El Pastor Reformado - Richard Baxter
-
Author
oscar-tapia -
Category
Documents
-
view
253 -
download
9
Embed Size (px)
description
Transcript of El Pastor Reformado - Richard Baxter
-
El Ministerio Que Necesitamos
El Pastor Reformado (Publicado originalmente en 1656 en Londres)
Richard Baxter
"La luz resplandece en las tinieblas." (Juan 1:5)
-
=Extracto de la introduccin escrita por el Dr. J.I. Packer:
Richard Baxter fue el pastor y evangelista ms destacado de la poca puritana. Sus logros en el poblado deKidderminster fueron asombrosos. Inglaterra no haba visto ningn ministerio parecido antes. El poblado tena como2000 habitantes y la mayora eran ignorantes, groseros y viciosos. Pero despus de la llegada de Baxter, la situacincambi en forma dramtica. El dijo: Le agrad a Dios convertir a muchos... Incluso a familias enteras y en numero-sos grupos entraron a la iglesia. Un siglo despus, cuando George Whitefield visit Kidderminster, escribi a unamigo lo siguiente: Fui grandemente animado al descubrir que un olor suave de la doctrina, las obras y la disciplinadel Seor Baxter, permanecan todava en ese lugar.
Baxter crea que la enseanza era la tarea principal del ministro. Tambin crea que los creyentes deberanacudir regularmente a su pastor, en busca de consejo. Y que los ministros deberan catequizar regularmente a suscongregaciones. [Nota: El verbo catequizar viene del griego katecheo que significa: Ensear en forma oral, informar e instruir. Estemtodo de enseanza (a travs de preguntas y respuestas) fue usado por los judos (vea Hech.18:25 y Rom.2:18). La iglesia primitiva adopteste mtodo par ensear a los recin convertidos en las verdades bsicas del cristianismo, como preparacin para su bautismo. Varioscatecismos fueron preparados en la poca de la Reforma, incluyendo los de Lutero y Calvino. El muy conocido Catecismo Menor deWestminster fue producido un poco antes de que Baxter escribiera su libro del Pastor Reformado.]
La preocupacin principal de Baxter era que la enseanza personal debera ser proporcionada a todos y nosimplemente a los nios. Esta fue la preocupacin que dio nacimiento a este libro del Pastor Reformado.
Baxter us la palabra Reformado, no simplemente para significar que era calvinista en su doctrina, sinoms bien para significar un pastor renovado y avivado en la prctica. Baxter dijo lo siguiente: Si Dios reformaraa los ministros y los avivara a cumplir celosa y fielmente con sus deberes, entonces, ciertamente el pueblo serareformado y despertado. Todas las iglesias sern fortalecidas o debilitadas en la misma medida en que el ministeriosea fuerte o dbil.
El libro del Pastor Reformado fue y todava es, dinamita; y como tal hizo un impacto de inmediato. Much-simos ministros puritanos (entre ellos presbiterianos, independientes y bautistas) leyeron este libro y lo llevaron a laprctica. El libro hizo un gran impacto sobre muchos ministros en la poca del avivamiento grande (1742-1743).Muchos ministros lo han ledo como un estmulo que les ha impulsado a entregarse ms a la obra de Dios. C. H.Spurgeon comentaba que tena la costumbre de escuchar la lectura de este libro (a travs de su esposa) los domingospor la tarde.
Surge la pregunta de si este libro tiene un ministerio entre los ministros de hoy en da. Tres cualidades quecaracterizan este libro nos conducen a concluir que s.
La primera cualidad es su energa. Este libro brilla con un celo ardiente, un fervor evangelstico y unaansiedad para convencer. An despus de tres siglos, lo que sale del corazn apasionado de Baxter, todava tiene granenerga y poder. (El libro fue publicado originalmente en 1656).
La segunda cualidad de este libro es su realidad. Cualquier creyente que ame a su prjimo y que realmentecree que sin Cristo est perdido, har que el evangelismo sea la tarea principal de su vida. De lo contrario, pondr enduda la credibilidad de su fe. Si no toma en serio su fe, Porqu deberan tomarla en serio otras personas? Estainconsistencia es puesta de manifiesto en forma poderosa a travs de las pginas de este libro.
La tercera cualidad de este libro es su racionalidad. Baxter saba que los hombres estn muertos en pecadosy que solo Dios los poda convertir. No obstante, tambin saba que Dios usa medios y que la gracia comienza su obracon el entendimiento. Entonces, Baxter insista en que los ministros deberan sentir la verdad de lo que predican.Tambin deben tratar con las personas en forma individual, porque la sola predicacin falla frecuentemente en impactara las personas ordinarias. Si as fue el asunto en el tiempo de Baxter, No es cierto que es igual en la actualidad?
El Pastor Reformado enfrenta al ministro con por lo menos las siguientes preguntas:1. Creo en el mismo evangelio que Baxter crey?2. Comparto con Baxter su conviccin de que el evangelismo es una necesidad vital?3. Soy tan realista como debera ser en permitir que esta conviccin moldee mi vida y mi trabajo?4. Soy tan prctico como debera ser para escoger los medios para lograr el fin deseado?5. He buscado la mejor forma para platicar regular y personalmente con mi pueblo acerca de sus vidas espirituales?
-
Sin lugar a dudas, la forma ms prctica para lograr esto hoy en da es diferente de la forma en que Baxter lohizo; puesto que ya no existe el sistema parroquial de catequizar a todas las personas en un poblado. Las circunstan-cias actuales son distintas de las que prevalecan en el siglo XVII. Sin embargo, la necesidad de evangelizar y deensear sistemticamente a las personas que acuden a nuestras iglesias todava existe. La pregunta que Baxter planteapara nosotros es: Si estamos tratando continuamente de cumplir nuestra responsabilidad frente a esta necesidad? SiBaxter nos convence de nuestra responsabilidad, entonces no nos ser difcil encontrar un mtodo adecuado a nues-tras circunstancias. El asunto es que cada pastor deber efectuar un plan para evangelizar y ensear sistemticamentea todas las personas que asisten en su iglesia.
-
EL PASTOR REFORMADO(Una versin resumida de la versin original)
1. EL CUIDADO DE NOSOTROS MISMOS.
NOTA INTRODUCTORIA:
Tened cuidado por vosotros mismos y por todo el rebao sobre el cual el Espritu Santo os ha puesto como obispos,para pastorear la iglesia del Seor, la cual adquiri para s mediante su propia sangre. (Hechos 20:28, RVA).
Me propongo hablar sobre este texto en la siguiente manera:Primero, considerar lo que significa tener cuidado de nosotros mismos.Segundo, mostrar el porqu debemos tener cuidado de nosotros mismos.Tercero, aclarar lo que significa tener cuidado del rebao.Cuarto, mostrar la forma en que debemos tener cuidado del rebao.Quinto, mostrar algunos motivos por los cuales debemos tener cuidado del rebao.Finalmente, har algunas aplicaciones de este tema.
Seccin 1: La naturaleza de este cuidado.
1. Primeramente, tenga cuidado de usted mismo. Asegrese de que ha sido verdaderamente convertido. Tenga cuida-do de no estar predicando acerca de Cristo a otros, mientras que usted mismo est sin Cristo. Se les ha prometido unarecompensa gloriosa a los fieles predicadores del evangelio, pero usted jams disfrutar de esta recompensa, a menosque usted mismo haya recibido primeramente el evangelio. Hay muchos predicadores que estn ahora en el infierno,quienes advertan muchas veces a sus oyentes de la necesidad de escapar de el. Acaso espera que Dios le salve austed por haber ofrecido el evangelio a otros, mientras que usted lo rechaza? Dios nunca prometi salvar a lospredicadores, sin importar cun dotados fuesen, a menos que ellos fueran convertidos.
Ser inconverso es terrible, pero ser un predicador inconverso es mucho peor. Acaso no tiene miedo de abrirsu Biblia y leer acerca de su propia condenacin? Cuando usted predica el evangelio, acaso no se da cuenta que estincrementando su propia culpa, al rechazar al Salvador que proclama? Sin embargo, es comn que un predicadorinconverso no se percate de su propia condicin. Diariamente tiene contacto con verdades preciosas y exteriormentevive una vida santa. El denuncia el pecado en otros y les anima a vivir una vida santa. Cun trgico es morir de hambreteniendo el pan de vida en las manos y animando a otros para que coman de el. Si esto es verdad acerca de usted,entonces le aconsejo que se predique a s mismo antes de continuar predicando a otros. Acaso le ayudar en el da deljuicio decir: Seor, Seor, he predicado en tu nombre, solamente para escuchar las terribles palabras aprtate dem, no te conozco? Le aconsejo que confiese sus pecados delante de su grey y les pida que oren por la conversin desu ministro.
No es inusual encontrar ministros que sean inconversos. Su predicacin ser fra y sin vida, si Cristo no esten su corazn. Ojal que cada estudiante de teologa (especialmente en los seminarios) entendiera esto. De qu valeestudiar si esto no nos conduce al conocimiento de Dios y de su gracia salvadora? Si Dios en su misericordia salva aestos ministros, entonces, ellos tendrn un conocimiento de El que jams se hubieran imaginado. No se puede cono-cer nada correctamente, a menos que se conozca a Dios. Nada en el universo entero puede ser conocido correctamen-te, a menos que sea conocido en relacin con su Creador.
Cuando Dios cre al hombre era perfecto y viva en un mundo perfecto. Todas las cosas revelaban la gloriade Dios. Si el hombre no hubiera pecado, habra incrementado continuamente su conocimiento de Dios y de smismo. Pero, cuando el hombre busc el conocimiento para sus propios fines, entonces perdi el verdadero conoci-miento de Dios y de su creacin. El conocimiento que obtuvo result ser vano y vaco.
La obra de Cristo nos restaura por medio de la fe, a la pureza, la obediencia y el amor en los cuales el hombrefue creado al principio. Por lo tanto, los hombres ms santos son los mejores estudiantes de la creacin divina. Elestudio de la ciencia no tiene valor, a menos que se est buscando a Dios en la ciencia. La nica sabidura verdaderaconsiste en ver, adorar, amar y deleitarse en Dios, tal como El se ha revelado en su creacin. Por lo tanto, es un peligro
-
en la educacin anteponer otras materias al estudio de Dios. La teologa debera ser primero y ser la gua en todos losdems estudios. La naturaleza debera ser leda como uno de los libros de Dios que El hizo para revelarse a s mismo.El libro de Job y los Salmos nos ensean que la ciencia y la teologa estn ms ntimamente relacionadas de lo quemuchos piensan.
Por lo tanto, ruego a todos los maestros cristianos a que hablen a sus alumnos acerca de Dios y la salvacin,juntamente con las otras ciencias. No piense que son demasiado jvenes para entender la Palabra de Dios. Usted notiene idea de cuales pudieran ser los efectos de sus palabras en el futuro. Usted se encuentra en una posicin especial-mente privilegiada de poder ser escuchado por los jvenes. Cuando la religin es tratada como cualquier otro tematiene muy poco impacto sobre los oyentes. Cun pocos alumnos son serios y piadosos! Usted no pudiera hacerlesmejor servicio que el de ser un instrumento en el propsito de Dios, para su conversin.
2. Sea diligente en mantenerse en una buena y saludable condicin espiritual. Primero predique sus sermones a smismo. Su pueblo se fijar si usted ha pasado mucho tiempo con Dios y sern beneficiados. Lo que ocupa ms sucorazn se comunicar ms eficazmente a ellos. Confieso que cuando mi corazn est fro, entonces mi predicacines fra. Si nuestro amor, fe o reverencia disminuyen pronto se manifestar en nuestra predicacin, quizs no tanto enlo que predicamos sino en la manera en que lo hacemos. Y nuestro pueblo sufrir. Por otra parte, si estamos llenos deamor, fe y celo, entonces nuestro ministerio traer refrigerio y aliento.
Hermanos, guarden sus corazones para mantenerlos libres de las concupiscencias, las pasiones y lamundanalidad. Mantengan su fe, su amor y su celo. Pase mucho tiempo en comunin con Dios. Si no hace esto,entonces todo ir mal. Usted debe obtener de El, el fuego celestial para consumir sus sacrificios. Si su fervor esartificial usted no puede esperar la bendicin de Dios. Los pecados vergonzosos y las herejas comienzan normalmen-te con desviaciones pequeas. Frecuentemente Satans se aparece como un ngel de luz para atraerle hacia las tinie-blas. Si usted cede ante el orgullo o cae en el error, entonces usted ser una maldicin en lugar de una bendicin parael pueblo de Dios. Por lo tanto, tenga cuidado tanto para su propio beneficio, como para el de otros.
Yo pienso que un ministro debera cuidar su corazn especialmente antes de ministrar en pblico. Lea algnlibro espiritualmente estimulante o considere la gran importancia de su mensaje o piense en las grandes necesidadesespirituales de su grey. Suba al plpito en el celo del Seor, para que los corazones de los oyentes puedan ser calenta-dos, antes de salir del servicio.
3. Asegrese de que su estilo de vida no contradiga su enseanza, de otro modo, terminar deshaciendo todo el bienque pudiera haber hecho. Si nuestras vidas son inconsistentes, la gente pronto pensar que hay muy poca verdad en elcristianismo y que nuestra predicacin es solamente palabrera. Si lo que decimos es en serio, entonces pondremos enprctica lo que decimos. Una sola palabra de soberbia, una explosin de enojo, o un solo acto egosta pueden destruirrpido todas sus labores. Si usted no anhela el xito del evangelio, entonces, Porqu est en el ministerio? Acaso noest preparado para aguantar insultos y ofensas, no est dispuesto a controlar su temperamento, a mortificar su orgulloy a acomodarse a los pobres para ganar almas? Es extrao ver como algunos predican muy cuidadosamente, peroviven descuidadamente. Debemos tener mucho cuidado de ser hacedores de la palabra y no solamente habladores,engandonos a nosotros mismos (vea Stg.1:21). Debemos ser tan cuidadosos acerca de nuestra forma de vivir, talcomo somos cuidadosos para predicar. Si deseamos ganar almas, entonces sta ser nuestra meta, tanto cuandoestamos en el plpito, como cuando estamos fuera de el. Sea diligente para usar toda su vida para Dios y no simple-mente su lengua.
Mantenga una conducta y una forma de hablar que sean irreprochables. Su vida debera condenar el pecadoe inspirar la piedad en todos los aspectos. Si usted quiere que el pueblo cuide bien a sus familias, entonces, usteddebera cuidar bien a la suya. No hay nada que se compare con la mansedumbre y la autonegacin como medios paravencer los prejuicios. Resista la tentacin de usar su autoridad para presionar a la gente a la sumisin y a la obediencia.Sea amigo de todos, especialmente de los miembros pobres de su iglesia. Esto puede ser un camino eficaz para hacermucho bien.
Le ruego que sea generoso y compasivo. Use sus recursos materiales para suplir las necesidades de otros.Provea libros espirituales y edificantes para su pueblo. No es un verdadero creyente aquel que rehusa compartir lo quetiene cuando Cristo se lo pida. Si ms ministros practicaran la autonegacin, esto abrira ms corazones para recibir elmensaje de su predicacin. La religin sin autonegacin es hipocresa. No es necesario que vivamos como en un
-
monasterio, no obstante, debemos usar todo lo que tenemos para Cristo.
4. Tenga cuidado de no caer en los pecados que usted condena en otros. Cmo puede exaltar a Cristo como Seor, siusted est quebrantando sus leyes? Es ms fcil condenar el pecado que vencerlo. Tenga cuidado de mantener sucuerpo: bajo disciplina ...; no sea que, despus de haber predicado a otros, usted mismo venga a ser descalificado.(1 Cor. 9:27).
5. Asegrese de tener lo que se necesita para ser un buen ministro de Jesucristo. Hay muchas dificultades por resolver,an en las cosas ms bsicas del cristianismo. Tenemos deberes que son demasiado difciles para muchos. Tenemosque advertir a nuestro pueblo acerca de muchas tentaciones sutiles para que puedan escapar de ellas. Tenemos quevencer muchos prejuicios y mucha obstinacin. Se necesita mucha capacidad para hacer que la verdad sea clara antela conciencia de cada quien. Se requiere mucho conocimiento para contestar todos los argumentos engaosos contrala verdad. Se necesita mucha sabidura para aconsejar. Acaso esto es algo que cualquier persona puede hacer? Nopiensa usted que es necesario hacer un gran esfuerzo para equiparse a fin de cumplir una obra tan exigente? Escatimarsus estudios no le ayudar a ser un buen predicador. Solamente Dios nos puede ayudar y equipar, pero si nosotrossomos flojos y negligentes en el uso de los medios que El nos ha dado, esto apagar el Espritu. Por lo tanto, no pierdams tiempo. Estudie, ore, investigue y practique! Este es el camino para mejorar sus habilidades.
Seccin 2: Motivos para tener cuidado de nosotros mismos.
1. Tenga cuidado de s mismo porque usted, igual como los dems, tiene un alma que ganar o perder. Usted pudierapredicar el evangelio y an guiar a otros hacia Cristo, pero sin santidad usted jams ser salvo. Usted puede predicaracerca de Cristo y sin embargo descuidarlo; usted puede predicar acerca del Espritu y estar resistindole. Usted puedehablar acerca de la fe y permanecer incrdulo; puede ensear acerca de la conversin y permanecer inconverso. Yusted puede predicar acerca del cielo, mientras que permanece viviendo mundanamente. Usted pudiera ser el predica-dor ms grande del mundo, pero sin la gracia de Dios en su corazn, usted quedar como no salvo. Los predicadoresdel evangelio sern juzgados por el evangelio. Por lo tanto, tenga cuidado, porque usted tiene un alma que ser salvao perdida eternamente.
2. Como todos los dems, usted tiene una naturaleza cada con tendencias pecaminosas. Si Adn siendo sin pecado,cay porque no tuvo cuidado, Cunto ms, deberamos tenerlo nosotros! Tal como una pequea chispa puede co-menzar un incendio forestal, as tambin un pecado conduce a otros. An los creyentes ms santos tienen en suscorazones los restos del orgullo, de la incredulidad, de la ambicin egosta y de todo tipo de pecado. Somos seducidosfcilmente por la necedad y la concupiscencia; y entonces, nuestro juicio se distorsiona, nuestro celo se enfra ynuestra diligencia se debilita. Si usted no tiene cuidado de su traicionero corazn, muy pronto ste encontrar unaoportunidad para engaarle. Los pecados que usted pensaba que haban sido desarraigados hace mucho tiempo,revivirn. Puesto que usted es tan dbil y propenso a pecar, debe tener mucho cuidado de s mismo.
3. Tenga cuidado porque usted es un blanco especial de Satans. Como siervo de Cristo, usted representa una amena-za seria para el poder de Satans. El sabe que si usted cae, entonces su grey ser una presa fcil para l. El usar encontra suya las ms sutiles sugerencias, las tentaciones ms persistentes y los ataques ms feroces. Satans puededisfrazarse como un ngel de luz. El puede engaar fcilmente a los hombres ms inteligentes sin que ellos se dencuenta. Usted puede pensar que est avanzando mucho en su fe, cuando en realidad usted ha traicionado a Cristo.Usted no ver el hilo y el gancho, mucho menos el sutil pescador, mientras que l le est tentando con su anzuelo. Esteanzuelo ser tan idneo para su naturaleza y su temperamento que usted ser fuertemente atrado por el. Si Satanstiene xito en arruinarle a usted, entonces le usar para arruinar a otros. Ser un triunfo para Satans que usted seainfiel o que caiga en pecado. El reprochar a la iglesia diciendo: Este es su piadoso predicador. Se gloriar contraCristo y le dir: Yo puedo convertir tus mejores siervos en traidores. Finalmente, le acusar de haber manchado ydesacreditado su oficio. Por lo tanto, tenga cuidado de no dar a Satans la oportunidad de jactarse sobre su cada.4. Tenga cuidado de s mismo, porque muchos ojos estn puestos sobre usted. Si usted cae en cualquier sentido, todoel mundo escuchar la triste noticia. Otros pueden pecar sin que muchos lo noten, pero usted no. Usted debera dar
-
gracias porque esto le ayudar a tener cuidado. Por lo tanto, viva como alguien cuya vida est expuesta pblicamentea la vista de todos. Hay personas maliciosas que estaran dispuestas a deleitarse en sus ms pequeos errores. Si ellosno pueden encontrar ninguna falla, estarn dispuestos an a inventarlas. Por lo tanto, !Cun cuidadosamente debera-mos vivir ante los ojos de tantos maliciosos observadores!
5. Tenga cuidado de s mismo porque sus pecados involucran mayor culpabilidad.a. Puesto que usted sabe ms que otros, entonces usted peca contra ms luz.b. Sus pecados involucran ms hipocresa. Su tarea es la de predicar contra el pecado, exponiendo su natura-
leza vil. Acaso puede usted privadamente ser indulgente? Ser un enemigo del pecado en pblico, pero su amigo enlo secreto?
c. Sus pecados son ms traicioneros. Cada creyente declara su lealtad a Cristo en contra del pecado. Como unministro, esa lealtad es mayor. Cada vez que usted predica acerca del pecado o el juicio; y cada vez que administra elbautismo o la cena del Seor, esto implica su rechazo del pecado y su unin con Cristo. Qu clase de traidor sera siabrigara lugar en su corazn para el pecado!
6. Tenga cuidado de s mismo porque sus deberes requieren una gracia especial. Los dones y las habilidades inferiorespueden ser suficientes para los deberes menos exigentes. Sin embargo, si usted llega a ser ministro del evangelio,necesitar ms que una cantidad ordinaria de gracia. Usted debera asegurarse de que Dios realmente le haya llamadoy equipado para esta obra. Algunos quienes haban servido a Cristo en una posicin menos exigente, han entrado alministerio solo para traer un desastre sobre la iglesia. Si usted quiere pelear las batallas del Seor y sobrellevar lascargas del ministerio, entonces, ciertamente tendr que tener mucho cuidado de s mismo.
7. Tenga cuidado de s mismo, porque la honra del Seor depende de usted. Entre ms cerca que estamos de Dios,nuestros fracasos traern ms deshonra a su nombre. Para un creyente verdadero la honra de Dios es ms preciosa quela vida misma. Pudiera usted soportar que la gente echara en la cara de Dios la suciedad de sus propios pecados?Piense acerca del dolor que los dems creyentes sufrirn a causa de sus ofensas. Por lo tanto, tenga cuidado respectoa cada palabra y cada determinacin que usted toma, porque la reputacin de Dios ante el mundo es su responsabili-dad. Si usted falla, Dios restaurar Su propio honor, pero su propia vergenza no ser quitada tan fcilmente.
8. Tenga cuidado de s mismo porque el xito de su obra depende de esto. Rara vez Dios usa hombres que no son aptospara la gran obra del evangelio.
a. Espera usted que Dios usar a hombres que vivan para ellos mismos y no para Su gloria? Algunos entranal ministerio como una carrera o para ganar el respeto y una reputacin para s mismos, o por algn otro motivoegosta. Acaso debera sorprendernos el hecho de que Dios no bendiga tal ministerio? Los resultados de su obra sonsolamente lo que esperaramos de agencias humanas y naturales.
b. Puede usted esperar el xito, si es un ministro infiel o descuidado en su trabajo? Si su fe es solamenteintelectual y su fervor es pura emocin, entonces su predicacin ser intil. Acaso puede usted llamar seriamente alos pecadores a arrepentirse, si usted nunca ha apreciado la vileza del pecado y el valor de la santidad? Puede ustedtener compasin de otros y tratar de conducirles a Cristo, si no ha tenido compasin de s mismo y tampoco haacudido a Cristo? Es imposible amar a otros ms que a s mismo. Usted no puede advertir a la gente acerca delinfierno, si usted no cree en el. Si usted quiere ganar almas, entonces debera creer firmemente en la palabra de Dios,en la vida venidera y vivir una vida llena de celo y santidad. Aquellos que descuidan sus propias almas no son aptospara cuidar a otros.
c. Acaso es posible pelear contra Satans, si usted es su siervo? La persona inconversa es el siervo deSatans. Este es el porqu muchos ministros religiosos son enemigos de Cristo. Ellos pueden hablar sobre Cristo y lapiedad, pero en lo secreto pueden estar haciendo todo lo que es contra El. Calumnian a todos aquellos que aman aCristo llamndolos hipcritas o fanticos. El enemigo ms peligroso es aquel que est en medio de nosotros. Ellospueden dar la apariencia de ser predicadores ortodoxos, pero por dentro son controlados por la mundanalidad, elorgullo, la incredulidad y una aversin a la piedad. Los hipcritas pueden parecer sinceros porque es ms fcil hablarcontra el pecado que vencerlo. Ellos pueden estar felices cuando otros se arrepienten, pero al mismo tiempo puedencontinuar disfrutando sus concupiscencias secretas. Usted no puede pelear seriamente contra el pecado y Satans, a
-
menos que verdaderamente los odie como los destructores de las almas de los hombres y los enemigos de Cristo. Muylejos de odiar el pecado, un no creyente lo ama ms que todo. Tal hombre est totalmente incapacitado para conduciral pueblo de Dios y rogar a otros para que renuncien al mundo y la carne.
d. La gente no tomar en serio al hombre cuya vida no concuerda con su predicacin. Pensarn que no hablaen serio, porque no hace lo que dice. Si alguien dice que la casa est incendiada mientras que se relaja en un silln,todos pensarn que est bromeando. La gente est dispuesta a creer lo que ve ms que lo que escucha. Pensar que supredicacin en contra del pecado es pura palabrera, si observa que usted es egosta, mundano o descuidado. Seracomo decirles: No hay ningn dao o peligro. Si usted falla en corregir su propio comportamiento y manerapecaminosa de hablar, ellos pensarn que estas cosas no son importantes. Adems, esto les dar un pretexto paracriticar a los ministros ms piadosos diciendo: Ellos nos inquietan con su predicacin sobre el juicio y el infierno,mientras que usted se re y bromea con nosotros. Ellos pensarn que usted predica solamente porque le pagan.Acaso es apto hacer un ministro de Cristo a aquel que habla de Cristo los domingos, pero entre semana vive paraagradarse a s mismo?
Finalmente, recuerde que el xito de sus labores depende enteramente de la bendicin del Seor. Cristo haprometido a sus siervos fieles que Su presencia estar con ellos; que su Espritu Santo morar en ellos; que suspalabras estarn en sus labios y que Satans ser derrotado ante ellos. Pero estas promesas no son para sus siervosinfieles. De hecho, la infidelidad le provocar a abandonarlo y a traer ruina sobre todas sus obras. En su soberana, esposible que Dios pudiera usarle para hacer algn beneficio a su pueblo, pero eso sera algo inusual.
-
2. EL CUIDADO DEL REBAO
Seccin 1: La naturaleza de este cuidado.
Primero debemos notar algunas cosas que se derivan del estudio de nuestro texto (Hechos 20:28). Este textoda por hecho que cada iglesia local tendr su propio pastor y que cada pastor tendr su propia iglesia. El pueblo deDios debera reconocer que El ha provisto a los pastores para su cuidado. Un pastor sin iglesia debera ministrar dondequiera que tuviese oportunidad. La primera responsabilidad de un pastor es la de tener cuidado de su pueblo y puedeministrar en otras congregaciones solamente en sus tiempos libres o en casos de necesidad especial.
Este texto tambin da por hecho que no habr ms personas en nuestra iglesia que las que podamos cuidar.Dios no nos pide que hagamos lo imposible. Dios no nos har responsables por aquellas personas que no tenemosposibilidad de conocer y cuidar personalmente. El cuidado de las almas requiere la autoridad para ejercer disciplina,de igual manera como la capacidad de ensear. En ocasiones, un pastor pudiera tener ms gente de la que fuera capazde cuidar, pero esto no es ni usual, ni deseable. En tal caso solamente podr hacer lo que est a su alcance, y esto seramenos de lo que normalmente pudiera hacer.
Ahora consideraremos lo que significa tener cuidado del rebao. Note que dice todo el rebao, es decir,cada miembro individual de nuestras congregaciones. Esto significa que debemos conocer a cada uno de ellos: sucarcter, sus intereses, sus debilidades, sus tentaciones principales, etc.. Entonces debemos cuidarlos, como Cristo elbuen pastor dej las noventa y nueve para buscar la oveja perdida; as nosotros debemos velar por cada uno de ellos.Hay muchos ejemplos en las escrituras de cmo los profetas y los apstoles fueron enviados a ministrar a individuos.
Usted pudiera decir que su congregacin es demasiado grande para hacer esto. Pero, Acaso no saba ustedesto antes de ser llamado a la iglesia? Si lo saba, entonces Porqu no se preocup de ello? Ha hecho un esfuerzohonesto para obtener un asistente? Est dispuesto a hacer algunos sacrificios para que la iglesia pueda sostener a unasistente para ayudarle? Seguramente esto sera mejor que descuidar la atencin del rebao. Usted podra decir que sufamilia no puede vivir con un sueldo menor, pero Acaso no hay muchas familias en su iglesia que viven con menos?En el pasado algunos estaban dispuestos a predicar el evangelio con muy poca remuneracin, y an hoy en damuchos estn dispuestos a predicar gratuitamente. No es mejor padecer escasez que poner en riesgo la salvacin delas almas?
Es cierto que solo podemos ser salvos por la gracia, y sin embargo, nadie ser salvo sin un conocimiento dela verdad. Es ms probable que la gente conozca la verdad si es instruida personalmente. Si usted tuviera un asistentesera ms fcil lograr esto, aunque para tener un asistente usted tuviera que vivir ms humildemente. No es cierto quetodo lo que tenemos le pertenece a Dios? No es cierto que un alma vale ms que todo el mundo? No es inhumanopermitir que las almas se pierdan tan solo porque nosotros queremos elevar nuestro nivel de vida? Si esperamos quenuestro rebao practique la autonegacin No deberamos practicarlo nosotros? No deberamos negarnos a nosotrosmismos ms que otros, puesto que nuestro sustento proviene de las ofrendas dedicadas a la obra de Cristo? Entonces,No deberamos usar nuestro dinero, hasta el punto que sea posible, para ese propsito?
Puesto que somos llamados a tener cuidado de todo el rebao, es importante sealar que algunos necesitannuestro cuidado especial.
1. Debemos tener la meta especial de lograr la conversin de los no creyentes. Este debera ser nuestro objetivoprincipal por el cual trabajemos con todas nuestras fuerzas. La condicin de los inconversos es tan grave que merecentoda nuestra simpata. Si los creyentes pecan sern perdonados y Dios no permitir que continen en pecado, sino quepor fin sern perfeccionados. No obstante, los incrdulos estn sin esperanza y sin Dios en el mundo (Ef.1:12).Seguramente, nos apresuraramos ms a socorrer a una persona moribunda, que a una persona que est herida leve-mente. Podemos permanecer indiferentes ante las necesidades de aquellos que estn yendo hacia el juicio y lacondenacin eterna? Casi puedo verlos entrando al infierno en este momento. Casi puedo escuchar sus gritos deses-perados por ayuda. Su condicin es particularmente trgica porque no tienen deseo alguno de pedir ayuda espiritual.Tenemos el mismo espritu de Cristo quien fue movido a llorar sobre los no arrepentidos? Si permanecemos ensilencio mientras que los pecadores van al infierno, esto indica que valoramos en muy poco sus almas. Acasopermitiramos que nuestro peor enemigo sufriera as, sin hacer el mnimo esfuerzo para ayudarle? De todas las cosasque pudiese descuidar, asegrese de no fallar en rogar, persuadir y urgir a los pecadores para que se vuelvan a Cristopara salvacin.
-
2. Siempre deberamos estar dispuestos a aconsejar a aquellos que buscan ayuda espiritual. Como pastores debera-mos ser capaces de tratar con la salud espiritual de la gente, tal como un mdico trata con la salud fsica de suspacientes. El pastor debe ser capaz de resolver las dudas y las dificultades de aquellos que vienen a l. Es una lstimaque muchos ministros guarden silencio sobre este aspecto de su trabajo. No solo deberamos decir que estamosdispuestos a ayudar, sino que deberamos animar a la gente a acudir a nosotros por ayuda espiritual. Por lo tanto,asegrese de estar bien preparado para dar un buen consejo en todos los asuntos espirituales, especialmente en aque-llos que tienen que ver con la salvacin. Una buena palabra de consejo puede ser de ms ayuda que muchos sermones.
3. Debemos tener la meta de edificar a los creyentes en su fe. Esto debera ser hecho de acuerdo con la distintacondicin de cada creyente.
a. Muchos han sido creyentes por largo tiempo, pero se han contentado con muy poco crecimiento espiritual.Son renuentes a hacer el esfuerzo necesario para servir al Seor y crecer en la gracia. Los creyentes dbiles tienenmuy poco discernimiento y fcilmente son desviados del camino. Les es difcil recibir beneficio del ministerio ydeleitarse en Dios y en sus caminos. Ellos no se dan cuenta de su propia inmadurez y fcilmente sucumben ante latentacin. Son de muy poca utilidad para Dios y para los dems creyentes. Su condicin es tan seria que deberamoshacer un esfuerzo especial para nutrir su fe y conducirles hacia la madurez. Los creyentes que son fuertes en la fe y elamor traen honra a Cristo. Los incrdulos son ms receptivos ante el evangelio, cuando pueden ver las vidas maravi-llosamente cambiadas por el. Por lo tanto, es muy importante fortalecer la fe de los creyentes dbiles y equiparlospara el servicio cristiano.
b. Algunos creyentes necesitan ayuda especial debido a algn pecado que est impidiendo su crecimiento enla gracia. Es nuestro deber ayudarles a vencer el pecado especfico que les estorba; sea el orgullo, la mundanalidad, laambicin, un temperamento fuerte, etc.. Deberamos mostrarles la naturaleza vil de su pecado y darles direccionesque les ayuden a tratar con el. No debemos consentir el pecado en los creyentes, ni en los incrdulos. Algunospudieran resentirse ante nuestra amonestacin. Sin embargo, si queremos ser fieles a Cristo, debemos tratar firme ycariosamente con aquellos que se han desviado.
c. Otro grupo que necesita nuestra atencin especial son aquellos que se han enfriado. Es trgico ver algunoscreyentes que van para atrs y que traen deshonra al nombre del Seor. Debemos trabajar diligentemente para tratar derestaurarlos. El retroceso espiritual es un proceso gradual que por fin terminar en la apostasa, a menos que el Seorlo detenga. Debemos restaurad al tal con espritu de mansedumbre (Glatas 6:1, RVA). Solo que debemos asegurarque su restauracin sea completa. Ellos deberan dar evidencia clara de que su arrepentimiento es genuino y deberanconfesar completamente su pecado. Se necesita mucha sabidura para tratar con estos casos.
d. Finalmente, tambin debemos cuidar a todos aquellos que son fuertes en la fe. Ellos necesitan nuestraayuda para mantener su vitalidad espiritual. Tambin necesitan nuestra ayuda para hacer ms progreso y ser equipa-dos para un mayor servicio al Seor.
4. Debemos tener un especial cuidado por las familias. La paz y la prosperidad de nuestras iglesias depende grande-mente de unas buenas relaciones familiares. La influencia de padres piadosos puede ayudar grandemente en el minis-terio. Por otra parte, los padres mundanos y descuidados tendrn una influencia negativa sobre el inters espiritual desus hijos. Por lo tanto, si usted quiere que la obra del evangelio florezca, le recomiendo que haga todo lo que puedapara promover la piedad en el hogar. Esto puede ser realizado de varias formas:
a. Trate de conocer personalmente a cada familia, porque esto le ayudar a conocer cmo poder ayudarles.b. Visite peridicamente a cada familia en su casa. Pregunte a los padres si oran y leen la Biblia con sus hijos.
Trate de convencerlos de que el descuido de esta responsabilidad es un pecado. Si tiene la oportunidad, enselescmo hacerlo. Puede ser til que los padres se comprometan a ser ms cuidadosos y responsables en el futuro.
c. Las dificultades en la oracin generalmente son causadas por el descuido. Debemos explicarles la pecami-nosidad de este descuido. An los mendigos saben como pedir ayuda. Pudieran comenzar usando algunas oracionesbblicas que les sirvan como modelo. Pero esto sera solamente temporal, porque la verdadera oracin proviene delcorazn y variar mucho de acuerdo con las necesidades y circunstancias.
d. Asegrese que cada familia tenga algunos buenos libros cristianos, adems de la Biblia. Anmeles a leerlosen su tiempo libre y especialmente los domingos.
-
e. Anmeles a apartar los domingos como das especiales, evitando los intereses y los placeres mundanos.Anime a los padres a platicar con sus hijos sobre las enseanzas bblicas. A menos que la religin familiar seapromovida, es improbable que el evangelio florezca en su comunidad ahora y en el futuro.
5. Debemos ser diligentes en visitar a los enfermos. A lo largo de nuestras vidas debemos crecer en la piedad yprepararnos para la eternidad. Sin embargo, esta necesidad es entendida ms claramente en tiempos de enfermedad.Quin puede ser indiferente ante las necesidades de alguien que est llegando al final de su vida? Cuando pensamosque pronto sus almas estarn en el cielo o en el infierno, esto debera despertar en nosotros una profunda compasin.Generalmente, an los pecadores ms obstinados estarn ms dispuestos a escucharnos en su lecho de muerte. Anlos incrdulos ms endurecidos estarn dispuestos a cambiar, cuando ven que la muerte se acerca. Yo entiendo que enmuchos casos esto no resulta en un arrepentimiento verdadero. Aunque pocos son salvos en su lecho de muerte, noobstante, deberamos hacer todo lo que podamos para que acudan a Cristo. Aunque este libro no pretende ser unmanual para la obra pastoral, voy a sugerir algunas maneras en que podemos ayudar a aquellos que se acercan a lamuerte.
a. No debemos esperar hasta que ellos se hayan deteriorado tanto, hasta el punto que ya no puedan recibirningn beneficio de nuestro ministerio. Vistelos tan pronto como sepa de su enfermedad, sin importar que no lehayan invitado.
b. Puesto que el tiempo pudiera ser corto, es importante concentrarse en las verdades ms importantes quepudieran traerles paz con Dios. Hbleles acerca de los goces celestiales, acerca de Aquel quien muri para llevarnosal cielo, acerca de su necedad en haber descuidado por tanto tiempo su alma. Recurdeles que todava pueden recibirel don de la vida eterna, si se arrepienten de sus pecados y confan solamente en Cristo.
c. Si se recuperan de su enfermedad, recurdeles de las promesas que hicieron cuando estaban enfermos. Estaha sido una de las maneras para traer a muchos hacia Cristo. Entonces, es importante recordarles continuamente de sunecesidad de ser reconciliados con Dios.
6. La parte final de nuestro trabajo es considerar la disciplina de la iglesia.a. Debemos confrontar a todos aquellos que profesan ser creyentes pero que viven de una manera inconsis-
tente con su profesin de fe. Debemos tratar con ellos en privado primeramente, antes de traerles ante la autoridad dela iglesia. La manera como tratemos con ellos debe ser apropiada para cada caso individual. No obstante, debemoshablarles clara y firmemente para despertarles y sacarles de su apata. Debemos ayudarles para que vean cunto daoestn haciendo sus pecados a ellos mismos y a la causa del evangelio.
b. Si ellos permanecen en una actitud de rebelda, debemos traerles delante de la iglesia y llamarles nueva-mente al arrepentimiento. Esto es en obediencia al mandamiento de Cristo (Vea Mat.18:17). Esta fue siempre laprctica de la iglesia primitiva hasta que la corrupcin y el formalismo le invadieron. Muchos ministros se avergon-zaran si descuidaran la oracin o la predicacin, pero piensan muy poco acerca del descuido de la disciplina en laiglesia. Algunos dicen que la disciplina pblica no es de provecho, pero yo respondo:
1. Qu derecho tenemos para cuestionar los deberes que Dios nos ha impuesto claramente?2. La disciplina de la iglesia es esencial para sacar a la luz el pecado y mantener la pureza de la iglesia.3. La disciplina de la iglesia brinda al pecador una oportunidad final de restauracin.4. La disciplina advierte y desalienta a otros en relacin con el pecado.c. El ofensor no solo debera ser regaado, sino tambin animado a arrepentirse y confesar su culpa ante la
iglesia. Si ellos piensan que su pecado es insignificante, entonces debemos usar la Escritura para mostrarles su grave-dad. El ofensor no puede ser restaurado al compaerismo, a menos que la iglesia est convencida de que su arrepen-timiento es genuino. Esto debera ser evidente de un cambio en su actitud y en su comportamiento.
d. Necesitamos una buena medida de sabidura divina para que no hagamos ms dao que beneficio. Tam-bin necesitamos mucha humildad, an cuando sea necesario actuar en forma severa. Debemos evitar dar la impre-sin de que estamos siendo motivados por el egosmo, el orgullo o la envidia. Debemos dejar claro ante todos queestamos actuando en obediencia a Dios.
e. La iglesia debe orar por el ofensor. Esto es especialmente importante si el ofensor rehusa asistir a lasreuniones de la iglesia, o si no muestra evidencia de remordimiento. En tal caso, deberamos animar a los miembrosa orar fervientemente por al restauracin del ofensor.
-
f. Aquellos que se arrepienten verdaderamente deben ser restaurados completamente a la membresa. Nodebemos tratar a la ligera ni consentir su pecado y tampoco desanimarlos siendo demasiado severos. Ellos debenconfesar su culpa y comprometerse a evitar tales pecados en el futuro. Deberan aprender a evitar la tentacin y a nodepender de s mismos, sino de la gracia de Dios. Entonces, debemos asegurarles de su perdn y aceptacin delantede Dios, a travs de la sangre de Cristo. La iglesia tambin debera perdonarles y no estarles echando en cara sus faltaspasadas. Finalmente, debemos agradecer a Dios por su restauracin y orar para que El les guarde en el camino de lasantidad.
g. Aquellos que permanecen como no arrepentidos deben ser expulsados de la membresa de la iglesia. Elpropsito de esto es excluir al ofensor de los privilegios de la iglesia, hasta que se arrepienta. Los miembros deben seradvertidos para que no tengan ningn compaerismo con ellos. Sin embargo, todos deberan persistir en la oracinpor su arrepentimiento y restauracin.
Si los pastores fueran ms consistentes y diligentes en ejercer la disciplina en la iglesia, esto traera muchosbeneficios. Aquellos pastores que tienen miedo de ofender o de enfrentarse con dificultades, no pueden esperarmuchas bendiciones.
Seccin 2 : La manera de llevar a cabo este cuidado.
1. Nuestro propsito principal debe ser la gloria de Dios y la salvacin de las almas. Los motivos egostas corrompe-rn nuestra obra, an cuando nuestros hechos pudieran ser buenos en s mismos. Si nuestros motivos no son correctos,entonces, an nuestro mejor sermn no es ms que un pecado glorioso.
2. La obra del ministerio es tan importante que debemos dedicarle toda nuestra energa y diligencia. Por lo tanto,estudie duro porque la tarea es grande y nuestras mentes son dbiles. Nuestra meta no es menos que vencer el mal yestablecer el reino de Cristo. Se puede lograr esto con una actitud indiferente o descuidada? Si usted es negligente lasalmas pueden perderse, pero usted ser responsable.
3. La obra debe ser realizada en una manera ordenada y sabia. Nuestra enseanza debera ser adaptada a las necesida-des y las capacidades de nuestros oyentes. Debemos comenzar enseando detalladamente los fundamentos del arre-pentimiento y la fe en Cristo. Los recin convertidos necesitan la leche de la palabra, mientras que los creyentesmaduros necesitan el alimento slido.
4. Nuestro ministerio debe estar centrado en las grandes enseanzas de la Escritura. Esto es lo que la gente necesita paralimentar sus almas, para mortificar sus pecados y calentar sus corazones. Si solo predicamos a Cristo, estaremospredicando todo. Esta es la mejor forma para no perder el tiempo. Muchas otras cosas pudieran ser deseables, pero eltiempo es corto y las almas son preciosas. Si los oyentes fallan en comprender las verdades esenciales del evangelio,entonces sern perdidos para siempre. Esto no agradar a aquellos que siempre quieren escuchar algo nuevo y emo-cionante. Frecuentemente tendremos que repetir las mismas cosas, porque las verdades esenciales son relativamentepocas. Sin embargo, debemos tratar de usar mucha variedad en su presentacin. Tenga cuidado de no imitar aaquellos que tratan de compensar su falta de espiritualidad, convirtiendo su predicacin en un show para divertir alos oyentes.
5. Nuestra enseanza debera ser lo ms clara y sencilla posible. La gente no puede beneficiarse de nuestro ministerioa menos que lo puedan entender. Si obscurecemos la verdad, entonces somos enemigos de ella. Si no podemosensear sencillamente un tema, entonces, esto significa normalmente, que no lo hemos entendido claramente. Algu-nos ministros guardan silencio acerca de ciertas doctrinas, debido a que piensan que el pueblo tiene prejuicios que lesimpiden aceptarlas. Pero, seguramente la mejor manera para vencer los prejuicios es explicando los hechos y hacien-do los temas lo ms claro posible. Algunas doctrinas son difciles de comprender y debemos considerar las limitacio-nes de nuestros oyentes. Sin embargo, es nuestro deber esforzarnos para hacer que todas nuestras enseanzas sean tanclaras y sencillas que an los ms ignorantes puedan entenderlas.
6. Debemos cumplir nuestros deberes con gran humildad. Recuerde que la palabra ministro significa uno que sirve.El orgullo est fuera de lugar en uno que est buscando ayudar a otros en el camino de la salvacin. Si Dios expuls
-
a un ngel orgulloso del cielo, entonces Acaso dar la bienvenida a un predicador orgulloso y soberbio? El orgullogenera la envidia y los pleitos, y obstaculiza grandemente la obra del evangelio. Algunos pastores se han vueltoincompetentes porque son demasiado soberbios para aprender. No debemos rechazar con arrogancia a aquellos queno estn de acuerdo con nosotros. Siempre debemos estar dispuestos a aprender de otros.
7. Nuestro ministerio debera mantener un equilibrio cuidadoso de autoridad y ternura. El balance exacto dependerdel tipo de personas y las situaciones que tenemos que tratar. Sin autoridad la gente no nos har caso, pero unaautoridad excesiva les volver en nuestra contra.
8. Debemos ser serios, responsables y fervientes en toda nuestra obra. Nuestra tarea demanda ms habilidad y celo delo que nos es posible dar. No es un asunto de poca importancia pararse frente a la congregacin y entregar un mensajedel Dios vivo. La seriedad de nuestro llamamiento condena la frialdad y la tibieza. Si queremos despertar a otros,nosotros deberamos estar completamente despiertos. Si nuestras palabras no son agudas, no traspasarn a los cora-zones de piedra.
9. Nuestro servicio entero debera ser motivado por un amor sincero hacia nuestro pueblo. Ellos deben estar conven-cidos de que nos preocupamos por sus intereses espirituales y eternos en todo lo que hacemos. Deberamos amarlosms tiernamente de lo que una madre ama a sus hijos. Debemos imitar a Cristo, el Buen Pastor, quien puso su vida porsus ovejas. Si nuestro pueblo est convencido de que les amamos, entonces sern ms receptivos a nuestra enseanza.Por lo tanto, debemos mostrar nuestro amor en una forma prctica. Pero, hay que tener cuidado de que nuestro amorno sea egosta. Ellos deben seguir a Cristo y no a nosotros. No pase por alto sus pecados. La reprensin no esinconsistente con el amor. Dios mismo disciplina a aquellos que ama. Si usted quiere ser su mejor amigo, aydelesa pelear en contra de sus peores enemigos.
10. Debemos tener mucha paciencia en nuestra obra. Debemos estar preparados para enfrentarnos con muchas desilu-siones. Algunos de aquellos por quienes usted ha orado fervientemente, a quienes ha predicado y a quienes ha ayuda-do en forma prctica, tal vez le critiquen y le falten al respeto. Deberamos tratar pacientemente con su ingratitud yperseverar en nuestros intentos de ayudarles. No debemos reaccionar con orgullo o con enojo. Muchos ministrosfallan en este aspecto.11. Debemos tener reverencia en toda nuestra obra . La reverencia proviene del conocimiento de Dios. Por lo tanto, lairreverencia en las cosas santas es un signo de hipocresa. Alguien que predica como si estuviera viendo el rostro deDios, tendr un efecto ms profundo que un hombre irreverente, aunque stos prediquen ms ferviente y elocuentemente.Yo detesto la predicacin que busca ser entretenida y alegre. No fuimos enviados para entretener, sino para impresio-nar a los pecadores con la majestad de nuestro Dios santo. Entre ms se manifieste la presencia de Dios en nuestroministerio, ms profundamente ser nuestra influencia sobre la gente.
12. Debemos hacer todas las cosas espiritualmente, como hombres que estamos bajo la autoridad del Espritu Santo.Hay una nota espiritual en algunos hombres que predican, la cual sus oyentes espirituales detectan y disfrutan. Cuan-do esta nota es perdida, an las verdades espirituales parecen ordinarias. Las pruebas e ilustraciones que usemosdeberan ser espirituales, esto es lo bblico. El conocimiento y la enseanza siempre deben someterse a la Escritura. Elpredicador ms dotado no debe gloriarse en nada excepto en la cruz de Cristo. Es un signo seguro de decadenciaespiritual cuando perdemos nuestro gusto por la Palabra de Dios.
13. Usted debera desear y esperar fervientemente ver resultados en su obra, si es que quiere tener xito en ella. Amenos que usted anhele que las personas sean convertidas y crezcan espiritualmente, es muy improbable que ustedvea algo de esto. Usted debera estudiar, orar y predicar con esta esperanza en su mente. Raramente Dios bendice laobra de alguien cuyo corazn no est puesto en tener xito. Acaso podemos estar contentos con el mero hecho derecibir halagos y un buen sueldo? Hay tiempos de sequa en el ministerio, pero Dios nos dar la gracia para perseverar.No obstante, esta gracia es dada solo a los siervos fieles y a aquellos que anhelan tener xito. Si yo no veo conversio-nes despus de muchos aos, entonces pensara que esto significa que Dios quiere que trabaje en otra parte.
-
14. Debemos estar profundamente conscientes de nuestra insuficiencia y de nuestra completa dependencia de Cristo.Debemos rogar continuamente a Dios por la gracia y la fuerza necesarias para cumplir nuestra gran tarea. No pode-mos predicar fervientemente a nuestro pueblo a menos que oremos fervientemente por ellos. Solo Dios les puede darel arrepentimiento y la fe para vida eterna.
15. Debemos hacer todo lo que podamos para promover el amor y la unidad entre los pastores fieles y sus iglesias.Debemos entender cuan esencial es esto para la causa del evangelio y el bien de todos los creyentes. Debemosaprovechar cada oportunidad para promover la unidad espiritual. Detestamos la arrogancia de aquellos predicadoresque denuncian a otros para ganar una reputacin de ser muy ortodoxos. La unidad debera basarse solo en las Escri-turas, ms que en los credos y confesiones de fe. Es importante evitar pleitos acerca de palabras y realmente tratarde entender el punto de vista de otros, antes de condenarles como herejes. Si estamos de acuerdo en cuanto a lasgrandes verdades fundamentales de la Escritura, entonces podemos unirnos en compaerismo. Podemos organizarconferencias para tratar con los malos entendimientos, y promover el compaerismo y el evangelio. Si todo el tiempoy la energa perdidos en pleitos hubieran sido dedicados a fortalecer a otros en la fe, entonces hubiera sido hechomucho bien.
Seccin 3: Motivos para el cuidado del rebao.
1. El primer motivo proviene de nuestra relacin con el rebao como pastores.a. El nfasis bblico est centrado en la obra ms bien que en el honor relacionado con el oficio (1Tim.3:1;
Ti.1:7). Parece que muchos ministros tienen bastante tiempo para el relajamiento y los pasatiempos. Habrn enten-dido cun exigente es esta obra? Somos llamados, bajo Cristo, a guiar a nuestro pueblo en el combate espiritual. Serasuficiente trabajo si tuviramos a una sola persona dispuesta a ser enseada. pero la realidad es que tenemos a muchosque estn indispuestos. Tenemos que razonar con muchos que tienen muy poca capacidad de razonamiento. Compa-rado con el tiempo que estn en el mundo, ellos dedican muy poco tiempo con nosotros. Sus preocupaciones, queha-ceres y placeres pueden fcilmente apagar la palabra que usted ha predicado. Sus corazones incrdulos pueden extin-guir pronto la luz de la verdad. Algunos que parecen ser convertidos pueden volverse atrs a los caminos impos opueden sucumbir ante el orgullo o el error. Si nosotros somos negligentes, an los creyentes verdaderos declinarn engracia. No deberamos ser desanimados por estas dificultades, sino permanecer siempre fieles y diligentes.
b. Recuerde que usted acept voluntariamente este trabajo. Por lo tanto, an la tica comn exige que ustedsea fiel.
c. Piense, cunto honor significa ser un embajador de Cristo y llamar a los pecadores a reconciliarse con El.Cun indigno es para los ministros pelear por las posiciones de honor. Ellos tienen una gran ambicin por losprivilegios, pero muy poco deseo por la obra! Si fueran a dedicar sus esfuerzos a la predicacin del evangelio,entonces tendran honor y gloria eternas. Si ellos aprendieran a servir a Cristo con fidelidad, humildad y autonegacin,entonces haran bien.
d. Recuerde que juntamente con los privilegios, hay grandes responsabilidades. Recuerde que usted recibeun sueldo de tiempo completo para que pueda entregarse por completo a la obra. Mientras que otros estn empleadosen su trabajo ordinario, usted tiene el privilegio de estudiar la Palabra de Dios. Su mayor gozo y privilegios consistende estudiar acerca de Cristo y proclamarlo a otros. Este feliz privilegio debera impulsarnos a hacer nuestro trabajo detodo nuestro corazn.
e. Su trabajo le une a Cristo y tambin a su pueblo. Cristo siempre cuida bien a sus siervos fieles. Frecuente-mente les ha rescatado de la persecucin y los conflictos. Se ha preguntado porqu el Seor le preserva tan maravi-llosamente? Es para que usted pueda cumplir con la tarea que El le ha dado.
2. Nuestro segundo motivo es que el Espritu Santo nos ha puesto como obispos (es decir sobrevedores o supervisoresen la obra). El nos ha capacitado y ha guiado al pueblo de Dios a apartarnos para este ministerio. Los discpulosdejaron todo cuando Cristo les llam. Nuestro llamamiento no es tan directo ni extraordinario, y no obstante, es elmismo Espritu. Si Dios nos ha llamado, entonces, Cun grande es la obligacin que tenemos de obedecer!
3. El tercer motivo proviene de la grandeza de nuestra comisin. La iglesia es el cuerpo de Cristo, y el enfoque
-
principal del plan divino para el universo. Podemos ser negligentes en cuidar a los hijos de Dios quienes son loscoherederos de Cristo? Estar a la puerta de la casa de Dios (Sal.84:10) debe ser un gran honor, Cunto ms el serlderes del pueblo de Dios! Seguramente, este es el llamamiento ms glorioso de todos, y es digno de nuestrosmayores esfuerzos.
4. El motivo final proviene del precio que fue pagado: la iglesia del Seor, la cual gan por su sangre (Hechos20:28). Acaso despreciaremos la sangre de Cristo pensando que su pueblo no es digno del cuidado ms diligente?Descuidaremos a las almas que fueron compradas con un precio tan grande? Si Cristo vino de la gloria para buscar-las, No ir tambin a buscarlas? Si el sufri tanto para salvarlas, No puede usted negarse a s mismo para ayudarlas?Mientras que miramos al pueblo de Dios congregado, debemos recordar que han sido comprados por la sangre deCristo. Escuche la voz de la sangre (Heb.12:24) rogndole para que sea fiel en toda su obra.
En otros pasajes el apstol Pablo da muchos otros motivos para estimularnos en nuestra obra. Sin embargo,estos son suficientes si el Espritu Santo los aplica a nuestras conciencias.
-
3. APLICACION PRACTICAParte 1
Seccin 1: La necesidad de humillarnos.
No podemos buscar las bendiciones de Dios a menos que nos humillemos a nosotros mismos ante El, a causade nuestras fallas pasadas. No seremos motivados a cambiar a menos que seamos pobres en espritu. Si nosotros nosomos humillados Cmo podemos esperar que nuestro pueblo lo sea? Podemos ablandar sus corazones mientraslos nuestros permanecen endurecidos? Algunos piensan que su nico deber es predicar, mientras que el deber de supueblo es el de arrepentirse. Pero en las Escrituras, lderes como Daniel y Esdras confesaron con tristeza sus propiopecados de igual manera como los del pueblo. Podemos leer el mensaje del apstol Pablo a los efesios sin sentirnosprofundamente humillados? Estoy seguro de que todos ustedes creen que la tristeza por el pecado y la confesin sonnecesarias para mantener la comunin con Dios. Sin embargo, saber esto no es suficiente. Nuestras afectos y volun-tades tambin deben desempear su parte. Debemos confesar nuestros pecados ante Dios quien es fiel y justo paraperdonarnos y limpiarnos. Yo me incluyo a m mismo en esto, puesto que estoy consciente de tantos pecados, que nopuedo pretender ser inocente delante de Dios.
El espacio solo nos permite mencionar los peores pecados de los ministros. A pesar de nuestras fallas, haymuchos pastores fieles y dotados en este pas por los cuales estoy agradecido a Dios. (El autor se refiere a Inglaterraen el siglo XVII). Pido al Seor que siga llamando hombres para la obra del ministerio. Este es el mejor camino parapromover la obra del evangelio y para disipar el error y la confusin que prevalecen en la iglesia hoy en da.
1. Uno de nuestros peores pecados es el orgullo. El orgullo aflige an a los mejores de nosotros. Afecta nuestra manerade hablar, nuestras compaas y an nuestra apariencia (la manera como nos vestimos). El orgullo llena la mente conambicin y resentimientos hacia cualquiera que nos estorbe. El orgullo siempre est insinundose a todos nuestrospensamientos y deseos. Nos persigue an en nuestros estudios. Dios quiere que nuestros mensajes sean claros ysencillos para que todos los puedan entender, pero el orgullo nos motiva a ser astutos y divertidos. El orgullo quita elfilo de nuestros sermones, porque excluye cualquier cosa que parece sencilla o poco sofisticada. El orgullo nos hacetratar de impresionar a la gente en lugar de edificarla. Dios quiere que prediquemos fervientemente, rogando a lospecadores para que se arrepientan; pero el orgullo nos dice que no debemos ser tan fervientes, para que la gente novaya a pensar que estamos locos. En esta manera el orgullo gana el control sobre nuestro ministerio. La verdad puedeser predicada pero en una forma que sirve a los intereses de Satans ms que a los de Dios.
Despus de que el orgullo ha influido en nuestra preparacin, entonces nos perseguir hasta el plpito. Elorgullo afecta nuestra manera de predicar e impide que digamos cosas ofensivas, an y cuando sean necesarias. Elorgullo nos hace agradar a nuestra audiencia, buscando nuestra propia gloria en lugar de la gloria de Dios. El orgullotiene la meta de impresionar a la gente con nuestra elocuencia, nuestro conocimiento, sentido del humor, piedad, etc..Despus del sermn el orgullo nos persigue cuando salimos del plpito, para saber lo que los oyentes piensan de lapredicacin. Si les agrad, entonces nos regocijamos, pero si no les impresion, entonces nos desanimamos. Casi nonos preocupamos si tuvo un efecto salvador en algunos oyentes o no.
Algunos ministros estn tan ansiosos por ser populares que envidian a sus hermanos ms famosos. Parecenpensar que los dones que Dios les ha dado son para atraer la admiracin de la gente. Si otros tienen mayores dones queellos, entonces dicen que se les est sobrestimando. Acaso nos hemos olvidado que Cristo nos da dones parabeneficiar a toda la iglesia? Si los dones de nuestros hermanos glorifican a Dios y benefician a su pueblo, Nodeberamos dar las gracias a Dios?
No obstante, cun frecuentemente encontramos a los ministros manchando secretamente la reputacin de loshermanos ms dotados. Cuando no pueden encontrar muchos motivos para criticarlos, entonces se rebajan al nivel delevantar malas sospechas, rumores maliciosos e insinuaciones. Otros, quienes temen perder su popularidad, no permi-ten que los mejores predicadores ocupen sus plpitos. Esta actitud es tan comn que es raro encontrar a dos predica-dores igualmente dotados, trabajando en armona en la misma iglesia. Su amistad es frecuentemente enfriada por laenvidia y la rivalidad. Algunos ministros son tan celosos para mantener su posicin que tratan de hacer todo ellosmismos, en lugar de ocupar a un asistente. Esto resulta en que el ministerio sea desacreditado y en el descuido pastoraldel pueblo de Dios.
-
Algunos ministros piensan que siempre tienen la razn, an en los detalles ms pequeos, y critican a cual-quiera que se atreve a estar en desacuerdo con ellos. Ellos rechazan la doctrina de la infalibilidad papal, pero parececomo si ellos aspirasen a ser pequeos papas. Esperan que todos estn de acuerdo con ellos como si fueran infalibles.Ellos ponen como pretexto, que es su celo por la verdad. Pero, si esto es as, entonces Porqu se enojan tanto cuandose demuestra que estn equivocados en algo, y lo toman como si fuera un insulto personal? Algunos errores se apegantanto a algunos predicadores famosos, que parece imposible refutar el error sin que lo tomen como algo personal.Parece que ellos piensan que si alguien demuestra que estn equivocados en un punto, entonces perdern toda sureputacin. Por lo tanto, ellos defienden tenazmente todo lo que hayan dicho.
Tenemos la tendencia de amar a aquellos que son de nuestra opinin y que ayudan a nuestra causa. Debera-mos evitar la critica innecesaria y el lastimar la reputacin de otros, hasta el punto en que sea posible. Sin embargo,todos nosotros guardamos resentimientos contra aquellos que ponen de manifiesto nuestras fallas y especialmente silo hacen pblicamente. El orgullo nos hace pensar que todos aquellos que no estn de acuerdo con nosotros, estnprejuiciados y son buscapleitos. Algunos son tan pomposos que solamente son capaces de escuchar halagos y cumpli-dos.
Estoy horrorizado de que muchos de estos pecados sean trivializados de tal modo que la gente no los veacomo malos, cuando los ven aparecer en aquellos que supuestamente son piadosos (es decir en los ministros). Cuan-do regaamos a los incrdulos por sus pecados de la carne, esperamos que sean agradecidos. Pero si ponemos demanifiesto los pecados de los ministros, ellos reaccionan como si hubieran sido escandalosamente insultados. Estoyavergonzado de admitir que el orgullo ha llegado a ser tan obvio en nuestros sermones y escritos que todo el mundolo puede ver. Nos hemos deshonrado a nosotros mismos, haciendo de nuestro honor un dolo. La piedad verdadera nopuede existir, a menos que aborrezcamos nuestro orgullo, lo lamentemos y peleemos contra el. Sin embargo, si lossntomas del orgullo son una evidencia segura de la impiedad, entonces, los pastores piadosos han de ser muy escasos.Por la gracia de Dios, hay algunos pastores que son mansos y humildes y son ejemplos para el resto de los ministros.Ellos son gratos a Dios y a todos, an a los inconversos. Ojal que todos furamos como ellos!
Ojal que Dios nos enseara cun malvado es el orgullo, para que estuviramos verdaderamente arrepenti-dos y deseosos de cambiar. El orgullo es la caracterstica principal de Satans. Aquellos que ms se le oponen,deberan parecrcele menos. En un creyente la humildad no es una opcin sino una cualidad esencial de la naturalezanueva. Un creyente orgulloso es una contradiccin de trminos. Cristo nos ensea a ser humildes y mansos. Cuandole vemos lavando los pies de sus discpulos No deberamos sentirnos avergonzados de nuestro orgullo? Seremosdemasiado orgullosos para asociarnos con la gente pobre y necesitada, siendo ellos quienes ms nos necesitan? Qucosa tenemos para sentirnos orgullosos? Nuestros cuerpos? Ellos pronto se pudrirn en el sepulcro. Estamos orgu-llosos de nuestra humildad? Esto sera absurdo. Estamos orgullosos de nuestro conocimiento? Entre ms que cono-cemos, ms deberamos reconocer cun ignorantes somos. Si es nuestro trabajo ensear la humildad a otros Acasono deberamos tambin practicarla? La gente se da cuenta cuando los ministros son ambiciosos y aman tener lapreeminencia y la autoridad sobre otros. En las discusiones, los ministros ambiciosos no quieren escuchar a otros,sino solo quieren imponer su voluntad. Las personas arrogantes son los primeros en notar el orgullo en otros y losltimos en ver el orgullo en s mismos.
Seamos honestos con nosotros mismos. Realmente podremos encomendar la humildad a otros, si nosotrostenemos muy poco de ella? Acaso podremos condenar el orgullo mientras que nosotros lo solapamos? Decimos a losladrones y los adlteros que no pueden ser salvos a menos que se arrepientan de sus pecados, pero Acaso podremosser salvos nosotros si no somos humildes en sentido espiritual? De hecho, el orgullo es peor que robar o adulterar.Podemos dar la apariencia de ser santos y de predicar fielmente, pero pudiramos estar tan perdidos como aquelloscuyos pecados sean ms obvios. La santidad significa vivir para Dios y el pecado significa vivir para s mismo. Nadievive menos para Dios y ms para s mismo, salvo un hombre orgulloso. Usted pudiera ser un gran predicador, peropudiera estar predicando para alimentar su propio ego ms que para glorificar a Dios. Recuerde las muchas formas enque somos tentados a ser orgullosos en nuestro ministerio. El mero hecho de tener una reputacin para la piedad, noes un sustituto para la piedad verdadera. Cun maravilloso es cuando mucha gente acude a escucharnos, se aferran anuestras palabras y se convierten en nuestros seguidores. Cun deleitoso es disfrutar la popularidad y la fama de serun gran predicador. Pero entonces, la tentacin de pensar de nosotros mismos como un gran lder de la iglesia sevuelve casi irresistible.
-
Por lo tanto, tenga cuidado de s mismo y en todos sus estudios, no se olvide de estudiar la humildad. Yoconfieso mi propia necesidad de velar continuamente. Recuerde Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humil-des. Casi todo el mundo prefiere a una persona humilde en lugar de una persona soberbia. Este es el porqu loshombres orgullosos pretenden frecuentemente ser humildes. Debemos tener mucho cuidado con el orgullo, porqueningn otro pecado est tan arraigado en nuestra naturaleza y es tan difcil de vencer.
2. Otra gran falla es que no damos a la obra del Seor toda la energa y la devocin que se merece. Doy gracias a Diospor los pastores celosos, pero tristemente son muy raros. Ahora dar algunos ejemplos para demostrar porqu necesi-tamos confesar este pecado:
a. Porque somos negligentes en nuestros estudios. Pocos se toman el tiempo para estar lo suficientementeinformados para la obra del ministerio. Algunos piensan que el estudio es una tarea fastidiosa. Deberamos estar msansiosos por la verdad, especialmente acerca de Dios y su Palabra. Conociendo nuestra ignorancia y la grandeza denuestras responsabilidades, esto debera impulsarnos a buscar ms conocimientos. Nuestro trabajo exige que estemosbien informados respecto a muchos asuntos. Estudiar para preparar sermones no es suficiente. Debemos estudiar, nosimplemente para juntar informacin, sino tambin debemos estudiar cmo predicar en una forma que llegue a loscorazones y despierte las conciencias. Si vamos a razonar eficazmente no debemos depender de las ideas espont-neas. Debemos estar bien preparados de antemano. Los hombres no llegan a ser sabios sin un estudio riguroso y laexperiencia.
b. Si estuviramos dedicados verdaderamente a nuestra obra, le dedicaramos ms esfuerzo y entusiasmo.Muy pocos predican acerca del cielo o el infierno como si ellos realmente creyesen en su existencia. Frecuentementelos sermones son tan ordinarios y aburridos que los pecadores no los toman en cuenta. Algunos predican con granvehemencia, pero a menudo lo que ellos dicen es irrelevante. La gente lo desecha como pura palabrera. Por otra parte,es una tragedia cuando la buena enseanza es desperdiciada por la falta de aplicacin prctica o de una persuasinferviente.
Recuerde, que la gente estar para toda la eternidad en un estado de felicidad o miseria. Esto le ayudar ahablarles con seriedad y compasin. Nunca hable con ligereza acerca del cielo o del infierno. Usted nunca traer a lospecadores al arrepentimiento bromeando o contando historias. Ninguna de estas cosas es apta para ser tratada enforma frvola o aburrida. Cmo puede usted hablar de Dios y de su gran salvacin en una forma fra e inanimada?Recuerde que los no creyentes deben ser despertados o condenados, y es improbable que un predicador medio dormi-ln sea el medio para despertarlos. No estoy sugiriendo que usted predique constantemente a todo volumen, perousted siempre debera hablar con seriedad. Cuando el tema lo amerite, predique con toda la pasin e intensidad de queusted sea capaz. Es el Espritu Santo quien trae los pecadores a Cristo. No obstante, El generalmente usa medios yestos medios incluyen no solo lo que decimos, sino tambin cmo lo decimos. Para muchos, an nuestra pronuncia-cin y el tono de nuestra voz son importantes. Tristemente, la predicacin ferviente, poderosa y convincente, es algomuy raro.
Debemos evitar el teatro, la actuacin y el fingimiento en la predicacin. Deberamos hablar como si nosestuviramos dirigiendo directamente a cada persona individual. Tristemente la mayora de los sermones carecen deeste elemento personal. La predicacin implica un contacto directo entre nuestras almas. Nuestras mentes, emocionesy voluntades deberan estar involucradas en la predicacin de la verdad y el amor de Cristo. Hable como si las vidasde sus oyentes dependieran de lo que usted dice. Satans no se someter fcilmente. Tenemos que sitiar sus fortalezasy romper cada barrera levantada contra el evangelio. Debemos razonar tan claramente de las Escrituras, que lospecadores tendrn que aceptar la verdad o rechazarla deliberadamente. Las verdades ms grandes no afectarn a lagente, a menos que sean entregadas conmovedoramente. Un sermn bien compuesto, pero carente de luz y vitalidad,es como un cadver bien vestido.
c. Si estuviramos realmente dedicados al evangelio, nos preocuparamos ms por las iglesias sin pastor.Porqu no les ayudamos a encontrar a algn pastor adecuado? Mientras tanto, No podramos darnos un tiempo parapredicar en sus iglesias? Los sermones evangelsticos en tales lugares podran hacer mucho bien.
3. Otra evidencia de nuestra falta de compromiso con Cristo, es la mundanalidad entre nosotros. Dar solamente tresejemplos de esto:
-
a. La facilidad con que muchos ministros cambian para conformarse a sus intereses mundanos. Por ejemplo,entre los reinados de Eduardo VI, Mara y Elizabeth I en Inglaterra (1547-1603), miles de ministros cambiaban sudenominacin de protestante a catlico, y despus otra vez a protestante (cambiaban su religin con cada cambio degobierno, tal como en la actualidad muchos cambian de partido poltico segn la conveniencia). Muy pocos estabanpreparados para huir del pas o sufrir el martirio para defender la verdad. Puesto que los pastores varan mucho en supersonalidad, preparacin, inteligencia, etc., tambin esperaramos que tuvieran ciertas diferencias en sus creencias.Pero, en la poca de estos tres gobernantes de Inglaterra, muchos pastores simplemente siguieron a la multitud.Tristemente tenemos que admitir que esta misma mentalidad predomina hoy en da, y muchos de nuestros crticos nosacusan de ser dirigidos por intereses mundanos, en lugar de principios bblicos.
b. Nuestro excesivo involucramiento en los asuntos de esta vida. Algunos parecen tener muy poco deseo deser librados de sus quehaceres mundanos, con el fin de tener ms tiempo para la obra del ministerio. Parece que sonrenuentes a cumplir con los deberes que resultaran en prdidas econmicas. Por ejemplo, algunos no estn dispuestosa ejercer la disciplina en la iglesia, porque pudiera resultar en una disminucin de las ofrendas. Entonces Cmopudieran advertir a otros acerca del peligro de la codicia? Simn el mago pec al ofrecer dinero por el don de Dios.Cunto ms pecaminoso ha de ser traicionar nuestro ministerio a causa del dinero!
c. Nuestra falta de generosidad y nuestra falla en usar todo lo que tenemos para Cristo. Si los ministrosfueran menos egostas, podran hacer mucho ms en la causa de Dios. Proveer para las necesidades materiales de lospobres, es una manera eficaz para ganar la confianza del pueblo y es una manera de hacerles ms inclinados aescucharnos. Si usted no es egosta, la gente tendr menos sospecha acerca de sus motivos, y estar ms inclinada acreer que usted realmente se preocupa por ellos. Sera un error muy serio subestimar el bien que esto podra hacer.Esta es una de las mejores formas para vencer los prejuicios que impiden a las personas a buscar a Cristo. Usted nopuede dar lo que no tiene, pero todo lo que tenemos debera ser dedicado a Cristo. El pretexto comn es que debemoscuidar a nuestras familias, pero a esto respondo:
1. Que frecuentemente esto es un pretexto para la avaricia y los intereses egostas.2. Debemos hacer lo mejor que podamos para nuestros hijos, pero, no es necesario dejarles una gran heren-
cia. Debemos encontrar el equilibrio entre sostener a nuestras familias y apoyar a la iglesia. Aquellos que estntotalmente comprometidos con Cristo y que tienen un espritu amoroso de autonegacin, son los ms calificados parasaber cmo usar correctamente sus recursos.
3. Muchos son fcilmente engaados pensando que los lujos y la comodidad son necesidades. Aqu noestoy animando a nadie a tomar votos de pobreza, sino simplemente sealo que nuestras naturalezas pecaminosas nosinclinan a ser muy indulgentes con nosotros mismos y con nuestras familias.
Si viviramos una vida ms sencilla, podramos dedicar ms a la obra de Seor. Hay una gran abundancia deoportunidades para servir a Cristo en este mundo. No podemos agradar a todos, pero deberamos esforzarnos paramantener una conciencia limpia delante de Dios y de los hombres. Entre ms que ganemos, ms deberamos apoyarla obra del Seor. Algunos ministros bien pagados con una familia numerosa, piensan que todo lo que tienen quehacer es predicar. Si ellos dieran una parte de su sueldo para sostener a un ayudante, entonces la congregacinrecibira mayor beneficio. Los hombres pueden considerarnos como predicadores excelentes, pero tengamos cuidadode que Cristo no nos considere infieles. Muchos tienen una reputacin como muy espirituales y sin embargo, suscorazones estn ocupados demasiado con los afanes de este mundo.
4. Somos culpables de menospreciar la paz y la unidad de la iglesia. Muchos cristianos dicen comprender la necesidadde amor y armona entre los creyentes, pero hacen muy poco para promoverla. Muchos promueven su propio grupoo denominacin, como si solo ste importara. El trmino catlico es mal usado por la iglesia de Roma, pero esta noes razn para descuidar la gran verdad de la unidad de todos los creyentes. Algunos grupos son demasiado corruptosy sera muy difcil tener un compaerismo cercano con ellos. No obstante, es nuestro deber hacer todo lo que poda-mos para ayudar y promover la unidad, cuando esto sea posible. (Nota del traductor: La unidad falsa que es promovida por elmovimiento ecumnico hoy en da, es una unidad que no est basada en la verdad. No es posible tener unidad espiritual, sin concordar en laverdad doctrinal y espiritual. El autor de este libro vivi en una poca cuando la mayora de grupos, independientes, bautistas y presbiterianos,no estaban en desacuerdo en cuanto a las doctrinas de la gracia y el camino de salvacin. Sin embargo, algunos de ellos perseguan a los otrospor no estar de acuerdo en sus conceptos acerca de la naturaleza de la iglesia. Para que el lector se d una idea de la influencia de estedesacuerdo, hemos de decir que en la poca puritana se escribieron ms de 30,000 libros, folletos y tratados acerca de la naturaleza de laiglesia, sus ordenanzas, su relacin con el Estado, etc..)
-
Muy pocos toman a pecho los sufrimientos de los dems cristianos. Cun raro es encontrar a alguien que sepreocupe realmente por las tristes divisiones entre las iglesias. Algunos hasta parecen agradarse cuando ven quealguna iglesia rival tiene problemas. Parece que ellos piensan que la prosperidad del cristianismo depende exclusi-vamente de su grupo particular o secta. Parece que pocos realmente entienden las diferencias doctrinales entre loscristianos. Y aquellos que entienden, tratan de usar su conocimiento para justificar su posicin. Si alguien est ansiosopor promover la verdadera unidad cristiana, es visto con sospecha. Esto es debido a que muchos, quienes niegan lasdoctrinas esenciales de la fe, siempre estn tratando de promover la tolerancia y la libertad. (Nota del traductor: Hoy en dalos grupos arminianos, liberales y ecumnicos, acusan a los que no piensan como ellos de ser intolerantes, cerrados, sectarios y cismticos.Pero, la verdad es que si no fuera por el sufrimiento de muchos de los que son acusados en la actualidad por ellos, no existira la libertadreligiosa que disfrutamos hoy en da. Nuestra libertad religiosa es debida en parte, a muchos grupos que fueron perseguidos por el Estado ypor las iglesias estatales en la historia.)
Tenemos tantas divisiones entre los creyentes en este pas, mucho ms de lo que cualquier otro pas hayatenido. La mayora de estas diferencias no estn centradas en las grandes doctrinas bsicas de la fe, sino ms bien, enlas formas de gobierno de la iglesia. (Nota del traductor: El autor habla de la situacin que exista en el siglo XVII y los conflictosprevalecientes entre los Puritanos y los Anglicanos acerca del sistema episcopal de gobierno y los intentos de mantener una iglesia estatal.Esta situacin pona en peligro la libertad de todos, debido a los intentos por parte de la monarqua y algunos obispos anglicanos corruptos, detratar de imponer nuevamente la religin catlica en Inglaterra).
Si Todos tuvieran ms amor fraternal y se dieran cuenta de la urgente necesidad de la unidad, nuestrasdiferencias podran ser superadas. Quizs no podramos estar de acuerdo en todo, pero por lo menos podramos teneruna comunin espiritual basada en las grandes doctrinas fundamentales del evangelio. Hablamos y predicamos mu-cho acerca de la unidad, pero para nuestra vergenza, hacemos muy poco para promoverla.
Hay algunos que critican los intentos de promover la unidad basada en el evangelio, porque parecen pensarque la paz de la iglesia es una amenaza para preservar su pureza. Sin embargo, la experiencia nos ensea que la unidadpromueve la piedad y la piedad promueve la unidad. Por otra parte, el error engendra los pleitos y los pleitos engen-dran y aumentan el error. (Nota del traductor: El lector no debe pasar desapercibida, la urgente necesidad que exista en aquel tiempo depresentar un frente unido, ante todos los intentos de establecer nuevamente el catolicismo en Gran Bretaa. Era evidente que la tctica delenemigo era la de dividir a todos los grupos que sostenan los elementos bsicos del evangelio, para distraerlos, vencerlos y lograr su propsitode imponer nuevamente la religin catlica).
Es trgico ver como aquellos que deberan ayudarse mutuamente en la causa de la fe, son contenciosos ydivisivos. El amor fraternal es una caracterstica de la fe verdadera. El amor que est limitado a nuestro propio grupo,no es el amor cristiano. Los oponentes frecuentemente reciben ms envidia y amargura que amor fraternal. Loscreyentes verdaderos no pueden ser dominados por esta actitud, pero esto es tan comn que nos hace cuestionar lasinceridad de algunos. Pueden existir algunos alborotadores, pero su influencia contaminar a muchos, y esto perju-dicar las relaciones entre los creyentes. Tambin esto resulta en que la verdadera religin sea descreditada ante losojos de muchos no creyentes y as ellos continen en su supersticin e incredulidad. Algunos ministros contenciososson hombres piadosos y dotados. Ellos no tienen la intencin de endurecer a los pecadores en su incredulidad, peropor ser contenciosos, esto es lo que en realidad terminan haciendo. No es poco comn encontrar a las buenas intencio-nes acompaadas por malas acciones. No me gusta decir estas cosas, preferira no correr el riesgo de ofender amuchos a quienes respeto en otros aspectos. Pero es a Cristo a quien debo agradar, y la amistad de los hombres nopuede compensar por la prdida de las almas. Dios es mi Seor, su Palabra es mi regla, su obra es mi llamamiento yla salvacin de las almas es mi meta. Nunca lograremos la unidad hasta que regresemos al amor y la fe de la iglesiaprimitiva. Por lo tanto, ruego a mis hermanos a que estn unidos en base a las doctrinas fundamentales de la Escritura,y que sean tolerantes los unos para con los otros en los asuntos secundarios. Para este propsito recomiendo:
a. No sobre-enfaticemos los asuntos secundarios, en los cuales hombres sabios y piadosos no estn de acuer-do.
b. No sobre-enfatizar los asuntos controversiales que sean esencialmente especulaciones.c. Evitar las controversias debidas al mal entendimiento del uso de las palabras.d. No sobre-enfatizar doctrinas obscuras que fueron desconocidas por las generaciones pasadas de creyentes.e. Evitar adoptar creencias que no fueron sostenidas o que fueron opuestas por los hombres piadosos, sabios
y por las confesiones histricas de fe.Estoy consciente de que algunos que dicen creer las Escrituras promueven el socinianismo y otras herejas.
Pero, estas personas pueden tratar de pasar por alto cualquier otra prueba de fe u ortodoxia que pudiramos usar.Aquellos grupos que quieren proponer nuevos credos o nuevas doctrinas, solo terminarn creando ms
-
divisiones, a menos que se apeguen fielmente a las Escrituras. Ser un da feliz cuando los lderes de las iglesias seantan celosos para sanar las divisiones como lo son para crearlas. Yo creo que la moderacin que estoy promoviendoser entonces apreciada por todos.
5. Finalmente, creo que descuidamos demasiado los deberes esenciales, especialmente la disciplina de la iglesia.Cuando los deberes exigen esfuerzo y autonegacin somos muy aptos para anteponer excusas. En muchas iglesias ladisciplina es mnima. La disciplina de la iglesia es muy discutida, pero poco practicada. Muchos ministros apenasconocen a los miembros de su iglesia; nunca amonestan a los desobedientes y tampoco expulsan a los obstinados.Ellos piensan que es suficiente excluirles de la cena del Seor. Ellos nunca llaman a los rebeldes a arrepentirse y aconfesar abiertamente sus pecados. Hermanos, dejemos de anteponer pretextos. Quiere que su pueblo se d cuentadel valor y el propsito de la disciplina eclesistica? Entonces, demustrelo practicndola. Si fallamos en la disciplinade los ofensores, entonces estamos permitiendo que los impos gobiernen a la iglesia. Esto nos conducir a un conflic-to con Dios mismo. Muchas iglesias son tan desordenadas que no es sorprendente que los miembros piadosos secambien a una iglesia con disciplina.
Cada creyente cree que el bautismo y la cena del Seor son esenciales, pero Acaso no lo es tambin ladisciplina? Acaso estara satisfecha la iglesia, si usted les dejara ver el pan y el vino, pero no les dejara participar delos smbolos de su redencin? Acaso estarn satisfechos con escuchar acerca del gobierno de la iglesia, pero nuncaverlo en la prctica? La falta de prctica disminuir la credibilidad de su posicin ante la iglesia. Si usted no practicala disciplina de la iglesia, es como si declarara que no cree en ella. No quiero que se apresure imprudentemente coneste deber, pero simplemente le pregunto Cundo piensa comenzar? Acaso esperar por una oportunidad conve-niente para comenzar a predicar o administrar la cena del Seor? Yo s que algunos enfrentan ms dificultades queotros, pero que esto nunca sea una excusa para descuidar nuestro deber. Considere seriamente lo siguiente:
a. Qu pobre ejemplo damos a nuestra iglesia si fallamos en cumplir con nuestro deber.b. Demostramos nuestra flojera y quizs nuestra infidelidad, si descuidamos la disciplina de la iglesia. Hablo
por experiencia propia. Fue por ociosidad que no abord este asunto por largo tiempo. La disciplina es difcil, deman-dante y enfurece a los impos. Pero, Acaso es ms importante una vida tranquila y la amistad de los inconversos, quela aprobacin de Cristo?
c. Si fallamos en amonestar a los impos, ellos pensarn que estamos solapando su pecado.d. Si fallamos en mantener la pureza y la separacin de la iglesia, entonces la gente pensar que no existe
diferencia alguna entre la iglesia y el mundo.e. Si fallamos en practicar la disciplina, estaremos promoviendo las divisiones. Si toleramos el pecado, los
creyentes escrupulosos pensarn que es su deber separarse de nosotros.f. Si fallamos en practicar la disciplina, volveremos a Dios en nuestra contra. Cristo advirti a la iglesia en
Prgamo, porque toleraban las herejas y la inmoralidad. Si nosotros tambin toleramos el pecado, podemos esperarla misma advertencia.
Qu es lo que nos impide ejercer la disciplina bblica en la iglesia? Es la dificultad de la obra o la oposicina que pudiramos enfrentarnos? Tiene usted miedo de que su obra sea debilitada y su posicin se viera amenazada?Piensa usted que es imposible amonestar a cada uno de los ofensores? Yo respondo que:
1. Estos argumentos pudieran ser levantados en contra de la prctica de cada deber cristiano. Cristo nosadvirti que si ramos fieles a El, el mundo nos aborrecera. Si usted no est preparado para sufrir por Cristo, enton-ces, Porqu se atrevi a entrar a su servicio desde el principio? Usted solamente puede evitar la persecucin siendoinfiel a Cristo.
2. Usted tendr que enfrentar la hostilidad en donde quiera que usted se oponga al pecado. Pero, ustedsiempre puede confiar en que Dios bendecir los medios que El ha diseado para el bienestar de su iglesia. Si ustedamonesta a los pecadores y expulsa a los impenitentes, usted estar ayudando a otros a ser ms cuidadosos. Estotambin puede ayudar a los impenitentes a volver en s. Sobre todo, Dios es honrado cuando su pueblo se distingue delmundo y cuando el pecado no es tolerado entre ellos.
3. Las dificultades son menos de lo que nos imaginamos y los beneficios son ms grandes que las dificulta-des. Creo que los ministros que descuidan la disciplina deberan ser despedidos de sus iglesias.
Por el momento, esto es todo lo que quiero decir acerca de estos pecados. Todo lo que tenemos que hacerahora, es confesar nuestra culpa y humillarnos ante el Seor. Podemos decir honestamente que hemos servido al
-
Seor en la manera que El lo espera de nosotros? Acaso nos atreveremos a endurecer nuestros corazones y a ocultarnuestras fallas? Todas las crticas dirigidas hacia nosotros pudieran ser evidencias del enojo divino. Los juicios divi-nos contra nuestra nacin, pudieran ser en parte nuestra culpa. Si el juicio comienza por la casa de Dios, entonces,seguramente que el arrepentimiento tiene que comenzar all tambin.
Acaso podemos excusar nuestros pecados y al mismo tiempo llamar a otros a la confesin y al arrepenti-miento? No es mejor glorificar a Dios humillndonos, que tratar de ocultar nuestras culpas y proteger nuestra ima-gen? No incrementara esto nuestra culpa trayendo ms juicio sobre nosotros? Seguramente es el pecado lo que esvergonzoso y no la confesin de el. La confesin es la nica forma para recuperarse. Estoy seguro de que cadaverdadero siervo de Cristo responder ahora, admitiendo sus pecados ante su pueblo y comprometindose a cambiar.
Seccin 2: Ahora que hemos admitido nuestra culpa, est claro lo que tenemos que hacer. Por lo tanto, le ruegoa que comience a ensear sistemticamente (catequizar) a cada persona que tenga la disposicin para serenseada.
Algunas razones para motivarle en este ministerio:
Artculo 1
Los beneficios de la enseanza sistemtica (de catequizar): [Nota: El verbo catequizar viene del griego katecheo que significa: Ensear en forma oral, informar e instruir. Este mtodo de enseanza(a travs de preguntas y respuestas) fue usado por los judos (vea Hech.18:25 y Rom.2:18). La iglesia primitiva adopt este mtodo parensear a los recin convertidos en las verdades bsicas del cristianismo, como preparacin para su bautismo. Varios catecismos fueronpreparados en la poca de la Reforma, incluyendo los de Lutero y Calvino. El muy conocido Catecismo Menor de Westminster fue producidoun poco antes de que Baxter escribiera su libro del Pastor Reformado.
Vale la pena tomar en cuenta el comentario hecho por J.I. Packer en la introduccin a este libro: Sin lugar a dudas, la forma msprctica para lograr esto hoy en da es diferente de la forma en que Baxter lo hizo; puesto que ya no existe el sistema parroquial de catequizara todas las personas en un poblado. Las circunstancias actuales son distintas de las que prevalecan en el siglo XVII. Sin embargo, lanecesidad de evangelizar y de ensear sistemticamente a las personas que acuden a nuestras iglesias todava existe. La pregunta que Baxterplantea para nosotros es: Si estamos tratando continuamente de cumplir nuestra responsabilidad frente a esta necesidad? Si Baxter nosconvence de nuestra responsabilidad, entonces no nos ser difcil encontrar un mtodo adecuado a nuestras circunsta