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EL PATRIMO1vI0 VIARIO DE LA TRASI-IIJMANCIA ESPAÑOLA por P. García Martín * El pastoreo se pierde en la memoria áurea de los tiempos como rito de vida y metáfora religiosa. Ya sea en la tradición judeocristia- na, en la que el Abel ganadero se contrapone al Caín labrador, donde el Nuevo Testamento acuña el símbolo de) Buen Pastor que guía al rebaño de fieles por el camino de la salvación. Ya en la mitología gre- colatina, a través del viaje iniciático de Jasón y los Argonáutas en pos del vellocino de doradas guedejas, o del anhelo de la felicidad pri- mitiva y bucólica en la perdida Edad de Oro. No es más que el refle- jo de la vida material de los pueblos antiguos en el espejo del mito. En la práctica cotidiana y en el devenir de los siglos la ganade= ría se afirma como una de las fuentes de riqueza de las formacio- nes sociales que pueblan las orillas del Mediterráneo. De la Roma clásica al peregrinar de los hombres azules por el desierto, de las tribus ibéricas a los cabreros palestinos del Cantar de los Cantai•es, el pastoreo diversifica sus modaliciades en función de la longitud de los desplazamientos de los rebaños: estante, transter- minante, trashumante y nómada. Y es a través de esas "empresas en tránsito" mediante las que se acomoda en el espacio definiendo * Profesor Titular de Historia Modema de la Universidad Autónoma de Madrid. Este artículo fue presentado como ponencia inaugural del Convegno Intemazionale "Il pastoralismo mediterraneo", organizado por el Istituto Superiore Regionale Etnográfico della Sardegna, celebrado en Nuoro del 20 al 23 de noviembre de 1991, y sintetiza las conclusiones de la obra colectiva Cañadas, cordeles y veredas. Valladolid, Consejería de Agricultura y Ganadería, Junta de Castilla y León, 1991, (2' ed. 1993). 135

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EL PATRIMO1vI0 VIARIO DE LATRASI-IIJMANCIA ESPAÑOLA

porP. García Martín *

El pastoreo se pierde en la memoria áurea de los tiempos comorito de vida y metáfora religiosa. Ya sea en la tradición judeocristia-na, en la que el Abel ganadero se contrapone al Caín labrador, dondeel Nuevo Testamento acuña el símbolo de) Buen Pastor que guía alrebaño de fieles por el camino de la salvación. Ya en la mitología gre-colatina, a través del viaje iniciático de Jasón y los Argonáutas en posdel vellocino de doradas guedejas, o del anhelo de la felicidad pri-mitiva y bucólica en la perdida Edad de Oro. No es más que el refle-jo de la vida material de los pueblos antiguos en el espejo del mito.

En la práctica cotidiana y en el devenir de los siglos la ganade=ría se afirma como una de las fuentes de riqueza de las formacio-nes sociales que pueblan las orillas del Mediterráneo. De la Romaclásica al peregrinar de los hombres azules por el desierto, de lastribus ibéricas a los cabreros palestinos del Cantar de losCantai•es, el pastoreo diversifica sus modaliciades en función de lalongitud de los desplazamientos de los rebaños: estante, transter-minante, trashumante y nómada. Y es a través de esas "empresasen tránsito" mediante las que se acomoda en el espacio definiendo

* Profesor Titular de Historia Modema de la Universidad Autónoma deMadrid. Este artículo fue presentado como ponencia inaugural del ConvegnoIntemazionale "Il pastoralismo mediterraneo", organizado por el IstitutoSuperiore Regionale Etnográfico della Sardegna, celebrado en Nuoro del 20 al23 de noviembre de 1991, y sintetiza las conclusiones de la obra colectivaCañadas, cordeles y veredas. Valladolid, Consejería de Agricultura yGanadería, Junta de Castilla y León, 1991, (2' ed. 1993).

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sus itinerarios privativos entre las tierras cultivadas. Los caminospecuarios nacen así como un patrimonio viario intrínseco a la cul-tura pastoril común de los pueblos mediterráneos. Son las "cica-trices del paisaje" de las que hablaba Fernand Braudel al definir elespacio del Mare Nostrutn ^.

En la Península Ibérica, las caracteristicas geográficas que pro-piciaban la alternancia estacional de pastizales complementarios,orientó la dedicación pastoril de muchos núcleos protohistóricos.La romanización, con sus exacciones agrícolas y mineras para ali-mentar las arcas del Imperio, en cierta medida soterró las ocupa-ciones tradicionales de las tribus autóctonas.

Los arqueólogos de la nueva hornada han detectado una reutili-zación de hábitats ^uevas y abrigos, pero también anfiteatros yforos- desde antes de las invasiones hasta el reino visigótico, quelejos de jugar un rol estratégico y defensivo o de acoger a gente quehuía de las ciudades, han dejado en sus yacimientos claros restos deun uso pecuario. Estos castros y monumentos deshabitados van aservir como parideras y rediles hasta bien entrado el milenio 2.

^ La frase de Fernand BRAUDEL, extraída de su obra El Mediterráneo.Madrid, Espasa-Calpe, p. 28, (la ed., Flammarion, 1985), dice literalmente:"Las rutas de trashumancia siguen marcadas en los paisajes como líneas adecir verdad indelebles, por lo inenos di^ciles de borrar, como cicatrices que,durante una vida, rnarcan la piel de los hombres". EI gran historiador delmundo mediten•áneo dedica un capítulo magistral a la `^rashumancia o noma-dismo: dos modos de vida mediterráneos" en su clásico El Mediterráneo y elmundo mediterráneo en la época de Felipe //. México, Fondo de CulturaEconómica, 1953 (la ed. 1949), pp. 109-132, donde incluye un mapa de ElliMiiller que, no obstante sus carencias técnicas, tiene la virtud de ofrecer unaimagen de conjunto de los caminos trashumantes para todas las tierras baña-das por el Mare Nostrum.

2 La concepción del camino como un hecho natural convertido en artifi-cial por la técnica de una cultura superior es apuntada por L. HOYOS SAINZen "Los viejos caminos y los tipos de pueblos", en Estudios Ceográficos n°27, 1947, p. 275. La idea del nacimiento de los caminos pecuarios por las mis-mas sendas que abren los animales en busca de abrevaderos la expone P. FUS-TIER en Le route. París, 1968, p. 13; me fue anticipada en inolvidables con-versaciones por el gran antropólogo Julio CARO BAROJA, y ha sido adopta-da como una tesis muy querida por ecologistas y naturalistas actuales. Lasuperposición de rutas antiguas, caminos romanos y cañadas es señalada porJosé Manuel CAAMAÑO GESTO en "Posible reutilización de caminos pre-n•omanos en época romana", en Gallaecia n° 3-4, Universidad de Santiago de

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Sin embargo, es poco probable que se diese de forma regular yreglada una trashumancia de muy largo alcance, primero por larivalidad endémica entre facciones regionales, y más tarde por laconquista arabobereber del territorio peninsular. EI inicio de unareglamentación de los desplazamientos pecuarios y de sus rutascamineras con el Fuero Juzgo visigodo, se vió truncado con laocupación musulmana y la implantación de unas nuevas reglas deljuego político y económico, aunque justo es reconocerlo los jine-tes islamitas trajeron en sus alforjas toda una concepción nómadadel mundo finito. El hecho es que hemos de esperar al avance alto-medieval de la reconquista y repoblación de los reinos cristianospara que se adopte la solución ganadera como economía de guerra,al exigir escasa mano de obra y facilitar la protección de una pro-piedad móvil como la semoviente frente a las razzias fronterizas.Sólo cuando hay unas mesnadas que garantizan la seguridad depastores y rebaños -esculcas y rafalas las llaman los Fueros-puede verificarse cíclicamente la trashumancia, deslindarse lasvías pecuarias y contemplarse este pastoreo móvil en la legislaciónreal del momento. De ahí al agrupamiento de los ganaderos en ungremio sólo mediaba un paso, que se dió en el año 1273 cuandoAlfonso X creó el Honrado Concejo de la Mesta, situado bajo elamparo del monarca en el uso de prerrogativas mayestáticas, queandando el tiempo tutelará el ramo económico más importante dela Corona de Castilla ;.

La trashumancia mesteña y el patrimonio viario que nos legóson los protagonistas de este ensayo historiográfico.

Compostela, 1979, pp. 281-285. La trashumancia antiqua en la Iberia es ana-lizada por Luís A. GARCÍA MORENO.en "El paisaje rural y algunos proble-mas ganaderos en España durante la antigiiedad tardía (s. V-VII)", en Estudiosen Homenaje a Don Claudio Sánchez A[bornoz en sus 90 años, Buenos Aires,Instituto de Historia de España, 1983, pp. 401-426.

^ Acerca de los orígenes medievales de la Mesta véanse los trabajos deReyna PASTOR DE TOGNERI: "La lana en Castilla y León antes de la orga-nización de la Mesta" en Atti della Prima Settimana di Studi Economico diPrato, 1969, reimpreso entre otras ocasiones en Conflictos sociales y estanca-miento económico en la España ,nedieval. Barcelona, 1973; y de Charleslulian B[SHKO: "EI castellano, hombre de llanura. La explotación ganaderaen el área fronteriza de La Mancha y Extremadura durante la Edad Media", enHomenaje a Jai,ne Vicens Vives, /, Barcelona, 1965, pp. 201-218.

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1. REVISIQN HISTORIOGRÁFICA DE LA MESTAY DE LAS VÍAS PECUARIAS CASTELLANAS

El devenir histórico de la Mesta castellana es bien conocidogracias a las aportaciones bibliográficas de las últimas décadas.Estas han venido a matizar la obra clásica de Julius Klein, cuyosprincipales defectos devienen de su culto a la retrospectiva histó-rica, cuando presenta la creación del Honrado Concejo como unafederación de asambleas locales de ganaderos desde la base a lacúspide real y a la institución como una democracia de pastores.Las investigaciones más recientes de Jean Paul Le Flem, FelipeRuíz, Manuel Basas, Ángel García, Luis Ma Bilbao, Vicente Pérez,Guy Lemeunier, Enrique Llopis, Gonzalo Anes, Jerónimo López ylas nuestras propias han puesto de manifiesto las carencias en latemática económica, social, prosopográfica y cultural del libro delpolítico norteamericano y han perfilado las coyunturas evolutivasdel ramo merinero 4.

4 Jean Paul LE FLEM: "Las cuentas de la Mesta (1510-1709)", en Moneday Crédito, n° 121, 1972, pp. 23-104. Felipe RUÍZ MARTÍN: "Pastos y ganaderosen Castilla: la Mesta (1450-1600)", en Atti della Prima Settirnana di Studio diPrato, 1969, Florencia, 1974 pp.271-285. Manuel BASAS FERNÁNDEZ: EICoruulado de Burgos en el siglo XV/. Madrid, C.S.LC., 1963. Angel GARCÍASANZ: Desarrollo y crisis del Antiguo Régimen en Castilla la Vieja. Madrid,Akal, 1977. Luis María BILBAO: "Exportación y comercialización de lanas deCastilla durante el siglo XVII, 1610-1720", en El pasado histórico de Castilla yLeón. Burgos, 1983, pp. 225-243. Del mismo autor en colaboración con EmilianoFERNÁNDEZ DE PINEDO: "Exportación de lanas, trashumancia y ocupaciónde1 espacio en Castilla durante los siglos XVI, XVII y XVI[I", en lnternationalEconomic History Congress, Budapest, 1982, pp. 36-48. Vicente PÉREZMOREDA: "La trashumance estivale des merinos de Segovie: le Pleito de laMontaña", en Mélanges de la Casa de Velázguez, 1978, pp. 285-312. GuyLEMEUNIER: "Les extremeños, ceux que viennennt de loin. Contribution á1'etude de la trashumance ovine dans 1'est castillan (XVIe-XIXe ss.)", enMélanges de la Casa de Velázquez, 1977, pp. 321-359. Enrique LLOPISAGELÁN: "Las explotaciones trashumantes en el siglo XVIII y primer tercio delXIX: la cabaña del monasterio de Guadalupe", en La econornía española al finaldel Antiguo Régirnen, /, Agricultura, Madrid, 1982, pp. 1-]O1. Gonzalo ANES:El Antiguo Régimen: los Borbones, en Historia de España Alfagrutra, Madrid,Alianza, 1975. Jerónimo LÓPEZ SALAZAR: Mesta, pastos y conflictos en elCampo de Calatrava (siglo XVl). Madrid, C.S.I.C., 1987. Referencias temáticasencontramos en las obras de M. OMER, M. BUSTOS, F. GASCÓN, A. ZABALA,

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En este sentido, a la fundación medieval de la Mesta le sucedeun rosario de confirmaciones de privilegios a cargo de los sucesi-vos monárĉas, al tiempo que se perfila la organización interna dela corporación desde el cargo de Presidente a las dos Juntas semia-nuales en las que concurrían las cuadrillas ganaderas. Pasando porla figura de los Alcaldes Mayores Entregadores, encargados deadministrar la jurisdicción privativa pastoril y un corto número deburócratas que llevaban la contabilidad y el archivo. En el sigloXIV se produce la selección de la oveja merina, productora de lafibra de lana de mayor calidad del mundo, lo que a la postre serátrascendental para el futuro del sector, pues permite a los ganade-ros y comerciantes castellanos monopolizar los mercados interna-cionales durante cinco centurias 5. De ahí que los Reyes Católicos

M.A. MELÓN, la tesis inédita de F. MARÍN y otros tantos trabajos que haríandemasiado prolija la referencia bibliográfica. En cuanto a mi obra, aborda la cen-turia de las luces en Pedro GARCÍA MARTÍN: La Ganadería Mesteña en laEspaña Borbónica (1700-1836). Madrid, Ministerio de Agricultura, 1988 (2° ed.1992); una síntesis de la historia mesteña en La Mesta. Madrid, BibliotecaHistoria 16 n° 28, 1990; y la riqueza del patrimonio viario en el trabajo colectivoCañadas, cordeles y veredas. Valladolid, Consejería de Agricultura, Junta deCastilla y León, 1991, (2^ ed. 1993).

5 La.polémica en torno a los orígenes de la raza merina se replanteó en la //Conferencia Mundial de[ Merino, celebrada en Madrid, abril de 1986, y recogidaen las comunicaciones del Área de Trabajo n° 9, Historia del Merino, hablándo-se más de selección -que a[ravés de los documen[os hemos ido retrasando hastala década de los 70 del siglo XIV- que de introducción puntual como sosteníananteriores generaciones de historiadores. En este sentido, descartamos la hipóte-sis genovesa de Rober[ SABATINO LÓPEZ en "El origen de la oveja merina",en Estudios de Historia Moderna, Vol 4, Barcelona, 1954; y nos acercamos a lacronología de Claude CARRERE en su comunicación a!a lana come materiaprima..., Prato, 1974, y de John H. EDWARDS en Actas del I Congreso deAndalucía, Córdoba, 1978. La conexión iberoafricana de la especie fue seguidapor H. EPSEIN en Tl:e Origins of the Domestic Animals of Africa. New York,1971; una actualización se dió en Aldo M[NOLA en Historia del lanar. BuenosAires, 1976; y la distribución mundial la describió Yves BATICLE en La laine.París, Masson, 1982. AI ser la fibra merina la más apreciada del mercado mun-dial, los castellanos establecieron el rqonopolio de su producción y cómercializa-ción durante cinco siglos, para lo cual se prohibió la exportación de ejemplaresovinos de la citada raza. La extracción clandestina de los mismos y forzosa conla invasión napoleónica rompió en el primer tercio del siglo XIX esa hegemoníahispana y precipitó el ocaso del gremio mesteño y del subsector merinero.

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deparasen un acusado proteccionismo a la granjería merina, regu-lando su régimen fiscal -cobro de servicio y tnontazgo en puer-tos reales y de derechos de extracción lanera-, codificando leyesy privilegios pastoriles, facilitando el acceso del ganadero a lospastizales y manteniendo expeditas al tránsito las vías pecuarias 6.

A la crisis diferencial del siglo XVII, que acarrea una mermade cabezas de ganado y de beneficios en la venta de los vellonesfinos, así como una concentración de la riqueza semoviente, lesucede un segundo áuge en la centuria de las luces, recuperandoel pulso las cotizaciones de nuestra materia prima en las lonjaseuropeas, rebasándose los 3.500.000 ovinos trashumantes y el cen-tenar largo de cuadrillas o mestillas locales y extendiéndose la nor-mativa mesteña a todo los ámbitos territoriales de la monarquíahispana ^.

Y es que la raigambre ganadera de los pueblos de Españahabía creado instituciones paralelas a la Mesta castellana, regula-doras de una trashumancia regional de trayectos más cortos, comola Casa de Ganaderos de Zaragoza, las mestas de las Bardenasnavarras y las facerías de los Pirineos 8. Nada extraño cuandocomprobamos que frente a un mismo sustrato de ganadería tras-humante mediterránea se dan soluciones políticas, económicas ycontractuales paralelas, como ocurre con las "compañías de ove-jas" de Florencia y Pisa, el control de la Aduana de Foggia sobrepasos y pastos, los gazaille de la Francia del Mediodía, los chap-

6 A las referencias mesteñas sobre los siglos XV y XV[ de los trabajosmás tradicionales y de las síntesis, ha venido a sumarse el libro de MarieClaude GERBET: L'élevage dans le Royaume de Castille sous les RoisCatholiques (1454-1516). Madrid, Publications de la Casa de Velázquez,1991, cuya portada ilustré con sumo agrado.

^ Véase Pedro GARCÍA MARTÍN: La Ganadería Mesteña..., op. cit.

$ La normativa del gremio aragonés la hemos consultado en la BibliotecaNacional de Madrid, Sig. 4/123986, Ordinaciones de la Real Mesta, Casa yCofradía de Canaderos de la Ciudad de ^aragoga, reimpresas en 1717. Losúnicos estudios al respecto son los de Manuel MAR1N PEÑA: La Casa deGanaderos de Zaragoza. Zaragoza, 1929.; y Ángel CANELLAS: E! Archivode la Casa de Canaderos de Zaragoza. Zaragoza, CS[C, 1982. En cuanto a laganadería Qirenáica, a los trabajos tradicionales de FAIRÉN GUILLÉN yFLOR[STAN SAMANES, ha venido a sumarse el antropológico de SeverinoPALLARUELO: Pastores del Pirineo. Madrid, Ministerio de Cultura, 1988.

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tel de Flandes o el régimen de guardería de Tara Romanesca 9. Laascensión del capitalismo comercial, con sú trasvase de rentas delcampo a la ciudad, empezaba a calar en el subsector pecuario yalumbraba soluciones similares en las sociedades pastoriles delMediterráneo.

La crisis de la trashumancia acompañó a la quiebra del AntiguoRégimen. En el caso castellano, a los envites ilustrados tomandopartido por la agricultura sucedió la desastrosa invasión napoleó-nica, la extracción de la raza merina y su aclimatación en otras lati-tudes y la pérdida del monopolio lanero en Europa. La supresiónde la Mesta en 1836 por el gobierno liberal era la crónica de unamuerte anunciada ^o. En otros países el pastoreo tradicionalcomenzó a ser aconalado por las nuevas fuerzas pujantes de laurbe y la industria. En todos ellos los caminos ganaderos empeza-ron a ser destruidos con el trazado del ferrocarril y las carreteras.Los desplazamientos estacionales de los rebaños a duras penassobrevivirán hasta nuestros días.

9 La inversión burguesa en bienes pecuarios puede seguirse en JacquesHEERS: Occidente durante los siglos XIV y XV. Barcelona, Labor, 1984; yPedro GARCÍA MARTÍN: El rnundo rural en la Europa Moderna. Madrid,Biblioteca Historia 16 n° 8, 1989, p. 70 y ss. La trashumancia italiana ha sidotratada para la antigiiedad por E. GABBA y M. PASQUINICCI: Strutture agra-rie e allevamento transumante nell7talia romana. /I/-1 secolo a. C.. Pisa,Giardino, 1979; y para la modemidad por J. A. MARINO: Pastora[ Economicsin tlre Kingdom of Naples. Baltimore-London, lohns Hopkins Univ. 1988, losartículos de L. FRANCIOSA y U. SPRENGEL; el voluman de D. BARSANTI,y los trabajos que amablemente me han facilitado Ovidio DELL'OMODAR-ME: "La transumanza in Toscana nei secoli XVII e XVIII", en Mélanges de1 ^cole Française de Rome, ]00, 1988, pp. 947-968, y Luigi P[CCIONI:"Montagne appeniniche e pastorizia transumante nel Regno di Napoli nei seco-li XVI[ e XVI[1", in Annali dell'Istituto Italiano per gli Studi Storici XI, 1989-1990, pp. 145-234. En cuanto al pastoreo en Francia, apaRe de los clásicos tra-bajos de J. BLACHE, R. BOUHIER, M. SORRE, M. LE ROY, pueden consul-tarse las obras de M. JEAN BRUHNES: Le berger dans la France des villages.París, 1970, y de Yves BATICLE: L'élevage ovin dans les pays européens dela Méditerranée occidentale. París, 1974. Las aportaciones rumanas en O.DESUSIANU: Pastoritul la Popoarele Romanice. Bucarest, 1913; y C.CONS-TANSINESCU MIRCESTI: Pastoritul...si Tara Romanesca Bucarest, 1976.

^o Angel GARCÍA SANZ: "La agonía de la Mesta y el hundimiento de lasexportaciones laneras: un capítulo de la crisis económica del Antiguo Régimenen España", en Agricultura y Sociedad, n° 6, 1978, pp. 283-356.

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Al tiempo que el gremio mesteño caminaba hacia su extinción,aumentaban las tentativas de sistematizar su patrimonio viario.Donde acaba la historia de la institución merinera comienza la delos.caminos pastoriles y su utilitarismo futuro. En el siglo XVIII,y ante él mal endémico de los rompimientos de cañadas, la JuntaGeneral del Honrado Concejo encarga a un cosmógrafo la deline-ación de los caminos pastoriles en un plazo de ocho años, siendoacompañado por un perito ganadero de cada zona para poder"hacer^ la obra con entero conocimiento del país y averiguar lascañadas oscurecidas", sin que el proyecto llegase a buen término^^. En el siglo siguiente, la Asociación General de Ganaderos delRéino; heredera de la Mesta en el fomento de la ganadería, resuci-ta la idea y destaca en el campo a unos comisionados llamadosVisitadores Extraordinarios para levantar mapas de los tránsitos yservidumbres trashumantes, lo que sólo se traduce en unos folletosdescriptivos de la toponimia y rutas migratorias 1z.

Hay que esperar a nuestro siglo para que vean la luz las prime-ras cartografías impresas del patrimonio viario castellano a cargode geógrafos e historiadores. André Fribourg tratando de demos-trar sin mucho éxito que a las antiguas rutas pastoriles se le habíasuperpuesto el trazado ferroviario ^^. Julius Klein intercalando unideogr•ama en su obra que será repetido hasta la saciedad por auto-res posteriores a pesar de sus errores de localización y su desajus-te entre la representación y la realidad viaria 14. Y los trabajos grá-ficos más acertados de Juan Dantín Cereceda y Robert Aitken, enlos que se revisan las "Descripciones de caiaadas" decimonónicas,se cotejan los datos con fuentes orales coetáneas y se aportan nue-vos ramales locales 15.

^^ Archivo Histórico Nacional, Mesta, Leg. 247, n° 21.

^ Z ^tilemoria sobre el estado de la administración y legislación de las caña-das. Madrid, 1846, p. 27 y ss.

^^ André FRIBOURG: "La transhumance en Espagne", en Annales deCéographie, X[X, 1910, pp. 231-244, con mapas en XIVa y b.

^14 'Julius KLEIN: La Mesta. Madrid, Alianza, 1981 (2' ed.), pp. 38-9.15 Juan DANTÍN CERECEDA: "Cañadas ganaderas españolas", en

Congresso do mundo Portugues, Lisboa, 1940, XVlll, pp. 692-696; y RobertA[TKEN: "Rutas de trashumancia en la Meseta castellana", en TlteCeographical Journal, vol CVI, n° 1 y 2, 1945.

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La sangrienta Guerra Civil y la gris posguerra franquista con-tagió de mediocridad a la bibliografía cañariega de las décadas delos 40 y 50. Es el tiempo de las publicaciones auspiciadas por elsindicato vertical del régimen copiando trabajos anteriores, consus correspondientes errores e imperfecciones, y ensalzando elpaternalismo corporativo por afinidad ideológica 16. Habrá queesperar a los últimos lustros para que se retome el tema desde dosposiciones contrapuestas: la de aficionados locales que describenel ciclo trashumante y presentan sus planos de cañadas como topo-guías, y la de profesionales del agrarismo que revisan rigurosa-mente los trabajos anteriores para ir perfilando, en palabras delmedievalista Charles Julian Bishko, "un verdadero atlas de la geo-grafía de la Mesta que aclararía para cada época de su historiala localización concreta de los caminos, puertos y dehesas másimportantes existentes entonces" ^^.

Estos últimos presupuestos son los que han inspirado nuestrostrabajos sobre las rutas de la trashumancia mesteña. Primero fueun avance en forma de cuaderno, en cuyas páginas centrales apa-rece un mapa general de la Península Ibérica con la red cañariegaválida para la Edad Moderna, en el que nos limitamos con un afándivulgativo a situar correctamente los puertos reales en los que losrebaños tributaban a la Hacienda Regia y las cabezas de partido delas cuadrillas 18. Más tarde publicamos como apéndice a nuestra

16 Un ejemplo puede ser el folleto Cañadas reales de España..., Madrid,Sindicato Nacional de Ganadería, 1954. La connivencia entre la Asociación deGanaderos del Reino y el sindicalismo franquista le hizo un flaco favor a laganadería trashumante y hubo un silencio oficial sobre las usurpaciones devías pecuarias.

^^ Una revisión a la historiografía cañariega puede verse en PedroGARCÍA MARTÍN: Cañadas, cordeles., op. cit., pp. 32-42. La cita de Ch. J.BISHKO procede de "Sesenta años después. `La Mesta' de Julius Klein a laluz de la historiografía subsiguiente", en Historia, lnstituciones, documentos,n° 8, 1982, pp. 1-49. Parece ser que los investigadores más recientes estáncobrando conciencia del carácter diacrónico de las cañadas, como, por ejem-plo, sucede con el reciente libro de M. C. GERBET, op. cit., que en su p. 71afirma "/l non semble en effet évident que le réseau des cañadas n ést pasdemeuré starique m ĉme si ! éssentiel a peu évolué".

18 SÁENZ, C.; GARCÍA, P. y GARCÍA, J.L.: "Las rutas de la Mesta", enCuadernos de Cauce 2.000, n° 10, dic. 1986.

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tesis doctoral sobre la ganadería mesteña en el período borbónicoun mapa nacional de escala ]:3.250.000, desglosado en otros pro-vinciales de 1:600.000, válido para los siglos XVIII y XIX, coninformación histórica de carácter fiscal extraída del propioArchivo de la Mesta 19. Por fin, acabamos de rematar un proyectocolectivo e interdisciplinar de descripción, cartografía e interpre-tación de las sendas pastoriles que durante siglos habían transita-do las cabañas trashumantes y cuyo proceso de deterioro amena-za ruina inminente 20. En esta obra, que hemos titulado Cañadas,cordeles y veredas en recuerdo de la terminología viaria castella-na, concebimos los caminos pastoriles como franjas que aglutinanen su discurrir un patrimonio cultural de primer orden -econó-mico e ingenieril, ecológico y artístico, antropológico y etnográfi-co-, susceptible de recuperación para usos ganaderos y alternati-vos. Quizás sean éstas las únicas "cicatrices" que no merezca lapena cerrar.

2. TIPOLOGÍA E INFRAESTRUCTURA DE LARED VIARIA PASTORIL

Las vías pecuarias que comunicaban las cabeceras y los extre-mos de los pastos semianuales necesitaban toda una infraestructurafísica de uso peculiar ganadero 21. La trashumancia no sólo exigíarutas definidas y seguras, sino también elementos de apoyo comple-mentario que facilitasen a rebaños y a hombres el paso y el pasto, elagua y el abrigo. Luego estamos en presencia de un auténtico siste-ma viario de uso pastoril, paralelo al que sucesivamente desarrolla-rán las calzadas romanas, los caminos de ruedas y hen-aduras, el ten-dido ferroviario y las carreteras, para el transporte de personas, mer-

19 Pedro GARCÍA MARTÍN: La Ganadería Mesteña..., op. cit, pp. 429-461.

20 Pedro GARCÍA MARTÍN: Cañadas, cordeles..., op. cit.

21 En la trashumancia castellana se distinguía entre Sierras, las montañasque bordean la Submeseta Septentrional, y Extremos, las llanuras benignas delMediodía. Véase una definición en Miguel CAXA DE LERUELA:Restauracíón de la ab^utdancia de España. Nápoles, 1631, reed. en Madrid,1975, pp. 70-71. Los pastos senanos eran denominados agostaderos o vera-naderos y los de las dehesas sureñas invernaderos.

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cancías y noticias. Y como tal red caminera será reglamentada porlas leyes estatales desde su incipiente articulación.

Las rutas pastoriles se abrirán paso en el espacio físico y en elordenamiento político de los pueblos del Mediterráneo bajo diver-sas denominaciones: caizadas reales en Castilla y Navarra, caba-ñeras en Aragón, azadores reales en Valencia, carreradas enCataluña, canzis ramaders en los Pirineos, calles pastorum en laRoma clásica, tratturi en la Italia peninsular, drayes en elLanguedoc, carraires en Provenza, trazzeres en Sicilia, dormur

oilor en Rumanía, etc.En la historia hispana, las vías ganaderas se documentan por

primera vez en los proyectos codificadores visigóticos. ElCódigo de Eurico y el Fuero Juzgo aluden en algunos de susartículos al paso de los ganados por campos abiertos y carreraspúblicas 22. Pero es en el siglo XIII, al abrigo de los privilegiosreales que creaban la Mesta, cuando se definen las servidum-bres pecuarias y la condición perdurable de las cañadas, comopuntualiza la letra de Las Partidas alfonsinas: "Los caminosvecinales son del donzinio público y de aprovechamientocomún. Por su naturaleza son imprescriptibles" 2^. Las vías yservidumbres pecuarias serán, por tanto, bienes de dominiopúblico hasta nuestros días.

Con todo, son los sucesivos Quadernos de Leyes de la Mestalos que afianzan la situación jurídica y la metrología de las sendaspastoriles, desde la primera definición contenida en el privilegiodado por Alfonso X en Zamora, en el año 1284:

"Y mandó, que el Entregador, ó los Entregadores que abran lasCañadas, y las veredas, y prendan por las caloñas sobredichas; y áquien fallareiz que las labraren, ó las cerraren, labrando en ellas: yla medida de quanto han de haver, es á saber seis sogas de ^narcode cada cuarenta y cinco palmos la soga. Esto se entienda de laCnñada por donde fuere la quadrilla por los lugares de las viizas, yde los pa^zes: y nza^zdó, que assi lo midan los Entregadores, y assi lo

fagan guardar" ?4.

ZZ Fuero Juzgo, Libro Vlll, Tit. IV, L. XXVII.

2; Las Partidas, Part. 3a, Tit. 39, Leyes 6' y 7'

2^ Archivo Histórico Nacional, Mesta, Lib. 297, "Quaderno de Leyes de1731", Parte 1, Priv. V[II, Ley 3', fol. 20.

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Las cañadas reales tenían, por consiguiente, una anchura de 90varas castellanas, y se subdividían en itinerarios menores, deno-minados cordeles de 45 varas, y veredas de 25, así como en unaserie de coladas de enchufe e hilillos aún más estrechos sin medi-da determinada y con diferentes nombres locales. La equivalenciaal sistema métrico decimal de estas rutas, a sabiendas de las difi-cultades de conversión de las medidas agropecuarias antiguas,sería de 75, 37 y 20 metros respectivamente 25.

El sistema de vías pecuarias españolas, articulado en grandesramales intercomunicados, fue tejiendo un tupido mallazo, del quesobreviven en la actualidad 125.000 km. 26. Los distintos historiado-res y geógrafos que se han acercado al tema cañariego, han venidodistinguiendo varios sistemas regionales -leonés, segoviano, soria-no y conquense- coincidentes con los distritos ganaderos tradicio-nales del reino, e incluso en cartografías y estudios técnicos de orga-nismos públicos sólo se habla de nueve rutas mayores: 1) De LaVizana o de La Plata; 2) Leonesa Occidental; 3)Leonesa Oriental; 4)Segoviana; 5) Soriana Occidental; 6) Soriana Oriental; 7) Riojana oGaliana; 8) Conquense o de los Chorros, y; 9) Del Reino de Valencia.Hoy sabemos que, como en otras tantas cosas, la realidad es máscompleja y más rica, apareciendo sobre el terreno una retícula tandensa y tan cambiante en sus formas y denominaciones que hace deeste listado una creación teórica y convencional y que muestra a lapiel de toro toda ella como una inmensa cañada.

Ahora bien, estos viales no son inmutables, sino que su amplitudy trayectoria se modifican con el paso de los siglos. Primero, porquelos rompimientos de cañadas aparecen como un mal endémico a lolargo de toda la historia de nuestra ganadería. Las coyunturas críti-cas económicas y demográficas, las eventualidades bélicas y políti-cas, han multiplicado desamortizaciones y ocupaciones por la fuer-

ZS De acuerdo con el Art. 9°, del Reglamento de vías pecuarias, Madrid,1944, uno de los de más larga vigencia, "Las Vías Pecuarias, en relación consu anchura, se clasificarán en 'Cafiadas' con 75 metros y 22 centírnetros;'Cordeles', coit 37 metros y 61 centímetros; 'Veredas', con 20 metros y 89centímetros, y'Coladas' de menor anchura".

26 Este cálculo se ha hecho a base de equidistancias cartográficas y cree-mos que la realidad rebasa este kilometraje. En cualquier caso, esta longitudteórica representa unas 425.000 hectáreas, o, lo que es lo mismo, el I% de lasupeficie total de España.

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za a.cargo de agricultores, concejos y corporaciones. Y luego, por-que los caminos pastoriles se ensanchaban y adelgazaban de acuer-do al territorio transitado: las que discurrían por campos cultivadospor el sistema de año y vez unos años pasaban por la hoja libre yotros por un barbecho más extenso; la anchura era mayor en losembudos de conFluencia a las cabeceras de las Sierras y todavía másal desparramarse por los invernaderos, etc. 27.

Al tiempo que van trazándose los tráficos viarios, el sistema caña-riego se va completando con estaciones de cobro fiscal -los Ilama-dos puertos reales en los que se tributaba el servicio y montazgo a laHacienda Regia-, barcajes para vadear los ríos, puentes que hacenlas veces de contaderos y otra serie de elementos del entramado tras-humante. Entre ellos cobran especial relieve los abrevaderos, dondelos rebaños podían beber en fuentes o remansos tluviales; los descan-saderos, que servían de majada para dotmir o reposar; y los contade-ros para fiscalizar los contingentes pecuarios. Todos estos sujetos físi-cos solían situarse en áreas fértiles, a modo de oásis camineros, en losque se daba la concentración de especies vegetales y animales.

En sus migraciones cíclicas las cabañas trashumantes tan sólo sesalían de las vías pecuarias para satisfacer dos necesidades básicasen la crianza del ovino: el esquileo de la lana y el pasto suplemen-tario para que el ganado se fuese alimentando durante la marcha.

Las operaciones del esquileo respondían a un tiempo a la medi-da higiénica de descargar a las ovejas de la lana cuando los caloresapretaban y al proceso económico de cosechar los vellones para sucomercialización. Para ello se disponía de ranchos construidos alefecto, donde operaba un personal especializado, que se irán con-centrando en la provincia de Segovia, equidistante entre invernade-ros y agostaderos y en un eje profuso de cañadas reales 28.

En cuanto a las yerbas que los animales iban comiendo por elcamino, cuando éstas resultaban insuficientes se recurría al proce-

27 EI testimonio de la medición de cañadas por los alcaldes MayoresEntregadores puede seguirse desde el siglo XVI al X[X en la documentaciónconservada en el Archivo Histórico Nacional, Mesta, Libros 355 a 435. En estesentido, aunque en las vías más importantes se mantenían las 90 varas locales,en invemaderos como el Valle de Alcudia se rebasaban las 500 varas.

2H Para todo lo relativo al ciclo pastoril de la trashumancia castellana véasePedro GARCÍA MARTÍN: La Mesta, op. cit., Primera Parte, y en concretopara el esquileo las pp. 59-69.

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dimiento de la contenta, por el que los pastores pactaban con losdueños de los prados del camino el uso temporal de los mismos acambio de dinero. En cambio, distinta era la situación en Sierras yExtremos, los principios y tinales de las cañadas. En los agostade-ros los rebaños ocupaban unidades de pastizales Ilamadas puertos,que solían ser "propios y comunes" de los pueblos, por lo que a losganaderos les resultaba un aprovechamiento gratuito por su condi-ción de vecinos. En los invernaderos se da el ecosistema tradicio-nal de la dehesa, unidades naturales de equilibrio entre vida vege-tal y animal, propiedad de particioneros extremeños que se lasarrendaban a los trashumantes foráneos 29.

En suma, entre las prioridades del gremio mesteño figurará lade mantener expeditas al tránsito las vías pecuarias y respetada lainfraestructura cañariega, frente al peligro latente de intrusiones yroturas. La trashumancia pone de manifiesto una vez más su nece-sidad de un proteccionismo ejecutivo.

3. LA TRASHUMANCIA ACTUAL Y EL FUTUROVIARIO AMENAZADO

La desarticulación de la trashumancia tradicional en la PenínsulaIbérica se inició en el siglo XIX. La desaparición de la Mesta y desus funcionarios que velaban por el respeto de las leyes pastoriles, eltrazado de las redes ferroviaria y de carreteras cortando o superpo-niéndose a las vías pecuarias, y la crisis del mercado lanero mundialcon la aparición de las fibras industriales, son mazazos irreversiblessobre la crianza extensiva de las explotaciones merineras.

Pero el proceso decadente se agravó desde la guerra del 36, notanto por la mortalidad directa de los rebaños y los daños materia-les en cañadas y dehesas durante el conflicto, como por la desapa-rición de una guardería ganadera en el campo, la marginación del

29 Los pastizales se medían en millares, o superficie de yerba capaz de ali-mentar a mil ovinos, y en quintos, para quinientas cabezas. Acerca de las dehe-sas véanse las obras de José Miguel MONTOYA OLIVER: Pastoralismomediterráneo. Madrid, ICONA, 1983; ]erónimo LÓPEZ-SALAZAR: Mesta,pastos..., op. cit., pp. 9-192, y; Pedro GARC[A MARTÍN: La CanaderíaMesteña..., op. cit., 213-256.

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ramo pecuario en la política económica del franquismo y la depre-ciación de la lana en los mercados nacionales e internacionales. Enla España de los Planes de Desarrollo de los años 60, con su acu-sada emigración rural y con sus megalómanas obras públicas rotu-radoras de cañadas, las migraciones pastoriles a pie van dejando sulugar al transporte en camiones y trenes.

Por fin, en las dos últimas décadas los caminos y las empresaspastoriles han sido presa del abrazo letal de la economía de merca-do. La especulación del suelo urbano -en las grandes ciudades,pero también en urbanizaciones construidas en terreno rural-, laconstrucción de infraestructura pública -autopistas, tendidos eléc-tricos y telefónicos, etc.-, la instalación de servicios municipales-de basureros a polideportivos- y la política comercial ^s másbarata la carne importada que la autóctona-, han desatado la vorá-gine de las usurpaciones de vías pecuarias y han hecho de la tras-humancia una forma de vida del pasado.

Sin embargo, sea por la inercia de la tradición familiar, sea por-que en algunas comarcas serranas no hay otra alternativa econó-mica, aún subsisten algunas bolsas de trashumancia activa. Losdatos más recientes nos hablan de 250.000 cabezas ovinas, pertene-cientes a 340 ganaderos, que emigran semianualmente entre provin-cias montaraces o mesetarias (León, Cuenca, Teruel, Soria,Guadalajara, Segovia, Zamora, La Rioja, Palencia y Burgos) y lasricas dehesas de Extremadura, La Mancha y Andalucía. A estos reba-ños hay que añadir las cerca de 30.000 vacas de raza negra avileñaque siguen trashumando a pie entre los agostaderos de Avila y losinvernaderos extremeños, atravesando la Sierra de Gredos por la cal-zada romana y cañada mesteña del Puerto del Pico, así como hatosovinos de los Pirineos, caprinos de Andalucía, vacadas de Santandery Asturias, piaras de cerdos de Extremadura y toros de lidia salman-tinos que practican desplazamientos estacionales cortos ^o.

^o Las estadísticas de la trashumancia histórica pueden consultarse en PedroGARCÍA MARTÍN: La Ganadería Mesteña..., op. cit., p. 375 y ss. Del ovino uncenso de 1981 es citado por Francisco MIRA TUR: "La ganadería ovina espa-ñola...", en EI Ccunpo, n° 89, 1983, pp. 34-50, y otro de 1989 me ha sido antici-pado por Luis Vicente ELÍAS de su Estudio Etnográfico del Pastoreo trashu-nwnte en España, en prensa. Los datos de la cabaña vacuna me los facilitó ama-blemente Pedro Luis Herráiz, secretario de la Asociación de Raza Negra Avileña,e incluso se apunta un aumento de 5.000 cabezas en el último sondeo.

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Es innegable que han menguado los contingentes pecuarios conel paso de los siglos. Lejos quedan las cerca de 3.600.000 reses tas-humantes del siglo XVIII -el techo histórico de la ganaderíamigratoria castellana-, propiedad de 46.000 agremiados a laMesta, y la remisión de divisas al reino por los vellones de lana finaexportada. Pero también es cierto que si la trashumancia subsiste énestas áreas agrestes es porque resulta la más rentable fotma de apro-vechamiento ganadero. De manera que no es una reliquia que desa-parece a pasos agigantados, sino que es una actividad que se man-tiene en núcleos específicos e incluso en otros -como entre lasvacadas de raza negra avileña- se está recuperando. Más proble-mático resulta, en cambio, la salvaguardia del patrimonio viariotrashumante, agredido por numerosos agentes --campesinos, con-cejos, particulares, constructoras, etc-, amenazado de desamorti-zación legal y con un futuro más que incierto.

La misma incertidumbre que ha arrumbado las vías pecuariasde otros países mediterráneos. En Italia, la trashumancia que severificaba entre las montañas de los Abruzzos y el Tavoliere deApulia, con centro en la aduana de Foggia, atravesaba tratturi de111 metos, tratturelli de 37 y bracci de 18, definidos legalmentecomo caminos públicos para bestias trashumantes y recorridospor cotnpassatori para mantener su integridad mediante los"mapas de reintegro". Hoy día sólo trashuman algunas decenas demiles de cabezas, en tren y sobre todo en camiones, aunque aúnes visible la traza de las vías ^^. En Francia, aparte de los núcleosmigratorios en Occitania y los Pirineos, contaban con vías pecua-rias en Provenza, llamadas carraires, cuyo ancho era de cinco toi-ses, poco menos de diez metros, y actualmente están medio aban-donadas e incluso sobran los pastos a causa de la despoblaciónrural ^2.

-^^ La información italiana me la proporcionó Luigi PICCION[. Véase tam-bién L. FRANC[OSA: "La transumanza nell'Appenino centromeriodionale",in Memorie di Ceografia Economica, Napoli, IV, 1951; y M. R. TRITTO: "Itratturi", in Cinque secoli di un archivio, Foggia, 1984, pp. I55-64.

^Z Los datos franceses son citados por Arthur YOUNG: Voyages enFrance. /787-89. VoL II, reed. París, 1976, p. 773; y me fueron comunicadospor Christophe RAVERDY, autor de Etat et evoluction de l'élevage ovin enFrance a la fin du dix-huitiéme siécle, Memoire de Maitrise, Université de laSorbonne, 1983.

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En consecuencia, nuestros estudios durante la última décadasobre las vías pecuarias de los pueblos de España, nos han ]levadoa las siguientes conclusiones:

1) La red de cañadas, cordeles y veredas, evaluada en la cifrateórica de ] 25.000 km., forma una densa retícula viaria, en la que losramales se entrecruzan continuamente dibujando sobre el terrenoauténticas telas de araña. El problema se acentúa en cabeceras yextremos, donde a modo de embudo confluyen multitud de hilillos deincorporación desde los pueblos de origeñ a las grandes rutas, que en

su discurrir -lo que se Ilama la marcha a extremos- se intercomu-nicaban mediante coladas de enchufe. Precisar el principio y el fin deuna cañada es harto complicado al ser los viales auténticos vasoscomunicantes. De manera que las cañadas de Castilla y León tienensu continuación en las vías de los vaqueiros de alzada de Asturias,

las sorianas y riojanas enlazan con el Pirineo francés, las deExtremadura mueren en tierras de Andalucía e incluso Portugal, etc.Esto hacía que el pastor trashumante muchas veces decidiese utilizaruna ruta u otra sobre la marcha, en función de los albures climatoló-gicos, el mercado de las yerbas y los avatares bélicos.

2) Los caminos pecuarios se diferencian de otros sistemasviarios por su falta de racionalidad, puesto que cortan trasversal-mente la Península de Nordeste a Sur, a despecho de las dificulta-des orográficas. No sólo no discurren por los parajes más acomo-dados al tránsito, sino que cruzan de un tajo ríos y montañas, mar-chando más por pendientes y elevadas cumbres que por valles y]lanuras pobladas. En la explicación de este fenómeno influyendesde la búsqueda de pastos frescos al deseo de acortar el tiempode marcha, una forma de eludir los roces con los agricultores y laimposición de exacciones arbitrarias por señóres y concejos. Poreso, muchas sendas pastoriles coinciden con los límites de los tér-minos municipales, habiendo tomado a aquéllos como punto dereferencia para las divisiones territoriales, o a la inversa, aprove-chando los pastores las lindes administrativas para transitar conmenos problemas. La razón, que consideramos un logro de lamodernidad, se manifestaba bajo lógicas diferentes en la mentali-dad de los pueblos preindustriales.

3) Los nombres de las cañadas varían por tramos y respondena una toponimia elaborada por los lugareños. Cuando en las carto-grafías fijamos nueve grandes rutas y las asignamos un título y un

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número estamos empleando una convención académica, un méto-do de trabajo, en el que simplificamos la realidad para hacerla ase-quible al lector contemporáneo. Aunque ni todos los autores hansido conscientes de esta abstracción metodológica, ni en su día lofueron los Alcaldes Entregadores de la Mesta, los VisitadoresExtraordinarios de la Asociación de Ganaderos del Reino y losperitos actuales del Instituto para la Conservación de laNaturaleza. Mas que de cañadas individuales hemos de hablar desistemas viarios a sabiendas de estar simplificando y reduciendo lacomplejidad territorial.

4) Tras un siglo de tentativas cartográficas fallidas debemostender a la elaboración de un atlas histórico de cañadas mesteñas.Aunque el armazón de la red se mantuvo durante siglos, no cabeduda de que hubo sucesivas modificaciones en el trazado, si sequiere por tramos, de acu°rdo con la lenta modelación y humani-zación del paisaje agrario -sobre todo con las obras públicas y elferrocarril-, las coyunturas económicas, el devenir político ymilitar, los mercados ganaderos y los pastizales.

5) El freno al creciente deterioro de la red cañariega pasa poruna clarificación jurídica en forma de Nueva Ley de VíasPecuarias. (Este artículo data de 1991 y, como es obvio, aún nohabía sido promulgada la Ley de 1995). La vigente está fechada en1974, tratándose de un coletazo del régimen franquista, y ampara-ba a los colindantes en la desamortización de las cañadas. Pero esque, además, la creación del Estado de las Autonomías en ] 978supuso el traspaso de competencias sobre caminos pastoriles a lasComunidades, quienes asumieron la gestión de las mismas, mien-tras en teoría la Administración central conservaba la última pala-bra en caso de enajenación y permuta ^^.

^^ En la práctica son infinitos los abusos come[idos en las cañadas -de usuur-paciones a ventas- en medio de la complicidad y el silencio colectivos. En lasintrusiones han participado [anto particulares, del campesino que extiende sus lin-des al que se construye una vivienda, como empresas e instituciones, que han ins-talado carreteras y áreas de servicio en medio del vial ganadero. La Asociaciónde Ganaderos del Reino, heredera del patrimonio mesteño, ha contribuido a taldejación mediante una gestión dilapidadora. Algunas fundaciones con barniz eco-logista intentan monopolizar la "cuestión cañariega" para usos privativos. Inclusohemos conocido a avispados aspirates a intermediarios para la obtención de pin-giies beneficios haciendo "clasificaciones" de vías pecuarias para empresas. Cada

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El futuro de las víaS pecuarias españolas pasa por su redefini-ción y clarificación utilitaria. Si las contemplamos como una reli-quia de un mundo ancestral como es el trashumante estamos con-denándolas a su desaparición. En cambio, si las concebimos comoun patrimonio cultural de primer orden, como una franja viaria dedominio público con riqueza natural, valores histórico-artísticos eincluso sociales, estamos apostando por su salvaguardia para usostradicionales y alternativos ^4. Aprovechamientos tradicionales,pues en determinados tramos sigue existiendo intensidad ganade-ra, traducible en una actividad económica que sustenta a no pocasfamilias y pueblos serranos en los que la industria es inviable y laagricultura pobre. Aprovechamientos alternativos, pues determi-nadas vías sin tráfico pecuario pueden recuperarse con fines turís-ticos y ecológicos, al atravesar áreas singulares de naturaleza -enrealidad las cañadas son parques lineales- y constituir itinerariospreestablecidos para grandes recorridos ^5.

Comunidad Autónoma, en fin, tiene una política de vías pecuarias distinta Todoesto intentará paliarlo la Ley de Vías Pecuarias aprobada por el Parlamento en1995, haciéndose eco de una demanda reiterada y compartida por quienes hemosvenido ocupándonos de esta problemática, aunque necesitamos del corrrespon-diente desarrollo normativo para valorar su grado de efectividad real.

-i4 Esta concepción de los caminos pastoriles como bienes patrimonialespolisémicos nos ha llevado a dirigir sendos proyectos interdisciplinares"Inventario del patrimonio mesteño de la Vía de La Plata", subvencionado porla Dirección General del Patrimonio, Consejería de Cultura y Turismo, de laJunta de Castilla y León (n° SUV 4-VP-5/93, fecha de resolución 31 de mayode 1993), desarrollado en el curso 1993-1994; y"Sienas y Extremos", sub-vencionado por la misma Dirección General de la Junta de Castilla y León (n°SUV 4-VP-5/94, fecha de resolución 15 de junio de 1994), cuya campaña tuvolugar en el curso 1994-1995. En cuanto a la problemática social, en las regio-nes de Andalucía y Extremadura aún subsisten bolsas de jornaleros, cuyaacción sindical les ha llevado en los últimos años a ocupar latifundios endemanda de la reforma agraria que nunca llega. De estas tierras eran desaloja-dos por la Guardia Civil y tras proceso judicial eran sancionados por ocupa-ción ilegal. Pero el panorama cambia si los jornaleros se manifiestan en lasvías pecuarias que atraviesan las grandes propiedades, pues al ser bienes dedominio público, pueden transitarlas sin infringir la ley. Y, aunque no es unmétodo revolucionario, viene bien como prevención penal.

^5 En la sociedad de ocio actual está teniendo acogida el Ilamado turismolento -recorridos a caballo, senderismo, cicloturismo- y en algunos paiseseuropeos se están habilitanto rutas camineras al efecto. En España ya tenemos

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Sólo estas acciones inmediatas atajarían la amenaza de ruinainminente que pende sobre el patrimonio viario de la trashuman-cia española y se conservarían apreciados bienes públicos. Sólo asíse salvarían las cicatrices trashumantes de "la piel de toro".

CAÑADAS REALES DE LA MESTA

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Fuente: Pedro García Martín, La Canadería Mestteña en la Espaiia Borbónica(1700-1836), Madrid. Ministerio de Agricultura, 1988. (2° ed. 1992), p. 434.

esos itinerarios, las cañadas, algunas de las cuales coinciden con los grandesrecorridos internacionales, como, por ejemplo, la citada Vía de La Plata. Ahorabien, estos aprovechamientos ociosos y las asociaciones que los alientan a tra-vés de los grandes medios de comunicación, no deben olvidar la prioridad delas necesidades e intereses del trashumante, pues es el hombre y no el recreoel auténtico sujeto de la historia.

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