El Pensamiento de Charles Fourier

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El pensamiento de Charles Fourier Entre los más conocidos socialistas utópicos, sin duda el más fértil e imaginativo fue Fourier, personaje que alimenta fundaciones y grupos de estudios Aunque desde nuestro proverbial provincianismo cultural (“!que piensen ellos”), no nos enteramos, lo cierto es que en Europa se celebran periódicamente congresos sobre Charles Fourier a los que asisten estudiosos de (casi) todos los países según pude saber gracias al editor italiano Roberto Massari (Erre Emme), uno de los primero especialista existentes sobre la vida y la obra del “Che” Guevara, de cuya Fundación italiana forma parte. Charles Fourier, uno de los socialistas utópicos más relevante y creativos (Besançon,1773-París, 1837). La vida de Charles Fourier, aunque no alcanzó la relevancia de otros grandes utópicos, tiene todo el brillo que le confiere su obra que son sus sueños. Unos sueños que aún nos sobrepasan por su genialidad, por su espíritu abierto a las enormes posibilidades de las personas para alcanzar la Armonía Universal. No deja de ser paradójico, que un hombre como Fourier -tan admirado por los surrealistas y por los socialistas ulteriores-: que odiaba la mediocridad y el mercantilismo, que imaginaba grandes empresas, pasó la casi totalidad de su vida en la estrechez de un escritorio. Su única aventura transcurrió en los ejércitos napoleónicos, de cuyo jefe fue siempre un ferviente admirador. Tras varios empeños comerciales que le arruinan termina estableciéndose en la ciudad del Sena como empleado de una empresa norteamericana. De su carácter hay que señalar su natural horror a la crueldad, sobre ello explica Edmund Wilson en Hacia la Estación de Finlandia: "Su casi enfermiza capacidad de compasión hizo que en su época colegial recibiera espantosas palizas por defender compañeros de menor edad y que, a los sesenta años, anduviera durante horas debajo de la lluvia para hacer algo en favor de una pobre criada que no conocía pero que la había oído decir que era maltratada por su ama». En la soledad y en las horas mustias de su despacho se sublima con los proyectos más extensos las comunidades del futuro, señalando

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El pensamiento de Charles Fourier

Entre los más conocidos socialistas utópicos, sin duda el más fértil e imaginativo fue Fourier, personaje que alimenta fundaciones y grupos de estudios

Aunque desde nuestro proverbial provincianismo cultural (“!que piensen ellos”), no nos enteramos, lo cierto es que en Europa se celebran periódicamente congresos sobre Charles Fourier a los que asisten estudiosos de (casi) todos los países según pude saber gracias al editor italiano Roberto Massari (Erre Emme), uno de los primero especialista existentes sobre la vida y la obra del “Che” Guevara, de cuya Fundación italiana forma parte.

Charles Fourier, uno de los socialistas utópicos más relevante y creativos (Besançon,1773-París, 1837). La vida de Charles Fourier, aunque no alcanzó la relevancia de otros grandes utópicos, tiene todo el brillo que le confiere su obra que son sus sueños. Unos sueños que aún nos sobrepasan por su genialidad, por su espíritu abierto a las enormes posibilidades de las personas para alcanzar la Armonía Universal. No deja de ser paradójico, que un hombre como Fourier -tan admirado por los surrealistas y por los socialistas ulteriores-: que odiaba la mediocridad y el mercantilismo, que imaginaba grandes empresas, pasó la casi totalidad de su vida en la estrechez de un escritorio. Su única aventura transcurrió en los ejércitos napoleónicos, de cuyo jefe fue siempre un ferviente admirador. Tras varios empeños comerciales que le arruinan termina estableciéndose en la ciudad del Sena como empleado de una empresa norteamericana. 

De su carácter hay que señalar su natural horror a la crueldad, sobre ello explica Edmund Wilson en Hacia la Estación de Finlandia: "Su casi enfermiza capacidad de compasión hizo que en su época colegial recibiera espantosas palizas por defender compañeros de menor edad y que, a los sesenta años, anduviera durante horas debajo de la lluvia para hacer algo en favor de una pobre criada que no conocía pero que la había oído decir que era maltratada por su ama».

En la soledad y en las horas mustias de su despacho se sublima con los proyectos más extensos las comunidades del futuro, señalando los detalles más ínfimos y llegando a cosas como que el mundo duraría exactamente 80.000 años y que al final de estos tiempos cada alma habría efectuado 810 viajes entre la tierra y otros planetas. Para Fourier, éstas ideas eran totalmente ciertas, lo que le daba la impresión (común entre los utópicos) de ser un auténtico elegido, así podemos citar el siguiente pasaje: "Yo sólo he conseguido confundir a veinte siglos de imbecilidad política y las generaciones actuales y futuras me deberán su inmensa felicidad. Antes de mí, la humanidad ha despreciado varios miles de años luchando locamente contra la Naturaleza. Yo, el primero, me he inclinado ante ella estudiando la atracción, órgano de sus designios; y ella se ha dignado sonreír al único mortal que le rindió culto; me ha entregado todos sus tesoros. Como poseedor del libro del destino vengo a

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disipar las tinieblas políticas y morales, y elaboro la teoría de la Armonía Universal sobre la ruina de las ciencias inciertas

Los delirios (acentuados al final de su vida), de Fourier no nos deben de impedir de considerarlo como uno de los pensadores fundamentales de la historia del socialismo, a los cuales ha aportado ideas absolutamente geniales. El pensamiento de Fourier se desarrolla sobre una serie de ejes, que son esenciales para comprender su significado. El tiempo en que vivió con sus extraordinarias convulsiones llevó al autor del Nuevo mundo amatorio a tres consideraciones básicas: 

a. que el tiempo en que vivía era una transición, pues al igual que Saint Simon consideraba que las ideas del siglo XVIII y la Revolución francesa sólo habían planteado las cuestiones básicas de la vida, pero no habían hecho nada por solucionarlas;

b. que la sociedad vive en perpetuo cambio gracias a las transformaciones en su naturaleza económica, que lo hacen a su vez gracias al crecimiento de las riquezas por el trabajo humano; 

c. que estas contradicciones son productos del progreso, pero deben de alcanzar su coherencia y solución compensando las fuerzas adversas y creando la armonía o sea el sistema fourierano

A los avances anteriores de la ciencia, hay, según Fourier, que añadirles un avance nuevo, así, sí Newton había descubierto la ley de la materia que es la gravedad, él había descubierto una nueva ley paralela para las almas: o sea la atracción pasional, es decir los impulsos que animan a los seres vivos y de ahí, se podrá comprender los instintos, las tendencias, las pasiones. Siendo este descubrimiento para Fourier el hecho más decisivo "de todos los científicos desde la aparición del género humano", Para Fourier el centro de todos los problemas está en el equilibrio armónico que el hombre debe encontrar con la madre Naturaleza. y esta armonía radicaba en el hecho en que existían las mismas leyes para las sociedades humanas que para la Naturaleza creada por Dios. 

Una vez descubierto esto, sólo quedaba aplicarlo para encontrar la felicidad inmediata. Hasta llegar a este principio, Fourier considera que la humanidad había transcurrido en las siguientes fases: 

1. El estado más primitivo o llamado Edad de Oro;2. El del salvajismo;3 . El patriarcado que coincide con la Antigüedad; 4. La barbarie que es como Fourier llama al Medioevo; 5. La actual, el tiempo del comercio y la industria. 

A partir de ahí, emprende Fourier una crítica a la sociedad burguesa que se está desarrollando y en la que los hombres se muestran como enemigos y el espíritu del comercio son antagónicos con los sentimiento elevados. 

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Siguiendo a Max Beer podemos enumerar los hechos que él ve como nefastos en aquellos momentos: "Las características de la época son: falta de espíritu de humanidad, de patria, justicia, y solidaridad; especulación, maniobras bursátiles, astucias, fraudes, hipocresías, enriquecimiento de los ricos, empobrecimiento de los pobres, desprecio a los no poseedores, anarquía, desaparición de espíritu familiar, lucha del hijo contra el padre y del obrero contra el patrono, explotación del trabajo por el capital, dominación del gobierno por los ricos, rebeliones y revoluciones de los pobres». 

Una particular sensibilidad tenía Fourier ante la mujer, a la que consideraba como la esclava de los esclavos, así decía: -"El grado de emancipación de las naciones, se puede medir por el grado de emancipación de la mujer”. El mal de la sociedad también lo establece Fourier sobre el tanto de la división de trabajadores y parásitos, mientras que el número de los primeros es sólo un tercio de la población o "población activa», el resto de la sociedad vive del trabajo ajeno. 

La división que sobre los parásitos establece Fourier es extensísima, pero básicamente son: 

1) los parados domésticos, 2) los parásitos sociales y 3) los parásitos accesorios y cada categoría la subdivide a su vez con todo lujo de detalles.

Para acabar con esta auténtica plaga de Egipto, Fourier había ideado una forma de reorganización social que en la sexta fase de su desarrollo se llamará "garantismo", que será conseguida por la formación de pequeñas comunidades socialistas, que producían una transformación radical de la sociedad que desde entonces se basará en la libre cooperación entre los hombres y un trabajo feliz en contacto con la Naturaleza. Su idea de la nueva sociedad se concreta en los llamados falansterios, que desde 1822 piensa construir con la ayuda esperada de algún filántropo (durante muchos años establecía una cita diaria con las posibles personas que quieran colaborar, pero no se presentó nunca nadie) detallando sus más mínimos aspectos. Diría que desde el primer falansterio se probaría la verdad y en poco tiempo el mundo se poblaría de ellos, de inmensas comunidades socialistas federadas que comprenderían entre 1.600 a 1.800 personas, dedicadas a la agricultura ya la industria. Serían como enormes hoteles-cooperativas con comedores comunes, salas de diversión, de deportes, de lecturas, de teatro, etc. La educación de los niños sería al igual que las labores colectiva y libre, facilitando el desarrollo total del individuo y de la comunidad, que encontrarían a través del trabajo, la cooperación y el contacto con la naturaleza la armonía en todos los terrenos, en el del gusto, en el del estímulo o en el de la pasión sexual. Fourier era firme partidario del amor libre y del mayor refinamiento y fantasía en un nuevo mundo pasional y sexual.

La verdadera democracia alcanzaría para Fourier su esplendor en todos los terrenos. La propiedad se generalizaría entre todos, al igual que las utilidades

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laborales. que se repartirían según las necesidades. La asamblea de los miembros decidiría el reparto general de las cuestiones, intentando que el dinero no sea imprescindible y corruptor y que nadie predominará sobre nadie, para lo cual, se impediría la formación de cualquier Estado. El gobierno no sería nada más que la administración de las cosas. La influencia de Fourier fue por lo menos en lo inmediato más débil en Francia que la de Saint-Simon, pero fue más importante en el extranjero, en países como Norteamérica, España y Rusia tuvo su apogeo. 

En los años sesenta y setenta, Fourier tuvo un gran atractivo para la juventud universitaria en Norteamérica y en Francia, escuchándose ecos suyos en la revolución de Mayo de 1968. Los fourieristas o "societarios" fundaron una escuela en 1830 para finalizar a mitad del siglo mismo. Su órgano de expresión se llamó La democracia pacífica. Los intentos de poner en práctica el ideal societario fueron inmediatos. En la misma Francia se fundó en 1833 un falansterio en Cende-sur-Vesgres que todavía existe aunque no alcanzó el esplendor soñado por el maestro y sus componentes. Por lo demás las ideas de Fourier se extendieron en un campo menos conocido como el de la predicción en las adquisiciones de las ciencias y la técnica

En otra ocasión, habrá que dedicarle un apartado a sus numerosos discípulos y dsicípulas especialmente importantes en Francia, pero también en los Estados Unidos, Rusia y España. Uno de los más importantes fue nada menos que Emile Zola

En cuanto a su bibliografía, anotemos unas Oeuvres completes (Anthropos, París); El extravío de la razón (Grijalbo, col. Hipótesis, BCN, 1974, con un prólogo de Fernández Buey); Teoría de los cuatro movimientos (Seix Barral, BCN); La armonía pasional del nuevo mundo (Taurus); Doctrina social (el falansterio, una antología del Tratado de la Asociación), y Jerarquía de cornudos (Júcar, Madrid, 1978); Crítica de la civilización y de las ideologías, una selección que está precedida por artículos de René Schérer, Pierre Klossowski, Daniel Guerin y otros, ed. Rodolfo Alonso, Buenos Aires, 1973, entre sus biografías: Maublanc (R), Armand (F), Fourier (Fondo de Cultura Económica, México);Lebouck, Fourier o La armonía y el caos, (Labor; Madrid) Sánchez Casas (Carlos), Guerra (Felipe), Fourier, ¿socialismo utópico? (ZYX, Madrid, 1973), sin olvidar los ensayos entorno suyo, como los de Henri Lefebvre y otros bajo los auspicios de las ediciones Anthropos y el Comité para el bicentenario del nacimiento de Charles Fourier,Actualidad de Fourier (Monte Ávila, Caracas, BCN, 1980): Larizza (Manuel), Presupuestos del anarquismo de Charles Fourier (ZYX, Madrid); Elorza (Antonio), El fourierismo (Revista del Trabajo); Subor (Michel), Bretón (André), Paz (Octavio) y Klossowski (Pierre) y otros,Aproximación a Fourier (Miguel Castellote, Madrid, 1973)...