinartúaHugo?—Nolosé.Alomejormiinconscientemeloordenó.—No entiendo mucho de estos temas —dice Iván tratando de

calmarlo—.Peronocreoqueesofuncioneasí.—Yotampocosécómova.PeroheleídoenlaWikipediaelcasodeun

tipoque,sonámbulo,condujosucocheyfuehastalacasadesussuegros.Primeroatacóalhombrey lodejó inconsciente,ydespuésmatóconuncuchilloalamujer.Cuandodespertó,norecordabahaberhechonada.

—NotecreastodoloquevieneenlaWikipedia.Jorgeresoplayseponedepie.Caminahastalapuerta,laabreymira

unaúltimavezaIvánantesdesalirdelahabitación.—Soloesperoquemishuellasnoesténeneseputocuchillo.Mediahoramástarde, loscuatrocompañerosdepisosedirigenen

cochehacialacomisaríadelaPolicíaNacional.RafaconduceyDuquevacomo copiloto. En los asientos de atrás, Jorge e Iván no vuelven aconversarsobreloquehanhabladoantes.

—Bien, ¿cuál es el plan ahora? —pregunta Fran, que parece algoenfadado—. ¿Vais a contarle a la poli que estuve en el piso para pillarunoscondones?

—Si nome lo preguntan, no diré nada—asegura Rafa—. Tenemosqueseguirapoyándonosentrenosotros.Nodiscutamosmás.

AquellarespuestatranquilizaaDuque.Eljovendelacabezarapadaapenas ha hablado con el resto de los chicos desde la discusión quemantuvierondurantelanocheanterior.

—¿AlgunohaencontradoelrastrodeSergio?—vuelveaintervenirelchicoqueconduce.

—No.Esetíosehaguardadobienlasespaldas—contestaJorge—.Nohelocalizadosunombreosusseudónimoshabitualesenningunaparte.

—Seguramenteestéusandootrasidentidades.—Puedeser,Duque.Erauntiporaro,peromuybuenoenlosuyo.Yo

tampoco he averiguado nada de él. Ni aquí ni en Australia —comentaRafa,queyabuscaunlugarenelqueaparcarelcoche.

—¿Ypor sus tarjetas de crédito?—pregunta ahora Iván—. Imaginoquedesdelaempresasepuedeaccederaalgunadesuscuentas.

—Lo hemirado. Le pedí ayuda a Javier, que es quien le hacía losingresosdeclarablesensucuenta.Perolotienetodocapadísimo—explicaJorge—.Porahímeharesultadoimposible.

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—¿Yelmóvil?—Nada. No lo usa desde que se fue a Sídney. Habrá cambiado de

número.Lógico.Nimehemolestadoenbuscarlalocalizaciónactualdelteléfono.

Rafaencuentraunestacionamientolibreenlamismacalleenlaqueestásituadalacomisaría.Mientrasmaniobraparaaparcar,preguntaporlafamiliadeSergio.

—No he hablado con ellos —dice Jorge—. Su padre sigue en laresidenciadeancianos.Latienepagadaparatodoesteaño.YsuhermanoimaginoquecontinúaviviendoenLondres,consumujerysusdoshijos,comonoscontóSergio.

—Vamos,quenada.—Nada de nada.No tengo ni idea de si ha vuelto a España o está

todavíaenAustralia.—¿Qué esperabais? Ese tío no era tan bueno como Hugo, pero lo

hacíamuybien—comentaDuque.Rafa termina de aparcar el coche y les pide a todos unminuto de

atenciónantesdesalirdelvehículo.—NosésiSergioeselasesinodeHugo,peronosvendríamuybiena

todos que la policía se centrara en él. Nos dejarían en paz durante untiempo. Así que, si aparece la oportunidad, no dudéis enmencionar loquepasóconArethaylomalquesellevabanentreellos.¿Osparecebien?

—Noson tan tontos, tío.Simishuellaso lasdealgunodevosotrosestánenesecuchillo,nodudaránensospechardenosotros.NiSergionihistorias.

—Losé,Jorge.Solohablodesisenospresenta laoportunidad.Sinser muy descarados. Que no parezca que los estamos llevando a eseterrenoapropósito—insisteRafa—.Yonohehechonada.Ymemolestaquemesiganinvestigandoyllamandoparadeclarar.

—Estoy contigo —interviene Iván—. Si les damos un nombre, locogeránalvuelo.Amítampocomehacegraciatodoesto.

—TenemoslaventajadesaberaquésededicabaSergioenEspaña.Silapolicíalobusca,seguroquenolovaaencontrar,porloqueempezaránasospechardeél.

—Eso que dice Duque tiene mucho sentido —reconoce Rafa—.¿Todosconformesentonces?¿Jorge?

El jovendelpelo rizadochasquea la lenguay terminaaceptando lapropuestadesustrescompañerosdepiso.

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Loscuatroentranenlarecepcióndelacomisaríayesperandepieaquelosatiendan.Lamismafuncionariaquepresidíaaquelmostradoreldíaanteriorlesdicequeelinspectorjefellegaráenseguida.

—¿Cuántosañostecaenporasesinato?—preguntaJorgeenvozbaja.—Cállate,capullo—protestaDuque—.Meestoyempezandoahartar

detustonteríasytusparanoias.SitehascargadoaHugo,confiésaloyaynonoshagasdarmásvueltasalosdemás.

—Tranquilos.Nonosalteremosotravez—lespideRafa—.Ymenosaquí.Aningunonosconvienequenosveandiscutirenplenacomisaría.

—Tienesrazón.Perdona,Jorge.—Losiento,tío.Nohablarémáshastaquelleguemosacasa.Jorge yDuque se dan un apretón demanos y la tensión se rebaja

entreellos.Pasanlosminutosycontinúanesperandoaqueaparezcaelinspector

jefeDelgado o el inspector Cuevas. En ese tiempo, los chicos prefierenprestar atención a susmóviles antes que iniciar otro debate o intentaradivinarparaquéloshanllamado.

Pasadaslasonceymedia,unhombrealtoyconbigoteentrapor lapuertadelacomisaríaataviadoconunagabardinagris.Asuladocaminaotromásbajito,vestidoconunabrigolargoazulmarino.

—Venid conmigo —les ordena Claudio Delgado sin tan siquierasaludaraloschicos.

Estos obedecen al inspector jefe y todos se dirigen a la sala deinterrogatorios.Cuevasentraelúltimoycierralapuerta.

—¿Qué sabéis deSergioMartínGallardo?—preguntaDelgado, quenoseandaconrodeos.

Los cuatro chicos se miran entre ellos desconcertados. Noimaginaban que el nombre de Sergio aparecería tan pronto y sin queningunodeelloslomencionaseconanterioridad.

—Fue nuestro compañero de piso —indica Rafa, que asume laresponsabilidad de contestar—. Pero se marchó a Sídney hace unosmeses.Ivánocupósulugarenelapartamento.

—¿ASídney?¿EnAustralia?—Sí.Nolovemosdesdeentonces.—¿Cuándofueeso?—A principios de septiembre—responde Jorge timorato. Le sudan

lasmanos.DelgadomiraaCuevasylehaceungestoparaquevayaabuscaralgo

fuera de la sala. A los pocos segundos, el inspector regresa con una

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carpeta.Selaentregaasucompañeroyesteleeparasímismounahojaconcretadeaquelinforme.Loscuatrochicosloobservanimpacientes.

—Bien.TenemoslaabsolutacertezadequeSergioMartínnoestáenAustralia.

—¿No?¿Ydóndeestá?—preguntaFranDuquesobresaltado—.¿EsélquienhamatadoaHugo?

—Difícil,porquelohemosencontradomuertoenelpozodeunafincaabandonada a las afueras de la ciudad —comenta el inspector jefemientras examina las caras de asombro de los presentes, una por una,para comprobar sus reacciones—. Están haciéndole la autopsia paraasegurarnosdequeesélydeterminarcuándofalleció.Perotodopareceindicarquemurióasesinadohacevariosmeses.

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CAPÍTULO40

Jueves,4deenerode2018

Mariliaesunachicapeculiar.Avecesparecequenoseenteradenada.Semuestraingenua,despistadaydemasiadoabiertayconfiadaalahoradedesvelarinterioridades.Encambio,enotrasdemuestraqueesunachicainteligente,quesabeloquequiereyescapazdellevarlaconversaciónadondeleinteresa.AJulialatienedespistada,aunquenohacambiadosupercepciónsobreelladesdelaprimeravezquehablaron:lecaebienyleresultainteresante.

—Séquenodebería fumar,perosolosoncuatroocincocigarrosaldía.Esacantidadnomataanadie,¿no?

Las dos se han sentado en la terraza de una cafetería del barrio ycadaunahapedidoun café con leche.Marilia apaga enun cenicero susegundo pitillo de lamañana. Expulsa el humo hacia un lado, para nomolestaraJulia,queestáenfrentedeella,yvuelvearetomareltemaporel que supuestamente han quedado. Lleva media hora hablándole sinparardeanimales,esterilizacionesyvacunas.

—Creoquetengotodoloquenecesitoparaelpersonajedeminovela—dice Julia, que interrumpe a Marilia justo cuando esta empieza aexplicarlelosdetallesdecómofuelaexperienciadeasistiralpartodeunayegua—.¿Cómovanlascosasporelpisodeloschicos?¿Muytensas?

—Bueno, ya sabes. Son cuatro tíos. ¡Qué se puede esperar en esecampo de testosterona! —exclama la chica, que saca otro cigarro delpaquete de tabaco, aunque no lo enciende de inmediato—. Discuten amenudo.AnocheFranyRafatuvieronunabroncabastantegorda.

—¿Sí?¿Yeso?—Puesporqueahora,sinHugo,ellossonlosdosgallitosdelcorral.

Seestándisputandoelliderazgodelgrupo.—¿Hugoeraellíder?

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—Nosiempreejercíacomotal.Peroeramuylisto.Cuandohabíaquetomarunadecisiónimportante,suopinióneralaqueprevalecía.AFranlecansababastantequetodosehicieracomoélquería.

—¿Nosellevabanbien?—No,no.Muybien.Estupendamente.Estosolomelocontabaamí

—comenta Marilia, que enciende el cigarro y da la primera calada—.Aunquenoloparezca,Franesuntíobastantesensible.

Julia escucha varios episodios en los que, aparentemente, quedaprobada la sensibilidad de Duque. Algunos de esos argumentos quizásobraban,onotendríaporquésaberlos,peroyavaconociendoaMariliay su espontaneidad. Sin embargo, por muy jugosa que sea aquellainformación,noleinteresa.

—Yladiscusióndeanoche,¿cómoempezó?—Deunamaneramuymasculina: ambos se tocaron los huevos.—

Marilia suelta una carcajada—. No literalmente, claro. Fueron laspalabrastextualesqueellosusaron.Enrealidad,sequierenmucho.Hugoeraalquelosdosteníanentrecejayceja.Aunqueningunodelosdosseatrevíaconél.Elúnicoquedeverdadleechónaricesfuetunovio.

—¿Iván?Noesminovio.—Ya,ya.Nosoisnovios,peroesechicoestáloquitoporti.Juliabebedesutazadecaféymirahaciaotrolado.Nopiensahablar

desurelaciónconIván.Nidelaconexióntanintensaquetuvieronensudía,nidelleveacercamientoquesehaproducidoahoraentreellos.

—Nunca lo había visto tan enfadado como el martes —continúaMarilia después de soltar otra bocanada de humo—. Hugo lo llevó allímiteelotrodía.Legustabaprovocar.Talvezporesoalguienselocargó.

—¿PiensasqueIvánpudo…?—¡No!¡Noqueríadecireso!Noveoatuno…aIváncapazdeasesinar

a nadie. Es buen tío. Y se tranquilizó bastante cuando Hugo se fue.Inclusosearrepintiódehabersepuestoasí.

En ese instante, pasa un joven camarero por delante de ellas yMarilia lollamaparaqueseacerque.LepideunronconCoca-Colaylededicaunadesusseductorassonrisas.

—No te importa que me tome una copa, ¿verdad? Estoy algoestresada con todo esto y necesito energía extra. Un poco de pociónmágica.

A Julia le sorprende que su nueva amiga vaya a beber alcohol tanpronto,peronoselodice.Notienelasuficienteconfianzaconellacomopararecriminárselo.

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—TodavíanomehasdichoporquédiscutieronRafayFran.—¡Ah! ¡Eso! Es verdad… Ambos se acusaron de ser el asesino de

Hugo.—¿Qué?¿Enserio?¿Porqué?—Uf. Porque son estúpidos.Ninguno piensa realmente que el otro

sea el responsable del crimen —asegura Marilia, que, mientras habla,examinasumóvil—.RafaesmuyamiguitodeRima,alaque,porlovisto,Hugonotratabamuybien.¿SabesquiénesRima?

—Sí.Laconocíenlacomisaría.Meparecióbuenachica.—Nolaconozcodemasiado,laverdad.ElcasoesqueFrandejócaer

que,paravengaraRima,RafaasesinóaHugo.Unaestupidez—reconoceMarilia,quesueltaelteléfonosobrelamesa—.MinoviopiensaqueRafaestáenamoradodeesachica,aunqueélloniega.Peronocreedeverdadqueseaélquienlomató.Ayer,despuésdeunaintensasesióndesexo,meconfesóquenopensabaqueRafalohiciera.Porsinolosabes,unhombrenunca es tan sincero como después de follar. Cuando eyaculan, secomportancomocorderitos.

ElcamareroapareceenelmomentoenqueMariliaterminalafrase.Juliaagachalacabezaydaunsorboa latazadecafé,algoavergonzadapor las palabras de su amiga. Cuando elmuchacho le sirve el ron conCoca-Cola,ysequedansolasotravez,lacharlacontinúa.

—¿YRafapiensaquefueDuquequienasesinóaHugo?—No lo creo, aunque lo dijera. A veces se comportan como un

matrimonio.—Además, Fran tiene una gran coartada. Estuvo contigo toda la

nocheenelhotel,¿no?—No.—¿No?—No.Saliódemadrugadaaporcondones.—Mariliaapagaelcigarro

enelceniceroyledaelprimertragoalron.Selimpialabocamojadaconlamano ymira hacia arriba, como si pensara en algo importante—. Elcaso es que él dice que solo estuvo cincominutos en el piso. Peromeresultaextraño.

—¿Porquélodices?—Porque, cuando fue a por la caja de preservativos, yo estaba

despierta.Ycuandovolvíaverloenlahabitacióndelhotel,habíapasadobastante tiempo. Unas dos horas. Dice que cuando regresó yo estabadormidaynomequisodespertar.

—¿Ytehacontadoquéhizoeneseratomientrasdormías?

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Marilia se pone seria por primera vez en esa mañana. Se lleva lamanoalmentónyseloacariciaconbastantenerviosismo.

—Verporno.—¿Verporno?—Sí, eso me confesó ayer cuando volvió de la comisaría. Estuvo

viendopornoenlateledelhotel.Sinvolumen.Juliaestáapuntodesoltarunacarcajada.Sinembargo,secontiene

alverelrostropreocupadodelachica.—¿Te lo puedes creer? Reservo una impresionante habitación de

hotelconjacuzziparacelebrarnuestrodécimomesderelaciónyeltíoseponeaverporno.¿Porquénomedespertócuandollegódelpisoconloscondones?

—Lostíossonasí.—EstodoloqueseleocurreresponderaJulia,quetratadeconsolarlasinmuchoéxito—.¿YvioaHugocuandofueaporlacajadepreservativos?

—Nolosé.—¿Noselohaspreguntado?Marilianiegaconlacabezaybebedesucopa.Dalaimpresióndeque

le preocupa más que su novio viera porno en la tele del hotel que laposibilidaddequeDuquepuedaserelasesinodeHugoVelero.Tuvo laoportunidad, eso está claro. ¿Sería él quien le clavó el cuchillo a sucompañerodepiso?

—Esverdadqueesanochetuvimosbuensexo.Asíqueseloperdoné.¡Peroyalevale!Ahoranoparademandarmemensajitosbonitosatodashorasparadecirmelomuchoquemequiere.¡Hombres!

Juliaahorasíríe.Puessí:sinduda,Mariliaesunatíamuyparticular.Por si tenía alguna duda, aquella conversación lo confirmadefinitivamente.Ytambiénqueesimpredecible.Puedesalirdecualquierforma,cuandomenosteloesperas.Aunquedeaquellacharlatambiénesposiblehacerotralectura.Dealgunamanera,hapuestoasunovioeneldisparadero.¿Queriendoosinquerer?Talvezellamismasospechedeél.LociertoesqueDuqueestuvoenelpisoalolargodelamadrugadaenlaque mataron a Hugo, con quien no mantenía una relación tan buenacomo podría parecer. Y pudo ausentarse del hotel el tiempo suficientecomoparaasesinarasucompañeroyluegotirarelcuchillodecocinaenlacalle,ensuregreso.

—¡Algúndíatúyyonostenemosqueirdefiesta!¡Sintíos!¿Quémedices?

—Bueno.Nosé.

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—¿Quépasa?¿Mevesmuyloca?AhoraesMarilialaqueseríeacarcajadas.Cogelacopayselavaa

terminar cuando suena su móvil. Alguien le acaba de enviar unWhatsApp.

—Seguroqueesélotravez.¡Quépesadoeres,Duquecito!—¿Nolovasamirar?—No.Paso.TodamiatenciónesparamiamigaJulia—diceMarilia,

queempiezaaarrastraralgunaspalabrasalhablar.—¿Ysiesimportante?—Puesquesevayaalamierda.Siesimportanteya…Elsonidodelteléfonointerrumpealajovenrubia,aunqueestavezes

eldeJuliaelquesuena.Estasíquecompruebaquiéneslapersonaqueleescribe.Elcorazónledaunvuelcocuandoleeloquelehanenviado.

—Dios.EsIván.—¿Yquéquiere ahora tunovio?Deberías pasarde él.Ono,mejor

liarosdenuevo.JuliaignoralaspalabrasdeMarilia.—Están en la comisaría. Los cuatro. Ha aparecido el cuerpo de

Sergio,elchicoquevivíaenelpisoantesqueél.—¿Estásdebroma?UnnuevoWhatsAppdeIvánllegaalmóvildeJulia.Lachicaloleeen

vozaltaparaqueMariliatambiénseenteredeloquedice:

«ElcuerpodeSergioestabaenel interiordelpozodeunafincaabandonadaalasafuerasdelaciudad.Ahoraestánhaciéndolelaautopsia.Aunquelomásextrañoesquelapolicíahadescubiertosulocalizaciónatravésdeunanónimoquealguienleshaenviado.Alparecer,loasesinaronhacevariosmeses».

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CAPÍTULO41

Jueves,4deenerode2018

Continúan sentados en la taberna del padre de Ingrid, tomando unrefresco.AEmiliolehaquedadoclaraunacosa:eldineroqueharecibidoAna Rincón tiene algo que ver con su difunto marido. Que Marcosanotara la palabra «Viral» en aquella tarjeta es la prueba definitiva.Aunque todavíano sepanqué significa aquelnombreni el númeroqueapareceapuntadoacontinuación.

—Emi,hayalgoquemedamuchomiedodetodoesto.—¿Elqué?—¿YsiMarcoseraunsicario?—¿Unsicario?—Sí.HepensadoquelaempresaViralpuedededicarseacontratara

personasparaquematenaotras.PoresonoapareceenningunaparteenInternet,niestáregistrada.AlomejoreldineroquemeentregaronayerfueelpagoporunservicioprestadoporMarcosenlaestacióndemetro.

—¿Yporquételodieronati?—Porque Marcos lo dispuso así. Sabía que iba a morir en el

aeropuertoydejóelcobroaminombre.El jovenpiensa loqueAnadice.Tienebastante sentido.Aunque si

aquelhombreeraunaespeciedesicario,¿aquiénteníaordendematar?Porsuerte,nadie,salvoélmismo,fallecióenlaexplosión.Además,sinocumplióconsucometido,¿porquéselohanpagado?Continúahabiendodemasiadoscabossueltosyelementosinexplicablesenaquelasunto.

—¿Yasabesquévasahacerconeldinero?—No sé si debo utilizarlo, Emi. Por lo menos hasta que aclare de

dóndevieneycómosehaconseguido.—Tendrásqueseguirtirandodelhilo.

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—Sí.No te voy a negar queme vienemuy bien para pagar ciertasdeudasycréditosquetengopendientes—comentaAna,queseechahaciaatrásensusilla—.Ymegustaríahacerunviajeyquitarmedeenmediounasemanita.

—¿Adóndequieresir?—A Suecia —responde la mujer, y después le guiña un ojo—. Es

broma.¿CómovanlascosasporEstocolmo?—Igual. No he vuelto a hablar con Kerstin. Y mis padres aún no

sabenqueherotoconellayquetengomuchasdudassobresiregresarono.

—Problemas,problemasymásproblemas.¿Porquénohacemosalgodivertidoahoraqueyapuedesandar?

—¿Elqué?—Ve pensándolo mientras voy al baño —le propone Ana, que se

levantay,alpasarporsulado,leacariciacariñosamentesupeloazul.Emilioseestremecealsentirlosdedosdelamujerensucabeza.Otra

vezseponenerviosoyelcorazónempiezaalatirlemuydeprisa.Esasensacióndurapoco.HastaqueveaIngridsalirdedetrásdela

barra del bar y dirigirse directa hacia él como si fuera un misil. Laexpresión de su cara no es precisamente la de alguien que vaya amostrarsesimpáticooagradable.

—¡Viñales!¿Quécoñohaceestatíaaquí?¿Osestáisriendodemí?—dicelajovenalzandolavoz.

—Ellanohahechonadamalo.—¿Metomasportonta?¿Creíasquenolaibaareconocer?Estaesla

tíaqueestabacasadaconelhijodeputaquepusolabombaenelmetro.—Repito:Ananohahechonadamaloni tienenadaquever con lo

quesucedióenelaeropuerto.—¿Queno?¡Sumarido lehadestrozado lavidaaVane!Ytútienes

loshuevosdeveniraquíconella.—Te quiero recordar que yo también estaba en la estación cuando

estallólabomba.—¡Peorme lo pones! ¡Aunque tú ya no tienes nada,mi novia está

ingresadaenelhospitalotravez!Emilio está a punto de responderle que, a pesar de que ya se ha

curado,laexplosióntambiénhatenidoconsecuenciasmuynegativasparaél. Sin embargo, Ingrid está muy enfadada y todo lo que le diga va aempeorarlascosas.

Page 235: El puzle de cristal - tubrujuladigital.com · y adicciones de su marido, Ana se lo planteó. Sin embargo, al final optó por continuar allí durante una temporada. Son ya más de

—¿Cuántos te saca? ¿Quince años? ¿Veinte? —pregunta la chicamientrassecruzadebrazos—.¿Noesunpocomayorcitaparati?

—¿Quédices?Estásloca.—¿Loca?Locoestástú.¡Podríasertumadre!Mehefijadoencómo

lamiras.Cómoteríesconella.¿Túnoestásconunasueca?—Pasodeti,Ingrid.—¿Leponesloscuernosatunovia?Joder.Elchicoseniegaallevarlaconversaciónaeseterreno.Selevantade

lasillaycaminahacialosbaños.—ErasmenospatéticocuandoibasdetrásdelasabelotododeJulia.

¡Te has enamorado de la viuda de un asesino, capullo! —grita Ingridmientrasretrocedehastalabarra.

Hipólito,quehaescuchadoelfinaldeladiscusión,leordenaasuhijaque semeta inmediatamente en la cocina y no salga hasta que él se loordene.Lachicaprotesta,perofinalmenteobedece.

Emilioesperaen lapuertadelbañoaqueaparezcaAna.Estatardaun par de minutos. Cuando ve al joven, se da cuenta de que algo hapasado.

—Tienesmalacara.¿Quéhasucedido?—Vámonosdeaquí.—¿Adónde?—Adondesea.Laparejaseacercaalabarraparapagar,peroHipólitolesdiceque

nohacefalta,queinvitalacasa.YlepidedisculpasaEmilioporlaactituddeIngrid.

—No entiendo nada. ¿Me puedes explicar qué ha pasadomientrasestabaenelbaño?—lepreguntaAnayaenlacalle.

—¿Nolohasoído?—¿Quétendríaquehaberoído?Eljovenleexplicalasituaciónqueacabadevivirenelbar,exceptola

parteenlaqueIngridleacusabadeserinfielaKerstinyleasegurabaquesehabíaenamoradodeAna.Aquellachicanuncalehacaídobien,peroapartirdeahoraintentaránocruzarsemásconella.

—Notepreocupes.Meheacostumbradoaque lagentepiensetodotipodelocuras.Siesachica,además,eslanoviadeVanesa,entiendoquemeveacomoaunaespeciedeterrorista.

—Notendríamosquehaberentradoenesesitio.Losiento.—¿Túestásbien?—Sí,másomenos.Hasidobastantedesagradable.

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La mujer sonríe y le acaricia la cara antes de entrar en el coche.Emilioseruborizaysueltaunresoplido.Ocupaelasientodelcopiloto,seponeelcinturóndeseguridadyreflexionasobretodoloquelehasoltadoIngrid. ¿Será verdad que mira a Ana de esa manera? Se siente muycómodoyagustoa su lado.Pero¿amor? ¡No! ¡Por supuestoquenoesamor!

—¿Tehadadotiempoapensarenalgodivertidoquepodamoshacerahoraparaolvidarnosdelmundo?

—Nosésimeapetecehaceralgodivertido.—Pueshacemosalgoaburrido.Tambiénmevale.Emilio es ahora quien sonríe. ¿Cómo puede alguien creer queAna

ayudóasumaridoaprepararelatentadoenlaestacióndemetro?Quienpiensealgoasíesquenolaconoce.Aéllehanbastadosolodosdíasparadescubrirloincreíblequeesaquellaperiodista.

—¿Sabesquémeapetecerealmente?—preguntalamujerdespuésdearrancarelvehículo.

—Sorpréndeme.—Estar en el coche contigo y escuchar música hasta que nos

cansemos.—Mepareceunplanperfecto.—¿Sí?Pueseligetúlaemisora.Elchicovaprobandocadenasderadiohastaqueencuentrauntema

que legusta.Loque suenaesViva lavida, deColdplay.Ydespués,Mihistoriaentretusdedos,unaversióndeVanesaMartínySergioDalma.Yluego, canciones de U2, de Maldita Nerea, de Laura Pausini, de ElBarrio…Yduranteunbuenratoseolvidandelmundoysolohablandemúsica.

HastaqueEmiliorecibeunWhatsApp.Muysorprendido,ysinsabercómoellahaobtenidosunúmero,lolee:

«Hola.SoyAriadna, lahermanadeOmar,eldirectordeElPulpo.Si estás conella, no lehagas caso ni le cuentes nada importante. Te está utilizando. Solo eres información paraAna.Noestanbuenacomoparece.Debescreerme,Viñales».

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CAPÍTULO42

Jueves,4deenerode2018

—Estoseponecadavezmásinteresante.Contodoslosrespetosparaesechicoquehaaparecidomuertoysufamilia.

Pilarsefrotalasmanosparamantenerlascalientesmientrasintentaocultarunasonrisillaentrelasarrugasqueseacumulanalrededordesuboca. Julia le acaba de contar lo que Iván le ha escrito a través deWhatsApp.TambiénleharelatadocontododetallesucharlaconMarilia.Lamujerhaidotomandonotasenlalibretaenlaquevaapuntandolosdetallesdeaquelcaso.

—No tiene nada de interesante, abuela.Hay por ahí alguien sueltoquematóaSergiohaceunosmesesyqueahorahaasesinadoaHugo.

—¿Porquépiensasqueeslamismapersona?—¿Túcreesquehaydosasesinos?¿ComoenelcasodelAsesinodela

Brújula?—No tengo ni idea, querida. Pero hay asuntos que me preocupan

muchoenestahistoria—dicePilarmientrasobservalahojarelacionadacon Duque—. Alguien sabía que habían matado a Sergio y dónde seencontraba oculto su cuerpo en este tiempo. ¿Quién? ¿Cómo estabaenterado?¿Porquénohadichonadahastaahora?

Julia no tiene respuestas para las preguntas de su abuela. Losacontecimientoshantomadounrumbototalmenteinesperado.

—Seguramenteestamoshablandode lapersonaque lomató.YqueahorahamatadoaHugo.

—Nosé,querida.Haymuchosdetallesquenomecuadranyquemechirrían bastante. Aunque estoy convencida de que la policía estáhaciendomuybiensutrabajoyprontosacaráconclusiones.

—Esolodicesconlabocapequeña,¿verdad?¡MenosmalquetuhijoessargentodelaGuardiaCivil!

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Pilarvuelveasonreíryse levantadelsillónenelqueestásentada.Julia la sigue con la mirada, hasta que sale del comedor. Al minutoregresaconunacestademimbredelaquesobresalendoslargasagujasdetejer.Lachicalaobservadesconcertada.

—No me mires así. Te estoy haciendo un jersey —dice Pilar, quevuelvea sentarse enel sillónenelqueestabaantes—.Loheempezadoestamañana,mientrascharlabasconMarilia.

—¿Enseriotienesganasdeponerteahoraahacerunjersey?—¡Claro!Tejermeayudaapensar.SerámiregalodeReyesparati.¡LosReyes! Son pasadomañana y ella ni siquiera se ha planteado

todavíacomprarlesalgúnregaloasuabuelayasuspadres.Aquellosdíasestánsiendotanconvulsosquehastasehadesentendidocompletamentedeunatradicióndelaquesiemprehadisfrutado.

—Esmuchotrabajo.Nohacefaltaquemelohagas.—¡Porsupuestoquehacefalta!Esteinviernovaasermuyfresco.Ya

lo verás. Me lo dicen mis viejas rodillas Y no hay nada mejor paracombatirelfríoqueunjerseydelanahechoamano.

—Bueno,siteayudaapensar…Gracias.—Como diría mi queridísimo detective Hércules Poirot, aunque

Agatha Christie tomó prestado el concepto de Conan Doyle, hay queponeratrabajaralascélulasgrisescontinuamente.Ycadaunotenemosnuestramanera.

Esoquedicesuabuela lerecuerdaaJuliaqueelpuzledecristal laestá esperando en la habitación. De repente, le entran unas ganasenormes de seguir completando la imagen de aquella chica vestida derojo.Esunabuenaformadedesbloquearsumenteymantenerlaactiva.

—Mevoyunratoalcuarto.¿Meavisasparacomer?—Estoy preparando unas buenas lentejas con chorizo. Te vendrán

estupendamente.Necesitashierropararecuperarfuerzas.Lachicanoprotesta.Aunque lentejasconchorizoes lacomidaque

menosleapetecedelmundo,menosaúnleapetecediscutirconsuabuelaahoramismo.AsíqueJuliasemarchadelcomedorsinrechistar.Entraensuhabitaciónycierralapuerta.Caminadespaciohastalamesaenlaqueestáelpuzleylocontempladepie.Lesorprendequetodavíahayatantaspiezassincolocar.Allíhaymucho trabajoporhacer.Suspira resignada,ponemúsicaenelportátily,acontinuación,sesientaenlasilla,delantedelrompecabezas.

Allá va de nuevo, a ritmo de Hans Zimmer y sus mejores bandassonoras.

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Sinembargo,cadavezquealcanzaunapiezayobservaelpuzle,tienedificultadesparamantener lospárpados levantados.Susojos se cierranduranteperiodoscadavezmáslargos.Hastaqueporfinseduerme.Nisedacuenta.Lanocheenvelalepasafactura.

El sonidodesumóvil es loque ladespierta.Estáapoyadasobre lamesa,encimadelpuzle,aunque,afortunadamente,nohatiradoningunapiezadecristalalsuelo.Extrañada,reparaenquesoncasi lasdosde latarde.DespuésvequeVanesaeslaautoradelWhatsApp.Bostezayabreelmensaje.

«Estoyfatal.Meduelemucholaespalda.¿Tienesalgoquehacerestatarde?Podríasveniraverme.Teechodemenos».

Elhospitalestáalotroladodelaciudad.Juliatardaríamásdeunahoraenmetrooenautobús.Además,estácansadayenalertaporsiIvánvuelveaponerseencontactoconella.PeroVanesaesmuyespecialysiseencuentrapostradaen lacamadeunaclínica,enparteesporsuculpa.Eso le duele. Y también le duele y le fastidia que las cosas siganempeorando.Quelavidanolesdéniunsolorespiro.Sientelapresiónensussienesylosoídosvuelvenazumbarle.

Juliamira fijamente la imagen incompletade la jovende rojo y seacuerda de la comparación que hizo su abuela. Sí, realmente ella tienemuchoqueverconaquelpuzledecristalysuevidentefragilidad.Peroletoca luchar y enfrentarse a su debilidad. Aunque lo más sencillo seríatirar la toalla, no va a rendirse. Por más que le cueste y se tenga quepelearconsupropiodestino.

A lasdosde la tarde, Ivány suscompañerosdepisoabandonan lacomisaría. El inspector jefe Delgado les ha planteado multitud depreguntas relacionadas con Sergio Martín, el chico que ha aparecidomuertoenelpozodeunafincaabandonadayalqueélnollegóaconocer.Por esa razón apenas ha intervenido y ha dejado que sus tres amigosrespondieranalamayoríadelascuestiones.

Nadamás pisar la calle, cada uno toma un camino diferente.Rafacomentaquevaaverasutíoparaasegurarsedequelascosasestánbienynovaacambiardeopiniónrespectoalpiso.Jorgetieneplanesenotro

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lugardelaciudad,aunquenolescuentanadamás.Porsuparte,DuquehaquedadoconMarilia,quenolehareveladotodavíaqueporlamañanahaestadoconJuliatomandocaféyalgomás.

Iván regresa caminando a casa. Se agazapa en su abrigo paraprotegerse del frío y le atrapa la melancolía. Es consciente de que leencantaría escuchar su voz. Tal vez no sea una buena idea. No quieremolestarlaoquepienseque laestáacosando.Loserroresdelpasadosehacenvisiblesenelpresente.Puedenperdonarse,peronoseolvidan.Sinembargo,estavezlasganaslepueden.Sacaelmóvilylallama.

Juliarespondealtercerbip.—Hola,Iván.Mepillasapuntodesentarmeacomer.—Vaya.Siquieres,tellamoluego.—No,notepreocupes.Laslentejasdemiabuelapuedenesperarun

poco.¿Quétal?—Bien.Bueno, todo lobienquepuedoestardespuésde loqueestá

pasando.Ytú,¿cómoestás?—Mediodormida.Acabodedespertarmedeunasiestaimprovisada.

Tengoloshorariosunpococambiados.Julia le cuentaque sehaquedadodormida encimadeunpuzle de

cristal que su abuela le dio anoche para entretenerse cuando él semarchó.

—¿LehassidoinfielatucubodeRubik?—Solounpardeveces.Ledaré todomicariñoencuantovuelvaal

pueblo.—¿Cuándoregresas?—Todavíanolosé.Elsábadooeldomingo.—Me gustaría verte antes de que te vayas. ¿Tienes algo que hacer

estatarde?Loha soltado sinpensar, aunque sabeque lomásprobable esque

recibaunanegativaporpartedeJulia.—VoyairaveraVanesaalhospital—respondedeformamuysecala

chica.—¿Estáingresadaotravez?Desdeelotroladodelalíneanolellegamásquesilencio.Unsilencio

queaIvánleresultafamiliarynoledabuenasvibraciones.—¿Otravez?¿Cómosabesqueestuvoingresadaantes?Norecuerdo

habértelocontado—dicelajovenentonodesafiante.—Julia, estoy al día de todo. Sé lo que os pasó en la estación de

metro.

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—¿Cómo?Nuestrosnombresnoaparecieronenlaprensa.—Melodijomimadre.Seenteróenelpueblo.Yasabesqueallíno

haysecretos.¿QuélepasaaVane?¿Secuelasdelaexplosión?—Ayerhizoungestobruscoyempezóadolerlemucholaespalda.Le

estánhaciendopruebas.—¿Puedoircontigoalhospital?Megustaríaverla.DenuevootrodeesossilenciosqueIvánconoceperfectamente.Sin

queJuliaresponda,yasabeloquevaacontestar.—Noesunabuena idea.Vanenoquiere sabernadade ti. Perdona

porsertansincera.—Tútampocoqueríasy,sinembargo,estáshablandoconmigoahora.—Iván,no seas idiota, por favor—replicamolesta—.Esoha estado

fueradelugar.—Tienes razón. Lo siento. No tenía que haber dicho eso. Pero de

verdadquemegustaríaverlayaclararlascosastambiénconella.—Ahoranoeselmomento.Estámal,Iván.Yatendráslaoportunidad

dehablarconVaneyquelosolucionéis.—Quizánohayaotromomento.—¿Porquédiceseso?Iván siente como se le hiela lamano izquierda, que es con la que

sostieneelmóvil.Laha llamadoporquequeríaescucharsuvoz.Porquepensabaqueentreelloslascosashabíanmejorado.Perosevequenoesasí y no tiene ganas de discutir. Julia se muestra a la defensivacontinuamente.

—Dalomismo.Oye,estoyapuntodellegaracasa.Yahablaremos.—¿Cómohaidoenlacomisaría?¿Novedades?—No.Muchaspreguntasypocosavances.—Laapatíaquesientese

cuelaensuvoz—.Julia,esperoqueVanesasemejore.Deverdad.Nosoytanmalocomopensáis.

—Yonopiensoqueseasmalo.Pero…—No sigas. Déjalo ahí. Te mantengo informada si recibo noticias

nuevas.Hastaluego.El joven cuelga y no permite que Julia se despida. En cuanto se

guardaelmóvilenelbolsillodelabrigo,searrepientedehabersidotanpocoamable conella.Peroyaes tardepara solucionarlo.No le apetecevolver a llamarla, ni escribirle.Después lo hará.O no. En ocasiones secansadesímismo,yaquellaesunadeesasveces.

¿Podríahaberhecholascosasdeotramanera?

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No, salió así. Y ya no haymarcha atrás. A partir de ahora, deberálucharcontrasupasado.Todossuspasados.

Jorgeexaminasumóvilyluegoechaunvistazoaledificioblancoquetiene frente a él. Allí es, en la quinta planta. Respira hondo y caminahacialapuertaprincipal,queestáabierta.Unhombrebajitoycongafaslorecibe.Elchicoimaginaqueeselconserje.

—¿Adóndeva,señor?—Al piso cinco —comenta el joven del cabello rizado—. Me están

esperando.—Muybien.Elhombrebajito loacompañahastaelascensor, leabrelapuertay

pulsaelbotóndelcinco,aunquenosubeconél.LosveintesegundosenlosqueJorgeestádentrodeaquelcubículolesirvenparareplantearsesiaquelloquevaahaceresapropiado.Puedequeestéapuntodeexplicarlea un perfecto desconocido lo que pasó en la madrugada del martes almiércoles. Espera que aquel tipo por lo menos sea discreto. Ha leídocríticas de todo tipo en Internet. No puede negar que siente miedo.MuchomiedodequeaquelhombrelecuenteatodoelmundoqueJorgeHurón asesinó aHugoVelero. Pero es el camino que ha escogido y nopuedeseguirdandopasoshaciaatrás.

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CAPÍTULO43

Domingo,13denoviembrede2016

—Voyalacocinaaporunvasodeagua.¿Tetraigoalgo?—Conquevuelvasprontomeconformo.Hugo y Aretha se sonríen y se dan un beso en los labios. A

continuación,elchicoseponeunbóxeryunacamisetademangacortaysaledesuhabitación,dejandoalajoventumbadaenlacama.Llevantodoel finde semana juntosyprácticamente solos.AexcepcióndeJorge, elresto de los compañeros de piso han pasado el sábado y lo que hatranscurridodeldomingofueradelaciudad.

Desdeelpasillohueleabeicon.Noseequivoca.Cuandoentraenlacocina, descubre a su compañero de cabello rizado empuñando unasarténenlaquefríeunpardelonchasbastantelargas.

—Las dos y cinco de la tarde. Buena hora para despertarse —diceJorgecuandoadviertelapresenciadesuamigo—.EstoypreparandounahamburguesaHurónespecial.¿Quieresuna?

—No,gracias.Nomeentranadatodavía.Hugoabreelfrigoríficoysacaunabotelladesuinterior.Seechael

aguaenunvasoyselabebedeuntrago.—¿Arethasigueencasa?—Sí,estáenmicuarto.—¿Sequedaráacomer?—Nolosé.Nolehepreguntado.Aunque…voyaromperconella.Jorgesueltalasarténymiraincréduloasuamigo.¿Realmenteacaba

de escuchar que va a dejarlo con Aretha? ¡Sería como si se separaranChristineTayloryBenStiller!

—Tío,¿meestáshablandoenserio?—Sí.Muyenserio.

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—Pero si vosotros habéis nacido para estar juntos hasta que lamuerteossepare—diceJorge,quenopuedeasimilarlanoticia—.Soislaparejamásperfectaqueconozco.

—Nostienesdemasiadoidealizados.Noexistenlasparejasperfectas.A Jorge le sorprende que su compañero de piso hable con tanta

frialdad. No sospechaba que tenían problemas entre ellos y, muchomenos,quefueranaterminarlarelación.

—¿Cuándoselovasadecir?—Ahora.Enunrato.Llevopreparándometodoelfindesemana.No

esfácilencontrarelmomentoadecuado.—Ya.Loimagino.—Perotengoquehacerlo.Eslomejorparalosdos.—¿Yanolaquieres?Hugosepiensalarespuesta.Seechaotrovasodeaguayestavezsolo

bebe un pequeño sorbo. Guarda la botella en el frigorífico y se sientasobrelaencimera.

—No es eso, Jorge. Siempre querré a Aretha. Hay una fuerteconexión entre los dos desde que nos conocimos. Posiblemente noencuentrejamásaalguienconquiencompartaesaquímica.

—¿Entonces?¿Porquévasacortarconella?—Nosoycapazdeserlefiel—responderotundoHugo.Jorgesevuelveaquedaratónitoconlaspalabrasdesuamigo.Enese

instante, el humo empieza a invadir la cocina. Se le está quemando elbeicon. Se apresura a apagar la vitrocerámica y resopla aliviado alcontemplarquesehadadocuentaatiempo.

—Llevamosmásdeunañojuntos—comentaHugomientrasabrelaventana para deshacerse de aquella humareda—. Pero si he estado conotraspersonasenestosmeses,esseñaldequenoestoyenamorado.O,almenos,nodelamaneraenlaqueyoentiendoelamor.

—Notecomprendo,Hugo.Ellaesmaravillosayestáenamoradadeti.¿Cómohassidocapazdeserleinfiel?

—Nosoyunabuenapersona,Jorge.Yalosabes.—Esonoesverdad,tío.Eresigualdebuenoydemaloqueyo.Hugosonríey,deunsalto,bajadelaencimera.Seterminaelvasode

aguayledaunapalmadaasuamigoenlaespalda.—Voyadarmeunaducha.QueteaprovechetuhamburguesaHurón

especial.—Gracias,tío.Luegotepreparouna,paraquellevesmejorlaspenas

—responde mientras pone en la sartén cebolla picada—. ¡Ah! Se me

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olvidaba.AntesvinoJavier.—¿Yquéquería?—Hablarcontigo.Ledijequeestabasocupado.Luegotellamará.Hugocabeceaasintiendoysaledelacocina.Ensuhabitación,Aretha

siguetumbadaenlacama,completamentedesnuda.Elchicosesientaenelcolchóny,pensativo,mirahacialaventana.

—¿Esoquehueleesbeicon?—pregunta lachica,quegateahastaelbordedelacamaparaacomodarseasulado.

—Sí,Jorgeseestáhaciendounahamburguesa.—¿Mehaspedidouna?—¿Tieneshambre?—¡Muchísima! Te recuerdo que no he desayunado nada —dice

Aretha, que muerde en el hombro a Hugo. Sin embargo, el joven noreacciona y ni siquiera le sonríe—. ¿Te pasa algo, amor? Te noto raro.¿Estáspreocupado?

Losojosdeélseclavanenlosdeellaylajovenprevéquealgomalova a contarle. Conoce esa mirada. La ha visto antes y nunca ha sidopresagiodebuenasnoticias.

—Dímelo ya, por favor. Sin rodeos—le ruegaAretha, que cubre sucuerpodesnudoconunasábana.

—Tequieromucho…—Meestásasustando.Hugosuspira.Agachalacabezayestaveznoseatreveamirarlaalos

ojos.Seponedepieylosueltarápido,sinpestañear.—Necesito un tiempo.Quiero que dejemos lo nuestro durante una

temporada.—¿Qué?¿Estásrompiendoconmigo?—Sí.Bueno,imaginoquesí.—¿Porqué?—preguntadesconcertadaAretha,queempiezaa llorar

—.Acabamosdehacerelamor.Estamosmuybien.Estehasidoungranfindesemana.¿Quéhasucedidoparaquequierasdejarlo?

Hugoledaunascuantasexcusas,aunqueenningunamencionaquelehasidoinfielvariasveces.Nolequierehacerdañoconeso.Piensaque,silerevelaquesehaacostadoconotraspersonasdesdequesalenjuntos,sesentirámuchopeor.

—Noquieroperderte.Eresmuyimportanteparamí.—EljoventomalasmanosdeArethaentrelassuyas—.Peroestoeslomejorparalosdos.

Lachicanoresponde.SezafadelasmanosdeHugoybuscasuropainterior entre las sábanas. Mientras se viste, el chico la observa en

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silencio.Eslapersonamásbonitaquehavistoensuvidayalaquemáshaquerido.Y,peseaello,estácompletamentesegurodeladecisiónquehatomado.

Lajovenseponesuabrigoysaledelahabitaciónatodavelocidad.Élcaminadetrás,sinrogarlequesequede.Dehecho,creequelomejoresqueellasevaya.EnelpasillosecruzanconJorgeyconSergio,queacabadellegar.Nosaludaaninguno.TampocoAretha,quesemarchadelpisosindespedirsedenadie.

Eselfinaldeotrocapítulo.—Tío,lohashecho.Tehasatrevido—lediceJorge.—¿Quesehaatrevidoaqué?—preguntaSergio.—Noesasuntotuyo.Mevoyadarunaducha.Hugo vuelve sobre suspasos y cruza el pasillo a la inversa, para ir

hastasuhabitación.Perono lohacesolo.Sergionoseconformacon larespuestaquelehadado;necesitasabermás.

—¿QuélehashechoaArethaparaquesehayamarchadoasí?—Nolehehechonada.Ynoesalgoqueteimporte.—¡Claroquemeimporta!Esmimejoramiga—sequejaeljoven,que

entraenlahabitacióndeHugotrasél.Losdossedetienenysemiranfijamenteaescasoscentímetrosuno

del otro. No es la primera vez que tienen un encontronazo desde quevivenjuntosytrabajanparalamismaempresa.

—¿EstandifícilqueteolvidesdeArethaydemí?—Sinoviviéramosbajoelmismotecho,nirepararíaentuexistencia.

Peroaellalaquierocomosifueraunahermana.¿Quélehashecho?—Conmovedor.Hemosroto.Yanoestamosjuntos.¿Contento?ElsemblantedeSergiocambiaalescucharlaspalabrasdeHugo.No

esquesonríaabiertamente,pero laexpresióndesu rostro refleja ciertasatisfacción.

—Eslamejornoticiaquemehandadoenaños.Arethanosemerecíaauntipocomotú.

—Espero que no te aproveches de la situación. Ella no estáenamoradadetinilovaaestar.

—No temas por eso.Demomento, solome tendrá ahí para lo quenecesite.

—¿Para robarle sus cosas? —pregunta Hugo. Ahora es él quienesbozaunasonrisasarcástica—.¿Creíasquenolosabía?

Aquella acusación coge desprevenido a Sergio, que se quedaparalizado. Va a responderle, pero no le salen las palabras.Ni siquiera

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lograbalbucearunafrasedeprotesta.—LosédesdequeestuvimosenlacasadecampodeDionisioyJavier

en el verano del año pasado. ¿Cleptomanía? ¿Fetichismo? ¿Robar porrobar?

—Cállate.Nosabesdeloquehablas.—¡Cállatetú!SinohedichonadahastaahorahasidoporqueAretha

estuamigayporqueresultastanpatéticocomoinofensivo.Soloeresunvulgar ladronzuelo. Si te denunciaba, también le hacía daño a ella —comentael joven,quesequitalacamisetayelbóxersinimportarlequesucompañerodepisoestédelante—.Perotejuroque,comomeenteredeque le haces algo malo o intentas ponerla en mi contra, todos seenterarándetugransecreto.¿Capisci?

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CAPÍTULO44

Jueves,4deenerode2018

Suabuelasehaofrecidoaacompañarla,peroJuliahapreferidoirsolaalhospitalavisitaraVanesa.Alfinal, laslentejaslehansentadobienysesienteconenergías renovadas.Yesoque la conversación telefónicaconIván no ha ayudado mucho. Pero empieza a acostumbrarse a que lascharlasconélleterminendejandounsaboragridulce.

Sehadecididoairenmetro.MientrasescuchaensusauricularesLalluvia,deMaríaVillalón,cierralosojosysequedadormida.Apenassonseisosieteminutos,peroledatiempoasoñarconAurora.Lachicaquemurióasesinadaenmayovavestidasolamenteconunablusablancaquelellegaporlasrodillas.Nohablanisemueve,hastaque,lentamente,sellevaeldedoíndicedelamanoderechaalaboca,pidiendosilencio.UnaescenasimilaralaintroduccióndelaseriePequeñasmentirosas.

Juliasedespiertasobresaltada.Tienemuchísimofríoenelpechoylarespiración entrecortada. La señora que está sentada a su lado se dacuentaylepreguntasiseencuentrabien.

—Sí,solohasidounapesadilla.Gracias.—Freuddecíaquelossueñossonunaventanaanuestroinconsciente

yunamanifestacióndenuestrosdeseosyansiedades—ledice lamujer,que rondará los sesenta y tantos años—. ¿Has visto alguna película demiedoúltimamente?

—No,queyorecuerde—respondeJulia,queponecaradepóker.—¿Tienesfiebre?—Tampoco.—Bien. Entonces, posiblemente estés estresada por algo. Las

pesadillasseproducenmuchasvecesporunaacumulacióndeestrésodeansiedad.

—Esosíesverdad.Estoybastanteestresada.

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—Eresmuyjovenparasentirteasí.Liberatumenteynolesdestantaimportancia a las cosas. Hazme caso —dice la mujer al tiempo que seponedepie—.Esmiparada.Encantadadeconocerte.

—Igualmente.Graciasporelconsejo.El metro se detiene y la señora se baja después de dedicarle una

última sonrisa a Julia. Sino fueraunaauténtica locura,pensaríaqueaaquellamujerlahaenviadosuabuela.Hablanyhastasonríenigual.

Sinembargo,hadadoenelclavo.Estáestresada.EiraveraVanesano es precisamente la mejor manera de quitarse el estrés de encima.Además, también le está pasando otra cosa: tener el puzle de cristal amediohacerleprovocaciertomalestareincomodidad.Esanoche,silosacontecimientosselopermiten,loterminará.Ynosedetendráhastaqueloconsiga.

Antesdellegarasuparada,recibeunmensajedeWhatsAppquelearrancaunagransonrisa.Esdesumadre.

«¿Cómoestálamejorhijadelmundo?Ynolodigoporqueseasmiúnicahija.Papáyyoteechamos demenos, aunque tu abuela nos ha pedido que te dejemos con ella unos díasmás.Hastael2028.Sinecesitascualquiercosa,llámame».

Apesardeloquehasucedido,suspadreslehandadolibertadparaquedarse en la ciudado regresar al pueblo.NohanhabladomuchodelasesinatodeHugoVeleronide larelaciónqueellateníaconlavíctima.Aunque sabeque están al tantode todo, o casi, por parte de su abuelaPilar,quelosmantieneinformados.

«Hola,mamá.Estoybien.Laabuelamehapreparadolentejasparacomeryhedormidoalgode siesta. Ahoramismo estoy yendo a ver a Vane, que está ingresada otra vez. Cuandoregrese,tellamoytecuentolasnovedades.Unbeso».

PrefierenoexplicarleporWhatsApplodelaaparicióndelcuerpodeSergio,antiguocompañerodepisodeloschicosconlosqueviveIván.

BuscaensumóvilsilanoticiayahainundadoInternet.Yesasí,perotodavía nadie la ha relacionado con el asesinato de Hugo. Si no hayfiltraciones, es lógico que no se enlacen los dos casos. Además, en laprensasolosedicequehanhalladouncadáverenelinteriordeunpozoen las afueras de la ciudad; aportan pocos datos más. En las redessocialestambiénhancomenzadolasespeculaciones,aunqueJulianohaleídoningunateoríaqueseacerquealarealidad.

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Una vez fuera de la estación de metro, el viento la despeinacontinuamente.Entoncessedacuentadecuántoechademenostenerelpelo corto, y algo parecido a la melancolía se cuela en su mente. Seabrochaelabrigoparaprotegersedelairefríoysedirigealacalleenlaqueestáubicadoelhospital. Sondiezminutosapie.Másquede sobrapara darles vueltas a los numerosos temas que almacena en su cabeza.Juliareparaenunacuestiónquedemuestraquenotodofuncionacomodeberíaensuvida.YesqueenlasúltimashorashatenidoconflictosconIngrid, Emilio e Iván por diferentesmotivos. Es cierto que ninguno deellosse lohapuesto fácil.Pero también loesqueellaantesnodiscutíacasi nunca y que su carácter actual le genera más conflictos con losdemás.

¿Necesita cambiar o aquello es una racha pasajera que finalizarácuandotodovuelvaatranquilizarse?

Máspreguntassinrespuesta.Quizásolosetratededejarsellevar.Según se aproxima a la clínica, empiezan a caer algunas gotas. La

chicaseapresuraparallegaralaentradadelhospitalsinmojarsemucho.Sin embargo, desde la escalera que conduce hasta la puerta principal,contempla dos coches patrulla de la Policía Nacional. Se detiene en elsexto escalón y divisa a una mujer y a un hombre, uniformados, queconversan muy serios. Deduce que alguien a quien han detenido estásiendoatendidoporlosmédicos.Noledamayorimportanciayentraeneledificio.

En el mostrador de la recepción la atiende una señora alta y congafas que le indica amablemente hacia dónde debe dirigirse. Pero, aldarse lavuelta, Juliaveaunhombremayor cuyo rostro le resultamuyfamiliar.Sumemorianotardaenubicarloyendarconsuidentidad.Ysiantes, en el metro, al despertarse de la pesadilla, sufrió un gransobresalto, lo que experimenta en ese instante lo supera con creces. Elmayorproblemasurgecuandoaquelseñortambiénlareconoceaella.

—¿Quécoñohacestúaquí?—lepreguntadesdelejoselhombre,quearrastralospiesalandar.

Guillermo,elpadredeJonathanVila,caminahaciaJuliaconelceñofruncidoy losojos inyectadosensangre.Lachicatemesus intenciones,aunque rápidamente comprende que allí no puede hacerle nada. Estárodeadadegenteydepersonaldelhospital.

—¿No te bastó con acusar a mi hijo de un crimen que no habíacometido?¿Hasvenidoacomprobarpor timismasi sehamuertoparareírtedenosotros?

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Julia entiende enseguida lo que sucede. A Jonathan lo hanhospitalizadoallídespuésdesuintentodesuicidio.Poresoestánlosdoscoches patrulla de la Policía Nacional en la entrada. La malditacasualidad ha hecho que Vanesa y su exprofesor de Filosofía esténingresadosenlamismaclínica.

Aunque la joven piensa muy rápido, le cuesta reaccionar.Tartamudeamientrasmiraaunladoyaotro,buscandounaalternativa;unlugarparahuirencasodequelacosasepongafea.Aquelhombrenovaaalcanzarlasisalecorriendo.Peroesaessuúltimasolución.

—Señor Vila… Verá… No estoy aquí por su hijo —dice Julia, quetiemblaalhablar—.Hasidouna…coincidencia.

—¿Coincidencia?Claro.Eresunamalapersona.Ysinmediarmáspalabras,GuillermoVilaseabalanzasobreella.Lo

hace de una forma lenta y poco ágil. Así que Julia logra esquivarlo sinexcesivasdificultadesycorrehaciaelascensor,queacabadeabrirse.Elpadre de Jonathan la observa hecho una furia, pero no la persigue. Lapuerta se cierra y la joven suspira aliviada. Pulsa el tres y se inclina,apoyandolasmanosenlasrodillas,pararecuperarelaliento.

¿Qué acaba de pasar? ¡Aquello no ha sido una pesadilla! Se las hatenidoqueverconelpadredelasesinodeAurora,quesigueconvencidodequesuhijoesinocente.

Alsalirdelascensor,seencuentraunlargopasillo,conunsinfíndepuertas a izquierda y a derecha. Está bastante concurrido. Distingue amiembros del personal hospitalario, que van de un lado para otro.Tambiénaalgunosenfermos,quecaminanconelgoteroosedesplazanensillasderuedas,acompañadosdesusfamiliares.Aquellaescenanoesla mejor para su estado de ánimo. Una enorme tristeza la atrapa y,durante un par de minutos, se queda pegada a la pared, inmóvil. Singanasdenada.

La habitación de Vanesa es la 327, al final de aquel pasillo. Sacafuerzasdedondenolastieneysedirigehaciaallí.

¿SabrásuamigaqueestáenelmismohospitalqueJonathan?Lapuertaestácerrada.Sacaelmóvily loponeenmodoaviónpara

quenohayainterrupciones.Eltiempoqueestéconella,selovaadedicarenexclusiva.Tocaconlosnudillosyunavozfemeninalainvitaapasar.La chica abre y entra en la habitación. Julia ve a su amiga en la camaubicadaalladodelaventana.Laotraestávacía.EnunasillaseencuentrasentadalamadredeVanesa,queselevantadeinmediatopararecibirla.

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—¡Hola! ¡Qué sorpresa! —grita Gloria muy contenta. Y se dan unabrazoydosbesos—.Muchasgraciasporvenir.

—Estando en la ciudad, no podía dejar de hacerlo. ¿Cómo estás,Vane?

—Regular.Su aspectodejamuchoquedesear. Su voz suenadébil. Tieneunas

ojeraskilométricasysusojosestánmáscerradosqueabiertos.Sonríeamedias.CuandoabrazaaJulia,sueltaungemidodedolorquenopuedecontener.

—Voyabajaratomarmeuncafé—diceGloriatrascogersubolso—.Osdejosolasunrato,chicas.

Lamujersalede lahabitaciónyJuliaocupalasillaen laqueantesestabasentadaella.Sequedamirandoasuamigasinsabermuybienquédecir.

—Mehetomadounoscalmantesparaeldolorhaceunrato,asíquemetienesqueperdonarsinoestoymuyactiva…PorDios,medoypenaamímisma.Parecequemeestémuriendo.Noespara tanto.Aunquenomeencuentromuybien.

—¿Teduelemucholaespalda?—Meduele todo,Julia.Laespalda, loquemás.—Vanesahaceotro

gestodedoloral colocarseunaalmohadadetrás—.Mesiguenhaciendopruebasparaverquéesloquepasa.

—Joder.Nosabescuántosientoqueestésasí.—Notepreocupes.Túnotieneslaculpa.Vanesa estira el brazo y Julia le coge la mano. Se la acaricia en

silencioduranteunoscuantossegundos.—¿CómoestánlascosasconIngrid?—Igual. No hemos hablado ni ha venido a verme. Solo nos

mandamosmensajesdeWhatsApp.—Loarreglaréis.Yaverás.—Nolosé.Ahoramismo…todoescomplicado.Mecuestapensar.Lachicacierralosojos.Juliaescuchasurespiraciónrelajadaypiensa

que se ha dormido. Continúa acariciándole el brazo. Lamira fijamentemientraslohaceyleentranunasinmensasganasdellorar.Seprometeasímismaquenovaaderramarniunasolalágrimafrenteaella.Ojalálasituaciónfueradiferente.Lavidaesmuycaprichosa.Haceunosmeses,nise podían ver. Se odiaban. Ahora se quieren mucho, son amigas,inseparables. Hasta que ocurrió lo del metro. Aquella explosión lo hacambiadotodo.Y,paracolmo,sunovialedaunultimátum.

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—¿Sabes?CreoqueIngridpiensaqueestoyenamoradadeti—sueltaderepenteVanesa,sinabrirlosojos.

—¿Qué?¿Porquépiensaeso?—Porquetalvezseaverdad.Ningunadelasdoshablamásenlossiguientesdiezminutos.Vanese

duermeyJuliaasimilaloqueacabadeescuchar.Elsilencioseprolongahastaque lapuertade lahabitaciónseabre.Gloriaregresadetomarsucafé,aunquellegaacompañada.

—Miradaquiénmeheencontradoenelpasillo.LavozdesumadredespiertaaVanesa,quesonríecuandocontempla

alchicoquehaidoavisitarla.Julia,encambio,sequedadepiedra.Seleremuevealgopordentro.Yesque,desdeeldíaenqueestalló labombaenelaeropuerto,nohabíacoincididoenelmismoespacioconsuqueridoEmilioViñales.

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CAPÍTULO45

Jueves,4deenerode2018

Emilio no se ha despegado en todo el día de Ana Rincón. Incluso hanvuelto a comer juntos. Le encanta su compañía y escucharla hablar detodo.EstánenlaciudadysedirigenencochealhospitalenelqueVanesapermaneceingresada.Lachicalecontestóhaceunratoalmensajequeleenvióporlamañanayleconfirmóqueseencuentraenellugardelaotravez.Portanto,ellayJonathanVilacompartenlamismaclínica.Esedato,sinembargo,hapreferidono revelárseloa suacompañante,queaparcacercadeaquelenormeedificioblanco.

—¿Quieresqueteespere?Luegopuedollevarteotravezacasa.—Genial.Muchasgracias.Dameunahora.—MándameunWhatsApp cuando estés listo.Mientras, iré a hacer

unascomprasporaquí.Hastaluego.El joven baja del vehículo y se despide de Ana. Camina deprisa

porque la lluvia empieza a caer con más fuerza. Cuando entra en elhospital, reconoceaGuillermoVila,elpadredelque fuesuprofesordeFilosofía.Elhombreestádiscutiendoacaloradamenteconunpatrullerode laPolicíaNacionalen larecepción.Noquiereque loveaallí,asíquetoma la decisión de armarse de paciencia: esperará y, cuando se lepresenteelmomentooportunoparacruzarelvestíbulohastaelascensor,loaprovechará.Enelmensaje,Vaneleindicóqueestabaenlahabitación327,porloquetienequesubirhastalaterceraplanta.

Aunque sabíaquehabían llevadoa Jonathana esehospital tras suintentodesuicidio,no imaginabaqueencontraríaallíasupadre.Aquelhombrehaconcedidounpardeentrevistasdespuésdelacondenadesuhijoadiecisieteañosdecárcel.Enellasmanteníaqueerainocenteyquelos testigos, el jurado y la policía habían estado condicionados por la

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opinión pública. Aseguraba que lo habían declarado culpable antes decomenzareljuicio.

EmilioaguardadetrásdeunacolumnadelaentradaaqueGuillermosemarcheosedirijaaotrazonadelhospital.Aquelloscincominutosquelleva de pie no le vienen nada bien a su tobillo recién recuperado.Además,sesientecadavezmáscansado.Eltiempoquehaestadoconlaescayolaylafaltademusculaturaenlapiernaderechaleestánpasandofactura.

Noesperamás.Caminandomuyrápido,casicorriendo,atraviesaelvestíbulo y llega al ascensor.Por suerte, el padrede Jonathanno lohavisto.Resoplaaliviadoysubehastalaterceraplanta.

Justo antes de que se abra la puerta, suena su móvil. Es unWhatsApp de Kerstin. No sabe con lo que se va a encontrar ni si estápreparado para asumirlo. Por eso duda entre leer el mensaje en esemomentoohacerlocuandosemarchedeaquelsitio.Optaporloprimero,aunqueenseguidasearrepiente.

«Hola.Necesitosabersivasahacereltrabajoconmigo.Ylonecesitosaberya.Dimealgoparabuscarmeotrocompañeroono.Quierosacarbuenanotaycasinonosquedatiempoparaentregarlo».

¿Siempreha sidoasíde fríao esqueahoraquenoestán juntos escuando se ha dado cuenta? Parece que solo le importe ese estúpidotrabajo.Emiliosemuerdeelpuñoparanogritardedesesperación.

Peroaúnfaltaunmensajemás.

«Por cierto, espero que haya ido bien lo de la pierna. No seme ha olvidado que hoy tequitabanlaescayola».

Bueno,algoesalgo.Porlomenossehainteresadoporél.AunqueelprimerWhatsApp lehamolestadomucho.Estáapuntode responderleque se busque a otro y queno le vuelva a nombrar aquel trabajo, perojustoenese instanteescuchasunombre.LamadredeVanesaacabadesalirdelascensoryavanzahaciaél.

—¡Cuántomealegrodeverte!—exclamalamujerantesdedarledosbesos.

—Hola.¿Cómoestásuhija?—Tirando.Nohapasadounabuenanoche.Aunquelevaaencantar

tuvisita.¿HasquedadoconJulia?

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—¿ConJulia?No.¿Porqué?—EllaestáconVaneahoramismo.Llegóhaceunratito.En un segundo, el chico se olvida del enfado por el anterior

WhatsAppdeKerstinyseconvierteenunmanojodenervios.NocoincideconJuliaenpersonadesdeeldíadelaexplosión.SuamiganohaidoasucasaavisitarloysolosehanvistoatravésdeSkype.Noestámuysegurode que aquel sea el mejor lugar para un reencuentro, pero ya no haymarchaatrás.

GloriaacompañaaEmiliohastalahabitación327.Lamujerabrelapuertayelchicovealasdosjóvenescogidasdelamano.

—Miradaquiénmeheencontradoenelpasillo—dicemuyalegrelamujer.

Vanesasonríedesdelacama.Julia,encambio,pareceunaestatuadesal.Emiliosedacuentadelasorpresaquesehallevado,aunquenosabecómointerpretarlaexpresióndesucara.¿Hasidounasorpresapositivaonegativa?EljovenseacercaprimeroaVaneyledadosbesos.DespuéshacelomismoconJulia,quenosemuestrademasiadoentusiasmada.

—Muchas gracias a los dos por venir.Me hacemucha ilusión queestéisaquí.Deverdad,muchasgracias.

Las palabras y la sonrisa de la joven conmueven a sumadre, quevuelve a salir de lahabitaciónparadarlesmás espacio a losdos chicosquehanidoavisitarasuhija.JuliaselevantaylecedelasillaaEmilio,quenoacepta sentarse.La joven insiste y, finalmente, el joven terminaaccediendo.

—¿Cómo está tu pie después de quitarte la escayola? —preguntaVanesamientras se recoloca la almohada de la espalda para estarmáscómoda.

—Bien, aunque me canso mucho al andar. He perdido toda lamusculaturadelapiernaderecha.

—Debes tomártelo con calma. Aunque tienes suerte de haberterecuperadotanpronto.¡Miracómoestamosotras!

ElchicosonríeymiradereojoaJulia,quenomueveniunmúsculodelacara.¿Quéestarápensando?Laconversaciónquemantuvieronayerporlanochefuebastanteextrañayterminódeunamaneraunpocorara.Se arrepientedehaberle contadoque la echademenos yde confesarleque lanotabamuy fríaconél.Talvezsuactitud tanerráticaesporesemotivo.

—Bueno, estáis muy callados. ¡Contadme algo! ¿Qué tal el mundoexterior?No sé nada de nada desde quememetieron aquí ayer por la

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tarde.Julia y Emilio semiran. Ambos tienen bastantes cosas por contar.

Peroningunoseatreveahacerlo.Esfinalmenteelchicoelquesedecideahablar.

—HaningresadoaJonathanenestehospital.—¿Qué?¿Enserio?¿Enquéplantaestá?—Nolosé.Perosupadrediscutíaconunpolicíanacionalcuandoyo

hellegado.—Yotambién lohevisto—diceJulia,queseapoyaen laotracama

paraestarmáscómoda—.Yélmehavistoamí.—¿Tehadichoalgo?—MehainsistidoenqueJonaesinocente.Despuésmehainsultado

ysemehaechadoencima.Porsuerte,heconseguidoesquivarloyllegarhastaelascensor.

—¡Joder! ¡Ese hombre está igual de loco que su hijo! —exclamaVanesa,queinmediatamentesienteunpinchazoenlaespaldaquelahaceretorcersededolor.

—Noteexaltes.—Juliaseacercaaellayledalamanodenuevo.Laotrachicaselaaprieta.

Emilio observa la sonrisa que sus amigas intercambian entre ellas.De repente, tiene la sensacióndequeJuliaha cambiadodepersonadeconfianza,deque,duranteelperiodoenqueélhaestadofuera,Vanesahaocupadosulugar.

—NomepreocupaqueJonathanysupadreesténporaquí.Novanahacermenada.

—Amí sí queme preocupa un poco. Esa gente es impredecible—comentaEmilio—.Aunque imagino que estarán vigilados por la PolicíaNacional.

—Yo he visto dos coches patrulla aparcados en la entrada de laclínica—añadeJulia.

—¿Veis?Estátodobajocontrol.Nohaymotivoporelquealarmarse.Además,yonodeclaréeneljuicio.Notienennadaenmicontra.Sifuerastú la que estuvieras aquí, sí habría que tomar más precauciones —reconoceVanerefiriéndoseasuamiga.

—De todasmaneras, nome fíomucho. Habría que avisar. No porJona,sinoporsupadre.Esehombremedamiedo—insisteEmilio—.¿Túquépiensas,Julia?

—Tampoco me gusta que Guillermo Vila esté rondando por elhospital.PeroaVanenoleharánada.Entodocasoiríaapormí.

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—Podemos hablar con tumadre, para que lo tenga en cuenta. Asíminimizamoslosriesgos.

—Quizá,siselodecimosaGloria,sepreocupedemás,¿no?Bastantetieneya—comentaJulia—.EsehombrenoestáparamuchostrotesynocreoqueconozcaaVane.

—Noavisaranadiedeloquepasaesunaimprudencia.—Noloveoasí,Emi.Ymiraqueyosoyprevisora.Vanesaobservaasusdosamigoscomosiestuvieraenunpartidode

tenis.Ledalaimpresióndequesucedealgoentreambos.EmilioyJuliadiscuten sin discutir. Ninguno alza la voz ni suelta ninguna palabraofensivacontraelotro.Perohaytensión.

—¿Estáis enfadados por alguna razón? —interrumpe Vanesa a lapareja—.Porque,siesasí,esteesunbuenmomentoparahacerlaspaces.

TantoEmiliocomoJuliaseruborizan.Elchicoseajustalasgafasylachicasecruzadebrazos,nerviosa.Niunoniotrorespondenalapreguntaqueleshahechosuamiga.

Trasunosinstantesdeconfusión,lapuertadelahabitaciónseabreyambos respiran aliviados. Gloria entra en el cuarto con un paqueteenvueltoenlasmanos.

—Os he traído algo de comer—dice lamujermientras deposita lameriendasobrelacamalibre—.Esperoqueosguste.

Gloria quita primero el hilo del envoltorio y luego aparta el papelparadescubrirunabandejaconunadocenadepastelitos.

—Loshecompradoenlapanaderíaquehayenlaesquina.¡Adelante!¡Cogeduno!

Ni Emilio ni Julia se atreven a ser el primero, aunque a los dosaquellosdulcesleshanentradoporlosojos.Además,huelenmuybien.

—¡Vayados!Siyomepudieralevantar…¡Estáismuyatontadoshoy!Emiliochasquealalenguayselevantaparacogerunodechocolate.

Selometeenteroenlaboca;ylohacecontanpocapericiaquesemanchalanarizylacomisuradeloslabios.Julialoveysueltaunacarcajada.Porprimeravezdesdequeestánlosdosjuntosenaquellahabitación,seríe.Elchicotambiénesbozaunasonrisillayleofrecelabandejaasuamiga.Estaeligeunpastelitodenatayselocome.Semiranysesonríen.

—Yo quiero uno. ¿Puedo? —pregunta Vanesa, que intentaincorporarseunpoco.

Perocuandosumadrevaaacercarlelosdulces,loscuatroescuchanun gran escándalo en el pasillo de la tercera planta. Emilio y Julia se

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asoman a la puerta y contemplan a varios médicos y enfermeroscorriendo.

No tienen ni idea de lo que está pasando, aunque no tardarándemasiadoenenterarsedequeGuillermoVilaseharajadoelcuelloconunbisturí,alladodelahabitaciónenlaquecontinúaingresadosuhijo.

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CAPÍTULO46

Jueves,4deenerode2018

Cuando Iván llegó al piso, hace unas horas, estaba vacío. Se puso ropamás cómoda, se tumbóenel sofádel salóny se cubrió conunamanta.Encendiólateleypocodespuéssequedódormido.

Se despierta con el sonido de la puerta principal abriéndose ycerrándose.Alescucharlasvocesdeunchicoyunachica,seincorporaysepeinaconlasmanos.Rafanotardaenentrarenelsalónacompañadode Rima. La joven está riéndose por algo que le ha dicho su amigo,aunque,encuantovealotrojoven,seponeseriayse limitaasaludarloconlamano.Ivánledevuelvelacortesíaconidénticogesto.

—Tienescaradedormido—lecomentaRafa,quesesientaenunodelossillones.Rima,porsuparte,ocupaelqueestámáscerca.

—Lógico.Meacabodedespertar.Nisiquierahecomido.¿Quétalcontutío?

—Bien. Las cosas seguirán como están. Me ha preguntado sibuscaremosotrocompañerodepisoparapagarelalquiler.

—¿Loharemos?—Nosé.Ni lohabíapensado.Tendremosquehablarloentre todos.

Nohanpasadonicuarentayochohorasdesdeque…RafanoterminalafraseymiraaRima.Lachicasefrotalasmanos

nerviosaybajalamiradahaciaelsuelo.AIvánleencantaríasaberquéeslo que está pasando por su cabeza. ¿Alivio? ¿Tristeza? ¿Sentimiento deculpa?

—¿JorgeyDuquenohanvuelto?—No.Siguenporahí.Llevosolodesdequelleguéalpiso.—Jorgeestámuyraro.Siemprehasidountíomuypeculiar,peroen

estosdíasseestásuperando.

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—Han asesinado a un compañero de piso. Es normal que secomporteasí—diceRima,quehablaporprimeravez.

—Creoque estámás tensoporque la policía pueda sospecharde élque por la muerte de Hugo —opina Rafa mientras saca su móvil delbolsillo del pantalón—. Por suerte, ni Delgado ni Cuevas han vuelto areclamarnosquevayamosalacomisaría.

—Loharán cuando tengan la autopsia de Sergio—comenta Iván—.¿Quiénpudomatarlo?

—Niidea.EsperoquenolohicieranJorgeoDuque.—¿PorquéalgunodeellosquerríamataraSergio?Un sonido estridente como el de un taladro se escucha en ese

instante en el interior del piso. Alguien está llamando al telefonillo del8F.Ivánse levantaaabrir.Lepreocupaencontrar,alotro lado,aalgúnmiembrodelaPolicíaNacional.Peronoesunagente.

El aspecto de Javier sigue siendo igual de deplorable que el díaanterior.ResultaevidentequetodavíanoseharecuperadodelamuertedeHugo.

—Iván,¿quétal?¿Puedopasar?—Claro,jefe.ElhombreentrayseencuentraenelsalónconRafayRima.Estosse

hancambiadodesitioyahoraestánsentadosjuntosenelsofá.AJavierselenotaenseguidaquenoleagradalapresenciadelachica.Dehecho,nisiquierasemolestaensaludarla.

—Tengoquehablarconvosotros.Asolas.—Yomevoyya—diceRimalevantándosedelsofárápidamente.—No,tranquila.Quédateaquí—lepideRafa,queagarraalajovende

la mano y tira de ella para que se siente otra vez—. Vamos a mihabitación.

JaviereIvánlosiguenhastasucuarto.Lostresformanunaespeciedetriánguloysequedandepie.Elhombrecierralapuertayesperaunossegundosparaempezarahablar.

—¿PorquéestáRimaaquí?—Havenidoconmigo—diceRafaconvozautoritaria—.Esmiamiga,

yatelodijeayer.—¿Siguesmanteniendoquenoestáisliados?—Nohay nada entre nosotros, aunque ella y yo somos libres. Y, si

quisiéramos,podríamoshacerlo.—Mepareceperfecto—losorprendeJavierconsucomentario—.No

he venido a criticarte por eso. ¿Sabéis si Jorge y Duque van a tardar

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muchoenvenir?—Ni idea —responde Iván—. Si quieres, les mandamos un

WhatsApp.—Nohaytiempoparaeso.Tengomuchascosasquehacerynopuedo

esperarlos.Oslocuentoavosotrosyyalosinformaréisaellos.Necesitovuestraayuda.

—Túdirás.¿Quétenemosquehacer?Javier mira a izquierda y derecha y decide dejarse caer en una

especiedepufdecueronegro.RafaeIvánsesientanjuntosenlacama.—Necesito que reclaméis el cuerpo de Hugo y rellenéis todo el

papeleo correspondiente para su entierro. Yo no puedo encargarmeporquemepodríanvincularconély temoqueinvestiguenlaempresa…Laotraempresa.

—¿Podemoshacereso?—Sí,Rafa.Loheconsultado.Alnotenerfamiliaresdirectosvivoso

conocidos,delentierrodeHugoseocuparáelAyuntamiento.Noquieroeso.Quieroqueloenterremosnosotros,susamigos.Yomeocuparédelosgastos,noospreocupéis.

—Meparecebien—intervieneIván—.Déjaloennuestrasmanos.JavierbuscaconlamiradaaRafa,yestetambiénasiente.—Mañanapor lamañana sería perfecto—añade el hombre, que se

secalaslágrimasdelosojos—.Noseremosmuchoslosqueasistamos.—¿Nosdejaránenterrarlotanpronto?—Esperoquesí,Iván.Silosforenseshanterminadoconelcuerpo,ya

sepuedereclamar.—Está bien. Nos ponemos con ello enseguida —dice Rafa tras

consultarconungestoasucompañerodepiso.Losdosestándeacuerdo.Elhombrelesdalasgraciasylespidequeselocomuniquenalosdos

chicos que faltan en cuanto regresen. Después, agacha la cabeza unossegundosy,cuandolavuelvealevantar,continúahablando:

—Nosolohevenidoporeso.Hayunacuestiónimportantequedebéissaber…¿AlgunodevosotrossabequiénmatóaSergio?

—Yo ni siquiera lo conocí —contesta Iván inmediatamente, y sevuelvehaciaRafa.TambiénJavierobservadetenidamentealsobrinodeldueñodeaquelpiso.

—No, no tengo ni idea. Yo no, desde luego —responde el chicoseñalado,algopresionado.

—Bien.Entonces,¿ningunodevosotroshainformadoalapolicíadellugarenelqueseencontrabasucuerpo?

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De nuevo Iván y Rafa dan una respuesta negativa. El hombreresopla,seinclinayapoyasusmanosenlasrodillas.

—YoséquiénmatóaSergio—sueltaJavier,quesefijadenuevoenlos dos chicos, a los que acaba de dejar con la boca abierta—. Lo séporqueélmismomelocontó.

—Tengofrío.—Puesteaguantas.Dentronopuedofumar.Duquesueltaunapalabramalsonanteydespuésledaunsorboasu

taza. Él yMarilia han comido en casa de la chica y luego han salido atomaruncafé.Aunque,finalmente,ellahapedidounronconCoca-Cola.

—Oye,¿nocreesque teestáspasandoconelalcohol?Últimamentebebesdemasiado.

—¿Meestásdiciendoloquetengoquehacer?—No,solotedigoque…—Para,Fran.Soymayorcitayséperfectamenteloquepuedobebery

loqueno.¿Entendido?Eljovennodicenadaylamirafijamente,cruzadodebrazos.Marilia

noseachantayaguantasumirada.Finalmente, lachicasonríeycolocalasdosmanosenlasrodillasdesunovio.

—Notepreocupes,enserio.Cuandosetranquilicetodo,empezaréabebersoloaguamineral.Teloprometo.

—Serádifícilquelascosassecalmenenlaspróximassemanas.—¿Lopiensasdeverdad?DuqueagarralasmanosdeMarilia,quecontinúanensusrodillas,y

selasacariciaporencima.Lachicacierralosojosysonríe.—Pase lo que pase, quiero estar contigo —dice el joven con cierta

solemnidad—.Ytambiénquieroquesepasqueteperdono.—¿Meperdonas? ¿Porqué?—preguntaMarilia extrañadamientras

apartasusmanosdelasdesunovio.—PorhabermesidoinfielconHugo.Peroyanovolveráapasar.

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CAPÍTULO47

Jueves,4deenerode2018

LapropiaVanesaesquienledalanoticiaatravésdeunmensaje:

«¿Teacuerdasde todoel jaleoquehemosescuchadoantesenelpasillo?ResultaqueelpadredeJonathansehacortadoelcuello.Nosehabladeotracosaporaquí».

—Yatedijequeesehombrenoestababiendelacabeza—lecomentaEmilioaJuliadespuésdequeestalehayaleídoenvozaltaelmensaje—.¿Hamuerto?¿Osolohasidounintentodesuicidiocomoeldesuhijo?

—Niidea.Séexactamentelomismoquetú.—Menuda familia. Aunque la única que me da pena es la pobre

madredeJona.Loquehabrátenidoqueaguantaresamujerenlavida.—Amítambiénmedalástima.Primeropierdeasuhijacuandoera

unaadolescente,luegolodeJonayahoraesto.Despuésdepermanecercasiunahoraenelhospital,losdoschicosse

despidieron de su amiga y de sumadre y comenzaron a pasear juntos.EmilioavisóporWhatsAppaAnadequenofueraarecogerlo,yaqueseiríaacasaenbus.Juliatambiéninformóasuabueladequeibaallegarunpocomástarde.

—NecesitocomprarregalosparalosReyes.¿Vienesconmigo?Emilio aceptó la propuesta de Julia y ahora caminan juntos por la

ciudad.Estáanocheciendoyyano llueve.Y,aunquehace frío,nosoplanada de viento, así que la sensación térmica no es tan gélida. Hacíamucho tiempo que no pasaban un rato los dos a solas. Se sienten algoextraños.Ylascircunstanciastampocoayudandemasiado.

—¿Por qué habrá hecho Guillermo Vila algo así? —se preguntaEmilio.

Page 265: El puzle de cristal - tubrujuladigital.com · y adicciones de su marido, Ana se lo planteó. Sin embargo, al final optó por continuar allí durante una temporada. Son ya más de

—Tal vez no ha podido soportarlo más y ha intentado quitarse lavida, igual que su hijo. Habrá que ver si uno u otro consiguen supropósito.

—LasúltimasnoticiasdicenqueJonathan se encuentramejor,quesobrevivirá.

—LoheleídoenInternet.—¿Estoteafectadealgunamanera?—No losé,Emi.Tengomuchascosasen lacabezay todoestohace

que me acuerde de Aurora y de lo que sufrí en el juicio. Me he dadocuentadequenolohesuperado,dequetodavíaestáenmimente.

—Tienesquepasarpágina.Esloquetoca.Aunqueteentiendo.Noessencilloyquizátodosnecesitemosmástiempo.

La chica agacha la cabeza y camina durante unos segundos así.Emiliolaobservaysabequelesucedealgomás.Parecetristeyagobiada.Laconoceperfectamente.Quizáél tengapartederesponsabilidadensudesolación.

—Perdonasianochefuiunpocointenso—diceeljovenaldetenerseenunsemáforoenrojo—.Alomejortepresionésindarmecuenta.

—Nomepresionaste,Emi.Yatedijequeúltimamentemecomportoasícontodoelmundo.Lascosasnoparandecomplicarsecadavezmásylosproblemassemehanidoacumulando.

—Mehapasadoalgosimilar.Laexplosiónhacambiadomivida.—Amí tambiénme ha cambiado y no consigo levantar cabeza del

todo.Pero…nosolohasidoculpadelaexplosión—admiteJulia,quenocruza cuando el semáforo cambia de color—. Siento como si todo mesaliera mal. Además, esta semana ha sido una locura. Me he vuelto ameterenotrolío.Unlíotremendo.

—Sabesquepuedescontarmeloquesea.Soytumejoramigo.Oesocreo.

Lachicasonríeymirafijamenteaaquelchavalconelpelotintadodeazul y que lleva las gafas torcidas hacia la izquierda. Sin pensarlo dosveces,selanzasobreélyledaunabrazodelosquedejansinrespiración.Asíestándurantemásdeunminuto.Conlosojoscerrados,ensilencio.Recordando a toda velocidad los días en los que uno y otro eraninseparablesyselocontabantodo.Unabrazoporlosviejostiempos.

—Siguessiendomimejoramigo.—Mealegrasaberlo—lesusurraemocionadoaloído.—Vamosaalgúnsitioasentarnosyteexplicoloqueestápasando—

diceJuliaencuantoseseparan.

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La pareja se dirige a una calle peatonal, repleta de comercios, queestá cerca de allí. Compran sendas botellas de agua en un kiosco ydespués se sientan enunbanquito situadobajo el techodeuna galeríainterminable. La chica da un trago antes de iniciar la charla. Unaconversaciónqueseconvierteenprácticamenteunmonólogoyenlaquetodosalealaluz.JulialehablaaEmiliodequehavueltoaveraIván,delasesinatodeHugoVelero,decómolaengañaronylehackearonelmóvil,delaaparicióndelcuerpodeSergioMartínenunafincaabandonadaydesudeclaraciónenlacomisaríadepolicía.Cuandotermina,Emiliotratadeprocesarloantesposiblelainformaciónqueharecibido.

—Cuando hagan la película de tu vida, nadie se va a creer que tehayanpasadotantascosas,JuliaPlaza.

—¿Nodicenquelarealidadsuperaalaficción?Yotengolaprueba.Eljovenbebedesubotelladeaguayexaminaelmóvil.Sonlassiete

menosdiezdelatarde.Deberíadeirpensandoenvolveracasa,peroestámuyagustoconJulia.ApesardequelefastidiequehayavueltoaveraIványquehastaahoranolehayacontadoloqueestabasucediendo.

—¿Creesqueunodeesoschicosmatóasusdoscompañerosdepiso?—No lo sé. Ni siquiera estoy segura de que solo haya un asesino.

Imaginoquelapolicíaestarátrabajandoenambossupuestos.—Dosasesinosdiferentes.Mesuenadealgo.—Emiliosientequeun

escalofrío lerecorreelcuerpo—.Seaunooseandos, tienepintadequeloscrímenesloshancometidopersonasmuycercanasaellos.

—Esprobable.—¿Ynotienesningúnsospechoso?Túposeesunsextosentidopara

descifrarestetipodeenigmas.—Nocreoqueesoseaasí,Emi.—¡Claroqueloes!¡Alaspruebasmeremito!—Esdifícilhallarindiciossuficientesparaacusarauno,oavarios,de

esoschicosdealgotangravecomouncrimen.Rafaesuntipocerebral,íntegro,queintentatenerlotodobajocontrol.ParecequeestáenamoradodeRima, laquefuenoviadeHugo,yporahípodríavenirelmóvilsielculpablefueraél.

—Uncrimenpasional.—Algoasí.Peronoterminodeverlomuyclaro—meditaJulia—.Por

otrolado,tenemosaJorge.ÉlestabaenelpisocuandomataronaHugo,aunque asegura que dormía profundamente. De todos, es al que veomenos capaz de asesinar a alguien. Aparentemente, le costaría incluso

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matar a una hormiga. Sus reacciones son exageradas y está siemprenervioso.Peromiabuelahadescubiertoqueesactoraficionado.

—¿Esactor?Interesante.—Sí.Quizáestémarcándoseelpapeldesuvida—indicalachica,que

daunbuentragoasubotelladeaguaantesdecontinuar—.Y,porúltimo,está Fran Duque. Según me ha contado su novia, no se llevabaespecialmente bien conHugo. Se quejaba de que este siempre lograbaimponersucriterio.Además,ocultóqueestuvoenelpisoesamadrugada.Enprincipio,parairapor…condones.

—¿Esotehacontadosunovia?—Sí.Esunadelaschicasmássingularesqueheconocidoenmivida.—¿Ellanoessospechosa?—Queyosepa,notuvolaoportunidaddecometerelcrimen.Estaba

en un hotel cuando asesinaron a Hugo. Marilia y su novio estabancelebrandoallísusdiezmesesderelación.

—Bien.Entonces,unamenos.Nosqueda Iván. ¿Piensasquepuedeteneralgoqueverenestahistoria?

—ÉlnoconocióaSergio.Y,aunquediscutióconHugoelmartesporlanoche,noteníaunmotivorealparaasesinarlo.

—Nuncamegustóesetío.—Iván puede ser un verdadero capullo y ha metido la pata un

montóndeveces,peronoloveocapazdeclavarleaalguienuncuchilloenlaespaldahastamatarlo.

—Yonopondríalamanoenelfuegoporél.Julia se encoge de hombros. Ella tampoco pondría la mano en el

fuego por nadie. Sin embargo, no ve a Iván como un asesino. Hizotrampasenunexamen,laengañócuandoempezaronasalirylepidióaHugoquelehackearaelmóvil.Pero¿cometeruncrimen?Simplemente,leresultaimposiblecreerlo.

—Mehasdichoquetodostrabajanenlamismaempresa.¿Aquésededican?—preguntaEmilio,cadavezmásinteresadoenaquellahistoria.

—La empresa tiene relación con la informática. Aunque no séexactamentequéhacen.Miabuelapiensaquesonhackers.

—¿Perotuabuelasabeloqueesunhacker?—Tesorprenderíanlosconocimientosdelaactualidadquetieneesa

señoradesetentaysieteaños.Estápuestísima.¡Hastasehaabiertounacuentade Instagram!—dice Julia conuna sonrisa—.Evidentemente, laempresa trabajaría en desarrollo de páginas web, limpieza de virus y

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todasesascosas.Ymantendríanocultaesapartemásoscura.Aunquenoséconquéfinalidadniparaquiénloharían.

—¿Ivántehaconfirmadoeso?—No.Nomehadichonada.—Tendríasquehablarseriamenteconéldeesetema.Quizáporahí

saquesalgo.—Laverdadesquenosési tengomuchasganasdevolverahablar

conIván—confiesaJulia—.Siemprequehablamosestoyaladefensivayme termina ofendiendo por algo. O yo a él. Creo que nuestra relación,amistado loquesease fastidióelañopasado.Ymeda lasensacióndequenotienecura.

—Notevoyadecirquelosiento.Yasabesloquepiensodeél.EnesemomentosuenaelmóvildeJulia.Lachicasacaelteléfonoy

veenlapantallitaqueessupadre.Suintuiciónlesugierequenoesparanadapositivo.

—Hola,papá.¿Quétal?—Hola, hija. ¿Dónde estás?He llamado a tu abuela ymeha dicho

quehabíasidoalhospitalaveratuamigaVanesa.—Sí. Pero hace un rato que me marché. Ahora estoy con Emilio

dandounavueltaporlaciudad.Noshemosencontradoporcasualidadenlaclínica.

—Porloqueveo,notehasenteradodeloquehaocurrido.—¿Hablas de lo del padre de Jonathan? Sí, sé que se ha hecho un

corteenelcuello,peronadamás.—Hamuerto.Meloacabandeconfirmar.LachicamiraaEmilio, tapaelmóvil y leanunciaenvozbajaa su

amigoqueGuillermoVilahafallecido.—Julia, tenemos un gran problema—continúaMiguel Ángel. Se le

notamuytenso.—¿Quéproblema,papá?—Todavía no han informado a la prensa, ni hay ningún tipo de

comunicado oficial. A mí me ha avisado uno de los patrulleros de laPolicíaNacionalqueestabanenelhospital,queesamigomíodesdehacetiempoysabedenuestraimplicaciónenelcasodelAsesinodelaBrújula.

—Papá,cuéntameyaquéhapasado.Meestásponiendonerviosa.—Nada bueno, cariño. En la confusión que se ha originado con el

suicidiodeGuillermo,Jonathanhaaprovechadoparaescaparse.—¿Quédices?¿Hahuido?

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—Sí, Julia. Ha huido. Ha herido a uno de sus vigilantes y haconseguidoburlaralrestodelosagentes.Loestánbuscando,peroahoramismonadiesabedóndeestá.

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CAPÍTULO48

Jueves,4deenerode2018

Duqueeselúltimoenllegaralpiso.Elrestodeloschicoslehanpedidoque vaya solo, que Marilia no le acompañe. Rima también se hamarchado,justodespuésdequesefueraJavier.Loscuatrotienenmuchodeloquehablar.

Sentadosenelsalón,esRafaquientomalapalabra.—Nosécómovaaterminaresto,perotenemosalgoimportanteque

contaros—dice con la voz rasposa el joven—. Iván y yohemoshabladohaceunratoconJavier,quehaestadoencasa.Noshaconfesadoalgoquenos ha helado la sangre y que vosotros también tenéis que saber... ÉlaseguraqueHugomatóaSergioenseptiembreyluegolollevóaesafincaabandonada.

Duque reacciona aparentemente con frialdad. Se frota la cabezarapadaconlasdosmanosynodicenada.Encambio,Jorgeselevantaycomienza a caminar de un lado a otro, murmurando palabrasininteligibles.

—Según Javier, se lo confesó el propio Hugo hace unas cuantassemanas—continúaRafa.

—¿Yporquénohadichonadahastaahora?—preguntaDuquemuyserio.

—Imaginoqueparaprotegerlo.Yasabesqueerasupreferido.—¿Yeseesunmotivoparaocultaralgotangrave?—insisteFran—.

Estamoshablandodeunasesinato.Noloentiendo.Jorge, que hasta ahora se ha mantenido en silencio, se vuelve a

sentarenelsofájuntoaIványmuevelacabezaenseñaldenegación.—Yo creoquenohadichonadaporque estaba enamoradode él—

sueltaderepenteelchicodelpelorizado—.Esapuedeserlarazón.—¿Esoesverdad?¿Estásseguro?—preguntaasombradoFran.

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—Sí, tío. Lo descubrí el verano pasado, en agosto, mientrasestábamos de vacaciones en la mansión de Javier. Aunque Hugo nosentíalomismoporél.

—NoteníaniideadequeaJavierlegustasenloshombres.¿AHugotambién?—ElrostrodeDuquedenotaconfusión.

—Por lo que yo sé, mantuvieron relaciones sexuales de formaocasional—respondeJorge—.CreoqueHugoerabisexual.Aunquenuncahabléconéldeesetema.

—Qué cabrón.Menudo currículum. ¿Con cuántas personasmás sehabráliado?

LostrescompañerosmiranaDuque.Pareceenfadado.Ningunosabeque hace un rato le ha desvelado a Marilia que estaba al tanto de suinfidelidadconsucompañerodepisoasesinado.

—Hayunacircunstanciamásquenospreocupa—diceRafa,quehacecaso omiso a la pregunta que ha hecho el joven de la cabeza rapada—.Javiernoshacontadoqueélnohasidoquienhaavisadoalapolicía.Esmás,intentóquepensáramosqueSergiofueelqueasesinóaHugoparadesviarlaatencióncuandohabláramosconelinspector.

—Dehecho, amíme enseñóune–mail amenazante ymedijoqueSergiopodíaserelautor—comentaIván—.Noshaexplicadoqueloquepretendíaeraqueningunodenosotrosfuerainvestigadoy,deesaforma,quelaempresaquedaraalmargendelaspesquisaspoliciales.Sabíaque,si losagentesbuscabanaSergio,no loencontraríanyesoharíaque lessurgieran aún más dudas sobre él. En ese sentido, también teníapreparadoalgoporsilollamabanadeclararenrelaciónconlomalquesellevabanSergioyHugo.

—Es lo mismo que nosotros habíamos planeado antes de queDelgado nos dijera que había aparecido Sergio —señala Rafa, bastantemásnerviosodelohabitual.

—¡El jefe nos podría haber avisado! Nosotros, como tontos,buscandoelrastrodeSergio…yllevamuertodesdeseptiembre—sequejaJorge.

—¿EntoncesnosefueaAustralia?—preguntaDuque.Rafa niega con la cabeza y pasa a relatar a sus dos compañeros la

historia que Javier les ha contado a Iván y a él esa misma tarde: alparecer,semanasatrás,HugolehabíaconfesadoasujefeelasesinatodeSergio;esosí,sindarledetallesdelosmotivosrealesdesucrimennidecómolohizo.LoquesílereconocióaJavierfueque,despuésdematarasucompañerodepiso,seencargódeprepararlotodoparacubrirsebien

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lasespaldas:escribiólanotadedespedidadelchico,seguardósumóvilylodesconectó,ycontratóaunaempresaparaquesellevarasuscosas.Enrealidad, no las envió a Sídney, sino a un trastero en el centro de laciudad.Tambiénseocupódemandar,desdeelcorreodeSergio,sendose–mails al padre y al hermano, que reside con sumujer y sus hijos enInglaterra, para contarles el nuevo rumbo que supuestamente habíatomadosuvidaydecirlesqueduranteuntiemponovolveríaacontactarconellosporquenecesitabaestarsolo,desconectardetodo.

—Joder.Hugoloteníatodocalculado—comentaJorge—.PoresonohabíaformadeencontrarlashuellasdigitalesdeSergio.

—Ya sabéis que era muy inteligente y capaz de conseguir loimposible.

—Eraelmejordetodosnosotros—añadeeljovendelpelorizado.—Sí,peroestámuertoynosotrosno.Asíque¿dequélehavalidoser

tanlisto?Denuevo,lostreschicosfijansumiradaenDuque,queseechahacia

atrásenelsillónycruzalaspiernas.—El caso, y lo más importante, es que hay alguien más que está

informadodetodoesto.Alguienquehaavisadoalapolicíadellugarenelque estaba Sergio y que puede complicarnos la vida. Tengo quepreguntároslo:¿habéissidoalgunodevosotros?

—No—respondenalunísonoJorgeyDuque,quesemirandespuésdecontestaralavezlapreguntaquehahechoRafa.

—Yo tampoco sabía nada de ese tema —indica Iván, mucho máscalmadoquesusdoscompañerosdepiso—.Cuandoyollegué,Sergioyaestabamuerto.

—¿YsihasidoRimalaquehaalertadoalapoli?EllaeralanoviadeHugo. Tal vez se lo contó también a ella, como lo hizo con Javier —sugiereFran.

—Rimanosabenadadeesto.—¿Cómoestástanseguro,Rafa?—Porquemelohabríacontadoamí,Duque.—¿Tantaconfianzatenéis?Guau.Aquítodoelmundopareceíntimo

detodoelmundo.—No somos íntimos, pero nos hemos hecho amigos. Y estoy

informadodetodoloreferenteaellayaHugo.—Claro.Cómono.Yhasocupadosulugarencuantohaspodido.—Duque,nomehablesasí.—Tranquilo.Yamecallo.Estoempiezaadarmemuchoasco.

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Y,sindecirnadamás,selevantaysemarchadelsalón.LosotrostresloobservanynovuelvenahablarhastaqueescuchanquelapuertadelahabitacióndeDuquesecierra.

—¿Quélepasaaeste?Parececabreadoconelmundo.—Nolosé,Jorge.Sitienealgúnproblema,yalocontarácuandoledé

lagana.Pasodeirdetrásdeél—comentaRafa,quetambiénseponedepie—.TengoqueirmeaterminardearreglarlospapelesparaelentierrodeHugo.Mehanconfirmadoqueserámañanaalasonce.

—Nosabíaquemañanaeraelentierro.—Puesasíes.Javiernoshapedidoqueloorganicemos,aunqueélse

encargarádelosgastos.—¿Creesquevaairalguienmásapartedenosotros?—Nolosé,Jorge.YosoloquieroayudaraJavier.Elrestomeda lo

mismo.Despuésde loqueHugo lehizo aRima…Bueno, adiós.Nomeesperéisparalacena—lesdiceRafay,trasenfundarsesuabrigo,saledelpiso.

IványJorgesequedansolosenelsalón.Eljovendelcabellorizadoagarrasumóvil,queestáencimadelamesa,ysuamigosacaelsuyodelbolsillo. ¿Qué estaráhaciendoJulia en esemomento?Le apetece verla,aunquelaúltimacharlaconellanohayaidodemasiadobien.Legustaríacontarle las últimas novedades que su jefe les ha revelado respecto aSergioyHugo.

—Tío,sigopensandoqueJaviereselquesehacargadoaHugo.YalomejortambiéneselasesinodeSergio.Oporlomenosfuecómplice—sueltadeprontoJorge.

—¿Creesquenoshamentidoyestáimplicadoentodoesto?—Piénsalobien.SergioeraelenemigonúmerounodeHugo.Javier

pudoayudarle aquitarlode enmedio y luegoorganizar todo lodemás.QuizáHugolochantajeóparaquecolaboraraconélyanuestrojefenolequedómásremedioquehacerlo.

—¿Deesefavorhablabacuandolosescuchastehablarenlacasa?—¡Sí!¡Esoes!—exclamaJorge,emocionadoporeldescubrimiento—.

YluegoJavier,cansadoyadelapresiónqueHugoejercíasobreél,subióanuestro piso el martes por la noche y lo asesinó en un acto dedesesperación que además le causó un gran dolor, porque continúaenamoradodeél.

—Encaja.—¡Eseso,tío!¡Hemosresueltoelcaso!

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—¿Y quién ha avisado a la policía de la localización del cuerpo deSergio?

—¡ElpropioJavier!¡YanoleimportaquesesepaporqueHugoestámuerto!¡Loveoclarocomoelagua!

Mientras Jorge creehaber resuelto elmisteriode los asesinatosdeSergio Martín y Hugo Velero, el inspector jefe Delgado recibe dosllamadastelefónicasdevitalimportanciaparalainvestigación.Pideque,atravésdelcorreoelectrónico,lemandenlainformaciónpertinenteconurgencia.Setratadelosresultadosdeunapruebadactilarydeunvídeo.Despuésdevisualizarloensuordenador,avisaaCuevas.

—Hay que hablar con la juezaBalbontín—dice Claudio, sonriente,mientrassucompañeroveotravezelvídeograbadoporunacámaradeseguridad.

—¿Lallamastúolallamoyo?—Notepreocupes,Alfonso.Loharéyomismo.—¿Creesqueestoesdefinitivoparadetenerlo?—Pormenoshaygenteencerradaenlacárcel.Aunquenecesitaremos

máspruebasparaqueaesechicolocondenenporelasesinatodeHugoVelero.

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CAPÍTULO49

Jueves,4deenerode2018

LahuidadeJonathanVilahapuestoenjaquealafamiliadeJulia.MiguelÁngel le ha insistido tanto a su hija que casi la convence. El hombrequeríaque lachicavolviesealpuebloenelprimerautobúsquepudieracoger para no correr riesgos. La joven le ha explicado que su antiguoprofesor,enelhipotéticocasodequequisierabuscarla,nosabríadóndeencontrarlaenlaciudad.Esosí,hatenidoqueprometerlequeandaráconmucho cuidado y que regresará de inmediato al piso de su abuela, dedondenosaldráenloquerestadedía.

Quien sí va a regresar alpueblo esEmilio,queya está al tantodelcambiodeplanesdesuamiga.

—AlfinalnovamosapoderiraportusregalosdeReyes—comentaeljoven,contristeza,trasbajarlaescaleradelaestacióndemetro—.Mehagustadovolveraverte,Julia.

—Amí también.Llámamecuando lleguesa tu casaparaquedarmetranquila.

Elchicoasientey,acontinuación,ledaunabrazo.Noestanintensocomoeldeantes,perosímuyreconfortante.Elabrazoqueconfirmaquetodoestábienentreambos.Sedespidenycadaunotomaunadirección,yaquedebencogertrenesdiferentes.

ElcaminodevueltaselehacecuestaarribaaJulia.Recuerdatodoslosdetallesdel juicio contraJonathanVila, en el que su testimonio fueclaveparaque losnuevemiembrosdel jurado loconsiderasenculpable.EllatampocotienedudasdequeélasesinóaAuroraRíos.Ninguna.Yqueahoraesté libre ledapánico,porquees incapazdeprever loquepuedeintentarhacer.Debeestaratentaypreparada.

Cuandoestáapuntodellegarasudestino,recibeunWhatsAppdeVanesa.

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«Muchasgraciasporveniraverme.Mehaservidodemucho.Esperoponermebienprontoycelebrarlocontigoportodoloalto.Tengoganasdenotenernadadeloquequejarme».

Suspira al leer el mensaje de su amiga. No se le ha olvidado laconversación que tuvieron en la habitación del hospital antes de queaparecieraEmilio.VaneledijoqueIngridpensabaqueestabaenamoradadeellayqueno lopodíadesmentir.Luegollegóelsilencioysufaltaderecursosparadarleunarespuesta.¿Quétendríaquehaberlecontestado?Enmomentosasí,novaledenada ser inteligente,poseerunamemoriaprodigiosaopensaralavelocidaddelaluz.Solocuentanlossentimientosylacapacidadparaexpresarlos.Eneseinstantesecolapsóysumenteysucorazónsecortocircuitaron.

Juliasebajaenlaestaciónenlaquehacedosdías,casialamismahora,secruzóconHugo.Allíseconocieronpersonalmente.Élseprestóaayudarlaconlamaletayaacompañarlaalacasadesuabuela,ytambiénleofreciócobijobajosuparaguas.Unaescenafruto,enapariencia,delacasualidad, pero en realidad muy bien orquestada por él y por Iván.Cuarentayochohorasdespués,lascosashandadountremendogirodeguion y aquel chico que se asemejaba a un Beatle por su peinadosesenteroahoraestámuerto,sinquetodavíasesepaquiénloasesinó.Lapolicíatampocohadetenidoanadie.

LaconversaciónconEmiliolehaservidopararepasarenvozaltaloque sabe de ese crimen y losmotivos y las posibilidades de los cuatrocompañeros de piso para cometerlo. Aun así, continúa sin verlo claro.Nadie está libre de sospecha. Incluso existe la absurda e insólitaprobabilidaddequetodosquedaranenaquellahabitaciónparamatarlo,como ocurre en Asesinato en el Orient Express, de Agatha Christie.Cuatro puñaladas, cuatro culpables. Esa idea no se le va de la cabeza,aunque suene a locura transitoria. De todasmaneras, es una hipótesisqueseleocurrióantesdequeaparecieraelcuerpodeSergioenelpozodeuna finca abandonada. Aquel factor seguro que es importante.Posiblemente,uncrimenresuelvaelotro.

Lachica llegaal edificiodondevive suabuela.Llamaal telefonillo,peronoesPilarquienrespondealotrolado.

—¿Sí?¿EresJulia?—Sí.¿Ytúquiéneres?El desagradable clic que abre la puerta es la única respuesta que

recibe. La chica empuja y entra en el edificio algo inquieta. Camina

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deprisahaciael ascensory subehasta la segundaplanta.Nohapodidoidentificaraquellavozfemeninaporqueapenashansidotrespalabraslasquehapronunciadoynoseescuchabamuybien.¿Ysilehapasadoalgoasuabuelaylaquehacontestadoesunpersonalsanitarioounadoctora?LosnerviosseapoderandeJuliaenaquellosescasossegundoshastaquellega al segundo piso. Se abre la puerta del ascensor y se encuentrainesperadamenteconunachicarubiayalta.Enestaocasión,lajovennosonríecomosuelehacerlonormalmente.Marilialarecibeconlosbrazoscruzadoscolocadosdelantedesuabdomen,protegiéndose.

—Tengo que hablar contigo —le dice la joven sin tan siquierasaludarla—.¿Vamosaalgunaparte?

—No,mejordentro.Estoycansadadeirdeunsitioaotro.¿Teparecebien?

—Sí.Perfecto.Estaremosmástranquilas.Encuantoentranenelapartamento,Pilarrecibeasunietacondos

besos.—Yamehacontadotupadre loquehapasado—dice lamujer,que

parecebastantepreocupada—.Luegonosponemosaldía,querida.Ahoraosdejo solas.Voya irpreparandoalgode comer.Marilia, ¿tequedasacenarconnosotras?

—No,muchasgracias.Meestánesperando.—Bien.Sicambiasdeopinión,estásinvitada.LachicaledalasgraciasaPilarydespuésacompañaaJuliahastala

habitación que está ocupando esos días. Enseguida descubre el puzleencimadelamesayseaproximaparaverlomásdecerca.

—¡Vayapasada!¿Loestáshaciendotú?—Sí,loestoyintentandoalmenos.MehedejadoelcubodeRubiken

elpuebloymiabuelamelohadadoparaquemeentretenga.—¿Esdecristal?Nuncahabíavistounoasí.—Yotampoco.Alparecer, lotrajerondePraga—comentaJuliatras

sentarseenlacama—.Esmuycomplicado,porquenotengounaimagendereferencia.

—Yonoseríacapazdehacerloniconreferencias.Marilia coge una pieza, la toca, la analiza con mucho cuidado

duranteunossegundosyluegolasueltaotravezsobrelamesa.Despuésleda lavueltaa la sillaqueestá juntoa lamesay se sienta frentea suamiga.

—Sientomolestarte.No sabía a quién acudir. Realmente, no tengoamigasconlasquehablar.Dehecho,túereslomásparecidoaalguiende

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confianzaquehayenmividaactual, exceptuandoa los chicosdelpiso.Peroaellosestavezlostengoquedejaralmargen.

Marilia suelta todas aquellas frases casi sin respirar. Esta vez estáserena.Nohabebidoalcoholo, si lohahecho,nose lenota.AJulia lesorprendequeconfíetantoenella.Apenashacedosdíasqueseconocen.

—Puedescontarmeloquequieras.—Gracias,deverdad.Peronolesdigasaloschicosnadadeloquete

voy a contar. Me comprometería demasiado —le suplica Marilia, queresopla y se toma unos segundos para continuar. Cuando lo hace,directamentesueltalabombaquenohadejadoderepetirseensucabezaenlasúltimashoras—:Estatardehetenidoqueadmitirleaminovioquele he sido infiel. Lo peor es que le engañé conHugo y él lo sabía.—Ellabioletiemblamientrashabla.

AJulialeimpactalaconfesióndelajovenytambiénelestadoenelque se encuentra.No parece lamisma de siempre. Estámuy agitada yangustiada.Nodejademoverlasmanosydehacermuecasconlacara.

—¿Puedofumaraquí?—lepreguntalachicamientrassacaelpaquetedetabacoyelmecherodeunpequeñobolsoquellevaencima.

—Nosésimiabuelaesmuypartidaria,perobueno.Pontealladodelaventanayábrela.Asínosequedaráelolorenlahabitación.

LachicaselevantadelasillaysiguelasinstruccionesdeJulia.Cogeuncigarroyloenciende.Daunacaladayechaelhumoporlaventana.

—No le digas nada de esto a Iván ni a ninguno de los chicos, porfavor.Joder.Estoymuynerviosa.

—Tranquilízate. Ya no puedes cambiar lo que has hecho. Y no tepreocupes,quenodirénada.

—Gracias. Es que fui una estúpida. Ni siquiera me gustaba Hugo.Fransiemprelehadadomilvueltasentodoslossentidos.

—¿Yporquéteacostasteconél?—Porquemedabamorbo—respondeMariliadespuésdeotracalada

—.Creoquefueporeso.Lastresvecesquelohicimosfueenelpisodeloschicos,ensucuarto,mientrasFrandormíaensuhabitación.

—¿Osacostabaisensucuarto?¿Contunoviodurmiendoatansolounosmetros?¡Estabaislocos!

—Exacto.Eraunalocuraquemeexcitaba.Séquenoeralocorrecto,quenoestababien,peromedivertíahacerloallí.

Juliavuelveaquedarseboquiabierta.—Lasdosprimerasvecesfueronenoctubre;ylatercera,amediados

de noviembre. —A Marilia le sigue vibrando el labio cuando habla—.

Page 279: El puzle de cristal - tubrujuladigital.com · y adicciones de su marido, Ana se lo planteó. Sin embargo, al final optó por continuar allí durante una temporada. Son ya más de

Despuéscasihubounacuarta,pero ledijeaHugoqueno loharíamás.Nomesentíabienconmigomisma.

—¿Ycómoreaccionóél?—Seenfadó.Dehecho,nonosllevábamosmuybienúltimamente.—¿TeamenazóconcontárseloaDuque?—Me lo dejaba caer. Pero sabía que, si lo hacía, también él salía

perdiendo.Asíquenuncapudohacermechantaje.—¿Teintentómanipular?—Hugohacíaesocontodos,Julia.Sabíacómocontrolaralosdemás

—le explica Marilia mientras intenta colocarse en su sitio el cabello,despeinadoporelvientoqueentraporlaventana—.Poresosumuertehasupuestouna liberaciónparamí.Ynosolopor lapresiónqueteníaporhabermeacostadoconélyserleinfielaFran.Habíaalgopeor.

—¿Peor?¿Aquéterefieres?—Hesidoyoquienlehaenviadoalapolicíaelanónimoavisándoles

dedóndeestabaelcuerpodeSergio.—¿Qué?¿Hassidotú?¡Perocómo…!Julia se pone de pie, ahora igual de nerviosa queMarilia. Camina

hastaellaylearrebataelcigarro.Loapagacontraelmarcodelaventanaylodejaaunlado.Despuéscierraymiraalachicafijamente.

—Nunca se sabe quién puede estar escuchando —dice Julia parajustificarsucomportamiento—.Ahoraexplícamelotodocondetalle.

—Bien.Loharé.Peronomejuzguesmal,porfavor.Nohasidofácilguardarun secreto así todo este tiempo—indicaMarilia, cuya voz va yviene.Senotaquelosnervioslaestándevorandopordentro—.Lacuartavezquenosíbamosaacostar,Franestabaenlauniversidadhaciendountrabajo.Pasóelúltimojuevesdenoviembre,porlatarde.Nohabíanadieenelapartamento.Hugosefueadarunaduchaantesdeecharelpolvo,porqueveníadejugaralpádelconJavier,yentonces…lodescubrí.

—¿Quédescubriste?—Elmóvil de Sergio. Estaba en el segundo cajón de sumesita de

noche.Loreconocíenseguidaporque teníaunacarcasadeHarryPotterqueélmismosehabíahecho.Yobuscabapreservativosydiconlapruebadelcrimen.

—Madremía,Marilia.¿FueHugoquienmatóaSergio?—Sí.Fueél.—Joder. No lo había pensado. ¿Y qué hiciste cuando se duchó y

regresóalahabitación?

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—Puse una excusa y me marché a mi casa completamentetrastornada Lo pasé muy mal durante unos días. No sabía qué hacer.Intenté convencerme de que habría alguna explicación lógica para queHugotuvieraelteléfonodeSergio.Peronolaencontraba.Asíqueenelpuente de diciembre quedé con él, sin que ninguno de los chicos losupiera,ylecontéloquehabíadescubierto.

—¿LehablastedelmóvildeSergioydeloquesospechabas?—Sí. Él pensaba que habíamos quedado porque quería acostarme

con él otra vez, pero se encontró con algo totalmente diferente. Se loexpusesintapujos.

—¿Ycómoreaccionó?—Se partió de risa—respondeMarilia, que, sin darse cuenta, saca

otro cigarro del paquete—. Y me contó incluso dónde había tirado elcuerpodeSergio.MedijoquesemerecíamorirporloquelehabíahechoaAretha.Quesellevabamalcontodoelgrupoyque,tardeotemprano,solopodríaquedarunouotro.Despuésmeadvirtióque,pormibienyeldeFran,no se lo contaraanadie.Aquel seríanuestropequeñosecreto.Nuestrosegundopequeñosecreto.Luegoquiso tenersexoconmigoy ledijequeno.Quenuncamásloharíamos.YquesimedejabaenpazynohablabaconFran,yonolecontaríaanadieloquesabía.

La chica tiene lágrimas en los ojos cuando termina de relatar lahistoria. Julia se da cuenta y la abraza. Son unos segundos en los queningunadelasdosdicenada.

—No sé qué me va a pasar si la policía se entera de todo esto —comentaMariliamientras se seca las lágrimasconunpañuelodepapelquelehadadosuamiga.

—Túnohashechonada.—HeocultadoquesabíadóndeestabaelcuerpodeSergio.—Pero tú no lo mataste. De todas maneras, no tienen por qué

enterarsedequehassidotúquienloshaayudadoalocalizarelcadáver.Almenosyonotengoningunaintencióndecontárselo.

Mariliaesbozaunalevesonrisaquedurapoco.Enciendeotrocigarroyabrelaventana.Siguesoplandobastanteviento.

—HayotracosaquenomequitodelacabezadesdequeFranmehadichoquesabíaquelehabíapuestoloscuernosconHugo.

—¿Piensas que él lo mató mientras tu dormías en el hotel paravengarse?

—Mehasleídoelpensamiento,Julia.TalvezFrannofuealpisosoloa por la caja de preservativos.Me damiedo que esa noche perdiera la

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cabezayasesinaraalquehabíasidosuamigo.

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CAPÍTULO50

Jueves,4deenerode2018

—Tío, tenemos que ir a la poli y contarles nuestras sospechas. Esmuyprobablequelascosassucedierancomohemosdicho.

Desdehaceunrato,Jorgenoparadehablarlea Ivánde lomismo.Insiste en que Javier asesinó a Hugo para evitar que lo siguierachantajeando.Cuantomásloanaliza,máslecuadra.

—SiacusasaJavier, tecargas laempresaynosotrosnosquedamossintrabajo.Además,yasabesloquetodoesoimplicaría.

—¡Peroesunasesino!—No lo sabes a ciencia cierta, Jorge. ¿Y si te equivocas? No solo

estaríascometiendounerror:nospondríasatodoelgrupoenpeligro.Elchicodelpelorizadodaunpequeñogritoyserevuelveelcabello

desesperado.Duranteloscincominutossiguientes,selevantaysesientavariasvecesenelsofá.

—¡Tío, esto va a terminar conmigo! —exclama Jorge mientras seasomaporlaventana—.¡Mevoyavolverloco!

—Tienesquecalmarteonosvasavolverlocosalosdemás.—Hoyheidoaunhipnotista.—¿Estáshablandoenserio?¿Paraqué?—Paraquemedijeraloquehiceelmartesporlanoche.Queríasaber

si era posible recordar si me desperté durante esa madrugada y,sonámbulo,asesinéaHugo.

—¿Yquétehadicho?—Nada.Eltipoeraunestafador.Mehasopladodoscientoseurospor

unasesiónynomehadadoresultados.Quierequevuelvael lunes.Porsupuesto,novoyarepetir.—AIvánseleescapaunasonrisaquemolestaaJorge—.Mira,tío,túyyoéramoslosúnicosqueestábamosenelpiso

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esanoche.Tardeotemprano,vendránaporunodenosotrossino…¿EsodeahíesunapatrulladelaPolicíaNacional?

Ivánacuderaudoyvelozamirarporlaventanadelsalónytambiénélveelcochepolicialaparcadojustoenfrentedeledificio.

—¿Nosestaránvigilando?—Nolosé,Jorge.Siquisieranalgodenosotros,noshabríanllamado.—Igualmeestáncontrolandoporquehanencontradomishuellasen

el cuchillo. O a lo mejor saben que me voy. Y eso que he tomadoprecauciones.

—¿Tevas?—Sí, tío. Después del entierro de mañana. Me voy unos días.

Necesitodesconectardetodoesto.—¿Adóndevas?—Prefieronodecirlo,Iván.Entiéndelo.—No lo entiendo, pero no te preocupes. No insistiré. ¿Cuándo

volverás?—Nohesacadobilletedevuelta.—¿HashabladoconJavierdeesto?—Todavía no. Espero queme dé unos días libres. No quiero estar

pendiente de nada. Se lo diré mañana en el entierro. Si me obliga atrabajar,yaverédequéformapuedohacerlo.

Ivánasienteymiraotravezhaciaelexterior.Elcochede laPolicíaNacional sigue en el mismo lugar. Desde aquella altura no puedecomprobar si hay alguien dentro. Su presencia allí puede ser casual,aunquealgoledicequetienequeverconellos.

—¿Porquénobajamosyhablamoscon lospolicías?—leproponeaJorge.

—¿Quédices,tío?¿Paraquéquiereshablarconellos?—Parapreguntarlessinosestánvigilando.—¡Vengaya!¿Ycreesquenosvanadecirlaverdad?—Nolosé,Jorge.Podemosprobar.Iván cierra la ventana, semarcha a su habitación y regresa con el

abrigopuesto.—¿Vienesconmigooprefieresquebajesolo?—Tío,ereslopeor.Jorgetambiénseabrigaconunanorakrojoysalenjuntosdelpiso.

Mientras bajan en el ascensor, discuten sobre la estrategia a seguir.QuedanfinalmenteenqueIvánseráelquehable.

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Salenalacalleycaminanhastaelcochepatrulla,aparcadoenlaotraacera.Losdospolicíasnacionalesquehayenel interiordelvehículo sesorprendenalverlosaparecer.

—Buenasnoches—lossaludaIván,quefuerzaunasonrisa—.¿Estáisaquípornosotros?

Losagentessemiranelunoalotro.Sondospolicíasaparentementejóvenes;debenderondarlostreintaaños.Unodeellosesfornido,llevaelpelorapadoytienelosojosclaros.SedaunciertoaireaDuque.Elotroesmás delgado, con los ojosmarrones, y luce una perilla. Es este el quecontesta, aunque de una forma diferente a la que los chicos habríanesperado.

—¿MepuedeenseñarsuDNI,porfavor?—Nolotengoaquí.—¿Ustedsabequenopuedesaliralacallesinidentificación?—Lo tengo arriba. Vivimos ahí—dice Iván señalando su edificio—.

Aunqueesoseguroqueyalosabéis.Habéisvenidoapornosotros.Lospolicíassevuelvenamirarentreellos.Eldelosojosclaros,que

estáenelasientodelcopiloto,abrelapuertayseacercahastaloschicos.—¿Puede enseñarme su documentación o prefiere hacerlo en la

comisaría?—¿De verdad? ¿Hay un asesino suelto, que ha matado a mi

compañerodepiso,ymevasadeteneramípornoenseñarteelcarnédeidentidad?¿Asífuncionalapolicíadeestepaís?

Alverquelasituaciónselesvadelasmanos,JorgeagarrapordetrásaIványtiradeél.

—Tío, déjalo.Nonosmetamos enmás líos—ledice en voz baja aloído, temeroso de que aquellos dos policías tomen represalias contraellos.

—¿TieneelDNIono?—insisteelagente.Ivánintroducelamanoenunbolsillodesupantalónysacaelcarné

deidentidad.Selomuestraprimeroaldelosojosclarosy,después,aldelaperilla,queasienteconforme.

—Muy bien, señor Pardo. Gracias. Estamos aquí para velar por suseguridad y la de sus compañeros de piso—comenta el policía que hasalido del coche—. Después de los acontecimientos ocurridos en losúltimosdías,elinspectorjefeDelgadonoslohaencargado.

—¿Nonosestáisvigilando?—preguntaextrañadoJorge.—Estamos vigilando el edificio. No queremos que pasen más

desgracias. Y ya os hemos dicho bastante. Se supone que no podemos

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hablarconvosotros.Siseenteranuestrojefe,nosecharálabronca.—Gracias,señor.Yanosvamos.Ivánestáapuntodehablardenuevo,peroJorgeseloimpide.Cogea

suamigodelbrazoyloarrastrahastaelotroladodelacalle.—Tío, para ya. ¿Quieres terminar en el calabozo y llevarme a mí

contigo?—Nosestánmintiendo.Estoyseguro.—Meda lomismo.Noquieromásproblemas.Bastante tenemosya

encima—sequejaJorgemientrascaminanhaciaelascensor.—¿CreesqueDelgadomandaríaadosdesushombresparacontrolar

quenonospasenada?Esquesuenaridículo.Nisiquieranoshanavisadodequeestabanaquí.Esoesseñaldequenosotrossomoslosvigilados.

—Siyo fuerapolicía, tambiénsospecharíadealgunodenosotros—comentaresignadoeljovendelcabellorizadounavezdentrodelascensor—.Sobretododetiydemí,queéramoslosquenosencontrábamosenelpisocuandoasesinaronaHugo.

—Te olvidas de que alguien más estuvo en casa durante esamadrugada. Y no me estoy refiriendo a Duque, que vino a por loscondones.

—Ya, tío. Pero eso no se puede demostrar. Además, no sabemosquiénesesapersonadelaquehablas.

—LaqueasesinóaHugo,Jorge.—Puedeser.Peroyonoescuchénada.¿EstássegurodequeHugono

llegósoloesanoche?¿Nolosoñaste?—Segurísimo.Alguienibaconél.Nadamásentrarenelpiso,sedancuentadequelaluzdelsalónestá

encendida.Losdossedirigenhaciaallí.Duqueestádepie,juntoaJavier.Eljefeacabadellegarynilehadadotiempoaquitarseelabrigo.

—Me han llamado desde la comisaría —comenta el hombre. Se lenotanervioso—.Quierenhablarconmigo.

—Joder.¿Sobrelaempresa?—preguntaJorge.—Posiblemente. Tal vez han encontrado algo en el ordenador de

Hugo.—Javier,incapazdecontrolarlosnervios,manoseaconinsistenciaelbordedesunariz.

—¡Tío,quémalrollo!—Sealoquesea,revisadtodoloquetengáisenvuestrosordenadores

que pudiera dar pistas a la policía de lo que hacemos. Guardadlo todobien.Encriptadlo.Eliminadarchivos.Loquesea.Puedequeprontopidan

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unaordenyanalicenvuestrosportátiles.Noquieroqueencuentrennadaquenosincrimine,¿entendido?

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CAPÍTULO51

Jueves,4deenerode2018

LoprimeroquehaceEmiliocuandoentraensuhabitaciónesenviarleunWhatsApp a Julia para decirle que ya ha llegado a casa. Durante granparte del trayecto, primero enmetro hasta la estación, y después en elautobús,haestadopensandoensuamigayen lobienque lehavenidopasar ese rato con ella. Echaba de menos sus conversaciones, aunquebuenapartedelacharlahayasidoacercadelasesinatodeHugoVelero.En realidad, el caso ha despertado su curiosidad. Ha buscadoinformaciónenInternetyhaleídotodoloquesehapublicado.Laprensaen esta ocasión está bastante perdida y la gente en las redes socialestampocohaacertadoconsusconjeturas.

—Emilio,¿puedopasar?—preguntasumadredesdelapuertadesucuarto.Eljovenlahabíadejadomedioabierta.

—Sí,claro.Adelante.Almudenaentraenlahabitaciónysesientaenlasilladelescritorio.

Al chico le da la impresión de que está preocupada. ¿Será por lo deJonathan Vila? Según ha comprobado hace un par de minutos en sumóvil,lanoticiadesuhuidadelhospitalylamuertedesupadretodavíanohavistolaluz.Aunque,talvez,alguienenelpuebloyasehaenteradoylehaidoasumadreconlahistoria.

—AcabodehablarporteléfonoconLena.—¿ConLena?¿QuiénesLena?—preguntadesubicado.—LamadredeKerstin—respondemuyserialamujer—.Dicequesu

hijaestámuytristeporquelohabéisdejado.Emiliosequedaperplejoalescucharaquello.Seleescapaunarisilla

irónicaycabeceaenseñaldedesacuerdo.—Hasidoellalaquemehadejadoamí,mamá.

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—Eso es solo asunto vuestro. Yo no voy a entrar a valorar lo quehagasentuvidaprivada.Aunquenoslopodríashabercontado…

—Como bien has dicho, eso es cosamía y forma parte demi vidaprivada—respondeelchico,aladefensiva—.¿Algomás?

—Sí,Emilio.Hayalgomás.Loquerealmentemepreocupaypor loquehevenidoahablarcontigo:¿esciertoquenosabessivasavolveraEstocolmo?

Eljovenvuelveallevarseotrosobresalto,aunqueestaveznosonríe.Le fastidiaqueKerstin se lohayacontado todoa sumadre. Incluido loquenoleincumbeysesuponequenoescosadeella.

—Noséquétehadichoexactamenteesamujer.—Lenamehaexplicadoquesuhijasequejadequetodavíanotehas

puestoahaceruntrabajomuyimportantequetenéisenparejayquealomejornisiquieraregresasaSuecia.

—Esquenoesdefinitivo.—¿Quenoesdefinitivo?¿Meestásdiciendoqueesverdadyqueno

esunaestúpidaexcusaparanohacereltrabajoconesachica?—No,mamá.Noesningunaexcusa.Meloestoypensando.—¿Y cuándo pensabas contárnoslo? ¿El lunes, justo antes de tener

quesubirtealavión?—Esquenoestanfácil,¿sabes?—Claroquenoes fácil,hijo.Entiendoperfectamentequeseadifícil

volveraesepaísyestudiarenelmismoinstitutodondeestálachicaconlaqueacabasderomper.Nosoytantonta.

—Noessoloeso.—¿Que haymás? Este es el momento de queme lo cuentes todo,

Emilio.—Meda…Medamiedofallaros.—¿Fallarnos?¿Porquélodices?—Papá y tú habéis invertido mucho en este curso. Si no vuelvo a

Suecia, lo perderé. El año que viene lo tendría que repetir y habríaistiradoeldinero.

Almudenasequedamirandoasuhijoydespuésechaunvistazoasupiernaderecha.

—¿Cómotieneseltobillo?¿Teduele?—No.Mecuestaunpocoandar,porqueheperdidomusculaturayme

cansoconmuchafacilidad,peronomeduele.—Pues eso es lo que más me importa, hijo. Que estés sano y te

encuentres bien —dice la mujer con una sonrisa—. Y si me permites

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opinar,yovolveríaaEstocolmo.Nadameimpediríaseguirconelcurso.Aunqueentiendoquelasrupturasamorosassonmuydolorosas,ymássiestás lejos de casa. Pero ¡mírate! Eres otro desde que te fuiste. Hasmaduradomucho.Teveomáshecho,Emilio.Sueciatehasentadogenial.

—Nosé,mamá.Estoyindecisoahoramismo.Necesitoaclararme.—Eres tú quien debe tomar esa decisión. Tu padre y yo la

apoyaremos. No lo dudes. Y la próxima vez que ocurra algo así,cuéntanoslo.Quenometengaqueenterarporterceros.

Elchicoasienteyseajustalasgafas.Lealegraquesumadreledélaposibilidad de elegir. Pero, especialmente, le agradece el apoyo. Haceunosmeses, aquella conversación habría sidomuy distinta.Uno de losdos, o ambos, habría terminado gritando y echándole cosas en cara alotro.Ydespuéshabríallegadosupadreysehabríaunidoalafiesta.

Lamujersalede lahabitaciónydejaasuhijopensando.Ella tienerazónencuantoaqueesalguiendiferente.Éltambiénlosienteasí.Losmeses en Estocolmo le han servido para crecer y evolucionar comopersona.¿Tanmaloytancomplicadoseríavolver?

Quizá,parapoderdecidirconmásargumentos,loprimeroquetienequehaceresponerlefinalaguerraconKerstin.Deberíahablarconellayaclararlascosas.

EnciendeelordenadoryentraenSkype.Lachicasuecanoestáenlalista de conectados. Sin embargo, la que sí aparece es Ana Rincón. Lamujerenseguidaleproponeunavideoconferencia.Emilioacepta.Cuandolacámaraseactiva,eljovenobservaqueellaestáenpijama.Tambiénsehahechounacoletaaltaqueledaunaspectojuvenil.Estámuyguapa.

—¿Yatevasairadormir?—lepreguntaEmilioamododesaludo.—No, pero he llegado a casa y necesitaba ponerme cómoda. ¿Te

gusta?Ana se levanta ydaunavuelta sobre símisma.Esunpijama rosa,

conunapequeñaPinkPantherdibujadaenlapartetraseradelpantalón,enelglúteoderecho.Elchicosefijaenaqueldetalleyseponenervioso.

—Esextremadamenterosa.—¡Comolapantera!Aunquetúeresmuyjovenynocreoquehayas

vistoesosdibujosanimados.—No,no loshevisto.Peromehecomidounascuantas cuandoera

pequeño.Eraunademismeriendaspreferidas.La mujer suelta una carcajada y se sienta otra vez frente al

ordenador.Denuevo,Emiliocontemplaunprimerplanodesucara.Estásonriendoyleencanta.Enrealidad,deAnaRincónlegustacasitodo.Lo

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únicoquenoleagradadeellaesconquiénestuvocasadayladiferenciadeedadquehayentrelosdos.

—¿Cómohaidoporlaciudad?¿Estásmuycansado?—Unpoco.Talvezheandadomásdelacuenta.—¿YquétalJulia?¿Tehacontadocosasinteresantes?—Noshemospuestoaldía.Nosécómose lasarregla,perosuvida

siemprepareceunapelícula.—Latuyatampocoestámal,¿eh?Notepuedesquejar.Elchicohaceunamuecatorciendolaboca.Sí,tambiénélhavivido

experiencias inusuales y extraordinarias en los últimos tiempos. Dealgunatodavíaseestárecuperando.

—ElpadredeJuliaesguardiacivil,¿verdad?—preguntaAnaRincón,queseponedepieotravezysaledelplano.

Emilionocontesta.EscuchahablaralamujeracercadequehaleídoqueMiguelÁngelPlazafueelencargadodelainvestigacióndelcasodelAsesinodelaBrújula,enelquesuhijafuetestigo.

—Notuvoqueser fácilparaél—terminadiciendoAna,queregresadelante de la cámara con una taza humeante en las manos—. ¿Loconoces?

—Sí.Heidovariasvecesasucasa.Esunbuenhombre.—¿YlamadredeJuliaeslaforensequelehizolaautopsiaaAurora?

¿Oessoloalgoquesevacontandoenlosforos?Eljovennosesientecómodoconlaspreguntasqueleestáhaciendo

Ana. Se le viene a la cabeza lo que Ariadna le contó en elmensaje deWhatsAppalqueélaúnnoharespondido.¿Sehabráconfiadodemasiadoyrealmenteesamujersoloquiereinformación?

—Prefieronohablardeesetema.Sinoteimporta.—¡Perdona, Emi! No quería meterme donde no me llaman. Mil

disculpas—dicelamujer,quejuntalasmanosysonríe—.Quierocontartealgo.Ahínopuedeoírmenadie,¿verdad?

—No.Lapuertadelahabitaciónestácerrada.—Bien. Cuando he llegado a casa, me he puesto el pijama y he

seguidoinvestigandoquépuedeserViralyporquémehanentregado,desuparte,unsobreconcincuentamileuros.

—¿Hasencontradoalgonuevo?—Untuit.—¿Untuit?—Sí,hepuesto lapalabra«Viral» en elbuscadordeTwitter y, tras

pasarmeunbuenrato leyendocomentariosqueno teníannadaquever

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conloqueestababuscando,haaparecidounodeuntalRompeolas—diceAna,quecogesumóvilylemuestraaEmiliolapantalla—.Apenastienefollowers. Te leo lo que escribió: «Otro muerto en circunstanciasextrañas.¿EstaráViraldetrás?».

—¿Dequéfechaes?—Estetuitesdelveintedenoviembre.Perode2016—comentaAna,

quedejaelteléfonoaunlado—.Curioso,¿no?—¿Quépasóesedía?—Tengoque investigarlo.Aversialgúnsucesodeesasemanaode

lasanterioresencajaconloquetenemosentremanos.Elchicobuscaensusmartphoneeltuitquelehaenseñadosuamiga.

AlusuarioRompeolaslesiguenveintiunacuentasyélsigueacincuentaytres. Apenas ha escrito una decena de comentarios en la red social delpájaro azul. El último es precisamente aquel en el que habla de Viral.Despuésnohaynadamás.

—¿Hasintentadoponerteencontactoconél?—Tienelacuentaabierta,asíqueleheenviadounprivado.Perono

sésimecontestará.Hacemuchotiempoquenotuitea.—Tienes razón. Permanece inactivo desde el día que mencionó a

Viral.Esperoquenolehayapasadonada.—Esto me sigue dando pánico, Emi. Está claro que lo que hizo

Marcos tienequever conestagente.La ideadequemidifuntomaridopudieraserunsicariooalgoporelestilomeponelospelosdepunta.

—Sifueraasí,túnotieneslaculpadequesededicaraaeso.—Losé,perohabríaestadocasadaconuncriminal.¿Sabes loduro

que sería paramí si se confirma lo que pienso?Me cuesta conciliar elsueñosabiendoqueMarcosestabapreparandounexplosivoeneltrasterodenuestroedificiosinqueyomeenterara.Siresultaque,además,eraunasesinoasueldo,nosésipodríasoportarlo.

—Insistoenquetúnoeres lacausantede lasmaldadesquehizotumarido.Escomplicadoasumirquecompartierastuvidaconalguienasí,peroteprohíboquehagastuyassusresponsabilidades.¡Elmaloesél!

Anasetapalabocaconunamanoycuandolaapartatienedibujadaunasonrisaenlacara.EsunadelassonrisasmásbonitasysincerasqueEmiliohavistonunca.

—¿Tedascuenta?—¿Dequétengoquedarmecuenta?—Delomaravillosoqueeres—sueltaella,quenoparadesonreír—.

Un chaval dediecisiete años es capazdehacer sentir bien aunamujer

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adultadetreinta.—Bueno,yo…digoloquesiento.—Y nunca dejes de hacerlo, Emi. Porque, siendo de esa manera,

enamorasacualquiera.

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CAPÍTULO52

Jueves,4deenerode2018

—AsíquenuestraamigalaveterinariapiensaquesunoviopudovolveralpisodelosmuchachosamataraHugo,quienasuvezlecontóaellaquehabía asesinado al otro chiquito, Sergio, como venganza por haberestrelladoelcocheenelqueibaAretha,quemurióaraízdeeseaccidente.¿Esasí,querida?

—Eso parece, abuela. Ni nuestra amada Agatha Christie lo habríaplaneadomejor.

Lamujersonríeysellevaalabocaunacucharadadesopa.Tragaymirahaciaeltelevisor,quehandecididoapagardurantelacena.

—No subestimes el poderde la damadel crimen.Aunque es ciertoqueelargumentodeestahistoriacadavezesmásinteresante.

—Estahistoriaformapartedelavidareal.—Bueno,sí,sí.Claro.Sonhechosqueestánpasando.Poresoesmás

interesante. Y hay de todo: infidelidades, celos, venganzas, misterio,sospechososqueaparecenhastadebajodelaspiedras…yuncrimenporresolver. Ahora que ya sabemos que Hugo mató a Sergio, nos quedaaveriguarquiénseencargódeacabarconlavidadelotrojoven.

—¿CreesquepudoserDuque,comosetemeMarilia?—Quizá,querida.Quizáseaél.Perononosolvidemosdequetodavía

nohaaparecido lapersonaqueacompañóaHugoa su casadurante lamadrugada en la que lo asesinaron. O, si ha aparecido, no nos hemosenterado.

—Queyosepa,todavíanolahanidentificado.Detodasmaneras,hoynohehabladomuchoconIván.

—¿Oshabéisenfadadootravez?Lajovennoresponde.Seinclinasobresuplatodesopaytomavarias

cucharadasseguidas,casisinrespirar.

Page 294: El puzle de cristal - tubrujuladigital.com · y adicciones de su marido, Ana se lo planteó. Sin embargo, al final optó por continuar allí durante una temporada. Son ya más de

—Tevasaatragantar.Despacio.—Laabuelasabeperfectamentequehametidoeldedoenlallaga—.Cambiandodetema,¿creesqueJonathanVilaespeligroso?

—¿Peligroso?¡EselasesinodeAurora!¡Esunlocomuypeligroso!—Ya sé que ese hombrenodebe de andarmuybiende ahí arriba,

querida.Peromerefieroaquesitengoquemirardebajodemicamaydelatuyaantesdeirmeadormir.¿Podríaaveriguardóndeestásdealgunaforma?

—Jonaescapazdetodo,abuela.Peronocreoquesepadóndeestoy.Ni siquiera sé si soy una prioridad para él ahora mismo. En estosmomentosimaginoqueestarámáspreocupadoporescondersebienyquelapolicíanodéconél.Esdifícilhacerseinvisibleenunaciudadcontantavigilancia.

—También era difícil escaparse del hospital y lo ha conseguido —comenta preocupada lamujer—. Si sabe que su padre hamuerto, serátodavíamáspeligroso.

Julia ya ha pensado en eso. Si Jonathan ha descubierto queGuillermo Vila ha fallecido, su sed de venganza hacia ella habráaumentado.Aquelhombredebíadeserlaúnicapersonasobreelplanetaalaquetodavíaquería.

—Tus padres habían planeado venir a buscarte para llevarte devueltaalpueblo.

—Yalosé.Estánmuypreocupadosportodoloqueestápasando.—Normal, querida. Pero pienso que en el pueblo serías un blanco

mássencillo.Esehombreteencontraríaconmayorfacilidad.PoresotehepreguntadosihabíaalgunamaneradequeJonathansupieraqueestásaquí.

—Yotambiénpiensoqueentucasaestoymássegura.Nocreoquedéconmigosiintentabuscarme.

Derepente,sumóvilsevuelveloco.Empiezaasonarunayotravez.JuliaseapresuraaexaminarloysedacuentadequeelgrupodeclasedeWhatsApp ya no está en silencio. Ha debido de cumplirse la semanaprogramada para que no suene cada vez que alguien escribe en él. Loscomentariossesucedenprácticamentecadadiezsegundosytodoshablandelomismo.

—Abuela, por lo que se ve, acaban de anunciar en las noticias queJonathanVilahahuidodelhospitalyquesupadrehamuertoalrajarseelcuelloconunbisturí.

—Bueno,asílagenteestaráalerta.

Page 295: El puzle de cristal - tubrujuladigital.com · y adicciones de su marido, Ana se lo planteó. Sin embargo, al final optó por continuar allí durante una temporada. Son ya más de

—Oentraráenpánicoalsaberquehayunasesinosuelto.—También.Eslaotramaneradeverlo.Julia lee algunosde los comentariosquehacen sus compañerosde

claseyvuelveasilenciarelgrupodeWhatsApp.Engeneral,asusamigoslesaterrorizaquesuantiguoprofesordeFilosofíaestéporahípululando,enparaderodesconocido.

—¿Quieresquepongalatelevisiónparaverloquedicen?—preguntaPilar,quealcanzaelmandoadistancia.

—Prefieronoescucharnadamásporhoy.—Me parece perfecto. ¿Te apetece un capitulito de alguna serie de

Netflix?La chica sonríe y, aunqueestámuy cansada, acepta laofertade su

abuela.MientrasJuliaretira lascosasde lamesay las llevaa lacocina,PilarpreparaelcapítulounodeCómodefenderaunasesino.Cuandosunietaregresa,setumbaenelsofáysetapaconunamanta.

—¿Lahasvisto?—No.Perosédequéva.¿Másasesinatos,abuela?—Asípracticamosjuntas.Lasdossonríenalmismotiempo.Mejorreírquellorar.Elcomienzo

delaserielesparecemuyinteresanteaambas,aunquelachicanotardani quinceminutos en quedarse dormida. Pilar la observa y suspira. EsconscientedelapresiónqueJuliaestáaguantandosobresushombros.Setratadeunajovenvalienteymásfuertedeloqueellamismaseimagina.Otra, en su lugar, sehabríaderrumbadopor completo.Soloesperaqueeseloconoaparezcaporallí.Nolovaaadmitirdelantedesunieta,perosientemiedo.Quizáhubierasidomejorquesupadreselahubiesellevadoacasa.¿Cómopuedeenfrentarseella,asussetentaysieteaños,conuntipoquehasidocapazdeburlar lavigilanciade laPolicíaNacional?Larespuestaesmuysencilla:nopodría.Apesardesusdudas,sealegradetenerla ahora tumbada en el sofá del comedor. Relajada, tranquila.Sonriendomientrasduerme.Parecefeliz.Yojaláfueraasísiempre.

Aunquelarealidadeslaqueesy,enocasiones,tocacombatircontraella.ElsonidodelmóvildespiertaaJulia,queabrelosojossinsabermuybien el tiempo que ha pasado desde que se quedó dormida. Alguien laestállamando.Seincorporaymiraasuabueladesorientadamientraselteléfonodejadesonar.

—Tranquila.Solotehasperdidomediahora.Mañanavolvemosatrás—comentaPilar,queocultasuspreocupaciones—.¿Quiéntehallamado?¿Tuspadres?

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—No.Iván.—¡Oh!Esunabuenaoportunidadparahacerlaspaces.Yalomejor

tecuentaalgointeresante.La joven resopla y se peina con lasmanos al tiempoquepiensa lo

quedebehacer. ¿Lo llamaono lo llama?Antesdedecidirlo, recibeunmensajedeWhatsAppdeIván.

«AcabodeenterarmedelodeJonathanVila.Tenmuchocuidado,porfavor.Esetíoescapazdecualquiercosa».

La decisión está tomada. Seguro que pasa algo en la conversaciónqueprovocaquevuelvanadiscutir,perosehapreocupadoporellayesaesunabuenarazónparadevolverlelallamada.

—Abuela,mevoyamihabitaciónun rato.Luegovengoadarte lasbuenasnoches.

—Salúdalodemiparte.La chica niega con la cabeza, aunque le dedica una sonrisa a la

mujer.Sinofueraporella,aquellosdíashabríanresultadomuchopeores.Juliacierralapuertadelahabitaciónysesientaenlacama.Respira

hondo y después marca el número de Iván. El joven respondeinmediatamente.

—Hola.Mealegrasaberdeti.Estabamuypreocupado.—Noteníasmotivos.—¿Que no? El tío al que encerraste en la cárcel ha huido. Y da la

casualidad de que estáis en lamisma ciudad. ¡Habíamotivosmás quesuficientes!

—Yonohe encerradoanadie.Fueun juradodenuevepersonas elque dictó sentencia —le rectifica Julia—. Y sé cuidarme bien. Además,tengoconmigoamiabuela.Cinturónnegroenjudoyespecialistaenartesmarciales.

—Veoquetelohastomadoconhumor.—¿Yquéhago,Iván?¿Entroenpánicoyesperoaquevengaapormí,

llorandodetrásdelapuertademicuarto?Aquínomevaaencontrarsidecidebuscarme.Jonathannisiquierasabequeestoyenlaciudad.

—Nomefío.—Niyo.Poresomiabuelayyonosaldremosdecasaenloquequeda

dedíaynoleabriremosanadiequenoconozcamos.La joven no está muy segura de si debe sentirse halagada por la

preocupación de Iván o agobiarse.Quizá ambas cosas a la vez, aunque

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estáconvencidadesubuenaintención.—Bien.Enestecaso,todaslasprecaucionessonnecesarias.—Notepreocupes.Estamosasalvo.—Nosotros tenemos a la policía debajo de casa, por si necesitas

ayuda.—¿Yquéhacenahí?—Según nos han contado los dos patrulleros, vigilan para

protegernos y que no vuelva a pasar nada. —Julia detecta el tonosarcástico de Iván al hablar—. Nosotros pensamos que nos estáncontrolando.

—¿Hapasadoalgoparaquetengáisalapolicíaencima?—Bueno… Ellos aún no se han enterado, pero nosotros sabemos

quiénhamatadoaSergio.—Yotambiénlosé.—¿Quiéntelohacontado?Juliaentoncessedacuentadequehametidolapata.Notendríaque

haberledichoeso,peroyanohaymarchaatrás.—Marilia.Havenidoacasademiabuelaymehainformado.—¿Yellacómolosabe?—Puesimaginoqueselohabrácontadosunovio—dicelachica,que

tratadesalirdelaprietocomopuede.NovaarevelarlequeMariliahasidolaquehaavisadoalapolicíadel

lugarenelqueestabaelcuerpodeSergio,nielmotivoporelquesehabíadesatado una guerra fría entre ella y Hugo. Su amiga se lo pidió y leinsistióenquenocontaranada.NisiquieraDuqueestáaltanto.

—Joder. Eso no tendría que haber salido del piso. Hay mucho enjuego.

—Túmeloibasacontaramí.—Ya.PerotúnoeresMarilia.Mepreocupaqueellalosepayque…—

EntoncesseproduceunsilencioenlalíneaqueaJulianolegustanada.Su intuición se cumple en cuanto Ivánhabla denuevo—: ¿Ha sido ellaquienhaavisadoalapolicíadedóndeestabaelcadáverdeSergio?

Denuevoselepresentaunagrandisyuntiva:¿ledicelaverdadolemiente? Sabe que, si intenta engañarlo, terminará enterándose cuandohableconDuque.

—Sí,Iván.HasidoMarilia.EllamehacontadoqueHugoasesinóaSergioyqueadvirtióalapolicíadedóndeestabaelcuerpo.

—¿Yporquélohizo?

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—Paraquedarsetranquilaconsigomisma.Hasidounsecretoquelaha martirizado desde que se enteró de él. Y, sin Hugo vivo, no teníasentidoseguirguardándoselo.

—¿SelocontóJavier?—¿Javier?¡No!FueHugo.¿VosotroslosabéisporJavier?—Sí,hasidoélquiennoslohareveladoestatarde.Aéltambiénselo

contóHugo.Durantevariosminutos,IványJuliatratandeponerordenenloque

cadaunosabeylaformaenlaquesehanenterado.LachicalepidequeprometaquenovaahablarconsuscompañerosdeloqueMarilia lehacontado.Él se lopromete y también le ruegaque, a partir de ahora, loponga al día cuando haya novedades o descubra algo relacionado conaquellosasesinatos.

—Hugoerauncabrón—concluyeIván—.Másdeloquepensaba.—Bueno,todoscometemoserrores.—Lossuyossonimperdonables.Alfinal,muchagentesevaaalegrar

dequeestémuerto.—Nodigaseso,Iván.Nadiemerecemorir.Ymenosdelaformaenla

queélfueasesinado.—¿Nocreesentoncesenesodequequienrobaaunladróntienecien

añosdeperdón?—No, Iván. Ni en el ojo por ojo. Una persona no tiene derecho a

quitarlelavidaaotra,pormuymalqueestasehayacomportado.—Porlotanto,esosignificaqueperdonaríasaJonathanVila,¿no?—NoleperdonaréjamásloquelehizoaAurora.Ymealegrodeque

locondenaran.Perohastaahí.Nosoycapazdedesearlenadamalo.El chico vuelve a callarse. Es un silencio de esos tensos. Julia lo

percibe.Tieneunafuerteintuiciónsobrevolandosucabezaylasospechadequecuandosuamigovuelvaahablarseráparadeciralgoimportante.Noseequivoca.LapreguntaqueIvánleplanteaacontinuaciónsuenaaórdago. Y lo peor es que ella no tiene ni idea de cuál es la respuestacorrecta.

—Si tú supieras que yo soy el asesino de Hugo, ¿se lo dirías a lapolicía?

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CAPÍTULO53

Jueves,4deenerode2018.Haceunashoras…

—¿Cómoquenopuedoveramipropiohijo?—Losiento,señor.Noestáautorizadoparaentrarensuhabitación.GuillermoViladaunpuñetazosobreelmostradordelarecepcióndel

hospitaleinsisteensuderechocomopadredepodervisitaraJonathan.—Si su hijo hubiera estado a punto de morir, ¿le gustaría que le

negaranlaposibilidaddeverlo?¡PorDios,señora!¿Quéclasedepersonalinhumanotrabajaenestehospital?

—Usteddebeentenderquesetratadeuncasoespecial.EslapropiaPolicíaNacionallaquenoshadadolaorden.Hableconellos.

—¡Malditasea!Putapolicía.¡Putapolicía!El hombre vuelve a golpear con fuerza el mostrador y se dirige

caminando deprisa hacia el ascensor. La mujer que lo ha atendido enrecepciónvatrasél.

—Deténgase,nopuedesubir.—¿Enserio?¿Yquiénmelovaaimpedir?¿Usted?—Señor,nomeobligueallamaraseguridad.PeroGuillermonolehacecaso.Entraenelascensorypulsaelbotón

conelnúmerodos.Estámuyenfadado.LapresenciadeJuliaPlazaaúnleha enervado más. No puede creerse que la culpable de que hayanencerradoen la cárcela suhijo sehayapresentadoallí.Esunamalditazorra.Ledalomismoquetengadiecisieteaños.¡Comositienecincuenta!Esaniñatanomerecenielairequerespira.Legustaríaquesufrieracomoestá sufriendoJonathano como lo estáhaciendoél, que también sehacomidolosdañoscolateralesdeaqueldespropósito.Desdequesecelebróeljuicioyeljuradodeclaróculpabledeasesinatoasuhijo,sumujerlehadejadodehablar.Nisiquierasemolestaenhacerlacama,plancharlelaropaoprepararlacomida.Lotratacomosinoexistiera.

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Peroesonovaa terminarasí.Algúndía, llegará lavenganzade losVilayesacríasabelotodocaerá.Yellosseránlosquesonríanlosúltimos.Esténdondeestén.

El hombre sube hasta la segunda planta. En aquel largo pasillo,distingueperfectamentelahabitaciónenlaqueseencuentrasuhijo.Dospolicíasnacionalescustodian laentrada.Posiblementehayaalgunomásdentro.Loconsideranunpresopeligroso.AsupobreJonathan,víctimadeunasartadementirasydemultituddetestimoniosfalsos.Elcieloharájusticia.Nolecabeningunaduda.

—Buenas tardes —saluda, fingiendo amabilidad, a los agentes queestánenlapuerta.Losdosselequedanmirandoconcuriosidad—.Soyelpadre de Jonathan. Me han dicho que puedo entrar a verlo. No serámuchotiempo.

—Lo siento, señor. Nadie puede entrar en esta habitación salvopersonalautorizadodelhospital.

—Nosésihanescuchadoquesoysupadreyqueabajomehandadopermisoparapasar.¿Quierenvermicarnédeidentidad?

ElhombresacaelDNIdeunaviejacartera,quellevaenunbolsillodelabrigo,yselomuestraalosdospolicías.

—Señor,nopodemosdejarlopasar.Cumplimosórdenes.—Joder, ¿órdenes de quién? Soy el padre del hombre que está ahí

dentro.Tengoderechoaverlo.¡Exijoquemedejenentrar!—Noescosanuestra.Mandannuestrossuperiores.—Me cago en… ¡Quiero ver ami hijo! ¡Joder! ¡Solo estoy pidiendo

verlounminuto!—gritaGuillermodesesperado.—Señor,váyaseotendremosquedetenerlo.Noselovoyadecirdos

veces.Elhombredaunpuñetazoenlaparedyvuelvesobresuspasos.Está

completamente indignado,perodebemantener lacabezafríaotambiénterminaráencerrado,comosuhijo.Antesdellegaralascensor,pasapordelante de una habitación destinada al almacenamiento del materialsanitario y quirúrgico. No puede entrar, lo pone en un cartel, peroGuillermo desobedece y lo hace. Nadie lo ve. ¿Esa es la seguridad quetieneaquelputohospital?¡Soloestánatentosaloquepaseconsuhijo!

Puesselahacoladobien.Sesientesatisfechoyexcitadoporestarenunsitioprohibido,almargendelaleydeaquellaclínicademierda.

Avanza lentamente, echando un vistazo a las estanterías que seencuentranenaquellahabitación.Hayunaquelellamaespecialmentelaatención porque está cerrada con un candado tan pequeño que no

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frenaría ni a un niño de primaria que quisiera abrir aquella puerta.Seguroqueallíguardanutensiliosdemásvalor.Cogeunvasodecristalylepropinaungolpe seco y contundente al cerrojo.Efectivamente, teníarazón:el candadohacedidocon tremenda facilidad.Ynoha sonadoniunamíseraalarma.

Elhombreexaminaelinteriordelaestantería.Sefijaenlabaldadearriba, donde ve unas curiosas cajitas plateadas. Echamanode una deellasylaabreconcuidado.Loqueseencuentraesunbisturí.Losacadelacajitayloobservadetenidamente.Parecemuyafiladoyapuestaaqueconélpodríarajarloquequisiese.Alomejor,siamenazaconunodeesosalospolicíasnacionales,lodejanentrarenlahabitacióndeJonathan.

Se pasa un rato dentro de aquel cuarto planeando su actuación.Hastaqueseleocurrealgoquepodríafuncionar.Unsacrificionecesarioquepodríadarleasuqueridohijounasegundaoportunidad.Silograsucometido,lodeberíannombrarpadredelaño.

—¿Quépasaahífuera?¿Quiéngrita?Pero el policía al que Jonathan se dirige no le responde. Aquel

hombrellevaconélmásdetreshorasynolehahabladoniunasolavez.Ninguno de los que han estado en aquella habitación lo ha hecho. Loentiende.Debedeserunfastidiovigilardíaynocheaunpresoquesehaintentadosuicidar.Mássiesun«asesinodeniñas»,comohaescuchadoquelollamabanalgunosfuncionariospenitenciariosenlacárcel.

—¿Esmipadre?Mehaparecidosuvoz.Nada,aqueltipocontinúamudo.Aunqueélestáconvencidodeque

haescuchadoa supadre.Tal vezha idoavisitarloyno lodejanpasar.Quizáhastaseamejorasí.Ledoleríaveraaquelhombresufriendoporsuculpa.Solodesearecuperarseparavolvera intentarquitarse lavida.Lohaperdido todo, así que estar vivoni esnecesarioni le apetece lomásmínimo.

Si tan solopudieradarseuncaprichoantesde irse…Leencantaríavengarsedetodos losquehanintervenidoenelprocesodesucondena.Se encargaría, uno por uno, de los nuevemiembros del jurado, de lostestigosquedeclararonen su contra en el juicio y, sobre todo,deJuliaPlaza.Ellahasidolaclave.Laprincipalresponsabledelosdiecisieteaños

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queletocarápermanecerentrerejas.Evidentemente,novaaconsentirlo.PrefierereunirseconsuamadaVirginiaenelcielodelosinmortales.

Cierralosojosysonríe.Seduermeysueñaquehaceelamorconlaque fue su compañeradeprofesión.El futuroerade ellos,hastaque laprofesoradeMatemáticasselanzóporelbalcóndesupiso.Estúpida.SinAurora Ríos, la vida iba a ser maravillosa para ambos. Juntos. Yformaríanunafamilia.Unabonitafamilia.Fuetanegoístaporsuparte…Tandesagradecida.Perotodavíalaquiere.Sí,amaaaquellamujer.Yalaha perdonado. Y le gusta follar con ella cuando baja los párpados y suprivilegiadamenteseponeenfuncionamiento.

—¡Quieroquemedejenveramihijo!¡Inmediatamente!Losgritosvienendeafuera.Yanotieneningunaduda:supadreesel

queestáquejándoseamargamenteenelpasillodelasegundaplanta.—¿Porquénolodejanentrar?—lepreguntaJonathanalpolicíaque

lo custodia dentro de la habitación—. Es un hombre mayor. No espeligroso,elpeligrososoyyo.Oesocuentan.

No recibe contestación. La aparente tranquilidad de aquel hombreempiezaacansarleyamolestarledeverdad.No legustahablarcon lasparedes.

Al otro lado de la puerta, Guillermo sigue gritando. Su voz parececadavezmásdesesperadaydesgarrada.

—¡Solo quiero verlo un par de minutos! ¡Es mi hijo! ¡Lo hancondenadoporuncrimenquenocometió!¡Soistodosunamierda…!¡Nometoques,gilipollas!

¿Quéestápasando?¿Lehanhechoalgo?Jonathanseestáponiendodemuymalhumor.Supadrenoloestápasandobienyesoesloquemásle enfada. Observa de reojo al policía, que está sentado en una silla aapenas cinco metros de él. Piensa que, si actúa con rapidez, podríadominarloaunqueestéarmado.

—¡Hijo! ¡Te quiero! ¡Te quiero mucho! ¡Y sé que eres inocente!¡Siemprelopensaré!¡Suéltame,cabrón!—escuchagritarasupadre,yyanopuedemás.

Enunmovimientofelino,Jonathansaltadelacamaysetiraencimadel policía, que en ese momento está mirando hacia la puerta de lahabitación. Los dos caen al suelo. Armado de una violenciadescontrolada, Jonathan empieza a golpear con los puños la cara y elpechodeaquelhombre.

—¡Hijo!¡Teamo!¡Puedessalir!¡Ahora!¡Ahora,Jona!¡Vamos!

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Aquella última frase de su padre sorprende a Jonathan. Coge lapistola del policía, se pone los zapatos que tiene al lado de la cama ycaminadeprisahacia la puerta.Cuando la abre, ve que los dos agentesestánagachadosaunosdiezmetrosdedondeestáél,dándolelaespalda.Supadreestátumbadoenelsuelo,peronotienetiempodeauxiliarlo.Nisiquieranecesitausarlapistola.Correlomásrápidoquelepermitensuspiernashacialasescalerasdesalidaybajalosescalonesdedosendos.Einclusosaltalostresúltimosdelaprimeraplantadegolpe.Escuchagritaragente,peronodistingueloquedicen.Suobjetivoessalirdelhospital.Enrecepción,unamujerquetrabajaenlaclínicaintentapararlo,aunquenoesrivalparaél.Laempujaysaledespedida.Elrestodelaspersonascon las que se cruza no mueven ni un dedo. ¡Viva la solidaridad deaquellaputaciudad!

Cuando cruza la puerta principal, Jonathan se sienteDios. Solo sedetieneunpardesegundosparadecidirpordóndetienequeir.Conocelazona y sabe que cerca hay un barrio lleno de calles estrechas y algunapeatonal.Aunquevestidoasíllamarálaatención.Necesitaropa.

Mientrascorreatodavelocidad,oyelassirenasdelapolicía.Nohantardadomucho en ir a buscarlo. Semete por una bocacalle estrecha yoscura. Por allí serámás difícil que den con él. Y entonces lo ve. Estásentadoenel suelo.Tieneunabotellade vinoa su ladoyun sombreroparalaslimosnasdelantedeél.Aquelmendigoessubilletealalibertad.Seacercaaaquelhombre,queseloquedamirandoasombrado.

—Bonito camisón, amigo —dice el indigente, que presenta unadesastradasonrisallenadedientesamarillosynegros.

—¿Tegusta?Telodoy.—¿Qué?¿Melodas?—Sí.Parati.Jonathansequitaaquelridículocamisóndehospitalyselolanzaala

cara.Almendigoapenas ledatiemponiacontemplarelesbeltocuerpodesnudo del preso fugado. De inmediato, siente en su cabeza el dobleimpactodeunobjetoquelehaceperderelconocimiento.

—Losiento,amigo.Noesnadapersonal.ElantiguoprofesordeFilosofíaarrastraaaquelhombreinconsciente

hastadetrásdeuncontenedor.Notardanicincominutosenquitarle laropayvestirseconella.Sonríealtiempoqueselapone,apesardelolorinsoportable de cada una de las prendas. Incluso el sombrero le quedabien.Así pasarádesapercibidodurante un tiempo.Habría que sermuy

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perspicaz y tenermuy buen ojo para darse cuenta de quién se escondebajoaquellosandrajos.

Seguardalapistolaconlaquehagolpeadoalmendigoenunbolsillodel pantalón y camina hacia una calle principal, una peatonal llena detiendasqueestácercayalaquelapolicíanopuedeaccederencoche.

Al principio, teme que alguien lo reconozca, pero enseguida esconscientedequepasatotalmenteinadvertido.Nadiesefijaenélporquenadiesabequiénes.

Necesita descansar. Calmarse un poco. Debe sosegar toda aquellaadrenalina que se le ha disparado mientras huía del hospital. Todavíatienelaspulsacionesamil.

Busca un banco en el que sentarse. En la galería de su derecha,repletade comercios,hayvarios,pero todosocupados.Estáapuntodedarseporvencidoydirigirseaotrolugarcuandoelcorazónseleaceleracomo si quisiera escapar de su pecho. No recuerda una sensación tanbestialensuvida.NisiquieracuandogolpeóconaquelbatedebéisbolaAuroraRíos.

JuliaPlazaestáallí,sentadaenunbancoconsuamigoelcuatroojosdelpeloazul.Bebetranquilamentedeunabotelladeaguayseríecomosinopasaranada.

Suprimerimpulsoeseldeirhastaellaypegarleuntiro.Olosquelepermitalapistolaquelehaarrebatadoalpolicía.Hastaqueelcargadordelarmasequedesinbalas.Nosereservaríaniuna.Perosihaceeso,lodetendríancontotalseguridadysepasaríaelrestodesuvidaenlacárcel.Necesita dominarse y sermás frío. El control de la partida está en susmanos.Ahora que vuelve a saborear la libertad, no quiere perderla tanpronto.Novaasertanestúpido.

Sí,suvenganzatendráqueesperarunpoco.Aunqueestásegurodequeencontraráelmomentoadecuadoparaquitarle lavidaa lapersonaquehaterminadoconlasuya.Completamenteseguro.

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CAPÍTULO54

Jueves,4deenerode2018

Colocaotrapiezaenelpuzledecristal.Seponedepieydaunpasohaciaatrás.Lafiguradeaquellachicacadavezestámásclaraysevemejor.Sinembargo, en esta ocasión Julia no ha conseguido desconectarcompletamentedelarealidadcomoenelrestodelasveces.Esasoloeslatercera pieza que encaja en los cuarenta y tantos minutos que llevadedicados a su nuevo pasatiempo. La conversación de antes con Iváncontinúadandotumbosensucabeza.

—Si tú supieras que yo soy el asesino de Hugo, ¿se lo dirías a lapolicía?

Esa inesperadapregunta legeneraunimportanteconflicto interior.Porque,deprimeras,noleresultatansencilloresponderle.Tampocoestáseguradelaintencióndesuamigoalplantearleaquellacuestión.

—¿Haytruco?¿Quésesuponequetengoquecontestar?—Simplementelaverdad.Imaginaqueyohesidoelquehamatadoa

Hugo.¿Medenunciarías?—¿Porquéibastúahaceralgoasí?—Tengo mis motivos —responde Iván. Julia lo percibe demasiado

acelerado—.¿Llamaríasalapolicíaymedelatarías?—Nolosé.Imaginoque…sí.LajovenesperaaqueIvánhableysequejedesurespuesta,peroel

chico no dice nada. Al menos, no inmediatamente. Retoma laconversación unos segundos después con otro tono de voz, menossolemne.Parecemásalegreyrelajado,peroJulianosabesiesunaposefingida.

—Juliaysuinnegociablesentidodelajusticiayeldeber.—Mipadreesguardiacivil,¿quéesperabas?

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La broma de la chica provoca la risa de Iván. Ella se alegra deescucharlo reír,pero lepreocupaelmotivoporelqueha salidoaquellaconversación.¿Hastaquépuntoestánhablandodeunarealidadodeunsupuesto?

—MañanaeselentierrodeHugo.Alasonce.¿Vasaasistir?—¿Yo?Apenasloconocía.—Perolovistemuerto.Eso,quierasono,teunemuchoaél—suelta

elchicoenuntonocontundente—.Ynoseremosmuchos.Deberíasvenir.—Nosé.Creoqueallíestaríademás.—En realidad, lamayoríade losque iremosvamosa estardemás.

PeroeselúltimoadiósaHugo.Ladespedidadefinitiva—insisteIván—.Vecontuabuelayasí lasdospodréisseguirinvestigando.SeguroqueaPilar le encantará conocer a los chicos. Igual resolvéis el asesinatobuscandopistasentrenichosypanteones.

—No te ríasdenosotras.Somosmuybuenasdetectives.Haceunoscuantos años competíamos a ver quién acertaba antes el culpable en laserieSehaescritouncrimen.

—¿Yquiénganabahabitualmente?—Lasdos.Algunosepisodioseranbastanteprevisibles,inclusopara

unaniñadenueveodiezaños.Enotras ocasiones, en cambio,nodaba con la solución y se sentía

frustradaporquelosguionistashabíanlogradoengañarla.Esosí:siempreledivertíajugarainvestigarconsuabuela.

—Nosehablemás.Mañana,a lasdiez,mepasoapor tiyapor tuabuela,¿deacuerdo?

—LohabloconelladespuésytedigoalgoporWhatsApp.Aunquenotengonadanegroqueponerme.

—Nadie te lo tendrá en cuenta, te lo aseguro.No tepreocupes—lediceIván—.Y,Julia,tranquila,novasatenerquedecidirsientregarmealapolicíaono.YonoasesinéaHugo.

Pilar no dudó ni un instante en aceptar la propuesta de su nieta.Incluso parecía feliz cuando le preguntó si quería asistir al entierro deHugoVeleroalamañanasiguiente.

SoncasilasonceyJuliasesienteagotada.Porlomenos,apesardetodo lo que ha sucedido en aquel jueves, prevé que dormirá a piernasueltaesanoche.

Lachicamiraunavezmáselpuzledecristal.Cogeotrapiezaytratadeencajarlaconlasqueyatienecolocadas.Lavistaselenublayelsoporsehacepocoapococonlasriendasdesuvoluntad.Sueltalapiezasobre

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lamesaycaminahastalacama.Sequitalaszapatillasy,justocuandosedisponeatumbarseenelcolchón,suenaeltelefonillodelapartamento.

¿Quiénpuedesertantarde?¿Él?Imposible.Nosabedóndeestá.Rápidamente, y algo amedrentada, sale de la habitacióndescalza y

correhastalaentrada,dondecoincideconsuabuela.—¿Hanllamado?—preguntaJuliainquieta.—Sí.Voyaabrir.—¡No!¿YsiesJonathanVila?—Dijiste que no había manera de que te encontrara aquí. —Pilar

parecemuytranquila—.Detodasformas,noesél.—¿Cómolosabes?¿Sonmispadres?Lamujerniegacon lacabeza,sonríeydescuelgael telefonillode la

pared. Pregunta quién es y, a continuación, pulsa el botón que abre lapuertadeledificio.Lachicalaobservasinentendernada.

—¿Mepuedesdecirdeunavezquiénes?—CreoquesehacellamarBolsón.—¿Bolsón?¿Comoelhobbit?—¿Quéhobbit?—¡Abuela!Quedamos enqueno íbamos a abrir a desconocidos. ¡Y

encimasonlasoncedelanoche!PeroeltimbrefrenalasréplicasdeJulia.Lamujeresquivaasunieta

yquitaelcerrojode lapuerta.Lachicaprotesta,perosuabuela lehacecasoomiso.

—Buenas noches —saluda a Pilar un chico muy alto, con la cararepletadepecas—.Aquí le traigo loquehemosacordado. ¿Dónde se ladejo?

—Aquímismo,joven.Muchasgracias.Elmuchachoentraenelpisoarrastrandoconbastanteesfuerzoun

inmensoobjetoenvueltoenpapel.SaludaaJuliaysueltaelpaqueteenelsuelodelvestíbulo.

—¿Sonochentaycincoeuros?—Exacto,señora.Noencontraráunacomoestaamejorprecio.Pilarintroducelamanoenunjarrónqueadornaelmuebleantiguo,

situadoenlaentrada,juntoalapuerta.Sacaunbilletedecincuentaeurosydosdeveinteyselosentregaalchico.

—Toma. Quédate de propina los cinco euros que sobran. Por lashorasylaamabilidad.

—Muchasgracias, señora.¿Quiereverlaantesdequemevayaparacomprobarquetodoestácorrectoosefíademí?

Page 308: El puzle de cristal - tubrujuladigital.com · y adicciones de su marido, Ana se lo planteó. Sin embargo, al final optó por continuar allí durante una temporada. Son ya más de

—Mefíodeti.Estámuybienenvuelta.Conlasfotosquemepasasteessuficiente.Tedejoquetevayasyaatucasa,queesmuytarde.

EljovenpecososonríeysedespidedeJuliaydePilar,quevuelveacerrar la puerta y a echar el cerrojo. Su nieta se la queda mirandofijamente,esperandoaqueleexpliquetodoloqueacabadesuceder.

—¿Conoces Wallapop? —le pregunta la mujer mientras saca unastijerasdeunodeloscajonesdelmueble.

—¿Wallapop?¿Hascompradoestoahí?—Sí,querida.Esunregaloparati.¿Oesquepensabasquesoloteiba

aregalareljerseyporReyes?Lacuriosidadporsaberquéesaquelobjetosuperaalasorpresaque

Juliaseha llevadoalcomprobarquesuabuelaesusuariadeWallapop.¡Aunquedequéseextraña!AquellaseptuagenariasemanejaenInternetcomopezenelagua.

—¿Meayudas?—Sí,claro.Déjamelastijeras.Entre abuela y nieta consiguen quitar todo el papel y las tiras de

plásticoduroqueenvuelvenunacajadecartón.Cuandohanterminado,PilarlepideaJuliaquelaabra.Lachicaobedeceyseencuentraconalgoquenosospechabaniporasomo.

—¡Esunapizarra!—Sí, querida.Unade esas criminalísticas.Bueno,no sé si se llama

asíexactamente.¿Tegusta?—¡Meencanta!—exclamaJulia,queagarradeunodelosbordespara

extraerlapizarraporcompleto—.¡Milgracias,abuela!—Sé que te encantaría escribir un libro algún día. Esto te ayudará

mucho.Lovienunapelícula—comentalamujerconunagransonrisaenlos labios—. Aunque,mientras estés aquí, podemos utilizarla para… yasabes.

Julia no tarda en deducir a qué se refiere su abuela. ¡EstáobsesionadaconelasesinatodeHugoVelero!

—He comprado rotuladores de tres colores —comenta Pilar, queobservaencantadaelregaloquelehahechoasunieta—.Yunoscuantosimanes.

—¿Enserio?—Claro.Yaveráslodivertidoquevaasery…—Abuela,uncrimennotienenadadedivertido—lainterrumpeJulia

—.¡Niesinteresante!

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—Vaya,mehasquitadolapalabradelaboca.¿Cómosabíasqueibaadecireso?

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CAPÍTULO55

Viernes,5deenerode2018

Escucha que llaman a la puerta de su habitación e inmediatamente selevantaaabrir.JorgedejapasaraDuqueyvuelveasentarseenlasilla,delantedelordenador.Sucompañerodepisosequedadepiedetrásdeél,observandolapantalladelportátil.

—¿Estástrabajando?Sonmásdelasdocedelanoche.—Estoy borrando algunas cosas y ocultando otras, como nos ha

pedidoeljefe.—Yoyalohehecho.Porcierto,acabadellamarme.Lapolicíanole

hapreguntadonada relacionado con loquehacemos.Diceque todohasidobastantelight.

—¿Nohanmencionadolaempresa?—Javier dice que solo le han hecho preguntas relacionadas con

páginaswebyantivirus.Nadadeloquetengamosquepreocuparnos.—Mejorasí.Detodasmaneras,nomefíonada.Algoestántramando

Delgadoylossuyos.—ElcochepatrulladelaPolicíaNacionalcontinúaaparcadoenfrente

deledificio.Sonmuypesados.¿Quéquerrán?—Vanapornosotros.Losé.—Jorgesuspiradesesperado—.Mañana

quizá no pase por casa después del entierro. Me iré directamente a laestacióndetrenes.

—¿Irásalcementerioconlamaleta?Raro,¿no?—¿Sí?¿Teparecemuycantoso? Igual serámejorquepaseprimero

poraquíparanolevantarsospechas.Duque se encoge de hombros. Saca su móvil y mira el último

WhatsAppquelehaenviadoMariliahacecincominutos.Ledicequeirádirectamentealfuneral,quenosepasaráantesporsupiso.Despuésledalasbuenasnoches.Sinningún«tequiero»,sin«besos».

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—Creo que lomío conMarilia está a punto de terminar—confiesamientrasseguardaelteléfonoenelbolsillo.

—¿Quédices,tío?¿Quéhapasado?—Detodo,Jorge.—¿Estáshablandodecuernos?Fran no quiere contarle a su amigo que su novia se acostó con su

compañero fallecido. No se siente con fuerzas. El propio Hugo se loconfesó durante la madrugada del martes al miércoles, cuando fue abuscarloscondones.¡Malditohijode…!

—Prefiero no hablar de ese tema. Las relaciones se joden por milmotivos.Ymeparecequelanuestrahatocadofondo.

—Esunapena.MegustabatenerporaquíaMarilia.Yaél.Leencantaqueformepartedelgrupo,comosifueraunamás

deellos.Pero,aunque lehayadichoque laperdona,noescierto.Noestanfácilperdonarunainfidelidad.TeníalaesperanzadequeloqueHugole había soltado aquella noche fueramentira. De que lo hubiera hechosoloparaprovocarlo,paratocarleloshuevos,comohacíahabitualmentecon todos los que lo rodeaban. Tenía esa remota esperanza. Pero, encuantohablóconMarilia,ellaloadmitió.Lehabíapuestoloscuernosconsucompañerodepiso.¿Cómosepuedeperdonaralgoasí?Posiblementenuncalohaga.Niaellanitampocoaél.

Enaquellafríanochedeenero,RafayRimacaminanporunadelascallesmásiluminadasdelaciudad.Eljovenapuntaconeldedolaslucesde Navidad que tienen sobre sus cabezas. Son innumerables hilerasformadasporcampanasamarillasyrojas,rodeadasderamitasdeabetoverdes. La chica se queda mirándolas embobada, sonriendo. Y a él leencantaverlaasí.Parecefeliz.Justocomoteníaquehabersidosiempre.

—¿Nossentamosallí?—lepreguntaRafa,que señalaunbancoqueacabadequedarlibre.Ellaasiente.

Los dos corren hacia el banquito, antes de que alguien les quite elsitio.Apesardequesonmásdelasdoceymediadelanocheydequenopasarándelosdosotresgradosdetemperatura,haymuchagenteenlacalle.Familiasenteras,parejasogrupitosdechavales.Todosdisfrutandelosúltimosdíasdevacacionesnavideñas.

—¿Tienesfrío?—lepreguntaeljovenalverqueRimatirita.

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—Unpoco.Peroestoybien.Notepreocupes.—¿Puedoabrazarte?Soloparadarteunpocodecalor.Tímidamente,lachicaledicequesíyseacercaunpocomásaRafa,

quelaabrazaconfuerza.Suspulsacionesseaceleranalsentirlatancerca.—Muchas gracias por tu apoyo. De verdad —comenta ella sin

despegarsedeél—.Graciasati,todoestásiendomásfácil.—Solohagoloquesiento.—¿Meacompañarásmañanaalentierro?Enesemomento,Rafa se separadeRimay lamira fijamente.A la

chicaselehanpuestolosojosrojos.—¿Estásseguradequequieres ir?Creíaqueno teapetecía,queno

teníasintencióndeasistir.Puedesermuyduroparati.—Lo he pensado mejor. Necesito despedirme de él. Fue mi novio

hastahacenada.—Bien,comotúquieras.Yoestaréatuladoparaloquenecesites.—Gracias,Rafa.Eresmuybuenoconmigo.Laparejasesonríe.Lamiradadeunoseinstalaenladelotroylas

luces alumbran sus rostros. Si aquello fuera una película de Navidad,ahoravendríaelbeso.EsloqueRafapiensayporesoselanza.CierralosojosyacercasubocaaladeRima.Encambio,ellaseaparta.

—Losiento,noestoypreparadapara…—Tranquila,notepreocupes.Loentiendo.Elfallohasidomío.—Es que creo que, a pesar de todo, aún sigo enamorada de él —

admiteRima,quesedesplazaunoscentímetrosenelbancoparanoestartancercadesuamigo—.Imaginoquesemepasarápronto.

—Sin problema —dice Rafa con una sonrisa—. ¿Quieres castañasasadas?¡Allíhayunpuestoabierto!

Eljovennoesperaaqueellaresponda.Selevantacomounresorteycaminadeprisahaciaelcastañero.SuexpresióncambiaencuantoRimano puede verlo. Siente rabia. Una rabia por dentro casi incontrolable.Quiere, ama y desea a Rima. Pero ella no está por la labor de pasarpágina.Yesoqueesetipoloúnicoquelehacíaeradaño.EldesgraciadodeHugosiguefastidiándolohastadespuésdemuerto.

Mañananoderramarániunalágrimaensuentierro.¡Porsupuestoquenolohará!Alcontrario.Celebraráqueestábajotierra,entrehongos,raícesygusanos.Donde,quizá,tendríaquehaberloenviadohacetiempo.

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Al final, no ha sido para tanto. En la comisaría solo le hanpreguntadoporeltrabajoqueHugorealizabaparaellosenÚnico.Elquesesuponequehacía,elqueestabaalavistadetodoelmundo.Siyahanrevisado el ordenador del chico y solo han llegadohasta ahí, la pruebaestásuperada.

A Javier le daba miedo que la policía encontrara algo que loincriminara y pusiera al descubierto lo que llevan haciendo desde hacecuatro años. El portátil deHugo esconde cientos de secretos, pero hayquesaberbuscarlosparaencontrarlos.Yparaesohayquesertanbuenocomo lo era él. Debería haber confiadomás en su pupilo y no dejarsellevarporelpánico.Desdeelprincipiosupoqueseibaaconvertirenelmejor.Aunquecomopersonaeraunamanzanapodrida.

—Jamásmeenamorarédeti.Cuántasvecesselodijo.Selorepitióhastalasaciedad.Solodeseaba

sexoydinero.Nuncaimaginóquelascosasseríanasícuandoloconocióenelfuneraldesuabuela.Sinembargo,hastahacepoconoloviocomounmaltipo.Lecaíabien;talvezporqueestabaciegoporamor.Pero lafastidió cuandosemetióenasuntos rarosy empezóaobsesionarse conellos.

Aquelfavorfuesutumba.Ladeambos.Javier entra en su habitación y camina despacio hasta la cama. Se

sienta en ella y mira la almohada. La levanta y alcanza lo que guardadebajo de ella. En aquella fotografía con Hugo, ambos ríen. Es deldiecisiete de septiembre de 2015. El chico cumplía dieciocho años; él,treintaynueve.Unmesdespuésseacostaronporprimeravez,aunqueélya llevabatiempo locoporsushuesos.Quéextrañose lehacíacadavezqueloveíayselealterabatodo.

—Peroquesepasquejamásmeenamorarédeti.MalditoHugo.Malditoélysuego.—¿Porquénorompesesafotografía?—lepreguntaunhombreviejo,

quesolollevapuestalaropainterior,desdeelotroladodelahabitación.—Debohacerlo,¿verdad?—Estámuerto.Yúltimamentesolotehadadodisgustos.—Esverdad.Secomportabacomounniñatoquesecreíaelombligo

delmundo—diceJavier,quenoescapazdesoltarlafotografía.—Ahoratendrásqueolvidartedeél.—Noestanfácil.Aunquesoyconscientedequetengoquehacerlode

unavezportodas.

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—Silohubierashechoantes…Javierniegaconlacabeza.Silohubierahechoantes,¿Hugoestaría

vivo?—Nomelodigasmásveces.—Está bien. Ya no volveré a recordártelo. Pero tú lo pusiste en

contactoconJacob.Éltepidióesefavorytúaccediste.—¡Losé!¡Cállate!—exclamaJavier,quesetapalosoídos—.¿Porqué

nomedejasenpaz?—Porquetúnoquieresquemevaya.—¡Sí que quiero! ¡Quiero que te vayas a donde están todos los

muertos!¡Olvídatedemídeunavezportodas,papá!

Sonlascuatrodelamañana.Ivánsedespiertasobresaltadodespuésdetenerunahorriblepesadilla:JulialoacusabadehabermatadoaHugoy lo amenazaba con denunciarlo a la policía. Jadea nervioso y trata derecuperarse.

Elchicosesientaenlacamaytardaunpardeminutosenreponerse.Vaaserdifícilvolveraconciliarelsueño.

Tienemuchased.Selevanta,secalzalaszapatillasysaledelahabitación.Enciendela

luzdelpasilloparallegaralacocinasintropezarse.Enesecortotrayecto,piensa que tiene que dormir algomás, porquemañana va a ser un díaduro. Un entierro nunca es plato de buen gusto y desgasta física ymentalmenteacualquiera.Aquel,enconcreto,presumequevaaresultardevastador.

Llegaa lacocinay,cuandosedisponeadirigirseal frigorífico,veaJorgepegadoa laencimera.Estáquietoynomirahacianingunaparte.Ivánseaproximahastaélyletocaenelbrazo.Eljovendelcabellorizadolocontemplaextrañado.

—Oye,Jorge,¿estásbien?¿Quéhacesaquí?—Nolosé,tío.Laverdadesquenolosé.

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CAPÍTULO56

Viernes,5deenerode2018

Cuandosedespierta,eloloratostadasyacaféreciénhechollegahastasuhabitación.Parecequesuabuelaharenunciadoasutradicionalinfusiónmatutinaynecesitaalgomásfuerte.Debuenamañana,aJuliatambiénleapetece una taza bien cargada. Anoche se acostaronmuy tarde porquetardaronhorasentrasladaralapizarraloquesabenosuponendelcasodelasesinatodeHugoVelero.

Aquel cinco de enero se presenta como un día complicado. Otrosaños estabadeseandoque llegara esa fecha tan señaladapara salir a lacalleyver la cabalgatadeReyesqueorganizanenelpueblo.Ydespuéscomer un trozo de roscón como postre de la cena. Este, en cambio,comienza con un entierro. Y ni siquiera ha comprado regalos para suabuela y sus padres. Todo eso lo ve en este momento como algosecundario, aunque le habría gustado pasar el día de una maneratradicional.

Se dirige al comedor en pijama y en zapatillas de andar por casa.Faltan diezminutos para las nueve, así que tiene que ponerse las pilascuantoantes.Enunratosetendráqueempezarapreparar,porquealasdiez Iván irá a buscarlas. Evidentemente, en la maleta no metió nadaadecuadoparaunfuneral.Asíquenosabemuybienloquesepondrá.

—Buenosdías,abuela—saludaaPilarantesdeplantarleunsonorobesoenlamejilladerecha—.¿Haycaféparamí?

—Claro que sí, querida. Está recién hecho. ¿Te preparo unastostaditas?

—Yameencargoyo,notepreocupes.Lachicaledaotrobesoalamujerantesdeirsealacocina.Inserta

dos rebanadas de pan demolde en la tostadora y calienta leche en uncazo. Mientras se sirve el café en una taza, observa la pizarra que su

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abuela leharegalado:estáencimade lamesa,apoyadacontra lapared.Decidieron colocarla allí porque es el único lugar en el que cabe y noestorba.

Escritoenrojoysubrayado,arribadeltodo,unapreguntapresideelrestodelasanotaciones:«¿QuiénmatóaHugoVelero?».

—Será muy interesante observar detenidamente a todos los queasistanhoyalcementerio.Esmuyprobablequeentreellosestéelasesino—dicePilar, que entra en la cocina con el plato y el vasoquehausadoparaeldesayuno.

—Tienequesermuyraroparaalguieniralfuneraldelapersonaalaquehamatado.

—No te creas,querida.Algunos criminales se sientenorgullososdesushazañasyserecreanasistiendoalosentierrosdesusvíctimas.

—¿Lohasvistoenalgúnreportaje?—Exactamente.Hasacertado.Juliasonríeyapagaelfuegoencuantovequehiervelaleche.Laecha

enlatazaconelcaféyluegoseponeunpardecucharadasdeazúcar.Lastostadastambiénestánlistas.

—He estado pensando en la persona a la que Iván escuchó en lahabitación de Hugo la noche en que lo asesinaron. Ayer pusimos uninterrogante para señalarla y tenerlamuy presente—dice Pilar, que seacercaalapizarraycogeunrotuladorverde.

—¿Setehaocurridoalgunahipótesissobreeso?—Es complicado teorizar con seguridad cuando cuentas con tan

pocos datos. Pero, tal vez, esa persona sea alguien a quien ya tenemosfichado:puedequesunombreestéescritoenestapizarra.

Lamujerrevisapensativalasanotacionesqueellaysunietahicieronanoche. Julia, que está untando lamantequilla en el pan, observa a suabuela.Esta seha convertido enuna especie de estatuade cera, con elbrazoderechoalzado,sujetandoelrotuladorverde,ylamiradafijaenlapizarra.

—¿Quéestápasandoportucabezaahoramismo?—Nada que no hayamos expuesto ya, querida. Solo que, de todos

estoschicos,FranDuqueeselquemeparecequeteníamásrazonesparamatar aHugo,pero...medijistequeMariliano sabía si sunoviohabíavistoonoaHugocuandofuealpiso,¿verdad?

—Esoes—confirmaJulia,quedaunprimermordiscoasutostada—.Ellanolosabía.

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—Y, según nuestra amiga, fueron dos horas las que pasaron desdequesemarchódelhotelhastaquesedespertóy lovioen lahabitación.Tiemposuficienteparaclavarleelcuchilloasucompañerodepisoyluegodeshacersedelarma.

—Vistoasí,tienemuchosentido.—Sinembargo,yonoloveonadaclaro.—¿Adóndequieresllegar,abuela?—AqueeseDuquenopodíapredecirquesunoviaibaadormirse.No

sabía que iba a tener esas dos horas de margen. Y no me imagino aalguienmatando a una personamientras es plenamente consciente dequesuparejaloestáesperandoenlacamaparacelebrarsusdiezmesesderelación.

—Estamosdandoporsentadoquehubopremeditación,yquizásnofueasí:puedequeelasesinatofueraunactoimprovisado,sinplanificar,quetuvieralugarporalgoqueocurrióesamismanoche.

—Sí,escierto.Pudoproducirsedeesamanera.Aunasí,meresultamuyextraño.NopondríalamanoenelfuegoporDuque,perolohemospuestoencolorrojoyyoescribiríasunombreenverde.

Pilar y Julia elaboraron la noche anterior una clasificación porcoloresparadeterminarelrangodeposibleculpabilidaddecadaunodelosimplicados.Enrojohabíanescritolosnombresdelosquelesparecenlos principales sospechosos: Duque, Javier, Rafa y el desconocido odesconocida que llegó al piso con Hugo. En verde, los que podríanhaberlo asesinado, pero a priori era menos probable que lo hicieran:Iván,Jorgeyotraposiblenovia,amanteoloquefueradelfallecido.Y,enazul,laspersonasquetambiénformabanpartedelavidadeljoven,peroque resultaría muy complicado que hubieran perpetrado el crimen,aunqueteníanalgúnmotivoparadesearsumuerte:MariliayRima.Porsupuesto, la consideran una lista abierta y a la que, en cualquiermomento,sepuedensumarmásnombres.

—Cuandovengamosdelentierro,loanalizamostododenuevoynosplanteamosloscoloresquedarleacadauno.

—No—respondePilarconrotundidad—.Despuésdelfuneralvamosa ir a comprar regalitos para tus padres. Y, después, a la cabalgata deReyesyaporunroscón.

—¿Enserio?—¡Claro!¿Oesquepensabasquenoíbamosadisfrutardeundíatan

señalado? Además, aquí la cabalgata la hacen por todo lo alto. Teencantará.

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Hace muchos años que Julia no ve el desfile de carrozas queorganizan en la ciudad. Y le sorprende que su abuela haya pensado enaquelplan,contodoloqueestásucediendoensusvidas.

—¡Gracias!¡Mehacemuchailusión!—Losé,querida.Yahehabladocontuspadresparacontarlesloque

haremos. Vendrán a ver la cabalgata con nosotras, para que se quedentranquilos.

—¿Vendránpapáymamá?—Sí.Tupadremehainsistidoyestaveznohepodidonegarme—le

explicaPilar,quenodejadeobservarlapizarraylosnombresqueestánescritosenella—.Bueno,voyacambiarmederopa.Nomepongodelutodesdequemuriótuabuelo.

—Yo solo tengo aquí un vaquero negro. Aunque Ivánme ha dichoquenomepreocupeporeso,quenoimportacómovayavestida.

—Ivánesunbuenchico.Lamujersueltael rotuladorverdesobre lamesaysemarchade la

cocina.Juliatienelasegundatostadaenlamano.¿Ivánesrealmenteunbuenchico,comodicesuabuela?Hasufridotantosvaivenesconél,queno sabe qué pensar. El tenerlo de color verde en la pizarra essimplementeporqueesél.Sifueraotro,sunombrelohabríanescritoenrojo. En su cabeza no cesa de resonar la pregunta que le hizo en laconversacióntelefónicadeanoche:«¿SitúsupierasqueyosoyelasesinodeHugo,¿selodiríasalapolicía?».

Sumentenoparadefuncionar,noledaniunsolorespiro.Otra persona de la que se acuerda constantemente es de Vanesa.

LuegoleescribiráunWhatsAppparapreguntarlecómoestá.LedapenaquevayaapasarseeldíadelacabalgataylaposteriormañanadeReyesenelhospital.Cuandovayaacomprarregalosconsuabuela,buscaráalgopara ella. Aunque le damiedo que Ingrid se enfade si la obsequia concualquierdetalle.

—Julia,heencontradoesto—ledicePilartrasregresaralacocina—.Esdecuandoyoeramás joven.Ni recordabaqueestabaenelarmario.Juraríaquelohabíaperdido.

Lamujerleentregaasunietaunbonitoabrigonegrodecremallera.Lachicasemeteenlabocaelúltimotrozodepan,sesacudelasmanosyseloprueba.

—¿Quétalmeves?—¡Te queda fantástico! Y, con el frío que hace, te vendrá perfecto.

¿Cómotesientesconél?

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—Muybien.Meestáunpococortodemangas,peroestoycómoda—comentaJuliaaltiempoqueestiralosbrazos—.Gracias,abuela.

—Puedesquedártelo.Estuyosiloquieres.—¿OtroregalodeReyes?Sondemasiadosya.¡Yonotehecomprado

nada!—Elqueestésaquí,pasandoestosdíasconmigo,eselmayordelos

regalosquemehaspodidohacer,querida.Aquelemotivoarranquedesinceridaddesuabuelaleformaunnudo

en la garganta. A la mujer también se la nota conmovida, aunqueenseguidasonríeysemarchacanturreandoeltemadeCamiloSestoVivirasíesmorirdeamor.Juliasequitadoslagrimonesdelosojosytambiénsonríe.Friegalavajillaquehautilizadoeneldesayunoydespuéssemeteensuhabitaciónparaprepararse.

Antes no solía pintarse demasiado, pero, desde que se uniómás aVanesa, eso ha cambiado un poco. Su amiga le hizo variasrecomendacionesparaquelosojosselevieranmásgrandesyloslabiosmásdeseables.

—¡Noquieroquealguiensemequedemirandoytengalanecesidaddebesarme!

—¿Por qué no? ¡Nunca se sabe quién puede estar observándote ydeseandocomertelaboca!

Echa de menos esas bromas tontas que se hacían con frecuencia.Ojalá, cuando ella regrese al pueblo y su amiga salga del hospital, lascosas vuelvan a ser como antes de la explosión. Sin embargo, tras laconfesiónqueVanesa lehizoayery elodio confesoque le tiene Ingrid,quetodoregresealanormalidadseráimposible.

Para ir al entierro solo sepintaunpoco losojos y seponealgodecolorete, lo justo. No es elmomento, ni el lugar, para presentarse conunos«labiosdeseables».

El timbre del telefonillo suena a las diez menos cinco. Julia estápreparada,aunquedejaqueseasuabuelaquien leabraa Iván.Cogeelabrigonegroyseloponemientrassaledelahabitación.

¿Ysinoesél?¿Ysielquehallamadoes…?—Hola,querido.¡Quéguapoestás!—dicesuabuela,quetambiénse

ha encargadode abrir la puerta del piso—.Pasa, pasa. Ya casi estamoslistas.

Sí,esél.Ivánentraenelapartamento.Vavestidocompletamentedenegro,detrajeycorbata.Loszapatosylacamisatambiénsonoscuros.Ysuabuelatienemucharazón:estáguapísimo.

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—Hola,Julia—lasaludaacompañadodeunadesussonrisas.—Hola—selimitaaresponderella.—Voyamihabitaciónunsegundo.Enseguidavuelvo,jóvenes.Pilar deja a los chicos solos en el vestíbulo. Ambos se miran con

ciertatimidezysinsabermuybiencómoactuar.—Me gusta tu abrigo —comenta él para tratar de salir de esa

situaciónalgoincómoda.—Esdemiabuela.Tieneporlomenoscuarentaaños.—¿Deverdad?Puespareceactual.—Yasabesquelovintagesehavueltoaponerdemoda.Los dos se vuelven a mirar en silencio. Existe una férrea barrera

entre ellos y les cuesta atravesarla. Un muro construido a base dediscusiones,desengañosypalabrasadestiempo.

El sonido de un móvil pone fin al momento embarazoso. Es elsmartphone de Julia, que acaba de recibir unWhatsApp. Vanesa le haescritounmensajequeladejamuypreocupada.

«Enelhospitalhayunmontóndepolicías,porsiJonathanvuelveporaquí.Acabodeleerenlasnoticiasquesiguefugadoyvaarmado.Tenmuchocuidado,porfavor.Medamiedoquedecidairaporti.¡Esetíoestámuyloco!».

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CAPÍTULO57

Viernes,5deenerode2018

El bullicioso sonido del móvil despierta a Emilio. Ana Rincón lo estállamando.¿Quéquerrátantemprano?Nosonnilasnuevedelamañana.Anoche se acostó pronto, pero se desveló alrededor de las tres de lamadrugadaysepasócasidoshorasdandovueltasenlacama.Doshorasen las que estuvo recordando, entre otras cosas, el tiempo que habíacompartidoconJuliaduranteeldíaanterior.Recuperarpartede loqueteníaconellalehacefelizyledaunmotivomásparanoquererregresaraEstocolmo.Aunqueesotodavíaestáporver.Lacharlaconsumadrelehaservido para entender que dispone de total libertad para hacer lo querealmentesienta.

También lamujerqueestáalotro ladodel teléfonoocupóun lugarensumenteenaquellasdoshorasdeinsomnio.

—Buenos días, Ana —dice el joven con la voz propia de quien seacabadelevantar.

—¿SabíasqueJonathanVillaseha fugadodelhospitalenelque lohabíaningresadotrasintentarsuicidarse?—lepreguntaellavisiblementealterada—.¡Eselmismohospitalalquetellevéayer!

—Sí, lo sabía. Y ha sido una gran casualidad que Vanesa y élestuvieranenlamismaclínica.

—¿Ycómoestástantranquilo?Esetipoandaporahísuelto.—¿Qué puedo hacer yo? Es la policía quien debe buscarlo y

detenerlo.—Dicenquevaarmado,Emi.Que learrebatóel armaaunode los

agentesquelocustodiaban.Aquellainformaciónsíesnuevaparaelchico.LepreocupaqueJona

esté oculto en algún lugar de la ciudad con una pistola encima. Solo

Page 322: El puzle de cristal - tubrujuladigital.com · y adicciones de su marido, Ana se lo planteó. Sin embargo, al final optó por continuar allí durante una temporada. Son ya más de

espera que no sepa dónde se encuentra Julia. Está seguro de que suamigaeselprincipalobjetivodelquefuesuprofesordeFilosofía.

—¿Tehasenteradodeesoporlasnoticias?—Sí,aunquemeha llamadomi jefeparadarmemásdetalles.Ayer,

Vila huyó de la clínica mientras su padre se rajaba el cuello con unbisturí.Porloquemecuentan,parecequefuealgopremeditado.Aunqueelhombre,quesesacrificóporsuhijo,murióalinstante.Losmédicosnopudieronhacernada.

—Nome alegro de sumuerte, aunque ese tipo nuncame ha dadobuenaespina.SiemprehadefendidolainocenciadeJona.

—¿Loconocías?Emilio le explica a Ana que, cuando entró en el hospital, vio a

Guillermo discutir con el personal de la clínica en el mostrador derecepción.Lediolaimpresióndequenoestabamuybiendelacabezaysobreexcitado. Nunca imaginó que planeara algo así y que hubiera idohastaallíparaayudarasuhijoaescapar.

—¡Me estás diciendo que estuviste ayer con el padre de JonathanVila!

—Solo lovide lejos e intentéqueélnomevieraamí,por si sabíaquiénerayo.

—Joder,Emi.Eres testigode lanoticiadeldía—comentaAna,queparecequelocelebraenlugardealarmarse—.¿Tepuedopedirunacosa?

—¿Elqué?—¿Puedoescribirenelperiódicotuexperienciadeayerenelhospital

conGuillermoVilayloquepiensasdeltema?EsparalapáginawebdeElPulpo.Siquieres,quedamosenunratoylohacemosjuntos.

Elchicoreflexionasobre loquesuamiga leacabadeproponer.Nosabecómotomárselo,perodenuevotienepresentes lasadvertenciasdelahermanadeldirectordelperiódicoenelquetrabajaAna.EstacontinúahablandoalverqueEmilionoledaunarespuesta.

—Creo que tendríamosmucha repercusión, ya que eres uno de losalumnosrecientesquetuvoJonathanVilaenel institutoyestabasenlamismaclasequeAuroraRíos.¡Lacoincidenciaenesaclínicaconélyconsupadreescasimágica!

Laspalabras«mucharepercusión»fastidianalchico,quesaledelacama y se pone las gafas. Lemolesta que Ana lo quiera utilizar de esamanera y lo vea comouna formade ganar visitas para la página de superiódico. Esta vez no se reprime y le dice a la mujer lo que estápensando.

Page 323: El puzle de cristal - tubrujuladigital.com · y adicciones de su marido, Ana se lo planteó. Sin embargo, al final optó por continuar allí durante una temporada. Son ya más de

—¿Eso es lo que quieres demí? ¿Convertirme en un cebo de clicsparatuweb?

—¿Porquémediceseso?—Esmuyraroloqueestásucediendo.Tehasacercadodemasiadoa

míenestosdíassinconocermedenada.¿Conquéfin?—Me has caído muy bien y me lo paso genial contigo. ¿Qué otra

razónvoyatener?—Ariadnamehacontadoque…—¿Ariadna? ¿La hermana de Omar?—lo interrumpe Ana, que, de

pronto,tambiénpareceenfadada—.¿Quétehadichoesaloca?—Quequieresinformaciónyquenoerestanbuenacomopareces.En

definitiva,quemeestásutilizandoparatusinteresesperiodísticos.Eljovenescuchaunabrevecarcajadaalotroladodelmóvil.Esuna

risatanestridentequelehacedañoeneloído.—Mira,Emilio,ereslibredecreeraAriadnaono.Yaeresmayorcito.

Pero,despuésdeestosdías juntos, tendríasque saber identificarmejormis intenciones.Meofendequepiensesque teestoyusandoparanosémuybienqué.

—¿Y laspreguntasquemehasestadohaciendosobreJuliay sobremírelacionadasconelAsesinodelaBrújula?

—Ya te lo he dicho en varias ocasiones. Soy periodista. Esdeformaciónprofesional.Preguntomucho.Nisiquieramedoycuenta.

La voz de Ana suena tan firme y decidida que a Emilio le cuestapensarqueestémintiendo.Sinembargo,hacedosminutoslehapedidohacerleunaentrevistaconelobjetivodeganarvisitasparalapáginawebdeElPulpo.Esonolopuedenegar,yledisgusta.

—Emi, sé loquees sernoticiayque losperiodistas te esténdandoporsacoatodashoras—continúaAnabastantemáscalmada—.Noesmiintención molestarte. Lo que te he pedido ha sido desde el respeto y,especialmente,desdeelcariño.Sinoquiereshacerlo,perfecto.Novolveráasuceder.

Eljovenahorasesienteculpabledehaberreaccionadodeesaforma.Alomejorsehaprecipitado,condicionadoporlaspalabrasdeAriadna.Silo piensa bien, a esa chica no la conoce de nada. Podría haberseinventadotodaesahistoriacontrasuhermanoycontra lamujerqueseacuestaconél.Anatampocoesquellevemuchotiempoensuvida,perosí lo suficiente como para creer en lo que le dice y darle un voto deconfianza.

—Nopasanada.Sientohabermepuestoasícontigo.

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—Estásentuderecho.Pero,aunquenopuedodejardeserperiodistay escondermi instinto profesional, no significa que esté ejerciendo lasveinticuatrohoras.Ymenosconunamigo.

Emilio se coloca bien las gafas y sonríe en la soledad de suhabitación.LehacegraciaqueAnaserefieraaélcomo«unamigo».Legustaqueloconsidereasí.Ylegustasentiresecosquilleopordentrocadavez que la ve o escucha su voz. Un cosquilleo diferente al que seexperimenta cuando estás con un amigo y al que todavía no haencontradounaexplicación.Talvezlomejorseanoprofundizarmásenelloydejarlotalycomoestá.

—¿A qué hora quieres que quedemos para hacer la entrevista? —preguntaelchico,impulsadoporloqueAnaacabadedecirle.

—Emi,noesnecesarioquelahagas.Yaséquenotesientescómodo.—No,quierohacerla,deverdad—insisteEmilio,queyahatomadola

decisión—.Ysimiparticipaciónayudaaquesubáiselnúmerodevisitas,mealegraréporello.

—Somos un periódicomodesto. No pienses que vas a salir enTheNewYorkTimesyrecibirdosmillonesdeinteracciones.

—Tranquila. Ese tipo de cosas nome importan.Nome interesa lafama.¿Cómolohacemos?

EmilioyAnaacuerdanversedentrodeunpardehorasenunadelascafeteríasdelaplazadelpueblo.Allírealizaránlaentrevista.

Elchicosedaunaduchayseviste.Tardaunpocomásdelohabitualporque, a pesar de no tener mucha barba, también decide afeitarse.Encuentraasuspadressentadosa lamesade lacocina, terminandodedesayunar.Supadre leeelperiódicoysumadreapurauna tazadecafémientrasrepasalasúltimasnoticiasenelmóvil.Almudenaselevantaalverasuhijo,seaproximaaélylerevuelveelpelocariñosamente.

—¿Hasdormidobien?Hecreídoescuchartevariasvecesestanoche.—Me desperté sobre las tres y luego me costó volver a dormir —

comentaEmilio,quesesirveuncafé—.Voyasalirahora.—¿Adóndevas?—lepreguntasupadre,queapartalavistadeldiario

para centrarse en suhijo—.Noquieroque estéspor ahí. JonathanVilasiguefugadoyparecequellevaunapistola.

—Al pueblo no vendrá, papá. Aquí lo reconocería todo el mundorápidamenteylapolicíalodetendríaantesdequepudierahuir.

—Ha podido disfrazarse y robar un coche para no usar el bus —insisteAntonio—.Esuntipolistoypeligroso.

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—No os preocupéis. Estaré aquí al lado, en la plaza. He quedadocon…Ana.

Suspadressemiranentreellos,enungestoqueaEmilioempiezaaresultarledemasiadofamiliar.Almudenavaadeciralgo,perofinalmentenolohace.Sesirveotrocaféysesientaenlamismasillaenlaqueestabaantes.

Durante unos cuantosminutos, ninguno de los tres comenta nadamás.Elchicosecomedosmagdalenas,quemojaenlataza,ysuspadressededicanahacerjustoloqueestabanhaciendoenelmomentoenquesuhijoapareció.AEmilioaquelcomportamientoleresultaextrañoymuysospechoso.

—¿Quépasa?¿Aquévieneestesilencio?¿Novaisadecirmenada?—¿Quéquieresquetedigamos?—Loque seaqueestáispensando.Porqueesobvioqueesamirada

queoshabéisechadosignificaalgoquesemeescapa.Y se repite la jugada: otra mirada de esas cómplices entre el

matrimonio.AunqueestavezAntoniolehaceungestosignificativoconlabarbillaaAlmudenaparaqueestahableconsuhijo.

—A tupadreyamínos chocaquequedes tanto conesamujer.Lohemoshablado.Perorespetamosloquehagas.Siempreycuandoestonovayaamás.

—¿Iramás?¿Aquéterefieres?—Emilio,erescasiunadulto—intervieneahoraAntonio,quecierra

el periódico para centrarse únicamente en su hijo—. Y vamos a apoyartodas tus decisiones. A no ser que estas decisiones se conviertan enperjudicialesparati.¿Comprendes?

—Laverdadesqueno.—Lo que tu padre quiere decir es que entendemos que no quieras

regresar a Suecia porque has roto con tu novia que vive allí y vais a lamisma clase. Pero no entenderíamos que no volvieras a Estocolmoporquetehayasenamoradodeunamujerquecasitedoblalaedad.

—¿Enamorarme?¿DeAna?—Comprendemos que es una mujer muy atractiva, inteligente,

periodista y que puede llamarte la atención. De hecho, respetamos tuamistadconellaynonosinmiscuiremosenesaempatíaquehasurgidoentrelosdos.Perosiestovaamás…

—Noiráamás,papá.—Losabemos.Poresonovamosaintervenir.Demomento.

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Eljovensequedaacuadrosconlaargumentacióndesuspadres.Noestáacostumbradoaesetipodecharlasconellos.Y leparecemuybienqueconfíenenélyleotorguenesanuevalibertad,quenoteníaantesdemarcharse a Estocolmo, para hacer lo que crea conveniente. Sinembargo…

—Creoqueoshabéismontadounapelículadealgoinexistente—diceEmilio cuando acaba su café—. ¿Cómo voy a estar enamorado de AnaRincón?

—Porquehaydemasiadossíntomasqueloindican,hijo—lerespondesumadreconternura—.Ysirenunciasaalgoquetehahechotantobiencomo Suecia por una historia que nunca será posible, estarásarrepintiéndotetodatuvida.

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CAPÍTULO58

Viernes,5deenerode2018

Lleganal cementerioen taxi.Duranteel trayecto,Julia,Pilare Ivánnohablan demasiado. La chica se dedica a intercambiar mensajes deWhatsApp con Vanesa, Emilio y sus compañeros de clase acerca deJonathan Vila y la última información que han ofrecido losmedios decomunicación. La prensa asegura que el antiguo profesor de Filosofíasiguefugadoyvaarmadoconunapistola.

«HequedadoconAnaRincónenlaplazaparahablardeGuillermoVilaylahuidadesuhijodelhospital.Lovaapublicarenlawebdesuperiódico».

EsloúltimoqueJulialeedeEmilioantesdebajarsedeltaxi.Noledatiempoaresponderporque,justoeneseinstante,llegaotrovehículo;esteconducidoporRafa.EnaquelcochetambiénviajanRima,JorgeyDuque.Los cuatro se reúnen rápidamente con ella, su abuela e Iván. Todosobservan con curiosidad a la anciana vestida completamente de negro.Pilarsepresentaylossaluda,unoporuno,enlapuertadelcementerio.

—Estovaaestarmuyinteresante,querida—lesusurraaloídoaJulia—.Estasituaciónmerecuerdaa laspartidasdelCluedoque jugabaconmisamigasenelclubdelbingo.Viéndolosenpersona,todosmeparecensospechosos.

—Abuela,eres incorregible—murmuraJuliaobservandoalrestodelos chicos, que parecen ocupados en hablar entre sí para comentaralgunosaspectosdelentierro—.Deverdad.

—Noteenfades.Ynotepierdasdetalledesusgestos,delaexpresiónde sus rostros, de lo quemuestran sus ojos. Uno de ellos puede ser elresponsabledequehoyestemosaquí—murmuraentredientesPilar,quesacalasgafasdesubolsoyselaspone—.Sonparaverlotodomejor.

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Juliamuevelacabezadeunladoaotroysonríe:laancianaacabaderecordarleelcuentodeCaperucitaRoja,ynoprecisamentealpersonajedelaabuelita,sinoaldel loboferoz.Trasapartardesucabezaunaideatan surrealista como esa, consulta elmóvil, que guardaba en el bolsillodel abrigo que le ha dado Pilar. Continúan los comentarios sobreJonathan en el grupo de WhatsApp de clase, aunque Emilio no le havueltoaescribirnadamás.LehasorprendidoquevayaahablarconAnaRincón sobre el padre de JonathanVila y la fuga de la clínica. ¿Qué lecontará?

—¡Hola,Julia!—gritaunavozasuespalda.LachicasevuelveyvelaeleganteyesbeltafiguradeMarilia.

Las dos se dan un abrazo y después se reparten halagos. Pilartambiénsaludaafectuosamentealajovenrubia.

—¿Cómoestás?—lepreguntaJuliaalareciénllegada.—Nolosé.Mesientounpocorara.—Normal, querida. Los funerales son siempre extraños. Nadie se

acostumbraalamuertedeunapersona.Eneseinstante,DuquedejadehablarconJorgeysecolocajuntoa

sunoviaparadarleunbesocortitoenloslabios.Ningunodelosdosmiraal otro a los ojos, ni sonríe. Tampoco hay palabras de ánimos entreambos.

—¿Quiénestodaestagente?—preguntaMarilia,queseñalaavariosgrupitos de personas que también se han congregado en la puerta delcementerio.

—Niidea.Pensabaquesolovendríamosnosotros—respondeFran.—Lamayoríadebedetenermásomenosmiedad—calculaPilar—.

TalvezsonpersonasqueconocíanaHugoatravésdesuabuela.Tengoentendidoquevivióconellahastaquemurió,¿no?

Duque se queda mirando fijamente a Pilar por la deducción queacaba de hacer. Julia se pone roja y se rasca una oreja, nerviosa. ¡Suabuelaestádandomásdatosdelacuenta!Noquierequeloschicosquecompartíanpisoconelfallecidosepanquehanestadoinvestigando.

—ParecequeJavierha contactado conellos—comentaRafa—.Sonamigosdesufamilia.AunquelamayoríaapenasconocíaaHugoosololohabíanvistocuandoeraunniño.

—¿Y dónde está Javier? —pregunta Duque, que no quita ojo a laancianaqueacompañaaJulia.

—Me ha enviado unWhatsApp diciendo que llegará a las once enpunto.Teníaqueresolverunosasuntos.Elquenopuedeveniresmitío—

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comentaRafa, que introduce lasmanos en los bolsillos de su chaquetanegraparaprotegersedelintensofríoqueasolaaquellapartedelaciudad—.Meha confirmadoestamañanaquenoasistirá al entierroporunoscompromisosineludibles.

—Aunquenovengatutío,alfinalvamosaserunalegión—murmuraJorge,queseñalaendirecciónalacarretera—.Tenemosaesoshastaenlasopa.

Desdeallí,contemplancomouncochepatrulladelaPolicíaNacionaltoma el desvío hacia el cementerio y estaciona a pocos metros de lapuerta.DelcochesebajanlosdosagentesqueanochehablaronconIványJorgefrenteasuedificio.LaparejaseacercahastaelgrupoenelqueestánloschicosyPilar.Lossaludancortésmenteysealejanlosuficientecomo para guardar las distancias con ellos pero, al mismo tiempo,hacerlesnotarqueestánpresentes.

—Tío,nosestánvigilando.Yanohaydudas.—Jorge,noempieces,por favor—protestaRafaantesdedirigirsea

todos—: Tenemos quemostrarnos tranquilos ymás unidos que nunca.¿Estamostodosdeacuerdo?

El alegato del chico no obtiene demasiada repercusión entre losdemás,aunqueIván,JorgeyRimaasienten.Duque,encambio,chasqueala lengua y se marcha hacia otra zona de la entrada del cementerio.Mariliavatrasél.

—Esosdosvanadiscutir.Lopresiento—lecomentaPilaraJuliaenvozbaja—.Voyaacercarmedisimuladamenteparaverquépasa.

—Abuela,nometaslapata,porfavor.—Serédiscreta.Teloprometo.A la chica no le da tiempo a replicar más. La mujer camina

lentamente hacia donde charlan Marilia y Duque, haciendo como quehabla por el móvil. Julia se da una palmada en la frente e intentacontrolarsusnervios.

—Tuabuelaestodounpersonaje—lecomentaIván,quepermaneceasulado—.Misamigosmehanpreguntadoquéhacéisaquí.

—¿Yquéleshasdicho?—Que yo os pedí que vinierais para que me apoyarais en este

momentotancomplicado.—¿Yhasresultadocreíble?—Nolosé.Tampocomeimportademasiadoquemecreanono.No

esrelevante.Aunquesehanquedadoconformesconmirespuesta.

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Aquelcomentariolehasonadopresuntuoso,comosiélestuvieraporencimadelbienydelmal.Enalgunasocasiones,Ivánladesconcierta.Porsu pose, por su actitud. A veces tiene la impresión de que son dospersonasenuna.Credibilidady sinceridadno son lomismo;ya ella leparecequesuamigotienemásdelaprimeracualidadquedelasegunda.Sabe engatusar al que tiene alrededor, aunque desprende un halo quesiembraladudasobremuchosdesuscomportamientos.

—No me gustan los entierros —comenta Jorge, que tiene un ojopuestoenlospolicíasnacionalesyotroentodolodemás.AJulialedalaimpresióndequeestáconstantementeenalertaypendientedecualquiermovimiento—.Joder,ahíviene.

El joven del cabello rizado se refiere al coche fúnebre, que sigueidéntico caminoque el que antes realizó el cochepatrullade lapolicía.Todoslospresenteslocontemplanacercarse,hastaquesedetienefrentealapuertadelcementerio.

Juliase fijaenRima,querompea llorar.Rafa lepasaelbrazopordetráseintentaconsolarlaconalgunaspalabrasaloído.DuqueyMariliatambiénhandejadodeconversaryprestanatenciónalvehículo.

—Tengo noticias frescas —le susurra a Julia su abuela, que haregresadojuntoaella.

—¿Quénoticias?—Ahoranoeselmomento,querida.Luegohablamos.DetrásdelcochefúnebrecirculaunBMWnegro.Doshombresviajan

enél.—Nome lo puedo creer—dice Jorge cuandodistingue de quién se

trata.—¿Quién es el que viene con Javier? —le pregunta Iván, que no

conocealacompañantedesujefe.—EsJacob,suhermano.Juliaescuchalaconversaciónentre losdoschicosydespuésmiraa

suabuela.Lamujer lehaceunaindicaciónasunietaparaadvertirledequetambiénhaoídoloquehandicho.

—Vive en Estados Unidos. Yo solo he coincidido con él un par deveces.Tambiénformapartedelaempresa—indicaJorge,aúnextrañadodelapresenciadeaquelhombre.

—Hugomehablódeél,peronuncahabíamoscoincidido.—Se prodiga poco por aquí. La última vez que yo lo vi, fue en el

funeral de Dionisio. Aunque, por lo que sé, no se llevaban demasiadobien.

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La charla entre Jorge e Iván termina cuando Javier y Jacob seacercanaellos.Loshermanossaludandeprisaaloschicosquecompartenpiso, sinprestaratenciónaJuliaya suabuela.TampocoaMarilianiaRima.Luegoseaproximanal coche fúnebreyJavierdaal conductor laordendeentrarenel cementerio.Son lasonceydiezminutosdeaquelcincodeenero.

—Aestenolotenemosenlapizarra.—Shhh.Abuela,aquíno.—EseJacobomedamalrollo—dicePilar.Sevequehacerlecasoasu

nietanoestáentresusprioridades—.Porlomenoslopondríaenverde.La chica vuelve a pedirle silencio a su abuela, que por fin deja de

hablar,aunquesolodespuésdesoltardenuevoqueelhermanodeJaviernoleofreceningunaconfianza.

Todos caminan tras el coche fúnebre de manera ordenada yrespetuosa.AJuliaselevienenalamentelosrecuerdosdelosentierrosdeAurorayPatri;seacuerdademuchosdetallesdeaquellasceremonias.Lopasómuymalytodavíasepreguntasipudohaceralgomásparaquesus compañeras de clase no fallecieran asesinadas a manos de susprofesoresde instituto.Sin embargo, el entierro enelque se encuentraahoraesdiferentealosotrosdos.Notienetantacargaemocional.Niparaella ni, según parece, tampoco para el resto de los asistentes. Solo oyelloraraRima,delaquenosedespegaRafa.

Cuando llegan a la altura de la tumba en la que Hugo va a serenterrado, el silencio resulta casi abrumador. La treintena de personasque se han congregado allí se colocan alrededor, formando unacircunferencia imperfecta. Nadie dice nada en el momento en que elataúddesciendealfoso.Tampocolohandichoantes.

—Querida,tevibraelbolsillodelabrigo—lecomentaPilarasunietaenuntonocasiinaudible.

Julia saca sumóvil y, mientras el féretro conHugo Velero dentrotocaelsuelodelafosa,leeelWhatsAppqueEmilioleacabadeenviar.

«Estoypreocupado.AnaRincónnoapareceytieneelmóvilapagado.Hemosquedadoalasonceyyasonlasonceymedia.Ellaesextremadamentepuntual.Noséquéhacer».

La tierra cae sobre el ataúd de Hugo, que en breves momentosquedará completamente sepultado. Pilar se da cuenta del gestopreocupadodesunieta,quedenuevoseguardaelmóvilenelbolsillodelabrigo.Algoquehaleídolainquieta.

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—Alfinalhanvenido—escuchanlasdosdeciraJorge.El inspector jefe Claudio Delgado, acompañado de su compañero

Alfonso Cuevas y de los dos policías nacionales que llegaron antes alcementerio, sedirigehastael grupode los cuatroamigosquehanvistojuntoscómoenterrabanasucompañerodepiso.Procurandonomontarningúnespectáculo,Delgadosecolocadelantedeunodeellos.

—Necesitoquevengaconnosotrosalacomisaría.—¿Porqué?¿Quéhehecho?—Es mejor que no hablemos aquí. No queremos que esto se

conviertaenuncirco.—Novoyairconustedesanoserquemedetengan.—Bien, como quiera —dice Delgado al joven. El inspector jefe

muestra una tranquilidad fuera de lo normal para tratarse de unmomento de tanta tensión—. Francisco Javier Duque Márquez, quedausted detenido en relación con el asesinato deHugoVelero. Procedo aleerlesusderechos.

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CAPÍTULO59

Viernes,5deenerode2018

A lasdocede lamañana,Emilioyano lo soportamás.Se levantade lamesa y sale corriendo de la cafetería situada en la plaza principal delpueblo,enlaquellevaesperandoaAnaRincóndurantemásdeunahora.Laperiodistanohaaparecidonitampocosehapuestoencontactoconél.Lahallamadoenvariasocasiones,perosumóvilestáapagadoonotienecobertura. También le ha enviado variosmensajes deWhatsAppque lamujernisiquierahavisto.

¿Quélehabrápasado?Estámuy preocupado. Camina tan deprisa en dirección a su casa,

quelapiernaderechaempiezaamolestarle.Notaeltobilloalgohinchadoy el gemelo bastante cargado. Sin duda, la tensión también le estáafectando.

AntesleescribióaJuliaparacontarleloquesucedía.Suamigaleharespondidohacecincominutos.

«Emi,acabodesalirdelentierrodeHugoVelero.Handetenidoaunodesuscompañerosdepiso. Espero que Ana aparezca pronto. No te preocupes, seguro que está bien. Luegohablamos,queahoramismonopuedo.Mantenmeinformada».

En otro momento, le habría interesado saber a quién habíandetenidoyhabríaesperadoimpacientelallamadadeJuliaparaenterarsede todo.Sin embargo, enese instante,Emilio solo tieneen su cabezaaAna. Busca explicaciones que justifiquen su ausencia, pero no da conninguna que le convenza. Y no quiere ponerse en lo peor, porque unaccidentedetráficograveeslateoríaquemásrondaporsumente.

Cuandoentraencasa,seencuentraconsupadre,queestáregandolasplantasenelpatio.

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—¿Qué tal ha ido? —le pregunta el hombre, que esa mañana haterminadoantesdetrabajar—.Hasvueltopronto.

—Ananosehapresentado.—Vaya.Losiento.¿Tehaexplicadoelmotivo?—No,papá.Noconsigocontactarconella.Medamiedoquelehaya

ocurridoalgomalo.Esmuyextrañoquenomehayaavisadodequenoibaavenir.

Elhombresueltalaregaderaenelsueloysesecalasmanosmojadasconuntrapitoqueteníapreparado.Luegoseacercaasuhijoporque lonotamuycontrariado.

—Emilio, tienes que afrontar la realidad. A lo mejor ha decididodesconectarunpoco.

—¿Desconectardequé?—Avercómote lodigoparaqueno teofendasni tesientasmal—

reflexionaAntonio,quebuscalaspalabrasadecuadas—.TalvezAnasehadadocuentadequeestabahaciendoalgoquenoeradeltodocorrectoyhaoptadoportomarsevuestraamistadconalgomásdecalma.

Eljovenintentaasimilarlaspalabrasdesupadre.Susargumentoslerecuerdan mucho a la conversación que han mantenido durante eldesayuno.¿SonelloslosresponsablesdequeAnanosehayapresentadoenlacafeteríadelaplazacomohabíanacordado?

—¿Habéishabladoconella?¿Poresonohaaparecido?—¡No!¡Claroqueno!Tedijimosquenonosíbamosameterynolo

hemoshecho.Nitumadreniyonoshemospuestoencontactoconella.—Entoncesseguroquelehapasadoalgo.—Emilio,asúmelo:teestabasenamorandodeesamujer,yellaseha

dadocuentayhadecididocortarporlosano.—No,papá.Estoyconvencidodequenoeseso.¡Nopuedesereseelmotivo!Seniegaacreerlo.Cuandohablarona

primera hora de la mañana, las cosas se torcieron un poco, peroterminaronbienentrelosdos.Dehecho,esellaquienqueríaquedarparahacerlaentrevista.

—Daleunpocodetiempo,Emilio.Quizásehaagobiado.—Algo malo le ha pasado. Lo sé —insiste el chico, que da por

finalizadalaconversaciónconsupadreysemarchaasuhabitación.Lo primero que hace es encender el ordenador. Tampoco está

conectada a Skype ni ha subido ningún artículo a la página web delperiódico.RastrealaRedenbuscadeaccidentesdetráficoenlasúltimashoras, pero no aparece reflejado ninguno grave en la ciudad ni en los

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alrededores. Emilio comienza a desesperarse y a ponerse realmentenervioso.Llamaunavezmásasumóvil,quecontinúadesconectado.

¿Quépuedehacer?Conelteléfonoenlamano,despuésdeanalizarvariasposibilidades,

se le ocurre algo.Regresa aWhatsApp y busca unmensaje que recibióayer. Allí está el número de alguien que puede aportarle un poco declaridadenesteasunto.Odeesointentaconvencerse.Marcaelteléfonoyespera a que esa persona responda. Al cuarto bip, una voz joven yfemeninacontestaextrañada.

—¿Viñales?—Hola,Ariadna.—¡Hola!¡Menudasorpresa!—exclamalahermanadeldirectordeEl

Pulpo—. ¿A qué se debe tu llamada? Porque ayer pasaste de mí y notuvisteladecenciaderesponderamiWhatsApp.

—Lo siento, he estado muy liado —se disculpa Emilio, que ahoradudadesiaquellahasidolamejordelasideas—.¿Estásenlaredaccióndelperiódico?

—Quéremedio.Soylapringadadeturno.Mehatocadounavezmás,y eso que no me pagan. Aunque mañana no pienso pisar esta putaredacción.

—¿YhaidohoyAnaporallí?—Que yo sepa, no. Y casi que mejor así. Últimamente está

insoportable.Secomportacomosifueraunaprimeradamaoalgoporelestilo.

Tampocoestáeneldiario.Elchicointroducelosdedospordebajodeloscristalesdelasgafasysefrotalosojos.

—¿Paraquéquiereshablarconella?¿Esquenotecogeelmóvil?—Lotieneapagado.—Estarátirándoseamihermanoenalgunaparte.Omartambiénha

decididotomarseeldíalibre.EsoaliviayfastidiaaEmilio,almismotiempoyporpartesiguales.

TalveztengarazónAriadnayestéconélyporesonohaidofinalmenteaverlo.Aunquepodíahaberloavisado.Siesasí,aunquelemolestequelohayadejadotirado,porlomenossabráqueseencuentrabien.

—¿Puedesllamaratuhermanoparaasegurarnosdequeestáconél?—¿Qué?Nidecoña.—Porfavor.Sinofueraimportante,notelopediría.—Es importante yme lo pides porque estás pillado por ella. Ya te

advertí que te estabas metiendo en la boca del lobo, que solo eres un

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simplepeónenunapartidadeajedrez.El joven resopla e intenta no perder los nervios. Si se altera, no

conseguiránada.Asíquese tomaunossegundospara respirarhondoydespuéscontinúaconlassúplicas.

—Vale,nolellamestú.Pero¿mepuedesdarelnúmerodeOmarparahacerloyo?

—No creo que a mi hermano le guste que te dé su teléfono —respondeAriadna conun tonode vozplano ydespectivoque fastidia aEmilio—. Si lo llamas, además, puede que interrumpas su polvete deregalodeReyes.

—¡Mejor! ¿No os lleváis tanmal? Así lo fastidias. Te recuerdo queerestúlaqueestásahícurrandohoysinllevarteniuneuro.

ElsilenciodelajovenhacealbergaresperanzasaEmilio,queporfinparecequehatocadolateclaadecuada.

—Viéndolo así… Muy bien. Te mando el móvil de Omar en unWhatsApp.Peroquieroalgoacambio.

—¿Algoacambio?¿Elqué?—Queme invitesa cenarundíadeestos.Entre launiversidadyel

trabajoenelperiódico,notengotiemponiparaconoceragenteniparasalirconnadie.

EmilioescuchaincréduloloqueleproponeAriadna.Nosabesireíroecharseallorar.¿Estáinsinuandoloqueparece?¿Quieresalirconél?

—Tengo novia, por si no lo sabes —miente el chico para intentarlibrarsedeaquelmarrón.

—AnaRincónnoestunovia,porsinolosabestú.—Nohablabadeella.—Puessiyofueratunovia,noestaríamuycontentaconturelación

conesamujer.—Eseesasuntomíoydeella.—Perfecto, Viñales. Mira, yo no quiero ir a cenar contigo en plan

parejita. Solo me apetece dar una vuelta, comer algo rico en unrestaurante bonito y olvidarme de todo lo que forma parte mi vida.¿Aceptasoqué?

—¿Sinoaceptonomedaráselcontactodetuhermano?—Hasacertado.Tampocoestoytanmal,hombre.Porloqueseve,noconseguiráelnúmerodeldirectordelperiódico

sinocede.Aquellachicaesrealmentecomplicada.Nosabesiestarátanmalde lacabezacomoaseguraAna,peroaélha logradohacerledudarconrespectoalaperiodistayahoravaasacarleunacenagratis.

Page 337: El puzle de cristal - tubrujuladigital.com · y adicciones de su marido, Ana se lo planteó. Sin embargo, al final optó por continuar allí durante una temporada. Son ya más de

—Estábien.Acepto.—¡Bien, Viñales! Eres un tío inteligente. Bueno, quizá no tanto,

porque sigues sin creer que mi hermano y tu seudoamiga te estánutilizando.Peroallátú.Noesmiproblema.

—Otravezconeso.Laverdadesque…PeroaEmilionoledatiempoacontradecirla.Lachicacuelgaantes,

dejándolo con la palabra en la boca. Segundos más tarde, recibe unWhatsAppconelteléfonodeOmar.Ariadnalovaavolverloco.Peronotieneniunsegundoqueperder.MarcaelnúmerodeldirectordeElPulpoy espera impaciente a que este responda. Los cinco tonos hasta que elhombrecontestaselehacenmuylargos.

—¿Sí?¿Conquiénhablo?—Hola,Omar.SoyEmilioViñales.—¿Emilio?Ho…la,¿quétal?¿TehadadoAnaminúmero?El chico inmediatamente percibe su sorpresa tras identificarse.

Posiblemente,aquelhombreseestéhaciendounmontóndepreguntaseneseinstante.

—No, tu hermana. Precisamente estoy buscando a Ana. ¿Estácontigo?

—¿Cómo?¿Nohaidoaverte?—No.Nohaaparecido.—¿Meestáshablandoenserio?—Sí, Omar. Completamente. Y la he llamado, pero tiene el móvil

apagado—le explica Emilio, cada vezmás tenso y alterado—. Pensabaquepodíaestarenlaredaccióndelperiódicoo…contigo.

—Hoyno la he visto.Hablé con ella unpar de veces estamañana.Sabía lo de la entrevista que te iba a hacer, pero no he vuelto a tenernoticiasdeella.

—¿Aquéhorahablasteisporúltimavez?—Sobrelasdiez.Emilio se frota losojosdenuevopordebajode las gafas.Losnota

muycargadosylepican.Ahorasíquenohaydudadequealgolehaocurrido.Anoserquele

estémintiendoyaqueltipoleestéocultandolarealidad.—Omar, seguro que no está contigo, ¿verdad? —se atreve a

preguntarleEmilio—.Teprometoquenomevoyaenfadarsinoquiereverme.Solonecesitosaberqueseencuentrabien.

—¡Claroquenoestáaquí!¡Yojalápudieraasegurartequeestábien!—exclamaelhombre,quetambiénsehaalteradomuchoyparecequeno

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estáactuando—.Voyairasucasa,aversiestáallí.Tellamoluego.Trascolgar,aEmiliolequedalasensación,ycasilacerteza,dequea

AnaRincónlehasucedidoalgomalo.PiensaentoncesenViral.AquellaextrañaorganizaciónquelediocincuentamileurosenmanoyconlaquepresuntamentecolaborabaotrabajabaMarcos.¿Realmentesonsicarios?¿Ysiellahasidolasiguientevíctima?

AEmilioaquelloloaterroriza.Sentadoenlacamadesuhabitación,espera ansioso a queOmar lo llame. La impotencia de no poder hacernadaleduelemásquelapiernaderecha,quecadavezlemolestamás.

Porsuerte,solotranscurrenveinteminutoshastaqueeldirectordelperiódico se pone en contacto con él otra vez. El chico respondetembloroso.

—Cuéntame,Omar.—Emilio,estoyenlacasadeAna.Noséquélehapodidoocurrir—

comentaelhombreatropelladamente—.Meheencontradolapuertadelpiso abierta, pero ella no está dentro. Tampoco he dado con sumóvil.Aunquenohayseñalesdeluchaniderobo,estotienemuymalapinta.

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CAPÍTULO60

Viernes,5deenerode2018

LadetencióndeDuqueenelentierrodeHugoVeleroenseguida llegaalas redes sociales. Demasiados móviles inquietos y la madre de unperiodistaentrelosasistentesalfuneralquehacaptadoconlacámaradesuteléfonoelmomentoenquelaPolicíaNacionalesposabaaljoven.

—Noloentiendo.Noentiendoabsolutamentenada.Es lo que no para de decir Marilia, con la mirada perdida, en el

comedorde la casadePilar.LaabueladeJulia laha invitadoa comer.TambiénaIván.Allíestaránlibresdelaprensaynadielosagobiará.

—¿CómohapodidoFranasesinaraHugo?—siguepreguntándoselajovendeformainsistente.

—Nosabemostodavíasihasidoél,querida—comentaPilar,queestásentadaasulado—.Simplemente,lohanllevadodetenidoalacomisaría.

—Silohandetenidoesporquetendránpruebas,¿no?—Claro.Algo importantehabrá.Perotodavíanopodemosdarnada

pordefinitivo.Ahoraloquetienequehaceresbuscarseunbuenabogado.Marilia asiente con una sonrisa triste, aunque no demasiado

convencida. Julia la observa muy apenada. Ella misma le confesó quetemía que Duque hubiera asesinado a Hugo, después de que este seenterasedequelehabíasidoinfielconél.Imaginaloquesuamigadebedeestarsufriendoylacantidaddecosasquetienequeestarsintiendoenesemomento.

Otro que parece muy afectado por la situación es Iván, queprácticamentenohahabladodesdequeabandonaronelcementerio.Juliasehadadocuentay,aunquehaintentadodarleconversaciónysacarlodelaburbujaen laqueparece sumergido, solohaobtenidomonosílabosyfrasesvacíascomorespuesta.

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—Querida, ¿vienes conmigo, por favor? Necesito queme ayudes aprepararunosaperitivosparaestosjóvenes—lepidePilarasunieta.Elguiñodeojoposteriorsignificaquesuabuelanecesitadeellaalgomás.

Unavezenlacocina,lamujercierralapuertayrápidamenteabreeltercercajóndeunarmario,delquesacaunmantel.LodesdoblaylepideaJuliaqueleecheunamano.

—Noqueremosque, accidentalmente, ningunode esosdos jóvenesdescubra nuestra pequeña investigación, ¿verdad? —pregunta Pilarmientrascubrenlapizarraconlatela.

—No,noqueremos.—Algomedicequeelcasonoestácerradotodavía.Queesechicono

asesinóasucompañerodepiso.—Pero lohandetenido.Tendrán suficientespruebasdequeDuque

matóaHugo.—Esobvio,queridanieta.Sinembargo,yovicontotalclaridadcomo

esemuchachomiraba a los ojos a su novia y le juraba que él no habíasido.

—¿Enlacharlaquetuvieronantes,enelcementerio?—Exacto. Y me lo creí. Creí a ese joven —señala Pilar con total

seguridad—.Oesungranactorotepuedogarantizarqueesamiradanomentía.Esmuydifícilquelosojosdeunapersonateengañen.

—NomeimaginoaDuquecomoactor.—Ni yo.El actor es su amigo Jorge.Dehecho,mepareceun actor

estupendo.—¿Lodicesporalgoenconcreto?—He buscado vídeos en YouTube y actúa fenomenal. Podría

dedicarseaelloprofesionalmente.—¿Vaconsegundas,abuela?—No,querida.Va conprimeras.Ese chico esungran intérprete—

insiste Pilar, que abre el frigorífico y echa mano de un gran trozo dequesoquedepositasobrelaencimera—.¿Lopartestú?Tengolasmanosheladas.

—Claro,dame.Yameencargoyo.La chica echa un vistazo a su alrededor y encuentra un cuchillo

colgadoenunganchitodelapared,idóneoparapartirelqueso.—Ademásestáeltemaquecomentamosporlamañana—prosiguela

mujermientras sacaunos cuantos vasos y los coloca enunabandeja—:DuquenosabíaqueMariliasedormiríamientrasélibaalpiso.Noveoaesechicoconlacapacidadmentaldeasesinarasuamigosabiendoquesu

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novialoestabaesperandoenelhotelpara…yasabes.Lehubierasidocasiimposibleocultárseloalachicaenelmomentodellegaralahabitación.

—Tienes razón.Duque teníaelmotivoy laoportunidaddemataraHugo,peroelrestodelascircunstanciasnocuadranmucho.

Enesemomento,lapuertaseabreeIvánentraenlacocina.EljovensequedamirandofijamenteaJulia,quecontinúacortandoelquesosobreuna tabla de plástico duro. La chica se siente observada por el reciénllegadoyseruboriza.TambiénPilarsedacuentadecómomiraasunieta.

—Esunquesobuenísimo.Holandés.Teencantará.—Seguro,señora.¿Mepuededarunvasodeagua?EsparaMarilia.Pilarvuelveaabrirelfrigoríficoycogeunabotelladeaguaquepone

enlabandeja,juntoalosvasos.—Puedes llevarte esto de momento, querido. ¿O prefieres algún

refresco?Cervezanotengo.—Conelaguaestábien,gracias.Ivánagarralabandejaysaleconelladelacocina.Julialosiguecon

lamirada,hastaquedesaparecetotalmentedesucampodevisión.—¿Tegustaesemuchacho?—preguntaPilarcuandocierradenuevo

—.Puedeshablarconmigodeestostemas.Tambiéntuvediecisieteañosymecoléporalgúnjovenzueloantesdeconoceratuabuelo.

—Esmuy extraño todo lo que seme pasa por la cabeza respecto aIván—diceJulia,quenoeludelacuestión—.Megustómuchoensudía.Pero lo que hoy siento por él no creo que sea nada relacionado con elamor.Quizásetratedenostalgia,pornoteneryaesossentimientostanbonitos.

—Sinembargo,siemprequelonecesita,estásahí.Noerescapazdedecirlequeno.

—Porque las circunstancias se han dado así, abuela. Pero creo quecuandovuelvaalpueblolascosascontinuarántalcomoeranantes.Ymeparecequeéllosabe.

La mujer sonríe y asiente con la cabeza. Tiene una nieta muyinteligenteysesienteorgullosadeque,pocoapoco,seestérecuperandodelospalosqueenlosúltimosmeseslehadadolavida.Leserviránparamadurar y encarar el futuro de otra manera. De lo malo también sepuedensacarcosaspositivas.

—Bueno, querida, yo espero que vuelvas ami casamás amenudo.Esto se va a quedarmuy vacío sin ti. Te voy a echarmucho demenoscuandotevayas.

—¡Yyoati,abuela!Perotodavíanosquedanunpardedíasjuntas.

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—YlacabalgatadeReyes.—Apesardetodo,¿siguesqueriendoir?—preguntaJulia,quecorta

elúltimotrozodequeso.—¡Porsupuesto!Ymevoyallevarunabolsaenormeparaguardarlos

caramelosquelancensusmajestades.Alachicaseleescapaunacarcajadaaloírasuabuela.Selaimagina

empujandoa lagentedesualrededoryagachándoseenbuscade todoslos caramelos que caigan a su lado. Será divertido ver la cabalgata deReyesconellaylepuedeservirparanopensarennadamásduranteunrato.

Lasdosseestánriendocuandodenuevoseabre lapuerta.EsotravezIván.Estámuyserioyparecepreocupado.

—Julia,¿puedohablarcontigounmomento?Pilar hace amago de marcharse de allí, pero su nieta le coloca la

manodelanteparaquenoseaellaquiensalgadelacocina.—Vamosamihabitación—dicelajoven.Losdos entran en el cuartodeJulia, que cierra lapuertaparaque

esténmás tranquilos.No tieneni ideade loquedeseacontarleyeso legenera cierta angustia. ¿Será algo malo? La expresión del chico siguesiendo la misma que la que tenía en el cementerio. Iván contempla elpuzlequeestáenlamesa,aunquenohaceningúncomentario.Buscaconlamiradaunlugardondesentarseysuamigaleofrecelasilla.Ellaoptaporelbordedelacama.

—Bueno,dime,¿quépasa?¿Dequéquiereshablarme?—Averpordóndeempiezo—dudael chico,que tamborileacon los

dedossobrelaspiernas—.¿CreesrealmentequeDuqueasesinóaHugo?—Yosoloséquelapolicíalohadetenido.—Ya.Pero¿túquépiensas?—Daigualloqueyopiense.¿Porquémelopreguntas?—Porquetúvesmásallá.Erescapazdeanalizar lascosasdesdeun

puntodevistaquenadiemáspuedehacerlo.—Nosiempreesasí,Iván.Enestecaso…ElsonidodelteléfonointerrumpeaJulia.Lachicasacaelmóvildel

bolsilloycompruebaquequienlallamaesEmilio.—Contesta—le pide Iván.Ha percibido que la joven dudaba entre

responderahoraasuamigoono.—Soloseráunminuto—indicaJulia,quenoselevantadelacamay

atiendelallamadaallímismo—.¿Sí?¿Emi?—¡Hola!¿Puedeshablar?

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—Claro,dime.—Hapasadoalgomuygrave.AnaRincónhadesaparecido.Creoque

lahanraptado—diceelchicomuyalterado.—¿Quédices?¿Estássegurodeeso?—No es seguro, pero parece que alguien ha ido a su casa y la ha

secuestrado.EmilioleexplicaaJuliaqueOmar,eldirectordelperiódicoenelque

trabajaAna,haencontrado lapuertadesupisoabiertayellanoestabadentro.Suteléfonocontinúaapagadoynosehapuestoencontactoconnadiedesdelasdiez.

—¿Habéisllamadoalapolicía?—Demomento,no.Omarestábuscándolaporsubarrioyluegoiráa

laredaccióndelperiódicoaversi lograencontraralgunapista.Aunquehoynohapasadoporallí.

—Esmuyextraño.¿Quiénvaaquererhacerlealgoasí?—TodoapuntaaViral.—¿Viral?—preguntaJulia,querecuerdaquesuamigoyalenombró

esapalabraanteriormente—.¿QuéesViral,Emi?—Todavíanolosé.Peronadabueno.Yseguramentelosresponsables

deladesaparicióndeAna—comentaelchico,cadavezmásdesesperado—. Voy camino de la ciudad para intentar echar una mano en lo quepueda. ¿Podemos vernos y te lo cuento todo con detenimiento? A lomejortúpuedesayudarnos.

—¿Yo?¿Cómo?—¡EresJuliaPlaza!¡HaceselcubodeRubikencincuentasegundos!

Algoseteocurrirá.Siquieres,voyalacasadetuabuela.JuliaseponedepieymiraaIván,quetambiénlaobservaaellamuy

atento. Tienen una conversación pendiente y no quiere dejarlo tirado.PerotampocoquieredefraudaraEmilio.

—Vale,teesperoaquí.¿Sabesdóndevive?—No.Niidea.—TepasoladirecciónporWhatsApp.Nosvemosahora,Emi.—Gracias,Julia.Hastaahora.La chica se despide de su amigo y, a continuación, le envía la

ubicacióndelacasadePilarenunmensaje.—¿QuélepasaaEmilio?—lepreguntaIván,queselevantadelasilla

paraacercarseaella—.¿Hasquedadoconél?—Sí, está viniendo.Parecequehan secuestradoa lamujerdel tipo

quepusolabombaenlaestacióndemetrodelaeropuerto.Sehanhecho

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amigos.—Joder.Noparandesucedercosas.—Ya ves. Por cierto, ¿tú conoces a un grupo o una empresa, no sé

muybienquées,quesellamaViral?Ivánnosesorprendealescucharasuamiga.Resoplaymirahaciael

techodelahabitación.ElcorazónlediounvuelcocuandoJuliayEmiliomencionaronaViralhaceunmomento.Yanohayningunaduda.Cogedelamanoalachicaylosdossesientanenlacama.Eljovennolasuelta.Lamirafijamente;comoantesenlacocina,mientrasellacortabaelqueso.

—¿Qué ocurre? Me estás asustando —dice la joven, que sueltabruscamentelamanodelchico.

—Estemomentoteníaquellegartardeotemprano.—¿Quémomento,Iván?¿Quépasa?—YotrabajoparaViral.Yloquetevoyacontarahoranopuedesalir

deestahabitación.Portuseguridadyporlamía.

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CAPÍTULO61

Martes,21denoviembrede2017

EstáaprendiendomuchoconelmódulodeInformáticaqueestácursandodesde hace casi dos meses. Sin embargo, lo que verdaderamente estáayudando a Iván a progresar en ese sector, a pasos agigantados, es eltrabajoquellevadesempeñandoenlascincoúltimassemanas.Cadadíase enfrenta con alguna experiencia que supone un gran avance en susconocimientos.

CuandoHugo lepreguntó siquería ganarseundinero colaborandoconÚnico,laempresaenlaqueestabanmetidostodosloschicosdelpiso,tuvo sus dudas. Pero su compañero le insistió y acabó por aceptar.Hadescubierto que aquello se le da bien y que se siente muy cómododiseñandowebs,haciendoinformesdeAnalyticsotratandodemejorarlaposiciónenGoogledelaspáginasdelosclientes.Ytodoestosinsalirdecasa.Esfeliz,porfinesfeliz,aunquesigueteniendoenlacabezaalgoquenoconsiguequitarsedeencima.¿AlgúndíapodrárecuperaraJulia?Almenos suamistad.Desde las sombras, sigue suspasos.Ve sus fotos enInstagramy lee loqueescribeenTwitter.Así es imposibleolvidarsedeaquellachica,aunquetampocoestáhaciendodemasiadosesfuerzosparaconseguirlo.Además, está pendiente de los juicios.Menuda carga tieneque ser para ella asumir tantas responsabilidades. Afortunadamente,tanto Jonathan Vila como Lázaro Martínez fueron detenidos. Ambosestányafueradecirculaciónyseprevéquesepasenmuchosañosenlacárcel.

—Iván, ¿estás visible? —pregunta Hugo desde el otro lado de lapuertadesuhabitación.

—¡Sí!¡Pasa!Su compañerode piso abre y entra en el cuarto.Aunque estámuy

liadoconun trabajourgenteparaeldía siguiente,no le importaque lo

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interrumpa. Le servirá para parar un momento y tomarse un brevedescanso.

Enaquellosdosmeses,hanestablecidounagranamistad.Confíaenél e incluso le ha contado todo lo referente a Julia, incluidas susmetedurasdepataconellaylosjuiciosenlosquelachicaparticipacomotestigoprincipal.Hugoesun tipo curioso, con supeinadoa loBeatle yesos pantalones acampanados que no le sientan nada bien. Pero tienecarisma. Una cierta aura que lo hace diferente y que utiliza paraconseguirsiempreloquequiere.Oesoesloquetodosdicen.

—VaavenirJavier.Quierehablarcontigo.—¿Conmigo?¿Hehechoalgomal?¿Mevaaechar?—No te preocupes, no te va a despedir. Al contrario. Creo que te

gustaráloquetevaaproponer.Iván no entiende muy bien a qué se refiere su amigo, pero tiene

curiosidadporsaberloquedeseaeljefedelaempresa.Javiersuelepasarseamenudoporelpiso.Aqueldíadenoviembre,

llega elegantemente vestido y muy sonriente al apartamento. Lleva unmaletínen lamano izquierdayunsombreronegro. IntercambiaalgunabromaconJorge,saludaaRafaydespuéslepideaIvánqueloacompañe.EntranenlahabitacióndeHugo,dondeelchicoestáesperando.Estehadispuestotressillasentornoaunamesaredonda.Elhombresequitalachaqueta y el sombrero, que deja sobre la cama, y ocupa uno de losasientos. Los chicos hacen lo propio con los otros dos sitios libres ycomienzanlareunión.

—Bien.¿Lehascontadoalgo?—lepreguntaJavieraHugomientrassacaunportátildelmaletínylocolocaencimadelamesa.

—No.Soloquenoloibasadespedir,queeraloqueélmástemía—explicaeljoven,quelesacaunarisaaljefe.

—Estamosmuycontentoscontigo.¿Cómohaspensadoalgoasí?Elchiconoresponde,soloseencogedehombros.Surisanerviosalo

delata.Noentiendeelmotivoporelqueestátantenso.QuizálafiguradeJavier le impresionademasiadotodavía;yesopeseaquesiempresehaportado muy bien con él en las semanas que lleva trabajando en suempresadecontenidosinformáticosymarketingonline.

—¿Sabes, Iván?Me has impresionado en estos días que llevas connosotros—reconoceJaviermientrasexaminalapantalladesuordenador—.TehasadaptadomuyrápidoyHugomehacomentadoqueeresmuyeficienteyquehaceslascosasmuybien.

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—Muchas gracias. Soy consciente de que me queda mucho poraprenderydequetengobastantemargendemejora.

—Yalosé.Perohasempezadomuybien.Yesotienesurecompensa.Quierohacerteunaoferta.Unaqueesperoquenopuedasrechazar.

Ivánapenasconsiguecontener laemoción.Hacíatiempoquenadiele hablaba así y le felicitaba por sus logros.Mira aHugo, que sonríe yasienteconlacabeza.

—¿Dequésetrata?—Antes de contártelo, debes saber que esto quedará solo entre

nosotros. Si lo hablas con alguien, nos pondrás a todos en peligro.Incluidoatimismo.¿Loentiendes,Iván?

—Nomucho.Peroprometoquenoledirénadaanadie.—Eso espero.Ladiscreción es vital paranuestra seguridad.Y te lo

digomuyenserio—indicaJavierconrotundidad—.Laempresapara laquetrabajasyqueconoceshastaahora,Único,soloeslapartevisibledealgomuygrande.Únicosimplementeesel trozode icebergqueseve,yquequeremosquesevea,deViral.

—¿Viral?¿QuéesViral?Elhombrenocontesta.Acercasusillaaladelchicoylemuestrala

pantalla del portátil. En el ordenador, Iván contempla un vídeo deYouTubequecuentaconmásdetreintamillonesdevisualizaciones.

—¿Cuántas visualizaciones reales crees que tiene este vídeo? —lepreguntaJavier,sonriente.

—Treintamillones,¿no?—Eso es lo que pone en el contador. Lo que la empresa que nos

contrató quiso que tuviera. En el próximo mes, el plan es que suba acientocincuentaycincomillones.

—¿Meestásdiciendoquenoesunacifrarealdevisualizaciones?—No,Iván.NadaenInternetesreal.Ynosotrosnosencargamosde

eso.Decrearcontenidosvirales.Aquella información deja con la boca abierta al chico, y Javier le

muestra otro ejemplo. Esta vez es el videoclip de una canción muyconocida, que cuenta con más de cien millones de visualizaciones. Elhombrelerevelaquehanlogradoviralizarloyañadirlemásdecincuentamillonesdevisitas.

—Esincreíble.¿Cómohacéisesto?—Hugo te enseñará. No es difícil si cuentas con las herramientas

adecuadas —responde Javier satisfecho—. Pero hay que ser muy

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cuidadoso. No puedes meterle al vídeo cincuenta millones devisualizacionesdegolpe,elprimerdía,porquesenotaríademasiado.

—Entiendo.—Las viralizaciones tienen sus tiempos. Eso también lo debes

aprender. Aunque para cualquier duda puedes contar conmigo. O conHugo.Élsabetantocomoyodeesto.

Ivánmiraasucompañerodepiso,queleguiñaunojo.—Te pagaré bien. Ya hablaremos de cantidades cuando llegue el

momento. Aunque primero debes superar un periodo de prueba por elque han pasado todos los chicos: Jorge,Rafa,Duque… y los que ya noestán.¿Quémedices?¿AceptasunirteaViral?

El jovennose lopiensademasiadoydasuvistobueno.Aquelloescomomanejar loshilosde laRed.Sesientebien,poderoso.En losdiezdías de prueba, aprende a viralizar vídeos en YouTube y en las redessociales.Tambiénleenseñanalogrartendenciasyaquelasfotografíasyloscomentariosdealgunaspersonasmultipliquenelnúmerodelikes.

El lunes, cuatro de diciembre, Javier llama por teléfono a Iván yqueda conél enuna cafeteríade la ciudadparahablardeuna cuestiónqueprefierenomencionarporteléfono.Enestaocasión,noleacompañaHugo.Elchicoseextrañadequedeseeverlefueradelpiso,peroaceptalainvitación.

ElhombreyaestáenellocalcuandoIvánllega.Esunsitiobastanteoscuro y no demasiado grande. Javier se ha sentado enunamesa parados,situadaalfondo.Elchicosedirigehastaallíyestrechalamanodesujefeantesdeocuparlasillaqueestálibre.

—Tienes cara de miedo —le suelta Javier mientras llama con ungestoalcamarero,alquetieneapocosmetrosdedistancia—.Unacervezaparamí.

—Yomebeberéotra,gracias.El camarero se retira y los dos vuelven a quedarse solos. Aquel

bareto está casi vacío. Huele de una forma muy peculiar, a un aromaparecido al vinagre, y destaca por la ausencia total de decoración. Sinembargo,aIvánlegusta.

—No tengo cara demiedo—le dice a Javier después de echar unaojeadaaaquelsitio—.Aunquesímuchaintriga.

—Esoestábien.DemomentotediréquehassuperadomuybienelperiododepruebadeViral,queestamosmuycontentoscontigoy…¿quétepareceríacobrarmilcuatrocientoseurosalmes?

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AIvánseleiluminanlosojos.NosospechabaquelefueranaofrecertantodineroportrabajarparaViraloficialmente.

—¿Quémevaaparecer?¡Genial!—No te dejes llevar solamente por el dinero—comenta Javier, que

guarda silenciomientras el camarero les sirve lasdos cervezas.Cuandoeste semarcha, continúahablando—.Hayvarias cosasquedebes saberantesdeformarpartedeesteuniversodecontenidosvirales.Vasatenermucho poder en tus manos. Y no siempre va a ser agradable. Enocasiones,tendrásquedejartumoralidadenunsegundoplano.Viralnoentiendede eso.Nosotros trabajamospara la gentequenospaga, ellossonlosquedebencuestionarsesiestántraicionandosusvalores.

—¿Quésignificaesoexactamente?—Te pongo un ejemplo. Imagina que tu profesión es fabricar

bombas.Bombasqueacabanconlasvidasdelaspersonas.Sinembargo,túnoereselquelaslanzasymatasagente.Sololasestásfabricando.Losquelasutilizansonotros.Viralfuncionamásomenosasí.

Javier se agacha y alcanza de debajo de la mesa el maletín de suordenador.Abreunacremalleradelafundayextraeunfoliodeella.LoponeencimadelamesayselomuestraaIván.

—Estosson los trabajosquenossuelenencargar losclientes.No teasustes.Simplementesomoslosintermediarios.Y,yatedigo,sinotevesmoralmentepreparado,estásatiempodedecirqueno.

ElchicodaunsorbodesucervezayleeparasílossietepuntosenlosquesebasaViral,comosisetratasendelossietepecadoscapitales:

«Hackeodecuentasyperfiles.Incendiaroprovocarpolémicasenlasredessociales.Viralizarvídeosocomentarios.Linchamientosapersonajespúblicos.Levantarodestruirmovimientossociales,deportivosopolíticos.Manipulacióndeencuestasenlasredessociales.Controlarlastendencias».

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CAPÍTULO62

Viernes,5deenerode2018

—Asíquetededicasaesto.Nomelopuedocreer.—Sino lohagoyo, loharáotrapersona, Julia. Internet y las redes

sociales se han convertido en un caramelo para las empresas y es unaespeciede junglaen laquedominaelmás fuerte.Semuevemuchísimodinero.Eslógicoquealguienquieracontrolarlo.

La chica aprieta los puños y le entranmuchas ganas de gritar. Sinembargo, se contiene y lanza una mirada amenazadora a Iván. ¡Noentiende cómo él y los otros chicos del piso pueden manejar a laspersonasdeesaforma!

—Esto funcionaasídesdehace tiempo.Nosomos losúnicosque lohacemos.LaRedesunamentira.Comolosonlatelevisiónyotrosmediosdecomunicación.Todoestámanipuladoycontrolado.

—Esmuyfuerte.JugáisaserlosdiosesdeInternetyganáisdineroacambio.Esterrible.

—Solo viralizamos contenidos, cumpliendo órdenes de genteinteresada. No somos los culpables de que haya personas malas en elmundoquedeseenelmalaotrosoquequieranhacerseconelpoderdedeterminadosector.

—¡Sois colaboradores de eso, Iván! ¡La herramienta de esamanipulación!¿Noloves?

ElchicolepideaJuliaquenogrite.NoquierequelosescuchenPilaroMarilia,queestánenelcomedor.

—Claroqueloveo.Pero,sitesoysincero,nomesientoculpable.—¿Quenotesientesculpable?¡Menudoestómagotienes!—Nosoydepiedra,¿sabes?Niloschicostampoco.—Unapiedratienemásescrúpulosycorazónquevosotros.

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Ivánresopla.LeduelequeJulialehableasí.QuizásehaprecipitadoalcontarlelodeViral.Peroteníaquehacerlo.Tardeotempranoaquelloibaasaliralaluzoellalodescubriríadealgunaforma.

—Por favor, no nos juzgues. Y no hables de esto con nadie. Nisiquiera con tu abuela. Es una cuestión de seguridad. Si alguieninadecuadoseenteradenuestraexistencia,podríamostenermuchísimosproblemas.

—¿Problemas como los que tuvo Hugo? ¿O como los que estáteniendoAnaRincón?

Juliahablacomosi le faltaraelaliento.Jadeadespuésde terminarcada frase. La indignación la supera y no es capaz de controlar lasemociones.

—Noséquélehapasadoaesamujer.—EmilioafirmaqueViraltienequeverconsusecuestro.¿Sabesalgo

alrespecto?—No.Deverdadqueno.Telojuro.—¿Tambiénosdedicáisasecuestrarapersonas?—Ninguno de nosotros hace eso, Julia. ¿Crees que alguno de los

chicosseríacapazdealgoasí?—¡Soiscapacesdecosas igualesopeores, Iván! ¡Noséhastadónde

podéisllegarporvuestraempresa!Alguien llamaa lapuerta y losdos chicos se vuelvende inmediato

hacialaentradadelahabitación.Lajovendapermisoparaqueentrenyrespira hondo un par de veces para intentar calmarse. Pilar, que se hacambiadoderopayyanovadenegro,miraprimeroalchicoyluegoasunieta.

—Queridos,¿vatodobien?—Sí,abuela.Muybien—respondeJuliaenérgica.—Losaperitivosestánenlamesa.Hepuestounasaceitunasaliñadas

queosencantarán.Iváncontemplaalachica,queapartasumiradahaciaotrolado,sin

disimular.Agachalacabezaysaledelcuartodesuamiga.—¿Unanuevapelea?—No,abuela.Nohasidounanuevapelea.Peroprefieronohablarde

ello.—Perfecto,querida.Comotúquieras.Lamujersonríe,enlazasubrazoaldeJuliayjuntassemarchandela

habitación. En el comedor, Iván se ha sentado al lado deMarilia, quetecleaalgoenelmóvil.

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—Estoy hablando con la hermana de Fran —dice muy nerviosa lajoven—.Hanconseguidocharlarbrevementeconél.Yatieneunabogado.

—¿Y qué te ha dicho? —pregunta la otra chica, que también semuestraansiosaporsabermás.

—Que la policía tiene dos pruebas para acusarlo del asesinato deHugoo,porlomenos,pararetenerlosetentaydoshorasenlacomisaría.Luegoolosueltanopasaráadisposiciónjudicial.

—¿Dospruebas?¿Tehaexplicadocuáles?—Sí. La grabación de una cámara en la que se ve a Fran cerca del

piso, cuandohabíadichoquehabíaestado toda lanocheconmigoenelhotel.Ysushuellasenelcuchillodecocinaqueencontróaquelmendigo.Porlovisto,solohanaparecidolasdeesehombreylasdeél.

Mariliadejaelmóvilsobrelamesaysellevalasmanosalacabeza.Parece muy afectada por los WhatsApp que acaba de recibir de lahermanadesunovio.

—Esto se ha acabado—dice la chica. Parece a punto de echarse allorar—.FranasesinóaHugo.Ylohizopormí.Porhabermeacostadoconél.

—Aunqueasífuera,noereslaresponsable—intentaconsolarlaJulia—.TúnotieneslaculpadequeaDuqueselefueralacabeza.

—De todas formas,yno soyabogadani jueza, esaspruebasnosondeltodoconcluyentes—señalaPilar—.Elcasonoestácerrado,querida.

—Noquieroseguirengañándomeamímisma.EstáclaroqueFranesel culpable. Y yo nome di cuenta ni estando con él esa noche. ¡Joder!¡Quéestúpidahesido!

Mariliayanopuedeesconderlaslágrimaspormástiempo.Seponedepieysemarchallorandodelcomedor.

—No sabía que Hugo y ella se habían liado —comenta Iván, queagarrasuchaqueta—.Creoquemevoyair.

—¿Ya?¿Noquieresquedarteacomer?—lepreguntaPilar.—Notengohambre,señora.Peromuchasgraciasporlainvitación.ElchicosemarchadelpisosintansiquieradespedirsedeJulia,que

tampocohaceamagodeaproximarseaél.—Voya ver aMarilia—ledice la jovena suabuela,que laobserva

muyseria.—HeescuchadoloqueIvántecontabaenlahabitación.Ytureacción

—confiesaPilar—.Tengo elmal viciodeponer la oreja dondenodebo.Perdona,queridanieta.

—Daigual.Asímeahorrasexplicarteelmotivodemienfado.

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—Te comprendo, querida. Yo tampoco entiendo cómo se puedendedicaraalgoasí.Aunquesiguesinparecermeunmalchico.

Julia suspira y sale del comedor, cabizbaja. Han sido tantasoportunidadeslasquesehadadoasímismaparaintentarnopensarmaldeél,quehaperdidolacuenta.PeroIvánsiemprelehahechosufrirunadecepcióntrasotra.Yanopuedemás.

—Marilia, ¿puedo pasar? —le pregunta a su amiga, que se haencerradoenelcuartodebaño.

Lapuertaseabrelentamente,invitándolaaentrar.Cuandolave,elrímelselehacorridoporlasmejillasylosojosselehanirritadodetantollorar.

—Tranquila.Todovaairbien—lesusurraaloídoJuliamientraslaabraza.

—No.Nada está bien ahora ni lo va a estar.No sé cómome voy areponerdeesto.

—Saldrásadelante.Siempresesale,Marilia.Las chicas se separan y semiran a través del espejo. Julia sonríe,

intentandocontagiarasuamiga.Sinembargo,estasecubreelrostroconlasmanosyvuelveasollozar.

—¿Prefieresquetedejesola?—No,enseguidasemepasa.Notevayas.JuliaasienteylepasaunpocodepapelaMariliaparaqueseseque

las lágrimas. Las dos permanecen un par de minutos en el baño, sinhablar.Cadaunapensandoenlosuyo,reflexionandosobreloqueacabandedescubrir.

El asunto de Viral preocupa mucho a Julia. Más allá de ser laempresa para la que trabaja Iván, puede que sea una organización queestéimplicadaenelasesinatodeHugoyenelsecuestrodeAnaRincón.Porloqueelchicolehacontado,aglutinamuchopoderymuevegrandescantidadesdedinero.Motivossuficientescomoparacometeractosdeesetipo.PerosiViralsololaformanJavierysuscompañerosdepiso,bajoladirección del primero, ¿cuál de ellos se encarga de realizar el trabajosucio?¿SerárealmenteDuqueelasesinodeHugoapesardeloqueellaysuabuelapiensan?

—Estoylista—lediceenvozbajaMarilia.Juliamiraalachicaylavemás recuperada—. Tienes razón, si Fran hizo algo mal, es suresponsabilidad.Nolamía.YolepuseloscuernosconHugo,peroesenoesmotivoparaasesinaranadie.

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—Nohayniunsolomotivoquejustifiquealgoasí.Túmetistelapata,teequivocaste.Sinopudoperdonarte,quetehubieradejado.

—Ibaahacerlo.Melodijoestamañanaenelentierro.—¿Qué?¿Teibaadejar?—Sí.Aunquelaconversaciónquedóabierta—diceMarilia,queabre

elgrifoybebeunpocodeagua.Sesecalabocaycontinúahablando—:Noeraelmejorsitiopararomper.Íbamosadiscutirel temaestatarde.Nomehequitadoestodelacabezadesdeentonces.Ymira:sitengotodavíanovioesporquelohandetenido.Cómoeslavida,¿eh?

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CAPÍTULO63

Viernes,5deenerode2018

Elautobúsque le llevadelpuebloa laciudadparecequenovaa llegarnunca a su destino. Emilio no tiene ya uñas quemorderse y sus gafasestán excesivamente torcidas hacia la izquierda, incluso más de lohabitual;ynisiquierasehadadocuenta.Conlacaraapoyadaenelcristaldelaventanilla,sepreguntaunayotravezdóndeestaráAnaRincónysiViralseráresponsabledesudesaparición.

TalvezJuliapuedaayudarlosaélyaOmaraencontrarla.¿Cómo?Notienenilamásremotaidea.Perorecurrirasuamigayasuprodigiosamenteesloúnicoqueselehaocurrido.

«Enlaredacciónnoestá,Emilio.Ariadnanolahavistoentodoeldía.Voyairotravezasupiso y a bajar al trastero, que se me ha olvidado mirar allí. Si no aparece, avisaré a lapolicía».

El WhatsApp que le envía Omar es descorazonador, aunque nosuponeningunasorpresa.Yasabíaquelamujernohabíaidoalperiódicoduranteesamañana.EldirectordeElPulponoqueríameteralasfuerzasdelordenenaquelasunto,perono levaaquedarmásremedio.Emiliosospechaquenolehaceningunagraciaqueinvestiguenalaperiodistaydescubran su relación sentimental; sobre todo, porque esta comenzócuandoMarcos Frade todavía vivía. Si hay investigación policial, habráprensa;ysihayprensa,volveráelespectáculodehaceunassemanas.Yestavezserámuycomplicadoqueélnoseveasalpicado,alserlapersonaencargadadedenunciarladesaparicióndeAna.

Emilio también preferiría no alertar a la policía todavía. Se hapasadolosúltimostresdíasalladodelaperiodistayhayunmontóndemensajes y conversaciones entre los dos. No desearía que nadie

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malinterpretase su amistad, como, por ejemplo, han hecho sus padres.Lasredessocialespodríandestriparasuamigaporalgoquenisiquierasehaproducido.

Cuandolleguealaciudad,tendráquecogerunmetroparadirigirseal barrio en el que vive la abuela de Julia.No conoce a aquellamujer,aunquesuamigasiemprelehadichoqueseparecenbastanteenalgunascosas.AlomejorellatambiénpuedeaportarunahipótesisrespectoaloqueleestásucediendoaAnaRincón.

Faltan diez kilómetros para que el bus entre en la ciudad cuandosuena el móvil del chico. ¡Kerstin! Su primera intención es la de nocontestar,pero,sinolohace,sequedaráconladudadesaberquéquería.Esperaquenoleechelabroncanuevamenteporlodeltrabajo.Notieneganasdediscutir.

—Hola.—Hola, Emi —dice la chica en español. Aunque, a partir de ahí,

hablaneninglés—.¿Cómoestátutobillo?¿Andasbien?—Sí, gracias. Todavíame cuesta unpoco, pero sin escayola se vive

mejor.—Mealegro.Amíaúnmequedanunosdíasparaquemequiten la

féruladelbrazo.—Paciencia.—Sí. Tengo paciencia, aunque se va agotando —comenta la joven

sueca con un tono de voz que apena a Emilio. Parece triste, como sumadrelehabíaavisado—.¿Yasabesquévasahacer?

—¿TerefieresasivoyaregresaraEstocolmo?—Sí,aeso.—Pueslaverdadesqueno.Nomehedecididotodavía—respondeel

chico,quetemequeKerstinsaqueahoraeltemadeltrabajodeclase.—Megustaríaquevolvieras—afirmalasuecaparasusorpresa.—¿Qué?¿Quieresqueregrese?—Sí.Loheestadopensandodetenidamenteyesoes loquequerría

quehicieses.Peronodeseoinfluirentupostura.Aquel giro inesperado cortocircuita a Emilio, que ahora sí se da

cuentadequetiene lasgafasmalpuestasyse lascolocacorrectamente.Miraporlaventanadelautobúsinconscientemente,enbuscadealgoquedecir.Nolesalenlaspalabrasyesellalaquevuelveahablarletrasunabrevepausa.

—Ynotepreocupesporeltrabajo.LeexplicaréalaprofesoraloquenoshapasadoenEspañaylepedirédiezoquincedíasmásdeplazo.Así

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tendremos tiempo de sobra para prepararlo y hacerlo con calma. ¿Teparecebien?

—Sí,pero¿aquévieneestecambiodeactitud?—Yatehedichoqueheestadopensando.—¿También has pensado en nosotros? —se anima a preguntar

Emilio,quenecesitasabercuáleslarealidadquedebeafrontar—.Quierodecircomopareja.

—Sí.También.Yenesosigopensandoigual.Losiento.El chico se siente como si le hubieran lanzado una piedra y esta

hubieraimpactadocontrasufrente.LaspalabrasdeKerstinsonunjarrodeaguafría.Apesardequelosacontecimientosdeaquellosdíaslohanmantenido distraído y no ha sufrido por la ruptura tanto como cabríaesperar,eldolorestáahí.Dentrodeél.Vieneysevasincontrol.Ycuandorecuerdaloquehatenidoconella,lopasamal.Sí,realmenteleduelelarupturacomopocascosashastaahoraensuvida.

—¿Emi?¿Continúasahí?—Sí,aquísigo.Perdona.Mehequedadoenblanco.Noséquédecir.—No quiero ser la causa de que renuncies a algo que te ha hecho

feliz.Aquíhasestadomuybien.Ynosolopormí.—Principalmente ha sido por ti. No sé si sería capaz de compartir

clasecontigo.Semeharíamuyduro.—Nos acostumbraremos. Tampoco será sencillo para mí. Pero lo

conseguiremos.Y terminaremos siendobuenos amigos.Yo lo veo,Emi.Loveomuyclaro.

Lafría,distanteycuadriculadaKerstinlehabladesdelaemociónylailusión de alguien que intenta rescatar una segunda oportunidad. ¿Porqué él no puede verlo tan bien y tan claro como ella? ¿Amistad? ¿Sepuede ser amigo de alguien que te acaba de dejar? Posiblemente, sí.Aunquenotanpronto.

—Necesitopensarlobien.—Vale. Piénsalo. Yo no te molestaré más, aunque el lunes me

encantaríaverteenEstocolmo.El chico va a decirle a su exnovia que no es tan fácil tomar esa

decisióncuandosedacuentadequealguienintentaponerseencontactoconél.Nopuedeser.Elnombrequeapareceenlapantalladesuteléfono,debajodeldeKerstin,eseldeAnaRincón.¡Anaestállamándole!

—Cuandosepaalgodefinitivo,teinformaré.Tengoquecolgar.Y, sinperderniun segundomás,dapor finalizada la conversación

conlasuecaydaentradaalallamadadeAna.Estáapuntodegritarlesi

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estábien,peroalfinalescapazdemantenerlacabezalosuficientementefríacomoparapensarycontrolarse.¿Ysiquienestáalotroladodelmóvilnoeslaperiodista?Asíqueesperaaquelaotrapersonahable.

—¿Hola?¿Emilio?—¡Ana!—exclama el chico, que llama la atención de los pasajeros

máscercanos.¡Sí!¡Esella!—.¿Dóndeestás?—Enelcoche.¿Ytú?—En el autobús, camino de la ciudad. ¿Quéha pasado? ¿Dónde te

habíasmetido?Hemosestadoapuntodellamara lapolicía.Nosteníaspreocupadísimos.

—Lo imagino—se limita a decir la mujer—. ¿Te faltamucho parallegaralaestación?

—No.Estoyaunoscuatroocincokilómetros.—Bien.Mepasoaportiyhablamosconcalma.Espérameahí.¿Vale?—Vale,peroestavezconfíoenqueaparezcas.—Apareceré.Teloprometo.

TrassalirdeledificioenelquevivelaabueladeJuliaydiscutirconunmendigoquelohaperseguidoporlacallepidiéndoledineroyquehaterminado insultándolo, Iván ha sentido un impulso muy fuerte y hatomadoun caminoquehasta ese instanteno sehabíaplanteado.No leapetecía regresar a su piso ni hablar con sus compañeros. Así que hacogidoelmetroparadirigirseaunlugaralquejamáshabríaimaginadoqueiríacuandosedespertóaquellafríamañanadeenero.

El joven entra en el hospital para dirigirse a la tercera planta. Sinembargo, una señora en elmostrador de recepción le pide el carné deidentidad y que rellene un formulario. Imagina que un control taninusitadosedebealoqueayersucedióconJonathanVilaysupadre.Dehecho,enlapuertadelaclínicahayaparcadosdoscochespatrulladelaPolicíaNacionalyyasehacruzadoconunpardeagentesquevigilanelvestíbulo. Iván le entregael formulario completadoy lamujer le indicapor dónde debe subir. Cuando entra y sale del ascensor también seencuentraconalgunospolicías, atentosa toda lagentequepasapor sulado.

La 327 se halla situada en la pared de la izquierda, al final de unlargo pasillo por el que circulan decenas de pacientes, familiares y

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personaldelhospital.IváncaminahastalahabitaciónsiendoconscientedequeVanesapuedereaccionarmalcuandolovea.Llamaa lapuertayunavozfemeninaloinvitaapasar.Creereconoceralamadredelachica.Yasíes.Gloriaesconlaprimeraqueseencuentraalabrir.Lamujerselevantadelasillaparasaludaralreciénllegado.Noesunasorpresaparaella,yaquefueconquienelchicocontactóparaaveriguar lahabitaciónenlaquesuhijaestabaingresada.

—¿Estásdecoña?—preguntaVanesacuandosepercatadequiéneselvisitante—.¿Quépintastúaquí?

—Hevenidoavercómoestás.Séloquetehapasado.—Puesnoeresbienvenido.Asíqueyapuedeslargarte.Ivándudauninstantesiobedecer laordenque lehadadolachica.

Sin embargo, en lugar de darse la vuelta y marcharse, camina hastadondeestá la camay se sienta en la silladeal lado, antesocupadaporGloria.

—Megustaríacharlarunratocontigo.Noserámucho tiempo.¿Medasquinceminutos?Porfavor.

Vanesavacilaensurespuesta.Miraasumadre,quelehaceunaseñaparaqueacepteloqueelchicolepide.

—Yovoyabajaracomeralgo.Suboenquinceminutos—diceGloriatras un gesto afirmativo de su hija—. Llevo el móvil por si necesitascualquiercosa.

Lamujersevaycierralapuertatrasdesí.Ivánacercaunpocomáslasillaalacamadelachica.Estaseincorpora,sesientaenelcolchónycolocaunaalmohadaensuespalda.Aquelsimpleysencillomovimientoleproduceunintensodolorenlazonalumbarynopuedeevitarsoltarunquejido.

—Perdonaporelgrito.Nolohagoporgusto.—¿Estásmuymal?—Muymalnolosé.Perosípeordeloquemegustaría.—¿Eslaespalda?—La espalda, las costillas, la cadera… Me duele el cincuenta por

cientodeloshuesos.Elotrocincuentaapenaslosiento.—Joder.Nosabíaqueestabastanfastidiada.Lachicahaceotramuecadedoloraldesplazarseunoscentímetrosa

su derecha y después se queda mirando fijamente a su visitante. Unacatarata de recuerdos le vienen a la cabeza. En realidad, pasaronmuybuenosmomentosjuntos.Aunqueluegotodosefastidiaraentreellos,quehasidoloquefinalmenteleshaquedadoaambos.

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—¿Aquéhasvenido,Iván?—Averte.Queríasabercómoestabas.AyerquiseacompañaraJulia,

peromedijoquenoteagradaríalavisita.—Yasíes.Tehubieramandadoalamierda.—¿Yporquénolohashechohoy?—Lo he hecho.Has sido tú el que ha insistido en quedarte quince

minutos,¿no?—AVanesase ledibujaunasonrisapícaraenelrostro—.Porcierto,nosabíaqueJuliaytúosveíaisotravez.Nomehadichonada.

—Esquenohaynadaquedecir—comentaeljoven,queseponeunpoco a la defensiva—. No hemos vuelto a ser amigos, si es lo que tepreocupa.

—¿Amí?Yanomemetoenlavidadeotraspersonas,Iván.¿Nocreesqueconloquemehapasadoyatengosuficiente?

Eljovennoresponde.TampocohaidoallíaenfrentarseaVanesa.NoquiereotraconfrontacióncomolaqueacabadetenerconJulia.

—No me apetece discutir contigo. Solo he venido a ver cómo teencontrabasyaproponertequenosolvidemosdelpasadoen lamedidadeloposible.

—Elpasadonoseolvida,Iván.Esimposible.—Puesquedémonosconlapartebuenadeesepasado.Eltiempoen

elquelopasábamosbienydisfrutábamosjuntos.¿Noesmejorenterrarelhachadeguerra?Elpresenteestáresultandomuycomplicadoymedaquelatempestadnovaacalmarse.¿Paraquévamosaseguirechándonosporqueríaencimaporloserroresqueamboscometimos?

—¿Dequétempestadhablas,Iván?Eljovensemuerdeellabio,inquieto.¿Hastadóndepuedecontarlea

Vanesa?EstáclaroqueellanosabenadadelasesinatodeHugoVelero.TampocodeViral.Nidenadadeloqueestápasandoensumundoactual.

Se inclina sobre la chica y le agarra las manos. Vanesa lo mirasorprendida, pero no le reprende. Los enormes ojos de Iván expresantanto que puede leerle el alma. Después, escucha sus palabrasembelesada.

—¿Algunavezhashechouna locurapor amor?Unade esasque temarcanparatodalavida.

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CAPÍTULO64

Viernes,5deenerode2018

«Falsa alarma. Ana Rincón se encuentra bien. Estoy con ella ahora mismo. Luego tecuento».

El WhatsApp de Emilio tranquiliza a Julia. Por lo menos ladesapariciónde aquellamujer seha solucionado. Siente curiosidadporenterarsede loquehapasado realmente,perodeberá esperar aque suamigoseloexplique.

Sentadaenlamesa,despuésdecomer,selocuentaasuabuela.—Mejorasí.Mepreocupabaqueesamujerhubieracorridolamisma

suerte que Hugo Velero —comenta Pilar, quien, para calentarse lasmanos,envuelveconellaselvasodeinfusiónquesehapreparado.

—¿CreesqueViraltuvoqueverensumuerte?—Es posible, querida. Pero la policía mantiene detenido a Fran

Duque.—Él también forma parte de la empresa —le recuerda Julia, que

continúadándolevueltasa laconversaciónqueanteshamantenidoconIván—.Aunque,siesechicoeselverdaderoculpable,dalaimpresióndequesusmotivosparaasesinaraHugosonotrosajenosaViral.

—Estoyde acuerdo, querida. La razón está durmiendo ahora en tucuarto.

Despuésdecomer,Marilianoquisoregresarasucasa,asíquetantoPilarcomosunietaleofrecieronquedarseenelpisoparaquedescansaraunrato.LachicaaceptóeinmediatamentesedurmióenlahabitaciónqueesosdíasocupaJulia.

—¿Quieresquenospongamosunratoconlapizarra?—leproponelajovenasuabuela—.Aversisacamosalgunaconclusiónnueva.Noparodecomermelacabezacontodoesto.

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—Nomeextraña.Esparavolverseloca.Vamos.Enlacocina,Pilardestapalapizarraycolocaelmantelsobreunade

lassillas.DespuéscogeunrotuladorrojoyselopasaaJulia.—¿QuétienequeverViralconAnaRincón,Emilioytodoloqueestá

pasando? —se pregunta Julia mientras escribe en un lado, con letrasmayúsculas, el nombre de la empresa de contenidos virales—. ¿De quéformapuedeestartodorelacionado?

—Seguro que hay una conexión. Cuando hables con Emilio,tendremoslascosasmásclaras.

La chica asiente y se queda mirando la pizarra fijamente. Por unmomento,novenada.Soloanotacionesescritasentrescoloresyflechassinsentido,quevandeunnombreaotro.Dealgunamanera,aquelloesotro puzle, igual de complicado que el de cristal, que todavía no haterminado.

—¿Y si todo está solucionado ya? —pregunta Julia de repente—.DuqueeselasesinodeHugoyeste,asuvez,matóaSergio.Ylosmotivossonlosqueyasabemos:DuquesevengódelatraicióndesucompañerodepisoyHugodeloquepasóconAretha.Yaestá.Misterioresuelto.Lapolicíahadadoenelclavo.

—Sigoenmistrece,querida.NocreoqueesejovenmataraaHugo.—Yo pienso lo mismo, abuela. Pero ¿y si es así y nos estamos

haciendounlíoquenovaaningunaparte?Lamujerdaunsorboasuinfusiónysueltaelvasoenlaencimerade

la cocina.Agarraun rotulador verde yhace algo inesperadoparaJulia:empieza a tachar nombres en la pizarra. Primero pone una líneahorizontal sobre«Marilia».A continuación,hace lomismo con la frase«posibleotraparejadeHugo».

—No creo que haya otra pareja —comenta Pilar antes de seguirtachandoasospechosos.

—¿Cómoestástansegura?—Porque no ha aparecido nadie en el entierro con ese perfil. Si

hubieraexistidoalguienmás, sehabríapresentadoenunmomento tandelicado,¿no?

—Sería lo lógico, a no ser que no quisiera que se supiera suidentidad…porqueeselasesinoolaasesina.

—En realidad, querida, en ningún momento me ha parecido queexistieraalguienmásen lavidasentimentaldeHugo.CreoquesolofueproductodelaimaginacióndeRima,quefuelaquelecontóaRafaquepensaba que había otra persona y que por eso no estaban bien. No

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aceptabaquenoestuvieraenamoradodeella.¿Hasvistocómollorabaenelfuneral?

—Sí,mehedadocuenta.—Enmiopinión,esachicasigueenamoradadeHugopeseatodolo

que él le hizo. Y no quiso reconocerse a sí misma que, simplemente,pasabadeella.Esosílosabemosacienciacierta.

—Ysiseinventólodelaotrapareja…,¿podríasersospechosa?—¿Por qué no? Pudo matar a Hugo y que Rafa le cubriera las

espaldas. Es posible, sí. Ese chico ama locamente a Rima y haríacualquiercosaporella—apuntalamujer,quehaceotraanotaciónenlapizarra—.Aunquenosonmásquesuposiciones,evidentemente.

Julia lee loquePilarhaescritoypiensaen lapersonaa laqueesamañanavioenelentierrodeHugo.JacobesalgomayorquesuhermanoJavier, aunque no se le ha caído el pelo tanto como a él. Sus ojos sonmarrones y su mirada fría. Tiene la nariz aguileña y el mentónprominente.«Untipoquedamalrollo»,comosuabuelahaapuntadoenverdeenlapizarra.

—¿Deverdadpiensasqueesehombrepuedeserelculpable?—Sinoéldirectamente,alguiencontratadoporél—indicaPilar.—¿Unsicario?¿ParamataraHugo?—Yaséquenoloparece.Unasesinoasueldonomataaunapersona

con un cuchillo de cocina. Pero es que ese individuome ha dadomuymalaespina.Aveces,lacaraeselespejodelalma.

—Noprejuzgues,abuela.Esonoestábien.—Tienes razón, querida. Aunque te pido que dejemos a ese tal

Jacoboenlapizarra.Nolodescartemos.Juliasonríeynoborraelnombrequelamujerhaescritohaceunos

segundos. Da un par de pasos hacia atrás y vuelve a examinar lasanotaciones,estavezdesdeunaperspectivamásamplia.Resoplaymuevelacabezaenseñaldenegación.Aquellosehaconvertidoenunauténticogalimatías.

—En las películas parece más fácil, ¿verdad? —dice Pilar, que secolocaalladodesunieta—.TodospuedenserelculpabledelasesinatodeHugoVelero.Y,sinembargo,elchicoqueestádetenidoeselqueahoramismomenosmeloparece.Quécontradiccióntanmaravillosa.

Juliacontemplacomosuabuelasueltaunabreverisillaysealejadelapizarraconelvasodelainfusiónagarradoconlasdosmanos.Aquelloladivierte,selenota.¡Ynodeberíapasarlobienconalgotangravecomounasesinato!

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—¿Por qué no descansas un rato antes de que vengan tus padres?ComoMariliaestáentucama,puedesecharteenlamía.Yometumbaréenelsofáaverundocumental.

—No tengo sueño ahoramismo. Sime acuesto, no lograría dormirnada.Tengomuchascosasenlasquepensar.

—Eresigualquetuabuela—dicelamujer,quedaelúltimosorboalainfusión y deja el vaso en el fregadero—. ¿Quieres que juguemos alajedrez?

—¿Ahora?—Sí,unapartiditatalveznosrelajeunpoco.Además,meganarásy

tesentirásmejor.—Nomevoyasentirmejorporganarte,abuela.—¡Claroquesí!Vamos,jugaremosenelcomedor.Lamujersaledelacocinadandopasitoscortos,casiarrastrandolos

pies, pero caminando deprisa. Julia se pregunta de dónde sacará tantavitalidad. Es admirable su capacidad para hacer tantas cosas y seguirproponiéndolemás.

Además,siguesiendounagranjugadoradeajedrez.Pilar le cede a Julia las blancas. La chica controla el centro del

tablerodesdelaaperturaybuscaimponersemedianteeldesarrollodesusalfiles y caballos. La mujer, por su parte, se defiende de una maneraconsistente, sin tomar ningún tipo de riesgo y aguantando en laretaguardia.Sinembargo,conformeavanzaeljuego,lasnegrasempiezanacuestionareldominioterritorialdesuoponente.Adelantanfilasysalenvencedoras, aparentemente, de los primeros intercambiosdepiezas.Esenesemomento,conelcombatemás igualadoquenunca,cuandoPilaragarrasualfilnegro.Lolevantaparamoverloydar jaquealreyblanco.Encambio,lamujernosueltalapiezaenningunacasilla.MiraaJuliayhablaenvozaltacomosiestuvierarepresentandounpapelenunaobradeteatro.

—¡Oh,alfilnegro!¿Erestúelculpable?—exclamalamujer,quesehaganadotodalaatencióndesunieta.Dehecho,laobservapasmada.

—Abuela,¿quédices?—¿Eres túelasesino?Tú,que teenamorastede lachicacon laque

salía y te fastidiaba que siempre se hiciera lo que él ordenara. ¿Lomataste tú? ¿Lo asesinaste por amor? ¿Porque no soportabas lo que lehacíaalajovenquedeseabas?

Julia empieza a pensar que su abuela ha perdido la cabeza. EstáhablandodelalfilnegrocomosisetratasedeRafa.

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—¿Mepuedesexplicarquéestáshaciendo?—lepregunta la chicaaPilar, que suelta la pieza sobre el tablero, en el mismo lugar en queestaba.

—El otrodía,mientras buscaba información sobre JorgeHurón, viunaescenadeunaobradeteatroenunvídeodeYouTube—respondelamujer,queahoracogeunodesuscaballos—.Untipo,mediantelaspiezasdel ajedrez, se planteaba diferentes situaciones de la vida. Yo lo headaptadoanuestrocrimen.¿Quéteparece?

—Surrealista.Ymuyextraño.—¡Oh, caballo negro! ¿Eres tú el culpable?—exclama Pilar, que se

metedenuevoenaquelpapelqueJulia siguesinentendermuybien—.Tú,queestabasenelpisocuandoloasesinaronyqueerescapazdeactuardelantededecenasdepersonas.Tú,que,además,ereslapersonaqueseponemásnerviosacuandosehabladesuasesinato.¿Lomatastetú?

Lachicase tapa lacaracon lasmanosysueltaunacarcajada.¿Eraaquel el propósito de su abuela? ¿Que se riera? ¿O lo que intenta esplantear el asesinato deHugoVelero de otramanera, acusando a cadasospechosoenvozalta?

—Meparecequelainfusiónquetehastomadonotehasentadonadabien.

—¡Mehasentadofenomenal,querida!Pruebatú.Con…elreyblanco,porejemplo.

—Abuela,noquierosentirmeridícula.—¿Creesqueestoyhaciendoelridículo?Julia contempla los ojillos traviesos de su abuela y se ríe también.

Tomalapiezaqueellalehaindicadoylaelevadeltablero.—Oh,reyblanco.—¡Conmásentusiasmo,querida!—¡Oh,reyblanco!¿Erestúelasesino?—Perfecto.Continúa—lepidesuabuela.Selaveentusiasmada.Lachicapercibecomolehasubidolatemperaturaenlacara.Tiene

muchocalorenlasmejillasysesientebastanteesperpéntica.—Tú,quefuistequienencontróelcadáver.Tú,quehasinsistidoen

queescuchasteaotrapersonaentrarenaquelcuarto.Tú,quediscutisteconéllanochedesumuerte.Tú,quemehasdemostradoqueerescapazdehacercualquiercosa.Tú…,quemepreguntastesiavisaríaalapolicíasidescubríaqueeraselculpable.¿Eres…tú…elasesino?

Julia termina de hablar del rey blanco y se queda mirando a suabuela, que tuerce la boca. El pulso le tiembla, lo que provoca que la

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figurase leescurrade lamanoycaigaencimadel tablero,derribandoaotraspiezas.

—¿De qué asesino estáis hablando? —pregunta una voz desde lapuertadelcomedor.

LasdossevuelvenhacialaentradadelasalaycontemplanlaesbeltafiguradeMarilia,queseacabadedespertardelasiesta.

Apenas ha podido descansar. Siguemuy preocupada por su novio,cuyashuellashanaparecidoenelcuchilloqueencontróaquelindigente.Mariliasesentiríamejorsisupieraquelapolicíaacabadeaveriguarqueesaafiladaarma,queenunprincipio incriminabaaFranDuque,noesconlaqueasesinaronaHugoVelero.Al inspector jefeDelgadoyano lecabeningunadudadeeso.Laspruebassonconcluyentes.

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CAPÍTULO65

Viernes,5deenerode2018

El autobús llega a la estación y Emilio se baja rápidamente. Caminadeprisahastalasalida,dondehaquedadoconAnaRincón.Estáansiosopor saber qué le ha sucedido a la periodista y elmotivo por el que noaparecióesamañana.

Transcurrenunosminutosy lamujernohaceactodepresencia.Elchicoempiezaapreocuparseeinclusopiensaenllamarla.Sinembargo,elclaxon de un coche rojo suena delante de él. La conductora baja suventanillayasomalacabezaporella.

—¿Aparco o vamos a otra parte? —grita Ana desde el interior delvehículo.

Aljovenledalomismo.Loquedeseaeshablar,aclararlascosasdeuna vez por todas. Sin pensarlo, decide entrar en el coche. Tiene milpreguntasquehacerle,peroenesemomento,almirarladesdeelasientodelcopiloto,sequedacompletamenteenblanco.Hastasienteunafuerteangustiaenelpecho,quelooprimeyledificultalarespiración.

Todo se le pasa cuandoAna se inclina sobre él y lo abraza.Emiliocierra los ojos y, por primera vez, es consciente de la importancia queaquellamujerhaadquiridoensuvida.Sientealivioalverlabien.Y,poralgunarazón,despuésdelabrazo,alvolverlaamiraralosojosleapetecebesarsuslabioshastaquelefalteelaliento.

—Sientomucho no haber ido estamañana a la cafetería en la quehabíamosquedado.Seguroquelohaspasadomal.

—Unpoco.¿Quétehaocurrido?Lapuertadetuapartamentoestabaabierta.Omarno teha encontradoallí.Tampoco en el periódico—diceEmilioatropelladamente—.¿Dóndeestabas?

—Nolosé.—¿Cómoquenolosabes?

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Lamujerdesea explicarle loque leha sucedido,pero la tensión esmuy grande. Teme cometer un error con el coche mientras habla conEmilio,asíquedecideaparcarantesdecomenzararelatarlesuhistoria.Estacionaelvehículoendoblefilaysevuelvehaciasujovenamigo.

—Eranalgomásdeladiezcuandollamaronaltelefonillo…

—¿Sí?¿Quiénes?—Mensajero.Vengoatraerleunpaquete.AAnanoleresultanadaextrañoypulsaelbotoncitoparaqueaquel

hombre pueda entrar en el edificio. Recibe envíos a menudo, muchosrelacionados con el periódico: libros, muestras, invitaciones e inclusoalgunaacreditaciónlelleganvíacorreoordinario,directamenteasucasa.

El timbre de la puerta no tarda en sonar y la periodista abre sinsospechar lo que le espera al otro lado. Dos hombres, con las carastapadas con pasamontañas y lasmanos cubiertas con guantes de lana,aparecen frente a ella. Uno de ellos, un tipo grueso y no muy alto, laagarraconfuerza,mientraselotroletaparápidamentelabocaparaquenopuedagritar.Lamujer tratadezafarse,peroes inútil.Esdemasiadofuerte para ella. Tampoco consigue morder al que la está silenciando.Entreamboslaarrastranalascensory,antesdepulsarelcero,tratandecalmarla.

—Novamosahacertedaño—ledicemuytranquiloelqueletapalaboca—.Sicolaboras,nopasaránada.

—Tenemosestopor si teportasmal.Noquerrásque lautilicemos,¿verdad?—leadvierteelotro,quelemuestralaculatadeunapistolaquellevaguardadaenelbolsillodelabrigo—.¿Vasaserbuena?

Anaasienteconlacabeza.Ademásdeparaconservarlavidaoquenolepeguenun tiro,desea saberquéhaydetrásdeaquel secuestro.Tieneunaintuición.YesquenoleextrañaríaqueViralestuviesedetrásdetodoaquello.Unodelosdosencapuchados,elmásalto,podríaserelhombrequeleentregóelsobreconloscincuentamileuros.Suaspectofísicoysuvoztienenciertasemejanza.

—Bien.Esperoquenohagasningunatonteríaniintentesdártelasdelista. Tranquila, ¿de acuerdo? —pregunta y, tras recibir de nuevo laaprobaciónde lamujer, el hombremás gruesopulsa el botóndel cero.Luegolaregistraylearrebataelmóvil,queapagaacontinuación.

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—Esto no es tan malo como parece, Ana —dice el que le impidehablar—.Cuandopisemoslacalle,vasacaminaranuestroladodeformanatural.Comosinosacompañarasvoluntariamente.

—Si no lo haces así, tenemos órdenes de dispararte o lo que hagafalta. Y nos da lo mismo si hay gente cerca o no —comenta el otrosecuestrador, que saca del otro bolsillo del abrigo lo que a lamujer leparece una funda para guardar gafas—. Vamos a cubrirte los ojos parapoderquitarnoslospasamontañasynodarelcanteenlacalle.

Elhombreabre la funday,efectivamente,extraedeellaunasgafasnegras que enseguida le pone a Ana. A la periodista todo se le vuelveoscuro.

—Novesnadaporqueloscristalesestántintadosylaspatillasestánespecialmentediseñadasparaquetampocopuedasverpor los laterales.Lagentenosedarácuentadeloquepasaanoserquegrites.Ysigritas,tepegamosuntiro.Asídefácil—sentenciaelsujetomásbajoygrueso.

—Detodasmaneras,elcochelotenemosenlapuertadeledificio.Notardaremos más de diez o veinte segundos en subir a él. Peropermanecerásconlasgafashastaquenosotrostedigamos.

Elascensorllegaalaplantabaja,aunquelossecuestradoresnoabrenla puerta de inmediato. Se aseguran de que Ana no ve nada y, acontinuación,sequitanlospasamontañas.

—¿Vas a hacer todo tal y como te hemos dicho? —le pregunta elhombrequecadavezlerecuerdamásalapersonaqueleentregóelsobreconeldinero—.¿Tepuedoquitarlamanodelaboca?

Anaasienteunavezmásy,apesardenovernada,sesientealiviadacuandodejadesentirensucaraelcontactodelguantedelana.

El trayecto del ascensor al coche se produce sin ningún tipo dealtercado.Comoellospronosticaban,nadiesedacuentadeloquesucedeyapenastardanentrediezyquincesegundosenocuparelvehículodesdequesalendeledificio.Elsecuestradorgruesoybajitoeselqueconduce,mientrasqueelotro subeal asientodeatrás, juntoaAnaRincón,paravigilarquenosequitalasgafas.

—¿Hacefaltaqueteatelasmanos?—No,nosepreocupe.Haréloquemedigan.—Buena chica. En realidad, esto no es más que un protocolo de

seguridad.Notenemosintencióndehacertedaño.Nosomosviolentos.Ananoconfíaenlaspalabrasdeaquelhombredespuésdelaforma

enquelahansacadodelpiso.Nisiquierahapodidocerrarlapuerta.Sin

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embargo,tratademostrarsetranquilaytomanotaensumentedetodoloqueestásucediendo.

El viaje en cocheno seprolongamásde treinta y cincoo cuarentaminutos.Laperiodistacalculaquedebendeserentrelasonceyveinteylasonceymediacuandosedetienen.

—Hemosllegado—diceelhombrequevaasulado—.Notequiteslasgafastodavía,porfavor.

Los tres se bajan del coche y caminan un par deminutos. Ana notiene ni idea de dónde pueden estar, aunque no se oye prácticamentenada, por lo que imagina que han salido de la ciudad. Posiblemente,aquelseaunlugarenmediodelcampo.

Escuchael ruidodeunas llavesy comounapuerta seabre.Sehanmetidoenalgúnsitio,porquesienteelcalordelacalefacción.Avanzanunpocomás y el tipo grueso y bajito le indica que ya puede quitarse lasgafas.Laperiodistaobedeceytrasfrotarselosojos,algodañadosporlaluzdeaquellahabitación,echaunvistazoasualrededor.

Se trata de un salón repleto de cuadros y provisto de un techoaltísimo,delque cuelgaunabonita lámparadearaña.Al fondo, veunamesa de caoba sobre la que hay un ordenador. Los dos tipos, que hanvueltoacolocarseelpasamontañasen lacabeza, laconducenhastaallí.Le piden que se siente frente al portátil y, a continuación, salen de lahabitación.Lamujerlossigueconlamiradahastaqueescuchaunavoz.

—¿Hola?¿Ana?¿Meves?Laperiodistasefijaenlapantallaydescubreaunhombreenlaque

parece una habitación de hotel. Tiene los ojos marrones y su nariz seasemejaaladeunaverapaz.Vavestidodenegroysuaspectoeseldeunhombrefrío.SonríeuninstanteyaAnaselehielalasangre.

—Sí,teveo.—Bien. Me hubiera gustado estar ahí, pero un entie…, un

compromisomelohaimpedido.Serébreve.—¿Quiéneres?—Unamigo.Mientrastúquierasquelosea—diceaquelhombre,del

queno le gustani su formadehablar—.Voy a ir al grano.Olvídate denosotros.

—¿Vosotros?—Viral. Ya lo sabes. Ya cobraste tu premio. Somosmuy legales en

eso.Pero¿meterlasnaricesdondenotellaman?Esonoestábien.—¿Porquécobréesepremio?—Porquetumaridojugóyganó.Nopuedodecirtemás.

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—¿Jugóaqué?—Ana,hastaaquípuedoleer.—¿Porquénomepuedescontarmás?Elhombresuspirayseacariciasuprominentebarbilla.Mirahaciael

techoyluegodenuevoalacámara.—Vas a dejar de tocarnos los cojones —dice aquel tipo, que ha

endurecido la expresión de su rostro y cuya voz suena mucho máscontundente—. O acabarás como Rompeolas. ¿Te acuerdas de él? Nosgustómuchoelprivadoqueleenviaste.

—¿Rompeolaseraisvosotros?—No,claroqueno.Erauntipoquejugabaaserinvestigadorprivado

y del que tuvimos que encargarnos porque, a pesar de nuestrasadvertencias,siguiómetiéndosedondenolollamaban.

—¿Loasesinasteis?—Quémásdaeso.Ahoraestádondeyanopuedeseguirhusmeando

—indica el hombre con cierta satisfacción—. Mira, Ana, Viral es unaorganizaciónseriaen laquemuchagente inviertemuchodinero.Sinosrespetan,nosotrosrespetamos.Perosialguiennonosrespeta,lopaga.Oesa persona. O su entorno. O su perro. O sumejor amigo. O su jovenpupilodepeloazul,congafasdepastaycaradefriki.¿Hascomprendido,AnaRincón?

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CAPÍTULO66

Viernes,5deenerode2018

—Mitrensaledentrodeunahoraypico.PeromesabemalirmedespuésdeloquelehapasadoaDuque.

—Tranquilo, Jorge. Tú márchate. Te mantendremos informado detodo—lediceRafa.

Los dos compañeros, junto aRima y a Javier, se encuentran en elpisodeloschicos.LlevanallídesdequeterminóelentierrodeHugoylapolicíadetuvoaDuque.

—Acuérdate de preparar bien eso esta noche —le comenta su jeferefiriéndoseallinchamientoenTwitterdeuncómicofamoso,untrabajoqueleshaencargadounaempresadeespectáculosdelaqueformóparteaquelhombreyconlaquenoterminómuybien—.SeráunbonitoregalodeReyes.

—Encuantollegue,mepondréaello.—Perohazlodesdeunaconexiónsegura.—Descuida,jefe.Rima escucha, aunque no entiende de lo que Javier habla.Mira a

Rafa,queseencogedehombros.Antes,eljovenlepropusoaldirectordeViral que la incluyeran en la empresa, en sustitución de Hugo. Sinembargo,elempresariosenegóenrotundo.SupuestoyalocubriríanconquienélestimaraoportunoycuandosupieranloqueibaapasarconFranDuque.

—¿DóndeestáIván?—preguntaJorgemientrasseponeelabrigo—.Mehabríagustadodespedirmedeélantesdemarcharme.

—Nolosé.SefueacasadelaabueladeJuliatraselfuneral.Seguiráallí—respondeRafa—.Nosecansadeintentarloconesachica.Peromedaquenotienemuchasposibilidadesconella.

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—Luegoleenviaréunmensaje—comentaeljovendelcabellorizado,queagarrasumaletaylahacerodarhastalapuerta—.Bueno,nosvemosenunosdías.

Jorge abraza aRafa y a Javier y le da dos besos aRima.Vuelve adespedirseconunadiósgeneralizadoysaledelpiso.

—Entre unas cosas y otras, esto poco a poco se va vaciando —comentaeljefedeViralcuandolostresregresanalsalón.

—EsperoquelodeDuquenoseaparamuchotiempo,quelapolicíahayacometidounerror.

—Yotambién.Peroespocoprobable.—¿QuéhabránencontradoparaacusarlodelasesinatodeHugo?—le

pregunta Rima a Rafa. A la chica se le ponen de nuevo los ojos rojoscuandohabladesuexnovio.

—Ya nos enteraremos. Pero no pienses más en eso. ¿Quieres quevayamosaverlacabalgatadeReyes?

—Noestoydehumor.Losiento.—Sonmomentosduros,perohayquevenirsearriba.Salirunratote

vendrábien.—Esquenotengoganasdenada.Deverdad.Javierchasquealalenguayselevantadelsillón.Noleapeteceseguir

aguantando la exagerada sensiblería de Rima. Aquella chica nunca legustó. No sabe qué le vio Hugo ni qué le ve ahora Rafa. Es unapusilánime, y lo poco que habla es para quejarse. ¿Meterla en Viral?Antesmuerto.

—Me voy. Si te enteras de algo respecto a Duque, avísame, ¿vale,Rafa?Yponteatrabajar,quedemomentosomosdosmenosyhaymuchoquehacer.

—Luegomeencargarédetodo.Javier sedespide solodel chico.ARimani lamira.La joven seda

cuentadeesefeodetalle.—¿Quélehehechoyoaesehombre?—Nada.Simplemente,élesasí.—Esasíconmigo.Metienemanía.¿Esmisógino?¿Nolegustanlas

negras?—No le des importancia —le pide Rafa, que le pasa el brazo por

detrásyleacariciaelhombro—.¿Quieresquetedéunmasaje?Estásmuytensa.

—Nohacefalta.

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—Claroquesí. ¿No tegustaesto?—lepreguntael chicohundiendosuavementelosdedosensupiel.

—Bueno.Noestámal.—Túmbate.Yaverásquébientevasasentir.Lachica leobedecey se tiendebocabajoenel sofá.Rafa se inclina

sobreellayempiezaatrazarpequeñoscírculosensusomoplatos.Rimaestádisfrutandomucho, tantoque incluso cierra losojos.Sinembargo,losvuelveaabrirdegolpecuandosuamigoledesabrochaelsujetador.

—¿Quéhaces?—¿Temolesta?Esquemeincomodaunpocoparadarteelmasajeen

laespalda.Perosiquieresvuelvoaponértelo.—Bueno…,no.Perocuidadodóndetocas.—Notepreocupes.Soloespaldayhombros.RafalesubedespacioeljerseyydespuéslacamisetaqueRimalleva

debajoycontinúaelmasajecomosiestuvieraamasandopanenlaoscurapielde lachica,yasinsujetador.Aquellonosoloestásiendoplacenteropara ella. El joven nota como se ha ido excitandomuy rápido. Respirahondo para intentar calmarse, pero no surte demasiado efecto. Alcontrario:cadavezleresultamáscomplicadohacerlefrentealdeseo.

—Estoesincreíble.Muchasgracias.Meencanta.—Mealegrodequeteestégustando.—Hugonuncamehizonadaasí.Nisiquierame lopropuso.Eraun

rancio.A Rafa le molesta que Rima nombre a su compañero de piso

fallecido. ¿Por qué no para de pensar en él? ¡Está muerto! Deberíaolvidarseparasiempredeeseestúpido.Además,Hugonuncalaquiso.Selorepitiómuchasveces.Sololaqueríaparaloquelaquería.Encambio,ellainsistíaenquesolosehacíaelduro,enqueestabamuyenamorado.Quéingenua.

—Tienes losmúsculos agarrotados.Debería hacertemasajesmás amenudo—comentaRafa,queseinclinaunpocomássobreRima,incapazdecontrolarsuexcitación.

—Entoncestendréquepagarte—bromealachica.—Nohacefalta.Simeencantahacerlo.Tienesunapielincreíble.—Soymuyjoven.Situvieramallapielconveinteaños…Al hablar, la chica semueveunpocohacia su izquierda y lamano

derecha de Rafa roza el pecho de la joven sin querer. Aquel inocentecontacto termina de encenderlo. Se echa encima de Rima y la besa:primeroenel cuelloy, cuandoesta seda lavueltaparaprotestar, en la

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boca.Lasmanosdeélsedirigenacadaunodesussenos,apretándolos.Lajovensequejaamargamente,aunqueélparecequenooyenada.HastaqueRimasevaledeunarodillaparagolpearloconfuerzaenelestómago.Eldoloresintensoylodejasinaire.

—¡Tío! ¿De qué vas? ¿Cómo te has… atrevido a hacer eso?—gritaRima,fueradesí,mientrasseponeelsujetador.

—¿Quéhehecho?—gritaRafacon lasmanosenelestómago—. ¡LomismoquehacíatuqueridoHugo!¡Peroyosíestoyenamoradodeti!

—¿Estásenamoradodemíeintentasviolarme?—¡Yonohequeridoviolarte!—¿No?¿Ycómollamastúaloqueacabasdehacer?—¡Amor,Rima!¡Sellamaamor!—¿Amor?¡Vetealamierda,Rafa!—gritalachica,queselevantadel

sofá,cogesuabrigoysaledelcomedor—.¡Noquierosabernadamásdeti!¡Novuelvasallamarmeentuvida!

Losiguientequeelchicoescuchaesunportazo.Rafasetumbaenelsofá,doloridotodavíaporelrodillazoqueleha

dadoRimaenelestómago.Aunqueloquemásledueleesquehaperdidoparasiemprea lachicade laqueestáenamorado.ElputoHugoseguroqueseestáriendodeéldesdeelinfierno.

Enrabietado,loinsultavariasveces,gritando,mientrasmiraeltechodel salón.Después llegan las lágrimasde frustracióny abatimiento.Unllantoqueseprolongahastaquellamanalapuerta.ElchicoselimpialosojosconlacamisetadeGrouchoMarxquellevapuestaysedirigehacialaentradadelapartamento.

—Hola,nodeberíandejarabiertalapuertadeledificiodespuésdeloque ha pasado —dice uno de los tres policías que tiene delante—.¿Podemospasar?

—¿Quéocurre?—Tenemos una orden para llevarnos todos los cuchillos y objetos

punzantesdelacasa.—¿Qué?¿Porqué?—Noestamosautorizadosahablarconusteddeeso.¿Lacocina?

Noquedademasiadoparaqueporfinpuedamarcharsedelaciudadduranteunoscuantosdías.Aunquequiénsabesinoseráparasiempre.

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Jorge no tiene intención de volver por un largo tiempo. Si decide irsedefinitivamente, yamandaráa alguna empresaapor sus cosas.Conoceuna.LamismaqueseencargóderecogerlosenseresdeSergioyllevarlosa aquel almacén. Ese Hugo era un auténtico genio. Lástima que estémuerto.Otalveznoledétantapena.

Siente haberles mentido a sus compañeros de piso. Pero si lesexplicaba que no era un tren lo que tenía que tomar, sino un avión aLatinoamérica,lohabríancosidoapreguntas.Afortunadamente,disponede ahorros suficientes para permitirse un billete tan caro y vivir bienduranteunatemporadaalotroladodelcharco.

Viral es un chollo, solo hay que tener decisión y pocosremordimientos. Lo demás está chupado. Dinero fácil que echará demenos.

No vio el coche patrulla de la Policía Nacional cuando salió deledificioycogióelcochedeCabifyquehabíapedido.TeníaunplanBsiestabanallíosiloseguían.SiempretieneunplanB.Peroenestaocasiónnisiquierahahechofaltayhallegadotranquilamentealaeropuerto.

JorgecaminahastaelmostradordeIberiaparafacturarsumaletayhacer el check in. Está más tranquilo, aunque lo estará todavía máscuandoseencuentredentrodelavión.Esperanodespertarsesonámbuloenmediodelvueloycometeralgunatontería.Seríealpensarlo.¿Ysiledaporcogeruncuchilloyclavárseloaunaazafataoalpiloto?

Sueltaunacarcajadatangrandequeelniñoquetienedelantesedalavueltaylomirafijamente,desconcertado.

—¡Buh!—lesueltaalpequeño,queseasustayseabrazarápidamentealapiernadesupadre.

Elhombre leponemala caray el chico lepideperdónmientras seaguanta la risa.No quiere problemas de últimahora, ymenos por unaestupidezcomoaquella.

Debeponerfrenoasusnervios.Ynoessencillo.Cadavezqueveaunagente, le entra un insoportable tembleque por todo el cuerpo. Comoahora.Dospolicíasnacionalesseacercanalazonaenlaqueseencuentra.No tienenadaque temer.Sonde la seguridaddelaeropuerto.Noestánallíporél.

Sin embargo, conforme se aproximan a la fila de la facturación demaletas,Jorgevasintiéndosemás inquieto. Intentaconvencersedequepasarándelargo.Dequeesosputospolisnovanadecirlenada.

¿Quévanatenerensucontra?Nosabránniquiénes.Nopuedeser.

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Elchicosequedapetrificadocuandolosagentessedetienendelantedesucola.Vanpidiendopermisoalospasajerosyavanzan,endirecciónal mostrador, hasta plantarse justo ante Jorge. Le hablan de formaamable,peroconautoridad.

—¿Puedeenseñarnoselcarnédeidentidadoelpasaporte,porfavor?—lepideunodelospolicías.

—Claro,señor.Jorge saca, de unabandolera que lleva colgada, una cartera donde

guardasudocumentonacionaldeidentidad.Selomuestraalosagentes,quehacenunacomprobaciónenelmóvildeunodeellos.Acontinuación,elquelehapedidoladocumentaciónmarcaunnúmerodesdeesemismoteléfono. Cuando le responden, habla con un tono que denotasatisfacción:

—Lotenemos.Sí,enelaeropuerto…Perfecto.AhoramismollevamosaJorgeHurónalacomisaría.

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CAPÍTULO67

Viernes,5deenerode2018

Tienela impresióndequehapasadomuchotiempodesdelaúltimavezquelosvio.Encambio,solohantranscurridotresdías.Encuantoentranenelpisodelaabuela,Juliaseabrazaasumadreydespuésasupadre.

—Qué cariñosa te has vuelto —dice Aitana, a quien incluso se lesaltanlaslágrimastraslasmuestrasdeafectodesuhija—.Pilar,¿quélehasdado?

—Infusionesyalgunaqueotrapastillitatranquilizante—respondelaancianaconunasonrisillaenloslabios.

La mujer mira a su marido y luego a Julia. Los tres terminanriéndose, aunque la chica tiene la impresión de que se lo han tomadocomounabroma,ynadamáslejosdelarealidad.

—Os presento aMarilia, una amiga—dice la joven señalando a lamuchachaaltayrubia,quetodavíaandaporallí.

EstasaludatímidamenteconlamanoalospadresdeJuliayanunciaquesemarchaacasa.Apesardequehantratadodeanimarla,selasigueviendobajademoral.Sinduda, la situaciónconFran la estáafectandomucho.Nosoloporladetencióndesunovio,sinotambiénporlacharlaquemantuvieronenelcementerio,en laqueél ledijoque lomejoreraquerompieran.

—¿NovienesaverlacabalgatadeReyesconnosotros?—lepreguntaPilaralgodecepcionada—.Tepodríaayudaradespejarteunpoco.

—No,gracias.Meestánesperandoencasa.Llevotodoeldíafueraymimadreempiezaapensarquelaodio.Además,tengoqueexplicarleloqueestápasando.

—¿Vendrásmañana?—Posiblemente,Julia.Quierodespedirmedetiantesdequeregreses

alpueblo.

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Lasdos chicas sedanun largo abrazo.Marilia tambiénobsequia aPilar con un sonoro beso en lamejilla. En poco tiempo, les ha cogidomuchocariñoaaquellasdospersonastanespeciales.

—Esamuchachasehacequerer—comentalaancianacuandolachicasehaido—.Esunapenaquesehayavistoenvueltaentodoestejaleo.

—¿EstárelacionadaconelcasodeHugoVelero?—Sí,papá.Eslanoviadeunodeloscompañerosdepiso,elchicoal

quehandetenidohoy.—Me he enterado de la noticia. ¿Por qué no nos ponéis al día?

Sospechoquevosotrasdossabéislomismoomásquelapropiapolicía.Nietayabuelaintercambianunamiradacómpliceyluegoniegancon

lacabezaalmismotiempo.—Voyaprepararcaféy,antesdeirnosalacabalgata,charlamosun

ratito. ¿Os parece? —propone Pilar mientras los guía al comedor—.¿Alguienprefiereunainfusión?

Entresorboysorbo, loscuatroconversan, sentadosenel comedor,sobre los temas que formanparte de la actualidad.AMiguelÁngel y aAitanalespreocupasobretodolafugadeJonathanVila.

—Notienenni ideadedóndeestá.Nosécuántosdepartamentos loestánbuscando—aseguraelsargentodelaGuardiaCivil—.Vaarmado,yesolohacetodavíamáspeligroso.

—¿Estaráenelpueblo?—No lo sabemos, Julia. Es poco probable. Allí lo conoce todo el

mundo y tendríamenos opcionesdepasar desapercibido.Creemosquecontinúaescondidoenlaciudad.Pero,desdequeseescapódelhospital,nadielohavisto.

—Por eso debemos tener cuidado, hija —comenta Aitana, que secalientalasmanosapoyándolasenelvasodesucafé—.Tupadreyyolohemoshablado:estanochedormiremosaquí.Ymañanaregresaremosalpueblojuntos.¿Teparecebien?

—Yomevoy convosotros entonces.Nomeapetecequedarmeaquísola el día de Reyes. Y menos con un loco con un arma suelto por laciudad. —Pilar enciende la televisión y la pone en silencio—. Si no osimporta.

—Claro que sí, mamá. Estaremos encantados de que te vengas ypaseselfindesemanaenelpuebloconnosotros.Yomismotetraeréellunesdevuelta.

—Gracias, hijo. No hará falta. Estoy acostumbrada al transportepúblico.

Page 380: El puzle de cristal - tubrujuladigital.com · y adicciones de su marido, Ana se lo planteó. Sin embargo, al final optó por continuar allí durante una temporada. Son ya más de

Lamujersonríeyestiraelbrazoparadarlelamanoasunieta,quetambién le sonríe. Siempre se han llevadomuy bien. Pero, en aquellosdías tancomplicados, sehanunidocomonuncayaambas lesvaadarmuchapenasepararse.

—Bueno,¿quépensáis?¿CreéisqueelchicodetenidoeselasesinodeHugo?

EsJuliaquienrespondeasupadre.Lesexplicaaélyasumadrelasteoríasquetienenrespectoatodoloquehasucedidoenlosúltimosdías.Devezencuando,Pilarvasoltandounapinceladade loquesuponenodan por hecho. Así se pasan más de una hora. Las hipótesis y lasconjeturasvanyvienensinparar.

—En conclusión: el caso está abierto y pensáis queFranDuquenoasesinó a su compañero de piso —resume Aitana, saturada de tantainformación.

—Exacto,querida.Peropodemosestarequivocadas.—Yoteveobastanteconvencidadeello,mamá.—No, no, para nada. Solo estoy convencida de que la policía

terminarádandoenelclavocuandolainvestigaciónavance.—Alfinal,losmalosterminansiempreenlacárcel.—Seguro,querido.Seguro.Enlatelevisión,quesigueconelvolumenacero,contemplancomo

yahasalidolacabalgatadeReyesporlaciudad.Dentrodeunratopasaráporelbarriodelaabuela.Casialmismotiempo,suenaelmóvildeJulia.LachicacompruebaqueesIván.Seponedepiey,sindecirlesnadaasuspadresniasuabuela,saledelcomedorparacontestar.

—Hola,¿quétal?—dicemuyseria,yaensuhabitación.NoolvidalaconversaciónquemantuvieronhaceunashorassobreeltrabajoquehaceenViral.

—Lapolicíahaidoanuestropisoyhaconfiscadotodosloscuchillosyobjetoscortantesquehaencontrado—sueltadeprimeraselchico,queniledevuelveelsaludo—.YhanllevadoaJorgealacomisaría.

—¿Qué?¿HandetenidoaJorge?—EsolehadichoaRafacuandolehallamado.Julia,todovaasaltar

porlosaires.Tenemosquevernos.Esmuyimportante.—Iván,yono…—¡Tengoqueverte! ¡Por favor! ¡Es importante!—gritadesesperado

eljoven.—Estábien.¿Dóndeestás?—Enelmetro.HeestadovisitandoaVanesaenelhospital.

Page 381: El puzle de cristal - tubrujuladigital.com · y adicciones de su marido, Ana se lo planteó. Sin embargo, al final optó por continuar allí durante una temporada. Son ya más de

—¿HasestadoconVane?¿Cómo?¿Porqué…?—Mira,todoestápasandomuydeprisa.Necesitoverteya.Voypara

lacasadetuabuela.Espérameahí.—Estánaquímispadres.—Joder. ¿Puedes echarlos?Tambiéna tu abuela, por favor.Quiero

hablarcontigoasolas.Esmuyimportante.—¡Nopuedohacereso!Además,vamosairaverlacabalgatajuntos.—Esverdad,¡lacabalgata!—exclamaIvánmuynervioso—.¡Menudo

caoshabráporesazona!Estaráapuntodellegaralbarrio,¿verdad?—Sí. Dentro de poco. Mira, les puedo decir a mis padres y a mi

abuelaquemeadelantoyo.Quehequedadocon…alguien.Yque luegomereúnoconellos—leproponeJulia,contagiadaporlasprisasdelchico.

—Perfecto. ¿Te veo en unosminutos en la salida de la estación demetro?

—Vale,ahínosvemos.—Hastaahora.—Hastaahora,Iván.La chica se pasa lasmanos por el cabello y respira hondo cuando

cuelga. ¿Qué demonios está sucediendo? ¿Qué es lo que pretende suamigo?Nolosabe,perolohavistomuypreocupado.Tantoomásquelamadrugada en que la llamó para contarle que había hallado muerto aHugoensuhabitación.

Rápidamente,abreelarmarioycogeunabrigoyunabufanda.Selosponeysaledelcuarto.Desdelapuertadelcomedor,sedirigeasuabuelayasuspadres:

—Meha llamadoEmilio.—Su familia laobservaextrañadaal verlavestida para salir—. Ha venido a la ciudad para ver la cabalgata. ¿Osimportaquemeadelante?Meestáesperandoenlaestacióndemetro.

—¿Vasairtúsola?—Sí,mamá,perosolohastaelmetro.Noospreocupéis.Haymucha

genteenlacalle.Nomevaapasarnada.—Yoteacompaño—diceMiguelÁngel,queselevantadelsofá.—No hace falta, papá. ¡Ahora os veo! ¡Abuela, no te olvides de la

bolsaparameterloscaramelos!Para evitar las réplicas de sus padres, Julia abre la puerta y se

marcha corriendo. Como tiene prisa, pasa del ascensor y baja por lasescaleras.

Lachicasalealacalleatodavelocidad.Semuevetanrápidoquecasitiraalsueloaunmendigoqueselehapuestodelante.Juliasedisculpa

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casi sinmirar y reanuda su carrera.Elhombre la insulta y va tras ella,pero la joven no se percata en ningúnmomento de que el indigente lapersigue.Supreocupaciónahoraesladeesquivaratodaesagentequesehaechadoalacalleyllegaralaestacióndemetro.

NodejadepensarenloquepuedequererIván,ylassuposicionesseentremezclan en su cabeza con lo que su abuela y ella han sentidomientrashablabanconlaspiezasdeajedrezenlasmanos.Suintuiciónysu lógica le están señalando el camino; sabe que el final de aquellahistoriaestámuycerca.Ivántienelarespuesta.Eseso.Esesoloquelevaa contar, ¿verdad? El chico del que estuvo enamorada le va a revelarquiénasesinóaHugoVelero.Eseeselmotivoporelquenecesitaverlainmediatamente.Losabe. ¡Losabe!Aquelpálpitoeselmismoque tuvohace unos meses, cuando supo que a Aurora la había asesinado suprofesordeFilosofía.

Losrostrosde loscuatrocompañerosdepiso lebailanen lamentemientrasavanzaazancadasyseabrepasoentrelosniñosymayoresquevanaverlacabalgata.TambiénvislumbralacaradeJavier.YladeJacob.Y,cómono,ladesuamigaMariliayladeRima.Todosellosformanpartedeaquellatrama.ComoenloslibrosdeAgathaChristie.TodosocultabanalgoyteníanrazonesparaacabarconlavidadeHugoVelero.

—¡Julia!—gritaunavozasuespaldacuandoestáapuntodellegaralaestacióndemetroenlaquehaquedadoconIván.

La chica se vuelve y ve a unmendigo ataviado con un sombrero yvestido con ropa llena de agujeros. Él es quien ha pronunciado sunombre. Se fija en sus ojos, y no tarda en reconocerlos. También seacuerdadeaquellasonrisa.Elindigentesemetelamanoenelbolsillodelpantalónysacaunapistola.ApuntaaJulia,quesehaquedadoclavadaenel suelo. Petrificada. Atónita. Es la primera vez que la chica oye undisparo.

El telefonillo suena yPilar se acerca a la entradaparadescolgar elauricular.

—¿Sí?¿Quiénes?—Hola.¿EseseelpisodePilar,laabueladeJuliaPlaza?—Sí,yosoyPilar.¿Ytúeres…?—Emilio,suamigodelpueblo.

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—¿Qué?¿Nolaestabasesperandoenlaestacióndemetro?—No,señora.Habíamosquedadoymeheretrasadounpoco.Nohe

podidoavisarlaporquemimóvilno tienebateríadesdehaceunpardehoras.Afortunadamente,mehe acordadode la direcciónqueme envióporWhatsApp.

—¿Entoncesnolahasllamadohacediezminutos?—preguntaPilar,tandesconcertadacomopreocupada.

—No,nohesidoyo.Seloaseguro.¿Hadichoquemeestáesperandoenlaestacióndemetro?¿Laheentendidobien?

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CAPÍTULO68

Viernes,5deenerode2018.Unashorasantes…

—¿Teamenazaronconhacermedañosiseguíasinvestigándolos?—Exacto, Emi. Esa gente parece que no se anda con juegos y nos

tienenatodoscontrolados—comentaAnaRincóndespuésdeexplicarlelasrazonesporlasquenoacudióesamañanaalacafeteríadesupueblo—. Luego me volvieron a poner las gafas, me subieron al coche y medejaron en las afueras de la ciudad.Ni siquiera tuve la oportunidaddeapuntarlamatrícula.

—¿Y qué vas a hacer? ¿Los vas a denunciar? ¿Te vas a olvidar deellos?

La mujer arranca de nuevo su vehículo, que había detenido paracontarlealjovenlahistoriadelsecuestroytodoloqueaconteciódespués.

—Noséloquevoyahacer.—Sinoavisasalapolicía,seguiránextorsionandoagente.—Ya,Emi.Perosimetoalapolicíaenestoocontinúoinvestigando,

puede que el remedio sea peor que la enfermedad. No quiero que tesucedanadaatinianadiedemientorno.

—Entonces,¿losvasadejarescapar?¿Sinmás?Ana golpea con fuerza el volante del coche al detenerse en un

semáforoenrojo.Gritaydaotromanotazo.—¡Medamucharabiatodoesto!Marcossemetióenunlíoconellos,

esoestáclaro.Jugóaalgoyganó.YVirallediocincuentamileuros.Pero¿aqué jugóyporqué luegosesuicidó?¿Yporquéeldinerome llegóamí?

Elsemáforoseponedenuevoenverde,pero,hastaquenoescuchaelclaxon del coche de atrás, Ana no vuelve a pisar el acelerador. Emilioobservasurostrollenodepreocupaciónyleencantaríapoderhaceralgoque laayudase.Quéguapaes.Anteshasentidoun impulsomuyfuerte.

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Sus ganas de besarla han sido casi inaguantables. Pero ya cometió esemismoerrorconJuliahaceunosmeses.Ydeloserroresseaprende.¿Quéestá pasando en su corazón? ¿Serán los rescoldos de su relación conKerstin? ¿Un clavo que saca a otro clavo?Realmente no lo sabe.De loúnicoqueestáconvencidoesdequeconAnanopuedenivaatenernadamásqueunasimpleamistad.

—¿Puedes buscar un momento algo en tu móvil? —le pide laperiodista—.EscribeenGooglelapalabra«Rompeolas».

EmilioobedeceaAna,pero,cuandosacasuteléfonodelbolsillodelasudadera,loencuentraapagado.

—Mierda,mehequedadosinbatería.—Tomaelmío.La mujer se detiene en otro semáforo y le pasa su smartphone

desbloqueadoalchico.EsteentraenGoogleysiguelasinstruccionesquelehadadoella.

—Mesalenmásdedosmillonescuatrocientasmilentradas.—Bien. ¿Hay algún medio o periódico que se llame así en las

primeraspáginas?—Noencuentronada—respondeEmiliomientrasrevisaelmóvil—.

Soloveolocalesdecopas,unacancióndeLoquillo,unhotel,unaagenciadedetectivesprivados…

—¿Enserio?¿Estámuylejosesaagencia?—No,aunosveinteminutosdeaquí.—¡Perfecto! ¡Vamos! —exclama Ana, que introduce en el GPS del

cocheladireccióndelaoficinadedetectivesqueapareceenGoogle.—¿Piensas que ese Rompeolas puede estar relacionado con la

personaqueescribióelcomentariosobreViralenTwitter?—Losabremosdentrodepoco.Ana aparca el coche en unparking cercano a la calle en la que se

encuentralaagenciadedetectives.Eledificioesunviejobloquedepisossituadoenelcentrodelaciudad.LamujerexaminaelporteroautomáticoypulsaelbotoncitodelsótanoB.

—A ver qué nos encontramos aquí —le dice a su joven amigomientrasesperan—.SeguramentenotenganadaqueverconViral,peroporprobarnoperdemosnada.

Nadie responde, así que la periodista insiste de nuevo. En estaocasión,respondelavozroncadeunhombre.

—¿Sí?¿Quiénes?

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—Hola, buenas tardes. Me gustaría hablar con la persona queregentaestaagencia.Esporuncasoqueustedesllevan.

Aunqueaquelhombrenodicenadamás, lapuertaseabredespuésdesonarunclic.EmilioyAnaentraneneledificioysedirigenhaciaunaescaleraenlaquevenuncartelito,conunaflechahaciaabajodibujada,en el quepone«Agencia dedetectives privadosRompeolas». LaparejabajayenseguidadaconlapuertadelsótanoB.Nohacefaltaquetoqueneltimbre.Untipogruesoybajitolosrecibe.Alaperiodistaenseguidaleresultafamiliar,peseaquehaceunratollevabapuestounpasamontañas.Suaspectoysuropalodelatan.

—¡Eresunodeellos!—gritalamujer,que,enlugardesalirhuyendo,da un par de pasos hacia adelante—. ¡Eres uno de los que mesecuestraron!

—¡Cállate!¡Nogrites!¡Venga,entrad!El hombre agarra de lamano a un estupefacto Emilio y tira de él

hacia el interior del piso.Ana se cuela justo detrás de su amigo.Aquellugarespequeñoyoscuro.Apenascuentaconunmostradorderecepciónyunminúsculodespacho,conunamesa,dossillasyunadecoracióntanescasa como anticuada. En total, no deben de sumar más de veintemetroscuadrados.

—¿Quién coño eres?—pregunta lamujer,muy enfadada,mientraslostrestomanasiento.

—¿Quierescalmarte,porfavor?Vasaalertaralosvecinos.—¿Cómovoyacalmarme?¡Siestamañanamehassacadoarastras

demicasa!—Yaquíestás,sinsufrirdañoalguno—diceelhombre,queabreun

cajón de lamesa y saca una pistola—. Tranquilos. Ya te lo dije: no soyviolento.Esdefogueo.

—¿Defogueo?¿Bromeas?El hombre sonríe y le entrega el arma a Ana, que la examina. La

mujernoentiendemuchodepistolasytampocosefíadeaqueltipo.Perosuinstintolediceque,sifueradeverdad,noselahabríaentregadoparaquelarevisara.

—Me llamo Norberto Fernández. Soy detective privado y tambiéntrabajoparaViral,comoyasabes.

—¿Ycómoeseso?¿Quétienequeverunacosaconlaotra?—Hace un par de años, un cliente muy enfadado con la empresa

contratómis servicios ymehizo buscar aViral. Conseguí encontrarlos.Bueno,enrealidad,ellosmeencontraronamí.

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—¿Poraqueltuit?—Exacto.Sabíaqueellostienencontroladaslasredessocialesyque

veríanmicomentario,aunquenoimaginabaqueseríatanfácilcontactarconsusjefes.

—¿Contactóconlosjefes?—Bueno, sí. Con uno de ellos. El hombre con el que hablaste esta

mañana —dice Norberto mientras saca un paquete de tabaco y seenciendeuncigarro—.Untiposinescrúpulos,peroquepagamuybien.Me ofreció abandonar a mi cliente, que también había sido el suyo, ycomenzaratrabajarparaellos.

—¿Yelclientenoseenfadócontigo?—¡Claro! ¡Mucho! ¡De vez en cuando me mandan algún anónimo

para amenazarme demuerte! Pero estoy con Viral, nome harán nada.Además,ellostienenmuchoquecallarynosevanapegaruntiroenelpie.Yosolosoyunmíseroeinsignificantepeónenunapartidadeajedrezdedimensionesdesorbitadas.

Cuando Emilio escucha la palabra ajedrez, inmediatamente seacuerdadeJulia.HabíaquedadoconellaparaexplicarleloquesabíadeViral. Ahora tienemuchomás que contarle. Irá a casa de su abuela encuantopueda,comolehabíadicho.

—Tengomuchaspreguntasquehacerle.—Noesposible,cariño.Metengoquemarcharainvestigaruncaso.

Meencantaserdetectiveprivado,peronomedaparapagarlasfacturasafin de mes. Ya apenas nos contratan —se lamenta el hombre, querecupera la pistola y la guarda otra vez en el cajón de lamesa—. Solopuedodeciros algo,AnaRincón yEmilioViñales.Unpequeño consejo:Viral es una organización muy poderosa. Una periodista de un mediopequeño y un estudiante de segundo de bachillerato no podéis hacerledañoaalgotangrandenienlauñadeldedogordodeunpie.AlejaosdeJacobysuslocuras.Podéisacabarmal,congentequenousapistolasdefogueo,sinodeesasquematan.Yooslohedejadoclaro.Ahoravosotrosdecidíssiaceptáismiconsejoono.

—Una última pregunta: ¿qué hizo mi marido para que le dieraiscincuentamileuros?

—Nopuedoresponderteaeso,encanto.—Síquepuedes.Porfavor,necesitosaberlo—suplicaAna—.Prometo

que os dejaré enpaz. Peronecesito saber por qué tengo enmi casaunsobrecontantodinero.Medebesuna,Norberto.Estamañanamehiciste

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dañoen lasmuñecascuandomearrastrastealascensor.Me lohicisteispasarrealmentemal.

—Tumarido se suicidó por pasta. Le pagamos por ello. Es todo loquetepuedodecir.—Elhombreselevantadelasillaparamostrarleslasalidadelsótano—.Yahoramarchaos.Yseguidmiconsejo:nuncamásosacerquéisaViralniaJacob.

—Pero…—Fuera.Por favor.Novoyacontartenadamás.Nipuedonidebo.

Adiós.TraslasúltimaspalabrasdeNorberto,AnayEmiliosalendeledificio

ensilencioycabizbajos.Laparejaregresaalparkingdondehanaparcadoelcoche.

—Marcossesuicidópormí,paradejarmeeldineroyqueyopudierasolventarlasdeudasquecontrajimosporsuculpa—dicelaperiodistayaenelinteriordelcoche—.Estremendo,Emi.Tremendo.

—Almenosyasabemosquenonosquisomataraningunodelosquenosencontrábamosenlaestacióndemetrodelaeropuerto.

Lamujerparecedesolada.Ensilencio, arrancael cochey salendelaparcamiento.Emiliolaobservacontristeza.Ledapenayotravezsientelanecesidaddebesarla.

—¿Dóndequieresquetelleve?—preguntaAna,quesedacuentadequesuamigolamirafijamente—.¿Quétepasa?Teveoraro.

—Estoyraro.—Yo también tengomal cuerpo.Estomeha dejadomuy tocada—

confiesalamujer,queresopla.—VoyaveraJulia.Estáencasadesuabuela.—¡Ah!Muybien.Asídesconectasunpoco.Tehehechopasarundía

delomásextraño.Perdóname,Emi.—Nopasanada.Loimportanteesqueteencuentrasbien.Emiliosonríeporfueramientrasque,pordentro, lamentanotener

lasagallasdesoltarleloqueestásintiendoenesemomento.Legustaríadecirlequepuedecontarconélparadíasasíymásextrañossicabe.Peronolohace.Sacasumóvilparaavisarasuamigadequevahacialacasadesuabuelaysereuniráconelladentrodeunosminutos.

—Mierda.Semeolvidabaquenotengobateríaenelmóvil.Nopuedollamarla.

—Tomaelmío.¿Tesabeselnúmero?—Sí.—Curiosamente,selosabe.Seloaprendiódememoriaeldíaen

queJuliaselodio—.Gracias.

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—Salúdalademiparte—bromealaperiodista.El chico va amarcar el número de Julia, pero se frena en seco. Si

llamadesdeaquelmóvil,quedaráensumemoriaelteléfonopersonaldesuamiga.

Mientras duda sobre lo que debe hacer, en sus narices aparece unmensajedeWhatsAppdestinado aAna.El autor esOmar.El jovendelcabello tintado de azul lee lo que el director del periódico le envía a lamujer.Primeroparasí;luego,envozalta:

«Séque lo haspasadomal hoy con lo del secuestro ese, pero¿le hashecho ya la putaentrevistaalputoEmilio?¿YparacuándoladeJulia?¡Necesitamoslaexclusivaya!¡Aversimedas una alegría el día deReyes ymehaces elmejor de los regalos! ¡Y no hablo depolvos!».

—Para el coche, por favor —ordena Emilio, que contiene laslágrimas.

—Puedoexplicarteloque…—¡Quepareselputocoche!AnaRincónseechaaunladoyaparcaendoblefila.Emilioabre la

puertaconelmóvildeellatodavíaenlaotramano.—¡Por favor! ¡Escúchame, Emi! Todo empezó cuando descubrimos

quevosotros, losqueestabais enelmetro cuandoestalló labombaquepusomimarido, erais delmismo instituto queAuroraRíos. ¡Y Julia lachicaqueayudóalapolicía!

—Mesientoestúpido.—Compréndelo.Tenía lanoticiaen lamano.YOmarmepidióque

llegara hasta el final a través de ti. Pero luego te he conocido yme hedadocuentadeque…

—Ariadnateníarazón—diceelchico,quesaledelcocheenrabietadoydaunportazo.

—¡No!¡No!Esachicaestáloca.Yotequieromucho,Emi.Deverdad.Tehasconvertidoenunaespeciedehermanopequeñoparamí.

Pero Emilio no desea oír más excusas. Se da la vuelta y lanza elteléfono con todas sus fuerzas contra el cristal delantero del coche deAna,quesequiebraenmilpedazosal recibirel impacto.Laspiezasdelmóvilseesparcenporelsuelo.ComoelcorazóndeEmilio,quetambiénsehahechoañicostrasdescubriraquelladolorosatraicióndelapersonaenlaquemásdeseabaconfiar.

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CAPÍTULO69

Viernes,5deenerode2018

ElinspectorjefeClaudioDelgadomiraaJorgeHurónconcaradepocosamigos.Porsuculpa,ahoranoestáconsusdoshijasviendolacabalgatadeReyes.Además,teníapensadocomprarlealgúndetalleasumujeryyanoledarátiempo.Asíqueloqueenesemomentosienteporaqueltipoesodioyganasdemeterloenelcalabozo,alaesperadequelajuezadecidaquéhacerconsufuturo.Aunqueéllotienemuyclaro.

—¿Por qué se iba,Hurón?—le preguntaDelgado. Están en la salagrandedeinterrogatoriosdelacomisaría,yAlfonsoCuevasseencuentraasulado,conlosbrazoscruzados—.Lohemospilladoenelaeropuerto,con un billete solo de ida a Ciudad de México. ¿Estaba huyendo poralgunarazón?

—Quierounabogado.—Me parece muy bien que lo quiera. Lo va a necesitar. Porque

sabemosloquehapasado.Sabemosqueestabaquitándosedeenmedioyquenoteníaintenciónderegresar.

—Noescierto.—Síloes,Jorge.Nohabíasacadobilletedevuelta.¿Oesquepensaba

regresarnadandodesdeelotro ladodelmundo?ElocéanoAtlánticonoesprecisamentetranquilo.

Jorge está sudando como un pollo asándose. Intenta no mirardirectamenteaDelgadomientrashabla.Juntalasmanoscomosifueraarezarydagolpecitosconellasenlamesa.

—¿Puedollamaryaaunabogado?—Enseguida. Pero antes quiero hacerle un par de preguntas. Si no

tieneinconveniente.—Estonoeslegal.

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—Loes,Jorge.Loes—leasegurasonrienteelinspectorjefe—.Lediréel motivo de su largo viaje: quería salir del país a toda costa tras eldescubrimientodelcadáverdeSergioMartín,sucompañerodepisoyaquienustedasesinó.

Alchico lecambia lacaraporcompletoalescuchar laacusacióndeDelgado.Tienelasaxilasempapadasdesudor, igualquelasmanos,quemantieneunidasencimadelamesa.Estáincómodoymuyagobiado.

—¿Porquélomató,Jorge?¿Porquélohizo?—Quieroamiabogado.—¿Sabe?Fuerealmentetorpe.LanzóelcuerpodeSergioaunpozo

con agua. Y eso ha provocado que se conserve lo suficientemente biencomoparaquenosaporteunainformacióndecisivaenestecaso.

—Yonohehechonada.—Sí,Jorge.Solohayquevercómoestásufriendo.Cómosuda.Está

sudandoporquesabequelohemospillado.Ustedysuamigo,elfallecidoHugo Velero, se encargaron de matar y hacer desaparecer a SergioMartín.

El chico vuelve a mostrar su sorpresa ante las imputaciones delinspector jefe.Agacha la cabezay cambia laposiciónde lasmanos.LascolocasobrelanucaymurmuraunaspalabrasqueniDelgadoniCuevaslogranentender.

—¿Quéestádiciendo?—lepreguntaelinspector,quehastaahorasehabíamantenidoalmargendelinterrogatorio—.¿Puedecompartirloconnosotros?

—Insisto:quierounabogado.Estoesilegal.Notienenpruebas.—¿Queno tenemospruebas? ¡Migente llevaveinticuatrohoras sin

pararmirandograbacionesdecámarasdeseguridaddeestablecimientossituadosentresupisoylafincaenlaquelanzaronelcuerpodeSergio!—exclamaeufóricoClaudioDelgado—.¿Ysabequéhemosencontrado?¿Losabe?¡Yoselodiré!¡OchocámarasenlasquesevenítidamenteelcochedeHugo!¡Y,casualmente,enlasochograbacionesestánustedyélenelinteriordelvehículo!¡Losdosfueronyregresaronjuntosaesafincaenlaque, casualmente, apareció el cadáverdeSergioMartín! ¿Onoes tantacasualidad?

—No.Yono…—¡LerompióelcuelloaSergio!¡Loestrangulósinpiedad!¿Porqué

Jorge?¿Porquélohizo?—¡No!¡Nohicenada!

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—Yhace tresdías tambiénasesinóaHugoVelero.¿Porqué?¿Paracallarlodeunavezportodas?¿Lochantajeó?¿Loamenazóconrevelarlodelasesinatodesucompañerodepiso?¿Porquésecargótambiénasucómplice?

—¡No! ¡Joder! ¡No! ¡Yonomaté aHugo! ¡No fui yo!—grita Jorge,furioso,poniéndosedepie—.Tienenquecreerme.

El inspector jefe tambiénse levantadesusilla.Rodea lamesaysesitúa junto al chico para invitarlo a sentarse de nuevo apoyando lasmanos en sus anchos hombros. Jorge obedece y rompe a llorardesconsoladamente.

—Yonohehechonada…—balbuceaeljovenmientrassetapalacara.—Sí, Jorge. Sí ha hecho. Tenemos las pruebas suficientes que lo

demuestran.UstedasesinóaSergioMartín.Nolopuedeseguirnegando.¿Porquénonoscuentacómofue?

Domingo,3deseptiembrede2017

Elfinaldelasvacacionesnuncaesfácil.Jorgeecharádemenosesosdíasen los que ha estado descansando en la mansión de Javier con suscompañerosdepiso.Aunqueesteaño,sinAretha,nohasidolomismo.Elrecuerdode la jovenquemurióhaceunosmesesenaquel accidentedetráficoleshapesadomuchoatodos.EspecialmenteaHugo,queestámuyraro en los últimos tiempos. Él y su amigo acaban de regresar alapartamento,ylohanhechoundíaantesdeloprevisto.

—Voyadarmeunaduchayluegomepondréatrabajar—diceJorge,malhumorado,nadamásdejarlamaletaensuhabitación—.JaviermehaencargadounahistoriaqueteníaquehaberhechoSergio.

—¿Dequésetrata?—Hayqueviralizarlostuitschungosdeunpolítico.Losescribióhace

más de tres años, cuando todavía no tenía ningún cargo. Tenemos quedespellejarloyanalizarduranteunasemanalasconsecuencias.

—Joder,tío.Menudapesadez.—Yaves.Pero,bueno,eljefemandayparecequehancobradobien

poresto.—Jorgeabrelapuertadesuhabitación—.Teveoenunrato.Elchicodelpelorizadoentraensucuartoysueltalamaletaenuna

esquina.Sedirigealarmarioparacogerlaropaquevaaponersetrasla

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duchaynota algo extraño.En la segundabalda, la cajitadondeguardadineroycosasimportantesestádesplazadahaciaelfondo.Laalcanzaysesienta con ella en la cama. Su sorpresa esmayúscula cuando descubrequelefaltanunostrescientoseurosyunafotografíaenlaqueélyArethaestán juntos. Se la hicieron pocos días antes de que ella muriera y leguardaungrancariño,porqueestabadedicada.

Muy enfadado, Jorge sale de la habitación y escucha comoHugo ySergio discuten acaloradamente en la cocina. Rápidamente, se dirigehaciaallí.

—¡Estásloco!¡Yonotengonadatuyo!—¡Eresunjodidocleptómano!¿Dóndetieneselrelojquemeregaló

miabuelaantesdemorir?—¡Terepitoquenolotengoyo!Lohabrásperdidoporahí.¡Amíqué

mecuentas!Hugo está rojísimo. Parece que va a explotar. Jorge se acerca y se

colocadelantedeélparaintentartranquilizarloeimpedirquehagaunatontería.

—Tío,cálmate.—No puedo calmarme.Me ha robado el reloj de mi abuela —dice

Hugo,quemiraaSergiollenodeodio—.Yanopuedoaguantarlomás.Eséloyo.

EljovenconsigueeludiraJorgeyselanzaaporelotrochico.Sergioesquiva el intento de agresión y sale corriendo hacia el salón. Sus doscompañerosdepisovantrasél.

—¡Dejadmeenpaz!Yonotengoesereloj.—¡Síquelotienes!Melohasrobado.—Amítambiénmefaltadineroyunafoto—comentaJorgeconfuso

—.¿Hassidotú?Sergionoresponde.Sesienteacorralado.Miraasualrededorydela

estanteríadel salón agarraun trofeoqueDuqueganó enuna regataderemos.

—Omedejáisenpazotendréquehacerosdaño.—¡Eresuncobarde!¡Peleaconlospuños!—Tío, ¿me has robado pasta y la foto con Aretha?—insiste Jorge,

cadavezmásenfadado.—¡Esuncabrón!—gritaHugofueradesí—.Nopuedeseguirviviendo

aquíniundíamás.Nosrobalascosas.Jorgenisiquieraescuchaasuamigo.Leduelequeaqueltipolehaya

quitadoeldineroy, sobre todo,que lehaya robado la imagendedicada

Page 394: El puzle de cristal - tubrujuladigital.com · y adicciones de su marido, Ana se lo planteó. Sin embargo, al final optó por continuar allí durante una temporada. Son ya más de

por la chica que tanto le gustaba. Sí, sabía que él no tenía ni una solaoportunidadconella,perohabíaconseguidorelativizarsussentimientos.Ellaeramuy importanteensuvidayaquella fotografía lehacía tenerlamáscerca.

—Sois muy pesados. Yo no tengo vuestras cosas. Aprended aguardarlasmejoryasínoseosperderán.¡Capullos!

Aquellas palabras son definitivas para incrementar el enfado deJorge.CaminahastaSergiocomosi fueraunbúfaloembistiendoy, trasesquivarelgolpeconeltrofeodeDuque,secolocadetrásdeélyloagarrapor el cuello. Hugo aprovecha la ocasión y le arrebata el objeto a sucompañerodepiso.Conél,leatizaenvariasocasionesenelestómagoyenlascostillasmientrassuamigosigueapretandoconfuerzalatráqueadelchico.Segundosmástarde,Sergiocaealsuelodesplomado.

Es entonces cuando ambos son conscientes de lo que acaba desuceder. Jorge se agacha rápidamente y descubre que no respira. Estámuerto.

—Tío,lohematado.¡Lohematado!—¡Selomerecía!—¿Quédices?¡Quelohematado!¡Soyunasesino!—exclamaelchico

conlosojosclavadosenelrostroinertedeSergio.—ÉlmatóaAretha.Tieneloquesemerecía.Yaestáenelinfierno—

aseguraHugo,quenopareceafectado—.Además,nosharobadoyqueríapegarnosconesetrasto.¡Solonoshemosdefendido!

—¡Lapolicíanoselocreerá!—¿Lapolicía?Novamosadecirlenadaalapolicía.—¿Yquéhacemosentonces?Hugosesientaenunodelossillonesdelsalónysequedapensativo

duranteunosminutos.Jorgeaprovechaparairalbañoavomitar.Acabade matar a una persona. Pero ha sido sin querer. No debería haberleapretadoelcuellocontantafuerza.

Mientrasseenjuagalaboca,tratadeconvencersedequelascosasnoestántanmal.Sinembargo,loestán.Estánpeorquemal.Yconaquellotendráquecargardurantetodalavida.

—Ya sé qué vamos a hacer—le diceHugo cuando Jorge regresa alsalón—.Loprimeroesdeshacernosdelcuerpo.

—¿Cómo?—Lo llevaremos en mi coche hasta algún lugar abandonado y lo

dejaremosallí.Entrelosdospodremoshacerlosinproblema.

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—¿Y después? ¿Qué les decimos a nuestros compañeros? ¿Cómovamosajustificarque…?

—No te preocupes. Yo me encargaré de todo. Lo prepararé de talmanera que parecerá que Sergio se ha marchado voluntariamente —indicaHugo, que no deja de sonreír—. Y no tengas remordimientos deconciencia.Hasidoendefensapropia.Y,sialgunavezestosalealaluzoselotenemosquecontaranuestrosamigos,diréquehesidoyoelquelohamatado. Nome importa asumir la responsabilidad del asesinato deeste cabrón. ¡Reconozco la autoría del crimen! Pero ahora vamos allevarloaalgúnsitiodondenadiepuedaencontrarlo.

Sin embargo, pasados cuatro meses, después de que la policíarecibiera el mensaje de Marilia, el cadáver de Sergio Martín fuedescubierto en el pozo de una finca abandonada a las afueras de laciudad. Sin aquel anónimo, posiblemente habrían tardado años en darcon él. Quizá ni siquiera habrían averiguado que aquel chico estabamuerto y no se había marchado a Sídney, como decía la nota que,presuntamente,habíadejado.

El agua fría del pozo había conservado en buen estado parte delcuerpo; entre ellas, el cuello, que estaba roto. Enseguida descubrieronqueunasmanosgrandesyfuerteslohabíanestrangulado.Además,juntoalpozoaparecióuncoleteroconcabello rizadoenredadoenél.ElADNseguroquedemostraráaquiénpertenece.

Lasimágenesdelascámarasdeseguridaddeaqueldomingo,tresdeseptiembre,terminarondecorroborarlateoríadelapolicía.Teoríaqueelpropio JorgeHurón, hundido y derrotado, confesó aDelgado y Cuevasantes incluso de que un abogado se hiciera cargo del caso,mientras lacabalgatadelosReyesMagosrecorríaaquellapartedelaciudad.

—Muybien,Jorge.Yahora,dinos:¿porquématasteaHugoVelero?

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CAPÍTULO70

Viernes,5deenerode2018

Nadiesabeloquesucedeexactamente.Peroelsonidodeldisparoprovocaquelagentequeseencuentraenlazonacorraalarmadadeunladoaotrosinningúntipodecontrol.Algunospadresvencomosushijospequeñoscaenalsueloenplenacarreraytienenqueregresaraporellos.Losllevanenbrazos,acuestas,ocomobuenamentepueden.Todosquierenalejarsede aquel lugar lo antes posible. Eso es lo único que importa en eseinstante.

La sangrebrotadel pechode Julia, que yace en el suelo. Jonathancaminahastaellaparaterminarlafaenaconuntiroenlafrente,otromásen el estómago y uno final en pleno rostro. Ha aprovechadoperfectamente lascuatrobalasde lasquedisponía.Misióncumplida.Élhaganado.Ahoralometeránenlacárceldeporvida,peroestásatisfechoconsuvenganza.

Sin embargo, cuando vuelve amirar en dirección a la estación demetro, Julia sigue allí de pie. Lamuchacha reacciona por fin e intentaalejarse corriendo de aquel mendigo y de su pistola. Afortunadamenteparaella,Jonathannoesningúnexpertotiradoryhafalladoeldisparo,aunquelamenteobsesivadelpresofugadohayacreídoquelehadadoenelpechoyquehapodidorematarlaenelsuelo.

El profesor de Filosofía por fin se da cuenta de su error y salecorriendodetrásde la que fue su alumna. Su imaginación le ha jugadounamalapasadaysemaldiceporello.Todavíalequedantresbalasquedisparar.Tienequeadministrarlasbienynodesperdiciarlassinmás.Asíqueloprimeroquedebehaceresdarlecaza.Pero,conaquellosropajes,lecuestairrápido.

Julia no mira hacia atrás. Corre lo más deprisa que puede y, almismo tiempo, intenta contactar visualmente con alguien que pueda

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ayudarla.No lo logra. Las personas que se cruzan con ella la observandesconcertadas.Nosabenloqueestáocurriendo.Lomásprobableesquehayanconfundidoelsonidodeldisparoconeldeunfestivopetardo.

¿CómoestaráJonathandecerca?En lacalledeal ladoescuchamuchoruido. ¡Es lacabalgata!Quizá

entrelamuchedumbrepuedadespistarloyregresaralacasadesuabueladandounrodeo.

Se decide por esa idea y corre hacia el gentío, que puede ser suprincipal aliado. Las aceras están repletas y le cuestamoverse por allí.Esaesbuenaseñal,porqueJonatambiénseencontrarácondificultadesparaseguirla.Alomejoryalohadespistado,peroledamiedovolverseytoparseconél.

—¡Quéhaces!¡Mirapordóndevas,zarrapastroso!—legritaunseñormayorgordoaJonathan.

Tambiénloinsultanvariaspersonasmáscuandotropiezaconellas.Aquella zorra se hametido en el tumulto.Ha sidomuy lista.No podíaesperarmenosdelaestudiantemásbrillantealaquehadadoclase.Lavecorrer delante, a unos cuantos metros de distancia. Si se descuida, laperderá de vista y entonces será su fin. Está seguro de que esa es suúltimaoportunidaddesaldarladeudaquetieneconJuliaPlaza.

¿Y si le dispara? Todavía le quedarán dos balas si falla. Es mejorgastarunaanoarriesgarseyquelachicalogreescapar.

Siconsigueacercarseunpocomás,lointentará.Empiezaasentirsecansada,peronopuededesfallecer.Sisedetiene,

estámuerta.NuncaimaginóquesuvidapodríaterminarenmediodelacabalgatadeReyesdelaciudad.Piensaensuabuelayensuspadresparasacarfuerzasdedondecasinolequedan.¿SabrányaquenohaquedadoconEmilio?Enlosúltimostiemposhamentidodemasiadasveces.Sisaledeesta,prometesermássinceraconlagentequequiere.

Y,entonces,escuchaunavozentrelamultitudgritandosunombre.Iván subepor la escalerade la estacióndemetro convencidode lo

quevaahacer.Tienealgomuy importantequedecirleaJuliayenellolleva pensando desde que salió del hospital. Ella tiene que conocer laverdad.Losacontecimientossehanprecipitadoyencualquiermomentotodosesabrá.

Cuando llega a los últimos escalones de la salida de la estación,escuchaunruidoestridentequehaceeco.¿Aquellohasidoundisparo?

El joven entonces ve a Julia inmóvil y, frente a ella, a unmendigoconunapistola.¿Quésignificaaquello?Gritaunpardeveceselnombre

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de su amiga, pero esta no le escucha. La chica corre despavorida y elindigentelapersigue.¿Porquéaqueltipolehadisparadoyahoravatrasella?Noentiendenada,soloquealgomuygraveestásucediendo.

¿Viral?Noselopiensadosvecesysalecorriendotrasellos.Pareceimposible

alcanzarlosporque le llevanbastanteventaja,pero tieneque intentarlo.Imagina que su amiga se meterá en algún portal abierto o tratará depedirleayudaaalguien.Sinembargo,Juliatomaunaextrañadecisión:sedirigealaderecha,directahacialacalleporlaque,enesemomento,estápasando la cabalgata de Reyes. Por ahí tendrá complicado ir deprisa.Aunque también será difícil para el mendigo. ¿Lo habrá hecho apropósito?

El chico se detiene un instante; se le ha ocurrido algo. ¡Cómo sealegraenesemomentodevivir enaquelbarrioy conocerbien la zona!Hay un supermercado en la esquina que tiene doble entrada: se puedeacceder por allí y hay otra puerta que da justo a la calle por la que sedesplazaeldesfile,pordondesesuponequeiráJulia.Enelinteriordelatiendadeultramarinostambiénhaymuchagente;algunosdeellosviendola cabalgata en la otra puerta del supermercado, bloqueando la salida.Ivánseabrecaminocomopuedeyfinalmentesaleafuera,aunque,justoallí, encuentra una fila de varias personas que forman una especie demurohumanocasiimposiblederebasar.Eneseinstante,Juliapasapordelantedeélyeljovengritasunombre.

—¡Iván! ¡Cuidado! ¡Es Jonathan Vila! —exclama Julia al ver a suamigoatrapadoentrelagente.

El mendigo mira hacia el supermercado y descubre a otro de susantiguos alumnos. La chica acaba de pronunciar su nombre. ¿Es elmomentodeusarunade lasbalasque lequedan?Noestámuyseguro,peroIvánseencuentramáscercaqueJuliayademásnosemueve.Quizási ella oye el disparo y se da cuenta de que le ha pegado un tiro a suamigo,corrahastaélparaayudarloylefacilitelascosas.

Jonathandaunospasoshaciadelante,apuntaendirecciónaIványdispara.

Noledademilagro,perolabalaimpactaenunaseñoramayorqueestá al lado del chico. Lamujer cae al suelo desplomada y se desata lahisteria general. Todo elmundo empieza a empujarse y a correr haciacualquierdirección.Inclusounabandademúsicayungrupodepersonasdisfrazadasdebeduinos,quedesfilabanporallíenesemomento,rompenelordendelacabalgatayhuyenasustados.TambiénelreyMelchorseha

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bajado de su carroza y ha salido corriendo despavorido, al escuchar eldisparo.

Ivánseinclinaparaauxiliaralamujer.—¿Dónde le ha dado, señora? —le pregunta, y ella se señala el

hombro—.Nosepreocupe.Sepondrábien.Ahoratenemosquesalirdeaquí.

Elchico laayudaa levantarse,peroentoncessientesobresupielelhierrofríodelcañóndeunapistola.Jonathanlehapuestoelarmaenelcuello.

Juliacontemplatoda laescenadesdeelcentrode lacalle,mientrasmúsicosypersonasdisfrazadaspasancorriendoasu lado.Yanopuedeseguirhuyendo.JonathanVilaestáencañonandoaIván.

—¡JuliaPlaza!¡Solotequieroati!¡Sivienes,lodejarémarchar!—¡Julia!¡Noleescuches!¡Vete!—gritaelchico,queleindicaconla

manoalamujerheridaquesemarche—.¡Noseteocurraacercarte!—¡Cállate!—ElhombregolpeaaIvánenelhombroconlaculatade

lapistola—.Ovienesotejuroquelomatoyluegoiréaporticonlabalaquemequedaenlarecámara.¡Tienesquepagarportodoloquemehashecho!

La chica no dice nada. Observa la carroza del rey Melchor vacíadelantedeellaypiensaenqueaqueleselpeorcincodeenerodesuvida.Sinembargo,nosevaaachantar.Yano.Nopuedetenerlemiedoaaqueltipo.

—¡Julia!¡Teestoyesperando!¡Voyacontarhastacinco!Sabe que habla en serio. Está loco y le disparará a Iván si ella se

niegaair.¿Quéhace?Juliasedirigehastalacarrozadetenidaparaocultarseyganaralgo

de tiempo. Pisa decenas de caramelos mientras camina. Si su abuelaestuviera allí, se tiraría al suelo a por todos y llenaría la bolsarápidamente.

Eso es. Se le enciende una bombilla al acordarse de Pilar. Esmuyarriesgado,peropodríafuncionar.Además,notienemásopciones.Selajugaráaunasolacarta.

Lachicaseagachaytratadecogertodosloscaramelosquelecabenenlasmanos.Cuandotermina,saledesuescondite.DenuevotienealavistaaJonathanVilaapuntandoaIván.

—¡Cinco!—gritaelprofesordeFilosofía.—¡Espera!¡Yavoy!—dicelachica.Juliaseacercalentamenteaellos

sin perder de vista lamano en la que Jona sostiene la pistola. Todo el

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mundohasalidocorriendo,yanohaynadieasualrededor.—¡Vete!¡Porfavor!—leruegaIván,queesperaunerrordeJonathan

paraintentarquitarleelarma.—Tranquilo.Todoirábien.Elhombrecambiadeobjetivoyapuntaconlapistolaalachica;por

finlatieneaescasossieteuochometros.JuliaentoncesmiraaIván, leguiñaunojoy,contodassusfuerzas,lanzaloscarameloscontralacaradeJonathanVila.Primero losde lamanoderechayenseguida losde laizquierda. El profesor de Filosofía no se lo espera y es incapaz dereaccionartanrápidocomolohaceIván,quien,enunmovimientofelino,le lanza una patada a lamano para arrebatarle el arma. La pistola, sinembargo,nocaealsueloysemantieneenpoderdelhombre.

—Estúpidoniñato—diceJona,molestoporelatrevimientodelchico.Apuntadenuevoaljovenconelarmadefuegoy,enaquellacallede

laciudad,porlaquedesfilabalacabalgatadeReyes,seescuchaeltercerdisparodelatarde.E,instantesdespués,uncuarto.

JonathanVilacaealsuelosinvida,a lospiesdeIván,quetienelasmanos en la cabeza. Julia y el chico miran hacia la puerta delsupermercadoyvenaMiguelÁngelconsuarmaempuñada,jadeante.Esla segunda vez que el sargento de la Guardia Civil aparece a tiempo ysalvaasuhijadeesehombre.Aquellatambiénserálaúltima,porqueelasesinodeAuroraRíosyanopodrávolveramolestarla.

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CAPÍTULO71

Viernes,5deenerode2018

Ya es noche cerrada y, después del caos, todo parece haber vuelto a lacalma.Miguel Ángel ha redactado un informe de lo sucedido para sussuperiores y Julia e Iván han sido atendidos por los servicios deurgencias,quehancomprobadoqueningunodelosdossufríalesiones.Elcuerpo de Jonathan Vila ha sido levantado y la ciudad continúacelebrandoaquelcincodeenerocomosinadahubiesepasado.

—Tupadreesunhéroe—lediceEmilioaJuliamientrascolocaseisvasosenunabandeja—.Ytienemuchapuntería.

—PorsuerteparaIványparamí,asíes.Dondeponeelojo,ponelabala.

Lajovensonríeasuamigo,quetambiénsevaaquedaradormirencasa de su abuela y mañana regresarán juntos al pueblo. Han pedidopizzasyrefrescosparacenar.

—Últimamente,vivimosallímite.—Y que lo digas, compañero. No sé qué nuevas desgracias me

puedenpasarya.—Paramítambiénhasidoundíahorrible—comentaEmilio,quese

quitalasgafasylasdejasobrelaencimeradelacocinaparafrotarselosojos—. Hoy he descubierto que Ana Rincón me ha estado utilizando.Quería sonsacarme información sobre Jonathan, Aurora y,especialmente,sobreti.Hasidounchasco.

—¿Quédices?¿Estássegurodeeso?—Sí.Completamente.El chico saca su móvil, entra en WhatsApp y permite que Julia

escucheelmensajedevozqueAnaleenvióhaceunrato.

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«Emi,nosabescuántolosientoylomalqueestoyportodoloquehapasado.Elmundodelperiodismoesmuycomplicadoyavecesnosomosconscientesdedóndeestá la fronteraentrelocorrectoyloincorrecto.EsciertoquemeacerquéatibuscandoinformaciónsobreelAsesinode laBrújulay loschicosque formabanpartedeaquella terriblehistoria.No te lovoy a negar. ¡El destino os había puesto enmi camino!Y nuestro periódico es unmediopequeño,quenecesitagrandestitularesparasobrevivir.UnaexclusivaconEmilioViñalesoJulia Plaza nos habría permitido crecer hasta límites insospechados. Pero para esonecesitabaganarmetuconfianza.SabíaqueJuliaerainaccesible,anoserquellegaraaellaa través de sumejor amigo. Y si no podía llegar a ella, sí podía obtener información deprimeramanodeti.Sinembargo,cadadíamecostabamáshablarcontigoynopensarenlobajoqueestabacayendo.Poreso lepedíaOmarabandonar la ideaque teníamos.Pero,comotehedichoantes,elmundodelosmediosdecomunicaciónesmuydifícilyeldirectordeElPulpo, que tambiénes lapersonade laqueestoyenamoradadesdehacebastantetiempo,meconvencióparacontinuarconeltrabajoqueyahabíaempezado.Ynosabesloarrepentidaqueestoy,queridoEmi.Tehasconvertidoenalguienmuyespecialparamí.Unhermanopequeñoalquelehecogidomuchocariño.Muchasgraciasportodo.Decorazón.Solomequedaesperarquemeperdonesyqueestemensajehayaservidodealgo.Serásungranperiodistaymeencantaríacompartirredaccióncontigoalgúndía.Tequieromucho,EmilioViñales».

—¡Madre mía! Es muy fuerte esto —dice Julia, asombrada por elmensajedevozdeAnaRincón—.¿Yquélehascontestado?

Elchicolemuestralapantalladelmóvilasuamiga.EstaleeenvozbajalarespuestaporescritoqueEmiliolehaenviadoalaperiodista.

«Vetealamierda.Adiós».

AJuliase leescapaunarisilla,peroenseguidasedacuentadequeaquelesuntemadelicadoparaEmilio.Parecemuydolido.

—Sientoloquehapasado.Almenoshasidosinceracontigoynoteha puesto excusas tontas. Quizá en un par de semanas la perdones yvolváisaempezar.

—DentrodeunpardesemanasestaréenEstocolmo.—¿Qué?¿Tehasdecididoaregresar?—Sí.Creoqueeslomejor.Intentaréadaptarmealanuevasituación

conKerstinytratarédedisfrutardelosmesesquemequedanenSuecia.—¡Bienporti,Emi!—exclamaJulia,queselanzaaabrazarlo.Apoya

lacaraensuhombroylesusurraaloído—:Yestaveznovoyapermitirquenosalejemostanto.

—Yotampocolovoyaconsentir.

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Los dos están varios segundos abrazados. Cuando se despegan, eljoven se pone otra vez las gafas, visiblemente emocionado, y coge labandeja con los seis vasos. La pareja sale de la cocina y se dirige alcomedor,dondePilar,MiguelÁngelyAitanacharlanalegrementesobrecómoera la cabalgatade losReyesMagos cuando ellos eranpequeños.Julia,encambio,sefijaenIván,queestárecostadoensilencioenunodelossillones.Pareceausente.Llevaasídesdequellegarona lacasadesuabuela. El chico tampoco dice nada durante la cena. Se come tresporcionesdepizzaysonríeconalgunasdelasocurrenciasdePilar.Juliasabe que algo importante ronda por su cabeza y que seguirá de esamanerahastaqueselosaquedeencima.

—¡Yahoraelroscón!—gritaPilar,quepareceunaniñaconzapatosnuevos—.¿Preparocafé?

—Yo esta vez no quiero café—explica Julia, que se pone de pie—.¿Sabéisquémeapetecemuchoparaacompañarlo?

—¿Unainfusión?—¡No,abuela!Batidodevainilla.—¿Yestecapricho?Notengobatidodevainilla.—¡Pues voy a comprar una botella al veinticuatro horas de la

esquina!¿Meacompañas,Iván?Elchicotardaunpocoendarsecuentadequeestáhablándoleaél.

Despuésasienteyselevantadelsillón.SeponesuabrigoycaminajuntoaJulia,queyasehapuestoelsuyo,hastalasalidadelpiso.Pilarlossigueconlamirada.Intuyeloquevaapasarysuspira.Elamornosiempreesdetonospastel.Avecessaleoscuroynadiepuedepintarlodeotrocolor.

—Lodelbatidodevainillahasidounabuenaexcusa—diceIványafueradeledificio.Hacemuchísimofrío.

—¿Noqueríashablarconmigo?Puesahoratieneslaoportunidad.—Gracias.¿Nossentamos?Los chicos se acercan al parque que hay al final de la calle y se

sientan cadauno enun columpio.Están solos, así que Iván se animaatomarlapalabra:

—Sé que crees que soy un monstruo por lo que hago en Viral —suelta,sinandarseconrodeos,mientrassebalancealentamente.

—Nopiensoqueseasunmonstruo.Peronoloentiendo.—Yatelodije:sinolohacemosnosotros,loharánotraspersonas.En

el mundo se mueve mucho dinero como para que no haya gente quequieramanejarloshilos.Haypocomargenparalaimprovisación.

—Eldineronoloestodoenlavida.

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—Exacto.Esmásunacuestióndepoder.Loquepasaesqueeldineroda poder y, al final, no puedesmostrar tu fuerza si no cuentas con eldinerosuficiente.Seentiende,¿no?

—Esosíloentiendo,peronoelmotivoporelquehasentradoeneso.—Quizámefaltenescrúpulos.Onocuenteconlasuficienteempatía

—dice el chicomirando hacia el cielo, que esa noche está despejado—.Creoquelosmotivosyasonsecundarios.Elcasoesquememetíenesaempresayempecéa trabajarconellosviralizandovídeosenYouTubeyhaciendoquealgunostuitsmultiplicaransurepercusión.PeroViralnoessoloeso.

—Ya me explicaste lo de los siete pecados capitales. Los sietecometidosquelleváisacabo—lerecuerdaJulia,quenotaelfríodeenerohelándolelacaraylasmanos.Sacaunosguantesdelanadelbolsillodelabrigo y se los pone—. Es increíble que vosotros podáis hacer lo quehacéis.Controláislasredessocialesavuestroantojo.

EljovenentoncessueltaunarisaquemolestaaJulia.Esunarisadesuperioridad.Comosiconsideraraqueellaesunaingenuaquenosabeenquétipodesociedadvive.

—¿Porquéteríes?—lepreguntaenfadada.—Porque ojalá Viral solo consistiera en el control de las redes

sociales.—¿Haymás?—Muchomás,Julia.¿SabesloqueeslaDeepWeb?—¿Deep Web? Sí, he leído algo sobre ese tema —dice la chica

intrigada—.EselInternetquenoseve.Elquenosepuedeencontraratravésdelosbuscadoresconvencionales.

—Exactamente.Esesoymuchomás.—¿Y qué tiene que ver la Internet profunda con lo que estamos

hablando?—Digamosque,enelmundosubterráneodeesapartedelaRedque

noseve,Viralhaadquiridounaparcelabastanteimportante.Julia intenta comprender lo que Iván le está contando. Cada vez

sientemásfrío,ynoessoloporqueesténacerogrados.—¿Aquéterefieres?—A queViral ha conseguido tambiénmucho poder en esemundo.

Unmundoenelquetodovale.Unmundoenelquenohayningúnlímite.—Meestásasustando,Iván.¿AquétededicasexactamenteenViral?—¿Yo?A lo que te he contado. Igual quemis compañeros de piso:

Duque,RafayJorge.

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—¿YHugo?Eljovenalzalamiradaotravezhaciaarribaysemetelasmanosen

losbolsillos.Cuandohabladenuevo,sutonodevozhacambiadoyJulialopercibeenseguida.Sehapuestomuytristederepente.

—Hugo también formaba parte del Viral que viraliza contenidos,perodescubrióqueexistíaotradivisión,laquellevaJacob,elhermanodeJavier.Y,trasesedescubrimiento,todocambió.

Juliamiraasuamigoalosojos.Suspirayobservacómoelvahosaledesuboca.Susdudasestánapuntoderesolverse.

—MalditoHugo.¿Porquétuvoqueirmásallá?—Loasesinastetú,¿verdad?—lepreguntalachica,llenademiedos,

peroconlaseguridaddequienlohacomprendidotodo—.NadieestuvoenvuestropisoaquellamadrugadasalvoJorge,Duqueytú.Túentrasteensuhabitacióny lomataste.Losé.Nomepuedesengañar.Talvez losupedesdeelprincipio,peronoquisecreérmelo.

Ivánnodicenada.Solosebalanceaenelcolumpio,adelanteyatrás.Perosusojos lodelatan.Losojosdeunapersonanuncaengañan,comobiendicesuabuelaPilar.

—Contéstame,porfavor.¿AsesinastetúaHugo?—Tienesrazón,Julia.Yolomaté.La chica agacha la cabeza y suelta otro resoplido. Se agarra las

mejillasconlasmanosenguantadaseintentaconservarlaserenidadquehaaparentadohastaelmomento.Pordentro,semueredepena.

—¿Porquélohiciste?—Nomequedómásremedio.Elmarteshabíamosdiscutido,comoya

sabes.Unavezmás.Endiciembrelascosasnohabíanestadobienentrenosotros y enerohabía comenzado igual—dice Iván compungido—.Medespertéconelsonidodelapuertadelacalleyloescuchécaminarhaciasuhabitación.Efectivamente,nohabíanadiemásenelpiso.SoloJorgeyyo.Me levantéde la camay fui ahablar con él para intentar aclarar lasituación. Pero no estaba en su cuarto. Hugo había ido al baño. Sinembargo,suordenadorsíqueestabaencendidoymeencontréconalgoquenopodíadejarpasarporalto.

—¿Quéencontraste?—Hugohabíaapostadoaqueyomoriría.Yesosolopodíasignificar

unacosa:quehabíaplaneadomatarme.—¿Qué?¿Meestáshablandoenserio?Ivánasiente.Se levantadel sillíndelcolumpioyseagacha frentea

Julia.Seapoyaensusrodillasycontinúaexplicándose.

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—Como te he contado, en la Deep Web todo está permitido; lasreglas,lasleyes…noexisten.Yahorasehanpuestodemoda,entreotrasmuchaslocuras, loquellaman«apuestasnegras»,enlasqueseapuestaporlamuertedealguien.

—¿YesaatrocidadlaorganizaViral?—Viralnomata,solohacedeintermediario.—Nomepuedocreer loquemeestáscontando.Te juroquenome

cabe en la cabeza todo esto. Es completamente irreal. Una película decienciaficción.

—Puesdebescreértelo,Julia.Funcionadelamismamaneraqueunacasadeapuestasdeesasquevesanunciadasenlateleocuyapublicidadte sale en el ordenador a todas horas. Pero, en este caso, un usuarioapuesta contra otros usuarios sobre la muerte de alguien. Además,puedesañadirextrascomodóndevaaproducirselamuerteeinclusoporcómovaaser,porejemplo.Y,apostandopocodinero,puedesconseguirunagransuma.

ElchicoleexplicacómofuncionanlasapuestasnegrasenlaInternetprofunda. Un usuario anónimo, al que llaman «iniciador», plantea lamuerte de alguien y apuesta una cantidad de dinero a que eso se va aproducir.Elquequiera jugar loharáencontra, ydebeponer lamismacantidad para participar. Conforme se van añadiendo circunstanciasextrasdeesaposiblemuerte, lascantidadesdedinerovanaumentando,deunaformasimilaralassubidasquesehacenenlaspartidasdepóker.Alfinal,sielusuarioiniciadorgana,sellevatodoeldinero.Silamuertenoseproduce,comomuchasvecesocurreporqueenunaltoporcentajeseechaatrásenelmomentodecisivodemataralapersonaseñalada,gananlosapostantes,quesereparteneldinerorecaudadoyrecibenunplusqueproporcionanunospatrocinadores.Todoelproceso logestionaViral: labúsquedadepatrocinadores, lapáginaen laquese reúnen losusuariosanónimos, la resolución de la apuesta y el pago del dinero a losganadores.

—¿Cómosabestodoesto?—ElmismoHugomelocontóhaceunosdías.Loquemeocultóera

que no solo era uno de los intermediarios del Viral de Jacob, sinotambién un usuario participante. Y, de hecho, iba a convertirse en uniniciadoralplantearmimuerte.

—¿Estolosabelapolicía?—No. Pero pronto lo sabrá. Les he enviado un e–mail con mi

confesión.Estáprogramadoparamañanaalasdoce.

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—¿Lesvasarevelartodo?—Sí,Julia.Nopuedosoportarlomás.Estámuriendogenteyesoya

esdemasiadoparamiconciencia.—Perotedetendránatitambién.¡TúmatasteaHugo!Ivánsemuerdeloslabiosydespuésdibujaunasonrisa,deesasque

antes le encantaban a ella. Una sonrisa que le recuerda a cuando sequedaronencerradosenel ascensordeaquel supermercadodelpueblo.Tienelaimpresióndequehanpasadocienañosdesdeaqueldía.

—Si tú no me denuncias, no me encontrarán. Lo tengo todoplaneado.Estanochemedespedirédemispadres,lesdiréquemevoyaEstadosUnidosaestudiarunosmeses.Yluegodesapareceré.

—¿Desaparecerás?¿Cómo?—Esonotelopuedodecir,Julia.Solopuedoasegurartequeestaserá

laúltimavezquenosveamos.Anoserque,antesdemañanaalasdoce,lecuentesaalguienlodeViralyqueyohematadoaHugoVelero.

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CAPÍTULO72

Sábado,6deenerode2018

UnavezescuchódecirasuamigaYiquedormirestabasobrevalorado.Losoltóenundescansoentreclaseyclaseysequedótanancha.Lasdemásse rieron y se burlaron de ella porque sabían que aquella chica solíadormirunamediadenuevehorasaldía,nomenosdediez los finesdesemana. Julia, en cambio, piensa justo lo contrario que su amiga deAlbacete.Dormirseestáconvirtiendoenunaespeciedequimera.Enundeseoimposible.Aellaleencantaríahacerlo,porqueenlosúltimosdíashaidoacumulandounmontóndehorasdesueñoycadaveznotamáselcansancio.AquellanochedeReyesnohapodidopegarojomásdeunahoraymedia.

Y es que la charla con Iván, antes de que este se marchara parasiempre, no cesa de reproducirse en su cabeza. Hay partes de esaconversación que se le repiten una y otra vez y que conservaprácticamenteintactasensumemoria.

—¿Porquéaparecieron lashuellasdeDuqueenelcuchilloyno lastuyas?

—Porqueelqueencontrólapolicíanoeraelcuchilloqueutilicé.Locambié.Creoqueyasehandadocuentadeeso.

—¿Locambiaste?—Sí.Despuésde…mataraHugo…,paramisorpresa,noestabatan

nerviosocomopodríaimaginar.Quizáporquetodavíanoerademasiadoconsciente de lo que acababa de hacer. Entonces me puse a pensardurante unos minutos en el rastro que podía haber dejado y que mepodría condenar. Estaba en casa, así que sería uno de los principales

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sospechosos. Pero no tenía sangre en la ropa ni en las manos. Sinembargo,elcuchillodecocinaqueutilicéseguroquellevabamishuellasen el mango. Fui muy torpe al no usar guantes para empuñarlo. Peroactué rápido y salió así. Una vez que pasó todo, no sabía si lavando elcuchillo se eliminarían mis huellas completamente. No soy ningúnespecialista en este tipo de situaciones, como es obvio. Así que decidícambiarloparaasegurarme.

Ivánfuehastalacocinaycogióuncuchillodelmismoestilodelquehabíaempleado,unoqueestabasobrelaencimera.Unosminutosantes,DuquelohabíausadoparacortaruntrozodequesoantesderegresaralhoteljuntoaMarilia.Estavezsíloagarróconuntrapoparanodejarsushuellas en él. A continuación, lo llevó hasta el cuarto de Hugo y loempapó de su sangre. Luego lavó bien el que le había clavado a sucompañerodepisoylocolocóentrelacubertería.

—El cuchillo ensangrentado lo dejé en la calle de al lado para quealguienloencontrara.Sabíaqueapareceríaprontoyque,alnotenermishuellas,lapolicíameexculparía.Porlomenosduranteunosdías.

—PerodeesaformaestabasimplicandoaDuqueenelcrimen.—Enesemomento,nosabíaquiénlohabíautilizado.—Si no era él, habría sido cualquiera de tus otros compañeros de

piso.El cuchillo lohabíausadounode ellos. Los estabas exponiendo ycolocandoatodosbajosospecha.

—Puede ser, Julia. Solopretendíaque lapolicíano encontraramishuellasenelcuchillodelcrimen.¿Puseenriesgoamiscompañeros?Asíes, como luego se ha demostrado con Duque. Pero fue lo que se meocurrió esa noche. No fue nada premeditado, ni quería que los chicosterminaran pagando por algo que no habían hecho. Simplemente,necesitabaganartiempoparavercómopodíaescapardeljaleoenelquemehabíametido.

LapolicíapensóenunprimermomentoqueelcuchilloqueencontróelindigenteeraelquesehabíautilizadoparaasesinaraHugoVelero.Sinembargo, una prueba concluyente determinó, con total seguridad, queaquella no era el arma homicida, sino una muy parecida. Las cuatroheridas encontradas en el cuerpo de la víctima no concordabanexactamente con la curvatura de la hoja del cuchillo que apareció enprimer lugar.El laboratoriode laPolicíaCientífica lohabíaconfirmadoenunnoventaynueveporciento.Unapequeñatara,casiinapreciable,enlasierradeaquelobjetoeralaresponsable.

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—SeguroqueaDuquelodejanlibrepronto.Notienennadacontraél—indicaIván,quehavueltoasentarseenelcolumpio.

Julia lo mira angustiada. Realmente, está sentada al lado de unasesino.Pero,siactuódeesa forma,solo fuepara impedirqueHugo lomataraaél.Esedeberíadeserunmotivosuficienteparajustificarloquehizo.Sinembargo,noterminadeverlodeltodoclaro.

—¿Porquémellamaste?¿Yotepodíaservirdecoartada?—No, te llamé porque necesitaba estar con alguien —reconoce el

chico—.Bueno,enrealidad,necesitabaestarcontigo.—Iván.Esoes…—Es la verdad, Julia. Estabas cerca, en la casa de tu abuela. Y, a

pesardenuestrasidasyvenidas,siemprehesentidoalgomuyfuerteporti.Eraslaúnicapersonaenlaquepensabaeneseinstante.Tenecesitabaamilado.

La joven trata de que aquellas palabras no la afecten ni laconmuevan.Noquierevolveracaeren las redesdeaquelchico.Conélnunca se sabe hasta qué punto la verdad es verdad y la mentira esmentira.

—¿Dejasteelcuchilloenlacalledealladocuandosalistedeledificiopara esperarme? —pregunta Julia intentando alejarse de lo que estásintiendo—.Aprovechasteesemomento,¿verdad?

—Sí. Después de deshacerme del cuchillo, me puse muy nervioso.Ahí se me vino el mundo encima y me puse a llorar como un niño.Empecé a darme cuenta de las consecuencias que tendría lo que habíahecho.Mederrumbé.Soloconseguítranquilizarmecuandotevillegar.

Tres suaves toquesdenudillosen lapuertadesuhabitaciónhacenqueJuliaregresealarealidad.Pilarpreguntaenvozbajasipuedeentrar.Lachicaselevantayleabreasuabuela.

—¿Desdecuándoestásdespierta,querida?—Nolosé.Quizádesdehacetresocuatrohoras.Lamujersefijaentoncesenlamesadelcuarto,veelpuzledecristal

ysueltaungrititodeemoción.—¡Oh!¡Lohasterminado!—Sí,noqueríaregresaralpueblosinacabarlo.Esmuybonito.—Precioso.Enhorabuena.Estoyorgullosadeti.

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Abuelaynietasequedanensilencioadmirandolafiguradelachica,quetienelacabezainclinadahaciaabajoylosojoscerrados.

—Separeceunpocoati,¿verdad?—dicePilarsonriente.—Ellatieneelpelounpocomáslargo.—Quizá. Pero no mucho más. Si no te lo cortas en un tiempo, lo

podrástenerigualqueesajoven.—Novoyaaguantartanto.Echodemenosmipelocortito.—Puesyasabes:vealapeluqueríayquetehaganlodeantes.Debes

lucir como tú te sientasmáscómoda,querida—le recomienda lamujermientrasseacercaalpuzle—.Bueno,ahoratocadeshacerlootravez.

—¿Qué? ¿Ya? ¡Con lo que me ha costado! —exclama Juliadecepcionada—.Almenosdéjamequelehagaunafoto.

—Claro.Adelante.Lachicacogesumóvilyfotografíavariasvecesaquelpuzledecristal

quetanbuenosmomentoslehahechopasarytantolahadesesperadoenestosdíasquehavividoencasadesuabuela.Cuandotermina,ayudaaPilar a guardarlo otra vez en su caja.Mientras lo recogen, con toda ladelicadezadelmundo,sedacuentadelobienqueseencuentra.Muchomejorquecuandollegóelmartesalaciudad.Y,apesardetodoloquehaexperimentado en esos días de enero, ya no se siente frágil como laspiezasdecristaldeaquelpuzle.

—Muchasgracias,abuela.Por…portodo.Mehasayudadomucho.—Denada,querida.Paramíhasidounplacer.—Escomosifueraotrapersona.Sientoquemeherecuperadoyque

vuelvoatenerganasdereírme.—Esoesmuycursiperomuybonito,querida.—¡Abuela!—gritaJulia.Suenfadoesfingido,ylodemuestraconuna

nuevasonrisa—.Enserio,muchasgracias.—Paraesoestamoslasabuelas.FelizdíadeReyes,cariño.LachicasealegradepoderestarconPilaryconsufamiliaenundía

tanseñalado.Alfinal,esunaafortunada.Notodoelmundopuedepasarel díadeReyes con sus seresqueridos.Entonces se acuerdade alguienqueseguroquenoloestápasandotanbien.Alguienaquiennisiquierahapodidocomprarleunpequeñoregalo.

—Abuela,¿tepuedopedirunfavorenorme?

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Son las nueve de la mañana y Julia entra corriendo en el metro.Delantedeesamismaestación,eldíaanterior,JonathanVilaledisparóycasiacabaconsuvida.Ahoralepareceunrecuerdolejanoeirreal.

Sus padres yEmilio todavía dormían cuandoha salido del piso dePilar.Lamujerhainsistidoenquesetomaraunainfusiónyuntrozoderoscón antes de salir. Y ella le ha prometido que volvería antes de lasdoce.Teníaquehacerloquesentía.

Elvagónenelqueviajavacasivacío.Serecuestacontraunadelasventanasycierralosojos.Unavezmás,aparecenIván,loscolumpiosylafríanochedeeneroenlaqueélledijoadiós.Alasdoce,lapolicíalosabrátodo. Viral tiene las horas contadas, así como los dos jefes de laorganizaciónytodoslosquetrabajanparaellos.

—Séquenomevasaechardemenos,peromeconformoconhabertevistoporúltimavez.

—¿Deverdadvasadesaparecerparasiempre?—Sí, de verdad. Cuando el e–mail le llegue a ClaudioDelgado, las

fichasdeldominóiráncayendounaaunaysellevaráatodospordelante,encascada.Nosololapolicíavendráapormí,tambiénlagentealaquevoyadelatar.

—Estaránenlacárcel.—Esenoseráningún impedimentoparaellos.Desde lasdocede la

mañanamividacorrerápeligro.Tengoqueanticiparme.La joven comprende lo que Iván le dice. Y, en cierta manera, se

alegradequesepongaabuenrecaudoparaquenadieloencuentre.—Nohaymarchaatrás,¿no?Esteeselfinal—diceJulia,quesebaja

delcolumpio.—Sí.Noeselfinalfelizquehabíasoñado,peroesunfinalbonito.—¿Bonito?Noséquévesdebonitoenestadespedida.—Columpios. Noche estrellada. Navidad. Ninguno de los dos ha

muerto…¡Nomedigasqueestonoesbonito!—diceelchico,queabrelosbrazosysueltaunacarcajada—.Solofaltaelbeso.

Y,trasbajarsedelsillínenelquesebalanceaba,seacercaasuamiga,quepermaneceinmóvil,expectanteyalgotemblorosa.Secolocafrenteaellayledaunbeso.Unbonitoytiernobesoenlafrente.

—Hastasiempre,JuliaPlaza—lediceIvánconlágrimasenlosojos,pero sinperder la sonrisa.Sevuelveydesaparece caminandodespacio,

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bajolasrelucienteslucesdeNavidad.

Lachicaabrelosojoscuandoelmetrollegaasuparada.Sebajadelvagónysalealacalle.Estánubladoyhaceelmismofríoqueayerporlanoche,inclusounpocomás.Alomejorhastanieva.

Caminahastallegaraungranedificioblancoquevisitóhaceunpardedías.Yanohaycochespatrulladelapolicíaaparcadosenlapuertay,enelinteriordelhospital,serespiraciertacalma.Saludaalamujerqueestá en elmostrador y sube por el ascensor hasta la tercera planta. Ellargopasilloesamañanaestáprácticamentevacío.

Julia suspira antesde llamar a la 327.Lehapedidoa lamadredeVanesa queno le diga que la va a visitar.Cuando escucha la voz de suamigadarlepermisoparapasar,seesfuerzapormostrarlamejordesussonrisas,laqueellasemerece,yentraenlahabitación.

—¡Sorpresa!¡FelizdíadeReyes!—exclamaJulia,quecorrehastalacamadondesuamigayaestállorandodealegría.

—¡Dios!¡Creíaqueerasmimadre!¡Hasvenidoaverme!—¡Sí! ¡Nopensaríasque tehabías libradodemí!Tumadre vendrá

dentrodeunrato.Acabodehablarconella.—¡Joder!¡Muchasgracias!¡Quéilusión!Lasdoschicasseabrazanemocionadas,hastaqueVanesasequejade

la espalda.Se separany la joven sepercatadeunpaquete, envuelto enpapelderegalo,queJuliahadejadosobreelcolchón.

—Esparati.—¿Enserio?Yonotengoningúnregalo.—Notepreocupes.Ábrelo.—¿Quées?—Ahoralosabrás,impaciente.Vanesa quita sin ningún cuidado el papel de regalo y se encuentra

con una caja negra que pesa bastante. Le quita la tapadera y se quedasorprendidaconloquehayensuinterior.

—¿Sonpiezasdeunpuzle?¿Decristal?—Exacto.Leelanotaquehaydentro.Lachicaveunpapelitoenelinteriordelacaja,locogeyleeenvoz

altaloquesuamigalehaescritoenél.—«Estoesunpuzledecristal.Cuandolotermines,descubrirásque

es casi tan bonito como tú. Eso sí, solo tiene validez por un año. Al

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acabarlo,deberásdevolvérseloasudueñaycanjearloporunacenaenellugar que quieras (máximo, treinta euros por persona, que nosconocemos).FelizdíadeReyes.Esperoquerecuperemos lanormalidadcuantoantes.Tequieromucho».

Vanesaleelasúltimaspalabrasentrelágrimas.Vuelvenaabrazarseylloranjuntas,liberandolastensionesalasquelasdossehanenfrentadoenlosúltimosdías.

Lachicadejaaun ladoelregaloyalcanzauntáperdeplásticoquetieneenunarepisa,juntoalaventanadelahabitación.

—TengoroscóndeReyes,¿quieres?—¡No!¡Másroscón,no!—Estámuybueno.—Todoparati.Estoyaunmordiscodeempezaraodiarlo.—Tú te lo pierdes —dice Vanesa, que corta un trozo y empieza a

comérselo—.¿Cómovatodofueradelhospital?Julia entonces se pone seria. Le cuenta lo de Jonathan Vila y la

persecución de ayer en el desfile de la cabalgata, que terminó con supadredisparandoalquefueprofesordeFilosofíadeambas.

—NoslibróaIványamídeeseloco—concluyesurelatolachica.Letiemblanlasrodillassoloderecordarlo.

—¿Iván?Vinoayeravisitarme.Mesorprendió.Hacíamuchoquenoloveía.

—Losé,Vane.Melodijo.Y…,bueno…,él…pareceque…—Sehaidofinalmente,¿verdad?—Esoparece.¿Tecontóatialgo?—Bueno,sedesahogóbastanteconmigo.Aunque leprometíqueno

tediríanada.Esmuyfuerteloquehavivido.—Me lo confesó todo por la noche, Vane. Estuvimos hablando un

buenrato.Sinceramente,noséquépensar.—Lohizoporamor,Julia.Noloculpes.—¿Poramor?¿Quéhizoporamor?—LodeHugo.Meloexplicótodoentrelágrimas.Y,sitesoysincera,

nolojuzgo.Silapersonadelaquemeheenamoradoestuvieraenpeligro,yohubierahecholomismo.Tuvomuchasagallas.

—Noteentiendo.¿Aquéterefieres?—preguntaJuliamuyconfusa.—Alodelaapuestaquehizosucompañerodepiso.Nomedigasque

nosabesesoyhemetidolapata...—Claroquelosé.HugoapostóaqueIvánmoriríayporesolotuvo

que…matar.

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—¿Qué? ¡Eso no fue lo que sucedió!—grita Vanesa, que siente unpinchazo en la espalda al alterarse y realizar un movimiento brusco.Cuandoeldolorremiteporfin,vuelveahablar—:AloqueHugoapostóenesaespeciedecasadeloshorroresdigitalfueaquetúmorirías,Julia.Ivántesalvólavida.

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EPÍLOGO

Martes,19defebrerode2019

Elautobússedetieneenlaúltimaparadadelpuebloylasdosamigassebajandeseosasdellegarasucasacuantoantes.Sonmásdelastresdelatarde. Están cansadas y hambrientas, pero también contentas ysatisfechas. Ambas han elegido la carrera que querían al acabar elinstituto,aunquecadadíatenganquesumarmásdedoshorasymediaenir y volver de la universidad. Ya han pensado que el año que vienecompartiránpisoenlaciudad.

—Hastamañana,Yi.—Adiós, Julia. Luego te llamo si tengo algunaduda, quenomehe

enteradomuybiendeloquetengoquehacereneltrabajodePsicologíaCriminal.

—¡Perosiesmuyfácil!—¡Fácilparati!Paraelrestodelosmortales,teaseguroquenoloes.—¡Exagerada!¡Hablamosdespués!¡Adiós!Las chicas sedespideny cadauna tomauncaminodiferente.Julia

jamáspensóqueYiLinelegiríaestudiarCriminologíacomoella.¡Ademáshancoincididoenlamismaclasedeprimero!Sobretodoalprincipio,levino muy bien tener a una persona conocida al lado. Los comienzosnuncasonfáciles,asíquelasdosseapoyaronmuchoenesosdíasenlosque todavía no conocían a nadie en la facultad. Aunque enseguidahicieronnuevosamigosyseadaptaronaladinámicadelauniversidad.

Elpaseodesde laparadadelbushastasucasa lesirveaJuliapararepasarmentalmente todo lo que tiene quehacer para el día siguiente.Sin embargo, en esta ocasión una llamada de teléfono de un númerodesconocidoirrumpeenmitaddelrecorrido.

—¿Sí?¿Quiénes?—¿Teacuerdasdemí?

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Aquellavozesinconfundible.Lachicasedetieneysientecomosieltiemponohubierapasado.Hacemásdeunañoquenolovenisabenadadeél.Paraserconcretos,trecemesesycatorcedías.Cadavezquehallanun cuerpo sin vida y sin identificar en cualquier parte del mundo, sepreguntasiseráeldeIván.Estátanasombradaqueapenaslesalelavozylasideasseleamontonan.

—Claroquemeacuerdo.¿Dóndeestás?—Notelopuedodecir,Julia.—Entiendo.¿Hasllamadoatuspadres?Estánmuypreocupadospor

ti.Alguna vez se los ha cruzado por el pueblo y le han preguntado si

sabíaalgodesuhijo.Ellasiempreteníaquedecirlesqueno,yellos,sinqueJuliasupieramuybienporqué,ledabanlasgracias.Suspadressonlos que más están sufriendo la desaparición de Iván y no pierden laesperanzadequealgúndíaregreseacasa.

—Sí,hehabladoconellos.—¿Vasavolver?—Nopuedo contartenada. Simplementemehepuesto en contacto

contigoparaquesepasqueestoybien.Por sialgunavezenesteúltimoañotelohabíasplanteado.

—Sí,me loheplanteado—responde la joven,que sigue sin creerseque Iván esté al otro lado del teléfono—. Y tengo una pregunta quehacerte.

—Dimerápido.Nodispongodetiempo.—¿Por qué nome dijiste la verdad? ¿Por qué nome contaste que

Hugo,enrealidad,habíaapostadoaquelaquemoriríaerayo?La chica se queda sin su respuesta. La llamada con Iván ha

concluido.Duranteunosminutosesperaquevuelvaacontactarconella,perono lohace.El jovenque le salvó la vidahadesaparecidootra vez.¿Hastacuándo?

Enfadada, molesta y resignada retoma el camino hacia su casa.¡Cómo se arrepiente de no haber estado más rápida y ágil en suspreguntas!ElcasodeViralledejómuchasdudas.

Elseisdeenerodelañopasado,elinspectorjefeDelgadorecibióune–mail en el que un anónimo le contaba una trama muy extraña enrelaciónconunaorganizacióncriminalqueoperabaenlasredessocialesyen laDeepWeb.Trasvariosmesesde investigación, fuerondetenidosJavier,RafayDuque.TambiénNorbertoFernández,eldetectiveprivadoquecolaborabaconlaempresa,yotraspersonasasociadasqueactuaban

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de intermediarios en las llamadas apuestas negras y otrosentretenimientos del mismo estilo que Viral ofrecía en la Internetprofunda.LosúnicosquepermanecenenparaderodesconocidosonIvány Jacob, a los que la policía busca desde aquel día. El proceso judicialcontinúaabiertoytodavíanohandadoelsumarioporconcluido.

Porotraparte,elcasodeJorgeHurónsíquedóvistoparasentenciaenoctubre.EljovendelcabellorizadohasidocondenadoadoceañosdecárcelporelhomicidiodeSergioMartín.

Sin embargo, el crimen de Hugo Velero continúa siendo unaincógnitaparalapolicía.Encontraronelcuchilloconelquesecometióelasesinato, pero sin huellas con las que poder acusar a ninguno de loschicos que vivían en el piso. Delgado y Cuevas sospecharon de IvánPardo,pero,alser incapacesde localizarloy,por tanto,de interrogarlo,tampocopudierondeterminarsiélhabíasidoelresponsabledelamuertedesucompañerodepiso.Asíque,másdeunañodespués,elcasosiguesinresolverse.

JuliaestáapuntodellegarasucallecuandorecibeunWhatsApp.

«¿Tienesplanesparaestatarde?Nomeapeteceiraclase».

DesdequeEmilio regresódeSuecia, al terminarel instituto,nohapasadoniunsolodíaenelquenohayanhabladooquedadoparahacercualquier cosa. Hasta se fueron juntos unos días el verano pasado. Elchico, que se ha operadode la vista y ya no usa gafas, está estudiandoPeriodismoenlaciudad.Cursaelturnodetardeyviveconsuspadresenel pueblo otra vez. Le costó bastante regresar a casa y las discusionesfamiliares han vuelto, aunque con mucha menos intensidad que en laépocaenlaquese llevabantanmal.Elcursoquevieneposiblemente loharáfuera,enalgúnpaíseuropeo.NohaqueridosabernadamásdeAnaRincón,aunqueellaestuvoinsistiendoparaquelaperdonase.

«Tengoquehaceruntrabajodeclase.Pero,siteapetece,podemosiralaplazaatomaruncafé».

EmilioaceptalapropuestadeJuliayquedanalasseis.LosúltimosmesesquepasóenEstocolmonofueronfácilesparaél.

Kerstinnocambiódeideayjamásvolvieronaestarjuntos.Compartierongrupodeamigos,clasee incluso trabajos,peronuncamássedieronunbeso o se plantearon salir otra vez. Ahora sabe que le gusta una

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compañeradelauniversidad,aunquetodavíanosehaatrevidoadecirlenada.Por otraparte, Julia y él han recuperado la confianzaque existíaentreellosantesdemarcharseaSuecia.Selocuentancasitodoyestánaldíadelossentimientosdecadauno.EmiliofuevitalparaJuliacuandosuvida dio un vuelco de ciento ochenta grados y se dio cuenta de lo queestabapasando.

Normalmente,aesahoraestáhambrienta.Sinembargo,desdehaceun rato tiene el estómago cerrado y es muy consciente del motivo: lallamadadeIván.¿Desdedóndesehabrápuestoencontactoconella?Porlomenos sabe que se encuentra bien, después de tanto tiempo sin darseñalesdevida.

Cuando llegaa laesquinadesucalleobservaadoschicassentadasenelescalóndelapuertadesucasa.Alverla,ambasseponendepieysesacudenelpantalón.

—¿Quéhacéisaquí?—Esperarte, ¿qué vamos a hacer? —dice la más alta de ellas, que

caminahastaJuliayledaunabrazo—.Tumadrenomehadejadofumardentro.

Aunque fue interrogada varias veces por la policía, Marilia se halibrado de cualquier tipo de acusación relacionada con Viral o con lamuertedeSergioMartín.LaestudiantedeVeterinaria finalmente cortósu relación con Fran Duque y ahora sale con un azafato de vuelo queconoció el pasado verano enun viaje aMilán. Su amistad con Julia hacrecido. Amenudo se acerca al pueblo para verla o acude a la casa dePilar,paraestarconlaabuelayconlanieta,cadavezquelachicavisitaalaancianaen laciudad.Desdecomienzosdelañopasado,nopruebaniunagotadealcohol.

—Laforensenoshaechado—comentaVanesa,queparecedivertirseconlasituación.

—¿Enserio?¿Aitanasehaatrevidoamandarosalacalle?—Exacto.¿Telopuedescreer?JuliasueltaunacarcajadaydespuésabrazaaVane.Peroningunade

lasdosseconformaconaquelsimpleabrazo.Semiranalosojosysedanunbesoenloslabios.Ahorayanotienenpudordehacerloenplenacalle.

—¡Ohhhh! ¡Qué bonito! ¡Es que formáis la pareja perfecta! —gritaMariliaconlosojosbrillantes—.¡Cuántoamor!

Las dos sonríen y vuelven a darse otro beso, este más cortito.Después,lastrescaminanhaciaelinteriordelacasadeJulia,quesaludarápidamenteasumadreysubeconlaschicasasuhabitación.

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—¿Sabéisquiénmehallamadomientrasveníahaciaaquí?—dicelajoventrascerrarlapuertadesucuarto.

—¿IvánPardo?—preguntaMarilia.—¿Cómolosabes?—No sé. Es el primer nombre queme ha venido a la cabeza. ¿He

acertado?—Sí.¿Desdecuándoleeslamente?—Desdehacemenosdeunminuto.¿Quéquería?¿Estábien?—Parece que sí. Solo he podido hablar con él unos segundos —

explica Julia, quemira a su novia preocupada—. Pero nome ha dichodóndeestániquéhahechoduranteestosmeses.¿Quépensáis?

Vanesalaagarrasensualmenteporlacinturaydespuésmirahacialapared.

—Pienso que deberías quitar el póster de Magnus de una vez portodas.

—Esonunca.Atitequieromucho,peroaél lovenero.Escomoundiosparamí.Yalosabes,cariño.

Marilia se ríe con la respuesta que Julia le da a Vane y, acontinuación,tambiénlohacenlasotrasdoschicas.Lastresparecenmuyfelicesporqueningunasospechaloqueselesvieneencima.Yesqueunnuevocasodeasesinatoestáapuntodesacudirsusvidas.

Eljuegoyahacomenzado.

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AGRADECIMIENTOS

Esteesmi libronúmerodocepublicado. ¿Noosparece increíble?Hacenada, me hacía innumerables preguntas sobre mi futuro, tan inciertocomo descorazonador. Qué perdido andaba por aquel entonces. Sinembargo,nuncamediporvencido.Nohayquerendirsejamás,porquelavida te dará una oportunidad tarde o temprano. Y, cuando esta sepresente,tetienesquelanzarsinmiedoaporella.Conesfuerzo,ilusiónymuchotrabajopuedesconseguirlo.Teloaseguro.

Esmásfácil llegara lametasicuentasconelrespaldofamiliarqueyo he tenido siempre. Mis padres, en los buenos y en los malosmomentos, han estado ami lado. Por eso cada uno demis libros estádedicado a ellos.El tiempopasa y las circunstancias van cambiando.Aveces,tocarespirarhondoybuscarelladopositivodelascosas,que,enocasiones,estanpequeñoquenecesitasescarbarhastalaszonasabisalesde tucorazónparaencontrarlo.Peroestoyconvencidodequeesapartebuenaexisteentodaslasexperienciasquevives.Yllegaundíaenelquehacesrecuentoydescubresquenoestástanmalcomopensabas.Asíquegracias, papá, mamá, por todo. Porque la suma de lo que he vivido avuestro lado, aun estando a más de seiscientos kilómetros, da comoresultadoloquehoysoy.Yesparaquelostresestemosmuyorgullosos.EnesteconjuntodeemocionesmetotambiénamihermanaMaría.Loscuatro formamos un extraño equipo, repleto de diferencias y desemejanzas, que resiste y se supera. Al final, lo tengo más quecomprobado,lomásimportanteesquererse.Yyoosquieromucho.

Le escribí una vez a Ester que era algo así comomi ojito derecho.Creoque eso se quedamuy corto ahoramismo.Túme ayudas a ver lavidaentodasuplenitud.Aizquierdayaderecha.Porelcentro.Entresplanos. No concibo un solo día sin ti. Me he bien acostumbrado atenernos. A respirar el mismo aire. A pensar distinto, para querernosigual. Omás. A emocionarnos por lo que parece insignificante y hacer

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natural loquesuenaypareceextraordinario.Lomásbonitoyauténticoesquesomosdospersonasnormales,quesededicanafabricarestrellaseilusiones.Yquenosreímosysonreímosdespuésdecadaviaje.Despuésdecadabeso.Despuésdecadadiscusión.Atuladonodudo.Nidudaré.Unaexcepciónsinreglas.Unquerersesinmatices.Ylahistoriacontinúaabierta,conmuchoescritoymuchoporescribir.

Losúltimosmesesestánsiendomuycomplicadosparagranpartedemi familia.TitoMario, eres lapersonamás fuertequeconozcoy tienesquerecuperarteplenamenteparavenirconmigoaCarmonayhacernoslafoto debajo del rótulo que lleva el seudónimo con el que escribo mislibros.FuerzaparatiyparalatitaLoli,tushermanasytussobrinos.Cadadíamedaisunaleccióndeuniónysolidaridad.Tambiénfuerzayánimoparami tío Lolo y toda su familia. El 2019 espero que seamejor paratodos.Lasaludeslomásimportantequeexiste.Ysaludquetampocolefalte a la familia deEster, ni amis amigos. ¡Os quiero a todos sanos ysalvos!

Este giro que he dado enmi carrera como autor no habría tenidoéxito, ni habría sido posible, sin la confianza, el apoyo y el trabajoincansabledelaspersonasqueformanpartedelaEditorialPlaneta.Puri,Raquel,Isa,Lolita,Silvia,Laia,LauraFranch,Belén,Lidia,Javier,María,Zoa, Vanesa, David, Marisol, Sergi, Marc, Carlos, Paco, Fátima, Ana,Carmen, Laura Verdura… (siempre se me olvida nombrar a alguien,perdón),millonesdegracias.Esbonitosentirsequeridoyrespaldadoporlagenteconlaquetrabajas.Ysiemprelodigo:sinesetratopersonaltanbuenoquetengocontodosvosotros,estonohabríafuncionadoohabríafuncionadopeor.Porquecadavezsomosmásexigentes(meparecequeeslamejormaneradeseguirprogresando,mejorandoyaprendiendo)y,sinesa confianza y el trabajo riguroso que hacemos, la presión nos habríadevorado.Nadaseríaigual.

Gracias también a mi querida Raquel de la Morena por seguircorrigiéndome y dándome caña y enhorabuena por tus éxitos. Y, porsupuesto,mimássinceroagradecimientoparatodosloscomercialesdelaeditorial,quetanbientratanmisnovelas,ypara lagentedeBooket,deColumnaEdicions yde labutxaca.Esun lujo formarpartede este granequipodeprofesionalesyaportarmigranitodearena.

¡DeAPlanetaItalia,allávoy!Quierohacerunaespecialmencióna todos losque trabajáis en las

diferentesdelegacionesdePlanetaenLatinoamérica;sobretodoalosquehabéislogradoqueEsteryyonossintamoscomoencasaenlaúltimagira

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defirmas.Esincreíblelobienquetrabajáis.Felicidades.Chile,adiósalaespinita que tenía clavada con vosotros. Sin duda, volveremos siemprequequeráisqueregresemos.

Dicenqueesdifícilquealguienseaprofetaensutierra.Sinembargo,enmicasotengorazonesparaafirmarlocontrario.YnopuedoestarmásorgullosodegritarmuyaltoquesoycarmonenseyqueelAuditoriodelaJuventuddemiciudadlleva«BlueJeans»rotuladoenlaentrada.Eldíadelactofueespecialytodavíanoterminodeasimilarlo.Graciasatodoslos que lo hicisteis posible y, en especial, a mi amigo Manuel JesúsRodríguez González, el artífice de la idea. Estoy muy agradecido aCarmonaporelreconocimientoyesperoqueestosirvaparaquemuchosjóvenes se den cuenta de que, si luchas por un sueño, puede hacerserealidad.Amíme sucedió y soyunapersonanormal y corriente, comoellos. Ojalá muchos chavales carmonenses escriban libros, pintencuadros,denconciertos,actúenenpelículas,curenaenfermos…Seanloquequieranserylleguenalametaqueseplanteen.Seacualsea.Nosoyejemplodenada,peromicasosíloes.

Elmundodel libromehadadomuchosamigosdelsectoralosquerespeto y admiro. Es fascinante compartir un día de firma con JavierCastillo oMeganMaxwell, tener un grupo deWhatsApp con Carlos G.Miranda y Piñol, bromear en Twitter con Loureiro, quedar conAndreaIzquierdo o Iria G. Parente, esperar una maleta en el aeropuerto conMarwanocharlarenunencuentro improvisadoenel centrodeMadridconJavierSierra.Noséquépensaránellosdemislibrosydemí,peroyoa todos los escritores los valoro al máximo porque sé lo difícil que esrellenarunapáginaenblanco.Aaquellosqueescribís literaturajuvenil,ánimo y nunca os detengáis. Formamos y creamos lectores. Y unidossomosmuchomásfuertes.Diganloquedigan,peseaquienlepese.

Cada año organizo un juego en Twitter para que unos cuantos devosotrosaparezcáisenlosagradecimientosdellibroenrepresentacióndeloslectoresydelosqueapoyáisdesdelasredessociales.Enestanovela,los elegidos son: Carla Cañete, Ana Rastrojo, Paula Arenas, MelissaSánchez, Esmeralda Gómez, Grecia Josedt Castañeda, Angela Aguilar,NayaraCéspedes,RocíoCabreja,FrancescSánchez,LeonelSantiesteban,Lourdes Vargas, Azul Naon, Gala Solís, Krishna Díaz, Yarina Alonso,Guadalupe Cid, Violeta Sánchez, Rocio Moyano y Maria Serrano.Millonesdegraciasalosquecadadíadedicáisunratitoamandarmeunmensaje,aescribirmeuntuitouncomentarioenInstagramoFacebook.Lo leo absolutamente todo. En diez años no se me ha escapado nada.

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Aunque es imposible responder a cada persona. Sois la parte másimportantedeestahistoriayesonocambiarájamás.

Graciastambiénatodoslosgruposquehabéisformadoyqueestánrelacionados con mis novelas: Afortunados de Blue, Sexgus, Clásicas,Cine yMerienda conEyB,Bluejeaners conArte,Bluecitas, los clubs defans,aIreneContenta…Gracias,EjércitoAzul.

Tambiénme acuerdo siempre en los agradecimientosde los chicosquetrabajanenlacafeteríadeCallaoenlaqueescribo.¡Soislosmejoresbaristas de toda España! Bea, Jesús, Deis, Veredas, Paola, Juani,Yannery, Críspulo, Jorge, Noe, Janet, Laura, Meri, Susana, Silva… Atodos,milgracias.Sonmuchosañosyendoallíy,graciasavosotros,mesientomuyagustoentreletrasycafés.

Dicenqueestamoslocosdelacabeza…Porúltimo,predicarmidevociónhacialaslibreríasylasbibliotecas.

Gracias por lo que hacéis por los autores y por cuidar de nuestrashistorias. Hay pocas cosas mejores en el universo que un libro y, sinvuestra ayuda, los escritores no existiríamos. Ojalá me lleven a visitarmuchasconestanuevanovela.

EsperoqueoshayagustadoElpuzledecristal.Ha sidoun trabajoarduodemuchosmesesygrandesquebraderosdecabeza.Sientoquehedadounpasomáshaciaadelante,peroesaessolomipercepción.Todaslasopinionesseránbienrecibidasyrespetadas.Nosvemosen lasredessocialesy…enlatercerapartedeLachicainvisible.Pronto.Enmenosdeloqueimaginas.

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QUERIDALECTORA,QUERIDOLECTOR

Estaspalabrasvanportodosvosotros.OslasdedicoacadaunadelaspersonasquehabéisleídoLachicainvisible.Porqueseguísestandoahí,en este bonito camino que estamos recorriendo juntos, ya sea con laportadallenadecorazonesoconunasesinatocomohiloargumentaldelanovela.Nodejáisdesorprenderme.Yrespirarysentirvuestroapoyoconstante es un estímulo enorme para continuar escribiendo. Así que,unavezmás,gracias.

Escribir no es fácil. Se trata de una labor solitaria, compleja y enocasionesdesesperante.Luchascontra lapáginaenblancoycontra timismo. Tu mente no siempre está donde tiene que estar o donde tegustaría que estuviera. Porque el escritor primero es una persona ycomotalseenfrentacadadíaasupropiarealidad.Enesadisputa,unasvecesganasyotraspierdes.Sinembargo,elplusquetedaellectorteproporciona un impulso moral tan importante que, sin encontrarte deltodo bien, te hace sumar. Los que nos dedicamos profesionalmente aesto no somos nada sin vosotros. Y en esos instantes de zozobra escuando más notamos vuestro aliento. Esa ayuda extra resulta vital yfundamentalparaescribirunlibro.

No todos venís de Canciones para Paula o de El Club de losIncomprendidos. Quizá ni siquiera me conocíais todavía en Algo tansencillo. Sé que a muchos os daban miedo los corazones de lascubiertas. Por lo que sea. Existe en el mundo de los libros ciertaintolerancia al amor y a lo que se le asemeja. Siempre he respetadocualquier opinión relacionada con mis novelas, entendiéndolas o noentendiéndolas, compartiéndolas o no. No solo había romance enmishistorias.Dehecho,creoquelaamistadhasidoelenlaceprincipalentremis personajes. Pero comprendo que los corazones y los títulos

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romanticonessellevarantodalaatenciónymeotorgaranlaetiquetaenlibrerías,blogsymediosdecomunicación.Yorgullosoestoydelosdiezlibros publicados anteriores aLa chica invisible. ¡Por supuesto que sí!Aunque algunos me habéis dado la oportunidad ahora. A los nuevoslectores,bienvenidos.Esperohaberestadoalaalturayqueosquedéisaquípormuchotiempo.

OsvoyacontaralgoqueheexperimentadoconElpuzledecristal:hasidolanovelamásdifícilalaquemeheenfrentado.Sinohasleídotodavíael libroyhasempezadoporeste texto teavisodequepuedesencontrar algún spoiler ahora. Así que salta este párrafo y pasa alsiguiente. ¿Listos? Bien, os decía que la segunda parte de La chicainvisibleno ha sido nada sencilla. Enmi cabeza estaba el argumentotripartidoynosabíacómounirlotodoconsentidoalfinal.Porunaparte,teníalaexplosiónconlaqueterminaelepílogodellibroanterior,porotrael asesinato deHugoVelero y por último lo relacionado con JonathanVila y Aurora Ríos. Le di muchas vueltas para enlazar las tramas.¡Muchas!Peroesoeslomásinteresantedeescribir.Teproponesretosquedebesircompletando.Pruebasquehayquesuperarenundueloalsol con tus necesidades creativas y tus límites. ¡Ymenuda sensacióncuandodasconesepegamentoargumentaloconlaclavequebuscabasparaquetodocobresentido!Yomeemociono.

Bailo,cantoyselocuentoaEsteroamispadres.Porque,aunqueescribir un libro es una tarea solitaria, como os he dicho al principio,compartirloquesientesconlosquequieresnotieneprecio.

¿Yahoraquéviene?Posiblemente,cuandoestés leyendoesto,yaestéescribiendolatercerapartedeLachicainvisible.Laruletanocesadegirar.Eslaprimeravezqueanunciamoscontantaantelaciónquevaahaberotrolibro,perocreoque

os lo merecéis. Así se terminan las incertidumbres y lasespeculacionesyospreparáiscontiempoparalatracafinal.Nodudéisde que voy a dar todo para finalizar esta historia de lamejormaneraposible.Denuevo, tengomuchas ideasen lacabeza.Tocaordenarlas.Analizarlas,diseccionarlasylanzarmealvacío.Yasabéis,escribirnoesfácilyotravezestaráahí lapresiónde lapáginaenblanco.Pero,convuestroapoyo,cariñoybuenrollotodoresultamássencillo.

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Gracias por dejarme compartir este sueño con vosotros. Gracias,EjércitoAzul.Nosvemosenlaslibreríasyenlasredessociales.

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ElpuzledecristalBlueJeans

Nosepermitelareproduccióntotaloparcialdeestelibro,nisuincorporaciónaunsistemainformático,nisutransmisiónencualquierformaoporcualquiermedio,seaesteelectrónico,mecánico,porfotocopia,porgrabaciónuotrosmétodos,sinelpermisoprevioyporescritodeleditor.Lainfraccióndelosderechosmencionadospuedeserconstitutivadedelitocontralapropiedadintelectual(art.270ysiguientesdelCódigoPenal)

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Primeraediciónenlibroelectrónico(epub):marzode2019

ISBN:978-84-08-20777-1(epub)

Conversiónalibroelectrónico:J.A.DiseñoEditorial,S.L.

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