El Principito, más rebelde que nunca
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www.gatopardo.com GATOPARDO 61 AGENDA CULTURAL — Libros el principito cumple 70 años E n plena Segunda Guerra Mundial, un escritor y aviador francés exiliado en Estados Unidos trascendió a su pronta muerte con la creación de los textos e ilustraciones de Le petit Prince. La novela, publicada por primera vez en abril de 1943, significó un giro en la literatura infantil, al entenderla como un espacio para generar conciencia crítica en sus lectores, y no como un recurso para transmitir ciegamente los valores predominantes y adormecer la fuerza transformadora de las nuevas generaciones. El Principito, su protagonista, es un niño que decide salir de su lejano asteroide, el B 612, para explorar otros mundos diminutos, cuestionando y, a la larga, ridiculizando la visión y el discurso que articulan los adultos sobre la vida. Así, en su viaje va topándose con diversos personajes que reflejan el absurdo de la sociedad contemporánea: un rey, por ejemplo, que no tiene EL PRINCIPITO, MÁS REBELDE QUE NUNCA Considerada por muchos un clásico de la literatura universal, la obra maestra del malogrado Antoine de Saint-Exupéry sigue invitándonos a una lectura crítica del sistema y sus lógicas. interminables debates. Sin embargo, parece haber un consenso en cuanto a señalar que su intención literaria es puramente deliberativa y reflexiva, mientras su mensaje principal nos recuerda la importancia de volver a ser niños: el eterno retorno a la infancia. Tres años después de haber sido presentada en Nueva York, su editorial histórica, Gallimard, súbditos a quienes gobernar, o un hombre de negocios que contabiliza inútilmente las estrellas. En el planeta Tierra se encuentra con un piloto cuyo avión sufre una avería en el desierto del Sahara. Ese aeronauta es Antoine de Saint- Exupéry, autor y coprotagonista del libro, quien narra la historia convirtiendo al Principito en su álter ego, o en el sujeto imaginario perfecto para verter en las páginas sus juicios morales y su sensible apreciación del ser humano. Entonces, el niño conversa e interroga a su interlocutor, haciéndole ver la realidad con sus ojos inocentes, pero a la vez tan agudos, sabios y despiertos como esa mayéutica socrática que utiliza para terminar revelando los sentidos y sinsentidos de nuestra existencia. La interpretación de El Principito, una metáfora redactada en un lenguaje sencillo —breve y lato al unísono—, ha suscitado numerosos ensayos e se encargó de llevarla a Francia y de ahí a librerías y bibliotecas del mapa. La obra ha sido traducida a cientos de idiomas y hoy es lectura obligada para novicios y expertos. No por nada se ha conmemorado su septuagésimo aniversario con múltiples actos y publicaciones, entre las que se cuentan reediciones digitales, versiones en cómic y biografías de su autor, el mismo que falleció volando en su aeronave, en 1944. El Principito no envejece; sin bombas, gritos ni pancartas continúa su periplo, ahora más rebelde que nunca.
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AGENDA CULTURAL — Libros
el principito cumple 70 años
En plena Segunda Guerra
Mundial, un escritor y aviador francés exiliado en Estados Unidos trascendió a su pronta muerte con la creación de los textos e ilustraciones de Le petit Prince. La novela, publicada por primera vez en abril de 1943, significó un giro en la literatura infantil, al entenderla como un espacio para generar conciencia crítica en sus lectores, y no como un recurso para transmitir ciegamente los valores predominantes y adormecer la fuerza transformadora de las nuevas generaciones.
El Principito, su protagonista, es un niño que decide salir de su lejano asteroide, el B 612, para explorar otros mundos diminutos, cuestionando y, a la larga, ridiculizando la visión y el discurso que articulan los adultos sobre la vida. Así, en su viaje va topándose con diversos personajes que reflejan el absurdo de la sociedad contemporánea: un rey, por ejemplo, que no tiene
EL PRINCIPITO, MÁS REBELDE QUE NUNCAConsiderada por muchos un clásico de la literatura universal, la obra maestra del malogrado Antoine de Saint-Exupéry sigue invitándonos a una lectura crítica del sistema y sus lógicas.
interminables debates. Sin embargo, parece haber un consenso en cuanto a señalar que su intención literaria es puramente deliberativa y reflexiva, mientras su mensaje principal nos recuerda la importancia de volver a ser niños: el eterno retorno a la infancia.
Tres años después de haber sido presentada en Nueva York, su editorial histórica, Gallimard,
súbditos a quienes gobernar, o un hombre de negocios que contabiliza inútilmente las estrellas.
En el planeta Tierra se encuentra con un piloto cuyo avión sufre una avería en el desierto del Sahara. Ese aeronauta es Antoine de Saint-Exupéry, autor y coprotagonista del libro, quien narra la historia convirtiendo al Principito en su álter ego, o en el sujeto imaginario perfecto para verter en las páginas sus juicios morales y su sensible apreciación del ser humano. Entonces, el niño conversa e interroga a su interlocutor, haciéndole ver la realidad con sus ojos inocentes, pero a la vez tan agudos, sabios y despiertos como esa mayéutica socrática que utiliza para terminar revelando los sentidos y sinsentidos de nuestra existencia.
La interpretación de El Principito, una metáfora redactada en un lenguaje sencillo —breve y lato al unísono—, ha suscitado numerosos ensayos e
se encargó de llevarla a Francia y de ahí a librerías y bibliotecas del mapa. La obra ha sido traducida a cientos de idiomas y hoy es lectura obligada para novicios y expertos. No por nada se ha conmemorado su septuagésimo aniversario con múltiples actos y publicaciones, entre las que se cuentan reediciones digitales, versiones en cómic
y biografías de su autor, el mismo que falleció volando en su aeronave, en 1944.
El Principito no envejece; sin bombas, gritos ni pancartas continúa su periplo, ahora más rebelde que nunca.
