El Peregrino

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EL PEREGRINO UN CAMINO ESPIRITUAL DESDE LA GRACIA FRANCISCO JESÚS FERRER SERRANO TEOLOGÍA ESPIRITUAL CURSO: 14/15

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Trabajo de síntesis y estudio sobre el relato autobiografico de El Peregrino, San Ignacio de Loyola

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EL PEREGRINO UN CAMINO ESPIRITUAL DESDE LA GRACIA

FRANCISCO JESÚS FERRER SERRANO

TEOLOGÍA ESPIRITUAL

CURSO: 14/15

EL PEREGRINO

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"Y EN ESTE CAMINO LE ACAECIÓ UNA COSA,

QUE SERÁ BUENO ESCRIBIRSE,

PARA QUE SE ENTIENDA COMO NUESTRO SEÑOR

SE HABÍA CON ESTA ÁNIMA, QUE AÚN ESTABA CIEGA..."

EL PEREGRINO

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1. ÍNDICE

1. ÍNDICE...................................................P.3

2. INTRODUCCIÓN........................................P.4

3. ESPIRITUALIDAD IGNACIANA.......................P.5

4. CONTEXTO HISTÓRICO..............................P.6

a. LA OBRA.........................................P.7

b. DESTINATARIOS................................P.8

5. ANÁLISIS...............................................P.9

6. ESTUDIO MISTAGÓGICO............................P.11

7. CONCLUSIÓN..........................................P.15

8. BIBLIOGRAFÍA........................................P.16

EL PEREGRINO

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1. INTRODUCCIÓN

El peregrino, una de las obras más personales de San Ignacio de Loyola y de la que

ha bebido en abundancia la Compañía de Jesús en la historia. Este relato

autobiográfico o mejor dicho, contado de la viva voz de Iñigo ha ayudado a conocer

a un personaje tan transcendente en el mundo y en la Iglesia.

Durante esta humilde exposición de su contenido intentaremos desentrañar aquello

que se puede leer entre las líneas de este corto relato pero no por ello pobre, sino

todo lo contrario, rico en una experiencia de Dios transformante, que de forma

arrolladora cambia de rumbo a una vida perdida pero prometedora de grandes

reconocimientos del mundo y de una carrera militar en pleno inicio.

Es una obra llena de emociones, expresiones que arrastran, un testimonio que se

hace posible y cercano para el hombre de hoy, universal tanto en cuento que

responde a preguntas del hombre de hoy como el fin de la gloria terrena, el sentido

último de la vida.... ¿cuál es la presencia de Dios en nuestras vidas? ¿cuál es mi

responsabilidad para y con el mundo, y con los hermanos?.

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2. ESPIRITUALIDAD IGNACIANA

El relato de "El Peregrino", como es evidente, debemos situarlo dentro de la

espiritualidad ignaciana. La espiritualidad Ignaciana se puede describir como atención

activa a Dios acompañada por una pronta respuesta a Dios, quien siempre está activo en

nuestras vidas. A pesar que esto incluye varias formas de oración, discernimiento y

servicio Apostólico, lo que es en última instancia crucial, la disposición interior de

atenciones y respuesta. El resultado es que la espiritualidad Ignaciana tiene una notable

presencia, ambos en su atención a Dios y en su deseo de responder a lo que Dios le pide

a la gente ahora.

La espiritualidad ignaciana no se debe confundir con la espiritualidad jesuítica. La

primera se encuentra centrada en la vida espiritual que transmite San Ignacio con su

testimonio y obras, la segunda se refiere a la historia "espiritual" de la Compañía de

Jesús. Esta, como dije anteriormente, está fundada en la particular experiencia del

Misterio de Dios revelado a Iñigo. Dicha experiencia llevo a nuestro autor a una

transformación progresiva que ha sido reflexionada y estudiada a lo largo de la historia

pues en ella se encuentra inserta una revelación personal de Cristo.

La "lógica" que podemos encontrar en esta espiritualidad a través de textos como los

Ejercicios Espirituales, cartas o la misma autobiografía debe servir de ayuda a todos

aquello que acogen como propio el modo de proceder carismático de Ignacio. La

cuestión es interiorizar la consciencia del modo de proceder de Dios bajo la "lógica

ignaciana". Para entender esta "lógica" no debemos nunca de olvidar de que San Ignacio

tiene un punto de partida y es "ser santo" bajo una gracia de conversión en su visión de

María.

Son numerosos los rasgos que hacen característica esta espiritualidad y vamos a ir

tratándolos brevemente uno a uno.

La dimensión intertrinitária es crucial. Experimentar el Misterio de Dios como amor

relacional de las tres divinas personas hecho historia es el foco transformador de la

persona. Todo desciende "desde arriba" y por ello, todo este sistema relacional en el que

el sujeto debe involucrarse tiene como fin último llegar al Padre. Dios debe ser el

receptor de nuestras decisiones y por ello el ofrecimiento de las mismas para que las

acoja y reciba.

Toda la aventura de Iñigo comenzó con la lectura del "Vita Christi" por los que el

aspecto cristológico en su espiritualidad es bastante evidente. La amistad y el

conocimiento del redentor en la vida de nuestro protagonista es el pilar y el motor que e

guía en sus viajes, vida asceta...etc.

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La relación con Cristo configuró a Ignacio y sobre ella construyó todo un proceso de

vida que culminará en la redacción de los "Ejercicios Espirituales" que no es otra cosa

que exponer todo nuestro ser en la misericordia infinita de Cristo crucificado. Sin ir más

lejos, la congregación que él mismo funda refleja la centralidad del aspecto cristológica

en su biografía "Compañía de Jesús". Esta cercanía al Misterio de Dios por la

proximidad a Cristo encuentro su lugar privilegiado y más cercano en la eucaristía. Es el

lugar donde se hace de forma evidente, para el cristiano, la voluntad divina, pues es un

tiempo para el discernimiento de las mociones interiores. Gracias a Ignacio se va

eliminando la primacía del concepto "ascética" en la espiritualidad a una relación con

Dios donde la dimensión pasiva y afectiva ocupa un puesto, no de menor importancia, a

la ocupada por la renuncia a sí mismo y la abnegación.

Si no situamos en la vivencia eclesial de esta espiritualidad, podemos observar como

Ignacio reconoce que la iglesia es el ámbito indiscutible para el cristiano, tanto en

cuanto que es, la vivencia de la misma, el ámbito iluminador de discernimiento. No es

necesaria justificar más esta postura cuando la Compañía de Jesús vive el cuarto voto de

obediencia al Sumo Pontífice.

La finalidad de la espiritualidad ignaciana no es otra que llegar a ser un verdadero

instrumento apostólico para el buen servicio al mundo y a la Iglesia para mayor gloria

de Dios.

3. CONTEXTO HISTÓRICO

Situar la figura de Ignacio de Loyola en el tiempo no es nada complicado.

Nace a finales del s.XV y su infancia la vivirá en pleno comienzo del siguiente

siglo. El Renacimiento llega a España con retraso. A pesar de la expansión

territorial y del desarrollo de la burguesía, la sociedad sigue siendo de tipo

estamental y la mayor parte vive en condiciones de pobreza. El oro y la plata que

llegan de América se gastan en guerras, en las cuales participaran sus hermano y él

mismo, en vidas lujosas de la corte.

Tras la muerte de Isabel y de los dos infantes herederos, será Juana "la loca" y su

esposo Felipe de Austria los sucesores del trono de Castilla, al poco tiempo de que

esto ocurriera muere Felipe (1506) y la reina Juana sufre constantes delirios de

locura. Fernando el Católico decide encerrar a su hija para hacerse cargo de la

regencia de Castilla hasta su muerte. En 1516 muere Fernando y su nieto Carlos I,

hijo de los Reyes Juana y Felipe es proclamada do rey de Castilla y Aragón.

El s.XVI es por antonomasia el tiempo de lo literario y lo artístico, e l siglo de la

reforma protestante, del Concilio de Trento, la Compañía de Jesús y la reforma

católica y los avances científicos.

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La Iglesia se encontraba en un momento difícil. Se encontraba enormemente

criticada por el reciente surgimiento del humanismo, el cual revaloriza el espíritu

humano dejando atrás las concepciones teológicas tradicionales y los modelos

autoritarios del Medievo. Fue un siglo de lentos cambios políticos e institucionales.

En 1417 se puso fin al gran cisma con la elección de Martín V, disminuyeron las

herejías y Roma fue reconstruida, adquiriendo un gran prestigio cultural que duraría

hasta nuestros días.

Anteriormente hice referencia a la literatura como clave en el contexto del que

estamos hablando y donde situamos nuestra obra "El Peregrino". Nos encontramos

ante una etapa denominada "siglo de oro", pues es un periodo de apogeo para la

cultura española en general. A causa de la expansión ya citada de "las Españas" el

influjo cultural de otros lugares a esta fue de una gran riqueza. El apogeo literario

castellano tanto en obras filosóficas, religiosas, cómicas o novelescas ayudaron a

cultivar las Universidades y escuelas por todo el imperio español

.

a. LA OBRA

La singularidad de la obra sobre la que estamos hablando se percibe en su

misma narración. El Peregrino se encuentra en la lista de los numerosos

testimonios autobiográficos de la literatura cristiana a través de los siglos.

Pertenece al género de la autobiografía espiritual como Las Confesiones de San

Agustín, el Testamento de San Francisco, el Memorial de Pedro Fabro o el Libro de

su Vida de Santa Teresa. Intentar delimitar esta obra dentro de las características

comunes de las autobiografías puede resultar algo difícil por lo que se ha puesto en

duda su pertenencia dentro de dicho estilo literario. Una de las teorías que defiende

la afirmación que acabamos de hacer es el ámbito tan reducido de tiempo que

abarca y la selección de aquellos datos que interesan a una finalidad específica, la

dirección que habría tomado Iñigo hacia Dios desde el principio de su conversión.

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Es cierto que a lo largo del tiempo y en las numerosas ediciones y publicaciones de

la obra se ha ido imponiendo el término autobiografía pero podemos encontrar que

también, como alternativa, se ha titulado la obra como "El Relato del Peregrino",

algunos sostienen que la palabra "relato" puede poner de manifiesto con más

claridad la naturaleza del escrito que constituye este libro. La palabra "peregrino"

nos proporciona el tema principal de la obra ya que es como se designa el propio

San Ignacio.

b. DESTINATARIOS

El relato surge del empeño de los propios destinatarios para que Ignacio

vuelque su rico camino espiritual interior. Estos encontraron resistencia por parte

del fundador de la compañía, ya que suponía remover una historia que el mismo

protagonista es capaz de ver la repercusión positiva que podía suponer a su persona

hablando de honor terrenal, por lo que dicha actitud de humildad hace del texto

mucho mas valioso.

Eran numerosos los compañeros que Ignacio tenia por el mundo anunciando la

Buena Nueva de Cristo. Estos manifestaban su deseo de conocer más a fondo la

figura que le había inspirado a emprender dicho proyecto de vida. Tenemos el

Características Formales de la Autobiografía:

La persona gramatical: el empleo del yo, del tú, de él/ella, o del nosotros son datos formales que

pueden entrañar una cierta relación, distancia, identificación o solución del "yo" narrador con

respecto al personaje.

En las autobiografías, cualquiera que sea la persona gramatical que se emplea en la narración es

imprescindible que haya identidad entre autor, narrador y personaje.

La prosa y el verso: la mayoría de los textos autobiográficos adoptan la prosa como vehículo de

expresión porque su lectura resulta más cómoda para el lector.

La extensión: la extensión es libre, pero debe abarcar un espacio de la vida para que exista un

cierto dinamismo en el relato.

El orden lineal: la mayoría de los textos autobiográficos adoptan una forma lineal en la que se

puede seguir una división cronológica en capítulos y épocas, por eso hay una secuencialidad

temporal que responde a un principio de organización. El orden siempre aporta coherencia.

La vida como metáfora: cuando la vida real se traslada a un papel, el texto que resulta se

convierte en una metáfora pragmática que permite comprender al autor y que este se explique.

La firma: esta culmina simbólicamente los textos autobiográficos. Es la garante del texto, y en ella

se expresa el principio de autoridad y de autoría que caracteriza las obras artísticas.

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testimonio de uno de los grandes amigos de San Ignacio, Jéronimo Nadal, autor del

primer prólogo, el cual manifiesta el interés por la creación de "El Peregrino" con

estas palabras, "cómo el Señor le había dirigido" o "como el Señor os formó".

El Peregrino está dirigido, por el mismo Iñigo, a la persona que desea realizar en su

vida los Ejercicios Espirituales.

Como ya he comentado más arriba y de forma general para nuestro hoy, los escritos

ignacianos y en especial "El Relato del Peregrino" tienen como destinatarios los

propios miembros de la Compañía de Jesús pero con el paso del tiempo, dichos

escritos han entrado a formar parte del patrimonio de la Iglesia Universal. El

camino espiritual que Iñigo nos propone en todo su corpus literario se ha hecho

universalmente válido y compatible con toda espiritualidad de cualquier cristiano.

El reconocimiento de sus obran es generalizado por el magisterio de la Iglesia y la

tradición de la misma.

4. ANÁLISIS

Intentaré realizar un análisis del relato, lo dividiré en etapas.

Algo se mueve en el Peregrino.

La edad del despertar del corazón, del dejarse enamorar por alguien. Todo

comienza en el interior. Para Ignacio fueron las lecturas. La imaginación comienza

a trabajar y proyecta imágenes de posibilidades cada vez más atractivas. Uno se

siente capaz de todo, el idealismo vuelve fácil todo y lo que deseamos hacer nos

hace felices. El ser humano es así, Ignacio y nosotros pasamos por eso.

¿Cómo la vivió Ignacio? Hay una llamada primera por las lecturas de la "Vita

Christi" de Cartusiano y de "Flos sanctorum" de Jacobo de Varazze. Toda la nueva

información que de ellos es capaz de exprimir, y la vida de Cristo hacen que los

deseos primitivos de Ignacio se dispersen para dejar paso a nuevas inquietudes

impensables para él, son mencionados muchas veces en la Autobiografía (en los

dos primeros capítulos unas 20 veces): "deseos de imitar a los santos", deseo de ir a

Jerusalén, "santos deseos" que borran los afectos pasados (Autobiografía n. 9-10);

"penitencias que deseaba abrazar" (id.12); "grandes deseos de servir a Dios en todo

lo que conociese" (id.14). Pero notamos un progreso, los motivos se van orientando

cada vez más para Dios y se va transformando el fin último, su proyecto de vida.

En este momento, Iñigo se encuentra metido en una encrucijada de dos vidas

paralelas y opuestas: el amor a las cosas del mundo y el nuevo acontecer en su

interior de las cosas de Dios. Son numerosas las ideas penitenciales que se le pasan

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por la cabeza para servir al que llamaría, como caballero, su "Nuevo Señor",

teniendo como referencia a Cristo. Estamos viendo un leve reflejo de lo que luego

profundizara y expondrá en sus Ejercicios Espirituales. En este momento no

podemos encontrar aún a un Ignacio capaz de interiorizar y poner orden en su

interior.

Crecimiento Espiritual

Es la etapa que va desde Montserrat hasta La Storta, la pequeña capilla que marca

el fin del itinerario geográfico y donde Ignacio vive una profunda experiencia

mística que le marca para su nueva vida en la ciudad de Roma; nos situamos ante

un momento de suma importancia en la vida de Ignacio y la Compañía de Jesús.

En este momento podemos deducir ya a un Ignacio que comienza hacer realidad su

deseo. Es un Peregrino que intenta vivir desde el ideal, lo afectivo en el día a día, lo

cotidiano en un esfuerzo permanente teniendo a Dios como horizonte para el

crecimiento humano y espiritual. Época de equilibrio entre su tenacidad vasca y su

capacidad de adaptación en relación consigo mismo y con Dios: aprender a

cooperar con El; llegar a la plena donación de sí evitando todo deseo que lo desvíe

del camino. Ignacio siente a ese Dios capaz de respetar al hombre en sus decisiones,

con sus dones y oscuridades.

[27] "En este tiempo le trataba Dios de la misma manera que

trata un maestro de escuela a un niño, enseñándole; y ora esto

fuese por su rudeza y grueso ingenio, o porque no tenía quien le

enseñase, o por la firme voluntad que el mismo Dios le había

dado para servirle, claramente él juzgaba que Dios le trataba

desta manera; antes si dudase en esto, pensaría ofender a su

divina majestad; y algo desto se puede ver por los cinco puntos

siguientes..."

Etapa misionera

Con la Storta encontramos el fin del peregrinaje de Iñigo, pues encuentra la

respuesta al "cómo ser enviado" comenzado en Loyola. La donación de sí mismo se

muestra en la disponibilidad ante Paulo III para el envío a la viña del Señor.

Transformar la realidad es el ideal de todo trabajo apostólico cristiano, pero se hace

aproximando la realidad de Dios para que el Creador y Señor abrace la totalidad de

la creación porque es Aquel que mantiene en la existencia todas las cosas por amor

participativo. Pero hace falta disponer a la creación para que pueda ser abrazada, es

decir eliminar obstáculos que impiden la aproximación; y transmitir el deseo de ser

abrazada. Incitar el deseo, y esto es lo que movió a Ignacio toda su vida. Quiere

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reproducir en otros la dinámica de conversión y crecimiento; multiplicar en el

espíritu el itinerario espiritual.

Ignacio llega a Roma en Noviembre de 1537 y queda allí hasta su muerte en 1556,

como instrumento de la acción divina, al que hace referencia en las Constituciones

de la Compañía. Ni la acción ni los intereses conocen fronteras; todas las

necesidades, sugestiones, planos, despiertan acogida y estímulo. Contagia el interés

por la misión y el itinerario espiritual acaba por ser itinerario misionero.

Nadal, primer teólogo de la espiritualidad ignaciana, promulgando las

Constituciones, dice sobre los domicilios de la Compañía: "el primer domicilio del

profeso de la Compañía es la peregrinación". La Compañía es para caminar, y la

disponibilidad es su situación preferida; es la herencia de Ignacio que se prolonga

en actitudes de buscar, sentir y actuar con un corazón universal identificado con el

Reino.

El momento final del itinerario es quietud, porque no abandona Roma, pero sobre

todo porque su vida contemplativa se centra definitivamente en Dios; encontrando

acceso al Padre, con Jesús, como a su sombra; preguntándose ¿a donde me quieres

llevar Señor?, o sintiéndose más unido a la Trinidad.

Pero es momento también de misión. Ignacio es devuelto al mundo, es enviado a

partir de su identificación total con el Hijo. En la quietud de Dios y en la

multiplicación de la acción apostólica de la Compañía, es decir en la universalidad

y eficacia como señales de una presencia divina que fue la meta del itinerario de

Ignacio.

6. ESTUDIO MISTAGÓGICO

La historia que nos presenta el mismo San Ignacio en esta obra es una

experiencia fuerte de Cristo, es decir, una experiencia apostólica. El cristocentrismo

tras la conversión de Iñigo es radical y es de ahí que proviene el sentimiento de

envío como el discipulado del Mesías.

[48]"...Yendo por este amino así asido del cristianismo de a

cintura, tuvo de nuestro Señor grande consolación, que le

parescía que vía Cristo sobre él siempre. Y esto, hasta que

allegó al monasterio, duró siempre en grande abundancia."

El fin de su misión, y al que se siente llamado durante todo el relato es a la ayuda

de las almas. Esta afirmación, de fondo en todo el relato, la expresa de forma más

clara y directa en las constituciones de la compañía,

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"nuestra vocación es para discurrir y hacer vida en cualquier parte del mundo

donde se espera más servicio de Dios y ayuda de las ánimas".

El peregrino encuentra una nueva ruta de vida, y es un poco lo que intenta hacer ver

a todos los lectores de la obra. Esta nueva ruta se encuentra expresada en el tiempo

de su convalecencia de guerra. En el transcurso de su camino, y con él el de todo

cristiano, intenta expresar que la búsqueda de Dios y de su proyecto debe ser un

continuo un y sin descanso. De esta idea podemos ver todo un proceso de

crecimiento espiritual, comenzamos de un Ignacio idealistas, asceta y lleno de

escrúpulos como se observa en el relato de Manresa a un Ignacio más maduro, que

se deja guiar por la gratuidad de Dios a través de su Gracia.

[99] "... me llamó con un aspecto más recogido de lo

ordinario, y me hizo una especie de confesión, que en

resumen era manifestar la intención y sencillez con que

había narrado estas cosas, asegurando que no había contado

nada más; y que había hecho muchas ofensas al Señor

después que había empezado a servirle, pero que nunca

había consentido un pecado mortal; es más, siempre

creciendo en devoción, es decir, en facilidad de hallar a

Dios, y ahora más que nunca en toda su vida, y siempre y a

cualquier hora que quería hallar a Dios, lo hallaba."

Nos encontramos ante un proceso espiritual marcado por un discernimiento fuerte y

que abarca todas las dimensiones de la vida y de la persona. La pedagogía divina

experimentada en su vida nos muestra una geografía especial por sus muchos viajes

pero también una geografía espiritual en el interior de Ignacio.

En el relato de Tierra Santa se ensancha el corazón de el peregrino hacia el Señor,

pero es donde descubre también que no debe fijar su devoción y su ayuda a los

demás en un lugar. Es aquí donde ya encontramos al gran explorador de

mediaciones de Dios para encontrar el camino correcto.

El Jesús histórico, el humano que sufre la pasión y muerte es su mayor amor. La

vida espiritual de San Ignacio se basaba en sentir y gustar la pasión primera de este

Cristo Redentor y sufriente, eclipsando las demás pasiones mundanas.

En el n.8 del relato al que nos referimos podemos denotar como Iñigo intenta

realizar un discurso sobre las cosas de Dios y la diversidad de Espíritus. Este

impulso en el que se ve sumergido a poner su vida en orden es al que nos invita

durante todo su peregrinaje espiritual; y no solo aquí si no también en los Ejercicios

Espirituales o en su diccionario espiritual. La cuestión estará siempre basada en lo

que agrada o no a Dios.

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[8] "Había todavía esta diferencia: que cuando pensaba en aquello

del mundo, se deleitaba mucho; mas cuando después de cansado lo

dejaba, hallábase seco y descontento; y cuando en ir a Jerusalén

descalzo, y en no comer sino hierbas, y en hacer todos los demás

rigores que veía haber hecho los santos; no solamente se consolaba

cuando estaba en los tales pensamientos, más aún después de

dejados, quedaba contento y alegre. Mas no miraba en ello, ni se

paraba a ponderar esta diferencia, hasta en tanto que una vez se le

abrieron los ojos, y empezó a maravillarse desta diversidad y hacer

reflexión sobre ella, cogiendo por experiencia de que uno de ellos

quedaba triste y de otros alegres, y poco a poco viniendo a conocer

la diversidad de los espíritus que se agitaban, el uno del demonio y el

otro de Dios."

Es evidente que los pasos a los que Dios le inducia le proporcionaban un

conocimiento cada vez mayor de su persona como estamos viendo. Se está

produciendo una continua concienciación de sus propios actos, y los que es mas

importante, de sus propias motivaciones. El permanente dejarse llevar por el Señor

es una constante en todo su peregrinaje, es un rememorar sin pausas la fuente desde

la que brotaba su éxodo personal. Esta peregrinación va adaptando el rostro de

Iñigo con rasgos coherentes a su conversión.

Ignacio vive un Dios como pedagogo, es evidente. El camino ignaciano que

empieza nuestro protagonista es un espacio de encuentro con aquel que da la vida,

la presencia divina. En el relato se nos procura señalar que ese carácter dialógico

del camino ignaciano no es solo detectable en esta narración, sino también durante

ella en cada uno de nosotros. Ignacio se siente asistido y acompañado, incluso en

situaciones donde no existen conflictos o momentos de sufrimiento y

desesperación, por lo tanto no es necesaria una elección urgente. Dios, el altísimo o

Cristo están totalmente incorporados al camino de Ignacio, siempre se encuentran

ahí, en cualquier pasaje de su vida, en cualquier persona o viaje.

Todo esto abre una nueva realidad para Ignacio, es una realidad llena de sentido,

deja de ser un caos rodeado de desesperanza. Desde el inicio de la autobiografía

hasta el final de la misma es claro el recorrido de un pasado lleno de fracasos ,

vanidades y honra, a otra en la que es posible otorgar un sentido solido y regalado

por la Gracia de Dios, es una realidad impregnada de Dios. La realidad pasa a ser

así como un desafío, una invitación comprometida a realizar un proyecto de vida

extensivo por y para los demás, "ayudar a las animas". La voluntad divina salvífica

y los pasos de Ignacio, y con él cualquier hombre, en una misma, en una mística del

servicio.

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Al igual que hemos hablado de un Dios pedagógico en la vida de Ignacio, la obra

intenta transmitir, con el testimonio de una vida ejemplar, el peregrinaje a la

autenticidad, a la que nos sentimos llamados los seguidores de Cristo para mayor

gloria de Dios y el servicio a los hermanos. Ignacio pretende mostrarnos, siempre

con la mayor de las humildades, un camino donde lo prioritario es la donación

gratuita de Dios al hombre y el hombre hacia Dios. Nos ofrece un método de

conocimiento personal a la luz del Espíritu y de gratuidad en el servicio y la

recepción de la Gracia Divina, a un orden interior donde el consuelo y la

desolación, el buen espíritu y el mal espíritu son las claves para caminar en una

vida solida y colmada de sentido evangélico hacia una promesa escatológica.

Personalmente; no es una espiritualidad o un método desconocido para mí. La

pedagogía ignaciana en la oración me ha ayudado a responder a numerosos

conflicto de la vida ordinaria que de otra manera no habría podido discernir ni

trabajar. Mas que responder a preguntas, esta obra me ha inquietado, con esto

quiero decir que contextualizándola; me ha resultado de una novedad inmensa y

situándola en el mundo contemporáneo donde el ritmo de vida es arrollador, la

honra existe aunque camuflada de muchas maneras es de un valor incalculable el

que no haya pasado a la historia como un clásico polvoriento sino que se estudia, se

trabaja, se vive y se transmite.

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5. CONCLUSIÓN

¿Qué quiere decirnos San Ignacio Hoy?; Este pensamiento es el que me ha estado

rondando durante el proceso de este trabajo. Iñigo nos propone un camino espiritual

que aún hoy sigue estando vigente por varios motivos. Vivimos en un mundo donde

el tiempo es "oro". La gente anda deprisa, trabaja y escala en ellos para un mayor

salario y mayor prestigio, las congregaciones andan cargadas de "misión"...etc.

Nuestro mundo carece de gratuidad, todo está reembolsado por algo, incluso

vendemos nuestro afecto, teniendo la conciencia de que siempre será devuelto por

el otro, pero ¿qué espacios buscamos para llenarnos de Dios?.

Personalmente, esta obra es un enorme testimonio de entrega, gratuidad y escucha.

Es un ejemplo de dejarse transformar por aquel que llena de sentido y afecto

nuestra vida.

Una obra de valor universal que nos propone una vida dinámica desde Dios por los

hombres, desde la quietud de nuestra capilla y la peregrinación en nuestro mundo.

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6. BIBLIOGRAFÍA

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Azpeitia (Bilbao) 1983.

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