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CAPÍTULO PRIMERO 

El pensamiento de la ética

Es imposible hablar de ética

WITTGENSTEIN 

La ética […] sigue siendo problemática, es decir, planteaproblemas que da que pensar.

KOSTAS AXELOS 

LA EXIGENCIA SUBJETIVA 

La ética se nos manifiesta, de forma imperativa, como exigenciamoral.

Su imperativo nace de una fuente interior al individuo, que sienteen su ánimo la conminación de un deber. Proviene también de una fuenteexterior: la cultura, las creencias, las normas de una comunidad. Tambiénhay, sin duda, una fuente anterior, surgida de la organización viviente,transmitida genéticamente. Estas tres fuentes están correlacionadas, comosi hubiera una capa subterránea común.

Como hemos visto (  El método 5, Pág. 57), las tres instanciasindividuo sociedad-especie están inseparablemente unidas en una trinidad.El individuo humano, en su anatomía misma, es al mismo tiempo 100%

biológico y 100% natural. Es el punto de un holograma que contiene eltodo (de la especie, de la sociedad) a1 mismo tiempo que  esirreductiblemente singular. Lleva en si una herencia genética y a1 mismotiempo el imprinting y la norma de una cultura.

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No podremos aislar unas de otras la fuente biológica, la fuenteindividual y la fuente social, pero podemos distinguirlas.

Las tres fuentes están en el corazón mismo del individuo, en sucualidad propia de sujeto. Aquí, me refiero a la concepción de sujeto quehe elaborado, y que vale para todo ser viviente. Ser sujeto es autoafirmarsesituándose en el centro del propio mundo, cosa que expresa literalmente lanoción de egocentrismo.

Esta autoafirmación comporta un principio de exclusión y unprincipio de inclusión. El principio de exclusión significa que nadie más  que uno mismo puede ocupar el puesto egocéntrico en el que expresamosnuestro Yo. Los gemelos homocigotos pueden tenerlo todo en común, perono el mismo Yo. El principio de exclusión está en la fuente del egoísmo,que puede llegar a sacrificarlo todo por uno mismo, honor, familia, patria.Pero el sujeto comporta en si, de manera antagonista y complementaria, unprincipio de inclusión, que le permite incluir su Yo en un Nosotros (pareja,familia, patria, partido), y correlativamente incluir en este Nosotros, lo queincluye el Nosotros en el centro de su mundo. El principio de inclusión semanifiesta casi desde el nacimiento por la pulsión de vinculación a lapersona cercana. Puede conducir a1 sacrificio de si mismo por los suyos,por su comunidad, por el ser amado. El principio de exclusión asegura laidentidad singular del individuo, el principio de inclusión inscribe el Yo enla relación con el prójimo, en su linaje biológico (padres, hijos, familia), ensu comunidad sociológica. El principio de inclusión es originario, comoocurre con el pajarillo que sigue a su madre a1 salir del huevo. El prójimoes una necesidad vital interna.

Así, todo ocurre como si cada individuo-sujeto comprendiera en siun doble dispositivo lógico, uno que manda a1 «para sí », el otro quemanda a1 «para nosotros» o «para el prójimo». El uno manda egoísmo, elotro a1 altruismo. El cierre egocéntrico hace que el prójimo nos resulteajeno, la apertura altruista nos lo hace fraterno. El principio egocéntricolleva en si la potencialidad de concurrencia y de antagonismo respecto delsemejante, incluso del hermano, y conduce a Caín a1 asesinato. En estesentido, el sujeto lleva en si la muerte del otro, pero, en un sentido inverso,lleva en si el amor otro. Algunos individuos son más egoístas, otros másaltruistas, y generalmente cada cual alterna diversamente entre egoísmo yaltruismo. El dispositivo 1ógico altruista puede polarizarnos hacia elNosotros, sea en el sentido biológico del término (hijos-padres), sea en elsentido sociológico del término patria, partido, religión); en fin, puede

consagramos a un Tú amado. Según el momento, según las circunstancias,el individuo-sujeto cambia de referencia en su dispositivo 1ógico,pudiendo reprimir el egocentrismo a1 altruismo, y superar el altruismo a1egocentrismo. Tan pronto nos dedicamos estrictamente a nosotros mismos,

tan pronto a los demás, a los nuestros. Cada cual vive para si y para el otrode forma dialógica, es decir a la vez complementaria y antagonista. Ser 

sujeto es conjugar el egoísmo y altruismo.

Toda mirada sobre la ética debe reconocer el carácter vital del

egocentrismo así como la potencialidad fundamental del desarrollo del

altruismo.

Toda mirada sobre la ética debe considerar que su existencia esvivida subjetivamente. Aunque no hay rito, culto, religión en el sentimientodel deber que experimenta el individuo laicizado, la especificidad subjetivadel deber le confiere un aspecto cercano a la mística; el deber emana de unorden de realidad superior a la realidad objetiva, y parece depender de unaconminación sagrada.

Se impone con la fuerza de ese tipo de posesión que nos hace serposeídos por un dios o por una idea. Estos dos caracteres, místico yposesivo, parecen emanar de una fe invisible.

Puede que el aspecto místico, sagrado, fideísta, que comporta eldeber, sea una herencia de la ascendencia religiosa de la ética. Puede queel aspecto de cuasi posesión proceda de lo más antiguo, de lo másprofundo, de la triple fuente bio-antropo-sociol6gica.

La fe inherente al deber sentido interiormente, en el caso en que laética ya no tenga fundamento exterior a si misma, es la fe en la éticamisma. Una fe que, si utilizamos el término «valores», es una fe en losvalores a los que ella nos aboca. Una fe que, como toda fe moderna, puedecomportar la duda.

Steven Ozment sostiene que el humanismo de Libertad-Igualdad-Fraternidad tenia una fuente mística y no raciona13; en mi opinión, hay

que complejizar esta tesis considerando que este humanismo com- […]

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porta una sirnbiosis de racionalidad (universalidad) y d e fe cuasi misti-ca. No se puede eliminar ni la componen te racional ni la componen temistica del universalism0 Ctico, y n o se puede si no subrayar la com co-nen te de fe que com porta: asi, efectivarnente, tengo fe en la libertad, feen la fiaternidad.

Toda mir ah sobre la ttica&be percibir que el a t o moral esm cto indivi-dual de rel&anandn:e[igaidncon elpr~ imo ,eligmb'n con una comunidad, re-ligacidd con urn ociedady, en el lh it e, relkacidn con la especie humana.

Asi, hay una fuente individual de la Ctica, que se encuentra en elprincipio de inclusibn, que inscribe a1 individuo en una comunidad(Nosotros), que le lleva a la amistad y a1 amor, qu e con duce a1 altruis-mo, y que tiene valor de religaci6n (Anschlusswert).A1mismo tiempo,

hay una fuente social que esta en las normas y reglas que indu cen oim-

pon en a 10s individuos un comportamiento solidario.Habria u na especie de arm onia preestablecida que emp uja a 10s in-

dividuo s a inscribirse en una Ctica de solidar idad en el seno de u na co-mun idad y que em puja a la sociedad a imponerle s a 10s individuo s unaitica de solidaridad.

Por ello podria decirse que la moral es .natural. a1 hum an o puestoque corresponde a la naturaleza del individuo y a la de la sociedad.Pero hay que enmendar este aserto puesto que individuo y sociedadtienen doble naturaleza: en el individuo se da el fuerte principio ego-ce n tr ic ~ ue le empuja a1 egoismo, y la sociedad misma com porta ri-validades, concurrencias, luchas entre egoismos, pudiendo ser ocupa-do su gobierno mismo por intereses egoistas. Las sociedades no llegana imponer sus normas Cticas a todos 10s individuos, y 10s individuoss610 pueden tener comportamiento ktico superando sus egoismos.Este problems se agudiza en las sociedades muy complejas en las quela desintegr acibn de las solidaridades tradicionale s es inseparable de 10sdesarrollos del individualismo.

Igualmente, las fuentes de la Ctica son naturales en el sentido deque son anteriores a la humanidad, de que el principio de inclusi6n

4 Cfr.Vocabulario,pig. 235.

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est i inscrito en la auto-socio-organ izaci6n biol6gica del individ uo y setransmite via la mem oria genCtica5. Las sociedades mamiferas son c emunitarias y rivalitarias a la vez; encontramos en ellas a la vez el en-fientam iento conflictiv o de 10s egocentrismos y la solidaridad respectode 10s enemigo s exteriores. Comu nitarios e n la lucha con tra la presa o

.el depre dador; rivalitarios, sobre tod o 10s machos, en sus confhctos por la

preeminencia, la dominacion, la posesi6n de las hembras. Los indivi-duos es tin dedicados a su progenitura, per0 en ocasiones tambikn soncapaces de com er a sus hijos.

Las sociedades humanas han desarrollado y complejizado estedoble caricter sociol6gico: el de Gesellrchaft (relaciones de interCs yde rivalidad) y de Gemeinschaj(comunidad). El sentimiento de comuni-dad esy serdfuente de responsabilidady solidaridad, ellas mismas zentes de

la ttica.Gaia a1 lengz.t&e,h atica de com tlnidd se vuelve explicita en las socie-

dades arcaicas, con sus prescripciones, sus tabziesy su mito de ancestro comzin.Co mo veremos en la parte cuarta (pig. 163) la Ctica de la comuni-

dad, e n el seno d e las sociedades hist6ricas, ha sido impu esta a la vez alas me ntes po r la fue rza fisica y ha sido interiorizada por el sujetamien-to psiquico. La primera (policia, ejircito) impone el temo r de la coer-cibn, la segund a se inscribe en las mentes por la interioriza ci6n de 10smandamientos conjuntos de una religi6n dotada de poder sagrado yde un poder de esta do divinizado. Las prescripciones de este Super-Yobicifalo in culcan e n las mente s las norma s del bien, del mal, de lo jus-to, de lo injusto, y producen el imperativo del deber. Considerar la re-sistencia al deb er suscita culpabilid ad y angustia.

Asi, en las sociedades cerradas de la Antigiiedad, la relaci6n es d de-sequilibrada en detriment0 del individuo, que n o dispone de autono-mia moral.

La autonomia moral

arb que emerja una consciencia moral individual relativamenteautondma, hace falta un progreso de la individualidad que se mani-fiesta muy netamente en la Atenas del siglo v antes de nuestra era.Aqui puedo servirrne de la me tifora de Jaynes sobre la mente bica-

Edgar Morin, ElMitodo 2:La vida de Ia vi& parte segunda, capitulo 11 *Auto

(genofeno>organizaci6n.*

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necesitan un m inim o d e Ctica profesional, per0 s610 excepcionalmen-te comportan un objetivo moral.

En todos los dominios, los desarrollos de lasespeciaizacionesy de10s tabi-camientos burocrdtiws tienden a emerrar a los individuos en un hminio de

cornpetencia p a r d y ma do ,y, por ello mismo, tienden aparcelary diluir la

reponsabiliddy la solidaridad, cosa qzle nos ponen de relieve, mtre o tm , el

m n t o de la sangre contam ina h de 1982y la canicula del verano de 2003.

Com o muy bien ha discernido A-M.Battista7,acualquier conex i6nprofu nda en tre el individ uo y la colectividad, con fines de pede cciona -mie nto moral -individual o colectivo- se ha rot0 definitivamenten.Tugendh at dice de otro mod o: <<La onsciencia moral fiacasa ante larealidad parcelada del capitalismo, de la burocacia y de 10s Estad~s.~.

El indiv idudismo e'tiw

A1 mismo tiempo, 10s desarrollos de la autonomia individual han

llevado a la auton omiz aci6n y la privatizaci6n de la ttica.

La Ctica se encuen tra pues co rrelativ ame nte laicizada e individua-lizada, y, con el debilitamiento de la responsabilidad y la solidaridad,se efectGa un distanciamiento entre la itica individual y la itica de laciudad.

La wlg ata de moralidad que co nstituian las <<buenasostumbres~,se ha disipado casi en su totalidad, de lo que da testimonio la evolu-ci6n del derecho9.Las buen as costumb res constreiiian a 10s individu osa obedecer a norm as conformistas (la condena moral del adulterio, ellibertinaje, la ho mosexualidad , etc.) y su declive va un ido a1 reconoci-

miento de comportamientos individuales anteriormente condenadoscomo desviantes o perversos.

Como vamos a very10s progresos del individualismo han empuja-do a 10s individuo s a emanciparse de 10s constre iiimien tos bioldgicosde la reproducci6n (coitus interruptus,aborto, madre d e alquiler), y, a

<<Moralerivee et utilitarisme politique en France au XVII sikcle., en LePomoiretlarairond'Etat, bajo la direcci6n de C .Lazzeri y 0.ReyniC, PUF, 1977, pig. 208.

Emst Tugendhat, Conf&mces surl'ithique, PUF, 1998, pag. 291.Cfi. la tesis de BCnCdicte Lavaud-Legendre,Les B o w M o mm droitpivicontpm-

porain, Premio a la Investigacibn en 2004, PUF, col. *Partage du S av oi~ >,005.

finales del siglo xx, n Francia, una Ctica del derecho de la mu jer supe-rb, por una p arte, el derecho de la sociedad a proteger su demografia y,por la otra, la etica del respeto incon dicion al a la vida.

Los desarrollos del individua lismo presentan dos asp ectos antago-nistas: el relajamiento de la opresion comunitaria conduce a la vez al

.universalismo Ctico y al desarrollo del ego centrismo.

El individualismo, fuente de responsabilidad personal de la propiaconducta d e vida, tamb iin es fuente de egocentrismo acrecentado. Elegocentrismo se desarrolla en tod os 10s dom inios, y tiend e a inhib ir laspoten cialidad es altruistas y solidarias, a lo que contrib uye la desintegra-ci6n de las comunidades tradicionales.

Esta situ aci6n favorece no s610 la primacia del placer o del inter&sobre el deber, sino tambiin el aumen to de una necesidad individualde am or en la qu e la blisqueda de felicidad personal a cualquier preciotransgrede la Ctica familiar o c ~ n ~ u g a l ~ ~ .

En fin, se da la erosi6n del sentid o sagrado de la palabra dad a, delsentido sagrad o de la hospitalid ad, es decir, una de las raices mi s anti-guas de la itica. La profanizacion d e aquello qu e fue sagrado entrafiasu profanaci6n.

La crisisde los undamentos

Los fundamentos de la Ctica estin en crisis en el mundo occiden-tal. Dios est i ause nte. La Ley se ha desacralizado. El Super-Yo social nose impon e incon dicion alme nte y, en ciertos casos, tambiCn est i ausen-te. El sentido de la responsabilidad se ha estrechado, el sentido de lasolidaridad se ha debilitado.

La crisis de 10s funda men tos de la 6 tica se siida en una crisis gene-ralizada de 10s fundam entos de la certeza: crisis de 10s fund ame ntosdel conocimiento filodfico, crisis de 10s fundarnentos del conoci-miento cientificol'.

'O El individ uo se ve abocado a la bdsqued a errante del amor asi com o a las de ce pciones y penas por el amor perdido, a las degradaciones dpidas del sentimiento amoro-so. Siente cada vez mis, en la edad adulta, la angustia de la hstracion de amor o el te-mor a la pirdida del amor.

" Cfi. Edgar Morin, El Mirodo 3: El conoamiato delconocimiento, Madrid, Citedra,1988, pig. 22.

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La raz6n no puede ser considerada co ma el fundarnento del im-perativo categbrico: com o dice Tugendaht, .la tentativa de Kant d edefinir el imperativo categ6rico como un imperativo de la raz6a ydarle un fun dam ento absoluto en la raz6n debe ser considerada cQmoun f?acaso*12.

La referencia a 10s valores reve la y enm asca ra a la vez la crisis de 10sfund ame ntos. La revela: co mo d ice Claud e Lefort, <<la alabra "valor"es el indicio de una irnposibilidad a remitirse en ade lante a un garantereconocido por todos: la naturaleza, la raz6n, Dios, la Historia. Es elindicio de una situation en la cual se han mezclado todas las figuras dela transcendenciaJ3. E n adelante estamos abocad os a lo que Pierre Legendre llama el aautoservicio no rm ati vo ~ n el que podem os elegirnuestros valores. Los walores. toma n la plaza dejada vacante de 10sfundam entos para proporcionar una referencia transcenden te intrinse-ca qu e haria qu e la Ctica pareciera auto suficie nte. Los valores le dan ala Ctica la fe en la Ctica sin justification exterior o superior a si misma.De hecho, 10s valores intentan hn da r una 6tica sin hnd am ent o.

La crisis de 10s fundam entos kticos es producida p or y produc-tora de:

-el deterioro acrecentado del tejido social en numerosos dorninios;- l debilitamiento del imperativo comunitario y de la Ley colec-tiva e n el interior de las me ntes;- a degradaci6n de las solidaridades tradicionales;- a parcelacion y en ocasiones la disoluci6n de la responsabili-dad en el tabicamiento y la burocratizaci6n de las organizaciones yempresas;- l caricter cada vez mis exteriory an6 nim o de la realidad social

en relaci6n a1 individuo;- l superdesarrollo del principio egockntrico en detrim ent0 delprincipio altruists;- a desarticulaci6n del vinculo entre individuo , especie y socied ad;

-La des-moralizaci6n que < <culminan el anonimato de la socie-dad de masas, el desencaden amiento med iitico, la sobrevaloraci6n deldineroJ4.

'' Emst Tugendhat, Confhemes surl'ktbiqw, PUF, 1998, p i g . 163.l3 Claude Lefort, inire. A Aipw dupolitique, Calmann-IRvy, 1992.l4 Andrk Jacob, Cheminements.deL2 dialec~rque i'kthiqw, Anthropos, 1982.

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Las h en te s de la Ctica ya n o irrigan, la fuente ind ividual es ti as-fkiada por el egocentrismo; la fbente comunitaria esd deshidratada porla degrad acibn de las solidaridades; la fuente social esth alterada por lascompa rtimentaciones, burocratizaciones, atomizaciones de la realidadsocial y, ad em b, esti aquejada de diversas corrupciones; la fuentebioantropol6gica esti debilitada por el primado del individuo sobre laespecie.

El desarrollo d el individ ualism o cond uce a1 nihilism o, y Cste susci-ta una aflicci6n: la nostalgia de la com unid ad desaparecid a, la pCrdidade 10s hndamentos, la desaparici6n del sentido de la vida, la angustiaque d e ello resulta puede n llevar a1 retorno de 10s antiguos hnd am en -tos comunitarios nacionales, Ctnicos y/o religiosos que, correlativa-mente, aportan seguridad psiquica y religaci6n Ctica. El comunismoh e , para bien de 10s intelectuales que zo zobraban en la angustia nihi-lista, una religi6n de salva ci6n (terresrre), que c om portab a una integra-ci6n d e la Ctica en la finalidad supre ma: <;Todo o qu e sinre a la revolu-ci6n es moral.l5. El siglo xx, iglo del individualismo, ha visto m6lti-

ples adhesiones de 10s individuos m is criticos, m b escCpticos para co nla antigua fe religiosa, a la fe national, a la fe totalitaria, que integrantotalmente a1 individuo y lo proveen de un a certeza ktica.

En otro sentido, una parte de la adolescencia contemporinea, enel deterioro del tejido social, la pkrdida d e la conciencia de una solida-ridad global, la desaparicion del Super-Yo civico, recrea una microco-munidad de tip0 arcaico en la banda o el gang, que com porta su 6ticaintegrante (la defensa del territorio, el honor, la ley del Talibn). Asi,

una Ctica comunitaria se reconstituye en ausencia de una ktica civica.Es decir, que el abismo del n ihilism o que surge a1 extremo de la in-

dividualizaci6n, qu e la descom posici6n del tejido social que surge en 10s

mh-genes de la civilizaci6n, determinan uno y otra, en la reintegracidnen el sen o de una com unid ad, restauraciones dticas de ca ricter regresivo.

Los gangs juveniles y 10s retornos a la religi6n revelan a su vez lacrisis dtica general en nuestra civilizacibn . Esta crisis se ha hech o m ani-fiesta con la aparicibn significativa, desde hace unos aiios, de una ne-cesidad Ctica. La desintegraci6n social, el aum ento de las corm pcionesde todo tipo, la omnipresencia de las incivilidades, el desencadena-

Is Trotski, Sumordy lanuestrrr, 1939 (Madrid, Fundaci6n d e Estud ios Socialistas Fe-derico Engels,2003).

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CAD~TULO

La vuelta a las he nt es c6smicas

Pero quC cosa temb le esta manera q ue tiene D ios sin treguaDe dispersar bien lejos a quienes recibieron un vivo amor.

Un mundo no puede sobrevenir sino por la separaci6n y no pue-de existir sino e n la relaci6n e ntre lo que esti separado.

Si lo que precede (<y odea? <ysoporta?) nuestro m und o es lo noseparado, un infinito o indefinido que 10s cosm6log os llaman <wacion,que no conoce espacio ni tiempo, entonces el mu ndo apareci6 en unaruptura , una deflagraci6n , en el vacio o el infinito. El espacio y el tiem-po, grandes separadores, aparecieron con el mund o, nu estro mundo .

Lasfuemtes a2 reZ&izcidnl

Las fuerzas de separacibn, dispersibn, aniquilaci6 n se desencadena-ro n y siguen desencadenando se. Pero, casi simuldnearnente, en la agi-taci6n inicial, aparecieron las fuerzas de religaci6n2, debilisimas en su

Cfi.Vocabulario, pig. 235.SegCn 10s cosm 6lo gos adep tos a1 wprincipio antr6pi co fuertem, una cuasi-Providen-

cia habria calculado de antemano las reglas muy sutiles que, impidiendo el aborto delmundo, habrian permitido la formation de 10s itomos y las estrellas, de la vida, de la hu-manidad.

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origen, provocando la formaci6n de nlicleos de hidr6geno o de he-lio, la genesis de 10s primer os agregad os gigantes e informes d e par-ticulas -1as protogalaxias. A partir de la agitaci6n tirm ica prim'era,se efect5a una dial6gica indisociable entre lo que separa, dispersa,aniquila y lo q ue religa, asocia, integra. Las interacciones entr e par-ticulas se traducen en colisionesy destruc ciones (asi, las particulas de

materia parecen haber hecho un genocidio antimateria) per0 tam-bi in en asociaciones y uniones. Cuatro o tres3 grandes tipos de inte-racci6n permiten, en el coraz6n del desorden de agitacibn, hacer sur-gir un orden fisico en y por la formaci6n de organizaciones -nu-cleos, itomos, astros:- as interacciones nucleares fbertes que aseguran la forma cibn yla cohesib n de 10s nucleos at6m icos;- as interacciones electromagnkticas que aseguran la form aci6ny la cohesibn de 10s electrones alrededor de 10s nlicleos;- as interacciones gravitacionales que re6nen 10s polvos de lasparticulas en galaxias y estrellas, las cuales se form an cu and o su con-centraci6n gravitacional alcanza el calor de encen dido.

Asi, nuestro universo se constituye en un tretragrama dial6gico deinteracciones en el que se combinan de manera a la vez antagonista,concurrente y complementaria:

orden4 esorden interacciones -organi?aci6n4

Como desde el inicio, bajo el efecto de la deflagraci6n originaria,el universo tiend e a dispersarse, las fuerzas de religaci6n llevan u na lu-cha en nuestra opini6n patktica, contra la dispersibn, concentrandonJcleo s, it om os, estrellas, galaxias. Es cie rto qu e las fuerzas de religa-ci6n son minoritarias en relaci6n a las que separan, aniquilan, disper-san. Es cierto que las organizaciones de las estrellas y hasta las de 10sorganismos vivos estin condenadas, a tirmin o, a la dispersi6n y a lamuerte conforme a1 segundo principio de la termodinimica. Pero sonestas fuerzas de religaci6n las que , des pui s de 10s nJcleos, 10s ito mo s,

En adelan te se incorp oran las interaccion es nucleares debiles a la categoria de lasinteracciones electromagn6ticas.

Cfi. Edgar Morin, El Mhtodo 1.La nduraleza de la natur- Madrid, Ciredra,1981, pigs. 69-75.

10s astros, han creado en la Tierra las moliculas, las macromolCculas,la vida.

Sobre un minlisculo planeta perdido, hecho de un agregado de de-tritus de una estrella desaparecida, abocado aparentemente a las con-wlsion es, t orme ntas, erupciones, temblores de tierra, apareci6 la vidacom o una victoria inaudita de las virtudes de religacibn. Un torb ellinoque interreligaba macromoliculas, que generaba su propia diversidadintegrindola en su unidad, habria creado por si mismo una organiza-ci6n de complejidad superior: una auto-eco-organizaci61-1,de dondeemergieron tod as las cualidades y propiedad es de la vida.

Los primeros unicelulares bacterianos se separaron y diversificaronal tiempo q ue perrnanecian religados y que tenian la capacidad de ofie-cerse unos a otros recetas informadoras en forrna de hebras de ADN.Algunas se asociaron estrechamente para formar las cklulas eucariotas,de d ond e surgieron 10s seres policelulares, organizados en y po r la reli-gaci6n en tre cklulas. Vegetales y animales se diversificaron,y 10s ecosis-temas, organizaciones espontineas nacidas de las interacciones entre

unicelulares, vegetales, anirnales y med io geofisico, se desarrollaron; suconjunto con stituyb la gran eco-organizaci6n autorregulada que es labiosfera.

El desarrollo de estas religaciones se hizo con nuevas separaciones,nuevos antagonismos y nuevos conflictos: si las cooperaciones comu -nitarias se desarrollaron en las sociedades animales, la depredation sedesenc adenb entre especies; el con flict0 y la muerte alim entaron la ca-dena tr6fica que nutre 10s ecosistemas: asi, 10s animales vegetarianoscomen plantas y h t o s , 10s camivoros pequefios se com en a 10s vege-tarianos, 10s carnivoros grandes se comen a 10s carnivoros pequeiios ya 10s vegetarianos, la descomposici6n surgida de la muerte de 10s car-nivoros alimen ta a 10s insectos necr6fagos, gusanos, unicelulares, y lassales minerales residuales son a bsorb idas por la raiz de 10s vegetales. Elciclo de mue rte es a1 mismo tiem po ciclo de vida.

Las sociedades animales de vertebrad os y marniferos pudie ron aso-ciar principios de religaci6n comunitarios respecto de 10s peligros oenemigos exteriores y principios d e regulacibn de las rivalidades en elinterior del grupo. Las sociedades hum anas, lo h emo s visto5, son a lavez rivalitarias y comunitarias y se organizan en la unibn de la concor-dia y la discordia.

Cf?. IMhtodo 5:Lahumanidaddelahurnrid& Madrid, Gtedr a, 2003, phgs. 181-195.

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Igualmente, a escala de 10s individuos o a la de la historia human a,vivimos en la dial6gica creadora-destructors:

orden - desorden - interacciones - organizaci6n

Las religaciones pud ieron desarrollarse de forma m inoritaria en eluniverso; la materia organizada n o reuniria rnis qu e un 4010 de la tota-lidad del cosmos, la vida no representa rnis q ue un poco de musgo dela corteza terrestre, 10s seres dotados d e cerebro son minoritarios y laconciencia hu man a es a la vez fiagilisima e hiperminoritaria.

Observemos tarnbien que las religaciones no pudieron desarrollarsus complejidades rnis qu e integrando e n ellas a sus enemigos: la des-trucci6n y la muerte. Asi, las estrellas viven de un hego que las hacevivir y a la vez las devora; su vida es una agonia radiante puesto queellas alimentan sus resplandores con la combusti6n de sus propias en-

trafias, es decir, qu e cmue ren de vida. hasta s u muerte irreve rsible. Asiocurre co n 10s ecosistemas que (cviven de mu ertex Asi ocurre c on no-sotros, animales, mamiferos, primates, humanos, que vivimos por laregeneraci6n permanente de nuestras celulas y molkculas a partir de sumuerte y su d estrucci6n. Asi ocurre con nuestras sociedades que se re-generan educando a las generaciones nuevas mientras mueren las vie-jas. ~V ivir e muerte, morir de vida., habia enu nciado He riclito. Lavida debe pagar doble tributo a la muerte para subsistir y expandirse.Bichat definia la vida com o el conjunto de las hncio nes que resisten ala muerte. Hay que completar y dialectizar su enunciad o: .La vida seresiste a la muerte utilizando la muerte~.Hay a la vez lucha mortal ycopulaci6n entre Eros y Thanatos.

De ah i la suerte firid,peligrosa, do lorosa de la religad6n e n el univetso.Es cierto que hay un ((genion de la organizacid n y la creacibn, en el

engendramiento de formasy seres de una extrema diversidad y un a extre

ma complejidad. La Organizaci6n h d a a unidad de lo multiple y asegu-ra la multiplicidad en l o u no; produce las emergencias, cualidades y pro-piedades descon ocidas en el nivel de sus constituyentes aislados; engen-dra m etamorfosis. Sin organ izacidn, el universo no seria sino dispersidn.

La primera virtud de la organ izaci6n es integrar la religaci6n en elseno de u na au tonom ia que la salvaguarde y proteja del en torno exte-

rior. La religaci6n nuclear es extremad arnente fuerte, y hace m uy difi-cil la d isociaci6n. Las religaciones electromagnkticas son menos fuer-tes, sus disociaciones son rnl s ficiles ciertamen te, pero la organizaci6ninterna es rnis flexible y concurre en la integration de la diversidadque h ar l la diversificaci6n de 10s 5tomos. En lo que a nuestros organis-mos concierne, las cilulas dispon en de una relativa autono mia intema,al tiemp o qu e es tin religadas entre si por comunicacio nes y seiiales.

La segunda virtud, la de la organizaci6n viviente, une su autono-mia a su e nto mo . Asi, la organizac idn viviente necesita energia exteriorpara regenerarse e informaci6 n exterior para sobrevivir. Por esa raz6n,se puede concebir la organizaci6n viviente como auto-eco-organiza-ci6n que opera una religaci6n vital con su entorno. Y 10s seres rnlscomplejos, 10s seres humanos, organizan su a utonom ia a partir de susdependencias respecto de sus culturas y sociedades; cuanto rnis com-plejas son las sociedades, rnis se organizan a partir de m ultiples depen-dencias respecto d e la biosfera.

Asi, la au to- eco -w ga ne dn opera la uni6n de la religaci6n y la auto-nomia: lavida es la unidn de la uni6ny la separm'dn.

La sociedad humana accede a un nuevo orden de religaci6n. Esteorden com porta el mito social que, a1 concebir un ancestro com 6n acada com unida d y a1 instituir su culto, fraterniza a sus miemb ros. Lassociedades rnls evolucionadas, las naciones, fundan e n el m ito m atemo-paterno de la Patria la fraternizacibn comunitaria de 10s *hijos de laPatria.. C om o hemos indicad o rnls arriba, las sociedades rnls com ple-jas com porta n, a1 mism o tiempo q ue su propia religaci6n comu nitaria,

antagonismos, rivalidades, desdrdenes que son inseparables de las li-bertades. Adem ls, e n las mentes de 10s individuo s, las religaciones seoperan a partir de la responsabilidad, la inteligencia, la iniciativa, la so-lidaridad, el amor.

Muchas sociedades histbricas han considerado vital religarse a1 cos-mos en 10s cultos a 10s soberanos celestes, Sol y Luna, y en ritos reali-zados, n o s610 para beneficiarse de la ayuda y protection de 10s dioses,sino tambiCn para renovar las energias c6smicas, como 10s ritos aztecasque sacrificaban a decenas de adolescentes para ayu dar al Sol a regene-rarse. El vinculo entre muerte y regeneraci6n esti proh nda men te ins-

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crito en nuestros m itos y 10s sacrificios son r itos en 10s que se da m uer-te para regenerar. Todas las grandes fiestas asocian la vitalidad de las so-ciedades a la m uerte/renacimiento de las estaciones y los aiios.

-

La palabra ~relig i6n. no significa solam ente la religaci6n entr e 10smiembros de una misma fey ndica tambitn la religaci6n con las her-

zas superiores del cosmos, en p articular con sus presuntos soberanos,10s dioses. Neher t uvo razon al evocar la cwocacion ritualists y c6smi-ca del homb re))6.

Y sin dud a es la Religaci6n de las Religaciones lo q ue cele bran 10scultos y ritos de las religiones, las ceremonias sagradas, inconsciente-men te adoradoras del misterio suprem o de la Religaci6n c6smica.

Estamos integrados en el juego (tetragrama) c6smico entre her-zas de religaci6n y fierzas de desligacion, fierzas de organizaci6n yfierzas de desorganizacion, herzas d e integraci6n y he rza s de desin-tegracion, sometidas a todas las astucias del diaboltls (el separador) yque practican astucias que consisten en utilizar a1 diabolzls para re-ligar a trav ts d e la separac i6n, rni s a116 de la separa cibn, y a utilizar ala muerte (irremediable separaci6n de ito m os y mo ltculas) para rege-neramos.

<<Todoo que es c6smico conciem e esencialmente a1 hom bre, to dolo que es humano concierne esencialmente a1 cosmosm7. El cosmosnos ha hecho a su imagen8. Al nacer, el mun do aportaba su muerte. Alnacer, la vida llevaba en si su muerte. El hombre debe a la vez asumiry recusar todas estas mu ertes para vivir.

Estamos en el pic0 de la lucha patttica de la religacibn contra la se-paraci6n, la dispersibn, la muerte. Y ahi he mo s desarrollado la fi-atemi-

dad y el amor.

La tti ca es, para 10s indiv iduo s aut6n om os y responsables, la expre-si6n del imp erativo de religaci6n. Todo act0 ktico, repithnoslo , de he-cho es un act0 de religacion, religaci6n con el pr6jim0, religaci6n con10s suyos, religaci6n con la comunidad, religaci6n con la humanidady, en ultima instan cia, insercibn en la religaci6n c6smica.

Andr6 Neher, Moije et la vocation uive, Seuil, co l. aPoin ts Sagesses,,, reed. 2004.Edgar M orin, Le V f d u uje, Seuil, 1969, pig. 327.

* MichelCassiy Edgar Morin, Enfants du ciel. Entre vide, lumihe, matihe, Odile Ja-

cob, 2003.

Cuanto mls aut6nomos somos, rnis debemos asumir la incerti-dumbre y la inquietud, rnis necesidad tenemos de religaci6n. Cuan -to rn is consciencia tomamos de q ue estamos perdidos en el universoy de que estamos metidos en u na av entura desconocida, m6s necesi-dad tenemos de ser religados a nuestros hermanos y hermanas en lahumanidad.

En nuestro mundo humano, donde e s t h y devienen tan potenteslas h erz as de separacibn, repliegue, ruptura, dislocaci6n, odio, en lu-gar de soiiar con la arm onia general o con el paraiso, vale rnis reco no-cer la necesidad vital, social y ttica de am istad, de afecto y de amor ha-cia los huma nos que, sin ello, vivirian en la hostilidad y la agresividad,se agriarian o perecerian .

Las religiones universalistas, abiertas en principio a todos 10s hu-manos, he ro n y son religaciones cerradas que exigen todas ellas la feen su prop ia revelaci6 n, la obed iencia a sus propios dog mas y ritos. Esuna religaci6n de u n tip 0 superio r de la que 10s hijos del planeta Tierra

tienen necesidad.

Puesto que lo m b complejo com porta la m ayor diversidad, la ma-yor autonomia, la mayor libertad y el mayor riesgo de dispersi6nYa so-lidaridad, la arnistad, el amor son los cimientos vitales de la compleji-dad humana.

La religaci6n cosmica no s llega po r la religaci6n biolbgica, que nosllega por la religacibn antropol6gicaY ue se m anifiesta com o solidari-dad, fiaternid ad, amistad, amor. El am or es la religaci6n antro pol6 gicasuprema. El amo r es la expresi6n superior de la ttica. C om o dice Tagore,*el amo r verda dero excluye la tiran ia asi como la jerarquiaa.

Hay necesidad vital, social y ttica de la amistad, del afecto, delamor para el desarrollo de 10s seres. El am or es la experiencia h n d a -mental religante de 10s seres humanos. En el nivel de la complejidadhurnana rnis elevada, la religaci6n no p uede ser sino amor.

Pero no olvidemos que el amor puede pervertirse, transformar-se en su contrario, consagrarse a idolos y fetiches. C om o veremosm ls adelante, el amor siempre necesita, incluso y sobre todo en suexaltacibn, de una consciencia racional a1 ralenti. Por ello, tenem osque ccdesbloquear la enorme cantidad de amor petrificada en reli-

giones y abstracciones, no consagrarlo rnis a lo inm ortal sino a lo

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mortal^^. <<La umanid ad no s61o ha padecido insuficiencia d e amor.H a producido excesos de amor que se han prec ipitado sobre 10s dio-ses, 10s idolos y las ideas, y que han vuelto sobre 10s humanos, trans-mutado s en intolerancia y terror. [...] iTanto arnor engullido en la tan

a rnenudo implacable religi6n de am or y tanta fratemidad englutida enla tan a men udo despiadada ideologia de la fiatemidad!*lO. anto am orconsagrado a1 imposible eterno.

El Arnor, resistencia a todas las crueldades del mun do, surge de lareligacion del mun do y exalta en si las virtudes de religacion del m un-do. Conectarse a1am or es conectarse a la religi6n cbsm ica. El am or, 61-timo avatar de la religacion, es su forma y su fuerza superiores: <<Fuer-te com o la muerten, se&n el Cantar de hs Cantares.

En el corazcindelMisterio

La relaci6n entre la religaci6n y la desligacibn no es una simple re-lacion antagonista, como la de Ahura Mazda y Arriman, de Eros yThanatos. Es inseparable y complementaria. El cosmos se cre6 en unevento inaudito de muerte-renacimiento; nace en la muerte de dondeha surgido, produce su existencia produciendo la muerte (segundoprincipio de la termodinimic a) y, desde su origen tkrmico, est i prome-tido a la muerte. Com o escribi: .el universo se organiza des inte grh do-se. Se desintegra organ izind ose~ ". La creaci6n continua de galaxias yde estrellas se acompafia de destruccibn continua de galaxias y de estre-Ilas. Estrellas, seres vivos, biosfera, sociedades, individuos son trabaja-dos por la muerte cada instante, y trabajan cada instante por y para laregeneraci6n. Eros y T hanatos, M azda y Arriman, religaci6n y desliga-ci6n es tin presentes el uno en el otro.

Durante mucho tiempo hemos podido preguntarnos si, en el anta-g o n i s m ~ ntre las fuerzas de dispersi6n y las de religacibn, la ac ci6n dela gravitaci6n no iba a superar la dispersi6n e impedir d e alguna mane-ra la muerte del universo. Pero hoy parece qu e la acci6n de una form i-dable energia negra conduc e irrevocablemente a1 universo a la desban-dada y que la muerte est6 irrevocablemente inscrita en su horizonte.

Edgar Morin, Tme-Pattie, Seuil, 1993, pig. 198.lo EdgarMob, ElMilodo 4:Las ideas,su hdbitac,su VidLg szu costxm6res, ssuorgan*,

Madrid, Citedra, pig . 247.Edgar Morin, ElMeS'odo I., ed. cit., pig. 63.

No obstante, una de las consecuencias m6s asombrosas de la fisicacuintica, demostrada tras el experiment0 de Aspect, es que todas lasparticulas que han interactuado en el pasado se encuentran religadasde ma nera infiatemporal e infraespacial, com o si nuestro universo es-tuviera sostenido gracias a una religacibn invisible y universal.

Asi, encontramos la doble presencia antagonista de una desliga-ci6n que separa hasta el infinito dilatando el espacio-tiempo y una re-

ligacion q ue ignora las separaciones del tiempo y del espacio. Por unaparte, una fuerza inaudita de separaci6n mi s fuerte que todas las he r-zas de atraccibn, por la otra, una fuena inaudita de religacion quemantiene la uni6n en la dispersi6n y conecta de forrna increible todos10s compone ntes del universo. De ahi la inconcebible paradoja: todolo que es ti ligado esti separado, todo lo que esti separado esti ligado.Eros esti en diabolzls y diabolzls esti en Eros. No sabemos si la religa-ci6n se ma nte ndr i cuando tod o estk disperso, com o testimonio fantas-mag6rico del formidable esfuerzo com enzad o en 10s primeros instan-tes del univers o para resistir a la de sintegra ci6n y a la dispersion.

{Podre mos com prende r al$n dia el misterio de la religacion ocul-ta? {El misterio de la desligaci6n invisible?

Nuestra m ente lleva en si, desde a hora, no s61o la consciencia de lamuerte previsible de nuestro Sol, y por tanto de toda vida terrestre, sinotambikn, adquirida mis recientemente, la de la muerte por dispersi6ndel cosmos, muerte final a la que n o podem os escapar, aGn cuando enun h tu ro logriram os emigrar hacia otros planetas de otras galaxias.

La vida, y todavia mis el ser humano, se resiste a la muerte. Laciencia, la medicina, la ticnica, la higiene prolongan las vidas indivi-duales y a6n pod rin prolongarlas mis: habri reparacibn y regenera-ci6n de 6rganos, prolongaci6n indefinida de la vida, per0 ello n o eli-mina la muerte po r catistrofe o explosi6n y, de todos modos, retrasarla muerte hum ana nos abre el abismo de la muerte de la Tierra, de lamuerte del Sol, de la muerte del cosm os.

Asumir nuestro destino c6smic0, fisico, biol6gico es asumir lamuerte a1 tiempo q ue se la combate. N o hay refut ah6n de la muerte.Todo destino viviente es trigico per0 sabemos, experimentamos quehay una afirmaci6n humana del vivir que esti en la poesia, la religa-cion y el amor. La ktica es religacion y la re ligacion es 6tica.

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PRINCIPIOE INCERTIDUMBRE EN LA RELACION IIW EN CI ~N -A CC I~N

I

Supo niend o que la consciencia del bien y del deber es ti asegurada,la itica encuentra dificultades que no tienen soluci6n en la sola cons-ciencia del <<bienacem, de aactuar por el bienn, de acump lir con el de-

her.. Pues hay un hiato entre la intenci6n y la acci6n. Com o dicejustarnente Hervi Barreau, Kant, al situar la esencia de la moral en la in-tencibn , eapenas se intereso por la materia del act0 consider ado com osecundario y ficilmente identificable.'. Desgraciadam ente, la inten-cicin corre el riesgo de fi-acasar en el acto . De ah i la insuficiencia de un amor al que ignora el problema de 10s efectos y consecuencias de sus ac-tos. La imperfecci6n de la moral insular aparece cuando se sabe que laacci6n puede n o realizar la intenci6 n.

Ahn cuando la intenci6n moral intente considerar las consecuen-cias de sus actos, la dificultad de preverlos persiste.

Como todo lo que es humano, la Ctica debe afrontar las incerti-dumbres.

La divisa *El infiemo est i lleno de buenas in tencio nes~ leva en sila consciencia de q ue las consecuencias de u n act0 de intention moralpueden ser inmorales.

A la inversa, las consecuencias de un act0 inmoral pueden sermorales. Ademis, Mandeville en la fibula de las abejas, AdamSm ith, en su teoria de la <<m anonvisible., Hegel, en su concep ci6nde la <<ast ucia e la raz6nn ind ican q ue las cons ecuenc ias de 10s ac-tos individu ales egoistas pueden ser benCficas para una colectividad.

Existe pues una relaci6n a la vez complementaria y antagonistacuando se consideran juntas la intencibn y el resultado de la acci6nmoral. Complementaria, pues la intenci6n moral s610 adquiere senti-do en el resultado del acto. Antagonists, vistas las consecuencias even-tualmente inmorales del act0 moral y las consecuencias eventualmen-te morales del a a o inmoral.

Hem6 Barreau, 1R Temps, PUF, ol.aQue sais-je?., 1966, pig. 119.

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Para compren der el problema de 10s efectos de tod a accion , inclui-da la acci6n m oral, tenemos q ue referirnos a la ecologia de la acci6n.

La ecologia de la acci6n nos indica que toda accion escapa cada

vez mas a la volun tad de su autor a medida qu e entra en el juego de lasinterretroacciones del medio en el que interviene. Asi, la acci6n nos61o corre el riesgo de fiacasar, sino tambien de qu e su sentido se veadesviado o pervertido.

Por ejemplo, puede volver y golpear a su autor c omo un bumerh.Cosa que ha ocurrido y ocu& a me nudo en politics: una reacci6n dela aristocracia para recuperar sus privilegios desencadeno el proceso rwo-lucionario d e 1789que condujo a la abolici6n no s610 de sus privilegios,sino tarnbiin de su existencia en tanto que clase; la acci6n reformadorade Gorbachov cond ujo a la desintegracibn de la Uni6n SoviCtica. La in-vasi6n de Irak para dembar el terrorism0 contribuye a acrecentarlo.

Por otra parte, es posible qu e acciones nocivas o asesinas conduz-can, por las reacciones antagonistas que provocan, a resultados felices;asi, el ataque a las Malvinas por la dictadura m ilitar argentina condujoa la caida de esa dictadura; lo mismo ocurri6 con la intervenci6n enChipr e de la dictadura m ilitar griega.

Asi, n o es absoluta men te cierto que la pureza de 10s medios con-duzca a 10s fines deseados, ni que su impureza sea inevitablemente ne-fasta. El Fausto de Go ethe ilustra el ma1 resultado de una buena inten-ci6n y la feliz consecuencia de un a mala inten ci6n. Fausto desea la fe-licidad de Margarita, pero todo l o que hace contrib uye a su infelicidad.Mefistbfeles se encarniza en perder a Margarita, pero desencaden a laintervenci6n divina q ue la salva.

De ahi este primer principio: 10s efectos de la acci6 n depende n nos6lo de las intencio nes del actor, sino tarn biin de las condicion es pro-pias del m edio e n el que tiene lugar.

Asi, a1 concebir el con text0 del a cto, la ecologia de la acci6n intr o-duce la incertidum bre y la contradicc ibn en la itica .

No se pued e considerar la totalidad de las inter-retro-accionesen elseno de un medio complejo, aqui el medio histbrico-social. Salvo ensituaciones mu y simples, extremadam ente controladas y de corta dura-

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mas. Queda la incertidu mbre sobre el diagn ostic0 que evalha el caric -ter mortal del peligro.

En las dificultades concretas para realizar finalidades kticas, +nohay q ue sacrificar estas finalidades por un a ktica del ma1 men or? Antela imposibilidad de bxito, ?n o hay q ue recurrir a una btica de resisten-cia? Cuand o n o existe solucion a un problema ktico, <n ohay qu e evi-tar lo peor, es decir aceptar un m al?

Derivas e inversiones

Las guerras o revoluciones son tornados historicos que arrastran 10s

destinos y actualizan potencialidades que, de otro mod o, jam b hubieranvisto la luz. Al mismo tiempo, el surgimiento de lo inesperado a me nud oaltera el juicio y el diagn6stico. En la m ente se enfrenta n imperativos an-tagonistas: <a ui1 obedecer?A partir de ahi, un n o nada, un pequeiio dis-parador, pueden hacer bifurcar una vida de forma irremediable.

Y entonces comie nzan las derivas. Cuhn tas derivas individuales in-conscientes he conocido yo en aquellos que creian seguir actuando enel espiritu de su ideal siendo qu e el curso de la historia habia cambia-do el sentido de su compromiso. Asi, 10s pacifistas franceses, socialis-tas y humanistas, aceptaron, por odio a la guerra, la situaci6n surgidade la derrota de 1 940; algunos se com prom etieron en tonces en la cola-boraci6n con la Alemania nazi pens and o qu e Csta instauraria una pazeuropea que pon dria fin a las guerras nacionales. A partir de l finalde 1941, en el mu nd o se desencadeno la guerra total, la colaboraci6n co nla paz nazi se transform6 en colabo raci6n co n la guerra nazi, y algunospacifistas, a la deriva en el desencadenam iento de la guerra que ha biadevenido mundial, se hicieron partidarios de la Alemania beligerante,dan do su aquiescencia a aquello que en un com ienzo m b odiaban, la

guerra y el fascismo. Por otra parte, he visto qu e muchas adhesiones alideal emancipador del com unism o se degradaban en la justificaci6n delas represiones y procesos estalinianos, y que 10s idealistas se transfor-maban en militantes inhuma nos y despiadados.

En situaciones de guerra o de o cupacion , la obediencia a las 6r-denes de tortura o de asesinatos provoca la degradation moral deaquellos que no p uede n o n o se atreven a negarse a ello. Una expe-riencia de Stanley M ilgram3 ilustra la deriva por s umision a la autori-

Stanley Milgram, Obediencia a la aztoridad: m unto de vista experimental, Bilbao,

Desclee de Brouwer.2006.

dad; un experimentador toma a dos personas, instala a una en el pa-pel del maestro, a la otra en el del alumno, y explica que cada errordel alumno seri sancionado por el maestro mediante una descargaelkctrica. Se situa a1 maestro en un lugar separado por un cristal delalumno, a quien le han fijado electrodos en las muiiecas, y el maes-tro puede manipular un estimulador de descargas que van de 15 a 450voltios y que llevan unas menciones que van de eDescarga ligera*

a ~Atencion, escarga peligrosa.. A cada nuevo error, el maestrodebe infligir una descarga de una intensidad superior a la preceden-te. A 10s 75 voltios el alumno gime, a 10s 150 suplica que se pare laexperiencia, a 10s 270 grita de agonia, a 10s 330 nada (se desmaya).De 40 .maestros., 26 (o sea, el 65%) llegaron hasta 10s 450 voltios.Milgram concluye que <<laonsciencia [de un individuo] que de or-dinario con trola su s pulsiones agresivas sistemiticamente qued a al ra-lenti cuando entra en una estructura jerirquica~.En u n segundo ex-pe rim en t~ n qu e el maestro h e ibre de elegir el nivel de descarga,solo una persona llego a 10s 450, otra a 375,los otros se qu edaron e nel nivel mas bajo. Ergo, la sumisidn a la autoridad superior, mis que

la personalidad sadica, determina el comportamiento (y esta sumi-si6n permite que se manifieste un sadism0 habitualmente inhibido).Milgram: -Gente ordinaria, desprovista de toda hostilidad, simple-mente cump liendo su tarea, puede convertirse en agente de un atrozproceso de destruction.. Eichmann decia cuando hablaba de las ma-sacres de Auschwitz: <;Yoobedecia ordenes.. Enc ontra mo s la tesis dela .banalidad del ma h de Hanna h Arendt para quien Eichmann eraun b urocrata ordinario puesto en circunstancias excepcionales y no unmonstruo congknito. Este funcionario result6 atroz por med iocridadcuando el engranaje de la miquina nazi le condujo a programar 10sasesinatos en masa. Si esto es asi, (n o se ri la mediocridad a la vez el ju-

I

guete y el ejecutor de las m is bajas obras de la historia hu ma na?I

El segundo principio de la ecologia de la accihn es el de la impre-dictibilidad a largo plazo. Se pued en considerar o su pon er 10s efec-tos de un a accion a corto plazo, per0 sus efectos a largo plazo so n im-predictibles. Ni siquiera hoy se podrian medir las consecuencias futu-ras de la R evolucion Francesa o de la Revoluci6n Soviktica.

Esta impredictibilidad se ve aumentad a por el hecho de qu e he-mos aprendido ca reproducir el proceso que tiene lugar en el Sob(Hanna h Arendt) y q ue en adelante jugamos con el Fuego. Asi, el ac-tuar hum an o deviene catastroficamente imp revisible. nSe desenca-denan procesos cuya salida es imprevisible, de suerte que la incerti-

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dumbre [... se convierte en la caracteristica esencial de 10s asuntos hu-manos.I4.

La accibn, aun siendo buena, puede portar un futuro funesto; A npacifica, puede portar un hturo peligroso. *El papel del hturo es serpeligroso)>, ecia Whitehead5.

Asi pues, a1 riesgo de desastre de la buena intencion y de la buenaaccibn se aiiade la incertidumbre absoluta del resultado final de la ac-ci6n ttica.

Ninguna accibn tiene asegurado obrar en el sentido de su intencibn.

LAs CONTRADICCIONES ETICAS

Alli donde se trate de obedecer a un deber simple y evidente, elproblema no es ttico, es tener el valor, la hena , la voluntad de cum-plir con el deber. El problema Ctico surge cuando se imponen dos de-

beres antagonistas.

Los imperativos e'ticoscontraries

Al igual que el pensamiento complejo, la Ctica no escapa a1proble-ma de la contradicci6n. No existe un imperativo categbrico Gnico paratodas las circunstancias: imperativos antagonistas advienen a menudode manera simultinea y determinan conflictos de deberes; las grandesdificultades tticas residen menos en una insuficiencia que en u n exce-so de imperativos.

El conflicto entre dos deberes imperiosos tiende a determinar, biensea una pardisis, bien sea una decision frustrante y arbitraria.

Un caso ejemplar de contradiction Ctica nos lo proporciono LouisMassignon: un beduin0 fugitivo, perseguido por 10s hermanos delhombre a quien ha matado por vendetta, llega en el crepGsculo a la

Hannah Arendt, La Condition a2 rhomme moderne, Pocket/Calmann-Levy, 2002,pig . 297. [Trad. esp.: La condicih humana, Paidos, 1993.1

Alfred North W hitehead, La Science ef e monde modm e, reed. ~ d .u Rocher, 1994,pig . 261. [Trad. esp.: La rienciay elmundo modemo, Losada, 1949.1

tienda de la mujer de su victima y le pide asilo; Csta se ve conminadainteriormente a obedecer a la vez a la ley de la hospitalidad y a la leyde la venganza; resuelve el problema itico dhdole asilo a1 fugitivo porla noche y despuks, a1 dia siguiente, unitndose a sus cuiiados en la cazadel asesino.

Hemos perdido el sentido sagrado del derecho de asilo, y s610 ex-cepcionalmente tenemos que experimentar el conflicto entre la ley de

la justicia y la de la hospitalidad6.Es cierto que podemos conocer el an-

tagonism~ ntre el deber de amistad o de hospitalidad y el deber civi-co. Pero sobre todo conocemos otros conflictos entre imperativosigualmente potentes.

En junlo de 1940, en Francia, hub0 un armisticio solicitado por elgobiemo legal del mariscal PCtain, seguido casi inmediatamente por lapolitica de colaboracion con el enemigo vencedor; en el mismo mo-mento, desde Londres, el general De Gaulle lanzaba una llamada a laresistencia y continuaba la guerra con las Fuenas fi-ancesas ibres. Mu-chos franceses sintieron entonces dos conminaciones patribticas con-

tradictorias: una obedecer a1 poder legal del manscal, la otra obedecera1 general rebelde, afirmlndose las dos como legitimas, presentlndoselas dos como depositarias del honor nacional.

En la misma ipoca, el Partido comunista, que habia llevado, en 10safios anteriores a1 pacto germano-soviktico de 1939, una campaiia an-tifascista encamizada, aprob6 este pacto por fidelidad a la URSS y des-puds, tras la derrota de 1940, conden6 la resistencia gaullista y la Ingla-terra *imperiallstav; muchos militantes y simpatizantes se sintieron des-concertados, experimentando las dos conminaciones contrarias, lo queGregory Bateson denomin6 doubli bind: obedecer a1 Partido u obede-cer al antifascismo; lo que su pmi6 estedoubli bind h e el ataque hitle-

riano contra la URSS en junio de 1941.

Hay contradicciones kticas entre dos <<bienes>>promover, y entredos males a evitar de 10s que no se sabe cull es el peor. He indicadoque podria haber antagonism0 entre la Ctica para el individuo y la bti-ca para la sociedad. Es precis0 seiialar ademis, como indica el teorema

Pero a6n ex isten lugares en 10s que la ley de la h ospitalidad prima sobre cualquierotra, como 10s conventos que, balo la ocupacion nazl, acogeron a judios y reslstentesacorralados y, despuis, a colaboradoresy nazis No se trata de 10s mtsmos conven tos, medicen. Es cierto, y 10s perseguidos n o son 10s mlsrnos: pero se trata de perseguidos.

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de A rrow7, la imposibilidad de armon izar comple tame nte el bien indivi-dual y el bien colectivo, la irnposibilidad de agregar un inte ris colectivoa pa rtir de intereses individuales, asi com o definir una felicidad colertivaa partir de la colecci6n de felicidades individuales. De m anera m h gene-ral, se puede concluir la imposibilidad de plantear un algoritmo de opti-mizaci6n en 10s problemas huma nos, es decir la imposibilidad de llegara concebir y asegurar un bien soberano. En efecto, la busqueda de opti-mizaci6n supera a toda potencia de busqueda disponible, y finalmenteinoptimiza la b6squeda d e optimizacion. <Hay que limitarse a elaborarsoluciones ~satisfactorias>>HerbertA. S i m ~ n ) ~ ,as del ma1 menor?

Hay contradicciones entre dos deberes, sagrados uno y otro: el de-ber hacia la ciudad que encama Creonte y el deber de la piedad paradar sepultura a su herm ano que encarna Antigona. MPs ampliamente,la Ctica para el pr6jimo puede determinar piedad, compasibn, amor afavor de un proscrito, de un paria, de un m aldito, en infracci6n con laley social y sus imperativos.

EstPn las contradicciones de la tolerancia. 2Hasta quP pu nto tole-rar aquello que corre el riesgo de de struir la tolerancia? Cu and o la de-mocracia es ti en peligro, la tolerancia puede devenir suicida.

Esti la contradicci6n entre la Ptica condenatoria de la Ley y la Cti-ca de la misericordia o del perdon.

Todos nosotros estamos some tidos a una pluralidad de deberes. MaxWebe r puso muy bien de relieve nuestro inevitable politeismo de valores,de entre 10s cuales unos e ntran en conflicto con otros. En particular, opo -nia la ktica de la responsabilidad, que lleva a compromisos, a la Ctica dela convicci6n , que rechaz a el comp romiso . Pero .no se pue de prescribir

a na die que a c ~ ee@ n la ktica de convic ci6n o se$n la Ptica de respon-sabilidad, com o no se puede indicar en quk m omen to deb e seguir a unay en q u i mo me nto a la otra*. N o es posible, aiiade, .conciliar la Cticade conviccion y la Ptica de responsabilidad, como no es posible desen-maraiiar en nombre de la moral cud es el fin que justifica tal m e d i ~ > > ~ .

K. J. Arrow, Social Choices and Individual Values,2." d., New Haven & Londres,Yale University Press, 1963.

Sobre la noci6n de satisficingen Simon, se pe d e consultar el articulo q ue se le de-dica en el Nm Pdgave D i ~ t i on qe 1987, retomado en eI to m0 111 de ModeO ofBoundedRationalig (MIT Press, 1997, cap. IV, 4).

Max Weber, Le Sa vant et lepolitique,10/18, 1959, piegs. 175 y 182. [Trad. esp.: E l p eliticoy elcient$co, Alianza, 1995.1

En fin, existe un conflicto inherente y muy profu ndo en el seno dela finalidad Ptica misma, puesto que la realidad hum ana comporta tresinstancias: individuo, especie, sociedad, y puesto q ue la finalid ad Ptica,a partir de ahi, es en si misma trinitaria. Asi tenemos u n debe r egocin-trico que nos resulta necesario para vivir, en el que cada uno es para simismo centro de referencia y preferencia. Tenemos un deber genockn-trico en el q ue son 10s nuestros, genitores, progenitu ra, familia, clan 10s

que constituyen el centro de referencia y de preferencia. Tenemos undeber sociocintrico en el que nuestra sociedad se impone como cen-tro de referencia y de preferenc ia. En fin, tene mos esta ktica fr5gil y tar-dia, que es antropoctntrica; emerge en primer lugar en las grandesreligiones universalistas y despuk s se afirma en las ideas hu manis tas; re-conoce en el ser humano un ego alto (un sujeto com o si mismo) y exi-

, ge fraternizar con kl como alter ego (otro si mismo).Estos deb eres son complernentarios, pero, si surgen a1 mismo tiem-

po, devienen antagonistas.

Debemo s afrontar sin cesar el conflicto entre las conminaciones de

lo universal y las de la proximidad que es el campo de acci6n y el ob-jetivo p ersona l do nd e se sit5an 10s allegados, 10s amo res y las amista-des concretas; el imperativo universal puede desaparecer en provechodel impe rativo partic ular (10s suyos): 2debemos sacrificar el bien gene-ral en provecho del bien particular de nuestros allegados, o, a la inver-saysacrificar el bien de nue stros allegados a1 bien gene ral? El bien ge-neral corre el riesgo de seguir siendo abstract0 y, sobre todo, podemosengaiiamos acerca del bien general mismo, com o hicieron tantos mili-tantes sacrificados que creyeron contribuir a la emancipaci6n de la hu-manidad cua ndo obraban para su sojuzgamiento. Aun m &, .el amor ala humanidad ha podido inspirar las inhumanidades m6s glaciales ha-

cia los allegadosJO. El bien de nue stros allegados es con cre to, per0 po-demos engaiiamos sobre su verdadero interks, y sobre to do corremosel riesgo de encerrarnos en nuestra pequeiia comun idad y seguir indi-ferentes a 10s problemas fundamentales y globales de la humanidad.Aqui n o existe linea preestablecida, sino diagnbsticos y decisiones deurgencia que nos hacen obedecer a un o de 10s imperativos contrarios.

Igualmente, debemos afrontar el conflicto entre las conminacionesantagonistas de preservar lo inme diato y el tkrmino m edio. Es ciertoque tenemos debe res inmediatos, per0 pued en entrar en conflicto con

: lo Edgar Morin, Le HJdu ~ujet, euil, 1969, y tambien la historia de Naoum e n Vas-, sili Grossman, Toutpase, Lausana, Juillard/L'Age d'homme, 1984.

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nuestras re~~onsabilidadesttrmin o m edio, y en adelante, com o es elcaso de la degradacibn de la biosfera, con nuestras responsabilidadespara c on las generaciones futuras.A1 igual que el pnncipio hipocraliconos habla de cuidar en profundidad las causas de la enfermedad y no10s sintomas, salvo en caso de peligro mortal, debem os inscribir nues-tros deberes tticos a largo plazo, per0 consagramos totalmente a lo in-

mediato en caso de peligro muy grave. iE n q ut m omen to diagnos-ticaremos esta gravedad y tomaremos una decision urgente? Com o heescrito: .A fuerza de sacrific ar lo esencial por la urgencia, se acaba porolvidar la urgencia de lo esencial.. Aqui vuelve a aparecer el antagonis-m o entre la audacia y la prudencia: ihasta d h d e se puede llegar en laaudacia, a riesgo de perderlo todo, como en la prudencia, a riesgo deno ganar nada? Aqui, hay que elegir, apostar.

Hay igualmente un problema ttico cuando se impone una duchaen dos frentesn. Asi, en 10s aiios 1936-1937, era precis0 luch ar a la vezcontra el nazismo y contra el comunismo estaliniano que, tanto el uno

com o el otro, habian revelado, a quienes queria dpo dian ver, su verda-dero rostro. Pero, bajo la Ocupacion, la lucha simultinea en 10s dosfrentes corria el riesgo de conduc ir a1 aband on0 de toda lucha. Era pre-c i s ~stablecer una prioridad o una seleccion, y ello entraiiaba inevita-blemente el debilitamiento de la lucha contra una de las amenazas. To-dos aquellos que obraron por la victoria sobre el nazismo obraron tam -bitn por la victoria del totalitarismo estaliniano. Pero, si hubieranobrado contra el totalitarismo estaliniano, tambitn hubieran obradopo r la victoria del nazismo. Vassili Grossm an sintetizb muy b ien la tra-gedia diciendo que Estalingrado h e a mayor victoria y la mayor derro-ta de la humanidad".

No se puede plantear la relacion entre la Ptica y la politica sino entk q in o s complementarios, concurrentes y antagonistas. En el capitu-lo ~Etica politica),12 xaminaremos las incertidumbres relativas a loposible y lo imposible, el realismo y la utopia, y las contradiccio nes in-herentes a1 realismo asi com o a la utopia.

" Vassili Grossman, fie et destin. Le c,Cuerre et Pain* drr xxsi2cle, L a us an a, r a g ed'homme, 1995.

IL Capitulo I1 de la parte 2.", pig. 89.

Recuerdo que la autono mia de la ciencia mo derna exigia la disyun-ci6n entre el conocimiento y la ttica. Lo que nos obliga a una reconsi-

deracion es el formidable desarrollo, en el siglo xx, e 10s poderes dedestruccion y manipu laci6n de la ciencia. ?N o existe en adelante unantagonism0 entre la Ptica del conocimiento que prescribe conocerpor c onocer sin preo cuparse por las consecuencias, y la ktica de protec-ci6n humana que exige un control de las utilizaciones de las ciencias?

Hiroshim a revel6 que 10s poderes benef actores del descubrimientocientifico podian ir acompaiiados de poderes terrorificos. La alian-za cada vez mPs estrecha entre ciencias y tkcnicas ha producid o la tec-nociencia, cuyo desarrollo incontrolado, unido a1 de la economia,conduce a la degradacion de la biosfera y amenaza a la humanidad.Verdaderos doable binds deberian imponerse en adelante a las mentesde 10s ciuda dano s y a las de 10s politicos, per0 cuanto m as se impone n,

mas esquivados son.

En fin, 10s progresos de la biologia m olecular, de la genktica, de lamedicina ha n hech o surgir 10s problemas d e bioktica, que revelan nue -vos antagonism os entre imper ativos y nuevas contradicciones kticas.

El designio fundamental d e la medicina es luchar contra la muerte.Los medios mode mos de esta lucha a menud o prolongan la vida hu-mana en condiciones de degradaci6n fisica y mental. iNo existe enadelante contradicci6n entre cantidad y calidad de vida?

;Hay que respetar la voluntad del enfermo que pide la eutanasiapara escapar a sus torturas o dejarle sufiir en nombre del respeto a la

vida humana? <E nquk mom ento se convierte la acci6n teraptutica in-tensiva en encamizamiento teraptutico, que deja de respetar el sufri-miento para no respetar sin0 la vida bruta? iLos cuidados paliativos a10s moribundos permiten superar la alternativa?

Los desarrollos a la vez cognitivos y manipuladores de la biologianos obligan a redefinir la noci6n de persona h umana, q ue hasta ahoraera extremadamente clara; la persona nacia cuando el niiio salia delvientre de su madre; moria cuando su coraz6n se paraba. Hoy, las fion-teras de la persona humana se han vuelto vagas. Sabemos que el fetosiente, sufie e incluso sonrie. Sabem os igualmente que, en el coma irre-

versible, puede sobrevenir una extincion de la mente en el interior de

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pas6 a Occidente y que, en Yo esco gih fibertad, describio de forma con-creta la arbitrariedad y crueldad del totalitarism o estaliniano13.

Incluso algunos, realizando o justificando actos inmorales,,com ola mentira politica o la deportation de poblaciones, creyeron que un aktica superior, legitimada po r sus finalidades eman cipatorias universa-les, les ordenaba realizar actos infames para la salvacibn de la Revolu-ci6n. Trotski formulo esta etica supuestamente superior: todo lo quesiwe a la revolution es moral, todo lo que la combate es inmoral; fueasesinado por el fanit ico Mercader convencido d e actuar moralmentepara el ~ocialismo'~.

El terrorismo tiene la conviction de realizar un act0 moral a1 lan-zar su bomba contra la poblacion civil. Baruch Golstein, que asesino atreinta palestinos que rezaban, est6 persuadido de haber hecho unaobra pia, a1 igual que la joven kamika ze, cuya bomba destrozo a1 azarhomb res, mujeres y niiios israelies. Los terroristas de Al-Q aeda perpe-traron masacres civiles con la certeza de llevar la lucha del Bien co ntrael Mal. Por la otra parte, 10s peores excesos del terror de Estado , inclui-

da la tortura sistemitica, est6n moralmente justificados en nombre dela lucha contra el terrorismo.

Mis arnpliamente, la historia de la humanidad nos muestra sin ce-sar que el amo r y la fratemidad , expresiones supremas de la moral, sonficiles de engaiiar. Ninguna religion ha sido mPs sangrante y cruel quela religion de Am or.

La ilusidn interior

Todo s 10s extravios Cticos proceden ciertamen te de una insuficien-

cia del sentido critico y de una dificultad para adquirir un conoci-miento pertinente; esta insuficiencia y esta dificultad para combatir lailusion son inseparables de una propension interior a la ilusion quefavorecen nuestros procesos psiquicos de autoceguera, entre ellos lase~de~eption'~autoengafio. Com o hem os visto, la consciencia es ex-

l3 Sobre este tema, lease ~t ie n n eaudel, L'AveugE.ment. L'aflaire Kravchenko, MichelHoudia rd ~d i teu r , 003.

l4 Cfr. el caricter edificante del libro de Soudop latov, Mirsions spiciuhj (Seuil, 1994),

dond e este gran agente secreto estl persu adido de actuar por la justa causa socialista ha-ciendo asesinar a nacionalistas ucranianos y a1 mismo Trotski.

l5 Ch . Vocabulario, pig. 235.

I11' I l l , . , I , ' , I

tremadamente fiigil16, a mente humana sabe rechazar lo que le desa-grada, seleccionar lo qu e le agrada. La memor ia y el o lvido selectivosson asi operadores de ilusi6n. hia da m os la imposibilidad de ser total-mente conscientes de lo que ocurre e n la maquinaria de nuestra men-te, que siempre consewari algo de fundarnentalmente inconsciente17.La misma sinceridad plantea problemas. La sinceridad no excluye lasepdeception. Co mo escribi en Autocritica: <<Lainceridad so lo pue-

de ser pura e n u n rn omento particular de combustion entre 10s gasesque la alimentan y el hum0 que se desprende..

Las dlficultades del autocon ocimiento y del autoexam en criticos p onen dificultades a la lucidez Ptica. La ma yor ilusi6n ktica consiste en creerque se obedece a la exigencia ktica mPs alta cuando se obra por el ma1 y lamentira. Co mo escribe Thko Klein, <laPtica no es un reloj suizo cuyo mo-vimiento jam b se perturba. Es una creacion perrnanente, un equilibriasiempre presto a romperse, un temblor qu e nos invita en tod o instante a

' la inquietud del cuestionamiento y a la busqueda de la buena re~ puesta,,'~.

La moralina ( tom o este tPrmino de Nietzsche) es la simplification

y la rigidificacion Ctica que conducen a1 maniqueismo, y que ignorancomprension, magnanimidad y perdon. Podem os reconocer dos tiposde moralina: la moralina de indignacion y la moralina de reduccion,que, por lo d emis, se entrealimentan.

La indignacion sin reflexion ni racionalidad co nduc e a la descalifi-caci6n del projimo. La indignacion se cubre totalmente de moral,cuando a menudo no es mis qu e una m bcara de c6lera inmoral.

La moralina de reduccion reduce a1 projimo a lo que tenga de m6sbajo, a 10s actos malos que ha realizado, a sus antiguas ideas nocivas, yle condena totalmente. Es olvidar que estos actos o ideas so10 concier-nen a una parte de su vida, que despuks ha podido evolucionar, arrepen-tirse incluso. Co m o decia Hegel, .el pensam iento abstract0 no ve en elasesino nada m6s que esta cualidad abstracts [sacada fuera de su contex-to] y [destmye ] en Cl, con la ayuda de esta sola cualidad, todo el resto de

i su humanidad.. Considerar fascista de por vida a quien ha s ido fascistaI

en su juventud, estaliniano de por vida a quien ha sido estaliniano, cana-'

lla de por vida a quien ha cometid o una vileza, eso es moralina.

l6 Edgar Morin, El Me'todo 5, Madrid, Catedra, 2003 (<<Poderes debilidades de laconsciencia., pigs. 122-127).

l7 Se podria remarcar esto conforme a1 principio de Tarski sobre la imposibilidad deque un sistema se comprenda totalmente a si mismo.

Th io Klein, Petit traite'd'e'thique et de be& humeur, Liana Levi, 2004.

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Muy a fortunad amen te, hay respuestas a las incertidum bres de la ac-ci6n : el examen del contex t0 don de deb e efectuarse la acci6n, el cono-cimiento de la ecologia de la acci6n, el reconocirniento d e las incer-

tidurnbres y las ilusiones kticas, la prktica del autoexamen, la elec-ci6n reflexionada de una decision, la consciencia de la apuesta quecomporta.

Puesto que las consecuencias de una acci6n justa son inciertas, laapuesta ktica, lejos de renunciar a la acci6n por m iedo a sus consecu en-cias, asume esta incertidum bre, recon oce sus riesgos, elabora un a es-trategia.

La consciencia de la apu esta es a la vez la consciencia d e la incerti-dum bre de la d ecision y la de la necesida d de una estrategia. Estas tresconsciencias se remiten una a otra, se alimentan una a otra. il

Todo esto necesita un pensamiento pertinente, que es exarninadoen el capitulo siguiente: .La ktica de pensarnien to..

La elaboracion de un a estrategia cornpo rta la vigilancia perm anen-te del actor en el curso de la accihn , tiene en cu enta 10s posibles ahas,

efectua la mo dific acio n de la estrategia en el curso de la acci6n y even-tualmente el torpedeo de la accion q ue hubiera tomad o un curso noci-vo. La estrategia sigue siendo navegaci6n con tim6n en un mar incier-to, y supone evidentemente un pensam iento pertinente. Com porta uncomplejo de desconfianza y confianza, que necesita desconfiar, noso10 de la confianz a, sino tam bikn de la desconfian za. La estrategia es

un arte. Todo gran arte comporta un a parte de imaginacihn, de sutile-za, de invenci6n, de lo que dieron prueba 10s grandes estrategas de laHistoria.

Por ello se puede y se debe luchar contra la incertidumbre de la ac-ci6n, incluso se la puede superar a corto o m edio plazo, per0 nadie po-dria pretender eliminarla a largo plazo.

Cuando no hay solucion ktica a un problema, sin duda hay queevitar lo peor y, para evitar lo peor, hay q ue recurrir a una estrategia.

En caso de qu e debikramos obedecer a una pluralidad de finalida-des kticas (de valores), tenemo s qu e enriquecer y complejiza r las es-trategias considerando 10s antagonisrnos inherentes a las finalidades

que nos ponem os. Asi, en lo que concierne a la trifinalidad Libertad-Igualdad-Fratemidad, debenamos, se&n 10s periodos, darle priori-dad a una, sin olvidar las otras dos. La prio ridad es, de este mod o, la li-bertad bajo una dictadura, es la igualdad alli donde tnunfa la desigual-dad, y hoy dia, con la desintegracicjn de las solidaridades, seria lafratem idad, que p or si misma favorece la libertad y reduce la desigual-dad. La ktica politica debe integra r estos tres tkrminos en un b ucle re-

cursive en el que cada uno contribuye a regenerar el conjunto . Es capi-tal que rernernorernos que todo lo q ue n o se regenera degenera.

A pesar de la apuesta, a pesar de la estrategia, sigue habiend o unairreductible incertidu mbre ligada a la ecologia de la accion, a 10s lirni-tes de lo ca lculable, a 10s antagonism os imperativos, a las contradicc io-nes kticas, a las ilusiones de la mente humana.

La

incertidu mbre ktica no so10 de pen de de la ecologia de la accion({no puede prod ucir el ma1 una bue na inten ci6n ?), de las contradiccio-nes kticas, de las ilusiones de la men te h uman a; tambikn depende delcaricter trinitario por el que la autoktica, la socioktica y la antropokti-ca son a la vez complementarias, concurrentes y antagonistas. En cadaocasion hay que establecer una prioridad y efectuar una elecci6n(apuesta).

MQ rofundamente, hay una contradiccion y una incertidumbrektica de cara a1 mundo, a lo real, a1 mal. La doble rnrixima beethovia-na nos si tia en el corazon de esta contradicci6n y de esta incertidum-bre: Muss es sein? Es muss sein!19.

Muss es sein: la revuelta contra el mundo, contra lo real, contra elmal, contra el destino. Es muss sein: la necesaria aceptaci6n del mundo,de lo real, del mal, del destino, aunque solo fuera para poder resistir ala crueldad del mundo, luchar contra el mal, enmendar el destino.iC 6m o asumir esta contradicci6n? {Hasta quk pu nto aceptar? {Hastaquk punt o rechazar? Volvemos a encontra r la incertidumbre, la contra-diction, la necesidad d e la apuesta y de la estrategia.

Hay en fin u na incertidumbre inte ma oculta bajo la apariencia uni-voca del bien y del mal.

l9 Inscripci6n en el libreto del Gltimo movimien to de su Gltimo cuarteto.

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C A P ~ T U L ~

La etica de pensamiento

El pensamiento es la mas alta virtud.

HERACLITO

Todo su deber es pensar como se debe.

PASCAL

Los hombres hacen ma1 en juzgar un todo del que no co-nocen mas que la mas pequefia parte.

Mantener la vigilancia de la racionalidad en el corazon de

la pasi6n y en el coraz6n de las tinieblas.

HADJGARM'ORIN

LA ETICA DEL CONOCIMIENTO Y EL CONOCIMI ENTO DE LA E ~ C A

(~Trabajar or el bien pensar, Cse es el principio de la moral., decia

Pascal.

Estas palabras paradbjicas parecen ignorar que no se podria dedu-

cir un deber de un saber. La moral es verdad subjetiva y el saber pre-

tende la verdad objetiva. Pero la conducta moral debe tener conoci-

miento de las condiciones objetivas en las que se ejerce. Por ello, la frase

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de Pascal nos indica q ue el vinculo entre el saber y el deber debe serreasegurado sin cesar.

La Ctica del conocimiento comporta lucha contra la ceguera-y lailusibn, incluidas las Pticas, el reconoci miento de las incert idumb resy las contradicciones, incluidas las Cticas. El principio de consciencia(intelectual) debe esclarecer el principio de conscien cia (moral). De a hiel sentido de la frase de Pascal: la itica debe movilizar la inteligencia

para afrontar la complejidad de la vida, del mundo de la Ctica misma.El principio de consciencia intelectual es inseparable del principio

de consciencia moral.Hay que establecer el vinculo a1 tiempo qu e se mantiene la distin-

cion. El pensamiento complejo reconoce la autonomia de la Ctica a1tiempo que la religa: establece el vinculo entre el saber y el deber.

No debemos, ni podemos concebir una Ctica insular, solitaria.

de concebir 10s vinculos de un c onocimiento con su context0 y con elconjunto del que forma parte,- utila la comprensi6n y dificulta 10s diagnbsticos,- xcluye la comprensi6n2 humana.

La parcelizaci611, la com partim entac i6n, la atomizaci6n del saber'hacen incapaz de concebir un todo cuyos elementos son solidarios, y

por ello tienden a atrofiar el conocimiento de las solidaridades y laconsciencia de la solidaridad. Encierran a1 individuo en un sector tabi-cad0 y p or ello tienden a circunscribir estrechamente su responsabili-dad, por tanto a atrofiar su consciencia de responsabilidad. Asi, el ma1pensar roe a la Ctica en sus fuentes: solidaridad/responsabilidad.La in-capacidad d e ver el todo, de religarse a1 tod o desolidariza e irrespon-sabiliza.

Todo conocimiento (y consciencia) q ue n o pueda concebir la in-El c~malpensa~> dividualidad, la subjetividad, que n o pue da incluir a1 obserirador en

su obsemaci6n, es imperfect0 para pensar todos 10s problemas, so-- arcels y tabica los conocimientos, roblemas Cticos. Puede ser eficaz para la dominacibn- iende a ignorar 10s contextos, materiales, el control de las energias y las manipula-- e hate u n black-out a las complejidades, iviente. Pero se ha vuelto miope para aprehender las- o ve m b que la unidad o la diversidad, per0 n o la unidad de manas y se convierte en una amenaza para el futurela diversidad y la diversidad en la unidad,- o ve m b que lo inmediato, olvida el pasado, no ve m is que

un futuro a corto plazo,- gnora la relacion recursiva pasado/presente/futurol,- ierde lo esencial por lo urgente, y olvida la urgencia de lo El d r i r or el bien pensan,

esencial,- rivilegia 10 cuantificable y e limina 10 que el cil cu lo ignora

(la vida, la emotion, la pasibn, la desgracia, la felicidad), ca 10s conocim ientos,- xtiende la lbgica determinists y mecanicista de la miquina ar- - bandons el punto de vista mutilado que es el de las disciplinas

tificial a la vida social, se~aradas busca un conocimiento ~olidisci~linartransdisciplinar,- limina lo que escapa a una racionalidad cerrada, - omports un mi to do para tratar las complejidades3,- ambi&edades y contradicciones com o errores de pen- - bedece a u n principio que prescribe a la vez d ist inp ir y religa,

samiento, - econoce la multiplicidad en la unidad, la unidad en la multi-- s ciega para con el sujeto individual y la consciencia, 10 que

atrofia el conocimie nto e ignora la moral, - upera el reduccionismo y el holism o, uniendo:- bedece a1 paradigma de simplificaci6n que impone el pfinci-pio de disyunci6n o/y el principio de reduccion para conocer, e impi-

Sobre la com prens ion, cfi. ml s adelante, parte tercera, cap.w.1 Cfr. Edgar Morin, Pour entrer dms le xxP sikck, Seuil,2004, pigs. 319 Y ss. Edgar Morin, EIMLtodo, en particula r 10s vollimenes 1 , 2 y 3.

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partes- odoi- econoce 10s contextos y 10s complejos y perrnite por tanto ins-

cribir la acci6n moral en la ecologia de la accion,- nscribe el presente en la relacion circular:

- o olvida la urgencia de lo esencial,- ntegra el cdlculo y la cuantificacion entre sus medios de coho-

cimiento,- oncibe una racionalidad abierta,- econoce y afronta incertidumbres y contradicciones,- oncibe la dialogica que integra y supera la 16gica clisica,- oncibe la autonomia, el individuo, la nocibn de sujeto, la

consciencia humana,- fectua sus diagn6sticos teniendo en cuenta el context0 y la re-

lacion local-global.- e esfuerza por concebir las solidaridades entre 10s elementos

de un todo, y por ello tiende a suscitar una consciencia de solidaridad.

Igualmente, su concepci6n del sujeto la hace capaz de suscitar una

consciencia de responsabilidad; incita pues a volver a las fuentes de la

ktica y a regenerarla,- econoce las potencialidades de ceguera o de ilusi6n de la men-

te humana, lo que lo conduce a luchar contra las deformaciones de la

memoria, 10s olvidos selectivos, la sepdeception, la autojustificaci6n,

la autoceguera.

Mientras que el conocimiento unicamente objetivo deshumaniza,

kste incluye la comprensi6n que efectua la relacion de sujeto a sujeto.

Su caricter antirreductor lleva a combatir la moralina que reduce a1

projimo a su peor aspect0 o a1 peor momento de su vida.

El cctrabajar por el bien pensar- reconoce la complejidad humana:

no disocia individuo/sociedad/especie: estas tres instancias se encuen-

tran la una en la otra, generdndose unas a otras, cada una fin y medio

de las otras, y son a1 mismo tiempo potencialmente antagonistas. El in-

dividuo es sapiens/&e~~s/fab~/qtholo~czIs,conomiczIs/Itldens, prosaico/

poktico, uno y multiple.

No paraliza a1 ser humano y sabe que lo peor (degradacion) y lo

mejor (regeneracibn) le pueden ocurrir.

El .trabajar por el bien pensar. reconoce 10s impringtingsy las nor-

malizaciones que una cultura inscribe en la mente de 10s individuos..Y lo tiene necesariamente en cuenta en sus juicios Cticos.

Se esfuerza por el diagnostic0 de civilizacion y por el diagnostic0histdrico para comprender 10s comportamientos.

Reconoce la complejidad humana, social e historica, y comprende

10s extravios, derivas, posesiones.

En este sentido, permite tomar conciencia de las degradaciones Cti-

cas que producen las histerias colectivas, particularmente en caso de cri-

sis y sobre todo de guerra, cuando el maniqueismo, la diabolizaci6n del

enemigo, la indignation permanente producen el desencadenamiento

de la moralina. Por ello rnismo, llama a la vigilancia Ctica para no hun-

dirse en el maniqueismo ni suprimir a1 enemigo de la especie humana.

Resulta de urgente y vital necesidad en el desencadenamiento,que devie-

ne planetario, de odio, maniqueismo, diabolizaci6n, deshumanizacidn

colectiva reciproca que gangrena la relacion Islam-Occidente.

El xtrabajar por el bien pensar. se esfuerza hoy por concebir la era

planetaria e inscribir en ella a la ktica. En adelante, puede concebir

concretamente la solidaridad y la responsabilidad humanas en la idea

de Tierra-Patria y regenerar un humanismo.

Delpensamiento complejo a Lz e'ticu

Todo conocimiento puede ser puesto a1 servicio de la manipula-

cion, per0 el pensamiento complejo conduce a una Ctica de la solida-

ridad y de la n o coercion. Como he indicado, (cpodemos entrever queuna ciencia que aporta posibilidades de autoconocimiento, que se abre

a la solidaridad cosmica, que no desintegra el semblante de 10s seres y

10s existentes, [...I que reconoce el misterio en todas las cosas, podria

proponer un principio de accion que no ordene, sino organice; que no

manipule, sino comunique; que no dirija sino animen4.

El pensamiento complejo nutre por si mismo a la Ctica.

Religando 10s conocimientos, orienta hacia la religacibn entre 10s

humanos.

1 ' Edgar Morin, ElMLtodo I, ed. cit., pig. 436.

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Su principio de n o separacion orienta hacia la solidaridad.Comporta la necesidad de autoconocimiento por la integration

del observador en su observaci6n, la vuelta a si para objetivarse; com-prenderse y corregirse, lo qu e constituye a la vez u n p rincipio (le pen-samien to y un a necesidad Ctica.

La antropolo gia compleja reconoce al sujeto hurnano e n su dualidadegocentrista/altruista, lo que le perm ite comp rende r la fuen te origmal de

solidaridad y de responsabilidad. Por ello el pensamiento complejo con-duce hacia una ktica de la responsabilidad (recon ocimie nto del sujeto re-lativamente autono rno) y de la solidaridad (pensa miento que religa).

Reconoce las incertidumbres del conocimiento, la dificultad deconsciencia, la incertidumbre irremediable del devenir, y por ello in-troduce en las incertidumbres Cticas.

Con duc e hacia una Ctica de la comprensi6n que es un a Ctica de pa-cificaci6n de las relaciones humanas.

Muestra que cuanto mayor es la complejidad social, mayores sonlas libertades, mayor es la necesidad de solidaridad para asegurar el vin-culo social.

A1concebir la trinidad humana (individuo/especie/sociedad), laantropologia com pleja permite con cebir las tres ramas de la Ctica: auto-

Ctica, socio-ktica, antropo-Ctica.Conduce por si misma a la complejidad Ctica (reconocimiento de

las contradicciones, enfren tamiento de la incertidumbre) y a la necesi-dad de la apuesta.

Puede com prende r, sin condu cir directamente a ellas, la Ctica de lacornpasion, de la magnanimidad y del perdon.

Permite conce bir las degradaciones humanas q ue eng endran el ex-ceso de egocentrismo, la obsesion economica, la mentalidad tecno-burocritica.

Permite la vigilancia contra las alteraciones de la mente, las histe-rias colectivas, 10s chovin ismos , 10s fanatism os.

Permite comprender las incomprensiones.

El pensamiento complejo comporta una dimension epistemolbgi-ca (conocimiento del cono~imiento)~una dimension antropol6gica

Edgar Morin, El Me'odo 3:Elcononmzento delconoczmzento, y EIMe'todo4:Las &as,

(conoc imiento de lo human^)̂ . Liga en un bucle epistemologia y an-tropologia.

La epistemologia compleja permite concebir una antropologiacompleja, que es una co ndicion de la Ctica compleja, qu e se integra enun bucle e n el q ue cada tCrmino es necesario para 10s otros.

epistemologia ------ antropoloda----+t ica

Un mismo imperativo liga epistemologia compleja, antropologiacompleja y Ctica compleja para afrontar la barbarie mental.

Hem os dicho a1 inicio de este capitulo qu e ((la consciencia moralnecesita el ejercicio permanente de una consciencia esclarecedoran.Pero, reciprocamente, la inteligencia es una iluminaci6n que precisaser esclarecida por la moral. Hay mo me ntos en que la moral da u na lu-cidez qu e le falta a la inte ligencia resignada o p asiva. SeiialC en A u t o d

tica7,que el sueiio de un a cosciencia moral, hasta entonces reprimida,habia despertado mi con sciencia intelectual a partir de m i disgust0 por

las mentiras innoble s del proceso Rajk: ((Cuand o hoy vu elvo a aqu elpasado, n o ten go du das: ese sobresalto de la consciencia, ese rechazoaunq ue solo &era m ental a la impos tura salvaba mi raz6 n; la llama dela indignacion era la unica cosa que iluminaba mi noche; era la luci-d e z ~ . o mismo les ocurrib a muchos otros. Si, como veremos mPsadelante, la moral es lucida, en ocasiones extralucida, para resistir a labarbarie me ntal.

Edgar Morin, El Me'todo 5: La hum anidad delahumanidad, ed. cit.

' Autocritique, reed. en col. sPoins*, Seuil, 1975 (L a ed., 1959).