El poder sin igual del amor

15
EL PODER SIN IGUAL DEL AMOR

Transcript of El poder sin igual del amor

EL PODER SIN IGUAL DEL AMOR

Hace muchos años, en una aldea de Escocia, una mujer acostó a su bebé, bien envuelto en una frazada, sobre un montón de heno en el campo donde ella

trabajaba.

De pronto, una enorme sombra pasó sobre los trabajadores y, antes de que alguien pudiera

impedirlo, una gigantesca águila se llevó entre sus garras al pequeño

con frazada y todo.

No hubo tiempo para reaccionar: la reina de las aves se elevó con la

misma rapidez con que había bajado en picada, y ascendió hasta perderse de vista en la cúspide de

la montaña.

Un fornido marinero se ofreció a escalar la montaña donde el águila

tenía su nido, pero luego de intentarlo se dio por vencido y

regresó sin nada.

Acto seguido, emprendió el ascenso un robusto leñador con el mismo propósito, pero las fuerzas

le faltaron y volvió frustrado.

La pobre mujer había cifrado sus esperanzas en que uno de los dos hombres rescatara a su hijito, pero

nada pudieron hacer. Así que determinó que no había más remedio

que hacer el intento ella misma. Cuanto más procuraron disuadirla de su

empeño por los peligros que había, más resuelta estuvo a arriesgarlo todo

por salvar a su hijo.

La angustiada madre, presa del terror pero armada de valor, comenzó el

penoso ascenso de la montaña y, a pesar del intenso dolor que le provocó la fatiga, no se detuvo hasta que llegó

al enorme nido del águila. Allí, con mucho cuidado rescató del nido el

precioso envoltorio, se lo ató al pecho y descendió con él hasta llevarlo de vuelta a su aldea, sano y salvo.

¿Cómo se explica que aquella mujer, a pesar de tenerlo todo en contra, lograra lo que no habían

sido capaces de hacer ni el marinero ni el leñador? La

respuesta está en que a ella la impulsó un poder extraordinario, el poder del vínculo invisible que la

unía espiritualmente a su hijo. ¡Era el poder del amor!

Así como aquella pequeña criatura cayó presa del águila, también el

mundo ha caído presa del pecado. Sólo que Jesucristo nuestro

Salvador, a diferencia de la madre de esta historia, no sólo resolvió

arriesgarlo todo por salvarnos, sino que dio su vida para lograrlo.

Consciente de su misión, Cristo mismo dijo: «Nadie tiene amor más

grande que el dar la vida por sus amigos.»1 Con eso nos dio a

entender lo que lo impulsó a morir en una cruz para rescatarnos de las

garras del pecado. ¡Era la inmensidad de su amor, que tiene

un poder sin igual!

Ahora Cristo nos invita a que aceptemos , su amor incomparable y nos manda que nos amemos los unos a los otros como Él . nos ha amado A Dios gracias que Él no

, sólo nos dio ejemplo como lo dio la , valiente madre frente al águila sino que también nos ayuda a amar a los demás

.tal y como Él nos amó a nosotros

Reenvía este mensaje para que muchas personas sepan que hay

un Dios que te ama y que nos ama,que Jesús dio su vida por ti y

por nosotros,demostrando “EL PODER SIN IGUAL DEL

AMOR”