El Pequeño Nicolas

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    EL PEQUEO NICOLAS

    Sempe-Goscinny

    Traduccin de Esther Bentez

    Ilustraciones de Semp

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    Un recuerdo que nos gustar

    Esta maana llegamos todos a la escuela muy contentos, porque van a sacar una foto de la clase, que ser para nosotros un recuerdo que nos gustar toda la vida, como ha dicho la maestra. Tambin nos dijo que viniramos muy limpios y bien peinados. Cuando yo entr en el patio del recreo llevaba la cabeza bien llena de brillantina. Todos los compaeros estaban ya ah y la maestra rindole a Godofredo, que haba venido vestido de marciano. Godofredo tiene un pap muy rico que le compra todos los juguetes que se le antojan. Godofredo le deca a la maestra que quera fotografiarse de marciano, y que si no se ira. El fotgrafo tambin estaba all, con su mquina, y la maestra le dijo que haba que acabar pronto, porque si no nos perdamos la clase de aritmtica. Agnan, que es el primero de la clase y el ojito derecho de la maestra, dijo que sera una lstima no tener aritmtica, porque a l le gustaba mucho y haba hecho bien todos sus problemas. Eudes, un chaval que es muy fuerte, quera darle un puetazo en la nariz a Agnan, pero Agnan tiene gafas y no se le puede pegar tan a menudo como uno quisiera. La maestra se ha puesto a gritar que ramos insoportables y que si continuaramos as no habra foto e iramos a clase. El fotografo entonces, dijo:

    Vamos, vamos, un poco de calma... S perfectamente cmo hay que hablar a los nios. Todo saldr bien. El fotgrafo decidi que debamos ponernos en tres filas: la primera fila sentada en el suelo:

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    segunda, de pie, alrededor de la maestra, que se sentara en una silla, y la tercera, encima de unas cajas. Realmente el fotgrafo tiene ideas estupendas. Las cajas hubo que buscarlas en el stano de la escuela. Lo pasamos en grande, porque no hay mucha luz en el stano y Rufo se haba puesto un saco viejo en la cabeza y gritaba; iHu, bu! Soy el fantasma. Despus vimos que llegaba la maestra. No tena pinta de estar muy contenta, de modo que nos marchamos en seguida con las cajas. El nico que se qued fue Rufo. Con su saco, no vea lo que pasaba y continu gritando: iHu, bu! Soy el fantasma, hasta que la maestra se quit el saco. Rufo se qued muy extraado, mucho. De vuelta al pato, la maestra solt la oreja de Rufo y se llev las manos a la cabeza. iPero si estis completamente negros!, dijo. Era cierto, mientras hacamos el payaso en el stano nos habamos manchado un poco. La maestra no estaba contenta, pero el fotgrafo le dijo que la cosa no era grave, tenamos tiempo de lavarnos mientras l dispona las cajas y la silla para la

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    foto. Aparte Agnan, el nico que tena la cara limpia era Godofredo, porque llevaba la cabeza dentro de su casco de marciano, que parece una pecera.

    Ya lo est viendo dijo Godofredo a la maestra, si hubieran venido todos vestidos como yo, no habra tanto lo. Yo vi que la maestra se mona de ganas de tirarle de las orejas a Godofredo, pero no haba agujeros en su pecera. Es una solucin formidable la del traje de marciano! Volvimos despus de lavarnos y. peinarnos. An estbamos un poco mojados, pero el fotgrafo dijo que no importaba, que en la foto no se vera.

    Bueno nos dijo el fotgrafo, queris darle gusto a vuestra maestra? Contestamos que s, porque queremos a la maestra; es terriblemente amable cuando no la hacemos enfadar.

    Entonces dijo el fotgrafo vais a ocupar, como buenos chicos, vuestros puestos para la foto. Los mayores, en las cajas, los medianos, de pie, y los pequeos, sentados. Fuimos a hacer lo que nos deca y el fotgrafo ya le estaba explicando a la maestra que con paciencia se consegua cualquier cosa de los nios, pero la maestra no pudo escucharle hasta el final. Tuvo que venir a separarnos, porque todos queramos ponernos en las cajas.

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    gritaba Eudes, y empujaba a los que queran subir a las cajas.

    Como Godofredo insista, Eudes le dio un puetazo en la pecera y se hizo mucho dao. Tuvieron que juntarse varios para sacar la pecera de Godofredo, que se haba atascado. La maestra ha dicho que era la ltima advertencia, que despus iramos a aritmtica; entonces nos dijimos que haba que estarse quietos y cmenzamos a instalarnos. Godofredo se acerc al fotgrafo.

    ,Cmo es su aparato? pregunt. El fotgrafo sonri y le dijo:

    Es una caja de la que saldr un pajarito, guapo. Es muy vieja su mquina dijo Godofredo , mi pap me

    regal una mquina con parasol, visor ptico directo, teleobjetivo y, por supuesto, filtros... El fotgrafo pareci sorprendido, dej de sonrer y le dijo a Godofredo que volviera a su sitio.

    No tiene usted, al menos, clula fotoelctrica? pregunt Godofredo.

    Por ltima vez! Vuelve a tu sitio! grit el fotgrafo, que de repente tena una pinta muy nerviosa. Nos instalamos. Yo estaba sentado en el suelo, al lado de Alcestes: Alcestes es un compaero mo que es muy gordo y

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    come sin parar. Estaba mordiendo una rebanada de pan con mermelada y el fotgrafo le dijo que dejara de comer, pero Alcestes contest que haba que alimentarse.

    Suelta esa rebanada! grit la maestra, que estaba sentada justamente detrs de Alcestes. El chillido le sorprendi tanto, que Alcestes se dej caer la rebanada en la camisa.

    Atiza! Me la he ganado! dijo Alcestes, tratando de raspar la mermelada con el pan. La maestra dijo que lo nico que se poda hacer era poner a Alcestes en la ltima fila, para que no se viera la mancha de su camisa.

    Arriba, de izquierda a derecha: Martn (que se ha movido), Poulot, Dubda, Coussignon, Rufo, Adalberto, Eudes, Champignac, Lefvre, Toussaint, Charlier, Sarigaut. En el centro: Pablo Bojojof, Jacobo Bojojof, Marquou, Lafontan, Lebrun, Dubos, Delmont, de Fontagns, Martineau, Godofredo, Mespoulet, Falot, Lafageon. Sentados: Rignon, Guyot, Anbal, Croutsef, Berges, la maestra, Agnan, Nicols, Faribol, Grosini, Gonzlez, Pichenet, Alcestes y Mouchevin (que acaba de ser expulsado).

    Eudes dijo la maestra, deje su sitio a su compaero. No es mi compaero dijo Eudes ; no le dejar mi sitio, y

    lo que puede hacer es ponerse de espaldas a la foto; as no se ver la mancha ni su gorda cara. La maestra se enfad y le puso a Eudes en castigo la conjugacin del verbo: Yo no debo negarme a ceder mi sitio a un compaero que se ha

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    tirado en la camisa una tostada de mermelada. Eudes no dijo nada, baj de su caja y vino a primera fila, mientras Alcestes iba a la ltima fila. Se arm algo de desorden, sobre todo cuando Eudes se cruz con Alcestes y le dio un puetazo en la nariz. Alcestes quiso darle una patada a Eudes, pero Eudes la.esquiv (es muy gil), y quien recibi la patada fue Agnan, felizmente en un sitio donde no lleva gafas. Eso no le impidi echarse a llorar y a chillar que no vea nada, que nadie lo quera y que le gustara morirse. La maestra lo consol, lo son, lo repein y castig a Alcestes, que debe escribir cien veces: Yo no debo pegar a un camarada que no busca camorra y que lleva gafas.

    Muy bien hecho! dijo Agnan. Entonces la maestra le dio a l unas lneas para escribir. Agnan se qued tan asombrado que ni siquiera llor. La maestra empez a distribuir castigos a diestro y siniestro; todos tenamos montones de lneas para hacer y, por ltimo, la maestra nos dijo:

    Y ahora vais a decidiros a estaros quietos. Si sois buenos, levantar todos los castigos. Vamos, poneos bien, una bonita sonrisa y el seor nos sacar una hermosa fotografa! Como no queramos apenar a la maestra, obedecimos. Todos

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    sonreimos y nos colocamos bien. Pero fall el recuerdo que nos gustara toda nuestra vida, porque nos dimos cuenta de que el fotgrafo ya no estaba all. Se haba marchado sin decir nada.

    Los cow-boys

    Invit a mis compaeros a venir esta tarde a casa para jugar a los cow-boys Llegaron con todas sus cosas. Rufo se haba puesto el traje de agente de polica que le haba regalado su pap, con el kepis, las esposas, el revlver, la porra blanca y el silbato; Eudes llevaba un viejo sombrero de boyscout de su hermano y un cinturn con montones de cartuchos de madera y dos fundas, en las que haba unos revlveres terribles con las culatas hechas de la misma clase de hueso que la polvera que pap le compr a mam despus de que discutieron por culpa del asado que estaba demasiado hecho, pero mam deca que era porque pap haba llegado tarde. Alcestes iba de indio, tena un hacha de madera y plumas en la cabeza, pareca un enorme pollo; Godofredo, a quien le encantaba disfrazarse y que tiene un padre muy rico que le da todo lo que quiere, estaba vestido completamente de cow-boy, con pantalones de borrego, un chaleco de cuero, una camisa de cuadros, un gran sombrero, revlveres de pistones y espuelas con unas puntas terribles. Yo tena una mscara negra que me haban regalado en Carnaval, mi fusil de flechas y un pauelo, rojo alrededor del cuello, que es un viejo pauelo de mi mam. Molbamos en cantidad! Estbamos en el jardn y mam nos haba dicho que nos llamara para merendar.

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    Bueno dije yo , vamos a ver: yo soy el bueno y tengo un caballo blanco, y vosotros sois los bandidos, pero al final gano yo. Los otros no estaban de acuerdo, lo cual es un rollo; cuando uno juega solo no se divierte, y cuando no se est solo, los dems arman un montn de discusiones.

    ,Por qu no voy a ser yo el bueno? dijo Eudes , y, adems, por qu no voy a tener un caballo blanco tambin yo?

    Con una cabeza como la tuya no puedes ser el bueno dijo Alcestes.

    T, indio, cllate o te pego una patada en la rabadilla! dijo Eudes, que es muy fuerte y al que le gusta mucho dar puetazos en la nariz de los compaeros, y lo de la rabadilla me extra; pero es cierto que Alcestes pareca un gran pollo.

    En todo caso, yo dijo Rufo ser el sheriff El sheriff? dijo Godofredo . Dnde has visto t un

    sheriff con kepis? No me hagas rer! Eso no le gust nada a Rufo, cuyo padre es agente de polica.

    Mi pap dijo lleva kepis y no hace rer a nadie...

    Hara rer a todo el mundo si se vistiera as en Tejas! dijo Godofredo. Y Rufo le peg una bofetada,. y entonces Godofredo sac un revlver de la funda y le dijo:

    Lo lamentars, Joe!

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    Y Rufo le dio otra bofetada y Godofredo se cay sentado al suelo, haciendo pan! con su revlver; entonces Rufo se agarre el vientre con las manos, hizo un montn de muecas, y cay, diciendo:

    Me has matado, coyote! Pero me vengarn! Yo galopaba por el jardn y me daba palmadas en el pantaln para avanzar ms rpido y Eudes se me acerc.

    Baja de ese caballo! dijo . El caballo blanco slo lo tengo yo!

    No, seor! le dije . Aqu estoy en mi casa y soy yo quien tiene un caballo blanco. Y Eudes me dio un puetazo en la nariz. Rufo solt un gran silbido con su silbato.

    Eres un ladrn de caballos! le dijo a Eudes. Y en Kansas City a los ladrones de caballos los colgamos... Entonces Alcestes lleg corriendo y dijo:

    Poco a poco! No puedes colgarlo, el sheriff soy yo!

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    Alcestes, al que no le gustan las peleas, cogi su hacha de madera y con el mango, toc!, le dio un golpe en la cabeza a Rufo, que no se lo esperaba. Afortunadamente estaba el kepis en la cabeza de Rufo.

    Mi kepis! Me has roto mi kepis! grit Rufo, y ech a correr detrs de Alcestes, mientras yo galopaba de nuevo alrededor del jardn.

    Eh, chicos! dijo Eudes . Estaos quietos! He tenido una idea. Nosotros seremos los buenos, y Alcestes, la tribu de indios, y l trata de capturarnos y despus coge un prisionero, pero llegamos y liberamos al prisionero y despus Alcestes es vencido. Todos estbamos a favor de esta idea,que era realmente formidable, pero Alcestes no estaba de acuerdo.

    ,Por qu voy a hacer el indio? dijo Alcestes. iPorque tienes plumas en la cabeza, idiota! respondi

    Godofredo . Y, adems, si no te gusta, no juegues; la verdad es que al final ya nos ests fastidiando.

    Muy bien. Ya que os ponis as, no juego ms dijo Alcestes, y se fue a un rincn a enfurruarse y a comerse unas galletas de chocolate que llevaba en el bolsillo.

    Tiene que jugar dijo Ludes , es el nico indio que tenemos y, adems, si no juega, lo desplumo. Alcestes dijo que bueno, que s que quera, pero a condicin de

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    ser al final un indio bueno. De acuerdo, de acuerdo dijo Godofredo ; pero, de

    todas formas, cmo te gusta llevar la Contraria! .Y quin ser el prisionero? pregunt yo. Bueno, ser Godofredo dijo Eudes ; vamos a atarlo al

    rbol con la cuerda de tender la ropa. Eso no est bien! dijo Godofredo . Por qu yo? No

    quiero ser el prisionero; soy el mejor vestido de todos! A qu viene eso! dijo Ludes . Yo no me niego a jugar

    aunque tengo un caballo blanco! Quien tiene el caballo blanco soy yo! dije.

    Ludes se enfad, dijo que el caballo blanco era de l y que si no me gustaba me dara otro puetazo en la nariz.

    Prueba! le dije, y lo consigui. No te muevas, Oklahoma Kid! gritaba Godofredo, y

    disparaba sin parar sus revlveres. Rufo silbaba a todo silbar. y deca:

    Siii, soy el sherifJ siii, y os detengo a todos. Y Alcestes le dio un hachazo en el kepis, diciendo que lo haca prisionero, y Rufo se enfad porque su silbato haba cado en la hierba; yo lloraba y le deca a Ludes que estaba en mi casa y que no quera volver a verlo; todos gritaban, era estupendo; nos lo pasbamos fenmeno, terrible. Y despus pap sali de casa. No tena una pinta muy satisfecha.

    Eh, chicos! Qu es todo este barullo? Es que no sabis divertiros tranquilamente?

    La culpa es de Godofredo, senor; no quiere ser el prisionero dijo Eudes.

    ,Quieres que te pegue una torta? pregunt Godofredo, y empezaron a pegarse, pero pap los separ.

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    Vamos, nios, voy a ensearos cmo hay que jugar dijo . Yo ser el prisionero! Estbamos realmente encantados! Es estupendo mi pap! Atamos a pap al rbol con la cuerda de la ropa y en cuanto acabamos vimos al seor Bldurt saltar el seto del jardn. El seor Bldurt es nuestro vecino y le en- canta tomarle el pelo a pap.

    Yo tambin quiero jugar, ser el piel roja! Toro de Pie! Sa1 de aqu, Bldurt, nadie te ha llamado! El seor Bldurt era

    formidable; se puso delante de pap con los brazos cruzados y dijo:

    Que el rostro plido contenga su lengua! Pap haca esfuerzos graciossimos para soltarse del rbol y el seor Bldurt se puso a bailar alrededor del rbol lanzando gritos. Nos habra. gustado quedarnos para ver a pap y al seor Bldurt divertirse y hacer el payaso; pero no pudimos, porque mam nos llam a merendar, y

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    despus fuimos a mi cuarto a jugar con el tren elctrico. Lo que yo no saba es que a pap le gustase tanto jugar a los cow-boys. Cuando bajamos, por la noche, el seor Bldurt se haba marchado haca un buen rato, pero pap segua atado al rbol, gritando y haciendo muecas. Es formidable saber divertirse as, uno solo!

    Hoy, en la escuela, ha faltado la maestra. Estbamos en el patio, en fila, para entrar en clase, cuando el vigilante nos dijo:

    Vuestra maestra est hoy enferma. Y despus el seor Dubon, el vigilante, nos llev a clase. Al vigilante le llaman el Caldo, cuando no est delante, claro. Le llaman as porque dice todo el tiempo: Miradme a los ojos, y en el caldo hay ojos. Yo tampoco lo entend en seguida, pero los mayores me lo explicaron. El Caldo tiene unos grandes bigotes y castiga con frecuencia; con l no hay que andarse con bromas. Por eso estbamos fastidiados de que viniera a vigilarnos, pero, afortunadamente, al llegar a la clase nos dijo:

    No puedo quedarme con vosotros, tengo que trabajar con el seor director, de modo que miradme a los ojos y prometedme que seris buenos. Todos nuestros montones de ojos miraron a los suyos, y se lo prometimos. Adems, siempre somos bastante buenos. Pero el Caldo no pareca fiarse mucho, y entonces pregunt quin era el mejor alumno de la clase.

    Soy yo, seor! dijo Agnan, muy orgulloso. Y es cierto. Agnan es el primero de la clase, es tambin el ojito derecho de la maestra y no lo queremos mucho, pero no se le puede pegar todo lo que uno quisiera por culpa de sus gafas.

    Bueno dijo el Caldo , vas a venir a sentarte en el sitio de la maestra y vigilars a tus compaeros. Yo vendr de vez en cuando a ver cmo van las cosas. Repasad vuestras lecciones. Agnan, muy contento, fue a sentarse al pupitre de la maestra y el Caldo se march.

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    Bien dijo Agnan , bamos a tener aritmtica. Coged los cuadernos, que vamos a hacer un problema.

    Ests loco? pregunt Clotario. Clotario, cllese! grit Agnan, que realmente pareca

    tomarse por la maestra, Ven a decrmelo aqu si eres hombre!

    dijo Clotario, y se abri la puerta de la clase y vimos entrar al Caldo, muy contento.

    Ah! dijo---. Me qued a escuchar detrs de la puerta. Usted, el de all atrs, mreme a los ojos. Clotario mir, pero lo que vio no le hizo mucha gracia.

    Va usted a conjugarme el verbo: No debo ser grosero con un camarada que est encargado de vigilarme y que quiere mandarme hacer problemas de aritmtica. Tras decir eso el Caldo sali, pero nos prometi que volvera, Joaqun se ofreci para espiar al vigilante desde la puerta y todos estuvimos de acuerdo, menos Agnan, que gritaba:

    Joaqun! A su sitio! Joaqun le sac la lengua a Agnan, se sent delante de la puerta y se puso a mirar por el agujero de la cerradura.

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    ,No hay nadie, Joaqun? pregunt Clotario. Joaqun contest que no vea nada. Entonces Clotario se levant y dijo que iba a

    obligar a Agnan a comerse su libro de aritmtica, lo cual era realmente una magnfica idea, pero no le gust a Agnan, que grit:

    No! Tengo gafas! Pues vas a comrtelas tambin! dijo Clotario, que estaba

    empeado en que Agnan se comiese algo. Pero Godofredo dijo que no haba que perder el tiempo en tonteras, que valdra ms jugar a la pelota.

    ,Y los problemas, entonces? pregunt Agnan, que no tena pinta muy satisfecha; pero nosotros no le hacamos caso, y empezamos a hacernos pases, y es realmente estupendo jugar entre los bancos. Cuando sea mayor me comprar una clase, slo para jugar en ella. Y despus se oy un grito y vimos a Joaqun sentado en el suelo sujetndose la nariz con las manos. Era el Caldo, que acababa de abrir la puerta, y Joaqun no haba debido verlo venir.

    Qu tienes? pregunt el Caldo, muy extraado; pero

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    Joaqun no contest, haca slo ay, ay!, y entonces el Caldo lo cogi en brazos y se lo llev fuera. Nosotros recogimos la pelota y volvimos a nuestros sitios.

    Cuando el Caldo regres con Joaqun, que tena la nariz toda hinchada, nos dijo que empezaba a estar harto y que si seguamos as ya verams.

    i,Por qu no siguen el ejemplo de su camarada Agnan? pregunt . El se porta bien. Y el Caldo se march. Le preguntamos a Joaqun qu le haba ocurrido y contest que se haba dormido a fuerza de mirar por el agujero de la cerradura.

    Un granjero va a la feria dijo Agnan ; en un cesto tiene veintiocho huevos a quinientos francos la docena...

    Por tu culpa me di el golpe en la nariz! dijo Joaqun. S! dijo Clotario , vamos a hacerle comer su libro de

    aritmtica, con el granjero, los huevos y las gafas. Agnan, entonces, se ech a llorar; nos dijo que ramos malos y que se lo dira a sus padres y que nos haran expulsar a todos, y el Caldo abri la puerta. Estbamos todos sentados en nuestros sitios y nadie deca nada, y el Caldo mir a Agnan, que lloraba l solito, sentado en el pupitre de la maestra.

    Vamos! Qu pasa? dijo el Caldo . Conque ahora es usted el que se distrae! .Van a volverme loco! Cada vez que vengo, hay uno nuevo haciendo el payaso. Mrenme bien a los ojos,

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    Todos, Si vuelvo otra vez y veo algo anormal, los castigar con rigor! Y se march de nuevo. Nosotros nos dijimos que ya no era el momento de hacernos los graciosos, porque el vigilante, cuando no est contento, pone unos castigos poco divertidos. No nos movamos, slo se oa sorber por la nariz a Agnan y masticar a Alcestes, un chaval que come sin parar. Y despus se oy un ruidito al otro lado de la puerta. Vimos que el pomo de la puerta giraba muy suavemente y despus la puerta empez a abrirse poco a poco, chirriando. Todos mirbamos y casi no respirbamos; el propio Alcestes haba parado de masticar. Y de repente, alguien grit:

    Es el Caldo! La puerta se abri y entr el Caldo, completamente rojo.

    jQuin ha dicho eso? pregunt. Fue Nicols dijo Agnan. No es cierto, cochino embustero! y era cierto que no era

    cierto; el que lo haba dicho era Rufo. Fuiste t! Fuiste t! Fuiste t! grit Agnan, y se ech a

    llorar. Castigado sin salir! me dijo el Caldo.

    Entonces yo me ecb a llorar, dije que no era justo y que me ira de la escuela y que me echaran mucho de menos.

    No fue l, seor; fue Agnan el que dijo el Caldo! grit Rufo.

    No fui yo quien dijo el Caldo! grit Agnan. Dijiste el Caldo, te o perfectamente decir el Caldo, el Caldo! Bueno, ya basta dijo el Caldo . Os quedaris todos sin

    salir! Y yo, por qu? pregunt Alcestes. Yo no he dicho el

    Caldo! No me quedar castigado! grit Agnan y se tir al suelo

    llorando e hipando y se puso muy rojo y despus azul. En clase casi todos gritaban o lloraban, y yo cre que tambin el

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    Caldo iba a echarse a llorar, cuando entr el director. Qu ocurre Cal..., seor Dubon? pregunt el director. No lo s, seor director contest el Caldo; hay uno que

    se revuelca por el suelo, otro que sangra por la nariz cuando abro la puerta, el resto que chilla; nunca haba visto cosa igual! Nunca! Y el Caldo se pasaba la mano por el pelo y sus bigotes se movan en todos los sentidos. Al da siguiente la seorita volvi a clase, pero el Caldo no apareci.

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    El ftbol

    Alcestes nos cit a un montn de compaeros de clase para esta tarde en el solar, no lejos de casa. Alcestes es mi amigo, es gordo, le gusta mucho comer, y nos cit porque su pap le regal un baln nuevo de ftbol y vamos a jugar un partido fenmeno. Es estupendo este Alcestes. Nos encontramos en el solar a las tres de la tarde, ramos dieciocho. Hubo que decidir cmo se formaran los equipos para que hubiera el mismo nmero de jugadores en cada lado. Lo del rbitro fue muy fcil. Escogimos a Agnan. Agnan es el primero de la clase, no nos gusta demasiado, pero como lleva gafas no se le puede pegar, lo que para un rbitro es una buena ventaja. Y, adems, ningn equipo quera a Agnan, porque no es muy bueno en deportes y llora fcilmente. Lo que s hubo que discutir es cuando Agnan pidi que le dieran un silbato. El nico que tena uno era Rufo, cuyo padre es agente de polica.

    No puedo prestar mi silbato dijo Rufo , es un recuerdo de familia. No haba nada que hacer. Por fin se decidi que Agnan avisara a Rufo y que Rufo pitara en lugar de Agnan.

    j,Qu pasa? Se juega o qu? Empiezo a tener hambre grit Alcestes.

    Pero la cosa se complic, porque si Agnan haca de rbitro no ramos ms que diecisiete jugadores, con lo que sobraba uno en el reparto. Entonces encontramos un truco: uno sera juez de lnea y agitara una banderita cada vez que la pelota saliera del campo. Escogimos a Majencio. Un solo juez de lnea no es demasiado para vigilar todo el campo, pero Majencio corre muy de prisa, tiene piernas muy largas y flacas, con grandes rodillas sucias. Majencio no quera saber nada, quera jugar al baln, y adems nos dijo que no tena bandera. Pero por fin acept ser

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    juez de lnea durante el primer tiempo. En cuanto a la bandera, agitara su pauelo, que no estaba muy limpio; claro, al salir de casa no saba que su pauelo iba a servir de bandera.

    Bueno, vamos? grit Alcestes. Despus ya era fcil: slo quedaban diecisis jugadores. Haca falta un capitn en cada equipo. Pero todos queran ser capitanes. Todos salvo Alcestes, que quera ser portero, porque no le gusta correr. Nosotros estbamos de acuerdo: va bien Alcestes de portero, es muy ancho y cubre bien la portera. Pero quedaban an quince capitanes y haba unos cuantos de ms.

    Soy el ms fuerte! gritaba Eudes. Debo ser capitn y dar un puetazo en la nariz a los que no estn de acuerdo!

    El capitn soy yo! Soy el mejor vestido! grit Godofredo, y Eudes le dio un puetazo en la nariz.

    Pero era cierto que Godofredo estaba bien vestido; su pap, que es muy rico, le haba comprado un equipo completo de futbolista, con una camiseta roja, blanca y azul.

    Si no me dejis ser capitn, llamo a mi pap y os mete a todos en la crcel! dijo Rufo. Yo tuve la idea de echar a suertes con una moneda. Con dos monedas, porque la primera se perdi en la hierba y no hubo forma de encontrarla. La moneda la haba prestado Joaqun y no estaba muy contento de haberla perdido; se puso a buscarla, aunque Godofredo le haba prometido que su pap le mandaria un cheque para reembolsarle. Por fin se eligieron los dos capitanes: Godofredo y yo.

    Vamos, no quiero llegar tarde a merendar grit Alcestes. Jugamos?

    Despus hubo que formar los equipos. La cosa iba bastante bien con todos, salvo con Eudes. Godofredo y yo queramos a Eudes, porque cuando corre con el baln nadie puede pararlo. No es que juegue muy bien, pero da miedo. Joaqun estaba muy

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    contento, porque haba encontrado su moneda, y entonces se la pedimos para echarnos a suerte

    a Eudes, y de nuevo se perdi. Joaqun se puso otra vez a buscarla, muy enfadado, y entonces Godofredo gan a Eudes jugndonos a las pautas. Godofredo lo nombr guardameta; seguramen se dijo que nadie se atrevera a acercarse a la portera, ni mucho menos a meter dentro el baln. Eudes se pica con facilidad. Alcestes coma bizcochos, sentado entre las piedras que marcaban su portera. No tena una pinta muy satisfecha.

    Qu? Empezamos o no? gritaba. Nos dispusimos sobre el campo. Como no ramos ms que siete a cada lado, aparte los porteros, no era muy fcil. En cada equipo se empez a discutir. Haba montones que queran ser delantero centro. Joaqun quera ser extremo derecho, pero era Porque la moneda haba cado en aquella esquina y quera seguir buscndola mientras jugaba. En el equipo de Godofredo la cosa se arregl pronto, porque Eudes dio montones de puetazos y los jugadores se pusieron en sus Sitios sin protestar y frotndose la nariz. Pega muy duro este Eudes! En mi equipo no conseguamos ponernos de acuerdo hasta que Eudes dijo que vendra a darnos Puetazos en la nariz a nosotros tambin; entonces nos Colocamos

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    Agnan dijo a Rufo: Pita!

    Y Rufo, que jugaba en mi equipo, pit el comienzo del juego. Godofredo no estaba muy contento. Dijo:

    No vale! Nosotros tenemos el sol de frente. No veo la razn de que mi equipo juegue en el lado malo del campo. Yo le contest que si no le gustaba el sol, slo tena que cerrar los ojos, y quiz jugara mejor as. Entonces nos pegamos. Rufo se puso a pitar con su silbato.

    No he dado orden de pitar grit Agnan , el rbitro soy yo! Eso no le gust a Rufo, que dijo que no necesitaba permiso de Agnan para pitar, que pitara cuando le viniera en gana, e incluso ahora mismo. Y se puso a pitar como un loco.

    Eres malo, eso es lo que eres! grit Agnan que empez a llorar.

    Eh, chicos! dijo Alcestes desde su portera. Pero nadie le haca caso. Yo continuaba pelendome con Godofredo; ya le haba roto su bonita camiseta roja, blanca y azul, y l deca:

    Bah, bah, bah! No importa! Mi pap me comprar montones ms! Y me daba patadas en los tobillos. Rufo corra detrs de Agnan, que gritaba: Tengo gafas! Tengo gafas! Joaqun no se ocupaba

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    de nada, buscaba su moneda, aunque segua sin encontrarla. Eudes, que se haba quedado tranquilamente en su portera, se hart y empez& a repartir puetazos en las narices de los que estaban ms cerca de l, o sea de los de su equipo. Todos gritaban corran. Nos divertamos de lo lindo, era formidable! _Chico5! Estaos quietos! grit de nuevo Alcestes. Entonces Eudes se enfad.

    Tenas prisa por jugar! le dijo a Alcestes. Pues ya estamos jugando! Si tienes algo que decir, esprate al final del primer tiempo.

    ,El primer tiempo de qu? pregunt Alcestes. Acabo de darme cuenta de que no tenemos baln! Me lo he olvidado en casa!

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    Vino el inspector

    La maestra entr en clase muy nerviosa. El seor inspector est en la escuela nos dijo , cuento con

    vosotros para que seais buenos y causis una excelente impresin. Prometimos que nos portaramos bien, y, adems, la maestra no tiene por qu preocuparse, pues casi siempre somos buenos.

    Os advierto dijo la maestra que es un inspector nuevo. El viejo ya estaba acostumbrado a vosotros, pero se ha jubilado... Despus la maestra nos hizo montones y montones de recomendaciones: nos prohibi hablar sin que nos preguntaran,, rer sin su permiso, nos pidi que no dejramos caer canicas como la ltima vez que vino el inspector, que se encontr de pronto tirado en el suelo; le pidi a Alcestes que dejara de comer cuando el inspector estuviera all, y le dijo a Clotario, que es el ltimo de la clase, que no llamara la atencin, A veces me pregunto si la maestra nos toma por payasos. Pero como queremos mucho a la maestra, le prometimos todo lo que quiso. La maestra mir todo bien para ver si la clase y nosotros estbamos limpios, y dijo que la clase estaba ms limpia que algunos de nosotrs. Y despus le pidi a Agnan, que es el primero de la clase y su ojito derecho, que pusiera tinta en los tinteros, por si el inspector quera hacernos un dictado. Agnan cogi la botella grande de tinta e iba a empezar a ponerla en los tinteros del primer pupitre, donde estn sentados Cirilo y Joaqun, cuando alguien grit: Ah viene el inspector!, y Agnan

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    tuvo tanto miedo, que tir la tinta por todo el pupitre. Era una bola, el inspector no vena, y la maestra se enfad mucho.

    Lo he visto, Clotario! dijo --. Usted es el autor de esa estpida broma. Castigado de pie! Clotario se ech a llorar, dijo que si se quedaba de pie iba a llamar la atencin y el inspector le preguntara montones de cosas, y l no saba nada y se iba a echar a llorar, y que no era una bola, que haba visto pasar al inspector por el patio con el director, y como era cierto, la maestra dijo que bueno, que por esta vez se lo pasara. Lo que era

    Fastidioso es que el primer pupitre estaba lleno de tinta, y la maestra dijo entonces que haba que llevar ese pupitre a la ltima fila, donde no se viera. Pusimos manos a la obra, y era muy divertido, porque haba que mover todos los pupitres y nos lo pasbamos en grande y el inspector entr con el director. No hubo que levantarse, porque todos estbamos de pie y todos tenamos una pinta muy asombrada.

    Son los pequeos, son.., son un poco distrados dijo el director.

    Ya veo dijo el inspector; sentaos, hijos... Todos nos sentamos, y Cirilo y Joaqun quedaban de espalda al encerado, porque habamos dado la vuelta a su pupitre para

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    cambiarlo de sitio. El inspector mir a la maestra y le pregunt si aquellos alumnos estaban siempre colocados as. La maestra puso la misma cara que Clotario cuando le preguntan, pero no llor.

    Un pequeo. incidente... dijo. El inspector no tena pinta de estar muy contento, tena unas gruesas cejas muy cerca de los ojos.

    Hay que tener un poco de autoridad dijo . Vamos, nios, pongan ese banco en su sitio.

    Todos nos levantamos y el inspector se puso a gritar: No todos a la vez! Slo ustedes dos!

    Cirilo y Joaqun volvieron el pupitre y se sentaron. El inspector sonri y apoy las manos en el pupitre.

    Bueno dijo , qu estaban haciendo antes de que yo llegara?

    Cambibamos el pupitre de sitio contest Cirilo. No hablemos ms de ese pupitre! grit el inspector, que

    tena pinta de estar muy nervioso. Y, adems, por qu cambiaban ese pupitre de sitio?

    Por culpa de la tinta dijo Joaqun. ,La tinta? pregunt el inspector, y se mir las manos, que

    estaban todas azules. El inspector lanz un gran suspiro y se sec los dedos con un pauelo. Vimos que el inspector, la maestra y el director no tenan pinta de andarse con bromas. Decidimos ser muy buenos.

    Tiene usted, segn veo, problemas de disciplina dijo el

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    inspector a la maestra; hay que emplear un poco de disciplina elemental. Y despus se volvi hacia nosotros, con una gran sonrisa, y apart las cejas de los ojos.

    Niitos, quiero ser amigo vuestro. No hay que tenerme miedo, s que os gusta divertiros y a m tambin me gusta rerme. Adems, mirad: sabis el chiste de los dos sordos? Un sordo le dice a otro: Vas de pesca?, y el otro dice: No, voy de pesca. Entonces el primero dice: Ah, bueno, crea que ibas de pesca. Es una lstima que la maestra nos haya prohibido rernos sin su permiso, porque lo pasamos muy mal para aguantarnos. Voy a contarle el chiste a pap esta tarde, se morir de risa, seguro que no lo sabe. El inspector, que no necesitaba permiso de nadie, se ri mucho, pero cuando vio que nadie deca nada en la clase, puso las cejas en su sitio, tosi y dijo:

    Bueno, ya nos hemos redo bastante. A trabajar. Estbamos estudiando la fbula dijo la maestra. La zorra

    y el cuervo. Perfecto, perfecto dijo el inspector. Continen, pues.

    La maestra fingi buscar al azar en la clase y despus seal a Agnan con el dedo:

    Usted, Agnan, rectenos la fbula. Pero el inspector levant la mano.

    Me permite? le dijo a la maestra, y despus seal a Clotario . Usted, el de all, al fondo, recteme esa fbula.

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    Clotario abri la boca y se ech a llorar. Pero, qu le pasa? pregunt el inspector.

    La maestra dijo que haba que disculpar a Clotario, qu es muy tmido, y entonces le preguntaron a Rufo. Rufo es un compaero, su pap es agente de polica. Rufo dijo que l no saba la fbula de memoria, pero que saba ms o. menos de qu se trataba y empez a explicar que era la historia de un cuervo que llevaba en el pico un roquefort.

    Un roquefort? pregunt el inspector, que cada vez tena una pinta ms sorprendida.

    No! dijo Alcestes. Era un camembert. Nada de eso! dijo Rufo . El cuervo no podra llevar el

    camembert en el pico, porque chorrea, y adems huele mal. No es que huela bien, pero es riqusimo contest Alcestes. Y, adems, eso no quiere decir nada; el

    jabn huele bien y es malsimo para comer, lo prob una vez. Bah! dijo Rufo . Eres un animal, y voy a decirle a mi

    pap que le ponga un montn de multas a tu pap! Y se pusieron a pegarse. Todo.el mundo se haba levantado y gritaba, menos Clotario, que segua llorando en su rincn, y Agnan, que se haba ido al encerado y recitaba La zorra y el cuervo. La maestra, el inspector y el director gritaban: Ya basta! Nos lo pasamos bomba. Cuando la cosa se par y todos nos sentamos, el inspector sac su pauelo y se sc la cara, se llen todo de tinta, y es una lstima que no ten-

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    gamos derecho a rernos, porque habr que aguantarse hasta el recreo, y no va a ser muy fcil. El inspector se acerc a la maestra y le estrech la mano.

    Cuenta usted con todas mis simpatas, seorita. Nunca hasta hoy, he comprendido hasta qu punto nuestra profesin es un sacerdocio. Contine! Animo! Muy bien! Y se march a toda prisa con el director. Nosotros queremos mucho a nuestra maestra, pero ella ha sido realmente injusta. Gracias a nosotros la han felicitado y nos ha castigado a todos sin salir!

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    Rex

    Al salir de la escuela he seguido a un perrito. Tena pinta de perdido, el perrito, estaba completamente solo y me dio mucha pena. Pens que el perrito estara encantado de encontrar un amigo y las pas moradas para atraparlo. Como el perrito no tena pintas de morirse de ganas de venir conmigo, deba desconfiar, le ofrec la mitad de mi bollo de chocolate, y el perro se lo comi y se puso a menear el rabo en todos los sentidos, y yo le llam Rex, como en una pelcula policaca que haba visto el jueves pasado. Despus del bollo, que Rex se comi casi tan deprisa como lo habra hecho Alcestes, un compaero que come sin parar, Rex me sigui muy contento. Pens que sera una buena sorpresa para pap y mam cuando yo llegara con Rex a casa. Y despus le enseara a Rex a hacer gracias, guardara la casa y tambin me ayudara a encontrar bandidos, como en la pelcula del jueves pasado. Pues bien, estoy seguro de que no me creeris: cuando llegu a casa, mam no se puso muy contenta al ver a Rex, no se puso nada contenta. Hay que decir que parte de la culpa la tuvo Rex.

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    Entramos en el saln y lleg mam, me bes, me pregunt si todo haba ido bien en la escuela, si no haba hecho tonteras, y despus vio a Rex y se puso a gritar:

    ,Dnde has encontrado a ese animal? Yo empec a explicar que era un pobre perrito perdido que me ayudara a detener a montones de bandidos, pero Rex, en vez de quedarse quieto, salt a un silln y empez a morder el cojn. Y era el silln donde pap no tiene derecho a sentarse, salvo si hay invitados! Mam continu chillando, me dijo que me tena prohibido traer animales a casa (y es cierto, mam me lo prohibi la vez que llev un ratn), que era peligroso, que ese perro poda tener la rabia, y que me daba un minuto para sacar al perro de casa. Me las vi negras para decidir a Rex a que soltara el cojn del silln, y adems se qued con un trozo entre los dientes; no comprendo cmo le gusta eso a Rex. Despus sal al jardn, con Rex en brazos. Yo tena muchas ganas de llorar, de modo que eso es lo que hice. No s si Rex estaba tambin triste, estaba demasiado ocupado escupiendo trocitos de lana del cojn. Pap lleg y nos encontr a los dos sentados ante la puerta, yo llorando y Rex escupiendo.

    Bueno dijo pap , qu pasa aqu? Entonces le expliqu a pap que mam no quera a Rex, y que Rex era mi amigo y yo era el nico amigo de Rex, y que l me ayudara a encon-

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    trar a montones de bandidos y que hara gracias que yo le enseara, y que yo era muy desgraciado, y volv a echarme a llorar un rato, mientras Rex se rascaba una oreja con la pata trasera, lo cual es terriblemente difcil de hacer; lo intentamos una vez en la escuela y el nico que lo consegua era Majencio, que tiene las piernas muy largas. Pap me acarici la cabeza y despus me dijo que mam tena razn, que era peligroso traer perros a casa, que pueden estar enfermos y se ponen a mordernos y despus, plaf!, todo el mundo se pone a babear y a estar rabioso, y que, algn da lo aprendera en la escuela, Pasteur invent una medicina, es un benefactor de la humanidad y se puede curar, pero hace mucho dao. Yo le contest a pap que Rex no estaba enfermo, que le gustaba mucho comer y que era terriblemente inteligente. Pap, entonces, mir a Rex y le rasc la cabeza, como me hace a m a veces.

    Es cierto, tiene aspecto de buena salud este perrito dijo pap, y Rex se puso a lamerle la mano.

    Es muy mono dijo pap, y despus extendi la otra mano y dijo : La pata, dame la patita, vamos, la patita, dmela! Y Rex le dio la patita, y despus le lami la mano, y despus se rasc la oreja; estaba terrible-

    mente ocupado este Rex. Pap se lo pasaba en grande, y despus me dijo:

    Bueno, espera aqu; voy a tratar de arreglarlo con tu madre. Y entr en la casa. Es fenmeno pap! Mientras pap lo

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    arreglaba con mam, me divert con Rex, que se puso a hacerme fiestas, y despus, como yo no tena nada que darle para comer, volvi a rascarse la oreja. Es terrible este Rex! Cuando pap sali de casa, no tena pinta de estar muy contento. Se sent a mi lado, me rasc la cabeza y me dijo que mam no quera perros en casa, sobre todo despus del asunto del silln. Yo iba a echarme a llorar, pero tuve una idea.

    Si mam no quiere a Rex en casa dije , podramos tenerlo en el jardn. Pap reflexion un momento y despus dijo que era una buena idea, que en el jardn, Rex no hara estropicios, y que bamos a construirle una caseta en seguida. Yo bes a pap. Fuimos a buscar tablas al desvn y pap trajo sus herramientas. Rex se puso a comer begonias, pero es menos grave que el silln del saln, porque tenemos ms begonias que sillones. Pap empez a elegir las tablas.

    Ya vers me dijo , le vamos a hacer una caseta formidable, un verdadero palacio.

    Y despus dije , le ensearemos a hacer montones de gracias y guardar la casa.

    S dijo pap , lo adiestraremos para expulsar a los intrusos, a Bldurt, por ejemplo. El seor Bldurt es nuestro vecino y a pap y a l les encanta hacerse rabiar. Lo pasbamos bomba Rex, pap y yo! La cosa se estrope algo cuando pap grit por culpa del martillazo que se dio en un dedo, y mam sali de la casa.

    ,Qu estis haciendo? pregunt mam. Yo entonces le expliqu que habamos decidido, pap y yo, tener a Rex en el jardn, donde no haba sillones, y que pap le fabricaba una caseta y que iba a ensearle a Rex a morder al seor Bldurt, para hacerle rabiar. Pap no deca gran cosa, se

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    chupaba el dedo y miraba a mam. Mam no estaba nada contenta. Dijo que no quera ese animal en su casa.

    Mirad lo que ese bicho ha hecho con mis begonias! Rex levant la cabeza y se acerc a mam moviendo el rabo, y despus le hizo fiestas. Mam lo mir y despus se baj y acarici la cabeza de Rex, y Rex le lami la mano, y llamaron a la puerta del jardn. Pap fue a abrir y entr un seor. Mir a Rex y dijo:

    Kik! Por fin te encuentro! Te he buscado por todas partes! Pero, seor pregunt pap, qu desea usted? Qu deseo? dijo el seor. Deseo a mi perro! Kik se

    escap mientras yo le daba su paseito y me dijeron que haban visto a un chaval trarselo para aqu.

    No es Kik, es Rex dije yo . Y los dos vamos a atrapar

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    bandidos como en la pelcula del jueves pasado, y vamos a ensearle a gastar bromas al seor Bldurt. Pero Rex tena un aspecto muy satisfecho y salt a los brazos del seor.

    Quin me prueba que ese perro es suyo? pregunt pap. Es un perro perdido! ,Y el collar? contest el seor. No ha visto usted el

    collar? Lleva mi nombre!: Julio Jos Tremp, con mi direccin. Me estn entrando ganas de denunciarle! Ven, mi pobre Kik, ya est bien! y el seor se march con Rex. Nos quedamos muy extraados y despus mam se ech a llorar. Entonces pap la consol y le prometi que cualquier da de estos yo volvera a traer otro perro.

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    Chocho

    Hemos tenido uno nuevo en clase. Por la tarde, la maestra lleg con un nio que tena el pelo todo rojo, pecas y los ojos azules, como la canica que perd ayer en el recreo, pero Majencio hizo trampas.

    Nios dijo la maestra, os presento a un nuevo compaerito. Es extranjero y sus padres lo han metido en esta escuela para que aprenda a hablar francs. Cuento con que le ayudaris y seris amables con l. Y la maestra se volvi hacia el nuevo y le dijo:

    Diles tu nombre a tus compaeros. El nuevo no entendi lo que le deba la maestra, sonri y vimos que tena montones de dientes terribles.

    Qu suertudo! dijo Alcestes, un chaval gordo que come sin parar . Con dientes como esos debe morder buenos bocados! Como el nuevo no deca nada, la maestra nos dijo que se llamaba Jorge Mac Intosh.

    Yes dijo el nuevo, Chorches.

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    Perdn, seorita dijo Majencio , se llama Jorge o Chorches? La maestra nos explic que se llamaba Jorge, pero que en su lengua eso se pronunciaba Chorches.

    Bueno dijo Majencio , le llamaremos Yoyo. No dijo Joaqun, hay que pronunciar Chocho. Cllate, Choaqun dijo Majencio, y la maestra los castig a

    los dos de pie. La maestra hizo sentar a Chocho al lado de Agnan. Agnan tena pinta de desconfiar del nuevo; como es el primero de la clase y el ojito derecho de la maestra, tiene miedo de los nuevos, que pueden resultar primeros y ojitos derechos. Con nosotros, Agnan sabe que puede estar tranquilo. Chocho se sent, sin dejar de lanzar su sonrisa llena de dientes.

    Lstima que nadie hable su lengua dijo la maestra. Yo poseo ciertos rudimentos de ingls dijo Agnan, que, todo hay que decirlo, habla muy bien.

    Pero cuando Agnan sac sus rudimentos ante Chocho, Chocho lo mir y despus se ech a rer, tocndose la frente con el dedo. Agnan estaba muy picado, pero Chocho tena razn. Luego nos enteramos de que Agnan le cont cosas sobre su sastre que era rico y sobre el jardn de su to que era ms grande que el sombrero de su ta. Este Agnan est loco! Tocaron a recreo y salimos todos, salvo Joaqun, Majencio y Clotario, que estn castigados. Clotario es el ltimo de la clase y no saba su leccin. Cuando a Clotario le preguntan, se queda siempre sin recreo. En el patio, nos pusimos todos a rodear a Chocho. Le hicimos muchas preguntas, pero todo lo que l haca era ensearnos montones de dientes. Despus se puso a hablar, pero no entendimos nada, sonaba uanshuinshuen, y eso era todo.

    Lo que pasa dijo Godofredo, que va mucho al cine es que habla en versin original. Necesita subttulos.

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    Quizs podra traducirlo dijo Agnan, que quena probar sus rudimentos un poco ms.

    Bah! dijo Rufo . Ests chalao! Eso le gust al nuevo, seal a Agnan con el dedo y dijo:

    Aoh! Chalaochalaochalao! Estaba encantado. Agnan se march llorando, Agnan llora todo el tiempo. Nosotros empezamos a encontrar estupendo a Chocho, y yo le di un trozo de mi chocolate del recreo.

    ,Qu deportes se hacen en tu pas? pregunt Eudes. Chocho, claro, no lo entendi, continuaba diciendo chalaochalaochalao, pero Godofredo contest:

    Mira qu pregunta! Juegan al tenis. Cara de payaso! grit Eudes. No estoy hablando

    contigo! Cara pasayaso! Chalaochalaochalao! grit el nuevo, que tena pinta de divertirse con nosotros.

    Pero a Godofredo no le gust la forma, en que le contest Eudes:

    j,Quin es un payaso? pregunt; y estaba en un error, porque Eudes es muy fuerte y le en- canta dar puetazos en la nariz y no fall el que le dio a Godofredo. Cuando vio el puetazo, Chocho dej de decir chalaochalaochalao y cara payaso. Mir a Eudes y dijo:

    Boxing? Muy bien! Y se puso los puos delante de la cara y empez a bailar alrededor de Eudes como los boxeadores en la televisin de Clotario, porque nosotros an no la tenemos, y a m me gustara que pap comprase una. Que le ha dado- pregunto Eudes

    Quiere boxear contigo, gordo-Contesto Godofred, que refrotaba la nariz. Eudes dijo bueno y trat de boxear con Chocho. Pero Chocho se las arreglaba mucho mejor que Eudes. Le daba un montn de

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    golpes y Eudes empezaba a enfadarse. Si no deja su nariz quieta, cmo queris que pelee? grit.

    Y pam!, Chocho le dio un puetazo a Eudes que lo hizo caer sentado. Eudes no estaba enfadado.

    Eres forzudo! dijo al levantarse. Forzudo, chalao, cara payaso! contest el nuevo, que

    aprende a todo gas. El recreo termin y, como de costumbre, Alcestes se quej de que no le daba tiempo de terminar los cuatro bollos rellenos de mantequilla que trae de su casa. En clase, cuando entramos, la maestra le pregunt a Chocho si lo haba pasado bien. Entonces Agnan se levant y dijo:

    Seorita, le estn enseando palabrotas. No es cierto, cochino embustero! grit Clotario, que no

    haba salido al recreo. Chalao! Cara payaso! Cochino embustero! dijo Chocho,

    muy orgulloso. Nosotros no decamos nada, porque veamos que la maestra no estaba muy contenta.

    Deberais avergonzaros dijo , de aprovecharos de un camarada que ignora vuestra lengua. Y eso que os haba pedido que fuerais amables, pero no se puede confiar en vosotros! Os portis como pequeos salvajes, como mal educados!

    Chalao, cara payaso, cochino embustero, salvaje, mal educado! dijo Chocho, que tena pinta de estar cada vez ms encantado

    de aprender tantas cosas. La maestra lo mir con los ojos muy abiertos.

    Pero, pero- dijo-, Jorge, no hay que decir esas cosas!

    -Lo ve seorita, que le decia yo- dijo Agnan.

    Si no quieres quedarte castigado, Agnan grit la maestra, gurdate para ti tus refle xioncs!

    Agnan se ech a llorar.

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    Sucio chivato! grit alguien, pero la maestra no supo quin era, porque si no no me habra castigado. Entonces Agnan se tir al suelo gritando que nadie lo quera, que era espantoso y que iba a morirse, y la maestra tuvo que salir con l para echarle agua en la cara y calmarlo.

    Cuando volvi la maestra con Agnan, tena pinta de cansada, pero afortunadamente son la campana del final de la clase. Antes de irnos, la maestra mir al nuevo y le dijo:

    Me pregunto qu van a pensar tus padres. Sucio chivato contest Checho, dndole la mano.

    La maestra no tena por qu inquietarse, pues los padres de Chocho debieron de pensar que haba aprendido todo el francs que necesitaba. La prueba es que Chocho no volvi ms a la escuela.

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    Un ramo de flores fenmeno

    Es el cumpleaos de mi mam y he decidido comprarle un regalo como todos los aos, desde el ao pasado, porque antes yo era demasiado pequeo. Cog las monedas que tena en mi hucha y afortunadamente haba muchas, porque da la casualidad de que mam me dio dinero ayer. Ya saba yo el regalo que iba a hacerle a mam: flores para poner en el gran jarrn azul del saln, un ramo terrible, muy, muy grande. En la escuela estaba muy impaciente porque acabara la clase para poder irme a comprar mi regalo. Para no perder mis monedas, met la mano en el bolsillo todo el tiempo, incluso para jugar al ftbol en el recreo, aunque, como no juego de portero, no importaba mucho. El portero era Alcestes, un chaval que es muy gordo y al que le encanta comer.

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    ,Qu te pasa, que corres con una sola mano? me pregunt. Cuando le expliqu que era porque iba a comprar flores para mi mam, me dijo que l habra preferido algo de comer, un pastel, caramelos o chorizo blanco, pero como el regalo no era para l, no le hice caso y le meti un gol. Ganamos por 44 a 32. Cuando salimos de la escuela, Alcestes me acompa a la florera comindose la mitad del bollo de chocolate que le quedaba de la clase de gramtica. Entramos en la tienda, puse todas mis monedas en el mostrador, y le dije a la seora que quera un gran ramo de flores para rn mam, pero no de begonias, porque hay montones en nuestro jardn y no vale la pena irlas a comprar fuera.

    Querramos algo que estuviera bien dijo

    Alcestes, y se fue a meter la nariz en las flores que haba en el escaparate, para ver cmo olan. La seora cont mi dinero y me dijo que no poda darme

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    muchas, muchas flores. Como yo tena pinta de fastidiado, la seora me mir, me dijo que yo era un nio muy mono, me dio unas palmaditas en la cabeza y despus me dijo que iba a arreglar la cosa. La seora eligi flores por aqu y por all, y despus puso un montn de hojas verdes, y eso le gust a Alcestes, porque dijo que esas hojas se parecn a las verduras que se ponen en el puchero. El ramo era fenmeno y muy grande, la seora lo envolvi en un papel transparente que haca ruido y me dijo que tuviera cuidado al llevarlo. Como yo tena mi ramo y Alcestes haba acabado de oler las flores, le di las gracias a la seora y salimos. Estaba muy contento con mi ramo cuando nos encontramos con Godofredo, Clotario y Rufo, tres compaeros de clase.

    Mirar a Nicols! dijo Godofredo . Qu cara de cerncalo tiene con esas flores!

    Tienes suerte de que lleve las flores le dije , porque si no te ganabas una bofetada.

    Dame a m las flores me dijo Alcestes, me encantara sostenrtelas mientras le das la bofetada a Godofredo.

    Entonces le di el ramo a Alcestes y Godofredo me dio una bofetada. Nos pegamos y despus yo dije que se me haca tarde, y entonces paramos. Pero tuve que quedarme an un rato, porque Clotario dijo:

    Mirar a Alcestes! Ahora es l quien tiene pinta de cerncalo

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    con esas flores! Entonces Alcestes le dio un golpazo en la cabeza con el ramo.

    Mis flores! grit yo . Vais a romperme mi flores! Y era cierto! Alcestes daba montones de golpes con mi ramo y las flores volaban por todas partes porque el papel se haba roto, y Clotario gritaba: No me haces dao! No me haces dao! Cuando Alcestes par, Clotario tena la cabeza cubierta con las hojas verdes del ramo, y es cierto que se pareca una barbaridad a un puchero. Yo empec a recoger mis flores y les deca a mis compaeros que eran malos.

    Es verdad! dijo Rufocon las flores de Nicols!

    ,Y a ti quin te ha llamado? contest Godofredo, y empezaron a darse de bofetadas. Alcestes se haba marchado por su lado,

    porque la cabeza de Clotario le haba dado hambre y no quera llegar tarde a cenar. Yo me march con mis flores. Faltaban algunas, ya no haba verduras ni papel, pero an resultaba un bonito ramo; despus, ms lejos, encontr a Eudes.

    ,Juegas una partida de bolas? me pregunt Eudes. No puedo, tengo que volver a casa para darle estas flores a mi

    mam le contest. Pero Eudes me dijo que an era temprano y adems a m me gusta mucho jugar a las bolas, juego muy bien, apunto y bang!,

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    casi siempre gano. E?itonces dej las flores en la acera y empec a jugar con Eudes, y es estupendo jugar a las bolas con Eudes, porque pierde a menudo. El fastidio es que cuando pierde no est muy contento y me dijo que yo haca trampas y le dije que era un mentiroso, entonces me empuj y me ca sentado en el ramo, y eso no fue muy bueno para las flores.

    Le dir a mam lo que has hecho con sus flores le dije a Eudes, y Eudes se qued muy fastidiado. Entonces me ayud a escoger las flores que estaban menos aplastadas. Yo quiero bastante a Eudes, es un buen compaero. Volv a echar a andar, mi ramo ya no era tan gordo, pero las flores que quedaban podan pasar; una de las flores estaba un poco aplastada, pero las otras dos estaban muy bien. Y entonces vi llegar a Joaqun en su bici. Joaqun es un compaero de escuela que tiene una bici. En ese momento decid no pegarme, porque si continuaba pelendome con todos los amiguetes que encontrara en la calle,

    adems; despus de todo, no les importa nada a los compaeros si yo quiero o no regalarle flores a mi mam, estoy en mi derecho y adems yo creo que estn celosos, simplemente, porque mi mam va a estar encantada y me va a dar un buen postre y va a decir que soy muy amable y, adems, por qu tienen todos que meterse conmigo?

    Hola, Nicols! me dijo Joaqun. i,Qu le pasa a mi ramo? le grit a Joaqun. Cerncalo

    sers t! Joaqun par su bicicleta, me mir con los ojos muy abiertos y me pregunt:

    ,Qu ramo? Este! le contest, y le tir las flores a la cara.

    Creo que Joaqun no se esperaba encontrar- se con las flores en la cara, y en cualquier caso no le gust. Tir las flores a la calle y cayeron en el techo de un coche que pasaba, y se marcharon con

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    el coche. Mis flores! grit . Las flores de mi mam! No te preocupes me dijo Joaqun, cojo la bici y alcanzo

    al coche. Es muy amable Joaqun, pero no pedalea muy deprisa, sobre todo cuando hay cuestas, aunque se entrena para la Vuelta a Francia, que ganar /

    cuando sea mayor. Joaqun regres y me dijo que no haba podido alcanzar al coche, que lo haba dejado atrs en un puerto. Pero me traa una flor que haba cado del techo del auto. Mala suerte, era la que estaba aplastada. Joaqun se march a toda prisa; para ir a su casa todo es cuesta abajo, y yo regres a casa con mi flor, toda arrugada. Tena como una gran bola en la garganta. Como cuando llevo mi boletn de notas a casa con ceros dentro. Abr la puerta y le dije a mam: Feliz cumpleaos, mam!, y me ech a llorar. Mam mir la flor con aire un poco asombrado, y despus me cogi en brazos y me bes montones y montones de veces, dijo que nunca haba recibido un ramo tan bonito y puso la flor en el jarrn azul del saln. Diris lo que queris, pero mi mam es estupenda!