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Manual ilustrado para personas, colectivos y empresas abocados al ciberactivismo El poder de las redes David de Ugarte

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Manual ilustrado para personas, colectivos y empresas abocadosal ciberactivismo

El poder de las redes

David de Ugarte

De la pluriarquía a la blogsfera

En toda estructura descentralizada aparece necesaria-mente la jerarquía. Cuanto más arriba estemos en la pirá-mide informacional, menos dependeremos de otros pararecibir la información y más posibilidades de transmitirlatendremos. La visión de un suceso dada por una noticiade agencia de prensa mundial llegará al último rincón delplaneta, mientras que la de la prensa local –aunque sea deese mismo lugar– apenas cruzará las fronteras más cerca-nas, así sean opuestas y la local esté mejor fundamentada.Las declaraciones del secretario general de un partido lle-garán a todos sus miembros a través de los canales inter-nos, pero las del secretario de un pueblo no saldrán de loslímites de su ayuntamiento.

La capacidad para transmitir es la capacidad para unirvoluntades, para convocar, para actuar. La capacidad paratransmitir es una condición previa a la acción política Y entoda estructura descentralizada, dicha capacidad se con-centra, en realidad, en unos pocos nodos.

En las redes distribuidas, por definición, nadie depen-de de nadie en exclusiva para poder llevar a cualquier otrosu mensaje. No hay filtros únicos. En ambos tipos de red«todo conecta con todo», pero en las distribuidas la dife-rencia radica en que un emisor cualquiera no tiene que

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pasar necesariamente y siempre por los mismos nodospara poder llegar a otros. El periódico local no tiene queconvencer de su punto de vista al periodista de la agenciaencargado de su zona y el secretario del partido de turnoen un pueblo no tiene que convencer a toda la ristra desecretarios comarcales, provinciales y regionales parapoder llegar a sus compañeros en otros lugares.

Entonces, ¿las redes distribuidas no tienen formas polí-ticas de organización? No, lo que ocurre es que estamostan acostumbrados a vivir en redes de poder descentrali-zadas, que confundimos la organización de la representa-ción con la organización de la acción colectiva. Laperversión de la descentralización ha llegado a tal puntoque «democracia» se ha convertido en sinónimo de elec-ción de representantes, es decir de nodos filtro.

Lo que define a una red distribuida es, como dicenAlexander Bard y Jan Söderqvist, que

todo actor individual decide sobre sí mismo, perocarece de la capacidad y de la oportunidad paradecidir sobre cualquiera de los demás actores.

En este sentido, toda red distribuida es una red deiguales, aunque haya nodos más conectados que otros.Pero lo importante es que, en un sistema de este tipo, latoma de decisiones no es binaria. No es «sí» o «no». Es «enmayor o menor medida».

Alguien propone y se suma quien quiere. La dimensiónde la acción dependerá de las simpatías y grado de acuer-do que suscite la propuesta. Este sistema se llama pluriar-quía y, según los mismos autores,

hace imposible mantener la noción fundamental dedemocracia, donde la mayoría decide sobre la mino-ría cuando se producen diferencias de opinión.

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Aunque la mayoría no sólo no simpatizara con unaproposición, sino que se manifestara en contra de lamisma, no podría evitar su realización. La democracia es,en este sentido, un sistema de escasez: la colectividadtiene que elegir entre una cosa y otra, entre un filtro yotro, entre un representante y otro.

Con un sistema pluriárquico se entiende por qué enlas redes no existe «dirección» en el sentido tradicional,pero también por qué inevitablemente surgen en su inte-rior grupos cuyo principal objetivo es conferir fluidez alfuncionamiento y los flujos de la red. Son grupos espe-cializados en proponer acciones de conjunto y facilitar-las. No suelen estar orientados hacia fuera, sino hacia elinterior, aunque inevitablemente acaben siendo toma-dos, desde fuera, por la representación del conjunto dela red o, cuando menos, como la materialización de laidentidad que los define. Estos grupos son los netócra-tas de cada red, sus líderes en un cierto sentido, ya queno pueden tomar decisiones pero juegan con su trayec-toria, prestigio e identificación con los valores que aglu-tinan la red o parte de ella a la hora de proponeracciones comunes.

¿Qué sucede cuando una estructura distribuida seenfrenta a una descentralizada? Pues que la descentrali-zada lleva las de ganar en capacidad de movilización yrapidez de reflejos. No faltan ejemplos en los últimos añosde gobernantes que han pensado que bastaría con con-trolar los filtros tradicionales (prensa y TV) para condicio-nar a los ciudadanos asegurándose de que sólo lesllegara la información conveniente. El trasfondo de lasnuevas redes informacionales distribuidas les enfrentaría,sin embargo, a miles de ciudadanos en las calles. En algu-nos casos (Filipinas, España, etc.) les llevó a abandonar elpoder. Pero lo importante no es tanto el resultado como elfondo que sintomatizaron.

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Se han llenado miles de páginas sólo para tratar deentender en qué se basaban las cadenas de SMS, elpoder del «boca a boca» electrónico, pero en realidad noes más que la punta del iceberg. Lo cierto es que estasciberturbas habrían sido impensables sin el nacimiento deun nuevo medio de comunicación distribuido.

Cuando Himanen escribió La ética del hacker, sumodelo se basaba en las comunidades de desarrollo desoftware libre. Unos años después, la misma lógica de lainformación distribuida ha llegado al terreno de la informa-ción general y construcción de opinión pública. La clave:las bitácoras (blogs).

Los blogs son sistemas personales, automáticos y sen-cillos de publicación que, al extenderse, han permitido elnacimiento del primer gran medio de comunicación distri-buido de la historia: la blogsfera, un entorno informativo enel que se reproducen los presupuestos, las condiciones ylos resultados del mundo pluriárquico.

Los bloggers representan lo contrario del periodista.Como los hackers de Himanen, rara vez se especializan,escriben por igual sobre los avatares de su vida personalque sobre temas de actualidad internacional o local. Elautor es a veces fuente directa, muchas veces analista deotros bloggers y fuentes y casi siempre seleccionador deterceras fuentes para sus lectores. En los blogs, la vidapersonal del autor no está separada de la informacióngeneral y la opinión. Y esa no separación entre vida, tra-bajo e ideas es una traducción directa de la ética hacker,una negación práctica de la división del trabajo propia delas redes jerárquicas descentralizadas.

El incentivo del blogger, además, es el prestigio, elnúmero de lectores, el de enlaces y citas publicadas porotros bloggers como él. La blogsfera es un medio casitotalmente desmonetarizado. El sistema de incentivos quelo sostiene es similar al del software libre; es un entorno

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pluriárquico basado en el prestigio, que evidentementegenerará netocracias más o menos volátiles para cadasubred identitaria.

En conjunto, la blogsfera tiende a eliminar la separa-ción emisor/receptor (es una red distribuida donde todospueden publicar), característica de los medios de losmodelos centralizado (ensayado en los países que sufrie-ron regímenes totalitarios como España) y descentralizado(modelo mediático anglosajón democrático).

Su potencia reside en que desaparece, de hecho, lacapacidad de filtro: eliminar o filtrar un nodo o un conjun-to de nodos no frenará el acceso a la información. Al con-trario del sistema informativo descentralizado nacido deltelégrafo, es imposible «cortar puentes» y controlar lainformación que llega a los nodos finales mediante el con-trol de unos cuantos emisores.

Resumiendo, la gran red global de bitácoras (la «blogs-fera») representa el primer medio global de comunicacióndistribuida y reproduce todas las categorías de la «éticahacker».

Respecto a la figura del blogger, los viejos medios decomunicación le tildarán de «intruso» o aficionado sin cre-dibilidad, igual que las grandes firmas de software privati-vo tachaban de amateurs a los desarrolladores desoftware libre (antes de adaptar la mayoría de ellas, con lavieja IBM, Sun y Novell a la cabeza, sus modelos de nego-cio a los nuevos sistemas de propiedad copyleft).

Y es que el blogger es la continuación, en la esferainformativa, del hacker (el bricoleur). Un «antiprofesional».Alguien irreducible a las viejas categorías gremiales naci-das de la estructura descentralizada que colgaba de losgrandes nodos del poder mediático. La idea del ejerciciodel periodismo como actividad, como una habilidad espe-cífica que precisaba de unos conocimientos propios y quenace con la industria de la información, no es ninguna

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novedad. Pulitzer vaticinaba en 1904 que, antes de queterminara el siglo XX, las escuelas de periodismo seríanaceptadas como instituciones de enseñanza superior, asemejanza de las facultades de Derecho o Medicina.

Cuando Pulitzer, un tycoon de la comunicación, diceesto, está expresando las necesidades del entoncesnaciente sistema informativo descentralizado, en contra-posición a la estructura local y dispersa de los pionerosdel periodismo estadounidense.

Pulitzer piensa desde un modelo empresarial industrialal que le hacen falta trabajadores especializados en redac-tar noticias a la manera en que hacen falta ingenieros paradiseñar sistemas de amortiguación. Por eso pide al siste-ma educativo que los forme. Se acababa el tiempo de losMark Twain, de los periodistas que eran al tiempo activis-tas, como el inolvidable director de periódico local en El

hombre que mató a Liberty Valance.La información del siglo XX seguía el patrón estructu-

ral descentralizado de las redes de telecomunicacionessobre las que se asentaba. La información sería un pro-ducto comercializado en exclusiva por los ciudadanosKane y los Estados. Eran los tiempos del Ford T y el taylo-rismo, se desvanecía el viejo concepto de «profesional»:ahora «profesional» equivale sólo a especialización conconocimientos técnicos o humanísticos superiores. Seolvida la idea de la profesión como hecho político-moral(de profesar) para igualarse a gremio cualificado.

Es la lógica del periódico como fábrica de noticias,como mediación informativa insustituible y necesaria.Genera sus propios mitos: el periodista ya no es un acti-vista, sino un técnico, un mediador necesario que prota-goniza la libertad de expresión y garantiza el derechocolectivo a la información («El público tiene derecho asaber»). Mitos que encubren una realidad: el sistemainformativo industrial. Un sistema descentralizado clásico

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en el que para poder emitir opiniones o visiones de la rea-lidad es necesario contar con un capital equivalente alrequerido para montar una fábrica, del mismo modo quepara editar un disco o publicar un libro todavía hacen fal-tan una discográfica o una editorial, respectivamente.

En el modelo del ecosistema informativo descentraliza-do, los medios eran los cancerberos de la información,que extraían unos profesionales, llamados periodistas, dela misma realidad, dándole su primera forma textual: lanoticia. Los periódicos eran, pues, el resultado de una acti-vidad profesional especializada que se aderezaba con laopinión de una serie de firmas, valiosas por su posición enel árbol jerárquico y, se suponía, mejor informadas. La ma-terialización mítica de la figura del periodista era el corres-ponsal, un señor descontextualizado al que se enviaba–con notables costes– a lugares apartados donde ocu-rrían sucesos que se juzgaban dignos de ser relatadoscomo noticias. La mejora de los sistemas de comunicaciónno ha mejorado ni cambiado la estructura de este sistema,sólo ha aumentado su inmediatez hasta el límite: el perio-dista empotrado de la guerra de Iraq.

En cambio, en la enredadera digital las fuentes apare-cen de forma hipertextual y prácticamente en tiempo real,siendo aportadas por los propios protagonistas. Por esoen la nueva estructura reticular de la información el centrodel periodismo ya no está en la redacción, en la conver-sión de la información de hecho a noticia, que era lo quedaba sentido a la figura del periodista, sino en la selecciónde fuentes que están, de todas formas, inmediata y direc-tamente disponibles para el lector. Esto es lo que hacen lamayor parte de las bitácoras y, por definición, los press-

clippings. Lo que aportan es la selección de fuentes desdeuna mirada propia. Y al igual que ya no tiene sentidoentender un periódico como un «fabricante de noticias», lafirma, la opinión, ya no se fundamenta en la mejor informa-

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ción atribuida a una persona, ya que la red da acceso atodo el mundo a las fuentes. Lo importante ahora es lainterpretación y el análisis. Es decir, el componente delibe-rativo que señala la aparición de una verdadera esferapública ciudadana no mediada industrialmente.

Se trata de una vertiente más del resultado más carac-terístico del desarrollo de la sociedad de redes distribui-das: la expansión de nuestra autonomía personal respectoa las instituciones establecidas. Ganamos autonomía, porejemplo, cuando podemos escribir en nuestra propia bitá-cora y establecer con otros la relación de medio y de fuen-te, siendo parte de ese periódico mural que hacemostodos por las mañanas con las pestañas de nuestro nave-gador. Es decir, la red nos permite actuar socialmente acierta escala sin tener que contar con la mediación de ins-tituciones externas, nos permite actuar de hecho como«instituciones individuales» y, en ese sentido, ser muchomás libres, tener más opciones.

En la práctica, la emergencia de una esfera informativapluriárquica, que es lo que de forma primitiva representanla blogsfera, los agregadores identitarios y los nuevospress-clippings personales, supone un verdadero procesode reorganización del poder que tiende a una estructurade información distribuida.

Vivimos los primeros días de un nuevo ecosistemamediático que, por su misma arquitectura, asegura demodo más robusto el acceso a la información. El 13-M,cuando los periódicos modificaron titulares a petición delpresidente del Gobierno, se produjo un verdadero swar-

ming. Al romper por tanto la división entre emisores yreceptores, la nueva estructura de la información acabacon el periodista como técnico especializado, haciendo acada uno periodista de su propio medio o, mejor dicho,nodo del gran medio reticular y distribuido que sería lablogsfera como un todo.

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No hay que llorar la perspectiva de la muerte del perio-dista como figura profesional diferenciada ni que temer elfin de los media que hasta ahora monopolizaban la repre-sentación de la realidad e instrumentalizaban la democra-cia. Bajo la blogsfera actual late la potencialidad de unaredistribución del poder informativo entre la ciudadanía,donde ningún nodo sea imprescindible ni determinante,donde todos seamos igualmente relevantes en potencia.Bajo los blogs late, por primera vez, la pluriarquía comoposibilidad social real.

Así como el software libre representa un nuevo tipo debien público no estatal, la blogsfera es un medio decomunicación distribuido, público y gratuito transnacio-nal, la primera esfera pública democrática real y práctica-mente universal. Si los media y sobre todo la televisiónhabían privatizado la vida pública y el debate político,reduciendo el imaginario a un espectáculo totalitario pro-ducido industrialmente según los mismos patrones de laproducción de las cosas, la blogsfera representa el co-mienzo de una verdadera reconquista de la información yel imaginario como creaciones colectivas y desmercantili-zadas.

Sin embargo, como manifestación en la esfera informa-tiva del fin de la división y la especialización propias de lasredes descentralizadas, la blogsfera no sólo pondrá enjaque a los media. Toda estructura de información llevatras de sí una estructura de poder. Los cambios en laestructura de la esfera informativa son jaques al sistemade representación política. Si en la práctica la blogsferaerosiona la representación mediática, ¿cómo iba a perma-necer incólume la representación de los mediadores polí-ticos profesionales?

Al fin, bajo la emergencia de las redes distribuidas sedibuja una perspectiva social y política: un mundo defronteras difuminadas sin mediadores profesionalizados y

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«necesarios», sin elites filtradoras «insustituibles». Lablogsfera adelanta características que lo serán de lasnuevas formas de organización política pluriárquica.

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Mumis y efectos red

Pero entonces, dirá el lector, ¿qué pasa con Google?¿Desaparecerán los estándares? ¿Desaparecerán losgigantes de Internet y todo cuanto conocemos en la redserá sustituido por nuevas formas distribuidas?

En realidad, no; es más, es posible que las redes distri-buidas multipliquen este generoso nuevo tipo de monopo-lista, pero vayamos por partes.

Imaginemos al tercer usuario de la red telefónica:acceder a la red suponía para él poder hablar con dospersonas; para el cuarto, poder hacerlo con tres, y asísucesivamente. Cuantos más miembros tiene la red deusuarios, más valor tiene para un no miembro pertenecera ella. Aunque cada nuevo usuario aporta menos valorextra a la red que el anterior, la cuestión es que el hechode consumirlo aporta valor al producto. A este fenómenose le llama «efecto red».

Los efectos red generan toda una serie de fenómenosque han centrado la atención de los especialistas en eco-nomía de la información.

En primer lugar incentivan la estandarización. Los cre-adores de productos ligados al efecto red (desde el fax aSkype) intentarán ocupar la mayor parte del nuevo merca-do por ellos creado antes de que aparezcan competidores

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con productos similares. Estarán interesados en convertirsu producto cuanto antes en un estándar y para ello semostrarán dispuestos a abrir o incluso liberar los formatosque su producto utilice, renunciando a parte o a todos losderechos legales de «propiedad intelectual».

Por otro lado, mientras la red crece se vive en lo quelos economistas llaman «subóptimo paretiano»: es posiblemejorar la situación de un individuo sin empeorar la delresto.

A partir de cierto momento, cuando la red alcanzadeterminado tamaño, al tratrase de un tipo de servicios enlos que el coste marginal (el producido por servir a uncliente más o una unidad de producto más a un cliente) sehace cero o muy cercano a cero, es posible que cada cualtome cuanto necesite o quiera sin mermar oportunidadesde los demás. Es decir, entramos de nuevo, en una «lógi-ca de la abundancia» como la que habíamos descubiertoen las redes distribuidas. Estamos de nuevo en una situa-ción donde la plurarquía es posible, aunque ahora con unúnico gran proveedor y distribuidor de abundancia, elmumi. ¿Extraño nombre para Google? En realidad, es bas-tante más antiguo.

Marvin Harris relata la institución de los mumis comouna de las bases de la organización social de los siuai deBougainville (islas Salomón). Aunque lo estudia comoparte de su investigación de la evolución social hacia lajerarquización, la mera supervivencia de la figura del mumihasta la actualidad revela su potencia.

Los mumis son dinamizadores sociales, personas queintensifican la producción y, posteriormente, la redistribu-yen. El joven que aspira a ser reconocido como mumi tra-baja sin descanso en la preparación de festines con losque agasajar a la tribu. Con ello obtiene cada vez másseguidores, que le proveerán de carne y cocos para nue-vos festines, aún mayores. Si es capaz de ofrecer un ban-

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quete mejor que el de los mumis establecidos, su renom-bre aumentará, se ganará a los seguidores del hastaentonces mumi y se convertirá en el líder de la tribu.

La clave de los mumis de Internet es que, al igual quelos melanesios, tienen muy difícil pasar a ser jefes y cobrarpor sus servicios volviendo a una economía de la escasez.Cualquier aspirante a mumi podrá repetir la oferta a preciocero. Si esto es así, superado cierto umbral, el efecto redoperará a su favor y el viejo mumi desaparecerá en el olvi-do o será relegado a un mercado marginal.

Así fue como Google desbancó en el mercado de bus-cadores a Altavista y Yahoo! o hizo pasar a la historia alviejo Usenet, donde los grupos se formaban por decisióndemocrática, al lanzar Google Groups, donde la formaciónde grupos es libre y gratuita.

Los mumis representan la forma más rápida de acce-der a la lógica de la abundancia. Los efectos de la apari-ción de los mumis son similares a los de la extensión delas redes distribuidas. De hecho, los mumis pueden apa-recer como reacción de un nodo centralizador que gestio-na una comunidad produciendo escasez ante laposibilidad de que la red se haga distribuida.

Mi ejemplo favorito de cómo un mumi genera formasde comunicación distribuida es del.icio.us, un servicio quenos permite guardar con comentarios y etiquetar las pági-nas que llaman nuestra atención. En principio del.icio.us

estaba planteado como una forma de ampliar nuestracolección de favoritos y hacerla independiente del ordena-dor desde el que navegásemos. Al incorporar etiquetas, elsistema nos permitía ver también no sólo cuántos usuariosmás habían seleccionado ese enlace, sino qué páginaseran más populares bajo cada etiqueta.

Pero entonces aparecieron una serie de sitios (reddit,digg y sus clones en todo el mundo) en los que los usua-rios podían proponer y votar noticias y entradas de blogs.

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El sistema de estos servicios agrega todos los votos indi-viduales y publica en portada un único listado con losposts más votados. En su conjunto, todos estos grupos de

votación forman una red descentralizada en la que cadauno de estos sitios se especializa en un idioma o un tema.

De alguna manera, como todos los nodos en una reddescentralizada, fabrican escasez. ¿Por qué votar entretodos un único resultado? ¿No sería más lógico que cadacual pudiera decirle al sistema qué resultados quiere obte-ner, qué opiniones de otros usuarios quiere consultar?

Cuando los usuarios empezaron a plantear estas pre-guntas e incluso a montar con software libre sistemassimilares para sus comunidades, del.icio.us vio su oportu-nidad. Su sistema también podía servir, e incluso de mejorforma, para compartir noticias y novedades entre usua-rios. De hecho, muchos usuarios ya lo hacían. Utilizandola RSS que del.icio.us genera para cada página de resul-tados, publican de manera dinámica en sus blogs losfavoritos que van marcando al leer otros blogs y noticiascada día.

Seguramente pocos iban a poner en su blog el resul-tado mundial de agregar los favoritos de todos los usua-rios de del.icio.us, pero desde luego sí que consultarían elsistema para ver qué otras cosas marcan sus amigos,compañeros y conocidos, las personas de su red con lasque comparten intereses y afinidades o por cuyos gustossienten, cuando menos, curiosidad.

Así que del.icio.us lanzó del.icio.us network, una posibi-lidad de señalar a otros usuarios como parte de tu red ytomar de sus cuentas en tiempo real los enlaces que mar-can como interesantes durante su navegación por la red.Por supuesto, que alguien te señale como parte de su redno implica que aparezca en la tuya hasta que tú no leagregaras. De ese modo, cada usuario puede obtener unaagregación diferente de las elecciones de los demás usua-

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rios. Así, del.icio.us centraliza en su sistema para distribuir,para generar tantas agregaciones distintas como produci-ría una red distribuida y generando, de hecho, una red dis-tribuida de información.

Entre los agregadores fue reddit el primero en oler elpeligro: mejor ser mumi, y dar a cada cual lo que pida, queser desplazado por una eclosión de sistemas de intercam-bio de noticias comunitarios. Nacía reddit friends, una ver-sión del servicio en la que cada usuario puede decir quévotos son los que quiere agregar y de quién han de ser laspropuestas que se le planteen a votación. A diferencia delsistema original, ahora no existe ya un único resultadocolectivo votado entre todos. Existen tantos resultadosdistintos como usuarios, intereses y gustos, exactamenteigual que si el sistema de grandes nodos centralizadoresde votaciones se hubiera visto sustituido por una gran reddistribuida.

Los mumis fueron una de las primeras novedades quela experiencia de Internet aportó a la economía de la infor-mación. Al estudiarlos, el economista español Juan Urrutiacreó el concepto mismo de «lógica de la abundancia».

De forma general podríamos decir que existen dosmodelos generadores de lógica de la abundancia, el quese produce por la extensión de una red distribuida y el quese genera a partir de una red centralizada donde el centro(el mumi) es muy volátil. Si la blogsfera es un ejemplo delprimero, del.icio.us, Google y muchos de sus productos loserían del segundo.

Al final, bajo una infraestructura de servicios u otra, loque se debilita es el viejo mundo de las redes descentra-lizadas y los poderes basados en filtrar la información y loque avanza es la promesa abierta de la pluriarquía.

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La primavera de las redes

Como muy bien podemos observar en la siguiente ilustra-ción, entre las «ciberturbas» de Filipinas, España y Franciay los movimientos contestatarios descentralizados «tradi-cionales» ha habido todo un periodo de transición, marca-do por las revoluciones democráticas del Este europeo.

Estos movimientos –que tienen sus propios antece-dentes– ya tenían elementos de un mundo y una estruc-tura de la información que son, cada vez más, distribuidos.Merece la pena, aunque sólo sea por eso, detenernos enellos.

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Los ochenta se abrieron con movimientos espontáne-os y masivos en Polonia frente a la dictadura comunista.Entonces, el marco de los bloques, con el consiguientepeso de la Iglesia católica como símbolo de identidadnacionalista y la tradición de movilizaciones obreras conlos debates sobre el papel de Solidarnosc, restaron prota-gonismo en el relato a las formas reticulares distribuidas yal carácter autoorganizado y espontáneo del movimiento.

Pero fue el final de la década el que evidenció una con-tinuidad indudable entre la experiencia polaca y los nue-vos movimientos democráticos. Las referencias básicas lasdieron las manifestaciones de finales de 1989 en el BerlínEste aún separado, la Revolución Cantarina que llevó a laindependencia de los países bálticos y, sobre todo, laRevolución de Terciopelo checoslovaca.

El baño de sangre en el que acabó «la Golaniada»rumana en 1990 cerró el ciclo, abriendo una etapa en laque los viejos poderes de la época dictatorial se defende-rían sanguinariamente en una brutal huida hacia delante yen la que los aparatchiks croatas y serbios llegarían a gra-dos de horror inimaginables en Europa tras la caída nazi.

Habría de ser precisamente en Serbia donde unanueva oleada revolucionaria volvería a marcar el paso dela historia de Europa. La palabra mágica: Otpor! («resis-tencia»). Otpor! supuso una novedad y marcó una ten-dencia que seguimos viendo hoy. Pronto le seguiríanKmara en la Revolución de las Rosas en Georgia, Pora enla Revolución Naranja de Ucrania, Kelkel en la RevoluciónTulipán (o de los Limoneros) en Kirguistán. Todavía estánfuertemente activas Zubr en Bielorrusia y MJAFT! enAlbania. Se trata de redes agitativas de casi imposiblereciclaje tras la revolución, pero que se constituyen paracrear la masa crítica y acercar el tipping point que lleve ala explosión de las redes. Los albaneses lo mismo organi-zan movilizaciones frente a la telefónica local que montan

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media-buses. Ayudar a la formación de redes socialesmediante campañas es la estrategia de los revoluciona-rios del nuevo siglo.

Tras el movimiento serbio, que culminó con la caída deMilosevic, el protagonista fue Filipinas, la primera gran«ciberturba» en la que las movilizaciones ciudadanas es-pontáneas autoorganizadas mediante SMS consiguieronla dimisión del presidente Estrada, un movimiento queparece estructuralmente gemelo al 13-M español y conparecidos muy llamativos con las ciberturbas francesas denoviembre de 2005, de las que hablaremos más adelante.

Las revoluciones ciudadanas en el Este europeo nosenseñan el protagonismo político de las redes socialescon o sin nodos de «enzimas» empujándolas, pero tambiénel papel que juegan las tecnologías en ellas: no sólo sonlos SMS en Filipinas o España; Kelkel o Zubr son antesque nada blogs, bitácoras agitativas que convocan y reali-zan actos que favorecen la eclosión de las redes socialesen la escena pública.

La importancia y amplitud de todos estos movimientos,que tienen además consecuencias no sólo locales, sinoque modifican los equilibrios internacionales entre poten-cias cambiando el mapa del mundo, no pueden ser des-deñadas. Estamos viviendo una verdadera Primavera delas Redes, desde Serbia hasta Ucrania, desde Kirguistánhasta Bielorrusia, e incluso Kuwait.

Se trata de un movimiento global en el que países concontextos muy diferentes, con trasfondos culturales y reli-giosos de todo tipo, desarrollan movimientos ciudadanosen red que convierten directamente a la ciudadanía en fis-calizadora de los procesos democráticos, denunciandofraudes electorales, corrupciones y excesos autoritariosde los gobernantes. La Primavera de las Redes es la mate-rialización histórica concreta de la globalización de lademocracia y las libertades.

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Y tras toda esta experiencia, el blog debe ser visto,también, no sólo como un medio de comunicación distri-buido, sino como una nueva forma de organización políti-ca que nace espontáneamente dentro de las redes deinformación distribuida y en la que los individuos viven yrepresentan vidas no separadas, vidas donde lo político, lolaboral, lo personal no está categorizado y compartimen-tado. Vidas en pack.

Esta forma nueva, que parte de los modelos contempo-ráneos de la resistencia civil no violenta, le debe su éxito ala difusión y demostración de un estilo de vida basado enel fortalecimiento colectivo e individual de las personasfrente al poder; un fortalecimiento que pasa por pequeñosgestos, por bromas, por carteles que, uno a uno, son insig-nificantes pero que, agregados, minan los consensos implí-citos que sostienen el poder. Risas, partidos de fútbol,murales, carteles y rock & roll son las herramientas que,transmitidas y elaboradas colectivamente en red, bloguea-das cada día, cuajan en los núcleos activistas de lasRevoluciones de Colores, desde Serbia hasta Ucrania.

El blog resume el carácter de red de estos movimien-tos revolucionarios. Si la web del nodo activista es unauténtico repositorio de métodos de lucha individual, depropuestas de carteles, eslóganes y pegatinas para des-cargar y, cómo no, de ecos de las convocatorias que cadagrupo autónomo organizaba en las distintas ciudades, elespíritu, el motor, residía en los blogs y las páginas de lapropia gente que se unía a la red. Blogs que, por supues-to, mezclaban el análisis político con el relato personal.

El resultado agregado genera la imagen de que losactivistas serbios, como luego en Ucrania, estaban agru-pados más por un espíritu que por otra cosa, por un fondode humor subversivo y rock & roll.

La imagen de las nuevas formas de organización serepresenta mejor con una enredadera incrustable en el

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propio blog, como feevy.com, que con un portal de con-signas como los que solían mantener los partidos. Blogspersonales, nodos asociativos al estilo de blogaditas.com/

planet o usfbloggers.com (también hechos con feevy),experimentos colectivos o individuales que se agrupanautomáticamente en un espacio que les permite compar-tir lectores y crecer juntos mientras aumentan los debatesy las propuestas. Una representación pluriárquica deunos activistas que se entienden a sí mismos como netó-cratas y saben que pueden proponer y federar, nocomandar ni encuadrar; unos activistas que viven suacción y la representan en los blogs como un todo, conmuchas dimensiones, no en un aburrido y limitado ejeideológico clásico.

Sustituyendo las graves asambleas por blogs, agrega-dores y enlaces, cambiando los mítines y las banderas porconciertos rockeros y carteles autoimpresos con lemasprovocativos, la revolución se vive en primera personacomo algo gozoso, creativo, divertido y pleno, prefiguran-do el modo de vida por el que se lucha y la libertad que seanhela en el estilo de vida que se describe. La gente seadhiere a una manera de vivir, a una apuesta por la vida.Como decía al hacer balance el gran Srdja Popovic:

Ganamos porque amábamos más la vida. Decidimosamar la vida y no puedes golpear eso. Y eso es jus-tamente lo que Otpor hizo. Éramos un grupo de fansde la vida y por eso ganamos.

El fondo, una vez más, es el poder que nos da la redpara crear (y demoler) mitos, para ganar el futuro contan-do historias. Porque la revolución, las nuevas libertades,son un cuento, un hermoso cuento de futuro que se hacerealidad cuando nos lo creemos, lo compartimos y empe-zamos a vivir, hoy ya, en él.

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Tan revelador como las formas y los lenguajes de la«Primavera de las redes» fue la incapacidad del poder paraentender a qué se estaban enfrentando. Al carecer de unaestructura estrictamente jerárquica que supervise y comu-nique, las viejas organizaciones sienten que sus antago-nistas son cada vez más inaprensibles. La clave de lasredes distribuidas está en su identidad, en la existencia deun espíritu común que los netócratas modulan a través demensajes públicos.

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Ciberactivistas

Como vimos en las Revoluciones de Colores, nunca la tec-nología había sido tan instrumental, tan poco protagonis-ta por sí misma, como en los nuevos conflictos. Ya en losaños noventa escribían Arquilla y Ronsfeld en Swarming

and the Future of Conflict:

La revolución informacional está cambiando la formaen que la gente lucha a lo largo de todo el espectrodel conflicto. Lo está haciendo fundamentalmentemediante la mejora de la potencia y capacidad deacción de pequeñas unidades, y favoreciendo laemergencia de formas reticulares de organización,doctrina y estrategia que hacen la vida cada vez másdifícil a las grandes y jerárquicas formas tradiciona-les de organización. La tecnología importa, sí, perosupeditada a la forma organizativa que se adopta odesarrolla. Hoy la forma emergente de organizaciónes la red.

En este mundo reticular, con una multiplicidad de agen-tes que actúan autónomamente, coordinándose espontá-neamente en la red, el conflicto es «multicanal», se dasimultáneamente en muchos frentes, y del aparente caos

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emerge un «orden espontáneo» (el swarming) que resultaletal para los viejos elefantes organizativos. Esta coordina-ción no requiere en la mayoría de los casos ni siquiera unadirección consciente o una dirección centralizada. Al con-trario, como señalaba el propio profesor Arquilla, en laidentidad de red, «la doctrina común es tan importantecomo la tecnología».

La misma guerra en la sociedad red, la netwar, es unaguerra de corso en la que pequeñas unidades «ya saben loque tienen que hacer» y saben que «tienen que comunicar-se entre sí no para preparar la acción, sino sólo a conse-cuencia de ella y, sobre todo, a través de ella». En este tipode enfrentamiento la definición de los sujetos en conflicto,lo implícito, es más importante que lo explícito (los planeso estrategias basados en líneas causales acción-reacción).

El swarming es la forma del conflicto en la sociedadred, la forma en que el poder es controlado en el nuevomundo y, al tiempo, la forma en que el nuevo mundo lograsu traducción de lo virtual a lo material.

¿Cómo organizar, pues, acciones en un mundo deredes distribuidas? ¿Cómo se llega a un swarming civil? Enprimer lugar, renunciando a organizar. Los movimientossurgen por autoagregación espontánea, así que planificarqué va a hacer quién y cuándo no tiene ningún sentido,porque no sabremos el qué hasta que el quién hayaactuado.

El ciberactivismo hoy se basa en el desarrollo de tresvías unidas por un mantra mil veces escuchado en losmovimientos de estos años: empowering people.

1. Discurso El ciberactivismo con éxito tiene mucho de profecíaautocumplida. Cuando se alcanza un cierto umbral degente que no sólo quiere sino que cree poder cambiarlas cosas, el cambio se hace insoslayable. Por eso los

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nuevos discursos parten del empowering people, derelatos de individuos o pequeños grupos con causaque transforman la realidad con voluntad, imaginacióne ingenio. Es decir, los nuevos discursos definen el acti-vismo como una forma de «hacking social».

Son los nuevos mitos y, además, en un sentidoabsolutamente posmoderno: no imponen una jerarquíade valores estricta, un juego de valores y un credo, alestilo de los socialistas utópicos o los randianos, sinoque proponen «rangos», cauces de una cierta manerade mirar el mundo, de un cierto estilo de vida que seráel verdadero aglutinante de la red. Por eso, toda estalírica discursiva lleva implícito un fuerte componente

identitario que facilita a su vez la comunicación entrepares desconocidos sin que sea necesaria la media-ción de un «centro», es decir asegura el carácter distri-buido de la red y, por tanto, su robustez de conjunto.

2. Herramientas Es más importante el desarrollo de herramientas quehagan claramente visible la posibilidad del hacking

social a los individuos que cualquier convocatoria quepodamos organizar. El ciberactivismo, como hijo de lacultura hacker, se reitera en el mito del hágalo usted

mismo, de la potencia del individuo para generar con-sensos y transmitir ideas en una red distribuida.

La idea es: desarrolla herramientas y ponlas a dis-posición pública. Ya habrá quien sepa qué hacer conellas. Las herramientas no son neutrales. Desde archi-vos descargables para hacer plantillas, volantes y cami-setas hasta software libre para hacer y federar blogs,pasando por manuales de resistencia civil no violentacon mil y un pequeños gestos cotidianos que propa-gar; todo esto lo hemos visto en Serbia primero y enUcrania y Kirguistán después. Y funciona.

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3. Visibilidad Las herramientas tienen que estar pensadas para quela gente, mediante pequeños gestos, pueda recono-cerse en otros como ellos. La visibilidad del disenso, laruptura de la pasividad es la culminación de la estrate-gia de empowering people.

La visibilidad es algo por lo que hay que luchar per-manentemente. Primero online (valga una vez más elejemplo de los agregadores) y luego offline. La visibili-dad, y por tanto la autoconfianza del número, es laclave para alcanzar tipping points, momentos en los quese alcanza el umbral de rebeldía y la información y lasideas se propagan por medio de un número de perso-nas que crece exponencialmente. De ahí la importanciasimbólica y real de las ciberturbas, manifestacionesespontáneas convocadas mediante el «pásalo», blog ablog, boca a boca y SMS a SMS.

Un ciberactivista es alguien que utiliza Internet, y sobretodo la blogsfera, para difundir un discurso y poner a dis-posición pública herramientas que devuelvan a las perso-nas el poder y la visibilidad que hoy monopolizan lasinstituciones. Un ciberactivista es una enzima del procesopor el que la sociedad pasa de organizarse en redes jerár-quicas descentralizadas a ordenarse en redes distribuidasbásicamente igualitarias.

La potencia de las redes distribuidas sólo puedenaprovecharla plenamente quienes creen en un mundo depoder distribuido y, en un mundo así, el conflicto informa-tivo adopta la forma de un swarming en el que los nodosvan sincronizando mensajes hasta acabar propiciando uncambio en la agenda pública. Y en el límite, la movilizaciónespontánea y masiva en las calles: la ciberturba.

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Épica y lírica en el

relato de los blogs

Llegado a este punto quisiera hacer una pequeña pausapara plantearles una distinción sobre la forma de relatarque ya avanzábamos con la cita de Popovic y la caracteri-zación del discurso ciberactivista típico como una lírica.

La lírica, entendida como la forma de proyectar opcio-nes de futuro desde lo que se vive, se siente, se disfruta yse hace en el presente, no es sino la representación enrelato de un ethos particular, de una manera de vivir quese plantea como opción entre otras, que no busca anularel campo a las otras ni negarlas. La lírica invita a sumarsesin diluirse, busca la conversación, no la adhesión. Se tratade una opción ética frente a la dimensión excluyente,sacrificial y de confrontación que irremediablemente plan-tea la épica.

Es cierto que esta distinción no es novedosa en abso-luto, salvo tal vez en su traducción al blogging, a ese quie-

ro hacer un hermoso blog como parte de una hermosa

vida tan querido de los ciberpunks y los sionistas digitales.Merece la pena, en cualquier caso, retomar el debate lite-rario.

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En Sobre el amor y la muerte, Patrick Süskind confron-ta al lírico Orfeo –humano y creador mítico de las primerascanciones– con el épico Jesús de Nazaret.

[Orfeo] había perdido a su joven mujer mordida poruna serpiente venenosa. Y está tan desconsoladopor la pérdida que hace algo que puede parecernosdemente, pero también completamente comprensi-ble. Quiere devolver a la vida a su amada muerta. Noes que de por sí pusiera en duda el poder de lamuerte ni el hecho de que le correspondiera la últi-ma palabra; y mucho menos trata de vencer a lamuerte de una forma representativa, en beneficio detoda la Humanidad o de una vida eterna. No, sóloquiere que le devuelvan a ella, a su amada Eurídice,y no para siempre y eternamente, sino por la dura-ción normal de una vida humana, a fin de ser felizcon ella en la Tierra. Por eso, el descenso de Orfeoal Submundo no debe interpretarse en modo algu-no como una empresa suicida, sino como unaempresa sin duda arriesgada, pero totalmente orien-tada a la vida y que incluso lucha desesperadamen-te por la vida […]

Hay que reconocer que el discurso de Orfeo sediferencia de forma agradable del rudo tono demando de Jesús de Nazaret. Jesús era un predica-dor fanático, que no quería convencer sino quereclamaba un vasallaje sin condiciones. Sus manifes-taciones están salpicadas de órdenes, amenazas y elreiterante y apodíctico «pero yo os digo». Así hablanen todos los tiempos los que no aman ni quieren sal-var a un solo hombre sino a toda la Humanidad.Orfeo, sin embargo, sólo ama a una y sólo a ellaquiere salvar: Eurídice. Y por eso su tono es másconciliador, más amable […]

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El nazareno nunca comete errores. E inclusocuando parece cometerlos –por ejemplo al admitir aun traidor en su propio grupo–, el error está calcu-lado y forma parte del plan de salvación. Orfeo, sinembargo, es un hombre sin planes ni habilidadessobrehumanas y, como tal, capaz en cualquiermomento de cometer un gran error, una horribleestupidez, lo que hace que nos resulte otra vez sim-pático. Se alegra traviesamente –¿quién podríatomárselo a mal?– de su éxito. Ha conseguido algoque, antes de él, nadie había logrado.

Seguramente muchos cristianos se sentirán excluidosde la visión de Jesús que utiliza Süskind. No importa, noes lo relevante en esta larga cita. Cambien a Jesús por elChe o por cualquier líder salvífico, por cualquiera que ha-ga de la épica, del sacrificio último, del deseo de morir porotros, la base de su relato de futuro.

La clave que acertadamente señala el autor alemán esque lo épico va indisolublemente ligado al amor a losdemás como algo abstracto. Por eso la solución que apor-ta el héroe es necesariamente totalizadora y pasa porencima de cada uno como forma de resolver el todo. Laépica es definitivamente monoteísta en el sentido en quelo son las grandes máquinas teóricas de la modernidad.

Orfeo, la lírica al fin, parte de la humildad del uno entremuchos, del amor y lo concreto, de la persona –que no delindividuo–, asumiéndose y proyectándose hacia todosdesde el reconocimiento de la diferencia propia y la decada uno de los demás. Orfeo ofrece e innova sin intentarelevar ni hacer aceptar a los demás una verdad globalúnica. Por eso su relato se hace aceptable desde la pos-modernidad, porque su acción y su relato no pretendenser el cierre de nada, sino parte de la gran fiesta de supropia vida. Una fiesta con las puertas abiertas. Por eso la

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lírica abre una conversación. A partir de ella caben tantola inclusión como un irónico distanciamiento, pero no laexcomunión.

En la épica, en cambio, sólo cabe la adhesión o la ex-clusión, pues sólo habla el héroe, hijo del Dios de un logos(razón y palabra) que no reconoce otra verdad que la suyapropia.

No hace mucho Desmond Morris dedicó un curiosoensayo a la felicidad: La naturaleza de la felicidad. La defi-nía como el súbito trance de placer que se siente cuandoalgo mejora y la fundamentaba como un logro evolutivo denuestra especie, como el premio genético que recibimoslas criaturas de una especie que se hizo curiosa, básica-mente pacífica, cooperativa y competitiva para poderadaptarse y superarse en un medio diverso y cambiante.

Morris argumenta que si la felicidad es pasajera esporque está ligada al cambio. Así, el muy reiterado lemade Juan Urrutia «dejarse arrebatar por el cambio» resumi-ría como ninguno el atractivo irrenunciable de la lírica dela innovación y su perspectiva gozosa del futuro.

La lírica de las redes es un canto del goce, de la felici-dad provocada por el cambio. Es una lírica rebelde entanto que la rebeldía se incorpora a la teoría de las redessociales: al cantar la felicidad producida por el cambio, porla innovación, al aumentar la expectativa del premio a reci-bir por quien se una, invita a reducir el umbral de rebeldíadel oyente impulsando la extensión de los nuevos com-portamientos y, precisamente por ello, la cohesión social.

En este marco, la lírica entendida como el relato de lafelicidad, desde la felicidad o en su expectativa, suponeuna invitación al cambio desde la ejemplaridad del explora-dor, del cartógrafo que reduce los riesgos experimentan-do a su propia costa para hacer públicos los resultados.Frente a la épica del conquistador, del combatiente, queprefigura una sociedad de sacrificio y conquista, de indivi-

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duos sufrientes en pos de un plus ultra, de una victoriafinal que dé sentido a la Pasión sufrida, la lírica de la inno-vación social se parece más bien al apasionado relato delnaturalista que vive un descubrimiento permanente y pro-gresivo, que sabe el más allá infinito y valora lo recorridoen sí mismo, como una obra completa, como una reinven-ción permanente, una Resurrección gozosa.

La épica se adapta mal a las redes, al menos a las delas culturas meridionales, porque es cosa de individuos,de soledades. Prometeo cumple aislado su castigo. ElJesús épico, el del martirio, es un Jesús solitario («Padre,¿por qué me has abandonado? »). El Cristo de la Re-surrección vuelve para relacionarse con otros, visita a losamigos y a su madre, reconstruye la red rota por el agota-miento producido por su propio sufrimiento en quienes leamaban, devolviendo la fe agotada y antecediendo el granmilagro pentecostal: la multiplicidad de la palabra paracada uno de los miembros del cluster original.

Es difícil expresar hasta qué punto, desde la mirada y lapráctica de las redes, el individuo es una abstracción abe-rrante. No somos individuos, somos personas definidas nosólo por un ser, sino por un conjunto de relaciones, de con-versaciones y expectativas que configuran una existencia.

Lo que vale para el individuo no vale para la persona.No está en el enemigo nuestro espejo cuando uno no esuno sino varios. El esfuerzo épico es el esfuerzo por obte-ner una identidad coherente basada en la confrontación,por hacer enemigo de todos lo que es enemigo de uno.Por eso la épica simplifica y homogeneiza. Pero la lírica nosdice que nuestra identidad no reside en lo que es, sino enlo que vemos posible alcanzar, en la felicidad del siguien-te cambio, de la siguiente mejora posible. Nos invita, pues,a definirnos sobre el siguiente paso, a llevar la banderacada cual de nuestro propio curso. Invita a hacer camino,cada cual el suyo, no a aceptar un único destino.

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Por ello la épica ve lo colectivo como organización,como molde, como ejército, como resultado de un plan ouna voluntad trágica. El Che cuenta Bolivia como un Cristosufriente abandonado por el pueblo-padre. La lírica relatalo colectivo desde lo común, como la magia (cuya inven-ción, por cierto, atribuían los griegos a Orfeo), como laimagen resultante de un rehacerse de prácticas, de expe-rimentos, de juegos. Nada más lejos de la chejiná cabalís-tica y mesiánica que culmina en el Nuevo Jerusalén que elderecho a la búsqueda de la propia felicidad, que ofreceel contrapunto subversivo y lírico al orden moderno de laConstitución estadounidense.

Y éste es el marco desde el que el poder se define enambas formas de relato como algo realmente opuesto. Enla épica, el poder emerge como resultado de la batalla.Tras ella queda el vacío o un nuevo ciclo fractal de guerraa nueva escala. Tras la Ilíada, la Orestíada. Del sacrificio deIfigenia a la persecución de Orestes por su propia madre,media el triunfo de Agamenón: la Troya engañada, vejaday arrasada.

Del relato lírico el poder emerge como consenso, comoresultante colectivo de un experimento testado pormuchos, de un camino que descubre un hito por el quepasa, para muchos, la forma de construir una existenciaarrebatada por el cambio. El poder del lírico emerge de sucapacidad para generar nuevos consensos, de diseñarnuevos juegos, nuevas experiencias que muchos o todosen una red entiendan como mejora, como fuente de felici-dad para cada uno.

Construir un hermoso blog como bitácora de una her-mosa vida. Construir y cantar lo construido. Porque, al fin,¿puede haber mayor triunfo que el de construir la felicidaddesde lo pequeño?

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Ciberturbas

Todos tenemos una idea intuitiva de las ciberturbas. Unadefinición no problemática podría ser:

La culminación en la movilización en la calle de unproceso de discusión social llevado a cabo pormedios electrónicos de comunicación y publicaciónpersonales en el que se rompe la división entre cibe-ractivistas y movilizados.

La idea central es que es la red social en su conjuntola que practica y hace crecer el ciberactivismo, a dife-rencia de otros procesos, como las Revoluciones deColores, donde la permanencia de estructuras descen-tralizadas junto con las distribuidas llevó al mantenimien-to de la división ciberactivistas/base social de una formaclara. Como hemos visto, existían «organizaciones con-vocantes», aunque sólo fueran, a su vez, pequeñas sub-redes sociales de activistas más que organizacionestradicionales.

Una de las características definitorias de las cibertur-bas es que es imposible encontrar en ellas un «organiza-

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dor», un «grupo dinamizador» responsable y estable. Entodo caso, encontraremos «propositores» originales queen el curso de la movilización tienden a disolverse en elpropio movimiento. Entre otras cosas porque las cibertur-bas nacen en la periferia de las redes informativas, no ensu centro.

El problema con movimientos tan nuevos y que influyentanto en la agenda política, como los que hemos caracte-rizado como ciberturbas, es que resulta sumamente difícildiscutir sobre ellos o analizarlos sin que la percepción yvaloración del receptor estén mediadas por sus conse-cuencias o por su posición en los debates políticos queabren.

En España ha sido obvio con las movilizaciones de lanoche del 13 de marzo de 2004. En Filipinas había pasadoantes. Podría parecer que hubiera muchas más oportuni-dades para el análisis desapasionado en el caso francés, alser el movimiento tan pobre propositivamente y causar unarepulsa tan generalizada. Sin embargo, al haberse confun-dido mediáticamente con el debate sobre la inmigración, eincluso con el miedo al terrorismo yihadista, tampoco estálibre de condicionamientos partidarios.

Cuando nos acercamos a ellos, lo primero que nosllama la atención es la existencia de una división claraentre una fase deliberativa –de debate– y otra de convo-catoria y movilización en la calle. La primera es relativa-mente amplia, aunque subterránea en la medida en queno se ve reflejada en los medios tradicionales. De hecho,es constatable como en los tres casos más recientes losblogs tuvieron un papel fundamental como herramienta,aunque lógicamente, la «conversación» armada por cadauno de ellos involucrara áreas distintas de la blogsfera. Dehecho, parece que la tendencia es a que la web tenga unpeso cada vez mayor en esta fase, paralelo a la expansiónde las tecnologías de publicación personal.

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Pasamos de las radios locales y los foros online filipinosdel año 2001 a la combinación de medios digitales alter-nativos, foros y blogs relativamente centrales e ideologiza-dos en el periodo del 11-12 de marzo de 2004 en España,para finalmente llegar a la llamada «blogsfera periférica» enel noviembre francés de 2005 y el macrobotellón españolde 2006.

En cada caso no sólo el número de emisores aumentacon respecto al anterior, sino también el número total depersonas involucradas en la comunicación. En este caso elejemplo francés es especialmente interesante, en la medi-da en que ese entorno deliberativo se crea sobre la mar-cha, de forma relativamente espontánea a partir de un parde «páginas de homenaje» creadas en un servicio gratuitode blogs ligados a una emisora de música, Skyrock.

A los pocos días de comenzar las revueltas la policíafrancesa ya era consciente de que no se enfrentaba a unaexplosión irracional de los barrios, sino a una forma con-temporánea de violencia urbana organizada, la guerrilla enred surgida espontáneamente a partir de la repercusiónde las primeras algaradas. Así lo declaraba la televisiónpública francesa:

Des policiers évoquent aussi l’«émulation» entre

groupes, via des «blogs», une compétition entre quar-

tiers voisins ou la recherche d’une exposition média-

tique.

Trece días después, tres bloggers fueron detenidos porsu papel en las revueltas francesas. Según el diario Li-

beration:

Ces blogs, intitulés «Nike la France» et «Nique l’État»

ou encore «Sarkodead» et «Hardcore», incitaient à

participer aux violences dans les banlieues et à s’en

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prendre aux policiers. Ils ont été désactivés par Sky-

rock le week-end dernier. L’information a été ouverte

pour «provocation à une dégradation volontaire dan-

gereuse pour les personnes par le biais d’internet».

Les trois jeunes gens, dont deux de Seine-Saint-

Denis (Noisy-le-Sec et Bondy), âgés de 16 et 18 ans

et un autre, 14 ans, des Bouches-du-Rhône, avaient

été arrêtés lundi matin […]. Les trois jeunes qui «ne

se connaissent pas entre eux», avaient «pris comme

support» le site internet de la radio Skyrock. […].

Dado el aspecto de los blogs mientras estuvieronabiertos, los tres chicos parecían poco más que lammers,usuarios muy poco avanzados que normalmente harían unuso lúdico de la red y poco más y que, como escribía enesos días Alejandro Rivero, «lo que pretendían hacer erauna página de homenaje y les pilló de sorpresa el que seempleara para pegar convocatorias».

Esto lo confirmaría el hecho de que alojaran sus blogsen Skyblog, un servicio de blogs gratuitos que es el equi-valente francés del MSN-Spaces en el mundo hispano,con un perfil de usuario muy similar. Pura «blogsfera perifé-rica», pero masiva. De hecho, se calcula que en el caso his-panoparlante agrupa a más de dos millones de personas.

Además, la información señala que «no se conocíanentre sí». De hecho, lo más probable es que percibieran alos otros, si habían dado con ellos en la red, como compe-tidores. La competencia, en las redes distribuidas y sobretodo en el marco de un naciente swarming, se convierteen cooperación. Pero evidentemente esto iría más allá delos tres nodos originales. Como señalaba el bloggerAlejandro Rivero,

a lo largo de la semana han aprendido sobre la mar-

cha, autocitándose y linkando unas páginas con otras

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para evitar tanto los cierres como las sobrecargas

técnicas ¡al pasar de 2^14 comentarios!

La multiplicación de nodos (blogs) fácilmente interco-nectados entre sí (a través de los comentarios) generó unmedio de comunicación específico y distribuido, una sub-blogsfera alojada en Skyblog que en muy poco tiempo seconvirtió en todo un ecosistema informativo, a pesar dehaber aparecido, como hemos visto, muy toscamente. Setrataba de un subsistema donde emulación y competenciageneraron como resultado un óptimo acumulativo (deconocimiento), al permitir muy rápidamente alcanzar lamasa crítica de blogs nuevos e implicados, y que por tantosentó las bases de una cierta forma de cooperación social.

Lo verdaderamente fascinante de esta experiencia esesta convivencia de elementos estructuralmente muyavanzados, muy contemporáneos, propios del swarming(blogs, móviles, acumulación rápida de conocimiento téc-nico por mera interconexión espontánea de los nodos)con la tosquedad de las intenciones, la ausencia casi totalde discurso y estrategia de poder (no se reivindicaba nadamás allá de que Sarkozy se disculpara, aunque se expre-sara mucho).

Seguramente por eso, y debido más que nada a lascarencias de base generadas por el sistema educativo, lafase deliberativa en el caso francés fue sumamente brevey evolucionó hacia la acumulación técnica de conocimien-tos en formas de guerrilla urbana, superponiéndose a lacoordinación y convocatoria realizada sobre todo median-te teléfonos móviles.

Durante aquellos días los medios de media Europainsistieron en trazar un paralelismo con las revueltasraciales de Los Ángeles en 1994. Pero lo interesante sonlas diferencias, no sólo en las bajas producidas (53 muer-tos en LA frente a uno en todos los enfrentamientos calle-

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jeros franceses), sino sobre todo en la evolución y laforma. En Los Ángeles las noches y los días fueron igual-mente peligrosos y los saqueos fueron constantes.Aunque ambos movimientos acabaron por una mezcla derepresión y agotamiento interno (producto de su ausen-cia de contenido reivindicativo claro), el ciclo (día/nochey entre días) fue radicalmente diferente. En Francia vimoscómo de la violencia espontánea y localizada emergía unaconciencia de acción colectiva, de juego/ataque/compe-tencia grupal no sólo en los barrios, sino entre ellos yentre las ciudades. Y como resultado vimos un crescen-do tanto en extensión como en capacidad de organiza-ción técnica de las algaradas; todo ello sin alejarse másde unas manzanas de casa.

Las revueltas francesas llegaron a convertirse en unswarming nacional para finalmente desinflarse. Se desin-flaron porque sus protagonistas adolecían, ya de partida,de una falta de empoderamiento básico: la capacidad paraexpresar y articular sus necesidades en forma de pro-puestas. Sin embargo, demostraron una capacidad asom-brosa e incomparable con el caso estadounidense paradesarrollar conocimientos «técnicos» de guerrilla urbana abase de compartir experiencias. Era asombroso ver losvídeos grabados con teléfonos móviles de los desplieguesnocturnos de la policía y cómo eran comentados en losblogs por la mañana.

Esto es característico también de las ciberturbas: ladivisión de los medios empleados en cada fase del movi-miento (radios locales, blogs y foros para la fase delibera-tiva anterior y –en el caso francés y el 13-M– tambiéncontemporánea al desarrollo de las movilizaciones).Aunque quizá lo más llamativo para los media fue la capa-cidad de convocatoria, algo que, dada la capacidad yextensión de los medios técnicos empleados, en principiono debería sorprendernos.

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En el mundo de la comunicación SMS funciona plena-mente la lógica de las «epidemias»5. El ejemplo más cer-cano, el macrobotellón español, ofrecía unas cifrasbastante representativas.

En 2006 había en España 40.773.000 de usuarios demóviles. El 94% era menor de 35 años y, en principio, sus-ceptible de ser «infectado». Si en ese momento había en elpaís 14.286.049 millones de personas entre 14 y 35 años,podemos asumir que, a efectos prácticos, todos los jóve-nes susceptibles de recibir el mensaje y «contagiarse»tenían móvil.

Sabemos que el 17 de marzo de 2006 en Sevilla acu-dieron 5.000 personas a la primera convocatoria local quedio lugar al movimiento. Como, según el INE, había en laciudad 214.325 personas dentro de ese rango de edad,la participación ascendería al 2,33% de los jóvenes. Esto,en nuestro modelo, sería el equivalente a la población«inoculada» por una bacteria o virus al principio de unaepidemia.

A partir de aquí podemos calcular la evolución de la«epidemia botellonera». Por otras cadenas de SMS, comolas navideñas, sabemos que el parámetro R, que mide elnúmero de terminales no inmunes –excluyendo por tantolos receptores mayores de 35 y los ya infectados– a losque cada individuo va a mandar un mensaje «de éxito»está entre 7 y 10. El número es relativamente bajo debidoa la estructura de la red social española, formada porredes –clusters– relativamente aisladas aunque amplias,algo que, por cierto, los mensajes SMS y la blogsferaestán contribuyendo a cambiar.

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5Para ampliar la relación entre epidemias y propagación de mensa-jes en las redes sociales, véase el apéndice online de este libro:http://www.deugarte.com/gomi/historia_del_analisis_de_redes_socia-les.pdf

Pero no nos engañemos, con un R así una epidemiacrece muy rápidamente. Para hacer una comparativa conlas epidemias «de verdad», R en el sida tiene un valor, porejemplo, de 2 a 5, en la viruela entre 3 y 5 y en el saram-pión entre 12 y 18 según épocas y lugares.

Por otro lado, la amplitud temporal de la «incubación», eltiempo transcurrido entre que empezaron las cadenas y eldía de la convocatoria, prácticamente nos aseguraba unasemana antes de la fecha elegida que la cadena habíaprendido e iba a alcanzar la masa crítica antes del día 17 demarzo. Así nos lo aseguró la prensa, según la cual ya enesos días había convocatorias en marcha en las 10 prin-cipales ciudades españolas.

Otra medida alternativa al R, seguramente más intere-sante desde el punto de vista de las epidemias SMS, es elporcentaje de reiteración. Respondería a la pregunta: Sireenvío un mensaje que he recibido a toda mi agenda,¿cuántos de ellos lo recibirán de mí por primera vez?Evidentemente se relaciona con R, pero tiene dos ventajasque la hacen más descriptiva: es dinámica –el porcentajees más pequeño conforme la epidemia avanza– y tieneuna relación lineal con el grado de clustering de la socie-dad española, seguramente la variable más perseguida yestimada por todos los que nos dedicamos al análisis deredes sociales.

Los presupuestos de estos modelos derivados del clá-sico SIR son muy poco realistas cuando se aplican a lasredes sociales, ya que parten de que los contactos entrelas personas se producen al azar, algo que sería asumibleen enfermedades de transmisión aérea como la gripe, peroque difícilmente funciona o describe con precisión la trans-misión de información que opera en las redes sociales. Sinembargo, conforme mayor sea la extensión, más similaresserán los resultados y, por otro lado, tenemos –o podemosderivar– todos los datos que nos pide cualquier simulación.

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Jugando con los datos y las hipótesis de infecciosidada partir de los primeros resultados empíricos (los primerosbotellones nacidos de la convocatoria), en su día estima-mos que, sólo mediante SMS, se habrían enviado antesdel día 17 unos 12 millones de mensajes, que habrían lle-gado aproximadamente a un millón y medio de personasdiferentes. Eso sin contar con el efecto de los foros, losmedia y las cadenas de e-mails.

El resultado final fue una movilización generalizada, enparte frustrada por la lluvia, de casi un centenar de milesde personas y un cambio en la percepción social del bote-llón que hizo que el Ayuntamiento de Granada habilitarazonas destinadas a este tipo de encuentros.

Por cierto, en esto también se aprecia una novedadradical con respecto a movimientos anteriores. Al no exis-tir una institución –partido, sindicato, colectivo, etc.– queconvoque las movilizaciones, no se puede escenificar unacuerdo o una negociación.

Como señalaba Manuel Castells en un excelente docu-mental sobre la ciberturba del 13-M firmado por ManuelCampo Vidal, estos movimientos tienen el carácter de una«revuelta ética», no existe siquiera un programa mínimo,sino la expresión de unas peticiones muy sencillas ligadasa la naturaleza reactiva del movimiento.

En el caso filipino fueron las pruebas de corrupción delpresidente Estrada. En el 13-M el «¿Quién ha sido?» fueuna reacción frente a la percepción de manipulación infor-mativa gubernamental en la atribución de la autoría del 11-M. En los disturbios franceses, la exigencia de discul-pas al ministro del Interior a raíz de sus declaraciones trasla muerte de dos chavales del arrabal en un encuentro conla policía. En el macrobotellón español, la reivindicaciónlúdica del espacio público tradicional en nuestra culturafrente a las leyes cada vez más restrictivas de las adminis-traciones.

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Este carácter genérico de lo vindicado, unido a laimposibilidad de personificar el movimiento en una orga-nización o un líder, da pie a infinitas teorías conspiranoicasmás o menos del gusto de los medios.

La tendencia, sin embargo, no es hacia una «cristaliza-ción» organizativa de este tipo de movimientos. Al contra-rio, el papel determinante en todos ellos es la red deteléfonos móviles, que es prácticamente un calco de la redsocial real y de la «blogsfera periférica», que sigue en suexpansión un camino parecido.

Al origen deliberativo de estos movimientos se le pue-den aplicar las conclusiones de la crítica que el físico yteórico de redes Duncan Watts6 hizo del estructuralismoestático y basado en el concepto de centralidad que seenseña en nuestras universidades:

Implícita en la aproximación [a las redes desde elconcepto de centralidad] está la asunción de que lasredes que parecen ser distribuidas no lo son real-mente. […] Pero, ¿qué pasa si no hay un centro?¿Qué pasa si hay muchos «centros» no necesaria-mente coordinados ni incluso del «mismo lado»?¿Qué pasa si las innovaciones importantes no segeneran en el núcleo sino en la periferia, a donde loscapos gestores de la información están demasiadoocupados para mirar? ¿Qué pasa si pequeños suce-sos repercuten a través de oscuros lugares porcasualidad y merced a encuentros fortuitos desen-cadenan una multitud de decisiones individuales,cada una de ellas tomada sin una planificación pre-via, que se convierten por agregación en un sucesono anticipable por nadie, ni siquiera por los propiosactores?

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6Duncan Watts, Six degrees, W. W. Norton & Company, 2003.

En estos casos, la centralidad en la red de losindividuos o cualquier centralidad de cualquier tiponos dirá poco sobre el resultado, porque el centro

emerge como consecuencia del propio suceso.

Eso es exactamente una ciberturba, la culminación en

una movilización en la calle de un proceso de discusión

social llevado a cabo por medios electrónicos de comuni-

cación y publicación personales en el que se rompe la divi-

sión entre ciberactivistas y movilizados. Es la red social ensu conjunto la que practica y hace crecer el ciberactivis-mo, desde la periferia hacia el centro.

No tiene sentido buscar el origen y la autoría de lasconvocatorias en una persona o en un grupo. Constan-temente hay miles de ellos en la blogsfera proponiendotemas y soluciones para el debate con la esperanza deque cristalicen en una movilización social generalizada. Lablogsfera, ese nuevo gran medio de comunicación distri-buida, es el autor y el origen de todas estas movilizacionesde los últimos años.

Por eso si definimos «influencia» como la capacidad deun medio, un grupo o un individuo para modificar por símismo la agenda pública en un determinado ámbito, hayque remarcar que ningún blog es un medio, la blogsferaes el medio.

Un blog concreto, a diferencia de un gran periódico, nopuede modificar la agenda pública. La blogsfera, la granred social de personas que se comunican a través de bitá-coras y otras herramientas de publicación electrónica per-sonal, sí, como demuestran, en el límite, las ciberturbas.

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