El Oeste americano de la Gran Depresión visto «Niños ... · CRÓNICAS DE LA ARGELIA DEL XIX 3...

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Me gustaría saber qué representa para usted «Esas vidas», su última novela, en relación con su ingente obra literaria. ¿Podría describir su trayectoria desde las primeras obras hasta llegar al momento actual? Alguien dijo que escribimos siempre la misma historia. Seguramente no es exac- tamente así. Lo que seguramente hacemos es escribir siempre con un estilo que nove- la a novela intentamos perfeccionar. En esa trayectoria que dices, me gustaría que fue- ra cierta, dentro de los mismos parámetros e intereses narrativos, esa progresión per- feccionista. En mi opinión, el hecho de que relate el proceso vital de la muerte de su madre no deja de ser un recurso anecdótico, por decirlo así, para descubrir la voz de un es- critor en la máxima expresión de su ple- nitud creadora. No digo que no sea im- portante, por supuesto, un suceso como la muerte de una madre. Lo que quiero decir es que un escritor es un escritor cuente lo que cuente y eso requiere una técnica y unos recursos. El libro no lo es- cribe el hijo, sino el escritor, en primer lu- gar. ¿Qué opina al respecto? Ojalá fuera cierto eso que dice. Entre los dos niveles a los que te enfrentas cuando es- cribes, el de crear una historia y el de inda- gar en el procedimiento narrativo, me que- do con el segundo. Cualquier historia, sea la muerte de una madre o cualquiera otra, es digna de ser contada. Pero lo que hará de esa historia un relato lleno de dignidad o una mierda es la manera en que la escribes. Y por descontado, en Esas vidas hay más trabajo literario que nostalgia y pena por la muerte de una persona querida. Por otra parte, la única manera de hacer creíble una historia es escribiéndola bien. En este sentido, me gustaría resaltar la poesía de las frases que utiliza en cada capítulo, su fuerza telúrica, su capacidad para reflexionar con desoladora crude- za y ternura al mismo tiempo sobre la vida y sobre la muerte. Sobre la poesía en mis novelas se ha escri- to mucho. De hecho se dice que hay más ele- mentos líricos en mis novelas que en los po- emas que escribía cuando era joven. Intento equilibrar el material puramente narrativo, con toda su crudeza, y aquellos elementos lí- ricos que, eso sí, si te pasas en su utilización puedes echar a perder la historia. Sí, creo que lo que más me costó a la hora de ir cerrando el libro fue precisamente eso: solucionar co- rrectamente esa especie de crónica familiar llena de paradojas que es Esas vidas. A veces el hecho de utilizar elementos directamente biográficos para contar una historia puede distorsionar su asimilación lectora. Puede que se incida demasiado en estos aspectos y quizá no se tenga en cuen- ta que en ocasiones es mucho más com- plejo trabajar con elementos biográficos que con elementos ficticios.¿No cree que una obra literaria es una obra literaria más allá de cualquier planteamiento previo? Es que a estas alturas no sé cómo todavía se habla de géneros literarios, de las dife- rencias entre realidad y ficción, entre bio- grafía e invención. Yo sé que lo que se cuen- ta en Esas vidas es real casi en su totalidad. Pero al lector eso debería importarle poco o absolutamente nada. La única verdad de una historia nos ha de llegar a través de su escritura. Yo sabía que uno de los principa- les problemas a la hora de abordar la lectu- ra y la crítica de este libro iba a ser precisa- mente ése: la fijación en el carácter real de la historia. A mí me gustaría que por encima de ese acercamiento, se insistiera también en el otro aspecto fundamental: el trabajo de es- critura que hay en cada una de las páginas, en la construcción de las frases y la estruc- tura, en la complejidad de unos personajes que parecen sacados más de la imaginación que de la propia realidad. Alfons Cervera, sobre todo a partir de sus obras pertenecientes al ciclo de la me- P R P R P R P R P Antoni Gómez VALENCIA LA ENTREVISTA FOTO DE FERRAN MONTENEGRO «EL CASO DE LOS HOMBRES DECAPITADOS (VII)» POR VICENTE MUÑOZ PUELLES 12 p d CRÓNICAS DE LA ARGELIA DEL XIX 3 Guy de Maupassant Editorial Prensa Valenciana S.A. Director Ferran Belda Coordina Arantxa Bea [email protected] NÚMERO 674 AÑO XVII VIERNES, 22 DE MAYO DE 2009 El escritor francés recorrió el país africano en 1881y dejó testimonio de las gentes y costumbres que encontró durante su viaje en «Bajo el sol». Posdata Suplemento semanal de cultura «Rumbo a la gloria» de Woody Guthrie El Oeste americano de la Gran Depresión visto por el autor de «This Land Is Your Land». MEMORIAS 2 La narrativa de Alberto Torres Blandina «Niños rociando gato con gasolina» quedó finalista del premio Café Gijón. NOVELA 4 PASA A LA PÁGINA 2 Alfons Cervera «No debe importar que lo narrado sea real» Alfons Cervera (Gestalgar, 1947) en el claustro del edificio de la Universitat de València. Escritor. Publica «Esas vidas» (Editorial Montesinos). Después de «La lentitud del espía» (2007), Alfons Cervera presenta una obra de corte biográfico en la que narra el proceso de deterioro vital y muerte de su madre. Se trata de una novela desoladora escrita con una prosa de terrible belleza en la que el autor reflexiona sobre la vida y la muerte con un sólido estilo que es la expresión, sin duda, de su plenitud creadora. «Se dice que hay más elementos líricos en mis novelas que en los poemas que escribía de joven; intento equilibrarlo con el material puramente narrativo»

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Me gustaría saber qué representa parausted «Esas vidas», su última novela, enrelación con su ingente obra literaria.¿Podría describir su trayectoria desde lasprimeras obras hasta llegar al momentoactual?

Alguien dijo que escribimos siempre lamisma historia. Seguramente no es exac-tamente así. Lo que seguramente hacemoses escribir siempre con un estilo que nove-la a novela intentamos perfeccionar. En esatrayectoria que dices, me gustaría que fue-ra cierta, dentro de los mismos parámetros

e intereses narrativos, esa progresión per-feccionista.

En mi opinión, el hecho de que relateel proceso vital de la muerte de su madreno deja de ser un recurso anecdótico, pordecirlo así, para descubrir la voz de un es-critor en la máxima expresión de su ple-nitud creadora. No digo que no sea im-portante, por supuesto, un suceso comola muerte de una madre. Lo que quierodecir es que un escritor es un escritorcuente lo que cuente y eso requiere unatécnica y unos recursos. El libro no lo es-cribe el hijo, sino el escritor, en primer lu-gar. ¿Qué opina al respecto?

Ojalá fuera cierto eso que dice. Entre losdos niveles a los que te enfrentas cuando es-cribes, el de crear una historia y el de inda-gar en el procedimiento narrativo, me que-do con el segundo. Cualquier historia, seala muerte de una madre o cualquiera otra,

es digna de ser contada. Pero lo que hará deesa historia un relato lleno de dignidad ouna mierda es la manera en que la escribes.Y por descontado, en Esas vidas hay mástrabajo literario que nostalgia y pena por lamuerte de una persona querida. Por otraparte, la única manera de hacer creíble unahistoria es escribiéndola bien.

En este sentido, me gustaría resaltar lapoesía de las frases que utiliza en cadacapítulo, su fuerza telúrica, su capacidadpara reflexionar con desoladora crude-za y ternura al mismo tiempo sobre lavida y sobre la muerte.

Sobre la poesía en mis novelas se ha escri-to mucho. De hecho se dice que hay más ele-mentos líricos en mis novelas que en los po-emas que escribía cuando era joven. Intentoequilibrar el material puramente narrativo,con toda su crudeza, y aquellos elementos lí-ricos que, eso sí, si te pasas en su utilizaciónpuedes echar a perder la historia. Sí, creo quelo que más me costó a la hora de ir cerrandoel libro fue precisamente eso: solucionar co-rrectamente esa especie de crónica familiarllena de paradojas que es Esas vidas.

A veces el hecho de utilizar elementosdirectamente biográficos para contar unahistoria puede distorsionar su asimilaciónlectora. Puede que se incida demasiado enestos aspectos y quizá no se tenga en cuen-ta que en ocasiones es mucho más com-plejo trabajar con elementos biográficosque con elementos ficticios.¿No cree queuna obra literaria es una obra literaria másallá de cualquier planteamiento previo?

Es que a estas alturas no sé cómo todavíase habla de géneros literarios, de las dife-rencias entre realidad y ficción, entre bio-grafía e invención. Yo sé que lo que se cuen-ta en Esas vidas es real casi en su totalidad.Pero al lector eso debería importarle poco oabsolutamente nada. La única verdad deuna historia nos ha de llegar a través de suescritura. Yo sabía que uno de los principa-les problemas a la hora de abordar la lectu-ra y la crítica de este libro iba a ser precisa-mente ése: la fijación en el carácter real de lahistoria. A mí me gustaría que por encima deese acercamiento, se insistiera también en elotro aspecto fundamental: el trabajo de es-critura que hay en cada una de las páginas,en la construcción de las frases y la estruc-tura, en la complejidad de unos personajesque parecen sacados más de la imaginaciónque de la propia realidad.

Alfons Cervera, sobre todo a partir desus obras pertenecientes al ciclo de la me-P

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Antoni GómezVALENCIA

LA ENTREVISTA

FOTO DE FERRAN MONTENEGRO

«EL CASO DE LOS HOMBRES DECAPITADOS (VII)» POR VICENTE MUÑOZ PUELLES�12pd CRÓNICAS DE LA ARGELIA DEL XIX �3

Guy de Maupassant

Editorial Prensa Valenciana S.A. Director Ferran Belda Coordina Arantxa Bea [email protected]ÚMERO 674 �AÑO XVII �VIERNES, 22 DE MAYO DE 2009

El escritor francés recorrió el país africano en 1881y dejó testimonio de lasgentes y costumbres que encontró durante su viaje en «Bajo el sol».

Posdata Suplemento semanal de cultura

«Rumbo a la gloria»de Woody Guthrie

El Oeste americano de la Gran Depresión vistopor el autor de «This Land Is Your Land».

MEMORIAS �2

La narrativa de AlbertoTorres Blandina

«Niños rociando gato con gasolina» quedófinalista del premio Café Gijón.

NOVELA �4

PASA A LA PÁGINA 2 �

Alfons Cervera

«No debe importar quelo narrado sea real»

Alfons Cervera (Gestalgar, 1947) en el claustro del edificio de la Universitat de València.

Escritor. Publica «Esas vidas» (Editorial Montesinos).Después de «La lentitud del espía» (2007), Alfons Cervera presenta una obra de corte biográficoen la que narra el proceso de deterioro vital y muerte de su madre. Se trata de una noveladesoladora escrita con una prosa de terrible belleza en la que el autor reflexiona sobre la vida y lamuerte con un sólido estilo que es la expresión, sin duda, de su plenitud creadora.

«Se dice que hay más elementos líricosen mis novelas que en los poemas queescribía de joven; intento equilibrarlocon el material puramente narrativo»

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2| Levante EL MERCANTIL VALENCIANOVIERNES, 22 DE MAYO DE 2009

POSDATA�LIBROS

moria, está considerado un escritor de lamemoria histórica. Me da la impresiónque esta etiqueta en ocasiones puede serinjusta con su obra. Quiero decir, puedeparecer que es más valorada por el testi-monio histórico que aporta, en este casolos perdedores de la guerra civil españo-la, que por sus méritos intrínsecos. ¿Cuáles su punto de vista?

Estoy totalmente de acuerdo con usted. Séque la mía —y la de todo dios, aunque algu-nos se nieguen absurdamente a admitirlo—es una literatura moral. ¿Si no, para qué hos-tias escribimos? Tal vez eso se note más enmis novelas sobre lo que malamente se havenido a llamar memoria histórica. La ver-dad es que me asusta un poco tanto espon-táneo suelto en esto de la recuperación de lamemoria republicana y de izquierdas. Perobueno, eso es material para otra entrevista.Volviendo a lo que dices, siempre defendíque en las novelas que comenta había un tra-bajo de escritura que, para mí, era tan moralcomo la propia historia que contaba en ellas.

Manuel Talens ha escrito que su obra esuna obra seria y comprometida, muy ale-jada de la fama y del prestigio que otorgael batiburrillo mediático. De hecho, su fi-delidad a la editorial Montesinos viene deaños y no es un autor de premios y circosliterarios. ¿Cree que esta actitud le ha ale-jado de un mayor reconocimiento?

Es que yo creo que cada uno ha de deci-dir dónde quiere vivir, en qué compañías,desde qué lealtades. Hace tiempo que deci-dí vivir siempre que puedo en Gestalgar, mipueblo de La Serranía. Y que nunca cam-biaría de editorial, que es casi como mi fa-milia desde hace más de veinte años. El me-jor reconocimiento es el respeto que a unomismo y a lo que escribimos se le tiene. Lomediático, entendido en los términos que

destacaba mi queri-do Manuel Talens,no me interesanada. Sólo me inte-resa escribir, comouna perentoria ne-cesidad, como de-cía mi admiradoJuan Carlos Onetti.

Su obra es muyvalorada y recono-cida en Francia, enese país sus nove-las forman parte de

temarios docentes universitarios y se hanescrito muchos trabajos de investigación¿Se siente reconocido en España?

Ciertamente en Francia existe un gran re-conocimiento de mis trabajos. Y eso empie-za también a ser una realidad en Alemania.Me siento a gusto allí. El respeto que se de-muestra a lo que escribo a veces me llena desonrojo. Pero es lo que hay. Respecto al re-conocimiento en España, estoy contento dellugar que ocupa mi escritura. Mis libros seleen bastante, reciben buenas críticas gene-ralmente y me permito escribir siempre sóloaquello que me apetece escribir sin imposi-ciones de ninguna clase.

Otra de sus facetas creadoras es la poe-sía. ¿Qué representa para usted en el con-junto de su obra literaria?

La poesía hace tiempo que me abandonó.Un poema es un prodigio. Y uno es dema-siado normal para presumir de prodigioso.Creo que un día decidí, más o menos cons-cientemente, que la poesía, en su justa me-dida, iba a estar en mis narraciones. Admiroa los grandes poetas (la verdad es que no haymuchos). Y desprecio profundamente aquienes confunden la poesía con la banali-dad de la existencia. Y encima escriben esabanalidad como si fuera auténtica poesía.

También cultiva el periodismo de opi-nión desde hace muchos años.

Otra de las facetas que identifican mi de-dicación a la literatura es el periodismo. Des-de hace veinticinco años escribo en este pe-riódico y en esa continuidad se da tambiénaquello que comentábamos al principio: in-tentar mejorar en la manera de comunicarcon quien te lee. Por otra parte, no encuen-tro prácticamente ninguna diferencia entreuna escritura y otra. Prácticamente ninguna.

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�VIENE DE LA PÁGINA 1

Seguro que, aunque no recuerden elnombre del autor de estas memorias, hanvisto la fotografía que ilustra la portada: untipo enjuto y con los ojos cerrados, como entrance, toca una guitarra que cuelga en ban-dolera de sus hombros. Viste una camisa decuadros, abrigada, de leñador. En la caja dela guitarra hay una pegatina cuyas letras, ro-tuladas a mano, son tan desiguales como ro-tundo su mensaje: «This machine kills fas-cists». No es menester traducirla, ¿verdad?

El tipo se llamaba Woody Guthrie y pu-blicó este libro en , cuando tenía añosy había vivido lo suficiente como para escribirunas memorias. Rumbo a la gloria fue librode cabecera de multitud de seguidores de sumúsica, pero también por su irrenunciablecompromiso con los desfavorecidos. Entresus fervientes e incondicionales admirado-res está uno de los grandes genios del siglopasado: Bob Dylan.

El oficio de narrador, esto es, el trabajo decontar historias de forma amena, emocio-

nante y vigorosa no es nada sencillo. El na-rrador es el novelista en estado puro; esaquel que no se deja llevar por digresiones,alardes estilosos y otros procedimientos aje-nos a la acción. El narrador debe tener ritmoy músculo, habilidad en el punteo de los de-talles y precisión descriptiva. Y miren uste-des por dónde, los lectores en español aca-bamos de descubrir a un narrador prodigioso,que no comete un sólo error en la medida nise dispersa y, que además, ofrece las justas—ni una más— punzadas líricas del poetaque también era. Vaya con Woody Guthrie.Otro excelente escritor norteamericano que

añadir a la ingente lista de excelentes escri-tores norteamericanos del siglo XX.

El arranque de Rumbo a la gloria es me-morable: un mercancías lleno de polizones,buscavidas y maleantes que se enzarzan enuna batalla campal, cuyo origen es la de-vastadora frustración que les arrasa. Desdeel primer tortazo durante esa pelea hasta elfinal de las memorias diecinueve capítulosdespués y en el mismo tren, se nos narran

treinta años de unavida; ahora sí, con-tada de forma lineal,a la manera clásica.

Estructurado encapítulos, que en re-alidad son episodiosa través de cuyas en-ramadas crece el pe-queño Woody,Rumbo a la glorianos pasea por eseterritorio inhóspito ycateto denominado

medio Oeste y avanza extendiéndose por elmás amplio paisaje de todos los EEUU.

Desde la infancia más niña hasta el vagóndel mercancías, Woody Guthrie construye unedificio que posee el mérito de recrear unaépoca a partir de las vivencias de su narra-dor. Y no es que Woody anduviera siempreen el ojo del huracán, es que el ojo del hu-racán se conformaba ante su mirada perplejay optimista, por contradictorios que puedanparecer ambos términos. La descripciónde un tornado desde dentro, la aparición degrandes bolsas de petróleo en su pueblo na-tal —en el centro de la misma Oklahoma—y el consiguiente bullir de buscavidas, tra-bajadores, putas y capitalistas, la progresivalocura de su madre, los incendios familiares,la marcha hacia California —tal cual los per-sonajes de Las uvas de la ira— o los prime-ros centavos ganados en tabernas atestadasde borrachos pendencieros hasta un capí-tulo inolvidable en el Rockefeller Center —«sesenta y cinco pisos de espaldas al mun-do, donde los langostinos se hierven enpetróleo de la Standard Oil»—, las sucesivassecuencias de Rumbo a la gloria son un des-cubrimiento memorable.

«Continuaré andando y mirando a las co-sas», dice en un momento.

Tipos rudos, casi siempre perdedores,obreros, bohemios, niños abandonados ymadres hambrientas, todos son personajesque transitan por Rumbo a la gloria con laextraña cualidad de la verdad, porque sonpersonajes de carne y hueso que escupen,beben y duermen al raso... Son sindicalistas,policías, delincuentes, jornaleros del cam-po, incluso potentados... Son las célulasque forman el tejido de un país enorme. Yjunto a ellos, Woody Guthrie, siempre en mo-vimiento: «Continuaré andando y mirandoa las cosas», afirma en varias ocasiones.

Como suele ser habitual en Glo-balRhythm, la edición está cuidadísima, latraducción es excelente y, además, el librotrae el premio de un CD con algunas gra-baciones originales de Woody Guthrie. Unverdadero lujo.

POR ANDRÉS PAU

Siempre enmovimientoEl músico Woody Guthrie publicó en 1943 unasmemorias en las que retrató la América profundadurante los años de la Gran Depresión.

WOODY GUTHRIERumbo a la gloria

Traducción de Ezequiel MartínezGLOBAL RHYTHM PRESS, BARCELONA, 2009

★★★★

Memorias

Woody Guthrie (1912 – 1967) es conocido por su canción «This Land Is Your Land».

Glòria Llobet (Barcelona, ) es va ini-ciar en l’àmbit literari a principi dels anysnoranta amb el recull de relats Crònica d’u-na infidelitat que va guanyar el premi Go-leta i Bergantí. Des d’aleshores ença, GlòriaLlobet no para de guanyar premis impor-tants com ara el Joanot Martorell (),l’Enric Valor de novel·la () o el Pere Cal-ders. Les seues primers novel·les es vanadreçar especialment al públic juvenil i hangaudit sempre d’una àmplia acollida. L’es-til directe i viu de la seua narrativa ha con-tribuït poderosament a interessar jurats li-teraris i editors, i a publicar les seues obres.

Glòria Llobet té l’habilitat d’haver in-corporat ben aviat les noves tècniques d’ex-

pressió literària,com potser la intro-ducció del món dela informàtica coma centre neuràlgicen la seua tramanarrativa. Ho va ferpalesament dins laseua novel·la Con-necta’t Sílvia, on laprotagonista maldaper sortir de l’escla-vitud de l’ordinador.

En la seua darrera novel·la, D’Àger a Kat-mandú, els protagonistes se submergeixendins un món d’intriga a través dels chatselectrònics i recorren a l’aventura dels viat-ges exòtics o amb risc físic per tal de mirarde trobar-se o, potser, de retrobar-se.

La millor arma literària de què disposaés l’agilitat, la versatilitat amb què descriusituacions i personatges, sense aturar-se adescripcions sicològiques excessives quepugan ralentitzar l’acció i la intriga en la tra-ma. Llobet mostra, d’altra banda, un dominidel context que descriu talment com si ellamateixa hagués viscut escenes semblants.

D’Àger a Katmandú és una novel.la,sense massa pretensions, que entretén ique pot tenir, dins la línia traçada perl’autora des de fa ja temps, un públic lec-tor ampli començant pel juvenil.

PER LLUÍS ALPERA

Intriga en els «chats»GLÒRIA LLOBETD’Àger a Katmandú

Vè Premi Pollença de Novel·laEL GALL EDITOR, POLLENÇA, 2009

★★★

Novel·la juvenil

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3Levante EL MERCANTIL VALENCIANO | VIERNES, 22 DE MAYO DE 2009

LIBROS�POSDATA

Viajar, junto con leer, son las dos activida-des más citadas en el apartado aficiones obli-gado en currículos y anuncios por palabras.Y es que las aficiones nos definen mejor quecualquier otra cosa. Porque qué importannuestros méritos, si los tenemos, nuestros su-puestos conocimientos, nuestro aspecto físi-co, incluso qué importa nuestra edad. Lo úni-co que de verdad importa es lo que nos gus-ta hacer. Lo demás es contingente, productode las circunstancias, mudable. Sólo las afi-ciones son definitivas. Claro que la gente sue-le mentir mucho en este apartado. General-mente ni ha viajado tanto ni ha leído tanto.Pero dos aficiones tan nobles como estas es-tán por encima de toda sospecha, aunque notodo el mundo viaje y lea de la misma mane-ra. Y éste es precisamente el quid de la cues-tión. Ambas cosas requieren un aprendizaje,y ambas cosas requieren una inocencia queno se suelen dar ni juntas ni separadas en lamayoría de viajeros y lectores actuales.

Antiguamente, es decir hace unos cin-cuenta años, los escritores viajaban para huirde la realidad, para escapar del tedio de la vidacotidiana, para conjurar el hastío existencial,para soñar. «El viaje es una especie de puer-ta por donde se sale de la realidad conocidapara penetrar en una realidad inexplorada queparece un sueño», dice Maupassant en Bajoel sol, libro en el que relata su viaje a Argelia,y continúa diciendo: «Siempresoñamos con un país predilecto»,un país por el que sentimos nos-talgia incluso sin haberlo conoci-do nunca, y que cuando final-mente pisamos, más que verlo porprimera vez nos parece recordar-lo. Ese país, para él, fue África, y ha-cia África partió un de julio de. Por aquellas fechas, no hacefalta decirlo, los viajes no eran loque son hoy. Ninguno de los re-quisitos que hacía del viaje laaventura por excelencia ha so-brevivido al siglo XX. Algo tan consubstancialal viaje como la distancia o la lejanía hacetiempo que se ha abolido. Hoy en día el via-jero no rompe ninguna amarra, sigue atadoa su circunstancia, y el viaje no entraña máspeligros de los que pueda entrañar cruzar to-dos los días la calle para ir a la oficina.

Pero dejémonos de divagaciones nostál-gicas y vayamos al libro. En Maupassanttiene años, y aunque sus grandes éxitos li-terarios están por llegar, ha publicado ya unbuen número de cuentos y de crónicas de via-

je, amén de otras aventuras menos literarias.De manera que, si no en el apogeo de su vida,sí se encuentra en una situación interesante.Y en cuanto a Argelia, pues digamos que enaquella época también se encontraba enuna situación interesante, por utilizar uneufemismo. Maupassant pensaba de la co-lonización lo que seguramente pensaban lamayoría de los franceses, a excepción, claroestá, del gobierno y los militares. «Nuestro sis-tema de colonización consiste en arruinar alárabe, en desposeerlo sin reposo, en perse-guirlo sin piedad y en hacerlo reventar de mi-seria». De manera, sigue diciendo, que lascontinuas insurrecciones no responden a nin-gún odio racial ni fanatismo religioso, sinopura y simplemente al hambre. Nada nuevobajo el sol como vemos, el hambre no sólomata a quien lo padece.

Maupassant escribe por las noches lo queha visto y oído durante el día. Sus crónicas notienen desperdicio, pues poseía con creces esacualidad tan necesaria en los escritores, e im-prescindible en viajeros y periodistas, que esla curiosidad, y carecía afortunadamente deesa otra que suele echar a perder tantos re-

latos de viajes: la tendencia apoetizar. Sus descripciones sontan vívidas, que al cabo de un ratode lectura uno empieza inclusoa acusar el insoportable calordel desierto. Otras veces es un re-gusto a cordero asado lo quenotamos inopinadamente en elpaladar, o un incomprensiblepicor en los ojos. Pero no son úni-camente sensaciones lo que nostransmite este libro, que a quienhaya estado en África resultaránfamiliares. Maupassant escu-

chaba a los indígenas, a los oficiales france-ses, a los caíds, a los morabitos, a los judíos,escuchaba a todo el que estaba dispuesto ahablar, y hablaba con todo el que estaba dis-puesto a escuchar. Puede que fuera el inventordel periodismo de investigación y nadie sehaya dado cuenta todavía. El resultado es estelibro, Bajo el sol, un bello libro que, como losbuenos libros de viajes, no tiene como pri-mera intención invitar al viaje, como gene-ralmente se piensa, sino sólo como segunda.La primera es una invitación a leer.

Qué hermoso, qué estremecedor libroeste de una poeta sobre un poeta. Qué her-moso homenaje, qué hermosa celebraciónde un hombre, pero no sólo de un hombre,también de la gratitud del hombre, de lagenerosidad del hombre, de los libros, delamor, de la fidelidad y de la fe en el hom-bre, y de algunos seres excepcionales,como la madre del poeta, Elena Ottobál-dovna —recordémosla por su nombre— oCherubina de Gabriak y AdelaídaGuertsyk, amigas de ambos y también,cómo no, poetas, seres para los que «todaalabanza es poca». El poeta fue MaximiliánVoloshin, personaje legendario, poeta deraza, de humanidad desbordante, un san-to metido en una piel de ogro, un tipo hu-

mano hoy prácticamente extinguido. Lapoeta fue Marina Tsvietáieva, una de lasmás grandes poetas del siglo XX. Para Ma-rina Tsvietáieva ser poeta, hombre o mu-jer, el sexo en este terreno era lo de menospara ella, no era una vocación, ni tampocouna afición, y ni siquiera una pasión. Eraun destino. Cuando conoció a MaximiliánVoloshin tenía dieciséis años, y acababa depublicar su primer libro, Álbum vesperti-no. Maximilián tenía treinta y seis, leyó ellibro, escribió un artículo sobre él, quisosaber quién era aquella joven, fue a su casa

a conocerla, «—¿Podría ver a Marina Tsvie-táieva? —Soy yo». Y aquí empieza todo. Ha-blan de libros, Baudelaire, Francis James,Claudel, Henri de Régnier, Mallarmé, ellano los ha leído, ella sólo es devota de Ros-tand. Y de Napoleón. Pero Napoleón no esun poeta, se podría objetar.Bueno, depende de cómo semire. «—¿Cómo, se va ya? sesorprende ella. —¿Sabe cuántashoras hemos estado conver-sando? sonríe el poeta. Cinco.Volveré pronto». Cuando al díasiguiente ella recibe una nove-la de Henri de Régnier, exclamanada más abrirla: «¡Qué por-quería! esta obscenidad, ¿amí?». Y a continuación le escri-be: «No logro entender cómo

decidió enviarme una cochinada seme-jante, se la devuelvo, sin agradecérsela». Esel principio de una amistad que duraríahasta la muerte de él, un once de agosto de a las doce del mediodía con que em-pieza el libro. Hasta la muerte de ella.

Marina Svetáieva rescata recuerdos de susconversaciones con Max, de sus excursio-nes, de sus encuentros y desencuentros, delas confidencias de su madre, de todo lo queaprendió de él. Por ejemplo a dar la mano:«La mano hay que darla abiertamente,apretar fuerte, palma contra palma, ese esel sentido del apretón de manos (...) Y no ex-tenderla como de lado, como si fuera algu-na cochinada que ni usted ni nadie necesi-ta». De un hombre que en su vida sólo daba

cabida a lo esencial, a lo nece-sario, a lo relevante, una mujeraparentemente sólo recuerda loinesencial, lo casual, lo irrele-vante. ¿Justicia poética? No todotiene el mismo peso en la vida,y lo que más pesa no siempre eslo que más importa. Un bello li-bro. Y algo más, que la traduc-ción de Selma Ancira ha sabidoconservar a la perfección: laprosa de Marina Tsvetáieva. Nohay nada que se le parezca.

POR M. ARRANZ

Un apretón de manosEl legendario poeta y pintor ruso MaximiliánVoloshin visto por Marina Tsvietáieva.

MARINA TSVIETÁIEVAViva voz de vida

Traducción de Selma AnciraMINÚSCULA, BARCELONA, 2009

★★★★★

Narrativa

★★★★★ EXCELENTE ★★★★ BUENO ★★★ ACEPTABLE ★★ REGULAR ★ MALOLa valoracion de los críticosCLAVE

POR MANUEL ARRANZ

Selecciónpd

Retrato de Guy de Maupassant para la revista «Life».

GUY DE MAUPASSANTBajo el sol. Argelia 1881: de Argel alSáhara

Traducción de Elisenda JulibertMARBOT, BARCELONA, 2009

★★★★

NarrativaViajar y leer segúnMaupassantTras recorrer Argelia en 1881, el autor francésplasmó en estas crónicas la perplejidad que leprodujo el encuentro con ese mundo tan diferente.

La autora rescata recuerdos de susconversaciones con Voloshin, de susexcursiones, de sus encuentros y detodo lo que aprendió de él

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FICC

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O 1�Los hombresque no amabana las mujeresSTIEG LARSSONDESTINO

2�La chica quesoñaba con unacerilla y un bidónde gasolinaSTIEG LARSSONDESTINO

3�Las hijas delfrío CAMILLA LACKBERGMAEVA

4�La soledad delos númerosprimosPAOLO GIORDANOSALAMANDRA

5�Siete casas enFrancia BERNARDO ATXAGAALFAGUARA

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Anatomía deun instante JAVIER CERCASMONDADORI

2�El secreto RHONDA BYRNEURANO

3�La crisis ninja yotros misterios LEOPOLDO ABADÍAESPASA CALPE

4�Cautiva enArabia CRISTINA MORATÓPLAZA & JANÉS

Los másvendidos

LISTADO ELABORADO GRACIAS A LA COLABORACIÓN DE LAS LIBRERÍAS CASA DEL LIBRO (VALENCIA), FNAC (VALENCIA), TRES I QUATRE (VALENCIA) Y DEL GRUP 10: SORIANO (VALENCIA), BASTIDA (ONTINYENT), EL PUERTO (PORT DE SAGUNT) Y BABEL (CASTELLÓ DE LA PLANA)

VV. AA.Cuentos de amigasANAGRAMA, BARCELONA, 2009

Una antología de relatos de RosaChacel, Carmen Martín Gaite, JosefinaAldecoa, Esther Tusquets y otras doceautoras que tienen en común abordarla amistad entre mujeres: confidentes,amantes, desconocidas que simpatizano simplemente amigas —con lo queconlleva de cariño y admiración, perotambién de rivalidad— son lasprotagonistas de estos textos.

KURT VONNEGUTEl bala perdudaFONOLL, JUNEDA, 2009

Publicada el 1982, l’obra de KurtVonnegut descriu la vida d’una ciutatnord-americana en què el protagonista,Rudy Waltz, viu atabalat per la culpaque li provoca un doble assassinatinvoluntari comès en l’adolescència.Les conseqüències d’aquest fet l’hantraumatitzat fins al punt de viure comun ésser sexualment «neutre», nihomosexual ni heterosexual.

LEONARD WOOLFLas vírgenes sabiasIMPEDIMENTA, MADRID, 2009

El roman à clef que Leonard Woolfcomenzó a escribir apenas un mesdespués de su boda con Virginia Woolfy que causó en 1914 un gran revuelo enlos círculos artísticos londinenses.Ejemplo de alta comedia de tintesforsterianos, la obra retrata la épocaen que Virginia y Leonard se cortejarony los integrantes del Círculo deBloomsbury campaban a sus anchas.

MIA COUTOUn riu que es diu temps, una casa que...EDICIONS 62, BARCELONA, 2009

Amb una narració irònica alhoraque poètica, Mia Couto conta en Un riuque es diu temps, una casa que es diuterra la situació de conflicte que viu aMoçambic, el seu país, una elitambiciosa i culturalment distanciadade la majoria rural i ho fa a través delpersonatge de Mariano, un estudiantuniversitari que arriba al seu pobletper assistir a l’enterrament del seu avi.

ANAQUEL

ALBERTO TORRES BLANDINANiños rociando gato con gasolina

Finalista del Premio de Novela Café GijónSIRUELA, MADRID, 2009

★★★½

Niños rociando gatos con gasolinacuen-ta la historia de cuatro hijos que son en-viados a una escuela para prodigios, sinembargo, muy pronto se encuentran solosy echan raíces en la misión equivocada, seprecipitan a la tragedia como un rito ini-ciático hacia la vida; entonces el desafíoempieza por saber sobrevivir.

Alba tocaba el piano como Mozart; Joahabía nacido para ocupar el lugar de su her-mana muerta, podía recordar largos textos

y tenía una increíble capacidad de lide-razgo; Patricio era un niño guatemaltecoazul e introvertido que de vez en cuandoabandonaba sus características humanasy quedaba ajeno a todo lo que le rodeaba;Emilio, el único sin talento, estaba en el gru-po de raros porque su madre había dona-do dinero a la causa, ella necesitaba creerque su hijo era especial porque había sidoengendrado por un ser interplanetario.Los cuatro tenían una misión y un destino:cambiar el mundo.

El director de la residencia era Philippe,un hombre sin más pasado que una falsafotografía de un padre inexistente, sin otraidentidad que la que se inventaba a medi-

da que tropezaba con la vida. CuandoPhilippe conoce a Katherine Pratchett seconvence de que existe un mundo más es-piritual, deja todas las dudas existencialesen pos de El Proyecto. De esta manera, loscuatro niños fueron seleccionados paraconvertirse en los catalizadores que habríande cambiar la sociedad, ellos serían la lla-ma del universo, los elegidos para iluminaral resto del mundo.

Pasados veinticinco años, a cada uno deellos les invade el recuerdo de su último díajuntos, rememoran la tragedia e intentanforjar una realidad menos dolorosa. En esteproceso cuentan sus versiones de la niñez,imaginan las posibilidades y, en muchos ca-sos, se autoanalizan buscando las res-puestas de sus fracasos en lapérdida de la inocencia.

Es verdad que en las primeraspáginas de la novela cuesta se-guir el ritmo, los narradores sealternan y cambian de situacio-nes en cada capítulo. Los cons-tantes saltos temporales y espa-ciales dan cuenta de la lógica dela memoria, recuerdos impreg-nados de cuerpos que huelen atierra, imágenes que a pesar deltiempo siguen interponiéndosea la búsqueda de la felicidad.

De manera soslayada hay cierta in-fluencia de Sturgeon en el libro de TorresBlandina, aunque sus personajes son dé-biles, están más atravesados por la realidadque por la fantasía o la ciencia ficción. A di-ferencia de Más que humano, los niños nohabían sufrido una degradación físicacuando llegaron a la singular escuela, perosí cargaban con un gran desgaste psicoló-gico: madres obsesionadas, locas, ausen-

tes o violentas; padres sin nombre, frus-trados o desertores de lo cotidiano. Emilio,como adulto, le cuenta su niñez a Ana Lu-cía, mientras ella está maniatada, violaday con el llanto ahogado: «Mi padre, con-migo en brazos, comentó que yo era su úni-ca satisfacción en esta vida (…) Esa mismanoche mi madre entró en mi habitación (…)dispuesta a asfixiarme».

Distanciándose del homo gestalt deSturgeon el Proyecto Índigo de Philippe notiene seres extraordinarios, son sólo niñosviolentados hacia la excepcionalidad,monstruitos inventados por los ideales deuna generación que fracasó.

Ésta no es una de esas novelas que en-gañan al lector con lo que puede llegar a

pasar, más bien los narradores,desde el comienzo, cuentanmucho más de lo que deberían.No hay sorpresa, pero sí em-patía, y esto quizás sea el mo-tivo principal para seguir lanovela hasta el fin: el obtuso de-seo que, como lectores, nosinvade cuando queremos cam-biar aquello que sabemos quees inevitable.

Torres Blandina utiliza la fic-ción para reflexionar sobre laimportancia de una educación

responsable durante la niñez y sobre cómoésta repercutirá en la vida adulta.

De este modo, poetiza la infancia de suspersonajes, quienes tras veinticinco añossiguen atados a ella como a un tiempo deideales, que no han superado ni han llevadoa cabo. Los cuatro querían ser héroes,como casi todos en esa edad, unos RobinHood que sólo pretendían evitar que losmalos rociaran gatos con gasolina.

POR LUZ C. SOUTO

Novela

Moltes vegades ens obliden del la im-portància del paper de les revistes cultu-rals com a mitjà de difusió d’idees i de pro-moció d’alguns autors que encara no hanarribat al circuit del mercat del llibre. Peròalguns autors coneixen de prop la vitali-tat d’aquestes publicacions, com per ex-emple Julio Trujillo (Mèxic, ) ambmés de vint anys d’experiència en el monde l’edició. D’aquest autor ens arriba Bi-polar, el seu quart poemari, un conjuntprou extens d’uns setanta títols, molts delquals s’articulen en forma de sèries, percohesionar-los millor. El significat del vo-lum, potser, hem de buscar-lo en un poe-ma homònim, que tracta l’escissió delsubjecte en dos identitats dispars, però devegades necessàriament complementà-ries, como si foren el ying i el yang. Per una

banda està l’home aventurer, d’acció, enuna recerca constant, i per una altra hi ésl’home reflexiu, de paraula, que s’acomo-da a la vida rutinària.

Senzillesa i humilitatDe fet, molts del temes que l’escriptor trac-ta captiven el lector per la seua senzille-sa i humilitat no impostada. En algunspoemes ens parla de la vida del dia a dia(Màquina de café, Lavado automàtico,Ikea), d’una poesia que es troba en el sug-

gerència del gest, ino en selectes pa-raules. En altres,ens parla de l’artde la minúcia, ones deté en la tècni-ca de treure bri-llantor a les sabates(Bolero), o dels xi-cotets plaers comel de beure (La na-riz en la copa co-ñaquera). Però

també en troben algunes altres preocu-pacions recurrents com és la reflexió so-bre el temps com una estructura circular—«ayer es siempre un hoy/ que recupe-ra/ fragmentos de lo ido/ un tiempo con-jugado en unos labios/ que el presente hu-medece»— o la crítica a la vanagloriad’alguns poetes: «un adjetivo esdrújulo noes nada/ suma cero».

Un altre dels molts atractius d’aquestllibre consisteix en l’aprofitament dequalsevol text, per esdevenir-lo en unpoema mitjançant la seu verb. Per ex-emple, l’autor recicla els passos d’unmanual per donar indicacions a la ma-nera cortaziana de com fumar (Instruc-ciones). En altres, acumula caòticamentels seus versos (Cromos), fa servir la in-tensitat del microconte —«En un pajar in-menso soy la aguja/ que se encontró a símisma y ahora está ensartando su propioojo»— o fins i tot, juga com un xiquet fentgregueries: «un calcetín es un ñu cari-ñosísimo,/ una amable genealogía/ en-tre el zapato/ y la piel».

Per tot això, la poesia de Trujillo és unaobra honesta amb els seus plantejaments.Ens parla de la vida que ens envolta ambuna senzillesa estudiada, però que nodeixa res a l’atzar, com és un discurs con-tingut, una preocupació formal i uns ver-sos colpidors que ens inviten a reflexionarsobre la nostra existència, el pas del temps,la poesia. Tot un autor a tenir en compte.

PER J. RICART

4| Levante EL MERCANTIL VALENCIANOVIERNES, 22 DE MAYO DE 2009

POSDATA�LIBROS

L’art de les coses menudesJulio Trujillo (Mèxic, 1969) tracta al seu últim poemari sobre l’escissió delsubjecte en dos identitats dispars però complementàries.

JULIO TRUJILLOBipolar

PRE-TEXTOS, VALENCIA, 2009

★★★

Poesia

La últimainocenciaFinalista del premio Café Gijón, la obra de A.Torres Blandina narra el fracaso de cuatro niñosenviados a una escuela para prodigios.

Los narradores se alternan y cambiande situación en cada capítulo; lossaltos temporales y espaciales dancuenta de la lógica de la memoria

Per una banda està l’home aventurer,d’acció, en una recerca constant, i peruna altra hi és el reflexiu, de paraula,que s’acomoda a la vida rutinària

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5�El ecologistanuclear JUAN JOSÉ CADENASESPASA CALPÈ

FICC

IÓ V

ALE

NCI

À

1�Els homes queno estimavenles dones STIEG LARSSONCOLUMNA

2�La noia quesomiava unllumí i un bidóde gasolina STIEG LARSSONCOLUMNA

3�La solitud delsnombresprimers PAOLO GIORDANOEDICIONS 62

4�A tres metressobre el celFEDERICO MOCCIACOLUMNA

5�Les filles delfredCAMILLA LACKBERGARA LLIBRES

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CIÓ

VA

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CIÀ 1�

Per què somcom som EDUARD PUNSETDESTINO

2�Els racons de lamemòria ISABEL-CLARA SIMÓEDICIONS 62

3�Cor i ment VALENTÍ FUSTER ILUS ROJAS MARCOSPLANETA

4�Crackòvia AA. DD.COLUMNA

5�Realisme inacióANTONI DEFEZTRES I QUATRE

THOMAS HARDYUn grupo de nobles damasALBA, BARCELONA, 2009

El autor de Jude el oscuro se inspiróen antiguas genealogías de lasregiones de Dorset y Wiltshire paraestas historias «de hermosas damas,de sus amores y sus odios, de susalegrías y sus desdichas» que cuentanlos miembros del Club de Naturaleza yArqueología de Wessex, cuando seencuentran retenidos por el maltiempo en un museo municipal.

TOBIAS WOLFFComença la nostra històriaLA MAGRANA, BARCELONA, 2009

Aquest volum aplega una vintena denarracions de Tobias Wolff escrites alllarg dels darrers trenta anys i deucontes nous. Com va dir R. Carver,clàssics com Al jardí dels màrtirs nord-americans «parlen de gent real i decoses reals; són l’obra d’un jove mestre.Són contes morals, cosa que no vol dirque siguin ni didàctis ni admonitoris»,ens parlen de la condició humana.

JANET MALCOLMLa mujer en silencioGEDISA, BARCELONA, 2009

La periodista y crítica literaria JanetMalcolm cuestionó en esta biografía laclásica imagen de Sylvia Plath y TedHughes: ni él era el monstruo que consu infidelidad la abocó al suicidio ni ellasu frágil víctima. La reedición de esteexcelente trabajo forma parte de lanueva Biblioteca Económica Gedisa, quetambién publica el famoso El periodistay el asesino, de la misma autora.

MIKLOS BANFFYLos días contadosLIBROS DEL ASTEROIDE, BARCELONA, 2009

A través de los ojos de los tresprotagonistas —el joven conde BálintAbády, su primo László Gyeróffy y suamiga Adrienne Miloth— se revelan losacontecimientos políticos y socialesque llevaron a la caída el ImperioAustrohúngaro. Esta es la primera obrade la Trilogía transilvana de MiklosBanffy, prohibida durante más de 40años por los regímenes comunistas.

5Levante EL MERCANTIL VALENCIANO | VIERNES, 22 DE MAYO DE 2009

LIBROS�POSDATA

ÁLVARO POMBOVirginia o el interior del mundo

PLANETA, BARCELONA, 2009

★★

Apenas se ha iniciado el siglo XX. La fa-milia real ha escogido como lugar de va-caciones Santander; la alta burguesíacántabra vive verdaderos momentos deesplendor: conciertos, fiestas y reunionessociales. Entre todo el tumulto de inútilesherederos y muchachas ricas casaderas,se mueve la inquietante Virginia; presadel luto por su primer amor, un criado desu casa muerto en la Guerra de Marrue-cos, se halla en un mundo de ensoñacio-nes, deseos íntimos y pensamientos. Lajoven es incapaz de resolver su futuro anteel amor que todavía siente por el difunto,ni siquiera encauzar su vida de una ma-nera pragmática convirtiéndose en la es-posa del doctor Anselmo, joven promesade ginecología, socialista moderado, par-tidario de los buenos modales y del es-fuerzo del trabajo. Al otro lado, el diletan-te Gabriel, su primo, dedicado a la dolcevita, alma máter de las veladas musicalesde la capital santanderina, se convierte en

el confesor de Vir-ginia y vigía de lasintermitencias desu alma, afanadaen buscar un me-canismo de des-arrollo personalque vaya más alláde la filantropía yque se ajuste, sinembargo, a los mo-dos de vida de losde su clase: mo-

dernizar pero no escandalizar. CuandoVirginia se haya a punto de iniciar una re-lación formal con su amigo Anselmo, apa-recen en escena dos personajes extrava-gantes: Leonora y Cayo Bárcena, peque-ños burgueses de pasado oscuro, conec-tados con el más allá de una manera, a pri-mera vista, sospechosa. Virginia, en la so-ledad de su soltería, encuentra la compa-ñía y el consuelo necesario en la parejaque sabe cómo orientar su discurso parahacerlo esperanzador, reconfortante ymisterioso. Como prototipo de espiritis-tas y librepensadores, su orientación cho-cará radicalmente con la del joven médi-co, racional y científica

Entre la sátira y el flujo de concienciaCon su acostumbrado bagaje, ÁlvaroPombo crea un mundo ficcional intere-sante, bien ambientado, con unos per-

sonajes sólidos; su prosa se debate en-tre la sátira y la descripción del flujo deconciencia de los personajes principa-les; sobre todo, Virginia, alma inquietaque vive en la continua reflexión sobresu propio destino, sobre su quehacer enun mundo que le ha otorgado una posi-ción cómoda —quizás demasiado— yun ánimo rebelde e inconformista. He-rederos de una familia que se ha enri-quecido con el espíritu emprendedor yel olfato para los negocios, Gabriel y Vir-ginia no pueden aspirar ya a nada: tie-nen dinero, títulos, fama en el pequeñocírculo santanderino, belleza, cultura,mundo; sólo les resta vivir, vivir paraellos mismos, opción de Gabriel, o vivirpara los demás, como lo intenta hacer laobcecada Virginia no sin antes caer pre-sa del interior de su mundo: tan miste-rioso, tan frágil.

La narración, elíptica y ágil en un

principio, cae, sin embargo, en una di-lación poco recomendable. La incerti-dumbre asalta al personaje principal,pero también al narrador: nunca sabe-mos a qué juega; cinismo, sátira, me-lancolía, duda: la voz del interior es, enocasiones, la voz de un narrador omnis-ciente. Y viceversa. Más allá de este dis-curso vacilante, el texto recoge infinitudde influencias: desde la novela rosa al fo-lletín, pasando por la novela espiritista,que tanta vigencia tuvo por los primerosaños del XX. Para el que lo quiera des-cubrir, existe además una conexión bri-tánica que no sólo se descubre a travésdel monólogo interior, tan presente en lanovela victoriana, sino en el final de Vir-ginia, heredero en su situación del finalde otra Virginia, mítica y admirada.

Un experimento sin sorpresaCoincidiendo con la publicación de supoemario Los enunciados protocolarios,Álvaro Pombo nos devuelve a través deVirginia o el interior del mundo a un con-texto primigenio: el de su Santander na-tal; sin embargo, la novela dista, en puri-dad, de su habitual calidad narrativa. Larelativamente reciente Contra natura olas ya clásicas La cuadratura del círculo,Donde las mujeres o El héroe de las man-sardas de Mansard distan en calidad deesta novela interesante, pero menor. Bus-ca experimentar, pero no sorprende.

POR EVA SOLER

Novela

Un hombre intachable sirvió de carta depresentación para un insólito personajede la actual novela policiaca, Josef Sta-chelman. Creado por el escritor e histo-riador alemán Christian von Diffurth, esel protagonista de una serie que ya ha al-canzado su cuarta entrega y que cosechóun enorme éxito en su país de origen.

Todo lo contrario de un héroe al uso, Sta-chelman es un historiador que trabaja enla Universidad de Hamburgo, que vive ago-

biado por una inacabable tesis sobre loscampos de concentración de Buchen-wald y torturado por su artritis. Un antiguocompañero de sus años universitarios, elahora comisario de policía Ossi Winter,será quien le introduzca en una investi-gación que a punto estará de costarle lavida. El policía está trabajando en un ex-traño caso que afecta a una de las más po-derosas personalidades de Hamburgo, elmagnate inmobiliario Maximilian Holler,que en poco tiempo ha sufrido el asesinatode su esposa y sus dos hijos. Hombreaparentemente intachable, sin enemigos

ni rivales, la inves-tigación policial lle-va mucho en tiem-po muerto hastaque una remotapista parece co-nectar al padre delmagnate con tur-bios asuntos de laépoca nazi. Es en-tonces cuando Sta-chelman, como ex-perto en esa época,

interviene en la investigación para inten-tar desentrañar una trama en la que semezclan pasado y presente y en la que al-ternará su faceta de historiador con la de

estar en el punto de mira de un implaca-ble asesino en serie.

Novela magníficamente documentada,Un hombre intachable cumple a la per-fección con su objetivo de mostrar as-pectos poco conocidos de la época del na-zismo, como lo es la estremecedora rapi-ña con la que los judíos fueron despoja-dos de sus bienes, en el entorno de una no-vela policiaca espléndidamente confec-cionada. La acertada composición delpersonaje principal, un profesor univer-sitario escaso de confianza en sí mismo yde timidez casi enfermiza pero brillante ensu trabajo, otorga un plus de interés a unanovela muy recomendable.

POR JUAN CAMPOS

El encanto de la burguesíaCoincidiendo con la publicación de su poemario «Los enunciados protocolarios», Álvaro Pomboregresa con su última ficción, «Virginia o el interior del mundo», a su Santander natal.

El detectivehistoriador«Un hombre intachable» es la presentación delinsólito investigador Josef Stachelman.

CHRISTIAN VON DIFTURTHUn hombre intachable

Traducción de Eva ParraPÀMIES, MADRID, 2009

★★★½

Novela negra

Los protagonistas ya no puedenaspirar a nada: poseen dinero, títulos,fama, belleza y cultura; sólo les restavivir para ellos o para los demás

La narración, elíptica y ágil al principio,cae en una dilación poco recomendable.La incertidumbre asalta al personajeprincipal, pero también al narrador

El caso investigado afecta a una de laspersonalidades más poderosas deHamburgo, el magnate de laconstrucción Maximilian Holler

El acierto de la obra recae en elpersonaje principal, un profesoruniversitario con poca confianza en símismo y de timidez casi enfermiza

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La güer,macho, lagüer

VERSUS OMNIA

Joan Verdú

oy viernes, que hay mercado,me he levantado y después dehacer mis abluciones y otrosarreglos me he ido al quiosco

de Rosa a comprarme el periódico, des-pués a la paraeta de los gitanos a ver si te -nían alguna silla chula (que a veces las tie-nen, y mucho, y yo se las compro) y a to-marme unos cafeses ().

En el quiosco de Rosa siempre hay algu-na novedad cinematográfica y hoy he en-contrado dos. A saber: en la colecciónObras maestras del western estaba Gruposalvaje y en la colección Cine fantástico yde ciencia ficción estaba Hace un millónde años.

Bueno, a veces tengo que refrenar elinstinto consumidor porque es que me locompraría todo, así que hoy he decididollevarme sólo una de las películas.

Yo ya se que la película de Peckinpah esuna obra maestra, y que por tanto es mejorque la de los dinosaurios, pero es que enhace un millón de años sale Raquel Welch,o sea, un respeto.

Raquel Güer, como la llamaba AlbertMc Macarra, no es la mejor actriz del mun-do (para nada), ni es la más guapa (tam-poco), ni la más elegante (que va), pero esla que está más buena y ya está todo dicho.

Si ustedes leen el Hola, donde de vez encuando sale Raquel en traje de noche, ve-rán que está más fresca que una rosa. Hapasado un millón de años desde la películay la tía sigue como si nada. Se casó con untío feo y yo me alegré de lo más porque hayque darnos oportunidades a los tíos feos,no como esas que se casan con Ken Dia-mante. Las tías buenas con los tíos feos.

Me acuerdo yo, cuando era un niño in-fantil (que siempre fui precoz, hasta parapintar), que de camino a la Academia Jú-car me paraba en la esquina de las callesGeneral Goded y Pintor Andreu (todo estoque digo en Alzira) a ver la cartelera delcine Salomón donde estaba el cartel de laWelch con su biquini de piel de oso y nome quitaban de allí ni con aguarrás.

La película en sí, va, lo más emocionan-te es cuando el pterodáctilo le quiere le-vantar el sostén de piel de oso con el pico.Luego también está muy bien que todo esde color naranja y la Welch de naranja estáque se sale.

Fui a ver otra película porque vi el trái-ler y salía Raquel. Se titulaba Si quieres sermillonario no malgastes el tiempo traba-jando (lo que yo suscribo). Los protagonis-tas eran Peter Sellers y Ringo Starr. Era tanmala y tan destarifada que era muy buena.Raquel salía unos momentos haciendo ladanza del látigo, y estaba macho, bueno,que uno que no es masoca para nada (másbien lo contrario) le diría: va, Raquel, arré-ame un poco con el látigo, pero sin pasar-te, anda.

Pensándolo bien, si Raquel quiere dar-me con el látigo le suelto una galleta asípara que se ponga mimosa, que tambiénestá muy atractiva.

De modo que ya se imaginarán qué pe-lícula he escogido. Si a ustedes les dieran aelegir entre Raquel Welch y Ernest Borgni-ne, ¿con cuál se quedarían? A ver.

H

6| Levante EL MERCANTIL VALENCIANOVIERNES, 22 DE MAYO DE 2009

POSDATA�ARTE

Galería Muro. C/ Corretgeria, 5. 46001Valencia. � De lunes a viernes, de 10.30 a13.30 h. y de 17.30 a 20 h. Hasta el 30 demayo.

A lo largo de los últimos años, hemosasistido en el arte contemporáneo a unaconstante restitución de la abstracción,una reconstrucción de elementos y con-

ceptos extraídos tanto de la posmoderni-dad, como del histórico hilo conductor. Aveces introduciendo formas o composi-ciones «legibles» u otras veces lanzándosea la abstracción más pura. Sin embargo, esincuestionable que una y otra vez osadosartistas se reinventan un universo dondehabita el juego con el color, la escala y la di-versidad de perspectiva creando unascomposiciones en su mayoría híbridas enlas que confluyen diferentes espacios ytiempos. Resulta también curioso, cómo

van surgiendo incansablemente artistascon una cámara digital en mano o video-creadores reiterando siempre idénticosconceptos, adornándolos o por el contra-rio descarnándolos de cualquier ápice debelleza. Otras prácticas mucho más com-plejas y con un conocimiento más ávidopasan totalmente desapercibidas por es-tas nacientes cortinas de humo y relami-das seudofilosofías.

El artista tinerfeño Pedro Paricio (LaOrotava, ), respaldado por el prestigiosocrítico de arte Juan Manuel Bonet que lo ca-lifica «de lo más fresco y de lo mejor que hevisto últimamente en el arte español emer-gente», indaga por este universo de la abs-tracción. Paricio presenta en la galeríaMuro refinadas composiciones abstrac-tas que exploran la relación entre el colory el espacio. Obras de diversos formatos quevan creando mediante el desarrollo devectores, diagramas, goteos, indefinidas for-mas orgánicas, la libertad y la espontanei-dad del trazo, una serie de paisajes de losque tras, una apariencia caótica, va sur-giendo un ritmo propio. Mediante com-posiciones bidimensionales y tridimen-sionales que luego traslada a la tela, el pin-tor nos revela un mundo desconocido,abstracto e inédito a simple vista, que tor-na visible mediante la aplicación de capasde pintura que siguen un planteamientopreestablecido y que revelan un enfoquemuy físico de la pintura. Las capas se con-vierten aquí y allá en montículos y dotan ala composición de un contrapunto nece-sario sobre el cual se asienta nuestra miradadurante esa exploración de lo desconoci-do. Pinturas que, como defiende Bonet,mezclan geometría, un poco de orden a loJuan Uslé, un grafiti cercano a Keith Haring,organicismo y sicodelia, sin que falten porsupuesto gotas del viejo pop art.

Pero a Paricio no le interesa la narrati-vidad evidente, lo suyo es la pintura basadaen el color y el espacio; pintura sincréti-ca, eléctrica, estallada, caótica, callejera,cuyos campos de llamativos y ácidos co-lores, donde gobiernan los rojos, los ama-rillos, los verdes, los blancos y los azulesdeleitan al espectador con un exuberan-te resultado, y en el que la composición de-duce su ritmo de la yuxtaposición de es-tos colores y las capas, que aquí y allá seemplean y se estrechan, creando un efec-to muy óptico.

POR ROSA ULPIANO

Pedro ParicioEl color y el espacio

Galería Kessler-Battaglia. Pasaje Giner, 2.46003 Valencia. � De martes a viernes, de11 a 13 h. y de 18 a 20h. Sábados de 11 a 14 h.Hasta el 26 de mayo.

Que Vicente Ortí (Torrent, ) es unescultor versátil y altamente cualificadosería difícil negarlo: su trayectoria le sig-nifica así pese a no rendirse a tributos mo-dales y perseverar en lo suyo. Autor cuyosmateriales pueden ser la piedra, la made-ra o el metal, su trabajo continúa refi-riéndose a los iconos culturales más arrai-gados y conectados al primitivismo y susarcanos.

Si los últimos trabajos que recordamosabundaban en referencias eróticas repre-sentadas totémicamente —ya fueren refe-ridas a la feminidad o la masculinidad exal-tadas en grandes formatos—, ahora senos presenta reafirmando su condición decultor acérrimo de la tradición del objettrouvé que tanto bien hizo a las vanguar-dias (por más denostada que esté actual-mente a manos de la panacea del neo-conceptualismo), pero —incorporandosiempre elementos recuperados del mun-do utilitario rural para construir enseres su-

rreales— lo hace ahora a una menor escalaformal con un discurso casi revisionista deesa práctica que en el desecho rescatónuevos modos de ver. Sin renunciar al al-zamiento icónico, totémico, afín a inter-pretaciones alegóricas (inevitablemente in-herentes a las leyes escultóricas), Ortí re-

toma «la impronta de los golpes… las hue-llas del uso y del tiempo» de la forja, segúnsus palabras, para componer en el espaciopiezas que remiten a la pregunta primeray última del quehacer tridimensional: la ne-cesidad humana de su proyección materialen el mundo.

Pero en esta nueva exposición, el autoropta, en consonancia con el espacio, porexponer piezas intimistas que se prestanal desnudo escénico para provocar nuevasmiradas más orientadas al animismo de loque constituyen formas propias del ordende natura que sus correlaciones antropo-mórficas o ritualistas. De este modo, ob-servamos obras que girando sobre sí nosremiten a energías esenciales únicamen-te por su movimiento no necesariamenteidentitario; curvas que son necesariasproyecciones sin continuidad definitivacual arbóreas entidades de próximos fu-turos frutos; singulares articulaciones al-zadas ante una desconocida plenipoten-cia paisajística; obras paradojales en suscomponentes utilitarios presentadas comocamino de olvido; líneas exaltadoras de unvacío de componentes crípticamente má-gicos aunque exentas de ritualismo obje-tivo; sueños y pesadillas en busca de mi-radas ajenas a pertenencias culturales;imágenes que son y dejan de ser lo que po-drían aparentar…

De Vicente Ortí —a propósito de su he-terogénea trayectoria— se podría decir quees un médium a través del cual surge el po-der omnipotente de la naturaleza no sólo sinresistencias por su parte sino con la com-plicidad lúdica de quien encuentra identi-dad donde hay hipótesis. Todo ello, con laresolución plástica ya de todos conocida.

POR CHRISTIAN PARRA-DUHALDE

Vicente OrtíEsculturas veraces

Ortí sigue la tradición del «objet trouvé».

Las pinturas de P. Paricio mezclan geometría, organicismo y sicodelia.

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EXPOSICIONES

Aldo Iacobelli,Xisco Mensua,Chema López yMira BernabeuEsto es sólo unaaproximación

Sala La Perrera. C/ En Plom, 9, 1. 46001Valencia. � De lunes a sábado, de 17.30 a 20h. Hasta el 23 de mayo.

Exacto, esto es sólo una aproximación(como dice la única canción que me hacetilín de un grupo que no me gusta…), unaaproximación puntual a la vasta progra-mación desplegada por la Sala La Perrerahasta el momento, la misma que todavíano ha aparecido por estas páginas en el añoy pico que lleva sorprendiendo a propios ya extraños. Un acercamiento, en todo caso,para el cual me pongo además en esa po-sición de approach que ha planteado unhermenéutico Nacho March a cuatro ar-tistas muy conocidos por su trabajo, de so-

bra reconocibles por su obra: Aldo Iaco-belli, Xisco Mensua, Chema López y MiraBernabeu… O no tanto, en esta ocasión.

Claro, con esta posición que adopto de-bería escribir de un modo no identificable—difícil, difícil— poniendo a prueba la fi-delidad del lector como éstos artistas hacenpara con el espectador. Me explico: la pre-misa era practicar la desvinculación de laidentidad y de la autoría proponiendo untrabajo que no se reconociese ni adscribierafácilmente, a la primera, lo cual obliga a uninteresante discernimiento de las autoríasentre lo anónimo. No seré yo quien resuelvaeste juego de recepción que maneja tantolas expectativas de la mirada como la iden-tificación de lo visto… Pero me atrae mu-cho esa posible desaparición —ando yodesapareciendo— mientras nos pregun-tamos, aunque sea momentáneamente,¿esto de quién de todos es?

Alguno de los cuatro artistas ha pro-puesto obras como dos pequeños cuadros,en verde y como fotogramas, junto a un con-movedor vídeo para Debbie en el que un Ci-troën «dos caballos» que circula entre ro-meros tiene un percance nocturno conuna barra de pan. Otro ha planteado un bo-degón mural (con las flores de las portadasde varios compact discs) coronado por unasuerte de tabla de surf con la inscripción«todo es de colores» y la insistencia deunas moscas barrocas mientras se puede vi-

sionar una actuación de Lole y Manuel, enblanco y negro. Un tercero ha desarrolladoel merchandising de la exposición (postal,camiseta y chapa) y en referencia a la co-media de la vida ha manipulado imágenesde películas puestas junto con fotografías«conceptuales». Por último, la cuarta sor-presa estaba en un performance que durótoda la inauguración, mezcla del estatismode Gilbert&Georges, el travestismo de Rro-se Sélavy y el formalismo conceptual deArt&Language, sobre la multiplicidad delenguajes posibles en el arte contemporá-neo. Aproxímense, háganse las preguntaspertinentes y, como dice la postal de Sueñode una noche de verano (after Rimbaud), ex-clamen: «Oh, vous est également un autre!».

Ana YturraldeDetrás de la mirada

Sala La Metro. Estación de Metro Colón.Plaza de los Pinazo. Valencia. � Lunes, de 15a 20 h., de martes a viernes, de 11 a 14 h. ysábados, de 11 a 15 h. Hasta el 13 de junio.

Ana Yturralde nos da la bienvenida a suexposición con un texto escrito por ella enel que nos relata el descubrimiento du-rante su periplo por África de algo tan esen-cial como escuchar el silencio. No deja desorprender un tanto esta revelación al vi-sitante por cuanto que uno imagina queÁfrica es todo menos silencio.

Acostumbrados a seguir los programasdel National Geographic se tiende a ima-ginar este vastísimo continente como unaamalgama de sonidos que van desde losruidosos flamencos rosados que posados

a centenares en el lago van picoteando enbusca de comida, pasando por las trepi-dantes estampidas de cebras huyendo desus depredadores, y llegando a ciudades su-mergidas en un rugir de todoterrenos consus motores diesel, niños jugando y, portanto, gritando en la calle, vendedores vo-ceando sus mercaderías, y tambores y tim-bales dando ritmo a grupos de gente bai-lando y cantando en plena calle. Todo, me-nos silencio.

Probablemente por el mismo motivo,este continente no se concibe como no seaen technicolor; como si la conjunción delpaisaje, la luz y el calor influyeran para sa-turar específicamente allí los colores. Y así,el rojo sólo pudiera ser del tono de la san-gre y el amarillo el del implacable astro.

Esta fotógrafa valenciana ha querido, ylogrado, presentarnos otra África. Conenorme sensibilidad, Ana ha ido captandola belleza de esta tierra a través de los ros-tros de sus habitantes, en los grandes ojosde sus miradas, en los hermosos rostros deniñas y mujeres, en la perfección de sus fac-ciones. Cada ser humano, cada persona queno personaje, es una voz callada de África,atrapada bien en un momento de reflexión,bien en un estado de abatimiento, otras ve-ces mirando directamente a la cámara ypreguntándose por qué.

Fotografía tras fotografía, unas veces conel dramatismo que la utilización del blan-co y negro proporciona, otras con suaves to-nalidades de color, se nos van relatando lashistorias de estos niños de la calle, de ex-presión dura unas veces, otras de tremen-do desconsuelo, retratos de mujeres rode-adas de pobreza y, sin embargo, tan dignascon sus impolutas blancas vestimentas,jóvenes de una belleza insultante cuyoúnico destino sea quizás venderse, hombresque observan el horizonte y se preguntan simás allá podrían conseguir una vida mejor.Muy pocas sonrisas. Y sí, mucho silencio.

POR ISABEL PÉREZ

POR RICARDO FORRIOLS

7Levante EL MERCANTIL VALENCIANO | VIERNES, 22 DE MAYO DE 2009

ARTE�POSDATA

Como un altar pagano, El cuernode la tele-abundancia de Óscar Mora—una tele-escultura realizada a basede apilamiento de objetos donde pre-dominan los televisores— representalas sobras de la sociedad del exceso,donde los viejos ídolos muestran susúltimas funciones inservibles.

ÓSCAR MORAInstalaciones

Magatzems wall&video.C/ Turia, 53. 46008 Valencia. � Demartes a jueves, a partir de las 18 h.Viernes y sábados, desde las 19 h.Hasta el 30 de mayo.

Ernesto Casero, Jesús Albaladejo,Carlos Domingo (autor de la imagensuperior), Raquel Sepúlveda, SergioLuna, Anna Sanchis, Lucía Hervás yJarr son algunos de los más de 30 ar-tistas que interpretan con sus obrasplásticas las fábulas, la literatura y eluniverso de la Ilustración.

FABULARTEPintura

Museu Valencià de la Festa.C/ Nou del Convent, 71. 46680Algemesí. � De martes a sábados,de 18 a 21 h. Domingos, de 11 a 14 h.Hasta el 31 de mayo.

El joven artista cubano RubénFuentes (Cuba, 1980) presenta Y esasombra? —Es tu luz en la tienda dedecoración y arte Impulsión. Fuentesrealiza un cuidadoso juego de luces ysombras que se proyectan sobre losobjetos y los cuadros rompiendo labidimensionalidad.

RUBÉN FUENTESInstalación

Impulsión Deco Art.C/ Turia, 54. 46008 Valencia. � Delunes a viernes, de 10 a 14 h. y de 17 a20 h. Sábados con cita previa.

Línea de playa, de F. Herráez, esuna muestra de fotografías casi siem-pre en blanco y negro; el artista pre-fiere plasmar las personas «en su en-torno natural», por eso sus imágenesestán repletas de toreros rurales,procesiones campestres, viandantespueblerinos o bañistas en el mar.

FERNANDO HERRÁEZFotografía

Foto-Galería Railowsky.C/ Gravador Esteve, 34. 46004Valencia. � Horario comercial.

Rubén Acosta (Lanzarote, 1976),con su fotografía Polis (en la ima-gen), expuesta en el stand de My Na-me’s Lolita Art en la pasada feria Ma-drid Foto, ha sido el ganador del pre-mio Acciona 2009 de Fotografía so-bre Sostenibilidad. Una crítica a unmodelo de desarrollo poco humano.

RUBÉN ACOSTAFotografía

Galería My Name’s Lolita Art.C/ Avellanas, 7. 46003 Valencia.�

La sala Nadir presenta una exposi-ción de Manolo Valdés. Se trata del Li-bro carpeta basado en el Burlador deSevilla de Tirso de Molina, con partitu-ras del Don Giovani de Mozart: diezgrabados a color, estampados sobrepapel hecho a mano en una tirada de120 ejemplares numerados y firmados.

MANOLO VALDÉSGrabados

Galería Nadir. Plaza San Nicolás,3, bajo. 46001 Valencia. � De lunesa viernes, de 11 a 13.30 h. y de 18 a 20h. Sábados por la mañana con citaprevia. Hasta el 5 de junio.

Ana Yturralde capta la belleza de África a través de los rostros de sus habitantes.

«Homenaje a Rose Sélavy», de uno de los artistas que ocultan su autoría en «Approach».

Page 8: El Oeste americano de la Gran Depresión visto «Niños ... · CRÓNICAS DE LA ARGELIA DEL XIX 3 Guy de Maupassant ... Bob Dylan. El oficio de narrador, esto es, el trabajo de contar

Un hombre de avanzada edad llamadoNorfolk, cortador de setos, ha sidoencontrado muerto cerca de la poblaciónde Lower Quinton, con el cuelloatravesado por su propia horca y unapodadera hundida en el vientre. Edith, lahija del muerto, les muestra un grabadode Oliver Cromwell, que su padre recibióen un sobre antes de morir. MientrasHolmes investiga, se producen másasesinatos. Un tal doctor Bayliss,fisiólogo, ha sido brutalmentedecapitado en Swanscombe, y unabogado ha sido estrangulado enWhitechapel.

n coche nos esperaba en la es-quina. Acabábamos de sen-tarnos cuando el conductorfustigó a su caballo, y nos lan-

zamos al trote bajo una ligera lluvia, endirección al East End.

—Le agradezco que nos haya avisado,Lestrade —dijo Holmes—. A veces vienebien una escapada como esta, para re-cordar que el crimen nunca duerme, nisiquiera de noche. Por suerte, yo soy desueño ligero.

—Diga más bien que siempre está máso menos despierto —le corregí, recor-dando las muchas veces que lo había cre-ído dormido, tumbado en el sofá, y depronto me había sorprendido con un co-mentario agudo o la solución repentinade un caso enrevesado.

—La verdad es que para mí no ha su-puesto ningún esfuerzo pasar a recogerles—comentó Lestrade—. Iba de caminocuando recordé su afición por las armas in-sólitas, señor Holmes. ¿Y qué arma más in-sólita que la faja o dogal que los thugs lle-van en la cintura y con la que estrangulan asus víctimas?

—Sí que es insólita —admitió Holmes—.Sobre todo en este país, donde no constaque los thugshayan actuado nunca.

—De ahí lo original del caso —explicóLestrade, ufano—. Pero permítanme queles ponga al corriente. A la una y diez de lamadrugada, un policía encontró el cuerpode un hombre a una treintena de metrosdel fumadero de opio que hay en CastleAlley. Es un callejón largo y estrecho, queda a Whitechapel High y que corre paraleloa Goulston Street.

—Conozco el lugar —dijo Holmes, conalgo de impaciencia, y echó una carcajadaal ver mi expresión—. No tema, Watson.Conozco el fumadero por motivos de tra-bajo. Aún no he añadido el opio a la lista deesas pequeñas debilidades mías que tantole exasperan. Pero siga, por favor.

—El policía tocó el silbato —continuóLestrade—. Enseguida llegó su sargento,con quien había hablado pocos minutosantes. El cuerpo aún estaba tibio. Tan tibioque, creyendo que podrían salvarlo, le qui-taron la faja del cuello.

—Lástima —masculló Holmes—. Mehabría gustado estudiar ese nudo.

—Luego, cuando se dieron cuenta deque había muerto, le registraron los bolsi-llos y encontraron en su cartera unas tarje-tas de visita a su nombre.

Holmes hizo una mueca de disgusto.—¿Cuántas veces he de aconsejarle,

Lestrade, que instruya a sus hombres paraque dejen de tocarlo todo? Es importantemantenerse lejos de las pruebas, en la me-dida de lo posible, para no alterarlas.

Parecía a punto de decir algo más, perose quedó absorto en sus pensamientos, y niel inspector ni yo nos atrevimos a seguirhablando.

Aquí y allá flotaban jirones de niebla, ylas farolas del alumbrado proyectaban undébil brillo circular sobre las aceras. A laluz de aquel brillo veíamos pasar desde elcoche sombras furtivas y gentes de todotipo: hombres elegantes que regresaban desus juergas, mujeres ojerosas que hacían lacalle, niños que dormían amontonados enel suelo.

Al esplendor de la City sucedió la mise-ria de Whitechapel. Al pasar por una suciaplazoleta atisbamos una pelea de borra-chos, pero teníamos prisa y no nos detuvi-mos hasta llegar a la entrada de un callejónsórdido y gris.

El policía y el sargento custodiaban elcadáver, que estaba tendido boca arriba,con los labios entreabiertos y los ojos ce-rrados. Llevaba levita y pantalones de colorclaro. Junto a sus hombros yacía, arrugada,la faja que los policías le habían quitadodel cuello, y a sus pies se veía un sombrerode copa bien cepillado.

Para nuestra sorpresa, Holmes no seacercó al cadáver inmediatamente. Reco-rrió el callejón muy despacio, pasó junto almuerto sin mirarlo y siguió adelante, haciael extremo opuesto.

El fumadero de opio, reconocible poruna luz roja, estaba entre una tienda deropa usada, resguardada por una verja, yuna taberna. Más allá de la taberna habíauna serie de viviendas. Y en la acera de en-frente, en el umbral de una puerta, unamujer dormía con un niño en brazos, juntoa una tetera y una taza. Aquella mujer, lospolicías y nosotros parecíamos ser los úni-cos ocupantes del callejón.

Holmes la despertó, intercambió conella unas palabras que no oímos y le diouna moneda. Luego volvió a pasar junto ala luz roja, se detuvo ante la tienda de ropausada, miró hacia el interior, soltó una ex-clamación y abrió la verja de un golpe.

Vi cómo reunía con sumo cuidado unmontoncito de polvo gris del suelo y se lo

guardaba en un sobre pequeño, que lleva-ba en el bolsillo.

Sólo entonces se acercó al muerto, seinclinó sobre él y lo examinó, desde el ca-bello desgreñado a las suelas de los zapa-tos. De pronto, como en un gesto de súbi-ta inspiración, le alzó los párpados, com-probó la contracción de las pupilas y vol-vió a cerrarlos.

Se dirigió al policía.—No le ha dado la vuelta al cuerpo, ¿ver-

dad? —le preguntó.—No, señor, ya estaba así, boca arriba,

cuando lo encontré.—Es lo que pensaba.Pasó a continuación a examinar la faja,

que tenía varios nudos, llevaba un estam-pado de puñales y zapapicos y era de algo-dón indio. Con un gesto de displicencia, sela entregó a Lestrade.

—Sin duda, es auténtica. De momento,no puedo decirle más. Pero sería muy inte-resante que, cuando informe a su familiadel triste suceso, intente averiguar si el se-ñor Walton recibió en los últimos tiemposun sobre grande, con un grabado en el in-terior que representa a Oliver Cromwell.

Pude darme cuenta, por la expresión delinspector, de que empezaba a sospecharque mi amigo estaba completamente loco.

Como el forense aún no había llegado, yLestrade tenía que hacer varias diligencias,lo dejamos allí y nos volvimos a Baker Stre-et en el coche.

A diferencia del sueño de Holmes, elmío es tan profundo como el de las pie-dras. Cuando a la mañana siguiente medesperté, ya era media mañana, y tuve quesufrir la regañina habitual de la señoraHudson, que se negaba a servirme el des-ayuno tan tarde.

—Señor Watson —me dijo—, pase poresta vez. Pero le aseguro que la próximavez que se levante a estas horas se queda-rá en ayunas, o tendrá que buscarse unrestaurante.

Holmes, como cabía esperar, había sali-do temprano, sin decir cuándo volvería.

Pasé el resto del día intentando encon-trar una posible solución a los tres asesina-tos que investigaba mi amigo, pero ni si-quiera llegué a relacionarlos. Porque, ¿quépodían tener en común la muerte de unpodador de setos jubilado en una colina deLower Quinton, la de un fisiólogo aficiona-do a la caza en un bosquecillo de Swans-combe y la de un abogado aficionado alopio en una sórdida calleja del East End?

Ni siquiera la relación con el grabado deCromwell me parecía evidente. Claro queel grabado había estado presente en losdos primeros asesinatos, y que la letra delsobre que le habían enviado a Norfolkcoincidía con la de la nota sobre Perro Grisque habían dejado junto al cadáver deBayliss. Pero faltaba por ver que hubieseun grabado en el asesinato de Walton y, entodo caso, se me antojaba más bien unapista falsa, ideada para confundir a la poli-cía o a los investigadores.

Holmes tampoco se presentó a la horadel almuerzo, ni a la de la cena.

Hacia las nueve llegó Lestrade, frotándo-se las manos. Pareció algo desilusionado alno encontrar a mi amigo, pero enseguidame dio cuenta de sus éxitos.

—Caso resuelto —dijo—. Anoche mon-tamos un dispositivo de vigilancia y fuimosinterrogando a todos los que salían del fu-madero. Ya parecían haberlo dejado todos,pero hicimos un registro y encontramos aun indio de blanco turbante, que presentóresistencia. Aún no ha confesado, pero lohará pronto.

Le ofrecí un cigarro, y le pregunté por elgrabado.

—¡Ah, me olvidaba! No sé qué diablospuede importar ahora, pero la señoraWalton nos ha dicho que sí, que hacepoco le llegó a su marido un sobre con ungrabado antiguo. Ignoro si era de Crom-well. La pobre estaba demasiado destro-zada, y francamente…

Se interrumpió, porque Holmes acaba-ba de entrar por la puerta. Parecía fatiga-do, pero en su mirada había un brillo desatisfacción.

—¡Ya puede felicitarme! —se jactó Les-trade, y le contó, con todo lujo de detalles,cómo había resuelto el caso.

Holmes escuchó pacientemente, mien-tras fumaba una pipa.

—Me alegro por usted —le dijo cuan-do concluyó—, pero le ruego que libere aese hombre cuanto antes. Por la descrip-ción que me ha dado de él veo que setrata de mi buen amigo el señor Dasgup-ta, que sólo habla hindi, y es el dueñodel fumadero.

—Pero entonces… —se levantó Les-trade.

—No se preocupe —le tranquilizó Hol-mes—. El caso, o los casos, porque en reali-dad es uno y son tres al mismo tiempo, estáresuelto. Si mañana tiene la bondad de pa-sar por aquí a esta misma hora, le expon-dré la solución. Por lo demás, si me discul-pan, también yo necesito descansar unpoco a veces.

Y, diciendo estas palabras, se retiró a sudormitorio.

(Continuará)

U

Resumen del episodio anterior

CAPÍTULO VII

pd PosdataSuplemento semanal de cultura

UNA NUEVAAVENTURA DESHERLOCKHOLMES

Editorial Prensa Valenciana, S. A. DIRECTOR Ferran BeldaCOORDINA Arantxa [email protected]

El caso de loshombresdecapitados

¿Qué podían tener en común la muertede un podador de setos jubilado, la deun fisiólogo aficionado a la caza y la deun abogado fumador de opio?

Vicente Muñoz Puelles

LA CALLE DE LAS COMEDIAS

«Thugs» estrangulando a un viajero con una faja o dogal. LEVANTE-EMV