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Hi

Una ventana abierta al mundo

%1 1 íü%Agosto-septiembre 1972 (año XXV) - España: 52 pesetas - México: 9 pesos

EL ORIGEN

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TESOROS

DEL ARTE

MUNDIAL

© FRANCIA

7-rnm

Foto © Musée des Antiquités Nationales, Saint-Germain-en-Laye

La Dama de BrassempouyEsta cabeza de mujer tallada en marfil es una de las más antiguas representaciones escultóricasde un rostro. Conocida como «La dama de Brassempouy» (por el sitio en que fue descubierta, enuna cueva del sudoeste de Francia), esta magnífica muestra de la cultura del Perigord data de20.000 a 25.000 años antes de nuestra era. El ser humano aparece rara vez en el arte del Paleolíticoe incluso en las pinturas rupestres se lo representa, por lo general, con trazos rectos (véase lacontraportada) o cubierto con pieles de animales. «La dama de Brassempouy» se conserva en elMuseo de Antigüedades Nacionales de Saint-Germain-en-Laye, cerca de París. (Véanse tambiénlas fotografías de la página 33.)

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El CorreoAGOSTO-SEPTIEMBRE 1972

AÑO XXV

PUBLICADO EN 12 IDIOMAS

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JaponésItaliano

Hindi

Tamul

Hebreo

Persa

Publicación mensual de la UNESCO

(Organización de las Naciones Unidas parala Educación, la Ciencia y la Cultura).

Venta y distribuciónUnesco, Place de Fontenoy, Par(s-7e.

Tarifa de suscripción anual : 17 francos.Bienal : 30 francos.

Número suelto : 1,70 francos; España :26 pesetas.

Los artículos y fotograflas de este número que llevan elsigno © (copyright) no pueden ser reproducidos. Todoslos demás textos e Ilustraciones pueden reproducirse, siempreque se mencione su origen de la siguiente manera : "DeEL CORREO DE LA UNESCO", y se agregue su fechade publicación. Al reproducirse los artículos y las fotos deberáhacerse constar el nombre del autor. Por lo que respecta a lasfotografías reproducibles, serán facilitadas por la Redacciónsiempre que el director de otra publicación las solicitepor escrito. Una vez utilizados estos materiales, deberán

enviarse a la Redacción tres ejemplares del periódico o revistaque los publique. Los artículos firmados expresan la opiniónde sus autores y no representan forzosamente el punto devista de la Unesco o de la Redacción de la revista.

Redacción y AdministraciónUnesco, Place de Fontenoy, Parls-7"

Director y Jefe de RedacciónSandy Koffler

Subjefe de RedacciónRené Caloz

Asistente del Jefe de Redacción

Olga Rodel

Redactores PrincipalesEspañol : Francisco Fernández-SantosFrancés : Jane Albert Hesse

Inglés : Ronald FentonRuso : Georgi StetsenkoAlemán : Hans Rieben (Berna)Arabe : Abdel Moneim El Sawi (El Cairo)Japonés : Kazuo Akao (Tokio)Italiano : Maria Remiddi (Roma)Hindi : Kartar Singh Duggal (Delhi)Tamul : N.D. Sundaravadivelu (Madras)Hebreo : Alexander Pelb^Jerusalén)Persa : Fereydun Ardalan (Teherán)Redactores

Español : Jorge Enrique AdoumInglés : Howard BrabynFrancés : Philippe Ouannès

Ilustración : Anne-Marie Maillard

Documentación : Zoé Allix

Composición gráficaRobert Jacquemin

La correspondencia debe dirigirse al Director de la revista.

Página

1972

Año

Internacional

del Libro

14

18

22

24

26

30

40

46

50

53

NACIMIENTO DEL HOMBRE: 20 MILLONESDE AÑOS DE EVOLUCIÓN

por William W. Howe/ls

LA VIDA COTIDIANA EN LA EDAD DE PIEDRA

por François Bordes

UNA ANTIGUA Y REFINADA ARTESANÍA

UN PROFESOR DE BURDEOS TALLAUTENSILIOS PALEOLÍTICOS

NUESTROS ANTEPASADOS AFRICANOS

por Louis S. B. Leakey

LA GARGANTA DE OLDUVAI:

UNA VENTANA ABIERTA A LA PREHISTORIA

DE COMO EL ARTE ILUMINO LA CAVERNA

por André Leroi-Gourhan

CUANDO EL HOMBRE SE SEPARO

DE LOS DEMÁS PRIMATES

por John fí. Napier

LOS PRIMEROS « CONQUISTADORES » DE AMERICA

por Juan Comas

EL HOMBRE PRIMITIVO

Y LA APARICIÓN DE LAS RAZAS

por Vsevolod P. lakimov

EL MISTERIO DEL HOMBRE DE PEKÍN

por Pierre Leroy

57 DEL GRITO A LA PALABRA

por Victor Bunak

59

64

66

70

LOS DIFÍCILES COMIENZOS DE LA PALEONTOLOGÍA

por Louis S. B. Leakey y Vanne Morris Goodall

EL HOMBRE DE PILTDOWN

O COMO SE FALSIFICA UN FOSIL

GALERÍA DE ANTEPASADOS

por Mi/ail Guerasimov

DIEZ CONCLUSIONES

SOBRE EL ORIGEN DEL HOMBRE ACTUAL

71 UNOS CUANTOS LIBROS SOBRE PREHISTORIA

TESOROS DEL ARTE MUNDIAL

La Dama de Brassempouy (Francia)

EL ORIGEN DEL HOMBRE

En su larga progresión hacia el Homosapiens los antepasados del hombreaprendieron a fabricar utensilios y aservirse de ellos. Millones de útiles yarmas atestiguan la habilidad y pericia delhombre primitivo, que supo combinar lafunción y la forma en objetos de granbelleza. En nuestra portada se reproducentres ejemplos correspondientes alPaleolítico y al Neolítico: un hacha, unapunta de lanza en forma de hoja de laurely un instrumento cortante de borde dentado.

Foto © IBM, París

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ara el presentenúmero de El Correo de la

Unesco, cuyo tema es el ori¬gen del hombre, hemos soli¬citado su colaboración a va¬

rios especialistas que figuranentre las máximas autorida¬

des en la esfera de la paleon¬tología. En 1969, la Unesco yla Unión Internacional parael Estudio del Cuaternario

organizaron en París un co¬loquio internacional sobre elHomo sapiens, que presidióel profesor Jean Piveteau;las actas de la reunión, desti¬nadas a los especialistas enla materia, acaban de apa¬recer en edición bilingüe in¬glesa y francesa publicadapor la Unesco, bajo el títulode The Origin of Homo Sa¬piens Origine de l'hommemoderne. Este número doble

de El Correo presenta al pú¬blico en general, y en parti¬cular a los jóvenes, ef estadoactual de nuestros conoci¬

mientos sobre la prehistoriade la humanidad.

4

Dibujo de Rudy Zallinger © 1965 Time Inc.Reproducido de -Early Man- con la autorización de Time-Life Books

El Ramapithecus, al que numerosos especialistas consideran como elprimer primate de aspecto humano, es decir, como el origen de la filo¬génesis del hombre. Este antiquísimo primate, cuya primera identifi¬cación se efectuó a partir de una mandíbula descubierta en la India en1 934, parece que se separó de la línea de los monos antropomorfos hacemás de 14 millones de años.

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Nacimiento del hombre :

20 millones de años

Cl© ©VOIHClOn por William W. Howe/Is

HlOY podemos ya decir concasi entera certeza que conocemos

al primer verdadero «antepasado»del hombre. Al hablar de antepasadome refiero a uno de los primates quehace 20 millones de años, o incluso

antes, acababan de separarse del gru¬po de nuestros parientes más cerca¬nos, los monos antropomorfos. Se tra¬taba de un ser muy parecido al antro-poide, pero cuyos descendientes si¬guieron evolucionando constantementeen otra .dirección a partir de entonces.

Estamos seguros de haber encontradolas mandíbulas fósiles de ese ser, al

que se ha llamado Ramapithecus, enrecuerdo de Rama, dios de la mitolo¬

gía hindú, y que vivió hace unos14 millones de años.

Sabíamos ya desde hacía tiempoque el hombre hizo su aparición enla tierra de ese modo, a partir deunos animales que llevan hasta losmonos antropomorfos, por un lado, yhasta los seres humanos, por otro.Tras la gran obra de Darwin El origende las especies, resultaba ya inevi¬table aceptar la evolución (y másconcretamente la evolución del hom¬

bre): Thomas Huxley demostró casiinmediatamente nuestro gran parecido,

en todos los aspectos, con los gran¬des antropoides, afirmando que éstosestán más cerca de nosotros que delos demás monos.

Todo esto suscitó muchas bromas

en público y desconcierto en privado;numerosas personas, tanto científicoscomo legos, se opusieron a esa tesisde muy diversos modos. Pero ahora,cien años más tarde, todo el estudio

de la anatomía y últimamente de cues¬tiones tales como la estructura mole¬

cular de las proteínas ha puesto cadavez más claramente de manifiesto

WILLIAM W. HOWELLS, antropólogo norte¬americano, es una autoridad Internacional-mente reconocida en lo relativo al hombre

prehistórico. Profesor de antropología de laUniversidad de Harvard, ha escrito numero¬

sos libros sobre los orígenes del hombre,entre los gue destacan Mankind In theMaking (Nueva York, 1959), Man In the Be¬ginning (Londres, 1956) y Back of History,the Story of our Origins (Nueva York, 1963).

que Huxley tenía razón. En realidad,podemos ir más lejos que Huxley yafirmar que los antropoides de Africa(gorilas y chimpancés) y los hombresestán más directamente relacionados

unos con otros que cualquiera deellos con los orangutanes de Indonesia.

Con posterioridad a Huxley, ciertosanatomistas han destacado el hecho

de que el cuerpo de los antropoidesestá adaptado para las actividadesbraquiales, o sea, para suspenderse ogirar el cuerpo moviendo los brazos,lo cual constituye un método muyseguro y eficaz para que un grananimal pueda moverse entre los árbo¬les. Aludiendo asimismo a nuestro

pecho y anchas espaldas, así comoa ciertos detalles de las articulaciones

de los codos y de las muñecas y anuestro sistema muscular, han afir¬

mado que nuestros antepasados esta¬ban también adaptados en gran me¬dida a la vida arbórea y a la realiza¬ción de actividades braquiales.

Hubo anatomistas que rechazaronesa idea, arguyendo que la seme¬janza no es significativa y que setrata quizás de una evolución paralelaa la de los antropoides. Según elloshubo una rama de antepasadosnuestros que se separaron hacemucho tiempo de los antropoides eIncluso de los demás monos. (Parece

haber existido siempre una repugnan¬cia subconsciente a toda asociación

del hombre con los chimpancés porparte de quienes no consideran queesos animales tienen en realidad un

cerebro muy grande y que son muyinteligentes).

Para defender su posición adujerondiversos argumentos: nosotros nosmantenemos en posición erecta; nues¬

tros pies se diferencian de los pies delos antropoides; nuestras mandíbulasson también distintas, sobre todo

habida cuenta de los colmillos, que

son- pequeños y no prominentes como

los de esos monos. ¿Es posible queesos dientes más grandes hayan evo¬lucionado de un modo regresivo hastaconvertirse en otros más pequeños?

¿Es posible que el pie con forma de

mano de los antropoides se hayatransformado en un pie humano?

Estas objeciones no resultan tancontundentes como parecía antes. Enla evolución animal son muy corrien¬tes esas modificaciones: hay dientesque menguan o desaparecen y miem¬bros que cambian de un modo radical.Además, no debemos imaginar anuestro antepasado común como sifuera un chimpancé o un gorila, por¬que también esos animales han evo¬lucionado. Según han ¡do progresandolos estudios y acumulándose datos ymás datos, la inmensa mayoría de losantropólogos se han convencido deque nuestros antepasados vivían dehecho en los árboles como los antro¬

poides africanos, aunque en realidadéstos pisan más el suelo del bosqueque las ramas de los árboles.

Más tarde todavía, las mandíbulas

fósiles del antropoide ancestral Dryo-pithecus pusieron de relieve la gran se¬mejanza entre nuestros molares y losde los antropoides. Aunque el primerejemplar fue encontrado en Franciaen 1856, tan sólo durante los primerosaños de nuestro siglo empezaron adescubrirse en gran número fragmen¬tos de ese tipo en yacimientos fósilesdel Mioceno y del Plioceno, con unmargen de unos 20 a. unos 8 millonesde años de antigüedad. Se han encon¬trado fósiles en otras partes deEuropa y de la India, más reciente¬mente en el este de Africa, la Georgiasoviética y China.

Con todo ello, la trama de datos

fehacientes empezó a demostrar cadavez más claramente nuestra conexión

con los antropoides. Resultaba evi¬dente que el Dryopithecus era el ante¬pasado de los monos superiores ysus restos están tan diseminados que

difícilmente podemos esperar que apa¬rezca en el futuro otro grupo distintodel que seamos descendientes.

Otro importante antropoide fósil, elOreopithecus de Italia y de Africa _

oriental, que vivió en la misma época, Jlfue descubierto hace unos años.

Ahora bien, aunque la forma de sucuerpo es bastante parecida a la del

SIGUE A LA VUELTA

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TERCIARIO

MIOCENO

EL LARGO CAMINO HASTA EL "HOMO SAPIENS"

Los dibujos de Rudy Zallinger que aquí damos muestran cómo se representaun artista de hoy las etapas esenciales de la evolución de los primates y delhombre. Reproducimos los dibujos con la amable autorización de la sociedadTime-Life Books, de Nueva York, editora del libro Early Man. de Clark Ho¬well, del que los tomamos. Las fechas correspondientes a esas etapas se indicanen la parte superior. La progresión no es estrictamente cronológica ya que enalgunos casos una etapa comienza antes de que haya terminado la precedente.Aunque los monos inferiores y los antropoides son cuadrúpedos, aparecen aquíen posición erecta para que el lector pueda compararlos.

PLIOPITHECUS

Uno de los primeros monosantropomorfos. Se parecía algíbón actual, si bien sus bra¬zos no eran tan desproporcio¬nadamente largos. Hoy se letiene por un antecesor delgibón. Sus primeros restosfósiles fueron descubiertos

en 1834.

PROCONSUL

En un principio se le consi¬deró como antepasado direc¬to del hombre. Hoy se leclasifica como antropoidemuy primitivo, antecesor del

chimpancé y, quizá, del gorila.Con los numerosos fragmen¬tos encontrados en Africa

oriental han podido reconsti¬tuirse esqueletos casi enteros.

DRYOPITHECUS

El primero de los grandesantropoides fósiles descubier¬tos. Sus restos han aparecidoen toda Europa, en el nortede la India y en China. Laedad de los fósiles hallados

oscila entre 20 y 8 millonesde años. Se piensa que elhombre surgió de la linea delDryopithecus».

OREOPITHECUS

Contemporáneo del «Dryopi-thecus». Se calcula que me¬dia 1,2 metros de alto y quepesaba 40 kilos. El estudio desus restos, descubiertos en

Italia y en Africa, llevó a losespecialistas a preguntarse sino se trataba de un antepa¬sado directo del hombre, perohoy se lo sonsidera más bienuna bifurcación de la linea de

los monos superiores.

NACIMIENTO DEL HOMBRE (cont.)

6

chimpancé, con una adaptaciónsimilar a la vida arbórea, sus dientes

son muy distintos de los de este mono

y de los nuestros, lo que liga aúnmás estrechamente nuestro linaje alde los antropoides de Africa.

El hombre surgió del Dryopithecus,y el hecho es que nuestro antepasadoel Ramapithecus fue descubierto pre¬cisamente entre fósiles de Dryopithe¬cus. En 1934 G.E. Lewis, de la Univer¬sidad de Yale, describió la primeramandíbula superior, que había sidoencontrada en los montes Slwalik de

la India. Lewis destacó su singularparecido con la del hombre, ya que elfragmento mostraba una cara pequeña,un arco dental redondeado, unos

molares cortos y unos dientes ante¬riores aparentemente pequeños a juz¬gar por sus alvéolos.

Lewis pensó que el Ramapithecuspodía ser uno de nuestros antepasa¬dos. Pero la opinión de los medioscientíficos estaba en contra del

Ramapithecus y despachó su casoconsiderándolo meramente como una

especie más de Dryopithecus.

Sin embargo, unos 30 años mástarde L.S.B. Leakey encontró en FortTeman (Kenia) un fósil muy similarque pudo fechar en unos 14 millones

de años de antigüedad. Al mismotiempo Elwyn Simons, de la Univer¬sidad de Yale, volvió a examinar el

problema del Ramapithecus; le impre¬sionó lo que había indicado Lewis yencontró los mismos rasgos en elejemplar de Leakey. Simons empezó aexaminar viejas colecciones en di¬

versos puntos desde los Estrados Uni¬

dos de América hasta la India, y

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CUATERNARIO.

PLEISTOCENO

Dibujos de Rudy Zallmger © 1965 Time Inc.

RAMAPITHECUS

Numerosos especialistasactuales consideran al «Ra¬

mapithecus- como el másantiguo de los antepasadosdel hombre en linea directa,

es decir, como el primerhomínido. Probablemente se¬

guía viviendo en los árbolesy se parecia más a los antro¬poides que al hombre. Se leconoce sólo por varios frag¬mentos de mandíbula y algu¬nos dientes.

A. AFRICANUS

Este tipo primitivo de «Austra¬lopithecus», al que puede cla¬sificarse con certeza como el

primer homínido, era bipedo,caminaba en posición erecta

y podia correr en terrenollano y abierto. Esta mutacióndecisiva respecto de la formaanterior de vida arbórea ylocomoción con los brazos (ala manera de los antropoides)sobrevino hace más de cinco

millones de años.

A. ROBUSTUS

I «Australopithecus robus-tus», más alto y corpulentoque el anterior, poseia mandí¬bulas poderosas y fuertesmolares. Los dientes delante¬

ros eran pequeños y decarácter totalmente hominoi-

de. Aunque se manteniaerecto y tenía rasgos homí¬nidos, representa una ramaextinguida en la evolución delhombre.

AUSTRALOPITHECUS

AVANZADO

Poseía un cerebro mayor quesus predecedores y era per¬fectamente bipedo. Contem¬poráneo del «A. robustus».Se han encontrado en Africa

oriental útiles sumamente pri¬mitivos asociados a ambos

tipos de «Australopithecus»,pero no se sabe a cienciacierta cuál de los dos los

fabricó.

reconoció otros fragmentos de man¬díbula que habían sido dados de ladoo mal designados y que él identificócomo fósiles de Ramapithecus.

Todos ellos tenían características

comunes con el ejemplar original. Alreunirías quedó eliminada en parte laconfusión anterior y pudieron adver¬tirse ligeras diferencias entre el Rama¬pithecus y los muchos ejemplares deDryopithecus. Esos ejemplares eranla mejor prueba de que hubo algocasi al principio de la separaciónentre los antepasados de los monos

antropomorfos (cuyo nombre exactoes el de póngidos) y los animalespertenecientes a la vertiente humanadel mismo grupo (los llamados homí¬nidos).

¿Por qué se produjo esa división?La evolución tiene sus razones si¬

gue unas líneas de adaptación via¬ble pero es tan poco lo que sabemosacerca del Ramapithecus, al no dispo¬ner sino de dientes y mandíbulas, quenos es imposible advertir esa «razón».No podemos contentarnos con decir

que el ser humano es mejor o más

viable, porque esto no quiere decirnada, y el Ramapithecus se parecíaciertamente más al antropoide que alhombre. Al igual que ciertos chimpan¬cés, parece haber vivido en bosquesabiertos y es probable que tampocoél utilizara los árboles.

Sin embargo, a juicio de los profe¬sores Simons y Keith Jolly su régimenalimenticio empezó a diferenciarse delde los chimpancés (que comen mu¬chas frutas silvestres) al recurrir aalimentos toscos pero nutritivos talescomo nueces, semillas y raíces. La

SIGUE A LA VUELTA

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hace un millón de años hace 250.000 años

HOMO ERECTUS O

PITECÁNTROPO

Suele considerársele como el

primer representante de nuestrogénero humano, aunque hoysabemos que ciertos australopi-tecos anteriores poseían nume¬rosos rasgos semejantes y quetambién labraban utensilios. Co¬

nocía el uso del fuego y fabricóla primer hacha de mano (culturaabbevillense). El primer «Homoerectus» encontrado (en 1891)fue el famoso hombre de Java.

¿ LOS PRIMEROSHOMO SAPIENS ?

Tres hombres fósiles de Europa(los de Swanscombe, Steinheimy Montmaurin) son probablemen¬te los primeros representantesde la especie humana actual.Eran mucho más complejos queel «Homo erectus». Sus útiles

presentan una forma uniformey finamente elaborada (culturaacheulense).

EL HOMBRE

DE SOLO

Representa una raza extinguidade «Homo sapiens» que vivió enJava. Le conocemos sólo por dostibias y varios fragmentos decráneo. Es contemporáneo delhombre de Neandertal, pero sucráneo es más primitivo, másmacizo y grueso, con un arcociliar protuberante, todo lo cualle asemeja al «Homo erectus».

8

NACIMIENTO DEL HOMBHE (cont.)

razón de ello estaba en que susdientes tenían un esmalte más gruesoque los dientes de los antropoides y

se advierten en ellos signos de fuertedesgaste. El Ramapithecus pare¬ce haber utilizado sus molares paratriturar los alimentos, más que susdientes anteriores, y eso está rela¬cionado probablemente con el hechode que su cara, es más pequeña.

El Ramapithecus vivió desde hacemás de catorce millones de años hasta

por lo menos hace ocho millones.Hace cinco millones de años

aparecieron antepasados humanosmás evidentes los australopltecinos

que nos son bastante bien cono¬cidos desde los cuatro millones

hasta el millón de años. Los

grandes molares (humanos ya) quese conservan en sus mandíbulas

indican a las claras que masticabanvigorosamente unos alimentos duros.Los dientes anteriores (colmillos eIncisivos) eran pequeños, del todohomínidos y en nada semejantes alos de los antropoides.

Durante varios millones de años

hubo dos líneas de australopitecinos:el Australopithecus («mono del sur»),que tenía apenas el tamaño de un pig¬meo africano de nuestros días, y elParanthropus, no mucho mayor, perocuyas mandíbulas eran tan poderosascomo las del gorila, si bien más cortas(para poder triturar los alimentos con

los dientes posteriores) y no largasy con colmillos como en el gorila(para poder desgarrar los alimentosvegetales silvestres).

Sabemos que los australopitecinoseran bípedos como el hombre actual

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.CUATERNARIO.

hace 1 50.000 años hace 40.000 años

Dibujos de Rudy Zallinger © 1965, Time Inc.

EL HOMBRE DE

RHODESIA

Vivió en el Africa austral,

quizá en la misma épocaque el Hombre de Solo. Cier¬tos especialistas piensan queeste tipo de hombre subsistióquizá hasta época reciente(hace 30.000 años), coexis¬tiendo de hecho con el hom¬

bre moderno.

EL HOMBRE DE

NEANDERTAL

Vivió en Europa, Africa.Oriente Medio y Lejano Orien¬te, entre 150.000 y 35.000 añosantes de nuestra era. Creó

gran número de nuevos uten¬silios de formas muy elabo¬radas. Numerosos científicos

excluyen hoy del linaje directodel hombre actual al Nean-

dertalense europeo clásico.

HOMBRE DE

CRO-MAGNON Y

PARIENTES

Ascendiente inmediato d e I

hombre actual, el de Cro-

Magnon vivió en Europa, du¬rante el Paleolítico Superior.Los abundantes restos encon¬

trados muestran la gran di¬versidad de esta raza de

hombres y su estrecho paren¬tesco con los grupos contem¬poráneos dispersos por todoel mundo.

HOMBRE ACTUAL U

HOMO SAPIENS

SAPIENS

Hoy existen dos escuelas depensamiento en relación con

el origen del hombre actual omoderno. Según los monocen-tristas. todas las etnias actua¬

les descienden de un hombre

de tipo neandertalense. Encambio, los policentristaspiensan que las diversasetnias proceden de ascen¬dientes distintos.

y podían mantenerse en posiciónerecta en campo abierto. Los huesos

de sus caderas y piernas se diferen¬ciaban de los nuestros en ciertos

aspectos, lo cual. Indica que su loco¬moción bípeda era menos perfectaque la nuestra.

No obstante, hace cinco millones de

años, más o menos, experimentaronun cambio decisivo al abandonar el

hábito de colgarse de los árboles yde utilizar los brazos, para andar engrupo (como los antropoides) y adop¬tar una postura vertical y libre sobre

un pie arqueado, con el torso erecto.Los antropoides pueden andar de ese

modo pero muy torpemente: tienenlos pies planos con unos pulgaressobresalientes que no les sirven

para dar el impulso hacia adelante ysus rodillas no se pueden enderezar

(salvo en el caso de los oranguta¬nes); además, propenden a inclinarsehacia delante porque sus huesos

pelvianos son largos y altos.Así, pues, sabemos que había ya

homínidos hace cinco millones de años

y, al mismo tiempo, nuestro gran

parecido con el antropoide africanoindica que tuvimos un antepasadocomún en una época no demasiadoremota. El Ramapithecus parece serel comienzo del linaje humano y,aunque tiene un acusado aspecto deantropoide, hemos de tener presenteque lö que ha cambiado más rápida¬mente es la vertiente humana y nola simiesca.

Podemos estar seguros de quenuestros antepasados abandonaron

los árboles y su régimen alimenticiode frutas y plantas silvestres tan

SIGUE A LA VUELTA

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NACIMIENTO DEL HOMBRE (cont.)

Bajaron de los árboles y empezaron a caminar erectos

10

sólo en los últimos 10 millones de

años, o más tarde todavía. No resul¬

tan en modo alguno evidentes lasrazones por las cuales pasamosa ser bípedos. Ni siquiera hoy día pode¬mos correr muy de prisa; en terreno

desigual, un gorila, que al correr uti¬liza sus manos, resulta tan veloz comoel hombre. La necesidad de trasladar

el alimento en los brazos para ponerloen lugar seguro pudo servir de estí¬mulo para adoptar la posición erecta.Quizá también nos adaptamos a éstadurante nuestra existencia arbórea,

como les ocurrió a los monos. Tal vez

se combinaron varios de estos fac¬

tores. El hecho es que hace unoscinco millones de años éramos ya bí¬pedos, mientras seguían produciéndo¬se importantes cambios en los huesosde las caderas y de los pies para faci¬litar este tipo de locomoción. Los aus¬tralopitecinos son nuestros indiscuti¬bles antepasados de esa época. Nohay otros posibles candidatos.

AMBIEN ha habido contro¬

versias en torno al rumbo real de la

evolución. Hay quienes piensan quehubo una sola variedad de australopi¬tecinos, y no dos ramas distintas. Y

en otros tiempos se suponía que habíaexistido una especie de «rubicóncerebral», a saber, un cerebro mágicocon un volumen de unos 750 cen¬

tímetros cúbicos por debajo del cualningún antepasado podía ser humano.

Sin embargo, se han encontradocerca del lago Rodolfo, en Africaoriental, unos sencillos utensilios de

piedra que tienen más de dos millones

de años y que solamente pudieronser tallados por australopitecinos, yaque no consta que existieran por

aquel entonces hombres más «adelan¬tados»; y el cerebro de esos austra¬lopitecinos no era mayor que el delos chimpancés.

Así, pues, no hubo que esperar laaparición del hombre para que sur¬

gieran los útiles de piedra y se estimaprobable que esos instrumentos ayuda¬ron de hecho a los australopitecinos

a convertirse en hombres, al acentuar

las ventajas evolucionistas de uncerebro más grande y de la destrezamanual.

En todo caso, éste fue el siguientepaso importante, a saber, la aparicióndel Homo erectus. Suele decirse de

él que fue el primer «hombre verda¬dero», pero esta afirmación no resulta

totalmente justificada ya que muchasde sus características se daban ya

en los australopitecinos, que tambiénlabraban útiles en una época anterior.

Ahora bien, esos nuevos hombres

tuvieron seguramente un aspectomás parecido al nuestro. Eran muysemejantes a nosotros en la formade su cuerpo y en la estructura gene¬ral de su esqueleto. Su cabeza eratambién sin duda más «humana»;

tenían una cara más pequeña y unasmandíbulas dominadas ya por la cajacranearra, que sin embargo era muygruesa. Y el. tamaño de su cerebroestaba a medio camino entre el de

los australopitecinos y el del hombremoderno.

El primer Homo erectus encontradofue el famoso hombre de Java, al que

primitivamente se llamó Pitecántropo,descubierto por el holandés Dubois en1891. Este fósil provocó una verda¬dera conmoción científica, ya que era

el primer hombre realmente primitivoque aparecía a la luz del día. El Pite¬cántropo reinó prácticamente solohasta que, treinta y tantos años mástarde, se descubrió en el norte deChina el Sinántropo. Pero hoy el Homoerectus es reconocido en diversos

lugares del Viejo Continente y deAfrica.

No sabemos gran cosa sobre latransición al Homo erectus ni sobre

el lugar en que se produjo. A los auto¬res les gusta discutir si fue Africao Asia la cuna del hombre, pero

posiblemente esto no es muy impor¬tante.

El Ramapithecus llegó probable¬mente a la India procedente de Africahace por lo menos unos 10 millonesde años, y después de esa épocadebió de haber homínidos en ambos

continentes, en la fase del Australopi¬thecus. Hasta el momento sus restos

han sido encontrados sobre todo en

Africa, en lugares propicios tales como

la Garganta de Olduvai.Podemos hacernos una idea de lo

que ocurrió. El Paranthropus de gran¬des mandíbulas debió cambiar muypoco o nada en absoluto a lo largo deunos tres millones de años.

En Swartkrans (Sudáfrica) se hanencontrado piezas fósiles así como

dos o tres fragmentos de mandíbuladé la misma época, que hace 20 añosBroom y Robinson creyeron diferentesdel Paranthropus y de forma másevolucionada. Bautizaron a este fósil

con el nombre de Telanthropus, si

bien Robinson concluyó más tarde queesos restos pertenecían a un Homoerectus. En todo caso había allí dos

homínidos diferentes, el uno al lado

del otro, uno de ellos Paranthropus yel otro una especie más adelantada.

Es éste un sólido argumento en favorde la existencia simultánea de dos

tipos distintos.

Hace unos años, casi por casuali¬dad, tres hombres que estaban exa¬minando esos y otros fragmentos enlas colecciones de Pretoria advir¬

tieron unos bordes quebrados quepodían encajar y formar piezasmayores, detalle que no se habíatenido en cuenta antes. Pudieron así

ensamblar la mandíbula superiordel Telanthropus para reconstituirgran parte de una cara, la regiónde la oreja y un trozo de la frente.De ese modo obtuvieron la mayorparte del rostro y la frente del cráneo,en que podía encajar muy bien lamandíbula inferior del Telanthropus.Ese conjunto tenía más aspecto deHomo que antes pero parecía muypequeño.

HI ACIA la misma época, laSra. Leakey encontró un pequeño crá¬neo aplastado en la parte baja de laGarganta de Olduvai debajo del bienconocido Zinjanthropus (que es unParanthropus) y con una antigüedadde ap'enas dos millones de años. Setrataba del último de una serie de

hallazgos similares efectuados enOlduvai, todos los cuales habían sido

englobados bajo el nombre de Homo

habilis por Leakey y sus colegas.Aunque fragmentarios, se veía clara¬mente que no eran Paranthropus, portener cráneos más altos y mandíbulasmás reducidas; a juicio de muchos .recordaban el tipo sudafricano, máspequeño, del Australopithecus.

Tras un intenso trabajo, se pudoensamblar el nuevo cráneo que, unidoal Telanthropus reconstituido, permitiótener una idea más completa: se tra¬

taba de ejemplares algo más evolu¬cionados que el Australopithecus,pero que seguían siendo demasiadopequeños para poder calificarlos deHomo. Quizá en ellos se manifiesta elantepasado que acababa de empezara tallar útiles de piedra y que en losmillones de años siguientes habíade convertirse en Homo.

También en este punto ha surgidouna controversia. Algunos prefierenllamar a esta criatura Homo habilis

por estimar que tanto el Australopi¬thecus como el Paranthropus se extin¬guieron y que ese grácil y pequeñoser se convirtió directamente en el

Homo sapiens de ancho cerebro ycráneo alto, sin pasar por la fase del

Homo erectus cejibajo y de gruesocráneo.

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Pero esto plantea el problema dequién pudo ser el antepasado delHomo habilis, como no sea el Austra¬

lopithecus al que se parece mucho, ytambién el de saber por qué se hanencontrado únicamente restos de

Homo erectus en el periodo inmedia¬tamente subsiguiente. Parece másprudente suponer, por el momento,que la línea del Australopithecus em¬pezaba a fabricar útiles sencillos hacecasi dos millones y medio de años yque, durante una época de la cual nonos ha quedado ningún fósil, aumentóde tamaño y pasó a la fase de Homoerectus, mientras que el Paranthropusseguía masticando apaciblemente plan¬tas con sus grandes mandíbulas,ignorando los utensilios, hasta quese extinguió.

El primer Homo erectus que se des¬cubrió esto es, el Hombre de Java

fue considerado a fines del siglopasado como muy subhumano. Hoytenemos una ¡dea más exacta. En

Africa, y evidentemente en Europa,este tipo de hombre confeccionaba

grandes hachas de piedra cada vezmejor hechas, en comparación conlos útiles de guijarro anteriores. Nosabemos a ciencia cierta cómo los

empleaba. Lo único que podemosdecir es que habitó las partes máscálidas del Viejo Continente durantemedio millón de años por lo menos (eincluso zonas más frías en Europa

y China) cuando empezó la gran eraglaciar y que en esa época hizo cier¬tos progresos en la evolución de sucerebro, que pasó a ser mayor, y desu cráneo y mandíbulas, que se vol¬vieron cada vez menos macizos.

Por el momento, puede parecer unafase más definida de lo que realmente

era, ya que carecemos de fósiles dela época inmediatamente anterior yno son muchos los que tenemos delos cientos de miles de años poste¬

riores a la segunda glaciación (deMindel). Es indudable que durante esetiempo la evolución fue gradual, perotodavía hoy no sabemos cómo fueronesas fases. Revisten gran impor- 'tancia a este respecto los cráneos

de Swanscombe y de Steinheim dela Segunda Época Interglaciar, hacequizá 250.000 años, y el nuevo cráneode Tautavel, de principios del TercerPeriodo Glaciar.

Se trata de elementos más adelan¬

tados que los ejemplares de Homoerectus conocidos, pero son todavía

demasiado poco numerosos parapoder resultarnos útiles o paramostrarnos lo que ocurrió en todo elmundo. Tan sólo en la Tercera ÉpocaInterglaciar y el Cuarto o UltimoPeriodo Glaciar, y particularmente enlos últimos 100.000 años, volvemos a

encontrarnos con una gran masa dehombres fósiles y con el problemade Neandertal, que ha suscitado la

mayor de todas las polémicas.

Cuando se conoció la existencia del

primero de los hombres de Nean¬dertal, en 1856, hubo quienes leconsideraron demasiado subhumano.

En cambio, para otros se tratabaexclusivamente de un hombre mo¬

derno excepcional, probablemente una

SIGUE A LA VUELTA

11

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NACIMIENTO DEL HOMBRE (cont.)

¿Se extinguió el Neandertalense por evolución o por sustitución?

12

persona enferma. (Esta fue la primeracontroversia, hoy ya olvidada.)

El cráneo de Neandertal es desde

luego excepcional, al ser alargadoy bajo, con un arco ciliar continuo,huesudo y prominente a todo lo largode la frente y con unos senos cra¬neales bien desarrollados. Pero el

perfil del cráneo no es el del Homoerectus y el cerebro era por lo menostan grande como el nuestro. La caradel hombre de Neandertal es también

muy notable: larga, prominente einclinada hacia delante a partir de lanariz. De no haber sido tan ancha

esa nariz, podríamos haberle califi¬cado de «cara de cuchillo», pero lasmodernas «caras de cuchillo» de los

europeos del Norte suelen sergrandes y finas mientras que las delos Neandertalenses de Europa eran

pequeñas y macizas.

La controversia sobre su antigüedady carácter primitivo no duró muchotiempo. Hoy sabemos ya que elhombre de Neandertal habitó Europaen la Tercera Época Interglaciar ygran parte del Cuarto Periodo Gla¬ciar (tal vez entre 150.000 y 35.000años a. de J.C), y que fue el autorde las variedades musterienses de

utensilios de piedra consistentes en

lascas retocadas, que técnicamenteeran más perfectos que las hachasde mano. En ciertos aspectos, esos

utensilios constituían una anticipación

de los del Paleolítico Superior, queestaban confeccionados con lascas

de piedra en forma de cuchillo y queutilizó el hombre de Cro-Magnon.

ESDE hace cien años, los

descubrimientos de esqueletos deNeandertal en Europa han dado origena una concepción de su forma «clá¬sica», tal como la he descrito. Y han

corroborado también la tesis de que,

con aparente brusquedad, este tipo dehombre cedió el sitio hacia el año

35.000 a. de C. a hombres que erantotalmente modernos por su físico, sibien más robustos, y que se parecíana los europeos de nuestro tiempo.

Este es el núcleo central de la

actual controversia, y cada ban¬do sustentan vigorosamente sus opi¬niones. He expuesto demasiado sim¬ple y tajantemente la singularidad delhombre de Neandertal con objeto deempezar por un contraste. En Africadel Norte hubo otros hombres de

Neandertal más modernos en ciertos

aspectos, y que no tenían la típicaproyección facial de los europeos.Tras ellos vinieron también hombres

modernos de tosca complexión, pro

cedentes al parecer del Este, haciala misma época (35.000 años antes deCristo) o quizás antes.

El Cercano Oriente resulta más des¬

concertante. A principios de la CuartaGlaciación había hombres con caras

neandertalenses y con peculiaridadesdel esqueleto también neandertalensesque manejaban herramientas muste¬rienses. Pero sus cráneos no eran tan

«clásicos» como los europeos; y al¬gunos de ellos eran notablementealtos, como por ejemplo el hombreAmud de Israel, que encontraron unosjaponeses en unas excavaciones. (Aeste respecto cabe recordar que elhombre moderno varía mucho: los

escoceses y los esquimales puedencompararse a esos hombres de Nean¬dertal por el tamaño de su cuerpo).

Lo que se discute es si los hombresde Neandertal, en Europa o en otroslugares, fueron sustituidos en un plazomuy corto (unos, pocos miles deaños) por unos invasores que utili¬zaban métodos de fabricación de útiles

realmente nuevos y propios del Paleo¬lítico Superior o bien si los hom¬bres de Neandertal se transforma¬

ron simplemente en hombres moder¬nos In situ, al paso que por el hechode adoptar nuevas técnicas para tallarla piedra se produjo la transición delMusteriense a lo que se ha llamado elPaleolítico Superior. Se trata de unproblema complejo y la argumentaciónse basa en parte en hipótesis.

Ciertos arqueólogos asignan granimportancia a la transición a la fase

de fabricación de útiles. Para éstos,

aun reconociendo la supervivenciamusteriense en la primitiva culturaperigordina del Paelolítico Superior enFrancia, hay una segunda cultura, laauriñaciense, que empleaba técnicasdistintas y tenía todo un caudal deobjetos decorativos que antes no exis¬tían; y consideran esa cultura comototalmente nueva, como una intrusión,por lo que no pueden pensar en unasimple evolución cultural.

Análogamente, ciertos antropólogosno pueden imaginar una evolu¬ción biológica tan rápida comopara producir una cara y un crá¬neo modernos en unos pocos milesde años, a partir del hombre de Nean¬dertal. Otros dudan de la brevedad de

esa fase y sostienen la existencia deuna transición formal progresiva entreel hombre de Neandertal y el moderno,especialmente en Oriente. Segúnellos, la evolución plantea menos difi¬cultades que la sustitución. Y obser¬van que, si se trató de una invasión, nose ha encontrado el origen de los hom¬bres «modernos» del Paleolítico Supe

rior y que, aun siendo cierto que loseuropeos de Neandertal resultan algoespeciales, los del Cercano Oriente

son más intermedios y «progresivos».

Esos estudiosos suelen hacer una

descripción más bien simplista de lahistoria del hombre. Sostienen quehubo por doquier en el Viejo Mundouna fase de Neandertal, durante el

último periodo glaciar, de la cual pro¬cedemos todos los hombres moder¬

nos escoceses y esquimales inclui¬dos . Según esa tesis general,hubo hombres de Neandertal en todas

partes, como los hubo ciertamente en

toda Europa y, a lo que parece, en to¬dos sus confines.

En un conocido libro, Carleton Coonha propuesto otra teoría en ciertomodo parecida. Las razas modernas

aparecieron en diferentes partes delViejo Continente, pero no a partir deuna sola fase o población de Nean¬dertal sino a partir de diferentesrazas de Homo erectus que ya existíanen esos puntos. Surgen aquí ciertasdificultades, pero justo es reconocerque esta teoría tiene en cuenta algomuy importante que los demás espe¬cialistas descuidan, a saber, que hubootras variedades recientes de hombres

de la Era Glaciar, tales como el hom¬

bre de Solo (Java) y el de Broken Hill(Africa austral), que poseían algunasde las características primitivas delhombre de Neandertal pero que enrealidad eran totalmente distintos.

Estos hombres son desde luegomenos, conocidos y resultan todavíadifíciles de interpretar. El hombre deSolo, aun siendo contemporáneo delde Neandertal, tenía un cráneo mucho

más tosco y grueso, más parecido aldel Homo erectus.

HI AY todavía una cuestión

final que examinar. ¿Qué sabemosexactamente del hombre moderno? Las

diversas razas parecen muy distintasentre sí: algunas de ellas tienen unatez muy oscura, las hay de pelo rubioy otras poseen ojos muy estriados.Pero por la forma de su cráneo (y esteelemento es el que podemos compararcon el hombre primitivo) son realmentemuy semejantes, con una cara más

pequeña y una caja craneal más estre¬

cha y más alta. Esta es mi conclusiónpersonal, después de haber estudiadocráneos de todas las partes del mundo.Como muchos de mis colegas, creoque todos tenemos seguramente unorigen común. Pero ¿cuándo y dóndesituarlo?

A este respecto no pisamos tierrafirme en materia de descubrimientos.

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Fuera de Europa escasean los restos,y los de Europa indican la desapari¬ción del hombre de Neandertal. Pero

nuevos hallazgos muy notables pare¬cen mostrar que un Homo sapiens denuestro tipo existió en Africa y Asiaal mismo tiempo que el de Nean¬dertal de Europa. Dos cráneos, encon¬trados por Richard Leakey en Kenia,de forma moderna o parecida a ella

y que no son de Neandertal tie¬nen con toda seguridad una antigüe¬dad de más de 37.000 años.

Hay especialistas que los consideranmucho más antiguos. Utilizando dosmétodos distintos, se ha fechado uncráneo de las Cuevas de Niah en

Sarawak (Borneo) en el año 40.000antes de Cristo, más o menos, y esosrestos recuerdan a un melanesio o

quizás a un australiano. Hombres mo¬dernos de ese mismo tipo cruzaron

el océano (lo cual era toda una ha¬zaña para hombres primitivos) hastallegar a Australia antes del año 30.000,y muchos descubrimientos recientesdan fe de que esos hombres vivieronallí y, en Nueva Guinea durante los10.000 años siguientes.

En el Nuevo Mundo, recientes ha¬

llazgos demuestran que había indiosen América del Sur hace unos 20.000

años, esto es, mucho antes de lo quese había pensado, por lo que pareceprobable que el hombre llegara a Amé¬rica procedente de Asia varios miles

de años antes. No hay ningún esque¬leto americano que sea tan antiguo, ysólo podemos imaginar que esos hom¬bres se parecían a sus sucesores.

Y esto es lo importante. Todos losesqueletos que menciono eran deforma actual. Además, la poblacióneuropea del Paleolítico Superior teníalas características de los europeosmás recientes. Los australianos se

parecían claramente a los melaneslos

o australianos posteriores, y podemosimaginar que los indios de América

representaban el mismo tipo de proto-mongoloides que hoy. Los cráneosdescubiertos en el valle del Orno (Afri¬ca oriental) no pueden identifi¬

carse aun y no existen otros crá¬

neos africanos tan antiguos. Pero todoparece indicar que cuando desapare¬cieron los hombres de Neandertal,no sólo estaba ya difundido el hom¬bre moderno sino que además habíanadquirido su forma actual las razas.

No podemos saber todavía cómo

ocurrió esto. Es extraño que sea tanpoco lo que sabemos de nuestros an¬

tepasados más cercanos. Ahora bien,no podemos pretender tener la clavedel problema tan sólo después de unsiglo de investigación. Hay lagunas ennuestra historia, pero no cabe duda deque serán colmadas: tenemos por de¬lante cientos de años de explora¬ción y estudio. W

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La vida

cotidiana

en la Edad

de Piedrapor François Bordes

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E acuerdo con descubri¬

mientos realizados en Africa, la Edadde la Piedra Tallada, o Paleolítico,comenzó hace más de dos millones de

años. Los primeros talladores depiedra fueron los Australopltecos, se¬res con un cerebro aun primitivo aquienes puede considerarse interme¬diarios entre los monos superiores(gorilas, chimpancés, orangutanes) ynosotros. Sus herramientas consis¬

tían en sencillos guijarros tallados paradarles filo y algunas lascas de piedramás o menos retocadas.

Durante largo tiempo se sucedie¬ron diversos tipos humanos cada vezmás evolucionados, junto con sus in¬dustrias respectivas. Los Pitecán¬tropos utilizaban ya el fuego, almenos en China, y a ellos se lespuede considerar autores de las in¬dustrias del periodo abbevillense ydel antiguo Acheulense. Sabemospoco de los hombres del AcheulenseMedio y Superior, que debieron serbastante variados, y, hace poco máso menos 100.000 años, aparecieronlos hombres del tipo sapiens.

Hasta época reciente se distinguía

FRANÇOIS BORDES es profesor de prehis¬toria y director del Laboratorio de Geologíay Prehistoria del Cuaternario de la Univer¬sidad de Burdeos y director de investiga-clones prehistóricas de la región de Aqui-tania (Francia). Se le considera Internaclo-nalmente como una autoridad en materia de

utensilios paleolíticos y es capaz de mos¬trarnos cómo se fabricaban todas las varie¬

dades conocidas de utensilios de esa época(véase la página 22). Entre sus obras figu¬ran El mundo del hombre cuaternario (id.Guadarrama, Madrid, 1966), Typologie duPaléolithique anclen et moyen, Préhistoire ethistoire naturelle de l'homme y Préhistoirede l'art occidental.

al hombre de Neandertal (Homo nean-derthalensis), a quien se atribuía lacultura musteriense, del hombre ac¬

tual (Homo sapiens), característico delPaleolítico Superior. En la actualidadse tiende a establecer dos subespe-cies: el Homo sapiens neanderthalen-sis y el Homo sapiens sapiens. Las re¬laciones exactas entre estos dos tipos,bastante diferentes entre sí, se hallantodavía en dicusión.

Es posible que existieran interme¬diarios, modernos en algunos rasgosy neandertalenses en otros, y que laevolución que dio por resultado el tipoactual de hombre tuviese lugar, máso menos simultáneamente, en diversoslugares del Viejo Mundo. Hombres detipo moderno existían ya en el Mus¬teriense (Djebel Qafzeh, Israel), y talvez antes.

Durante los últimos 100.000 años los

hombres han vivido en medios muydiversos, a causa de la geografía y delas variaciones del clima. El Cuaterna¬

rio, última de las eras geológicas, fuetestigo de fortísimas variaciones cli¬máticas: sucesivas oleadas de frío e in¬

mensos glaciares surgieron en Groen¬landia, en la Antártida (donde en laactualidad encontramos sus enormes

restos), en Escandinavia, en la zonanorte del continente americano y entodas las altas montañas, incluidaslas de la zona ecuatorial.

En su punto culminante, los gla¬ciares escandinavos cubrían el norte

de Alemania, la mayor parte de Ingla¬terra y una amplia zona de la URSSoccidental. En Francia, los glaciaresalpinos llegaron a descender hasta losalrededores de Lyon.

Paralelamente a estas glaciacionesse produjeron oscilaciones frías en el

clima general de la Tierra, sin que elmáximo de frío y de glaciación secorrespondieran forzosamente. El fríopudo ser húmedo o seco según losperiodos y los lugares; y en las zonassituadas al sur de los glaciares sedesarrollaron vegetaciones que varían,de acuerdo con el lugar y la época,desde la tundra hasta el bosque. Sinembargo, Europa se caracterizó por eldesarrollo de una estepa más o me¬nos boscosa que predominó sobrelos otros tipos de vegetación.

Por otra parte, este enfriamiento seextendió más allá de las zonas hoyde clima templado, pero parece serque escaparon a él las regiones tro¬picales y ecuatoriales. No obstante,podemos deducir que, según la mayoro menor pluviosidad, hubo periodos deextensión o de desaparición casi com¬pleta de los desiertos.

El agua se acumuló en los enormesglaciares a costa de los mares, cuyonivel descendió considerablemente, aveces más de 100 metros, con todoslos cambios geográficos que un fenó¬meno como éste acarrea. Inglaterraestaba unida al continente, el Japón aAsia, etc. Nuestros antepasados vivíanpues en un mundo cambiante y, confrecuencia, muy distinto del nuestro.

A lo largo de todo este tiempo,los utensilios dependieron esencial¬mente de la piedra, que era el instru¬mento básico para la fabricación deotros útiles de madera, de hueso, decuerno, de astas de cérvido, decuero, etc. Pero, exceptuando elhueso y la cuerna de cérvido, quecon frecuencia se han conservado,todo este instrumental secundario ha

desaparecido.

No faltan referencias despectivas

SIGUE EN LA PAG. 16

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Hace unos 150.000 años aparecieron los neandertalenses, que se extinguieronunos 35 milenios antes de nuestra era. El artista checoslovaco Zdenek Burian

evoca a estos antecesores del Homo Sapiens en este dibujo tomado de

Los hombres prehistóricos, obra publicada en Praga e Integrada en su mayorparte por ilustraciones de dicho artista, con una introducción de J. Augusta.

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LA VIDA COTIDIANA (viene de la pág. 14)

Cómo tallaban la piedra los artesanos del Paleolítico

hacia los hombres del Paleolítico ysus «groseros utensilios de sílex».Pero lo cierto es que estos hombresfueron magistrales artesanos que sa¬bían extraer de la piedra casi todassus posibilidades.

No todos los utensilios eran de sí¬

lex. Hay regiones que carecen de estapiedra; en ellas el hombre la substituyópor la obsidiana (cristal volcánico), quees más cortante, aunque también másfrágil. Otros minerales empleados sonla cuarcita, el asperón y el cuarzo, ma¬terial más rebelde pero que, no obs¬tante, era posible tallar mediante lastécnicas del Paleolítico.

En otras regiones, por último, seemplearon algunas rocas eruptivas degrano fino, como los basaltos y losriolitos. Generalmente, el conjunto deutensilios era mixto, de tal manera quelos objetos que requerían finura eranrealizados en sílex y obsidiana y losmás bastos en basalto, cuarzo o cuar¬cita. El hombre sabía elegir la materiaen función del destino que la herra¬mienta Iba a tener.

El hombre comenzó a tallar la pie¬dra sirviéndose de otra piedra, peroa partir del Acheulense Medio seapercibió de que podía obtener me¬jores resultados con un instrumentopercutor (martillo) menos duro y deforma cilindrica (madera, hueso o cor¬namenta de cérvido).

Durante el Musteriense, pero con

más seguridad a lo largo del Paleo¬lítico Superior, hizo uso de un siste¬ma de tallado por percusión indirecta(un formón de madera o de hueso seinterponía entre el martillo y la piedraa tallar), o por presión. Este último sis¬tema permite efectuar retoques aunmás finos y regulares, pero su rendi¬miento cuantitativo es sensiblemente

inferior al del trabajo por percusión.

Durante el Solutrense, unos 19.000años antes de nuestra era, el hombredescubrió que, sometiendo el sílex aun calentamiento fuerte pero lento y,seguidamente, a un enfriamiento igual¬mente lento, la roca" modificaba suestructura y el tallado por presiónresultaba más fácil.

Se suele oponer el Paleolítico, oEdad de la Piedra Tallada, al Neolítico,o Edad de la Piedra Pulimentada. Pero

aparte que de los hombres del Neolíticoseguían tallando piedras que despuésno pulimentaban, podemos decir tam¬bién que los objetos de piedra puli¬mentada no fueron totalmente desco¬

nocidos en el Paleolítico, hasta elpunto de que en Australia se han des¬cubierto hachas parcialmente puli¬mentadas cuyo origen se remonta aunos 15.000 años antes del adveni¬

miento del Neolítico europeo.

Habida cuenta de que la inmensamayoría de los objetos fabricados conmateriales perecederos no han llegadohasta nosotros, es sobre todo de los

objetos de hueso y de piedra, delestudio de los yacimientos y de lacomparación con los pueblos primiti¬vos contemporáneos de donde pode¬mos extraer una idea verídica de la

vida cotidiana de estos lejanos antepa¬sados nuestros.

Generalmente vivían de la caza en

las regiones frías, así como de lapesca en las costeras, y, cuando lascondiciones climáticas lo permitían, dela recogida de vegetales comestibles(bayas, granos, raíces). En climas máspropicios es posible que la recolecciónde vegetales adquiriese una mayorimportancia, como ocurre con los bos-quimanos de Kalahari en la actualidad.

El modo de vida varía considerable¬

mente según se trate del PaleolíticoMedio (Musteriense e industrias aná¬logas), en el que predominó el hombrede Neandertal, o del Paleolítico Supe¬rior, en el que predominó el hombre detipo moderno. Hay, no obstante, algu¬nas constantes comunes.

En lo que atañe al habitat, suelehablarse del «hombre de las caver¬

nas» como si el hombre primitivohubiese vivido oculto en las profun¬didades de las grutas. Lo cierto esque situó generalmente su vivienda ala entrada de éstas, o bien bajo abri¬gos rocosos, en oquedades causadaspor la erosión en los salientes calizoso basálticos. Pero tales entradas de

las grutas u oquedades erosivas sólo

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CAZADORES

DE LA

PREHISTORIA

Un grupo de cazadoresneandertalenses persigue(a la derecha) un grupo de cabrasmonteses en lo alto de un acantilado,mientras otros esperan en elfondo de la hondonada para rematarlas presas. Los hombres delPaleolítico Superior, másevolucionados que los de Neandertal,tendían trampas cerca de loslugares donde Iban a abrevarlos grandes animales como losmamuts y los rinocerontes(dibujo de la izquierda).

le hubieran servido, bajo los grandesfríos glaciares, de miserables abrigosde no haber estado preparadas parahecerles frente. En efecto, podemosimaginar tiendas construidas conpieles de animales, chozas, tejadlzos.Se han encontrado huellas de estacas

destinadas a sostener el techo ycírculos o rectángulos de piedrasque constituyen cimientos muy rudi¬mentarios.

Dentro de estas cabanas, o en susproximidades, se encuentran los

hogares, que a veces son simpleslugares en los que se hacía el fuegoy que ahora, en los restos, se señalanpor la existencia de piedras reque¬madas y de cenizas. Otras veces loshogares están mejor construidos:pequeños círculos de piedras, fogo

nes pavimentados con guijarrosque, probablemente, servían de co¬cina. El fuego calentaba los gui¬jarros del fogón, las cenizas y lasbrasas eran barridas a continuación

y, finalmente, sobre el pavimento lim¬pio se colocaban los alimentos paraser cocinados.

Otros hogares aparecen llenos depiedras frecuentemente astilladas porel calor. Para ellos podemos Imaginardos posibles usos: las piedras, colo¬cadas en medio del fogón, acumu¬laban el calor y, una vez extinguidoel fuego, seguían irradiándolo; o bien,una vez calientes, se las cogía conunas tenazas de madera y se lasdejaba caer en un recipiente de cuerolleno de agua que entraba en ebulli¬ción y con la que se obtenía un caldo

de carne. Aun persiste esta prácticaentre los esquimales.

En las regiones cálidas, la prepa¬ración de las grutas y los abrigosnaturales era indudablemente muchomás elemental. Las cabanas eran

reemplazadas por simples pantallasdestinadas a proteger del viento alos moradores. En estas regiones, loscampamentos al aire libre eran seme¬jantes a los de los bosquimanos y losindígenas australianos actuales, sobretodo en cuanto a las pantallas pro¬tectoras y a las chozas de enramada.

Pero existieron también campamen¬tos al aire libre en regiones frías, bien *porque fueron levantados en zonas I /desprovistas de grutas, bien porquese trataba de campamentos provisio¬nales de verano. Europa central y la

SIGUE EN LA PAG. 20

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UNA ANTIGUA Y REFINADA ARTESANÍA

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Foto Boyer © Viollet, Paris

Dibujo de Zdensk Burlan © Artia, Praga

Cazar de cerca al rinoceronte lanudoconstituía una aventura llena de

riesgos. Para poder atravesar sugruesa piel desde una distanciaconveniente, el hombre prehistóricoinventó propulsores que comunicabanmayor fuerza de penetración a sulanza. En las fotografías de estaspáginas pueden verse dos fragmentosde propulsores, correspondientesal Magdaleniense Superior(10.000 años antes de nuestra era):tallados en cuerno de reno,representan respectivamente unbisonte lamiéndose el flanco ydos cabras monteses en actitud deJugar o de luchar. Pero el hombreprehistórico era también pescador;véanse como muestra estos

arpones dentados, también delMagdaleniense, y este relieveque representa renos y salmones,dos fuentes Importantes de laalimentación del hombre primitivo.

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LA VIDA COTIDIANA (viene de la pág. 17)

Un cadáver enterrado sobre un lecho de flores

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URSS cuentan con una buena cantidad

de estos vestigios, que oscilan entrela simple choza excavada parcial¬mente en la tierra, con tabiques refor¬zados por grandes osamentas deanimales y destinada a una solafamilia, y las grandes cabanas de laregión del Don, que son el equiva¬lente de las «casas largas» de losindios del este de los Estados Unidos,

en las que convivían una cantidadmucho mayor de personas.

Si las grandes cabanas de Europaoriental constituyeron viviendas per¬manentes que reemplazaron a lacaverna Inexistente, las occidentales,construidas de manera mucho más

sumaria, fueron campamentos de cazao de verano.

Los hombres del Paleolítico llevaron

una vida semisedentaria, en la medidaen que una parte del grupo ocupabadurante todo el año las cavernas, yseminómada, en la medida en quela otra parte del grupo se repartía enexpediciones de caza tomando comobase los campamentos temporales.Un fenómeno semejante ocurre entrelos bosquimanos, cuyas tribus se en¬cuentran unas veces reunidas y otrasrepartidas en pequeños grupos.

i BORDEMOS ahora lo re¬

lativo a la vestimenta. En las películasde dibujos animados, en los «comics»o en las ilustraciones de los relatos,suele representarse al hombre prehis¬tórico con una sencilla piel de animalenrollada en tornp a la cintura. Esverosímil que así fuera durante losperiodos cálidos, o en los mejores-días del verano, y, por supuesto, enlas zonas tropicales, donde podemosImaginar una vestimenta aun más ligera.

Pero para reproducir la vida deestos hombres en medio de un clima

glacial, especialmente durante el in¬vierno, nos acercaremos más a la

realidad si pensamos en un vestidoanálogo al que hoy usan los esquimales.La aguja de hueso se inventó en elSolutrense Superior, es decir unos17.000 o 16.000 años antes de nuestra

era, pero su inexistencia durante elPaleolítico no significa que por enton¬ces no existiera la costura. La agujafacilitó esta labor, pero no era Indis¬pensable.

Entre los utensilios anteriores a la

aguja de hueso se encuentran lospunzones óseos y los pinchos de sílex,con los que era fácil taladrar la piel.El hilo era de fibra vegetal o detendón de animal. Aun se utiliza entre

los pueblos árticos el tendón de reno.

Sabemos también con seguridadque aquellos hombres usaban calzado(probablemente del tipo mocasín),

aunque las huellas detectadas en elinterior de las grutas correspondansiempre a pies descalzos.

Por último, los utensilios variaron

con los periodos y con las distintasindustrias, que seguramente corres¬pondían a hordas y tribus diferentes.Por otra parte, se puede hablar deevolución de las herramientas dentrode una misma industria.

Entre los objetos que se conservandel periodo musteriense domina demanera aplastante el utensilio de pie¬dra, generalmente fabricado a partirde una lasca de sílex. Existe unagran variedad de raspadores, esdecir de guijarros con uno o variosbordes homogeneizados mediante re¬toques. Estos raspadores servíanpara curtir pieles, y eran tambiénempleados como cuchillos o comoinstrumentos para trabajar la madera.

Además de raspadores, existentarjas, guijarros dentados en formade sierra, rascaderas, buriles, taladros,cuchillos tallados en lascas alargadasde sílex, armas cortantes uno de

cuyos filos ha sido retocado demanera abrupta para poder apoyarun dedo sobre él y formar, de estamanera, un embrión de empuñadura.En algunas variedades del Muste¬riense encontramos porras e instru¬mentos semejantes.

Los instrumentos de hueso son

simples esquirlas con la punta gastada(¿por la confección de vestidos?) ohuesos con huellas de mascaduras,que pueden ser compresores pararetocar el sílex.

En el Paleolítico Superior los uten- .silios son más variados y especiali¬zados. Siguen existiendo los raspa¬dores, pero en menor cantidad, ycon frecuencia los sustituyen lasrascaderas de diversas clases.Los buriles se desarrollan considera¬

blemente, en cantidad y en tipos,debido probablemente a la importan¬cia que adquirió entonces el trabajoen huesos. Los taladros, y las«cuchillas» o láminas, tienen tambiénsu lugar aquí, aunque con frecuenciano sabemos a ciencia cierta cual erasu uso concreto. Los utensilios de

hueso son punzones, bruñidoresdestinados al curtido de pieles y,hacia el fin del periodo, agujas.

El armamento servía sobre todopara la caza. En efecto, la guerra, enel sentido moderno de la palabra, noparece que desempeñara un papelimportante en el Paleolítico: quizátodo se reducía a breves peleasoriginadas por discusiones en tornoa los terrenos de caza.

El armamento varió también segúnlos periodos y los lugares. Durante elMusteriense existían puntas de sílex,puntas de jabalina, jabalinas de ma¬dera, puntas de hueso, muy escasas,

y probablemente garrotes. El arma¬mento del Paleolítico Superior eramás perfeccionado: puntas de sílexde diversos tipos o, durante el Solu¬trense, las magníficas «hojas de lau¬rel» y puntas pedunculadas; tambiénpuntas de hueso, con frecuenciaabundantes y variadas y, durante elúltimo periodo, el Magdaleniense,arpones.

En el Musteriense las armas arro¬

jadizas eran lanzadas con la mano,pero en el Paleolítico Superior apareceel propulsor, todavía hoy utilizado porlos esquimales y los indígenas deAustralia, el cual aumenta el alcance

y la penetración de la azagaya. Esposible que durante el MagdalenienseSuperior se utilizara el arco, peropor el momento no existen pruebasabsolutas de ello.

En cuanto a la caza, tan antiguacomo el hombre, es muy posible quecontribuyera a la formación de éste,al aventajar no sólo a los individuosmás fuertes y más rápidos sino tam¬bién a los más fuertes y más inteligen¬tes. En la época del Homo sapiens, ensu forma neandertalense o en la actual,tenía ya dos millones de años de exis¬tencia; los hombres del Acheulense,hace 100.000 o quizá 500.000 años,eran ya cazadores de caza mayor.

Los métodos de caza eran variados:

caza con arma arrojadiza lanzada amano, más tarde con propulsor o conarco, empleo de diversas trampas,utilización del fuego para asustar ala pieza y hacerla caer por unfarallón, caza de persecución en quevarios hombres se relevan para per¬seguir al animal hasta que éste caeagotado. Así se debía capturar a losrenos, los bisontes, Iqs caballos, etc.Las trampas diferían seguramente deacuerdo con el tamaño de la presa;tratándose de los grandes herbívoros,se empleaban fosos excavados enel suelo y recubiertos con ramas yhierbas. A los carnívoros se les pre¬paraban trampas con pesos, dispues¬tas de tal modo que, cuando el animalintentaba llevarse el cebo, le caíaencima un tejado cargado de gruesaspiedras o una jabalina colocada ver-tícalmente. Por último, para los ani¬males pequeños (liebres, etc.)' seempleaban lazos.

.ESPECTO de la pesca,varía su importancia según las épo¬cas. Es raro encontrar restos de es¬

quenas de peces en los yacimientosmusterlenses, aunque esto puededeberse a deficiencias en la investi¬

gación. Durante esta época la pescadebió limitarse a los sistemas de mano

y de venablo, ya que se conocen muypocos artüugios de pesca quepuedan fecharse con certeza en este

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periodo. Por el contrario, en los yaci¬mientos del Paleolítico Superior apa¬recen abundantes restos de esquele¬tos de peces.

Paralelamente contamos con peque¬ños objetos de hueso, afilados porlos dos extremos, que pudieron servirde anzuelos rectos, del tipo que aunemplean nuestros primitivos actuales.Existen también arpones (empleados lomismo para la pesca que para la caza)y objetos hendidos que pudieron ser¬vir de cabeza de lanza. Como durante

el Magdaleniense la pesca tuvo un pa¬pel muy relevante, es en los yacimien¬tos de ese periodo donde existe mayornúmero de estas armas. Quizáexistían también ya las redes. Hayciertos enlosados de guijarros queHoy se interpretan como plataformaspara el secado de los peces. En loque se refiere a éstos, las preferen¬cias parece que iban hacia el salmón yla trucha, aunque también se conser¬van restos de anguilas, percas y lucios.

Por lo que toca a los recursosvegetales, poseemos muy escasosdatos acerca de ellos, pero los estu¬dios más recientes sobre pólenesfósiles indican que el avellano abundóen Europa durante algunos periodos.Podemos hablar con seguridad deciertos tipos de bellota, y de fresasy ciruelas silvestres, frambuesas,arándanos y zarzamoras. También serecogían castañas de agua, bulbos ytubérculos comestibles, como los delas liliáceas, zanahorias silvestres,acederas y otros vegetales. La reco¬lección estaba probablemente a cargode las mujeres y los niños.

ENGAMOS ahora al fuego.Los hombres lo conocían cuando me¬

nos desde los tiempos del Pitecán¬tropo. En Asia y Europa, las huellasno dejan lugar a dudas, si bien enAfrica señalan hacia una época algoposterior. Pero el hecho de que losPitecántropos conocieran el fuego noquiere decir que supieran encenderlo.Posiblemente se limitaban a conser¬

varlo tras haberlo recogido de algúnincendio natural.

Durante el Musteriense y, sobretodo, a lo largo del Paleolítico Supe¬rior, ya no cabe la menor duda deque el hombre sabía encender fuego.Los sistemas de encendido eran

sobre todo dos: por frotamiento y porgolpe. El frotamiento consistía en elvaivén de un palo puntiagudo demadera dura a lo largo de una ranuraabierta en un trozo de madera blanda,o bien en la rotación rápida del palode madera dura producida por laspalmas de las manos o mediante unpequeño arco.

El encendido por golpe no con¬sistía, como se ha creído durante

mucho tiempo, .en el choque de dosguijarros de sílex: las chispas pro¬ducidas de esta manera sólo dan una

luminiscencia fría, incapaz de prender.Son necesarios, por un lado, un gui

jarro de sílex y, por otro, un trozode pirita de hierro.

No es fácil hacerse una idea cabal

de la densidad de población, quedebía ser muy escasa en términosgenerales. Las cotas máximas deconcentración pudieron alcanzar aunos centenares de individuos, quetenían sus viviendas en lugarescontiguos.

La duración de la vida era corta,si bien las más recientes investiga¬ciones tienden a elevar las estima¬

ciones tradicionales. Puede decirse

que el hombre raramente sobrepasabala cincuentena. La mortalidad era muyalta entre los niños de corta edad yentre las parturientas.

En el Musteriense aparecen lasprimeras sepulturas indiscutibles. Elhombre de la Chapelle aux Saints, enel departamento francés de Corrèze,reposaba en una fosa cavada en elsuelo, en posición replegada, enco¬gido y con la cabeza protegida porgrandes huesos de animales. Juntoa la cabeza había una pata de bisontey a su lado, en un hoyo, un cuerno y elfrontal de un bisonte. Probablemente

se trataba de ofrendas funerarias. En el

yacimiento de Chanidar, en Irak, alparecer musteriense según se deducede los pólenes encontrados en él, hayuna sepultura en la que el cadáver fueenterrado sobre un lecho de flores.

En el Paleolítico Superior las prác¬ticas funerarias eran más complejas:el cadáver era enterrado acompañadode bellos objetos de sílex y de hueso,de aderezos de conchas horadadas ysalpicadas de ocre rojo. Hay ocasio¬nes en que las manos y los pies seencuentran aprisionados por grandespedruscos, tal vez con objeto de sal¬vaguardar a los vivos de las fecho¬rías de los muertos. Las sepulturas deniños son numerosísimas, y el pre¬historiador soviético Okladnikov

piensa que esto se debe a que elhombre paleolítico de interesaba máspor la suerte de los niños muer¬tos que por la de los adultos.Señalemos también el alto porcentajede sepulturas de mujeres, con fre¬cuencia adornadas de manera tan

fastuosa como las de los hombres,lo que indica que entre los cazadoresdel Paleolítico no existía la discrimina¬

ción por razones de sexo.

Es muy posible que el arte apare¬ciese mupho antes de lo que gene- .raímente se cree. Se conservan

muchos lugares con bloques de pin¬tura mineral pertenecientes al Muste¬riense: bióxido de manganeso, negro,y ocres amarillo y rojo. Sin embargo,no se conoce ningún grabado configuras de animales, ni escultura opintura de ningún tipo anteriores alPaleolítico Superior. Puede ser que loshombres del Musteriense utilizaran

pigmentos minerales sobre materiasperecederas, tal vez sobre su propiapiel, como hacen los actuales Indíge¬nas australianos.

Por el contrario, en el PaleolíticoSuperior el arte se desarrolló conside

rablemente, en particular durante elMagdaleniense, y el grabado, la pin¬tura y la escultura conocieron porentonces un formidable auge, queculminó en obras comparables a lasde la antigüedad clásica. Los artistasde aquel tiempo centraron su obra enla representación de animales, perotambién se conservan en algunasgrutas, como la de Marche, en Vienne(Francia), figuraciones humanas, aveces caricaturescas, como si dejaranentrever la existencia de una prohibi¬ción de representar la figura humanaen su integridad.

Hay diversas maneras de interpretarel arte prehistórico. Desde que fuedescubierto se observó siempre en élun sentido estético altamente des¬

arrollado. Por otro lado, existe lateoría de la utilización mágica de estearte en prácticas de exorcismo desti¬nadas a favorecer la caza y la repro¬ducción de las piezas. Esta teoría hadominado la interpretación del arteprehistórico durante mucho tiempo.

Más recientemente, la escuela delprofesor Leroi-Gourhan pretende veren ese arte la expresión del dualismovarón-hembra, de tal manera que unosanimales representan el principio«varón» y otros el principio «hembra».

Acerca de la religión de los hom¬bres paleolíticos tenemos numerosashipótesis, pero ninguna certidumbre.Las prácticas funerarias parecen indi¬car cierta creencia en el más allá.

La antigua hipótesis de que durante elMusteriense se estableció un culto al

oso ha sido combatida duramente, peroen los últimos tiempos parece reco¬brar nuevamente su pasada vitalidad.

bmN cuanto a la organiza¬ción social, es poco lo que sabemosal respecto, cosa comprensible si-tenemos en cuenta nuestra total igno¬rancia de las dimensiones de los gru¬pos humanos durante este periodo.Se han encontrado en un estrato geo¬lógico algunos utensilios dispuestosen un orden que parece indicar algosemejante a. diez hombres durantecien años, pero también es posibleque se refieran a cien hombresdurante diez años. No hay manera desaberlo a ciencia cierta. Algunassemejanzas entre utensilios y obras dearte nos permiten deducir la existen¬cia de contactos entre grupos huma¬nos separados por grandes distancias.

En resumen, aun queda mucho queaveriguar en torno a la vida cotidianadel hombre paleolítico, y lo poco quesabemos nos dice que esta vida fueruda, pero no miserable. En un mediorico en caza mayor, el hombre paleolí¬tico encontró tiempo para el ocio, pararealizar obras de arte o para contarleyendas. Por desgracia, si bien algu¬nas de sus obras de arte han llegadohasta nosotros, toda la tradición oral 01que rodeó la vida de estos hombres, Z Imaterializada en sus cuentos, susleyendas y sus cánticos, desapareciócon ellos.

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Un profesor de Burdeos

talla utensilios paleolíticos

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Dibujo © de Pierre Laurent

Fascinado desde su Infancia por los peder¬nales labrados de la Edad de Piedra, elprofesor François Bordes, de la Universi¬dad de Burdeos, domina las técnicas defabricación de herramientas que utilizabannuestros antepasados y hoy se le consi¬dera como la máxima autoridad en materia

de utensilios paleolíticos. Empleando unapequeña piedra como martillo, el profesorBordes logra en pocos minutos dar filo aun trozo de cuarcita (fotos de arriba).Utiles toscos de ese tipo se han encon¬trado en Africa, Asia y el Oriente Medio;durante más de un millón de años fueron

las herramientas y armas fundamentale»del hombre primitivo. En la otra serie defotografías, el profesor Bordes muestracómo el cazador de la Edad de Piedra

podía transformar, con ayuda de un simplemartillo de cuerno, una lasca de pedernalen una daga o punta de lanza. El artesanodel Magdaleniense realizaba ese trabajoprobablemente fuera de su tienda, talcomo lo ha concebido el dibujante PierreLaurent (a la izquierda).

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Junto a esta lámpara de aceite prehistórica aparecen un pendiente perforado, dos burileso útiles de piedra para grabar, un raspador y un arpón, pertenecientes todos a la culturamagdaleniense, de 15.000 a 9.000 años antes de nuestra era.

Foto © Célébonovlc, Ginebra

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Nuestros

antepasados africanospor Louis S.B. Leakey

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LOUIS S.B. LEAKEY, arqueólogo y etnólogoInglés, es uno de los paleontólogos másdestacados de nuestra época. Desde haceaños ha realizado numerosas campañas deexcavaciones en Africa oriental, particular¬mente en la Garganta de Olduvai. Es direc¬tor del National Museum Centre for Pre¬

history and Palaeontology de Nairobi (Kenia)y profesor de anatomía de la universidad deesta ciudad. Entre sus obras destacan Oldu¬

vai Gorge y Unveiling Man's Origin. En Í959el Dr. Leakey participó en el coloquio inter¬nacional de la Unesco sobre los orígenesdel hombre moderno.

^ü»E han descubierto en losaños recientes tantos datos sobre el

origen del hombre que casi todos losmanuales relativos al tema están anti¬

cuados. Todo lo que voy a resumirbrevemente aquí se ha publicado yaen revistas científicas tales como

Nature o se ha presentado en reu¬niones internacionales y debatido enellas con otros especialistas. Perosólo una pequeña parte de los datosestá publicada hasta ahora en libros.

El Africa oriental ocupa hoy unlugar destacado en la historia de laevolución de los ascendientes directos

del hombre, así como de sus primosmás próximos los grandes monosantropomorfos y, aunque en el pre

sente artículo no me voy a ocuparsino de la parte final de esa historia,es decir, desde hace unos tres millo¬nes de años en adelante, tengo quecomenzar por un breve examen de losdescubrimientos de datos relativos al

periodo miocénico.

Hace más de un siglo Darwin seatrevió a predecir que los orígenes delhombre se descubrirían en Africa. Pero

pocos fueron los que creyeron en él.No fue sino en 1924 cuando se obtu¬

vieron los primeros indicios de que,efectivamente, existían en Africa fósi¬les de primates sumamente antiguos.

Todo comenzó con un descubrimien¬

to realizado por el Dr. H.L. Gordon,que vivía en Koru (Kenia), dedicado

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a la agricultura y a un ejercicio limi¬tado de la medicina. Como inlcialmentese había interesado en la zoología yposeía cierta formación en esta mate¬ria, el Dr. Gordon advirtió que cuandola lluvia lavaba las tierras que acababade arar quedaban al descubiertohuesos y dientes fósiles. Reunió algu¬nos de ellos, hallados en su granja, ynos los envió a Nairobi al Director del

Servicio Geológico de Uganda, E.J.Wayland, y a mí, en 1926. Ambos nosdimos cuenta de la importancia quetenía el hallazgo del Dr. Gordon.

Fue asi como, gracias a la coinci¬dencia de que se hubiera encontradoen el lugar preciso un hombre que eraa la vez médico y agricultor, comenzóuna larga serie de descubrimientos.Desde esos lejanos días se ha obte¬nido en Africa oriental una gran colec¬ción de fósiles del Mioceno Inferior

y Superior, más de 500 de los cualescorresponden a monos superiores, eincluso algunos ejemplares del proto-hombre.

En el mismo año de 1924 tuvo lugarotro descubrimiento Importante enTaug (Africa del Sur), cuando un estu¬diante llevó un fósil a su profesor de

anatomía de la Escuela de Medicina

de Johannesburgo. Aquel fue el primerdescubrimiento de restos de un «cuasl-

hombre» o Australopitecus. A partirde ese año de 1924, los hallazgos sesucedieron rápidamente y en grancantidad, como se verá en el presenteartículo.

En los comienzos del Mioceno,

hace entre veinte y veinticinco millo¬nes de años, el Africa oriental estabahabitada por diversos tipos de pri¬mates, entre los que figuraban elProconsul africanus, del que durantealgún tiempo se creyó que figurabadirectamente en el árbol genealógicodel hombre, al igual que tipos ances¬trales del gorila, el chimpancé y elglbón, ast como, tal vez, un antepa¬sado del orangután.

Junto con esos simios extintos, vivíaen Africa oriental en ese remoto

periodo el Kenyapithecus africanusque, a mi juicio y al de muchos demis colegas, figura en la línea directade los antecesores del hombre y delos antropoides. Esta opinión no gozade aceptación universal, pero losargumentos a su favor son muyfuertes. En todo caso, el Kenyapithe

cus africanus se asemeja muchomás a un posible antepasado delhombre que los demás primates queeran sus contemporáneos y que hemencionado antes.

Por lo que se refiere al MiocenoSuperior, hace unos doce millones deaños, las pruebas procedentes delÁfrica oriental son mucho más con¬

cretas. En Fort Teman, yacimiento delMioceno Superior situado en Kenia,hemos encontrado fósiles de un proto-homínido, llamado Kenyapithecuswickeri, cuyos restos son tan seme¬jantes desde el punto de vista mor¬fológico al Ramapithecus de la India,aunque un poco más antiguos, quealgunas autoridades consideran queambas especies son idénticas. Elproblema no podrá quedar resueltosino cuando se hayan encontradootros fósiles. Entre tanto, es seguropor los ejemplares, que poseemos queel Kenyapithecus wickeri era un pri¬mate con gran número de caracterís¬ticas antropoides, umversalmenteaceptado como homínido es decir,criatura semejante al hombre y noun póngldo o mono antropomorfo.

El Kenyapithecus wickeri no sólo

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Foto Hugo Van Lawick © National Geographic Society, Washington

La garganta de Olduvai: una ventana abierta a la prehistoria

La Garganta de Olduvai, en Tan¬zania (foto de arriba), contieneuno de los yacimientos de fósilesmás ricos del mundo, en el que.el Dr. Leakey y su esposa hanrealizado Importantes descubri¬mientos. Arriba a la derecha, el

antropólogo inglés sostiene enuna mano el molar roto de un

Dinotherlum, enorme mamífero

de una especie desaparecida, yen la otra su sombrero con el

diente gigantesco de un antepa¬sado extinguido del elefante. Ala Izquierda, varios científicos

observan el lugar, que les mues¬tra Leakey, en que fue descu¬bierto el Zinjanthropus. Los enor¬mes dientes y el paladar fosili¬zado de éste (a la derecha)fueron los primeros testimoniosde su existencia.

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NUESTROS ANTEPASADOS

AFRICANOS (cont.)

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tenía caracteres físicos tales como

caninos (colmillos), pequeños Incisivosen forma de pala, arco cigomáticoredondeado y cara pequeña, que sontodos ellos rasgos antropoides,sino que utilizaba piedras para abrircráneos y huesos largos de antílopespara comerse los sesos y las médu¬las. La prueba en apoyo de ' estaafirmación estriba en los huesos ylos cráneos con fracturas por aplasta¬miento y en una piedra que presentarastros demostrativos de que se lautilizó para machacar huesos. En otraspalabras, un antepasado del periodomiocénico superior, estaba ya co¬miendo no sólo alimentos vegetalessino también proteínas animales.

Fue probablemente esa ampliaciónde sus recursos alimenticios lo quepermitió sobrevivir a los descendientesdel Kenyapithecus wickeri, en tantoque el Proconsul y muchos de losdemás primates de esa época seextinguieron. Aunque no sea posibleafirmar que el Kenyapithecus wickeritenga que ser el antepasado del Homosapiens, parece sin duda muy probableque pertenece a la estirpe de la quesurgieron todos los hombres y todaslas especies de antropoides.

kiN 1931, en el curso de mitercera expedición arqueológica alAfrica oriental, encontramos fragmen¬tos de una mandíbula inferior muyfosilizada en Kanam West, a orillasdel golfo de Kavirondo en el lagoVictoria, Kenia. El espécimen estabamuy mineralizado y procedía de depó¬sitos del Plelstoceno Inferior, comopudo determinarse por La fauna. Habíasufrido graves deterioros antes dequedar enterrado en el yacimiento enque lo encontramos; de hecho lefaltaba la parte inferior.

Denominé al ser de que procedíaHomo Kanamensis e indiqué que teníamuchas semejanzas con el Homosapiens. Con muy pocas excepciones,mis colegas se negaron a admitirque ese espécimen fuese del Plelsto¬ceno Inferior, pero seguí sosteniendoen todo momento mi criterio porquesabía que las pruebas eran fundadas.

Fue asimismo durante la Tercera

Expedición Arqueológica al Áfricaoriental, en 1931, cuando mis colegasy yo descubrimos que la famosa Gar¬ganta de Olduvai era sumamente ricaen vestigios culturales de la Edad dePiedra.

El descubrimiento de la Gargantamisma fue puramente accidental y datade un día de 1911 en que el Dr.Kattwlnkel, un alemán coleccionista demariposas, trataba de atrapar una enel extremo oriental de las Llanuras de

Serengeti. Tan empeñado estaba ensu captura que poco faltó para queresbalara por el borde de la Gar¬ganta. Perdida su mariposa pero salvala vida, descendió el Dr. Kattwinkel

por las escarpadas laderas y encontróalgunos magníficos huesos fósiles deun caballo con pies de tres pezuñas,

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NUESTROS ANTEPASADOS AFRICANOS (cont.)

A punto de pisotear un cráneo humano fósil

que llevó a sus. colegas de Berlín.La expedición alemana enviada en

1913 a Investigar el lugar descubrióuna gran cantidad de restos de ani¬males extinguidos. Así, una vez más,gracias a un hecho fortuito se descu¬brió lo que hasta ahora constituyequizás el yacimiento más importantede fósiles humanos que exista en elmundo.

Pese a que mis colegas y yo estu¬diamos de 1931 en adelante la Gar¬

ganta de Olduvai, extrayendo de ellamaravillosas colecciones de objetoslabrados y fósiles animales, hasta 1959no encontramos el primer fósil humanorealmente importante. Se trata delAustralopithecus (Zinjanthropus) boi¬se/.

MI hijo, Richard Leakey, ha estadorealizando durante los dos últimos años

Intensas investigaciones paleontoló¬gicas y arqueológicas en el extremonororiental del lago Rodolfo y haencontrado pruebas claras de que elgénero Homo está representado poruna serie de especímenes que sonplenamente contemporáneos de lafauna fósil, similar en la mayor partedé los aspectos a la del Kanamoccidental y, sin duda alguna, delPleistoceno Inferior. Aunque todavíano se ha dado nombre científico a los

restos de Homo encontrados porRichard Leakey, su semejanza con laprimera mandíbula descubierta enKanam es sorprendente, pero losnuevos restos hallados son mucho

más completos.

Un hecho Interesante en relación

con los descubrimientos del lagoRodolfo es que en la misma seriede depósitos se han encontradoasimismo restos de un robusto austra-

lopitecino contemporáneo del Homo,que es más de medio millón de añosanterior al Australopithecus (Zinjan¬thropus) boisei de Olduvai. Kenianos ofrece, pues, pruebas claras dela existencia en el Pleistoceno Inferior,

de un tipo de Homo enteramentecontemporáneo de los australopite¬cinos de ese periodo.

Esos datos nos llevan de modo

inevitable a una breve digresiónsobre el conjunto de los australopite

cinos. Muchos de los manuales

existentes siguen situando el géneroAustralopithecus (inclusive el Zinjan¬thropus y el Paranthropus y otrostipos comparables) en la líneadirecta de los antepasados del géneroHomo y, por consiguiente, del Homosapiens. Científicamente, no cabeseguir sosteniendo esa opinión. Escierto que los australopitecinos y elHomo debieron sin duda de tener

un antepasado común entre el' Mio¬ceno Superior y el Pleistoceno Inferior,pero no se han encontrado aún restosde ese antepasado.

Sin embargo, el hecho de que en elPleistoceno Inferior, hace entre dosmillones y medio y tres millones deaños, existiese un australopitecino muyrobusto, que poseía una serie de ca¬racterísticas muy especializadas y queera contemporáneo del Homo, des¬truye por completo la tesis de que elAustralopithecus, en cuanto tal, seanuestro antepasado directo. Si sellega a descubrir algún día la estirpecomún de la que proceden esos dostipos de homínidos, se verá probable¬mente que poseía algunas de las ca¬racterísticas de ambos, pero que esfácil distinguirla de los dos.

Es interesante observar aquí que enlos yacimientos de la parte oriental del'lago Rodolfo correspondientes alPleistoceno Inferior, y que han dadohasta ahora numerosos especímenesde Homo, se han encontrado artefac¬tos de piedra muy parecidos a ios ha¬llados in situ en el oeste de Kanam

junto con la mandíbula de este nombre.Los he estudiado en mi libro The Stone

Age Races of Kenya. Las notas preli¬minares que se han publicado res¬pecto a los instrumentos del este dellago Rodolfo muestran claramente queel género Homo fabricaba diversos ti¬pos de utensilios de piedra durante elPleistoceno Inferior en esa zona.

En la Garganta de Olduvai hemosencontrado datos muy significativossobre el origen del género Homo y,por consiguiente, del Homo sapiensque se remontan a hace poco menosde dos millones de años. En el yaci¬miento I de Olduvai descubrimos en

1959 un cráneo muy bien conservado

Sello de Tanzania emiti¬

do en 1965 para conme¬morar el primer grandescubrimiento realizado

en Olduvai.

iNJANrHROPuS

OLDUVAI GORGE TANZANIA

de un australopitecino al que llamamosZinjanthropus boisei. Eri la épocadel hallazgo no se habían encontradootros restos de antropoides en el yaci¬miento I de Olduvai, aunque había mu¬chas pruebas de la existencia en esosyacimientos de la cultura de la Edadde Piedra denominada «olduvana».

Sin embargo, aunque se reconocióque el Zin/antnropus era un aus¬tralopitecino por su morfología física,parecía posible que se lo calificasede «hombre» dada la definición de

hombre» corriente en aquel tiempoel «ser que fabrica instrumen¬

tos». Pocos meses después se en¬contraron los primeros fragmentos fó¬siles de lo que hoy se denomina Homohabilis, en yacimientos de la misma an¬tigüedad que el Zinjanthropus, tam¬bién relacionados con la cultura «oldu¬

vana».

'ESDE entonces, se han

encontrado otros muchos especímenesde este segundo tipo de antropoide,que se han descrito en Nature y enotras publicaciones, y es evidente querepresentan el género Homo, quevivía durante el Pleistoceno Inferior.

Se está preparando una monografíaen la que se estudian en detalle todosesos datos y no cabe la menor dudade que la morfología del Homo habilises mucho más parecida (al menos porlo que se refiere a la bóveda cra¬neana) a la del Homo sapiens que losrestos fósiles de Homo erectus, la

especie extinta de antropoides encon¬trada primero en Java y en la Chinay después en Africa, en yacimientosdel Pleistoceno Medio.

Parece haber pocas dudas de queel Homo habilis se encuentra en la

línea directa que lleva al Homosapiens. Probablemente, la rama queterminó como Homo erectus se separódel Homo habilis por lo menos enépoca tan lejana como el PleistocenoInferior, dada su presencia en elLejano- Oriente, como tipo plena¬mente distinto y superespeclalizado,en el Pleistoceno Medio. .

En 1961 tuvo lugar otro descubri¬miento fortuito de la mayor importan¬cia. Se trata del hallazgo de los restosde un hombre del mismo tipo que losde China y de Java, pero que en .elAfrica oriental era dos veces más anti¬

guo que en el Lejano Oriente. Estavez el carácter fortuito se debió a un

error de uno de los miembros de mi

equipo. El geólogo que trabajaba con¬migo volvió un día al campamento conun esbozo de plano de un sector de laGarganta de Olduvai. Le eché unamirada y dije: «Pero usted ha olvidadouna hondonada larga y angosta». Elcontestó: «No». Yo insistí: «Lo siento,pero la ha olvidado. Venga conmigomañana y se la mostraré.»

Cuando llegamos a la hondonada,cubierta de hierbas y matorrales, tuvo

Foto © National Geographic Society, Washington

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A causa de su frente lisa e inclinada y de sus caninos más pequeños que los de lamayoría de los antropoides, el Proconsul africanus fue tenido al principio por un posibleantepasado común de los monos superiores y de los homínidos.

que admitir su error. Me volví paramirar hacia nuestro campamento y sú¬bitamente vi, en la parte más alejadade la garganta, una pequeña superficieen la que se hallaban al descubiertoalgunos yacimientos de fósiles. Esta¬ban situados al norte de la lengua detierra que separa la garganta princi¬pal de la lateral.

Pese a que desde 1931 había ex¬plorado a pie Olduvai, me di cuentainmediatamente de que jamás habíallegado a esa angosta faja, y si nohubiese sido por ese error que me hizoir al sitio desde donde la descubrí, se¬guramente no la habría visto jamás, yaque sólo es visible justamente desdeallí. Tan pronto como volvimos al cam¬pamento, me puse en camino para lo¬calizar la escondida parcela, y mien¬tras caminaba por ella estuve a puntode pisotear un cráneo humano fósilque se hallaba semienterrado. Era elprimer cráneo de Homo erectus en¬contrado en Olduvai.

Esto nos lleva inevitablemente a

examinar otra afirmación, que se en¬cuentra en los manuales: la de que elHomo erectus es un antecesor directo

del Homo sapiens. Pero no cabeseguir creyendo en esa hipótesis porlas siguientes razones:

1. La forma de la bóveda craneana

de todos los especímenes de Homoerectus es muy distinta de la bóvedacraneana del Homo sapiens, en tantoque, como se ha dicho antes, la formade la bóveda craneana del Homo habi-

lis, que es mucho más antiguo, es muysemejante.

2. El Homo erectus ofrece una serie

de características muy especiales, que

se encuentran en las variantes de

Africa y del Lejano Oriente, en tantoque el Homo habilis presenta muchasmás de las características del Homo

sapiens.

3. El hueso de la pelvis del Homoerectus encontrado en la Gargantade Olduvai que se ha descrito recien¬temente y la parte del fémur encon¬trada junto a él son, a todas luces,muy distintos de los huesos corres¬pondientes del Homo sapiens y em¬pieza a parecer dudoso que el fémurde Trinil sea en realidad de un Homo

erectus.

Por consiguiente, si seguimos estu¬diando la aparición del Homo sapiensa base de los datos de que dispone¬mos en 1972, resulta evidente quetenemos que revisar todo lo que creía¬mos saber respecto a la manera comose originó nuestra especie. No puedecaber duda hoy día de que el Homosapiens existía en la época del Pleis¬toceno Medio, tanto en Europa comoen Africa; así se reconoció en la Con¬ferencia patrocinada por la Unescoque se reunió en París en 1969 y enla que se aceptó unánimemente quelos cráneos de Kanjera y Swanscombey los nuevos especímenes de Etiopíameridional representaban al Homosapiens en forma primitiva pero corres¬pondían sin lugar a dudas a la especiesapiens. En realidad, esa especieestaba ya presente durante el Pleis¬toceno Medio en lugares tan lejanoscomo Swanscombe en Inglaterra yKanjera en Kenia. Es, pues, obvio quetiene que encontrarse algún tipoanterior de Homo sapiens en yaci¬mientos más antiguos.

Cuando, en 1932, se encontraronlos fragmentos de cráneo de Kanjera,procedentes de yacimientos del Pleis¬toceno Medio, junto con hachas demano, se negó que fuesen del Homosapiens, como se había negado quelo fuera la mandíbula de Kanam; selos colocó en lo que se llamó una«cuenta de espera». Cuando, en 1936,se clasificó el cráneo de Swanscombe

como perteneciente al Homo sapiens,se rechazó esa clasificación por esti¬marse que databa de una fecha dema¬siado remota para poder ser de esaespecie. Sólo en 1967, cuando se des¬cubrieron en el sur de Etiopía los crá¬neos de Kibish, comenzó a cristalizar

y a ser aceptado un nuevo con¬cepto de la antigüedad del Homosapiens.

Para concluir este trabajo, me per¬mitiría sugerir una distinción entreHomo sapiens sapiens (al que seconoce hoy día como «el hombrepsicosocial») y Homo sapiens faber

primer ser de nuestra especie queelaboraba utensilios y que no habíallegado aún plenamente a la categoríade psicosocial. A mi juicio, los comien¬zos del hombre psicosocial coincidenprobablemente con el alba del arte,la religión, las creencias mágicas y ellenguaje que comprende ¡deas abs¬tractas, a diferencia de meras pala¬bras que describen objetos materiales.En esa época el hombre había talvez comenzado también a vivir en

comunidad, como demuestran las

grandes acumulaciones de sus útilesencontrados en las cuevas de Dor-

doña y otras zonas en la época delPleistoceno Superior.

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De cuando el arte

iluminó la caverna

por

André Leroi-Gourhan

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ANDRE LEROI-GOURHAN, profesor de pre¬historia del Collège de France, es mun-dialmente conocido por sus estudios sobre elarte prehistórico. Es miembro del ComitéPermanente del Consejo Superior de Inves¬tigaciones Arqueológicas de Francia y direc¬tor del Instituto de Etnología de París. Hadirigido numerosas campañas de excava¬ciones tanto en Europa como en el LejanoOriente. Entre sus obras cabe destacar Pré¬

histoire de l'art occidental (París, 1965). Legeste et la parole (París. 1964) y Les reli¬gions de la préhistoire (París, 1964).

MiS un error grave aplicarlas palabras «arte primitivo» a lasartes africanas u oceánicas actuales,

pues éstas son el resultado de unaevolución tan larga como la de lasartes occidentales. Por desgracia, sepierde a menudo el rastro de estaevolución, pero los testimonios quede ella conservamos demuestran quelos estilos variaron a lo largo de lossiglos y que, si bien el lenguajede sus formas es diferente del que noslegó la tradición griega, no por ellolas actuales artes «primitivas» puedenser calificadas de primerizas.

Todo lo contrario ocurre con el

viejo arte prehistórico, que es unamanifestación del alba del desarrollo

de la humanidad y que, éste sí, puedecalificarse de auténtico arte primitivo,arte del comienzo.

El concepto de humanidad varíasegún consideremos al hombre en elespacio actual o en el tiempo. En elespacio actual sólo existe una huma

nidad, representada por el Homosapiens con sus diferentes razas. Pero,en el tiempo, la visión es completa¬mente distinta: millares de genera¬ciones de bípedos se sucedieron lasunas a las otras a lo largo de uno odos millones de años, quizá más, parapreparar el advenimiento de ese Homosapiens, que tuvo lugar tan sólo hacecincuenta mil.

Esta Interminable duración de los

comienzos no está jalonada por dema¬siadas obras de arte. Representémo¬nos a los precursores del hombreactual, con su cerebro enriquecién¬dose lentíslmamente, satisfaciendosus impulsos estéticos mediante lavoz, las percusiones rítmicas, losmovimientos corporales y, de estamanera, prefigurando todo lo que hallegado a ser el canto, la música y ladanza para los hombres posteriores.Añadamos a estos gérmenes de crea¬ción artística, en épocas más cercanasde la nuestra como la de Neandertal,

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Descubierta por casualidad en 1940, lacaverna de Lascaux (Francia) es uno delos santuarios del arte prehistórico.Independientemente de la significación,simbólica, mágica o realista, de lasfiguras de animales pintadas en susparedes, la maestría técnica del dibujoy el empleo contrastado de los ocres,los amarillos y los negros despiertanla admiración. Estas escenas del mun¬

do prehistórico son bello testimonio delgrado de sensibilidad artística al quehabía llegado ya el hombre hace cercade quince mil años (véase también lacontraportada).

los primeros signos precursores delgrabado, la pintura y la escultura.

Ninguna obra organizada, descifra¬ble en sentido estricto, ha llegadohasta nuestros días desde aquelloslejanos tiempos. Sin embargo, sabe¬mos que los hombres de Neandertal,hace de esto entre cuarenta y cien milaños, manipulaban tinturas de ocrerojo natural y que garabatearon losprimeros grabados con puntas desílex sobre materiales óseos. Por des¬

gracia, es muy modesto el bagaje deconocimientos con que el prehistoria¬dor cuenta para comprender el naci¬miento de las artes: unos cuantos

fragmentos de materia colorante nosautorizan a afirmar que aquelloshombres se interesaron por el color,pero poco más es lo que puededecirse.

Se han encontrado en los habitat,mezcladas con utensilios de sílex ycon desperdicios de caza, algunaspiedras de extraña forma, varios ti

pos de concreciones naturales, con¬chas fosilizadas y otros objetos seme¬jantes, pruebas de que nuestros másinmediatos predecesores se preocu¬paban por las formas que la natura¬leza ofrece espontáneamente. Laatracción por lo «extraño natural»se encuentra profundamente arraigadaen el comportamiento estético delhombre y, de alguna forma, le haseguido como una estela a lo largode la historia. Por esa razón, la hipó¬tesis de que los hombres de Nean¬dertal o incluso tipos de humanidadanteriores sintieron necesidades es¬

téticas y aprendieron a satisfacerlasrudimentariamente, es fácilmente veri-fícable si atendemos al desarrollo,evidentemente alto, de sus técnicas.

El hecho de que estos hombrescontaran con utensilios de piedratallada capaces de producir formas decontornos regulares en otros mate¬riales más blandos, plasmando deesta manera objetos de «aspectoinesperado», debe ser llevado a susúltimas consecuencias. La lógica de laposesión de este tipo de herramientasde trabajo permite una especie deverificación automática de hipótesiscomo la anterior. La técnica de la

preparación del bloque de sílex delque era extraído el utensilio condi¬cionó de algún modo la primera rea¬lización de formas artificiales.

Está demostrado que pueden utili¬zarse fragmentos de sílex cortados sinmétodo alguno, pero el hecho es quedurante el primer millón de años de laprehistoria humana domina una ten-

Foto © Jean Vertut, Paris

dencia creciente hacia la consecución

de productos estereotipados, haciala formación progresiva de auténticoscaracteres de estilo, cuya lenta evo¬lución permite diferenciar los objetosque caracterizan a las sucesivas épo¬cas. La eficacia de los productos yel ahorro de materia prima, que esca¬seaba en algunas regiones, son datosque permiten una explicación racionalde esta evolución; pero el hecho mássignificativo radica en la imposibilidadde diferenciar esta trayectoria técnica,racionalmente explicable, del floreci¬miento creciente de formas estética¬mente elaboradas.

Hablando con propiedad, podemosdecir que el arte está presente en lavida del hombre desde hace aproxi¬madamente cuarenta mil años. Las

obras artísticas son, ante todo, elresultado de actos técnicos en los

que la mano exterioriza no un objeto,sino un símbolo. No es fácil determi¬

nar el límite que separa cada una delas sucesivas etapas de la evoluciónde la humanidad, porque, en el planointelectual, tales etapas no están com¬puestas de prehombres, protohombresy, finalmente, verdaderos hombres,sino que, por el contrario, desde elcomienzo su contenido es sólo el

hombre, nada más que el hombre cadavez más humano.

Otro tanto ocurre con el arte, queno apareció repentinamente en suplenitud, sino que efectuó lo quepodemos llamar su «nacimiento» a lolargo de milenios. El interés de losNeandertalenses por lo «extraño natu-

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EL ARTE EN LA CAVERNA (cont.)

ral» o por los ocres señala una fasedecisiva en la evolución de lo que pos¬teriormente alcanzaría su completodesenvolvimiento. Este desarrollo se

encuentra, con toda probabilidad, vin¬culado al lenguaje o, al menos, alproceso de adaptación del lenguajea la formulación de lo abstracto. Los

productos del trabajo manual son,junto con el sistema verbal, el másfiel agente de la expresión del pensa¬miento. De ahí que, aunque carezca¬mos de testimonios directos de la

expresión verbal hasta la apariciónde la escritura, si tenemos en cuentaque tal expresión brota de las mismasfuentes cerebrales que la expresiónmanual, nada nos impedirá deducirque lenguaje y técnica son fenómenossolidarios en la evolución humana.

Y si, desde el comienzo, las manossupieron exteriorizar el pensamientoen los gestos del trabajador manual,si consiguieron imprimir en los uten¬silios creados por ellas el recuerdode la búsqueda inconsciente de for

mas, en cambio no se ha conservado,entre las reliquias de los hombres dehace quinientos mil o un millón deaños, ninguna expresión explícita deformas inventadas cuya función fuerano la de lo inmediatamente utilizable

sino la del símbolo. De lo cual pode¬mos concluir que lo que las manos noplasmaron no existió presumiblementeen el lenguaje y que, por lo tanto, hayque esperar a que el largo procesode maduración del cerebro y de lacultura alcance un nivel superior parapoder encontrar en él la posibilidadde una «expresión» propiamente dicha,una expresión pura, un símbolo. ElHomo sapiens, es decir, la especiehumana actual, alcanzó ese nivel ypudo franquear el límite hace sólounos cuarenta milenios.

El hecho más sorprendente es queel adorno (dientes taladrados, collares,objetos colgantes) aparece al mismotiempo que las primeras tentativas deejecución figurativa, como si los modosde expresión que entonces pugnaban

por aparecer iluminasen simultánea¬mente los símbolos del comporta¬miento social que son los ornamentosy los de la expresión abstracta, lo quecorrobora la hipótesis de la vincula¬ción del fenómeno artístico con la

expresión verba!. El impulso artísticoes siempre un soporte de sentimien¬tos de exaltación social en sentido

amplio. No existe impulso artístico enestado puro, puesto que mediante élse materializan en formas el senti¬

miento del poder, el amor o las viven¬cias religiosas. El arte prehistórico serevela lo mismo en un adorno que enuna obra figurativa, y en ambos obe¬dece a las mismas reglas que mar¬caron el desenvolvimiento de las artes

posteriores.

Es difícil determinar con exactitud

la fecha exacta de esta aurora, debidoen parte a que todavía no conocemosbien la prehistoria de todas las regio¬nes del planeta y, sobre todo, a lacircunstancia de que esta fecha, enrigor, no existe como tal, tratándose

32 Estas dos estatuillas de mujer datan de la época auriña-ciense, hace de 25.000 a 30.000 años. La primera (arriba)mide sólo 37 mm y proviene de la región del lago Trasi-meno (Italia). La otra, llamada Venus de Willendorf (Austria),alcanza los 110 mm de altura.

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Pocas veces representa el hombre prehistórico el rostro humano.De ahí la importancia de los escasos ejemplos de que dispone¬mos. Así, este guijarro grabado (arriba), del tamaño de un huevo,descubierto en el norte de Afganistán y que al parecer data de20.000 años antes de nuestra era. O esta cabeza de 47 mm (a laderecha), esculpida en marfil y proveniente de Dolni Vestonice(Checoslovaquia). Véase también la foto de la página 2.

de un momento, es decir, de un tiempointerior dentro del tiempo de la evo¬lución de la humanidad, y no de unpunto exacto dentro del desarrollocronológico de ésta.

Tras una invención hay siempreun inventor, y nada más que un inven¬tor, pero tras un inventor se ocultatodo un contexto social e histórico.

Por ello, cuando, como ocurre en elcaso presente, los hechos se des¬arrollan en escala de milenios y através de pequeñas etapas, pretenderhablar de la «invención» de la pinturao de la escultura es adoptar frente alproblema una actitud infantil. Todocuanto sabemos acerca de esta «in¬

vención» se escalona, dentro de la

prehistoria europea, a lo largo del pe¬riodo final de Neandertal, es decir,

en las postrimerías de la última etapaglaciar, durante un lapso de tiempoque en su punto más alejado alcanzalos cincuenta mil años y en su cotamás próxima a nosotros ronda losnueve mil.

El punto de partida es excesiva¬mente prolongado, de modo que másde la primera mitad de ese periodotrancurre antes de que tenga lugarninguna de las grandes realizacionesen pintura y en bajorrelieve de lascavernas de Europa occidental. Du¬rante la segunda mitad del periodoasistimos a una extraordinaria expan¬sión de las cavernas decoradas y losobjetos esculpidos o grabados enEspaña, Francia, Italia e incluso en losUrales, centrándose hasta ahora losdescubrimientos exclusivamente en la

zona eurásica, desde el Atlánticohasta los confines del lago Baikal, enSiberia. Es indudable que llegaremosa descubrir en otras regiones delmundo las obras artísticas realizadas

a lo largo de este periodo inicial,pero, hasta ahora, los millares de pin¬turas y de grabados encontrados, porejemplo, en África y en Asia meridio¬nal pertenecen a épocas más recien¬tes, lo que, por supuesto, no les restani un ápice de su valor y de su interés.

Los medios técnicos de que se sir¬vió el arte prehistórico alcanzarondesde sus comienzos la cima de sus

posibilidades. Es éste un punto decapital importancia, pues nos permitediferenciar categóricamente la crea¬ción artística de la invención técnica.

En materia de caza, de pesca, de teji¬do, de confección de vestidos y deedificación, las técnicas sufrieron a lolargo del tiempo una lenta transforma¬ción que las condujo hasta la épocaactual: es, por ejemplo, inimaginableun hombre prehistórico en posesiónde las técnicas de la construcción

aeronáutica partiendo de la base cien¬tífica que le ofrecía su sociedad.

En cambio, este mismo hombre, aldisponer de materias colorantes y deutensilios de sílex cuya capacidad depercusión y de corte es superior a lade la mayoría de las herramientasmetálicas, se encontraba, como artista,en posesión de todas sus posibili¬dades de expresión. El decurso deltiempo aportará a su bagaje técnico

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UNA EXTRAORDINARIA MINIATURA

Esta magnifica cabeza de caballo relinchando, esculpida en cuerna dereno, data del Magdaleniense Superior. Descubierta en Mas d'Azil(Francia), mide sólo 45 mm desde la punta de las orejas hasta el extremodel hocico.

Foto © S. Célébonovlc, Ginebra

EL ARTE EN LA CAVERNA (cont.)

. nuevos procedimientos, como el mo-/saico y la pintura al óleo, nuevos

colores, como los verdes y los azules,y, finalmente, nuevos matices yvariantes en la ejecución, pero estono obsta para que, desde los primerosbalbuceos, el primer artista pudieradar toda la medida de sí mismo,

mediante formas, oposiciones de colo¬res y relieves, etc.

El arte, por ello, se encuentra desdesiempre en una situación muy dife¬rente de la que caracteriza a la evolu¬ción de la técnica. La inteligenciainventiva del técnico prehistórico,habida cuenta del bagaje material quetiene a su disposición, alcanza el nivelestricto que corresponde a la etapaa que ha llegado su sociedad, en fun¬ción del tiempo y de la situación geo¬gráfica. Por su parte, la dependenciadel arte respecto del medio técnico ysocial es de diferente orden. De ahí

que podamos encontrar en una mismasociedad, simultáneamente o en mo¬mentos sucesivos, obras que eviden¬cian un dominio pleno de la expresiónjunto con obras muy toscas.

El problema del Instrumental no seplanteó en el campo del grabado y dela escultura, debido a que el sílex fuesiempre una herramienta perfecta¬mente adecuada al trabajo sobre mate¬riales óseos, piedras blandas y murosde cavernas o de farallones rocosos.

Con mayor razón podemos imaginarlas facilidades con que contó la reali¬zación de figuras de arcilla medianteel sistema de modelado, a pesar deque los descubrimientos de esculturasmodeladas y de bajorrelieves corres¬ponden a una época relativamente tar¬día, probablemente a partir de quincemil años antes de nuestra era.

La búsqueda de efectos de relievees uno de los rasgos dominantes dela evolución del arte prehistórico y,a la larga, abarca no sólo la manipu¬lación de materiales sólidos, sino tam¬

bién la misma pintura. Merece lapena insistir en uno de los aspectosmás característicos de los procedi¬mientos artísticos que se sirven de lasustración de materia: por razones detipo práctico, el bajorrelieve se llevabaa cabo únicamente en cavidades ilu¬

minadas por luz natural, debido a quelas muchas semanas necesarias parala ejecución de las figuras habrían exi¬gido medios muy eficaces de ilumina¬ción en lo profundo de las cavernas.

Sin embargo, en algunas cuevas,como la de Font-de-Gaume, en Dor-

doña (Francia), encontramos un pro¬cedimiento expeditivo para la conse¬cución del relieve, lo que demuestraque ya se contaba con un saber téc¬nico bastante considerable: la figura,dibujada con un trazo de varios milí¬metros de profundidad, tiene un bordeinterior redondeado que, a causa de lailuminación rasante, proporciona unasorprendente ilusión de relieve.

El artista prehistórico nos ha legadomultitud de grabados en losas, enhuesos y en cuernas de reno, así comoobjetos (por ejemplo, puntas de armas

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BESTIARIO EN LA PIEDRA. Las figuras de animales pintadas en las paredes de las cavernas del Paleolíticorevelan toda la significación que la caza tenía en la vida y la mentalidad de los hombres prehistóricos. El trazoseguro con que se representan caballos, renos, camellos, bisontes, leones, osos y mamuts, muchas veces enmovimiento, demuestra que se trata de la obra de verdaderos artistas. En el conjunto pictórico de la gruta dePech-Merle, en el sudoeste de Francia, el artista se ha servido de los trazos esenciales del dibujo paraexpresar la fuerza extraordinaria del mamut. En la gruta de Niaux, de la misma región, puede admirarseeste caballo salvaje (páginas centrales) realizado con líneas sobrias y expresivas.

Fotos © Jean Vertut, Paris

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ARTE

PREHISTÓRICO

DE ESPAÑA

Los artistas prehistóricoshan representado a menudofiguras de cérvidos. El cier¬vo astado de la Izquierda,de 40 centímetros de largo,se encuentra en la famosa

cueva de Las Chimeneas,

cerca de Santander, en

el norte de España. Elgamo pintado en rojo sehalla en la cueva de Cova-

lanas en la misma regiónde Santander, que, juntocon la de Levante, es la más

rica en cuevas prehistóricasde toda España y una de lasmás Importante del mundoen este respecto. En San¬tander está la más famosa

de todas .las cuevas espa–olas: la de Altamira.

Fotos © Jean Vertut, Paris

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EL ARTE EN LA CAVERNA (viene de la pêg. 34)

Las técnicas "tachistas" del Paleolítico

arrojadizas) decorados unas vecescon figuras geométricas simples, yotras (por ejemplo, propulsores devenablos) con figuras de animales muyafinadas. La escultura menor, en plenorelieve, típica del arte mobiliar, estárepresentada por figuras humanas yde animales; en regiones donde el artede las cavernas fue desconocido, comoChecoslovaquia y la URSS, se hanencontrado centenares de pequeñasfiguras modeladas o esculpidas enpiedra blanda. Uno de los tipos másfrecuentes de objetos esculpidos esel formado por estatuillas femeninasde pronunciados contornos descubier¬tas a lo largo de la vasta zona queva de los Pirineos al lago Baikal.

No menos interesante es la evolu¬

ción de la pintura. Sabemos ya que,desde muy temprano, el hombreaprendió a usar materias colorantesDesde una época que se remonta aunos 35.000 años antes de nuestra era,

el hombre prehistórico estaba enposesión de procedimientos que lepermitían modificar los colores de losocres naturales, sometiendo éstos ala acción oxidante del fuego. De estamanera consiguió dominar toda lagama que abarca de los amarillos alos rojos más o menos violáceos. Elnegro lo extraía del manganeso naturalo del carbón de madera.

Igualmente variados eran los méto¬dos de aplicación del color: cuandolos trozos de ocre eran al mismo

tiempo consistentes y desmenuzables,componía con ellos auténticos lápices,que, una vez tallados y punteados, leservían para decorar las superficiesllanas. Los colorantes duros eran pul¬verizados por frotación sobre unaloseta de piedra rugosa. El polvo obte¬nido mediante este procedimiento, obien a partir de materiales en estadopulverulento, era aplicado de dife¬rentes maneras, adecuadas cada una

de ellas a la naturaleza del soporte yen función del efecto que, en cadacaso, buscaba el artista. El color seaplicaba, en un punteado más omenos denso, con la yema de un dedoo con el extremo de una varita.

Por su parte, las líneas continuaseran trazadas unas veces con proce¬dimientos semejantes y otras con elconcurso de auténticos pinceles. Hubouna técnica muy singular, destinadaa las superficies que presentaban másresistencia al artista. El caso más nota¬

ble es el del conjunto pictórico prin¬cipal de la gruta de llascaux (Dor-

Grabado rupestre cerca del lagoOnega (URSS). Eran muchas las <£tribus neolíticas que vivían en las éislas y en las riberas de este lago,donde dejaron vestigios de sus sutensilios, sepulturas, etc., asi como ölnumerosas figurillas de animales o(sobre todo de cérvidos) grabadas gen la roca.

doña, Francia), cuyos muros estáncubiertos por una capa de calcitablanca llena de protuberancias granu¬ladas, como la superficie de una coli¬flor, lo que dificultaba la aplicaciónsobre ella de colorantes según losmétodos habituales.

Los pintores de Lascaux, hace deesto unos 15.000 años, resolvierontan grave dificultad embadurnandolas paredes con el polvo colorantemedíante un taco de piel. Esta es larazón de que el conjunto pictórico deLascaux posea ese característicoaspecto rugoso y granulado que le especuliar.

Pero, aplicado asi, el sistema de«manchado» hubiera impedido alartista dar un contorno nítido a sus

figuras, nueva dificultad que el hom¬bre de Lascaux superó con un proce¬dimiento complementario del anteriory que consistía, a grandes rasgos, enlo siguiente: una vez delimitada lafigura que el pintor quería colorear,éste situaba en sus bordes una plan¬tilla de cascara blanda o de cuero quemovía a lo largo de la línea de con¬torno, impidiendo así a la mancha decolorante difuminarse en el muro.

El procedimiento, sumamente inge¬nioso, evidencia un dominio de las

técnicas manuales muy considerable.La impresión que producen los grandesconjuntos artísticos de las cavernasfrancesas y españolas confirma esesupuesto de maestría, la absoluta cer¬teza de que quienes los ejecutaronfueron auténticos artistas especializa¬dos que consagraban gran parte de suactividad a la realización de estos

grandes santuarios subterráneos.

Lo mismo que en la escultura, elrasgo más original de la pintura rupes¬tre es la búsqueda de la tercera dimen¬sión. Esta búsqueda fructificó, en elcampo de la escultura, en bajorre¬lieves iluminados con luz natural. Pero,

al margen de ésta, existieron otrasdos soluciones. La primera era comúna los diferentes procedimientos depintura y grabado y consistía en elaprovechamiento de los accidentesnaturales del muro-soporte, de talmanera que el color y el trazo logra¬ran hacer explícitos los volúmenesnaturales implícitos en la conforma¬ción de la roca.

La segunda solución consistía en lacreación de una apariencia de mode¬lado mediante variaciones en el gro¬sor de) trazo, unas veces por supre¬sión de la intensidad del color y otraspor un sistema de líneas de som¬

breado. El apogeo de esta técnica loencontramos en las pinturas rupestresde Altamira (Santander, España), quedatan de hace unos once o doce mil

años antes de nuestra era, y de Niaux(Ariège, Francia). Estas obras sitúana la pintura de las cavernas al nivelde las más bellas producciones artís¬ticas del periodo histórico del hombre.

¿Podemos considerar «primitivo» unarte que, como éste, tiene tras símilenios de incubación? Reconforta

pensar que, en una situación tan pri¬maria de la técnica y de la economía,miles de años antes de que la agricul¬tura, la metalurgia y la escritura abrie¬ran paso a las civilizaciones de la Anti¬güedad, el hombre supo encontrar losmedios para expresar la plenitud de supensamiento artístico y, con ello, laplenitud de su humanidad.

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Cuando el hombre

se separó de losdemás primates

por John R. Napier

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Mam A historia del hombre y desus antepasados es como una obra deteatro en la que el personaje clave noaparece sino en la última escena. Perocuando por fin hace su entrada, elpúblico, basado en lo que ha suce¬dido antes, tiene ya una idea cabal decómo va a ser.

Afirmar que el hombre es elpersonaje «clave» en el drama dela evolución de los primates respondea un criterio perfectamente unila¬teral. No hay duda alguna de quesi el presente artículo lo hubiera es¬crito una jirafa, por ejemplo, alhombre se le asignaría un papel demínima importancia, probablemente de«malo», en semejante drama. Es natu¬ral que el ser humano adopte un crite¬rio antropocéntrico respecto de laevolución de los primates, pero ellono significa que sea incapaz.de pen¬sar de otra manera.

Muchos de mis colegas, por ejem¬plo los zoólogos, se interesan princi¬palmente en estudiar los antecedentesde los primates no humanos, comolos lémures, los monos y los antro-

JOHN R. NAPIER es director de la sección

de biología de los primates del Queen Eliza¬beth College, Universidad de Londres. Granespecialista en anatomía de los primates nohumanos, ha dirigido también el programade biología de los primates en la Smithso¬nian Institution de Washington. Ha escritovarias obras sobre los orígenes del hombre,entre las que cabe destacar A Handbook ofLiving Primates (Londres, 1967), The Originsof Man (Nueva York, 1969) y The Roots ofMankind (Washington, 1970).

poides. Pero yo soy antropólogo, locual quiere decir que el hombre cons¬tituye el tema central de mis estudios.No es pues de extrañar que lo queprimordialmente me Interese seala aparición de los rasgos estructura¬les y funcionales con que caracteri¬zamos al hombre actual. Dicho esto,

creo que debemos poner en claronuestras ideas y decidir qué es lo quebuscamos al estudiar los fósiles de

primates.

Ante todo tenemos que establecercuáles son nuestros criterios y selec¬cionar aquellos rasgos privativos delhombre actual que pueden calificarsede características diferenciales.

Podríamos escoger un sinnúmerode características, pero si se tiene encuenta que el material básico paranuestro estudio se limita a huesos ydientes fosilizados, nuestra posibilidadde elección es en extremo restringida.

El habla y el lenguaje son las carac¬terísticas humanas más sobresalientes,

pero, por desgracia, no dejan huellasen los huesos fosilizados. Pueden

utilizarse todo tipo de argumentospara deducir que el lenguaje evolu¬cionó en tal o cual época, pero no hayel menor rastro de comprobacióncientífica de semejante deducción.

La capacidad de hablar se basa,primeramente, en la forma y la mus¬culatura de la boca, la lengua, el pa¬ladar, la faringe y la laringe; y, en se¬gundo lugar, en los centros de lacorteza cerebral que controlan la ac¬tividad muscular de las susodichas

partes «blandas». Aunque se han for¬mulado muchas hipótesis ingeniosas,no sabemos de ninguna que puedaayudarnos a reconocer la capacidadde hablar a partir de los huesosfósiles.

Existen toda una serie de fenóme¬

nos culturales que podríamos conside¬rar como características importantesdel hombre, pero tampoco podemosbasarnos en ellos porque no dejantras sí prueba material alguna de sudesenvolvimiento. El comportamiento,

por ejemplo, no se fosiliza, cosa que síocurre, en cambio, con sus accesoriosextracorporales.

Pueden hallarse pruebas de unaeconomía de caza en los lugares dehabitación (o «pisos») del hombre pri¬mitivo; lo mismo cabe decir de la fa¬bricación de útiles. Así como el lu¬

gar donde se ha realizado una giracampestre puede revelar a un investi¬gador inteligente todo cuanto nece¬sita saber sobre la condición social

y las costumbres de quienes han par¬ticipado en ella, los pisos de habita¬ción del hombre primitivo, con susfogones, sus restos de animales, suspinturas rupestres, sus sepulturas,etc., pueden ser leídos e interpretadospor los arqueólogos.

Por desgracia, los antecedentes delhombre que tratamos de investigarabarcan millones de años y se remon¬tan a una época en la que no existíansuelos habitados ni artefactos. Apartede la prueba material de la existen¬cia de utensilios de piedra o de huesoque completan nuestra comprensiónde la habilidad manual del hombre,no podemos basarnos con mucha cer¬teza en las pruebas de un «comporta¬miento fósil». ¿Cuáles han de serpues nuestros criterios?

Cuando pensamos en el hombre ylo comparamos con los seres no hu¬manos, uno de los primeros rasgos enque paramos mientes es que aquél semantiene erecto y camina con dos pier¬nas. Pero ello no constituye ni siquierade manera aproximada una definiciónsuficientemente precisa que excluya alos muchos primates no humanos erec¬tos y bípedos. Tampoco excluye, porejemplo, a los osos.

Para elaborar un criterio más exacto

debemos recurrir a nuestros conoci¬

mientos sobre la biomecánica de lamarcha humana. La locomoción del

hombre es una cuestión sumamente

compleja.

No es éste el lugar más apropiadopara atiborrar al lector con detallestécnicos; baste pedirle que acepte laconclusión simplificada, pero no por

SIGUE EN LA PÄG. 42

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Este dibujo está tomado de la segunda edición del libro de Carlos Darwin The Descent of Man ^1(El origen del hombre), publicada en Londres en 1883. El simio de aire triste responde al curioso T" Inombre de Semnopithecus rubicundos. Darwin, explicando la sorprendente disposición del peloen términos de selección sexual, escribía: "Es inconcebible que una disposición como ésta puedaser de ninguna utilidad práctica".

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La herencia arbórea

del hombre

A la existencia arbórea de sus antecesores

debe el hombre la movilidad de su mano,

ei carácter oponible de su dedo pulgar y lapostura erecta de por lo menos la parte

superior de su cuerpo. El gibón actual (a laizquierda) se columpia todavía alegrementede un árbol a otro. En cambio, el gorila (a laderecha) vive, como el hombre, esencial¬mente en el suelo, si bien sus miembros

inferiores no se han adaptado a la locomo¬ción verdaderamente bípeda y sigue apoyán¬dose al andar en los nudillos de sus dedos.

Gracias a las mutaciones producidas en la

pelvis, el hombre y sus antepasados adopta¬

ron la locomoción bípeda a zancadas, más

apta para la vida en el suelo. El dibujo de

la derecha nos muestra la zona pelviana delAustralopithecus comparada con la del chim¬pancé.

CUANDO EL HOMBRE SE SEPARO DE LOS PRIMATES (Viene de la pág. 40)

El triunfo irresistible del cerebro humano

42

ello menos válida, de que el hombreactual tiene una manera única de ca¬

minar a pasos largos. En este tipo demarcha intervienen los músculos y lasarticulaciones de la columna vertebral,

la pelvis, la pierna y el pie en unaserie complicada y precisa de movi¬mientos integrados. Se trata de unalocomoción en la cual el apoyo seefectúa con el talón y los dedos.

Tenemos así la posibilidad de esta¬blecer la primera característica diferen¬cial: el hombre se mantiene en una

posición completamente erecta y sulocomoción es habitualmente bípeda ya grandes pasos.

El segundo rasgo que despiertanuestra atención es la habilidad de la

mano humana dotada de una capacidadilimitada y de una delicadeza exquisitapero que al mismo tiempo posee unafuerza alarmante (tanta que puede hen¬der un ladrillo en dos con un golpede karate o desgarrar una guía urbanade teléfonos).

El componente esencial de la manohumana es su pulgar oponible a losdemás dedos, lo cual le permite apre¬hender objetos con fuerza o con deli¬cadeza. El pulgar oponible constituye,por tanto, una característica obvia,pero, desgraciadamente, no es priva¬tiva del hombre: todos los monos ac¬

tuales del Viejo Mundo poseen pul¬gares oponibles.

De ahí que, nuevamente, tengamosque recurrir a nuestro conocimiento dela anatomía funcional de la mano huma¬

na para orientar correctamente nues¬tras investigaciones. Pues bien, la ca-oacidad aue tiene el hombre para asircon precisión es mucho mayor que lade cualquier mono; cuando aquél sesirve de su índice y de su pulgar paraasir con precisión, pone en juego lasdos partes más sensibles de todo su

cuerpo. La percepción sensorial quese obtiene a través de esas dos pe¬

queñas zonas corporales proporcionala base neurológica para el tipo dehabilidad propio de quien fabrica unreloj, de quien realiza una operaciónde cirugía plástica o de quien montaun sistema de microcircuitos.

Hace algún tiempo, con el fin dedisponer de un medio para evaluar laprecisión de los primates en el acto deaprehender, propuse una sencilla re¬lación llamada «escala de oponibili-dad» para expresar las longitudes rela¬tivas del índice y del pulgar. La escalade oponibilidad en el hombre es de 65,en el chimpancé de 43, y en el mandrilo zambo, que es el que más se pareceal hombre en este aspecto, de 57. Demodo que ya podemos señalar lasegunda característica diferencial: elhombre posee un pulgar oponible cuyalongitud es aproximadamente el 65 porciento de la longitud del índice.

El tercer rasgo que caracteriza alhombre es su cerebro grande yredondeado. Ahora bien, es evidenteque el cerebro no se fosiliza, de modoque debemos conformarnos con de¬ducciones basadas en el estudio de los

cráneos fosilizados. Por desgracia, apartir del examen de un cráneo no haymanera de determinar la naturaleza del

cerebro, aparte su forma y su tamaño.

Pero el tamaño, en sí mismo, esun indicio que puede inducir a errordebido a que varía según las especies.Por ejemplo, entre las poblacioneshumanas actuales el volumen del cere¬

bro oscila entre 950 y 2.000 centímen-tros cúbicos. El volumen medio es de

1.400 cm3 aproximadamente. El tama¬ño del cerebro está en relación con

la talla del cuerpo los animalesmás grandes tienen un cerebro demayores dimensiones y, por alguna

razón que no comprendemos plena¬mente todavía, con la Inteligencia.

Pese a todo, el tamaño del cerebroes una guía valiosa para el paleon¬tólogo que trata de seguir la huelladel hombre a través del tiempo.Desde las primeras épocas prehuma-nas hasta el florecimiento final de lafamilia humana cristalizado en la

especie Homo sapiens, se observauna tendencia constante al aumentodel volumen cerebral. Tal es la basede la tercera característica diferencial,

que puede expresarse de la manerasiguiente: el hombre tiene un cerebroancho y redondeado cuyo volumen,que guarda relación con el tamañode su cuerpo, puede exceder de1.400 cm*. (Véase el gráfico de lapág. 45.)

Finalmente, advertimos que el hom¬bre posee dientes pequeños y regu¬lares, dispuestos en elegante formaparabólica a lo largo de ambas man¬díbulas. Los dientes humanos, igualque los de todos los primates vivos,son de cuatro tipos: incisivos, caninos,premolares y molares. Los de ambasmandíbulas suman en total 32, númerocaracterístico de todos los monos del

Viejo Mundo pero no de los prosímiosdel Nuevo Mundo.

A diferencia de los monos antro¬

pomorfos, los dientes del hombre tie¬nen más o menos la misma longitud;los caninos, que en los antropoidesson dientes masivos, alargados y sa¬lientes, en el hombre son pequeños,cortos y separados. Los molares huma¬nos tienen un borde bajo y redondeadoen contraste con la punta aguda ysaliente de los molares de los monos.El tercer molar del hombre, en ambas

mandíbulas, es a menudo pequeñoy frecuentemente ni siquiera existe,en tanto que en los antropoides el

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1 1\'"

Oh

tercer molar es a menudo el más

grande de los tres.

Existen muchas otras diferencias

pero estas pocas bastan para expresarla cuarta característica diferencial en

los siguientes términos: los dientesdel hombre son pequeños y estándispuestos en forma parabólica a lolargo de las mandíbulas; el tercermolar es el más pequeño de la serley los caninos no son salientes.

Con estas características ya pode¬mos seguir la huella del hombre ennuestro viaje al pasado. Viaje que seasemejará al efectuado por tren entredos ciudades que se hallen a variosmiles de kilómetros de distancia. La

mayoría de los sistemas de comuni¬cación ferroviaria son muy compli¬cados; tienen numerosas estacionesde empalme, cambios de vía, ramalesy estaciones terminales, de modo quedebemos estar constantemente aten¬

tos para no desviarnos por líneashace tiempo abandonadas, que noconducen a ninguna parte y terminanen un tope enmohecido.

Se trata de un peligro real puestoque la evolución entraña frecuente¬mente un cierto mimetismo en virtud

del cual aparecen de pronto rasgossimilares en tipos que no tienenrelación entre sí o están relacionados

de manera muy remota. Ya hemosvisto, por ejemplo, que la locomociónbípeda no es un atributo exclusivo delhombre. Más que de mimetismo debehablarse aquí de paralelismo. Puesbien, la teoría que ese paralelismoimplica afirma que, dado un conjuntode condiciones ambientales, los ani¬males que tienen una ascendenciacomún tienden a evolucionar de ma¬nera similar.

El mejor ejemplo de paralelismo enla evolución de los primates es elde los proslmios del Nuevo y delViejo Mundo, los cuales tienen encomún un antepasado que vivió haceunos 40 millones de años aproxima

damente y presentan tantas carac¬terísticas físicas similares que parauna persona lega en la materia resultadifícil distinguirlos, aun comparándo¬los en un parque zoológico.

El hombre tiene una doble herencia

ecológica. Sus primeros antepasadoseran criaturas de vida arbórea quese habían adaptado perfectamentepara moverse, alimentarse, aparearsey dormir entre las frondas de losbosques tropicales. Sus antepasadosposteriores habitaban en el suelo ypasaban su vida en bosques y pra¬deras tropicales compitiendo con lasmirladas de mamíferos terrestres,entre los cuales se contaban los

grandes carnívoros de presa. Estasdos etapas son complementarias:sin ese pasado de vida arbóreano habría podido sobrevivir en elsuelo.

Bill hombre no posee la lige-raza del impala ni la energía mortíferade los leopardos y leones; pero alo largo de su vida arbórea adquirióaptitudes que eran Infinitamente másvaliosas. Podía correr por el suelo ytrepar a los árboles; podía evitar lospeligros gracias a maniobras sutilesinconcebibles para los animales depresa dominados por sus instintos; ygracias a la liberación de sus manospodía emplear armas y útiles para pro¬tegerse y obtener alimentos. Las manoseran mucho más eficaces que las pezu¬ñas de sus rivales ungulados. Por pa¬radójico que parezca, la supervivenciadel hombre como primate que viveen el suelo se debió enteramente asu herencia de vida arbórea.

Las características arbóreas puedenresumirse brevemente como sigue:

1. Movilidad de las manos y los piesy, en particular, del pulgar y el dedogordo del pie que están muy separa

dos de los otros dedos y que, enalgunos primates, son oponibles aellos.

2. Sustitución de las garras aguza¬das por las uñas planas, paralelamenteal desarrollo de yemas sensitivas en lapunta de los dedos.

3. Acortamiento del hocico junta¬mente con una reducción del aparatonasal y de tas funciones olfativas.

4. Punto de convergencia de losojos situado delante del rostro, unidoal desarrollo de la visión tridimen¬sional.

5. Cerebro relativamente grande enrelación con el tamaño del cuerpo.

6. Posición erecta que en algunosprimates se limita a la parte superiordel cuerpo pero que en otros com¬prende el cuerpo entero.

La familia eocénlca de los Adapidas,(formada por los géneros Notharctus ySmilodectes), de apariencia lemu-roíde, posee la mayoría de estascaracterísticas propias de la vidaarbórea; las uñas sustituyeron a lasgarras y se desarrollaron yemassensitivas en la punta de los dedos,los ojos eran convergentes y seacortó el hocico, el cerebro era rela¬tivamente grande y el modo de loco¬moción entrañaba una posición erectade la parte superior del cuerpo, mien¬tras que en la parte inferior las cade¬ras y las rodillas estaban fuertementedobladas en ángulo.

Este último rasgo merece particu¬lar atención, dado que la posiciónerecta es una de las características

diferenciales que buscamos. Unapostura similar aparece en ejemplaresposteriores como el Necrolemur, pri¬mate primitivo de Europa, y el Hemia-codon, de los Estados Unidos.

La siguiente etapa reconocible en lahistoria de los fósiles se sitúa dentro

de la época geológica conocida con elnombre de Oligoceno. Hasta ahora nose ha podido probar la relación entrelos primates del Oligoceno y los del

SIGUE A LA VUELTA

43

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CUANDO EL HOMBRE SE SEPARO DE LOS PRIMATES (cont.)

La larga carrera de relevos de la humanidad

44

Eoceno, anteriores. La mayor parte dela información de que disponemossobre aquellos proviene de la regiónde El Fayum, en Egipto, que en otrotiempo estuvo cubierta por una espesaselva tropical.

Hace unos 25 o 35 millones de años,

El Fayum fue el hogar de una extra¬ordinaria variedad de criaturas del

tipo del mono y del antropoide. Algu¬nos, como el Parapithecus, estabanprobablemente llamados a convertirseen verdaderos monos; otros, como elAeolopithecus, en semiantropoidescomo el gibón; y otros, como el Aegyp¬topithecus, en verdaderos antropoidescomo el chimpancé y el gorila.

Se ha sugerido incluso, sin ningunacertidumbre desde luego, que unade esas criaturas, llamada Propliopi-thecus, constituye el miembro másantiguo que se conoce del linajehumano. Tanto el Propliopithecuscomo el Aegyptopithecus, de los quesólo nos han quedado dientes y man¬díbulas, muestran algunas de lascaracterísticas que anticipan la condi¬ción peculiar del hombre. El Aegypto-pithecus, si bien posee ciertos rasgosdentales similares a los del hombre,

tiene otros que recuerdan mucho alos antropoides posteriores. Estoplantea una cuestión importante: larelación entre el hombre y el antro¬poide. El probema principal consisteen saber cuál es el grado de esarelación y cuándo se separan la líneade los antropoides y la del hombre.

. por lo menos cua¬tro tesis o escuelas que sitúan esabifurcación, respectivamente, en unaépoca más reciente, en una reciente,en una antigua y en una más antigua.Personalmente me inclino por lasegunda de ellas, pero hay ciertosargumentos en favor de la tercera, lacual sostiene que la filogénesis delhombre se remonta al Propliopithecusde hace unos 30 millones de años.

La tesis sobre la bifurcación reciente

toma como punto de partida una es¬pecie del Mioceno Inferior, encontradaen Kenia (Africa oriental), llamada Pro-consul africanus o algo por el estilo.Sabemos algunas cosas acerca de sumarcha, su cráneo y sus dientes. Sulocomoción era cuadrúpeda, por locual no se advierte ningún indicio parti¬cular de una futura marcha bípeda; lasmanos se asemejan a las del hombrepor sus proporciones pero no existenpruebas de que poseyeran una granhabilidad para asir con precisión; laescala de oponibilidad del pulgar y delíndice se ha calculado en 56.

El cerebro es aun primitivo pero bas¬tante grande en relación con el ta¬maño del cuerpo, y los dientes igualque los del Aegyptopithecus se ase¬mejan más a los del antropoide

que a los del hombre, pero no sontan totalmente especializados comopara que no pueda imaginarse una re¬versión evolutiva a la forma de los

dientes humanos.

El mioceno fue una época de In¬tensa actividad volcánica, de formaciónde valles de dislocación y de monta¬ñas. Una de las consecuencias de esta

actividad orogénica y del enfriamientoparalelo de la superficie de la tierraque venía produciéndose constante¬mente desde el comienzo de la era

terciaria, fue la extensión de las pra¬deras a expensas de los bosques. Laspraderas ofrecieron nuevas oportuni¬dades de evolución a una gran varie¬dad de mamíferos, entre ellos a la po¬blación creciente de primates.

Como es obvio, algunas razas deprimates, y entre ellos los antepasadosdel hombre y los del mandril actual,reaccionaron al desafío que plantea¬ban los cambios del medio. De esta

manera se abrieron nuevos horizontes

a nuestros antepasados remotos y secrearon las posibilidades para queevolucionaran hacia las características

diferenciales de la humanidad.

Actualmente se considera que elantepasado más antiguo del hombrefue una criatura llamada Ramapithe¬cus, encontrada en el noroeste de la

India y en el Africa oriental. Las prue¬bas materiales de que disponemospara afirmar su humanidad potencialson pocas, pues consisten apenas enmandíbulas y dientes, pero, aun así,son muy' reveladoras.

El Ramapithecus tiene dientes muyparecidos a los del hombre y despro¬vistos de las características dentales

de los primates que podemos observaren el Aegyptopithecus Zeuxis y en elProconsul africanus. El arco dental es

redondo, los caninos son pequeños ylos molares no aumentan progresiva¬mente de tamaño hacia los extremos

MUSGAÑOS

TARSIUS

Dibujo © W. Mowells

UNA OBRA MAESTRA DE LA NATURALEZA

La evolución ha proporcionado al hombre unas manos de sorprendente destreza, en lasque se conjugan la fuerza y la precisión. Este dibujo es una combinación de otros dospublicados en el libro de W. Howells Mankind in the Making, Nueva York, 1959.

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CAPACIDAD

CRANEANA

(cm')

I5ÓOi-

OOO

500

LA EVOLUCIÓN DELCEREBRO HUMANOTres millones de añosde crecimiento

HOMO SAPIENS

HOMO ERECTUS

HOMO HABILIS ^+*<

AUSTRALOPITHECUS ^A - -*"

millones de años1.75 0.7 0.2 O

El gráfico muestra cómo el crecimiento de su capacidad craneana ha hecho del hombremoderno un «intelectual». Para que la comparación sea más fácil, los restos fósiles delHomo habilis aparecen superpuestos a los contornos de un cráneo humano actual.

del arco, como sucede con los monosantropomorfos. El Ramapithecus vivióhace unos 12 o 14 millones de años,

pero es obvio que la evolución de susantepasados pudo iniciarse variosmillones de años antes.

La siguiente etapa reconocible de lafilogénesis humana comenzó, al pare¬cer, hace unos cuatro o cinco mi¬llones de años. Existen pruebas frag¬mentarias de que criaturas prehumanaspertenecientes al género Australopi¬thecus vivían en Kanapoi y Lothagam,dos regiones de Africa oriental. Hemosencontrado huellas de esos semihom¬

bres, dos millones de años más tarde,en las proximidades del lago Rodolfo,en Africa del Sur y en la Garganta deOlduvai (Tanzania), que es donde semostraron más prolíficos.

Los australopitecus son considera¬dos generalmente como próximos alhombre. Técnicamente, en virtud de lascuriosas reglas de la antropología con¬temporánea, no están calificados pararecibir con pleno derecho el título deseres humanos, pero algunos de nos¬otros sostenemos la tesis de que elgénero zoológico Homo hizo su pri¬mera aparición en la Garganta de Ol¬duvai hace 1.750.000 años. Su modo

de vida parece haber sido el de unacriatura que se alimentaba de carroña,perseguía la caza menor y fabricabautensilios.

El Homo habilis, como suele lla¬marse a este hombre primitivo, teníauna locomoción bípeda y probable¬mente de pasos largos; su cerebro eratodavía pequeño en relación con lasnormas actuales (gráfico de arriba) pe¬ro mayor que el de sus predecesores.

Al Homo habilis sucedió en la his¬toria de los fósiles el Homo erectusdel sudeste asiático (Java), de Asia(China), de Europa (Alemania occiden¬tal) y de Africa oriental y septentrional.El primer Homo erectus, el de Java,tenía un cerebro mayor que el del Homohabilis (935 cm3 y 656 cm3, respectiva¬mente); en las últimas manifestacio¬nes de estas especies, la de Pekín, porejemplo, el cerebro alcanzaba el ta¬maño sin precedentes de 1.225 cm3. Apesar de su gran volumen cerebral, elHomo erectus poseía un cráneo deforma primitiva fácilmente reconocible.

Se supone que su marcha era bí¬peda y a grandes pasos. No se sabequé forma tenían sus manos, de modoque el único indicio para juzgar de suhabilidad son los útiles que fabricó.Generalmente pertenecen a la clasifi¬cación de «utensilios de fuerza», queeran artefactos de piedra de construc¬ción sencilla, destinados a tareas rela¬tivamente primitivas como matar y des¬pellejar animales, cortar madera y ma¬chacar vegetales. Se ha comprobadoexperimentalmente que estos útilespudieron muy bien construirse y utili¬zarse a falta de una capacidaddesarrollada de la mano para asir

con precisión.

Hubo quizá un aumento del tamañodel cerebro que Impulsó el mejora¬miento evolutivo de la mano, pero talvez el fenómeno se produjo a la in¬versa. De todos modos, parece suma¬mente probable que la complejidad delcerebro, la capacidad de precisión dela mano y la evolución de las «herra¬mientas de precisión» estuvieran ínti¬mamente relacionadas entre si.

No se sabe exactamente dónde nicómo el Homo erectus entregó alHomo sapiens el «testigo» en la carrerade relevos de la humanidad. Puedeque ello sucediera en diferentes partesde la tierra, en épocas distintas y demodo diverso, pero nada se sabe enconcreto acerca del grupo de hombresprimitivos que dio por primera vezese paso.

Con la evolución del Homo sapiens,cuyo inicio se ha fijado en una épocasituada entre los 250.000 y los 400.000años, está a punto de terminar el viajedel que hablábamos al principio yentramos ya en los suburbios de laciudad. La mayoría de nosotros pode¬mos comenzar a ponernos los abrigosy a recoger el equipage de mano. Elmaquinista ha interpretado correcta¬mente las señales, el guardavías hacumplido su trabajo. Se acabaron laspreocupaciones.

Mejor dicho, se acabaron para algu¬nos, no para todos. Las complejidadesdel sistema suburbano tienen queser vencidas todavía, y a ciertos espe¬cialistas esta parte del viaje les preo¬cupa profundamente. Son los expertosen el Incremento de la agricultura, laciudadanía, los sistemas sociales ypolíticos, la diseminación de la pobla¬ción y el entrecruzamlento de losgenes, procesos que nos están condu¬ciendo lenta pero inexorablemente ala unificación de la humanidad en una

sola entidad biológica y cultural.

Sólo cuando el tren llegue a la pa- .rada final de la estación, en alguna ñnfecha futura,, tomarán esos expertos ~wsus sobretodos y maletines para des¬cender.

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Los primeros

" conquistadores "de América por Juan Comas

¿D

46

'E dónde procedían losprimitivos habitantes del continenteamericano? ¿En qué momento se iniciósu inmigración? Son éstas cuestionesprevias que deben resolverse antes deintentar determinar las características

biológicas y culturales de esos prime¬ros pobladores.

Plantear las cosas de esta manera

supone implícitamente rechazar lacreencia, muy generalizada a fines delsiglo pasado y primeras décadas delactual, de que la evolución humanapudo tener lugar plenamente en elNuevo Mundo y, en consecuencia, quesus comienzos datan como en el

Viejo Continente de hace muchoscentenares de miles de años. Así pien¬san los sostenedores de la llamada

«tesis autoctonista», basada en el ha¬llazgo de algunos restos óseos ame¬ricanos erróneamente atribuidos a ho¬

mínidos menos evolucionados que elHomo sapiens y descubiertos en ca¬pas geológicas consideradas, tambiénerróneamente, como mucho más anti¬guas de lo que son en realidad.

Contra tal creencia milita el hecho de

que en América sólo se conocen fó¬siles de lemúridos correspondientes aprincípos del Terciario (Eoceno), osea de los primates menos evolucio¬nados. Como especies vivas existenúnicamente los monos platirrinos. Encambio, no hubo, ni hay, monos cata-rrínos ni antropoides.

En cuanto a los que en el lenguajede la evolución llamamos prehomíni-dos y homínidos, antecesores del Ho¬mo sapiens, son también desconoci¬dos en América, contrariamente a loque ocurre en África, Asia y Europa.Todos los restos óseos prehistóricosdescubiertos en el continente ameri¬

cano pertenecen, sin discusión, al hom¬bre actual, cuya antigüedad evolutiva

JUAN COMAS, antropólogo de reputacióninternacional nacido en España y de nacio¬nalidad mexicana, es profesor de antropologíade la Universidad Nacional Autónoma de

México y ¡efe de la sección de antropologíade la misma, donde dirige también los Im¬portantes Anales de Antropología, una de lasmejores publicaciones periódicas en caste¬llano sobre la materia. Ha sido durante largosaños vicepresidente de la Union Internacio¬nal de Ciencias Antropológicas y Etnológicasy actualmente lo es del Comité Internacionalpara la Normalización de las Medidas Antro¬pológicas. Formó parte de las comisiones deexpertos sobre cuestiones raciales nombradaspor la Unesco en 1949 y en 1955. En labibliografía de la pág. 71 se Incluyen algunasde las numerosísimas obras que ha escrito.

es naturalmente muchísimo menor quela atribuida a otras formas más primi¬tivas : Homo erectus y Homo nean-derthalensis.

Aunque desde hace muchos añosla cuestión es objeto de apasionadasdiscusiones, no tenemos testimonios

convincentes sobre la supuesta pre¬sencia en la América precolombinade fenicios, hebreos, etruscos, egip¬cios, sumerios y arios. Tampoco sesabe nada seguro acerca de la exis¬tencia de la fabulosa Atlántida, comohipotético lugar de procedencia de losaborígenes americanos. Los últimosdescubrimientos de la ciencia antropo¬lógica no abonan la existencia de talessupuestos inmigrantes.

Ha habido autores que aceptabancomo un hecho evidente la homoge¬neidad biológica de los amerindios. Esel caso de Antonio de Ulloa, de SamuelG. Morton, de Timothy Flint y, en elsiglo XX, de Hrdlicka y Keith, entreotros. Se generalizó así la creenciade que «visto un indio de cual¬quier región, puede decirse quese han visto todos en lo quetoca al color y a la contextura». Separtía de la idea de que los poblado¬res del Nuevo Mundo fueron exclusiva¬

mente mongoloïdes de origen asiático,que llegaron a través del estrecho deBering en épocas distintas, iniciándosesu migración hace veinte o veinticincomil años.

En esta hipótesis las variacionesmorfológicas (y también culturales)observadas entre los amerindios se

explican, en parte, como resultado deldistinto grado de evolución biológicade cada una de las migraciones llega¬das en el transcurso de los milenios a

través del noreste asiático y, en parte,por la influencia que el medio ambienteejerció en las distintas regiones dondese establecieron.

Otros investigadores, por el contra¬rio, opinan que desde tiempos muyremotos conviven en América gruposhumanos con variadas características

somáticas y, en consecuencia, de di¬versas procedencias. Sin embargo, lossostenedores de esta tesis «polirracia-lista» se muestran unánimes en reco¬

nocer el predominio de un elementomongoloïde que en distintas etapasfue llegando al continente desde elnoreste de Siberia a través del estre¬

cho de Bering.

Para Paul Rivet, la población indí¬gena de la América precolombina es el

resultado de diversas inmigraciones,con cuatro tipos raciales distintos: unasefectuadas por el estrecho de Bering(mongoles y esquimales) y otras através del Pacífico (australoides y ma¬layo-polinesios). Apoya Rivet su tesisno sólo en determinados caracteres

métricos y somáticos de ciertos gru¬pos que habitaron la zona meridionalde América del Sur, y de otros loca¬lizados en Lagöa Santa (Brasil), Pe-ricus (Baja California), Punín (Ecua¬dor), etc., sino también en analogíasculturales y lingüísticas con algunaspoblaciones de Oceania.

Para A. Mendes Correa, la Inmigra¬ción del elemento humano australo-tas-

manoide se llevó a cabo a través de la

Antártida, y no del Pacífico, apro¬vechando el rosario de islas y archi¬piélagos enclavados entre Tasmania yTierra del Fuego. Y, en efecto, se hademostrado la existencia en la Antár¬

tida de un clima templado, sin hielosglaciares, entre 15.000 y 6.000 añosa. C. Claro que la hipótesis migratoriade Mendes Correa carece de pruebasarqueológicas que la confirmen, y re¬sulta evidentemente muy difícil, quizáimposible, obtenerlas teniendo en

cuenta el casquete de hielo perma¬nente que hoy cubre esas tierras.

Según Imbelloni, no es posiblecomprender la evolución humana de la

América precolombina en sus aspec¬tos somático y cultural si no se tieneen cuenta la aportación de los pueblosdel sureste asiático. Sostiene este

autor que hubo una inmigración desiete tipos raciales distintos: tasma-noide, australoide, melanesoide, pro-toindonesio, indonesio, mongoloïde yesquimal.

Más recientemente (1951) hizo Bird-sell la crítica de las contradictorias

opiniones polirracialistas sobre el po-blamiento de América expuestas por

SIGUE EN LA PAG. 48

El cuadro muestra los diferentes ani¬males salvajes que vivieron en Américadesde hace 40.000 años hasta hace

10.000. Obsérvese que «gigantes» talescomo el mamut y el camello, que abun¬daban en esa época, han desaparecidopor completo del continente. Manadas decaballos lo recorrían ya 38.000 añosantes de nuestra era. Algunas de fasarmas arrojadizas que utilizaban loscazadores prehistóricos para la cazamayor (a la derecha) han aparecidoclavadas en los huesos fósiles de algu¬nos animales.

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CULTURAS FECHAS

de10.000

7.500

CAZA MAYOR

Bisonte de grandes cuernos

PROYECTILES

TALLADOS

F0LS0M

LLANO

11.000

9.000

Bisonte de grandes cuernos

Mamut

15.000

11.000

SANDIAde

25.000 (?)a

12.000

Caballo

ÉPOCAS

ANTE¬

RIORES

de

38.000 C)

20.000 (?)

Mamut

Caballo

Tigre diente-dé!8ableT (Maquerodo)

Raspadores

Dibujo © Editions du Seuil, Paris, tornado de Les Indiens », de Peter Farb

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LOS PRIMEROS « CONQUISTADORES » DE AMERICA (Viene de la pág. 46)

Bering, el Pacífico, la Antártida: las puertas primitivas de America

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diversos autores, afirmando por suparte que América se pobló gracias auna oportación dï-hibrïda a base demongoles y «amurianos» o caucasoi-des arcaicos, procedentes también delnoreste asiático.

Como prueba de este doble origen,aduce este autor haber encontrado

rasgos «amurianos» en amerindioscontemporáneos: entre los cahuillasdel interior de la Baja California y en¬tre los yuki y pomo de la costa califor-niana septentrional.

Pero, a decir verdad, si los amerin¬dios fueran exclusivamente resultado

del mestizaje del elemento mongoloïdey del «amuriano», deberían presentaren el aspecto serológico mucha mayorsimilitud entre unos y otros que la ob¬servada experimentalmente, sobre todoen lo tocante a los factores ABO y MN.

También se ha señalado con Insis¬

tencia y ciertos visos de verosimilitudsin que se haya en modo alguno

comprobado el posible contacto ysemejanza entre algunos de los lla¬mados «pieles rojas» de la costa atlán¬tica de Estados Unidos y los hom¬bres caucasoides del tipo Cro-Magnonque poblaban la Europa occidental acomienzos del Paleolítico Superior.

EiSTE panorama, que demanera esquemática acabamos depresentar respecto de los primitivospobladores del continente americano,permite puntualizar ciertos extremos:a) no hubo autoctonismo; b) no hubo,ni hay, un tipo de amerindio biológica¬mente homogéneo; c) la inmigraciónmongoloide fue preponderante; d)subsisten todavía en la actualidad du¬

das y discusiones sobre qué otrostipos humanos pudieron contribuir alpoblamiento de América: dos (Bird-sell), cuatro (Rivet) o siete (Imbelloni),son las hipótesis más generalizadas.

Los partidarios de una u otra tesisexplican de diverso modo algunas delas claras diferencias somáticas que seobservan entre distintos grupos deamerindios. Y es evidente la Imposi¬bilidad de llegar a conclusiones defini¬tivas mientras no se disponga de másabundante material informativo.

Sin embargo, gracias a las relativa¬mente numerosas exploraciones ar¬queológicas efectuadas en diversas re¬giones del continente, contamos hoycon material cultural (instrumentos Ií-ticos de distintas formas y usos) y,en mucha menor cuantía, con res¬tos humanos fósiles que, gracias a lasmodernas técnicas de fechamiento

(carbono 14 sobre todo), permiten es¬tablecer con suficiente exactitud el

momento inicial y la secuencia crono¬lógica de la presencia del hombre enAmérica.

Para Estados Unidos, por ejemplo,tenemos las siguientes fechas depoblamiento: Lewisville (Texas) conantigüedad aproximada de 33. OCX) añosa. C; Isla de Santa Rosa (California)con 27.650±2.500 a. C; La Jolla (Cali¬fornia) con 19.500±700 a. C. ; GypsumCave (Nevada) con 8.505±340 a. C;Plainview Site (Texas) 7.883±500 a.C;Allen Site (Nebraska), 6.274±500 a.C.(Los signos ± delante de las cifrascorrespondientes indican el margen deaproximación en más o en menosrespecto de las fechas indicadas).

Desde el inicio de las inmigraciones,hace unos 38.000 años, hasta el sép¬timo milenio a.C, la cultura de estosgrupos fue la propia de los cazadores-recolectores. Al principio se tratabade caza menor, como parece confir¬marlo el tipo de instrumentos de piedra(tales como hachas de mano y raspa¬dores fabricados con técnicas muyprimitivas). Sólo hacia 9.500 a. C.aparecen las puntas líticas acana¬ladas o no de distintos tipos, cuyaeficacia ofensiva era muy superior yque. indudablemente permitieron lacaza mayor (puntas denominadas Clo-vis, Folsom, Sandia, etc., que, si bienllevan nombres de localidades de

América del Norte, se encuentran tam¬

bién en estaciones prehistóricas delresto del continente).

La presencia humana más antiguaen México se ha comprobado en Tla-pacoya, Estado de México, con un ras¬pador discoidal y una navaja de obsi¬diana, fechados respectivamente en20.200+2.600 a. C. y 21.150±950 a. C.Y, naturalmente, se conocen otros ya¬cimientos prehistóricos posteriores,también de cazadores-recolectores.

He aquí algunos ejemplos en lo queatañe a América del Sur: industria lí-

tica muy tosca en El Jobo y Muaco(Venezuela), de 12.250±500 y 14.375±300 a.C; restos culturales en LagöaSanta (Brasil), con antigüedad de8.024±127 a. C.; cultura lítica precerá-míca de Lauricocha (Perú), 7.566±250 a. C; gruta de Intihuasi (SanLuis, Argentina), con industria líticaprecerámica, fechada en 6.068±95 a.C; un complejo cultural en las altasterrazas del río Gallegos (sur de Pata¬gonia), fechado entre 10.000 y 7.000 a.C; excavaciones de Tagua-Tagua(Chile), fechadas en 9 380±320 a. C;cuevas de Palli-Aike, Fell y Milodonto(sur de Patagonia), fechadas en 6.700±450, 8.760±300 y 8.782±400 a. C,respectivamente.

De estos ejemplos se desprendeuna muy interesante observación: laantigüedad de los grupos con culturacazadora-recolectora disminuye denorte a sur a través del Continente.

¿Representa este hecho una confir¬mación de la tesis de que los pobla¬dores de América entraron exclusiva¬

mente por el estrecho de Bering y, portanto, de que los desplazamientos ha

cia el sur fueron más tardíos ? ¿O bienentraña el reconocimiento de que lasposibles inmigraciones a través delPacífico o de la Antártida fueron pos¬teriores a las de Bering y, en conse¬cuencia, de que América del Sur fue-poblada con un retraso de mileniosrespecto de la América septentrional?He aquí una cuestión que por nuestraparte sigue sin respuesta adecuada,en espera de investigaciones y descu¬brimientos nuevos.

Por el momento, la fecha más anti¬gua de poblamiento conocido, entre los38.000 y los 40.000 años, corresponde,según opinión generalizada, al co¬mienzo de uno de los interestadios

templados del último periodo glaciaren América del Norte (llamado Wis¬consin), durante el cual era factible elpaso desde Siberia oriental a travésde Bering y Alaska hasta las regionesmás templadas del sur norteamericano.

ESDE el punto de vistaculturar, estos primitivos cazadores-recolectores evolucionaron hasta con¬

vertirse en pueblos sedentarios gra¬cias al cultivo de las plantas y a ladomesticación de los animales. Este

profundo cambio en su estilo de vidase produjo lenta y gradualmente; seconocen diversas estaciones prehis¬tóricas de cazadores-recolectores queiniciaron todas al mismo tiempo elcultivo de la calabaza, del chile, delfrijol y, más tarde, del maíz. Asíocurrió, por ejemplo, en El Infiernillo(Tamaulipas, México) entre 7.500 y5.500 a.C.; en la fase Ocampo (SierraMadre, México) entre 4.500 y 2.500a.C; y en la fase Nogales de la mismaregión entre 5.000 y 3.000 a.C. En lazona de Tehuacán (Puebla, México)se han localizado igualmente estacio¬nes prehistóricas con pruebas feha¬cientes de agricultura entre 6.000 y5.500 a.C. (Ajuereado, Cozcatlán, ElRiego, etc.).

En Nuevo México (Estados Unidos)se han encontrado niveles agrícolas enla Cueva del Murciélago (Bat Cave)hacia 3.300 a.C.

También en la zona andina peruanase conocen complejos culturales conagricultura, por ejemplo, en las loca¬lidades de Huaca Prieta, Nazca, Para¬cas, Chilca, etc., fechadas entre 4.700y 3.000 a.C.

La evolución cultural entre la etapade los cazadores-recolectores y laagrícola se efectuó en América inde¬pendientemente del mismo proceso talcomo se produjo en el Viejo Mundo;las investigaciones de genética vege¬tal, ecología y etnohistoria y lasdeterminaciones cronológicas han>de-mostrado fehacientemente esta reali¬

dad, refutando la tesis de que la agri¬cultura fue Introducida en América a

partir de Asia.

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Foto © H. W. Silvester-Rapho. Paris

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LA CUEVA DE LAS MOMIAS AMERICANAS. Los métodos científicos de {echamiento de los

utensilios de piedra y restos humanos fosilizados descubiertos hace poco en diversos lugaresdel continente americano, permiten afirmar que el hombre habitaba ya el territorio actual deEstados Unidos hace 40.000 años, el de México hace 22.000, y la parte sur, hasta la Patagonia,entre 10.000 y 7.000 años antes de nuestra era. Muchos de esos hallazgos han tenido lugar encavernas que estuvieron habitadas por hombres de la Edad de Piedra. En la fotografía apareceuno de los sitios descubiertos recientemente, llamado «Mummy Cave» (Cueva de la momia), enel escenario grandioso del Cañón Chelly, en el Estado de Arizona, Estados Unidos. Los centenaresde cuevas habitadas y de sepulcros con momias que se han descubierto en dicho lugardemuestran que. el hombre lo habitó hasta los tiempos históricos. A la entrada de la cavernapueden verse las ruinas de construcciones Indígenas de la época del descubrimiento de América.

La fase agrícola incipiente fue evo¬lucionando en las distintas regiones,pasando del sedentarismo estacionala los asentamientos permanentes. Porlo menos Mesoamérica y la región dePerú y Bolivia pueden considerarsecomo centros de origen del cultivo deciertas especies vegetales. Las te¬rrazas escalonadas y las chinampas(conocidas erróneamente como jar¬dines flotantes) son dos técnicas típi¬cas de la agricultura intensiva en laregión andina y en Mesoamérica.

A partir de ese momento comienzaun nuevo proceso evolutivo cultural:las llamadas «altas culturas», cuyabase fue lo que Gordon Childe deno¬mina «revolución urbana», resultado dela intensificación de la agricultura abase de maíz, yuca, patata, frijol y cala¬baza, unido esto a la cerámica, alempleo de útiles de piedra pulida, alos inicios de la industria textil, etc.

En Mesoamérica (México, Guate¬mala, parte de Honduras y El Salvador)las altas culturas se inician aproxima¬damente hacia el año 1.500 a.C. en las

tierras altas. Este es, por ejemplo, elcaso de las civilizaciones tolteca, az¬teca y zapoteca, que terminan con lallegada de los españoles en el siglo

XVI. En las tierras bajas surgen unpoco posteriormente las civilizacionesolmeca, maya, totonaca, etc.

En Perú y Bolivia, tanto en la costaperuana (Huaca Prieta, Cupisnique,mac, Chancay, Inca) como en elaltiplano (Chavín, Cajamarca, Huay¬las, Huilca, Qalassaya, Tiahuanaco,Inca), las altas culturas comien¬zan a desarrollarse hacia 1.600 a.C,llegando a su decadencia a fines delsiglo XV de nuestra era.

Junto a tales poblaciones indígenas,que alcanzaron un alto grado de civi¬lización, vivieron otros grupos que,seguramente por las característicasecológicas de su habitat, se mantuvie¬ron en niveles culturales menos avan¬zados. Buen ejemplo de ello son losgrupos establecidos en las grandescuencas de los ríos Amazonas, Ori¬noco y Paraná, as! como de sus nume¬rosos afluentes; los etnólogos los cla¬sifican en tribus margínales, tropicalesy circumcaribe.

A partir del siglo XVI, debido a laconquista y colonización europeas y ala aculturación consiguiente originadapor el contacto con los inmigrantes, lapoblación primitiva de América pre¬senta las siguientes características:

1° Ha disminuido en ciertas regio¬nes hasta su total extinción (porejemplo, en Urugay, Cuba, Haití, Repú¬blica Dominicana, Puerto Rico), o seconserva en grupos reducidos confina¬dos en reservas (Estados Unidos);

2° En otras regiones sigue habiendopoblación indígena, poco en contactocultural con el resto del país, con unaeconomía de autosuficiencia y sin ha¬ber apenas iniciado el proceso deaculturación. Es el caso, por ejemplo,de las cuencas del Amazonas y delOrinoco, de las regiones orientalesdel Perú, Bolivia y Ecuador, etc.;

3o El proceso histórico ha motivadoen ciertos países una fuerte hibrida¬ción, gracias a la cual la gran mayo¬ría de la población es mestiza, bioló¬gica y culturalmente hablando; sin quepor ello deje de haber reducidos focosindígenas menos mestizados, menosaculturados (por ejemplo, en México,Guatemala, el altiplano andino deEcuador, Perú y Bolivia).

Aun es muy grande el trabajo deinvestigación que espera a etnólogos,arqueólogos, lingüistas y antropólogoshasta alcanzar un conocimiento ade¬cuado de los primitivos habitantes deAmérica. <

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El hombre primitivo yla aparición de las razaspor Vsevoiod P. lakimov

.mOS 3.500 millones de se¬

res humanos que pueblan nuestro pla¬neta componen un asombroso conglo¬merado de pueblos diversos por lalengua, el nivel de desarrollo social yeconómico, la cultura material y espi¬ritual y la estructura física.

Dentro de esta amplia variedad dis¬tinguen los antropólogos grupos quetienen un origen común, grupos queviven en una zona determinada o quehan vivido en ella en otro tiempo, gru¬pos que presentan características di¬ferentes en cuanto a la estructura del

rostro, el color de la piel y el color yla forma del cabello.

Los científicos llaman a esos gru¬pos «razas». Pero hemos de recordarque no hay una delimitación rigurosaentre las razas, sino que todos esosgrupos pasan de unos a otros porcambios imperceptibles y forman tiposintermedios que presentan varias com¬binaciones de los rasgos expuestos.

De todos modos, se aprecia fácil¬mente que las diferencias existentesentre los diversos grupos no afectan alos rasgos básicos o fundamentalesque tienen en común todos los huma¬nos: posición erecta, manos y piesbien desarrollados, gran cerebro deintrincada estructura, protegido por unrobusto cráneo de frente elevada, faltade arcos ciliares prominentes (torussupraorbitalis), barbilla saliente y es¬tructura común de los órganos delhabla. El cariotipo o sea, el con¬junto de cromosomas del núcleo celu¬lar de todos los hombres modernos

es de 46 (los monos antropomorfostienen 48 cromosomas y los simios deespecies inferiores tienen de 54 a 78).

Así, pues, la humanidad actual esbiológicamente uniforme por lo quehace al conjunto de las estructurasbásicas y biológicamente multiformepor lo que hace a numerosos rasgos

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VSEVOLOD P. IAKIMOV, famoso científicosoviético, es director del Instituto de Antro¬pología y del Museo Anutchln da Antro¬pología de la Universidad de Moscú, de laque es también profesor. Miembro de laSociedad de Biología Humana de Inglaterra,ha escrito numerosos trábalos y libros sobrelos primates y la evolución del hombre. Esmiembro del Comité Ejecutivo de la UniónInternacional de Ciencias Antropológicas yEtnológicas.

secundarios. De ahí que los científicosagrupen a todos los individuos huma¬nos hoy existentes en una sola especiellamada Homo sapiens.

Las variaciones territoriales entre los

grupos, que llegan a tener caráctermorfológico, fisiológico y bioquímico,reflejan simplemente una diferencia¬ción dentro de una especie única.

Preceden a la aparición del primerHomo sapiens los estadios del Homo«arcaico» y del Homo «más arcaico».Entre los «más arcaicos» se encuen¬

tran varios tipos conocidos de Homoerectus (Hombre erguido) que vivieronhace 600.000-360.000 años en la isla de

Java (Pitecántropo), en China (Sinán¬tropo), en el Africa septentrional yoriental (Atlántropo y hombre de Oldu¬vai), en Europa (el hombre de Heidel¬berg y el de Vertesszöllös, Hungría).

El Homo «arcaico», a menudo llama¬do paleoántropo, pertenece en todassus variedades a la especie llamadaHomo neandertha/ensis (Hombre deNeandertal). Se han hallado fósiles yartefactos suyos en muchos lugaresde Africa, Europa y Asia. Se consi¬dera al hombre de Neandertal como

un estadio de la evolución humana an¬

terior a la aparición del Homo sapiens.Así lo prueban numerosos rasgos dela estructura de los paleoántropos, desu cultura material y de las caracterís¬ticas de su ambiente geológico.

Está en plena controversia la cues¬tión de las relaciones genéticas entrevarios grupos de paleoántropos y elHomo sapiens, esto es, la cuestión desi todos los grupos de paleoántroposse pueden considerar antepasadosdel nombre actual. Esta problemáticase condensa en la cuestión de si la

formación del hombre actual ocurrió

en una sola región o en varias.

La antropología moderna ha vistoformarse asi dos escuelas de pensa¬miento acerca de los orígenes del hom¬bre y de sus principales razas: la es¬cuela policentrista y la escuela mono-centrista.

F. Weidenreich (EUA), fundador dela teoría policentrista, supone que elhombre actual apareció evolutiva¬mente en varios centros (regiones) re¬lativamente independientes unos deotros, y con ritmos diferentes. Estateoría sostiene que el hombre actual

surgió en cada centro partiendo delos grupos «más arcaicos» y «arcai¬cos» y que esa diversidad de génesisdio lugar a la formación de las razasprincipales: európlda, negroide, aus-traloide, mongoloïde, etc.

Los antropólogos de esta escuelaG. Debetz y V. Alexeiev (URSS),

C. Coon y L. Brace (EUA), y otrosbasan sus conclusiones en el hecho deque los representantes de las razasactuales siguen poseyendo algunosrasgos parecidos a los típicos de fó¬siles hallados en territorios donde di¬

chas razas han vivido en alguna época.

OR su parte, los mono-centristas H. Vallios y G. Olivier(Francia). W. Howells (EUA), K. Oakley(Gran Bretaña), V. Bunak, M. Nesturj,Y. Roguinsky, V. lakimov (URSS) yotros consideran, con bastantespruebas en apoyo de su tesis, que elhombre actual consumó su evolu¬

ción en un solo centro. Y. Roguinskycree que el Homo sapiens apareció enuna zona bastante amplia que abarcael Asia occidental, parte del Asia cen¬tral y meridional y el noreste de Africa.En esas zonas se cruzaron varios gru¬pos de paleoántropos, enriqueciendola estructura genética de sus poblacio¬nes y desencadenando así el desarro¬llo del hombre actual.

El primer Homo sapiens, producto deesa evolución, no poseía claramenterasgos característicos de ninguna delas razas modernas. Era, por así de¬cirlo, «neutro» desde el punto de vistaracial, pues los rasgos de las razasactuales se presentaban en él en lascombinaciones más variadas. Los tiposraciales no se constituyeron hastaque los grupos humanos se difundie¬ron geográficamente y se asentaron enterritorios determinados. Por eso se

parecen tanto unas a otras las razas dela humanidad actual. Este acusado

parecido es una señal de su comuni¬dad de origen, de la unicidad dela zona en que apareció la especie.

Los monocentristas que creen queen el curso de su evolución la huma¬

nidad ha pasado por el estadio paleo-antropológico no consideran, sin em¬bargo, que todo grupo local de paleo-

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mongoloïdes africanos

PITECÁNTROPO

Sobre el origen del hombre actual existendos teorías. La primera, la monocentrlsta(esquema de arriba), afirma que la espe¬cie Homo tuvo un solo antepasado que vivióen una región bastante bien delimitada. Lasegunda teoría, la de los policentrlstas(esquema de la derecha), hace hincapié enla diversidad de los orígenes humanos:cuatro ramas de prehomínidos, situadas enterritorios diferentes y alejadas unas deotras, cuya prolongación son los cuatro tiposactuales de la raza humana.

AUSTRALIANOS MONGOLOÏDES AFRICANOS EURASIANOS

PITECÁNTROPODE SOLO

CHUKUTIEN

(Yacimiento sup.)

S/ SINÁNTROPODE PEKÍN

; I PITHECANTHROPUSERECTUS

PITHECANTHROPUSROBUSTUS

PALEOANTROPODE RHODESIA

§

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//I ill I

ántropos sea un antepasado del hom¬bre moderno. Por razones históricas ynaturales, piensan que algunos gruposde paleoántropos no participaron enla formación del hombre actual, osólo participaron en ese proceso pos¬teriormente, cruzándose con el Homosapiens ya existente.

Algunos investigadores entre losque se cuenta el autor de estas lí¬neas creen que los Neandertalensestardíos, también llamados clásicos o«Neandertalenses en sentido propio»,los cuales vivieron a comienzos del

período glacial würmsiense, hace unos50.000-35.000 años, han sido uno deesos grupos marginados en la evolu¬ción del Homo sapiens. El hombre deNeandertal difería mucho del Homo sa¬

piens en el aspecto físico: era bajo(1,5-1,66 m), rechoncho, de gran ca¬beza, rostro grande y tosco; y tambiéndiferia del Homo sapiens por la estruc¬tura del cerebro y de la mano.

De todos modos, estos últimosNeandertalenses europeos no se ex¬tinguieron en un callejón sin salida de

la evolución. También ellos hicieron

progresos considerables en el desa¬rrollo de la cultura, la sociedad y ellenguaje. Pero sus rasgos de fortalezafísica excesiva y rudeza estructuralobstaculizaron y complicaron su trans¬formación en Homo sapiens.

Esa hipótesis ha quedado confir¬mada por los fósiles paleoantropoló-gicos del tipo más progresivo o «sa¬piens» hallados en el Asia occidental(cavernas de Teshik-Tash, URSS; Mu-gharet el-Skhul, Mugharet el-Tabun yOuafzeh, Israel). Es muy significativo elque esos paleoántropos sean más an¬tiguos (de unos 60.000 años antes denuestra era) que los Neandertalenses«clásicos».

En Crimea y en el Cáucaso, en lasestaciones de cultura musteriense, ge¬neralmente relacionadas con los hom¬

bres de Neandertal, se han halladofósiles de antiguos representantes delHomo sapiens que aún presentabanalgunos rasgos paleoantropoideos. Sepuede admitir que ese hecho indicaque los antiguos «sapiens» se difun

dieron desde su zona de origen haciael Oeste, donde aún estaban asenta¬dos en aquel tiempo los Neanderta¬lenses «clásicos».

Hace muy poco tiempo los inves¬tigadores soviéticos A. Zubov y V.Alexelev han expuesto la opinión deque el Homo sapiens apareció en doscentros: el noreste de Africa y el sur¬oeste de Asia. Se trata de una va¬

riante de la tesis policentrista, princi¬palmente basada en las diferencias en¬tre las estructuras dentales del hombre

antiguo y del hombre actual; encierto sentido se la puede considerarcomo un compromiso entre las tesispolicentrista y monocentrista extremas.Además, los dos centros consideradospor esta tesis intermedia caen den¬tro de la extensa región que los mono-centristas consideran cuna del Homo

sapiens.

Teniendo en cuenta esos conoci¬

mientos, la hipótesis más probableacerca de los antepasados del hombremoderno y del lugar y la época de suorigen podría enunciarse como sigue:

SIGUE A LA VUELTA

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LA APARICIÓN DE LAS RAZAS (cont.)

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Los antepasados del hombre actualfueron los paleoántropos, que pre¬sentaban una serie de característi¬

cas «sapiens» y vivían en el oeste ysur de Asia y en el noreste de Africa.

Partiendo de esa zona, los grupos deHomo sapiens se difundieron por losterritorios vecinos. Las razas actuales

se fueron constituyendo a medidaque aquellas poblaciones de Homo sa¬piens, morfológicamente «neutras»respecto de las modernas caracterís¬ticas raciales, fueron emigrando, asen¬tándose e integrándose socialmente.El Homo sapiens apareció probable¬mente en su descrita «tierra natal»unos 50.000 o 45.000 años antes de

nuestra era.

La mejor confirmación de esa hipó¬tesis se encuentra en los datos obte¬

nidos por el antropólogo británicoK. Oakley, al averiguar que los esque¬letos del Jebel Quafzeh tienen 70.000años de antigüedad. Morfológicamenteel hombre de Quafzeh fue una formade transición entre el paleoántropo detipo «sapiens» y el Homo sapiens.

Los análisis con carbono 14 de los

restos europeos permiten fijar la edadde los fósiles de Homo sapiens halla¬dos en Europa entre los 35.000 y los38.000 años antes de nuestra era. El

fósil más antiguo de hombre actualel cráneo de Niah (isla de Kaliman¬

tan), que presenta todos los rasgosdel Homo sapiens completamente for¬mado tiene unos 39.000 años de an¬

tigüedad.

'ESDE hace mucho atrae la

atención de los Investigadores lacuestión de los factores causantes de

la formación del Homo sapiens. Sehan propuesto a su respecto numero¬sas hipótesis originales. A principiosde este siglo los arqueólogos france¬ses Gabriel y Adrian de Mortillet esti¬maron que las principales causas dela transformación del hombre de Nean¬

dertal en hombre moderno fueron cier¬

tos cambios de clima (el paso de unhúmedo clima subtropical a un climaseco) y el paso de la vida arbórea (quesuponían propia de los Neandertalen¬ses) a la vida en el suelo.

Posteriormente H. Weinert (Repú¬blica Federal de Alemania), V. Gro-mow (URSS) y algunos otros investi¬gadores han expuesto la opinión deque el factor principal de la evoluciónde los antepasados del Homo sapiensfue el enfriamiento del clima debido

al avance de los glaciares.

Otros científicos creen que la evolu¬ción del hombre de Neandertal hasta

.el Homo sapiens fue originada en granmedida por el paso de la procreacióndentro de reducidos y dispersos gru¬pos de paleoántropos al cruce de dife¬rentes grupos, lo que terminaría conlas consecuencias negativas de la en-dogamia incestuosa.

Como es natural, cada uno de esosfactores ha tenido su importancia.

Pero es dudoso que bastaran, sueltoso sumados, para trasformar al hombrede Neandertal en Homo sapiens.

V. lakimov (URSS) en 1949 y. conindependencia de él, W. Howells (EUA)en 1951 formularon la opinión de queen las duras condiciones del períodopreglaciar la selección natural mástendería a impedir que a promover laevolución del Neandertalense «clási¬

co» en el sentido del Homo sapiens. Elenfriamiento del clima no contribuyó aldesarrollo progresivo del géneroHomo. Antes al contrario: el endureci¬

miento de las condiciones de vida

acentuó la rudeza física del hombrede Neandertal.

Los policentristas se oponen a esahipótesis indicando que los Neander¬talenses de tipo «clásico» se han en¬contrado en regiones lejanas de losglaciares, principalmente en Irak(caverna de Shanidar) y en Israel (es¬tación de Uadi el-Amud). Pero pasanpor alto que esos restos no pertene¬cen a Neandertalenses puramente«clásicos», puesto que aquellos hom¬bres poseían algunos rasgos «sa¬piens» en la estructura craneana yen la forma de los hemisferios cere¬

brales.

La formación de rasgos «sapiens»fue más enérgica en los territoriosexentos de glaciación.

Siempre ha llamado la atención delos investigadores el desarrollo rela¬tivamente elevado de la cultura del

Homo sapiens en comparación con ladel hombre de Neandertal: el Homo

sapiens más primitivo dispone de or¬namentación, por ejemplo, o tiene sen¬sibilidad para varias formas de artegráfico o plástico (escultura, talla enpiedra y en hueso, pintura muralpolicroma, etc.), facultades con lasque no contaba su antecesor. Elloindica un cambio cualitativo en el pen¬samiento del hombre, una mayorcomplejidad en las relaciones en¬tre los individuos y, consiguientemente,un desarrollo progresivo de la organi¬zación social y de las formas de comu¬nicación entre los hombres, o sea, laaparición del lenguaje.

Los estudios comparativos de vacia¬dos de la superficie interior del cráneode fósiles de paleoántropo y de Homosapiens han mostrado que en esteúltimo experimentaron cambios de par¬ticular importancia las zonas del cere¬bro relacionadas con las funciones de

trabajo y lenguaje, así como con laregulación del comportamiento del in¬dividuo dentro de la colectividad. Po¬

demos, pues, suponer que el nacienteHomo sapiens adquirió cualidadesimportantes para un animal social.Las colectividades primitivas que pu¬dieron alcanzar y utilizar más rápida¬mente esas capacidades se encon¬traron en mejor posición que otros gru¬pos de paleoántropos menos organi¬zados socialmente.

El destacado investigador soviéticoY. Roguinsky fue uno de los primerosespecialistas en proponer esa hipó¬tesis. Llamó también la atención sobre

la relativa estabilidad de los rasgosque presenta la especie Homo sapiensdesde el momento de su apariciónhasta nuestros días, estabilidad quecontrasta con el avance asombrosa¬

mente rápido de las técnicas y deldesarrollo social.

El paso de la cultura musteriense,característica del estadio de Nean¬

dertal, a la cultura del Paleolítico mástardío, generalmente adscrita al Homosapiens, se produjo sobre la base delos grandes cambios ocurridos en eltipo físico del Homo, elemento tan im¬portante para la adaptación al medio.

Durante la transición del paleoántro¬po al hombre con su presente estruc¬tura somática ha ocurrido una evolu¬

ción específica, esto es, la trasforma-ción de un tipo de individuo en otrotipo. Se puede admitir que en la socie¬dad más arcaica la selección, que guióla evolución de los tipos más antiguos,estimuló el deéarrollo de la forma Ho¬

mo sapiens.

u'NA vez formado el Homo

sapiens, las tendencias sociales debi¬litaron y neutralizaron la acción de losmecanismos selectivos productores dela especie. Los individuos de la nuevaespecie empezaron a resolver proble¬mas enfrentándose con ellos no tanto

mediante una autoadaptación a lascondiciones del medio adaptaciónque había producido en sus antepasa¬dos cambios anatómicos y fisiológi¬cos cuanto mediante logros en laproducción obtenidos gracias a unaactividad colectivista.

Por esta razón el tipo físico del Ho¬mo sapiens no experimentó cambiosde importancia durante milenios, mien¬tras que, por el contrario, se desarro¬llaba enormemente la actividad de

sus individuos. Los cambios morfológi¬cos experimentados por el Homo sa¬piens en el proceso de formación delas principales razas no han afectadoa ninguno de los rasgos específicos.

De acuerdo con esta hipótesis, elHomo sapiens es un estadio especí¬fico cualitativamente último de la evo¬lución del tronco Homo, estadio carac¬terizado por un alto grado de organi¬zación social. El lenguaje tiene unafunción de importancia capital enel desarrollo del hombre como animal

social, pues transmite la experenciaproductiva acumulada por generacio¬nes y ayuda a la colectividad a asimilarel conocimiento concreto y las obser¬vaciones de los individuos.

El genetista soviético académicoN. Dubinin ha observado acertada¬

mente que la especie Homo sapienses única porque, a causa de su desa¬rrollada conciencia, esta especie haañadido al programa hereditario queposeen todos los organismos otro pro¬grama, no genético, no hereditario, quedetermina y explica el progreso delhombre en cada nueva generación. Du¬binin lo llama «programa de herenciasocial».

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Un grupo de estudiantes de la Universidadde Pekin efectúan una reconstitución en

yeso de la cabeza del Sinántropo u hombrede Pekin, cuya antigüedad se calcula enunos 600.000 años. Los cráneos auténticos

de Sinántropos encontrados en Chukutién(China) se perdieron al ser trasladados fuerade Pekin durante la Segunda Guerra Mun¬dial, no habiendo quedado de ellos sinoalgunos moldes en yeso y fotografías quedatan del decenio de 1930 (véase la pág. 55).

El misterio

por Pierre Leroy

mmL descubrimiento en los al¬

rededores de Pekín, en diciembre de1928, de un fósil sumamente antiguoconocido con el nombre de «el Hom¬

bre de Pekín» o Sinántropo, constituyóun acontecimiento de gran relieve enel estudio de los orígenes del hombre.De todos modos, no era la primeravez que se hablaba del hombre pre¬histórico de China.

Desde 1914 el jesuíta Emil Licentvenía explorando la cuenca del RíoAmarillo, al norte del país, donde ha¬bía descubierto importantes yacimien¬tos de mamíferos fósiles, los «huesosde dragón» como solían llamarlos los

PIERRE LEROY, ex director del Museo deHistoria Natural de Tientsin y ex directordel Instituto de Geobiología de Pekín, esactualmente miembro del Centro Nacional

de Investigaciones Científicas de Francia yde la Academia de Ciencias de Nueva York.

Son famosos sus experimentos en materiade biología animal.

chinos. Poco versado en paleontología,encomendó el padre Licent el estudiode esas piezas al Museo de HistoriaNatural de París. Su director, MarcelinBoule, pidió a su vez a su discípulo elpadre Teilhard de Chardin que des¬cribiera el material enviado desde

China.

Finalmente, se decidió que Teilhardse trasladara al lugar mismo donde sehabían encontrado los yacimientos.

En el transcurso de la Misión

Paleontológica Francesa organizadacon -ese objeto, los dos científi¬cos descubrieron en una regiónaledaña al Desierto de los Ordos,al norte de la Gran Muralla, Im¬portantes yacimientos de fósiles yde piedras talladas cuya gran anti¬güedad se puso de manifiesto al serestudiados. Pudo así concluirse que elhombre prehistórico había habitado enaquellas regiones, pero, aparte de laspiedras que labró para convertirlas enútiles, no quedaba ningún resto huma

no que permitiera identificar al autorde éstos.

En 1922, una misión sueca dirigidapor Johann Gunnar Andersson, funda¬dor del Museo de Antigüedades Orien¬tales de Estocolmo, exploró a unos se¬senta kilómetros de Pekín unas cante¬ras calizas ricas en restos fósiles

pertenecientes a animales que habíansido arrastrados y amontonados allípor los torrentes y remolinos de agua.

Gunnar Andersson era geólogo. Ha¬bía hecho sus estudios en la célebre

Universidad de Uppsala, que desde1710 era el Centro de la Academia

Real de Ciencias. Personalidades tan

ilustres como Berzelius y Linneo ha¬bían contribuido a hacer de esta ins¬

titución una de las más importantesde Europa.

Apenas salido de la universidad,Andersson había participado en la dra¬mática expedición de su maestro OttoNordenskjöld al Polo Sur, en 1901.Después del naufragio de su buque,

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EL HOMBRE DE PEKIN (cont.)

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el Antartic, destrozado por los tém¬panos de hielo, los sobrevivientesfueron recogidos a bordo de un barcode guerra argentino, el Uruguay, yregresaron a Suecia en 1903. Anders¬son, profesor de geología y presi¬dente, a los 32 años, de la SociedadGeológica de Suecia, fue invitado en1918 a China para que exploraraciertas regiones septentrionales delpaís en busca de minerales.

Comenzó Andersson su prospecciónal oeste de Pekín, en una región decolinas desnudas de vegetación cuyoantigua base calcárea presentaba unaserie de bolsas en las que se habíaacumulado la arcilla quemada por elsol: eran las «tierras rojas» de losgeólogos chinos. Allí descubrió enor¬mes yacimientos de mamíferos fósilesen perfecto estado de conservación.La amplitud de la tarea que tenía pordelante era tal que dejó para despuésla exploración del sitio. En 1920 vol¬vió al lugar en compañía del Dr. W. D.Matthew, paleontólogo del Museo deHistoria Natural de Nueva York, y delDr. Zdansky, sueco, de la Universidadde Uppsala.

Durante las excavaciones, Zdanskyencontró, en medio de un hacina¬miento de huesos entremezclados, dosdientes cuya identidad animal o hu¬mana no pudo establecer: ¿pertene¬cían a un simio o a un hombre? Hu¬

bieron de transcurrir cuatro años parasaberlo. En octubre de 1926, contra loque se esperaba, Andersson adoptóuna opinión definitiva: los dientes en¬contrados por Zdansky pertenecían aun ser humano desaparecido. Era pro¬bable que un homínido hubiese vividoen los lugares de donde procedíanlos restos. Y he aquí que, dos añosmás tarde, otro miembro de la expedi

ción, el Dr. Birger Bohlin, de la Uni¬versidad de Uppsala, descubría en lamisma cantera un molar inferior cuyoperfecto estado de conservación nodejaba lugar a dudas: era un dientehumano. La cantera iba a volverse

célebre: se trataba de Chukutién.

Ahora se tenía la certeza de que elinmenso territorio asiático que se ex¬tiende desde el sur del Yenisei hastaPekín había sido frecuentado por loshombres prehistóricos, pero quedabapor descubrir dónde se ocultaban losrestos de aquellas criaturas.

Las intuiciones de Andersson y losdescubrimientos de sus colaborado¬

res Zdansky y Bohlin sirvieron debase para determinar el lugar que de¬bía explorarse. Puesto que Licent yTeilhard no habían podido encontrarhuella alguna de huesos humanos enlos Ordos, los esfuerzos debían con¬centrarse en Chukutién. Con el apoyodel Instituto Rockefeller en Pekín ydel Servicio Geológico de China, unequipo integrado por norteamericanos,canadienses, chinos, franceses y sue¬cos puso manos a la obra.

La inmensa masa de tierra que for¬maba la colina de Chukutién fue di¬vidida sistemáticamente en cuadrados

de dos metros de lado. Cada metro

cúbico de tierra que se extraía erapasado por la criba a fin de no perdernada. Las excavaciones estaban a

cargo del doctor Pei Wen-chung, quehabía sido alumno de Breuil en París.

Teilhard, miembro de la Sociedad

Geológica de China, tenía por misiónel estudio estratigráfíco del terreno.

El abate Breuil, especialista de re¬nombre internacional en materia de

prehistoria, debía desempeñar tambiénun papel importante. Breuil había es-

EL SINÁNTROPO

DE CHUKUTIÉN

tudiado ya especímenes procedentesdel Desierto de los Ordos en los quepudo constatar la existencia de unaindustria paleolítica antigua distinta delas conocidas en Europa. Se trataba,pues, de útiles prehistóricos de Chinay los consejos de Breuil serían de pri¬mordial importancia si se descubríannuevas herramientas de piedra.

En noviembre de 1928 se encontró

en el fondo de una gruta que se habíadesplomado por el peso de los sedi¬mentos una caja craneana de la queno se sabía sí pertenecía a un hombreo a un mono. Un poco precipitada¬mente se la asoció con el molar hu¬mano hallado por Bohlin unos mesesantes. El nombre que se le dio fue elde Sinántropo u Hombre de Pekín.¿Tenían razón los miembros del equipoo, dejándose llevar por su afán deefectuar un descubrimiento resonante,

tomaban sus deseos por realidades?

rOMO quiera que fuese,hombre o mono, quedaba planteado elproblema del Sinántropo. La cuestiónresidía en como resolver ese proble¬ma, pues el cráneo era tan primitivo yestaba tan incompleto que a partir deél era imposible averiguar su identidad.

Dos elementos, los útiles y el fuego,permiten a los antropólogos determi¬nar si se hallan en presencia de unanimal o de un hombre. Por sí solos,los útiles no parecen suficientes : noes la capacidad artesanal la que per¬mite reconocer con certeza la exis¬

tencia de un hombre. En efecto, en de¬terminadas circunstancias los animales

son capaces de fabricar útiles : loque les falta es el sentido de previ-

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Foto © Bertil Norberg, Estocolmo

En el extremo izquierdo, lacara norte de la cantera de

Chukutién, cerca de Pekín,donde el Dr. Peí Wen-chungencontró el primer cráneo deSinántropo en 1929. En la fotode la derecha, un cráneo delHombre de Pekín, visto desdearriba. En ese yacimiento seencontraron, en el curso dediez años, 14 cráneos, 14 man¬díbulas inferiores y cerca de150 dientes pertenecientes a45 individuos. Arriba, el pro¬fesor J. Gunnar Andersson

geólogo sueco que fue el primero en explorar el yacimiento,A la izquierda, el Padre Teilhard de Chardin en una foto

grafía de 1931, año en queidentificó los fragmentos decuarzo encontrados junto a loscráneos como utensilios fabri¬

cados por el Sinántropo.

sión del mañana. Una vez que se hanservido de una herramienta para susnecesidades inmediatas, la abandonan;es en cierta manera lo mismo quehace el niño cuando tira su cuchara

después de haberse tomado la sopa,sin pensar que algunas horas mástarde volverá a necesitarla.

El hombre no es únicamente arte¬

sano: su inteligencia le permite abs¬traer, es decir aislar por medio delpensamiento. Por ello fabrica útilesduraderos. Su poder de abstracción lepermite además hacer fuego y conser¬varlo, de lo cual es incapaz el animal.

Por tanto, cuando junto a restos fó¬siles cuyo origen símico o humano esdifícil establecer el antropólogo en¬cuentra útiles duraderos y huellas defuego, puede afirmar con absoluta cer¬teza que el hombre estuvo allí.

Un día, el lunes de Pascua de 1931,tuve la oportunidad de trasladarme deTientsin a Pekín en compañía del Pa¬dre Teilhard, quien había estado au¬sente de China durante algunos mesesy quería observar el material prove¬niente de Chukutién que se había acu¬mulado en el Cenozoic Laboratory. Asíse llamaba el laboratorio de Pekín

donde se estudiaba la geología y la pa¬leontología desde fines de la épocaterciaria hasta nuestros días. Allí en¬

contramos al Dr. Pei Wen-chung, conquien discutimos largamente.

Estábamos a punto de separarnoscuando el Padre Teilhard le preguntó aquemarropa: «¿No hay nada realmentenuevo en el material de Chukutién?».

«No, respondió Pei, siempre la mismaabundancia de ciervos, tigres, hienas,osos y pequeños mamíferos de todo

foto © Fundación Teilhard de Chardin, París

tipo...». Luego, súbitamente, agregó:«Ah, sí; encontré esto». Y de un cajónsacó algunas lascas de cuarzo queentregó a Teilhard.

Este no vaciló ni un segundo. A laprimera mirada advirtió que los frag¬mentos de cuarzo habían sido tallados

intencionalmente. «Pero si es cuarzo

tallado», dijo. La alegría de Pei estalló:«Entonces ¿esas piedras encontradasjunto al cráneo son los útiles del Si¬nántropo?». «Sin la menor duda», res¬pondió Teilhard. «¿Es el Sinántropo unhombre?». «Es lo que creo».

Teilhard parecía tanto más segurocuanto que en el curso de su viaje aParís en el invierno de 1930 había

llevado al despacho de Breuil, en elInstituto de Paleontología Humana, unpequeño cuerno de ciervo provisto desu raíz. «No voy a decirle de donde

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EL HOMBRE DE PEKIN (cont.)

La amistosa discusión entre dos famosos paleontólogos

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proviene, pero ¿qué advierte usted eneste objeto?». «Que en su época es¬tuvo al fuego; que es un instru¬mento que el hombre fabricó cortandoa golpes los restos del frontal con unInstrumento de piedra cuyas huellasse ven todavía en el asta.» «Pero vienede Chukutién». «Venga de dondeviniere, mantengo mi deducción.»

Los trozos de cuarzo encontrados

por Pei parecían, pues, corroborar elcriterio del gran sabio. Inmediata¬mente se decidió enviar las muestras

a Breuil, a París, para que diera su opi¬nión en torno a una cuestión de impor¬tancia capital. Sin esperar la res¬puesta, Teilhard se marchó a Kalgandonde debía unirse a la expedicióncientífica motorizada de la marca Ci¬

troën, que partía hacia el Asia central.

Entre tanto, a fines de 1931, el abateBreuil se trasladaba a Pekín invitado

por la Fundación Rockefeller. Poco fa¬vorable a la idea del anatomista Black,

de su alumno Pei y de su amigo Teil¬hard, no consideraba, al comienzo, queel Sinántropo fuese un hombre. Creíamás bien que se trataba de un animalde caza del cual se alimentaba el

hombre primitivo y cuyos restos arro¬jaba en la gruta de Chukutién juntocon útiles y cuernos de ciervo talla¬dos. El estudio de los trozos de cuarzo

demostró de modo evidente que se tra¬taba de herramientas fabricadas, sinduda difíciles de analizar pero perfec¬tamente reconocibles. No obstante,nada permitía deducir que eran obradel Sinántropo.

.SI las cosas, llegó Teilharda Pekín tras un largo y fastidioso viajea través de Asia. Inmediatamente

reanudó su trabajo en el CenozoicLaboratory. Enterado por los miem¬bros del equipo de las dudas queabrigaba Breuil, examinó nuevamente

. todas las muestras llevadas desde

Chukutién, confrontándolas con los res¬tos del Sinántropo, junto a los cualesse habían encontrado esta vez vesti¬

gios de fuego: una capa de cenizade doce centímetros de espesor.

¿Por qué Breuil se mostraba tanreticente? ¿por qué se le ocurrió lahistoria del cazador y su presa? A sujuicio, no había ninguna relación cro¬nológica posible entre los restos delSinántropo y, la perfección de los úti¬les de piedra y de hueso que se su¬ponía había empleado.

El padre Teilhard no era hombre quése dejara impresionar por los «puntosde vista». Quería juzgar sobre basesconcretas y comunicó a Breuil sus ob¬servaciones. Hubo así un largo inter¬cambio de cartas, pero Teilhard, queno había cambiado de opinión, no lo¬gró convencer a Breuil ni éste a aquél.Hablando del Padre Teilhard, Breuilescribe: «Lo lamento pero sigue afe

rrado a su reserva inicial. Lo que su¬cede es que Teilhard, maravilloso vi¬dente sobre el terreno en cuestiones

de geología y admirable paleontólogo,carece de experiencia en lo referentea los estudios de técnica prehistórica,escapándosele en parte los aspectosindustriales.»

Se advierte cuál era la base de la

discrepancia: para Teilhard, los trozosde cuarzo encontrados eran obra del

Sinántropo; para Breuil, tal interpre¬tación resultaba sobremanera discu¬

tible en vista de la presencia de losútiles de hueso.

La carta que publicamos a conti¬nuación explica más detalladamentelas razones de esa discrepancia.Aunque Teilhard cree en el valor dela industria lítica como reveladora de

la capacidad del Sinántropo, vacila enatribuir a la «industria del hueso» un

carácter específico. A su amigoBarbour le escribe: «En el próximonúmero del boletín (de la SociedadGeológica de China) aparecerá untrabajo sobre la industria lítica deChukutién. Opiniones más conserva¬doras que las de Breuil. Yo no creoen la existencia de una industria

sistemática del hueso en Chukutién»

(17 de junio de 1932).

Unos meses antes (20 de marzo de1932) expresaba a J.G. Andersson lamisma opinión:

... En cuanto a Chukutién, habrárecibido usted el artículo de Pei (yprobablemente el de Breuil) sobre laindustria recientemente descubierta.

Después de aparecer esas dos publi¬caciones, hemos recogido o sacadode nuestras cajas gran número denuevas muestras entre las que figuranuna serie importante de grandespiedras talladas. Lamento no estarenteramente de acuerdo con mi que¬rido amigo Breuil. He aquí lo quepienso por el momento:

1) las piedras fueron talladas sinduda alguna por el hombre,

2) aun en lo que atañe a los máshermosos ejemplares de cristal decuarzo, la industria parece muy primi¬tiva. No logro, por ejemplo, encontrarverdaderas puntas. Nada de compa¬rable, ni de lejos, con las puntasde cristal de cuarzo del musteriense

encontradas en Francia,

3) la industria del hueso y de lamadera me parece más que dudosa.Creo que Breuil se ha dejado engañarpor las apariencias de lo que encon¬tramos en cualquier depósito deosamentas. Como es lógico, se vearrastrado a reconocer una industria

análoga en las capas del saumerianode Nihowau, hipótesis que por ahoraes inadmisible.

Me duele este desacuerdo con

Breuil, ya que le estimo mucho y soyen parte responsable de su venida aPekín, pero ¿qué puedo hacer?

El punto más crítico consiste enafirmar que el artesano es, sin nin¬guna duda, el propio Sinántropo. Sinembargo, el hecho de que las mandí¬bulas y una parte del cráneo de éstehayan aparecido junto con los útilesparece sobremanera convincente.

Estoy preparando con Pei un nuevoartículo sobre esta cuestión. Es una

lástima que no pueda usted venir acáal menos por unas cuantas semanas;le necesitamos.

Buena suerte en su trabajo. Muycordialmente

Teilhard.

El LH ARD y DavidsonBlack volvían del Congreso Interna¬cional de Geología celebrado enWashington en 1933 cuando les llegóun cablegrama de Pekín en el que seles anunciaba un descubrimiento quepodría enriquecer o complicar lacuestión de Chukutién.

En lo alto de la colina de Chukutién,removida por las excavaciones prece¬dentes, se había cavado a pedido deTeilhard una zanja y perforado unpozo a fin de llegar lateralmente alos yacimientos de Sinántropos, alfondo y a la izquierda de la fosa.

En el curso de los trabajos se des¬cubrió en lo alto de la colina, y recu¬bierta por los sedimentos, unacaverna bien conservada, a la que sedio del nombre de Upper Cave oCaverna Superior. Había servido derefugio a los animales y al hombre.Con los esqueletos fosilizados dehienas, osos, cabras salvajes, tigresy ciervos y con los huesos deavestruz y de civeta se habían mez¬clado restos humanos, entre loscuales figuraban tres cráneos bienconservados y de una antigüedadmucho menor que la del Sinántropo.En aquel laberinto reposaban lostestimonios de una cultura comple¬tamente diferente, muy próxima alNeolítico: dientes perforados, conchas,piedras más finamente. talladas, colla¬res de hueso, cuernos de ciervopulidos.

Había otro hecho sumamente im¬portante: al estudiar detenidamenteestas piezas y compararlas con las delChukutién inferior y las del Desiertode los Ordos, se observaron afini¬

dades que las agrupaban en tipos aná¬logos. Quizá deba atribuirse estacircunstancia a la naturaleza mismadel material lítico encontrado en loslugares: cuarzo hialino, calcáreo silici-ficado y caledonia, así como guijarrosque se utilizaban para cortar maderao piedra.

Lo cierto es que el hombre de laCaverna Superior, más evolucionadoe industrioso, había encontrado lamanera de perforar las conchas, losdientes e incluso las piedras para

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por Victor Bunak

Del gritoa la palabra

origen del lenguaje esuna cuestión que ha intrigado a lospensadores y científicos a través delos siglos. Se trata, en efecto, delrasgo fundamental que diferencia alhombre de los animales.

En torno a él se han formulado

numerosas hipótesis. Ya en la Greciaantigua se creía que las primeraspalabras fueron onomatopeyas, es de¬cir imitaciones de los sonidos con los

cuales el hombre prehistórico acom¬pañaba sus diversas actividades. Seha pensado también que la palabrasurgió de exclamaciones inarticuladasde temor, alarma, alegría, etc.

Y todavía no hace mucho que esta¬ba muy en boga la teoría de que losgestos y los sonidos vocales, al com¬binarse para indicar una acción deter¬minada, dieron origen al lenguaje.

VICTOR BUNAK, miembro del Instituto deEtnografía de la Academia de Ciencias dela URSS, es una de las máximas autoridades ,mundiales en lo que respecta a las pri¬meras etapas de la evolución del lenguaje.En publicaciones de todo el mundo hanaparecido sus numerosos artículos sobrecuestiones relativas a la raza, la genética,la teoría de /os orígenes del lenguaje, etc.Es miembro de la Asociación internacional de

Antropología, de la Sociedad Internacionalde Biología Humana y de otras muchasInstituciones similares.

Sin embargo, ninguna de estas hipó¬tesis permite explicar cómo talesexclamaciones o imitaciones onomá-

topéyicas llegaron a constituir sílabasy palabras articuladas ni cuáles sonlos factores que condujeron de modoinevitable al desarrollo de la actividad

mental y, por consiguiente, al lenguaje,que tan íntimamente relacionado estácon ella.

La ciencia moderna sitúa el ori¬

gen de la evolución humana a co¬mienzos del Cuaternario, hace1.800.000 años aproximadamente,cuando apareció una rama de pri¬mates bípedos y erectos. Esos homí¬nidos, los primeros antepasados delhombre, vivían en grandes espaciosabiertos y, al igual que sus predece¬sores, eran omnívoros, alimentándosede frutos, brotes, raíces, huevos de

aves, gusanos, etc. Todavía hoy sub¬sisten algunas tribus que conservanel mismo género de vida.

Para defenderse de -las fieras, paracazar, etc., éstos primeros homínidosutilizaban piedras, esquirlas', de hueso,ramas secas; las conchas les ser¬

vían para desenterrar, las raícescomestibles. Esos objetos eran acce¬sorios indispensables para la vida "yconstituían algo así como una prolon¬gación de los órganos humanos:aumentaban la longitud del brazo y

la fuerza de la mano y eran para elhombre lo que las garras para lasfieras.

Pero, como es sabido, el comporta¬miento animal, guiado por el instinto,forma una sucesión de actos automá¬ticamente relacionados entre sí e

inmutables. Son sumamente raros los

actos que se ejecutan en virtud deuna elección fundada en una expe¬riencia adquirida a base de tentativasy errores repetidos. El chimpancé, porejemplo, puede emplear un palo paraalcanzar un fruto; pero, si dispone dedos palos, y se las arregla para unir¬los, probablemente se limitará a jugarcon ellos sin tratar de utilizarlos paraobtener su alimento. En el mejor delos casos, conseguirá esto despuésde tantos esfuerzos agotadores queel resultado carece de toda significa¬ción práctica.

Ello se debe a que las dos percep¬ciones, «actuar con un palo» y «paloprolongado» existen independiente¬mente entre sí en la mente del chim¬

pancé y a éste le resulta difícil rela¬cionarlas o sustituir la una por la otra.

El empleo de útiles, no de modoaccidental como sucede en el caso de

tos animales, sino de manera siste¬mática como en el del hombre, sóloempezó a ser eficaz cuando la se¬lección y el trabajo de los materiales

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DEL GRITO A LA PALABRA (cont.)

comenzó a obedecer a una finalidad

preconcebida, es decir cuando entrelos eslabones inicial, intermedios yfinal de una cadena de actos se esta¬

bleció un nexo que posibilitaba unaacción perfectamente deliberada, estoes, una conducta.

El hombre se separa definitivamentedel mundo animal cuando es capaz deelaborar imágenes mentales cohe¬rentes de objetos y acciones distin¬tos, de diferenciarlas entre sí y decombinarlas con otras, lo que le per¬mite percibir las características co¬munes de los objetos clasificados porcategorías y, a su vez, elaborar larepresentación mental de esas per¬cepciones combinadas, es decir loque llamamos «noción» o «concepto».

La adopción de la posición erecta,los cambios en la conformación de las

manos, los pies y el cerebro y la utili¬zación de los objetos naturales tienenlugar en la primera y más larga etapade la evolución de los homínidos ydetermina su desarrollo como criatu¬

ras biológicas diferentes de los demásprimates. La facultad de formar con¬ceptos es el rasgo fundamental quedistingue al Homo sapiens de loshomínidos anteriores.

La siguiente etapa en la evolucióndel hombre es la facultad de combinar

y diversificar esos conceptos, lo cualrepresenta un paso considerable enel desarrollo de la función intelectual.

Los conceptos forman la base de laactividad mental del hombre e incluso

los más elementales se distinguenradicalmente de las «percepcionesconcretas» a las que se limita la acti¬vidad mental de los animales.

La combinación de percepciones yconceptos en un solo acto mental esposible gracias a que en ese procesoparticipan los estímulos vocales. Larelación entre percepciones hetero¬géneas tiene lugar en determinadasregiones de la corteza cerebral a lasque llegan los estímulos provenientesde los órganos del habla, y especial¬mente del oído. De esta manera los

sonidos vocales y los correspondientesmovimientos de los órganos del hablase convierten en símbolos de los

conceptos, relacionando entre sí laspercepciones de rasgos comunes deuna categoría de objetos.

Los órganos del habla pueden pro¬ducir un gran número de sonidos peroen cada lengua no se emplean sinounos treinta «fonemas», es decir loselementos que poseen una funcióncaracterística: la de distinguir losdiversos sentidos. Sin embargo, haycentenares de combinaciones de fone¬

mas, esto es, de sílabas, y muchosmillares de combinaciones de sílabas.

Las fonaciones así formadas no cons¬

tituyen elementos del lenguaje sinocuando entrañan un contenido semán¬

tico preciso y, a su vez, los concep¬tos nuevos no se asimilan a menos

que tengan una expresión vocal deter¬minada.

En las primeras etapas de la evolu¬ción humana, antes de que aparecie¬ran los sistemas particulares de expre-

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Durants unos 200 años fueron muchos los que aceptaron sin reservas la ideade que el mundo fue creado en el año 4004 antes de nuestra era, fecha cuida¬

dosamente establecida en el siglo XVII por James Ussher, Arzobispo deArmagh, basándose en la edad de Adán y de sus descendientes, según elAntiguo Testamento. Pese a que el Arzobispo de Ussher fue un eruditonotable, especialista en lenguas semíticas y autor de algunos trabajos impor¬tantes sobre la historia de la Iglesia, aun se le recuerda sobre todo por lafecha precisa de la Creación que fijó, con tan poco acierto, antes de queapareciera la ciencia de la paleontología.

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Losdifíciles comienzosde la

paleontologíapor Louis S. B. Leakey

y Vanne Morris Goodall

Texto © copyright. Prohibida la reproducción

WaâMA prehistoria es una ramarelativamente nueva de la ciencia,

pero la preocupación del hombre porlos'enigmas de su origen se remontaa los albores de la historia. En sus pri¬meras búsquedas de la verdad, el hom¬bre se basó en su rica imaginación;y por ello, en los mitos y leyendas demuchos pueblos podemos encontrarextrañas fantasías inventadas paraexplicar el misterio de la creación.

Pero, con el transcurso de los si¬glos, el hombre empezó a buscar unaexplicación racional del misterio de lavida, mediante el estudio de la natu¬raleza. Como veremos, ello motivó unenconado conflicto entre la Iglesia ylos precursores de la ciencia de la pre¬historia que se inició en el siglo XVIIIy culminó en 1859 al publicarse El ori¬gen de las especies, de Darwin.

Las toscas herramientas de piedralabrada que fabricaron nuestros pri¬meros antepasados son consideradashoy día por todo el mundo como cla¬ves que nos permiten conocer su vidacultural. Pero esos instrumentos de

pedernal, cuarzo, obsidiana u otraspiedras, esparcidos por toda la faz dela tierra, eran considerados como me¬ras «curiosidades de la naturaleza».

Algunos filósofos griegos creyeron quehabían sido lanzados por Zeus y losllamaron «piedras de rayo» y las su¬persticiones populares les atribuye¬ron en muchos países propiedadesmágicas.

Sólo a fines de siglo XVI, MichaeloMercati, médico del Papa ClementeVIII, se dio cuenta de lo que signifi¬caban las llamadas «piedras de rayo».«La mayor parte de los hombres es¬cribió creen que es el rayo el queproduce las ceraunia (piedras derayo). Pero los que estudian la histo¬ria estiman que han sido separadas depedernales duros mediantes golpesviolentos en los días anteriores al em¬

pleo del hierro para las locuras de laguerra.»

Hacia fines del siglo XVII, un far

macéutico de Londres, John Conyersal que su amigo John Bagford de¬

finía como el hombre «que tiene comoprincipal ocupación coleccionar losobjetos antiguos que se encuentrancada día en Londres o en sus proxi¬midades» descubrió el «cuerpo deun elefante». Cerca de él encontró

una piedra en forma de pera. Los dosamigos debieron de examinar esa pie¬dra en muchas ocasiones y discutir loque representaba. A juicio de Bagford,cuyo criterio tropezó sin duda conun gran escepticismo en su época, setrataba de «un arma británica elabora¬

da a partir de un pedernal, de formaalargada, para hacer de ella una puntade lanza» que había sido utilizada enépoca anterior al empleo por los bri¬tánicos del bronce o del hierro. En

consecuencia, Bagford estimó que elelefante era una de los muchos tras¬

ladados a Inglaterra durante la ocupa¬ción romana de la Gran Bretaña y quetal vez fue muerto con el arma de

piedra encontrada por su amigoConyers.

Todo esto ocurría casi un siglo an¬tes de que el inglés John Frere hicieseel descubrimiento, correctamente in¬terpretado, de los «instrumentos depiedra» fabricados por el hombre.Esas piedras, calificadas por Frere de«puntas de lanza», habían sido des¬cubiertas en terrenos arcillosos del

valle de Hoxne, en el condado deSuffolk, junto con huesos de animalesde especies distintas.

Dejando de lado las ideas precon¬cebidas prevalecientes en su genera¬ción, Frere tuvo el valor de proclamarlo que creía que constituía el verda¬dero significado de su descubrimiento.No sólo reconoció que los instrumen¬tos eran de origen humano, sino quesugirió que pertenecían a un periodogeológico muy remoto, idea que eraincompatible con la persistente y di¬fundida creencia en un diluvio uni¬

versal en la época de Noé.

Pero la opinión científica contem¬poránea no tomó en cuenta esa bri

llante interpretación. Sólo en 1859,cuando el geólogo Sir John Evans ySir Joseph Prestwish volvieron a visi¬tar los terrenos arcillosos de Hoxne,

se procedió a comprobar las inter¬pretaciones de Frere y se le atribuyóel lugar que le corresponde entrelos precursores de la prehistoria.

No transcurrió mucho tiempo antesde que se diese un paso importantehacia el descubrimiento del origen delhombre, cuando quedó demostrada laverdadera condición de los fósiles

(cuestión que había constituido un au¬téntico rompecabezas para muchasgeneraciones). Hoy día se sabeque los fósiles son restos de plantas,conchas y huesos, conservados pormedios naturales en la corteza terres¬

tre y cuya constitución se ha visto alte¬rada según las diversas influencias aque han estado sometidos. Tienen una

importancia capital para los investiga¬dores de la prehistoria porque les pro¬porcionan las claves que necesitanpara reconstituir el largo desfile delas diversas criaturas que han vividoen nuestro planeta.

SIGUE A LA VUELTA

LA CIENCIA DE

LOS ORÍGENES

DEL HOMBRE

Casi todo lo que sabemos en tornoa la evolución del hombre lo hemos

aprendido en el curso de los150 años últimos, gracias a unanueva disciplina científica, la pre¬historia, cuyo nacimiento y desarrollose relatan en la obra UnveilingMan's Origins (Descubrimiento delos orígenes del hombre), de LouisS.B. Leakey y Vanne Morris Goodall,aparecida en Cambridge (E.U.A.) en1969 y que publicará próximamentela editorial Aguilar de Madrid. Enestas páginas reproducimos algunosfragmentos de la primera parte dellibro, que tratan de los antecedentesde la prehistoria como ciencia hasta1859, año en que Carlos Darwinpublicó El origen de las especies.

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LOS COMIENZOS DE LA PALEONTOLOGÍA (cont.)

La "mujer roja de Paviland" era un muchacho

Los pensadores avanzados del si¬glo XVIII llegaron a la convicción deque los fósiles eran de origen orgá¬nico. El siguiente paso hacia una mejorcomprensión de su verdadero valorconsistió en descubrir cuándo habían

vivido las criaturas a las que los fósi¬les correspondían. Era natural, en unaépoca profundamente influida por lasdoctrinas religiosas, que se buscasela luz en el Antiguo Testamento.

Se encontró una respuesta acep¬table para muchos hombres de cien¬cia en el relato del Diluvio: todas las

criaturas, con excepción de las sal¬vadas por Noé por orden de Dios,habían perecido bajo las aguas caídasdurante el Diluvio Universal.

Resultaba sin duda muy razonableaceptar la idea de que los fósileseran los restos de los seres ahogadosdurante el Diluvio, los cuales queda¬ron soterrados bajo" los detritos quecubrían las tierras una vez que bajó elnivel de las aguas. Se acabó por lla¬mar a esto "teoría diluviana", que en¬contró un fuerte apoyo en la Iglesia.

Pero hubo muchos librepensadores

que estimaron que tal concepción eracontradicha por los datos de lageología. Se habían encontrado gru¬pos de animales fósiles, diferentesunos de otros, en estratos geológicossucesivos, lo que indicaba clara¬mente que habían vivido en diferentesperiodos geológicos. Si ello eracierto, no podían haberse ahogado to¬dos en una única gran inundación.

A fin de explicar los nuevos datos,un famoso paleontólogo francés, elbarón Georges Cuvier, supuso quese habían producido una serie decatástrofes, seguida cada una de ellaspor una era de calma, durante la cualla tierra había conocido nuevos ani¬

males. Pero tuvo la precaución deacomodar esa nueva concepción a lacronología bíblica aceptada.

Sugirió a este efecto que Dios ha¬bía hecho una primera creación, queestaba compuesta sobre todo por se¬res marinos, una segunda, integradapor reptiles, y una tercera, constituidaprincipalmente por mamíferos. A suvez, éstos fueron destruidos y hubouna cuarta creación, que es la descritaen el Antiguo Testamento y que, con

excepción de los animales del Arca,desapareció en el Diluvio.

Lanzada por un hombre del presti¬gio de Cuvier, la nueva «teoría catas¬trófica» logró inmediatamente un fuerteapoyo, pero un puñado de pensado¬res, avanzados y valientes, empezó asospechar que la duración de los tiem¬pos geológicos había sido calculadamuy por debajo de la realidad.

En esa época, la Iglesia seguía apo¬yando ciegamente la conclusión, for¬mulada por el arzobispo James Ussheren 1654, de que el mundo había sidocreado el año 4004 antes de Jesu¬

cristo. Ussher llegó a esa conclusiónsumando las edades de Adán y susdescendientes indicadas en el Anti¬

guo Testamento y añadiendo unas se¬ries de años deducidas de un estudiode la historia hebrea.

Cuvier no podía encajar tres crea¬ciones adicionales en ese cómputo detiempo. En consecuencia, adoptó laspropuestas de un gran geólogo fran¬cés, el conde Georges de Buffon, yretrasó la creación del mundo en

80.000 años.

MUSEO ANTEDILUVIANO

Durante muchos años, antes de que se aceptara la teoría de la evolución,los hombres se negaban a creer que existieran fósiles de miles y aunde millones de años de antigüedad. Se formulaban toda suerte de expli¬caciones acerca de los objetos que seguían saliendo de las entrañas dela tierra. Asi, hubo quienes creían que se trataba de restos de seresahogados durante el Diluvio. El médico suizo Johann Scheuchzer publicóincluso en 1716 un Museum Diluvianum. En el grabado de la izquierdapueden verse algunas de las más hermosas piezas fosilizadas de sucolección: caracolas, peces y otros restos. Sólo tras largas investiga¬ciones se aceptó la idea de que ciertos fósiles, como el monstruo carní¬voro Gorgosaurus (arriba a la derecha), existieron face 75 millones deaños. El huevo descomunal de dinosaurio que aparece en la foto de laderecha fue descubierto hace algunos años por el conservador del Museode Historia Natural de Aix-en-Provence, en Roques Hautes, cerca de Aix.El yacimiento de huevos de dinosaurio en que apareció, único en elmundo, abarcaba una superficie de 600 hectáreas. Abajo, esta «cabana»de huesos de mamut, descubierta en Miejiritch (Ucrania, U.R.S.S.) en1966, demuestra la habilidad del hombre prehistórico, ya que debieronutilizarse huesos de 95 mamuts para construir esta vivienda de 23 metroscuadrados.

Foto © APN, Kiev, Ucrania

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La primera parte del siglo XIX es¬tuvo marcada por el intenso interésque los hombres de ciencia del conti¬nente europeo, de Inglaterra y deAmérica empezaron a tener en la ex¬ploración de las cuevas. En informa¬ciones circuladas en 1822 se sostenía

que en las cuevas de Alemania meri¬dional se habían encontrado restos de

muchas formas de animales de espe¬cies extintas, entre ellas de elefantes,rinocerontes, hienas y osos. Las noti¬cias de tales descubrimientos incita¬

ron a un clérigo inglés, el deán Wi¬lliam Buckland, que en aquella épocaera profesor de geología en la Univer¬sidad de Oxford, a explorar la cuevade Paviland en la costa galesa. Nopasó mucho tiempo antes de queBuckland hiciese uno de los descubri¬

mientos más notables del siglo.

La exploración de la cueva de Pa¬viland, que está situada en un acan¬tilado calizo, permitió descubrir mu¬chos tesoros prehistóricos. Había enella instrumentos de pedernal, adornosy herramientas de hueso y de marfil,enterrados junto con restos de la mis¬ma especie de animales extintos que sehabían encontrado en las cuevas es¬tratificadas de Alemania. Junto con

todo ello, Buckland descubrió un es¬

queleto humano, teñido de almagre(ocre rojo), que vino a ser conocidocomo «la mujer roja de Paviland»,aunque ulteriormente se descubrióque era el de un muchacho.

La interpretación de su descubri¬miento colocó a Buckland en una si¬

tuación difícil. Como geólogo, creíahaber encontrado «un hombre antedi¬

luviano». Como sacerdote cristiano,creyente en el Diluvio, sus dogmas leimpedían admitir esa interpretación.Por último, se dejó llevar por su fereligiosa y explicó su descubrimientodiciendo que, si bien los restos deanimales habían sido arrastrados pro¬bablemente a la cueva de Paviland

por aguas diluviales, el esqueletohumano fue enterrado más tarde,cuando el hombre se instaló en la

Gran Bretaña, «mucho después delDiluvio».

Pocos años después, un sacerdotecatólico, el Rev. John MacEnery,comenzó a estudiar una gran cuevaen un terreno calizo de la costa de

Devon (Inglaterra), llamada la «ca¬verna de Kent». Encontró en ella ins¬

trumentos de piedra fabricados por elhombre junto con las mismas especiesde animales extintas que el deánBuckland había descubierto en lacueva de Paviland, pero, al contrarioque Buckland, no dejó que sus creen¬cias religiosas influyesen en su juiciocientífico.

Pese a las severas críticas de quefue objeto por parte de la Iglesia, eincluso de Buckland, el padre Mac¬Enery siguió convencido de que te¬nía suficientes pruebas para sostenerque el hombre había vivido en Ingla¬terra antes de la época del «Diluviobíblico» y era contemporáneo de losanimales de especies extintas cuyosrestos había encontrado. Los cuader¬nos en los que registró sus descubri-

SIGUE A LA VUELTA

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HAECKEL Y LA

EVOLUCIÓN DE

LAS "AGALLAS"

Uno de los primeros campeones de ladoctrina de la evolución fue el zoólogoalemán Ernst Haeckel (1843-1919). De losnumerosos dibujos que realizó para ilustrarlibros de biología, los que reproducimosen esta página (que datan de 1886) consti¬tuyen un ejemplo de su teoría de lasconstantes embrionarias, que puede resu¬mirse en los siguientes términos: si unanimal terrestre tuvo un antepasado quevivía en el agua y poseía branquias, cadaembrión de dicho animal sigue dotado deagallas aun cuando las pierda durante eldesarrollo embrionario posterior. Losdibujos muestran, de izquierda a derecha,embriones de pez, salamandra, tortuga,pájaro, becerro, cerdo, conejo y el de unser humano. En la primera etapa (hilerasuperior) todos tienen órganos en forma debranquias a la derecha de los ojos. En lasegunda, los miembros empiezan a crecerpero las «agallas» siguen presentes. En latercera, las diferencias físicas son notoriasy las «branquias» han desaparecido en lascriaturas no acuáticas.

LOS COMIENZOS DE LA PALEONTOLOGÍA (cont.)

Dibujos de Ernst Haeckel

Desde 1857 el hombre ha envejecido 20 millones de años

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mientos e interpretaciones fueron des¬cubiertos y publicados muchos añosdespués de su muerte.

Entre tanto, unas grandes cuevascalizas cercanas a Lieja (Bélgica)habían atraído la atención de un intré¬

pido y abnegado paleontólogo belga,el Dr. Schmerling, quien exploró másde cuarenta cavernas de las orillas

del Mosa y recogió grandes cantida¬des de fósiles animales, cerca decuyos restos había instrumentos depiedra y de hueso. Los restos huma¬nos fósiles eran pocos y fragmenta¬rios, pero como se encontraban en¬terrados en los mismos estratos,

Schmerling sostuvo, pese a la oposi¬ción que encontró, que los tres gru¬pos eran contemporáneos.

En 1833 hizo el descubrimiento porel que es hoy famoso. Día tras día,mes tras mes, había estado explorandouna cueva llamada Engis. Sus esfuer¬zos se vieron recompensados cuando,por fin, descubrió un cráneo casi com¬pleto de un «primate». Estaba sote¬rrado bajo metro y medio de rocasunidas por una trabazón caliza y ro¬deado de restos de formas extintas de

elefantes, osos, tigres, hienas, rino¬cerontes, renos y otros animales quehabían desaparecido antes del co¬mienzo de lo que se consideraba en¬tonces como el límite del Neolítico. A

juicio de Schmerling, ello constituía laprueba de que el hombre había vividoen Europa «mucho antes del Diluvio».

Otro descubrimiento del que nose habló durante bastante tiempohecho en esa época, tuvo lugar en

1848, en Gibraltar. Se trataba de uncráneo bien conservado, que acabópor ser trasladado a Inglaterra en1862, pero su papel único en la histo¬ria de la evolución humana no quedódemostrado hasta comienzos del si-,

glo XX. Representaba, como veremos,el primer resto conocido del hombre deNeandertal, cuya historia desempe¬ña un papel muy importante en la evo¬lución de la especie humana.

Se debe en gran parte a la brillantee infatigable labor de un francés,Boucher de Perthes, que el pensa¬miento científico acabase por recono¬cer la existencia del «hombre antedi¬luviano».

Boucher de Perthes era un apasio¬nado de las antigüedades y un granerudito. En 1825, cuando tenía unoscuarenta años, fue destinado comofuncionario de aduanas a Abbeville, enlas riberas del Somme. En aquellaépoca, los arenales del valle del Som¬me eran objeto de una explotacióncontinua con fines utilitarios; ya sehabían hecho investigaciones y se ha¬bían encontrado en ellos fósiles de

animales extintos.

Los arenales despertaron natural¬mente la atención de Boucher de Per¬

thes, quien empezó en seguida a darsecuenta de que los obreros extraíanmuchas piedras de formas curiosas.Pese a que los arenales habían sidoclasificados como pertenecientes alllamado periodo geológico predilu-viano, Boucher de Perthes estaba con¬vencido de que las piedras que co¬menzó a recoger, pidiéndoselas a los

obreros, eran en realidad «instrumen¬

tos de piedra» hechos por el hombre.Estaba seguro de haber encontrado laprueba de la existencia del hombre enEuropa antes del «Diluvio».

Sostuvo que los suelos de las afue¬ras de Abbeville contenían piedrastrabajadas por «hombres antediluvia¬nos», junto con restos fósiles de gran¬des animales pertenecientes a espe¬cies extintas. Los hombres de ciencia

empezaron a considerar a Boucher dePerthes como visionario y alucinado.La Iglesia lo calificó de hereje. Noparece que contara con un solo par¬tidario hasta que, en 1854, recibió lavisita del Dr. Rigollot, médico deAmiens, cuyo escepticismo respectoa la antigüedad y la autenticidad delos «instrumentos de piedra» de Abbe¬ville era notorio.

Después de examinar estos, Rigollotregresó a Amiens y descubrió que ha¬bía piedras semejantes en estratoscomparables en Saint Acheuls, cercade Amiens. Completamente convertidoa las ideas de Boucher de Perthes, Ri¬gollot se situó decididamente entrelos adversarios de la teoría diluviana

y es legitimo asociar la obra de esosdos iniciadores de la prehistoria condos culturas de la Edad de Piedra

conocidas como chelense (o abbevi-llense, como se la llama hoy) y acheu¬lense (1).

(1) El nombre de chelense se debe al ya¬cimiento de Chelles, el de abbevillense alyacimiento de Abbeville y el de acheulenseai de Saint Acheuls.

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Ya hemos visto que la importan¬cia de un cráneo humano fósil en una

cantera de Gibraltar en 1848 pasóinadvertida. Nueve años después,unos obreros que trabajaban en unaescarpa caliza de un hondo barranco,cerca de Düsseldorf, hicieron un no¬table descubrimiento similar. La céle¬

bre caverna de Neandertal (demolidadesde hace mucho tiempo) tenía en¬tonces la entrada a media ladera de la

escarpa y en 1857 se encontraron en¬terrados bajo su suelo los restos deun ser extraño.

Afortunadamente, un médico quese interesaba por los fósiles se hizoentregar los restos por los obreros ylos envió a un reputado anatomistapara que los examinase. Los rasgosextraordinarios del cráneo planteabanmuchos problemas, cuya solución re¬sultaba más difícil por el hecho deque no se habían encontrado en lasproximidades otros restos animales niutensilios. Literalmente, no había nin¬gún elemento que pudiera servir declave a los hombres de ciencia paraguiarlos en su estimación de la anti¬güedad de aquellos huesos humanosEl descubrimiento despertó gran inte¬rés en los círculos científicos.

Corresponde al profesor WilliamKing, del Queen's College de Galway(Irlanda), el honor de haber sido elprimer hombre de ciencia que recono¬ció que el cráneo de la caverna deNeandertal correspondía a un tipohumano no reconocido hasta enton¬

ces. Aunque la única parte bien con¬servada del fósil era la bóveda era-

Carlos Darwin (1809-1882)en un retrato realizado un

año antes de su muerte.

Cuando volvió de su viajea bordo del Beagle a laedad de 27 años, trajoconsigo ejemplares de 14tipos de pinzones encon¬trados en las islas Galápa¬gos (frente a las costas deEcuador) que iban a sumi¬nistrarle la clave de la re¬

lación existente entre va¬

riación y adaptación. Laidea tradicional de la crea¬

ción sostenía que cadauna de esas 14 especieshabía sido creada separa¬damente, sin que hubie¬ran variado jamás. Darwindedujo que, puesto quetales especies eran funda¬mentalmente las. mismas,descendían de un ante¬

pasado común y que lasvariaciones se debían a

una adaptación al medio.A raíz de la publicaciónde su obra El origen delas especies fue atacadoviolentamente por todaspartes. Una caricatura delsiglo XIX, publicada en Ale¬mania, lleva la siguienteleyenda: «Darwin consultaa uno de sus antepasa¬dos.»

Foto © reproducida por cortesía del American Museum of Natural History

neana, King estableció para clasifi¬carlo una nueva especie a la que de¬nominó Homo neanderthalensis.

Los hombres de ciencia de la épocano estaban dispuestos a aceptar laopinión de King porque no podíancreer que el mundo prehistórico hu¬biese estado poblado por una especiedistinta de hombres. En consecuencia,muchos de ellos siguieron creyendoque el cráneo de Neandertal era unespécimen patológico. Había de trans¬currir más de medio siglo antes deque la ciencia hiciese suya la opi¬nión de King y el famoso cráneo de lacueva de Neandertal fuese recono¬

cido como perteneciente a la especiedel Homo neanderthalensis.

Casi había transcurrido la primeramitad del siglo y la escena estaba pre¬parada para uno de los momentosmás espectaculares de la historia dela ciencia. Lyell y otros geólogos dela* época habían hecho retroceder loslímites de la historia de nuestro pla¬neta, presentando así a los hombresuna nueva e imponente concepción deun mundo cuya antigüedad rebasabalos límites de la imaginación.

Los investigadores habían puestode relieve que grandes zonas de tie¬rra actualmente sumergidas bajo lasaguas habían unido antaño Asia aAmérica, Europa a Africa y la GranBretaña al resto de Europa, de modoque, en los tiempos prehistóricos,hombres y animales pudieron pasarpor esos puentes terráqueos de uncontinente a otro. Se habían descu

bierto asimismo pruebas que demos¬traban que grandes extensiones dela tierra habían estado recubiertas en

otros tiempos por los hielos de unagran época glacial.

En Suiza, los geólogos habían des¬cubierto, entre dos depósitos gla¬ciares, yacimientos de fósiles vege¬tales que habían podido existir enun clima templado. Ello, unido a unaacumulación de datos adicionales, losllevó a creer que durante la granépoca glacial debieron de existir eta¬pas glaciares e interglaciares.

Aproximadamente desde la mitaddel siglo XIX, la teoría «diluviana»perdió rápidamente terreno. No sóloera insostenible a la luz de los nuevos

datos geológicos de que se iba dis¬poniendo, sino que muchos hombresde ciencia empezaron a preguntarsesi el diluvio bíblico había sido en

realidad un «Diluvio Universal» o sim¬

plemente una inundación limitada auna zona situada en torno al valle

del Eufrates, donde se suponía quehabían vivido Adán y todos sus des¬cendientes, inclusive Noé.

Durante siglos, los hombres ilus¬trados habían especulado sobre elnúmero y la combinación de las espe¬cies que Noé había podido embarcaren su Arca. En el siglo XVI, Sir WalterRaleigh, el famoso navegante yexplorador de los tiempos de Isabel Ide Inglaterra, había calculado quedebieron de existir «ochenta y nueveespecies distintas de bestias», pero,para fines del siglo XVIII, la cifra se

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En 1912 el inglés Charles Dawson,geólogo y anticuario aficionado, in¬formó que había descubierto en unagravera de Pi ltd own, al sur de Inglaterra,fragmentos de un cráneo y, posterior¬mente, de una mandíbula que, una vezreconstituidos, resultaron pertenecer aun cráneo de hombre actual con una

mandíbula inferior de tipo simiesco.El "hombre de Píltdown" nombre

con que se designó a los restos ,parecía constituir un nuevo tipo de"eslabón perdido" entre el hombre ylos antropoides. Pero el "descubri¬miento" desató una de la controversias

más enconadas y duraderas en la esferade la prehistoria. Al comienzo los

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reproducida por cortesía del American Museum of Natural History

fósiles fueron aceptados como autén¬ticos por algunas autoridades en lamateria, pero cada vez resultaba másdifícil relacionar al hombre de Píltdown

con otros restos como el hombre de

Java y los homínidos africanos quetenían el cráneo más parecido al de los

simios y la mandíbula más semejantei la humana. Finalmente, en 1953,

estudios y pruebas especiales demos¬traron irrefutablemente que los frag¬mentos de cráneo hallados en Piltdown

constituían un fraude, puesto quecorrespondían a un hombre moderno,mientras los dientes y las mandíbulaseran los de un mono actual. Los restos

habían sido tratados químicamente y congran habilidad a fin de que parecieranantiguos y auténticos, siendo colocadosluego en la gravera por algún bromistano identificado. Charles Dawson apa¬rece aquí de pie a la derecha juntoa varios científicos británicos que ob¬servan al anatomista Sir Arthur Keith

mientras efectúa las mediciones del

cráneo de Piltdown. A la izquierda, elcráneo de Piltdown, el de un hombre

actual y el del hombre de Java.

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LOS COMIENZOS DE LA PALEONTOLOGÍA (viene de la pág. 63)

había- duplicado y, como es natural,las dimensiones del Arca habían ido

aumentando en proporción corres¬pondiente.

El problema se había agravado conlas pruebas procedentes de zonas

tan remotas como Africa, Asia, Amé¬

rica y Europa, de que cada continentetenía su propia fauna. Se habíanencontrado formas ancestrales de

esos animales en yacimientos geoló¬gicos formados antes de que hubierapodido producirse el «Diluvio Uni¬versal». Por consiguiente, sólo graciasa un milagro habría logrado reunirNoé seres de todas las especiesvivas del mundo antes del Diluvio yredistribuirlos después.

La controversia sobre la existen¬

cia del hombre en Europa antes del«Diluvio» empezaba a extinguirse y loshombres de ciencia se preocupabande la cronología del hombre de lasépocas glaciales e interglaciales yde los restos que había dejado. Unavez que se hubo comprendido laverdadera significación de los instru¬mentos de piedra, se empezó aacumular una gran cantidad de datossobre la vida y las actividades econó¬micas de nuestros remotos antepa¬

sados. Se había acabado por reco¬nocer la existencia de una serie de

culturas sucesivas, conocidas con los

nombres de Edad de Piedra, Edad

de Bronce y, por último, Edad deHierro.

Surgían a la luz teorías e ideasreprimidas durante largo tiempo porlos prejuicios religiosos y eran visi

bles en el nuevo enfoque racionalque se estaba adoptando en la bús¬queda del origen del hombre. Que¬daron barridas muchas de las viejas

creencias que habían sido exageradaspor ciertas ficciones poéticas.

Dondequiera que la curiosidadllevaba al hombre a investigar ehistoriar las maravillas del mundo

natural, los hombres de ciencia se

encontraban en posesión de un vastoacervo de conocimientos. Faltaba

quien formulase una teoría que expli¬cara la diversidad de la vida en la

faz de la tierra y, en definitiva, elmilagro de la existencia de la huma¬nidad.

La ¡dea de la evolución de la vida,

que iba a captar la imaginación delhombre, no era nueva. Pero hastaentonces se había visto reducida al

absurdo por la aceptación intransi¬gente de la doctrina de la creaciónespecial, la cual sostenía que todaslas especies se habían mantenidoexactamente en la misma forma en

que habían sido creadas. Un puñadode pensadores avanzados del sigloXVIII, tales como el famoso naturalista

sueco Carlos Linneo, el inglés Eras-mus Darwin y el francés Lamarck,habían expuesto ideas revolucionariasque contradecían la teoría de la

inmutabilidad de las especies.

Pero fue, finalmente, Carlos Darwin

quien aportó al mundo una nuevaconcepción del reino animal. Hoydía, la doctrina de la evolución de

Darwin es tan conocida y goza de

una aceptación tan universal queresulta difícil imaginar la magnitud dela sensación que provocó cuando suautor la dio a conocer públicamente

en 1859. La primera edición del librose agotó rápidamente y la reacciónfrente a la doctrina fue inmediata.

La Iglesia vio en ella una amenazacontra los cimientos mismos en que

se apoyaban la doctrina de la crea¬ción especial y la creencia literal enla cronología bíblica. Por ello atacóa Darwin con un encono fanático. La

¡dea de que un Dios omnisciente ytodopoderoso había concebido ycreado a todas las criaturas vivas en

forma permanente e inmutable cons¬

tituía parte de la fe cristiana. Muchoshombres de ciencia, aun reconociendo

que la teoría resistía a las pruebas

más severas de la lógica, rechazaronla idea de la mutabilidad de las

especies, por motivos puramente

religiosos.

El propio Darwin se vio afectadoemotivamente por el conflicto provo¬cado por su teoría de la evolución

y subrayó en todo momento que nole había movido ningún prejuicioantiteológico cuando escribió Elorigen de las especies. Para quienesaceptaron la teoría darwiniana, el

hombre pasó a ser considerado comoel triunfo definitivo de un proceso deevolución que era aún más milagrosoy venerable que el concepto de una

creación especial de cada forma par¬ticular de vida.

Louis S. B. LeakeyVanne M. Goodall

EL MISTERIO DEL HOMBRE DE PEKIN (viene de la pág. 56)

fabricarse collares. Estos «adornos»

se hallan siempre junto a los cráneos.Con la industria de la Caverna Supe¬rior asistimos a la extinción del Paleo¬

lítico y nos encontramos en la fronteradel Neolítico.

De esta manera, los descubri¬mientos de 1923 en el Desierto de

los Ordos cobraban sentido. La indus¬

tria, lítica revelada por Licent yTeilhard representa, con su hetero¬geneidad, el trabajo de hombres per¬tenecientes a razas probablementediferentes y a los que las olas migra¬torias condujeron a ese sitio. Dichaindustria tiene relación a la vez con

la del Musteriense, el Auriñaciense yel Magdaleniense. El hombre o loshombres de los Ordos ocupan, eneste sentido, un lugar intermedioentre los dos tipos fósiles encontra¬dos cerca de Pekín.

En el sitio.de Chukutién, dos tiposde hombres prehistóricos, uno de los

cuales era tan antiguo como el Pite¬cántropo y el otro más moderno, elHomo sapiens, encontraron refugio yutilizaron, separados por decenas demiles de años, los mismos elementos

para la creación de su industria: una

industria primitiva de valor desigualpero inapreciable para el antropólogo,con características específicas que losexpertos descubren sin dificultad.

En cuanto a la industria del hueso

del Sinántropo, aunque haya sido reco¬nocida y defendida con ardor por elabate Breuil, sigue siendo discutidaaun hoy día.

La disputa amistosa y enteramentecientífica que se produjo entre el

padre Teilhard y el abate Breuil notuvo desenlace: cada uno mantuvo sus

posiciones. ¿Debemos lamentarlo?Creemos que no. A nuestro juicio esadiscrepancia demuestra hasta quépunto ciertas observaciones concien¬

zudas pueden dividir a hombres de

ciencia convencidos del rigor objetivode su argumentación.

Si, por lo que sabemos, el abateBreuil no revisó jamás su criterio,tomó en cambio partido por la opiniónde los científicos. Con ellos reconoció

que el Sinántropo era el representantede una raza de hombres en el sentido

pleno del término, es decir seres

capaces de conservar el fuego y deutilizar el 'cuarzo y los guijarros indis¬pensables para su supervivencia. Delo que no estaba seguro era de quetodos los útiles de piedra o de huesoencontrados en el yacimiento deChukutién fueran fabricados por ellos.

Cabe esperar que los geólogos yantropólogos chinos de hoy realicendescubrimientos tan valiosos como los

de sus antecesores y nos ofrezcan OEalgún día la solución que espe- UUramos.

Pierre Leroy

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El nombre de Mijail Guerasimov es famoso en todo el mundo por susreconstituciones de rostros de grandes personalidades históricas. Vemosaquí tres fases sucesivas de su reconstitución del rostro de Tamerlán, el granconquistador del siglo XIV. Partiendo de estos resultados y utilizando losmismos métodos, Guerasimov logró recrear espléndidamente la fisionomía delhombre prehistórico.

GALERÍA

DE ANTEPASADOS

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5CCtt*^^UAL era el rostro de nuestros antepasados? He

aqui una cuestión inquietante. Fue en los últimos decenios delpasado siglo cuando los científicos trataron por primera vezde reconstituir la fisionomía del hombre primitivo. Los anatomis¬

tas habían ya advertido la existencia de ciertas constantes enla correlación entre el tegumento blando de la cara y el cráneo.

Ya en el siglo XX, los anatomistas y antropólogos llegaron inclusoa modelar el retrato del hombre de Neandertal. Pero la recons¬

titución resultaba sobremanera ambigua, desde el momento enque las fisionomías obtenidas por diversas personas a partir delmismo cráneo eran muy diferentes.

Sólo ha conservado su valor la obra del paleontólogo francésMarcellin Boule, quien logró reconstituir los músculos del rostro,del cuello y del torso del hombre neandertalense descubierto enLa Chapelle-aux-Saints (Francia) en 1908 y recrear su figuracompleta con la característica inclinación de la columna vertebral.

La cuestión me apasionaba desde mis tiempos de estudiante.Reflexionando sobre ella, llegué a la conclusión de que, antes

de reconstituir la fisionomía del hombre primitivo, había queaprender a recrear la del hombre contemporáneo. Durante diez

años me dediqué a hacer investigaciones anatómicas y antropo¬lógicas y pude asi elaborar técnicas de reconstitución del ros¬tro a partir de la caja craneana. En 1937 propuse un método quedesde hace 30 años ha demostrado su eficacia para reproducir la

por Mijail Guerasimov

fisionomía del hombre moderno basándose en los huesos del

cráneo.

Este método, que se utiliza en criminología para la identifi¬cación de desconocidos, me permitió reconstituir, a partir desus restos mortuorios, el retrato de la madre" de Dostoyewski(confirmado por una pintura de la época), asi como los de Tamer¬lán, de sus hijos y su nieto, cuyos cráneos presentaban todosen la parte izquierda la misma simetría hereditaria.

Con el mismo método pude resucitar el rostro del zar Ivánel Terrible y los de sus hijos, inhumados según la tradición enel Kremlin, pero la identidad de cuyos esqueletos era muy discu¬tida en 1963. Mis reconstituciones correspondían perfectamentea los retratos realizados por contemporáneos del zar y del zare-

vich: el padre con su ojo derecho más pequeño que el izquierdo,el mentón poderoso y el labio inferior protuberante, mientras elhijo era un individuo canijo, calvo e insignificante.

Pude también identificar con exactitud el cráneo de Rudaki, elgran poeta del siglo XI; el reborde de las órbitas presentabaseñales de atrofia, consecuencia de la ceguera de que padeciódurante largo tiempo. También de Schiller logré reconstituir elretrato... Pero volvamos a nuestros antepasados.

Recordaré aqui que, ya se trate de un gran astrónomo dela Edad Media como Ulug Beg o del Sinántropo que vivió haceunos 500.000 años, mi método, basado en la anatomía, la anatomía

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MIJAIL GUERASIMOV, al que vemos en la foto de la derecha tra¬bajando en la reconstitución del rostro de un cráneo antiguo en elInstituto de Etnografía de la Academia de Ciencias de la URSSen Moscú, fue director del mismo hasta su muerte en 1970. Formadosimultáneamente como antropólogo, arqueólogo y escultor, escribiónumerosas obras, entre las que destaca Principios fundamentales dela reconstitución de rostros a partir de los cráneos (en ruso).En 1960 se celebró en la Casa de la Unesco, en Paris, una exposi¬ción de sus famosas reconstituciones del hombre prehistórico.

patológica, la antropología, los estudios con rayos X y, en loque respecta a los individuos contemporáneos, el estudio de

las fotografías, me ha permitido establecer correlaciones extre¬madamente complejas entre los músculos y tegumentos del rostroy el cráneo, que es, en materia de retratos de hombres fósiles,la única fuente de información.

Los rasgos individuales están determinados por sus propor¬ciones y dimensiones, la forma del cráneo, su asimetría, elrelieve y la estructura de las superficies óseas, el perfil hori¬zontal y el vertical, la colocación de los huesos de la nariz, eltamaño y la forma de los dientes y de las órbitas. En cuantoal espesor de la piel, depende del relieve craneano. Pero, tráte¬se del hombre prehistórico o del actual, los métodos y lastécnicas son los mismos.

Realicé el primer retrato de un hombre prehistórico en 1937-1938, y desde entonces he constituido toda una galería que vadel Pitecántropo al Homo sapiens. La reconstitución de tiposhumanos arcaicos, como el Pitecántropo y el Sinántropo, porejemplo, permite comprender claramente la gran diversidad delas variantes morfológicas e ilustra el complejo proceso de laevolución humana. El estudio de los tipos neandertaloides primi¬tivos, del neandertalense y de los primeros especímenes delHomo sapiens (como el hombre de Cro-Magnon) ayuda a com¬prender el mecanismo evolutivo desde sus orígenes y el procesode desarrollo del Homo sapiens. S

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TRIBULACIONESDEL CRÁNEODE UN POETACuando en 1805 murió Friedrich Schiller,el célebre poeta alemán, se sacaronde su rostro dos mascarillas mortuorias

(una de ellas de barro cocido). Además,el profesor Jagelmann hizo un últimoretrato del poeta en su lecho de muerte(foto n° 5). En 1826, se abrió el sepulcrofamiliar del cementerio de Weimar, enel que se habían inhumado numerososcadáveres. Uno de los cráneos exhuma¬

dos (foto n° 1) fue considerado comoel de Schiller. Cincuenta años más tarde,el anatomista alemán Hermann Welker,

conocido por sus trabajos de Identifica¬ción mediante la comparación entre elcráneo y el retrato hecho en vida deuna persona, puso en tela de juicio laautenticidad del «cráneo de Schiller». En

1911, otro anatomista alemán, Frorep,llevó a cabo nuevas excavaciones y encon¬tró un cráneo en el que, comparándolocon la mascarilla mortuoria de barro

cocido, reconoció el del poeta (foto n° 3),Pero Frorep se equivocaba: simplemente,no habia tenido en cuenta la contracción

de la mascarilla al cocerse. En 1961, la

Academia de Ciencias de Berlin (RepúblicaDemocrática Alemana) reanudó las Inves¬tigaciones, invitando a Guerasimov a queparticipara en ellas. Abiertos dos nuevosataúdes, pudo eliminarse fácilmente unode los esqueletos: era el de una mujer.En cuanto al otro, Guerasimov realizó apartir del cráneo una mascarilla de iden¬tidad (foto n° 4) que coincidía perfecta¬mente con el retrato realizado en vidade- Schiller. La foto n° 2 nos muestra un

estudio comparativo de perfiles realizadopor Guerasimov a partir de los cráneosencontrados.

El hombre

de La

Chapelle

Las primeros Intentos de reconstituirlos rasgos del hombre de Neandertalcuyo cráneo (foto n° 3) fue descubiertaen la Chapelle-aux-Saints (Francia) sebasaban en métodos imperfectos, por loque sus resultados presentaban entre sigrandes disparidades (fotos rt°s 1 y 2).

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Fue el antropólogo francés MarcellinBoule quien primero logró realizar unbuen retrato de este hombre de Nean¬

dertal (foto 4), el cual presenta acusa¬das semejanzas con la reconstituciónefectuada más tarde por Mijail Guera¬simov (foto n° 5).

DEL GRITO A LA PALABRA

(viene de la pág. 58)

sión, o sea, las lenguas, los conceptosy las palabras se formaban simultá¬neamente. Se trata de un doble pro¬ceso consistente en combinar las

percepciones cerebrales y los movi¬mientos de los órganos vocales.Cuando el ser humano piensa, auncuando no hable, sus órganos delhabla realizan movimientos rudimen¬

tarios, cuya grabación electromiográ-fica corresponde a la grabación de laspalabras. De esta manera, la comuni¬cación verbal y la formación de con¬ceptos se complementan y controlanrecíprocamente.

La combinación de conceptos y laexpresión de su símbolo la pala¬bra es una función que correspondeprecisamente .a los órganos vocales,puesto que ningún otro órgano delcuerpo es capaz de modificar.su fun¬cionamiento con tanta sutileza, preci¬sión y rapidez en respuesta a losestímulos de La corteza cerebral, sinaumentar inútilmente su volumen, sin

consumir demasiada energía y sinsobrecargar la función que debendesempeñar los demás órganos. Elhombre actual puede pronunciar enun minuto centenares de sílabas ycada una de ellas requiere una opera¬ción distinta de las cuerdas vocales,una dirección diferente de la expul¬sión del aire de los pulmones y diver¬sas posiciones de la lengua y de lacavidad bucal, y todo este sistema dearticulación se modifica en una frac¬

ción de segundo.

ANTO la movilidad de los

órganos del habla como la facultad derelacionar conceptos son el resultadode un largo proceso de evolución. Hoydía no existen grupos humanos queno sean capaces de pensar y hablar,de modo que para conocer las etapasrecorridas los científicos estudian y

comparan las manifestaciones exterio¬res cada vez más complejas de la acti¬vidad mental humana, la conformaciónde las mandíbulas y otras partes delesqueleto de los monos y los homí¬nidos fósiles y los utensilios de piedrade los primeros hombres.

No se ha descubierto aun ningúnfósil de los homínidos más antiguosque utilizaban sistemáticamente pie¬dras y palos. Las piedras talladasde la cultura de Olduvai (hace1.700.000 años) revelan que, para agu¬zar un guijarro, los artesanos de eseperíodo efectuaban varios cortes irre¬gulares de distinto tamaño, de dondese deduce que se hallaban en unaetapa mental intermedia entre las per¬cepciones concretas y las nociones:la etapa de lo que se ha llamadopercepción general».

La actividad vocal de los homínidos

de Olduvai se hallaba probable¬mente en el mismo estado intermedio

de desarrollo. Habían heredado de

sus predecesores zoológicos señalesaudibles que constituían sonidos ais¬lados, pero en lugar de reproducirlasautomáticamente podían seleccionar¬las en cierta medida. Esto se debe a

que los órganos vocales de los ani¬males no cambian de posición cuandoemiten sus gritos, en tanto que loshomínidos más antiguos ya poseían lafacultad de producir sonidos articula¬dos y de combinarlos de diferentesmaneras para formar sílabas que, alcomienzo, eran invariables. Esta forma

elemental del lenguaje articulado seconoce con el nombre de «etapa delalación» (del verbo griego lalein, quesignifica hablar) y es típica de la faseprelingüística del niño.

Es evidente que ese lenguaje no seutilizaba para el intercambio de ideaso la conversación sino para incitar ala acción o como señal de un aconte¬

cimiento importante en la vida delgrupo. Predominaban los monosílabos,que tenían múltiples significados, perono existía una estructura gramatical.De todos modos, ese lenguaje permi¬tía la pronunciación fija de sonidosseparados y su combinación en síla¬bas. La facultad de combinar sílabas

y palabras apareció mucho después.

Las piedras talladas de la culturaacheulense, que data de hace unos200.000 años, son prueba de un pro¬greso fundamental en el desarrollo dellenguaje. Se trata de útiles que tienenuna forma definida a base de facetas

regulares y con cortes en toda susuperficie, o sea que obedecían,desde el comienzo, a una idea clarade la forma final que se les quería dar.Esos útiles revelan, por tanto, unagran variedad y posibilidad de combi¬naciones de percepciones que corres¬ponden a la etapa conceptual, aunque,naturalmente, en forma rudimentaria.El pensamiento propiamente dichosólo aparece cuando se produce unalibre combinación de dos elementos

por lo menos: la percepción de laacción y la del objeto o sujeto de lamisma, que en la etapa precedente noestaban diferenciadas.

Los homínidos acheulenses adquirie¬ron, pues, la capacidad de combinarsílabas, es decir de formar palabras.Los fragmentos fósiles de ese períododemuestran que poseían un cerebromayor que el de sus predecesores yuna mandíbula inferior más pequeña,gracias a lo cual descendió la glotis yse modificó la laringe. El aire expiradoya no iba directamente a los labios,como sucede con los monos, sino quedebía salvar diversos obstáculos crea¬

dos por los movimientos de la len¬gua, controlada por los centros ner¬viosos.

Las primeras palabras, que eranpocas y fundamentalmente monosilá¬bicas, expresaban los hechos princi- CQpales de la vida prehistórica, en parti- Uücular los relativos a la recolección yla caza, y tal vez algunas representa-

SIGUE A LA VUELTA

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70

DEL GRITO A LA PALABRA (cont.)

ciones dotadas de un sentido mágico.Las nuevas palabras se iban formandopor la repetición o la transposición desilabas o gracias a un cambio en laentonación de los sonidos. Creadas

por uno o varios individuos mejordotados desde el punto de vista inte¬lectual, posteriormente fueron acepta¬das por el grupo en la medida en querespondían a sus necesidades. Luegoeran modificadas por el uso diario.

En los períodos subsiguientes de laEdad de Piedra, los neandertalenses

enriquecieron gradualmente su voca¬bulario, pero su actividad intelectualdebió quedar circunscrita al nivelde las palabras polisémicas ais¬ladas. Un progreso substancial tuvolugar hacia fines de la Edad de Piedra,durante el último período glaciar,cuando aparecieron los neanderta¬lenses más evolucionados, primerosantecesores del Homo sapiens actual,hace unos 50.000 o 30.000 años.

El cerebro de esos hombres primiti¬vos tiene aproximadamente las mismasdimensiones que el de sus predece¬sores, pero la bóveda craneal es másalta y sus formas más redondeadas,especialmente el lóbulo frontal y eloccipital. El maxilar inferior es máspequeño así como el músculo corres¬pondiente, lo cual facilita la articula¬ción rápida de las palabras. La parteanterior de la mandíbula presenta unaprotuberancia ósea que forma elmentón.

La técnica del trabajo de la piedradel hombre neolítico alcanzó un alto

nivel de desarrollo; en esa época seprodujeron muchos útiles de forma ypropósito diferentes, como artículosde hueso e Incluso objetos tan finoscomo las agujas. Los adornos, laescultura, el dibujo y la pintura esta¬ban muy difundidos pero la actividadprincipal seguía siendo la caza degrandes animales salvajes.

En cuanto a su técnica, su econo¬

mía y sus artes, los hombres del últi¬mo período glaciar de Europa alcanza¬ron un nivel que no es inferior al deciertas poblaciones actuales que vivende la caza y la recolección. No hayduda alguna de que eran capaces deformar combinaciones dobles de con¬

ceptos y de palabras (que relaciona¬ban la acción con el objeto de laacción), lo que quiere decir que domi¬naban ya el lenguaje articulado.

Con ellos termina la historia de los

orígenes del lenguaje como rasgodiferencial del hombre. En las épocassubsiguientes se elaboraron los diver¬sos sistemas de expresión hablada,las lenguas, con el léxico y la estruc¬tura fonética y gramatical propios decada una de ellas. La historia, la

arqueología y la lingüística parecendemostrar que la aparición de los sis¬temas lingüísticos tuvo lugar a comien¬zos de la Edad de los Metales (haceunos 6.000 o 9.000 años), en tanto quela formación de muchas lenguascontemporáneas data de tiemposrelativamente modernos.

Victor Bunak

DIEZ CONCLUSIONESsobre el origen del hombre actual

1. Los descubrimientos recientes han echado por tierra la teoríalargo tiempo aceptada de que el hombre actual apareció unos35.000 años antes de nuestra era. Esos descubrimientos muestran

que hace más de 60.000 años existían ya en Europa, en Africa, enOriente Medio y, posiblemente, en Asia hombres aparentementedel tipo actual, y no Neandertalenses.

2. Los antropólogos solían asociar con el hombre de Neandertal lacultura musteriense, así llamada por los utensilios encontrados enLe Moustier, en el sudoeste de Francia, que datan de hace 90.000 a35.000 años antes de J.C. Sin embargo, en sitios como Qafzeh(Israel) se han encontrado objetos de tipo musteriense fabricadosno por Neandertalenses sino por hombres de tipo moderno.

3. En Cirenaica y Polonia se han encontrado útiles prehistóricos quepor sus características eran considerados como pertenecientes alPaleolítico Superior (periodo que suele situarse entre 35.000 y9.000 años antes de nuestra era). Pero, gracias a los métodos defechamiento con carbono 14, se ha demostrado que en realidad datande hace 38.000 años antes de J.C, o sea que corresponden alperiodo del hombre de Neandertal.

4. Parece pues evidente que hombres del tipo actual y Neanderta¬lenses coexistieron durante algunos miles de años y que lasculturas paleolítica superior y musteriense coincidieron en algúnmomento.

5. La transición del Paleolítico Medio al Paleolítico Superior pareceque tuvo lugar en diversas regiones. Es posible que una parte dela población neandertalense evolucionara hacia un tipo cercano aldel hombre actual y puede que en diversos lugares existieran gruposde hombres de tipo moderno cuya industria era musteriense alcomienzo, evolucionando luego hacia la del Paleolítico Superior.Esta es la llamada teoría «policentrista».

6. Los antropólogos parecen admitir hoy día de manera concluyenteque el Neandertalense europeo clásico del tipo encontrado en LaChapelle-aux-Saints, en Francia, debe ser excluido de la genealogíadirecta del hombre actual.

7. También parece aceptarse hoy que ciertas características delhombre «moderno» aparecieron separadamente o combinadas dediversas maneras en puntos geográficos muy distantes y en épocasdiferentes. Los restos fósiles encontrados recientemente en la

región del río Orno (África) corroboran, entre otros, este criterio.

8. En el estado actual de las investigaciones caben varias hipótesisacerca de los orígenes del hombre moderno:

Según la teoría tradicional, el hombre «moderno» evolucionó apartir de un tipo no especializado de hombre neandertaloide, en unavasta región que abarca la Europa oriental y el Asia occidental.A esta teoría se le ha dado el hombre de «monocentrismo difuso».

Sin embargo, el Dr. Leakey sostiene que en el género Homo seprodujo una bifurcación durante el Pleistoceno Inferior (hace dos otres millones de años), una de cuyas ramas evolucionó hasta elhombre actual y la otra hasta el Pitecántropo y el hombre deNeandertal.

La mayoría de los antropólogos que participaron en el coloquiode la Unesco comparten la opinión de que la teoría de la evoluciónpolicéntrica es la que explica de manera más acertada la presenciade poblaciones humanas fosilizadas en diferentes épocas y lugares.Sin embargo, ello no quiere decir que todas las líneas de descen¬dencia contribuyeron directamente a la evolución hacia el tipo dehombre actual.

9. El descubrimiento de tipos intermedios en el Oriente Medio,quizá producto del cruce (teoría de Thoma), pueden tal vez demos¬trar que los tipos primitivos del hombre «moderno» y los tiposneandertaloides no constituyen especies diferentes.

10. Algunos antropólogos aceptan la idea de que las transforma¬ciones del medio y del clima desempeñaron un papel importante enla evolución física y cultural del hombre que habitaba regiones declimas rigurosos. Hay otros que sostienen que la evolución físicaestuvo determinada por la cultura más que por el medio.

Texto tomado en forma resumida de «The Origin of Homo Sapiens Originede l'homme moderne», Unesco, 1972.

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UNOS CUANTOS LIBROS SOBRE PREHISTORIA

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Prehistoria. Espasa-Calpe, Madrid, 1960

S.A. Barnett

Un siglo después de Darwin. Alianza Editorial, Madrid, 1971

P. Bergounioux

La prehistoria y sus problemas. Taurus Ediciones, Madrid, 1966

F. Bordes

El mundo del hombre cuaternario. Guadarrama, Madrid, 1966

Pedro Bosch Gimpera

Las razas humanas. Instituto Gallach, Barcelona, 1971

Historia de Oriente. Universidad Nacional Autónoma de México,México, 1970

Salvador Canals Frau

Prehistoria de América. Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1959

Jesús Carballo

La cueva de Altamira. Patronato de las Cuevas Prehistóricas

de la Provincia de Santander, Santander, 1965

Juan Comas

Los mitos raciales, en El racismo ante la ciencia moderna,Unesco, 1952

El origen del hombre americano y la antropología física. Uni¬versidad Nacional Autónoma de México, México, 1961

Manuaí de antropo/ogía física. Fondo de Cultura Económica,México, 1960

Introducción a la prehistoria general. Universidad NacionalAutónoma de México, México, 1971

Carleton Coon

Las siete cuevas. Editorial Labor, Barcelona, 1967

Miguel Crusafont Pairó

La evolución. Editorial Católica, Madrid, 1966

Glyn Daniel

El concepto de prehistoria. Editorial Labor, Barcelona, 1968

Jacquetta Havvkes

Prehistoria (Historia de /a humanidad. Desarrollo cultural ycientífico, vol. I) Obra publicada por la Editorial Sudamericanade Buenos Aires, con los auspicios de la Unesco

G.H.R. von Koenigswald

Historia del hombre. Alianza Editorial, Madrid, 1971

Los hombres prehistóricos. Omega, Barcelona, 1967

Herbert Kuhn

El arte rupestre en Europa. Barcelona, 1967

K. Oakley

Cronología del hombre fósil. Editorial Labor, Barcelona, 1968

Hugo Obermaier

El hombre fósil. Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid,1925

Hugo Obermaier, Antonio García Bellido y Luis Pericot García

El hombre prehistórico y los orígenes de la humanidad. Revistade Occidente, Madrid, 1960

Luís Pericot García

La humanidad prehistórica. Salvat, Barcelona, 1970

Juan Schrobínger

Prehistoria de Suramérica. Editorial Labor, 1969

1967

Barcelona,

G.G. Simpson

La vida en el pasado. Alianza Editorial,, Madrid,

Pierre Teilhard de Chardin

La aparición del hombre. Taurus Ediciones, Madrid, 1967

Varios autores

Valcamonica Symposium. Actas del SimposioInternacional de Arte Prehistórico

Volumen publicado por el Centro Cómunodi Studi Preistorici, con la ayuda de la UnescoBrescia, 1970

H. Wendt

Tras (as huellas de Adán. Editorial Noguer, Barcelona, 1966

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de Janeiro, GB (Crs.20). COLOMBIA. Librería Buch-

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Catedrales del arte prehistórico

Por numerosos testimonios que a veces datan de hace35.000 años sabemos que el Homo sapiens era ya en el albade su existencia un verdadero artista. Prueba brillante de

ello es la gruta de Altamira, en España, o la de Lascaux, enFrancia, auténticas catedrales del arte prehistórico, en lasque se conservan admirables pinturas rupestres. Reprodu¬cimos aquí un detalle de una escena de caza de Lascaux : unbisonte y un hombre caído junto a su arma arrojadiza. Puede

Foto © Jean Vertut, Paris

verse además una misteriosa pértiga o jabalina que coronala figura de un ave. Aunque su significado siga siendo enigmá¬tico, esta pintura demuestra la virtuosidad del artista prehis¬tórico. Por desgracia, la gruta de Lascaux está cerrada alpúblico desde 1963 debido a los daños que la presencia denumerosos visitantes estaba causando a las pinturas, espe¬cialmente como resultado de la alteración química del medioambiente por ellos originada.